latas O
el guarro de JUAN de Urbieta
55
Ă lvaro Sobrino Texto de Pilar Portero
Diseño: Herederos de Juan Palomo Edita: Blur Ediciones, S. L. © de las imágenes: Alvaro Sobrino © del texto: Pilar Portero © de la presente edición: Blur Ediciones, S. L. Imprime: Grupo Marte ISBN: 84-609-3647-3 Depósito Legal: Este libro ha sido impreso en papel de ArjoWiggins: Sensation Artist Extra Blanco 120g. para interiores y 250g. para cubiertas.
55 latas es una experiencia de positivación. Porque transformar la basura en objeto sería positivo. Porque convertir lo incívico en expresión debe ser también positivo. Porque recuperar lo aleatorio, el azar, la individualidad de lo casual, es positivo. Porque inventarse cualquier cosa para por fin hacer algo a medias con Pilar es lo más positivo. Gracias a Albanta que me ayudó mucho con las latas (a recogerlas, a lavarlas, a escogerlas, a clasificarlas, a pegarlas...), a Pilar por su dedicación concienzuda y el texto resultante, y a Yolanda que ha estado como siempre detrás de este libro y de todo lo demás, para que nada falle.
Jugo de lata Schchchchchchchwepes. Se tira de la anilla, se vierte la tónica en el recipiente elegido y –tras abrir la ventana del patio– se arroja la lata vacía que se estampa contra el pavimento grabado al neumático que comparten una agencia de alquiler de coches y el estudio de diseño Herederos de Juan Palomo. Ahora solo falta provocar la curiosidad de un individuo que concluya la obra de arte. Y ahí es cuando entra en juego el “elegido”. Ese hombre ignora el papel que le ha sido asignado pero es el único capaz de materializar un proyecto estratégicamente milimetrado por su autor. El cerebro de esta especie de reacción artística en cadena exhibe la inteligencia precisa para condicionar la conducta de otro sin despertar la más exigua sospecha, hasta el punto de ser considerado “el guarro” por su inocente actor. Paciencia, unas cuantas latas planchadas más y la obsesión le apresará. Después de observar la metódica rutina durante días, acabará agachándose a recoger el primer ejemplar, erosionado, prensado, con la marca semiborrada. Hojalata exprimida, un desecho a punto de ser víctima de la conciencia ecológico-ciudadana denominada reciclaje. Con semejante destino, un sujeto sensible y con inquietudes no podía abandonar la lata a su suerte. Superada la vacilación inicial provocada por la magnitud de la idea recién parida, el amasijo de chapa cobra una nueva vida. Le espera un futuro de starlette junto a los próximos cadáveres exquisitos, esas piezas irrepetibles fruto de la colectiva participación a ciegas. Día tras día, la voluntad doblegada
se siente, paradójicamente, más libre e ilusionada, mientras la colección de latas crece rodeada de mimos, acariciada por la promesa de su inmortalidad en un libro y en una exposición a la medida. La buena marcha del plan excita a ambos creadores, al que manipula y al subyugado. Mientras, el lanzamiento de envases sigue su ritmo, incluido el atropello de gracia que les imprime un peculiar carácter a cada uno. La falta de interés por desenmascarar al “guarro” evidencia que el conocimiento no siempre proviene del exterior y cómo el instinto es la salida de incendios de los contenidos del inconsciente, que diría Jung, discípulo predilecto antes y rival después de Freud. La intuición recomienda obviar al culpable, a ese extravagante personaje con todos los síntomas de un obsesivo compulsivo. Dominado por la absurda manía de tirar la lata desocupada como parte de un delirante ritual con una significación determinada. Bah!, a quién le interesa dar una explicación psicológica a algo tan simple como deshacerse de un elemento inservible. El aliciente de la trama es la energía creadora que desencadena una provocación que cualquiera hubiera resuelto subiendo al piso del vecino y desatando las más bajas pulsiones. Sin embargo, resulta un privilegio observar cómo una conducta define otra. Desde el punto de vista personal cada uno de los dos protagonistas de esta historia se percibe alentador de la acción del cómplicecontrario. No podrían identificarse físicamente pero han sincronizado ciertos hábitos que les unen a su pesar. Los dos poseen el genio que nos impulsa a disertar y disfrutar ante un puñado de latas. Pilar Portero
imรกgenes de las
55 latas
Este libro se termin贸 de imprimir en diciembre de 2004