“Aventuras de líneas”

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JESÚS ANDRÉS SAELIA APARICIO JUAN BERRIO MARTA BOTAS MIGUEL BRIEVA RAFAEL GUERRERO ABIGAIL LAZKOZ ALMUDENA LOBERA JUAN LÓPEZ GUILLERMO MARTÍN BERMEJO SANTIAGO MORILLA MIGUEL SÁNCHEZ LINDO GUILLERMO TRAPIELLO LUIS ÚRCULO



JESÚS ANDRÉS S A E L I A A PA R I C I O JUAN BERRIO

RAFAEL GUERRERO ABIGAIL LAZKOZ ALMUDENA LOBERA JUAN LÓPEZ

COMISARIO:

MIGUEL BRIEVA

Juan Manuel Bonet

M A RTA B OTA S

GUILLERMO MARTÍN BERMEJO SANTIAGO MORILLA MIGUEL SÁNCHEZ LINDO GUILLERMO TRAPIELLO LUIS ÚRCULO

Del al

22

de septiembre de noviembre

G A L E R I A E VA RU I Z villanueva, 8

28001 madrid

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Hablando la pasada primavera con Eva Ruiz, que está en permanente movimiento, y así su galería de la madrileña calle de Villanueva —para los de mi generación, la calle de la cueva mágica de Juana Mordó—, la hice partícipe de mi interés —asistía a la conversación nuestro común amigo Álvaro Villacieros— por algunos dibujantes españoles de las últimas generaciones, y fui enumerándole algunos, y le dije que me parecía que ahí había una posible exposición, y sobre la marcha me la encargó, y nos pusimos a hacer una lista, y esa lista, con algunos retoques más tardíos, es la que al final ha devenido en esta colectiva de arranque de temporada, cuyo catálogo, con el inconfundible sello de Alfonso

JUAN MANUEL BONET

Meléndez, tiene el lector entre sus manos.

De lo que se trata es simplemente de juntar a catorce artistas españoles de nuestro tiempo, en un abanico que va de los cuarenta y siete a los veintiséis años. Catorce artistas que colocan, cada cual a su manera, cada cual de su padre y de su madre —hay comic línea clara, comic «underground», ilustración, neosurrealismos varios, «wall drawing», dibujos animados, y todo tipo de hibridaciones—, el dibujo en el centro de sus preocupaciones. A continuación van sus respectivos perfiles, tras la lectura de los cuales creo que se entenderá eso de «de su padre y de su madre», aunque también se irá viendo que existen numerosas conexiones entre ellos, y que en definitiva pertenecen a un mismo paisaje.


A Jesús Andrés (Valencia, 1966) lo he conocido hace

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unos meses en Murcia, que es hoy su ciudad de residen-

cia, y por nuestro común amigo Willy Ramos, un colombiano valencianizado, y un excelente pintor de los ochenta que es también un excelente dibujante, y me imagino que un muy profesor de dibujo, cargo que ejerce en la Facultad de Bellas Artes de Valencia. Cuando, en un restaurante de Murcia, rodeado de suculentos manjares que hacían peligrar aquellos papeles que sacó como conejo de chistera, Jesús Andrés me enseñó una de sus preciosas Cajas REC repletas de dibujos, caí en la cuenta de que en algún concurso de allá yo había defendido cuadros suyos, sin saber que eran suyos. Esos cuadros —con ecos de Jean-Michel Basquiat y más todavía más de Cy Twombly, que por cierto mucho le gustaba al haitiano, pero también con ecos del mundo de los ordenadores—, sus papeles llenos de humor, sus cajas —en la exposición habrá una—, están basados en una incansable actividad en dos frentes: como dibujante, y como autor de escritos, una actividad en la cual en el fondo no hay dos frentes, no hay una frontera fija entre escritura, y dibujo, naciendo como nacen de un mismo movimiento. En ese sentido el azar del orden alfabético hace bien las cosas, pues Jesús Andrés, amigo del cortazariano juego de la rayuela y amigo también de los crucigramas y del parchis y otros juegos recreativos y en general de cuantas representaciones convierten la letra en imagen, es el más michauxiano de los catorce «aventureros de líneas» reunidos en esta ocasión, el más escritor, el más amigo de jóvenes escritores (Juan Francisco Ferré, Vicente Luis Mora), el más conectado con el laberinto de la literatura moderna, dentro del cual se ha acercado a Marcel Proust y a Franz Kafka (en sendos trabajos enseñados en 2009 en La Casa Encendida), pero también a Robert Walser, a Borges y a Cortázar, a Georges Perec, a Sebald, a Marshall Berman, a Zygmunt Bauman, a mi amigo Lawrence Wechsler…

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Sae o Saelia Aparicio (Ávila, 1982), formada en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca, beca Erasmus en

Edimburgo en 2007, y que tiene una hermana gemela, Raquel Aparicio, también ilustradora, llega a la colectiva como propuesta de Eva Ruiz, aunque cuando me pongo a ello, me doy cuenta de que me he fijado en una instalación suya,


La maleta de Raúl Posac, premiada este mismo año en Murcia, en el Concurso de Creación Artística de la Fundación José García Jiménez, y que cuando la contemplé allá —me acompañaba por cierto Jesús Andrés—, encontré inscrita en un horizonte post-Joseph Cornell, algo que también cabe decir de sus cajas de mariposas. Pero ahora lo que la artista abulense enseña va por otro lado. Sus dibujos, a menudo realizados con bolígrafos de colores, y dentro de un estilo que oscila entre la ilustración de fanzine y ciertos manuales o pliegos de instrucciones —por ejemplo, las de seguridad en los aviones—, son como pequeños relatos que nos hablan de situaciones cotidianas, frecuentemente protagonizadas por mujeres, y contempladas bajo el prisma de un humor por lo general negro, negrísimo, y un poco perverso, algo que está claro por ejemplo en un dibujo como Murciélago de baño

común, un título que constituye todo un programa. Definitiva, en Hoy me veo guapa, esa imagen de la mujer contemplándose en un cuchillo, que emplea como espejo. Entre las colectivas en las cuales ha participado Saela Aparicio, hay que mencionar, este mismo año, La tropa de las misteriosas

manos flotantes, comisariada por el pintor Nono Bandera, y que ha tenido por marco el Centro Torrente Ballester de Ferrol. Todo esto en su blog, lleno de textos curiosísimos, entre oníricos y autoirónicos —«no creáis que me he vuelto Jordi Lavanda» [sic]—, y que da también el dato de su reciente colaboración en un libro infantil colectivo, The Children’s Book of

American Birds, o de unos «wall drawings» realizado en 2009 para la muestra del INJUVE en el Círculo de Bellas Artes.

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El mayor de los catorce, Juan Berrio (Valladolid, 1964), ha sido para mí un descubrimiento muy reciente. Mau-

ricio d’Ors, viejo amigo y compañero de mil aventuras desde los años ochenta, es ahora uno de los Tres Editores, que así se llama su pie editorial actual, destinado a insistir sobre la importancia del dibujo de ilustración, con la ciudad, o más bien las ciudades, en plural, como pretexto. Este mismo año, Mauricio me pidió oficiar en la puesta de largo de la editorial, que tuvo lugar en una librería de tanta solera como la Rafael Alberti, que encima está en el barrio en el cual vivo. Junto 8|9

a un veterano como Alfredo, que abordaba con su gracia habitual un ámbito para mí tan querido como el Rastro, y a un


joven y singular dibujante de comic negro como Miguel Navia, ahí estaba Berrio, que de repente se me apareció como una suerte de heredero de Juan Esplandiú y otros encantadores y olvidados cronistas de un cierto Madrid (ver el catálogo de mi exposición El efecto iceberg, 2010, inaugural del Museo ABC), un heredero pasado por la línea clara tintinesca (tan importante en ilustradores nuestros de los ochenta como Mariscal o como Max), y todo ello transplantado a este complicado comienzo de milenio. Tras la Cibeles, que fue su primer título para la colección orsiana, ahora se enfrenta a la Plaza de Oriente, un lugar que en plan simétrico, uno asocia con Agustín de Foxá, que la cantó en versos de retorno a la infancia, y con José Bergamín, que vivió en ella, para desde su balcón poder increpar al Borbón. En ambos libros, y en otro anterior, Calles contadas (2008), autoeditado, quedan registrados por Berrio multitud de detalles exactos, siempre con esa sonrisa que es marca de la casa. En su blog se presenta como «historietista», y da muchas pistas sobre su interés por el mundo de la música y de la canción, además de ofrecernos un estupendo dibujo animado de este mismo año, muy Movierecord, Balcones, en colaboración con Raúl Echegaray, y con banda sonora brasileña, y que se verá en la galería.

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La asturiana Marta Botas (1977), cuyo estudio está en una esquina del Madrid más castizo (del lado de San

Bernardo), es otro de mis últimos descubrimientos, vía la revista Plástico (Miguel Bonet + Alfredo Poves), de cuyo número dedicado a la infancia hizo la cubierta. Todo lo que hace tiene una especial gracia, ya sea una colaboración en una guía turística atípica (la de Madrid editada en 2008 por la revista digital Le Cool ), un libro para niños (Diario de una

pulga, 2010, con Luis Piedrahita), una etiqueta de buen vino de la Ribera del Duero del cual ella misma es productora, una tierna carta imaginaria desde París… De la diversidad de sus intereses y a la vez de la personalidad que los articula, nos habla su blog, «En blanco». Su trabajo, sustentado por un dibujo a línea inconfundiblemente suyo (con ecos franceses y británicos), posee una gran frescura, por un lado diario

íntimo; aventuras de líneas… cotidianas y que conservan un aire como titubeante y todavía infantil, la amistad y


la camaradería como valores, la sonrisa —algo que comparte con Berrio— más que la risotada, el interés por la gastronomía, por el comercio, por el cine, por la moda —suyo es por ejemplo el interiorismo y el diseño gráfico de la tienda gijonesa Elle est Belle—, por las calles de su ciudad de residencia, por los perros y sus derechos… Este, por cierto, es el estreno expositivo de Marta Botas, a la cual casi le hemos tenido que sacar las obras en plan «esto es un atraco»…

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De todos los congregados, Miguel Brieva (Sevilla, 1974), tan radical, y tan absolutamente distinto de los dos an-

teriores —esas cosas tiene el orden alfabético—, es el que más presencia ha tenido en los medios. Se dio a conocer con comics autoeditados, como Dinero. Dibujos suyos han salido en Ajo-

blanco, Cinemanía, Diagonal, El Jueves, Mondo Brutto, El País de las Tentaciones, Rolling Stone, La Vanguardia … Brieva cultiva el corrosivo lenguaje del comic «underground», heredero del de Robert Crumb, hoy tan revisitado como emblema de los años «hippies». Más atrás en el tiempo, reivindica el comic norteamericano clásico de los años cuarenta y cincuenta, algo que él mismo explica en los siguientes términos, en una entrevista que le hace Alan Fernández, para

La Dinamo: «La fastidiosa hiper-reproducción de nuestro mundo a través de todos los soportes visuales y publicitarios, junto con el progresivo desvanecimiento de nuestra propia identidad nos hace volver los ojos con nostalgia, fetichismo o inexplicable fascinación estética hacia iconografías del pasado». Con esos lenguajes, y con el aditamento de textos a veces hipertrofiados, Brieva, que está claro que es la extrema izquierda de esta colectiva, dice, con gran talento gráfico, y en una clave que le resulta familiar a quien como uno ha vivido los sesenta y setenta y creído entonces (y descreído luego) en ciertas cosas que ahora reverdecen, la vida cotidiana en el capitalismo, la sociedad de consumo, el cadáver de Stalin, Walt Disney, la pornografía, la soledad y el terror en las metrópolis, los desastres educativos o ecológicos... En su web «Industrias Clismón (Más de 100 años sin hacer gran cosa)», un buzón lleva la inscripción «Sueños y delirios (Consérvese en lugar fresco)». En ella junto a sus clásicas 10 | 11

historietas, nos encontramos con collages de claro sabor surrealista, y ciertamente ese es un universo que él conoce


bien, y del cual ha aprendido mucho. Brieva también se dedica a la música, con el grupo Las Buenas Noches. Le dejo la última palabra a él, que a propósito de influencias literarias, le decía al mismo entrevistador antes citado, lo siguiente, que está muy bien traído: «Me daría con un canto en los dientes si lograra conjuntar en lo que hago algo de, por ejemplo, la verdad profunda de Pessoa, la incisiva inteligencia de Witold Gombrowicz, la curiosidad descomunalmente insaciable y talentosa de Leonardo da Vinci, la perseverancia en la belleza de Bach, la sutileza anímica del cine de Bergman, la erudición precisa y el sagaz razonamiento de Ferlosio, junto con las clarividentes penumbras de Kafka, el prudente y sabio sentido común de Antonio Machado y el espíritu jocoso y juguetón de Satie»…

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El trabajo de Rafael Guerrero (Piura, Perú, 1980), recién licenciado por la Facultad de Bellas Artes de Barcelona

—antes, residió en Bilbao—, y hoy afincado en Copenhague, lo he descubierto este mismo año, como miembro del jurado del Premio Torres-García de Mataró, donde por casi unanimidad le otorgamos el galardón por un cuadro de un avión en un finger, realizado en clave silenciosa, puramente dibujística, muy limpia y línea clara, él también, y ahí en nuestra memoria ciertos aviones de Hergé… El avión, máquina cargada de connotaciones simbólicas para el inmigrante. A nivel local por lo que he visto en internet, la armamos buena, pero sigo convencido de que era la mejor opción, entre otras cosas porque me parece valiente el presentarse a un premio de pintura, con simplemente un dibujo escueto, despojado, casi un dibujo técnico, seco, que nos recuerda no sólo al idioma sintético del comic, que tanto ha contaminado el arte de nuestro tiempo, del pop norteamericano a Julian Opie, sino también a las provocaciones maquínicas de Francis Picabia, y ciertos esquemas mondrianescos, y cierto minimalismo…

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A la vasca neyorquinizada Abi o Abigail Lazkoz (Bilbao, 1972), que estudió Bellas Artes en su ciudad natal,

y Erasmus 1995 en Winchester, la descubrí —al igual que a

Fernando Renes, su compañero, que me hubiera gustado que figurara en esta muestra, pero no ha sido posible, ni siquiera con su dibujo animado satiesco— entre los aspirantes a


la Beca Endesa, que conceden esa eléctrica y el Museo de Teruel, y para la cual la seleccionamos en 2003. Ya por aquel entonces residía en Manhattan, a donde había llegado en 2001 gracias a otra beca, esta de la Diputación Foral de Vizcaya, y donde se instaló definitivamente al año siguiente tras obtener otra más, en este caso de la Fundación Marcelino Botín. En su curriculum nos encontramos con individuales en el MUSAC de León (2005) y en la Fundació Joan Miró de Barcelona (2009), con un mural realizado en 2003 nada menos que en The Drawing Center, institución neoyorquina modélica en su género, y que por cierto en 2000 organizó una estupenda muestra sobre Michaux. O con otro permanente,

Cameramen, en el PS1, el espacio alternativo hoy dependiente del MoMA. O con otro, en 2009, en el Mucsarnok de Budapest, un espacio al cual llevé en su día España años 50. También es interesante reseñar la presencia de la vizcaína en una colectiva de artistas jóvenes celebrada ese mismo año en el Guggenheim de Bilbao. O su conexión cartagenera, en 2010, vía esa institución tan especial que es La Naval, que impulsan Ángel Mateo Charris y Martín Lejárraga. A Abigail Lazkoz le encuentro un enorme talento de dibujante, y sobre todo una inusual capacidad para la épica, una épica compatible por lo demás con el humor. Lo que hace, esos tan característicos dibujos monumentales, negros, proliferantes, imbuidos de «horror vacui», tiene un aire entre mexicano, y… gótico, sin que falte tampoco la connotación «sombra chinesca». Su individual de 2009 en la Sala Rekalde de su ciudad natal, se titulaba Máquinas extraordinarias, e iba de hazañas bélicas, algo ciertamente tan gótico y mexicano, como chino… Entre sus intervenciones recientes, una el año pasado, en Brasília, en una colectiva española en la cual ella y Juan López, del cual enseguida hablaré, representaban el arte del dibujo, y más precisamente del «wall drawing». Nada que ver desde luego los de Abigail Lazkoz, con los de Sol LeWitt. En esta exposición, junto a dibujos exentos, le hemos pedido un trabajo de esa índole.

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La última de los catorce en aparecer en mi campo de visión, ha sido Almudena Lobera (Madrid, 1984), tam-

bién vía Eva Ruiz, en cuyo trabajo tendría que haberme fijado

en el último Premio ABC (donde ella obtuvo un accésit), pero


lo cierto es que aquello parecía el metro. Almudena Lobera, formada en la Facultad de Bellas Artes de su ciudad natal, Erasmus en Berlín 2006-2007, y profesora de diseño gráfico en un lugar de tanta solera como la Casa de la Moneda, donde antes había ampliado estudios, es una dibujante y grabadora sutil, con no poco de neo-surrealista. De su curriculum me parece interesante señalar su paso por talleres impartidos por el portugués Juliâo Sarmento, y la brasileña Rosângela Renó. Otra colectiva reciente en la cual ha participado es

Todo disfraz, celebrada el año pasado en OTR, con otro artista brasileño, el madrileñizado Marlon Azambuja, como comisario. Su última individual ha sido este mismo año, en Rafael Pérez Hernando. Los dibujos de Almudena Lobera son ellos también como páginas de diario íntimo, en su caso de un diario íntimo de gran poesía y gran concentración y gran melancolía y momentos inquietantes y turbadores, y momentos también de humor negro o gris. Le interesan, por decirlo con sus propias palabras, «realidades no visibles», «fruto de fantasías, estados de inconsciencia, desórdenes mentales u obsesiones». En una entrevista cita, entre los creadores de los cuales se siente afín, a un poeta de lo mínimo como Francis Alÿs. Como este, gusta de acumulaciones de pequeñas piezas, siempre figurativas, narrativas, y pobladas de enigmas cotidianos. Su blog nos da noticias sobre estos intereses suyos relativamente a trasmano, entre los cuales está evidentemente el por algunos tan denostado —y sin embargo tan central— movimiento fundado por André Breton, y para el cual tanta importancia tuvieron la problemática del sueño —aquí hay Somnografías —, y la del objeto. Próximamente, Almudena Lobera va a hacer ella también la experiencia de Brasil, en su caso no de Brasília, sino de Sâo Paulo, metrópolis sobre la cual le he dado algunas pistas.

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A Juan López (Maliaño, Cantabria, 1979), formado en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca, y cuya prime-

ra individual tuvo lugar en 1999 en el Bar Minimal (!) de su

pueblo natal, lo descubrí de verdad este mismo año, durante la redacción, por encargo de Ruth Méndez, de un texto sobre el arte moderno y contemporáneo de esa región. Le habíamos premiado un video en 2008, en el certamen del gobierno de Cantabria. Pero la verdad es que no conocía su producción


como dibujante, que descubrí preparando el citado catálogo, y que no había pasado desapercibida ni de Alberto Anaut, que lo incorporó a la nómina de La Fábrica, ni de un crítico de mi generación como Mariano Navarro. Juan López, pues: un hombre muy de su tiempo, con el graffiti y el arte urbano y callejero y otras expresiones contemporáneas en la sangre, pero que luego tiene cosas que revelan un profundo conocimiento de la tradición de lo nuevo, pop, minimal, conceptual, y luego ese punto línea clara y tintinesco que no podía no seducir a alguien que como yo tiene de siempre en Hergé a uno de sus faros. En su web, donde el «Rayos mil» está claro que va por Tintín, me sedujo especialmente una instalación (Rerotary ) que hizo en 2009 en la Sala Naos de Santander, en la cual todas las paredes sugerían el ritmo de una linotipia, máquina que fascinó en su día a nuestro Ramón Gómez de la Serna, que la dijo en un texto que manejo en su edición en francés, realizada el mismo año de la muerte del novelista: Apologie de la Linotype (Lieja, Dynamo, 1963). También encontré estupenda su intervención en la mencionada colectiva de la pinacoteca de Brasília, con aristas subrayadas dibujísticamente, y grietas lo mismo. Otros espacios donde se ha visto su trabajo han sido La Casa Encendida en Madrid, y el Centre d’Art Santa Mònica en Barcelona. En 2009 en esa ciudad convirtió la Galería Nogueras-Blanchard en una piscina. En 2010 ganó el Premio ABC, y fue uno de los artistas convocados a las calles y plazas de la ciudad por Rafael Doctor en el marco de la fallida candidatura de Santander a la capitalidad cultural europea 2016. Volvió allá en esa perspectiva, y allá sigue, aunque un poco en el aire y sin estudio, por lo que al final nuestra conversación para su inclusión en aventuras de líneas, tuvo lugar en la terra-

za de una cafetería. Lo que enseña aquí es una ingeniosa mezcla de «wall drawing», que una vez clausurada la muestra será inmisericordemente destruido igual que el de Abigail Lazkoz, y de dibujos exentos y enmarcados, que van en la carretilla dibujada.

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Guillermo Martín Bermejo o la fragilidad. Guillermo Martín Bermejo (Madrid, 1971) es el primero de

estos catorce artistas, en cuya obra me fijé. Él entonces trabajaba como empleado en una galería de vanguardia,


Heinrich Ehrhardt. Visité su primera individual, Pequeños

ataques de ternura, 2002, en la librería Panta Rhei, entonces en Hortaleza. Luego las siguientes, que tuvieron por marco otra sala, Travesía 4, que entonces estaba en la calle paralela a la primera. Me sorprendieron, tan fuera de lo que entonces «se llevaba», su mundo como de christmas «sixties», su Soledad de los supermercados, el que un día me hiciera entrega de una «plaquette» por él ilustrada en la cual había recogido un fragmento de un poemario de César González-Ruano, el que otro día me sorprendiera con un «fake» tintinesco… Fui viendo cómo crecía su obra y cómo esta, en 2004, cuando expuesta por vez primera en Travesía 4, retenía la atención de un poeta y crítico tan lúcido como Enrique Andrés Ruiz. Le presenté a Pierre Le-Tan en la inauguración de la muestra que comisarió José-Carlos Llop precisamente en 2004 para el Reina Sofía. Supe de cómo se movía por Suiza —un día lo visité en el estudio que gracias a una beca de la Bartel Foundation tenía en Basilea, casi a la sombra de las campanas catedralicias— y Alemania. Colaboró en el mencionado número sobre la infancia de Plás-

tico con un bonito recortable de sabor ochocentista. Abrió una web con ejemplos de su producción y fragmentos de diario y reflexiones estéticas, que estamos ante un artista especialmente conocedor de la literatura, y devoto sobre todo de Marcel Proust y otros franceses, y amigo de dibujar sobre páginas de viejos libros, por ejemplo de Insel-Verlag… La serie a la cual pertenecen los dibujos de chicos que aquí presentamos se titula Triste y osado / Fugitivo y pálido, está encabezada por sendas citas de Cesare Pavese y el argentino Héctor A. Murena, lleva algún título schubertiano (en alemán), y posee un tono erótico más obvio que en anteriores ocasiones. El estilo, tan encantador como siempre, de repente trae a mi memoria, por lo gótico, el del gran Edward Gorey. Figuras: el niño rey, el niño héroe, el «Petit Prince» saint-expureyano, el «lost Boy», el «Poor Dandy». De su diario, por último, esta cita, de fecha 26 de noviembre de 2010: «Ahora puedo decir orgulloso que me dedico a la más importante de las artes, el dibujo. El tan denostado y subvalorado dibujo siempre en segundo plano resulta que es el padre de todas las artes. Si el dibujo es un pensamiento pre-verbal está antes que la poesía, antes sin duda que la escultura y


la pintura. Ningún objeto común de nuestra vida existiría pues todos antes han sido diseñados, es decir dibujados. Que arma más poderosa tengo entre los dedos. Este simple portaminas es la base del mundo»... Erasmus en Helsinki en 1998, Santiago Morilla

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(Madrid, 1973) estudió Bellas Artes en su ciudad

natal y vive entre la capital española —donde en 2006 tuvo lugar su primera individual, en un espacio tan activo en pro de la ilustración como SinSentido, y donde hoy trabaja con la Galería José Robles— y Roma, donde en 2009 fue becario en nuestra Academia. Ha realizado un trabajo ya importante en las fronteras entre la ilustración y el diseño. Me ha gustado su individual de hace unos meses en el Museo ABC, loosianamente titulada Ornamento y Detonación, y comisa-

riada por Óscar Alonso Molina, crítico madrileño que siempre se ha interesado por el arte del dibujo, y que por cierto también ha escrito sobre los de Guillermo Martín Bermejo. Individual en la cual a Morilla se le veía dueño de un idioma lineal, proliferante, obsesivo, en rojos y negros, y con unas connotaciones neosurrealistas que a la postre está claro son patrimonio común de varios de nuestros «aventureros de líneas». Individual a la cual pertenecen las piezas que aquí se muestran, en las cuales, fiel al espíritu del ciclo «Conexiones», que él inauguraba en la pinacoteca abecedaria, dialoga a la vez con una pieza de la colección del diario, un dibujo de una cabra por Fernando López Herencia, y con otra de la colección del BSCH, un jarrón de cerámica de Alcora con asas en forma de carneros. Individual que debido a esa coexistencia entre dos obras ajenas, y las suyas, que son por así decirlo del porvenir, tenía algo de gabinete de curiosidades, atmósfera a la cual también contribuían las urnas con piezas tridimensionales en cera. Amplitud de intereses de Morilla, que ha realizado varios libros de artista, que ha practicado el «wall drawing» —ver por ejemplo, este mismo año, su mural palmesano Sobrasada extrema —, y el dibujo sobre suelo —por ejemplo, en 2010, sobre los de una de las terrazas de nuestra citada Academia romana—, y el dibujo sobre cerámica, y la publicidad —por ejemplo, para los zapatos Camper—, y que 16 | 17

hace unos días se ha ido para Seúl, como «artista in residence» de una fundación de allá.


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Uno de los dos benjamines de esta colectiva, Miguel Sánchez Lindo (Madrid, 1985), estudió en el Insti-

tuto Europeo de Design. Empieza a ser relativamente conocido como ilustrador en el ámbito de la prensa —por ejemplo, en El País Semanal: ver su serie de retratos de este verano—, de las revistas literarias —él también ha participado, y casi tan activamente como sus fundadores, en la aventura de Plástico —, y del libro: ver por ejemplo, la eficaz cubierta, muy revivalista, de La noche de los tiempos, la última novela de Antonio Muñoz Molina. Es ilustrador-ilustrador, atento al rumor del mundo, y dueño de una línea personal y clara, «neo-sixties», a veces casi neo-warholiana, y de un espíritu analítico, con los cuales revisita rincones de la tradición moderna, gustando especialmente de retratar una y otra vez a escritores o a «jazzmen» o a cantantes amados, y mitificados. Tienen mucha gracia lineal sus diseños, con pescados, gambas, cochinillos, espárragos y alcachofas, para el «merchandising» del madrileño Mercado de San Miguel. Como en el caso de Marta Botas, en cuyo estudio trabajó durante un tiempo, y que en su blog le ha echado alguna flor (merecida), este es su estreno expositivo. De su «background» artístico, anotar al paso la presencia, en su luminoso ático próximo al Retiro, de un lienzo de gran formato de Juan Vida, pintor granadino sobre el cual uno ha escrito, y en cuya obra el dibujo juega precisamente un papel importante. Por su blog sabemos también de la ocasional dedicación de Sánchez Lindo a la fotografía: ver por ejemplo sus desoladas visiones berlinesas.

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Al otro benjamín, Guillermo Trapiello (Madrid, 1985), como hijo de amigos queridos lo conozco…

desde que nació. Estos últimos años lo he visto algo por el Rastro, pillando cuanto puede de arquitectura —carrera que acaba de terminar, y ámbito en el cual ha colaborado con el estudio Langarita-Navarro—, y le he ido viendo crecer —entre otros sitios, en Plástico, una vez más, menuda cantera la revista de Miguel y Alfredo— como el más sutil y japonés de nuestros dibujantes, algo que está meridianamente claro en su precioso álbum Guadalejos, editado en 2010 por El Club

de los Negocios Raros —habrá ejemplares disponibles en la galería—, o en sus paisajes delicadamente iluminados y con


algo también de muy simbolista y casi de Francis Jammes, o en esos abedules y pinos de Biala Góra, que también salen… en Polonia-Noche. Aunque le interesa algo tan contemporáneo y «juvenalia» como el manga, en la raíz está el ukiyo-e, el grabado japonés en madera, ese mundo flotante tan bien visto desde Occidente por Edmond Goncourt en su Outamaro,

le peintre des maisons vertes, que leí en su primera edición de 1891, hace siete años, y precisamente entre esos abedules y pinos antes referidos. Guillermo Trapiello también cultiva con talento la fotografía, ver por ejemplo, en su blog, su reciente «suite» de fotos ilicitanas, tomadas con el i-phone, pero de estética polaroid. Tiene su estudio Luis Úrculo (Madrid, 1978)

y14 casi enfrente de la Residencia de Señoritas, edificio señero del funcionalismo madrileño, de Carlos

Arniches, que desde ahí se puede contemplar inmejorablemente. Lo señalo porque es arquitecto de formación, y como tal tiene en gran estima ese emblema del Madrid de «las modernas», por decirlo con la norteamericana Shirley Mangini. También en su caso su blog, a su imagen y semejanza, es decir, inteligente y entretenido, es indicativo de la variedad de sus intereses y dedicaciones. Arquitecto, decíamos, pero él mismo aclara que «ya no se lo que es la arquitectura ni qué debería hacer un arquitecto», por lo cual «desarrolla un trabajo de pequeña arquitectura indefinida y de formato abierto». Por cómo sus dibujos se expanden, dispersándose en el espacio, uno piensa tanto en «sixties» como el hoy hipermitificado Öyvind Fahlström o el algo más en penumbra Gianfranco Baruchello —del cual en la última feria de Basilea una galería italiana presentaba una mini-retrospectiva—, como en Twombly, o en el prototípicamente «eighties» Basquiat, dos artistas que he citado a propósito de Jesús Andrés. O incluso, más atrás en el tiempo, en el Joan Miró de las

Constelaciones. Hablando de «sixties»: en 2006, de Luis Úrculo fue el montaje de la retrospectiva de Erró en Alcalá 31. Algo que me atrae mucho de lo que hace, son sus listas, un vicio que compartimos, como siempre me 18 | 19

lo criticó «the late» Quico Rivas. La escritura como dibujo. A veces, partituras. En el trabajo del infatigable y por


momentos deslumbrante Luis Úrculo, trabajo realizado sobre los soportes más variados, incluidos el libro, el cartel, la cubierta de CD, la etiqueta de vino (él también, como Marta Botas), el cristal, la cerámica, la tela (incluida la de camiseta), la alfombra, la piel (vía el tatuaje), el inflable y el vídeo, existe un evidente espíritu lúdico y sincrético, muy de este tiempo, pero también una clara conciencia conciencia de alimentarse de ciertos clásicos de la modernidad, especialmente de mediados del siglo xx, y en ese sentido no es extraño que un decorador tan neo como Philippe Starck haya contado con algunos de sus dibujos serigrafiados sobre cristal, tanto para el madrileño Ramses de la Puerta de Alcalá (2008), intervención planteada por Luis Úrculo como «un puzle a lo Perec», como en 2010 para dos lugares tan prestigiosos como su hotel La Co(o) rniche en Arcachon y la terraza del Restaurant Kong de París. Pero esa conexión Starck no es la única internacional de un artista que expone en Oporto (Dama Aflita, un espacio centrado específicamente en el dibujo y la ilustración), que ha participado en la Bienal de Arquitectura de Venecia (2007), que encuentra eco en Latinoamérica, y que en definitiva es comparable a Abigail Lazkoz en cuanto a proyección pública internacional de su trabajo, enseñado en Madrid en una galería confidencial como Espacio Valverde, pero presentísimo por el lado de la imagen corporativa de multitud de empresas o restaurantes, incluido el Atrio cacereño, en su nueva versión Tuñón y Mansilla.


JESÚS ANDRÉS S A E L I A A PA R I C I O JUAN BERRIO M A R TA B OTA S M I G U E L B R I E VA R A FA E L G U E R R E R O A B I G A I L L A Z KO Z A L M U D E N A LO B E R A JUAN LÓPEZ GUILLERMO MARTÍN BERMEJO SANTIAGO MORILLA MIGUEL SÁNCHEZ LINDO G U I L L E R M O T R A P I E L LO L U I S Ú R C U LO


JESÚS ANDRÉS

No Lugar , 2009-2010 LÁPICES Y ACRÍLICO SOBRE LIENZO, 200 x 200 cm


Serie «Perros y prótesis» , 2011 LÁPICES SOBRE PAPEL FABRIANO, tamaños diversos: 30 x 21 cm y 50 x 35 cm

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JESÚS ANDRÉS

Petroleum’s Condensed , 2010 LÁPICES SOBRE PAPEL FABRIANO, 100 x 70 cm


Serie «REC Love TODO» , 2010 LÁPICES SOBRE PAPEL FABRIANO, 15,5 x 15,5 cm c/u

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S A E L I A A PA R I C I O Serie «¿Tú qué eres más, de mar o de montaña?»

Cuanto más ando más largo es el camino , 2011 Tengo un tractor amarillo , 2011 TINTA ACRÍLICA SOBRE PAPEL DE ACUARELA, 29,7 x 42 cm c/u

26 | 27


S A E L I A A PA R I C I O Serie «¿Tú qué eres más, de mar o de montaña?»

Ola de secano , 2011

Digievolución , 2011

Cuetorest , 2011 TINTA ACRÍLICA SOBRE PAPEL DE BAMBÚ, 42 x 55 cm

TINTA ACRÍLICA SOBRE PAPEL

El cueto , 2011

DE ACUARELA, 29,7 x 42 cm c/u

TINTA ACRÍLICA SOBRE PAPEL DE ACUARELA, 29,7 x 42 cm

28 | 29



JUAN BERRIO

Plaza de Cibeles , 2011 Plaza de Oriente , 2011 LÁPIZ SOBRE PAPEL Y COLOR DIGITAL COPIA DIGITAL SOBRE PAPEL HAHNEMUHLE, 21 x 42 cm c/u


30 | 31


JUAN BERRIO

Calles contadas , «farola (I )» , 2008

Balcones , 2010

LÁPIZ SOBRE PAPEL Y COLOR DIGITAL

CORTOMETRAJE CODIRIGIDO CON RAÚL ECHEGARAY, 2 minutos

COPIA DIGITAL SOBRE PAPEL HAHNEMUHLE, 21 x 42 cm

Calles contadas , «farola (II )» , 2008 LÁPIZ SOBRE PAPEL Y COLOR DIGITAL COPIA DIGITAL SOBRE PAPEL HAHNEMUHLE, 59,4 x 40 cm


32 | 33


MARTA BOTAS

Sábanas 1 , 2011

TINTA Y LÁPIZ SOBRE PAPEL, 49 x 74,5 cm

Sábanas 2 , 2011 TINTA Y LÁPIZ SOBRE PAPEL, 49 x 74,5 cm

Sábanas 3 , 2011 TINTA Y LÁPIZ SOBRE PAPEL, 42 x 59,4 cm

34 | 35



MARTA BOTAS Serie «Siameses»

Esgrima , 2011 Boxeo , 2011 Karate , 2011 TINTA Y LÁPIZ SOBRE PAPEL, 35 x 36,4 cm c/u


Serie «Animal y Jockey»

Ánade Real , 2011 Salmón cantábrico , 2011 TINTA Y LÁPIZ SOBRE PAPEL, 36,5 x 34,5 cm c/u

Serie «Sobres»

Para Chaves Nogales , 2011 TINTA Y LÁPIZ SOBRE PAPEL, 16,5 x 22 cm

36 | 37


M I G U E L B R I E VA

Si el tiempo corriese al revés , 2009

Educación para la ciudadanía , 2010

TINTA SOBRE PAPEL, 23 x 32,5 cm

TINTA SOBRE PAPEL, 46 x 65 cm

Publicidad en vinilo , 2009

Las buenas noches , 2010

TINTA SOBRE PAPEL, 23 x 32,5 cm

TINTA SOBRE PAPEL, 36 x 90 cm


38 | 39


R A FA E L G U E R R E R O

Lufthavn , 2011

LÁPIZ PASTEL Y ACRÍLICO SOBRE LIENZO, 85 x 120 cm

Work in progress 1 y 2

Tres alas , 2011

LÁPIZ PASTEL Y ACRÍLICO SOBRE LIENZO, 50 x 65 cm c/u

40 | 41



ABIGAIL LAZCOZ Serie «99 Etat second»

Chalk whirlwind , 2011 Earl , 2011 TÉCNICA MIXTA SOBRE PAPEL, 76 x 56 cm c/u


Do not tweet , 2011 TÉCNICA MIXTA SOBRE PAPEL, 76 x 56 cm

42 | 43


ABIGAIL LAZCOZ Serie «99 Etat second»

Star Machine , 2011 TÉCNICA MIXTA SOBRE PAPEL, 76 x 56 cm

Serie «99 Etat second»

Hand full of random , 2011 Not Born , 2011 TÉCNICA MIXTA SOBRE PAPEL, 76 x 56 cm c/u

44 | 45

Mural , 2011



ALMUDENA LOBERA

Cuaderno , 2008- 2009

TINTA, LÁPIZ Y COLLAGE SOBRE PAPEL, 15 x 21 cm c/u


46 | 47



ALMUDENA LOBERA

Cuaderno , 2008- 2009

TINTA, LÁPIZ Y COLLAGE SOBRE PAPEL, 15 x 21 cm c/u

48 | 49


JUAN LÓPEZ

A , 2011

ROTULADOR SOBRE VINILO, 50 x 70 cm

GA L E R Í A L A FÁ B R I CA


Piedra , 2011 CINTA AISLANTE SOBRE VINILO, 50 x 70 cm

GA L E R Í A L A FÁ B R I CA

50 | 51


JUAN LÓPEZ

Soso , 2011

CINTA AISLANTE Y PEGATINAS SOBRE VINILO, 50 x 70 cm

GA L E R Í A L A FÁ B R I CA

But , 2011 TRAMAS SOBRE VINILO, 32 x 40 cm

GA L E R Í A L A FÁ B R I CA

!! , 2011 ROTULADOR SOBRE VINILO, 32 x 40 cm

GA L E R Í A L A FÁ B R I CA


52 | 53


GUILLERMO MARTÍN BERMEJO

Niebla , 2011 Berlín , 2011

LÁPIZ SOBRE PAPEL, 14 x 9 cm c/u

Impression of a Country Morning , 2011 LÁPIZ SOBRE PAPEL, 12 x 24,5 cm

Sehnsucht (Deseo ardiente ), 2011 La Hora Exquisita , 2010 LÁPIZ SOBRE PAPEL, 21 x 13,5 cm c/u


54 | 55


GUILLERMO MARTÍN BERMEJO

Anunciación , 2010 El Niño Rey , 2010

LÁPIZ SOBRE PAPEL, 21 x 29 cm c/u


56 | 57


SANTIAGO MORILLA

Iniciación al vuelo 01 y 02 , 2010 ROTULADOR Y TINTA CHINA SOBRE PAPEL, 70 x 100 cm c/u

GALERÍA JOSÉ ROBLES • GALERÍA CO2


58 | 59


SANTIAGO MORILLA

Iniciación al vuelo 03 y 04 , 2010 ROTULADOR Y TINTA CHINA SOBRE PAPEL, 70 x 100 cm c/u

GALERÍA JOSÉ ROBLES • GALERÍA CO2


60 | 61


SANTIAGO MORILLA

Iniciación al vuelo 05 y 06 , 2010 ROTULADOR Y TINTA CHINA SOBRE PAPEL, 70 x 100 cm c/u

GALERÍA JOSÉ ROBLES • GALERÍA CO2


62 | 63


MIGUEL SÁNCHEZ LINDO

Marcel , 2011

TINTA CHINA Y LÁPIZ DE COLOR SOBRE PAPEL, 40,5 x 29,5 cm


Sin título 1, 2, 3 y 4 , 2011 ROTULADOR Y LÁPIZ SOBRE PAPEL, 40 x 29,6 cm c/u

64 | 65


MIGUEL SÁNCHEZ LINDO

Amy , 2011

TINTA CHINA SOBRE PAPEL, 34,5 x 26,5 cm


Bocetos 1 y 2 , 2011 TINTA CHINA SOBRE PAPEL, 40 x 29,6 cm c/u

66 | 67


GUILLERMO TRAPIELLO Serie «There, there»

Dolina Kaniowa , 2011 Miyajima , 2011 IMPRESIÓN POR CHORRO DE TINTA (OCHO TINTAS), 29,7 x 21 cm c/u

Edo , 2011 IMPRESIÓN POR CHORRO DE TINTA (OCHO TINTAS), 42 x 29,7 cm


68 | 69



GUILLERMO TRAPIELLO Serie «There, there»

Odaiba , 2011

IMPRESIÓN POR CHORRO DE TINTA (OCHO TINTAS), 42 x 29,7 cm

Raudo , 2011 San Clemente , 2011 IMPRESIÓN POR CHORRO DE TINTA (OCHO TINTAS), 29,7 x 21 cm c/u

70 | 71


LUIS ÚRCULO

Museos , 2011

LÁPIZ DE COLOR Y TINTA SOBRE PAPEL, 100 x 70 cm


Partitura , 2006 TINTA SOBRE PAPEL, 49 x 34 cm

72 | 73


LUIS ÚRCULO

Past , 2011

MADERA LACADA, 140 x 60 cm

Time , 2008 TINTA SOBRE PAPEL, 76 x 165 cm


Versalles , 2011 Viagra , 2011 SERIGRAFÍA SOBRE PLEXIGLÁS, 60 x 40 cm c/u

74 | 75


AGR ADECIMIENTOS

A Álvaro Villacieros y Miguel Soler-Roig por su incansable y desinteresado apoyo al arte contemporáneo; a los galeristas, y siempre buenos compañeros, José Robles y Efraín Bernal; a Javier Duero por su magnífica aportación sin él saberlo; a la Galería Arana Poveda y a todos aquellos que han hecho posible este proyecto de líneas, que viajarán por la Galería EVA RUIZ durante unos meses, y quedarán irremediablemente atrapadas en este libro.

COMISARIO:

Juan Manuel Bonet

TIPÓGRAFO: ALFONSO MELÉNDEZ F O T O G R A F Í A S : A N D R É S VA R G A S L L A N O I M P R E S I Ó N : G R Á F I C A S D E VA E NC UA D E R N AC I Ó N : J O S É L U I S © D E E S TA E D I C I Ó N : G A L E R Í A E VA R U I Z , 2 011 © D E L T E X T O : J UA N M A N U E L B O N E T, 2 011 © D E L A S R E P R O D U C C I O N E S : L O S A R T I S TA S , 2 011 D E P Ó S I T O L E G A L : M - 3 614 8 - 2 011



2011 G A L E R I A E VA RU I Z

Del 22 de septiembre al 22 de noviembre de 2011

G A L E R I A E VA RU I Z villanueva, 8

28001 madrid

info@evaruizgaleria.com

tel.: 91 577 81 07

www.evaruizgaleria.com


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