DETRAS DE TUS BAMBALINAS

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PRÓLOGO

ESCRIBO SOBRE LO INVISIBLE. Hace 21 años me ocurrió algo tan raro como podría ser una abducción. Como que un día un hombre se paró frente a mí y me pegó un hachazo feroz, dividiendo mi mente en dos. Durante cuatro días estuve con la mente abierta, “viendo” y “oyendo” directamente lo que es, sin necesidad de recurrir a ningún sentido; más allá de lo verdadero y lo falso. Quisiera poder volverme hacia atrás y gritar tan fuerte que se escuchara en el año 1.770, “Kant, encontré tu noúmeno”. Y si pudiera gritar aún más fuerte, de modo que se escuchara en el año 500 a. C., diría “Heráclito, descubrí el vínculo; yo soy tu logos” Llevo muchos años tratando de describir esa experiencia. He tirado cientos de borradores a la basura. Haber visto la película Matrix ayudará a entenderme mejor. La diferencia es que mientras en la película Neo se conectaba a una “máquina” que estaba fuera de él, en este caso la conexión es con una Matrix que está dentro de él mismo. Este libro trata exclusivamente sobre el “adentro”, y del “atrás”, que hasta puede dar miedo. Tuve que aprender a ser como Cristóbal Colón aquí adentro. Me alejé de la costa de la conciencia y no me perdí, dando descubrimiento no a un nuevo “continente”, sino al camino que lleva al núcleo del ser. A Parménides le habría encantado leer esto.


Le “hice” grandes preguntas a la conciencia y no me respondió. Después de mucho indagarme y de profundas reflexiones llegué a la conclusión de que no podía “contestarme”, pues ella en realidad es solo “un órgano” de la mente, tal como el corazón o los pulmones son solo un órgano del cuerpo. Si bien la conciencia es vital por ser la luz que nos alumbra por dentro, somos inmensamente más que la consciencia, o la luz es inmensamente más que lo que nos ha dicho la ciencia. Como me gustaría que alguien escribiera un libro y me contradijera impecablemente, pero no podría. Estoy seguro de que el punto de vista que expongo no puede ser equivocado en más del 50%. Expongo aquí a lo menos el 50% de la verdad; de lo que es, en realidad. La visión que se me presentó fue tan inmensamente radical que no puede evitar pensar en mi locura. Luché contra ella durante unos dos años. La angustia que me generó tal miedo fue tan grande, que, ya cansado de tanto temerle, me abandoné a ella, y decidí creer que estaba loco, para así, al menos, lograr descansar un poco. Fue tan grande mi miedo que temía mirarme en el espejo y verme otro. Reconozco que no tuve el valor de quitarme la vida; o tal vez no lo hice por el inmenso amor que sentía (y siento) por mi familia. Los que conversaban conmigo lo hacían con una “carcasa”, porque yo estaba “a miles de kilómetros de mi superficie”. Decidí, entonces, creer que estaba loco, o al menos una parte de mí se esforzó. Y le dije a la locura: “ya, estoy loco, lo admito, pero


déjame en paz”, pero ella no me escuchó, y continuó atormentándome. Entonces, durante 30 días, para darle en el gusto, me repetí cientos de veces al día “estoy loco, estoy loco, estoy loco, estoy loco,…”. Pasó el día 31, el día 32 y al día 33 me di cuenta de que no estaba loco, o mejor dicho, solo una parte de mi lo estaba, esa que solo se preocupa de sobrevivir y de no aburrirse. Había dos en mí, o yo era dos, o algo así. La visión entonces

comenzó

a

hacérseme

comprensible.

Había

experimentado lo que hasta entonces solo habían experimentado un puñado de seres humanos. La ciencia nos dice que la materia se comporta como onda y como partícula, y como la parte material de nuestro ser es atómica, esa parte de nosotros se comporta como onda y como partícula también, y ese comportamiento tiene eco en la mente, que lo traspasa a la cultura, a la sociedad. Las personas y la sociedad nos comportamos aleatoriamente como onda o como partícula. Todos, de momento en momento, vivimos pasando de un estado al otro sin darnos cuenta. Para hacernos una idea extrema, unos días (o momentos) andamos como rocas (duras y rígidas) y otros días (o momentos) como aguas (blandas y flexibles). En el comportamiento partícula extremo tendemos a separamos de los demás, en cambio en el comportamiento onda tendemos a integrarnos con ellos. Como ejemplo pensemos en la arena, que aunque se junte continúa separada; en cambio las gotas de agua que se juntan se integran, se hacen una; la arena no.


Aunque no nos demos cuenta, el comportamiento partícula se está imponiendo cada día más, pues el individualismo se corresponde con la lógica partícula. Puede ser que cada uno no lo perciba en sí o en su entorno, pero luego de una pequeña reflexión es la conclusión casi obligada. La sociedad no se está haciendo líquida sino arenosa. Las grandes familias que se reunían los fines de semana son cada día menos; cada día estamos más separados; cada día, de algún modo, estamos más solos. A nivel de sociedad es igual, en donde estamos cada día más disgregados, más dispersos. Ya casi nadie, como no hace mucho, le pide prestado algo a su vecino. Cada día más cada uno debe salvarse solo. La solidaridad, ese gran pegamento social, es cada día es más débil. Esto podría cambiar un tanto si nos diéramos cuenta de una pequeñísima sutileza que está oculta en lo más profundo de nosotros mismos. En realidad no está oculta, sino que somos nosotros quienes nos hemos extraviado de nosotros mismos. Nos han extraviado especialmente las diversas creencias. Sostengo que lo más real de todo eres Tú; o mejor dicho tu “Yo”. No tanto el yo egoico, sino el yo de la autoidentidad, el de la autoconciencia. El sistema nervioso

central es a nuestro

organismo biológico lo que el “yo” es a nuestro organismo mental. Si bien Buda nos mostró la mente como nadie antes, concluyó mal. El ser humano, a diferencia de los animales, tiene dos espectros, cada uno con su propio centro. Tiene un cuerpo para convivir con su afuera y un “cuerpo” para convivir con su adentro.


El de adentro es el “yo” y el de afuera es el “mi”. Soy un defensor y un promotor del “Yo”. Nunca nadie en la escuela nos habló del yo, como si no existiera. Nunca nadie hizo esta distinción, que en cierto modo es tan evidente. ¿Por qué decimos “esto es para mí” y no decimos “esto es para yo”? Lo hacemos porque no podemos ocultar la más profunda de todas las verdades por completo. El “Yo” es el centro de la existencia, pues solo existo desde yo. Solo desde las profundidades del “yo” se puede tener una verdadera experiencia espiritual, mística. De no habernos surgido el “yo” seguiríamos siendo un animal. El “yo” nos lo “ponemos” bastante después de estar nacidos. Nunca nadie nació con un “yo” Un “yo” sano y equilibrado no solo nos ayuda a ser más felices, sino que también nos da más sentido. Una vida con puro sentido resulta más digna que una vida que con pura felicidad. El sentido es parte del propósito, y por ello da felicidad verdadera, y no un sucedáneo de felicidad. Este libro podría ayudar a mejorar su equilibrio a las personas

que logren leerlo hasta el final,

haciendo los pequeños ejercicios que se proponen. Así como la Tierra tiene una ubicación en la galaxia, y mi casa una ubicación en el mundo, mi “yo” está ubicado en alguna parte de mí mismo, pues el “Yo” es diferente de Mi. “Ayudo a encontrar al “yo” verdadero, pues muchos viven en un “mi” disfrazado de “yo”. Muchos están suplantados dentro de sí mismos. Muchos no son lo que creen que están siendo.


Muchas personas se pasan gran parte de sus días mirando cómo transcurre la vida de los otros, ya sea mirando la TV, el IPhone, el computador, o conversando pura chamuchina. Desprecian sus vidas al no ser capaces de maravillarse del milagro de su propia existencia. Estamos verdaderamente locos. No es lo mismo estar vivo que existir. La existencia es el reverso de la vida, el negativo de la fotografía. Los animales están vivos, pero nosotros además existimos. Solo nosotros existimos; nosotros le damos existencia a todo lo demás. Por demenciales que parezcan mis palabras, encontré en el fondo de mi ser una fisura en la estructura de la realidad; un rasguño en “el velo de Maya”. Y esa fisura, ese rasguño, está en ti; o mejor dicho, entre TU y TI. Solo mentes muy sutiles pueden llegar a “colarse” entre ambos “entes”. La realidad no es lo que “vemos”, pero el “hoyito” para ver lo verdaderamente real está adentro de cada uno, no afuera. Algún científico ha dicho que podríamos ser una simulación, y de ser así, la prueba (la evidencia) ha de estar adentro. No está en la película que nos proyectan sino en el proyector. El comienzo de esta exploración “cuántica” está en distinguir los pensamientos que pronuncias (emites) de los pensamientos que escuchas (recepcionas). No somos individuos ni unicidades, sino unidades. Tenemos una creencia equivocada de nosotros mismos. La realidad es dúplex y nosotros, los humanos, somos la única realidad.


Hago esta reflexión con serías bases religiosas, científicas y filosóficas, que dejan de manifiesto que esa creencia de que todo es uno es una falsedad. La creencia en lo UNO es el gran equívoco de la humanidad. Para comprender lo que digo no se requiere de ningún conocimiento previo, a pesar de que cito a muchos de los grandes pensadores de la humanidad de todos los tiempos. A quien le guste un poco la filosofía y la ciencia, por otra parte, quedará perfectamente informado de su etapa presocrática, durante la cual se plantearon algunas de las cuestiones más decisivas de la historia del pensamiento universal. Lo importante es que lo que yo finalmente planteo no es una idea, ni una creencia, ni tampoco busco entregar un conocimiento, sino que intento transmitir un darse cuenta. “Me indagué a MI mismo”, dijo Heráclito, “Me indagué a YO mismo”, digo yo. “Conócete a TI mismo” dijo Sócrates, “Conócete a TU mismo” digo yo. Te invito a darte cuenta del reverso de tu trama. Te invito a explorarte. Este es por sobre todo un libro para experimentarse, para saberse, para sentirse, para encontrarse. Nadie vuelve a verse igual después de leer este libro. Este es un libro vivo. Este no es un libro de ciencia ficción o fantasía.-


Alejandro Valentina

Derechos Reservados. -------------------------------

Quien desee adquirir este libro en formato electrรณnico puede solicitarlo al correo electrรณnico que se indica por la suma de US$ 6 (unos $ 3.000 chilenos). El libro tiene 160 pรกginas: alejandrovalentina.mc@gmail.com Alejandro Rubio Pellรณn.

Chile, La Serena, mayo de 2018.


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