Leyendas de Nuevo León las leyendas permiten un acercamiento al contexto cultural de una comunidad, y, por lo tanto, permite comprender sus creencias y costumbres en base a historias heredadas por antiguas generaciones. La niña que jugaba con la ouija
En 1987, una niña que tenía muchos problemas en casa, le iba mal en la escuela, no tenía amigos y sus padres no le prestaban atención, cada vez que se quedaba completamente sola en casa, se ponía a jugar con la ouija. No se sabe con exactitud con quien más se ponía a jugar, el caso es que jugó tanto con eso que algo empezó a posesionarse de ella. Día tras día empezaba a empeorar, todo se puso tan mal, que una noche en que los padres salieron, ella se puso a jugar como de costumbre. Los vecinos empezaron a oír un montón de ruidos y que la niña empezó a gritar y gritar. Su profesor, el cuál vivía enseguida, después de escuchar tanto escándalo, fue a ver que pasaba. Todo estaba tan mal que había cosas moviéndose, ruidos extraños, algo como la película de el exorcista. Rápidamente todos los vecinos se enteraron y salieron a buscar a un padrecito, el cual se llevó todo lo necesario, al llegar la niña estaba insoportable. El padrecito pasó un buen tiempo rezando y echando agua bendita, mientras la niña seguía gritando y comportándose de forma extraña. Al final se calmo y volvió a la normalidad, esto tuvo tanto impacto en el pueblo como en la familia, la cual terminó mudandose. (Abasolo)
Todo parecía de lo más bonito, el pueblo estaba de fiesta y por la noche se celebraría un baile. Las muchachas animadas conversaban, comentando sobre los vestidos nuevos que llevarían esa noche y los jóvenes hablaban de las muchachas con quienes bailarían. El ambiente de fiesta reinaba en todos lados y la gente mayor se ocupaba de adornar la casa donde se celebraría el baile. Era en la casa de María Luisa una de las jóvenes más alabadas por su belleza. Sabiéndose bonita, era soberbia y orgullosa y había anunciado a sus amigas que ella sólo bailaría con el joven más guapo. Por fin llegó la noche. La casa abrió sus puertas a los invitados que empezaron a llegar, y las risas y música no se hicieron esperar. María Luisa no bailaba. Esperaba la llegada de alguien. No sabía quién, pero sería el más guapo. Era la media noche cuando apareció en la casa un joven que llamaba la atención por su porte varonil y la belleza de sus facciones. María Luisa lo vio y anhelante esperó que él se acercara. La música se dejó oír nuevamente y el joven, como si supiera que ella lo esperaba, fue y la sacó a bailar. Ya no se separaron. Bailaron mucho hasta que él le pidió que salieran un momento al jardín, en donde las resedades, el abahaca y el “huele de noche” perfumaban el ambiente. María Luisa estaba emocionada y esperaba una declaración de amor. Sin decirle nada el joven se acercó a ella y le abrazó. En ese momento ella sintió que los brazos de él la quemaban y dejó escapar un grito, que asustó a todos los asistentes que corrieron al patio donde la encontraron desmayada. Al volver en sí, encontraron que en su cuerpo se podían ver marcas como las que produce una quemadura y las huellas de unas manos, que quedaron para siempre. Era…el abrazo del diablo.
El tesoro de Bazaldúa
(Juárez)
No muy lejos de la villa de Juárez existe una cueva famosa conocida por todos los vecinos. Aseguran éstos que cuando alguien se acerca a ella asoma su monstruosa cabeza una serpiente gigante, sus ojos enormes despiden un fuego deslumbrante que hace exclamar a los más azorados moradores: ¡No es cosa de este mundo! Con el afán de desentrañar el misterio, algunos valientes, al comentar la extraña aparición, se han acercado en grupos armados, con muchas precauciones, pero al estar ya a corta distancia retroceden espantados, pues a la gigantesca bestia no le entran ni las balas. En el pueblo corre la conceja de que la serpiente custodia el fabuloso tesoro de Santos Bazaldúa, famoso bandolero que asaltaba las diligencias y conductas de plata.
La niña Rebeca
(Apodaca)
Hace aproximadamente 20 años, una niña de 4 años de edad fue asesinada y fue encontrada en un lote baldío tres días después de reportarse su desaparición. Nunca se supo quién fue el culpable de dicho acto tan terrible, sin embargo, con el paso de los años se reconstruyó la colonia como tal, y en el terreno donde fue encontrada la niña se construyó el Kinder de Moises Saenz. Según La leyenda, se dice que la pequeña se aparece por los alrededores de la colonia, sobre todo en el Kinder donde varias maestras aseguran haber visto a una niña aparecer y desaparecer mientras caminaba por los pasillos, incluso, en algunas ocasiones fue vista asomándose por las ventanas de la escuela.
La pasajera misteriosa
(Linares)
El abrazo del diablo
La niña del kínder
(García)
Dice la gente que dentro del panteón de Garcia,N.L. Hay una historia muy tenebrosa. Hace tiempo uno de los sepultureros del panteón tenia una nieta quien lo ayudaba en algunas funciones dentro del cementerio y la gente le daba algunas monedas, ella feliz trabajaba para ayudar a su abuelo; un día la madre de Rebeca muere y al poco tiempo ella también fallece, dicen que la niña murió de tristeza; Rebeca fue sepultada en ese mismo cementerio donde ayudaba a su abuelo, con el tiempo la gente que iba a visitar a sus difuntos recibía ayuda de una niña a la cual le recompensaban con algunas monedas; cierto día, una persona pregunta a aquel señor por su nieta, el le comenta que hacia tiempo que había fallecido, la persona sorprendida le comenta que eso no puede ser posible ya que apenas un día antes le comenta que eso no puede ser posible ya que apenas un día antes ellos le habían dado sus monedas por haberles ofrecido ayuda dentro del panteón, el sepulturero los lleva a la tumba de su nieta y casi se desmayan del susto al ver esas monedas sobre la tumba. Desde ese entonces nace la historia de que Rebeca ronda el panteón jugando y ofreciendo ayuda para limpiar tumbas, abrir la puerta del cementerio, etc. Mucha gente asegura que en plena luz del día han visto a una niña sola entre las tumbas jugueteando y se esconde al percatarse de que esta siendo observada por la gente. Ahora las personas van a su tumba y le llevan algún juguete, e incluso monedas; y se las dejan sobre su lapida para que juegue por las noches.
(Ciénega de Flores)
Hace muchos años, en caminos pocos transitados, en ciénega de flores y sus alrededores, ocurrió algo que la gente suele comentar y no puede explicar, desde los años 70, recorriendo en coche un camino hacia ciénega, una muchacha se sube al coche, al asiento de atrás, este sin hacer parada alguna, esto ocurre mientras el coche está en movimiento, cuando menos se lo esperan esa muchacha ya no esta, en la actualidad esa mujer sigue apareciendo en los automóviles cuando estos andan de noche, y a pesar de los años, nadie que se haya topado con ella logrado verle el rostro.
La joven del Río de la silla
(Guadalupe)
En 1980, Don Samuel trabajaba de chofer en una línea de peceras que cubría la ruta del Centro de Monterrey hasta la Avenida Tolteca en Guadalupe, Nuevo León. Un día de tantos en los que la noche era nublada y bochornosa, cargada de nubes que amenazaban con soltar un aguacero clásico del mes de agosto, don Samuel esperaba su pasaje estacionado en el Obelisco, llenando su unidad en punto de las 10 de las noche, sería la última vuelta que daría para finalizar su jornada laboral. Entre el pasaje inicial a don Samuel le llamó la atención una señorita que vestía traje sastre azul, sentándose en la parte de atrás, la notó porque conocía a casi todos sus pasajeros, tenía ya algunos años cubriendo la última vuelta, y a ella nunca la había visto. Los pasajeros fueron bajando poco a poco, no era muy común a esas horas de la noche levantar nuevo pasaje, había ocasiones en que la ruta no se cubría en su totalidad ya que casi nadie bajaba a las orillas del Río La Silla en la colonia Tolteca. Don Samuel seguía observando a la dama que no hacia el menor intento por indicarle la parada, la lluvia comenzó y el trayecto se hizo más lento, era torrencial la lluvia que caía, cubriendo en poco tiempo muchas de las calles por donde la ruta estaba trazada, tomando la decisión don Samuel de cambiarla para ofrecerle a su pasaje un trayecto seguro, los rayos y truenos ponían de nervios a los pasajeros, ya que entre ellos intercambiaban palabras de asombro, les pidió a sus últimos cuatro pasajeros que le indicaran por donde vivían, ya que los acercaría lo más posible para evitar que pudieran sufrir algún percance en su regreso a casa, le fueron indicando por donde irse, la última parada estaba cerca y la creciente del río estaba presente, fueron bajando poco a poco, quedando en la unidad de don Samuel, la chica callada que se había subido al inicio del trayecto. Le preguntó en dónde la bajaba, ya que ella no le había indicado nada, la señorita le contestó que se dirigía hasta la orilla del río, al final de la ruta, que no podía trayecto. Le preguntó en dónde la bajaba, ya que ella no le había indicado nada, la señorita le contestó que se dirigía hasta la orilla del río, al final de la ruta, que no podía desviarse que ahí la esperaban, ante la insistencia de ella, don Samuel la llevó. La lluvia no paraba y él no veía a nadie que la esperara, parando su unidad la chica le dio las las gracias y le pidió un poco de su tiempo ya que quería contarle una historia. Los nervios de don Samuel se hicieron presentes, por el lugar no había nadie, los truenos eran tremendamente fuertes y la creciente del río cada vez era más, escuchándose solo el sonido del correr del agua, no pudo negarse, no podía dejar a la chica en medio de la noche sola y desprotegida, indicándole que la escucharía mientras llegaban por ella. La chica le contó que hacia ya varios años trabajó en una tienda departamental, en Sears y que ella solía salir temprano y que en una ocasión tuvo un faltante de dinero, ya que era cajera, quedándose hasta muy tarde para aclarar su situación, tomando la última pecera y que en el trayecto dos jóvenes habían hecho la parada, subiéndose en la Avenida Juárez en Guadalupe, y que al llegar al final de la ruta, el chofer les indicó que hasta ahí llegaba, la reacción de los sujetos que venían tomados fue el de golpear fuertemente al chofer en la cabeza, dejándolo desmayado y sangrando en el lugar, y que ella al observar la escena intentó bajar corriendo de la pecera, cayendo al piso, quedando a merced de los maleantes, llevándola a la fuerza hasta la orilla del río, para después abusar de ella y matarla. Don Samuel interrumpió a la chica, diciéndole que si era una broma lo que le estaba contando, que era de muy mal gusto, que no eran horas ni para ella ni para él estar parados a la orilla del río con semejante tormenta. La chica lo miró fijamente y le contestó que no temiera que solo necesitaba su ayuda, que ella era la chica que estaba muerta y que su cuerpo permanecía aún en el río, don Samuel bajó de su unidad deseando que fuera solo su imaginación, para darse cuenta que la chica aún permanecía en el interior de la misma. Don Samuel volvió a subir, pidiéndole a la chica que se fuera que ya no podía esperar más a que vinieran por ella, que su familia lo esperaba, la señorita le suplicó que necesitaba ayuda, que ya quería descansar en paz,bajando de la unidad para entre la lluvia y la noche. Desconcertado y con miedo Don Samuel se dirigió a su hogar, platicándole a su esposa lo ocurrido, no sabía si creer o no, pero lo que si tenía claro que nunca le había sucedido nada similar, le pidió a su esposa que lo acompañara al lugar muy temprano, para ver si podían averiguar algo de lo que la chica contaba.Y así fue, los dos se dirigieron al río La Silla muy temprano, preguntando si alguien sabía de alguna chica que hubiera sufrido algún accidente recientemente, encontrándose con un señor de edad avanzada que les contó que hacia ya varios años una muchacha había desaparecido sin saber más, que en aquel entonces la policía y familiares la buscaron ya que un chofer de una combi había contado que él la había visto por última vez la noche en que unos maleantes lo habían asaltado y golpeado, sin saber nada más de aquella muchacha que nunca retorno a su hogar, contándoles también que después de la once de la noche en las noches del mes de agosto, muchos la habían visto.
La casa maldita
(Montemorelos)
Cuenta la leyenda que en los años ochentas la casa era habitada por una mujer de mucho dinero, quien aparentemente después de una tragedia familiar decide abandonarla (dejando solo el piano) y ya nunca más fue habitada, aunque unos años fue utilizada como salón de fiestas. De acuerdo con quienes alcanzaron a asistir a algunos de los eventos, cuando subían al segundo piso observaban a una mujer vestida de blanco caminar por los cuartos. También hay versiones de vecinos o gente que ha pasado por el lugar en las noches, en las que afirman observar sombras en las ventanas, y lo más común, dicen, es que se escucha música de piano, pero lo más curioso es que dicho instrumento, el cual aún está en la vivienda, no funciona.
La casa de Aramberri
(Monterrey)
Eran las 6:00 de la mañana del 5 de abril del año 1933, cuando la noticia corrió por toda la ciudad. La señora Antonia Lozano y su hija Florinda estaban listas para salir a dar un paseo y disfrutar la tarde juntas, pues el esposo de Doña Antonia, Don Delfino, se encontraba fuera de la ciudad por asuntos laborales. Las dos mujeres se encontraban por salir a la calle, cuando un inesperado llamado a la puerta modificó todos sus planes. Doña Antonia abrió la puerta sin pensar, y ahí la tragedia ya la estaba acechando. En cuanto abrió, tres hombres entraron de manera violenta a la casa, uno de ellos comenzó a someterlas para que se quedaran quietas, mientras los otros dos buscaban objetos valiosos. Los hombres lograron despojarlas de las cosas más valiosas de la familia, donde entre lo robado iba una caja con monedas de oro que la familia mantenía escondidas. Sin embargo, no conformes con el botín, los hombres además violaron, acuchillaron, torturaron y asesinaron a las indefensas mujeres. Las víctimas fueron encontradas días después, completamente desfiguradas, por el Señor Delfino. Las investigaciones policiacas mencionaron que alguien cercano a la familia habría sido el culpable de lo sucedió, ya que la cerradura no había sido forzada, además que el loro de la familia no dejaba de repetir: “¡No me mates Gabriel, no me mates!”. Las autoridades de inmediato se dieron a la tarea de investigar el nombre de algún Gabriel en la familia, y afortunadamente lograron dar con el paradero del culpable: Se trataba nada más y nada menos que del sobrino de Doña Antonia. El lugar donde sucedió el crimen fue totalmente clausurado, pues se dice que sucesos paranormales comenzaron a suceder por las noches. Gritos desgarradores y de dolor y lamentos se podían escuchar en la tenebrosa casa de la calle de Aramberri. Declaraciones han afirmado que las almas de las dos mujeres asesinadas aún rondan el lugar pues sus almas no han podido descansara en paz.