COMENTARIO SOBRE UN TEXTO ARGUMENTATIVO En nuestra sociedad abundan venturosa y abrumadoramente las opiniones. Quizá prosperan tanto porque, según un repetido dogma que es el non plus ultra de la tolerancia para muchos, todas las opiniones son “respetables”. Concedo sin vacilar que existen muchas cosas respetables a nuestro alrededor: la vida del prójimo, por ejemplo, o el pan de quien trabaja para ganárselo, o la cornamenta de ciertos toros. Las opiniones, en cambio, me parecen todo lo que se quiera menos respetables: al ser formuladas, saltan a la palestra de la disputa, la irrisión, el escepticismo y la controversia. Afrontan el descrédito y se arriesgan a lo único que hay peor que el descrédito, la ciega credulidad. Solo las más fuertes deben sobrevivir, cuando logren ganarse la verificación que las legalice. Respetarlas sería momificarlas a todas por igual, haciendo indiscernibles las que gozan de buena salud gracias a la razón y la experiencia de las infectadas por la ñoñería seudomística o el delirio. FERNANDO SAVATER El País, 2 de julio de 1994. Este texto es un texto argumentativo por lo concreto, es una crítica argumentada sobre un principio que conocemos todos. La opinión de una persona y su importancia o repercusión en el resto. Es una defensa de la tesis de que no debemos dar por respetables las opiniones de los demás si no se comprueba antes que están verificadas. Usa ejemplos de las consecuencias muy claros. La tesis que defiende consiste en que las opiniones no pueden considerarse respetables. Se apoya en circunstancias reales como la disputa, la irrisión, la controversia o el escepticismo, en que las opiniones afrotan el descrédito y se arriesgan a la credulidad ciega, que ya ni siquiera tiene sentido. Afirma que respetar todas las opiniones por igual haría que viviésemos en un mundo desordenado y de delirio. Utiliza ejemplos familiares para llegar a los espectadores y ver que es algo que está en su realidad. Por ejemplo, “el pan de quien trabaja para ganárselo” “la cornamenta de ciertos toros”, “la vida del prójimo” o las consecuencias como la disputa, la irrisión, el escepticismo y la controversia, cosas que vemos todos o casi todos los días. Yo creo que las opiniones de las personas deberían ser escuchadas, no ignoradas, respetadas ya no sabría decir, pero escuchadas sí. Muchas veces necesitamos la opinión de otras personas para guiarnos en lo que hacemos, asique en cierto modo necesitamos la opinión de los demás. No obstante no debemos dar por ciertas las opiniones de los demás, ya que, como dice en el texto, viviríamos en un mundo de delirio, donde habría miles de creencias distintas entre sí sobre un hecho o cosa, y no estaría bien. Sería una guerra de pensamiento que no acabaría nunca, se resolvería con el vandalismo o peor…