EXTREMO Magazine #63

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GORRA BLACA TREKKING Y ESQUÍES Nieve, hielo y fuera de pista en el Campo de Hielo Sur. TURQUIA

SALTA

EL CALAFATE

PUERTO PÍRAMIDES

Viaje en Volcán Quads & Cabalgata y ballenas Quewar MTB Globo


En este número:

OVERDESIGN | Ediciones Suipacha 3042 - S3000AZT Santa Fe - Argentina

#10

GORRA BLANCA Hielo, nieve y esquí fuera de pista.

Tel: +54 (342) 4810470

#24

TURQUIA Globos en Capadocia.

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#38

Salta Desafiando al volcán Quewar.

andres@extremonline.com

#58

Proyecto 7 Cumbres Pirámide de Carstensz.

Lic. Ma. Milagros Vigil

#66

RAFTING En la tierra del sol y del buen vino.

ADMINISTRACIÓN

#84

EL CALAFATE Quads & MTB.

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info@extremonline.com www.extremonline.com EDITOR RESPONSABLE Andrés A. Peña ..................................................................................... EDICIÓN mili@extremonline.com ..................................................................................... CPN · Eugenia Ceriani administracion@extremonline.com Representantes Buenos aire Patricia Gattelli pmgattelli@fibertel.com.ar ..................................................................................

Además...

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Los editores no se hacen responsables por el contenido de las notas firmadas, ni por los mensajes publicitarios de los anunciantes. Para extraer material de esta edición, en forma parcial o total, se ruega citar la fuente del medio y de los firmantes.

Andrés Hillar; David Auday; Merlín Lipschitz; Ricardo ‹Pony› Solari; Matías y Pablo

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Barberis; Ricardo Darío Birn; María Alejandra Vargas; Andrés Cantelli y José Caputto.

Rev. 63 [Mayo/Junio 2015]


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Núria Picas, campeona del mundo de ultratrails y miembro del BUFF® PRO TEAM, y el alpinista Ferran Latorre se han unido para lograr hacer cumbre en el Makalu (8.463 m), la quinta montaña más alta del planeta. La experiencia quedará recogida en un documental. Nuria Picas y Ferran Latorre buscan ascender los 14 ocho miles del planeta. Ahora se encuentran en Katmandí, y tienen previsto llegar al campo base del Makalu alrededor del 20 de abril. Tras unas semanas de aclimatamiento y conocimiento del terreno, se prevé que el intento de cumbre se lleve a cabo entre el 15 y el 20 de mayo. El equipo pretende escalar la ruta original de la primera ascensión, en 1955, llevada a cabo por la expedición francesa liderada por el mítico Lionel Terray. BUFF® participa activamente en la expedición #BUFF®Makalu apoyando la aventura de Núria Picas y participando en la producción del documental. Parte de la colección de gorros y tubulares destinados a la protección del frío y viento en condiciones extremas de la marca, forman parte del equipamiento imprescindible para esta aventura que encaja tan bien con el espíritu NON FLAT de la marca.

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EL CHALTEN Textos: Andrés Hillar. Fotografías: David Auday, Merlín Lipschitz y Andrés Hillar. Edición de fotografía: Susana Lagger

El cerro Gorra Blanca (2.907 msnm) ofrece una expedición muy atractiva que comienza con la entrada al Campo de Hielo Sur por el Paso Marconi, y continúa con una escalada en hielo y nieve para acceder a su cumbre. Como si esto fuera poco, nosotros le agregamos la variante de transformar ese paisaje en una pista de esquí, con una de las mejores vistas que existen en la Patagonia. ¡Una combinación irresistible! Tarde de domingo. Después de dos días en El Chaltén esperando una ventana de buen tiempo para intentar el cerro Gorra Blanca, nos estábamos poniendo un tanto ansiosos. Habíamos aprovechado el buen clima del sábado para hacer un trekking al Paso del Cuadrado, pero nuestro objetivo se estaba haciendo esperar. Éramos 3 en el grupo: amigo y compañero de aventuras David Auday, Merlín Lipschitz, de Mountaineering Patagonia (un experimentado escalador y prestigioso guía de montaña oriundo de Bariloche, que hizo de El Chaltén su hogar hace ya muchos años), y yo, Andrés Hillar, ingeniero y montañista en mis tiempos libres. Afuera: cielo cerrado, frío y viento de más de 90 km/h.

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Adentro: mates compartidos en el comedor del hostel, mientras discutimos las ventajas y desventajas de hacer la expedición con esquíes de travesía… Corre octubre, la nieve de principios primavera es firme y nos ofrece una buena superficie para deslizarnos. Pero llevar esquíes en la mochila significa bastante peso extra, y para los tramos de escalada con crampones, las botas de esquí de travesía son mas rígidas e incómodas que nuestras botas de montañismo. Merlín, uno de los primeros montañistas de El Chaltén que se aventuró al esquí fuera de pista en las montañas que rodean a su pueblo, nos convence de que todo eso se paga con creces: podremos movernos mucho más rápido, tanto en ascenso como en des-

censo, una vez que entremos en el campo de hielo continental. La sola idea de pensar en esquiar las laderas del Gorra Blanca cubiertas de nieve virgen se me hace irresistible. Le cuesta poco convencernos y en unos minutos decidimos que vamos a vivir nuestra primera experiencia de esquí fuera de pista. Esa tarde, Wind Guru nos trajo buenas noticias: tendríamos una ventana de buen clima desde el martes por la tarde hasta el miércoles. Esto requería subir el lunes con vientos fuertes y bajar el viernes, muy probablemente con tormenta. Pero una ventana de buen tiempo era lo que necesitábamos para nuestro intento de cumbre. Estaba decidido y teníamos un plan: saldríamos por la mañana. Preparamos lo que restaba del equipo… y a descansar.


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Lenta y sutil transición patagónica de la tarde a la noche... Mientras la lectura me ayuda a matar el tiempo de espera, me pierdo en la historia de la búsqueda desesperada de Tengo y Aomame, los personajes de 1Q84, la novela de Murakami que me acompañó en aquellos días. A ellos, nada les importa más que volver a encontrarse 20 años después. Viven solo para eso. No puedo más que pensar en mi propia búsqueda y siento envidia de tanta certeza: me pregunto si alguna vez podré encontrar las respuestas que cada vez que piso las montañas siento que vengo a buscar. Parecen estar tan al alcance de la mano… pero después tan fácilmente se escurren por los atajos de la vida que transcurre allá abajo, en ese mundo extraño de carreteras y autos, electricidad y petróleo, ciudades y luces. Arriba todo parece más claro, solo nieve y hielo, cielo y nubes y muchas más estrellas de las que pueda contar. No se si dónde están las respuestas… Creo que la meta de llegar es sólo la excusa que me invento para transitar el camino. Y ese camino es la vida. We don't care if Monday's blue El día comienza en el puesto de Gendarmería de El Chaltén, donde tenemos que hacer «migraciones». La cumbre del Gorra Blanca es límite internacional y la ruta de ascenso es por el sur-oeste, ingresando en territorio chileno. El trámite es sencillo pero obligatorio. Cargamos unas empanadas para el primer almuerzo y comenzamos un viaje de 30 minutos en camioneta hasta el lugar de inicio de nuestra marcha. Llegar a la playita, el primer campamento, es un hermoso trekking para acercarse a las puertas del glaciar Marconi. Las tres horas que toma llegar desde el Puente del Río Eléctrico, punto donde comienza nuestra caminata, hasta Piedra del Fraile, transcurren por un bosque que nos protege bastante bien del viento, aunque de vez en cuando las puntas de los esquíes que sobresalen por encima de nuestras cabezas, se enganchan en las ramas bajas y nos obligaban a un paso que luce más a vals que a montañismo. En Piedra del Fraile tenemos que pagar el inevitable derecho para transitar por esta área privada que no pertenece al Parque Nacional Los Glaciares… Desde allí marchamos bordeando el Lago Eléctrico, siempre por su margen izquierda, hasta lo que parece ser el fin del lago... Pero no lo es: hay que ascender hacia la derecha para atravesar una península y finalmente llegar al campamento «La Playita», en la margen Oeste del lago, a 565 msnm. El campamento, que nos recibe sin ocupantes, está protegido por una pared de piedra, tiene agua del Río Eléctrico Superior muy cerca y hay una buena cantidad de pircas para instalar carpas.

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Llegando a Piedra del Fraile desde el puente del Rio Eléctrico.

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Campamento en Piedra del Fraile.

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Saliendo del campamento ‹La Playita›, el segundo día de expedición.


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Martes en el campo de hielo sur. Plan para el segundo día: pasar de la piedra al glaciar, entrar en el Campo de Hielo Sur para acercarnos a la base del Gorra Blanca y hacer noche en el Refugio García Soto ubicado ya en territorio Chileno, a 1.587 msnm. El refugio es una muy buena alternativa para hacer base y desde allí atacar la cumbre del cerro, un desnivel de algo más de 1.300 m. Comenzamos la marcha por un sendero de roca dejando atrás el Lago Eléctrico, bordeando siempre el río Eléctrico Superior por la margen Sur. Después de un rato llegamos a la laguna Marconi, al pie del glaciar homónimo. Merlín nos cuenta que hace tan solo 20 años, cuando llegó al lugar por primera

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vez, esa laguna no existía y que en su lugar había parte del glaciar. Una evidencia más del retroceso que están sufriendo los glaciares. Lentamente los humanos nos vamos convenciendo de que se debe al calentamiento global que nosotros mismos estamos generando. Lamentablemente, todavía no hacemos demasiado esfuerzo para revertirlo. Subimos al glaciar Marconi con botas, transitando por sus partes más estables. Adelante, el terreno comenzó a agrietarse y debimos pasar a los crampones, cambiar los bastones por piquetas y encordarnos para atravesar las partes más técnicas del glaciar. Llegando al Paso Marconi pasamos a los esquíes de travesía… En ascenso se usan

A 400m. de la cumbre dejamos los esquíes y nos preparamos para el tramo de hielo.

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con «piel de foca», que permite la adherencia a la nieve o al hielo. El anclaje para la bota es articulado, similar al sistema de una raqueta de nieve, y permite caminar deslizándonos con facilidad. La marcha se hace más rápida, aunque nos cuesta unos minutos encontrar un ritmo de movimientos eficientes. A partir de ese momento, el paisaje cambia radicalmente: entramos en el Campo de Hielo Sur. Su inmensidad se me antoja fascinante y a la vez intimidante. Mi vista se pierde en el infinito y las dimensiones hacen trampa: no encuentro referencias para entender las distancias en esa extensión que parece un mar blanco.

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En el ‹patio› del refugio, la tarde anterior a atacar la cumbre, disfrutando de unos mates. con vista al Gorra Blanca.

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Merlin en la cocina del refugio Gorra Blanca, nuestro hogar por 2 noches.


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Como en una foto. Sin saber muy bien desde cuándo, estamos en Chile. Y parece que del otro lado de la frontera el clima nos espera con buenas noticias. Ocho horas después de salir de La Playita llegamos a nuestro segundo campamento, el refugio «Eduardo García Soto» del Instituto Chileno Campo de Hielo, amplio y muy cómodo. Lo que más apreciamos son sus cómodas camas con colchones. Tiene capacidad para 8 personas pero no hay nadie, es todo para nosotros. El clima cambia tan rápido que nos sorprende. El tiempo inestable que nos venía acompañando durante el día cede su lugar a una tarde de sol y sin viento que nos invita a llevar las sillas del refugio al «patio» y tomar mate deleitándonos con la vista. David comenta: «Esto es como estar adentro de una foto». El paisaje que nos rodea es estupendo. Hacia el Norte, el cerro Gorra Blanca, todo de hielo y nieve. Hacia el Oeste y hacia el sur, la extensión del campo de hielo en el que se destaca el cordón Mariano Moreno que, a una distancia de 27 km del refugio, nos confirma que allí la vista nos hace trampas cuando tratamos de calcular distancias. Hacia el sur oeste los macizos del Fitz Roy y Torre y hacia el Oeste el Paso Marconi dominado por el Glaciar Marconi. Dejamos que pase el tiempo, hipnotizados por los cambios de color que la puesta del sol le imprime al granito, al hielo y a las nubes. Hasta que llega la noche y el frío. Ya en el refugio, y antes de cenar, repasamos por última vez el uso del equipo de rescate para avalanchas que vamos a llevar para el intento de cumbre, que incluye tramos de pendientes de hielo y nieve bastante pronunciadas. Aunque no lo decimos, ninguno espera tener que usarlo. La semana anterior a nuestra expedición hubo un accidente fatal de esquí fuera de pista en el San Lorenzo, y la semana de nuestra expedición otro en el Vespignani...

[+] INFO Cartografía Recomendamos la carta ‹Patagonian South Icefield – Monte Fitz Roy› 1:50.000 publicada por Zagier & Urruty. www.patagoniashop.com Contiene cotas de nivel cada 50 metros y coordenadas para los principales puntos de referencia.

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Me pregunto si alguna vez podré encontrar las respuestas que cada vez que piso las montañas siento que vengo a buscar. Parecen estar tan al alcance de la mano… pero después se escurren por los atajos de la vida que transcurre en ese mundo extraño de carreteras y autos, electricidad y petróleo, ciudades y luces…

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Hay un mejor lugar para esquiar? A las 7.30 del miércoles, y luego de un muy buen desayuno, salimos hacia la cumbre con las primeras luces del alba. Era un día espléndido, sin viento y totalmente despejado. La ventana de buen clima se estaba cumpliendo a la perfección. Comenzamos la marcha con esquíes hacia el Este, descendiendo parte del camino del día anterior para llegar a la base del glaciar Gorra Blanca Sur, que baja desde el filo que lleva a la cumbre. Allí tomamos rumbo hacia el Norte, montándonos en el glaciar para ascenderlo, esquivando una imponente formación de seracs. Todo este tramo es de ascenso con esquíes, a los que hay que colocarles la piel de foca después del primer tramo de descenso. A cada rato nos damos vuelta para mirar hacia el sur y deleitarnos con la vista de los gigantes de granito. Subiendo nos encontramos con las huellas de un grupo de 8 esquiadores europeos que habían estado en la montaña la semana anterior. La actividad de esquí fuera de pista como parte de las expediciones de montañismo está comenzando a ser una nueva tendencia por estas latitudes.

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Merlin ascendiendo la ladera Sur del Gorra Blanca. Al llegar al hombro que se ve de fondo dejamos los esquíes y pasamos al equipo de escalada.


Casi al medio día llegamos a un hombro, y a partir de allí el terreno pasa a ser predominantemente de hielo. Habíamos ganado ya unos 900 m desde que salimos del refugio, y era el momento de dejar nuestros esquíes y pasar al equipo de escalada: cuerda, piqueta y crampones. Teníamos unos 400 m de desnivel por delante. Un descanso para alimentarnos e hidratarnos y … hacia arriba. Ascendíamos entre medio de hongos de hielo y seracs que trazan formas irrepetibles. Me fasciné una vez más con la variedad de matices que puede ofrecer un color tan simple como el blanco. Bordeamos el hombro por la derecha, atravesamos una canaleta de hielo, alguna grieta y después de unas dos horas de subir por el hielo llegamos al hongo de la cumbre. Lo escalamos con facilidad y…. ya está, ya no había nada más alto. 14.30 hs del 8 de Octubre de 2014. Estábamos a 2.907 msnm, en medio de un campo de hielo, apostados en un mirador al

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que nos llevó 3 días llegar y que nos recompensaba con una vista que valía mucho más que nuestro esfuerzo. Bajando. En el descenso por el hielo, la montaña me devuelve el aire que se había tomado prestado al subir, y la ladera del Gorra Blanca se me antoja un teatro al aire libre. Lo que sigue es diversión pura: 900 metros de descenso esquiando por una ladera de nieve virgen, con la vista del Fitz Roy y el Torre iluminados desde el oeste. Los aductores quemaban y el cansancio me hacía detener para descansar y bajar el ácido láctico. Alguna caída quedó registrada para la cámaras mientras tres hombres reían como cuando eran niños. Día memorable… El atardecer en el refugio nos regala una vez mas una explosión de colores dibujados sobre el hielo y el cielo patagónicos. [08]

David y Merlin hacia el hongo de hielo de la cumbre.

Encordados para el tramo de escalada final hacia la cumbre.

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Marchando con esquies de travesía por el campo de hielo Sur.

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[+] INFO Tiempos de la ruta Día 1: Traslado en vehículo hasta puente del Río Eléctrico. Desde Puente del Río Eléctrico (460 msnm) hasta Piedra del Fraile (530 msnm): 3 hs. Desde Piedra del Fraile hasta La Playita (565 msnm): 2.5 hs. Día 2: Desde La Playita hasta refugio García Soto, Chile (1587 msnm): 8 hs. Día 3: Desde el refugio a la cumbre del Gorra Blanca (2907 msnm): 7 hs. Descenso: 4 hs. Día 4: Desde refugio García Soto hasta Piedra del Fraile: 9 hs. Día 5: Desde Piedra del Fraile hasta el Puente del Río Eléctrico: 3 hs.

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[+] MAPS

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REGRESO El día comenzó a pura adrenalina. La mañana fría nos ofrecía una superficie muy rápida para bajar esquiando hasta el paso Marconi. Llegamos a alcanzar los 50 km/h, y lo que nos tomó 3 horas para subir, se convierte en 30 minutos descendiendo. Sólo nos queda el trabajo de regresar, luego de un largo y cansador día, hasta Piedra del Fraile, con ráfagas de viento muy fuertes que a veces nos hacían perder el pie. El tiempo empeoraba rápidamente, tal como lo había adelantado el pronóstico. La ventana se había cerrado definitivamente, pero ya no importaba. Noche en Piedra del Fraile y al otro día regreso a El Chaltén. Celebramos el éxito de la expedición con un sabroso asado con el que Merlín nos agasajó en su casa, y que sirvió además de festejo de mi cumpleaños. Durante la cena, empezamos a hacer bosquejos de la próxima expedición: quizás más esquí fuera de pista, quizás intentar la aguja Guillomet… A la mañana siguiente el avión nos llevaría de regreso a casa, pero esa noche la despedida tiene sabor a un «hasta pronto».

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Esquiando la ladera del Gorra Blanca, poco después de alcanzar la cumbre.

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TURQUIA

Textos & Fotografías: Ricardo ‹Pony› Solari.

Puente entre Asia y Europa, Turquía se presenta ante el mundo como un destino exótico y atractivo. Llegar hasta allí y participar de su geografía, ya sea recorriendo los túneles de sus ciudades subterráneas o volando en globo sobre sus ‹chimeneas de hadas›, es conseguir la llave para volver el tiempo atrás e imaginarse como un habitante de la historia misma del hombre Ubicación geográfica e histórica. Capadocia es una región única en el mundo. Con un área de unos 50 km de diámetro, este increíble lugar está situado en el centro de Turquía. Formando parte de la Anatolia central, comprende parte de las provincias de Kayseri, Aksaray, Niğde, Kirsehir y Nevşehir.

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El nombre «Capadocia» proviene del vocablo Katpadukya, que significa «Tierra de bellos caballos» y tanto por su especial composición geológica, como por la riqueza histórica y cultural, en 1985 fue declarada muy merecidamente por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.


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1. Casa troglodita del valle del Göreme. Algunas son ermitas construidas por ascetas solitarios. 2. Una de las innumerables ‹ciudades› trogloditas del siglo III d.C. 3. Vivienda troglodita excavada en la toba volcánica.

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Un lugar de geomorfología muy particular La geografía de Capadocia se debe a una serie de sucesos geológicos que comenzaron hace unos 60 millones de años, cuando se levantaron los montes Tauro en el sur de Turquía, ocasionando múltiples desniveles y depresiones en la región central. Luego, durante el mioceno (1) ocurrido unos 10 millones de años atrás, la erupción de los volcanes Erciyes, Hasandagi, Göllüdag y otros, formó un estrato compuesto de materiales volcánicos de dureza y color muy variados, como toba, ignimbrita, lapilli (2) entre otros, acumulándose en un espesor de entre 100 y 150 metros sobre las planicies, lagos y accidentes fluviales. Más tarde aún, en el plioceno superior (3), ocurrido hace 3 millones de años, el agua del rio Kililirmark, de los lagos y otros accidentes fluviales existentes junto con la acción del viento, fueron moldeando las estructuras actuales y aparecieron las famosas «chimeneas de hadas» que se formaron porque las capas inferiores, más blandas, fueron desgastándose en forma de cilindros cónicos que al estar coronados por sombreros de roca de mayor dureza, fueron protegidos de su destrucción, dándoles esas formas tan características que todavía tienen.


La riqueza histórica de Capadocia Anatolia central ha estado habitada desde hace 10.000 años, en asentamientos que se consideran de los más antiguos del mundo. Allí ocurrieron las primeras colonias comerciales gracias a la riqueza de cobre, plata y oro que eran cambiados por estaño, telas y perfumes. Y con este intercambio, los mercaderes también trajeron consigo la escritura a la región, unos 3000 años A.C. Por supuesto, tierras tan importantes en la antigüedad, fueron el botín de distintos pueblos que lucharon por dominar esos territorios claves. Así pues, en los milenios subsiguientes, Capadocia vio nacer y morir imperios y civilizaciones como los de los hititas, los frigios, los lidios, los cimerios, los medos, los persas, e incluso fue dominio de romanos, seléucidas, otomanos y, finalmente, de los turcos.

Capadocia y la tierra La exclusiva composición que tiene la tierra en Capadocia, le ha permitido a la naturaleza construir formaciones tan extrañas y caprichosas, que cuando uno llega a la región no puede menos que quedar absorto. Parece que uno se encontrara en otro planeta, trayéndonos reminiscencias de lo que nuestra imaginación ha construido en la niñez, cuando imaginábamos otros mundos de películas, habitados por extraños seres. Esa misma tierra, también ha permitido al hombre sumergirse en ella como en ningún otro lugar del mundo. Se sabe que Capadocia tiene unas 150 a 200 ciudades subterráneas que fueron construidas excavando en la permisiva densidad de la toba desde épocas prehistóricas, como un sistema de defensa de las ciudades hititas y de los distintos ocupantes a lo largo de la historia, entre ellos los cristianos, quienes allí se refugiaron para protegerse de sus enemigos.

(1) Mioceno: división de la escala temporal geológica, que comenzó hace 23 millones de años y terminó hace 5 millones de años. (2) Toba: tipo de roca ígnea volcánica, ligera, de consistencia porosa, formada por la acumulación de cenizas u otros elementos volcánicos muy pequeños. Ignimbrita: roca ígnea y depósito volcánico que consiste en toba dura compuesta de fragmentos de roca y fenocristales en una matriz de fragmentos vítreos. Lapilli: Significa ‹pequeñas piedras› y es un material volcánico pequeño, constituido por fragmentos piroclásticos, expulsados por un volcán durante una erupción y con un diámetro variable de 2 a 64 mm. (3) Plioceno superior: división de la escala temporal geológica, que comenzó hace 5 millones de años y terminó hace 2,6 millones de años.

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4. El sobrio ingreso a la ciudad subterránea de Özkonak, que contaba con 8 niveles bajo la tierra. 5. Agustín, un turista amigo, intenta mover una de las enormes ruedas de piedra que sellaban los distintos ambientes en caso de invasión. 6. El angosto túnel que une el segundo con el tercer nivel. Nótese la forma curva que impedía a los atacantes saber que encontrarían más adelante.

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La ciudad subterránea Es imprescindible conocer alguna de estas construcciones que subyacen bajo la tierra como agujeros en un queso. Nosotros viajamos un breve trayecto de unos 40 km desde Urgüp, lugar donde estábamos alojándonos, hasta la ciudad subterránea de Özkonak, que fuera descubierta en 1972. Allí, una sobria y simple fachada, daba comienzo a una escalera que nos llevaría a los primeros cuatro niveles de los ocho que han sido descubiertos, sumergiéndonos en un mundo desconocido e increíble. Todas las paredes tenían las marcas de los instrumentos con los que habían gastado la toba volcánica, provocando en todos nosotros una mezcla de admiración y perplejidad. En los primeros dos niveles se encontraban los establos y más abajo las despensas y la cocina. Luego, túneles siempre curvos (para impedirle al invasor mirar hacia adelante) comunicaban con las habitaciones donde estaban los lugares comunes y los dormitorios. Todas las galerías se extendían por una amplia zona y se conectaban por medio de esos túneles que, a diferencia de otras ciudades similares, tenían unos pequeños huecos de unos 5 a 10 cm de diámetro destinados a la comunicación entre los diferentes pisos (para no tener que desplazarse) y para la ventilación. Al final de cada túnel y justo antes de entrar en las habitaciones, había grandes piedras talladas en el mismo lugar con perfecta forma de rueda, de diámetros cercanos al 1,80 m y con 50 cm de ancho, que podían correrse sólo desde adentro y evitaban así el avance o retroceso a quien osara ingresar al lugar. Por encima de ellas y sobre nuestras cabezas, se podían ver huecos cavados en los túneles que servían para echar aceite hirviendo al invasor. Con el fin de iluminar las galerías se excavaron pequeños huecos donde colocaban velas y candiles, aprovechándolos también como calefacción. Todos estos espacios, comunicados entre sí, eran compartidos por varias familias, mucho más numerosas que el número de piezas existentes en esta ciudad, cuyos pisos inferiores estaban a una profundidad cercana a los 80 metros bajo la superficie. Por nuestra seguridad, sólo pudimos descender hasta el cuarto nivel, notándose que el ancho del túnel iba haciéndose cada vez más estrecho, y los cuartos más simples en sus detalles. Mirando a nuestro alrededor, era imposible no preguntarse ¿cuántos habrían vivido y muerto entre sus oscuras paredes? ¿Qué terribles batallas guardaban esos túneles curvos, esas verdaderas trampas para quienes osaran meterse en ellos? Cada muro, cada resquicio, tenía huellas del hombre, marcas de las múltiples historias de vidas ya apagadas miles de años atrás. En silencio y fascinados, salimos de ese increíble lugar.

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Los cristianos y el maravilloso museo a cielo abierto En el valle de Göreme, se encuentra también el portentoso museo a cielo abierto, increíble complejo monástico bizantino, rodeado de pueblecitos trogloditas. Allí se encuentran las construcciones que durante el período romano (años 17 a 395 DC), los primeros cristianos excavaron y construyeron en la roca para hacer cuevas artificiales y después sus hogares y templos, transformándolas en monasterios donde hoy pueden admirarse fantásticos frescos de los siglos XI a XII. Las iglesias talladas más importantes son las de la Sandalia, de fines del siglo XII, llamada así por las cavidades presentes en el suelo, que se asemejan a huellas de pies. La iglesia Oscura, bautizada así por sus escasas ventanas que justamente por esto, tiene las pinturas mejor conservadas del valle. Otras son las iglesias de la Serpiente, de la Manzana, de Santa Bárbara, cada una con características y pinturas propias. Llama la atención que en algunas de ellas, los rostros de los personajes ricamente coloreados, tienen borrados sus rostros, como testimonio de la época iconoclasta del cristianismo (4) o de los musulmanes. Aún hoy, en esta zona, algunos de esos hogares labrados en la piedra siguen poblados. Y otros se han convertido en pensiones y pequeños hoteles para viajeros y turistas. Festejo de la vida: volar en globo sobre Capadocia La visita a este espectacular lugar, no se completa sin una vista desde el aire, a bordo de un globo aerostático. Esta es, quizás, una de las actividades más impactantes que pueden hacerse en este bello país. Y esto es así, porque dicen que Capadocia es el mejor lugar del mundo para sobrevolar en globo. Buena prueba de ello es la gran infraestructura montada en torno a este atractivo en la zona de Göreme, que actualmente incluye a más de 30 empresas dedicadas a brindar este servicio. (4) Período iconoclasta: fue instaurado por el emperador bizantino León III y perduró entre los años 725 y 842, prohibiendo la veneración de imágenes religiosas y llevando los símbolos de la fe al minimalismo, como se puede apreciar en muchos santuarios erigidos en Capadocia.

7. El Ingreso a una de las iglesias. Pueden verse las imágenes simples y el borrado intencional de las figuras humanas, correspondientes al período iconoclástico (siglos VIII a IX). 8. Justo antes del amanecer, se inflan los globos con aire caliente. 9. Empieza la aventura. Con las barquillas repletas, [09]

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suben los globos al cielo.


[+] DATA Respuestas a preguntas frecuentes... Cuando se tiene la posibilidad de viajar hasta allí y se ofrece el vuelo en globo, comienzan algunas dudas que intentaré develar: ¿Vale la pena volar en globo? Absolutamente sí. ¿Es seguro volar en globo? El globo aerostático es una de las formas más seguras de volar. ¿Cómo vuelan los globos? Se calienta el aire de su interior con un quemador dotado de un ventilador que lo infla de aire caliente y cuando esto ocurre, comienza a elevarse. Lo contrario ocurre cuando el aire se enfría. ¿Cómo está formado un globo? Los globos actuales tienen tres partes: la envoltura, la barquilla y los quemadores. La barquilla y la envoltura están unidas por cables. Los quemadores están dirigidos hacia la entrada de la envoltura y en la barquilla se encuentran, bien protegidos, los tanques de acero inoxidable con gas propano. La envoltura tiene franjas verticales de un material sintético e impermeable (nylon o poliéster), que resiste altas temperaturas. La barquilla es de mimbre o junco, con forma cúbica, y en ellas caben entre 10 y 20 personas. ¿Se puede dirigir un globo aerostático?, ¿cuánto dura el vuelo?, ¿a qué altura vuela? El viento determina la dirección de un globo y en general, viaja adonde aquél lo lleve, pero un piloto avezado puede dirigirlo hasta cierto punto mediante el ajuste de la altitud, la velocidad del viento y la dirección en que sople. El vuelo dura aproximadamente una hora, a una hora y media. La altitud nunca supera los 500 metros. ¿Qué pasa si el quemador se apaga? Los globos tienen un quemador de emergencia y si esto no funcionara existen otros dos quemadores de repuesto. Por último, en caso de no quedar ningún quemador, descendería como un paracaídas. ¿Cuál es el costo del vuelo? Desde hace mucho tiempo, el precio se mantiene estable y es de 150 euros aproximadamente.

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¡A volar! ¡A volar! Muy temprano, cerca de las 5 de la mañana, nos pasaron a buscar por el hotel. Es necesario ir después del amanecer por ser el momento más fresco del día y con menos viento, lo que permite la máxima capacidad de elevación del globo para gozar de suaves aterrizajes. Mientras la oscuridad total nos rodeaba, podíamos ver a través de las ventanillas un inusual movimiento de luces que iban en todas direcciones. Eran vehículos similares al nuestro que estaban distribuyendo los distintos grupos por toda la superficie del valle, porque cada empresa tiene un área prefijada de trabajo. Apenas bajamos de la camioneta, seguimos las fronto-lámparas de nuestros anfitriones hasta una mesa dispuesta para nosotros con pan, galletas, café, distintos tés y caramelos. Así, mientras se desplegaban las envolturas para comenzar a inflarlas con aire caliente y se colocaban las barquillas de costado para unir las partes del globo, podíamos templar el cuerpo ante el fresco de la madrugada. No había casi viento, lo que es una condición indispensable, porque si la velocidad es mayor de 9 km/hora, no se puede volar. Unos 20 minutos después, al empezar a clarear, pudimos ver donde estábamos. Angostos «valles» o depresiones similares a la que nos encontrábamos, estaban separadas por innumerables formaciones cónicas de toba clara y otros edificios de formas irregulares y caprichosas. La mayoría de ellas, presentaban aberturas hechas por el hombre. Las ventanas en sus cúspides, mostraban que estaban totalmente tallados por dentro, dando cabida a las habitaciones de esos hogares. Cada una de estas maravillosas formas, tenían la impronta humana, convirtiéndolas en partes de una ciudad propia de un cuento de ciencia ficción. De pronto, llegó el momento de subirse a la

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barquilla que era mucho más grande de lo que imaginábamos y que daba cabida a la veintena de personas que estábamos bajo el mando de Alí, nuestro hábil piloto (según comprobaríamos casi de inmediato). Después de algunas recomendaciones, encendió al máximo los quemadores calentando bruscamente nuestras cabezas y produciendo un intenso ruido al escapar las llamaradas que inflaban completamente de aire caliente la inmensa cúpula multicolor. Casi imperceptiblemente, dejamos de apoyarnos en el piso y comenzamos un lento ascenso al cielo. A medida que subíamos, sin sentir ningún vértigo, se iba abriendo otro horizonte en el que poco a poco aparecían multiplicidad de otros globos, como si el horizonte fuera un mosaico de infinitos colores ubicados a distintas alturas, manchando el cielo a medida que se desprendían de la tierra y mostrando, cada tanto, destellos anaranjados cada vez

que sus pilotos encendían los quemadores. El buen Alí, nuestro conductor, demostró en pocos minutos toda su habilidad. A poco de ascender y estando a unos 200 metros de altura, comenzó un rápido descenso que culminó a sólo 10 metros del suelo, mientras seguíamos navegando directamente hacia una de las estructuras de toba. Y cuando parecía que irremediablemente chocaríamos contra la pared, de repente liberó toda la potencia del gas y empezamos a levantarnos, subiendo a escasos 2 metros de las puertas y las pequeñas ventanas del agudo cono volcánico al que casi hubiéramos podido entrar con un pequeño salto. Esta maniobra que inicialmente produjo estupor en el grupo, pasó a ser divertida cada vez que volvía a bajar en una nueva depresión rodeada de «chimeneas de hadas», mientras sonreía apenas, sin hablar, pero con la suficiencia del que domina lo que está haciendo.


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10. Un globo con la luna menguante y la estrella. Símbolos de origen incierto en la bandera turca. 11. Globos sobre el valle. Se ven las formas típicas de la toba volcánica clara, provocadas por la erosión del agua y el aire. 12. Mirando desde el aire el valle de Göreme, se comprende como los cursos de agua ‹cortaron› la toba volcánica.

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Poco después, inició otro ascenso que nos fue acercando a otro globo de la misma empresa, hasta el punto en que ambas envolturas se tocaron y comenzaron a girar en sentidos opuestos, como si fueran parte de un engranaje, desde el cual volvió a separarse para retomar más altura. A partir de ese momento, el recelo se convirtió en pura admiración y éxtasis. Estábamos rodeados de globos multicolores, fuera cual fuera el punto hacia donde miráramos. Fotos, filmaciones, manos y dedos apuntando hacia donde la vista se admiraba, sólo se interrumpieron cuando por el Este apareció el sol, como un globo más, el más espectacular de todos. Justo en ese instante, amaneció como nunca antes había amanecido en mi vida. Si mirábamos hacia abajo, el panorama era tan bello como en el cielo. A mayor altura, podía verse todo el valle de Göreme. Las «chimeneas de hadas», las piedras en plena erosión que hacían entender todo el proceso, los hilos de agua que fueron los causantes de tan extrañas formas, e incluso en algunos de esos angostos y pequeños «valles» se veían algunas casas de piedra habitadas por el hombre, completando una vivencia única

Justo en ese instante, amaneció como nunca antes había amanecido en mi vida. para todos, que hacía valer cada minuto transcurrido. Lentamente, también pasamos por encima del poblado que a pesar de su pequeño tamaño, daba muestra de la enorme atracción turística que Capadocia representa para todo el mundo. Al cabo de una hora y cuarto de vuelo, empezó el descenso y Alí buscó un lugar abierto mientras se comunicaba por Handie con el resto de su equipo, que se desplazaba en camioneta tras nosotros. Increíblemente, con toda suavidad y perfecta puntería, depositó la barquilla en el exacto lugar que el tráiler tenía destinado para su transporte, mientras el enorme globo bajaba y comenzaba a desinflarse entre gritos de júbilo y exaltación provocados por la espectacular experiencia vivida.

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13. Luego de poco más de una hora, comienzan a descender los globos aerostáticos. 14. El globo ‹aterrizado› sobre el trailler, y el inmenso globo comienza a caer. 15. Fin de la aventura. Con Susana, mostrando los diplomas que acreditaban nuestro vuelo.

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El comienzo del mejor final Una vez abajo, otra sorpresa nos esperaba: sobre una mesa convenientemente armada en cuestión de minutos, se habían dispuesto copas y botellas de espumante con las que brindó todo el grupo junto a los integrantes de la empresa. En tanto, el inefable Alí iba nombrándonos uno a uno para entregarnos un diploma que certificaba nuestro vuelo en globo, dando fin a un día que se convirtió en inolvidable en ese mismo instante. Las fotos que tenemos con Susana al pie de la aeronave lo atestiguan. Paradójicamente, la experiencia que terminábamos de vivir daría comienzo a otro día de admiración en este

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lugar tan especialmente único y bello, donde alguna vez el fuego proveniente de la tierra escupió ardor y cenizas; donde el agua y el viento dibujaron sus caprichos; y donde, inevitablemente, asirios, hititas, frigios, cimerios, medos, persas, macedonios, pónticos, gálatas, romanos, seléucidas y otomanos, atravesaron, comerciaron, invadieron, construyeron y destruyeron en la toba volcánica sus fortalezas, conventos y monasterios; cavaron ciudades subterráneas y cementerios; pintaron ángeles, santos y dragones que también borraron; alzaron caravasares, madrazas y turbés (5). Un lugar donde se es-

cribió una historia que aún no culmina, entre chimeneas surrealistas, rocas polimorfas y paisajes de los que hasta el propio Antoni Gaudí pareciera haber abrevado para sí, todas las formas, todos los volúmenes y todos los antojos que, en Capadocia, desparramó sin límites la naturaleza. (5) Caravasar: albergue o refugio en Oriente destinado a las caravanas de comercio, de peregrinaje o militares durante un largo viaje de muchas jornadas. Madraza: escuela en la cultura árabe. Turbé: Tumba, en la arquitectura islámica.


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SALTA

Textos: Matías Barberis. Fotografías: Pablo y Matías Barberis.

Allí donde las imágenes del bellísimo paisaje norteño se vuelven reales, allí donde el tiempo corre lento y pausado, el volcán Quewar se luce orgulloso con sus 6.150 msnm. Dispuestos a alcanzar su cumbre y luego dE varios cambios de planes, 4 amigos desafían el frío y la dificultad en busca de la aventura perfecta.

El volcán Quewar se encuentra en la provincia de Salta, a unos 70 km de la localidad de San Antonio de los Cobres, cabecera departamental y único poblado de importancia en la zona. A sus pies, la población de Santa Rosa de los Pastos Grandes es apenas un caserío. La expedición había comenzado de manera bastante ambiciosa en el seno del grupo Andina, con muchos miembros que, como suele pasar, fueron decantándose por cuestiones fundamentalmente laborales.

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El plan original cambió algunas veces, desde el Ojos del Salado y zona del Pissis, al plan final del Llullaillaco, en el cual el Quewar no era más que un cerro grande para aclimatar… pero demostraría ser bastante largo, más allá de los casi 2000 m de desnivel, eran muchos km y quebradas para recorrer. Terminamos siendo cuatro (Rodrigo, Javier, Pablo y yo) los que nos encontramos en San Antonio de los cobres un día antes de meternos en la zona del cerro.


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Camino al volcán. Desde San Antonio de los Cobres, transitando la Ruta Prov. Nº 129, de ripio en buen estado, llegamos a Santa Rosa. Desde allí sólo debíamos dirigirnos al volcán, que se ve desde el caserio, y seguir una huella camino a la primera quebrada. Es posible avanzar en vehículo hasta casi los 4.200 msnm, de allí en adelante el terreno se vuelve muy pantanoso y ya no quedan huellas. En adelante, nos quedaban casi 2.000 m de desnivel positivo y sólo unos 105 m de desnivel negativo. En km son unos 19,6 casi 20 según los pasos que elijamos. Es decir. teníamos que caminar mucho y sin aclimatar. Rodrigo y Javier corrían con ventaja por haber subido el Tuzgle un par de días atrás.

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Para subir es conveniente usar 2 campamentos. Y así lo planteamos. El primero se encuentra en una vega muy grande sobre los 4.600 msnm, a unas 5 horas desde los vehículos, dependiendo del peso que se lleve y de cuán aclimatados estemos. A la tardecita llegamos al primer campamento, que tiene todo lo que se puede pedir: abundante agua, excelente vista, un lugar plano y con arenisca muy cómoda sin piedras, y amplio espacio. El agua es buena. Pero por momentos puede traer mucho olor a metano según los momentos del dia, debido a la vegetacion de la zona. No obstante eso ha demostrado ser potable sin ningun incoveniente. Camino al C2 la ruta es bastante obvia: debemos remontar la quebrada y doblar a la izquierda, apuntando al volcán, siempre esquivando los mallines y cursos de agua que, insisto, son muy pantanosos y expandidos. En adelante, avanzaríamos con una pendiente muy moderada hasta los 4.800 msnm, lugar donde vuelven a bifurcarse las quebradas y se acaba el agua.

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Sin agua, pero cerca de la cumbre. Dejamos el C1 a eso de las 10 de la mañana y dos horas más tarde debíamos decidir dónde poner el segundo campamento. Yo era de la opinion de hacerlo a casi 4.900 msnm, donde se bifurcaba la quebrada y teniamos agua que corria por última vez. Me parecia que ibamos demasiado cargados y mal aclimatados para además tener que cargar extra 5 l de agua por persona. Pero el resto fue de la idea de usar el campamento en la zona de los 5.100/5.200 msnm, asique tomamos esta última opción. O nos «quemábamos» porteando, o hacíamos un ataque más largo. Caída la noche, el frio se hizo sentir muy fuerte: -14° en los ábside, sumado a la trágica pérdida de nuestra bota de vino, fiel compañera de expediciones, que se congeló y se rompió (una baja que aún sigo lamentando). Durante toda la noche escuchamos, de una carpa a la otra, las penurias de nuestros compañeros que no paraban de sufrir los efectos del mal de altura. A las 4 nos preparamos para tirar la cumbre. Rodrigo y Javier desistieron por encontrarse bastante afectados, por lo que sólo Pablo y yo encaramos la cima en una noche despejada, pero helada y ventosa.

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-«Vamos para abajo!». -«Pero si estamos bien y nos quedan menos de 300m!?», me contesta. -«Te acabas de dormir mientras me hablabas, tenemos mala circulación y venís dando pasos falsos… Estás con mal de altura, y a mi no me sobra nada para ayudarte... ¡para abajo!», le grité.

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Para arriba? Para abajo! Ni bien empezamos a caminar ya sentíamos un terrible frío, y problemas de circulación periférica, por mala aclimatación. Con las manos y los pies helados decidimos apretar el ritmo: avanzábamos a razón de 200 m de desnivel por hora. Así, nos tomaría 5 horas recorrer los 1.000 m de desnivel a la cumbre. Salió el sol pero el frío no aflojaba y nosotros tampoco el paso.

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Pablo me seguía diciendo que sufría horrores en las manos y en los pies. Debía estar por debajo de los -25° la temperatura… Seguimos subiendo igual y de a poco el sol empezó a calentar. Ya veníamos mejor y la cumbre parecía ahí, al alcance de la mano. Sin embargo, yo veía que Pablo daba algunos pasos sospechosos, mal coordinados. En un momento, mientras hablábamos, justo antes de empezar el nevé para a descansar,

hidratar y ponernos los crampones, Pablo se durmió de repente! Ya eran demasiadas señales!!! Estábamos a más de 5.800 msnm y era el momento de tomar una decisión... Lo despierto y le digo: -«Vamos para abajo!». -«Pero si estamos bien y nos quedan menos de 300m!?», me contesta.


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-«Te acabas de dormir mientras me hablabas, tenemos mala circulación y venís dando pasos falsos… Estás con mal de altura, y a mi no me sobra nada para ayudarte... ¡para abajo!», le grité. Demás está decir que, si algo nos pasaba, era poco probable recibir algo de ayuda, ya que fuera de nuestros compañeros no había nadie, y ellos difícilmente hubiesen podido subir hasta los casi 5.900 msnm a auxiliarnos. Ya descendiendo, vemos a Rodrigo y a Javier desarmando el campamento.

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Ellos nos venían observando y se adelantaron un poco. Hacemos lo propio al llegar y finalmente los encontramos en la bifurcación para bajar hasta los vehículos juntos. Repasando nuestra aventura, pienso hoy que si volviese, sin dudas usaría el Camp a 4.900 msnm. Desde el C2 alto a la cumbre no hay dificultad, sólo resta elegir la ruta más adecuada entre los acarreos y tener mucho cuidado en el nevero somital (cercano a la cima) por el frío y la presencia de verglás (capas de hielo en el suelo). Son muy nece-

sarios los crampones y quizá sería bueno tener piqueta. Una hermosa montaña, muy potable, alejada y poco visitada, para volver, quién sabe, tal vez en el invierno...


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PATAGONIA SUR Textos & Fotografías: Ma. Alejandra Vargas

El PN Los Glaciares, en la provincia de Santa Cruz, reúne encantos y maravillas naturales que no dejan de sorprender a cada paso. Para conocer y apreciar este mundo helado de rebuscadas formas blanquicelestes se puede hacer una tranquila navegación, caminar por un moderno circuito de pasarelas… o meter los pies en el hielo y animarse a un trekking diferente…

La mañana en que debía subirme al bus para recorrer unos pocos kilómetros hasta el embarcadero sobre el Lago Viedma para realizar la excursión Ice Trek, amaneció bastante ventosa, algo muy común en mi

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hermoso Chaltén. Tal es así que al llegar a la oficina de Fitz Roy Expediciones me informaron que el paseo no salía y se posponía para el dia siguiente, si es que las condiciones climáticas mejoraban.


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1. Charla tĂŠcnica previa a la caminata. 2. Crampones listos!. 3. Pared del Glaciar Viedma vista desde el CatamarĂĄn. 4. Grupo de Guias y asistentes del FRE. 5. Grietas sobre el Viedma.

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Estaba ansiosa: tengo muchos trekking en mi haber, pero siempre sobre «tierra firme»… Era la primera vez que iba a caminar sobre hielo. Para llegar a poner los pies en el glaciar Viedma -que es el más grande del Parque Nacional Los Glaciares, seguido por el Upsala; y el segundo más grande del hemisferio sur solo después del Glaciar Pío XI; se debe navegar una media hora por el lago Viedma. Y cuando hay viento y olas, se hace imposible acercarse para poder bajar en un promontorio natural y, de esa forma, poder realizar la excursión. Al otro día, el clima se puso de mi lado, así que me abastecí de alimentos, agua, campera, gorro y los obligatorios guantes... lista para realizar mi tan esperada caminata sobre el hielo glaciario. Subimos al micro y recorrimos los 20 km que separan el centro de El Chaltén de Bahía Túnel... allí subimos al catamarán, muy moderno por cierto, y emprendimos una hermosa aventura acuática. No era la primera vez que navegaba el Lago, pero la bandera argentina ondeando por detrás, el frio patagónico y las vistas increibles del Fitz y el Torre hicieron que mi corazon dé un par de brincos. Cuando llegamos a destino, se amarró el barco a un puerto natural, y los quiebres de algunas piedras nos sirvieron de escalera para bajar a tierra firme.

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Al frente, dándonos la bienvenida, el imponente y blanco... Glaciar Viedma. Ya sobre suelo glaciario, caminamos un poco entre las piedras, siempre muy bien guiados, hasta llegar al inicio del hielo... alli nos colocamos los crampones con cuidado y recibimos un cursito acelerado de cómo manejarnos con ellos sin lastimarnos. Los crampones son dispositivos que se agregan en la suela de las botas de trekking

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para facilitar la caminata sobre hielo. Están formados por una estructura que se adapta a la medida que la suela de la bota, y de la que salen una serie de «pinches» que penetran en el hielo y se agarran a él en cada paso, impidiendo que nos patinemos. Se aferran al pie con vallas y correas. Siempre bajo la mirada atenta de los guías, partimos en fila india a conquistar el hielo. A veces, ellos debían interrumpir la hipnosis

de muchos caminantes que, como yo, atraídos por los extraños colores del hielo reflejando el sol, no nos dábamos cuenta del peligro que podía suponer caerse en una grieta. Las vistas, las formas, los colores... todo quedaba ahora al alcance de la mano. La inmensidad blanca nos absorbía. Caminar sobre el glaciar los 400 metros que conforman la excursión nos demandó cerca


de dos horas de esfuerzo bien remunerado por lo increíble del paisaje. Para terminar, y como si hubiera sido poco todo lo que la naturaleza nos había regalado, los guías sacaron de la galera una botella de licor Baileys… y enfriando la bebida en el hielo del glaciar, nos invitaron a brindar a nuestra salud!!!

6. Vista Panorámica de la inmensidad del Glacias Viedma.

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[+] INFO UN GRAN GLACIAR. La naciente del Glaciar Viedma se encuentra al SE del Volcán Lautaro y su longitud es de 70 km. Por tal motivo, se lo considera el glaciar más largo de Sudamérica. Desciende del Campo de Hielo Patagónico Sur, como tantos otros glaciares del parque, y corre por un cañón formado entre los cerros Huemul y Campana, para finalmente desembocar sobre el Lago Viedma.

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El Viedma es conocido además por las tres bandas de cenizas que lo conforman y que pueden verse en su superficie, producto de erupciones pasadas de dicho volcán. Además, el Glaciar Viedma tiene otro récord: con alrededor de 900 km2 de superficie es el glaciar más grande de la Argentina y el segundo más grande del Hielo Patagónico Sur (después del Glaciar Pío XI (o Brüggen) en Chile). Sobre el frente del glaciar, en el lago homónimo, se generan grandes icebergs de increíbles formas y colores: desprendimientos constantes de este gigante helado.

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Felices, con paso firme pero lento y seguro, fuimos volviendo al promontorio de piedra del que habíamos partido. Allí comimos nuestras viandas e hicimos una pequeñisima siesta a la espera de la embarcación que nos haría disfrutar nuevamente de un intenso paseo por las aguas del lago para devolvernos luego al pueblo. El frente del glaciar, que pudimos observar desde el lago al emprender el regreso, es

imponente. Cuenta con 2,5 kilómetros de ancho por 50 metros de altura!!! La superficie total del Glaciar Viedma alcanza los 977 km². La naturaleza aún nos guardaba una sorpresa: al acercarnos a esa inmensa pared helada, pudimos observar desde el barco el desprendimiento de un buen pedazo de glaciar, lo que ocasionó el destello de flashes y los gritos de asombro sin piedad.

7. Caminando sobre el Viedma. 8. Las coloridas grietas del glaciar.

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Cuanta suerte habíamos tenido ese día! Compensando tal vez el amague de la salida del día anterior… No había nada más para pedir... respirando el aire puro, disfrutando de las vistas y sintiéndome una privilegiada por poder estar allí, fuimos dejando atrás los gigantes de hielo para poner otra vez los pies sobre la tierra…


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EN PRIMERA PERSONA

Textos & Fotografías: Ricardo Darío Birn. ricardobirn@gmail.com | www.ricardobirn7cumbres.com.ar

Mi proyecto «7 cumbres», con el que intento alcanzar la cima de las montañas más altas de cada continente, me llevó esta vez hasta Oceanía. Llegar hasta allí en búsqueda de mi quinta cumbre me llevó muchas horas de vuelo… Previa escala en Estambul, llegue a Yakarta, capital de Indonesia, para luego tomar un vuelo de más de 5 hs que me traslado hasta Timika, una pequeña ciudad en la isla de Papua. Allí me encontré con el resto del grupo que integraríamos la expedición. Desde Timika, abordamos una pequeña avioneta que aterrizó en el medio de la isla de Papua, en la aldea de Sugapa, donde nos esperaban algunos pobladores de las tribus Moli y Dani, quienes se sumarian luego a nuestro grupo para trasladar, durante los 15 días siguientes, los bolsos, carpas, utensilios y alimentos para la expedición.

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Al fin había llegado el momento de iniciar la ventura... Muchos obstáculos me aguardaban, entre ellos las lluvias, con un clima tropical muy caluroso y húmedo. Al inicio nomás de la caminata, la jungla me empezaba a mostrar que realmente ese era el trekking más exigente del mundo, como muchos montañistas lo han calificado. Avanzábamos muy lento, como hormigas. Uno detrás del otro, mezclados entre los 70 nativos. De a poco las molestias comenzaban a presentarse: el calor, la humedad, la vegetación frondosa y el barro hasta la rodilla. Pero sabía que de a poco me aproximaba a mi objetivo y eso me ayudaba a afrontarlo con paciencia. 6 horas después de un primer trekking agotador, llegamos hasta el primer campamento.


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ATERRIZANDO EN LA ISLA DE PAPUA EN LA ALDEA DE SUGAPA

Por más que estuve muy cansado y dormí cómodo, la ansiedad me ganó y amanecí a las cinco de la mañana. Me alisté y contemplé el bello lugar donde estaba... Pasaron las horas y a las ocho comenzamos a caminar nuevamente. Al mediodía me coloqué la capa de lluvia para ya no sacármela… Las fuertes lluvias empeoraban el transitar. Pantanos cubiertos de árboles y vegetación selvática. El barro que se me metía por todo el cuerpo. Puentes de troncos muy resbaladizos. Pero así y todo debía continuar.

CRUZANDO UN CAUDALOSO RíO POR TRONCOS RESBALADIZOS

EL CONSTRUCTOR ACOMPAñANDO UNA VEZ MáS NUESTRA AVENTURA

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POBLADORES DE LA ALDEA SUGAPA

POBLADORES DE LA ALDEA SUGAPA


CAMPAMENTO EN LA JUNGLA

El día fue pasando y llegamos al siguiente campamento. Estaba exhausto y mojado. Lo primero que hice fue buscar alguna prenda dentro de los bolsos que no estuviera mojada, ya que era imposible secar las prendas al sol (solo veíamos sus rayos por poco tiempo al amanecer). Con el día terminando, tendido en la carpa que compartía con «el vasco», con quien ya había coincidido en varias montañas, pensaba mucho en mi cumbre anhelada.

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SEXTO DIA DE TREKKING: SALIENDO DE LA JUNGLA Y ENTRANDO A TERRENO MONTAÑOSO

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CAMINAMOS BAJO PERSISTENTES LLUVIAS

Así, entre la lluvia, el barro y la selva pasaron los días (fueron 6 en total) hasta que por fin pude visualizar, a lo lejos, la roca de la montaña, eso que yo había ido a buscar. Desde allí todo cambió... Entramos en un terreno muy similar a otros lugares que yo ya había recorrido. Es decir, estaba en una «geografía conocida» por mi cuerpo, y la pisada firme me trasmitía mucha confianza. Recién el séptimo día de travesía, después de una larga y empinada jornada, ganamos altura transitando por un paisaje de otro planeta. El contraste con la jungla era emocionante.

DIFICULTOSO TRáNSITO ENTRE áRBOLES CAIDOS

Llegamos al Campo Base a 4.200 msnm al pie de una cristalina laguna. Instalamos allí el campamento y nos preparamos para armar los grupos para los intentos de cumbre. La adrenalina corría por mi cuerpo ya que estaba muy próximo a la larga canaleta que nos llevaría al filo de la montaña. Pero… aun no lograba controlar mi ansiedad. Esa misma noche iban a salir los que habían demostrado mejor ritmo de marcha… Y resulta que yo estaba en esa lista!!! Con mi compañero preparamos todo y salimos en ese primer grupo. Éramos nueve en total. Mi autoestima estaba intacta para enfrentar el gran esfuerzo que demandaría el día de cumbre.

ESCALANDO POR EL FILO DE LA MONTAÑA 64 | EXTMAG

A las 3 AM iniciamos la marcha. Eran tan grandes mis ganas de lograr el objetivo que mi concentración era increíble. Me coloqué al final de aquella hilera de luces de linternas frontales y después de un par de horas de ascenso nos ubicamos al pie de la pared de 600 m de roca empinada que había que escalar para conquistar la cumbre. Asegurados a unas cuerdas fijas, iniciamos lentamente el duro ascenso. Al ir último, sufrí todo el tiempo el riesgo de ver cómo me pasaban cerca las piedras que se desprendían por los escaladores que se encontraban sobre mi.


MUJER TRANSPORTANDO A SU NIÑA MIENTRAS LLEVA LA CARGA DEL CAMPAMENTO

De pronto salió el sol, y yo me encontraba ahí, en el filo de la pirámide, frente a un paisaje inolvidable… A lo lejos la selva, en mis pies la roca caliza de la montaña, y al frente un enorme glaciar cubierto de nieve… ¡La cumbre estaba cerca!

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ESCALANDO LA CANALETA EN LA PARED DE 600m CON UNA FUERTE PENDIENTE EXTMAG | 65


Caminaba con mucho cuidado por el filo. En ambos laterales, un precipicio que asustaba. Tuve que concentrarme para no dejar que el miedo me paralizara. De pronto, allí estaba el famoso corte de montaña, de unos 20 m de longitud. Para cruzarlo, no queda otra que recurrir a la confianza en tu arnés y en las cuerdas que allí cuelgan. Cuando me tocó el turno, sin dudar ni un segundo, coloqué mis mosquetones de seguridad en la cuerda y me lancé al vacio, quedando colgado en esa tirolesa aterradora… En ese preciso momento

una suave nevada empezaba a caer, y el frío se hacía presente…. Logrado este paso, y cuando pensaba que lo peor ya había pasado, aún me encontré con un par de situaciones más de similar adrenalina. Pero poco importó, porque ya sabía que estaba a poca distancia de coronar mi quinta cumbre. .. Y así fue que resolviendo todos los inconvenientes y siendo las 9 de la mañana pisamos todos la cumbre!!! Allí estaba, en el techo de Oceanía, en esa diminuta cumbre donde aparecen los recuerdos LA PRECIADA CUMBRE

CUMBRE PUNCAK CARSTENSZ PYRAMUD 4884 MDPI

de tus seres queridos, los de la tierra y los del cielo, y de todos los que te apoyan para llegar hasta ese lugar. Los amigos que siempre empujan y los que colaboran económicamente… las empresas «El constructor» y «Buen Pique» y el Sindicato Municipal SUOEM. Cuando uno está lleno de emoción y de felicidad, se pueden analizar infinitas cosas, pero hay una que sobresale: llegar al objetivo, a nuestra cumbre de la vida, que sólo se puede lograr si estamos dispuestos a enfrentar a «nuestro propio yo»… DESDE LA CUMBRE, VISTA DEL GLACIAR EN EL CORDON MONTAÑOSO DEL FRENTE

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nuestros miedos, cansancios, nuestros propios límites… Una vez que lo conseguimos, podemos decir que nos encontramos en la cumbre… y la sensación que nos provoca estar allí es que aún podemos seguir por más!!!


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MENDOZA

Textos & Fotografías: Andrés Cantelli

La ecuación río de montaña+bote+remos no puede dar como resultado otra cosa que no sea diversión… Con esta premisa llegamos a Mendoza, siguiendo la ruta del vino, para probar los rápidos del río homónimo y respirar el aire tibio de Cacheuta, de pura aventura.

Si bien el rafting no es considerado un deporte de alto riesgo, existe una escala de intensidad /peligrosidad, que lo hace más o menos accesible para los distintos públicos. Los recorridos de clase 1 son de baja complejidad, y los de clase 6 son exclusivos para profesionales o personas con mucha experiencia. Sabiendo esto, elegimos Mendoza porque además de su belleza natural, y porque tiene ríos de montaña ideales para este deporte, nos daba la posibilidad de realizar un tour por bodegas, la famosa ruta del vino, y tomar un pequeño curso de degustación. De esta manera, podíamos sumar a las maravillas del paisaje y las actividades al aire libre, una pequeña caricia al alma, como es la posibilidad de conocer y paladear unas ricas copas del fruto de la vid. La agenda incluía algunos recorridos programados juntos a un grupo de amigos, que además de llevarnos de paseo por la ciudad, iban a hacer rafting junto a nosotros.

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El día se presentaba calmo, apenas una brisa del sur y un sol espléndido. Algunas nubes pequeñas se divisaban en el horizonte sobre las altas cumbres. Desde el centro histórico de la ciudad y previo paso por el memorial del general San Martín (monumento moderno e interactivo, de escala obligatoria para todos los visitantes de Mendoza y que recomiendo tanto por sus contenido histórico como por su belleza arquitectónica), partimos hacia el Dique los Potrerillos. Este camino es lo que se denomina la vieja ruta a Potrerillo, ya que hoy se usa la Ruta internacional Nueva a Chile para visitar el Dique y el Embalse. La ruta vieja ya ha quedado para actividades más relacionadas al turismo outdoor o las actividades relacionadas con la vida al aire libre y a emprendimientos comerciales del tipo residencial.


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El objetivo: llegar hasta el paraje de Cacheuta*, a unos 35 km del centro de Mendoza, y que pertenece al Partido de Lujan de Cuyo, sede del equipo Betancourt de Rafting, que además ofrece en el lugar otras actividades como el MTB, Trekking, Rapel, Cabalgatas, paseos por el río y la posibilidades de acampar en este maravilloso sitio al pie de la montaña. A la hora pactada para arribar al lugar, nos recibió el Sr. Betancourt con unos ricos mates, amargos y calientes. Después de charlar un buen rato, recorrimos las instalaciones que incluyen un restó, una piscina, solárium, vestuarios y una maravillosa vista del río y la montaña. Armamos nuestros equipos para hacer Rafting: casco, chaqueta impermeable, guantes, chaleco salvavidas y el remo de una sola pala, más el gomon inflable con capacidad para 8 tripulantes. Subimos todo el equipo a las camionetas 4x4 y descendimos hasta el punto de salida sobre el Río Mendoza. El lugar de partida está a unos 15 minutos de las instalaciones y tiene un recorrido río abajo de unos 12 km aproximadamente. Este trayecto puede acortarse si las condiciones climáticas sufren un cambio o en caso contrario proseguir hasta un máximo de 20 km. Todo este trayecto puede considerarse de clase 2 a clase 3, dependiendo del caudal del río que depende del deshielo o de las lluvias circunstanciales, siendo la época más favorable para disfrutarlo entre los meses de Septiembre hasta Marzo, aproximadamente. Párrafo aparte merecen los chicos que conforman el equipo Betancourt de Rafting , que actualmente marcha en tercer lugar en el campeonato argentino de esta especialidad, y que tiene altas chances de quedar en primer puesto, dado que la próxima fecha del certamen se llevara a cabo sobre el Río Mendoza, que es precisamente, en donde ellos entrenan todos los días. De acceder al primer puesto y quedarse con el campeonato argentino, serán quienes nos representen en el campeonato mundial de esta modalidad, que en esta oportunidad se hará en África, más precisamente en Mozambique. En la playa rocosa contra el Río Mendoza, Pablo, nuestro guía, nos dio las últimas indicaciones de cómo girar, subirse al gomón en caso de caernos, cómo cerrarse sobre el centro de la embarcación si esta corriera el riesgo de golpear contra una roca o los bordes mismos de las montañas, otras forma de remar, y cómo acomodar el bote en el curso central del río, que es el mejor lugar para llevarlo.

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(*) ‹Cacheuta› significa Arenal o Arenales con piedras. El término proviene de los Indios Huarpes, originarios de las montañas y la zona de Cuyo.

1. Vista aérea del complejo camino a Cacheuta. 2. Junto a Horacio minutos antes de comenzar el Rafting. 3. Tramo 1. Inicio del Rafting. Complejidad del tipo [02]

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clase 2.


[+] INFO HAY EQUIPO. El Equipo Betancourt, ha representado a nuestro país en muchas competencias internacionales de rafting: - Campeonato Mundial de Rafting Costa Rica 1991. - Turquía 1993 (3º en Down River y 5º en la General). - Zimbawe 1996. - Juegos Mundiales de la Naturaleza Brasil 1997. - Campeonato Panamericano de Rafting Costa Rica 2006. - Campeonato Mundial de Rafting Korea 2007. - Campeonato Mundial de Rafting Bosnia & Herzegovina 2009. - Campeonato Panamericano de Rafting Brazil 2009. - Campeonato Mundial de Rafting Juvenil Costa Rica 2011(5º en la general). - Múltiples campeones argentinos de rafting. [03]

[+] MAPS

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Al agua! ¡Salimos! El agua estaba perfecta, cristalina y muy fría (se podía sentir en las pequeñas gotas que empezaban a entrar en la embarcación con los primeros saltos. A partir de allí, todo se puso realmente bravo: saltos, giros alocados, rebotes en las piedras y las laderas de la montaña, y profundas caídas libres en los pozos del río que van quedando cuando este envuelve a las piedras grandes. ¡Sencillamente espectacular! Altas dosis de adrenalina pura. Cada tanto el río nos daba un respiro de unos segundos para acomodar todo, para luego y nuevamente removernos de los perímetros del bote donde íbamos sentados, y así presentarnos desafíos cada vez más intensos. El recorrido final, en tiempo, es de aproximadamente 30 minutos, y esto tiene que ver con que a mitad del camino existe un lugar tranquilo, donde el río descansa, se abre y se tranquiliza. Allí, aprovechamos para hacer un parada, tomar algunas fotos

y comentar los alcances de la experiencia. Sacamos un poco de agua del bote, nos acomodamos la ropa nuevamente y nos preparamos para el último tramo, que en este caso era de menor intensidad. El rafting de clase 5 o 6 para expertos se hace río arriba, por detrás del embalse El Potrerillo, ya que en esa parte se forman como cañadones y la velocidad del agua alcanza valores realmente importantes. Allí el río es marrón intenso, y no cristalino como el tramo que nosotros transitamos, pues la bravura de la corriente provoca muchos sedimentos y estos son arrastrados a la superficie. Tal es así, que parte de la indumentaria que se utiliza es de descarte, pues queda muy arruinada por el barro del agua y por los cortes que provoca el impacto con las piedras. Finalmente, llegamos al punto final del recorrido, con una sensación de placer mezclado con mucha adrenalina… es algo difícil de describir. Muy recomendable para los amantes de los deportes en contacto con la naturaleza.

Al llegar, nos esperaban las camionetas, un café caliente y tortas caseras sin sal, típicas de este lugar. Para la siesta, compartimos unas cervezas con un exquisito asado a cargo de la gente de Betancourt, para comentar todas las andanzas de este esplendido grupo de Rafting que hace de esta actividad una forma de vida, y además recorre toda nuestra maravillosa argentina, representándonos en todo el mundo. Y así, casi sin tiempo y sin mediar escala alguna, nos cambiamos, aprontamos nuestras mochilas, y salimos hacia la ruta del vino, comenzando por la bodega «Domiciano de Barrancas S.A», para tomar nuestro curso de degustación e iniciarnos en el Arte de la cata de Vinos Finos. Porque visitar Mendoza y no hacer esta actividad es casi un sacrilegio, tan grave, según rezan los especialistas, y los viejos bodegueros, como ponerle soda al Cabernet Sauvignon…

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[+] INFO BETANCOURT RAFTING S.A. Ruta Panamericana Km 26 · Mendoza · Arg. Base: Ruta Panamericana Km. 26 · Blanco Encalada · Lujan de Cuyo · Mendoza Cel: 54 (0261) 15 5591329 / 15 5591328 info@betancourt.com.ar [04]

4/5. Tramo intermedio. Complejidad del tipo clase 3. 6. Pequeño descanso en el río. Ideal para hacer fotografía y descansar.

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Puerto Pirámides

Textos & Fotografías: Andrés Cantelli

Una experiencia extraordinaria en Puerto Pirámides, Península de Valdés, de la mano de una cabalgata por la playa patagónica. El mar de fondo repleto de ballenas francas saltando completan el paisaje y lo vuelven inolvidable, feliz.

Puerto Pirámides es una pequeña villa balnearia recostada sobre el sector sur de la Península de Valdés, sobre el Golfo Nuevo, a unos 90 km de Puerto Madryn, En temporada baja, viven allí unas 350 personas. Pero constantemente es visitada por turistas del mundo entero que buscan contactarse con la vida natural, la vida salvaje. Su geografía presenta el típico contraste entre las dunas de arena, algunas formaciones recosas a manera de acantilados… lo agreste de los paisajes patagónicos contra ese océano Atlántico inmenso, de un azul profundo maravilloso.

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Desde este pequeño puerto parten todas las embarcaciones de empresas autorizadas para realizar los avistajes de ballenas francas, entre julio y diciembre. Y si bien para la historia fue un puerto de transporte de sal, ahora su actividad más importante es el turismo. De alguna manera, todos los habitantes del lugar tienen relación directa o indirecta con esta actividad.

Entonces, hasta allí llegamos con Rous, mi bella compañera de viajes, para participar de una experiencia «diferente» que lleva poco tiempo desarrollándose en la zona: una cabalgata con Caballos Criollos Argentinos. Esta actividad se suma como novedad al gran abanico de opciones que tiene Pirámides: avistaje de fauna marina, buceo, Mountain Bike y kayakismo.


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Al galope. Un vehículo de la empresa pasó a buscarnos a las siete en punto de la mañana por el magnífico Hotel Rayentray, en Puerto Madryn, para llevarnos por la Ruta Provincial Nº 2, por unas dos horas, hasta Puerto Pirámides. El día se presentaba nublado y con algo de lluvia, muy fina. Los 15º de temperatura daban calidez a la jornada. Ya desde la llegada pudimos apreciar en el mar una intensa actividad de ballenas francas en cada rincón del golfo. Admirados y ansiosos, los turistas relojeaban desde la costa cada movimiento: las embarcaciones de avistaje no podían salir debido al mal tiempo.

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1. Al trote por la playa principal de Puerto Pirámides. 2. Vista desde la playa hacia a formación acantilada que le da el nombre al puerto.

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Eran las diez de la mañana, aproximadamente, cuando Gerardo apareció en la playa. El titular de Criollos de Valdés venía con su tropilla de caballos en fila para llevarnos a cabalgar por toda la zona. La imagen era soñada: ya percibíamos que íbamos a ser protagonistas de un día distinto, esos días que te reconfortan el alma. Luego de una larga charla, y unos ricos mates bien amargos y calientes, típicos de la gente de campo, montamos nuestros potros y emprendimos la cabalgata por las arenas del golfo rumbo a la formación acantilada en forma de pirámide que le da el nombre a la Villa y al Puerto. La cabalgata tiene un recorrido medio de aproximadamente dos horas, dependiendo de las paradas que uno va realizando para conversar, tomar fotografías, o quedarse observando el paisaje con toda su majestuosidad sumado a la fauna impactante del mar.

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Gerardo nos contó que hace aproximadamente tres años que desarrolla esta actividad. Oriundos del centro de la provincia de Buenos Aires, llegaron junto a su esposa a este maravilloso lugar en el mundo para quedarse definitivamente. Organizan también cabalgatas por las Estancias de la zona y residencias dentro de un circuito de Turismo Rural, pero desde mi visión no se compara con esta salida costera,

Todos coincidíamos plenamente en que este tipo de vivencias son únicas en el mundo, y que además tienen una impronta muy cosmopolita, ya que aquí arriban personas de los confines más remotos de la tierra que terminan por enamorarse del sitio y sus bellezas naturales. El recorrido de esta travesía parte desde el centro de la Villa y va rodeando la zona urbana para finalizar cabalgando por las

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extensas playas. Puede derivar hacia el Sur y llegar a los acantilados en forma de Pirámide, pasando por las antiguas vías del ferrocarril que transportaban sal desde las salinas que se encuentran tierra adentro de la península. Esta recorrido más extenso, depende básicamente del las condiciones climáticas y de la altura de la marea. Sin dudas, en el paseo por la playa uno experimenta una sensación de libertad


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inigualable: debe ser la inmensidad del paisaje o quizá el horizonte interminable del océano, lo que hace sentir ese estado de relajación y bienestar, que es lo primero que me aparece en la memoria, cuando uno se remonta a este momento tan gratificante. El aire fresco en la cara, el olor a mar tan característico y las ballenas de fondo saltando volvían este hermoso lugar un sitio mágico y muy reconfortante para los sentidos.

3. Ballenas Francas a metros de la playa. 4. Luego de la cabalgata con Rous, disfrutando de las visuales de la playa.

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Los caballos parecían entender el lenguaje del entorno, y en sintonía con las ballenas, pasaban del trote al galope cuando éstas se acercaban a la playa. Algunos días, los caballos hasta se adentran en el mar y nadan muy cerca de las «gordas» (como los lugareños llaman a las Ballenas Francas). Nos quedamos, mate en mano, un largo tiempo observando el horizonte infinito. En silencio, sin hacer ningún comentario, en ese estado ideal tan cercano a la felicidad que lleva inexorablemente a repensar la vida y a hacerse preguntas existenciales.

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Sin dudas, nuestra cabalgata con ballenas ha sido una de las tardes más bellas de mi vida. Una vez más en medio de esa Patagonia que te duele en el cuerpo con su extraordinaria y exuberante naturaleza. En aquellos momentos en que considero que la vida me trata duro, tan solo cierro los ojos, pongo mi mete en blanco y me traslado por algunos instante a aquellos mágicos momentos en Valdés. Y la felicidad regresa de manera inexorable... 5. Cabalgando con un grupo Australiano.

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[+] INFO Criollos de Valdés Gerardo Albert info@criollosdevaldes.com.ar Av. De las Ballenas s/n. Puerto Pirámides Tel.: (02965) 49 5004


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EL CALAFATE

Textos & Fotografías: José Caputto

Confirmado: El Calafate también puede ser un ‹destino extremo›! En medio de un paisaje de ensueño, esta población tiene mucho más que bellos glaciares para ofrecer al visitante… Almorzamos adrenalina el primer día en Calafate... Recién llegados, decidimos empezar con todas las pilas nuestra visita a esta joya santacruceña. Por eso, contratamos los servicios de Viva Patagonia para divertirnos a bordo de los cuatriciclos que nos servirán de excusas para explorar el paisaje. Comienza la excursión… Luego de adentrarnos con la Hilux en una de las tantas típicas estancias de la región, nos encontramos con unos ricos lomitos a la plancha que, vuelta y vuelta, desatan comentarios y anécdotas del parrillero y los anfitriones de excursión. En la base de operaciones de montaña Viva Patagona, un parador de madera y una vista privilegiada nos sirve para resguardarnos del constante viento que pega en nuestros rostros. Se sienten ganas, se respira extremo… se mira el destino.

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Desde este punto, que descansa de las actividades invernales de nieve (pero no de otras actividades estivales), comenzamos nuestras actividades outdoors. Los cuatriciclos esperan ser domados. Recibimos las indicaciones de rigor, tan necesarias y adecuadas, antes de poner primera a nuestro primer día en la Patagonia. El recorrido nos desenrolla por senderos surcado por los vientos, grabados en colores, agotados del lavado de los hielos. Los recovecos cortan los soplidos, la aventura recién empieza. Los motores callan para plasmar la visual. Contrastes de claroscuros ratifican los folletos promocionales. Paleta de colores, naturaleza rica…única. La cámara clikea, la go-pro, graba. Instantáneas para el recuerdo. Memorias para guardar. El recorrido es cortado de a ratos por nuestro guía (Sebas) para darnos pistas y datos curiosos sobre su región de crianza. De vivencias

propias y de su sangre, que doblegan la confianza de sus expresiones. Bordeando el recorrido, en pleno verano, podemos juguetear con la nieve. Las fotos propias de la oportunidad de la parada no se hacen esperar. Casco en el codo, sólo para las panorámicas necesarias para transmitir las vivencias. Sin lugar a dudas, detener los motores es necesario para escuchar el rugido del viento, para observar lo que estas palabras no pueden transmitir. Tampoco podremos luego detenernos tanto en las bicicletas: la pendiente no lo permite.


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De regreso a la base, Loly nos espera con algo caliente, indispensable para reponer energías y reconfortar nuestro interior sacudido de diapositivas, pero también de los gélidos aires de montaña. Ahora sí, guantes en manos y a desatar para abajo la montaña con nuestras «Cross Fire»!!! Tan sólo los primeros 600 metros son cuesta arriba (quizás otro tramo al final). Lo que sigue, es paliza para los frenos a disco. La cadencia inicial quema nuestras piernas, pero se recuperan fácilmente luego del primer domo. Los amortiguadores llegan hasta nuestros brazos.

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El repiqueteo continuo sacude nuestros hombros. Dos celosos dedos, siempre alertas a la velocidad y lo que nos sorprenda en el camino, detonan la tensión necesaria a nuestros frenos. En la derecha, el trasero…. siempre más apretado que el delantero (que llevamos en nuestra izquierda). Cuidarse de la «dada vuelta», como de derrapar….hacen que nuestras piernas se flexionen sobre los pedales, y aprieten el cuadro para dominar estos «desacatados biciclos». Cada tanto, nuestro guía se adelanta (¿cómo lo hace?) para sacarnos fotos o para alertarnos de lo que sería nuestro próximo desafío. Curvas, curvitas…a mover la cinturita, apretar los cantos y gritar para irrumpir el silencio... Explota la adrenalina: curva noventa grados en descenso.

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Los fardos recubiertos y las mallas de contención ponen en rojo nuestra mirada. El corazón late más rápido, se transpira…. aunque el viento seque rápido. De a uno, y con toda la prudencia del caso, pasamos este y otros obstáculos que siguen. Puentes, saltos, zanjas….todo desata el «cuiqui». Esto es deporte extremo; y así se lo vive….con prudencia, pero al 100% de emoción, al límite…del fallo.


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Ya en la última etapa de lo desandado, una mesa bien resguardada del viento permite confesar a Loli su asombro frente a nuestro desempeño. Esta pareja de padre e hijo nunca había utilizado una bicicleta en este tipo de actividades. Solo en llanura pedaleamos. Cereales y jugo: convite para bajar las pulsaciones y disfrutar de la parte baja del recorrido que se adentra en las montañas y se desanda hasta el valle.

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Es El Calafate que nos espera, nuestra primera noche….previa a nochebuena. El sendero nos deja a espaldas de la calle principal. De casualidad, en el patio de uno de nuestros próximos destinos: «La toldería» (uno de los 2 boliches). De a pie, pero acompañados por nuestras compañeras «Zenit Mirnha», recorremos la galería de artesanos, y de golpe… 20 metros a la derecha sobre San Martín, nos esperaban

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Sebas y otros compañeros de Loly. Como un flash, en el centro estábamos. Las oficinas nos devuelven a una realidad más cotidiana, a algo un poco más semejante a nuestra actividad. En el centro de atención al público, donde cerramos el día, se muestra la dinámica de las reservas, y la estructura de Viva Patagonia se ve a pleno.

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En un día comprimimos vuelo, Quads y bikes…3 de las «mil aventuras». Loly nos lleva hasta nuestro lugar de descanso. No hay más piernas por hoy, no más brazos… Perdón, pero «La Tablita»nos espera con su cordero patagónico. Seguirá la aventura…

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