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Ediciรณn Especial


Alfredo Lafuente Ibarreche Presidente del Patronato

Editorial

Dirk Glas Director Nacional Diana Rosales Espinosa Directora de Desarrollo de Fondos y Comunicación EQUIPO EDITORIAL Coordinación: Tania Moctezuma Curiel Diseño y Edición: GRAFOSCOPIO Editor: Janet Delgadillo Bautista Colaboradores Nacionales: Fernanda Méndez Urban Corresponsales Locales: Esmeralda Barroso (AISOS Ciudad de México) Jesús Flores (FF Huehuetoca) Rosa Hernández (FF Tehuacán) David Venegas e Ivonne Villa (AISOS Morelia) Viridiana González (AISOS Tuxtla) Antonio López y Graciela Aguilar (FF Comitán) Aida Cruz y César Mendoza (AISOS Comitán) Berenice Castro (AISOS Tijuana)

NOTISOS es una publicación bimestral de Aldeas Infantiles SOS México, su utilización es únicamente con fines informativos, por lo que se prohíbe su reproducción total o parcial sin previa autorización. *AISOS: Aldea Infantil SOS *FF: Fortalecimiento Familiar

Estimados colaboradores y colaboradoras, Gracias a la visión de Hermann Gmeiner, nuestro fundador desde hace 70 años hemos cambiado la vida de millones de niños, adolescentes y jóvenes en el mundo, que hoy cuentan con una familia, un hogar y la dicha de tener una mejor vida. No ha sido un camino fácil, hemos tenido que enfrentar muchos cambios y retos, que en un principio nos causaron temor e incertidumbre, sin embargo el compromiso y entrega de cada uno de ustedes nos permite seguir trabajando por lo más importante; los niños, adolescentes y jóvenes que participan en cada uno de nuestros programas. El trabajo que ustedes realizan es un ejemplo de esmero y calidad, porque todos los días buscan mejorar, simpatizan y escuchan a las familias para apoyarlas en las adversidades que se les presentan, motivan a los adolescentes y jóvenes para que construyan el futuro que desean. Además logran que otras personas generosas nos ayuden a garantizar el derecho de los niños y niñas a vivir en familia. Para reconocer su labor, en esta edición especial de nuestra revista interna queremos compartirles algunas historias de cada uno de los programas. Esto es muestra de que no importa cuántos retos debamos enfrentar, siempre encontraremos fuerza para lo que nuestro fundador creó, hace 70 años, siga rindiendo frutos. Quiero agradecerles por ser parte de esta misión que todos asumimos con responsabilidad y por llevarlo a cabo en sus acciones diarias. Gracias por ser la guía y apoyo de los niños, adolescentes, jóvenes y sus familias. Reciban un fuerte abrazo y disfruten de esta edición.

Dirk Glas Director Nacional


Historias SOS

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Hace 70 años, Hermann Gmeiner, fundador de Aldeas Infantiles SOS decidió cambiar la vida para millones de niños y niñas en el mundo, que han perdido el cuidado de sus padres, y así darles la oportunidad de crecer en un hogar cálido, con una familia que les brinde amor y protección.

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En esta ocasión, te traemos una edición especial del Notisos, para seguir celebrando nuestro 70 aniversario en el mundo. ¡Maravíllate e inspírate con estas Historias SOS!

La abuela Isabel A finales de la década de los 80, Isabel escuchaba la radio y durante los anuncios comerciales apareció uno de Aldeas Infantiles SOS que buscaba a mujeres que quisieran ser mamá SOS, lo que hoy conocemos como cuidadora SOS, sin dudarlo llamó y se postuló para la vacante, pero la rechazaron cinco veces. Fue hasta el sexto intento cuando la aceptaron y durante más de 20 años brindó amor y protección a 56 niños y niñas, a los cuales educó, cuidó, aconsejó y amó por igual. Un día uno de ellos le preguntó: -“¿Por qué tardaste tanto en llegar aquí?”- A lo que ella respondió: -“Ay hijo, tú no te imaginas cuánto tuve que esperar para ser mamá y cuánto te esperé a ti”-. Isabel dedicó su vida a cuidar a sus padres, hermanos y sobrinos, dentro de sus planes no estaba el ser madre, pero eso cambió cuando llegó a Aldeas Infantiles SOS, porque descubrió que el amor más incondicional y sincero es el de una mamá.

La familia permanece unida Pedro es padre de familia de tres niños, perdió a su esposa cuando ella dio a luz, ya que previamente le habían diagnosticado neumonía y debido a las carencias económicas, no pudo ser tratada a tiempo.

Cuando Pedro quedó viudo, tenía miedo de no ser un buen padre, ya que desconocía los cuidados que debía tener con su hijo recién nacido, nunca antes se había preocupado por ello, porque su esposa lo hacía. -”Ya sé que estoy muy grande para criar a un niño pequeño, pero quiero ayudarte, porque sería muy triste que los abandones y que cuando crezcan piensen que no los quisimos”- estas son las palabras que pronunció la mamá de Pedro para alentarlo a cuidar de sus hijos y seguir siendo una familia. Semanas después de la muerte de la esposa de Pedro, el Programa de Fortalecimiento Familiar Comitán comenzó a trabajar en su comunidad para apoyar a las familias en el desarrollo integral de los niños, esto permitió que él pudiera realizar sus actividades laborales en el campo, aprendiera sobre el cuidado de sus hijos y lo más importante no se rompieran los lazos familiares.


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Historias SOS El poder del amor de una familia “Osmar unió a la familia, para todos fue una gran bendición recibirlo en casa y darle el amor que merecía”- Regina, cuidadora SOS.

Cuando Osmar llegó a la Aldea de Comitán, los doctores les advirtieron que probablemente no podría ver, caminar o hablar, ya que tenía una malformación en su cabeza. Desde entonces, Regina visitó a varios médicos, pero ninguno pudo darle una valoración precisa sobre la condición de Osmar, hasta que viajó a la Ciudad de México donde le diagnosticaron el Síndrome de Crouzon con Harper. Antes de que Osmar celebrara su cumpleaños número cuatro, ingresó al quirófano por una cirugía que duró más de 10 horas. Cuando Regina vio al médico tuvo mucho miedo, porque le dijo –“No sabemos qué pasó, pero necesitamos operarlo otra vez y tiene que dar su consentimiento”-. De eso ya han pasado cinco años, hoy Osmar es un niño que corre, brinca, juega y sigue maravillándose de la vida como cualquier otro niño de su edad. Aún asiste a diversas terapias que contribuyen a su desarrollo integral, va a la escuela, está rodeado del amor de su familia y lo más importante disfruta de una infancia feliz.

Superando el miedo -“Cuando no tienes acceso a la educación, te sientes perdida y la gente se aprovecha. Si el marido te dice que no puedes salir, no lo haces”- esto es lo que comenta Marcela cuando le preguntan cómo es vivir en una comunidad rural.

Marcela heredó desde niña el conocimiento de la elaboración de artículos de barro bruñido, una técnica de origen prehispánico. Se casó muy joven y tuvo que buscar el sustento económico para su familia, el cual encontró en la creación de artesanías. Hace cinco años comenzó a participar en el Programa de Fortalecimiento Familiar en Tehuacán, el cual tenía como objetivo impulsar el trabajo de las artesanas como Marcela, a través de diversas capacitaciones y la compra de equipamiento los procesos y la calidad de las artesanías mejoraron, lo que contribuyó a promover la sostenibilidad del centro comunitario y de las familias. Marcela no solo participó en las capacitaciones para mejorar en la elaboración de artesanías, sino también aprendió temas de equidad de género y de derechos humanos.

-“Cuando conoces tus derechos, dejas de tener miedo. Aprendí que como mujer valgo mucho, a respetarme y respetar a los hombres. Cuando dejas de tener miedo, hablas, pero no para enfrentarte a alguien, sino para dialogar”expresa Marcela, una mujer artesana y madre de familia que vislumbra en su futuro la oportunidad de compartir sus conocimientos sobre la elaboración de artesanías.


Historias SOS

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Los lazos que nos unieron Hace 15 años llegó un grupo de ocho hermanos biológicos a la Aldea de Tijuana para encontrar el amor incondicional de Laura, quien se convirtió en su cuidadora SOS.

Jesús, Andrea, Alejandra, Yadira, Mayra, Alejandro, Rodrigo y Emmanuel encontraron un hogar para crecer y seguir fortaleciendo sus lazos familiares acompañados por Laura, que los cuidó cuando estaban enfermos, los ayudó a hacer tarea, asistió a los festivales del Día de la Madre, aplaudió sus logros y los aconsejó en los momentos difíciles.

garantizar el bienestar de Mayra, Alejandro, Rodrigo y Emmanuel, a finales del 2018 se convirtieron en una familia social y su sueño se hizo realidad, vivir juntos en casa de Laura.

Todos esos recuerdos compartidos, los hizo soñar con la posibilidad de un día vivir fuera de la Aldea. Tras haber realizado diversas evaluaciones para

De eso, ya ha pasado casi un año y su relación familiar es muy buena, siguen compartiendo anécdotas que reflejan los lazos que construyeron con alegría, respeto, lealtad y amor incondicional de unos a otros.

Sonríe ante las adversidades Monserrat tiene 14 años, está diagnosticada con parálisis cerebral, llegó a la Aldea de Tuxtla, la única

que atiende a niños, adolescentes y jóvenes con discapacidad en América Latina, cuando tenía cuatro años de edad. Al principio era una niña muy retraída y no le gustaba estar rodeada de personas, el primer reto para el equipo psicopedagógico fue conocer su diagnóstico médico para establecer un seguimiento que le garantizara una mejor calidad de vida y que le permitiera construir lazos con su familia SOS. Para Monse, su nuevo hogar se convirtió en la posibilidad de autodescubrirse, darse cuenta que su discapacidad no es un impedimento para desarrollar habilidades y capacidades que la han llevado a tener una infancia y adolescencia feliz. A ella le gusta que la traten como a cualquier otra adolescente, es vanidosa y coqueta. En casa ha aprendido a hacer actividades que la ayudan a ser más independiente, como doblar su ropa, limpiar la mesa, cepillar sus dientes y está aprendiendo a comer sola, no ha sido fácil, pero siempre se esmera. Gracias al apoyo de su cuidadora SOS, ha logrado dar pequeños recorridos a pie, lo que representa un gran avance y siempre lo celebra con una sonrisa, que tanto la caracteriza.


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Historias SOS Rompiendo nuestras propias barreras

Todos los niños y adolescentes que vivimos en cada una de las Aldeas

Cuando ganamos nuestra primera competencia, nos sentimos muy felices, ahí supimos que teníamos que esforzarnos más, nos convertimos en un equipo autodidacta, unido y propositivo.

La historia que nos unió a nosotros, comenzó con un robot al cual debíamos programar para realizar diversas misiones en las competencias de First Lego League. Participar en los torneos de robótica no fue tarea fácil, porque nuestro conocimiento del tema era poco, el trabajo en equipo y la comunicación no fluían, además no reconocíamos la importancia de este proyecto.

Cada torneo en First Lego League nos enseñó a superar adversidades, sin contar con el mejor robot o coach, logramos obtener el reconocimiento por nuestro trabajo. Aún soñamos con participar en una competencia internacional y así enseñar a las futuras generaciones del equipo que los sueños sí se hacen realidad.

tenemos historias muy parecidas, eso nos une como familia.

Equipo de Gmeiner Bots.

El sueño de ver a mamá En 2015, David salió de su casa junto a sus dos hermanas, su intención era llegar a Estados Unidos.

La violencia que vivía en Honduras y su casa fueron la razón por la que decidió emprender ese viaje para reencontrarse con su mamá y vivir junto a ella el sueño americano. Pasaron varios días caminando, escondiéndose de la policía y buscando refugio por las noches. Cuando cruzaron el río, David cargó a su hermana Scarlet de cuatro años en sus hombros, ella se aferró a él con todas sus fuerzas, en ese momento tuvieron mucho miedo de no llegar al otro lado. Lograron llegar a la frontera sur de México, pero fueron detenidos y traslados a una estación migratoria, parecía que todo iba a terminar ahí y que los regresarían a su país. Su historia tuvo un rumbo diferente, ellos vivieron en la Aldea de la Ciudad de México por casi un año, contaron con el apoyo de una familia SOS, hicieron amigos que los recibieron con los brazos abiertos, disfrutaron de momentos felices hasta que por fin se reunieron a lado de su mamá para construir recuerdos familiares inolvidables.


Historias SOS

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Una segunda oportunidad De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) cuatro de cada diez niños de 5 a 17 años que trabajan en México, no asisten a la escuela.

Rodrigo solo tenía siete años de edad cuando salía de su casa para ir a trabajar y así poder alimentar a sus tres hermanos. Debido a la responsabilidad que asumió dejó de ir a la escuela, mientras otros niños jugaban y hacían tarea, él trabajaba en el mercado, hacía labores de jardinería o se ocupaba en cualquier otro oficio para obtener dinero. -“Cuando vivía con mis papás todo el tiempo estaba preocupado por mis hermanos, desde pequeño tuve que cuidar de ellos. Recuerdo que cuando llegué a la Aldea, me sentí tranquilo, porque mis hermanos estaban felices. Mi hermana la más pequeña no vivió lo mismo que yo”- expresó Rodrigo de 19 años de edad. Su infancia no fue fácil, Rodrigo tuvo que aprender a trabajar, antes que a leer o sumar. Sin embargo, hoy es un joven comprometido y disciplinado, que busca tener un mejor futuro y algún día formar una familia y ser un buen padre.

Un espacio de recuperación -“A través de estos talleres se marca una diferencia en esta

población tan vulnerable. Cuando recién se integran los niños a las actividades son retraídos y hasta temerosos, pero conforme avanzan las semanas, se vuelven más participativos, se ríen y asombran, se permiten volver a ser niños. Viven su infancia otra vez”- mencionó uno de los psicólogos que participaba en el pabellón de ayuda a personas en situación de movilidad. A finales de 2018, una caravana de migrantes centroamericanos llegó a México, se calcula que arribaron seis mil personas, entre los que se encontraban niños y adolescentes no acompañados, mujeres y familias completas que salieron de sus países debido a la violencia, inseguridad y pobreza. Ellos se han expuesto a situaciones que no imaginaron vivir porque sus contextos los han obligado a dejar su hogar y a olvidarse de lo que significa ser niño. Pero, la etapa más importante del ser humano es la infancia, por tanto, no importa de qué país provengan, los niños deben jugar, pintar, correr y reír.

Desde diciembre de 2018, en Tijuana se creó un pabellón que brinda ayuda a niños y adolescentes migrantes, en él se trabaja su recuperación psicoemocional a través de actividades lúdicas como dibujo, canto y juegos. Como parte de este proyecto, un grupo de psicólogos y talleristas acuden a diversos albergues de la ciudad para que los niños migrantes, que viven en situación de movilidad, se sientan seguros, protegidos y reconstruyan su identidad como niños. Porque NO importa de qué país provengan, los niños son solo niños.


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Historias SOS Una infancia triste no determina la vida

La historia de María, no es muy diferente a la de mayoría de las niñas que

viven en las comunidades indígenas de Chiapas. Es que ser indígena y pobre, implica que desde antes de su nacimiento sus derechos sean vulnerados. A María le fue negado su derecho a la salud y educación, pese a que ella tenía deseos de estudiar, pero los usos y costumbres imperantes en su comunidad no lo permitieron. Creció bajo un hogar lleno de violencia, donde le dijeron que ella no servía para nada.

Su nueva familia le brindó protección, respeto y amor, esto le devolvió la seguridad en sí misma y la impulsó para darse cuenta que su pasado no determina su futuro y llegará tan lejos como ella quiera.

Sin duda, esas palabras dejaron una huella muy profunda en ella, tanto que cuando llegó a vivir a la Aldea de Comitán no podía controlar su temperamento y no confiaba en las personas, sin embargo, tener una familia SOS le cambió la vida.

En definitiva, el apoyo de Aldeas Infantiles SOS le devolvió la seguridad, confianza en sí misma, autonomía y su resiliencia. Como muy bien expresa el neurólogo, psiquiatra y psicoanalista Boris Cyrulnik en su libro Los patitos feos: -“Una infancia infeliz no determina la vida”- y María ha sido un claro ejemplo de ello.

Un viaje inolvidable “Me siento muy feliz porque deseaba mucho hacer realidad este sueño. Además, cumpliré uno de

mis objetivos, que en la Aldea aspiren a nuevos retos y sepan que sí se puede, para que aprovechen las oportunidades que se les presentan, porque son experiencias que nadie borrará”- eso fue lo que comentó Marimar cuando supo que la habían aceptado en el programa de voluntariado internacional. El programa en el que fue aceptada, es un proyecto con jóvenes de México y Alemania que busca generar alternativas y abrir espacios de colaboración con organizaciones del país europeo. En el voluntariado Marimar está adquiriendo herramientas que le permitan crear espacios de cuidado y atención a niños en situación vulnerable, ella desea ser educadora, por eso el programa organizado por Ts’ununetik México y Zudvögel-Granxrn überwinden e.V. es una gran oportunidad para que a su regreso comience sus estudios universitarios implementando todo lo aprendido durante su estadía en Alemania. Marimar pronto regresará a México junto a su familia SOS que la espera con los brazos abiertos y están entusiasmados por conocer las increíbles anécdotas que vivió en el viejo continente.


Historias SOS

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Los sueños sí se hacen realidad Ignacio llegó a la Aldea cuando tenía seis meses de edad, era el menor de cinco hermanos, todos

ellos necesitaban de la protección y el amor de una familia. Soledad, fue la cuidadora SOS encargada de recibirlos y ser guía y apoyo. Juntos pasaron muchas navidades, festejaron cumpleaños y vivieron momentos importantes junto a las otras familias SOS. En 2012, Soledad se jubiló tras haber trabajado 15 años en la organización, en ese entonces Ignacio aún era menor de edad, pero el vínculo con Soledad, a quien considera su mamá, era tan fuerte que decidió irse a vivir con ella y juntos comenzar una nueva etapa en sus vidas. Gracias a su mamá, el descubrió que quería estudiar la carrera de estilismo, cuando la veía cortar o pintar el cabello, porque le gusta ver cómo cambiaban su apariencia. Ese momento fue determinante para que Ignacio construyera su proyecto de vida. Con el apoyo económico que recibió del programa de padrinazgo internacional abrió su salón de belleza, y ya cuenta con una amplia cartera de clientas que acuden a él para cambiar su imagen. En este proceso, Soledad fue un pilar muy importante para él, porque lo acompañó de principio a fin, su cariño y confianza lo inspiraron para hacer realidad su sueño.

La importancia de estar para ellos “E

- llos me enseñan algo todos los días, he aprendido a comunicarme con cada uno y siempre me alegra poder ver en sus ojos que se sienten amados”-. Patty, cuidadora SOS. Patty tiene cuatro hijos biológicos y después de criarlos creyó que ser mamá era una tarea fácil, por tanto, cuidar a niños no sería complicado, pero ese pensamiento cambió cuando llegó a la Aldea de Tuxtla donde viven niños, adolescentes y jóvenes con y sin discapacidad. Todos los días se levantaba muy temprano a preparar 30 litros de papilla para Jordy, Brenda, Jennifer, Mónica, Juliana y Alejandra, ya que todos se alimentan por sonda. Al principio estaba muy temerosa, porque todos ellos

tienen parálisis cerebral y requieren de cuidados especializados, pero su dedicación y compromiso es tan fuerte que hizo frente a su nuevo reto laboral. Patty ha aprendido a reconocer cada uno de sus gestos, celebra los avances que tienen, pasa la noche a su lado cuando algo va mal, los hace sonreír con sus caricias y les recuerda que los quiere.


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Historias SOS

Volviendo a mis raíces Hace casi 10 años, un grupo de siete hermanos fueron separados de sus

padres biológicos, ya que ellos atravesaban una situación legal complicada que les impedía hacerse cargo de sus hijos, por ese motivo llegaron a vivir a una Aldea Infantil SOS. Después de tres años de estar separados, Ricardo, el papá de María, Laura, Francisco, Isiberia, Pedro, Paul y Rigoberto, se reencontró con sus hijos, fue un momento lleno de muchas emociones. La familia recordó los tiempos que pasaron juntos cuando vivían en su pueblo natal, el cual se ubica en la Sierra de Oaxaca. A partir de ese momento, el papá mostró interés de que sus hijos fueran a vivir con él y su esposa al pueblo que los vio nacer, para ello el equipo psicopedagógico de la Aldea realizó diversos estudios durante un año para garantizar que Ricardo y su esposa Angélica contaran con las condiciones necesarias para cuidar de sus siete hijos.

Es así como el grupo de hermanos visitó el lugar donde nacieron para estar en contacto con sus raíces y costumbres, y lo más importante regenerar el vínculo con sus padres. Después de dos años del reencuentro que tuvo la familia, María, Laura, Francisco, Isiberia, Pedro, Paul y Rigoberto regresaron a su casa con sus papás para estar juntos y no volver a separarse.

Camino a la independencia María tiene 32 años y siete hijos. Cuando le preguntaban ¿Cuántos más piensas tener?,

su respuesta era: -“Los que Diosito quiera. Yo ya no quiero, pero me da miedo la operación y no sé si hay otras maneras de que las mujeres no tengan más hijos.”Desde que el programa de Fortalecimiento Familiar comenzó a trabajar en la comunidad de El Refugio se dio prioridad a talleres enfocados a los derechos de los niños y las mujeres, violencia doméstica o control de la ira; sin embargo, poco a poco las mujeres tuvieron la apertura de solicitar información sobre métodos anticonceptivos. La planificación familiar es algo que los hombres de la comunidad entienden necesario, pero no ha sido fácil que todos acepten las diferentes posibilidades que existen, aunado a ello las mujeres creen erróneamente que operarse las trompas puede causarles la muerte, debido a que una mujer que lo hizo tuvo complicaciones con la cirugía y falleció. Hablar sobre sexualidad, significó romper con algunas de sus creencias, porque fueron en contra de muchos años de vida pensando lo contrario, pero, hoy las mujeres reconocen sus derechos y buscan construir un camino hacia la igualdad garantizando su bienestar personal y familiar, descubriendo habilidades que desconocían de sí mismas.


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La familia que no soñé -“El destino nos unió, la razón era que ellos encontraran una familia que los cuidara, y yo necesitaba darles todo el amor que merecían”- expresó Luisa, al explicar cómo fue conocer a su familia SOS.

Hace 15 años, Luisa se convirtió en cuidadora SOS de diez hermanos biológicos, con los brazos abiertos recibió tres niñas y siete niños, el más pequeño apenas tenía cuatro meses de edad, y desde el primer momento supo que había encontrado la familia que no había soñado, pero que ya amaba. La primera noche, no pudo conciliar el sueño porque solo pensaba en cómo estaban, si tenían miedo o si sentían tristes, quien más le preocupaba era Dean, pues debido a la mala alimentación que había tenido, estaba enfermo; los primeros días fueron difíciles, pero el amor siempre lo cura todo. La entrega de Luisa estuvo desde el primer momento, juntos vivieron muchos momentos de felicidad en la Aldea de Huehuetoca, celebraron

cumpleaños, navidades, graduaciones e hicieron frente a los retos que se les presentaron, siempre juntos, como la familia que formaron. Los lazos no solo se formaron con Luisa, también con la familia de ella, pues ellos encontraron el cariño de abuelos, tíos y primos que los acogieron con alegría, por eso, cuando decidieron dejar la Aldea de Huehuetoca, para convertirse en una familia social, supieron que el lugar perfecto para comenzar su nueva vida era en Veracruz y el amor que sienten los unos por otros sigue creciendo, porque los lazos que formaron son imposibles de romper.

Espacios seguros De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y del Instituto de las Mujeres, en México existen 8.2 millones de madres solteras que salen a trabajar para solventar los gastos de su casa.

Gema forma parte de esa estadística, todos los días sale de su casa para laborar 13 horas en una maquila, por lo que le preocupaba no contar con un lugar donde su hijo estuviera seguro. Desde hace cinco años, ella participa en el Programa de Fortalecimiento Familiar en Tehuacán, su hijo Juan recibió seguimiento nutricional y aunque fue diagnosticado con desnutrición, que le ocasionaba constantes cuadros de enfermedades respiratorias, la valoración médica adecuada y oportuna, le ayudó a mejorar. Esto motivó a Gema a seguir participando en las actividades del programa, que han impulsado su desarrollo integral y familiar, además reconoce la importancia de crear espacios de calidad para compartir con su hijo y así fortalecer sus lazos familiares. En cada uno de los espacios de Fortalecimiento Familiar se fomenta que los niños y niñas permanezcan en un entorno protector donde amplíen sus habilidades y así tengan un desarrollo.


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Historias SOS

Hermann Gmeiner y la importancia de la familia Tras la muerte de mi madre, fue mi hermana Elsa quien me dio el cariño

y la protección que un niño de cinco años necesita de una madre. No fui a parar a un orfanato; no fui entregado a otra gente. Se me permitió quedarme en casa. Mi hermana Elsa de 16 años de edad, relegó entonces, con resolución, su persona y sus propias ambiciones a un segundo plano. Y más tarde llegué a comprender cuán grande había sido el sacrificio de ella, por amor a sus hermanos. La idea de proporcionar un hogar permanente a niños y niñas que perdieron a sus padres, como yo, se lo debo a mi madre y a mi hermana Elsa, ellas fueron mi inspiración. Fui testigo del sufrimiento de los niños, y, una y otra vez, me decía a mí mismo y les decía a mis amigos que de ninguna manera podía ser imposible, ni tampoco difícil el ayudarlos a tener una infancia feliz. Cuando tuve el sueño de crear la primera Aldea, muchos expertos se burlaron de mí. Hubo solo muy pocas excepciones y un par de amigos que creyeron y confiaron en mí.

Hasta que un día le hablé a toda la población de Tirol y luego a la de Austria, sobre mi idea de cambiar la vida de los niños afligidos por la Segunda Guerra Mundial, así ocurrió el milagro, de repente, había muchas personas y más colaboradores de lo que necesitaba para la construcción y el mantenimiento de la Aldea en Imst, después logramos construir decenas de Aldeas alrededor del mundo. Por último, solo quiero decirles que lo que llegue a ser de ustedes y el éxito que alcancen en la vida, dependerá de la manera en que consigan vencer las dificultades en el enfrentamiento con la realidad. Recuerden el vencedor se convierte en una persona bondadosa, generosa y humana. Texto, extraído del libro “Hijas mías, hijos míos” escrito por Hermann Gmeiner.

En la próxima edición del Notisos, te traeremos muchas sorpresas.

¡Espérala muy pronto!


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