JULIĂ N ALONSO
Como un lento veneno
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Datos del autor: Julián Alonso, Palencia 1955. Licenciado en Geografía e Historia, su actividad se dispersa en diversos ámbitos. Figura entre otras antologías y obras colectivas en las visuales “Poesía Experimental Española ante el nuevo milenio” (Art-Eragin - Vitoria, 1999), “PHAYUM Poéticas Visuales”, Benicarló, 2000, “El color en la Poesía Visual (Antología consultada)”, Madrid, 2001, “Antología de Poesia Experimental española 1963-2004” (Editorial Mare Nostrum. Madrid, 2004). “Poesía Visual Española (Antología Incompleta” Ed. Calambur, Madrid 2007, “Cinco miradas” Universidad de León 2009 y en los especiales dedicados a poesía visual española de las revistas “Ínsula”, “Zurgai”, “Ánfora Nova” y “Cuadernos del Matemático”, así como en las convencionales “Avalon” (muestra poética en español e inglés (Astrolabio / Universidad de Sheaffield), “Espacio Colectivo (Poetas del grupo Astrolabio)” (Endymión 1996), “La Soledad de un Mundo” (Asociación Colegiada de Escritores, 1999), “Aldea Poética II” (Ed. Ópera Prima, 2000), “19 Poetas (Antología de Poetas palentinos del siglo XX)”. Aretusa (Palencia, 2000), “Al aire nuevo (Antología de Nueva Poesía Española)”. México, 2001, etc. Formó parte del “Grupo poético Astrolabio”, desde 1992 hasta 1996. Ha publicado, entre otros, el libro de relatos “República de los Sueños” (1991), los de poesía, “Diario de Abril” (1992) “Arquitextura” (Premio Provincia de Guadalajara 1993), “Trampas de la memoria” (premio Ciudad de Benicarló), “Pasos en la arena” (Palencia, 2008), y numerosas plaquettes y cuadernillos como “CAFÉ” (1995, junto a L.E. Aute), “Cuando soy el otro” (1996), “El tiempo es un pájaro amarillo” (con Pablo Guerrero) 2002, “Calle Mayor” (2002), “Blues del recuerdo” (2011) (con Ángel Cuesta) “Aunque me veas” (con Javier Arribas) 2011, “En la memoria canta un pájaro” (con Narciso Maisterra) o los visules “Collage Poemas” (1993), “Disolución” (1994), “Diez Poemas Banales” (1997), “Disidencias” (1998) o el CD-Rom “Golpes de Viento”, que reúne su obra experimental entre 1990 y 2004. En 2001 obtuvo el “Premio de Periodismo “Mariano del Mazo”. Fue pregonero literario en las Fiestas de San Antolín 2008 de Palencia y colabora habitualmente con el diario “El Norte de Castilla” , desde hace doce años. Es miembro y vocal de ACyLCA (“Asociación de Críticos de Arte de Castilla y León”), AECA (“Asociación Española de Críticos de Arte”) y coordinador literario y de contenidos del proyecto “Soñando Futuros” de la fundación FORCAL.
JULIÁN ALONSO
Como un lento veneno Selección del autor Introducción y dibujo de cubierta de Luis Eduardo Aute
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Idea, diseño y dirección: Julián Alonso © los autores Imprime: ZAMART Ilustración de portada: Luis Eduardo Aute Depósito Legal: P/2012
Julián Alonso
PROLOGUILLO PARA “COMO UN LENTO VENENO” De Julián Alonso
Qué difícil escribir sobre palabras ajenas que uno mismo hubiera escrito. Así me sucede con este puñado de poemas compuestos por Julián Alonso.
Qué decir cuando la identificación con esas palabras es absoluta. Dice el poeta: "El aire es una danza de silencio"... Tras la lectura de "Como un lento veneno" me atrevería a manipuparafrasearle con algo así como: tu poesía es una danza del aire en el silencio y el resto es "chino" menos las palabras de tus labios / inventando el idioma de la poesía, por lo que mi apetencia más primaria seria la de acudir al silencio porque ese es el aire que me provoca esta lenta y venenosa danza poética. Pero me han invitado a bailar con estas palabras de Julián. Y me ocurre que las miro y ya se han ido porque "las queríamos tanto / que no nos atrevimos a quererlas" no fuera que nos abandonaran una vez más, para dejarnos hechos sombra, ceniza y viento.
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Como un lento veneno
A mi entender, el silencio pudiera aproximarse al alma más recóndita del cuerpo poético. Y esto se manifiesta en este poemario con cuya alma, ánima en estado de autodescomplaciente des-ánimo, me identifico plenamente. Es un alma limpia, desnuda, trans-lúcida, espejo donde uno se mira, en reflexión, pensando que la ciudad (eso que ya nos suena a "chino") envejece con uno mismo, si es que no muere antes. Admiro y envidio la dócil elegancia de este poeta paseante que se aleja danzando con su sombra de ceniza y viento por la calle Mayor de la Poesía: "Y seguiré fielmente la predestinación, como un rebaño manso marchando al matadero".
Luis Eduardo Aute
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Julián Alonso
CARAMELO Primero se desdobla el envoltorio con sumo mimo. Observas lo que hay dentro. Lo coges con los dedos, compruebas su sabor, expertamente, tan sólo con la punta de la lengua, lo introduces con cuidado en la boca y paladeas con gula, diluyendo en la saliva, deleitándote en él, igual que un niño, hasta que lo asimila tu cerebro o bien tu corazón. Así se gusta, -se degusta- un poema. Nunca encuentras dos del mismo sabor, de igual textura.
Unas veces es dulce. Otras amargo.
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Como un lento veneno
...“y lo demás, está en chino y yo no lo sé.” (Louis Aragon)
La noche es toda luz en tus caricias. Es toda luna llena, toda viernes, en la cómplice voz de Leonard Cohen en la guitarra azul de B. B. King atacando un blues triste, en los besos robados al olvido, en el tacto, tal vez recuperado de un largo déficit de amor y de sonrisas, recorriendo la piel como un calambre. Y es hermoso pensar que todo esto al menos ha de hacerte sentir viva. Y es hermoso pensar que aquella noche todo sonaba a chino, todo, menos tus labios y mis labios inventando el idioma de los besos. De “Arquitextura”
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Julián Alonso
Es lenta la agonía de estas hojas cayendo sobre un trozo del otoño en donde tú no estás. ¿Acaso sueñas en este mismo instante en que yo escribo con otras hojas muertas y otro otoño tan vacío y tan triste como éste?.
De “Arquitextura”
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Como un lento veneno
Te llamo y cuando llegas no eres tú. Resbalo por tu cuerpo en busca de los signos que antes reconocía y no estás en el vello erizado, en ese sudor frío, en el calambre de pájaro nervioso que habitaba tus vértebras al roce de mis manos.
Te miro y ya te has ido.
De “Trampas de la memoria”
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Julián Alonso
Ser algo inerte, piedra, mota de polvo, nada; la moneda común en quien nadie repara, un silbido en el viento, esa hoja que cae, el papel arrugado de una carta de amor en tus manos nerviosas.
De “Trampas de la memoria”
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Como un lento veneno
Arrojémonos a nuestros vacíos. Suicidémonos hasta leer en la prensa de la tarde: "Murieron de una sobredosis de poesía". Redescubrámonos a cada instante. Inventémonos de nuevo, en esas horas de no saber qué hacer, mientras el pez que nada en nuestra mesa naufraga entre los humos del tabaco.
De “Trampas de la memoria”
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Julián Alonso
Soy un nómada. Planto mi tienda en ti, no sé por cuántas lunas; único oasis en la ciudad hostil, agua en que abrevan mis camellos, lugar seguro entre tanto desierto de cláxones y asfalto. Despierto en ti cada mañana provisional e intacto, abrigado a la sombra frutal de tus palmeras y me siento seguro. Soy un nómada. Un día partiré buscando nuevos pastos. Juntaré mis ganados, levantaré mis jaimas, te llevaré conmigo. De “Pasos en la arena”
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Como un lento veneno
DRÁCULA En los portales de Baker Street, tras los árboles de Hyde Park, por las esquinas del Soho acecha el cazador furtivo. Su ritual despliega -abanico de niebla y filos de cristal, leves pasos felinos, delgadas manos de jugador de naipes-, el aire es una danza de silencio en la ciudad vacía.
Quienes pueden contarlo aseguran que han visto en sus ojos insomnes el paisaje nevado de los Cárpatos.
De “Cuando soy el otro”
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VERANO DEL 78
Para Juanma, Luis Angel y otros muchos.
Leíamos poesía y hablábamos del mar por no hacer el amor. No era cosa de renunciar al cielo por una bagatela. Compartíamos cama castamente, orgullosos de ser tan formalitos, de que las chicas se sintieran seguras con nosotros de no hacer nada luego irreparable. Ellas ligaban con desconocidos. Años más tarde nos dirían que, enfermas de un amor ya perentorio, debían aliviarlo con extraños; que éramos poco menos que maricas pero teníamos coche y a veces las pagábamos el cine,
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Como un lento veneno
bocadillos, refrescos, recitales de música protesta y por su cumpleaños pulseritas compradas a los hippies.
Tan desprendidos éramos aquel verano del 78.
Las queríamos tanto que no nos atrevimos a quererlas.
De “Veranos”
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TEMPUS FUGIT Vendería mi alma al mismísimo diablo por ser tu mini short o tu bikini azul, El autobús que cada media hora pasa junto a tu puerta, el libro de latín que aprietas en tu pecho o la fotografía del artista de moda que nunca seré yo; el oso de peluche que comparte tu cama, el cepillo de dientes que, sin pudor, se instala en tu boca de menta; el chico de la moto, que pintó en su cuaderno un corazón flechado con tu nombre y al que siempre sonríes al pasar a su lado; pero, por una sola cosa renunciaría a todo: tener veinte años menos.
El tiempo haría el resto.
De “Poemas del perdedor”
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Náufragos en la noche, robinsones por los mares del Sur y del deseo, pobres enamorados sin amante cruzando la ciudad a la deriva a punto ya de hundirnos en el lumpen.
Las jarras de cerveza, olas de espuma, nos trababan la voz y la barra del bar era un río de besos y de barcos llevándose el dolor hacia otras islas.
De “Poemas del perdedor”
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LA SONRISA DE KROISOS “Permanece triste y en pie junto a la tumba del fallecido Kroisos, luchador de primera línea a quien el tempestuoso Ares ha arrebatado” (Estela funeraria griega - siglo VI a.C.)
Me río de vosotros que me creísteis héroe porque entregué mi vida en una guerra inútil. ¡Si supierais que el Hades es un mundo de hielo, que no hay ningún Caronte aguardando en la orilla y el óbolo en mi boca es un cobre oxidado!. ¡Cómo echo de menos la brisa de la tarde, el suave balanceo de las naves cargadas, el calor de una hoguera, las laderas de olivos!. Si esta quietud azul me traspasa los huesos ¿por qué alzáis en mi tumba estelas de victoria?. ¡Si supierais que nada vale más que una brizna barrida por el viento!. Me río de vosotros que me creísteis dios, que me creísteis héroe. Nunca supisteis nada, no quisisteis saberlo. Era un joven cobarde llamado por la muerte. Sólo soy una sombra. Seré ceniza y viento. De “Barro en el barro”
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Me refiero a un lugar sin habitantes. Allí los días son grises, del color enfermizo de la decrepitud. Los viajeros creen estar dormidos y sueñan con banderas del color de la sangre Podría confesaros que no soy lo que fui y os estaría engañando. Poblábamos los sábados la esquina del correo y encontramos mensajes que iban sin remite mas, supimos los nombres de las ratas y todas sus guaridas. Quisimos asaltarlas sólo por amistad, a riesgo de una vida prestada en alquiler a viejos himnos. Miré para otro lado y Roma estaba ardiendo. A veces pongo en duda que fuéramos tan jóvenes. Alguien pedía auxilio
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y nosotros cantábamos. No cabe más quincalla en nuestros corazones: un vino que es vinagre, pañoletas de fiesta, una baraja donde todo son bastos, calderilla, el oro de los tontos. Hay momentos propicios al recuerdo a salvo de testigos, en que podría señalar uno por uno, a todos los culpables; elaborar un plan para incendiar el mundo; llamar a cada puerta sin nada que vender, con la mano extendida como haría un mendigo que nunca espera nada. Pero aún no es el día. Corren por la ciudad los coches del desguace -un 127, un Simca 1000llevándose los sueños. Ya os dije que hablaba de un lugar deshabitado. De “Calles deshabitadas por la lluvia”
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CALLE MAYOR Con lento tomavistas repasas las fachadas de la Calle Mayor, el balcón oxidado en que no reparabas, la oscura galería de los cristales rotos donde reina el pasado y la devastación, los atlantes de yeso sustentando la tarde. Te preguntas por qué no te fijaste nunca en aquella ventana de raídos visillos, el rótulo anticuado de la ferretería, las repetidas placas del "Seguro de incendios", los números tachados de los viejos portales. Detienes tu periplo en el escaparate que refleja la imagen de un ser desconocido, con tus mismas facciones. Le miras a los ojos. Piensas que la ciudad envejece contigo. De “Estas piedras”
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Mi biografía no es nada interesante: mil batallas perdidas, algunas antes de ser libradas, quizás por cobardía, quizás por timidez o por molicie. Aún no me atrevo a decir el por qué, a reconocer que todo este fracaso dura cincuenta años y alguno más le queda porque ya no hay remedio. Siempre estuve enrolado a ideas perdedoras, pero ¡tan luminosas! que sería imposible no cegarse con ellas. Por eso soy un topo caminando en la noche, a tientas por la vida, a tientas como un ciego que dice: “¡yo lo he visto!” y nunca verá nada. Así soy yo. Ya veis qué poca cosa. Día a día trabajando en tareas sin ningún beneficio. Lo digo y no me creen porque mi foto sale en el diario local
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Como un lento veneno
saludando al alcalde o a un escritor famoso, recibiendo algún premio, opinando de algo que a ninguno le importa. Pero ¿ese soy yo?. Mi madre está orgullosa. Se piensa que su hijo es alguien importante y por más que le cuento mis fracasos, me termina diciendo ”Anda, calla. Ya estamos, tu siempre tan bromista”. No hay quien la convenza, porque para una madre su hijo es lo primero. Pero yo sé que es cierto aunque duela decirlo y no lo reconozca ni enfrente del espejo, para que el falso azogue que sustenta mi vida no acabe desconchado, acaso roto. Aunque siga peleando contra viento y marea, aunque me venza el sueño mientras otros calculan por mi, otros deciden mi lugar en el mundo. Y seguiré fielmente la predestinación, como un rebaño manso marchando al matadero. De “¿Quién te ha dicho que hables?”
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Ligero y joven como fuiste, hermoso, espejado en un tiempo que envolvió el calendario, congeladas palabras saliendo de tu boca. Aprietas la nostalgia, la arrugas, la masticas, tratas de digerirla y tiemblas, te refugias detrás de los papeles, en la mirada que el tiempo fosiliza, en el silencio. Yo te acompaño y veo lo que tu ya no miras: las vacías praderas de cuando éramos niños. De “Todos los regresos”
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“COMO UN LENTO VENENO”, de Julián Alonso, salió de imprenta el 31 de diciembre de 2012, como número 20 de la colección “CUATRO CANTONES” que, dirigida por el autor, edita la “Fundacíón Díaz Caneja” de Palencia.