Dep. legal: P-44/2021 Todas las obras son propiedad de sus autores
2021
Hay dos hechos comunes que caracterizan a todos los monstruos y son, de algún modo, los nexos que unen las obras y textos que conforman esta exposición: la soledad y el desconocimiento. De ese amargo cóctel surgen y cobran vida todos nuestros fantasmas y esa es la fría copa que han de beber hasta las heces todos los seres singulares y extraños que pueblan nuestra vida cotidiana, la literatura, la mitología, el cine, y, en general, la imaginación de los seres humanos que a través de los siglos los hemos creado y dado forma. Incluso los monstruos abstractos, los que no tienen cuerpo pero son una idea que hace sufrir a quienes padecen sus consecuencias, participan de algún modo de soledad y desconocimiento que nos aterroriza. Como dice Jesús Aparicio en dos versos definitorios, “no son los monstruos seres sin corazón / sino que lo poseen en exceso”. En general, son individuos débiles, temerosos, tímidos, que tratan de romper las barreras de su propia singularidad a fuerza de reacciones extemporáneas que no hacen sino provocar un mayor rechazo entre quienes saben de su existencia. Es la pescadilla que se muerde la cola, el miedo a sus miedos, que son nuestros miedos propios y se erigen como una barrera infranqueable, aunque a veces dejen un resquicio al conocimiento y a la ternura ante quienes son, desde el mismo instante de su nacimiento, unos perdedores que resisten parapetados en su singularidad para que no se les note el miedo atroz que sienten ante aquellos que nos consideramos “normales”. ¿Estamos seguros de que lo somos?
DRÁCULA En los portales de Baker Street, tras los árboles de Hyde Park, por las esquinas del Soho acecha el cazador furtivo. Su ritual despliega -abanico de niebla y filos de cristal, leves pasos felinos, delgadas manos de jugador de naipes-, el aire es una danza de silencio en la ciudad vacía. Quienes pueden contarlo aseguran que ha visto en sus ojos insomnes el paisaje nevado de los Cárpatos.
JECKYLL Sólo soy yo cuando soy el otro.
Obra de Gregorio Antolín
FRANKENSTEIN Soy un ser singular, el producto febril de un doctor loco. Mi vida nada vale. Huir es mi destino. El miedo me acompaña, soy un ser singular, un desgraciado. Me enamoré de una mujer casada -Mary era su nombre-. Recitaba en mi oído poemas de Lord Byron que eran largos cuchillos cercenándome el pecho. Tuve que abandonarla. No sé por qué le cuento cosas que no le importan. Disculpe. La soledad me pesa como una losa fría. Máteme, señor, y hará una buena obra.
Obra de Félix de la Vega
Obra de Narciso Maisterra
NELL Nell huyó en silencio, al jardín interior de su insoportable lucidez. A ciegas extiendo las manos y no la toco. Cada vez más lejos, monstruosamente ajena aunque esté junto a mí, conversa con los gatos y con las estaciones. Al invierno le habla de sí misma desnuda y temblorosa. Nieva en su pelo y ella sonríe.
HOMBRE ELEFANTE ¡Que no enciendan la luz! ¡Que no me roben este país en sombra donde están mis dominios! En ellos soy hermoso como un David de mármol. Sin ellos me disuelvo, muero, desaparezco. ¡Que no enciendan la luz, que nadie venga a interrumpir el sueño de un mundo sin espejos!
Obra de Amando Cuellas
Obra de Narciso Maisterra
PROMETEO Tu generosidad creó al peor de los monstruos. Mala arcilla elegiste para llenar sus manos de herramientas de muerte. Si soñabas al hombre a imagen de los dioses, el reflejo tomaste en un espejo roto. Nunca Zeus halló mejor motivo para lanzar su ira. Pequeño fue el castigo a tu inconsciencia.
Obra de Yegor Kovalchuk
LOS AMANTES Humanos hasta el dolor, monstruos de nuestra propia felicidad, exiliados de un mundo que proscribe el instinto y erige pedestales a los dioses más tristes, sufrimos hasta el gozo, mas, gozamos a riesgo de incurrir en una culpa absurda.
POLIFEMO No te vayas, Ulises, ¿quién llenará mi tiempo en esta isla vacía? ¿Con quién conversaré, quién contará la historia de los héroes muertos, de tierras que ya nunca podrá ver mi ojo ciego? No te vayas, no escuches los cantos de sirena. Ítaca no existe. Mas, si a pesar de todo decides la partida, sé piadoso conmigo. No soporto la dura soledad de este lugar perdido.
Obra de Adolfo revuelta
Obra de Vicente Mateo
EL BAHAMUT En el espejo veo un ser imaginario, - tal vez un Bahamut o tal vez yo -. Veo un hombre de nieve al fondo del espejo. Cuando cierro los ojos, se derrite y vuelve a aparecer transmutado en ardilla que se sube a mi hombro. Un gesto de mi mano y cae rodando al suelo como un trozo de caspa para ingresar de nuevo en el espejo donde el Bahamut habita. Entonces mi reflejo resplandece, la boca de Kalak despide fuego y el desierto de Arabia se derrama en mi cuarto. Un pez sostiene el mundo.
Obra de Ángel Cuesta
MUJER PANTERA Hubiera dado la vida por ella. ¡Cuántas veces mentí a la policía cuando el rastro de sangre llegaba hasta el portal y el volumen de la radio ocultaba su jadeo en la habitación contigua!. Fue un amor destructivo; sus uñas en mi espalda así lo testifican. Huérfano de sus curvas felinas, paseo solo por Central Park y la imagino lejos, en otra noche fría, cuerpo roto entre cristales rotos, fotografía de portada –feo agujero de nueve milímetrosen todos los periódicos: “Mujer muerta en extrañas circunstancias”. La sonrisa de la liberación dibujada en su rostro.
Obra de Ángel Cuesta
HOMBRE LOBO Abre dos ojos grandes, redondos como lunas de un amarillo sucio. En el cielo nocturno de su rostro aterrado brilla inasible el miedo con destellos de plata. Sabe inútil la huida. La luz en la ventana es un imán de muerte que le atrae sin remedio. Oculta la cabeza y se araña la cara con la crueldad de un ciego. Algunas veces llora. Agazapada y fría una pistola espera.
Obra de Rosa Alonso
HOMBRE INVISIBLE Estoy aquí, en el lugar sin nombre donde la luz habita y el hielo es un recuerdo desteñido de azul.
HANNIBAL Podría devorarle el corazón, comerme dedo a dedo sus manos de princesa, beber el oro rojo de su sangre en cáliz de cristal. Llegaría por ella a la enajenación. La amo tanto, que sería capaz de dejarla vivir.
EL INNOMBRADO Cuando cierro los ojos, él está allí. Pequeño y terrible, habita dentro de mis párpados. Agazapado, acechante, vigilando el más mínimo [atisbo de felicidad, el miedo sin nombre espera. Es paciente. Sabe que con el sueño cerraremos los ojos y entraremos en los dominios de su pavor. En la oscuridad guarda -con estoicismo infinitoquien jamás fue nombrado.
Se imprimió en Palencia en la primavera de 2021, año II de la Pandemia Edición numerada y no venal de 100 ejemplares Ejemplar _____/100