“Yo no me comprometo por nadie.” Rick Blaine *1ª Mención especial* El mundo se derrumba; enciendo la tele y leo mi pasado en los posos del café americano. Aquí también hay botas de verde musgo aullando, péndulos, que sólo oscilan entre centro y derecha, con su herencia deconstruida en almíbar de naranja. Hay un puño con pesadillas de nobleza y gotas de sangre que han olvidado su cuna de metal, madera y siete de la mañana. Él juega al ajedrez solo como quien escribe, y mis renglones son las eLes que dibujan los caballos. Tú también hablas francés pero siempre has vestido de azul, ningún nazi va a impedirlo porque todos tus aviones tienen destino a Mijé. Las burbujas ignoran las manos hambrientas, los barrios de Nueva York que nadie invadiría, pese al foco; y ya nos advirtió Estellés que nos llenarían de espadas la sintaxis y que sólo les ponen megáfonos a las diferencias mientras todos esperan, esperan y esperan. Nuestros encuentros también son en la esquina de la v de cada verso. Yo también me quedé esperando, yo también me sacrificaría por ti. En eso puedes confiar. Javier Hernández
HACER DEL INVIERNO UNA METÁFORA
*2ª Mención especial*
Llega diciembre con su frío templado, y ahondo cada día en depresiones que creí haber atravesado hace mucho. Si dejas que el corazón se enfríe a la velocidad lenta, pero inclemente de las mañanas de desidia acaba desvelándote el tiritar de tus propias manos aferradas a las sábanas. Ya no puedes dormir de tanto sueño bajo temperaturas gélidas, y sabes que eres la responsable de haberte abandonado a la nieve en el pecho. Soy chica de primaveras, así que por mi cumpleaños y por San Juan pido siempre el mismo deseo: dejar de estar tan triste. Lo bueno es que anduve por un lustro la senda de la culpa y de la inacción aprendida ante la rabia encarnada, y ahora me sé a la perfección todos los trucos de este miedo insidioso que se cuela en mis huecos y tira de mis carnes sin dejarme resguardo. Lo bueno es que mi psicóloga está orgullosa de mí.
BARQUERO, MI DESEO
*3ª Mención especial*
Barquero, concédame un deseo, déjeme hablarle tras un paseo, deleitarle sin ningún titubeo, bajo la noche, el cielo. Barquero, concédame un deseo, navegue a mar abierto y sáqueme del infierno, solo concédame un momento. Barquero, mi deseo es marchar lejos, donde no escuche mis pensamientos, donde nadie sufra mis fallidos intentos, sin compensaciones y sin remordimientos. Barquero, concédame un deseo, solo quiero escuchar susurrar al viento, las olas, el silencio, solo quiero no escuchar mi lamento. Barquero, vengo del infierno, fue eterno, barquero, vengo del cielo, fue etéreo. Usted sanará mi alma, barquero, ambos sabemos mi deseo, aquí. ahora. al alba, mi deseo: córteme el cuello. Sara Pérez Palazón
Lo bueno es que cada vez un mayor porcentaje de mis poemas contienen esta frase. No me importa ser repetitiva; memoricé el tacto del cuchillo y el olor de las ausencias y ahora estoy dispuesta a desaprender el olvido de la felicidad más legítima. Sol Camarena Medina
DIARIO DE UNA ESPOSA Abril 04 8:00 am Hoy se cumplen veinte años de aquella tu decisión de ya no estar al igual que todos los días desde entonces te sigo pensando 7:00 pm Esta tarde vino el Dr. de urgencias luego de mi llamada me atendió tomó la tensión conversó conmigo me recetó unas pastillas antes de irse pidió lavarse las manos en el baño observó el hueco de siempre los salpiques violáceos en la pared se secó las manos no hubo comentarios se despidió se marchó como todos los que se lavan las manos. Leonardo Melero Blanco
CARTA A UN DESTINATARIO COMÚN No sé escribir desde las murallas del pensamiento me pierdo –sin mi mirada ni el murmullo en mi cabeza– dentro de este espacio, reconozco un patrón familiar que atrapa con sus garras la piel de las letras dolientes no puedo existir sin la posibilidad de escribirte hoy como la tierra crepita cuando crecen las raíces, así confeso que vive en mí un volcán silencioso que me quema por dentro desde la tarde que nací compruebo si existe algún conjuro para sobrevivir a todas estas tormentas y desastres en mí, –para allanar el terreno al próximo aguacero y no tener que contar hasta diez para respirar– quiero expulsar el mal en mí, esa percepción propia, que me hace vivir observando desde una ventana por la que adivino las horas en un reloj de plástico mientras rezo para que vuelvas entre los ladrillos he intentado llamarte todos los días entre pensamientos, encubriendo mis pocas ganas con la falta de tu voz, falsificando sonrisas para sobrellevar que ya no estés –para dejar de pensar que te necesito para crear– llamo a mi propia puerta y fantaseo con oír tus pasos, al fin y al cabo, golpear este teclado es como caminar, –no sé si hacia ti o desde tu lugar hacia otro desconocido– si te escribo desde aquí, ¿puedes oírme? Ariana Lara
EXPANSIONES
NIÑA
Eras un lunes sin intención de viernes mirabas por la ventana un cielo terso que en el fondo era inmensidad y cosías con la misma intención expansiva conceptos del querer.
Aún es una niña, lo es, por más que folle, se enamore y vuelva a enamorar. Una niña con prisa de vivir, de romper, sostener sus ataduras. Y te acuerdas suplicando devorar, ser devorado. Alguien que busca en otros lo que sueña. Asomada al tiempo como te asomas al mar –inerme, sola–, a pleno sol, con aguacero.
Amiga tenías tantos que se te llenaban las faldas y regabas el suelo. Amiga tenías tantos que todos quisimos quererte a ti del error de creer que el amor es único y limitado. Inés Alcolea
Antonio Manzano Molina
Beso al espejo
HOJALATA
Perdonarse es el primer paso de todos los caminos. Implica caminar descalza, con riesgo de abrir alguna herida pero con la seguridad de que tus pies estarán en contacto con el suelo que te abraza cuando lo pisas. Perdonarse es el primer beso que todas deberíamos recibir. Un pellizco en el corazón creador de los colores de esas mariposas felices que vuelan fuera de tu estómago. Aunque nos lleve años, aunque nos cueste tiempo, arañazos, cicatrices y vida. Perdonarse es el trayecto, y tú siempre serás el destino.
Una nube de humo surge de la nada. Los ojos se vuelven catarata. La soledad se hace nudo en la garganta. Camina a rastras el hombre de hojalata buscando el mar de plata gris, como canas, las fibras de un corazón que se desgrana. Tic tac, tic tac se despide el alma, marioneta del destino que mueve hilos sin atino. Porque el frío es el calor de la resignación, y el calor es el frío filo de la espada.
Silvia Madera Gómez
Con sus suelas gastadas dibuja un mapa de excepciones y decepciones que se congelan en el polvo de una memoria olvidada. David Rodríguez
Por Juan de Austria
LA REFLEXIÓN DEL POETA
Pasaba menos sigiloso de lo que mis pasos suelen estar acostumbrados estas calles se hicieron para que yo las pasara como si nada y como nada pasé por ellas no me importaba ni su causal ni mi causa en religión adopté las disciplinas que todo buen seminario precisa tomé el Alba por la mañana gota por gota las tardes las emancipaba de los fríos poetas en las oscuras tabernas y las noches me reposaban en el Alma perdida de las catedrales abandonadas recé mil y una oraciones a las vírgenes en los bares creí en mi fe perdí las esperanzas soñé con un mundo perdido me perdí en los ojos negros de las miradas furtivas de las piezas incompletas de esta Madrid deshecha.
Llega un momento en nuestras vidas en que tenemos que tomar duras decisiones analizar con cautela lo que ha sido nuestro peregrinar a lo largo de este mundo, a lo largo de esta vida. El poeta reflexiona frente al espejo mientras recuerda los momentos vividos memorias fugaces vienen como fotogramas a su mente para recordarle que ha vivido. Ha caminado por senderos oscuros buscando la luz al final del túnel el poeta está cansado, está agotado, pero sigue adelante porque así debe de ser. Robert Allen Goodrich
José A. Nobrega
PODER SALVARME, -NOS
HOY TAMBIÉN ME ACORDÉ DE TI
Si tuviese el poder en mis manos la fuerza que me muestran los ojos tuyos, lanzaría sobre nuestras cabezas proyectiles de verdad. Certeras fueron las palabras que te dediqué al otro lado del mar, orgullosas las manos violentas que me recuerdan con golpes inolvidables, sociedad cómplice, portazos irrefrenables, que no he nacido para vivir sin ti, que, aunque el infierno sea contigo no me dejan escapar.
Hoy también me acordé de ti; bueno, de tu forma de mirarme sin preservativo. Sí, lo he dicho bien. Me acordé de ti. Destruyendo con tu mirada cualquier intento de ser bueno. Confieso que yo tampoco usaba nada para hacerte el amor. Te miraba sin protección, sin pensar en el peligro y provocando esa situación embarazosa alrededor. Sí. Hoy me acordé de ti, volviendo a poner tu mirada en riesgo. Me acordé de ti; De tus manos inquietas y descaradas, de cómo aprendían las mías a sobrevivir, culpables de tu guerra y por la batalla desgastadas. De cada uno de los rincones de tu trinchera, de cómo en una guerra pueden ganar los dos bandos, de cómo pedíamos tregua, de cómo provocamos la guerra, de cómo nunca firmamos una paz que no deseábamos. Hoy te has colado de nuevo con alevosía en mi sueño sabías que no opondría resistencia. No pides permiso para entrar porque siempre compartimos lo mismo: despertar juntos en una noche de lluvia.
Ahora que tengo el poder en mis manos, mi reflejo roto me grita que yo he venido a esta vida a cuidarme, a salvarlas, salvarnos, vivir. Irene W.
Juan Carlos Borreguero Tavira
Me he sumido en este murmullo, señor. No conozco otra cosa. Me he sumido en esta incertidumbre, señor he soñado tinieblas hasta acalambrarme los huesos, derribé las miradas incriminatorias. Me he sumido en la inseguridad; soy un pájaro que no sabe volar. Me he deshecho, señor, me has soltado la mano cuando dije mamá, soy lesbiana lesbiana lesbiana lesbiana. La niña nació muerta y la revivieron; ahora le echan la culpa de existir de no ser la que debía de no seguir las reglas de hacer jirones los estereotipos de romper los estatutos. Me he despertado en este mundo y no me gusta; dígame, señor dígame qué hago dígamelo ahora o calle para siempre.
Muerte a San Valentín A dos días de San Valentín sigo triste porque no estás aquí. Las cosas cambiaron, hubo destrozos sin reparo. Solo narro desde entonces versos amargos, pensando en tus dulces y jugosos labios, los cuales ya estaban (des)encajados y ahora tendríamos que volver a cuadrarlos. Permite que mis besos anden asustados, saben que tus labios están manchados (de otros) y tengo miedo de, sin querer, torturarlos. Desilusionado, mi corazón sigue enamorado, pero es sabio y sabrá cómo solucionarlo, ya que siempre fue revolucionario. Estas líneas son sin ensayo: me río de los que dicen que es una suerte estar enamorados. Inventemos una nueva fecha en el calendario, por ejemplo, el 17 de mayo, será la fiesta de corazones desamparados sin dinero por creer en el 14 de febrero el día que inventó El Corte Inglés otro más de sus apaños. Miriam Ramírez López
Ojalá ser flores
starbacks
En una hoja de afeitar
starbacks sirve un café de mierda a precio de oro blanco. veo hípsters y veo a vagabundos, a veces incluso los confundo. veo a gente que va a la moda -y me miran raro, eso ya lo noté-. dos yonkies, vestidos de ejecutivos, intercambian medio gramo para ponerse a tono esta tarde. al fondo, dos jóvenes tatuados cuentan dinero encima de la mesa, y no se esconden. una madurita deja a su marido por su jefe, por teléfono. unos adolescentes que llevan gorra se fotografían y ríen amontonados en unos sofás, sonríen a la cámara frontal. un sufrido autónomo paga a sus proveedores usando la red Wi-Fi gratuita del local. un joven en paro ha quedado con una amiga para tomar un matcha latte e intentar acabar follando esta noche. todo por la foto, -con marco y filtro Perpetuatodo por decir que estás aquí tomando el peor café del mundo a precio de oro, blanco.
Toma esa toalla blanca y pequeña que nadie ocupa, Ahógala en el agua caliente, casi hirviendo que dejó la tetera. Llévala a tu cara hasta quemarte, aguanta aguanta como hombre (eso dijo alguna vez tu padre y el mío). Aprieta el tubo y deja caer la crema en el recipiente, Frótalo con el hisopo húmedo en su Valderrama cabellera. Forma esa nieve con olor a pino negro. Pinta en círculos tu semblante con el diez de Colombia de los noventa. Ahora pasa el rastrillo de tu abuelo, ese de una sola hoja asesina. De arriba abajo, de lado a lado. Da lo mismo, te cortarás igual, Pásala hasta que la espuma merengue del Madrid se convierta en su camiseta rosada de recambio, por la sangre que brota de las imperfecciones de la cara que el viejo rastrillo no perdona. Moja tu faz con agua helada para cerrar las heridas que sollozan. Deja caer la loción en tus manos en abundancia, como una pequeña alberca verde. Y castígate en cachetadas, aguanta, soporta como hombre (eso dijo alguna vez tu padre y el mío). Ahora puedes ver las heridas Cúbrelas de papel suave, doble hoja. Sí, ese mismo que está rodando al lado del excusado Que no te dé vergüenza salir así a la calle. Son los costos de ser hombre (eso dijo alguna vez tu padre y el mío)
no dejéis propina. Ángel Company
Luis Reyes Castillo
La muerte
11.
Se oculta la luna por nubes opacas, pintándose el cielo de lóbrega estampa.
Ahora que los tiempos de ayer se están marchando, ahora que el espacio se hace agua, sé tú mi columna de hierro, sé mi espacio y mi figura, sé mi voz y mis palabras, sé mi perdón. Hubiera querido verte a los ojos antes de partir, verte bailando y girando y cantando y amando. Pero ahora, por favor, sé mi voz y mi desierto, sé mi templo, sé mi destino, sé mi fuego y mis cenizas, sé la fuerza que se me extingue, sé la razón que me hizo hombre. Haz que cumpla mis promesas, haz que olvide los viejos parlamentos, los viejos bailes, que olvide lo que me hizo tanto daño, sé mi testigo, sé mi fuerza, sé mi razón para vivir, sé el muro que me protege de los bárbaros, sé el más largo amor posible, con largos besos y largas letanías, ahora, ahora que a los tiempos de ayer les digo adiós.
¡El viento se agita! Corrientes heladas gimiendo en la noche anuncian la parca. Parecen suspiros de tristes fantasmas y son los siseos que entonan las ánimas. La muerte se acerca con una guadaña, la piel se estremece del miedo que causa. Se envuelve en ventiscas y en trémulas ráfagas, en negros augurios de un terror que espanta. El tétrico espectro que trágico brama al cumplir su encargo entre sombras marcha.
Hugo E. Trejo M.
Se marcha sabiendo que no habrá un mañana para aquella vida que ahora se acaba. Y deja la muerte, al partir impávida, un escalofrío que escarcha hasta el alma. Raúl Carreras
NACEMOS PARA MORIR
VIDA
Nacemos para morir y cada día morimos un poco.
Hoy voy a perdonar a todos los que hicieron algo mal.
Morimos de a poco, a pedazos agonizamos lento como un sollozo, que muere en nuestra garganta cuando una pena, una queja, se clava en nuestra alma.
Empezando por ti que no te quisiste quedar, que decidiste que lo mejor era echar a volar y que las explicaciones estaban de más.
Nacemos para morir y cada día morimos un poco. Cuando el desamor nos rasga, cuando el dedo se cuela en la llaga. Morimos lento, muy lento, sin explicación, ya no hay dolor. Morimos cuando nuestros labios no fueron besados, cuando nuestro cuerpo no fue amado, cuando no escuchamos: Te amo. Nacemos para morir y cada día morimos un poco. Cansados de amar sin ser amados; de buscar y no encontrar, de cada día morir de a poco. María Josefina Trujillo Mayz
A ti que odiabas los paseos a la luz de la luna por si las estrellas fugaces. A ti que no querías saber nada del sushi ni del japonés, que preferías un italiano a un tailandés. A ti por olvidar aniversarios, san valentines y todas esas pantomimas importantes. A ti que pensabas que el amor se escurría como una pastilla de jabón y que era mejor ir de farol que pasar a la acción. A ti por hacerme odiar los domingos, las navidades, y todas tus putas particularidades. Por los “malos rumores”, por esos días sin luz, sin aire, sin vida. A ti que nunca quisiste llegar a Roma por eso de que todos los caminos llevan al mor.
Falsos Positivos
A ti que aunque fuiste fugaz me supiste hacer feliz pero dejaste cicatriz.
Hasta sus cenizas volaron, rompieron sus huesos y sus sueños enterraron… en una fosa común. Mancillaron sus nombres, creando un nuevo vocablo “Falsos positivos”. Eran buenos muertos y no muertos buenos afirmaron sus ejecutores, ¡no recogían café! -refutó el patrón. Sus cuerpos torturados fueron disfrazados con prendas militares: quizás fue una de las pocas veces que estrenaron ropa y botas. Sus madres, las que creyeron ignorantes, a las que quisieron ignorar, no olvidaron, se enfrentaron. Ellas siguen clamando justicia, siguen exigiendo la verdad.
A vosotros cuando no supe leer la razón en vuestros ojos, ni el sufrimiento de vuestra piel ni el dolor del alma en cada mirada, cada palabra, cada putada; hoy os pido perdón. Pero hoy voy a perdonarme a mí por pactar con el pasado, cortarle las alas al presente y no abrir las ventanas del futuro. Pero sobre todo hoy voy a perdonarme por no usar la goma de borrar tu nombre mucho antes y así empezar a romper esquemas y disfrutar de la
Adonis Tupac Ramírez Cuéllar
Voracidad Indefinida De Amarme. Mary Belda
Anidando entre cuchillas Esta es la historia de un chico que había perdido el mundo lo convirtió en otro más, lo encerraron en clase y le obligaron a estudiar, vendió su tiempo a 10 la hora con un descanso para almorzar. No es la vida que soñó, pero da igual, se evade cada finde en los bares de la capital y cada lunes de vuelta a la vida real hablando de las cosas de las que habla la gente real: fútbol, política y facturas por pagar. Hay que moldearse para encajar en la sociedad y este chico medio árbol-medio pájaro cogió las tijeras de podar... ¡No hay sitio para rebeldes sin causa en la gran ciudad! como tampoco hay sitio en el bus que acaba de llegar lleno de pasajeros con la misma rutina: vender su tiempo a 10 la hora con un descanso para almorzar, pero para él sí había sitio porque ya era como los demás: la mirada pegada a la pantalla y los pulgares preparados para bailar con la cabeza apoyada en el cristal pensando en los gritos de un jefe sin talento 8 horas después, vuelta a casa, pone las noticias: corrupción, tres homicidios y un huracán. Un zolpidem y a dormir ya no le interesa la oscuridad, ya no cuenta estrellas ni le emociona el olor del mar, la orquesta de los coches ya no le suena tan mal solo le preocupa tener limpias sus cadenas vendió su libertad, por un techo y por pan, el mundo lo convirtió en otro más. Esta es la historia de un chico que había perdido ¿o la de uno que había empezado a madurar? Fernando Alonso
He visto durante años como la poesía se creaba por una hipócrita ilusión nacida de astutos traidores, mentiras endulzadas y deseos envenenados; del abandono y el engaño, del desencanto de un corazón cada vez más damnificado. Ahora la poesía se forma a base de la hilera de versos que brotan de tus labios, que atan mis muñecas cada vez que buscas el chillido del éxtasis, que se han enredado entre nuestras manos para que nunca encontremos el nudo que nos desenlace. Seré una aliteración en aquellos días que la confrontación se apodere de nuestra voz y quiera cargarse el abrazo encantado que nos devuelve a la luna. Y ni un calambur hará que perdamos el rumbo, siempre encontraremos en la diferencia de cada juicio una pieza que encaje con ambos. Cada mañana haremos la misma anáfora: seguramente tú te despiertes antes por ese insomnio crónico que tienes, y me llenarás la boca de vida con la tuya, no querrás desayunar a no ser que sea yo la tostada a la que quieras hincar el diente, y mientras te vistes, te haré una revisión de arriba abajo para recordarme que no estoy soñando.
Nuestra historia fue exponencial como una concatenación, de un amor platónico a una posible tangibilidad, de lo tangible al eterno deseo, de eterno deseo al completo enamoramiento, del enamoramiento completo al amor hasta la muerte. Somos una constante epífora, consigues repetir lo mismo que pronuncio el setenta por ciento del tiempo que hablamos al mismo tiempo que yo, o bien repites con infinita adicción esas ganas de tenerme envuelta entre tus sábanas. Qué pesados somos, parecemos un polisíndeton cuando hablamos de planes de futuro, y de nuestra casa y de nuestros perros y no nos olvidemos de los gatos, y de los viajes y del sexo en la cocina y de casarnos y del piano a las tres de la madrugada y del susurro en cada amanecer... Lo más curioso de todo es que dicen que Tauro y Escorpio son complementarios por una supuesta antítesis entre ambos, y sin embargo cuando yo hablo de Roma tú preguntas que cuándo vamos, cuando hablas de una vida conmigo yo ya estoy imaginando el día que estemos horas eligiendo los muebles del salón, un colchón que no haga ruido y una lámpara que jamás opaque nuestra luz. Tú sabes lo que estoy pensando y sonríes como un niño pequeño con una piruleta.
No sé la de veces que me has dicho que hago una hipérbole cuando digo que eres la mejor obra de arte que he visto en mi vida, pero bien que te alteras cuando tú dices que fui esculpida por alguna diosa griega a su imagen y semejanza y te digo que estás exagerando. Por suerte, puedo decir que nunca me has dejado con una pregunta retórica en la boca. Siempre fuiste conciso, preciso, atrevido y auténtico. Y lo mejor de todo es que sé que contigo todas mis dudas se han resuelto y no tengo preguntas que hacerme sobre qué pasará, o qué haremos en según qué situación. Simplemente, lo sé. Nos sé. Ángela de la Fuente
SIN TI TODO AGONIZA
Arúspice
Cuando los astros pierden su luz, cuando las nubes negras rodean mi cuerpo, cuando el mar arroja ataúdes esculpidos en olas de espuma blanca, cuando el futuro desaparece entre un presente vacío, rodeado de miedos, de mundos muertos, sin riendas que me guíen, sin almohadones que amortigüen mis caídas. Un planeta global lleno de barreras. Ideas locas que en mi mente golpean. Cuando todo alrededor se desvanece, siempre viene para rescatar a mi apagada alma algún poema. Lidia Prado
En la noche honda el sexo de los gatos me mantiene en vilo y pienso que la aruspicina es la clave. El chico de hombros claros me revela el misterio y soy incapaz de leer sus labios. Vuelvo a la cama manos húmedas [en] la almohada intento recobrar el sueño. Ricardo Sarco Lira
Esto casi es un poema (poema accidental)
Nuestro lecho
Hoy casi lo consigues y casi te escribo un poema que no era para ti.
Los pilares humildes de sus lares soportan la caída magna del olvido. Antaño surgía poderío en campo tupido, ahora vacío, menguan los hogares.
Casi lleno mi viejo cuaderno con ideas que casi eran versos pero todavía está casi vacío. Y mi gato, que casi no maúlla, me ha dicho que lo deje para otro día.
Profunda huella queda en la meseta de un amor perenne en tu cintura. El silencio se torna en locura si una brisa mima la flor violeta. Extensas llanuras topan colinas talladas sobre delicias y castillos. Pueblos de piedra y cal crean brillos al cauce generoso de aguas finas.
Casi mejor. Hoy casi olvido que paso casi todos los días casi solo y en este rincón del mundo y casi a oscuras miro a los monstruos que me visitan casi cada día y que a estas alturas del poema todavía no saben casi nada sobre mí. Creen que sus vidas de monstruos son casi perfectas aunque en ellas ya casi no cabe la poesía porque han ocupado casi todo el espacio sideral con aquellas viejas pesadillas que casi creía olvidadas. Camino casi a rastras por los pasillos de mi casi casa recordando aquella tarde-noche de domingo (casi lunes) en la que casi me dijiste que casi llegamos a querernos. Casi. Pero no. Daniel Mustieles García
Allí posee el diablo cuevas sobre el Júcar, donde caímos en tentaciones a pachas. Atascaburras, migas y buenas gachas dejan paso a las hojuelas con azúcar. En el cielo de Alcaraz nace el mundo, aliados somos de su plena dicha. Bajo los puros chorros se encapricha el alma traída de guiño profundo. Cuerpos mojados que siguen la corriente junto al calor de caricias se cobijan. A lo largo de este barranco se fijan blancos yesares que aclaran la mente. Vaga es la partida que deriva a retiros de plácida estampa. Puestos en pasaje nos atrampa frondosos robles que a la vista cautiva. Reposa el día, la noche es un hecho, cuando el deseo en los labios presume y el vientre de la montaña asume un hueco para nuestro lecho. Miky Munilla
Tan irresponsablemente nuestros
De pronto pasó muy rápido, nos hicimos mayores sin preguntar. Investigando los bosques sin permiso, de pronto, la muerte viene a jugar. Y desde la última fila del bus se escuchaba: “cuánto hemos cambiado”, “Julia ya no es la misma”, “me muero por cambiar de ciudad”, “mañana será mañana”, “no nos cuida nadie si no lo pedimos de verdad.” Todos siempre con prisas, con urgencia en los ojos, camino del cielo, y lo mismo mañana, o pasado, nos cansamos de intentar volar, asomados a la ventana nos pillamos los dedos, cuando empiece a hacer corriente. Ruedas con flojera, y luces de neón, y más luces, y más faros, y más lejos, y más tenues, siempre se dejan ver, pero nunca se quieren quedar. Frente al espejo, somos: relojes mancos, barcos cojos, chalecos con mangas, tándems divorciados, cotorras afónicas, gatos con tres patas. Pero a nuestros ojos nada cambia, no somos quien se mueve, somos de los que tienes que esperar, siempre sobrados de tiempo, siempre con suerte, viviendo sin parpadear. Ahora nos asustamos, tan irresponsablemente nuestros que por primera vez tanto el pasado como el futuro se nos van cayendo del bolsillo donde también escondemos las manos, por no saber dónde ponerlas. Daniel Tapia García
NUDO Con mis brazos anudaré tu cuerpo y, como Gordias, esconderé los cabos, guardaré los extremos, trabados, ocultos, cuerdas sin fin ni comienzo. Déjate liar... Ataré con mis besos lanza y yugo timón y carga pértiga y madero. Déjate liar... que uncidos por yugo dos bueyes lentos arrastran el carro de nuestros secretos. Yo amarraré rencores y abrazos, afrentas con besos, perdones, olvidos ... y tornarán anudados un único cuerpo, un solo latido. Si te dejas liar, desafiando al viento seremos abrigo. Trenzaré para ti una red invulnerable en el tiempo y me liaré contigo. Concha del Canto
HERMANA, NONA MAGNA
(41 alejandrinos libres de rima) A mi hermana Isabel
nos muestras un camino que no has debido andar. Hora es de la clemencia tiempo de comprensión duelo de hermana herida de pérdida y dolor.
Tus arrugas son surcos delicados y angostos.
Tus arrugas son surcos delicados y angostos.
Fruncen por donde el tiempo tiembla dulce y amargo pliegan cuando sonríes a tus nietos y nietas. Tus manos son tan grandes que abarcan la ternura de retoños que quieren a su abuela del alma.
Desde tu nacimiento pequeña hermana mía de madre tan hermosa y padre enamorado tu belleza precede al amor que te tengo y que nunca ha cesado y nunca cesará.
Tus arrugas son surcos delicados y angostos.
Tus arrugas son surcos delicados y angostos.
Tus ojos que sostienen la mirada violeta el color esperanza y el amor recibido. La niña que tú eras rebelde como el mar insumisa, inconstante como las olas, brava. Tus arrugas son surcos delicados y angostos. Tan hermosa y valiente todo a tus pies tenías prendida ante tus sueños contra un mundo tus besos. Tus miedos y tus sombras derrotaste con luz de tu alma ensoñadora con fuerza deslumbrante. Tus arrugas son surcos delicados y angostos. Por tu cara deslizan las lágrimas que surgen de tu agitada vida de tu trémula voz. Si te alcanzan las penas si envidian tu alegría son surcos que se añaden al rostro que sostienes. Tus arrugas son surcos delicados y angostos. No supe quién te guía en la jungla o el páramo siempre tu voluntad tu tierno corazón. Por dentro un alma joven herida en su costado por sus seis rosas rojas por sus catorce nietos. Tus arrugas son surcos delicados y angostos. Como una dolorosa rodeada de estridencias en trágica semblanza te he visto deslizar. Como hermana mayor del duelo no me libro y en silencio te lloro por no poder curarte. Tus arrugas son surcos delicados y angostos. Te distancias, te hieres te inmolas en tu mundo
María Aurora Gámez Enríquez
Mamá Sombras, luces, que empañan el cristal convertido en tela de araña. Que me empañan mientras finjo que todo sigue igual. No, ahora cierro los ojos y veo los suyos. Veo dos negras y perforadas pupilas que me miran y me rasgan de clavículas a garganta. Veo mis botas salpicando el blanco y negro suelo de la calzada. Veo un cuerpo oscuro, convulso, frío. No, ahora cierro los ojos y escucho tus gritos. Mamá, ¿qué pasa? ¿Qué ha pasado? Mamá, necesito hablarlo. Mamá, deja de llorar porque me estoy ahogando en esta casa, cada día arrodillada a los pies de tu cama. Escucho tus rojos gritos arañando la escena Escucho en neón el aullido de dolor. Escucho el silencio en su boca Escucho mi voz lejos pidiéndome por favor, que sea fuerte. Sé fuerte Sé valiente Sé fuerte Sé valiente Por ella, tienes que hacerlo por ella. Un mantra que se repite Un pensamiento cíclico Un nudo marinero hecho de miedo que ahora que va pasando el tiempo no puedo deshacer. Mamá, Mamá, Mamá, Mamá,
te necesito. me siento sola. el mundo sigue. ¿qué hago ahora?
Si sigo llorando al pasar por esa calle o por cualquiera. Si aprieto los dientes, clavo las uñas y me hago pequeña al pisar un paso de cebra. Mamá, sigo teniendo miedo. María Andreu
CELOS XXI
Se ingiere el veneno el vasodilatador hace efecto, corren por venas encenagadas odio, calor, flores quemadas. Pican las manos, arde la mirada. Castigo de fuego, ¡Venganza! ¡VENGANZA! Los cielos se abren en el pecho, al descubierto late una boca de ascuas. Destruir. Destruir quiero. Puños cerrados, fragua encendida. La mente bulle, cabeza hervida. Nubes. Vapor. Sueño de hielo. La imaginación vuela creando imágenes perfectas. Humo negro, lengua de magma bolas de fuego, arda el heno. Todo cabe en esta maleta con pelo y de ojos abiertos. Queremos que caiga, que caiga abajo. Tirar la torre, salar el campo. Las ruedas vuelcan. Metralla. Arena. -¿Te has fijado cómo ese chico
me ha mirado?-. (Trago). -Ni lo había notado. Guzmán García
Desprendimiento
Trazos discretos
Finalmente oí la voz que estrangula al nombre. En el estremecimiento, se agitaba el vagón escuché: Mi niña, mi niña, pellizcaba, invadía golosa cada músculo a su paso era escueta, se formaba a la vez que se diluía. Entendí: era también salvaje templada en deseo su naturaleza no era el alivio, sino clamar. Vagando en el no ser inundaba a huéspedes, así papilas metálicas dejaban un trazo. Ahora, en el desgarro del grito entendí: nació para explayarse nació para (des)hacer nació, frustrada, caprichosa, para tomar. En la dispersión del acercamiento volví de lo primigenio, me arrulló la voz de mi madre. Socavé las piezas, aparté las memorias aparté sus memorias acepté la disgregación como propia. Mi niña, mi niña querida un golpe seco sacude el rechinido anuncia el próximo destino. Ahí, en el instante en donde lo sagrado se torna materia y el velo pierde su transparencia aquel vestigio de murmullo acariciaba las asperezas el falso laminado de aluminio se templaba. Un susurro, un llamado dulce, una caricia, aquel eco distante no era ajeno también era parte de mi herencia, era mi hogar.
Él me ve mujer – capullo con rosas en el pelo, jazmines en las manos.
Gabriela Ruiz
Yo juego a la soga, danzarina. Mi sombra acompaña con devoción milagrosa. Él ve mi desnudez sobre un campo espigado por la fecundidad de sus ojos. Pujo y agrieto el muro. Lo incita mi savia. Él ve una estampa vivaz sobre la mustia omisión. Yo me acomodo cual agua en un cuenco y descanso feliz sobre una mirada que define. Mónica Dopazo
Efímero
Raíces
Si lo eterno termina en un instante, un para siempre no tiene sentido. Valioso es lo vivido, lo grande es un descuido, ya que lo pequeño es lo más importante. Sergio Jiménez Yébenes
La madre es la parra atormentada grilletes de metal, sarmientos de fuego néctar de los insectos, dulce fruta caníbal. No te muevas, te cortaré un dedo no grites, respira el aire tóxico de petróleo. Eres Prometeo encadenado, hace siglos que no eres madre, tu condena es renacer, crecer contaminada, someterte a la eterna desidia de las generaciones de virus que corrompen tu vientre. Los pueblos danzan a tu alrededor enarbolan las banderas del olvido una capa de plástico los cubre tu supermercado de confianza los entierra el grito lo escuchan las lombrices que serpentean por el cadáver tibio de los abuelos. El mercado es la naturaleza, como la naturaleza es un monstruo una ola que rompe sobre una muralla de hombres que supuran arsénico. Otra bestia ha de venir, que libere tus cadenas, despojando las águilas de tu vientre de tus aguas corrompidas renaciendo así, eterna y adusta sobre mi calavera de barro. Darío Cadenas
La pérdida de la cordura
He sido musa y Diosa, pero también he vivido ser llamada bruja porque mi mente tuviera ritmo de metrónomo averiado y mi reflejo fuera difuso en el río. La oscuridad ha carcomido mis huesos, ha clavado un punzón en mis pulmones no dejándome respirar al encontrar una dificultad, al ver como todos se van y la luz deja de brillar.
He sido bestia y Diablo, aunque el miedo apriete la soga invisible que oprime mis muñecas desde la tierna infancia y la sangre corra hasta derramarse. Empuñé la cuchilla que partió mis alas hasta ahogarme en el fango escurridizo que ahora me frena, Pánico me acompaña desde entonces; Muerte es mi compañera. Me pesan las pestañas cada amanecer que no puedo dormir y mi amigo Insomnio baja a verme, se acurruca en mi regazo suplicando redención, nadie le abre nunca los brazos menos yo; ha encontrado refugio en mi pecho y no busca abandonarme, dando paso al miedo irrefrenable y tremendamente absurdo al sueño, a los sueños, a soñar alguna vez más. Ahora las pesadillas se acumulan y quiero fingir que todo está bien, aunque sigo viendo tus manos en mi cuerpo, y me niego, no puedo llorar, trato de forcejear, quiero gritar y solo puedo callar. Veo como los extremos se juntan en mi cabeza, el punto de no retorno no existe. Paula Aparicio Cejudo