Buenos Aires Petit Palais
Petit Palais gazette
Comenzamos.
Comenzamos.
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Petit Palais
Buenos Aires
00:00 Petit Palais Gazette
Fotografía Fabián Laghi
Número uno, comenzamos. Octubre 2009. 00:06 Ingresamos a la experiencia Petit Palais. 00:08 Jean-Paul Bondoux nos dio las claves de un buen desayuno, y nosotros salimos a buscar los mejores del mundo. 00:14 Amanece en todo el mundo, pero en algunos lugares vale la pena despertar. Opinó Iván de Pineda. 00:20 Un auto, una ciudad, un regalo. Cinco personalidades contaron qué cosas signan sus principios y marcan tendencia. 00:26 Las últimas creaciones de Chopard estuvieron junto a las estrellas más famosas en el Festival de Cannes. 00:28 Mostramos las más increíbles piezas de relojería presentadas este año. 00:32 De Shangai a L.A, los expertos de Quintessentially saben a qué ritmo se mueve el mundo —y nos pasaron el dato—. 00:36 Llegamos a El Cairo: un nuevo destino de lujo. 00:40 Exquisitos rugidos dio el nuevo Jaguar XKR mientras nos paseábamos con él por la costa italiana. 00:46 Los tres coleccionistas de arte moderno del momento nos contaron cómo se empieza —y continúa— una colección. 00:52 Miramos el tiempo a la cara en el Metropolitan de Nueva York a través de las máscaras que inspiraron la última colección de Vacheron Constantin. 00:56 Nos dimos una recorrida por los primeros palacios de una Buenos Aires soñada. 01:02 Festejamos la llegada de la primavera con floreros únicos de Chiparus, Muller Frères, Émile Gallé, Le Verre Français y Tiffany’s. 01:08 Un sautoir viajó desde la Belle Époque con un secreto entre sus perlas y brillantes. 01:10 Dos amantes se encontraron tal vez para comenzar a escribir su propia historia vestidos de gala. 01:20 Henri Stad descubre por qué el diamante es el primer mejor amigo de las mujeres. 01:24 Pulseras brillantes en el baño, collares de perlas en la puerta, pendientes de oro entre macarrones... Descuidos permitidos en una mañana de hotel. 01:32 Carlos Álvarez Insúa nos descifró la Hora Cero: el encuentro exacto entre el hombre y el tiempo; la creación del reloj. 01:36 Miramos un relato con relojes: todo comenzó en una oscura nube de polvo y gas. Pasaron 50 millones de años de torbellinos y fusiones que dieron el sistema solar, la casa de nuestro bienamado planeta Tierra. 01:44 Nos sumergimos junto con IWC Schaffhausen y nos dejamos sorprender con los nuevos Aquatimer. 01:48 Investigamos el camino que recorrió A. Lange & Söhne para volverse un ícono indiscutido. 01:52 Un primer trago, la aproximación al placer, el deleite de un nuevo amor. Sobre eso habló Sandra Russo. 01:56 Antes de Astérix y Obélix, su guionista René Goscinny, vivió en Buenos Aires y se sorprendió con el descubridor de las cerezas 01:58 Carteras, pañuelos, perfumes… o, simplemente, lujos personales. 02:04 Panerai nos invitó a un viaje por mar, en su barco de lujo. 02:06 Estuvimos a solas con don Alejandro Robaina en Cuba, el mentor del habano con nombre propio. 02:10 El ADN, los libros, Lennon y McCartney, y la luna se mezclaron en esta breve guía de encuentros y hallazgos extraordinarios. Staff EDITORES RESPONSABLES Mimi Kohen y Henri Stad COORDINACION GENERAL Mercedes Quintana PROYECTO EDITORIAL Muchnik, Alurralde, Jasper & Asociados DIRECción EDITORIAL Soledad Barruti DIRECCIÓN DE PRODUCCIÓN Dolores Biocca DIRECCIÓN DE ARTE Carla Gnoatto y Santiago Barros Asistente de comunicacion Lucía Barro PUBLICIDAD José Eskenazi jose@eskenaziyasociados.com.ar / +54 (9) 11 5497-0107 CORRECCIÓN Cristina Chotro y Eduardo Reynoso RETOQUE DE IMÁGENES Sebastián Cúneo y Meme Puggioli Impresión Latin Gráfica S.A.
Escriben en este número: Selma Abu Eldahab, Juan Ignacio Boido, Jean-Paul Bondoux, Clementine Brown, Violeta Gorodischer, Claudio Iglesias, Carlos Álvarez Insúa, Mariano Kairuz, Sergio Kiernan, Alfonso Martínez de Campos, Agustina Muñoz, Mercedes Quintana, Iván de Pineda, Rodolfo Reich, Mariana Rodríguez, Sandra Russo y Henri Stad. Las fotos son de: Paulo Fast, Pompi Gutniski, Fabián Laghi, Michael Mueller, Miguel Jesús Puldón, Marcelo Setton, Chino Zavalía. Produjeron: Nicolás Morazzo, Juana Santillán y Gabriela Setton. Casting de moda: Constanza Saravia y Lucho Rivarola (modelos); Lucas Barbolla de Estudio H (pelo); Agustina Caparra (make up).
Editorial
Primero hay que ingresar. Dejarse envolver por esa atmósfera que enseguida se vuelve bienestar sensitivo y estético. Luego, disfrutar, entregarse a la experiencia. Dejar que el tiempo se escurra hasta comprobar, finalmente, que aquí se resignifica esa frase tantas veces oída: una experiencia de lujo. Porque de eso se trata Petit Palais. Petit Palais es una experiencia de lujo. Con boutiques exclusivas de IWC y Jaeger-LeCoultre (que por primera vez dirán presente en Latinoamérica), y el espacio Cohiba Atmosphere, Petit Palais nace de la unión de Simonetta Orsini y Jean-Pierre, dos grandes marcas de relojería y joyería con el antojo de trascender y expandir eso que usted todavía no había soñado.
Petit Palais Gazette es una publicación de Petit Palais SRL, editada por Muchnik, Alurralde, Jasper & Asociados. Callao 1046, piso 4. Tel: 5031-1300.
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A la san-façon: los tres mejores desayunos del mundo Por Jean-Paul Bondoux
Por Rodolfo Reich
Cansado de la comedia Un experto nos expone su teoría: ser honesto comienza bien temprano y frente a algo más que una buena taza de café.
E
l desayuno es uno de los momentos del día que más cambió en las últimas cinco décadas. Hace 60 años, para los que vivían en la campaña, se trataba de una comida primordial. Pero con la modernidad, en lo cotidiano, fue dejado de lado. La gente comenzó a consumir tan sólo un café, unas medialunas, un dulce. Pero, en la hotelería y en lugares turísticos, donde el tiempo se mueve distinto, se sigue respetando ese momento. Allí se ofrece una gran diversidad de platos, frutas, huevos, salchichas, panceta, salmón, en un estilo más inglés. Y, a la vez, se verifica la actual búsqueda de equilibrio, con panes negros, cereales. De todas maneras, la tendencia más importante en hotelería es ir, de a poco, dejando el buffet de lado, y trabajar a la carta. Los productos se mantienen más frescos si salen a pedido. A su vez, se respeta la cocción para cada materia prima. Todo esto tiene que ver con lo que busca la gente hoy: algo más honesto, real; en contraposición a eso de lo que estamos rodeados: de
política, economía… de mentiras. Como ejemplo, hace un par de semanas me pidieron que arme un menú del futuro. Yo no sé si esperaban algo molecular o qué, pero para mí el futuro es el producto: lo verdadero es la honestidad del producto. Por esto, cuando viajo, me gusta que los desayunos demuestren esto. Que haya ingredientes autóctonos de la región, ya que la cocina no es otra cosa que la cultura que la rodea. Toda la humanidad lo desea; la gente está cansada de la comedia, de la falsedad. Personalmente, diría que me gusta el desayuno del Alvear, tiene una calidad de producto superlativa. También desayuno en el Malba, donde hay un estilo más francés, con medialunas, baguettes con manteca y dulce, café, tés, todo elaborado en nuestra cocina. Y para el que le guste, se pueden sumar pedidos desde la carta. Pero, si debo decir la verdad, mi desayuno preferido es en mi quinta en Punta del Este, con un huevo frito al plato, un tomate o una fruta recién sacada del árbol, y un café negro, sin leche.
Jean-Paul Bondoux tiene a su cargo, desde hace 20 años, el único restaurante Relais & Châteaux de Buenos Aires —La Bourgogne, en el Alvear Palace Hotel—. Hoy, su tiempo se reparte entre La Bourgogne original, de Punta del Este, el restaurante porteño y la moderna cafetería francesa del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba).
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Vajilla de lujo y los macarrones más afamados del planeta.
Ladurée Champs Elysées 75, avenue des Champs Elysées 75008 Paris www.laduree.fr
Ladureé Champs Elysées Una mansión de hace dos siglos, sillones Luis XV, arañas pendiendo del techo, cortinados de terciopelo y vajilla de lujo; todo sobre la emblemática Champ Elysées, en el corazón modernista de París. La historia de Ladureé se remonta al año 1862 y, según dice la leyenda, es allí donde se inventaron los famosos doble macarrones, esos delicados dulces elaborados sobre la base de almendra, azúcar y clara de huevo rellenos de ganache. El local céntrico está siempre lleno, por lo cual resulta primordial llegar apenas abre, a las 7.30 de la mañana, cuando el olor a los panes recién horneados todavía flota en el ambiente. El menú es tentador e interminable: se puede comenzar con bollos de canela y pasas de uva, una brioche azucarada o la croissant exclusiva de la casa, rellena de almendras, avellanas y nueces. También será inevitable probar una porción de las tortas elaboradas por el chef pâtissier Philippe Andrieu (por ejemplo, la Elysée, un bizcochuelo de cacao, praliné crocante, hojas de chocolate de Madagascar, crema de chocolate, mousse de sabayón y chocolate, y bizcochuelo de chocolate embebido en almíbar de cacao). Para beber, si bien se ofrecen diversos cafés espressos, la especialidad de la casa son sus exclusivos tés: entre más de diez variedades, están el Earl Grey Fleurs, con aceite de bergamota de Calabria y flores de girasol; el Marie-Antoinette, un té de China con aceites esenciales de cítricos, rosa y jazmín, espolvoreado con frutas secas y miel; o el Darjeeling Namring, cultivado a los pies del Himalaya a 2.000 metros de altitud. Un desayuno en Ladurée es disfrutar la quintaesencia del espíritu barroco francés. Romántico, opulento, decadente. Y siempre delicioso.
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We apologise for taking so long to perfect the jumping numeral mechanism.
El desayuno hecho en base a productos de la isla se puede disfrutar desde la terraza de cada suite.
1864 The Sea Captain’s House La imagen rememora al paraíso. La isla de Santorini se formó en lo que fue una gran zona volcánica, y hoy ofrece una belleza salvaje y originaria: el mar de un azul tan intenso que resulta casi doloroso; pueblos de casas blancas y mediterráneas; y una cultura alegre pero tranquila. Allí, en la villa Oia, se encuentra 1864 The Sea Captain’s House, una construcción declarada monumento histórico de Grecia, que hoy es un hotel de lujo relajado. Y donde sirven uno de los mejores desayunos al aire libre que se conozcan. Se lo puede pedir en las terrazas individuales con las que cuenta cada suite, o en la principal, con vista al pueblo, la caldera volcánica y el mar. El lazy breakfast es preparado bajo la dirección del chef Dida en base a los productos propios de la isla. Yogur griego natural, variedad de mermeladas (la más rica es la de higos griegos frescos), frutas frescas y jugos, y el potente café local. Los quesos, en especial el feta, son uno de los puntos fuertes, y se los suele comer junto con uvas frescas (en septiembre pueden ser uvas de los tradicionales viñedos cercanos). Entre los sabores exóticos están las salchichas Mykonos, algo especiadas; la reducción de Vinsanto, el vino dulce elaborado en la región, que acompaña a las french toasts a modo de jalea; y las famosas baklavas o unas galletas griegas con almíbar y frutos secos. Panes y croissants recién horneados, cereales y huevos hechos a pedido completan un desayuno de reyes, servido en vajilla inglesa de marca Wedgwood, junto con una copa de champagne francés.
1864 The Sea Captain’s House & Spa Oia, Santorini Greece 84702 www.santorini-gr.com
The LANGE ZEITWERK Platinum Edition Limited to 200 pieces
At long last, we introduce the LANGE ZEITWERK – a mechanical watch with an outsize numeral
every 60 seconds you are witness to a remarkable event. That’s just one of the many challenges
display. It boasts a jumping numerals mechanism that in a split-second advances a grand total
that kept our master watchmakers occupied for so long. Ultimately, even they had to agree that
of 1440 times a day. Delivering that kind of accuracy required the equivalent of 5 kg of torque, a
the world was ready for such an exceptional watch. This marvel of engineering will be available for
probably unprecedented amount of force for such a precision timepiece. The final result means that
viewing at a select number of our most eminent jewellers, such as Simonetta Orsini in Buenos Aires.
The LANGE ZEITWERK. Exclusively at:
00:10 Posadas 1101 • Tel. +54 11 4811-1409/1353 • Ayacucho 1945 • Tel. +54 11 4804 3222 • Buenos Aires, Argentina • www.simonettaorsini.com
Fotografía Christine Alicino
UN RELOJ. DOS CEREBROS.
Boulette’s Larder Edificios antiguos, un viejo tranvía y una sociedad liberal, hippie y ecológica, muy influenciada por la numerosa inmigración asiática. Eso es San Francisco, y todo eso se reproduce en Boulette’s Larder, una despensa donde sólo sirven desayunos y almuerzos, especializada en productos del Japón, y que forma parte de las organizaciones Slow Food, y de Guild (similar a Slow Food, agrupa a artesanos que elaboran los ingredientes de acuerdo con tradiciones centenarias). Ubicado en el histórico mercado de Ferry Building, en uno de los muelles de San Francisco, un desayuno posible incluirá un mix de cereales calientes, yogur con rosquilla de durazno, huevos revueltos con cerdo braseado y flores de ciboulette (o huevos poché con lentejas indias y arroz, manteca oscura y hojas de cilantro) y panes tostados con manteca dulce, mermeladas de fruta orgánica italianas, y pasta artesanal de chocolate y avellana. Para algo más contundente, se puede optar por lo que sale de la despensa japonesa, como el katsuobushi: lomo magro de atún traído de Shikoku, curado y ahumado, elaborado con el método tradicional desarrollado en el período de Edo (siglo XVII); un proceso que demanda de dos meses a un año. Un detalle de color son las diversas azúcares japonesas disponibles, siempre procesadas a mano. También poseen una amplia variedad de tés, y el café Blue Bottle, con granos de café de tres orígenes africanos.
Boulette’s Larder 1 Ferry Building Marketplace, San Francisco, CA 94111 www.bouletteslarder.com
Miembros de Slow Food y de Guild, en Boulette’s Larder lo más pedido de la mañana es el salmón.
NUEVA BOUTIQUE JAEGER-LECOULTRE
Ayacucho 1945 – Buenos Aires Tel: +54 11 4804-3222
¿HABÍA TENIDO ANTES UN AUTÉNTICO RELOJ? 00:12 Duomètre à chronographe. www.jaeger-lecoultre.com
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Por Violeta Gorodischer
Amaneceres del mundo
Donde el mar parece dulce, el sol nace como el fuego
Los Cauquenes, Ushuaia Un refugio en el fin del mundo. El canal de Beagle y los picos nevados de la imponente cordillera de los Andes dan marco a Los Cauquenes, exclusivo hotel de Ushuaia, cuya arquitectura, de pura lenga y araucaria, se mimetiza con el entorno del lugar. A las habitaciones de lujo, se suma la opción de los bungalós: pequeñas cabañas de madera que parecen salidas de un cuento infantil. Si el plan es una escapada romántica, el spa es uno de los fuertes del hotel, con piscina in/out climatizada, jacuzzi, sauna, masajes y sala de relax. El acceso directo a la playa, por otra parte, permite a los visitantes disfrutar del paisaje y las aguas del Atlántico, tan gélidas como azules. A la hora de las recomendaciones, no podemos dejar pasar el amanecer, que, en este punto austral de la Tierra, es digno de recordar. Bosques tupidos, gigantescas montañas y un cielo caótico que puede ser límpido o nuboso, o volverse directamente tormenta en un abrir y cerrar de ojos. Diferentes tonos rosados en el horizonte, la bola de fuego que sube lenta sobre el canal de Beagle, el completo reflejo del paisaje sobre el agua. A pesar del frío penetrante, la perfección de la imagen quita el aliento. Un completísimo desayuno (que incluye salmón, trucha, cereales y una variedad en pâtisserie) más un buen abrigo son la combinación perfecta para dejar las excusas de lado. Sólo hay que abrir la puerta y llevarse con uno esta postal imborrable. www.loscauquenes.com
A orillas del Beagle, Los Cauquenes reserva uno de los amaneceres más bellos del mundo.
IWC SCHAFFHAUSEN BOUTIQUE AYACUCHO 1945 BUENOS AIRES, ARGENTINA, TEL. +54 11 4804-3222
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Po r t u g u é s Ca l e n d a r i o Pe r p et u o. Re f. 5 0 2 2 . IWC E n g i n e e r e d fo r m e n . IWC Schaf f hause n, Suiz a. w w w.iwc.com
Amanecer en un barco en la Polinesia Francesa
Le Taha’a, Island Resort & Spa
HISTORY ALWAYS LEAVES A TRACE.
Los cuarenta y ocho bungalós de Taha’a son una delicada réplica de un
RADIOMIR Hand-wound mechanical movement OP X calibre. Steel case 45 mm Ø. Steel buckle.
típico hogar polinesio.
Situado sobre un arrecife de coral, en el lago de Taha’a, se erige el más exclusivo resort de la Polinesia Francesa. Inaugurado en 2002, cuenta con tres restaurantes gourmet, dos bares y un spa. Cuarenta y ocho bungalós construidos en pilotes sobre el agua (delicada réplica de un hogar polinesio típico) y doce villas en la playa, con piscina privada, son garantía de permanente intimidad. La arquitectura tradicional convive con el lujo moderno, y los jardines, terrazas y decks de madera con acceso directo a las lagunas anticipan días de pura tranquilidad. Eso sí, el buceo o snorkel son prácticas casi obligadas para quien quiera disfrutar de los corales y la fauna marina. A sólo cinco minutos de barco, la isla que lleva el mismo nombre del resort ofrece plantaciones de vainilla y granjas de perlas negras que pueden visitarse (estas y otras joyas del Pacífico se consiguen en la boutique del Le Taha’a). Una de las excursiones más populares es el paseo en barco desde las primeras horas del día. Entre otras cosas, esto permite disfrutar de un café intenso a las seis de la mañana para ver un amanecer dorado, meciéndose sobre aguas celestes y cristalinas. Aire cálido, puro silencio y palmeras recortadas a lo lejos, mientras los rayos del sol empiezan a reflejarse sobre el agua. www.letahaa.com www.panerai.com
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Available exclusively at Panerai boutiques and select authorized watch specialists. BUENOS AIRES BOUTIQUE Av. Alvear 1814. Tel 54 11 4802 0170
Por Iván de Pineda
perder el asombro, nunca
C
Descubrir el cielo en su esplendor naranja, junto a animales salvajes
Londolozi, Sudáfrica El mismísimo Nelson Mandela lo describió alguna vez como “el lugar idóneo para salvaguardar la naturaleza de Sudáfrica”. El Londolozi Private Game Reserve se encuentra dentro de una reserva de animales situada en el centro del Parque Transfronterizo del Gran Limpopo, con una superficie de tres millones de hectáreas. Los Varty son la familia que está al frente de este proyecto desde hace más de 80 años y, como perfectos guías especializados, proponen descubrir los secretos de África a través de safaris, que se complementan con un servicio de lujo. Habiendo adquirido los derechos de 21.000 hectáreas, éste es uno de los puntos más recomendados para el avistaje de leopardos. Siempre respetuosos del medio ambiente, en el hotel cuentan con cuatro pequeñas unidades (Pioneer, Tree, Varty y Founder) y tres Suites Granit privadas, a orillas del río Sand. Sus valores, dicen, son la atención personalizada, la elegancia y la simplicidad. De ahí ese estilo sobrio pero chic, con huellas históricas que dejaron las tres generaciones previas. Aquí, cuando empieza a salir el sol, las capas de sonidos superpuestos y el olor de la vegetación fresca envuelven al visitante, que contempla cómo el cielo vira en diversos tonos anaranjados. Desde las terrazas hechas con troncos, pequeños faroles alumbran hasta que la luz termina de imponerse. Otra opción es disfrutar del amanecer desde los safaris, ya que estas horas son las más recomendadas para ver a los animales. ¿Un consejo? Quedarse en silencio y entregarse a este comienzo sublime, en la inmensidad del continente africano. www.londolozi.com
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La intimidad de la naturaleza es lo que ofrece Londolozi, una reserva cinco estrellas.
uando estoy en casa o no tengo que trabajar, a las ocho abro los ojos y disfruto de leer los diarios. Pero, por lo general, mis días no son rutinarios, mis días transcurren en viajes. No sufro jet lag a no ser que haya tenido un trabajo tremendo y, claro, me ocurren cosas insólitas: en Japón, una vez me desperté de madrugada por el cambio horario y di vueltas por el hotel, fui al gimnasio, paseé por el lobby. Es que puedo llegar a cualquier lugar a cualquier hora del día, pero siempre tengo en cuenta que hay algo básico: el que viaja mucho sabe que hay que disfrutar del momento, hay que mirar mucho porque en un momento exacto ese espacio nuevo se revela, se deja ver. Todo este año me tocó conocer lugares maravillosos. Por otro lado, con el programa de televisión que estoy conduciendo (Resto del mundo), pude volver a lugares y redescubrirlos. Por ejemplo, recién llego de Ushuaia pero también estuve en Australia, Nueva Zelanda, Londres, Bélgica, Holanda, Rumania. Me ha tocado ver Alaska, Kioto. Aprender de cada espacio es algo fundamental: la arquitectura, la naturaleza, los pueblos y sus culturas… cuando empezás a viajar, podés elegir un favorito; después te enamorás de diferentes cosas: de la gente, los olores, la fantasía, el tacto, los sabores. Todos países diferentes con atardeceres y amaneceres increíbles. De cada uno recuerdo las líneas de los edificios, la inmensidad de la naturaleza, lo inconmensurable de un paisaje agreste. Puedo nombrar el Machu Picchu, donde vi que la luz había llegado a las nubes, o el Bósforo (un canal que separa Europa de Asia), que me deslumbró en la salida del sol con las mezquitas de fondo; todo es sobrecogedor. Estuve en lugares donde, geográficamente, confluyen el sol y la luna. Es algo prácticamente indescriptible. Tanto el nacimiento del sol como la llegada de la noche son momentos que remiten a lo mismo: ahí está lo cíclico de la vida, ese volver a empezar todos los días, entre la espectacular mezcla de fuego y el celeste que se va aclarando para oscurecerse. Un contraste de colores que se combina con el blanco de las nubes y el sol cuando empieza a salir como una bola inmensa. Estoy convencido de que no hay que perder nunca el asombro, porque sino todo se torna tedioso y rutinario. Amanezco cada día con esa idea, y la vivo donde sea que esté.
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los elegidos Hay objetos que signan comienzos, así como horas del día o momentos de la vida. En esta nota, cuatro exitosas personalidades nos cuentan cuáles son los suyos.
José María Zas
Martín Bauer
Presidente de American Express Argentina
Músico y compositor
1. Rolex clásico de acero.
1. El del celular...
2. Tapiz Reserva Malbec.
2. El Quaras Reserva Cabernet Sauvignon.
3. En la playa de Río de Janeiro.
3. Fuera de Buenos Aires.
4. No.
4. No contarle nada a nadie hasta que logro estar plenamente concentrado..
1 ¿Un reloj para usar al inicio del día? 2 ¿Un buen vino para comprender el placer de esa bebida por primera vez? 3 ¿Cuál es la mejor forma de recibir el nuevo año? 5. En la compra de mi primer auto.
4 ¿Utiliza alguna cábala ante un nuevo emprendimiento? 6. Apagar la BlackBerry.
5. Fue hace mucho… pero puede haber sido en un disco.
7. Una velada inolvidable.
6. La siesta profunda.
8. La tarjeta American Express. 9. Roma.
7. Depende absolutamente de la otra persona. Algo que tenga que ver con la cotidianidad íntima, un detalle.
10. Su sinceridad.
8. Un buen libro.
11. En el country.
9. Nueva York.
12. Un Fiat 600.
10. Que me haga reír.
5 ¿Recuerda en qué gastó por primera vez su propio dinero? 6 ¿Qué marca el comienzo del descanso? 7 ¿Cuál es el regalo ideal para un primer aniversario? 8 ¿Qué cosas no pueden faltar para dar inicio un buen viaje? 9 ¿Cuál fue la primera ciudad extranjera de la que se enamoró? 10 ¿Qué valora de una persona en un primer encuentro? 11 ¿Cómo le gusta comenzar su fin de semana? 12 ¿Cuál fue el primer auto que se compró?
11. Leyendo las cosas que separo durante la semana. 12. Un Renault 4 (llamado en ese entonces 4 L).
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M ÁS DE 250 AÑOS DE HISTORIA CONTINUA 1825. Cuando se inauguró la primera vía de ferrocarril en Inglaterra, Vacheron Constantin tenía 70 años.
Philippe Merk
Hugo Pulenta
CEO de Audemars Piguet
Presidente de Porsche Argentina
1. El Audemars Piguet Royal Oak, por su atemporalidad.
1. El Omega Speedmaster. 2. Pulenta Pinot Noir.
2. Un Bordeaux, por su redondez y generosos sabores. 3. Compartiendo una comida sabrosa y grandes vinos, con familia y amigos.
3. Con la familia en Mendoza. 4. Regalarme algo. 5. En preparar un auto para correr.
4. No soy supersticioso. No tengo cábalas. 6. Cuando llego a casa. 5. Una Harley Davidson. 7. Un viaje. 6. Primero, apagar el teléfono celular para desconectarme del trabajo y, después, salir a andar en bicicleta.
8. Un buen compañero. 9. San Francisco.
7. Un viaje romántico. 10. Encontrar una postura franca y sincera. 8. Una buena planificación. QUAI DE L’ILE FECHA-DÍA Y RESERVE DE MARCHA
11. Con amigos. 9. Nueva York.
Caja de oro rosa Ø 41mm. Calibre 2475SC Sello de Ginebra. Movimiento mecánico automático. La esfera combina técnicas de alta relojería y seguridad. Indicación de del día y de la fecha con man cillas. Segundero central. Fondo transparente. Cristal zafiro con tratamiento anti-reflectante. Correa de piel de Alligátor. Entregado con una segunda correa, de caucho. Hermético a 30 metros.
12. Citroën 2 CV.
11. Teniendo una larga conversación con mi esposa y mis hijos sobre su semana de trabajo mientras desayunamos. 12. Golf GTI.
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www.vacheron-constantin.com
10. Su actitud en general: el modo en el que me da la mano, si me mira directamente a los ojos, si es agradable y sonriente, si es segura.
85050/000R-9340
Posadas 1101 - Buenos Aires, Argentina - Tel.: 54 11 4811-1409 / 1353 Ayacucho 1945 - Buenos Aires, Argentina - Tel.: 54 11 4804-3222 Jorge Newbery 1651 - Buenos Aires, Argentina - Tel.: 54 11 4775-0673 / 4778-3669 Calle 20 esq. 28 - Punta del Este, Uruguay - Tel.: 598 42 449-324 / 5 www.simonettaorsini.com
Damasia Lemos (Estilista y personal shopper) Revisita los elegidos y los vuelve tendencia:
Tres inevitables para empezar el día La nueva Macbook Pro, un trench Burberrys y para los labios, el Carmex. Primera vez Para una primera salida, el mejor restaurante de Buenos Aires es Astrid y Gastón. Las más deliciosas recetas peruanas, para dar a conocer al mundo la riqueza gastronómica de ese país desde una mirada contemponánea, de la mano del chef Roberto Grau. www.astridygaston.com Un buen auto Un Audi. Inicio del descanso Con un pijama diseñado por Ela Davico. www.eladavico.com.ar
Primera impresión El mejor accesorio para causar una buena primera impresión es un reloj Cartier. Para el día, le sumo un par de anteojos Stella McCartney o Marc Jacobs.
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Nuevo proyecto La pata de conejo pasó de moda; hoy una buena cábala para cualquier nuevo emprendimiento es la versión chic de las pulseras de cintita. Tiene cuentas coloradas y ojos. Se venden en Kallalith. www.kallalith.com.ar
Primer aniversario El mejor regalo para el primer aniversario es un accesorio de tecnología como, por ejemplo, un soporte con diseño para el IPhone.
Amor a primera vista Una ciudad del extranjero para enamorarse a primera vista: Londres.
A LA IZQUIERDA: Boceto de una de las piezas diseñadas por Caroline Gruosi-Scheufele.
A LA DERECHA: Caroline Gruosi-Scheufele, copresidenta de Chopard.
E Eterno Resplandor Sobre la alfombra roja del Festival de Cannes están las estrellas. Aquello que brilla junto a ellas son las excepcionales creaciones que Chopard presenta en cada edición.
l Festival de Cannes es el lugar donde el mundo conoce las películas más originales y fascinantes. Y, desde hace 11 años, las creaciones Chopard brillan en su alfombra roja. Para celebrar los diez años de esta colaboración y el 60º aniversario del festival, Caroline Gruosi-Scheufele diseñó, en 2007, una colección excepcional compuesta por 60 piezas, que fue seguida, en 2008, por 61 piezas, también magníficas. Este año, no podían sino ser 62 las joyas que desfilaron por la Croisette, adornando a las estrellas. Estas piezas, únicas y diferentes entre sí, fueron una vez más exquisitas presencias del festival, ejerciendo el delicado arte de resaltar la personalidad de quienes las eligen. Es difícil resumir un estilo cuya marca es el estilo mismo, pero las piezas de Chopard, ejecutadas a la perfección alrededor de piedras de tallas y calidad excepcionales como diamantes, zafiros, rubíes y esmeraldas, combinan elegancia, belleza, savoir faire y originalidad, y han devuelto al cine una de sus parejas más perfectas: la de las estrellas y las joyas.
DE IZQUIERDA A DERECHA: Penélope Cruz, Mariah Carey, Marion Cotillard, Isabelle Huppert.
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Por Mercedes Quintana
Las más bellas complicaciones de 2009 Una selección de las más increíbles piezas de alta relojería presentadas este año, algunas en los Salones de Ginebra y Basilea, y otras, meses más tarde, en eventos especiales. Maravillas técnicas de la micro mecánica que sólo las grandes manufacturas logran alcanzar.
Jaeger-LeCoultre, Hybris Mechanica à Grande Sonnerie. Parte
Greubel Forsey, Invention Piece Nº 3. Sólo 33 piezas de
Hublot, King Power Foudroyante All Black. Un nuevo diseño
de la trilogía Hybris Mecánica 55. 26 complicaciones. Suenan las
un exquisito tourbillon de 24 segundos con display de horas,
de 48 mm con una esfera compleja compuesta por varias capas
horas, cuartos y minutos en un carillón Westminster completo.
minutos y segundos e indicador de reserva de marcha.
que protege un cronógrafo con doble segundero.
Vacheron Constantin, Malte Fases Lunares y Reserva de
A. Lange & Söhne, Lange Zeitwerk. Una pieza única con
Zenith, Class Tourbillon Fases Lunares y Solares. Esta gran
Panerai, Luminor 1950 Submersible 3 días Automático.
Marcha. Mecanismo manual Calibre 1410, desarrollado por
indicación mecánica de precisión con cifras saltantes.
complicación añade un indicador de día y noche y fases de la
Reloj para buceo dotado del nuevo calibre P. 9000, diseñado y
luna al Cronógrafo El Primero Date Tourbillon.
manufacturado íntegramente en los talleres Panerai.
Vacheron Constantin. Distinguido con el Sello de Ginebra.
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Ulysse Nardin, Genghis Khan Haute Joaillerie. Una obra de
Audemars Piguet, Jules Audemars Escape AP. No utiliza
arte de 30 piezas que además de diseño y diamantes posee un
lubricación, lo que garantiza una eficiencia superior que se
tourbillon Westminster Carillon y repetidor de minutos.
combina con una frecuencia de 43.200 vibraciones por hora.
Chopard, L.U.C. Tourbillon Lady. Reloj femenino con
IWC, Da Vinci Calendario Perpetuo Digital Fecha-Mes. El nuevo
movimiento L.U.C. de tourbillon y un engarce de diamantes
Da Vinci maravilla con sus indicadores digitales de día y mes, y
baguette en el bisel y brillantes blancos en toda la esfera.
cuenta con cronógrafo flyback.
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Q Por Alfonso Martínez de Campos (Chief Executive Officer Quintessentially Argentina & Uruguay)
LA HISTORIA SIN FIN Un espectador vive un inesperado momento epifánico en un viaje que parece salido de un sueño y el autor de esta nota se plantea: el planeta está viviendo un nuevo principio, y lo hace retornando a sus orígenes: la Pangea.
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Una butaca en primera fila de un estadio japonés donde dos colosales moles humanas se baten en duelo tradicional, respetando un estricto legado milenario, casi en cámara lenta. Uno intenta expulsar al otro de su territorio circular cuando al espectador le aparece la imagen de la semana anterior: él mismo contemplando durante casi seis minutos el eclipse solar más largo del siglo XXI en la isla Yangshan, a escasos kilómetros de Shangai. La secuencia, por más onírica que parezca, no forma parte de una escena de un film de Kurosawa, sino que representa apenas fragmentos de dos experiencias reales. Dos experiencias que vivió una persona que hacia fines de julio de 2009 decidió escapar de su rutina y vivió su momento epifánico. Con el aporte de la velocidad, la paulatina desaparición de cables y el alud informativo inconmensurable dentro de los paradójicos límites de cualquier monitor, los cinco continentes parecen tender hacia una “involución evolutiva”: la Pangea versión nuevo milenio. Es que todo el mundo está cada vez más cerca, a la vez que las ideas se potencian invitando a las fronteras hacia un exilio amigable y lejano. Sin dudas la “nueva era” comenzó. Se trata de una invitación generalizada y sin ninguna cláusula evasiva: el presente es este principio, este amanecer en un nuevo planeta revisitando sus orígenes. No se trata de ostentar sellados en el pasaporte, sino de coleccionar hábitos de hedonismo sensato, de rodearse de gente que nos incentive y nos inspire, de poder manejar las riendas de nuestra rutina y ser genios creadores de las esporádicas
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páginas en blanco que se manifiesten; siempre alertas a los milagros cotidianos.
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De repente, uno de los gigantes mitológicos se desploma fuera del círculo de arena y arcilla y la multitud enardecida ovaciona esa victoria… y esa derrota. El espectador deja de ser visitante y se vuelve otro. Porque el espectador es ahora aquel que contempló el sol perimetralmente opacado por la luna, y caminó por la Pangea hasta allí, para comprender, abrazado simbólicamente a esa multitud, que el mundo era uno. Argentina está en un momento de transición y, afortunadamente, hay quienes se animan a afrontar nuevos desafíos, a hacerles frente a esos vientos calientes disipadores de ideas y de iniciativas. Hay gente que se anima y que se suma al entusiasmo en pos de esta nueva era, de esta nueva época. Como decía Borges: todos los días hay un instante en que estamos en el paraíso. La puerta está al alcance y la conexión depende de nosotros y, de nuevo, de quienes nos rodean.
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El estadio se vacía. El espectador camina, rodeado de festivos japoneses, hacia la salida, rumbo al auto que lo espera afuera.
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De cara a la ruta, ve sus sueños realizados y experimenta los primeros reflujos de ese principio: su nueva forma de ver las cosas.
Q
Must do it
Los espectáculos más importantes; fiestas a las que todos queremos ir; escapadas inimaginables… Los expertos de QuintessenTially nos acercan una guía sobre lo mejor por venir.
Navegando las Galápagos en Grace Una escapada soñada: siete días y siete noches únicas en el barco que Aristóteles Onassis les regalara a Grace Kelly y al príncipe Rainiero para su casamiento. Ideada por Quintessentially exclusivamente para sus miembros, les ofrece navegar las cálidas aguas de las islas Galápagos, el paraíso perdido a mil kilómetros del continente, donde Darwin dedujera su teoría de la evolución. Rebautizada Grace en honor a la princesa, el barco cuenta con ocho camarotes y un tripulante por huésped, un gran jacuzzi a cielo abierto y está provisto de kayaks y trajes de buzo para nadar entre los delfines y las tortugas gigantes. Además, dos guías naturalistas se encuentran a disposición de las familias, las parejas o los amigos que emprendan este viaje al paraíso de Darwin con el espíritu y el garbo de Grace Kelly.
www.quintessentially.com
Quintessentially fue fundada en Londres en el año 2000, por Aaron Simpson y el aristócrata inglés Ben Elliot. Integrado por equipos de expertos, se ocupa de asistir a sus miembros en viajes, entretenimiento, reservas de hoteles, restaurantes y en asuntos cotidianos, ahorrándoles tiempo y dinero. Actualmente este club privado está establecido en 46 ciudades del mundo, lo que permite concretar cualquier pedido, en cualquier lugar, las veinticuatro horas del día todos los días del año.
top 3 Qatar Prix de l’Arc de Triomphe, Paris El 4 de octubre, el Premio Qatar del Arco del Triunfo contará, como todos los años, con los mejores pura sangre de Europa.
locales Quintessentially Foundation y Estancia Villa María juntas para Aldeas Infantiles, Buenos Aires El 31 de octubre. Ese día, un fabuloso picnic estilo inglés a beneficio de Aldeas Infantiles en los majestuosos jardines de Villa María junto con amigos e invitados. El motivo: cooperar con esta organización que, desde 1949, trabaja en 132 países, amparando niños en condición de orfandad para brindarles una vida con igualdad de oportunidades. Festival Internacional “Semana Musical Llao Llao” en Bariloche Uno de los eventos artísticos más importantes de América latina. Del 10 al 18 de octubre, músicos, público y críticos se reunirán en el Llao Llao Hotel & Resort de Bariloche para una semana de música y placer. *Los socios Quintessentially contarán con beneficios exclusivos en el hotel Llao Llao.
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116º Abierto de Polo Argentino Del 14 de noviembre al 5 de diciembre, las canchas de Palermo albergarán, una vez más, al torneo más importante del mundo, con la participación de ocho equipos, que buscarán quedarse con el máximo título mundial, en poder de Ellerstina Etiqueta Negra. Bienal de Venecia Hasta el 22 de noviembre se puede visitar la 52º Bienal de Venecia, donde la vanguardia artística se recorta sobre el esplendor incomparable de la ciudad.
Q de los buzos, donde se forman corales fascinantes. El Aquamarine Diving & Snorkeling Club ofrece desde cursos hasta excursiones. A bordo de uno de los mejores barcos en todo el Mar Rojo, quienes se hospeden en Sharm ElSheikh pueden bucear en lugares como Ras Mohamed y los arrecifes de la isla Tiran o visitar el famoso naufragio del HMS Thistlegorm. Para los buzos más avanzados, hay excursiones al sur del Mar Rojo, donde las olas y los peces son más grandes, y, durante una o dos semanas, se puede partir rumbo a la costa de Sudán, pasando por las corrientes que se forman en los arrecifes en Shoab Ali, los naufragios en Abu Nahas, los delfines en la bahía de la isla Global, o las Brother Islands, donde se puede nadar cerca de los tiburones martillo. Y éstas son apenas algunas de las grandes maravillas del Mar Rojo.
4 Tips 1. Deje que Quintessentially le organice un crucero al atardecer a
3 Ideas 1. En pareja: cena romántica en yate
bordo de una tradicional falúa provista de los mejores vinos, champagnes y menús. 2. La península del Sinaí tiene amaneceres gloriosos en el Monte Moisés, excursiones a los oasis y maravillas naturales como el Cañón Colorado. 3. Recorra los callejones de El Khalili, uno de los mercados más antiguos del mundo. 4. Remonte el Nilo hacia el sur, contratando una dahabiya, el tradicional barco a vela construido en el siglo XIX para el jedive, y visite las islas y los templos milenarios.
sobre el Nilo, con menú francés, champagne y entretenimiento. 2. Con amigos: visita al acuario para nadar con delfines. 3. Entre intrépidos: safari de dos noches al desierto con servicio completo y transporte de lujo para un grupo sin experiencia.
SERVICIOS
Por Selma Abu Eldahab (Director of Operations & Development, Quintessentially Egypt)
Four Seasons Hotel. First Residence. Un santuario de hospitalidad
Aventura de lujo: El Cairo
con vista a las Pirámides y al verde antiguo de los jardines del Zoo y el Botánico. Restaurante moderno y spa con filosofía egipcia.
Quien cree que gran parte de Egipto es un desierto, tiene razón. Pero quien cree que ese desierto es todo igual, se equivoca.
Villa Belle Époque. Construido en 1920 y recién reinaugurado, ofre-
P
uede ser un campamento, dejando El Cairo en dirección a los desiertos de Fayoum. Allí, visitar lugares como Wadi Hitan, el Valle de las Ballenas (con imponentes esqueletos de cetáceos a cientos de kilómetros de la costa), o conocer monumentos ancestrales, como el Monasterio de Wadi Moulah. El safari atraviesa lugares únicos, como el Desierto Blanco, el Desierto Negro, el Gran Mar de Arena, y una cantidad de oasis desperdigados por el camino. Son cinco días y cinco noches lo que ofrece el Desert Adventures Egypt. Una aventura que comprende un gran recibimiento en un campamento de carpas blancas, alfombras de seda y camas de película, con cocina y confort cinco estrellas. Todo a bordo de lujosas 4x4 equipadas con teléfono satelital, GPS y seguridad ¿Otra opción? El Mar Rojo es conocido como uno de los mejores lugares de buceo del mundo. Y si hubiera que elegir uno en toda su costa, sin duda sería Ras Mohammed, la Meca
ce un confort íntimo y elegante, con patios perfumados, palmeras centenarias, piscina y trece habitaciones.
ARRIBA: El Four
Spa Mandara. La última incorporación del JW Marriott Cairo: más
Seasons Hotel tiene
de treinta tratamientos que incluyen los Rituales Reales de Hammam, el baño de chocolate y el masaje egipcio.
vista exclusiva a las pirámides.
ARRIBA: Los secretos de la eterna juventud
Indigo. Restaurante multiétnico, decorado por Didier Gomez y con una majestuosa
salen a la luz en los
vista del Nilo. Recetas de España, Indonesia y Vietnam se dan cita aquí.
spas de El Cairo.
Tamarai. El más exclusivo de la ciudad: un restaurante, bar y lounge diseñado por Shahira H. Fahmy y con una carta del chef Guilloui. Cosmopolita y lúdico, de mármol, granito y vidrio, pero también faraónico, es el preferido de turistas y locales.
Ser parte del Programa Preferencial, descuentos especiales, eventos y excursiones privadas, horas de spa y opciones gourmet son
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apenas un esbozo de los beneficios que los miembros de Quintessentially pueden disfrutar en cualquiera de estos paraísos privados.
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Advertorial
HOTELES BOUTIQUE La última tendencia en hotelería de lujo: espacios íntimos y cálidos que no pierden sofisticación en su amplia gama de propuestas para huéspedes exigentes.
De Cara al sol
Click moderno
La Solana
Nuss Buenos Aires Soho
Bajo la premisa de que la arquitectura y el mobiliario deben estar al servicio de la sociedad, en 1947 el afamado arquitecto y diseñador catalán Antonio Bonet creó este imponente edificio que hoy es protegido como Monumento Histórico Nacional. Situado en la playa de Portezuelo (Punta del Este, Uruguay) —distinguida por su maravillosa puesta de sol— el exclusivo hotel boutique La Solana cuenta con cinco habitaciones para huéspedes decoradas en un estilo entre clásico y moderno; más un apartamento de lujo en un piso superior, con casi 180 grados de vista al mar. Todas están completamente equipadas con mobiliario original de Bonet, haciendo especial énfasis en el famoso sillón BKF y otras piezas de arte creadas por él. Además, tienen la tecnología necesaria para sumar confort: pantallas LCD, aire acondicionado frío/calor, wi-fi, amenities naturales, grandes ventanales y terrazas privadas. La Solana es un lugar perfecto para celebrar eventos corporativos, sociales o románticos, como una boda junto al mar. Los alrededores ofrecen experiencias únicas. Se puede visitar el Arboretum Lussich (con la más amplia variedad de árboles del mundo), seguir la ruta del vino, la ruta de los olivos, armar recorridos de arte y también visitar granjas y establecimientos rurales; organizar cabalgatas, salidas de pesca y otros deportes acuáticos. Además, a pocos minutos de allí se encuentra el Club del Lago, con una cancha de golf de 18 hoyos. Una combinación perfecta entre naturaleza y majestuosidad arquitectónica.
Distinguido por Condé Nast Traveller en su Hot List 2009, el hotel Nuss es una gran opción para descubrir uno de los barrios más bohemios y vanguardistas de Buenos Aires. En el corazón de Palermo Soho, Nuss está rodeado por tiendas de diseño, restaurantes y galerías de arte, convirtiéndose en la mejor alternativa como alojamiento boutique. Ofrece 16 habitaciones y 6 suites distribuidas en tres luminosas plantas, unificadas por medio de un patio central, donde un espejo de agua y un entorno verde son protagonistas. Cada habitación presenta un cuidado estilo contemporáneo, donde se fusionan elementos tradicionales y modernos. Además, todas tienen vista al verde de los añejos árboles que rodean el hotel, ventanas de doble vidrio con cámara de aire en medio, TV LCD, personal bar y caja de seguridad digital. Entre la amplia gama de opciones que ofrece Nuss Buenos Aires Soho, se destaca la terraza en el último piso a la altura de la copa de los árboles, deck, barra y piscina al aire libre. El Hotel cuenta también con sauna, Business center y una sala de reuniones para hasta 25 personas. Los sábados y domingos de 17 a 19, en el Deli Lounge, se ofrece un espectacular té buffet para huéspedes visitantes frecuentes de la zona. Una opción más que se suma al ya clásico desayuno buffet y al almuerzo.
Ruta interbalnearia Km 118, Portezuelo, Uruguay 00598 42 578044 www.lasolana.com.uy
El Salvador 4916, Buenos Aires, Argentina 005411 4832 6222 www.nusshotel.com
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Por Clementine Brown
Fotografía Andy Morgan (Revista Quintessentially)
Rastros Felinos Sacamos a pasear el nuevo Jaguar XKR por la costa más gloriosa de Italia. En esta nota, algunos fragmentos de ese recorrido impulsado por un motor que ruge, demostrando una vez más que ésta es una marca que estimula los sentidos, despierta las emociones y acelera el corazón.
U
no piensa en Jaguar, y piensa en todo lo británico, de Saville Row a Los Beatles. Piensa en un automóvil clásico que todo hombre que se precie debería tener —todo hombre mayor de cincuenta, claro está—. Los Jaguar pueden ser icónicos y lujosos, pero suelen estar ensombrecidos por una imagen de antigüedad. Así las cosas, ¿es posible que el nuevo Jaguar XKR impresione a un joven devoto de los autos obsesionado con el estilo moderno y la velocidad? Había una sola manera de saberlo, y hacia ahí fuimos, a la Costa Amalfitana, de Sorrento hasta Positano, y más allá, por una carretera serpenteante de curvas cerradas, caídas vertiginosas y algunos de los paisajes más deslumbrantes de Europa. Cuando el XKR se desperezaba con sus primeros rugidos, nos encontramos ante una embestida salvaje de buses, autos y scooters; notablemente, todos vehículos locales luchando por un lugar en los caminos angostos. Mientras nos sumergíamos en esa vorágine, los demás autos casi rozándose entre ellos, el XKR se mantuvo tranquilo, calmo y contenido. Manejando este auto, uno se siente respaldado, seguro, protegido dentro de la liviandad de su estructura. Manejarlo es un sueño: combina a la perfección las capacidades de un Gran Turismo con una performance filosa; es simple y discreto pero destila confianza. El XKR surcó el camino de la costa con suma facilidad; una máquina bruñida y elegante que se deslizó entre el caos; un felino suntuoso con un destello en los ojos. Hoy, a punto de celebrar los 60 años del XK, Jaguar ve cómo su herencia
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Manejando este auto, uno se siente respaldado, seguro, protegido dentro de la liviandad de su estructura.
legendaria se adentra, tras una era retro, en el nuevo lenguaje del dinamismo. La empresa fue fundada a comienzos de los años 20 por William Lyons. Nacido en Blackpool, su idea original era construir sidecars para motocicletas, pero en poco tiempo ya estaba construyendo esos autos que prometían “gracia, espacio y velocidad”. En 1948, la marca creó uno de los íconos más famosos del mundo, cuando el flamante e inédito motor XK hizo su debut en el reverenciado deportivo XK120. El motor XK hizo de los Jaguar deportivos los automóviles ideales para la competición de la década del 50, tanto en las pistas como en los rallies. El mayor desafío de Lyons fue sin dudas Le Mans, la famosa carrera de 24 horas que se celebra en Francia desde 1923. Ya en su primer intento, en 1951, el XK120C, o Tipo C, se contó entre los privilegiados que alcanzaron la línea de llegada, algo que repetiría dos años después. En 1954, el asombroso Tipo D alcanzó los 170 km/h en la célebre recta de Mulsanne y, luego de alzarse con el segundo puesto ese año, ganaría Le Mans en los históricos 1955, 1956 y 1957. En menos de
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una década, Jaguar había dominado la carrera más importante del mundo. En los años siguientes, Jaguar se abocó a volcar en sus líneas eso que había aprendido en la competencia. Hoy, celebrando los 60 años del XK, Jaguar ha lanzado una serie especial para el Reino Unido: el extraordinario XK60. Su alta performance y su belleza estilizada hablan de la sabiduría destilada en su diseño. A la cabeza de esta revolución se encuentra Ian Callum, uno de los diseñadores de autos más importantes del mundo. Después de dar forma al Aston Martin DB7, Callum fue nombrado
director de diseño de Jaguar. Su fascinación con la marca se remonta a 1968, cuando, a los 14 años, escribió una carta a Jaguar expresando su interés en diseñar autos deportivos. Aquella vez, recibió una respuesta de William Heynes, el legendario jefe de ingenieros, con un simple consejo: “Estudie ingeniería y trabaje duro”. Y así lo hizo, transformando a Jaguar con un sentido del diseño que él mismo definió como de una “pureza y frescura simples, una auténtica belleza dinámica” que combina performance, diseño y lujo para lanzar a Jaguar al siglo XXI. Sabiendo lo que es sentarse al volante de uno de sus autos, la historia de la marca se vuelve de pronto pasmosamente relevante. Es una marca que estimula los sentidos, despierta las emociones y acelera el corazón. Alguna vez considerada fuera de moda, hoy Jaguar reverbera de glamour y modernidad: ha reencontrado una sensualidad que combina alto rendimiento y un asombroso tacto artesanal. Es mucho lo que ha cambiado en los últimos 60 años, pero la creencia de Jaguar en los auto-
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móviles hermosos y veloces es igual de auténtica. La marca del felino, al parecer, ha encontrado su identidad pero, para Callum, el futuro será todavía más excitante: “Jaguar ha seguido demasiado atentamente el manual de lo que un Jaguar debe ser. El próximo paso es tirar ese manual, porque es exactamente lo que Lyons hubiera hecho”.
Por Claudio Iglesias
Fotografía Paulo Fast
EL nuevo ART MARKET LOCAL
L
a diversidad de tendencias que componen el panorama de las artes visuales en Buenos Aires se manifiesta en una nutrida agenda de exhibiciones que tienen lugar, sobre todo, en las galerías de arte contemporáneo de la ciudad. Año a año, estas propuestas convergen en la feria arteBA, cuya última edición ratificó la buena salud del mercado interno de arte, desacoplado en gran medida de los impactos negativos de la crisis financiera. Detrás de este crecimiento, avanza una nueva generación de coleccionistas, conscientes de la actualidad global del mercado y dispuestos a heredar el manto de las más importantes colecciones nacionales. Para darse una idea de las diferentes ambiciones y horizontes que puede tener el coleccionismo, basta con citar la impactante selección de piezas internacionales de las últimas décadas del siglo XX que ofrece la colección de Federico Klemm, la rigurosa colección de arte latinoamericano de Eduardo Costantini (que dio origen al proyecto Malba), o bien la reunión de grandes piezas argentinas y pequeños tesoros europeos que conviven, con algo de intuición y algo de capricho, en la colección de Amalia Lacroze de Fortabat (que el año pasado estrenó edificio en Puerto Madero). Con todas sus diferencias, estos tres casos emblemáticos comparten una voluntad de consolidación institucional y de reconocimiento público. Edificar una colección no requiere sólo de dinero, ni de olfato a la hora de invertir: se trata, también, de ayudar a construir un relato de la cultura, que funcione como documento histórico y dinamice económicamente un sector olvidado de las políticas públicas.
Tres coleccionistas nos cuentan cómo empezaron, y qué desafíos y visiones los acompañan en la venturosa (aunque no por eso sencilla) tarea de comprar arte argentino contemporáneo.
En el living de su casa confluyen muchísimas obras, entre ellas, las tres de Jorge Macchi que se ven en esta
Esteban Tedesco 53 años. Cirujano plástico. Miembro de la comisión directiva del Centro Cultural Recoleta y de la Asociación de Amigos del Museo de Arte Moderno. Su colección ha sido expuesta públicamente en el Centro Cultural Borges en varias ocasiones.
toma enmarcadas en blanco (detrás).
1 ¿Cómo empezaste a formar tu colección? 2 ¿Qué aspectos tomás en cuenta al decidirte por una obra? ¿Contás con asesoramiento? 3 ¿Qué impacto creés que tiene el coleccionismo en el arte contemporáneo? ¿Se está profesionalizando la actividad? 4 ¿Cuál ves como un escenario deseable de articulación entre el coleccionismo privado de arte contemporáneo y las instituciones artísticas (privadas y públicas)?
1. Comencé a comprar arte sin el propósito de coleccionar. Soy un apasionado de la forma y la belleza. Las primeras pinturas las compré a los 18 años, en un remate: adquirí un Russo y un Reppeto. Hace poco menos de diez años, me acerqué al arte contemporáneo y comencé a frecuentar el circuito; la relación con las galerías y una intimidad con los artistas fue lo que me dio la pauta de que se me consideraba un coleccionista. 2. Entre 2002 y 2003 adquirí obras de artistas muy jóvenes y artistas que en los noventa eran muy jóvenes, como Macchi, Siquier, Ballesteros o Hasper. Galeristas como Orly Benzacar, Alberto Sendros o Hernan Zabaleta son mis amigos, en un principio les compré a ellos. Pero me dejo asesorar también por los mismos artistas. 3. Tiene mucha importancia, ya que una buena colección da testimonio de la historia del arte y su contexto. Tal vez comienza a profesionalizarse, sobre todo en los jóvenes coleccionistas. 4. En todos los casos la relación es directa, porque somos los que conformamos el cuerpo de las asociaciones, trabajando intensamente para poder buscar fondos o generando eventos para encontrar fondos. Es importante también cuando compramos obras para donar a museos.
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Frente a dos obras de Diego de Aduriz (al centro y a la derecha)
Alejandro Ikonicoff 39 años. Productor de artes plásticas. Director de la Clínica de Coleccionismo. Jefe del jurado premio en obra (arteBA barrio joven 08/09). Empresario.
y una más pequeña de Cristian Turdera, a la izquierda.
1. En 1998 abrió Belleza y Felicidad, el espacio donde se nucleaban los artistas jóvenes, y comenzaron a invitarme. Por suerte, estuve presente cuando empezaba a gestarse esta nueva generación. La primera obra que compré fue en arteBA, en 2002. Era de Mariano Grassi. 2. Formé mi colección sobre dos pautas: armar un cuerpo representativo de la generación de los 2000; y financiar producciones, es decir: adelantarles dinero a los artistas, así ellos podían generar otro tipo de trabajos. A cambio, ellos luego me daban obra. La armé tomando los parámetros de Gustavo Bruzzone: él generó un tipo de documentación histórica que hizo que su colección (basada en el arte argentino de los noventa) tomara peso. 3. En el mundo, las colecciones más importantes cuentan con apoyo del Estado para que existan espacios donde la gente pueda disfrutarlas, y también se generen proyectos y espacios de estudio de arte contemporáneo. Ahora estamos generando (junto a otros coleccionistas) la segunda edición de la clínica de coleccionismo: un espacio para la creación de un nuevo mercado nacional que cuenta con el apoyo de los coleccionistas más importantes del país (clinicadecoleccionismo@gmail.com). 4. Generando un intercambio entre las instituciones y las colecciones privadas. Un museo de arte contemporáneo argentino se podría formar desde las colecciones privadas.
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Sobre la mesa de pool de Nicolás Guagnini, frente a un cuadro de Tomás Espina y una
Ignacio Liprandi 41 años. Licenciado en ADministración (UBA), con Maestría en Sociología Política (Sciences Po, París). Coleccionista desde 1997, en mayo de 2009 abrió el espacio Ignacio Liprandi Arte Contemporáneo.
del brasileño Elio Oiticica, a la derecha.
1. Empecé a coleccionar en el 97, con el propósito de decorar mi casa; al año ya me había convertido en un apasionado del arte contemporáneo. 2. Tuve asesoramiento en el pasado de parte de Marcelo Pacheco, actual curador en jefe del Malba. No es que me asesoraba con respecto a qué obra comprar, sino sobre la decodificación del arte contemporáneo como lenguaje. Siempre compro por instinto, amor a primera vista, pero manejando al mismo tiempo mucha información. Estoy muy empapado de los precios en el mercado de arte y tengo un ojo muy entrenado para detectar valor. 3. El coleccionismo es una de las patas en que se asienta actualmente el sistema internacional de circulación y comercialización de obras de arte. Ejemplos de colecciones que legitiman la producción de los artistas hay en todo el mundo, desde Saatchi en Londres hasta Bernardo Paz en Brasil, pasando por la colección Pinault en Venecia. A partir de esto, los coleccionistas asumen roles casi públicos que los obligan a apuntar a la excelencia. 4. Los coleccionistas habitualmente prestan sus obras a las muestras en instituciones. Por ejemplo en Estados Unidos cuando un museo quiere una obra, le pide a un donante que la compre y luego la entregue a la institución.
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4 A LA IZQUIERDA: Juan Carlos Torres, CEO
1. CHINA, ASIA.
de Vacheron Constantin,
Máscara facial
Monique Barbier-Mueller
Zangs-‘bag. Región
y Julie Jones, curadora
del Tíbet, budismo
del departamento
tántrico. Siglo
de arte primitivo del
XVI-XVII. Cobre
Metropolitan Museum of
parcialmente dorado,
Art de Nueva York.
pigmentos. Altura: 22,2 cm.
2. INDONESIA, OCEANÍA. Máscara
Las caras del tiempo ¿Quién pudiera mirar el tiempo a la cara? La colección de Vacheron Constantin tal vez no se hizo esa pregunta, pero ciertamente ofrece una respuesta. O mejor dicho: doce extraordinarias respuestas.
facial. Isla de Lombok, pueblo sasak. Madera dura, residuos de pigmentos blancos. Altura: 21,5 cm.
3. GABÓN, ÁFRICA. Máscara Ngontang. Gabón occidental, pueblo fang. Madera de coníferas cubierta de caolín blanco, puntos cristalizados. Altura: 31 cm.
4. MÉXICO, AMÉRICA. Máscara colgante. Estado de Guerrero. Cultura
D
esde hace más de 250 años, Vacheron Constantin comprende que la relojería es un arte no sólo vinculado al tiempo sino también al espacio. Es por eso que, ya en 1820, François Constantin, uno de los fundadores, establecía vínculos con China y, en 1833, sus relojes cruzaban el Atlántico rumbo a América del Norte. Después siguieron América del Sur y la India. Hacia 1850, había tendido puentes en todo el planeta. Hoy los relojes Vacheron Constantin vuelven a unir el mundo, pero esta vez a partir de eso que hace que cada lugar de la Tierra sea único: su cultura. Porque este año finalmente se puede apreciar la concreción definitiva de ese proyecto apasionante con que la marca de relojes viene rindiendo homenaje a la riquísima colección de máscaras de la exhibición de arte primitivo del Museo Barbier-Mueller de Ginebra. No es casual que, en este momento, el arte más antiguo esté siendo reconocido. Hace menos de cien años, Max Ernst pagó en Nueva York cinco dólares por una pieza esquimal; en 2006, una máscara fang fue subastada por 5.900.000 euros en la casa francesa Hotel Drouot. En el transcurso del tiempo que separa ambas transacciones, el arte primitivo fue ocupando el centro del arte occidental. Su fuerza tiene raíces en el origen del hombre y de los modos en que aprendió a vivir en la Tierra.
mezcala (300 a.C.). Basalto. Altura:
A LA IZQUIERDA:
12,8 cm.
Una de las máscaras de la exposición.
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equipados con un movimiento automático calibre vc 2460g4, Cada reloj marca la hora sin necesidad de agujas: un tren de ruedas y engranajes y cuatro discos indican en ventanillas las horas, los minutos, los días y la fecha.
La exposición A Legacy of Collecting: African and Oceanic Art from the Barbier-Mueller Museum, Geneva en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York —un noble reconocimiento, no sólo a las piezas sino al arte que las inspiró—, se exhibió durante todo el mes de septiembre.
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Es por eso que Vacheron Constantin se unió al Museo BarbierMueller, y eligió doce máscaras de su colección. Así, mediante fórmulas galvánicas y químicas tomadas de libros ancestrales, tratamientos especiales para incluir en letras de oro sobre la esfera de zafiro los poemas escritos especialmente por Michel Butor, y una pericia artesanal que fusionó tradición e innovación, se logró componer las miniaturas en oro, respondiendo a la única condición que Jean-Paul Barbier-Mueller puso al equipo dirigido por Juan Carlos Torres: que el parecido de la miniatura con la máscara original fuera exacto. La maravilla final: mediante una ingeniosa técnica basada en la transparencia y en un tratamiento especial del vidrio, lograron disimular el movimiento, produciendo la sensación de que las máscaras están flotando, desde donde el tiempo nace y es a la vez eterno, y así nos miran, a través de los siglos y los kilómetros.
ARRIBA: El último set de Metiers d’Art les Masques, creado por Vacheron Constantin y presentado en 2009.
Por Sergio Kiernan
Fotografía Xavier Verstraeten
Como reyes El primer ejemplo, curiosamente, lo dio el Estado, con edificios públicos, como la primera Casa Rosada —mitad correo, mitad casa de gobierno— y un teatro Colón en la esquina de 25 de Mayo y Rivadavia, donde hoy está el Banco Nación. Estaciones ferroviarias, tanques de agua, cuarteles y bancos le empiezan a cambiar la cara a la ciudad, muchas veces asentados frente a parques de Charles Thays, llegado al país en 1899 y eventualmente autor de los bosques de Palermo e infinitas plazas urbanas y cascos de estancia en cuarenta años de carrera entre nosotros. Nuestro primer edificio reconocible como un palacio privado fue el Miró, de la familia Dorrego, realmente un ensayo general en estilo y locación. Hasta la gran epidemia de fiebre amarilla de comienzos de la década de 1870, San Telmo, Montserrat y San Nicolás —lo que hoy llamamos el Centro— eran por lejos los barrios más poblados de una ciudad que terminaba en Callao. Ricos y pobres, inmigrantes y criollos viejos vivían pared a pared en caserones y casas de parecida sencillez.
EN ESTA PÁGINA: Palacio Bosch, sede
Ciudad de cristal
de la Embajada de los Estados Unidos.
La aparición de los primeros palacios marcó el comienzo de los cincuenta años más prósperos de una Buenos Aires que —afortunadamente— todavía da evidencias de esa historia soñada con belleza y elegancia.
E
n el comienzo era la ciudad de barro, una aldea de adobes sin mayores pretensiones, que esperó tres siglos para tener su primer palacio. Es que Buenos Aires tuvo que pasar de ser el fin del Imperio español, un arrabal, a ser la capital de un país y luego el centro de uno de los grandes milagros económicos de este mundo. A fines del siglo XIX y por cincuenta años inolvidables, la ciudad se pobló de bellezas y elegancias. En esos tiempos fue, como dijo el sorprendido André Malraux, la capital de un imperio que no existía. La palabra clave en esta transformación es “palacio”. Buenos Aires no tenía, como sí tenían La Habana, Lima o México, palacios públicos o privados. Esas ciudades viejas y ricas todavía exhiben blasones en portadas renacentistas y torres de vigilancia. Nuestra ciudad tuvo que inventárselos y eligió el gran lenguaje de la arquitectura del momento, el que se usaba de Shangai a Baltimore, el de mansardas negras, columnas y pedimentos clásicos.
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EN LA APERTURA: Palacio Alvear, sede de la Embajada de Italia.
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Estos palacios son apenas los más notables, las banderas de un estilo que todavía abunda: el eclecticismo a la francesa, centralmente neoclásico pero realizado con un humor y un estilo muy argentinos.
Amigos de salón Sus amigos, parientes y pares sociales siguieron el mismo camino. Los Anchorena construyeron un verdadero complejo de palacios para su enorme familia en el lado norte de la plaza San Martín. De los tres grandes edificios impecablemente franceses, queda el central y mayor, que ocupa hoy el Palacio San Martín de la Cancillería y fue diseñado por Alejandro Christophersen, nada menos. Otro pariente, Juan Fernández Anchorena, fue de los que eligieron alejarse un poco más, llegando a la avenida Alvear, flamante construcción de principios de siglo y definida desde el vamos por los palacios y los petit hoteles de mayor rango. Su casa, en la esquina de Montevideo, sigue intacta —acaba de ser restaurada muy competentemente— e inaugura la cuadra más valiosa y conservada de Buenos Aires. La actual embajada vaticana, diseñada por Enrique Lemonnier, fue residencia presidencial en tiempos de Alvear y luego fue comprada por María Harilaos de Olmos, tan rica como devota, quien la donó al Vaticano. La cuadra la completan dos casas asociadas a los Duhau, familia de formidables constructores, dueños de uno de los mayores y mejores cascos del país, la estancia Ivry, un Versalles sudamericano. Los Duhau adaptaron el castillo de Marais al contexto urbano en la mansión que hoy ocupa un hotel, y tomaron la gran residencia de Hume, en la esquina de Rodríguez Peña, para ampliarla y glorificarla en un ejercicio de estilos. Ésta es hoy la mejor cuadra porteña, con tres palacios básicamente intactos.
En esta página:
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Palacio Ortiz Basualdo, sede
ARRIBA: Mansión Álzaga Unzué,
de la Embajada de Francia.
Four Seasons Hotel. A LA IZQUIERDA: Palacio Errázuriz, Museo de Arte Decorativo.
Familias del norte Fue entonces cuando comenzó a desarrollarse la costa norte, entre el Retiro y la lejana quinta de Rosas en Palermo, pasando por la barranca de los Recoletos. Los Dorrego puntearon con su palacio en lo que hoy es la plaza entre Córdoba, Libertad, Viamonte y Talcahuano. Era un edificio victoriano y de estilo indefinido, un cajón largo con frente de columnas y una torre bombé, de hierros y vidrios, como mirador. Todavía era una versión de la casa argentina, púdica y simple, aunque en escala mayor. Con lo que el puntapié inicial de la construcción de palacios porteños lo da el desmesurado, millonario e hiperactivo José Clemente Paz, diputado, diplomático y dueño del diario La Prensa. Y, así como Paz le construyó a su diario una oficina sin par en el planeta —hoy la Casa de la Cultura, en la Avenida de Mayo—, se mandó a diseñar el que sigue siendo en muchos aspectos “el” palacio. Quien entre en lo que hoy es el Círculo Militar, en Santa Fe y Maipú, se encontrará con un lujo realmente versallesco, que tiene su punto más alto en el Hall de Honor, una sala del trono en mármoles policromos de un barroco festivo.
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Alvear abajo Alrededor de la bella plaza Pellegrini, Alvear abajo, se llega a otro nudo de palacios. El mayor es el Pereda, la actual Embajada de Brasil, inspirado en el museo Jacquemart-André de París. Este palacio guarda un tesoro en sus salones, los notables murales en los cielos rasos del catalán José María Sert. Justo enfrente del Pereda se alza el elegante Ortiz Basualdo, actual Embajada de Francia, que se negó a entregar su sede a la ampliación de la avenida 9 de Julio. Diseñada por Paul Pater, la casa es notable en su elevación, la gracia de su cúpula y las colecciones de antigüedades arquitectónicas —chimeneas renacentistas, paneles decorativos dieciochescos— que atesora. En la esquina de Cerrito comienza otra cuadra notable. En la esquina está la aplomada Residencia Atucha, que sigue siendo casa particular, proyectada en 1915 por René Sergent, en lo que en su época era un estilo despojado y moderno. Pero fueron los Unzué los que significaron el lugar, con una serie de residencias familiares que permitían tener a hijos y hermanos de vecinos. Varias de estas casas a la francesa sobreviven, ocupadas hoy por oficinas del Jockey Club, y la más noble es la Maison del Hotel Hyatt, restaurada ejemplarmente por sus nuevos dueños.
EN ESTA PáGINA: Palacio Pereda, sede de la Embajada de Brasil.
EN ESTA PáGINA: Mansión Álzaga Unzué, Four Seasons Hotel.
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Hacia Libertador Camino arriba por lo que fue la avenida Alvear y hoy se llama Del Libertador, los palacios más notables se alinean sobre la vereda sur, como balconeando un río que ya no pueden ver. Frente al Automóvil Club se alza el Errázuriz, actual Museo Nacional de Arte Decorativo, el único departamento completo creado por Sert. Poco más arriba sigue el Palacio Alvear, actual sede de la Embajada de Italia. Y al final, frente a los bosques de Palermo, el Palacio Bosch, Embajada de Estados Unidos, con uno de los mejores jardines privados de la ciudad. Estos palacios son apenas los más notables, las banderas de un estilo que todavía abunda: el eclecticismo a la francesa, centralmente neoclásico pero realizado con un humor y un estilo muy argentinos.
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Fotografía Pompi Gutnisky Estilismo Nicolás Morazzo Floreros de la colección privada de Henri Stad
El triunfo de la primavera
Tiffany´s. 1910. Art Nouveau. Dos de una serie de tres. Louis Comfort Tiffany (heredero del gran Charles Lewis Tiffany) experimentó con
Le Verre Français. 1920. Art Déco. Paisajes en cuatro colores. Charles Schneider estudió arte en Nancy y desde esa época hizo grabados en vidrios
diferentes técnicas de fundición de vidrio hasta generar las bellísimas iridiscencias que tienen estas piezas. Su laboratorio fue la Tiffany´s Glass
con sus diseños. Probó con las esculturas de cristal y el trabajo con piedra. Junto con su hermano Ernest, en 1909, compró una pequeña cristalería.
Company. Con la ayuda de químicos y matemáticos, primero logró imitar el ágata tallada, mezclando cañas de vidrio opaco de diferentes colores
Allí, después de la guerra, produjeron cristal camafeo y floreros con manijas y burbujas aplicadas. Sus diseños eran de flores y animales. Cuando
a baja temperatura, que luego pulirían para imitar los veteados de esa piedra. Pero su obsesión era la versatilidad refulgente de las vasijas ro-
un incendio destruyó los estudios del maestro Gallé (ver página siguiente), él recibió a los artistas. Ellos le enseñaron la famosa técnica marquetérie
manas que se encontraban en excavaciones. El resultado fueron los favrile glasses: piezas únicas logradas en un sistema de varias vaporizaciones
de verre de Gallé (tallar el dibujo fuera del florero y rellenarlo con el cristal coloreado). La casa de los hermanos Schneider tuvo dos grandes líneas:
en frío de sales minerales sobre el vidrio fundido que se oxidaban dando inesperadas iridiscencias. Por su belleza, éstas obtuvieron la Legión de
Le Verre Français y Schneider. La primera se caracteriza por objetos con dos tonos superpuestos, en diseños florales geométricos, producidos al
Honor en la Exposición Universal de París en 1900.
ácido (se funden con ácido cinco capas superpuestas de vidrio para crear los diferentes relieves y eliminar los colores que no correspondan al
Con la industrialización, Tiffany´s produjo objetos más diversos con inserciones en su interior, pero sin olvidar jamás el eterno resplandor que
diseño); el acabado de las piezas era brillante sobre fondo mate. La segunda estaba compuesta por pequeñas series de cristalería lisa. Generó una
había sabido conseguir.
extensa gama de colores impensables hasta entonces (uno de los más famosos fue el “tango”, un naranja fuerte, muy innovador).
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Émile Gallé. 1910. Art Nouveau. Motivos marinos en violeta (60 cm). Émile Gallé nació en Nancy, Francia, en 1846, y aprendió el oficio de vidriero en la fábrica de su padre. Estudió botánica, arte, entomología y química. Fue un intelectual brillante y un humanista muy activo. En su juventud, se enamoró del mar. Maestro del arte de trabajar con vidrio, en 1873 se hizo cargo de la fábrica de su padre, investigó tantas técnicas como pudo y generó piezas inspirándose en sus exhaustivas lecturas y su amor por la naturaleza. Al comienzo, utilizó un cristal límpido que adornaba con esmalte. Luego escogió uno pesado y opaco tallado o grabado al ácido y probó el uso de bur-
Muller Frères. Art Nouveau. (75 y 90 cm). Los Muller Frères fueron una familia entera dedicada a la vidriería Art Nouveau y Art Déco. Nueve
bujas de aire o láminas de metal en sus creaciones.
hermanos varones y una mujer. Los primeros en acercarse al universo de estos maravillosos objetos decorativos artísticos fueron los mayores,
Junto con Antonin Daum creó la École de Nancy
Désiré y Eugène Muller, quienes se emplearon en el semillero más grande de la historia: la fábrica-taller del gran Émile Gallé. El resto buscó
para profundizar sus investigaciones, donde llegó
su espacio propio en vidrierías de Luneville. Pero la historia finalmente llevaría a tres más de ellos (Henri, Pierre y Victor Muller) también a
a tener 300 artistas empleados. Lo llamaban “el
la École de Nancy. Sólo entre Henri y Eugène Muller generaron casi 150 diseños para la vidriería belga Cristallerie de Val Saint-Lambert entre
mago del fuego”. Fue premiado con la Legión de
1904 y 1906. Así, en 1895 formaron su propio taller en Luneville y Croismare. Sus creaciones están compuestas mayoritariamente por detalles
Honor en la Exposición Universal de París (1889),
inigualables del mundo animal, bellísimos paisajes y vidrios diseñados al ácido con superposiciones de hasta siete capas. Con la devastación
alcanzando fama internacional. El fuego incendió
mundial que generó la Primera Guerra, debieron masificar su producción. Pero, aun así, sus creaciones se mantuvieron siempre entre las más
y destruyó su estudio después de que él muriera.
espléndidas y originales de todas las épocas.
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Anónimo. 1930. Art Déco. Extraña y excepcional pieza de vidrio francés con motivos animales (50 cm). El esplendor económico prebélico de comienzos del siglo XX profundizó el camino que venía trazando la decoración desde mediados del XIX: es que la burguesía, siempre al acecho de más y más prestigio, también quería sus piezas únicas, sus objetos artísticos realizados por manos altamente especializadas, para ornamentar sus casas. Fue el vidrio el material que mejor logró encarnar esa búsqueda. Maleable, versátil, refulgente, iridiscente, los artistas —como alquimistas—, lo sometieron al fuego, al aire, al ácido, lo transformaron una y mil veces; aunque, claro: no lo despojaron jamás de su fragilidad intrínseca. Esa que lo vuelve, incluso, más encantador, más deseable. El Art Nouveau, Chiparus. Porcelana francesa. 1930. Art Déco (60 cm). El rumano Demêtre Chiparus vivió siempre en París. Estudió en Italia y en la École des
entonces, lo vio resplandecer en diseño de flores,
Beaux Arts en París. Maestro del arte de diseñar y esculpir piezas de bronce y marfil (una técnica conocida como criselefantinas), se lo podría
bosques, insectos, animales. Fue una época de
considerar el Andy Warhol del Art Déco. Representó los íconos de esa época (bailarines del ballet ruso, actores del teatro francés y de las prime-
investigaciones artísticas y científicas, guiadas
ras películas) en distintas estatuillas de finísima orfebrería, las cuales actualmente forman parte de diferentes colecciones. Porque —y aquí una
por los genios más grandes de la época. Luego,
característica particular del artista— él hizo muy pocas piezas únicas, dejándoles ese privilegio sólo a los diseños más complejos. Trabajó las
el Art Déco lo volvió más asequible. Las piezas
técnicas de fundido y manufactura y, una vez terminada cada pieza, escondía la firma en lugares difíciles de hallar. Otra fuente de inspiración de
que ilustran estas páginas son apenas una breve
los diseños de Chiparus fueron los motivos orientales más diversos.
muestra de ambos escenarios.
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Belle Époque
1905 Habría que haber estado ahí bebiendo un cocktail mientras el salón iba iluminándose de a poco y la orquesta sonaba más alegre porque las risas se encendían invitando al desenfado general. El mundo mismo era una fiesta, la época más bella que quedó signada en el nombre mismo de esos años inolvidables. Habría que haber estado ahí. Sin dudas, habría que haberla visto. Un vestido negro de cintura ceñida, tacos altos y un sautoir firmado en Francia que escondía un gran secreto. Detrás del medallón, un pequeño reloj para ir anotando los minutos que se perdían, las horas que quedaban todavía por ahí. Disimular la falta de compañía para contar el tiempo, de eso se trataba. Con decoro, tal vez incluso con un poco de vergüenza.
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2009 Sautoir de platino, engarzado con perlas naturales, diamantes y cristal iridiscente con reloj.
Este sautoir de platino, engarzado con perlas naturales, diamantes y cristal iridiscente, ha guardado más de un misterio entre esas tantas horas que lleva marcadas desde hace un siglo. El nombre de esa dama que supo lucirlo, por ejemplo. Si lo siguió llevando luego de que la Primera Guerra Mundial dejara a tantas mujeres viudas e impusiera el reloj de muñeca como moda necesaria para compensar la soledad. Lo que sí expresa esta joya es que es una pieza única y excéntrica. Esta pieza se puede encontrar, junto con otras, en el espacio Vintage de Petit Palais.
Fotografía Marcelo Setton
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Le premier rendez-vous Fotografía Chino Zavalía
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Estilismo Juana Santillán
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1. Vestido strapless de tul de seda bordado, Sylvie Burstin. Sandalias de raso bicolor, Sylvie Geronimi. Joyería en perlas y diamantes, Jean-Pierre. 2. Vestido de gajos de seda natural y encaje antiguo, El Camarín. Aros de cristal y oro blanco, Colección So Happy, Chopard para Simonetta Orsini. 3. Smoking, Rochas. Habano, Cohiba. Reloj Reverso Squadra de acero con correa de cuero de cocodrilo, Jaeger-LeCoultre para Simonetta Orsini. 4. Camisa, pantalón y saco de paño, La Dolfina. Reloj Michelangelo de acero con correa de cuero de cocodrilo, Ulysse Nardin para Simonetta Orsini. 5. Vestido enagua de paillettes, Polo Ralph Lauren. Aros, anillo y colgante de cristal y oro blanco So Happy, Chopard para Simonetta Orsini. 6. Vestido con rosa de organza de seda natural rosa té, Zitta. Tocado de flores, Laura Noetinger. Aros y anillo de oro blanco y brillantes, Chopard para Simonetta Orsini. Pulsera de diamantes, Jean-Pierre. 7. Vestido strapless con corsage frou-frou, Di Doménico. Aros, colgante y anillo en oro rosa Chopardissimo, Chopard para Simonetta Orsini. 8. Vestido de lamé dorado, Evangelina Bomparola. Aros, Jean-Pierre. Smoking, Rochas. Reloj Radiomir 8 Días de oro rosa con correa de cuero de cocodrilo, Panerai para Simonetta Orsini. Producción realizada en el Palacio Duhau, Park Hyatt Buenos Aires. Todos los productos de Simonetta Orsini y Jean-Pierre son para Petit Palais.
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Por Henri Stad
A
The girl´s best friend
Seres vivos, lágrimas de los dioses, amuletos poderosos, puntas de lanza y hasta tentaciones malditas. Los diamantes debieron esperar a que una bella cortesana se animara a lucirlos en el siglo XV para ocupar ese lugar del que nunca más fue corrido: la joya más preciada. 01:20
EN LA APERTURA: Gargantilla de oro blanco 18 qts y brillantes gotas.
lo largo de la historia, numerosos pensadores han acordado en afirmar que las piedras poseen poderes no explicables a través de la razón. Platón, por ejemplo, aseguraba que los diamantes eran seres vivos que contenían espíritus celestes capaces de alegrar el alma. En la antigua Grecia existía la creencia de que los brillantes eran lágrimas de los dioses o destellos de las estrellas. Los romanos lo llamaban “el indomable”, valorando la dureza característica de esta piedra, que la hace prácticamente indestructible. En la antigüedad, los diamantes eran empleados como talismanes contra enemigos y espíritus malvados. Eran piedras que infundían tal respeto y autoridad, que sólo eran utilizadas como amuletos por los guerreros más importantes, quienes aseguraban que portándolas podrían atraer la fuerza y el coraje necesarios para resultar vencedores en las batallas. Debieron pasar muchos siglos dentro de la historia de la humanidad para que el diamante cambiara su destino a piedra ornamental en bailes y ceremonias. En esas épocas remotas, entonces, eran los hombres los que los llevaban, incrustados en las pecheras o en sus armas, para protegerse de los ataques enemigos, siempre con la conciencia de estar portando un objeto de gran poder y personalidad. Napoleón Bonaparte, por ejemplo, mandó a engarzar en su espada un diamante de un brillo excepcional que había formado parte de la corona de Luis XV. Hacia el siglo XV las damas de las cortes europeas —que solían incorporar a sus vestidos y tocados piedras preciosas, como rubíes, esmeraldas o zafiros— también quisieron adornarse con la más perfecta de las gemas. Se cree que fue Agnes Sorel —una noble que a los veinte años se convirtió en amante oficial de Carlos VII de Francia— quien introdujo esa moda cuando el rey la nombró maîtresse en titre, y le obsequió un anillo de brillantes.
EN ESTA PÁGINA: Aros de platino, brillantes y brillantes gotas.
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EN ESTA PÁGINA: Anillo de oro 18 qts, brillantes y brillante fancy yellow.
EN ESTA PÁGINA: Anillo de oro 18 qts, citrinos con tzavoritas y citrino central.
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Así, el uso de diamantes se popularizó entre las aristócratas francesas, quienes veían en Agnes un modelo de belleza y erudición poco comunes entre las mujeres de la época. Rápidamente, los hombres de poder imitaron el gesto del rey Carlos, y el diamante pasó a ser símbolo de amor eterno y fidelidad entre las clases privilegiadas. Actualmente, poseer un diamante es poseer una joya singular y eterna (por su estructura molecular es prácticamente indestructible). Nace en la tierra en circunstancias excepcionales y azarosas, de tamaño y color diversos. No es posible calcular ni el momento ni el lugar en el que la naturaleza entrega un diamante del tamaño del Koh-I-Noor (gran joya del año 1304, que formó parte del Taj Mahal y en la actualidad destella en la corona de la reina de Inglaterra) o del brillo El diamante mantiene el de la piedra azul de María Antonieta. mismo valor en Nueva Los hay verdes, azules, amarillos y roYork que en Hong Kong, jos, pero todos poseen la tonalidad de manera plena e intensa (a diferencia de y permite conservar en otras piedras que resultan amarillentas un objeto pequeño una o verdosas, en el brillante el color es inversión que perdurará siempre absoluto). El más requerido es el de color blanco, y es tanto más valiopor generaciones. so cuanto más cristalina es su piel. El color rojo es el más extraño de todos y, a causa de su singularidad, es sumamente codiciado; un brillante rojo de apenas seis milímetros de diámetro se ha llegado a vender en un millón y medio de dólares. Hasta el momento, no se han encontrado diamantes rojos de más de dos quilates. El valor de un brillante se determina mediante las cuatro C: colour (color), clarity (pureza), carats (quilates) y cutting (tallado). El color es quizás uno de los factores más importantes: cuanto más color tiene una piedra, menos valiosa es. Porque lo que se busca es la cristalización perfecta, la ausencia de tono. Asimismo, la clasificación por color se especifica de la letra D a la Z, utilizando la nominación de la D a la L para los tonos blancos, y de la L a la Z para las piedras que pueden ser consideradas amarillentas o amarronados.
EN ESTA PÁGINA: Anillo de oro blanco 18 qts, zafiros rosas y amatista central.
La pureza de un brillante se mide mediante su claridad. Entre las piedras preciosas, el diamante es la única capaz de cristalizar sin imperfecciones, dependiendo del modo en que haya cristalizado el carbono. Los más exquisitos son aquellos que, incluso debajo de un microscopio, siguen sin mostrar imperfecciones. Los brillantes sin inclusiones refractan la luz de un modo perfecto. Por otro lado, el quilate (la quinta parte de un gramo) es la unidad de peso por medio de la cual se asigna el valor del diamante. A medida que el tamaño de la piedra aumenta, también lo hace el precio. Finalmente, es en el tallado en donde radica la elegancia del diamante. Una piedra que cumpla con las otras C puede perder valor a causa del modo en que fue tallada. Se trata de un saber específico y una ciencia experimental que se transmite de maestro a discípulo. En la tranquilidad del taller, el maestro tallador le dedica jornadas enteras a cada piedra, hasta lograr la forma requerida por el diseñador, pero sin interferir en su armonía interna. A su vez, existen diamantes cuyo valor se acrecienta debido a su historia. Emperadores, reyes y acontecimientos de gran relevancia están detrás de varias piezas únicas. En 1948 el gran diamantista neoyorquino Harry Winston pagó una considerable fortuna por el diamante Hope, que había pertenecido a Napoléon, a Luis XV y a María Antonieta (y lo hizo haciendo oídos sordos a aquellos que aseguraban que se trataba de una piedra sobre la que había caído un maleficio). Existen diamantes históricos cuyo paradero permanece descoLos hay verdes, azules, nocido; como la enorme colección que amarillos y rojos. Todos pertenecía a la corona rusa y, tras la reposeen la tonalidad de volución, pasó a manos privadas. Otras colecciones, como la perteneciente a manera plena e intensa. la corona británica, nunca volverán al El más requerido es el mercado y su valor resulta inestimable. blanco. El color rojo, el El diamante mantiene el mismo valor en la ciudad de Nueva York que en más extraño. Hong Kong, y permite conservar en un objeto pequeño y transportable una inversión que pasará de generación en generación sin ver alterado su valor, y embelleciendo a quien tenga la fortuna de poder lucirlo.
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Fotograf铆a Marcelo Setton
Estilismo Gabriela Setton
Room Service
Todas las joyas utilizadas en esta nota son de Jean-Pierre. Producci贸n realizada en la Mansi贸n de Four Seasons Hotel Buenos Aires.
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01:25 Collar de perlas South Sea multicolor con cierre de oro y brillantes. Collar largo de perlas South Sea copper con cierre de oro y brillantes cognacs. 01:26
brillantes negros. Anillo de oro blanco, brillantes y baguettes. Anillo de oro amarillo y pavé de brillantes. Anillo de oro blanco, brillantes y ónix. Pulseras esclavas
Pulsera de oro amarillo y brillantes. Aros de oro rosa y brillantes. Aros de oro amarillo, brillantes y cuarzo fumé. Anillo de oro amarillo, brillantes y cuarzo
de oro blanco, rosa y amarillo con brillantes. 01:30 Collar de oro blanco, brillantes y zafiros azules. Anillo de oro blanco, brillantes y zafiros azules. Pulsera encaje
fumé. 01:27 Gargantilla de oro blanco y brillantes. Aros de platino, brillantes y brillantes talla navette. Anillo de oro blanco, zafiros, brillantes y aguamarina
de oro blanco y brillantes. Aros de oro blanco, brillantes, zafiros azules y kyanita. Florero de plata francés firmado Gustave Keller, circa 1910. 01:31 Gargantilla
cabochon central. Anillo de oro blanco, brillantes y perla blanca central. 01:28 Anillo de oro amarillo, brillantes y perlas South Sea gold. Aros de oro amarillo,
de oro amarillo, brillantes y amatistas. Pendientes de oro amarillo, brillantes, amatistas y turmalinas rosas. Anillo de oro blanco, rubíes, amatistas y brillantes.
brillantes y perlas South Sea gold. Aros de oro amarillo y zafiros de colores. 01:29 Collar largo de perlas South Sea multicolor en degradeé con cierre de oro y
Anillo de oro blanco, con citrino y brillantes. Pulsera de oro amarillo, brillantes y perlas blancas barrocas. Maciteros de plata franceses, circa 1900.
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Por Carlos Álvarez Insúa
Ilustraciones Carlus Rodriguez
Del sol, la arena, el agua y las velas
El oficio de la escritura puede confundir a quien lo ejerce si se aplica a construir un pequeño mundo de verdades ciertas, definitivas y comprobadas. Con esta prevención, advertimos que la reconstrucción del instante primero, la hora cero, del encuentro entre los relojes y el hombre que aventura esta nota sólo será una escena aproximada e imperfecta.
E
l gnomon fue un método traído de China o Egipto. Es probable que Anaximandro de Mileto lo introdujera en Grecia: un bastón incrustado de manera perpendicular en el suelo, donde se trazaban surcos que indicaban los distintos momentos del día. Así, la sombra proyectada señalaba los diferentes horarios. Al poco tiempo, el bastón fue reemplazado por obeliscos construidos en piedra. Luego se agregaron en el cuadrante solar indicaciones referidas a los meridianos. El bastón fue reemplazado por un estilo unido a una base esférica sobre la que se marcaban líneas horarias; a estas piezas se las ubicaba de una manera determinada para que señalaran la sombra en forma idéntica a la misma hora, en cualquier día del año. El cuadrante solar (siglo V antes de Cristo) evolucionó en el cuadrante ecuatorial y luego en el cuadrante universal, que era portátil y fue, junto con la brújula, un gran aliado de los navegantes. Para la noche se crearon cuadrantes estelares y lunares, pero sólo funcionaban en las noches despejadas.
Una vela se derrite También ellas fueron relojes: a medida que una vela marcada se iba consumiendo, su avance señalaba un período de tiempo. Se
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usó en la Edad Media, especialmente en oficios religiosos. En 1206 hubo una candela que contenía bolitas de metal que caían a medida que la cera se iba derritiendo.
Y el agua fluye Parece comprobable que babilonios, egipcios, chinos e indios iniciaron el hábito de utilizar el agua contenida en un recipiente graduado, para que ésta, al escapar de manera controlada, indicase el tiempo transcurrido. El nivel del agua coincidía con una escala marcada en el recipiente que señalaba las horas. La clepsidra fue empleada por Herófilo de Alejandría para medir las pulsaciones del cuerpo humano. Galileo usó una de mercurio para medir la caída de los cuerpos. Hubo una complicada clepsidra enviada por Harún Al-Raschid a Carlomagno, que señalaba la hora en un cuadrante y dejaba caer a cada instante pequeñas esferas de metal sobre una bandeja: este suceso revelaba, tanto por la cantidad de sonidos como por el número de bolitas, el tiempo a medir; luego se abrían unas puertas de donde salía idéntica cantidad de caballeros armados que hacían graciosos movimientos en homenaje al rey que inventó Europa. Aquel objeto maravilloso da testimonio de que, desde hace
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El reloj sería, desde hace casi un siglo y hasta hoy, la única joya masculina y un valioso mensaje, en algunas ocasiones de glamour y en otras de libertad, autoridad e independencia, para la mujer.
más de mil trescientos años, existen relojes con grandes complicaciones: el reloj de agua referido, además de informar la hora, tenía un sistema de sonería y un autómata. Claro que funcionaban escandalosamente mal.
Hora cero: la mecánica Fueron dos mil años de relojes sujetos al mundo natural hasta que un día alguien decidió desafiar la gravedad. Y es por eso que el texto atreve la hipótesis de que la hora cero de la relojería es su encuentro con la mecánica. Los relojes anteriores fueron parte del gran relato panteísta, protagonizado por un hombre fundido con la naturaleza a la que no desafía, para quien ella es la realidad y causa, y la invención, su efecto.
Pesas y ruedas Se conjetura que el primer reloj mecánico monumental fue construido por Richard Wasigford, abad de San Albano, a mediados del siglo XIV; y si bien algunos afirman que el benedictino Gerberto, hacia finales del 900, concibió un reloj de pesas y ruedas, es verosímil presumir que sólo desarrolló un reloj solar. Luego Santiago Dondis ordenó construir en Padua (circa 1344) un reloj que indicaba la hora, el curso solar y los planetas. El primer reloj francés fue instalado en el Louvre, en París, traído desde Alemania por orden de Carlos V. En España la relojería monumental debutó en 1393 en la torre de la catedral de Barcelona: seny de les hores era su nombre.
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Al bolsillo Los relojes de bolsillo tenían forma de cilindro y fueron concebidos en Francia a mediados del siglo XV. Enseguida, olvidados artistas diseñaron formas caprichosas, hubo cruces y calaveras entre los primeros relojes portables. En el siglo siguiente, Pedro Bell imaginó relojes en Alemania y comenzó a fabricarlos; aún se los puede encontrar en algún remate; se los conoce con el nombre de huevos de Nuremberg, pero muy pocos de los que todavía atesoran los coleccionistas salieron de los talleres de Bell, la mayoría son herederos nacidos a principios del siglo XVII. En 1647 Christiaan Huygens dividió la hora en 60 minutos y éstos en 60 segundos, la génesis del cuadrante contemporáneo. También, en 1665, adaptó el muelle de espiral a los relojes de bolsillo; mientras tanto, Gruet, en Londres, reemplazaba las cuerdas de vihuela por la cadena de acero.
Piezas épicas A fines del siglo XIX sólo unas pocas mujeres llevaban relojes en el pulso, que en verdad eran pendentif reformados por joyeros y sostenidos por finos brazaletes de seda u ocultos en brazaletes. Fue durante la gran guerra de trincheras de 1914 cuando la necesidad de coordinación de las acciones militares llevó el reloj al pulso de la oficialidad masculina. Así comenzó la saga del reloj entre los varones, y acaso esta genealogía indique en la genealogía del reloj moderno ciertos valores de la milicia: precisión, solidez, racionali-
dad formal. Pero también puede inscribirse otro comienzo: el aviador brasileño Ulysse Santos Dumont le pidió a su amigo, el joyero Louis Cartier, un reloj que pudiera usar en sus vuelos mitológicos. Como resultado de un acuerdo entre dandies, el francés, en 1904 —diez años antes del inicio antes referido— le entregó un reloj carré galbé con tornillos en el bisel que aún hoy, y luego de muchas declinaciones, es una de las referencias de la marca que retiene el apellido del joyero del 13, rue de la Paix; y que se llama Santos, en homenaje al piloto.
Siempre en tu pulso Estas escenas tejen la hora cero contemporánea que inicia una aventura donde marcas del ayer se transforman en garantes del futuro: Audemars Piguet, Jaeger-LeCoultre; IWC, Rolex son algunos ejemplos. A partir de aquella atroz guerra, y de la demanda de un piloto audaz, el reloj de pulso comienza una saga fabulosa que lo transforma en un objeto muy unido al hombre que expresa —más allá de su función— ideales y paradigmas que definen pertenencia y estilo. Así el reloj sería, desde hace casi un siglo y hasta hoy, la única joya masculina y un valioso mensaje, en algunas ocasiones de glamour, y en otras de libertad, autoridad e independencia, para la mujer. Y en días de valores líquidos y provisorios, cuando los objetos también traman el peso semántico del sujeto, el reloj —a diferencia del automóvil u otros bienes de fuerte contenido imagina-
rio— no se separa de quien lo lleva ni queda fuera de campo en un parking: siempre está en nuestro pulso diciendo algo de nosotros.
Asociación involuntaria Ya en el final, vuelvo a la tarde en que Petit Palais Gazette me sugirió escribir unas líneas sobre la noción de hora cero en la relojería y recordé una vieja colección de la revista Hora Cero semanal, que había pertenecido a mi padre —él también era guionista y editor de historietas— y que leí apasionadamente durante mi infancia. Bastante después, cerca de los 18 años, supe que las historias del Sargento Kirk, un desertor del ejército en el Far West; de Ernie Pike, el descreído corresponsal que relataba hechos de la Segunda Guerra Mundial, y las de El Eternauta, el héroe del primer relato, habían sido escritas por Héctor Germán Oesterheld (Buenos Aires, 23 de julio de 1919; desaparecido por la dictadura militar en 1977, probablemente asesinado en 1978), quien fue, sospecho, el último gran narrador argentino; un hombre de genio y valores sólidos que me hizo pasar momentos inolvidables en la niñez. Los azares del recuerdo accidental casi siempre anuncian una trama; entonces evoco otra pasión de mi niñez: los juguetes mecánicos y los objetos con ruedas y transmisiones. Es probable que en ese mundo de infancia, donde la mecánica fue un lugar de magia, sorpresa y conquista, se esconda para mí, y para muchos hombres, la pasión adulta por los relojes.
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Fotograf铆a Marcelo Setton
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l cambio es cuestión de tiempo. La evolución puede llevar a la aparición de nuevas especies, su adaptación a distintos ambientes, su transformación. Es por eso que la manufactura IWC Schaffhausen sigue renovando su familia de relojes de buceos Aquatimer, creada hace más de 40 años, y perfeccionada a lo largo de la historia para ser el instrumento de seguridad y precisión más fiable bajo el agua. La evolución del reloj Aquatimer coincide con la unión de IWC a la fundación Charles Darwin de las Islas Galápagos para la protección del medio ambiente y del mar. Unión que dio lugar al nacimiento de un nuevo integrante de la familia: el Aquatimer edición especial Isla
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Galápagos. Un reloj creado para apoyar el compromiso de la marca con la ecología en el año en que el mundo científico celebra el 200º aniversario del nacimiento de Darwin, el gran biólogo y etólogo inglés que encontró en estas islas del Pacífico las más peculiares especies para formular su teoría del origen y la evolución de la vida. Hoy esta flora y fauna únicas en el mundo, se encuentran en peligro y es por eso que IWC, la Fundación Charles Darwin y más de 100 colaboradores trabajan para preservar este Patrimonio Natural de la Humanidad. El tiempo, la seguridad y la precisión son claves para proteger este paraíso terrenal, por suerte IWC ha podido dominar estos elementos a lo largo de su historia.
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6.
La nueva familia de relojes Aquatimer, la colección especializada para expertos buzos, en todas sus versiones:
4.
1. Aquatimer Automatic 2000.
2. Aquatimer Cronógrafo en oro rosa.
3. Aquatimer Deep Two.
4. Aquatimer Cronógrafo azul y rojo coral.
5. Aquatimer Cronógrafo negro y amarillo.
6. Aquatimer Cronógrafo Edición Islas Galápagos.
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Por Mariana Rodríguez
Vida y obra de A. Lange & Söhne Tradición cortesana, intrepidez y astucia, tropezones sin caída, supervivencia e ingenio. Ésta es la historia de una marca que sorteó lo inimaginable para llegar a lo que es hoy: un ícono indiscutido en la alta relojería mundial.
C
omo pasa en la vida, en la historia de A. Lange & Söhne hubo pausas y aceleraciones, giros de timón y renacimientos. Vueltas que hablan, en una primera lectura, de la presencia de una búsqueda. Y luego, apenas se escarba un poco, de un vigoroso instinto de supervivencia. La casa de Glashütte tuvo la audacia de asumir cambios y capear las tormentas históricas y sociopolíticas. Pero, también, la sabiduría de mantener el nivel de sus piezas en el espacio sacrosanto de la más alta relojería a través de 300 años. Y lo hizo mediante la especialización en la terminación, en cada una de sus máquinas completamente hechas en casa, en la magnificencia de todos sus componentes trabajados y en un savoir faire que hace pie en la tradición relojera de la región de Sajonia. Hoy, cuando los primeros modelos de Lange alcanzan cifras de siete dígitos en las subastas y son piezas cotizadísimas por los coleccionistas más severos, vale evocar esa historia.
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La tradición y la modernidad: los edificios Lange 1 y el
Desde la época de oro cortesana
Centro de Tecnología y Desarrollo.
El aporte de la marca al prestigio de Sajonia puede rastrearse hasta tiempos antiguos. Los del monarca Frederick Augustus I, El Fuerte, que inició su reinado en 1694 y tres años después asumió también la corona polaca bajo el nombre de Augustus II. Eran épocas en las que Sajonia y su capital, Dresde, “la Florencia del norte”, eran reconocidas como centro de la ciencia y la cultura europeas. Allí, un hombre de grandes habilidades llamado Johann Christian Gutkaes (1682– 1757), ancestro de Walter Lange, comenzó a brillar como chef del monarca. En la misma ciudad pero tres generaciones después (en 1785), nacía Johann Christian Friedrich Gutkaes; quien pronto aprendería el oficio de maestro relojero,
acompañándolo con estudios de matemática y física. Designado como responsable de la colección de relojes real y del monumental reloj que signaba los ritmos y rutinas cortesanos, Christian Friedrich se instaló en la torre del reloj del palacio de Dresde. Allí, en 1841, creó el reloj digital de cinco minutos para la Ópera (una pieza que se ubica entre las más importantes del mundo). Su empleado senior en ese tiempo era Ferdinand Adolph Lange, un niño a quien, separados sus padres, su familia adoptiva envió como aprendiz. Un joven que rápidamente demostró sus habilidades ganándose el privilegio de viajar a Inglaterra y a París. (Esos viajes fueron fundamentales para la adquisición de una experiencia definitoria, al punto de transformarla en material de sus famosos diarios y cuadernos, documentos que la manufactura atesora como un santo grial.) La historia continúa y se ramifica en
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Cuaderno de viaje y
El impactante diseño
de bocetos de Adolph
del famoso reloj de 5
Lange que data
minutos de la Ópera
de 1837.
Semper de Dresde que inspiró el gran fechador de Lange.
un árbol genealógico fundado en el matrimonio de Ferdinand Adolph Lange con Antonia Gutkaes, que dio siete hijos. Dos de ellos, Richard y Friedrich Emil, continuaron la senda que se inscribe entre la ciencia, la relojería y los negocios. Sus descendientes Otto y Rudolf tomaron la posta hacia los comienzos del siglo XX. Fueron tiempos duros, en los que se imponía con fuerza el recién llegado reloj de pulsera y caía como una sombra paulatina la gran depresión económica mundial. Poco antes del estallido de la Segunda Guerra, Walter Lange (nacido el 29 de julio de 1924) fue llamado a continuar los pasos de sus ancestros. En 1945, luego de prestar servicio militar, volvió a su tierra, herido de gravedad, para encontrar los talleres de su empresa totalmente destruidos por un bombardeo lanzado poco antes del armisticio. La firma fue expropiada por el Estado el 20 de abril de 1948. Walter Lange debió exiliarse para no terminar haciendo trabajos forzados en las minas de uranio. El nombre de la empresa dejó de aparecer en los cuadrantes de los relojes en 1951 y él recién pudo volver a casa en 1976. Pero no fue hasta 1990 que se registró el trademark que daría inicio a la nueva etapa de actividades. Sin dudas, a este camino recorrido le deben su aliento épico las palabras de Walter Lange, impresas sobre su firma manuscrita en los documentos oficiales de la casa: “El restablecimiento de la compañía no fue sólo mi deber público, sino también una tremen-
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da oportunidad para mi casa, Sajonia. Mi gratitud especial está dedicada a mis compañeros trabajadores, que desde el principio dieron todo su entusiasmo para el desafío de volver a transformar a Glashütte en un sinónimo de los más altos logros relojeros. La adversidad no pudo doblegarlos”.
La producción del renacimiento En abril del año 2000 la compañía logró recuperar su viejo establecimiento. Hoy el edificio, declarado Monumento Nacional de la región, alberga los luminosos talleres de los que han surgido las colecciones que reivindicaron el lugar central de la manufactura en el universo de la alta relojería. El primero, que representa el revival por excelencia, es Lange 1, suerte de eminencia de reloj mecánico que inaugura alguna de las características que identifican la producción de la casa, a saber: el fechador dividido y de gran tamaño, patentado por Lange, y sus contadores descentrados para las horas, los minutos y dos esferas subsidiarias para los segundos y la indicación de reserva de marcha. No es una coincidencia, apuntan los historiadores, que el raro aspecto de este modelo, tan reconocible, revele una afinidad visual con aquel reloj digital de la Ópera de Dresde. Producido en distintos tonos de oro, con esfera de diferentes matices de plata, Lange I es, sin duda, uno de los modelos
Los relojes de Lange nos interpelan como verdaderos actos de exhibicionismo, de maestría técnica y oficio artesanal. Hay, en ellos, un alarde de la terminación de todas y cada una de sus partes que los transforma en algo más que relojes.
más emblemáticos. Y su desarrollo fue deslumbrante: Lange 1, con lector de fases lunares, dotado del movimiento L901.5; Lange 1 Time Zone, en cuyo cuadrante —que siempre mantiene las proporciones que le dan identidad— se suma un anillo exterior, en el borde interno del bisel, con los nombres de las ciudades más relevantes del mundo. Saxonia, por su parte, es un reloj con una estética más sencilla, que evoca la gloria del Estado alemán con una exhibición sutil, pero inequívoca, de preciosismo en el detalle. El cuadrante, de plata sólida, y la caja, en oro de 18 quilates amarillo, rosa o blanco de 37 milímetros de diámetro, guardan un calibre que deslumbra por el trabajo artesanal de sus puentes y platinas, también de plata, un metal raramente utilizado para estos elementos. Entre las complicaciones, se destaca el Langematik Perpetual, con calendario eterno; el Datograph, cuyos contadores aportan un aire deportivo al clasicismo de los modelos de la casa; el Lange Datograph Perpetual, que suma el calendario perpetuo a las escalas características del anterior; y el cronógrafo Double Split, un reloj importantísimo
en el que resulta tan asombrosa la filigrana de su frente, con contadores y cruce de agujas, y dorso con rubíes, tornillos azulinos y engranajes a la vista. Siguen piezas extraordinarias, algunas únicas, pensadas para amantes de la relojería y coleccionistas atentos, como el Tourbograph “Pour le Mérite”, que incluye una “jaula” del tourbillon sobre las seis, visible a través de una apertura en la esfera. También hay ediciones limitadas que ratifican la vocación de exclusividad de la producción de Lange. Relojes rectangulares con versiones para hombre y mujer. Los relojes de Lange nos interpelan como verdaderos actos de exhibicionismo, de maestría técnica y oficio artesanal. Algunos con cuadrante y contadores trabajados, en toda su superficie, en finísimos patrones. Hay, en ellos, un alarde de la terminación de todas y cada una de sus partes que los transforma siempre en algo más que relojes. Son objetos fuera de lo común, que se atan al cuerpo y marcan los ritmos de la vida cotidiana. Transmisores portátiles de una sabiduría centenaria.
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Por Sandra Russo
Fotografía Fabián Laghi
Principio de placer ¿Y si lo más valioso no se proyectara en lo que dura sino en lo que estalla?, se pregunta la escritora en una nota que recorre la íntima conexión que existe entre el placer de un primer trago y la atracción irrefrenable hacia un otro, que puede también volverse amor.
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Bebemos para olvidar el primer trago.” Me estremecí cuando leí esta frase por primera vez. Es el final de El primer trago de cerveza, de Philippe Delerm, un filósofo francés que también es entrenador de fútbol. En él, Delerm captura en textos cortos placeres que parecen sencillos pero son muy intensos. Casi todos esos placeres son en esencia masculinos. No quiero buscar el libro. No es del todo por pereza. Quiero trabajar con lo que de Delerm quedó en mí. No fue el suyo un libro más, de ninguna manera. Además de haber ensayado a Delerm escribiendo sobre el disfrute femenino en Perdonen nuestros placeres (Editorial V&R), analicé durante años ese libro en mi taller de escritura. Compartí mi deslumbramiento con mucha gente. Y comprobé que “bebemos para olvidar el primer trago” es una frase que encierra una verdad enigmática que nos resuena a todos. Aunque sólo pueden comprenderla cabalmente aquellos que han disfrutado al máximo, alguna vez, una cerveza. La verdad de Delerm está en las antípodas de las verdades publicitarias. No va de afuera para adentro. Es a la inversa. Describe ese primer sorbo de cerveza helada con tanta precisión que, si se lo ha experimentado, cada sensación vuelve. El impacto del
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sabor amargo en el paladar; lo balsámico del choque entre el paladar sediento y la cerveza. Ese primer trago colma algo. Por un instante somos plenamente satisfechos. No hay distancia entre lo que deseamos y lo que tenemos. Deseamos ese primer trago de cerveza con tanta intervención de los sentidos sobre la mente, que el cuerpo entero celebra la consumación del deseo. Así, ese primer trago nos vuelve paganos. El cuerpo, tan relegado, tan perdidoso, tan castigado, revive en el primer trago su historia de viejos esplendores. Si fuéramos así. Si al menos dos o tres veces en la vida fuéramos así. Si el cuerpo fuera el comandante de todas sus guerrillas. Si fuera el rey. No es ésta la cerveza que se toma para olvidar, claro, la de otros bebedores irrefrenables, que siempre buscan perderse. La cerveza de la que habla Delerm es el símbolo de un elixir. Quien bebe para olvidar el primer trago está en su piel y, todo lo contrario, ha experimentado muy en sí ese primer trago. Es ese tipo de bebedor hedonista que gruñe o gime de placer. Delerm describe sensorialmente cómo lo amargo se pega primero a la lengua y luego al paladar. Y cómo ese impacto puede afectarnos a punto tal que luego nos desequilibremos intentando repetir lo singular, volver ordinario lo extraordinario.
Así sucede siempre con las primeras veces. Y en el amor, más que en ninguna otra emoción. El amor rara vez es más intenso que cuando se hace consciente, cuando se presenta a la conciencia y quien ama cae en la cuenta. Cuando uno es capaz de decir: amo. Ser narrador y afirmar: amo. Amar es un verbo muy distinto de querer. El querer es mucho más horizontal. El amor es puntiagudo o debe poder serlo cada tanto para recordarnos que es amor, no querer. El amor siempre empieza por la atracción, sea ésta del carácter que fuere. Hay una fuerza que no controlamos que nos empuja ligeramente hacia alguien. Sabemos a qué hora llega al edificio, al club, al trabajo. Y a qué hora se va. Sabemos en qué barrio vive, o si está en pareja. Y, si no sabemos, buscamos saberlo. El amor comienza con atracción, y la atracción comienza con un repentino saber del otro. Individualizamos al objeto de nuestra atracción. Es el pez que se mueve en su agua, pero ya cerca de nuestro deseo de pescarlo. Veámoslo así: alrededor de nosotros hay mucha gente. Y de pronto, en esa foto en blanco y negro, hay alguien pintado de color. Nuestro deseo lo ha coloreado. Desconocemos la ley que rige nuestras atracciones. Ojalá pudiéramos dar órdenes allí
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alrededor de nosotros hay mucha gente. Y de pronto, en esa foto en blanco y negro, hay alguien pintado de color. Nuestro deseo lo ha coloreado. Desconocemos la ley que rige nuestras atracciones. Ojalá pudiéramos dar órdenes allí donde anidan nuestros fantasmas.
donde anidan nuestros fantasmas. Ojalá pudiéramos elegir de acuerdo con nuestro sano juicio y entender qué tipo de bálsamo podemos ponerles a nuestros dolores. Pero no podemos. No siempre nos atrae ni lo que nos conviene ni lo que nos parece bien. En el principio del amor hay una derrota. Para amar, es necesario dejarse vencer. Rendirse al amor. Bajar la guardia. Ceder la resistencia. Se expresa así, tan llanamente. Rendirse a ese placer como se rinde el paladar al sabor amargo de la espuma de cerveza. Nos han inculcado que debemos buscar el amor, pero también hemos sido instruidos, de un modo oblicuo, y por eso más inconsciente, en los peligros del amor. Básicamente: el amor puede terminar. No hemos sido preparados para aceptarlo con la naturalidad del caso. Tememos, nos aterroriza, no que el amor se desgaste ni que cumpla su ciclo, seguramente benéfico, en nuestras vidas. Lo que nos aterra es amar y que no nos amen, o que dejen de hacerlo. Nos da pánico quedarnos solos en el medio del amor, que es un río ancho en el que nadie sabe nadar. “Bebemos para olvidar el primer trago” es la frase con la que Delerm termina su texto. Es el remate. Casi una conclusión. Bebemos para intentar revivir el placer de beber. La frase nos habla también de las medidas. ¿Y si lo más valioso o lo más pleno no se proyectara en lo que dura sino en lo que estalla? ¿Y si nuestras búsquedas principales no deberían estar orientadas hacia lo que se expande sino a lo que ilumina? Todos recordamos un momento a solas con alguien. Todos podemos recordar
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ese momento en el que el amor fue como un primer trago de cerveza. Algo exquisito. Algo tan perfecto que después nos resultó indescriptible. Aunque lo hayamos contado mucho, algo nos ha quedado fuera del lenguaje. Quizá muchos de nosotros, desde entonces, no hayamos hecho más que intentar repetir ese momento inútilmente. Una misma escena con actores que decían cosas distintas. Un mismo río imposible. Desde entonces, quizá, desde ese primer trago, no hayamos hecho más que intentar olvidar la naturaleza indómita de lo extraordinario.
Por Mariano Kairuz
El sabor de la cereza Aventurarse tras los primeros pasos de René Goscinny (el iniciador de varias generaciones a través de las historias de Obélix y Astérix) puede convertirse en un acto de justicia, cuando el mismo dibujante y guionista se plantea que no hay más que indiferencia para los pioneros en gastronomía.
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a pequeña aldea gala que resiste fue un inicio para muchos: las aventuras de Astérix y Obélix proveyeron su primera experiencia de lectura a varias generaciones desde que empezaron a publicarse, en octubre de 1959. A tantos también nos dieron, de la mano de esos siempre derrotados y perplejos soldados romanos, nuestras primeras lecciones de historia. Se ha discutido bastante acerca de dónde se originó Astérix, pero lo que es bastante sabido es que su guionista, René Goscinny, pasó su infancia y su adolescencia en la Argentina, y que fue acá donde vivió varias de sus numerosas iniciaciones. Luego, Goscinny tuvo otros comienzos, no menos importantes, en Nueva York y, por supuesto, en Europa. De estos recorridos se componen los textos que integran los libros Del Panteón a Buenos Aires (Libros del Zorzal), y René Goscinny, los primeros pasos de un guionista genial, de Aymar du Chatenet y Christian Marmonnier, traducido por la editorial española Norma el año pasado. En ellos Goscinny revela un poco de aquella primera vida, y nos ofrece algunas pistas dispersas acerca de cómo fue, de cuándo, de cómo tuvo lugar su caída en la marmita —a la manera de Obélix— del genio y la creatividad, y quedó investido de esos raros poderes para siempre. “Nuestra llegada a la Argentina fue maravillosa —dice— (…) Ya desde pequeñito quería hacer reír a la gente. De niño, el humor es una defensa; luego puede convertirse en un arma.” Así, entre fotografías, dibujos y textos propios, a lo largo de las páginas los libros dan cuenta de un artista único para el que empezar o iniciar será siempre igual a descubrir, a inventar, a ser pionero. Como se desprende de un texto muy divertido titulado “Los precursores” (citado en Del Panteón a Buenos Aires), que quizá diga más que cualquiera de los miles de globitos que supo llenar de chistes, sobre este autor y su manera de ver el mundo. “Comemos una cereza y eso nos parece lo más natural del mundo. “¡Y sin embargo…! “Y sin embargo, fue necesario que un día uno de nuestros ancestros se decidiera a probar esa pequeña fruta roja que nadie antes había mordisqueado. Esto sucedió seguramente en la prehistoria: en efecto, ningún manual, ningún experto, dice quién fue el primero en animarse a comer una cereza. Pregúntenle al dueño de un restaurante, y vean qué sucede: es probable que discretamente dé la orden al maître de no servirles nada más de beber. En el mejor de los casos, se encogerá de hombros. “Eso es lo injusto: el manto de olvido que cubre a los precursores de la gastronomía. Se festeja a los pioneros del cine, la aviación o el teléfono; pero no hay más que indiferencia para los exploradores de la alimentación. Y, sin embargo, después de todo, vamos sólo una vez por semana al cine, tomamos una avión dos veces al año (siempre y cuando algunos sectores del personal no estén en huelga) y, en cuanto al teléfono, no me hagan reír. En cambio, comemos dos o tres veces por día, todos los días. ¿Entonces? “Entonces hay que hacer justicia al coraje de Glonk, hombre de las cavernas de profesión, que formuló en su pequeño cráneo puntiagudo la siguiente proposición: “‘En árbol, pequeña fruta. Pequeña fruta, roja, bonita. Capaz buena para comer también. Yo, probar’. “Glonk la probó, y eso tuvo su mérito, puesto que tan sólo el día anterior, su colega había intentado averiguar si la cicuta mejoraba el gusto de la ensalada niçoise. “Sin Glonk, sin su espíritu de aventura, sin su temeridad loca, la torta de cerezas nunca hubiera sido lo que es hoy día. Piénsenlo, niños.”
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Esta página: Cartera Caroline Mini, Chopard. Billetera Caroline de cue-
Página siguiente: Billetera de cuero negro línea Racing, Chopard.
ro marrón, Chopard. Gafas con detalles Happy Spirit, Chopard. Chal
Bolígrafo, St Dupont Défi de paladio con fibra de carbono con re-
de seda, Burberry para Coterie. Two Brush Mascara Le2, Guerlain.
sina. Gemelos de paladio, St Dupont. Encendedor Liberté de laca china negra y paladio, St Dupont. Corbata de seda, plegada a mano, Hermès. Cinturón reversible de cuero con hebilla en metal plateado paladio, Hermès.
Fotografía Marcelo Setton
Estilismo Nicolás Morazzo
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Esta página: Gafas, Cartier línea Santos Dumont para Pförtner. Bille-
Página siguiente: Cartera de cuero blanco modelo Napa Traforatta con
tera Línea D de cuero de vaca, St Dupont. Valise de cuero, Hermès.
cierre dorado, Versace. Chal Mexique en muselina de seda, Hermès.
Corbata de seda plegada a mano, Hermès. Hermessence Vetiver Tonka
Tarjetero de cuero matelassé, Marc Jacobs para Coterie. Billetera en
Perfume, en estuche de cuero, Hermès.
cuero y lagarto, Jimmy Choo para Coterie.
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Bolígrafo línea Vivace, Chopard. Billetera en cuero negro y llavero
Cartera de noche en tela acolchonada metalizada en dorado, Dior.
de paillettes con forma de oso modelo Trick in Trick, Prada. Eau de
Carré de seda, Hermès. Eau de Toilette Florale Kenzo Amour,
Parfum Organza Récoltes 2008, Givenchy. Twilly de seda, Hermés.
Kenzo. Ready-To-Wear Summer Makeup Sun Couture Clutch Dior
Jewel Lipstick Compact Rouge G, Guerlain. Monedero de seis llave-
Bronze, Dior.
ros interiores, con ribetes de cuero, Burberry para Coterie.
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Viento en popa Panerai, la casa relojera florentina, inauguró boutique en plena Avenida Alvear, anclando en la región por primera vez para mostrar tecnología de vanguardia dentro de una fascinante estética.
C
on la madera de teca y el acero como principales elementos, en la boutique Panerai de Avenida Alvear las vidrieras parecen olas, las vitrinas rememoran los clásicos ojos de buey de los yates, y los trajes y elementos de los buzos remarcan el estilo neto y lineal de la firma. Entre la amplia selección de relojes de edición limitada, se destacan el Luminor 1950 Tourbillon y el Radiomir Tourbillon GMT, apenas algunos exquisitos ejemplos de creatividad y habilidad italianos.
En la apertura: El local presenta paneles de red, sobre un fondo de paredes pintadas que recrean la superficie del agua.
en esta página: Arriba: Acordes al sentido más auténtico de lo clásico, los relojes Panerai representan una inversión a futuro.
Al centro: Réplica de un barco
Abajo: El océano es el elemento que siempre ha acompañado estos relojes, originariamente concebidos para uso militar.
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Fotografía Miguel Jesús Puldón
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Durante el XI Festival del Habano, realizado en febrero de 2009 en Cuba, tuvimos la oportunidad de almorzar con el hombre que más sabe de tabaco en el mundo. Don Alejandro Robaina, héroe y maestro de las nuevas generaciones.
A solas con Alejandro Robaina 02:06
ntre el 23 y el 27 de febrero pasado se llevó a cabo el XI Festival del Habano, el evento más importante del calendario global para los amantes de los mejores puros del mundo. En 2006, por ejemplo, este festival fue el ámbito de presentación de la edición limitada Behike, de Cohiba. Apenas 1.000 cajas de 40 unidades, cuyo precio ascendió a 15.000 euros por caja. Tiempo después, ya agotado el stock, estos mismos puros (elaborados por Norma Fernández, quien fuera la torcedora de Fidel Castro), llegaron a venderse a más de 1.000 euros la unidad. Este año el turno fue para la edición limitada Cohiba Siglo VI, una nueva joya en la intrincada corona de esta marca. Además, este festival es la excusa ideal para visitar y compartir un almuerzo con el maestro don Alejandro Robaina, en su finca de Vuelta Abajo, en Pinar del Río. Primero, conviene presentarlo. Con 90 años cumplidos este 2009, Robaina es considerado de manera unánime el mejor veguero (cosechador) de tabaco de Cuba y, por ende, del planeta. Antes que él, estuvo su padre, Maruto (en su momento, también reconocido como el mejor veguero del país), quien, a su vez, heredó sus conocimientos de Leopoldo, el primer Robaina en Cuba, llegado en 1845 desde Canarias para instalarse en las cuchillas de Milián, en San Luis. Alejandro nació en 1919. A los tres años ya estaba correteando por las vegas, ayudando a su padre a trabajar la tierra y reconocer las hojas de tabaco. La leyenda cuenta que a los nueve años fumó, a escondidas de su familia, su primer cigarro. Desde ese momento, quedó su destino grabado. No fue médico como quería la madre; tampoco cedió a su afición por las peleas de gallos. No, se dedicó al cultivo de tabaco. En 1954 la Asociación de Cosecheros de Cuba lo nombró Mejor Productor de Cuba, un título que se renueva año tras año. En Cuba, es héroe popular. Lo visitan personalidades como García Márquez y Silvio Rodríguez. Sting le pide su autógrafo, y el rey de España lo convida a su mesa. Con el título virtual de Embajador del Habano, viajó por casi 20 países. Pero nada de esto parece afectarlo. Sigue allí, con su rostro curtido por el sol en incontables arrugas, su amplio sombrero de paja y su camisa lisa, sentado en una mecedora de mimbre, con un habano en la boca. Sigue allí, caminando por su vega, palpando las hojas del tabaco, investigando maneras de cultivo, probando nuevas semillas, deshaciéndose en elogios hacia sus empleados. Todo su ser transmite amor por su tierra y su cultivo. (En la charla, no deja de insistir: “Si no se toca la hoja, no se sabe cómo está. Hay que tomarla en las manos, olerla, mirarla. Un puro es amor, el que yo tengo por el tabaco y por la tierra donde se cultiva”). Y, finalmente, sigue allí, siendo el mismo don Alejandro Robaina de las últimas décadas, un guajiro (campesino) indiferente a la fama y el prestigio, recibiendo a invitados y periodistas día tras día, a pesar de los achaques de la vejez, de precisar ayuda para levantarse, de sus hijos, nietos y bisnietos que le aconsejan que no fume, que duerma la siesta, que se cuide.
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Una región, un hombre La provincia de Pinar del Río está ubicada en el extremo occidental de Cuba, y es el centro tabacalero más grande del país (aproximadamente un 80% de la producción de habanos de la isla nace en esta región). Pero no todos sus municipios son iguales, como bien cuenta Robaina: “Yo no tengo ningún secreto para lograr mis plantaciones; sólo cuido mi tierra. Hay que amarla y hacer bien las cosas”. Su finca abarca 16 hectáreas, convoca a 70 trabajadores y produce anualmente capas para cubrir entre ocho y diez millones de puros. Existe una historia de cultivo que se remonta a mucho antes de la conquista española y, tras tantos siglos, el tabaco se convirtió en parte de la cultura cubana. Hay una anécdota muy famosa, sobre una respuesta que una vez dio Robaina a un periodista italiano cuando éste insistía en saber cómo se hacía en Cuba para evitar las plagas en las plantaciones: “No se preocupe; el bichito no come mierda”. Es que este “embajador del habano”, a pesar de su apariencia tranquila, tiene todos los chispazos propios de la simpatía de su país. Siempre presta más atención a las mujeres que a los hombres y, si son bonitas o buenas amigas, les busca la boca para el beso. Este espíritu jovial hace que todo Pinar del Río lo adore. Su casa es una más entre todas las que conforman el pueblo, de apariencia simple, anónima y algo rústica. La única diferencia es la cantidad de invitados que suelen pasar por allí, para comer un arroz con frijoles y pescado, beber alguna gaseosa cola de la marca Ciego Montero, cerveza rubia o el siempre presente ron. A lo largo de las tres horas que dura el almuerzo, don Alejandro atiende a los periodistas y a los amigos, cuchichea con las damas presentes, mientras sus bisnietas bailan salsa cubana en el jardín, indiferentes al desfile de personajes presentes (tres rusos, una alemana, dos españoles, tres argentinos). Sobre cada mesa siempre hay una variedad de habanos sin etiqueta, para que cada cual elija y fume el que desee. Robaina fuma menos que antes. Hace nueve meses le descubrieron un cáncer de garganta, por lo cual hoy toda su familia le insiste que deje el puro. Pero él no es demasiado obediente. Todos los días fuma al menos un habano; y lo elige bien largo (según cuenta, eso mismo hacía el Che, cuando no lo dejaban fumar por una neumonía). También suele aprovechar y encender los puros de sus invitados menos experimentados. “Dame que lo prendo”, dice, bajo la mirada reprobadora de su nuera.
“Yo no tengo ningún secreto para lograr mis plantaciones; sólo cuido mi tierra. Hay que amarla y hacer bien las cosas.” 02:08
A LA DERECHA: Don Alejandro Robaina le enciende su habano a Henri Stad, director de Jean-Pierre y director de Petit Palais.
A LA IZQUIERDA: Mimi Kohen, socia directora de Simonetta Orsini y directora de Petit Palais, junto a don Alejandro Robaina.
ARRIBA: Una torcedora arma un habano.
Un hombre, una marca Hace muchos años, un periodista le preguntó a Robaina cuál era su mayor deseo. Y él contestó: “Que exista una marca de tabacos con el nombre de mi vega”. El 7 de junio de 1997, ese deseo se hizo realidad. Vegas Robaina es apenas la tercera marca de habanos nacida después de la Revolución cubana, y es la primera en llevar el apellido de una persona en vida. Hoy, incluye cinco vitolas, nacidas a partir de las hojas de capa de la finca de San Luis. Estas cinco vitolas (Vegas Robaina Don Alejandro, Vegas Robaina Classico, Vegas Robaina Familiar, Famosos, Vegas Robaina Únicos) comparten un sitial de honor junto a marcas emblemáticas como Cohiba, Montecristo y Partagas. Su marca propia. Su familia. Su tierra. Estos ítems conforman el universo de don Alejandro Robaina. Un universo regido por la humildad y por el amor.
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Por Juan Ignacio Boido
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uándo empieza algo. ¿Es posible señalar el principio de algo? ¿Es posible señalar el momento exacto en que un principio empieza? ¿Es posible señalar el principio de un principio? Todo el tiempo empieza algo y todo el tiempo algo termina. O mejor: todo el tiempo algo está empezando, todo el tiempo algo está terminando. Los principios no son sino el lugar donde confluyen series incalculables de hechos, tantas cosas que confluyen para dar lugar a un nuevo principio. Los principios no son sino el momento en que el presente le cambia el nombre al pasado y lo llama futuro. En un principio, en un gran principio, son tan importantes las cosas que empiezan como las que terminan, las que llegan a un fin, para que otras comiencen. Un principio es ese lugar, ese momento, en que tantas cosas convergen para que dos personas se crucen, dos ideas se conecten, y nada vuelva a ser igual. Por eso, a continuación, una breve e incompleta guía de grandes momentos, de principios extraordinarios.
De Cristo al genoma humano, pasando por los Beatles y el alunizaje; encuentros, invenciones, casualidades y hallazgos que propiciaron diferentes finales y signaron el devenir de toda la humanidad.
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Breve guía de principios extraordinarios 02:10
a.C. Jesús conoce a Cristo
Estamos en el apogeo del Imperio Romano y, aunque nadie lo sepa, el mundo está por cambiar: en una remota provincia de frontera, el hijo de un carpintero abandona el anonimato y revela a la posteridad que es, en verdad, el hijo de Dios. Es el principio de la revolución más extraña que Occidente hubiera conocido: no pide la libertad como Espartaco, no ataca a la República como Bruto: el reino al que aspira no es de este mundo. Por él, Cristo renunciará a todo, incluso al amor. Pero, para renunciar, primero hay que conocer. Y Cristo conoce el amor el día que conoce a María Magdalena. Ese
día, Cristo está en el Monte de los Olivos cuando los escribas y fariseos traen a una mujer que, según la Ley de Moisés, debe ser apedreada por adúltera. Quieren conocer la opinión de Jesús. Jesús, mientras, acuclillado, escribe con el dedo en la tierra. Insisten. Jesús, entonces, pronuncia una de esas frases que merecen quedar escritas: “Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Y vuelve a agacharse y sigue escribiendo. Nunca sabremos si era bueno lo que escribía. Nunca sabremos si Cristo podría haber escrito mejor su propia historia: si le hubiese escrito un mejor principio o un mejor final. Sólo Magdalena leyó, si sabía leer, lo que Cristo escribió. Sabemos
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que Magdalena es la única que lo llora junto a su madre en la cruz, y que Magdalena es la primera persona a la que ve después de resucitar. Su historia, contada por otros, viajará por años y por kilómetros por todos esos caminos que llevan a Roma hasta la capital del Imperio y, una vez allí, la cambiará para siempre: pondrá fin a sus muchos dioses, transformará sus templos, la verá sucumbir y, siglos después, la hará resucitar de entre las ruinas. Le dará lo más parecido a un poder que no es de este mundo: el poder de escribir la historia del mundo.
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San Agustín conoce a Dios
Lejos de ser todavía santo, Agustín conoce a Dios, pero también conoce el amor y a varias Magdalenas. Por eso, aunque sabe del futuro que le espera, se resiste a abandonar las conquistas del reino de este mundo. En sus Confesiones, marcará ese momento entre el final de una vida y el principio de otra, con el filo de una frase: “Oh, Señor, dame castidad y continencia, pero no todavía”.
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Dante conoce las sonrisas
Estamos en Florencia, Italia. La oscura Edad Media se apaga, pero no todavía. La ciudad aún no es la obra de arte que es hoy, pero está a punto de empezar a serlo. En pocos años, el latín dejará de ser el idioma oficial y el conocimiento dejará de ser patrimonio de las iglesias. El hombre que encarnará como ninguno ese momento entre un final y un nuevo principio es apenas un niño. Un niño de 9 años que acompaña al padre a la casa de un amigo. Allí, conocerá a la hija de la casa.
Creerá enamorarse y pensará en ella durante un largo tiempo. Años después, el mismo niño, ahora un joven, camina por las calles cuando ve, de pronto, el rostro que lo acompañará por el resto de su vida, el rostro que amará, el rostro de la mujer que fue aquella niña y que morirá pocos años después, el rostro de Beatrice Portinari. Un rostro que le regala una sonrisa fugaz y que nunca más verá. Un rostro para el que compondrá quizás el libro más grande escrito por una sola persona: La Divina Comedia. Una canción de amor de alguien que desciende al Infierno y trepa hasta el Paraíso con tal de volver a ver ese rostro y esa sonrisa. Una canción que empieza con una sonrisa y termina con una sonrisa.
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Gutenberg inventa el i-pod
Mainz, Alemania. Un hombre de 52 años finalmente encuentra el modo de realizar la idea que lo acompaña desde su juventud: Gutenberg sostiene en sus manos el primer libro de la imprenta que acaba de inventar. Un libro más pequeño que los descomunales volúmenes de los monasterios. Un libro que se imprime apenas en un par de semanas, que no hace falta copiar a mano durante un año. En poco tiempo, las imprentas se esparcirán por Europa y los libros se multiplicarán por miles. Las consecuencias de esta revolución son incalculables. El libro se volverá un objeto portátil como una radio, un walkman o un i-pod. Se imprimirá la historia de Cristo pero también la de muchos otros dioses. Los clásicos griegos y romanos saldrán de los monasterios. Europa florecerá como nunca en 1.500 años. Las innovaciones artísticas y los adelantos cien-
Dos chicos huérfanos de madre se conocen. A los dos les gusta la música y empiezan a tocar juntos, empiezan a estar todo el día juntos, empiezan a componer juntos. Elevan la amistad a la categoría de arte.
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tíficos serán incomparables. Se ha puesto en marcha el Renacimiento. Pocos años después, un niño genovés descubrirá en casa de sus padres una de esas pequeñas ediciones dedicadas a la geografía e imaginará viajes extraordinarios. El pequeño Cristobalito ya sabe leer. Es la hora de un nuevo principio.
1849
Marx conoce Matrix
Juzgado y perseguido en París, Karl Marx se exilia en Londres. Llega como vivirá el resto de su vida: agobiado por las finanzas personales. En sus espaldas carga una familia. Exiliado, viviendo siempre en el borde de la pobreza, pasa sus horas en el Museo Británico, rodeado de algunas de las mejores piezas del pasado de la humanidad, Marx se pregunta si hay un futuro mejor. El año anterior, había publicado junto a Engels el Manifiesto Comunista, que terminaba con un gran final, un final que podría ser el mejor: “Trabajadores del mundo, ¡uníos!”. Un final que podría ser un principio, el principio de algo mejor. 1849 es el primero de los dieciocho años que dedicará a escribir el modo de seguir después de ese principio. El Capital, la respuesta a esa pregunta acerca de un futuro mejor, quedará sin terminar. Quedará a la espera de nuevos lectores capaces de terminarlo y volver a empezar.
1873
Dios conoce a Tolstoi
Rusia. Tolstoi se sienta a empezar una novela llamada Anna Karenina y escribe el mejor principio de la historia de la novela: “Todas las familias felices son iguales. Pero cada familia es infeliz a su manera”. Para algunos, es el mejor principio desde la Biblia. Para otros, todavía no hay otro mejor. Para algunos, sí. Para algunos otros, eso no importa. Pero en cualquier caso, empieza el hábito de preguntarse cuál es el mejor principio, si hay uno mejor.
1922
Joyce conoce a Proust
1942
El fin en medio de la guerra
No siempre los grandes encuentros producen grandes resultados, no siempre son el comienzo de algo. Una noche de mayo de 1922, James Joyce y Marcel Proust, los dos escritores más grandes del modernismo, tras oír hablar el uno del otro durante años, se encuentran en el hotel Majestic de París. El banquete, sutil y cautelosamente planificado con el único propósito de juntarlos, ya languidece sin ningún éxito. Joyce llega cuando ya han servido hasta el café. Y media hora después aparece Proust. El diálogo, esperado por medio mundo, sucede con unos pocos testigos. Las versiones son varias. En una, uno le pregunta al otro si le gustan las trufas y el otro responde que sí. En otra, Joyce se queja de jaquecas y Proust de dolores de estómago. En la tercera versión, uno dice: “Nunca leí su obra, monsieur Joyce”, y el otro responde: “Nunca leí su obra, mister Proust”. En todas las versiones, es todo lo que se dicen y siguen su camino. Y nunca más se hablan. Ambos lo lamentarán: ambos lamentarán que esa noche no fuera el comienzo de ninguna amistad.
Se estrena una película única, una película cuyo final es un gran principio. La película se llama Casablanca, se filma durante la guerra, se estrena durante la guerra, su trama empieza en medio de esa guerra, transcurre en medio de esa guerra y termina en medio de esa guerra, pero lo que suceda en el medio —lo que sucede en el medio de la película—, cambiará para siempre la guerra y la Historia. Por eso, el final de Casablanca —ese final— es un gran principio: adentrándose en la niebla del aeropuerto, dejando atrás el cadáver de un coronel alemán, orgullosos del avión que acaba de despegar, en el que viaja —en el que escapa— el líder de la Resistencia capaz de torcer el rumbo
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El final de Casablanca es el principio de una de esas historias sobre las que años después muchos todavía se preguntan: “¿Y cómo empezó esto?”. Y circulan versiones. Y más versiones. Y así nacen los mitos.
de la guerra, Rick pronuncia la frase con que termina la película: “Louis, creo que éste es el principio de una gran amistad”. El final de Casablanca es un principio como el principio de las grandes historias. El final de Casablanca es el principio de una de esas historias sobre las que años después muchos todavía se preguntan: “¿Y cómo empezó esto?”. Y circulan versiones. Y nuevas versiones. Y más versiones. Y así nacen los mitos.
1957
Paul conoce a John
Dos chicos huérfanos de madre se conocen. Todavía no son nadie: nadie espera nada de ellos y, sin embargo, serán más importantes que Joyce y Proust juntos. A los dos les gusta la música y empiezan a tocar juntos, empiezan a estar todo el día juntos, empiezan a componer juntos. Elevan la amistad a la categoría de arte. Y, como todo gran arte, despierta en otros las ganas de hacerlo. Y empiezan así una larga cadena de amigos que se conocen y quieren hacer eso mismo que hacen esos otros amigos. Un día, por ejemplo, Jagger conoce a Richards y juntos deciden que también quieren tener una banda. Una de sus mejores canciones empieza diciendo: “Nice to meet you”. Del otro lado del océano, otra banda de amigos empieza una de sus canciones diciendo: “Hello, I love you. Would you tell me your name?”. Es un momento en que la gente cree en conocerse. Después, Lennon conocerá a Yoko Ono. Y después, conocerá a Mark David Chapman. Y el mundo ya no creerá que es tan bueno conocer a los desconocidos. Pero para eso falta. La gente todavía espera conocer algo mejor.
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1969
no conocemos nada
2003
Esto recién empieza
La manzana de Apple gira en las bandejas del mundo y la manzana de Newton viaja a la Luna que gira alrededor del mundo. Un pequeño paso para un hombre, un gran paso para la Humanidad. ¿Un paso hacia dónde? ¿El principio de algo? ¿Un nuevo principio? ¿Un paso tan importante como el del primer organismo en salir del agua para vivir en tierra firme? ¿Evolucionamos dando un paso y volviendo a la ingravidez ya no líquida sino vacía del espacio? ¿En el principio está el fin? ¿Avanzamos solos en la niebla translúcida de la galaxia? ¿Encontraremos a alguien? ¿Hay alguien ahí afuera? ¿Es el principio de una hermosa amistad?
Todavía no sabemos si hay alguien ahí afuera, pero los científicos James Watson y Francis Crick nos acercan un poco más a saber quién hay acá adentro: si la Piedra Rosetta nos permitió entender los jeroglíficos de otras civilizaciones, el desciframiento del genoma humano que ellos descubrieron en 1962 nos permitirá —parece— entender los jeroglíficos que nos componen, los jeroglíficos con los que estamos escritos. Escritos en la arena del tiempo, esperando alguien que nos lea antes de desaparecer.