ALAS DE PLOMO

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ALAS DE PLOMO

Poemas de JULIÁN ALONSO Ilustraciones de GREGORIO ANTOLÍN


ALAS DE PLOMO (Crónicas de un tiempo inhóspito) Poemas de Julián Alonso Ilustraciones de Gregorio Antolín




Siempre quise volar. El vuelo fue muy pronto un sueño recurrente. Planeaba seguro por el aire con el mundo allá abajo, pista de aterrizaje para un lento descenso. Tanto era mi deseo Que un día, al despertar, me habían crecido alas: unas alas de plomo. Desde entonces las llevo pegadas a la espalda. Estoy anclado al suelo.



LA MAÑANA EN QUE ESTUVIMOS A PUNTO DE ARREGLAR EL MUNDO Me declaro romántico voraz y empedernido. Mis amigos lo saben: Silva, Antolín, Luis Ángel, Juan Manuel, Feli, Marion… Todos ellos conocen –algunos ya no estánque se me fue la fuerza por la boca tantas veces, que he perdido la cuenta, pero aquella mañana, hace ya tanto tiempo, parecía inminente que todo iba a cambiar. Las antiguas consignas parecían posibles, el sol brillaba alegre y la gente cantaba. Cualquier desconocido era tu nuevo amigo. Cantábamos a gritos el “No nos moverán” o “La Internacional” o “A las barricadas”. Creíamos que al fin –la fe mueve montañasalgo iba a suceder. ¡Uff! casi se tocaba con los dedos. Sentía el hormigueo que precede al calambre y de repente, sin explicarme cómo, todo volvió a su sitio y los desconocidos eran desconocidos y el sol ya no brillaba y todas las consignas, sonaban a gastadas, hasta a ingenuas y todo era una utopía naif, un poco hippie y pasó la mañana sin que nada ocurriera.



LA TARDE EN QUE CASI ESCALÉ EL EVEREST Uno, con veinte años, se cree capaz de todo, invulnerable, pero a veces los sueños se trastocan, son demasiado altos. Un día, por ejemplo, me levanté temprano casi de madrugada, con tiempo suficiente para hacer cualquier cosa. Hasta canté en la ducha, desayuné, me puse la chaqueta, bajé de dos en dos los escalones y así llegué a la calle, con toda la energía –ya lo he dichode aquellos veinte años y la cabeza llena de vagas ilusiones. Enfilé por la calle que da a la catedral como quien acomete el tranquilo camino al campamento base. Así seguí la ruta a la calle Mayor, pero por dentro notaba ya el pinchazo. Me iba desinflando como un globo en las manos de un niño. La cruda realidad –el mal de altura de todo proletario- se iba imponiendo como cada mañana, cada día, como cualquier semana, cualquier año. Y consiguió imponerse nuevamente. Aquella tarde, tampoco escalaría el Everest.



LA NOCHE EN QUE CASI CONOCÍ A LA MUJER DE MIS SUEÑOS Me pasé muchos años modelando la mujer ideal, la que habitaba en mis mejores sueños, entre tanto tuve muchas amigas. Me enamoré de todas -ahora puedo decirloTodas ellas tenían algo que me gustaba y me decía: ¿alguna vez encontraré a aquella que lo reúna todo y se fijará en mí? Entre tanto, las iba descartando una tras otra -¿debo decir perdiendo?y transcurría el tiempo sin que ocurriera nada. Desgastaba la noche de cerveza en cerveza hasta la madrugada, sin ningún resultado. No frecuentábamos, lo sé, los mismos bares tristes y cuando al fin veía a la mujer de mi vida, siempre iba acompañada o esperaba a alguien que jamás era yo. Podría jurar que hubo muchas noches en las que estuve a punto de lograrlo, aunque siempre me daba por vencido. Ahora, con el paso de los años, consigo verlo claro y he sacado mis propias conclusiones, pero ya no me importa, porque a veces la realidad y el sueño caminan de la mano. Ya lo dijo el poeta y tenía razón: “…que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son”.



ALAS DE PLOMO (Crónicas de un tiempo inhóspito), de Julián Alonso y Gregorio Antolín, fue editado virtualmente el 20 de noviembre de 2019, día del octogésimo tercer aniversario de la muerte de San Buenaventura Durruti.



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