hanoch:Pauta viasual 2 columnas
2/7/09
17:21
Página 42
Hanoch Piven. Dibujando con objetos En veinte años de carrera profesional, Hanoch Piven ha visto publicados sus trabajos en importantes medios de comunicación en ambos lados del Atlántico. Publicaciones como Time, Newsweek, Rolling Stone o The London Times han albergado en sus páginas sus coloristas y siempre sorprendentes trabajos. Israelí de origen uruguayo, pero formado profesionalmente en New York, Piven vivió en esta ciudad durante diez años, hasta que decidió volver a Israel. Actualmente, vive en nuestro país. Desde su taller ubicado en el popular barrio de Gràcia de Barcelona, trabaja para clientes internacionales y viaja por el mundo impartiendo workshops ante alumnados muy diversos. Inquieto e inconformista, Hanoch Piven es de esos creadores que necesitan reinventar su trato con la profesión constantemente, como mecanismo imprescindible para ahuyentar el tedio. Eso sí, mantiene una fidelidad absoluta a una manera de hacer –lo que él define como dibujar con objetos– y un constante interés hacia la representación del rostro humano. Texto: Carlos Díaz
visual 42
El célebre caricaturista Tullio Pericoli escribió en alguna parte acerca de las prácticamente infinitas posibilidades de combinación que ofrece el rostro humano. En ese texto –que la alianza entre el desorden de mi biblioteca y mi pereza, me va a impedir citar textualmente– Pericoli reclamaba nuestra atención no sólo ante los millones de rostros distintos pertenecientes a cada uno de los individuos que conforman la actual Humanidad, sino al número incalculable de rostros de generaciones ya extintas que ha conocido nuestro planeta. La diversidad combinatoria entre dos ojos, una boca y una nariz que ofrece la naturaleza es inimaginable. Diversidad que en contadísimas excepciones respecto al cómputo global rompen –con imperceptible error– los rostros de algunos hermanos gemelos y
hanoch:Pauta viasual 2 columnas
2/7/09
17:21
los caprichos combinatorios del azar. No es del todo improbable que en algún rincón del mundo –o de su historia– puedas encontrar un rostro idéntico al tuyo. La literatura ha abordado el tema del doble repetidamente, no por casualidad. El vértigo y el asombro se afianzan cuando constatamos que, además, las posibilidades de representación de cualquier rostro son incalculables, por no decir infinitas. Los trabajos más populares de Hanoch Piven dan fe de esta última constatación. Ni retratista, ni caricaturista, Piven representa rostros célebres con el auxilio de objetos, a medio camino entre la simbología y la representación. Tras brevísimos instantes de duda, reconocemos que ese rostro carente de ojos y solucionado con sencillas manchas de color sobre el que se ha depositado un
Página 43
micrófono a manera de nariz, es el de Barbra Streisand. Descubierto el juego, el parecido se nos antoja evidente e incontestable. Sin embargo, no es tan sencillo. Piven juega con la complicidad del espectador. Sus trabajos excluyen al espectador pasivo. Es necesario saber ciertas cosas acerca del personaje, ciertos aspectos que la convención ha decidido elevar a la categoría de rasgos distintivos: la profesión que ha hecho de la retratada una celebridad; el rasgo anatómico de su rostro –la nariz– que la ha convertido en una discutida belleza. En este trabajo, Piven ha utilizado sus recursos de caricaturista para describir la boca, pero el resto es de la cara es extremadamente esquemático: sólo las proporciones que adquiere el micrófono –y su esencial carga semántica– nos dan la clave para decodificar el conjunto.
visual 43
“Mi ideal es que la gente tarde unos diez segundos en reconocer a la persona representada. De esta manera el espectador es gratificado con la misma alegría que te da resolver un sudoku”. Piven entiende que el artista ha de trabajar a favor del público, y no dándole la espalda –estableciendo unos códigos “sólo para iniciados”– como sucede en una buena parte de las galerías de arte, cuyas puertas bien podrían lucir, como algunas tabernas, el cartel de “reservado el derecho de admisión”. “El público no está invitado a participar en este tipo de arte: no se le dan pistas y, por tanto, se le presentan las obras como algo lejano y excluyente”. Hanoch Piven tiene como prioridad establecer la comunicación y el diálogo con
hanoch:Pauta viasual 2 columnas
2/7/09
17:21
el espectador. Alguien le dijo una vez. “cuando veo tu trabajo, lo entiendo, y además sonrío”. Un comentario que colma las expectativas del autor, pues ésta y no otra, es su intención.
La música del azar Como Paul Auster, nuestro entrevistado parece especialmente fascinado por la importancia del azar. Las melodías que aleatoriamente va componiendo la suerte, el destino o la casuística han tenido –imaginamos– su protagonismo en su nada sedentaria peripecia vital. Nacido en Uruguay, Piven se traslada con 11 años a Israel, país en el que vive los años fundamentales de formación. Una primera vocación, como dibujante de caricatu-
Página 44
ras, lo lleva a trasladarse a New York, para estudiar en la prestigiosa School of Visual Arts. “Fui a estudiar cartooning. Los autores de los superhéroes más famosos del momento daban clases en la escuela. Decidí ampliar mis estudios cursando ilustración y después sentí la necesidad de ampliar mis conocimientos cursando diseño gráfico”. En la escuela entró en contacto con importantes figuras como Harvey Kurtzman, uno de los fundadores de la revista MAD. Poco a poco, y recibiendo diversas influencias, Piven empezó a incorporar elementos de diseño gráfico en sus caricaturas. De tal manera que, al finalizar sus estudios, tenía dos portfolios distintos: uno de diseño y otro de collages. El interés
visual 44
por introducir objetos en sus trabajos apareció en parte como consecuencia de su inseguridad con el dibujo. “Como estudiante, yo me sentía excluido, porque nunca fui un virtuoso de la línea. De alguna manera, esta frustración me llevó a la búsqueda de un lenguaje que no se interpusiera entre lo que quería decir y expresar y la manera de hacerlo”. De este modo, Piven ha explorado durante todos estos años las enormes posibilidades plásticas –y sobretodo comunicativas– de los objetos y su diálogo con la superficie del papel, los trazos y los colores. A la semana de finalizar sus estudios, Piven tuvo una de esas experiencias que le hacen a uno colisionar con la realidad: le llamaron de Newsweek para encargarle una portada.
hanoch:Pauta viasual 2 columnas
2/7/09
17:21
“Yo no estaba preparado. Tenía cuatro días para resolver el encargo. Hasta el momento no había hecho ningún trabajo sin la ayuda de los profesores. El resultado fue que no se publicó. El director de arte me dijo: ‘ya sabía que no se publicaría, pero quería ser el primero en encargarte un trabajo’. Había dos opciones más, ya que siempre tenían tres opciones para presentar a los editores. Yo creí que era el fin de todo”. Sin embargo, no fue más que un primer contacto con la realidad de la profesión. Después de un período de tiempo trabajando en diseño gráfico, llegó el momento en que pudo hacerse su hueco en el mercado con sus retratos de celebridades solucionados con el empleo de objetos. El mercado estadounidense permite al ilustrador este grado de especialización.
Página 45
“El contexto de la profesión en Estados Unidos es diferente. Te puedes especializar y el mercado es lo suficientemente grande para que te ganes bien la vida con un trabajo muy específico. En Estados Unidos la vida del ilustrador era muy cómoda, una especie de kiss of death. Te vuelves dependiente. Cualquier persona con ambición y energía creativa se va pudriendo poco a poco. A mí me iba muy bien trabajando para las revistas americanas. Pero, al cabo de tres o cuatro años, me aburrí. Sentí que, aunque profesionalmente me fuera bien, personalmente, resultaba miserable conformarse con hacer siempre lo mismo durante años y años”. Esta necesidad de cambio es también la que le ha llevado a ampliar sus horizontes más allá de los retratos. “Con el tiempo he empezado a hacer libros para niños.
visual 45
También me interesa mucho la televisión. En Israel hice un programa de televisión en que salían mis manos trabajando. Aquí en Cataluña, he colaborado en el programa de TV3 Una mà de Contes con Manuel Barrios. Para este trabajo, experimentamos con los objetos de manera inversa: en vez de servirme de los objetos para contar una historia, hicimos que la historia derivara de los propios objetos. Trabajamos por áreas: la escuela, la cocina, el hospital, etc. Fue muy interesante tener la ocasión de invertir el proceso de trabajo”. Un proceso en el que el azar es un ingrediente fundamental. “Los objetos me dicen lo que quieren ser y lo que quieren hacer. Es algo que me diferencia de otros ilustradores: yo no entro nunca en una ilustración con la página en blanco”.
hanoch:Pauta viasual 2 columnas
2/7/09
17:21
La creación como juego Traspasar la puerta del taller de Hanoch Piven es una experiencia que trae a la memoria el espejo que Lewis Carroll concibió como umbral del mundo de los sueños. O por decirlo de una manera más directa, es como penetrar en un pequeño jardín de infancia lleno de cachivaches. Detrás de esa acumulación de objetos no se adivina la mano de un coleccionista, ni la de un fetichista: son utensilios sin ningún tipo de connotación artística o histórica, pero que albergan una historia que contar. Frente a trabajos como los de Isidro Ferrer o Peret, cuyo ready-made enfatiza los valores plásticos del objeto y las superficies y texturas que el tiempo ha depositado sobre él a manera de pátina, Piven se muestra mucho
Página 46
más ecléctico, ya que muchos de sus objetos provienen de las tiendas de todo a un euro. Piven prescinde del romanticismo de los objetos y se relaciona con ellos de una manera más intelectual y desapasionada, lo que le emparenta con el gran Joan Brossa. “Mi proceso de trabajo consiste en comenzar jugando con los objetos. Jugando con ellos, acabo por llegar a algún lugar. Ahí vienen las ideas. Incluso cuando hago la caricatura de una persona, sigo dos procesos paralelos: bocetar a lápiz y jugar con los objetos, hasta que ambos procesos confluyen en un único resultado. Nunca me da vergüenza utilizar el verbo jugar, ya que el juego es algo íntimamente conectado con el arte”. En los últimos años, Piven ha realizado workshops en países como Estados Unidos, Canadá, Israel, Argentina o Brasil,
visual 46
entre otros. Talleres en los que Piven comparte este gusto por el juego, sin restricciones ni reglas preconcebidas, con un público muy heterogéneo: parvularios, colegios, hospitales y –claro está– escuelas de arte. “Un día me llamó una terapeuta de arte de un hospital oncológico para que hiciéramos con un taller con los objetos del hospital, para que los niños se relacionaran de otra manera con esos objetos que asociaban a experiencias desagradables. También he trabajado con soldados con síndrome postraumático. Hace poco, me acaban de llamar de un psiquiátrico. Trabajar con un público tan diverso exige una gran flexibilidad mental y resulta muy estimulante”. De alguna manera, Piven brinda a este público ajeno a las técnicas y aptitudes artísticas, la posibilidad de expresarse, guiados
hanoch:Pauta viasual 2 columnas
2/7/09
17:21
por la experiencia de alguien que lleva muchos años exprimiendo las posibilidades que se ocultan en los objetos. “En estos talleres la gente encuentra que ya no están limitados por lo que su mano sabe hacer”. A Piven le estimulan los retos, los lugares no comunes por los que poder transitar con libertad y en los que sea posible todavía descubrir cosas. Por eso, le estimulan los proyectos en los que el creador no se limita a aplicar fórmulas ya probadas. “Me estimulan los proyectos en los que puedo intervenir en la comunicación de una manera global. Por ejemplo, un hospital de Israel me encargó una campaña para concienciar a la gente de la importancia de lavarse las manos. Es un tipo de proyecto que recibiría una agencia de publicidad. Permite comunicar visualmente a varios niveles: pós-
Página 47
ter, logotipo, escultura, happening interactivo. Y todo ello resuelto a partir de objetos”. Hanoch Piven tiene la convicción de que se avecinan turbulencias en la profesión. Nuevos planteamientos y necesidades que pondrán en crisis la idea arquetípica que hoy tenemos de un ilustrador. “El modelo del ilustrador que espera al lado del teléfono y se dedica a hacer algo bonito o dar su propia visión –dentro de unos márgenes establecidos por la naturaleza del encargo– se está volviendo anticuado. Los ilustradores han de entender que, si no van a crear contenidos, no van a poder subsistir. Se está llegando a esa conclusión. El camino para los ilustradores es: busca qué quieres decir y dónde lo puedes decir”. El hecho de vivir en un lugar distinto al que se encuentran la gran mayoría de sus
visual 47
clientes, también ha otorgado a Hanoch Piven una perspectiva nueva sobre su trabajo. “Es más fácil hacer buen trabajo cuando conoces la materia. Mi época de mayor popularidad, en este sentido, fue cuando colaboraba con la prensa israelí, haciendo un trabajo que implicaba un posicionamiento sobre la realidad política y social del país. En la época del primer gobierno de Netanyahu empecé a ser conocido. Tenía mi propia columna en el suplemento del diario Haaretz. El año pasado tuve una columna en otro diario, pero encontré que no funcionaba, porque estaba desconectado del día a día. De ahí nacen las buenas ideas. Si trabajas sobre una realidad de la que no tienes información de primera mano, es muy fácil caer en los lugares comunes”. l