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Importancia del Capital Biológico1.0

CAPÍTULO 1

IMPORTANCIA DEL CAPITAL BIOLÓGICO DEL SUELO AGRÍCOLA.

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Para ser un agricultor exitoso, primero se debe conocer la naturaleza del suelo.

(Jenofonte. Historiador y filósofo griego . Atenas 430 a.C. - 355 a.C.)

La sostenibilidad y el incremento de la fertilidad del suelo es aún uno de los grandes retos de México, por lo que es necesario difundir tecnologías de mejoramiento de suelos tanto para la agricultura comercial como para la producción agrícola familiar. Las prácticas agrícolas han venido erosionado el suelo, obteniendo cultivos de pobre rendimiento, al despojar al suelo de la materia orgánica vital para su productividad La agricultura industrial, generada con el inicio de la "Revolución Verde", aportó grandes incrementos en la producción agrícola gracias al uso intensivo de agroquímicos, pero ha contaminado gravemente el suelo y el agua, amenazando ahora con un desastre para la creciente población mundial. Es una agricultura extractiva, muy contaminante y generadora de graves peligros para la salud humana y animal; un modelo agrícola que ha provocado la inmigración y la pauperización de la población rural en beneficio de un puñado de grandes multinacionales agroquímicas y farmacéuticas .

Las fuentes antropogénicas que generan mayor contaminación ambiental, según vienen señalando desde hace tiempo diversos colectivos ecologistas, son principalmente las siguientes:

• La agricultura industrial contribuye al incremento de gases de efecto invernadero por la liberación de CO2 relacionado con la deforestación, la liberación de metano del cultivo de arroz, la fermentación entérica en el ganado y la liberación de óxido nitroso de la aplicación de fertilizantes. • La tala excesiva de árboles, destrucción de bosques y selvas para ampliar las superficies de los monocultivos. • Emisiones y vertidos industriales a la atmósfera y a la hidrosfera. • Extracción, procesamiento y refinamiento de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas natural). • Producción de energía con combustibles fósiles y otras fuentes no renovables. • Uso excesivo de automóviles y otros medios de transporte impulsados por gasolina o diésel. • Uso indiscriminado de plásticos y otros materiales derivados del petróleo. • Liberación de plásticos y objetos no biodegradables en espacios naturales.

El suelo es un recurso natural fundamental que influye sobre diversas áreas políticas. No solo es vital para un medio ambiente saludable, sino que también lo es para la agricultura, para todo el sector alimentario y muy significativamente para el sector salud del país. Sin él, la bioeconomía sostenible no podría crecer. La salud del suelo es la capacidad continua del suelo para funcionar como un ecosistema vivo que sustenta a las plantas, los animales y los seres humanos, y conecta la ciencia agrícola y del suelo con las políticas, las necesidades de las partes interesadas y la gestión sostenible de la cadena de suministro.

Uno de los mayores problemas que causa la agricultura industrial de la Revolución Verde es la contaminación del agua, un elemento vital y escaso en el contexto mundial. El suelo es el soporte físico de la vida y fuente de nutrición de las plantas que se desarrollan en él. Igualmente representa el hábitat de los hongos, bacterias, virus, invertebrados, insectos y animales todos ellos forman un ciclo de nutrientes. Así el suelo regula y distribuye el almacenamiento de agua; inmoviliza y desintoxica materiales orgánicos e inorgánicos; y soporta infraestructuras de ingeniería. para mantener la fertilidad de este elemento y conseguir que las plantas crezcan sanas. Cuando todos los productores agrícolas restauren la fertilidad de la tierra mediante métodos orgánicos, se logrará alimentar sanamente al mundo, a reducir la contaminación y a enfriar el planeta, a detener la emigración rural haciendo más rentables las granjas familiares.

En la agricultura orgánica sostenible se busca mantener siempre suelos agrícolas equilibrados, sanos y fértiles. Hay que tener en cuenta que el suelo es un sistema poroso y como tal, contiene las tres fases posibles de encontrar en la naturaleza: fase sólida, fase líquida y fase gaseosa. El informe de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) presentado en Roma en 2018, señala que “la contaminación del agua por prácticas agrícolas insostenibles plantea una muy grave amenaza para la salud humana y los ecosistemas del planeta , un problema que a menudo subestiman tanto los responsables de las políticas de salud y de producción agrícola como los propios agricultores”. En la mayoría de los países, la mayor fuente de contaminación

del agua es la agricultura - no las ciudades o la industria - mientras que, a nivel mundial el contaminante químico más común en los acuíferos subterráneos son los nitratos (NO3-) procedentes de la actividad agrícola. La FAO se pregunta: más gente, más alimentos, ¿peor agua? . Es innegable que la agricultura moderna es responsable del vertido de grandes cantidades de agroquímicos, materia orgánica, sedimentos y sales en los cuerpos de agua. Esta contaminación afecta la salud de miles de millones de personas y genera costos anuales de servicios de servicios de salud por miles de millones de dólares.

La Directora General del Instituto Internacional de Manejo del Agua (IWMI) y el director de la División de Tierras y Aguas de la FAO, señalan a su vez que: “La agricultura es el mayor productor de aguas residuales, por volumen; el ganado genera muchas más excreciones que los humanos. Y, a medida que se ha intensificado el uso de la tierra, los países han aumentado enormemente el uso de pesticidas sintéticos, fertilizantes y otros insumos agroindustriales. Si bien estos insumos han ayudado a impulsar notablemente la producción alimentaria, también han dado lugar a amenazas ambientales, así como a graves problemas de salud humana. Los contaminantes agrícolas más preocupantes para la salud de los seres humanos son los patógenos del ganado, los plaguicidas (o “pesticidas”), los nitratos en las aguas subterráneas, oligoelementos metálicos (Metales pesados) y los contaminantes emergentes; incluidos aquí los antibióticos y los genes resistentes a los antibióticos excretados por el ganado”. Una importante alerta sobre estos problemas con la agricultura, la publicó en 1995 el agrónomo y periodista alemán Erhard Henning.

La enorme importancia del contenido de humus en el suelo para poder retener y almacenar agua, es una parte vital en la salud del suelo. El suficiente contenido de materia orgánica es indispensable para detener la descomposición estructural del suelo. Un suelo con daño estructural generalmente carece de humus, es un suelo sin vida y sin la capacidad de tomar y almacenar agua; e incluso puede perder la capacidad de usarla. Un suelo que carece de humus no puede almacenar agua pues carece de los túneles de lombrices de tierra, vitales para la ingesta del agua. Es innegable que por desgracia muchos campos agrícolas se han venido empobreciendo en humus por falta del necesario mantenimiento periódico del suelo. La disminución en el

porcentaje de humus en las parcelas implica siempre una reducción de sus reservas de agua. Vale la pena comentar aquí que las estaciones experimentales agrícolas de Rusia han encontrado que en los campos rodeados de setos y protegidos del viento el balance hídrico es mucho mejor, y se protege más la reproducción de microorganismos, lo que conduce a rendimientos más elevados en la cosecha. De paso los investigadores rusos confirmaron científicamente una de las condicionantes que propuso el agrónomo suizo Hans Rush para establecer sistemas de “Agricultura Biológica”.

El agua es la materia prima más importante y vital del planeta. El ciclo global del agua en el sector agrícola es análogo a la circulación sanguínea en el cuerpo humano, exactamente así es de importante. Hidrólogos, meteorólogos y ecologistas han venido pronosticando una falta crítica de agua en algunas regiones y -simultáneamente - un exceso de agua, incluso catastróficas inundaciones, en otras regiones del país. Por desgracia todos hemos comprobado que esto sucede cada vez con más frecuencia. Deberíamos estar tanto o más más preocupados por el origen del agua para uso agrícola, (en volumen y calidad) que por los muchos otros problemas políticos que enfrentan los agricultores. Muchos predios en nuestro país se han ya convertido en terrenos agotados, inservibles para la agricultura debido a la escasez de agua.

El agrónomo alemán Erhard Henning, hace notar en sus publicaciones que la cantidad de escorrentía superficial a nivel mundial está aumentando en varias áreas; problema que se presenta incluso cuando las precipitaciones en dichas áreas llevan una tendencia decreciente. Para los expertos, este hecho es sumamente alarmante: si la cantidad de escorrentía aumenta en relación con las lluvias, significa que los suelos están perdiendo su capacidad de almacenar agua. Nos enfrentamos así a la perspectiva de que la capa superficial del suelo sea lavada, (lixiviada), causando una mayor pérdida de agua de la que podría haber en un predio saludable.

Otro grave problema es el - ya tantas veces mencionado por los grupos ecologistas – excesivamente alto contenido de nitrato en el agua de riego. Todos los fertilizantes nitrogenados contribuyen a la

contaminación, no solo los fertilizantes minerales (en particular los que contienen nitrógeno artificial) sino también el nitrógeno proveniente de los fertilizantes orgánicos anaeróbicos como el estiércol. Todos pueden contaminar el agua y la capa superficial del suelo. Según expertos, un contenido máximo de nitratos de no más de 50 miligramos de nitrato por litro debe ser el máximo permitido. Aunque otros consideran que incluso ese nivel máximo sigue siendo demasiado alto. Aquí hay una razón más para valorar la importancia de la capa de humus , ahora que existe una verdadera amenaza de creciente desertificación, que protege de la desertificación. Los nitratos y demás nutrientes deben medirse en el laboratorio para controlar la calidad del agua. En la historia, las evaluaciones del suelo se centraron en la producción de cultivos, pero, hoy en día, la salud del suelo también incluye el papel del suelo en la calidad del agua, el cambio climático y la salud humana. Sin embargo, la cuantificación de la salud del suelo todavía está dominada por indicadores químicos, a pesar de la creciente apreciación de la importancia de la biodiversidad del suelo, debido al conocimiento funcional limitado y la falta de métodos efectivos.

En esta perspectiva, la definición y la historia de la salud del suelo se describen y comparan con otros conceptos del suelo. Describimos los servicios ecosistémicos que brindan los suelos, los indicadores utilizados para medir la funcionalidad del suelo y su integración en índices informativos de salud del suelo. Los científicos deberían adoptar la salud del suelo como un principio general que contribuye a los objetivos de sostenibilidad, en lugar de solo una propiedad para medir.

La calidad del suelo es uno de los tres componentes de la calidad ambiental, además de la calidad del agua y el aire. La calidad del agua y el aire se definen principalmente por su grado de contaminación que impacta directamente en el consumo y la salud humana y animal, o en los ecosistemas naturales. Por el contrario, la calidad del suelo no se limita al grado de contaminación del suelo, sino que comúnmente se define de manera mucho más amplia como "la capacidad de un suelo para funcionar dentro de los límites del ecosistema y el uso de la tierra para mantener la productividad biológica, mantener la calidad ambiental y promover las plantas y salud animal ” Esta definición refleja la complejidad y los numerosos vínculos entre las funciones del suelo y los servicios de los ecosistemas basados en el suelo. De hecho, la

calidad del suelo es más compleja que la calidad del aire y el agua, no solo porque el suelo constituye fases sólidas , líquidas y gaseosas, sino también porque los suelos pueden utilizarse para una mayor variedad de propósitos. La Misión Europea de Salud y Alimentos, define esta multifuncionalidad del suelo como: “la capacidad del suelo para promover el crecimiento de las plantas, proteger las cuencas hidrográficas regulando la infiltración y reparto de las precipitaciones y prevenir la contaminación del agua y el aire por amortiguar contaminantes potenciales como productos químicos agrícolas , agrícolas, desechos orgánicos y productos químicos industriales ”

La evaluación de la calidad del suelo debe incluir valores de referencia para permitir la identificación de los efectos de la gestión. Los suelos a menudo reaccionan lentamente a los cambios en el uso y manejo de la tierra, y por esa razón puede ser más difícil detectar cambios en la calidad del suelo antes de que ocurran daños irreversibles que en la calidad del agua y el aire. Por lo tanto, un componente importante de la evaluación de la calidad del suelo es la identificación de un conjunto de atributos sensibles del suelo que reflejan la capacidad de un suelo para funcionar y pueden usarse como indicadores de la calidad del suelo. Debido a que el manejo -generalmente- tiene efectos limitados a corto plazo sobre propiedades inherentes como la textura y los contenidos de elementos esenciales se necesita que existan indicadores biológicos, precisos y para usos diversos.

“Cuidar el suelo es cuidar la vida” es el título de la misión propuesta por la ya mencionada “Mision de Salud y Alimentos del Suelo”. Su objetivo es "garantizar que el 75% de los suelos estén sanos para 2030 y sean capaces de proporcionar servicios ecosistémicos esenciales, como suministro de alimentos a la biomasa, apoyo a la biodiversidad, el almacenamiento y la regulación del flujo de agua o la mitigación de los efectos del cambio climático.” . La misión establece el plan para alcanzar estos objetivos a través de una combinación de investigación e innovación, capacitación y asesoramiento, así como la demostración de buenas prácticas para la gestión del suelo. En resumen, “la misión será un esfuerzo conjunto de partes interesadas, investigadores, responsables políticos y ciudadanos que podrá situar a

la Unión Europea en el camino hacia la gestión sostenible de la tierra y el suelo como parte de una transición social más amplia y ecológica”.

La presente obra se enfoca en los conocimientos necesarios que deben tener los productores agrícolas para conservar y mejorar la calidad del suelo agrícola. Un suelo sano, altamente valorado requiere el control de sus características físicas, químicas y biológicas. Este conjunto de tres parámetros que se utilizan para establecer las características de un suelo agrícola es lo que también se conoce como “el capital biológico del suelo”. El carbono en el suelo trasciende estas tres categorías de indicadores; teniendo la influencia más ampliamente reconocida en la calidad del suelo ya que está vinculado a todas sus funciones, físicas, químicas y biológicas. En los próximos capítulos nos extenderemos sobre estos tres conceptos que conforman un capital biológico que puede y debe conducir a una vida humana saludable: la salud física, la salud química y la salud biológica del ser humano.

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