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PAZZOZZ

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PAZZOZZ

De Bolívar López Nelio Vázquez

Caminar y caminar y no cansarse, aparentemente. Los pies, desgastados, acabados, hechos mierda, hechos al final de cuentas. ¿Qué implica caminar o mejor dicho, qué sucede cuando caminamos? ¿Qué se le presenta al caminar, como se cambia uno al caminar? Muchas veces salgo de casa para “vagar” un rato por las calles de una ciudad o semi ciudad, las camino, pero el mismo suelo fragmentado, de geografías distintas, de colores y texturas únicas dictan o gritan la historia de quien ha pasado por ahí. Los pasos y las rutas que uno sigue son siempre únicas y particulares. Seguir caminando es entrar indefinidamente a capítulos de la vida, a espectros o mundos diferentes, donde lo que te indica que has entrado es la ruta que has tomado y que, eventualmente, transitas a otro mundo.

Como primer personaje de un cuento o novela, las plantas y flores de la banqueta son los que surgen para acompañarnos esporádicamente en el tránsito de una ciudad, me pregunto siempre que las veo, como surgen y resisten, estás están en la inmediatez de mi colonia, de mis cuadras, aquí la gente todavía aprecia la naturaleza me digo o pienso en el trayecto que tuvo hacer una semilla para llegar a instalarse en el cemento y dar vida en las condiciones extremas que ofrece la calle.

Caminar un tramo más implica encontrarse con una serie de rompecabezas de cemento, banquetas rotas, banquetas bardas, banquetas secas, banquetas limpias, infinidad de tipos de banquetas. Esto exige una forma de caminar y de moverse, a veces bajar al arroyo vehicular, a veces casi escalar una banqueta que parece barda, otras veces tratar de no caer en un hoyo. La exigencia que le pones al cuerpo para caminar y sortear obstáculos de concreto.

Nunca nos detenemos y si nos quedamos fijos en un lugar es por un solo momento, siempre estamos transitando, haciendo recorridos de la ciudad, haciendo nuestros propios caminos pequeños o largos, los vamos haciendo con el cuerpo. Los caminos nunca se acaban siempre hay mil formas de llegar o de salir, un juego de combinaciones, de arribas y abajos, derechas e izquierdas, paralelas y opuestas, pero cada una, se nombra y manifiesta de forma particular, Pasadas las plantas y las banquetas nos adentramos al cúmulo de gente, al vaivén de cuerpos, gritos, sonidos, efectos y objetos. Se vuelve denso el caminar y uno baja la velocidad, observamos el mundo alrededor, por un momento nos volvemos el flaneur o si estamos en el transporte público, todxs somos unx mismo. No hemos llegado al destino y vemos que ahora, lo que antes abarrotaba toda la calle, se ha vuelto un rastro, rastro de existencia y de quienes ahí estuvieron. Basura y más basura, vasos de plástico, desperdicio de fruta, cartones y demás son quienes nos acompañan ahora en el camino.

Sofía Muñoz
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