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Los dos burros

[NA HUAS DE LA SIERRA

Aquel día iban por el camino dos burros cargados con mercancías. Uno de ellos llevaba sal y el otro llevaba telas. De pronto se hallaron frente a un río; si querían seguir sin muchos rodeos tenían que cruzarlo. El que iba al frente, que llevaba la sal, empezó a atravesar la corriente. El agua lo cubría cada vez más y mojaba su carga, pero el burro avanzó sin problemas hasta que estuvo del otro lado.

Cuando salió del río, el primer burro se veía mucho más ligero que antes, pues el agua se había

llevado y había diluido una buena parte de la sal de los costales.

“Vaya, veo que ha salido como si nada, incluso se le ve más fresco y con ganas de seguir caminando”, se dijo el segundo burro, que observaba desde la otra orilla. “Cruzaré yo también.”

El segundo burro entró en el río. Conforme el agua mojaba las telas, la carga pesaba más y más. Al llegar a la otra orilla, el burro se sentía fatigado y veía que no podía con el peso.

Por eso decimos que no siempre es bueno imitar a los demás. Cada quien tiene sus propias circunstancias.

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