Capítulo I. Llevados por la imaginación nos ponemos a soñar. Roberto Mejía en el descanso de su poema al medio día compartió con el mismo la soledad de un rincón donde su vista no quiso descansar y salió a caminar donde contemplaba los colores y formas del entorno, los movimientos de sus calles, luego su mente se va lejos viendo el mar y sintiendo la brisa que traen las olas dentro del comienzo a fluir los pensamientos acelerados para el día mas importante de nuestra vida, solo hay que estar atento sin preocuparnos, ni distraernos y sin lamentaciones. Para construir buenas obras solo basta con nuestras manos, estas con voluntad todo influye. Señores vivir es un don de Dios y morir es renunciar a todo cuando el desaliento nos embarga. Inspirado por la ilusión se quedo inmóvil y con una mano papel y en la otra un lápiz, comenzó a escribir desarrollando el siguiente relato: En su mesita de noche y con su reloj despertador encima, el mismo cuenta los pasos del tiempo. A las 5:30 am le suena el despertador a Juan lo que para él no era sorpresa, pues como buen madrugador despierta a tiempo. El autor se presenta el a Juan y a nosotros donde a bordo de la imaginación sin equipaje solo con la buena disposición se van de excursión imaginaria mirando el cielo donde el manto de una nube nos envuelva conquistando el pensamiento. Antes de salir leía completa o incompleto un capitulo. Juan luego de leer la biblia se quedo paralizado por un rato, y al verlo su esposa le pregunta ¿Qué pasa Juan? Ponte a desayunar, este le contesto es que me quede pensando. La esposa se quedo intranquila al ver el poco desayuno que ingirió Juan. Juan le dijo que se sentía con gripe, donde ella le dio una pastilla, además le sugirió que se quedara en casa, donde Juan se levanto de su silla a arreglarse para marchar.
A la salida de la casa Juan se despidió de sus hijos y de su esposa. La esposa atenta a Juan le dijo ¿A dónde vas tan desaliñado? En chancla, con la camisa abierta y sin el carnet etc, este le contesto es que estoy distraído. Juan dime qué te pasa, ya te dije es que parece que me va a dar gripe aunque hoy me siento distinto, es algo difícil de explicar que me genera preocupación. Su esposa al irse le dijo vete tranquilo que Dios no desampara sus hijos, el nos protege y en el debemos poner nuestra fe. A la salida Juan les dijo me voy cuídense mucho, tengan precaución, no salgan de la casa si no es necesario, regresare a la hora de siempre, la esposa al ver su semblante le dijo: que Dios te acompañe, cuídate sabes que tu familia te espera. Capítulo II. En el agitado paisaje urbano cada uno se mueve apurado: Como de costumbre Juan se dirigió a su trabajo abordando en su parada de siempre, en vez de su acostumbrado autobús OMSA, otra que ofrecía un servicio más económico, la misma en el transcurso del camino iba tan llena que el llamado cobrador tenía un pie dentro y otro fuera, al mismo tiempo que le daba golpes y porrazos a la guagua. Juan se queda en la feria el mismo apurando el paso llega a la jardinería del palacio del ayuntamiento. Llego, entro, saludo a sus compañeros como de costumbre los mismos observaron algo extraño en el, como su modo de hablar, su caminar y semblante de hombre cansado. Su ánimo de cansancio fue poco duradero, de inmediato busco su herramienta y se dedico a sus labores cotidianas, mientras trabajaba hacia el tic-tac con su tijera y con sus labios el silbido. El autor define a Juan como un probado hombre de trabajo, buscando siempre el sustento de su familia, no sabía de nada pero sabía de todo un chin, en los días libre no se dejaba atrapar por el ocio, cuando no estaba recortando personas, estaba arreglando zapatos.
Juan decía: yo descanso trabajando y solo me canso de estar sentado sin hacer nada. Como dijo Antonio Melo: ‘’Feliz el hombre que todo lo bueno le inspira’’. Ese día Juan dejo sus herramientas tiradas en el suelo cosa inusual en el, aquí confirme que Juan no era el mismo, estaba muy raro. Entre tanto invite a un grupo para seguir a Juan, luego de alcanzarlo empezaron a hablar de un amigo acabado de conocer como si no se tratase de él para disimular. Capítulo III. Rebuscando entre amontonados recuerdos: Juan se dirigió hacia el Estadio Quisqueya bien temprano para no pagar entrada, ya que se consiguió una chiripita para recoger desperdicios ante, durante y después de un gran partido de pelota y así rendir el sustento de su familia. Al termino del partido terminado 1-0 Juan entre el movimiento de su escoba para suerte de él se encuentra una gorra y que casualidad porque no sabía cómo dejo caer de entre sus manos la que llevaba puesta al quitársela para limpiarse el sudor cuando se dirigía al estadio. Al terminar su faena, con hambre y sed, Juan quiere llegar rápido a su casa pero el semáforo no lo deja y el agente de tránsito recostado a la sombra de un árbol por la fuerte temperatura no atiende lo suyo. Juan ahora no es el momento, espera, detente, hazme caso, ‘’soy tu conciencia, tu ángel de la guarda’’ no muevas un paso más, eres testarudo no me haces caso. Capítulo IV. En engañosa ilusión todo parece despejado: Juan moviéndose como un sonámbulo cruzo la calle y de repente en un fuerte ruido un golpe pum. Luego muchedumbres, bocinas sonando, malas palabras, todos quieren ver al mismo tiempo, mientras que nadie dice nada, nadie vio, solo culpan al viejito del carro azul y otros quieren pasar sin ninguna compasión.
Señores un sí o un no puede cambiar toda nuestra existencia. Entre comentarios algunos dicen: Si se salva de esa lo cuida un santo. Pero dice Baltasar Gracián: Ni todos los que ven tienen los ojos abiertos, ni todos los que miran ven. Dice Jesús: El que tenga ojos para ver que vea. Hay que estar preparado porque dice Galder: Es un soplo la vida. Capítulo V. Hacemos lo que queremos, nos acercamos a lo que no debemos: Tal y como dice esta novela en este capítulo hay personas que cogen las cosas suaves como haciéndose el muerto para que alguien lo cargue, debemos tomar la vida en serio, olvidarnos de ser holgazanes esto es lo que debe hacer esta generación, pero parece ser que lo único que le motiva es la moda. En la vida como escuela se enseña y se aprende, no se puede vivir a lo loco como se dice: Sálvese quien pueda, no quieren ver lo que en realidad deben ver. Personas en tumultos mirando a Juan tirado (unas mujeres en su búsqueda, otros en pillaje) pero al final solo mirar y mirar. Entre tanto un famoso periodista desde un edificio gubernamental ni siquiera se digno en bajar a ver lo que pasaba, solo le intereso la noticia para su periódico y desde su oficina busco su cámara capto la foto y comento el hecho. Hay que buscar el bien, trabajar no dejarse alimentar del ocio. El propósito de nuestra vida es dar, amar, servir y ayudar. Capítulo VI. Sabemos mucho y nos equivocamos más: Tenemos muchos avances en esta época y tenemos mucho tiempo para el chateo, pero no conocemos nuestros vecinos, vivimos puerta con puerta, es que tenemos tantas ocupaciones que ni para ver caer la hermosura de la lluvia
tenemos tiempo. No podemos vivir por la vida cometiendo errores, debemos saber lo que hacemos y como actuamos para no seguir tropezando la misma piedra. Para crecer como persona debemos reconocer nuestros errores. Juan hasta este capítulo todavía no ha sido levantado del pavimento, parece ser que hay pocos samaritanos, pero hay la serenidad y la calma son virtudes ausentes en la conducta del hombre moderno. Las personas en estos casos casi en su totalidad, solo les interesa pendenciar como se dice en el argot popular, sin importarle ni preocuparle lo sucedido para nada. Capítulo VII. De este modo andamos por los caminos de la vida: Al fin Juan tirado en el ardiente pavimento entre tantos pendencieros (uno de ellos el agente que regularizaba el transito), paso alguien y dijo: recojan a este hombre de aquí, hay que ayudarlo aun puede estar vivo, entonces fue cuando el militar ordeno detener un taxi pollito, levantaron el cuerpo con destino al Darío Contreras, junto al taxista se monto en la parte delantera un señor lo cual se pensaba que iba en son de ayuda y resulto que este individuo lo que quería era una bola para ahorrarse el pasaje, aprovechando la situación del estado de Juan- Bárbaro. Capítulo VIII. René de los capitos: El buen hombre que acompaño a Juan al hospital quien permanece su lado mientras lo atendían, pero fue detenido en este instituto llevándolo una enfermedad la que viéndolo muy ansioso y atacado por la preocupación tocándole con suavidad el hombro para calmarle le dijo: Tranquilo señor espere afuera por favor. Aquí nosotros nos encargamos y cualquier cosa yo mismo salgo para avisarle.
El buen hombre contesto diciendo a la enfermera: está bien disculpe es la mortificación que pone a uno así. En este centro de referencia nacional que reciben a pacientes de todas partes del país, hasta ahora todo había sido tranquilo sin mayores novedades. Ahora con la llegada de Juan todo era diferente, el caso era distinto, a simple vista se apreciaba la gravedad del cuarto, un hombre desvalido, examine con pérdida absoluta del conocimiento, levemente a reaccionar ante los estímulos con la cabeza bañada en sangre, de casi imperceptibles signos vitales. Este era un caso grave que parecía ser primera víctima de jornada, una situación de extrema delicadeza, que ameritaba para al menos estabilizarlo el mayor esfuerzo. Al fin después de un rato de espera, salió la enfermera de la sala y de inmediato fue detenida por el hombre que aguardaba. Quien sintiéndose reanimado al verla se levanto de un banco, este era el buen hombre que acepto el compromiso de llevar a Juan al hospital. Reacciono después de un rato cuando una persona se le acerco y tocándole en el hombro le entrego un papel impreso con un mensaje de la biblia y le dijo: -¡Hermano el señor le ama! El tiene la solución a todas nuestras preocupaciones. Sin mirar el hombre respondió: -Así es Dios lo puede todo. La persona continuo hablándole: -A usted se le ve que es un buen hombre de fe, hermano en cual iglesia usted se congrega. A mí me bautizaron cuando chiquito, ahora yo no tengo tiempo de iglesia, tengo que pasar de un lado a otro, buscando el pan de mis hijos. -Proveer para su hogar es un deber cristiano del hombre, pero por eso no debemos olvidar lo más importante que es dedicarle tiempo a Dios.
Amigo tengo que irme, por favor le pido estar pendiente de este paciente. El joven respondió: -Aquí todos tenemos que cuidarnos, unos a otros pero antes de salir dígame, usted debe ser hermano de este señor por que parece mucho, cual es su nombre para decirle cuando despierte. -Yo no soy familia de este hombre, es primera vez que lo veo. -¡Sorprendido el joven recluido en coma del hospital dijo. -¡Ah! Mire que sorpresa si usted no es familia de este hombre, se ha portado como si en verdad lo fuera. No es frecuente encontrar en nuestros tiempos a personas dispuestas para ayudar que sin espera de recompensa su mano solidaria extiendan a los demás, hoy todo lo que se ofrece es a cambio de algo. Es que por estar con demasiado empeño ocupado en atender nuestros propios intereses, nos olvidamos de los demás y nosotros de igual forma nos dejamos atrapar y todo a causa del mismo mal, terminamos andando confundidos en el laberinto que para aprisionarnos hemos convivido y quedamos errantes; deprimidos y perdidos consumiéndonos de tristeza en la amargura de la misma soledad. Capítulo VIV. Mucha gente vive tal vez a nuestro lado, carente de sinceros afectos y busca ayuda, a ruegos implora encontrar una mano amiga, un apoyo, alguien que al menos le escuche. Después al escucharlo Juan le dijo: Yo no me acuerdo de nada, pero a usted que le paso? Porque está usted aquí? El joven muy dispuesto le dijo al hablar, pues al fin encontró en la sala a alguien con quien comenzar, respondió:
-Tuve un gran accidente, estoy vivo de milagro. -Juan interesado en saber pregunto: -Y… ¿Cómo fue? -El joven titubeo con dolor y pensar, siendo la obligación de recordar lo sucedido y dijo. -Bueno… déjeme explicarle: Juan no dijo nada y se mantuvo atento a la expectativa de la escucha y el joven prosiguió: -Yo trabajo como mensajero en un banco, tengo que pasarme el día montado en un motor dando vueltas por todos lados, y mientras transitaba por una comunidad avenida, al llegar a la esquina el semáforo en verde me concedió el paso. Después de escuchar Juan exclamó: ¿Ah caramba, gracias a Dios que tamo vivo. Terminada la conversación, Juan recostado en su cama, por un rato cerro os ojos, y por un instante se durmió, después se despertó. Juan Juan, anímese que usted se está recuperando, abra los ojos y mire, aquí esta su familia. Luego intercambio de sentimiento con la mirada, una conmovedora pausa. Que a todos hizo sentir el deseo reprimido de llorar, y con los ojos nublados en humedad se desahogaron un poco de la pena permitiendo que una lágrima libremente brotara, luego Juan intervino y dijo: Gracias a Dios que estoy aquí, porque la verdad es que yo creo que hoy me morí y me salve por un milagro de la providencia. Dios me dio una oportunidad porque desde que yo moví un paso para cruzar la calle me dio una cosa que yo no supe de mí, no sé que me paso no se quienes me recogieron, y no sé cómo es que después de varias horas desperté aquí en el hospital.
Afrontar con éxito el cumulo de problemas, virtudes y pensares que como piedra de tropiezo a nuestro paso se interpone cada día. Esa es la gran epopeya de la existencia misma. Capítulo X. Como echo de menos la sosegada vida del campo, la verdad es que yo mejor vivir como un jibán, huraño, con la existencia remontada en la cima de una loma a otra o pendiendo en la amplitud circular de su falda, ocupado en el cultivo de un desnivelado terrun con agua de cielo irrigado que termina en una inofensivo barraco. Levantarse de la cama, no importa, que sea dura y de palo, salir y mirar el horizonte renovado y llevar al límite la contemplación cuando el alcance de la vista se pierde en mono gramática confusión del verde del prado, con agua de roció cada noche refrescado y vivir, salir, caminar en completa paz, en plenitud de libertad con la tranquilidad de quien no tiene que temer. En el campo a todo llamamos vecinos, aunque viva muy lejos de nosotros. Para percibir el despliegue esta belleza es preciso observar, entregarse a la contemplación y sentir disponiéndose a escuchar, como nos recomienda el maestro: ‘’Hay en la naturaleza tropical melodías inapreciables para nuestros días’’. En la capital están las universidades, los mejores médicos y hospitales, pero aquí todo es muy distinto la vida se desenvuelve en la precariedad de vivir entre ruidos, humanos y bulla. En el sostificado ambiente de llevarlo todo de prisa. El racismo y la discriminación igual que la envidia, el odio y el rencor, son declaración innoble de la conducta humana. Cada uno ha de vivir reconociendo la dignidad de todas las personas respetando sus derechos, patrimonio, tradiciones y el espacio vital de cada cual en su particular expresión de diversidad Jesús nos enseña que debemos amarnos unos a los otros, y por equivocación pernicioso error de interpretación, o tal vez a efecto de maliciosas confusión lo que hacemos con
frecuencia en nuestras relaciones con los demás es: ‘’ Despreciarnos uno a otros’’. Pobre el hombre que no sabe apreciar el valor de lo que tiene, que siempre quiere más y no conoce el límite que da la satisfacción a sus necesidades porque en su corazón alberga una insaciable avaricia y le domina la envidia. Pobre aquel que no sabe agradecer y se amarga en su dedicación a la tarea de multiplicar su carencia y simplificar sus logros, pobre quien no sabe dar, tampoco sembrar y quien simplemente se dedica a pedir, exigir y esperar. Para que usted y yo sigamos profundizado en esta reflexión y podamos ver las cosas desde el optimismo que la fe inspira y me llega a la memoria el mensaje de tres canciones que a usted y a mi recomiendo escuchar que son: el inventario de Fausto Rey, Gracias a la vida de Mercedes Sosa y como no creer en Dios de Williams. Capítulo XI. Vivir para nosotros, viviendo para los demás. Juan, buen conversador que en la amenidad de su estilo, con sus palabras de júbilo. Sentimiento transmitía en cada gesto, fue bálsamo sanador que impregno a los pacientes recluidos en la sala. Los pacientes a su lado también planteaban preguntas, Juan respondía con amabilidad manteniendo su dialogo con el mismo nivel de interés. Juan proyecta una contagiosa alegría y un desbordante entusiasmo. -Bueno Juan me voy a continuar mi trabajo. -Ah sí, espere no se valla, yo tengo ahora que hacerle una preguntita. Mostrándose amable la enfermera dijo: -Le escucho, dígame usted que necesita saber. -Yo me siento bien no soy hombre de ta sentao haciendo na. -Juan, usted está en observación, tenemos que esperar la opinión de los médicos.
-Gracias a Dios, que bueno, no sabe la alegría que me da escucharla decir eso. ¿Cuándo vienen los médicos? Pronto llegaran a esta sala, ahora acuéstese y espera tranquilo, descansar un rato es muy bueno para que usted pueda continuar su recuperación. Llegaron los médicos a la sala en visita de evaluación. Juan lo encontraron en muy buenas condiciones por lo que le informaron que ya podía retirarse a su casa. -Que bien, gracias a Dios esta era la buena noticia que me faltaba para acabar de recuperarme. Pensando en esto me acuerdo de lo que en referencia a esta idea, situándose en el punto de reflexión donde ahora nos ubicamos, hace muchos, muchísimos años dijo uno de los maestros del pensamiento filosófico de la antigua Grecia, Platón, expreso Buscando el bien de los demás encontramos nuestro propio bien. Uno no tiene oportunidad de quejarse en reclamo pues todo ocurre sin que uno lo autorice y cuando viene a darse cuenta, ya tiene el palo dao, entonces ya tiene a aguantarse. Aquí la voluntad se pierde, tenemos que comer lo que ellos digan y a la hora que así lo dispongan y hacer todo lo que manden: abra la boca, levante el brazo, acuéstese, póngase boca abajo, cierre la mano, no se mueva y mas y mas instrucciones. Bueno como dicen en una expresión popular. Amor con amor se paga, un clavo saca otro clavo, no hay mal que por bien no venga. Que dolor con dolor se sana, las penas nuevas hacen olvidar las viejas, para cerrar una herida a veces es necesario abrir otra. A esos los llaman pacientes, yo creo más apropiado llamarles pendientes, porque la verdad es que verles sufrir señala de inmediato el calvario por el que pasan, cuando se refiere en forma particular a uno de ellos, lo hacen por la nominación numérica que le han asignado. A mí por ejemplo, nadie me llamo por mi nombre Juan, al referirse a mí decían: el paciente de la sala cuatro de hombres, cama número dos. La joven que le atendió le dijo:
-Mire señor usted tiene cita para dentro de quince días, debe guardar al menos una semana de reposo. Que Dios lo cuide a todos, los ampare, los acompañe siempre. La verdad es que no importa si a uno lo tratan mal o bien, lo cierto es que el hospital es un lugar al que uno no quisiera tener que volver y menos al Darío Contreras a todo el que mandan para allá es porque está en muy malas condiciones. Capítulo XII. Tristezas y alegrías alternadas se presentan. Completamente recuperado, como si no le hubiera pasado nada, Juan camino alegre por el pasillo que conduce a la salida y al llegar a la puerta, se sintió satisfecho al contemplar que se acercaban, cuatro Brazos eran sus dos hijos más pequeños, a continuación petición efusivo intercambio de afectos, abrazos, apretones y besos. Un vecino, amigo que además era compadre de Juan, puso a disposición su automóvil, facilitar el retorno se emociono de alegría, se apresuro a su alcance. Juan, mi compadre que bueno verle de nuevo. El vecino le dijo: -Si compadre gracias a Dios me alegra verlo recuperado, venga por aquí y súbase, no se preocupe por nada que yo lo llevo. Mientras con lentitud se acomodaba para entrar, Juan comento: Ay sí, Dios es que no tine vivo, a la doce no supe de mi y recobre el sentido casi a la cinco de la tarde aquí en el hospital. Me atendieron bien, me estoy reponiendo. Agradezco a todos su ayuda en este momento. El vecino después de escuchar a Juan le dijo: -Compadre usted sabe que estamos pa ayudarnos con lo que podamos, para mí es un placer llevarlo a su casa, con eso ya me siento más que recompensado. El vecino manejando, lo llevaron a la cama y callo rendido del sueño, durmió cuatro horas seguidas. -Que tan haciendo en la cocina? Eso huele muy bien.
-Si eso ta tan bueno como huele, para aprobar, tráiganme un poquito. Al día siguiente, Juan se despertó temprano, los vecinos enterados fueron llegando para ver a Juan. Nada hay más favorable para recuperar el bienestar que el ambiente de hogar. El decimo día después del accidente, Juan reaccionaba satisfecho, a Juan todos le tenían afecto era una persona tranquila, mostrándose siempre atento, amable, dispuesto y servicial. Gracias Dios, Juan es como dice la canción de Serrat: todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, camino sobre el andar. Pues bien permítanme ofrecerles la explicación del hecho, resulta que… -Yo salí del trabajo pasao de la doce. -Bueno sigue, pero.. En verdad, ¿Eso fue lo que paso? No comprendo, porque y para que andamos hoy con exagerado desespero en una alocada carrera detrás de nada, apurados en llevar nuestra vida más rápido, queriendo llenar de tanto corre se nos han acabado hasta las energías de reserva. Capítulo XIII. Una señal premonitora nos advierte el peligro. Juan se quedo haciendo lo único que ahora en su desanimo podía hacer, pensar y pensar, y… de repente como sacudiéndose impregnado de nuevos bríos reacciono al escuchar una voz que parecía salirle desde adentro y le decía: -En verdad así fueron las cosas, todo ha sido una experiencia vivida, pero hay algo que aun no sabes. -Soy tu conciencia, tu ángel de la guarda, tu alma, la esencia de vida que llevas dentro, no puedes verme y puedes sentirme si lo permito. Juan que escuchaba con atención dijo: -¡OH! Mira que grande son las cosas de Dios, pero dime, ¿Qué es lo que debo saber?
-Te voy a contar, recuerda que cuando tu ibas a cruzar la calle sentiste una voz que te llamo advirtiéndote que no lo hicieras en ese momento, e ignorando no me hiciste caso, fui yo quien te hablo. Después cuando caíste, el golpe y la conmoción que sufriste fue tan grande que yo me separe de ti, fue entonces cuando por un momento, tal como te creían los demás tú estabas en definitiva muerto y después con imperativo tono una fuerza que me dirige y de la cual emano, Dios me impuso, no te apartes de él, aun no es su tiempo. -Ahora comprendo porque ese día desde que me levante me sentía tan raro como que no era yo, es que cuando algo malo nos va a pasar, no nos damos cuenta ni sabemos interpretar la premonitora señal, pero cierto es que todos de algún modo lo presentimos. Con la certeza de haber perseverado en el intento de hacer en cada momento un continuado esfuerzo en la práctica del bien. Yo que como narrador omnisciente he sido privilegiado testigo de esta conversación, me estremezco al escuchar, la verdad da escalofríos penetrantes que sacuden por dentro y hacen a uno percibir estremecedoras sensaciones. El sueño de la muerte, en una parte de este escrito el autor expresa: Lo que llaman morir es acabar de morir; lo que llaman nacer es empezar a morir; y lo que llaman morir es morir viviendo. Así estamos, y cualquier día puede ser el último, el de la hora marcada, para sin posibilidad de retorno, sin quererlo, con esa dama la señora muerte. Eso es morir, es dejarlo todo e irse con nada, desapegándose de las insignificantes materialidades que al mundo nos atan. Lo que no sucede ni antes ni después, si no en el tiempo debido que cada uno previamente trae asignado. Estamos aquí y por milagro vivimos y si de algo podemos estar confiados a plena certeza, es de que venimos para irnos y llegada la fecha, en la hora marcada, sin oportunidad de recoger equipaje, arreglar cosas y sin la posibilidad de prórroga o aplazamientos, nada mas tenemos una salida y es despegarnos de la vida y tomar sin otra opción el camino sin retorno de la definitiva partida. Nuestras emociones determinan lo que somos y hacemos el sentimiento más importante es el amor que debe ser primero a la vida en la variedad de sus diversas formas y manifestaciones.
Tengamos la mejor disposición para poner repleto el corazón de la nobleza de buenos sentimientos, que el amor, la comprensión, el perdón, la justicia y la compasión, encuentren en cada uno de nosotros acogida de hospitalidad y terreno prodigiosamente fértil donde multiplicados se repartan a los demás. El ser humano, aunque no esté convencido de eso, tiene en todo lo que hace limitaciones y reducidas posibilidades. Queremos hacer grandes acciones y tenemos que confortarnos con poder hacer nuestro mayor esfuerzo algunas sencillas cosas, deseamos dominar y subir la empinada montaña, apenas logramos en el intento de ascender la cuesta mover del trillo algunas pequeñas piedras, anhelamos poseer muchas cosas y solo contamos con dos pequeñas manos, es inmensa la capacidad humana. No somos seres que vivimos, si no que en realidad sobrevivimos, afrontando la dureza de la vida, buscándole la vuelta a las adversidades y esquivando a cada momento múltiples peligros, por eso es que en reconocimiento a la proeza de sobreponernos a las dificultades a pesar de nuestras fragilidades, poniéndonos humildes hemos de dar gracias a Dios porque la oportunidad nos concede y por esta bondad hoy estamos vivos. Capítulo XIV. La fuente de la felicidad esta en nosotros mismos. Deleitándome en la observación de esos detalles fue que yo me distraje y deje que mi vista se ocupara por unos minutos en seguir el desplazamiento de unas nubes juguetonas que en el cielo retozaban. En eso estuve entretenido hasta que luego, volviendo a la realidad recordé y otra vez pensé en Juan, con preocupación baje la vista y la dirigí al lugar donde esta o más bien estuvo porque ya no estaba, me di la vuelta, con preocupación mire a todos lados buscando a Juan y por ninguna parte lo encontraba, supuse que se había ido dejándome solo y camine a prisa intentando alcanzarlo. Angustiado, con un gran interés en ver de nuevo a Juan, anduve por todos los alrededores, camine, busque, mire y escuche, me sentía a punto de la desesperación.
Juan después de pasar por una situación así y enterarse de lo que sucedió, ha de sentirse muy deprimido, imagino lo que sufre en estos momentos, es ahora cuando en verdad debe estar sintiendo el dolor del golpe atravesándole el cuerpo, y lo que más ha de dolerle es el olvido, los corazones insensibles endurecidos y las manos encogidas negadas a dar, inutilizadas para ayudar. En ese monologo estuve hasta que sentí una ligera brisa y tuve la sensación de que alguien moviéndose muy rápido a mi espalda cruzo. ¡Parece ahora que el ficticio techo del cielo bajo el cual nos cobijamos partiéndose y cayendo a pedazos en chorros de agua convirtiendo a la tierra se ha precipitado! Yo también quisiera irme a un mejor lugar y por ahora tendré que quedarme aquí con frio acurrucándome debajo de un zaguán para no quedar de lluvia empapado y…Buscando un modelo a seguir pon la mirada en Jesús que nos mira con ojos piadosos y tiernos. Vamos a empezar aquí y ahora, a la faena la bondad divina nos inspira, sin aplazamientos ni pérdida de tiempo, no hace falta más, cual alfarero moldeando el barro para hacer la obra más importante tenemos dos manos. Las manos más útiles son las que con desinterés se dedican a ayudar. Cultiva la vocación de servir. Confirmo que la verdadera fuente de felicidad esta en nosotros mismos. Motivemos, padres, maestros, motivemos, sobre todo en los niños la imaginación, la fantasía y el ensueño. Solo el hombre que se dispone a soñar e imaginar, aventurándose a entrar en el espacio que los demás por temor y desconocimiento llaman fantasía, alcanzando de este modo el grado superior de la imaginación, que induce a la inventiva y la creación sin límites, únicamente ese hombre es capaz de transformar el mundo. ¡Vamos, vamos! Basta ya de buscar tantos pretextos. ¡Arriésgate!, echa a un lado tus miedos. Anímate de una vez y ponte a trabajar en la conquista de tus sueños. La vida siempre premia la buena acción
realizada y si para alguno de nosotros nos resultara igual es porque ya con anticipación hemos sido recompensados. Todo lo que tenemos de alguien en alguna forma lo hemos recibido y todo lo que resultante de tesonero esfuerzo hemos obtenido un día a otros lo tendremos que dejar. Las cosas materiales a las que nos aferramos son temporalmente tuyas o mías y de manera imperecedera el título definitivo de propiedad está a nombre de los demás que en el futuro llegaran. Amigo, compañero de aventuras en este fantástico recorrido que hemos hecho tras hileras de palabras encuadradas muy dispuestas entre líneas. Antes de que aprovechando el pesar del momento brotando con su incolora espesura dos lágrimas oportunistas nos salgan al encuentro. Por eso, ahora cuando es el mejor momento, dejemos atrás los pesares y la carga de desconsuelo que nos abruma y abrasados al optimismo, llevemos cada día como aporte un ramo de ilusiones, recarguemos nuestra vida renovada con la energía vivificante que transmite la esperanza.
Esperanza y Desconsuelo Colonda etapa de vida en la diversidad humana de sus mana tices. Autor: Roberto Antonio Mejía Corcino I. Llevados por la imaginación podemos soñar 13/25 II. En el agitado paisaje urbano cada uno se mueve apurado 25/31 III. Rebuscando entre amontonados recuerdos 31/37 IV. En engañosa ilusión todo parece despejado 37/47 V. Hacemos lo que queremos acercamos a lo que no debemos 47/61 VI. Sabemos mucho y nos equivocamos más 61/71 VII. Des este modo andamos por los camino de la vida 71/79 VIII. La compasión en humildes corazones se alberga 71/79 VIV. Frágil es el equilibrio que sostiene la vida terrena 79/89 X. Se van a andar con libertad los pensamientos 89/97 XI. Vivir nosotros viviendo para los demás 97/111 XII. Tristeza y alegría eterna se presentan 117/117 XIII. Una señal prometedora nos advierte el peligro 117/123 XIV. La fuente te da felicidad esta en nosotros mismo 127/133
Personajes Juan Olga Emmanuel Irene Con cual me identifico Me identifico con Emmanuel: porque era un joven que sin conocer a este hombre llamado Juan lo ayudo sin esperar nada a cambio. Porque nosotros como seres humanos tenemos que ser solidarios con los demás sin importar la raza o el color porque somos hermanos. En nuestra vida tenemos que saber que en la vida siempre alguien va a necesitar de una mano amiga y alguien tiene que estar ahí. Que así como Emmanuel estuvo al pendiente de este hombre y dejo de hacer cosa que eran de su rutina para estar al pendiente de el así mismo nosotros podemos hacer para ayudar a cualquier persona que lo esté necesitado. Y que este joven tenía su fe puesta en Dios de que este hombre podía reponerse y que él hasta que Juan no estuviera bien no lo dejaría. Solo porque él no tenía quien estuviera con él para que lo cuidara, porque aun su familia no sabía lo que a este hombre le había pasado. Me identifico con él porque me encanta ser solidaria con las personas que en realidad lo necesitan. Emmanuel joven noble con el cual podemos conocer el valor de la solidaridad.
Que mensaje deja el libro. Me deja un mensaje muy lindo y es que en la vida tenemos que amar y tener fe en nuestro padre que es Dios, porque él lo puede todo y solo el nos puede dar fuerza para afrontar las dificultades de la vida. Que en la vida debemos saber y tener bien claro quiénes somos, que queremos y cómo vamos a lograr tener metas que aporten a nuestra vida una satisfacción importante. Que no podemos tener una vida tan apresurada, que solo nos debe importar las cosas del traba, ya que en la vida tenemos cosas más importantes por las cuales debemos tener prioridad en la vida que es la vida espiritual y la dedicación de tiempo a nuestro creador. También que debemos ser solidarios en la vida, que debemos tener compasión por los demás y su problemas que cuando otro nos necesite estar ahí para ayudarle sin espera nada a cambio. Que como futuro profesional tenemos que preocuparnos por tener una superación personal exitosa para lograr nuestro objetivo debemos apoyarnos en papa Dios que solo nos dará un poco de fortaleza, para que como seres humanos podamos ser personas de éxito. También me deja algo que es que como persona tenemos que tener el valor la responsabilidad en nuestro mundo laboral, ya que para todo tenemos que ser responsable. Un mensaje que le llega a todo aquel que está en el camino de una superación personal que es todo lo que afrontamos en la vida y que no debemos dejarnos vencer por las dificultades de la vida. Saber que la vida es una cajita de sorpresas, que muchas veces no obtenemos lo que esperamos que solo Dios sabe lo que puede y siempre debemos estar con él.
Que valores aborda el autor que puede ser usado en la carrera de Pedagogía. El amor hacia Dios. La responsabilidad La fe La solidaridad
Qué valor aprendí yo que puedo ponerlo en práctica? El valor de la responsabilidad
Roberto Antonio Mejía Corcino. Abrió sus ojos a la vida el 7 de enero de 1974 en Bani. Desde muy temprana edad dio muestras de su alto interés por aprender, movido por una incesante inquietud, por la búsqueda del conocimiento, esto lo convierte en un apasionado por la lectura, por estas características complementadas con la actitud de disciplina, organización, humildad y dedicación permanente en el esfuerzo de lograr sus metas. Se ha destacado como uno de los alumnos más sobresalientes en todos los grupos de estudios en los que ha participado, en la escuela, en el liceo y en la universidad; fue siempre uno de los primeros de su clase. Su vocación literaria comenzó a manifestarse desde sus años de la escuela con la producción de acrósticos, poesías y ensayos. Al culminar sus estudios secundarios obtiene el nivel de bachilleren filosofía y letras, siendo el alumno de mayor rendimiento de toda su promoción. Completada esta etapa ingresa a la universidad, motivado por anhelos de compartir con los demás sus conocimientos se matricula en la carrera de pedagogía, cursando los correspondientes programas de estudios, alcanza los títulos de: Licenciado en Educación mención Letras, (Magna Cum Laude) y Post Grado en Lingüística Aplicada. Dejándose guiar por su vocación por la enseñanza, inicia en el año 1993 su labor docente, desempeñándose en el nivel básico a cargo de los grados: cuarto, quinto, sexto, séptimo y octavo y en el nivel medio como docente en las áreas de: Lengua Española y Ciencias Sociales.