Artefactos; Objetos múltiples para la confrontación. -G.Nuñez.
Artefactos; Objetos múltiples para la confrontación. -G.Nuñez.
Edición #1 Agosto 2013
Revista Espantapájaros Ediciones Repetidas
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Prefacio del Autor: Dejo ante ustedes, una casualidad próxima a dejar de ser lo que es, para convertirse en lo que nunca quiso ser: Un libro. Dejo ante ustedes, la posibilidad de reinventarse por si mismos, estremeciéndose hasta los codos de realidad, y empuñando aquello que propicia en ustedes diariamente, que no es mas que la simple y efímera perfección de la rutina diaria. Eliminen, todo contacto con aquello que les hace ver las cosas en un modo chato, simple, ordinario. Para que siendo así, puedan ustedes acercase al faltante de todo ser humano; la pobre y olvidada imaginación. Sueñen, y sientan la brisa de la fantasía sobre su vestido bonito, sobre su cabellera pulcra. Pero ante todo; no lean esto como se lee todo lo demás. Lean sin lo ojos, y lean sin la realidad. Lean con los ojos del sueño, lean con la irrealidad de cocodrilo. Lean, pero ante todo, no lean.
I Artefactos
Tener que aflojar los dientes, desteñir un poco las canas, dejarse llevar por la monotonía insaciable de eso que llamamos ruido estereofónico. Las paradas continúas en los sitios menos pensados, la discreción y la caída en cero de la metamorfosis dialéctica del día a día. La parábola de la casualidad, la constante idea mecánica de actuar a como dictan nuestros pies; entrelazar el derecho, dar un brinco superficial y dar una zancada a la palabra caminar porque ya hemos ligado el pie izquierdo con su aparente similar derecho. Tener que someterse diariamente a la rutina del baño, de toda higiene prostática. Actuar sin guion, y ser guionistas dentro de la obra teatral que se presentará puntual cómo cada media noche. Escuchar sin pretender prestar un poco de atención, solo dejar la mirada incierta, la sorpresa de la noticia, de los ruidos. Hemos vivido dentro de un estatus monopolizado por realidad. No hemos permitido que se nos identifique –por ejemplo- con todo lo que queremos ser: un bisturí, un buzón, un ancla, una patada en el culo de alguien, una cadena ligada a lo sentimental, un aventurero marchito, un balde, una metáfora. Tener la presencia de ser lo que hemos sido porque así lo hemos permitido, es una constante congoja popular a la que jamás hubiese imaginado el hombre. Somos pura vanidad ordinaria, una limitación precaria para la subjetividad de la fantasía del sueño. Un grave error para la idea de imaginar. Y eso, es como salir por el periódico y encontrar noticias en blanco.
I Los hombres de la Luna, siempre han tenido la esperanza de recobrar su sentido de orientación; planean rellenar los meteoritos del norte con crema pastelera y las estrellas, dotarlas de diversos lazos multicolores con el simple hecho de que en ellas se ubique el sur. Pobres, si tan solo tuvieran una brújula.
II Los hombres de Marte planean un ataque; recargan municiones en Júpiter con malvaviscos expandibles y se agazapan de revólveres de chocolate amargo que surten de cartuchos de nuez de castilla y pasas deshidratadas. El ataque es erróneo. El norte de Mercurio se ve afectado por gravísimo error; cuando las órdenes propiciaron la toma del norte de Saturno, cosa que para ellos el norte de Saturno es el sur de Marte y esa blasfemia iba en contra de su constitución.
III En Mercurio el verano es insoportable. Se planea derrocar al presidente y expulsar al comandante en jefe de las fuerzas del orden publico y todo, por falta de fogatas, salchichones para asar y repelente de mosquitos. Un nuevo presidente ofrece té como calmante. La población encuentra al nuevo presidente sereno y pacifista.
IV En el oeste de Venus las cosas no van bien; la ley que prohíbe que toda ley sea prohibida es un asunto grave. Los funcionarios políticos y senadores no dan crédito a esta ley, para ellos es algo inapelable e irrevocable. Pasados cincuenta años, a un sujeto le nace la idea de escribir en una servilleta lo siguiente: “Toda ley debe ser prohibida cuando se prohíba lo que por lógica no se puede prohibir”. El país entero es notificado con dicho documento mal documentado. Los funcionarios y todo aquel que sabe de política entran en comunión, un claustro de carácter obligatorio en los andadores del senado. Al cabo de dos semanas, entra en vigor la ley de comer panecitos y bizcochitos en todo momento. Lo cual es justo para todos sin duda alguna. Todo es alegría.
V En Plutón se haya una familia un tanto peculiar; no soportan las maneras mas indiscretas del sarcasmo, por lo cual han decidido ofrecer sus cuerpos en un bazar de tercera para que con ellos se trabaje y modifique la costumbre de bacilar entre diálogos mientras se ofrece el sarcasmo en las platicas de café que se dan cada que se den. Es eso, o disimular.
VI En el mismo centro de algún parque, dos hombres lloran desconsolados. Uno ha perdido su dignidad, cosa que le llevo a buscarla por todas partes. El segundo, llora pues no es capaz de recordar donde dejo su sentido de búsqueda, su olfato para encontrar lo que sea, incluso una dignidad que se anda por allí. Por allá y por acá.
VII Se sabe que las mujeres son las más cuerdas. Por eso, administran un centro psiquiátrico donde recientemente dos hombres fueron ingresados. En la carta de uno se detallaba su repentina e incierta locura por la dignidad humana. El segundo, por sus alucinaciones descabelladas y sus constantes platicas con un tal “Homes”. Las mujeres ordenan descanso.
VII Se ha dado a conocer que ciertos habitantes de algún lugar, son alérgicos a algo, por lo que ordenan medicación de eso y reposo inmediato por cierto tiempo. Los no alérgicos, bailan y cantan agradecidos de no padecer de eso que es obvio.
IX Es sabido por todos que cuando un globo no flota, tiende a caer, rebotar tres veces y explotar. Por eso los globeros examinan los globos a vender antes de ofrecerlos a algún infante. El globo que flota es puesto a la venta. El que no, es llevado a juicio. Se le ordena flotar en un lapso de veinticuatro horas, si logra flotar es puesto a la venta. El que no flote, es llevado al parque, exhibido a todo público, donde se le ordena rebotar tres veces y explotar. En tres meses, han aumentado las vacantes para ayudante de cementerio.
X En Marte, los modales son una prioridad. Abrirle la puerta a la señora, darle el asiento a la señora, ofrecerle el paraguas a la señora, ayudar con la despensa a la señora, cruzar la calle junto con la señora, atender a la señora. En Marte, se ordena el encarcelamiento de toda señora que abuce de su capacidad anatómica.
XI En Saturno llueve como no llueve en ningún otro lugar. El viento crispa, las gotas resuenan, los relámpagos ondean, las nubes regordetas emigran de aquí para allá, la oscuridad enmudece. Cuando llueve en Saturno, las flores cantan y los perros lloran.
XII En Marte todo sigue estando mal. La constitución comienza a perder estilo y lógica, por lo cual, varios hombres ordenan la destrucción de Marte. Se comienza por los campos de alfalfa que son rociados de manera brutal con petróleo bruto, dejando en mal estado los cultivos y los pobres ancianos mueren por que lo han perdido todo. Incluso el ocio por trabajar. Se continúa por los mares, que son rellenados de pasta italiana, salsa de tomate y un poco de vino tinto, haciendo que cada animal acuático se alimente con dichas sustancias, que al cabo de tres días, mueren por indigestión y ahogadas algunas otras por los pedacitos de pasta que se quedan impregnadas en las diminutas gargantas de los pobres pececitos. Al llegar a la tercera semana de haber comenzado con el plan, las familias se despiden, se abochornan dentro del congelador de sus refrigeradores y poco a poco, cada familiar va muriendo dentro de la despensa enfriada, entre las leguminosas, entre los quesos. Marte ya no es lo de antes.
XIII Un habitante de la Luna, toma lo que le gusta de una tienda departamental. Lo lleva a la caja para hacer su pago, y al segundo día regresa con eso que antes le había atraído, lo arroja a la cara del gerente y hace la siguiente queja: -¡Usted cree que soy tonto!, esto es mas de lo que quería, mucho mas de lo que puedo tener. En la Luna, cada comprador es designado a comprar lo que cree que le pueda gustar, sin gustarle demasiado, con la intención de evitar lo sucedido.
XIV Pinta increíble, un lindo paisaje, con algunos cardos, unas llamaradas al oeste, unas nubes rojas de pasión, una blusa desteñida colgando del perchero de alguien que no se sabe quien es; pinta increíblemente, una estrella mordisqueada, un pavorreal machacado por un oso pardo, un paisaje lindo, un sol postrado sobre el llanto de todos. Lindo paisaje.
XV La casa de alguien es el objeto indicado para llevar el sueño a que se relaje. No solo es la casa de alguien, si no es la casa indicada, entonces, el sueño comienza y corre haciendo ruidos burdos sobre las baldosas que ronronean alegremente al paso de las palomas que continúan su vuelo mediante las luces de la nueva noche que se sitúa sobre la casa indicada. El sueño es el modelo perfecto para soñar. ¡Que buen sueño aquel! La gente de Mercurio es la gente con el mejor sueño posible.
XVI Canto canciones al alba mientras pinto mi morada de azul celeste; es una mañana como ninguna, pasan unas caderas suculentas, los ruidos de los camiones van pisando mis tonadas en tarareo, las brochas se consumen en su uso, el repartidor pronostica un buen día. Hoy es un día melómano, se anuncian el aleteo de las aves de plaga, los pararrayos de amianto contemplan en su cúspide, los saludos y los buenos gestos otorgan el tempo adecuado a la tonada en proceso. Y comienza la rutina; nombre adecuado a la sinfonía.
XVII Es la proyección de eso. Eso es la mera proyección de aquello. Es como si algo se entre pusiera entre lo otro y zas, el golpe en la cabeza. Nunca se había estado del todo seguro sobre si aquello estaría del todo bien seguro sobre lo otro. Por lo cual, al cabo de tres cafés y dos pequeños bizcochitos – puede aplicarse aquí un consumo de ocio, el zas se repite apantallando a las señoras en las mesas continuas y allá va, zas, pum… Es inconfundible, es un grave error. El grado de vergüenza ya había reventado los termómetros que median con exactitud la súbita acción de ese plaf que sucumbía y nuevamente pam, zas… golpes repetidos. Es el error de esos. Esos son un error de eso. Es pragmático. La caída era casi segura. Era seguro. Las palabras comenzaban a suscitar e indagar en un futuro casi pronosticado. Ambulancias, doctores, un corte aquí un corte allá, y zas, sin pierna, sin brazo. Veinte mil pesos de gastos médicos. Todavía les queda un cacho, le sostienen las piernitas por así decirlo, le amenazan y plaf, allá va, un zas, repetidos los pam, un chirriante sonidito en las mesas que se habían salvado tres días antes y ahora nada cero se acabo finito. Es un torpe. Torpe es.
XVIII Para el primer viaje: Habíamos comenzado por ende, por donde debíamos. [Allí encontrábamos planetas, soles, constelaciones de ideas nuevas y ordinarias como las nuestras que no importaba como, ni cuando podíamos regresar a casa con la esperanza de encontrar un lugar mejor al cual habitar; parecido, muy parecido, al lugar que anteriormente habíamos dejado, que en realidad era el mismo] Entonces, nos ocupamos de bañar a los perros, de asearlos debidamente y procuramos también dejar comida y ropa limpia para los canarios. [Sabiendo, que la muda de ropa posiblemente no sustente su moda poco habitual pero bueno, la idea era esa] Entonces partiendo desde el sur, tomamos calle jacaranda y pasando cinco campos de rosas bonitas y coloradas, dado que la temporada de rosa era esta y no otra, sostuvimos que era prudente obsequiar vasos con jugo de naranja en el hospital en donde paramos a descansar. Los niños, los ancianos y la mayoría de la gente que esperaba ser atendida nos demostró su amabilidad y aceptaron con delicadeza y gratitud nuestro buen jugo previamente colado y fue así que adquirimos la costumbre de viajar mas seguido para encontrar lugares posiblemente diferentes a este.
Para el segundo viaje: [Debimos traer canoas, ostiones, lazos largos y un par de botas nuevas para cada quien] El vicio consistía en depurar nuestro propio sistema de enfriamiento, por lo cual al cabo de dos horas más que menos, nos agrupamos nuevamente y proseguimos con el viaje a lo insospechado. [Cosa que nos agradaba mucho, ya que tomábamos más vuelo y saltábamos más lejos y entonces dejábamos nuestro record en cero para implementar un nuevo salto y haber que sale] Ya para el regreso a quien sabe donde, ocupábamos los trastes limpios como armas de cacería y empuñábamos los mangos bien alto y sometíamos así los pequeños conejos y preparábamos un guisado muy raro cosa que hizo que no probáramos bocado alguno y corríamos entonces al supermercado y comprábamos una nueva vida para el conejo, con piel nueva y bigotitos nuevos y algunas buenas provisiones, como papas, berenjenas, pasitas. [El valor de nutrirnos es muy importante en todos nosotros, por lo cual no consumimos cosas tan simples como caviar, o langosta, esos productos dañan la integridad física y mental de quienes les consumen] Nosotros somos aventureros, no publicistas. Para el tercer viaje:
Contemplábamos apacigua-mente aquel peñasco que interponía nuestro objetivo y nuestro andar, a nuestro nuevo deseo de seguir andando. Mas tarde, se daba la noticia de crear un puente para sostener pasos, muchos pasos además de los nuestros. Y pasados dos minutos, el puente quedo en alto y sabíamos perfectamente que el alba que encontrábamos dia a dia de este lado, también lo encontraríamos de aquel, puesto que no queríamos encontrar lo mismo nuevamente, nos opusimos a cruzar dicho puente, pero no obstante, quisimos dar dos pasos sobre de este y dando los pasos señalados, dimos media vuelta y volvimos como quien vuelve a casa, con hambre y con unas ganas fortuitas de mirar TV un rato. [Como nadie cruzaba el puente, se demolió en un minuto, y consecutivamente se construyeron arboles y palmeras para rellenar el hueco del puente y así obtuvimos mas pichones y palomas clandestinas] Para el cuarto viaje: Sostuvimos firmemente una charla apagada pero con sentido de deudas millonarias, con nuestro guía turístico y al cabo de tres cafés y varias migajas de pan echadas a perder en el suelo, claramente habíamos alcanzado nuestro objetivo primordial de viajar. No obstante dimos media vuelta y cerramos con llave nuevamente, cruzamos la misma calle y regresábamos y cruzábamos y así por dos días enteros, hasta el cansancio. [Viajar, con los torpes incluye pasaporte vencido, visa cuadrada y un abucheo tremendo en la embajada]
XIX Es claro el gesto generoso que la gente de Marte procura hacer en tiempos de crisis. Efectúan activamente sus largos brazos para enrollar globos en los pinos de fuera y valga entonces la suma expresión aterrorizada de los vecinos cuando se sabe que están por prevenir un enorme festejo. Aseguran las puertas con enormes mástiles de barcos y rellenan sus oídos con tapones de caucho para evitar las sonoras discusiones que siempre frecuentan en las festividades de los vecinos. Por su parte, los otros, a quienes se les departen las labores para lograr la celebración. Ensayan su entrada de estilo bailable y deportivo, acompañados con diversos frutos de temporada, con la simple explicación de aromatizar el ambiente. Algunos, se visten de gala y vestirse así para esta ocasión, requiere de una gran concentración frente de un espejo. Para eso, anteriormente, abrían de sujetar el espejo a una ventana cercana, para que de esa manera, el viento ayudara un poco a dar forma oblicua u ovoide al cabello. Ya estando entonces los invitados en la parte cercana al suelo, que es la mas cómoda del lugar. Recurren a despedirse primero para que terminado el festejo, no olviden despedirse de nadie y con eso, no exasperen los reclamos al dia siguiente por alguna despedida faltante. En el suelo, intercambian diálogos políticos y actuales. Alguna broma furtiva o algún regaño ensimismado para los sobrinos, nietos y parientes molestos. Acercándose el momento cumbre y primordial, que da pie y origen al festejo del dia. Los invitados eluden el agua embotellada y los alimentos veganos. Aunque también eluden toda clase de alimentos para no explotar con dolores estomacales
en el baile de la noche. Ya terminado todo el certamen de oficio que se incluye dentro del festejo y terminada también la deportación de los ebrios y locos ambientales. Se excluye toda cuestión que pueda aproximarse al origen del festejo. ¿Que festejamos?, dijo uno de los invitados. Ahora lo entiendo, dijo otro cercano al dialogo. Y se van todos saludándose, para frecuentar nuevamente con un nuevo festejo para quien sabe cuando.
XX En Marte, decir “te amo” es una ofensa a la inteligencia. Recurren al “pescadito bobo” que es casi lo mismo, pero sin tanta hipocresía.
XXI Pasarían entonces las vacaciones mas cerca. Sin tantas idas y venidas, sin tantos replanteamientos ideológicos para los botiquines desfigurados con pócimas y ungüentos farmacéuticos. Pasarían en vela, los días, los minutos purulentos de tedio, alcohol y ron, todo eso, para matar el ocio. Pasarían de largo, los camellones, los sitios de taxis, los empellones populares y las marchas fortuitas de los sindicados. Dejarían para otro tanto, las risas, los vocablos pronosticados con A, con E, con I, para las replicas resguardadas por los opositores al movimiento. Lo dejarían todo, con tal de formar unas vacaciones perfectas, en el cielo.
XXII No se sabe, pero se asegura sin saber a ciencia cierta, si es que eso puede saberse o se invente para los que dicen saber. Que todo lo que se sabe de este lado de la ciudad, es ideal e ilustradamente satisfactorio para las pupilas vírgenes del despachurramiento intelectual. Acá por ejemplo, hay patios, aceras limpias, embotellamientos duraderos, y lustradas ideologías sobre la muerte. Cosa perfecta para los hombres, con pensamientos neutros y sensatos.
XXIII Aparentemente las cosas habían sucedido por puro destino, por puro desafío contradictorio a la realidad en paralelepípedo. A la realidad en curvatura errante. De esa que se aproxima al sumo tacto parpadeante de los conteos zigzagueantes y relevantes pasos efímeros de la fantasía. Fantasía ovalada y partidaria en desatino portentoso. Nada les costaría entonces, con dejar de prolongarse en dos o tres, y dejar de lado el miedo y vivir, aunque así no fuese de su agrado, en un minuto de la vida real.
XXIV Para llorar libremente. BastarĂa con cerrar los ojos, y abrir las canillas del recuerdo, justo antes de derramar la primer lagrima, justo antes, del primer sueĂąo.
II Objetos
XXV Le habían dando dos oportunidades y de acuerdo al protocolo, elegir entre si otorgarle una nueva oportunidad o un castigo severo, era mas apropiado que darle o una carta de despedida o un claustro en la fría Alaska, los directivos habían seleccionado lo correcto y el sujeto comenzó a practicar eso de raspar dos piedras para encender la llama y también, por si se podía dar el caso, de pensar en una nueva oportunidad para dejar todo en claro y no regresar a donde esta ahora mismo varado.
XXVI (ITALIA – 2012) A no ser por el mal clima, la situación hubiese sido de lo mas convencional y la practica topográfica de analizar el terreno en base a su desnivel de aquí y de allá, hubiese dejado en claro que no es por el sol que se siente en Italia, si no por el mal momento de tener que congeniar con los insectos y es que cada insecto tiene su momento y así hasta donde sea. Aunque es claro que el clima nunca a afectado en estas circunstancias, los insectos de hoy en día como las moscas, tienden a volar de espaldas y es de seguro una practica mucho mas a la inversa de la costumbre. Y es por eso que cada que se ve a una mosca volar hacia atrás en lugar de hacia adelante, un ser humano común y corriente, deja a un lado el americano doble y tiende por imitar dicho movimiento producido por la mosca, cosa que es imposible ya que la mosca vuela y el humano camina y es aquí cuando la mosca esta
agradecida de no tener pies largos y torpes, pues se ve al humano tropezar caminando de espaldas y la mosca ríe de espaldas, con la risa de afuera hacia adentro.
XXVII Como había quedado postrado donde había comenzado; la oportunidad era ahora, una mueca inventada para derribar los muros levantados de la monotonía social en la cual ha de pertenecer desde quien sabe cuando. Cosa extraña ya que ni Alaska, ni la carta de despedida sirvieron para reprimirle el deseo de viajar a Hawái, en tiempos de invierno. Cosa un poco extraña y rara ya que en invierno, en Hawái se prohíbe nadar por el mal clima.
XXVIII (LUGAR DESCONOCIDO) En algún lugar, en algún sitio, se llega saber sobre la extraña existencia de un panda que busca y busca y no encuentra y cuando encuentra sabe perfectamente que lo que buscaba no era eso y continua buscando hasta dado el caso en que encuentra algo que no estaba buscando y se reprime su burdo deseo de seguir buscando, pues se sabe que no podrá seguir buscando puesto que los jardines nuevos obstaculizan la idea primordial del dilema de si buscar o no lo que no encuentra o así hasta que pueda hallar la
paradoja de las cosas que se confunden diariamente con el negro y el blanco y cosas así siempre tan raras.
XXIX En los sitios anteriores en los cuales hemos de dejar la existencia o por lo mínimo la imaginación abstracta, no habríamos porque confundir las teteras con las neveras de la cocina grande y bonita, ni mucho menos ridiculizarnos en dejar en claro algo que por supuesto no puede ser, como el ser un pobre individuo que no tiene la mas concreta idea sobre la existencia de las monedas con un valor multiplicado por tres. Es raro, pero cierto. En diversos estados de la republica, el triplicar el valor de las monedas en una sola, es un poco bofo ya que se sabe perfectamente que el cambio en los aparadores seria confuso y lo primordial es dejar siempre al cliente una cara de gusto por la compra de los libros de anatomía o cualquier otra compra innecesaria y no dejarle en el rostro la tristeza de contar mal su vuelto. Nada seria tan complicado como las monedas, que volver a contar con el valor de una sola cuadriplicada en una bonita joya de sustento familiar y entonces la economía florecería nuevamente como en tiempos anteriores. Con la práctica del uso de estas monedas, la población entera implementa su poco conocimiento en compras, entonces adquieren jazmines multicolores y parientes fúnebres de ganga que proceden en ambientar la habitación de cada comprador desesperado por gastar sus monedas cuadriplicadas. El remordimiento es grande, y diestramente ubicados en las oficinas de gerencia, los compradores miran los ojos brillosos de
los dueños empresarios soberbios que cómodamente informan que próximamente se instalara una nueva moneda en el sistema económico, con un valor quintuplicado dejando en las personas una gran sonrisa pues saben que podrán adquirir desde botes
XXX Al dia las placidas luces terrenales Los constantes fluidos sigilosos imperceptibles del transeúnte indigente calcinado por la rutina diaria de su laburo dominante Al paso las cascadas de mentiras inventadas para mejorar la verdad ajena del problema que no suspende su venir y venir repetitivo para empeorar el dia Complicadas risas citadas a la misma hora; castrante es tener que soportarlas mientras colgamos la mascara incauta para referirnos al saludo inventado nuevamente, diariamente, simultáneamente. Al dia, la noche turbulenta del noticioso producto encontrado al encender la televisión y observar hematomas complicados de digerir y sugerir vida efectiva para unos cuantos, para uno mismo Al dia, un dia.
XXXI Sometido al embrujamiento del dibujo en el cielo, me pregunto sobre el dilema o el gran problema que tiene la gente. Pues hoy en dia hasta dibujar en el cielo es un acto muy común de observar diariamente. Toman un avión grandísimo, lo abordan en equipos de seis y junto con el material necesario para efectuar la labor a la cual están encomendados, encienden las turbinas y proceden a erguir su camino a las alturas. Estando tan arriba, muy arriba para que la gente no pueda verlos, se aseguran de lo que pueden, y salen del avión en parejas por la puerta delantera y comienzan a pintar con brochas grandes, variadas líneas en el cielo pues para eso les pagan, para eso efectúan su trabajo con gran entusiasmo. Dibujan en código; ya sean pandas, tigres, rostros de ancianos, arboles, u objetos variados y lo digo en código por que se sabe que muy pocas son las personas que ven el enigma que dibujan estos seres y no solo rayas, bolas, puntos, etc.
XXXII El mundo tiene cámaras y con ellas, pueden vernos. Escogen las escenas y edifican el montaje previamente y así pues, comenzamos a mencionar amistosamente nuestros diálogos para las partes en las que hemos de ensayar todos los días y ya entrado el momento de trasmitir al aire, nos colocamos en posición y comenzamos a recitar los diálogos que anteriormente nos hemos memorizado. Las cámaras nos observan dia y noche. Cuando se comete un error sucede que, nunca dejamos de lado la escena y actuamos como si nada hubiese ocurrido, mientras que al errante se le remplaza discretamente por un extra, y eso sin duda habla bien de nuestra vida diaria escenificada.
XXXIII Es muy triste pensar que dos pueden mejorar el trabajo de tres y en relevancia, pueden ocurrir triunfos buscados y demasiados elogios consagrados en los hechos de más sujetos encargándose del operativo como ellos, que se pasan el día lamiendo quien sabe que demócrata y haciendo quien sabe que para buscar fama y fortuna pero son solo tres que empeoran dia a dia como tres tristes tigres. Y así, el trabajo para dos en el turno diurno se vuelve más efectivo, si se encargan solamente de cuidar al mundo.
XXXIV Viven al dĂa y al dĂa no viven. Aunque puede que no mueran porque aun viven para vivir esperando lo que siempre se espera cuando se vive dignamente. Una muerte lenta.
XXXV Uenea
XXXVI UsufructĂşan Diatomeos Paraplepepijedos Pluvisiosos disfuyuntivos Funebrosos ensientimiesmatos En su constrictiva inventivita Reputona Y el diurno flimeo De su socobroso Socro enestertrobroso Fractato Anastensimiesmatamente fiel del lente
XXXVII El gran árbol que se pone de frente, y que en su interior se miran las grutas perpetuas del tiempo en la coraza del macizo árbol. Alicia se mira rodeada por culebras ponzoñosas, roedores con paraguas asedados y murmuronas marmotas. En una de esas es rodeada por viejas deudas fiscales, y vendría siendo la misma locura vespertina como cualquier otra.
XXXVIII Emulan La aflicción Mortuoria Y la congoja Destierra el pecho (Cosas tristes)
XXXIX En alguna parte, se sabe que llora alguien. Es claro – dijo quien sabe sobre el dolor de aquel doliente imaginario. Llora por alguien – reclama, llora por alguien muerto. Y los que lo escuchan comprenden sobre la protesta imaginaria del viejo. El orador designado para tal imaginativo encuentro superficial, desciende alegremente de donde estaba, y grita: - ¡llora el amor por alguien! Todos callan y lloran, imitando al amor llorar por alguien.
XL Siente la emulación, y sabe perfectamente que no es posible estar en esa posición como descansando, pues no descansa. Los brazos se afligen mediante sienten el tambaleo que le recorre zigzagueante del codo a los dedos. Como un pulso electromagnético. Y la palma de la mano izquierda interrumpe la orden del fénix que prosigue en pie de guerra frente de la ventana. Destapa la brecha entre la barriga y el concreto que da paso a la pequeña terraza visual de la ventana. Cinco cuadras delante están algunos deudos, parientes llorando estertorosamente y antes de las seis de la mañana, el velorio habría terminado. No se esperaron al alba y lo enterraron a la luz de la luna, como es costumbre por estos lados. El texto de junto habría citado a Cortázar, Heidegger, Márquez. Al tercer día, claro, todo imaginativamente. Comienza a atender con pie de sus virtudes y predestinaciones las caricias que se encuentran fugases,
insensatamente entre su rostro y sus manos, todo esto, mediante la lluvia que gorgotea furiosamente y las gotitas, corren y chocan y se terminan muriendo al frente de la ventana. Cuando los mirones pasan de largo por debajo de la ventana, la multitud hace lo propio. Nadie despega la vista del frente, le temen al tropezón, a la caída burda, a la vergüenza destinada.
XLI Por razones obvias, habré sido el primero en descubrir que esta ciudad no solamente no parece lo que quiere, si no que con frecuencia parece lo que no quiere, y así, los propugnadores del arte contemporáneo lo van a encontrar más bien fantástico mientras que los encaramados en la arquitectura moderna y vanguardista, deploraran de su deliberado contubernio con la historia amenguada de nuestros días. No cabe duda que las cosas que pasan aquí, no pueden pasar de manera inverosímil a con respecto de las sustancias más bien retoricas, de los rezagos financieros que nos sostienen. Aunque a su vez, se mantienen los puros elementos de la imaginación, derogados por frecuentes remisiones a lo cotidiano y concreto. Personalmente no propongo alardear sobre las ocurrencias de tipo burguesas que comúnmente suceden dentro del globo de la necrópolis. Pudiendo dejar en claro que la ciudad, se mantiene a si misma, mediante prolapsos en el epicentro de los manjares aglutinados dentro de los monopolios gubernamentales, sin dejar claro, algún rastro sospechoso sobre ráfagas remuneradas con efectivo
lavado a mano, y otra vez se suma la declaración del pueblo, las quejas, los espectáculos con sonido y huelga, y así, todo el mes. En cambio, una prueba de la intención de la ciudad por adjuntar su tumulto histórico, mas bien retrospectivo. Es la de mirar sus esotéricas calles alfombradas por estiércol y borbotones exasperantes de quienes lamentan sus pasos al día por hora. El olor es imprescindible, pasa el conglomerado refinando sus patitas sobres los desordenes de los museos y los jardines que mueres por pisonear sus florecitas, que lúgubremente se hospedan inquietantes en los hostales y vaya, el turismo indignado por el trato, procede a reunir sus quejas y a pasar sobre reprochables oficinas inequitativas. Una venezolana encaramada, y un guatemalteco confundido, al ver presi-venir los camiones de vuelta rápida sobre el centro histórico, infunden propiamente su aprobación plena y más bien reafirmante sobre el cemento bien puesto dentro de nuestra ciudad. Un par de señoras rentistas ocupando sus fauces bocales para decretar su venta de las mismas. Venden palabras. Viejos tuertos callejeros, ofrecen a la mano lindas y restriñidas amalgamas para el corazón. Venden llantos. Tal vez en el centro de la siguiente imagen, se vera caña, y tequila doble con rémenos restricciones refundidas para los menores de edad, que deploran las insistencias de sus parientes acurrucados sobre su desventaja y deseo pleno estrictamente bostezable sobre de los jóvenes chantajistas, sobre la desteñida practica escolar desgastada en centros intermediarios de juventud precozmente insospechada.
Tan convencional todo, que hemos situado gran parte de nuestra lluvia en mitades repartidas ocho cuadras a la redonda. Una línea empotrada de palomas y pichones en algunos cubículos laborales y demasiadas estatuillas decorativas, que son siempre un modelo de verdad dentro y fuera de las ciudades espaciosas como la nuestra. Sin en cambio, parte de las zonas donde no llueve, tienden a la reminiscencia egocéntrica y al descaro hipócrita de recaer en el sarcasmo exasperante, por ende, las bocas furiosas de sus habitantes, tienden a la alimentación balanceada de mirar televisión veintiocho horas consecutivas si dejar claro, de mirar gran parte de los programas de concursos y chistes locales. Impacientemente, he de decir, que confundidamente hemos derrocado el sistema labrado por manos manchadas de baba y sudor puesto en diversas quinchas, que últimamente hasta el sistema de luz es propiamente inservible, y gran parte de los pozos de agua mineralizada para el uso de suministrar el vital neón incandescente en nuestros hogares, ha quedado fuera de nuestras manos, y sabiendo a leguas que gran parte de la falla es propiciada por el espurio sistema municipal, no nos queda mas que apretar las velas con las manos, y andar a gatas por la ciudad cuando debidamente, se debe andar con las manos en el suelo, como normalmente se hace. La gente entonces es diversa, y bien ascendida cuando se le da el caso. De lo que hablo entonces, es del deliberado funcionamiento estructural que corresponden a cada uno de nuestros laburos. Bajamos y subimos sin preavisar murallas sentimentales, provisionándonos entonces de las ideítas reputitas de dejarnos caer cuando no sostenemos nuestro hogar, cuando
no se labra trabajo diariamente. Y la otra parte, mas bien destellante y siempre vista por todos los dolientes de vida, es la parte de los jodidos apretados y jorobados que difícilmente adquieren un puñado de migajas de pan, para alimentar su quincena de prietitos pero hermosos niños desgastados por la sed, la sed de no vivir y contar con un techo firme, si no de tener un techo desplegable y turbulento como lo es el cielo.
Al fondo de la ciudad, tras los malvones de los teatros, y los usurpados y sonoros gritos independientes de los poetas callejeros. Se dispensa un asertivo y lúgubre artefacto procedente de la desesperación causada por la rutina diaria, y los juegos de la imaginación, ya lo dicen los señores locos del vecindario. Un tranvía chirriante en la avenida principal, un monolito en pos de vuelo para los inquietantes espeleólogos que usurpan el vuelo en la tierra. Y al cabo de poco se podrán dar cuenta. Tienen el escape en el frente de guerra. Un puerto ubicado precisa y coordenadamente, en el mismo centro de la ciudad. Justamente un puerto, con barcos y ballenatos a la vista. Un puerto semejando el final del dia para quienes se reúsan a seguir viviendo alegremente. De quienes reniegan escandalosamente, de lo que la gran, pero siempre insospechada ciudad, les provee dia con dia.
XLII Se deben de separar; así es la costumbre. Así lo dictan los cánones. Deben de tener, entre si, una distancia aproximada a los cincuenta metros a la redonda con respecto de uno o de otro que se situé tanto en el frente, como por el sur o por el poniente. Se debe de evitar su contacto, dejar que se prolonguen en soledad comunitaria pero a no menos de cincuenta metros a la redonda. No juntos, así se evitarían los rayos, su mezcla de frutos o su olor pronosticado viejo y aromático a caoba o cedro. A lo lejos, los arboles se contraen en arrugas venideras y aseguramos con eso, su edad y su existencia.
XLIII Por partes se asegura /o se sabe/ de lo que posiblemente pase / y pasará / cuando te duches y mires la foto y digas / dirá / ¡Carbohidratos!
XLIV Oxidado Turbulento lerdo izquierdo en el mismo intento Del inquieto, del pornodrĂĄstico Del quisquilleo intenso, fiel, purulento En los brazos DestiĂąendo el hueso Y el olor a muero
XLV ÂĄQue nadie diga absolutamente nada! Y nadie dijo nada, incluso el ruido, el silencio y la falsedad.
XLVI Debieron de haber pernotado el marcador inicial. Diferir un poco sobre las circunstancias en que comenzaban con la partida, pero no lo hicieron. Dejaron correr e irse de lado justo por el frente de las cosas. En el momento, hubieran apostado fácilmente a que las cosas pueden cambiar de rumbo, como lo es en todos lo casos. Pudiese que el cronometro hubiera iniciado anticipadamente de las cosas que estaban por jugarse. Es una lastima, ninguno de ellos se daba cuenta de la magnitud del asunto, de modo que no hay engaño. El brote entre cortado de los bostezos que conjuraban al abrirse pasó en el terreno de juego, quedaban en el camino, y entonces el presente llegaba a dolerles más que las cosas que iban quedando atrás. Fácilmente iban reconociendo su complejidad, y que distantemente se iban figurando su destino maltratado, equinoccial. No cabe duda que debieron haber puesto dos brazos por encima de todo, además de piernas, muslos, besos y demás cosas que se pugnan en este juego. Claro, además de familiares, momentos, y demás requisitos extremadamente inservibles, nada deseosos. Por ende las faltas, y las expulsiones de corajes descompuestos por los fragmentos del dia. Sentimientos tirados al vacío y el marcador descarapelado por las cosas que se seguían jugando. Debieron haber puesto sus kilómetros, autopistas, tranvías en la dirección opuesta a la de la superficie, donde se contraían los marcadores y porcentajes existenciales de la partida de juego. Para evitar accidentes, torpezas milimétricas. Hubiese sido lo correcto no entrar en el quisquilloso detalle de los parentescos efímeros y un tanto sexuales. Nada dejaba entonces que se
empotraran las estadísticas del juego en los puntos obtenidos por cada uno. Una meta, un desatino, un momento ganado. La falta de equipo, de remplazos distanciados en salas de espera, en aparadores de bonitos obsequios, en salas cinematográficas caladas por las importunadas sacudidas de cabello, de lengüetazos al aire, de caratulas rotas. Por cada cual, la suma y resta de los puntos difería entonces de la realidad consecuente del juego, de los portazos encaramados en la parte súbita del encuentro, en la parte vital de toda la partida en si. Debieron haber notado que el marcador estaba más que trazado en trampa, pero no lo hicieron. Se dejaron ir, llevar, perdieron. Reventaron en el juego. Debieron haber pernotado el marcador inicial en uno a favor del injusto. Uno a favor del presente roto, a favor del futuro amado.
XLVII Sobre todo lo si la mantengo en los brazos. Si la destiño con los ojos de boca a boca, de sudor a sudor. Pasaría de largo, las conjeturas de la realidad, las efímeras circunstancias malintencionadas, los orgasmos pronosticados para las reacciones en cadena de sus manos y piernas tambalear en el momento inapropiado. Podría pasar de lado, la calle, las aceras lavadas con carcajadas infantiles. Los portazos, los accidentes vehiculares. Incluso, mantendría viva la obstaculizada idea de mantenerla firmemente en el borde de mi ideológica fantasía, en el vórtice de mi recuerdo místico y substancial de la realidad. Sobre todo, si la incluyo levemente a mi interno pasadizo remunerado con ilusas imágenes de envidia convivida. De ordenamientos adecuados, de incrustaciones mitológicas sobre sus ojos en mi tórax. Sobre de eso, no habría engaño; partida mal jugada, apuesta perdida. El causante; la realidad y sus fantasías.
XLVIII Comenzó por tener un día, que era mas largo que otro día común y en realidad, era un día más extenso que los otros días faltantes. Este día tenía días en los minutos que le restaban para ducharse; tenía meses y eternidades cronológicas en los pabellones que incitaban a instalarse en uno de los nuevos días que tenia aquel día. Y el telón era grande y el día comenzaba minuciosamente a ser más largo y tedioso. Y así la obra comenzaba por ser un día. En el día, los días eran días mas precarios y melancólicos, mas volubles a la nostalgia, mas descarados a ser uno de esos días en que el día, le despertaba y obligaba a comenzar la rutina del medio día a las doce de la noche y el cataclismo retumbaba sobre su tímpano y había comenzado así otro día mas de su día largo y tedioso. En aquellos días había visitas al doctor de cabecera, había llamadas a los centros siquiátricos para determinar la salud mental de los días, pues esos días necesitaban atención y un cuidado especial; los días tenían un parecido idéntico al día original. En un día, siente la hora incorrecta variadas veces, pues en esos días, el tiempo se media incorrectamente a como se tiene la costumbre y en ese día, decidió tener un día esplendido. Cosa rara para los otros días, y entonces la torre comenzó a derrumbarse, y los días comenzaron a perderse, comenzaron por dejar de ser nublados y lluviosos y los pluviales arrojaban gotas de miel y avena prediseñada para el mejor día, el mejor día de sus días. Este día, dejo de ser días en un día, y comenzó por tener meses eternamente lucidos y esplendidos a como lo eran los días en aquel día. En su mejor día que tenia meses mejor que horas y minutos y los meses
se fueron opacando, y fue cuando se percato, de que el día tenia una piedra metida hasta el talón y el día cambio.
XLIX El día en que uno de los difuntos antes envuelto en flores de ornato, decidió dejar de permanecer dentro del ataúd moradito que le reconfortaba la espalda desde tres días antes y decidiera dejar de formar parte del velorio; los parientes enteros quedaron pasmados y no tuvieron de otra mas que conseguir otro difundo para hacer de este nuevo sujeto, un nuevo muerto sustituto y hacer justicia a los adornos que se tenían preparados para el difunto anterior. Lo malo, es que este difunto es un poco gordo y el cajón es angosto y se sabe que cuando la caja y el finado no coinciden es propicio indicar al carpintero construir un nuevo cajón con las medidas acordes al nuevo difunto. Cuando esto da como resultado un bonito ataúd decorado donde por dentro se observa, mediante un bonito vidrio postrado en la parte de arriba de la caja, una nota en su interior declarando que los difuntos no son parte fundamental del velorio, ni una caja que valga la pena decorar bastante. Los parientes comprenden al fin la emulación del asunto, y saben perfectamente que cuando se va a los velorios, se va con la intención de beber café con jerez seco, y recordar cosas bonitas que se vivieron con el difunto, como cuando se citaban los domingos a jugar futbol por las tardes y no llorar con los mocos entre las manos, y con las lagrimas en las mejillas añorando la rencarnación del finado.
L Entiendo el dilema Del coraje de los hombres El juego del sistema Empapado de reglas Entiendo Mรกs no entiendo Las manos de los hombres El azar del sistema La decadencia de las reglas
LI Mas que no esta del todo sola en la tonada Del viento que le crispa las migajas del cabello Suspendido en el limbo de su devenir Alicia, miraba hacia arriba y lloraba.
LII Poco a poco, toman lo que pueden, ascienden hacia donde pueden, y poco a poco van con sus rostros finos pero solitarios hacia lo que llaman, el dĂa.
LIII El dia treinta y dos de cada mes. Ocurrentes atracciones suelen suscitarse dentro y fuera de la paradójica y enigmática ciudad. Las cañerías, los reflujos de las alcantarillas he incluso las averías mecánicas pueden parecer rituales de enjambre, cuando por manifiesto, las nubes, el chapoteo repentino, y las luces faroleas desteñidas por el dia suelen desequilibrar por completo el orden común de las cosas, quedando por completo claro y transparente, que el dia treinta y dos de cada mes, se suele salir por completo de la rutina misma, con la simple he inofensiva razón de vivir cómodamente por lo menos, veinticuatro minutos del dia menos pensado.
III Confrontaci贸n.
LIV La parábola de la barba El tiempo desequilibrado instantáneo La gordura del alba El peso desencajado en el ocular opuesto Las rodillas, el peroné entre verso El desgane físico en instintos de recinto Las marañas La vuelta de carnero sobre patas de araña Las resignaciones solidarias con la soledad Y los ósculos pronunciados para la posteridad El desdén y vaivén del movimiento rítmico El sillón de mimbre con lianas entrelazadas a las manos de canalla Y talla de alta resonancia discrepada intravenosa descontrolada Y sube de peso Y baja de peso Y sube de peso Y baja de peso Las hormigas engordan mejor que las llantas de Chevrolet del año Embalsamar la risa encaja mejor que los bostezos propensos del tiempo erecto La desnudes de genes encaja mejor que los peldaños del miedo a reproducirse sin sentirse triste El llanto de cocodrilo La perversión de la vejes con el tiempo y decirlo como es lo mismo: tibio de aburrimiento Tibio de espalda ancha en cama prostática de resignación cardiaca
Falto de corazón latente Falto entonces, de pulsante momentáneamente un ser viviente Con la parábola de la barba Lo áspero de la mandíbula entrelineada por líneas crecientes de nada De tiempo De espera A nada de ser rezago A nada de ser horno de microondas.
LV Artefactos para la iluminación Para la obstinación Objetos múltiples para la confrontación Para el contenido exclusivo En el corazón Cotidianamente para la examinación De la impureza Rehabilitante Contradicción Del desarrollo Del amor
LVI No propenso mi enfermedad de gripa con la liquidez endiablada de la lluvia Ni siquiera soy indiferente con las decisiones que toman las gotas por decidir caerse sobre mi buro de crédito, sobre mi trabajo arcaico, mi disponibilidad de armadillo. No soy nadie para actuar déspotamente contra la humedad visionaria de la lluvia, que cae debajo de mis pies dejando una erección de fresco, una nitidez de viento entre los dedos proporcionando así, un holor a hatlético entre uña y hueso La lluvia recorre sigilosa su marcha zumbando entre truenos Y plagándose a las anchas sobre techos de acero Yo formuló una decisión precoz sobre la metamorfosis química de mi cuerpo con el clima Sujeto entre mi ser, una nueva piel de extremo cuero, o de placas de algodón sobre la sien de mi pecho, y actuó de forma constante, dependiendo de la valoración instrumental del hielo frio sobre mi piel de lima. No obstante, aseguro entre mí y los gastos médicos. Una línea perpendicular para la posible alteración de los virus y un lugar de contacto sospechosamente para fraguar algún tipo de contagio.
No propenso así, mi enfermedad de gripa con la cortada leche del cielo, ni siquiera con la endiablada postura de las nubes sobre mi guarida costera. Mi elección es propensa al sumo desarrollo de la diversión relamida, con la danza folklórica, que proporciona el gorgoteo imparable de las lluvias en los meses de agosto y febrero. La aseguración de mi cortejo con el clima, es solo con fines químicos.
LVII Soy bípedo condescendiente Feudo escamado a la caja torácica Del cuerpo subyacente del plexo de mi rostro Prolapso rencarnado Frívolo desencadenado en los ratos empotrados En los segundos montados De mis recelos en reconcubitedio Entero al pleno remedio de mis días Fraguados Soy herbívoro flotante en flora demente anhelante Creciente en remedios regastados desgastados pasados Y mamífero plano cartesiano del trópico laurel de vida confundida Soy estaca en tanta caravana plana Vía publica desmontada en intermediarios flotes por pisadas descuadradas Enfermo peroné perpetuo perversamente ecuestre al tacto paso de los llantos amaestrados Y sentimiento encubado en rezagadas fragancias de mortales venideros desorientados Soy eufemismo cambiado en reversa y remediado a la inversa Y propaganda vendida por hirsutos histéricos hispanoamericanos
Soy yermo movido al limbo concebido por los primos nonatos Y putrefacto artefacto asqueado del puerto arqueo remeditativo soñado Pueril común para los astros consagrados Constelación propensa a propiciar porciones partidas en vida Momento encargado del pluvial de limas Y uña menina fémina en tetas recién nacidas Soy exhorto de los abandonados Y utopía revivida En ideas recién movidas A la batalla de la muerte Al día del día
LVIII Los he visto tallarse los ojos con sus deudas fiscales Sonarse la nariz con las frescas noticias matutinas Los he visto llorar por algo torpemente vago Los disfruto observando sus malestares Y los odio repulsivamente por ser ellos y no más que nadie Andan como locos buscando Buscan y encuentran y pierden y vuelven a la búsqueda Y ya solo se pierden cuando encuentran Y renuncian a la búsqueda de encontrar Y esperan, esperan No esperan Los he visto besar sin amor Los pude observar discretamente manoseándose Entregándose a lo desconocido Y están como topes maceándose En el columpio del amor diario Barato Están allí muriendo Naciendo Están creciendo sobre inerte Y lo vuelven fugaz y repelente De los sentidos piadosos De moral condescendiente
De vida totalmente vida Los he visto matar Los he visto renunciar Y los he visto soĂąar Como sueĂąan Los que no pueden hacer mĂĄs Pero lo que no puedo, Y no me atrevo Es a verlos vivir con miedo en el rostro
LIX Miran los aparadores Los saborean lentamente Se funden en ellos Y dispersivamente Se indagan en su contenido Deseándolo Dándose sin importarles nada Soñando Solo soñando. Miran a los enriquecidos Los envidian Se sueñan en su lugar Se crean pasajes contemporáneos Vivencias afortunadas Dispensarios para sus alucinaciones Viraje para su malestar existencial Los miran los idolatran Los odian Miran lo distinto Lo distinguen Lo difunden en su pensamiento Lo aceptan Y viven la realidad ambulante La soledad repleta de polvo La multitud reprochable de los bonitos
Los “nosotrosâ€? que no hacemos nada Miran, y solo miran Y viven soĂąando Una diferente vida.
LX “Para Andres…” Te has muerto el dia de hoy amigo mio Y no he hecho nada para llorarte. Me aflige la idea de no volver a verte De no indagar en las madrugadas, con nuestras risas, Con nuestro olor alcohólico consagrado Por las botellas de ron amargo No he hecho nada, para despedirte, para olvidarte. Me duele pensar en como tendré que despedirte. ¿Cómo? Como dejar de lado nuestras vivencias cotidianas, Nuestros escapes de la rutina sobre rebeldía inmadura Nuestros gritos eufóricos para rebelarnos contra la vida dura Te has muerto y no he hecho nada. Te han tendido sobre tu último colchón Tintado de muerte Y no he visto como te ríes de los que te lloran, de los que te dejan irte Solo, mirando solo como te entierran, te recuerdan. Amigo mio, brazo derecho de nuestro día. Te estas yendo hacia alguna parte Y en esa parte del mundo Habrás de recordarme y pensarme O por lo menos, dejar que te recuerden O por lo menos hacerme un espacio chiquito Para cuando llegue
Y nos vayamos juntos De parranda Como antes Sobre las nubes del dĂa De mi entierro De mi muerte.
LXI La luna Es mía Como tuya es luna La luz de luna Como luna es luz De tú luna su y tú mía luna es tú Es tú con luna de tú Tú de tú como luna de tú en la luna Luna pirulí precario De precario rato de momento atado En tanto achabacana en chapucero Chispeado atrancado en morfo amorfo Cosmos azulados cisnes astros colgados de Tú luna Luna mosqueada Monte de mismos rayos Zigzagueados faros Ambos encarnados Faroles y replanteos Desconsentidos de mimos ensimismados Formados de luna para tú Tú maraña de tu insípido rémenos Reflote relamido y reteñido En el color rojo mezclado Para la luna de tú luna es mía luna En la luna de la luna para la luna en la luna De su luna para la luna de la luna de ellos en la luna
Sobre los que la luna la luna mira Mira la luna Los torpes que la miran Y la miran y la miran
LXII A lo fugaz A lo torpe Al momento De Incumbir Al momento De sucumbir El rápido Alarido Del lento Cansado Abocado En boca De todo Lo que evoca Lo que sofoca La riña Del malo Al bueno Que tarda Y llega Y avanza Y explora La raíz Del reflujo Malestar Malentendido Del mal
Que supera Lo que incumbe Y sucumbe A lo que brota Y topa Y controla Y flora La fauna Del fiel Derrumbe Arrumbe La vida De Espejismo Que todo Lo que nada La nada Tienen Para El La Es Lo Que No se Silba Se canta Y rana La croa
Rana De llama Pasi贸n Que emana El fugaz Momento Del lento Animal Mismo Que soy Y eres Y dos Vos Sos Plan Para Fin Final Finaliza
LXIII La voz De ella Suave como la voz Del viento Que retengo En el oĂdo De mĂ Soy La voz De la voz Que ella Corta Con su boca Y absorbe Y traga como loca Mi voz Para llenarla Con las palabras Que exaltan La calma Que arranca Mi voz En su garganta Soy la voz Que contengo Con la fuerza De mi voz
Es la voz De ella Que Fermenta En mi cuello Es la voz Que quiero Y tengo En sue単o Su voz Dentro de mi voz
LXIV Deja pegado tu cuerpo al mio Deja que se incrusten en uno solo Que naufraguen En un nuevo mundo De dos cuerpos que sudan cantos interminables De propuestas de ósculos finitamente antojables Deja que las imágenes perforen la realidad en que nos desvanecemos Y que los ruidos que producimos sintonicen El llamado que hace el sueño eterno Mientras recorro mis manos sobre tus piernas Y recorres tus risas sobre mi frente Deja que fluya la densidad de los movimientos sísmicos Que la fragilidad de tu amor se rompa sin prejuicios escandalosos Y que la mirada se te pierda Como se pierde el miedo al verter la gota, sobre tu boca de mujer virgen Sobre tu boca de mujer navegante Dejemos pues que el espacio al que nos regalamos Nos promueva un nuevo nivel de vida sin separarnos Y ya juntos nos perdamos sin dudarlo Sobre el continente universal Del amor excepcionalmente amoroso Fraternal.
LXV El cuerpo se esta oxidando, y no existe nada que pueda remediarlo. La planta de los pies se fusiona débilmente con el asfalto Y los pies cortamente se desgajan conforme a los pasos que uno va dando Los muslos frecuentan al insomnio La piel que cubre las extremidades, se consume como el polvo Y la entre pierna, se despoja de toda idea progenitora Al igual que de toda conformación de pudor y rezago desencadenado El ombligo recurre a las heridas de la demás anatomía Como si cuestionara las culpabilidades del dolor Al que el cuerpo se somete Cuando se entrega despiadadamente al fulgor del sexo domesticado Al equilibrio desobligado del amor malvado Y del que se obtienen rasgos ópticos desorientados A causa, del amor mal pagado El vientre se humecta con sudor hirviente como caldo Y las piezas de los hombros se rompen al caer las tardes, sin falta, sin duda Como un presagio, de algún enamorado Las manos se desmoronan por la falta de otras manos
Los dedos se desprenden cual hojas al pie de un árbol Y las pobres uñas se descalcifican y se entregan A la merma de las mujeres que les olvidan, les entierran El cuello y la calidez de la yugular se evaporan Los parpados se extinguen, al igual que los ojos que ya no miran Y al caer los ojos, cae el resplandor de la vida Cae el resplandor de la vista Cae la recomendación de los excesos visibles Cae, la forma sutil de mirar las cosas con amor fisible, dulce, frecuentado. Los labios se agrietan, la lengua decae como una gruta La nariz se pudre y se gangrena con muerte de resfriado El cerebro, se entrega a la decadencia de la ignorancia y a la rutina Y ya al final, el cuerpo entero, se desprende de la vida Cae, y muere. El corazón, que es la utopía de la regeneración sentimental Se consume lentamente, se exprime con toda su fuerza Repite insaciablemente, con gritos eufóricos, Que lo quieran Que no lo entierren Que le dulcifiquen el alma con elogios amables Y que le remienden las partes dañadas Con esperanza Aromas cálidos de las mañanas Y besos, y demás fragancias de vida
Honor, y lealtad al alma Pero se cae Se pudre Y se olvida
LXVI Les he visto la piel a diferentes mujeres, en diferentes días Y esta todo catalogado, esmeradamente seleccionado Y clasificado por color, aroma, y sabor Se les enciende la piel con el menor roce de los dedos sobre la espalda, y la piel les fermenta y entra en hervor con el dulce tacto del amor, sobre la ideología de pasar el rato, secretamente, pasando el rato. Les cambia el tono de la piel, dependiendo de la saturación y de la tinta que uno inyecte, mediante se entregan palabras, obsequios arriesgados, diálogos ortodoxos y mas bien inventados, o alguna que otra orgánica idea, de profundizar con ellas y deleitarlas con los inventos que les entregamos, con los momentos enamorados. Es poco de saber, pero se sabe o se asegura. Que al combinar la piel de la mujer, con la piel del hombre, se obtienen resultados químicos peligrosos y más bien prolapsos, a figuraciones nucleares y atómicas, espasmos, trueques con los dolores espinales, y cronológicamente, delirios, alucinaciones y gritos eufóricos placenteros reafirmados. Que grato es ver la piel de alguna mujer humedeciéndose. Que felicidad la de palpar el ámbar de sus senos hermanos. Que profundidad del goce del ser humano, al dejarse llevar, por la perpetuidad de la piel de la mujer humeante.
Les he visto la piel a las mujeres en tiempos de locura. Y la piel se cubre consigo misma. Se deposita lentamente en el abandono de las prendas externas decorativas, hasta llegada la noche, en que caen, se regeneran, descansan, y sue単an
LXVII Que claridad de tus ojos a las siete de la mañana Que ventaja tan venidera y ensimismada de mirar tus ojos y sentirme vivo Que gran ilusión de verterme dentro de ellos Y mirar como miras las cosas, con una nitidez hermosa, clara, espaciosa Con la distancia de tu visión, sobre de las cosas Reúnes los milagros más vivos y los ubicas sobre los recipientes de la vida Los envuelves suavemente con el iris de tus ojos Y miras cautelosamente, cada uno de ellos, con la cautela que emanas Con la tranquilidad, de tus ojos sobre el alma Que paz de sentirme dentro de tus ojos para recostarme Y simplemente que suavidad que les es la piel Para que podamos desvestirnos y abrir las alas dentro de las pupilas en los días En que nos fermentamos y brotamos, como una nueva imagen Limpia, sellada Para la visión de tus ojos Dios mio. Que calma la de tus parpados al rozar tus ojos De pasarles el corazón como un ungüento cada que se cierran Y de abrirles el paso cada que se abren
Descubren, y se andan como locos Mirando, mirando. Que hermosos ojos Simple, y sencillamente Te van, te quedan Te sientan, y sobre de todo Que bellos ojos a las siete de la ma単ana.
LXVIII La enfermedad significa en algunos casos Algún grado de abotagamiento en el cuerpo Un virus clasificado por rango, por los especialistas Un síntoma prematuramente desconsolado Cuando se esta enfermo, del alma, del corazón, o simplemente por algo La mayoría de los enfermos sufren de dolores y espasmos involuntarios De reacciones alérgicas por los medicamentos recetados Y gran parte de los enfermos Se acongojan y se proclaman vencidos, Tendidos en un catre, adormecidos, llorando Desganados Algunos irritados frecuentan el caldo de pollo como analgésico alimentario Otros, se muestran a desventaja y fácilmente sometidos por las agujas, vendas y demás artefactos para remediar su dolor No falta el que se somete a la abstinencia del alcohol y los cigarrillos El que se siente menos cuando le reprimen los alimentos porcinos, vacunos y avícolas Y por ende, gran parte de los enfermos, recurren a la recuperación rápida Para ganarle partida al dolor, y al olor de la sufrida vida
Pero existen, los que no se recuperan fรกcilmente Los que requieren una dosis precisa de medicamentos altamente adictivos Porque su dolor, es la queja perpetua de su vida malvivida Los enfermos del corazรณn, son lo que lloran fรกcilmente y a escondidas Los que se duelen del alma, atormentan sus ojos con borbotones mรกs grandes de agua Y los que les duele algo, simplemente algo Son lo que mas sufren, irremediablemente Se inventan una enfermedad mรกs profunda y dolida Y su desgana por realizar las actividades cotidianas Se mira vencida cuando explotan, lloran y se ridiculizan Ante su mal dolor de algo altamente doloso .
LXIX Dejemos de lado, las habladurías Los torpes manoteos de niños descarrilados Las fantasías absurdas que sabemos perfectamente que no se cumplen nunca Y vamos a divertirnos con las manos Con las yagas segregadas de las piernas Con el íntimo ajetreo de los muslos dulcísimos, acariciando suavemente el tiempo compartido por los roces acaramelados Y palpemos el cuello, con los dientes Con las muelas del amor quebrado Vamos a divertirnos en grande Con la ruptura de tu cuello y mi cuello sobre la seda Sobre el achicopalado néctar ese que penetra de fragancia nuestras manos Vamos a reventarnos los labios con palabras bofas y torpes por los movimientos cerrados Y vamos a contagiarnos de espasmos De turbulencias y desgarres de piel violentados por las uñas recias provocando fisuras, grietas por donde se nos mire el cuerpo maltratado, y vamos a curarnos, con delicias matutinas, con olores nuevos, y prolongados Curemos nuestro cuerpo con café endulzado
Curemos nuestro fervor con miel para las yemas de los dedos intoxicados Y untemos ungüento, en la yugular por las mordidas salvajes, de los dientes descontrolados Curémonos en agua recién nacida En utópicos baños para piel sin vida Curémonos las heridas por la lucha vivida Y guardemos reposo, con calma, un par de horas al día Para bebernos dulcemente Ahogarnos En la piscina del amor empotrado, amaestrado Por la diversión, dócil, y tierna De nuestras manos.
LXX Que fácil es recordarte Atarte a mis ojos Untarte en mis retinas Reteñirte a tono preciso para mi mente Amarrarte fuertemente a mis pupilas Que difícil es tenerte Aflojarte de mis ojos Dejarte fuera de mis retinas Descolorarte de mi mente sin vida Desatarte rápido de mis pupilas Que fácil Y que difícil Mantenerte aquí Cerquitas Mi vida
LXXI Que profundidad centrifuga la de desparramarse sobre el llanto Que membrana desinfectada propulsada por el asco solitario abandonado Que barca anglosajona afilada al hastió mismo de ahogarse en infinito Que dolor partido en cachos milimétricos precisos recortados, para reacomodarlos en la turbina misma, del amor al dolor partido mismo como el olvido mismo Que impureza del profano ufano herbívoro consagrado Que plano estercolado al pecho invertido y maltratado Que imperfección de los rayos iluminados encuartados Que pleistoceno momento humillado, torpemente maldecido por el minuto minúsculo montón multado minorado dado al canto estupefacto manchado por llantos desencadenados Que rota queja ajena Que estiramiento de las pupilas en cinta por su lúgubre procedencia Que permanecer estertoroso en el firmamento asqueroso Que inyección sonora, Que afónico grito afinado, Que paz rencarnada en gotas recién lavadas Que llamarada recortada Que muerte tan puntual Que recóndito Que sien embobada dada
Que tanto Que profundidad
LXXII Partes recortadas y segregadas Que basurero Botín de deseos aminorados Doloso Siempre Doloso Colmo sempiternisimamente rencoroso Que femenina punteada en herida de tetitas chicas Y preciso acto entrecortado ufano relamido en lo íntimo Para después marinarlo Usurpar la tiroides Frotar las líneas de los tendones Abrirlo y desterrarlo Corazón mal empotrado Jurisdicción para hembra jodida Repartida y calcinada, consumida Que violento Que sacro Doloso Siempre Doloso Colmo repatrióticamente deportado
LXXIII “Díganle a Ella, que la extraño…” Deja que plasme en ti mis últimos recuerdos. Que invierta en mí la nostalgia producida por tu alejamiento; que tus manos y mis manos tambaleen cuando nos hallemos lejos, y que tu boca, se seque con el tiempo y se produzca en el interior de tú laringe, la desolación, la tristeza, la soledad por no hallarnos, perdernos, olvidarnos. Quema mis intentos por sentirte mía. Deja que se suiciden los momentos de sentirte tan vacía, porque no nos vemos, nos ignoramos alegremente, y nos volteemos desesperadamente, como si algo nos hubiera dicho que allí estabas, que estaba; y que nos deslumbre la falsedad del tiempo y la ignorancia nos arrope como locos descontrolados, por amor imposible, bobo, aniñado Deja que los vientos del norte te miren la tristeza de los ojos. Que la desnudez de tu cuerpo se humedezca con el rocío del llanto provocado, por lagrimas, huecos en los parpados desubicados, por prolapsos del tiempo perdido en el espacio, y deja, invertidamente deja, que tus piernas, se rompan con la sensibilidad de mi momento, en que te extraño, te llamo. Regresa para dormirnos juntos hasta tarde. Que la madrugada de tu voz me impacte de lleno con tus preguntas sobre algo; que el insomnio de tu garganta me provoque delirios matutinos, y te busque y llame como eufórico desesperado, sin recordar
siquiera, que te hayas en tu cama, con el teléfono entre el oído y la almohada, y yo amándote, recordándote. ¿Por qué te recuerdo si aun te tengo? Dime; ¿Por qué te extraño si no te pierdo? ¿Por qué te amanezco entre los ojos del sueño, y no te beso y tengo, entre mis labios y mis momentos? Dime; ¿Porque llorarte hasta la luna de mi dolor, si no puedo dolerte, con la seriedad de mi amor? ¿Por qué te olvido tanto, si no puedo olvidarte, y lo sigo intentando? ¿Por qué te quiero tanto? Deja que te cuestionen los hombres al mirarte. Que la paz de tu mirada se interrumpa por la falta de mi hombro apoyando tu cabeza, y que la intención de ser un caballero ecuestre por tus abrazos, se evapore lentamente, por que la intención rompe, mas allá de la expectativa de compartir mi vida y tu vida, con todo lo que nos usurpa incógnitamente, cuando nos queremos, y nos mensajeamos. Deja, que te quiera. Que te ame descontroladamente. Solo las noches. Solo los días. [Te invito a permanecer en el recuerdo, a querernos como siempre. O por lo menos, a frecuentarnos más a menudo, cuando quieras, cuando puedas] “Díganle a Ella, que la extraño…”
LXXIV Esta noche, vamos a hacer el amor cómo dos novatos A ser dichosos juntos, sin que nos mire nadie A provocarnos íntimamente con las manos Y dejar que la caricia húmeda de tus labios Se impaciente estupefactamente por mi boca y tu boca y tu mano y mi mano en la provocación más solemne y compacta, al tamaño de tus pechos, al tamaño de mi espalda Esta noche vamos a dejar que la inocencia se rellene De cataclismo mismo de los recelos instintivos perversitos para tus muslos y mis deseos descarriados Esta noche vamos a tocarnos los dientes hasta con el calor de los oídos por gritarnos A ser complemento carnal, para el material que nos sostiene efímeros en la patria potestad, de la seda biológicamente sustancial, para el roce de tus piernas Para el eclipse de tu vientre Para el desperfecto de tus rodillas Para el encuentro de tu cuerpo y de mi cuerpo Y todo yo te se, cuando nos rendimos, nos acabamos. Esta noche vamos a protegernos y a cuidarnos Esta noche vamos a recordarnos centímetro a centímetro En el despliegue de nuestros besos entregados En el marco paralelepípedo de lo extraño que resulta rescatarnos De la gravedad del mundo
De la gravedad de si extraĂąarnos Esta noche, vamos a hacer el amor Como locos, como amĂĄndonos Como si solo nos bastara esta noche para entregarnos Esta noche, vamos a olvidarnos
LXXV Besé cálidamente el parpado inmaculado de tu rostro Y este, estallo repentinamente de persecución libidinosa Besé a ciegas el cuello en que te sostienes pensante, permanente Y este, se impregno escandalosamente de mordiscos tormentosos y afónicos Besé con rabia sexual el ombligo de tu nacimiento Bese la calidez de tus senos al descubierto de mis deseos Y tu cuerpo, se desplazo invertidamente a la caricia mas profunda de mi sexo Besé la sensibilidad de tus pezones, de tu vientre Besé con lujuria e inquietísimo, la oblicuidad de tus oídos al instantáneo sonoro deslumbre de tus gozos afrodisiacos, de estilo infalible al roce de tus dedos sobre mi cabeza, sobre mis anhelos perversos de poseerte, acabarte, seducirte libremente Besé el néctar producido por tu lengua Y esta, se yuxtapuso al palmo incontrolable de mis dientes Besé la fragancia incubada de tus muslos en el tic tac de tus rodillas contraerse Besé al borde de revitalizar, la seda de tu piel al desenchufarse mortalmente del asesinado casi propenso de mis manos al sentirte llena, completa, satisfecha
Besé el contorno de tu frente Besé, la mañana en que te amaneciste propensa a un acto tormentoso, incurable; por la desgarrada piel de lima de mis besos Besé la suavidad de tus sueños De tus momentos Y tú, te completabas felizmente, en el parámetro de nosotros En el perímetro de nuestro bello encuentro
LXXVI Que senos tan vírgenes los que posees en tu cuerpo de marfil. Que delicadeza de la piel que los sobreguarda del frio inmenso, de la oscuridad extrovertida. Que fragancia hipnótica, la de tus pezones blandos al rozarles, el amor turbulento, de mis manos al desearles. Que voluptuosidad visible, de tus pechos embriagantes. Que quisquillo astral, infalible, de la aureola afrodisiaca que rodea tus bultitos chocolatosos. Que placer celeste, de tu vientre. Que copa proporcional de tu ombligo en el que bebo. Que curvatura exacta de tus glúteos placenteros. Que asfixia delirante, drogadicta y provocativa de tus fauces de hembra entre tus rodillas y tus gestos alucinógenos para mi canto en la mañana. Que belleza existencial, la de tu cuerpo, desnudo, por la madrugada. Que carácter de fémina imponente. Que propaganda efímera de tus dedos. Que ruptura indeleble de tus nudillos, sobre el yelmo de mi tórax, mi régimen corpulento. Que seda atorada componente, de hilos de tu cabello. Que basto color ingrato de tus golondrinas. Que atmosfera, que eje central en tus pantorrillas, en tu dolor lumbar. Que yugular afónica. Que sintonía la de tu risa al goce del ir y venir de los sexos contraídos. Que artefacto único de tu boca. Que estrecho el túnel de tus molares. Que aire, que aliento. Que angustia. Que realidad… Que misticismo. Que descripción.
LXXVII ¿Que sentiría tu medula ósea al ser tocada por mi lengua? Tu espina dorsal impregnarla dolosa, de lagrimas de cocodrilo Resentir al filo La presencia efímera, casi infecciosa De tus muslos rozar el enigma de lo contraproducente de mis manos Dando el paso, en tacto semejando error errante Y en desatino físico de tus dedos contando en tanto Al tanto de todo lo que produce mirarnos escandalosamente con los pies enredados En trabalenguas, en ebullición constante al dejarnos humectados por los pechos segregados de tanto consumo mismo de lo instintivo intimo, instintivamente intervenido por el llanto de tus muñecas desdobladas a la par del plano cartesiano de mi espalda sobre la delgadez ajena de la nube regordeta que nos sostiene ardientes, intermitentes, al besarnos tanto, tanto beso, tanto labio… ¿Qué produciría de mis mordeduras de espinazo en tu góndola anaranjada por piel de hembra recién teñida al canto de la mañana misma de mirarnos descansados? La contrariedad de la anatomía misma La desfachatez de la libido ante el cosmos de lo desconocido por nuestros mimos
La incredulidad de tu cuerpo en ritmo siguiendo el chirrido de mis pies al tambalearse tanto débiles constantes pasos de trotante, sobre la sonoridad arrítmica de tus gestos de satisfacción propensa, intacta, sospechosa ruborizada indeleblemente consternada, por la corrección del orgasmo sobre su significado, la disculpa del placer sobre el paso de nuestras manos al tocarnos Qué placer de tu rostro suave sobre mi piel de lima escamada misma para el paradigma de tu yugular, que ubicación detonante de tus pechos, que consternación de la duda por mirarte liquida, que miedo de perderte y tenerte sin sentirte ni quererte ¿Qué sentiría tu cerebelo al ser tocado por las yagas de mis manos, los surcos de tanto olvido mismo sobre la belleza de tus corneas y sentir la sien de tus tobillos, sobre la redondez de mis pantorrillas tibias? Que exquisitez, que delirio Tanto trato tango tengo tibio Tibio tango tengo trato tanto Danzar tanto bajo las perlas del cielo
LXXVIII “Para Ella, al 25 de agosto, y al aniversario” A los trecientos sesenta y cinco minutos de haberte encontrado Encontré el rastro a guiarme hasta la oblicuidad de tus labios para hablarte Encontré la ruta divina hasta tus ojos luminosos para mirarte La brecha y la nomenclatura dividida entre tu paladar y tu boca Para hallarte… Entre el vocablo de extrañarme y recordarte Entre cada punto de tu ser Encontré la posición exacta de tus pies al dirigirme Balancearme, sobre composiciones de jazz, dirigible gastronómico y minúsculas lecciones de Van Gogh en lienzos de minuciosa paz, armonía emocional… A los trecientos encontraría primero tus gustos Tus pasos y tus extraños deseos incorporados entre sonoros ritmos cardiacos Nervios asmáticos y pausas delineadas por miedo amor errante Detonante, entre parlante y tarde ambiciosa parte de extrañarte entre noches delirantes
Días de largo paso cortó para quererte entre los primeros sesenta y viceversa de lo primero al principio del comienzo Cada sesenta encontraría tu tacto para abrazarme Cada sesenta encontraría tu oído para escucharme, humildemente desenchufarme Cada sesenta, encontraría… la fascinación acústica para oírte y aconsejarte Cada sesenta encontraría, la visibilidad promiscua de adorarte suave, dulce mujer para enamórate, a cada sesenta, a cada sesenta para así comenzar a pensarte A cada cinco encontraría tu ritmo, tu sazón, tu tiempo y tu enorme visión terrenal Paso exacto para lo composición de tu periférica visión existencial Cinco a la hora de pensarte Cinco a la hora de llorarte Cinco a la hora de contarte los cabellos para enamorarme Cinco a la hora de escribirte para palparte Cinco a la hora de quererte a rayos para desubicarme Cinco a la hora de encontrarnos entre cada Cinco horas para descontrolarnos inútiles planos cartesianos en el punto exacto de plasmarnos involuntariamente
a la hora del té, del café, de la leche caliente, de la merienda bien recibida. A los trecientos sesenta y seis minutos de contar… Asemejaría el te quiero del comienzo Con la finalidad del querer quererte como te quiero queriéndote como quiera que se quiere alguien desde el comienzo del tiempo. [Corazón que te quiero corazón de melón]
IV Notas
LXXIX Fue entonces, que dedique mi poema a los patios populares y a la tradición corta de los eventos culturales de que no se, menos mal si… [Asquerosa] Pasa/y cuatro/entonces se crispa que para que/se recompensa con propina [CARTA ESCRITA POR UN PATO] En los lagos, de tercer mundo, no se ven niños, si no mastodontes. Pd: las caras de los ángeles, son más hermosas. [Con H] Hera hentonces huno de los hinnatos herguidos en el patio [Bajo el zaguán] LOS SENTIMIENTOS DE LOS POBRES LAS CONFIDENCIAS DE LAS AVES LA MIERDA DEL SISTEMA LOS SUEÑOS DE LOS MENDIGOS
[Encogimiento de hombros] Extraños, la deportación de los extraños. [Patio popular UNO] Pero son pocos y mienten, y los arbustos son pocos y mienten, y los ancianos son muchos y son arbustos, y los mentirosos son arbustos ancianos delirando, y los delirantes son muchos que mienten poco como los ancianos arbustos del parque y el parque anciano que deliran arbustos mentirosos, que son pocos como muchos que ganan y los que ganan, son pocos mentirosos arbustos del parque anciano delirantemente torpe como muchos/ ¿Y aquí?/ Aquí el aburrimiento. [Tradicionalmente corto, como todo] Por lo regular, no encuentras nada. [Toco tu boca, capitulo siete, Rayuela – Julio Cortázar] En el capitulo te mueres, de veras. [Menos mal si…] Si/si aquí/aquí será/será aquí menos mal… [Entrada y salida del espíritu]
Como los campos de deportados que gastados de pies regresan a sus hogares avergonzados por que no pudieron arrancar las rosas americanas y regresan entonces para cruzar el rio nuevamente y tratar de arrancar la rosa anhelada por los parientes. [Ahogados] Eventos culturales Que no son culturales Para la cultura Vaga De los eventos S煤per culturales [Ficci贸n ordinaria] Todos juntos comentamos las incidencias de aquel momento, que preferimos llevar nosotros el dolor a que lo lleven los patos, para que no sufran. EL SISTEMA EL MONOPOLIO LA BURLA LA VIDA DE ESOS LA VIDA DE NOSOTROS
Y ASÍ. [-arriba palabras de alguien] [-abajo palabras de ese alguien] LOS OLVIDADOS LOS RECORDADOS LOS MISERICORDIOSOS LOS ANFIBIOS LOS MANDADORES LOS PROTECTORES LOS CULOS LOS VIDRIOSOS LOS PEQUEÑOS LOS DE ACÁ [Una o dos veces]
Se cambian de papeles, se a単aden saborizantes diversos, una o dos veces fruta picada y como resultado, un buen ejercicio para la memoria. CON TINTA: Negra Roja Azul Y anotaciones variadas Sobre mas colores
LXXX Aquí la cosa es grave [Puras bobadas] GRAN TONTERIA La primera es como suerte La segunda igual [Y así] Aquí la cosa es grave Ni me tocó, lo sospeche La cosa es pareja La cosa es como lo de antes Cosas para finalizar
LXXXI Podría intentar dormir; con ojos cerrados. La práctica correspondiente es hacerlo así. Cómodamente. Si dormimos bastante tiempo boca abajo, es posible que uno se ahogue literalmente con el sueño entre la almohada. Técnicamente una desgracia. Un monolito desperdiciado a la par de cientos de ovejas descarriadas. Pero si se duerme el tiempo suficiente boca arriba, el sueño podrá deslizarse por entre los ojos del insomnio, levantar a diestra y siniestra las sabanas y penetrar entre sus tejidos. Una por una. Acostumbrarse a la luz apagada de la habitación terrestre y escabullirse entre las membranas del techo hasta la parte extrema del cielo y morir, caer en tirabuzón; caída ciega, debido a la hora. A los cinco minutos de más al abrir las canillas del sol y reventar de espanto. Originalmente, así es. Dormir de lado es la costumbre. Lo adecuado para mi cuello izquierdo, en ocasiones para mi pelvis derecha. La relajación proviene entonces de entre el equilibrio del sueño con la modesta vida ordinaria que llevo. Habitual lo es; despertar. Despejar las ideas soñando. Ideas compactas para imaginar, una nueva forma de cepillarse los dientes, preparar la camisa, alistar los utensilios de trabajo. Dirigirse, ir a la vereda de la realidad lentamente. Al final, no somos más que la idea de un buen sueño que soñó, ser realidad.
Artefactos; Objetos múltiples para la confrontación, es un pequeño documento presentado por la “Revista Espantapájaros” y por la pequeña casa editorial “Repetidas ediciones” Cuernavaca Morelos; México. Septiembre 2013