Lectura 1 [general]

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La persona que está en relación con otros Somos conscientes de que no podemos progresar cuando nos desligamos de la otra persona, cuando pretendemos surgir sin la ayuda de los que nos rodean. El otro quiere darme lo mejor, recibo de su generosidad, soy objeto de su atención y él está pronto a mi solicitud. El estilo de vida que he adquirido, en gran parte ha sido debido al aporte de los que me ayudan a construir mi existencia. Ellos se van acomodando al estilo de vida que poseo y que es propio. Siempre respetan mi libertad y facilitan mi realización. Y esto también me exige una correspondencia. El otro contribuye para que mi felicidad sea plena. Pero soy yo quien va permitiendo y posibilitando la felicidad de aquel que camina a mi lado. No puedo esperar recibir en todo momento, debo aportar, debo dar lo mejor de mí. Él, el otro que se quiere configurar conmigo de muchas maneras, me indica el sendero que debo caminar para que haya pleno sentido en mi existencia, en mi proceso, en mi actividad. El desarrollo íntegro de mi ser permite que la alegría de la libertad no sea propiedad privada ni exclusiva sino una magnifica oportunidad para compartir lo que soy. Una de las grandes capacidades de la persona es la intelectual, que no se debe restringir al aspecto académico, pero que es donde mejor se puede medir. En el mundo actual muchos dependemos de un título para decir que somos intelectuales. Las personas que a todo momento hallamos en nuestro camino piden que aportemos los cono- cimientos que poseemos para que la mejoría en todo sentido se experimente. Somos conscientes que si hay más posibilidades de estudio y de preparación educativa, nuestro estilo y condición de vida mejora. Se ve favorecida la economía y el progreso humano. La docencia en el momento actual está llamada a enfocarse en la integridad del que quiere compartir toda su vida con los otros. No se puede hacer un diálogo completo y profundo basado en la mente o en la academia exclusivamente. No es sólo con las ideas que se comparte, se hace también con la vida, la experiencia, los sentidos y los sentimientos. El que está compartiendo con- migo me da y pide que yo también lo haga. Las diferentes circunstancias, entornos y condiciones permiten un enriquecimiento profundo e in- menso. Oportunidades que se deben explotar al máximo para enriquecer y enriquecerme. En los encuentros que se realizan no se debe suponer que uno sabe más que otro, ni el que enseña y ni el que aprende, en la medida que tenemos seguridad de que todos siempre estamos en vía de crecimiento y de aprendizaje. Las nuevas gene- raciones, gracias a la


tecnología, aportan rápida- mente lo que absorben y debemos estar atentos para saber que nos permite avanzar y que nos puede destruir. Al compartir lo que somos avanzamos con la clara conciencia de que es mucho lo que juntos podemos aportarnos y aportar a los que no tienen las mismas posibilidades, ni los mismos medios e intereses. El nuevo método pedagógico, exige que haya humildad, claridad y proyección. No podemos suponer que somos mejores que los demás, algo aprendemos cada día, a cada momento del proceso de la vida, siempre podemos reconocer que hemos fallado y que en muchas cosas somos ignorantes, debemos aceptar que urge prepararnos intensamente para responder excelentemente a los diferentes retos que la sociedad y las personas nos presentan. El aprendizaje es total y son muchos los que lo pueden dar.

Las dimensiones y el contexto Definir y orientar acciones para planificar un proyecto de vida, supone un proceso de maduración integral, en el cual la relación del ser con los diferentes contextos en los que está inmerso, se concibe como el valor que implica la construcción, entrega, sostenibilidad y reevaluación del mismo proyecto de vida. A continuación se profundiza en la descripción de cada una de las dimensiones del ser, que permiten ver con mayor amplitud la formación integral de un profesional a partir del conocimiento sobre sí mismo. Dimensión física La dimensión física se refiere a las respuestas fisiológicas del cuerpo humano ante estímulos del ambiente. Uno de los órganos claves de esta dimensión es el cerebro, considera- do como el administrador y coordinador de todos los recursos del cuerpo humano, que por medio de sus procesos perceptivos emite reacciones emocionales y conductuales. El cuerpo humano está clasificado en diferentes sistemas, entre ellos se encuentran: el respiratorio, el circulatorio, el digestivo, el excretor, el reproductor, el óseo-astromus- cular, el nervioso y el endocrino. El sistema respiratorio es el encargado de extender el oxígeno del aire, inspirado a los conductos respiratorios para oxigenarlo y mantenerlo en óptimo funcionamiento. El sistema circulatorio lleva los alimentos y el oxígeno a las células, permitiendo recoger los residuos del metabolismo, que se eliminarán a través de los riñones en la orina y en el aire expulsado por los pulmones.


El sistema digestivo, acompañado de importantes glándulas asociadas, que tienen como misión la transformación de moléculas de los alimentos en sustancias simples y fácilmente utilizables por el organismo, es decir, de absorber entre ellos los minerales. El sistema excretor, que está compuesto por el aparato urinario, conformado por un conjunto de órganos que producen y excretan orina, este es un líquido convertido en desecho o eliminación orgánica. Los riñones filtran sustancias del torrente sanguíneo, dichos residuos forman parte de la orina que pasa por los uréteres hasta la vejiga de forma continua. El sistema reproductivo está determinado por el sexo, como un proceso biológico. La fisiología de este sistema se refiere al proceso de dar vida a otro ser, donde la expresión humana se convierte en afecto y deseo sexual. Esta dimensión le indica a las personas cómo deben llevar a cabo su sexualidad concientemente, es decir, que no sólo se debe tener claridad de cómo se utiliza, sino además de cómo se debe implementar la sexualidad humana. El sistema óseo-astro-muscular, encargado de los músculos que son los motores del movimiento de las personas, se compone de fibras que se contraen y distensionan para lograr el movimiento deseado de las personas ordenado y direccionado por el cerebro, máxima autoridad en el sistema, acompañado del hueso que sujeta la estructura para lograr un movimiento seguro y localizado. Por último, se encuentra el sistema nervioso que junto con el endocrino, se encargan de recepcionar y coordinar actividades reflejas y premeditadas por el cerebroespinal en el organismo. El cerebroespinal está compuesto por la médula espinal, el cerebro, los nervios craneales y otro sistemas asociados. Dimensión afectiva La capacidad de ser afectivo se forma teniendo en cuenta el desarrollo evolutivo de cada persona. La dimensión afectiva está relacionada con el ejercicio auténtico de la libertad, que llega a configurarse con el fin último de todo proceso educativo integralmente concebido. Se atribuye el concepto de afectividad al conjunto de características de la vida psíquica que comprende tanto al ser aceptado, apreciado y amado por los demás, como la habilidad de aceptar, estimar y amar a los seres que nos rodean. Este término incluye de una manera más general la capacidad de amar. Cada vez es más verificable que la vida afectiva en todas sus manifestaciones (autoconcepto, sexualidad, pertenencia motivación, etc) se construye y se le da forma con la vida humana y sus relaciones con los demás. Uno de los conceptos más discutidos es la sexualidad. Esta no es sólo la genitalidad. La sexualidad está integrada por toda la persona: su corporalidad o fenotipo, sus rasgos psicológicos y su edad en la dimensión física, el carácter o temperamento, la realidad sociocultural, el contexto social, laboral, universitario y


comunitario, el lenguaje verbal manifiesto y el no verbal implícito con el lenguaje expresivo. La relación sexual se refiere a la capacidad de donarse y abrirse existencialmente como persona a los demás, gratuitamente y de forma espontánea, no es únicamente un instinto biológico, sino que integra toda la persona como un ser sensible y espiritual con relación a todo su contexto real. Dimensión social La dimensión social es considerada una de las más influyentes en el medio que rodea al ser humano. Se refiere a las relaciones interpersonales que generan un impacto en la estabilidad de la persona. Por ejemplo, un cambio de cargo en el campo laboral, cambio de lugar de vivienda o cambio de cuidad, son relaciones que generan nuevas responsabilidades. Dicha dimensión está a cargo de cuatro funciones: logro de la independencia, el papel sexual, el establecimiento y mantenimiento de las relaciones humanas y la selección del papel profesional y vocacional. Está dimensión permite fortalecer las relaciones con los otros, llámense, amigos, compañeros, conocidos y demás, porque se vuelven cada vez más confidentes y cercanos a las experiencias de las personas, aproximadamente entre los 17 y 18 años se es más flexible para aceptar a las personas que serán parte importarte del núcleo social, con respecto a los defectos y a las cualidades. La dimensión social está muy ligada a la dimensión afectiva, llamada socioafectiva, pues analizan en conjunto las relaciones con el sexo opuesto o complementario, donde aparecen las relaciones sentimentales y etapas fuertes de enamoramiento. En esta dimensión se revelen con mayor ahínco ante otras personas las cualidades físicas, deportivas e intelectuales, propias del desarrollo de la personalidad de los seres humanos. Dimensión cognitiva El desarrollo cognoscitivo de los seres humanos en sus etapas iniciales está estructurado por la sensación, la percepción y la conceptualización. La sensación entendida como la capacidad de sentir cualquier tipo de estímulo ambiental. La percepción definida como la interacción que hace el cerebro a raíz de las sensaciones emitidas por los estímulos detectados. Y la conceptualización que se refiere a la interpretación consciente de la suma de la sensación más la percepción. Algunos autores concentran esta dimensión en la memoria, que permite por ejemplo: hacer abstracciones de un texto, clasificar situaciones como positivas y


negativas, organizar textos según una estructura predeterminada, analizar una situación y recuperar experiencias ya vividas. El desarrollo cognitivo de una persona también está determinado por la madurez fisiológica en la que se encuentra el individuo y sus experiencias vividas al relacionarse e interactuar social- mente con otras personas. La dimensión cognitiva estudia las capacidades ejecutivas del ser humano, como: comprender, aprehender, construir y utilizar las explicaciones y descripciones existentes que se tienen de la realidad en la que se vive y los procesos que se desarrollan por la dinámica del ambiente. El cerebro que es el órgano encargado de coordinar y administrar los recursos humanos existentes en el organismo, también de suministrar toda la materia prima que se necesita para que cada uno de estos procesos ejecutivos se lleven a cabo. Uno de estos procesos es la memoria, cuya función es almacenar información del ambiente y también está vinculada a un proceso de construcción que permite utilizar esquemas para observar y clasificar la información como un ente activo encargado de reinterpretar todo el contexto de la información almacenada con la nueva estructura. Como proceso ejecutivo también se encuentran el pensamiento y la inteligencia. Para Piaget las personas van organizando las experiencias vividas y el conocimiento adquirido en esquemas o estructurados que por medio de dos procesos como la asimilación y la acomodación se van modificando. Finalmente está el aprendizaje como un proceso mental de transformación, almacenaje, recuperación y utilización de la información. Depende del ambiente o contexto en donde está inmerso el individuo. También hace referencia a las relaciones internas entre el individuo y el contexto, cultura, y situaciones específicas del mismo, dicha relación produce la adquisición de nuevos conocimientos. Dimensión ética - moral La dimensión ética-moral está constituida por dos términos, a lo largo de la historia se toman como sinónimos y se entienden de la misma forma. Tanto la ética como la moral hacen referencia a un tipo de saber o conocimiento, que orienta al ser humano para enfrentar la vida, y ayuda a construir un carácter con el objeto de acondicionar la realidad de tal modo que se pueda convivir con ella. La moral se entiende como las normas, los va- lores y las creencias que orientan las acciones inmediatas. Y la ética es un saber que reflexiona sobre la moral cotidiana desde el punto de vista filosófico. La ética es importante porque permite reflexionar sobre el hacer diario de la moralidad, entendida como los valores, actitudes, comportamientos, acciones costumbres y cultura aprendidas e inculcadas desde casa por el núcleo familiar, y


desde allí se trasladan a la sociedad en la inserción del individuo por medio de la integración e interrelación con los demás. (Instituto Alberto Merani, 2002). Dimensión espiritual La espiritualidad es una área que está presente en todos los estados y ciclos de la vida, tiene mayor amplitud de la que se considera, aun más que la religión misma. Cuando se habla de la dimensión espiritual se relaciona directamente con la religión, también la búsqueda del sentido de la vida, del sentido a lo que se hace, las respuestas que se busca cuando se está solo, en últimas son categorías valorativas que requieren de la esencia espiritual humana. La dimensión espiritual se resumen en la experiencia real de lo humano propiamente dicho, lo que permite al ser humano diferenciarse de los otros seres vivos. La religión tiene que ver con las creencias y la fe, son propuestas sensibilizadoras de la humanidad o humanizadoras para el hombre, que marcan el comportamiento y los hábitos en el campo de la fe. Dimensión familiar En la dimensión familiar es encuentra el núcleo familiar, como la unidad primaria o básica de socialización del ser humano, dicho medio pro- mueve el inicio de los procesos de integración dentro de un sistema de socialización activa. En este contexto también se construyen las prime- ras pautas de relación con otros, que necesaria- mente influirán y determinarán las interacciones en su futuro. También es el primer escenario de ensayo y error del proceso de aprendizaje social. Desde un en- foque evolutivo, los humanos siempre tienden a conformar grupos de personas y agremiaciones humanas, que han llevado a construir civilizaciones. Esta forma natural de unión como una necesidad primaria y de supervivencia en grupo es reconocida como: la familia. Las familias se clasifican por los lazos de filiación, parentesco, afinidad y afecto. Donde conviven dos generaciones, los padres y los hijos, se le da el nombre de familia nuclear. Las familias integradas por tres generaciones abuelos, padres e hijos se le llama familia extensa (Jauregui, 1998). Las personas se encuentran en diferentes grupos que se pueden llamar sistemas sociales tales como: el trabajo, la escuela, los equipos deportivos, los clubes sociales, los vecindarios, las asociaciones y otros. En la familia es donde se afianzan las emociones, las creencias y las tradiciones, pero también las fortalezas y las debilidades de las personas pertenecientes a dicho núcleo. También se determinan las relaciones y las dinámicas propias de la familia, dichas dinámicas generan estrés y presiones que impulsan al éxito o al fracaso de los que están creciendo. La familia así, se convierte en un entorno de formación institucional por medio de la educación, que es flexible y permite procesos adaptativos al medio en donde se desenvuelve el sujeto buscando alternativas


apropiadas para afrontar los retos. La dinámica familiar está determinada por los roles asumidos por cada miembro y se establecen por hábitos y costumbres sociales y culturales. (Mejía y Jackeline, 1990).

Mecanismos de reflexión sobre sí mismo Los mecanismos de reflexión sobre sí mismo son herramientas claves para un desarrollo psicológico exitoso. A continuación se hace una breve descripción de cada uno de ellos: La autoestima se concibe como la relación que existe entre la persona y el valor que se le asigna, frente a sus aprendizajes positivos y no tan positivos. Este mecanismo es uno de los más completos dado que incluye los demás autos y se caracteriza por asignar valor a cada componente del ser humano. El autoconocimiento es el que se determina las características positivas y negativas de sí mismo, en cada una de las dimensiones exploradas, también contempla la concientización objetiva de las capacidades, destrezas, limitaciones y dificultades, permitiéndole entender las atribuciones generadas por las situaciones a las que está expuesto el individuo. La autoevaluación, entendida como la capacidad de discriminar los eventos positivos de los negativos, atribuyéndoles un valor objetivo a cada uno, y permitiendo reevaluar e implementar nuevas estrategias de cambio para mejorar y sentirse bien. El autoconcepto, definido como la concepción que tiene la persona sobre sí misma, establece las características que lo diferencian de otras personas y que actúan de acuerdo con ella. La autoaceptación es la habilidad de reconocerse a sí mismo de forma objetiva, como una persona con cualidades y limitaciones, lo cual le permitirá identificar los aspectos de su comportamiento que debe cambiar y los que debe fortalecer, para afrontar y contrarrestar aquellos que no son susceptibles de modificación. El autocontrol, que es la capacidad de detectar el límite del error y reversarlo en la medida de sus habilidades y destrezas, permitiendo que la persona no reincida en la falta, a pesar de su tendencia a repetirlo. La autocrítica es la capacidad de identificar la realidad que posee cada objeto situación y personas, su componente más importante es la objetividad que permite la discriminación de su ser emocional y afectivo de la realidad vivida.


La autoevaluación, concebida como el proceso mediante el cual el individuo determina según unos índices de evaluación y referentes, un criterio claro de su comportamiento y componentes del ser, manifestando la concepción sobre las consecuencias de la emisión de sus acciones.

Ciclo vital del hombre El crecimiento y desarrollo de la vida de los individuos se va dando a través de etapas secuenciales que tienen variables y características específicas. Cada una de ellas marca fundamental la continuación de la siguiente etapa, sin embargo los estudios realizados en el campo del desarrollo humano permiten determinar un desarrollo estandarizado para saber exactamente cuántas y cuáles etapas existen. Tampoco se puede inferir cuál es el punto de partida de una etapa y cuál es el momento de finalización de otra. Dentro de este ciclo influyen diversos actores de forma personal, social, cultural y biológica, remitiendo a las diferencias individuales de las personas donde cada una tiene su propio proceso evolutivo y de desarrollo de acuerdo con cada una de las dimensiones anteriormente analizadas. A continuación se hace una descripción general de cada una de las etapas del ciclo vital del hombre: pre-natal, infancia, niñez, adolescencia, juventud, adultez y ancianidad. La etapa pre-natal se caracteriza por la formación del individuo en el vientre materno. Inicia desde la concepción del espermatozoide que fecunda al óvulo y da forma al cigoto. Internamente en este nuevo mundo se dividen y se subdividen células, y aumenta progresivamente su tamaño tomando forma cada uno de los sistemas y órganos encargados de emprender su función biológica, a medida que avanza el tiempo del embrión. Aproximadamente a las dos semanas se acomoda en el útero y a los nueve meses lo abandona en un proceso perinatal llamado nacimiento. En la infancia que se contempla entre el nacimiento y los 6 ó 7 años aproximadamente, se desarrollan características físicas y motoras como el aumento de peso y de estatura corporal; además. el tamaño de sus miembros son desproporcionales, teniendo en cuenta el tamaño de su cabeza. El sueño en esta etapa de desarrollo es muy importante, dado que aporta a la formación de su cerebro para afrontar los retos perceptivos del ambiente. Su desarrollo cognoscitivo muestra su presencia en el adiestramiento de su inteligencia, según Piaget, paralelamente al desarrollo afectivo, sexual y social caracterizándose por factores específicos y complejos. En la niñez, que contempla entre los 6 a 12 años, el niño se encuentra en la


escuela inmerso en procesos de socialización y de convivencia con otras personas de su edad, facilitándole el desarrollo cognoscitivo, afectivo y social. Las áreas cognoscitiva y afectiva le proporcionan sensaciones y emociones similares, exploradas única- mente en el seno de la familia. La adolescencia se caracterizada por un proceso de transición muy agitado y difícil para el individuo, quien enfrenta diversos altibajos hormonales antes de dar el paso hacia la vida adulta. El estándar establecido para el inicio de esta etapa son los 12 años para las mujeres, en promedio, y para el sexo masculino los 13 años. En dicha eta- pa suceden cambios físicos, cognoscitivos, tendenciales, afectivos, sociales, sexuales, religiosos y motivacionales, propios de la pubertad, dejan- do de ser un niño para darle continuidad a las siguientes: la pre-adolescencia y la adolescencia propiamente dicha. La juventud, que se estima está entra entre los 18 y los 25 años, se caracteriza por alcanzar control y tranquilidad con respecto a su adolescencia. Aunque se encuentra todavía en la transición a la estabilidad adulta, va de manera progresiva a manejar algunos aspectos de su personalidad, tiene mayor capacidad reflexiva y un alto nivel crítico y se incrementa la agudeza intelectual para facilitar el aprendizaje hacia una visión más objetiva de la realidad. Sus hábitos y actos se establecen jerárquicamente como parte de su dimensión moral en una constante reflexión, cada vez más autónomo, sin dejar de lado la dependencia personal. En esta etapa se orienta también a su área vocacional que realizará con respecto a su profesión. Entre los 26 y 60 años se vive la adultez, etapa en la cual el individuo alcanza la tranquilidad y plenitud sobre su desarrollo biológico y psíquico. Además, su personalidad y su carácter se presentan relativamente firmes y estables las dimensiones del ser, teniendo en cuenta las diferencias individuales que pueden presentarse en cada sujeto. La ancianidad, que se vive a partir de los 60 años, es la etapa final de la vida, caracterizada por un decreciente rendimiento físico, lo que ocasiona en la mayoría una sensible y progresiva baja de las cualidades de su actividad mental. Este efecto de disminución, también se presenta a nivel biológico en sus capacidades sensoriales y motrices, circulatorias, arteriales y en general el deterioro progresivo del funcionamiento de los diversos órganos internos. También se ve afectado el interés por las cosas de la vida viviendo cada vez más en función del pasado.

Proyecciones del ser Ahora vamos a dar otro paso adelante, este tiene que ver con los intereses y motivaciones que hay en su interior y que lo hace pensar en un mañana. Seguramente dentro de sus motivaciones para la vida está convertirse en universitario, trabajador de una empresa o propietario de su proyecto empresarial, esto es muy bueno, pero para llegar al lugar que ocupan otros se necesita empeño, constancia y el deseo de aprender cada día más y capacitarse lo


suficiente como para ocupar uno de estos puestos. Todas las personas que poseen estos cargos han adquirido en su vida una profesión, ese es su oficio. Sin embargo, la pregunta que debe hacerse es ¿cómo afrontan su profesión?, ¿es una vocación?, ¿cómo entender vocación y profesión?, ¿se vive una profesión o una vocación?

1. Competencias referidas al desarrollo humano •

Un conocimiento adecuado y maduro de sí mismo, junto con un manejo consciente de sus relaciones con los demás...

La realización y apropiación de un proyecto personal de vida en el que ha integrado plenamente su identidad profesional.

La adquisición de una visión ética del mundo que lo comprometa con el respeto de los derechos humanos, la observancia de sus deberes, la participación ciudadana, la realización de la justicia y el mejoramiento de la calidad de vida.

La disposición para ser un creativo permanente.

La capacidad de vivir su experiencia espiritual como opción vital y libre en la transformación de la realidad a la cual pertenece.

2. Competencias referidas al desarrollo profesional •

La aptitud permanente de aprender a aprender y el uso y dominio de los lenguajes.

El hábito reflexivo, crítico e investigativo con la capacidad de indagar y conocer.

El espíritu de trabajo en equipo con capacidad interdisciplinaria.

La capacidad para analizar, fundamentar e interpretar el contexto social.

Manejo conceptual.

Búsqueda de la excelencia.

3. Competencias referidas a la responsabilidad social •

Capacidad para ejercer como ciudadano y profesional un compromiso


social concreto con las comunidades. •

La destreza para observar y analizar la realidad e involucrase con ella.

Capacidad de interactuar con las comunidades.

Capacidad para involucrase en gestión de proyectos.

1. ¿Qué es vocación? No es lo mismo vocación que trabajo; ni intereses, que preferencias. Aunque idealmente debieran estar alineados, es necesario que estos conceptos se tengan muy claros a la hora de tomar una decisión. Mira aquí sus similitudes y diferencias. Vocación: de vocare, llamado, llamar por un nombre, (...) dar una denominación, vocatio-onis, invitación, convite. Es el término que designa la realidad más amplia y abarcadora del proyecto vital. Implica el “llamado” que cada uno tiene respecto de la propia vida. Ella permite dar respuesta a los interrogantes profundos entorno al sentido de la existencia. En una palabra, condensa en sí el llamado a “ser” persona, en tanto aborda un aspecto dentro de la totalidad de las dimensiones constitutivas de ésta. Profesión: de profesar, declarar o enseñar en público (...) derivados professioonis, declaración pública, oficio, profesional, (professor-oris, el que hace profesión de algo), profeso, maestro. Se dice de la relación con el “hacer y el saber hacer” en una actividad que ha supuesto un período de capacitación en un centro de estudios especializados. Se expresa en un título profesional y en varios casos en un grado académico. En términos generales, en una profesión se integran de manera más o menos armónica los intereses y las aptitudes personales. Trabajo: del latín vulgar tripaliare, tortura, de- rivado de tripaltum, especie de instrumento de tortura (tres palos o maderos cruzados que formaban dicho instrumento), sufrir; esforzarse, de donde más tarde labora, obrar (...), desempeño de una actividad laboral específica. Este puede ser resultado de una adquisición por la experiencia práctica, por tradición familiar e incluso, por circunstancias fortuitas de la existencia. No es requisito indispensable para desempeñar un trabajo disponer de una capacitación teórica rigurosa. Tampoco es fiel reflejo de las propias capacidades e intereses. Hobby: Es un pasatiempo o actividad lúdico- recreativa que expresa intereses, habilidades y gustos personales. A diferencia de los anteriores, este término no designa explícitamente una relación con una actividad laboral y remunerada. Por lo general, más bien, denota un pasatiempo que se desarrolla en amplios


márgenes de gratuidad. Sin embargo, externamente, no significa que se realice en forma sistemática e informal. Muchas veces, los hobbies ocupan tiempo y recursos significativos de las personas que los desarrollan. Tanto en la profesión como en la vocación se tienen en cuenta los siguientes factores que también las definen en cierta forma: •

Gustos: son afinidades o inclinaciones que expresan claramente componentes de tipo afectivo y por tanto son característicos y singulares de cada persona. Básicamente no tienen una explicación racional. Explícitamente, se manifiestan en sentimientos de agrado o de rechazo. Por esto mismo, suelen ser bastante estables en el tiempo.

Preferencia: por su parte, es un orden jerárquico entre diversas alternativas disponibles y reales que tiene delante de sí la persona. No implica necesariamente negar o rechazar algo, sino más bien ordenarlas de acuerdo a las opciones e intereses del individuo en un momento determinado y en ante circunstancias específicas. En virtud de estos factores, pueden ser muy variables según tiempo, lugares y personas.

Intereses: son las motivaciones para realizar actividades que son atractivas y que refuerzan la propia personalidad y prescindir o evitar actividades que no son placenteras. Los intereses siempre están en relación a hechos o situaciones que son conocidos por la persona o sobre los cuales se tiene cierta referencia iluminadora. En este sentido, los intereses vienen a ser respuestas conscientes que surgen desde el interior de la persona frente a alternativas que se le ofrecen o que se le presentan.

Aptitud: es la habilidad o capacidad que tiene cada individuo para afrontar las diferentes situaciones que le plantea la existencia. Las aptitudes pueden ser cuantificadas con la aplicación de instrumentos de psicodiagnóstico que manejan dos tipos de variables. Por una parte, la rapidez con la cual la persona resuelve los problemas a los que se ve enfrentada y por otra, el nivel de eficacia y exactitud que tienen dichas respuestas. Habitualmente se les clasifica en aptitudes generales y en diferenciales. En este último caso se trata de condiciones personales más ventajosas o más limitadas para determinadas áreas o tipos de problemas.

Elección: hace referencia a la opción que se adopta frente a una determinada variedad de alternativas que se le ofrecen a la persona. Es de naturaleza esencialmente exterior a la persona, simplemente se inclina por una o por otra alternativa.

Decisión: en cambio, dice relación con el efecto que produce interiormente en la persona el haber optado por una determinada alternativa.


Importancia del “sentido” El ser humano está en permanente búsqueda de sentido Las cosas de la naturaleza, a diferencia del hombre, están simplemente ahí, fijadas en los esquemas del instinto y del determinismo, pareciera como si se realizaran espontánea y automáticamente su existencia, no tiene perspectivas ni proyectos, ni esperanzas, es decir, no tienen sentido (similar a la caracterización del sentido histórico), “...el obrar humano no es simplemente el resultado de unos factores externos e internos que lo determinan, en él se manifiesta algo nuevo y original, bajo el influjo de ese obrar humano el mundo adquiere un rostro cultural y huma- no...” adquiere sentido. Al respecto, Heidegger se refiere a la mundanidad del hombre desde la preocupación del individuo interesado en su ser, por tanto la mundanidad se realiza para él ante todo y sobre todo en las formas cotidianas de ocupación (de las cosas que no están a mano) y solicitud (por las personas que están con nosotros). En la preocupación como cuidado y solicitud el hombre se interesa siempre por su ser mismo, es decir, que la actividad está todo el tiempo en el signo de una pretensión de sentido. La actividad supone que el hombre acerca un todo con sentido. La autoconciencia mundana se sabe como autofin, no sólo dado, sino también encomendado. “...la actividad humana se realiza en un a priori de sentido (supuesto como condición de la actividad). Ello significa que el propio ser del hombre encomendado y objetivo de si mismo (sobre lo que versa y le interesa) puede completarse, desarrollarse y realizarse”. “El hombre es un animal, que incluso en sus funciones anima- les no permanece en un en-si, como el animal, sino que toma conciencia de las mismas, las conoce y las eleva... con ello rompe la barrera de la inmediatez que está en sí misma (animalidad), de tal modo que precisamente porque sabe que es animal, deja de serlo, en tanto que en el espíritu


se otorga el conocimiento de si mismo” afirmaba a este respecto Hegel. Una de las raíces más profundas del problema antropológico es la necesidad urgente de darle a la existencia un significado último. Esta pregunta se genera del enfrentamiento con lo que aparece como caótico, sea de sí mismo o de la realidad, frente a situaciones límite, a la injusticia, a la violencia, la vida infrahumana de millones, la muerte. El ser humano busca razones de sentido que hagan de su propia vida una posibilidad por la cual valga la pena seguir, y en este aspecto define la vida misma y cada uno lo busca de manera apremiante. La pregunta por el significado definitivo del existir está ligada al hecho de que cada uno de los hombres se percibe a sí mismo como un todo que es más que la suma de sus actos, sus virtudes, sus defectos, etc. Y es este sentido de totalidad el que va dando significado a las di- versas acciones, en consecuencia, no basta con que cada acción en sí misma tenga razón de ser, sino que debe haber una relación entre ellas, de modo que mi vida adquiera un significado. “En la medida en que su solicitud versa sobre el propio ser, está siempre dispuesto a llevar a la práctica unos motivos y a realizar unas aspiraciones de sentido. Toda actividad está en un a priori de sentido...”

2. El sentido de la propia existencia? Nuestro impulso hacia el sentido Tiene sentido el sufrimiento? ¿Podemos aprender de él, hacernos a través de él mejores? Dostoievski definió al hombre como «el ser que se acostumbra a todo». Incluso a los campos de exterminio. Víctor Frankl, psicólogo y neurofisiólogo, estuvo recluido en Auschwitz, y pudo salir con vida. Este libro memorable no nos ofrece su experiencia personal de la vida en el campo de concentración, sino un análisis de la vida humana en sus condiciones más inhumanas, a la luz de la psicología. En suma, una psicopatología de la vida en cautiverio. Pero no se trata sólo, ni acaso principalmente de eso, sino de encontrar el sentido de la vida incluso allí donde parece imposible encontrarlo, en el más atroz sufrimiento. Lo que debe importarnos no es lo que podamos esperar de la vida, sino lo que ella espera de nosotros. Algo muy esencial de la condición humana palpita en este libro, al que el éxito ha hecho justicia. El hombre decide siempre lo que es. «Es el ser que inventó las cámaras de gas, pero también es el ser que entró en ellas con paso firme y musitando una oración». En “El hombre en busca del sentido”, Víctor Frankl cuenta lo que le pasó a “F.”, un compañero suyo en Auschwitz: “Me gustaría decirle algo, doctor Frankl. Tuve un sueño extraño. Una voz me dijo que podía pedir saber algo, que sólo tendría que decir qué es lo que quería saber y todas mis preguntas serían


contestadas. Yo quería saber cuándo nosotros, nuestro campo (campo de concentración nazi donde estaba), sería liberado y nuestro sufrimiento llegaría a un fin”. “¿Y cuándo tuviste este sueño?” - le pregunté. “En febrero del 1945” - respondió. En ese momento era el inicio de marzo. “¿Qué es lo que contestó la voz de tu sueño?”. Secretamente me susurró: “El 30 de marzo”. Cuando F. me dijo acerca de este sueño, él estaba lleno de esperanza y convencido de que la voz de su sueño era correcta. Pero mientras se acercaba el día deseado, las noticias de guerra que llegaban a nuestro campo hacían parecer que se- ría muy improbable que nos liberaran en la fecha prometida. El 29 de marzo, F. se enfermó repentinamente con temperatura muy alta. El 30 de marzo, el día que su profecía le había dicho que la guerra y el sufrimiento llegarían a un fin para él, deliró y perdió la conciencia. El 31 de marzo, estaba muerto. Para la apariencia externa, había muerto de tifoidea.

Tener sentido en la vida es una de nuestras necesidades más básicas. Sin él podemos vivir. Para el prisionero F. de Auschwitz, la promesa de la liberación convirtió en su propósito de vida. Cuando ese día pasó, su deseo de vivir evaporó. Con sentido es posible sobrevivir el inexplicable horror de un campo concentración.

no se se de

Frankl escribe: “No hay nada en este mundo, me atrevo a decir, que le ayudaría a uno a sobrevivir inclusive las peores condiciones como el conocimiento de que existe un sentido en la vida de uno. Hay mucha sabiduría en las palabras de Nietzsche: “Aquel que tiene un por qué vivir puede resistir casi cualquier cómo vivir” (Víctor Frankl, “El hombre en Busca del Sentido”). ¿Accidente o intención? La profunda convicción de que existe un sentido en la existencia, de que vale la pena vivir, recae en el axioma de que la para nuestra existencia. Imagínase sacar de una gorra una serie de barajas al azar y escribir los números que le salieron. Un amigo pasa caminando y ve la serie de números que había escrito sin saber que el orden no tiene razón de ser. Se queda viendo los números, rompiéndose la cabeza y de repente, exclama: “¡Lo tengo! Esta es la razón por la cuál los pusiste en este orden” - e inmediatamente comienza a darle una explicación. El comentario brillante de su amigo sobre la razón de la secuencia de los números no cambia la realidad: No hay sentido en el orden. Es pura suerte sacada de una gorra sin intención alguna. Si la vida es el mero resultado de una ocurrencia sin objetivo ni dirección, ¿qué sentido tendrá finalmente la existencia? La vida sería sólo un accidente, una bocanada espontánea saliendo del caos, sin rima ni razón. Puede ser posible


fabricar un sentido y un contexto, añadiéndole un poco de razón y de orden como el amigo hizo con la serie de los números. Pero al final, la realidad permanecería inmutable - seguiría sin existir un propósito real para la vida. El ser humano es un ser libre Los interrogantes básicos del hombre parecen nacer del hecho de que éste no existe como un perro o como una piedra sino como un sujeto personal, en otras palabras, como alguien que es capaz de decir yo, tú, nosotros. Esto es, que es capaz de reflexionar, de tomar distancia frente a las cosas, de darse cuenta, en la medida de lo posible, de su propia condición humana. Su existencia no se realiza ciegamente de acuerdo con los ritmos de la naturaleza o del instinto, aquí se da y a los demás, no está totalmente definida por las fuerzas deterministas de la naturaleza, del estado, de la sociedad, de los demás, sino que codetermina esencial y concretamente a su propio obrar”. El hombre no es la contemplación del hombre y del universo, sino la experiencia de que es preciso vivir y de que hay que hacer algo, sin que ello signifique absolutamente que se debe hacer. Asimismo, se encuentra la experiencia de una libertad que tiene que hacerse plenamente libre, y que por eso necesita ser claro y comprenderse así misma, su ser y su destino. Por ello, la libertad no se palpa, “... la libertad se vive.” , no se ve, es básicamente afirmación, por lo tanto, es dimensión fundante en la estructura de la persona. La libertad no es una cosa, pero tampoco es una idea puramente teórica, es una aspiración que necesita mediaciones y tiene límites, consecuentemente no se puede considerar en términos absolutos, se es libre con los demás, en el lugar en cuenta de que vive y de que está en la imposibilidad de sustraerse de esta tarea de vivir, de obrar, de decidir. Indica (la libertad) que la persona humana, aunque sigue ampliamente ligada y sometida al mundo.


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