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4.3. Densidad de enrraizamiento
El buen manejo del capital biológico.
El productor agrícola debe cumplir con las siguientes tres condicionantes: Primera: Los agregados del suelo deben ser resistentes al agua, para que los componentes microscópicos y submicroscópicos coloidales puedan ser unidos por los microorganismos. Cuanto más grandes y voluminosos sean los agregados, más fácil será reforzarlos. Si los coloides del suelo están presentes en forma móvil, debe corregirse el suelo mediante encalado e inducir la floculación del coloide. La disolución de los coloides del suelo conduce a una ruptura de la estructura, lo que inhibe la proliferación de organismos. Segunda. Los organismos del suelo deben recibir suficientes nutrientes orgánicos. Estos son proporcionados por la masa de raíces del suelo, por partes de la superficie de las plantas y (muy importante) por fertilización orgánica. Si los organismos no tienen suficientes nutrientes disponibles, los resultados serán una labranza biológica deficiente y una baja calidad del suelo. Tercera. El clima del suelo debe estar equilibrado. El objetivo debe ser que el suelo siempre esté cubierto ya sea por vegetación o por una capa de hojarasca. Esto protege los procesos biológicos, en la capa superior del suelo, de la lluvia, la deshidratación y el arrastre por el agua. (Cf. Karl Möbius)
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4.3. Densidad de enrraizamiento
En una comunidad biológica (biocenosis), cada especie de planta tiene un límite de tolerancia - máximo o mínimo - a cada factor de su ambiente. En las plantas la tolerancia a los venenos del suelo o del alimento puede ser muy estrecha, mientras que a las diferentes longitudes de onda del espectro que utiliza para la fotosíntesis es muy amplia. Los cambios de un factor más allá de los límites de tolerancia tienen como consecuencia la reducción en la productividad o la muerte de la planta; con la supervivencia de tan solo los individuos mejor adaptados; tolerantes a las condiciones alteradas. El núcleo de la información sobre la vida en el suelo, tal como lo descubrió Karl Möbius desde el siglo XIX, es el siguiente : el suelo y la planta forman una unidad biológica; las plantas dan y quitan del suelo. Las raíces proporcionan los nutrientes básicos a los organismos que viven en el suelo; sin las plantas , el suelo estaría desprotegido, se degradaría con facilidad. Esta verdad fundamental es difícil de reconocer cuando se estudian por separado los procesos de formación del suelo, de la nutrición de las plantas y las leyes del equilibrio de agua y aire. Si estos temas se estudian de forma aislada entre sí, es fácil que pase desapercibida la muy estrecha relación que tienen. Karl