Fotos: Juan Emilio Estilles Farré (izqda.) y Mariano Olivera (dcha.)
En el corazón de la Iglesia
El nuevo santuario de Torreciudad (dcha.) fue abierto al culto el 7 de julio de 1975 y es una muestra del amor de san Josemaría a la Virgen, que se venera en una talla del siglo XI (izqda.)
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el misterio de lo ordinario Las realidades de cada día son un camino de santificación para los 90.000 miembros que tiene hoy el Opus Dei en 68 países Por alicia Molina Fotografía: www.opusdei.es “NUNCA SE me hubiese ocurrido que Dios estaba tan cerca de mí: solo cruzando la calle”, cuenta Monick Tello, miembro del Opus Dei, al recordar lo que le dijo una amiga suya cuando descubrió que al lado de su universidad había una casa del Opus Dei. “Sonreí al escuchar este comentario –añade– porque pensé: ‘No solo cruzando la calle. Está a tu lado’”. Y es precisamente así como resume esta numeraria el espíritu del Opus Dei: “Es un reto alegre e interesante mostrarle a los demás que, para tratar a Dios, no es necesario hacer cosas ‘raras’, ni siquiera se necesita cruzar la calle. Dios está, si queremos, en todas las personas, lugares y cosas con las que tenemos contacto”. Con palabras sencillas describen las personas de esta prelatura de la Iglesia su vocación. Sin embargo, el Opus Dei
es la típica institución alrededor de la cual se ha tejido un halo de misterio. Muchos dicen saber lo que es y, aún así, no encuentran las palabras para explicarlo. Así lo quiso demostrar el documental ¿Y tú qué dices?, dirigido por Javier Urbina, en donde se le pregunta a personas de distintas edades en España sobre la idea que tienen del Opus Dei: “Hay gente que dice que es una secta, y otros que lo viven como lo mejor: su pan de cada día”, responde una chica. “La Obra de Dios o algo así”, comenta otro. “¿Una prelatura?”, menciona una mujer. “Lo más parecido que había oído es sobre la película del Código da Vinci”, apunta un joven. ¿Por qué se han propagado ideas tan vagas sobre el Opus Dei e, incluso, parece existir un cierto temor a conocer realmente en qué consiste? El director del
documental indica que se trata de prejuicios y para romper un prejuicio la receta es “conocer de cerca”.
¿Un movimiento? Una de las particularidades del Opus Dei es que no es un movimiento ni una organización religiosa, como a veces se cree. Se trata de una prelatura personal de la Iglesia, figura jurídica que surgió en el Concilio Vaticano ii, en el cual se reflexionó sobre el papel de los laicos en el mundo y sus medios de santificación. El padre Bernardo Estrada, profesor de Teología en la Universidad de la Santa Cruz, en Roma, explica que las prelaturas “son similares a las diócesis y, todavía más, a los Ordinariatos, aunque solo con un territorio mínimo. Los fieles de la prelatura no tienen que hacer votos para entregarse a Dios,
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Fotos: Ismael Martínez (izqda.) y Luis Díaz (dcha.)
En el corazón de la Iglesia
Izqda.: alumna de Kimlea (Limuru, Kenia), un centro de estudios promovido por mujeres del Opus Dei, cursa la cualificación para promover iniciativas con las que ganarse la vida. Dcha.: Hospital Centro de Cuidados Laguna, en Madrid
como en las órdenes, congregaciones o institutos religiosos. Se hace un “contrato” con la prelatura en el que ponen en claro sus derechos y deberes”, comenta. De este modo, las prelaturas personales poseen una estructura jerárquica que tiene como cabeza a un prelado, que puede ser un obispo nombrado por el Papa. Junto a él, hay un presbi-
Mons. Javier Echeverría es el prelado del Opus Dei desde 1994
Vocación al Opus Dei La incorporación al Opus Dei es fruto de una vocación, de una llamada divina. Esa vocación es la misma para todos sus miembros, solteros o casados; lo que cambia es la forma de vivirla según sus circunstancias. El 98 por ciento de los miembros del Opus Dei son laicos y la mayoría casados (los supernumerarios). El 2 por ciento restante son sacerdotes. Los que permanecen solteros son los numerarios y los agregados. Deciden vivir el celibato como un don de Dios sin que esto modifique su condición de laicos, pues no hacen votos como los religiosos. Todos viven su libertad profesional y económica, y colaboran, según sus posibilidades, en las iniciativas apostólicas.
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Iniciativas apostólicas Escuelas infantiles, colegios, universidades, institutos de formación profesional, residencias estudiantiles, centros culturales, centros para campesinos y un sin fin de actividades apostólicas en todo el mundo tienen el sello del Opus Dei. Se las llama “obras corporativas” y “obras personales”. Sin embargo, quienes las llevan, afirman que estas instituciones no “son” del Opus Dei. ¿A qué se refieren con esta afirmación? Lo que indican es que las actividades apostólicas que realizan conservan en todo momento su independencia administrativa. Lo que reciben del Opus Dei es la asistencia y dirección espiritual. Nacen por la iniciativa de miembros del Opus Dei o de sus cooperadores, es decir, personas que sin pertenecer al Opus Dei ayudan a sacar adelante sus apostolados. terio compuesto por sacerdotes seculares, iguales a los diocesanos, y laicos, hombres y mujeres. Sacerdotes y laicos trabajan juntos para desempeñar, día a día, la misión de la prelatura. En el caso de la Obra, como familiarmente se la llama, esa misión consiste en difundir la llamada a alcanzar la santidad en la vida ordinaria. Alberto Estrada, numerario del Opus Dei, cuenta que san Josemaría Escrivá, su fundador, llegó a la Iglesia en una época en la que se había olvidado que no solo los sacerdotes y las religiosas pueden ser santos: “Llegó para recordar que se puede ser santo en medio del mundo”. Desde pequeño, san Josemaría repetía a Dios una frase que su mamá le había enseñado: “Tuyo soy, para ti nací, ¿qué quieres Señor de mí?”. Durante su juventud, se fue poniendo cada día más disponible a Dios. Se ordenó sacerdote y, un día como otro cualquiera, vio claro lo que Dios le pedía. Así es como él mismo se refería a ese momento: “Vi el Opus Dei”.
Santos en el mundo “Ser santo” parece un reto inalcanzable, sin embargo eso fue justamente lo que quiso enseñar san Josemaría: que la santidad no es otra cosa que “estar profundamente unido a Dios y manifestar esa unión en las cosas bien hechas”, explica Marina Pérez, numeraria del Opus Dei. Se trata de encontrar a Dios a través de la realidad de cada día: en un hospital, en el supermercado, en la universidad, en la empresa, en la familia. El Opus Dei pone énfasis también en que la vida del cristiano tenga unidad, es decir, que lo espiritual esté ligado al resto de la vida. “No se puede decir: ‘ya traté con Dios y ahora hago lo mío’. Por eso a san Josémaría le gustaba el ejemplo de la levadura en el pan: es poca, pero fermenta todo el pan. No serviría en un pedazo, tiene que estar en todo el pan”, comenta Alberto Estrada.
Medicina para el alma Cuentan que Eduardo Ortiz de Landázuri (Segovia, 1910 - Pamplona,
“Allí donde están vuestras aspiraciones, vuestro trabajo, vuestros amores, allí está el sitio de vuestro encuentro cotidiano con Cristo” 1985), supernumerario del Opus Dei que ejerció la medicina en la Clínica de la Universidad de Navarra, logró poner en práctica estas enseñanzas del fundador de la Obra: “De cien almas, nos interesan las cien”, decía san Josemaría, porque “cada alma vale toda la sangre de Cristo”. Por eso, entre las medicinas que recetaba Ortiz de Landázuri, siempre se encontraba el trato con Dios o una profunda reconciliación con Él, para aquellos que se habían alejado por distintas circunstancias. Antes de su muerte, cuando batallaba con el cáncer que acabaría con su vida, el Diario de Navarra publicó una entrevista suya que impresionó a muchos lectores. Al poco tiempo llegó al periódico la carta de otro enfermo de cáncer que 20 años atrás había sido paciente suyo. Después de leer sus palabras se había dado cuenta de que aquel hombre –a quien le unía una enfermedad mortal– poseía una fe que él anhelaba tener: “Soy uno de los muchos miles de enfermos que usted dice que ha visitado. Me llamo A.F., era funcionario de una ciudad pequeña. Ahora soy nada, un jubilado por el cáncer que, como usted, espera la muerte: en mi caso con miedo… Después de leerlo, pensando en su cáncer y en el mío (en esto sí nos parecemos), me entró un deseo grande de ir a un cielo en el que no creo. Me he confesado. Hacía 20 años que no lo hacía… Usted tiene 73 años, yo 37. La edad no importa: a los dos nos queda poco para ir al otro mundo… Doctor,
El Opus Dei comenzó su trabajo apostólico en África en 1958, en Kenia. Hoy está presente también en Nigeria, el Congo, Costa de Marfil, Camerún y Sudáfrica. Dcha.: el Papa Juan Pablo II durante la canonización de san Josemaría, en 2002
el santo de las “realidades menudas” Josemaría escrivá nació en Barbastro (Huesca), el 9 de enero de 1902. sus padres, José y dolores, dieron a sus hijos una profunda educación cristiana. Cuando Josemaría tenía 16 años vivió una escena que lo impactó profundamente: las huellas de un fraile carmelita que andaba descalzo sobre la nieve para ofrecer su sacrificio a Dios. Desde ese momento se preguntó qué querría Dios de él y empezó a repetirle la petición: “Señor, que vea”. El 2 de octubre de 1928, vio por fin lo que Dios le pedía. Inicialmente, el opus dei nació sin nombre, hasta que un día su director espiritual le preguntó cómo iba esa obra de dios... Quienes lo conocieron señalan que era un hombre en quien se veía una inmensa santidad y al mismo tiempo mucha humanidad. “Recuerdo, sobre todo, su actitud de acogida, simpatía, cariño y que estaba pendiente de todo siempre para hacerle la vida agradable a los demás”, señala el padre eugenio Fenoy, quien convivió con san Josemaría en Roma durante casi tres años. asimismo, destaca su empeño por cumplir siempre la voluntad de dios y tratar de hacer el trabajo perfecto por amor a Él. “La santidad que el Señor te exige se alcanza cumpliendo, con amor de Dios, el trabajo, las obligaciones de cada día que casi siempre se componen de realidades menudas”, explicaba este santo de nuestro tiempo canonizado el 6 de octubre del 2002 por el Papa Juan Pablo II.
si el Cielo existe y usted va al Cielo, no deje que yo no vaya, aunque, incluso entonces, yo siga sin creer…”. El doctor Ortiz de Landázuri murió con fama de santidad y se encuentra en proceso de canonización. Para él estaba claro que no importan las circunstancias para amar a Cristo, darle gloria con el trabajo y llegar al Cielo.
Dios en cada momento Para lograr esa gran meta de todo cristiano, llegar al Cielo, el Opus Dei propone a sus miembros vivir unas normas de piedad en el día a día: oración mental, Misa diaria, rezo del Ángelus y del santo Rosario, lectura espiritual y del Evangelio, y examen
de conciencia, entre otras. También proporciona unos “medios de formación” de los que puede beneficiarse cualquier persona: cursos de retiro, meditaciones, círculos, dirección espiritual, charlas doctrinales y clases de catecismo. A esos medios asisten los miembros del Opus Dei con regularidad, pero también jóvenes y adultos que, sin ser de la Obra, deseen formarse mejor como católicos e intentar vivir el misterio que Dios mostró alguna vez al santo de Barbastro: “Allí donde están vuestros hermanos los hombres, allí donde están vuestras aspiraciones, vuestro trabajo, vuestros amores, allí está el sitio de vuestro encuentro cotidiano con Cristo”.
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