HAIKYO CITY

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Este dossier tambiĂŠn estĂĄ pensado para leerlo de forma interativa. Puedes verlo en el siguiente enlace:

https://issuu.com/alvarobernabeu

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¿Qué tengo entre las manos?:

Este dossier no es únicamente el resultado de un proceso que empezó hace unos meses y que aún continua de cara a la presentación de mi Proyecto Fin de Carrera, sino también una declaración de intenciones de mis intereses y motivaciones personales volcados sobre la elaboración del proyecto que me permita acceder al mundo profesional con totales facultades. Bienvenidos a mi PFC, bienvenidos a Haikyo City.

Edición: Alicante, 10 de Febrero de 2018

Reconocimiento - No Comercial - Compartir igual Licencia Creative Commons - No se permite un uso comercial de la obra original ni de las posibles obras derivadas, la distribución de las que se debe hacer con una licencia igual a la que regula la presente obra.

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¿Quién soy? La construcción del relato Y ahora, ¿qué hago? Vale pero, ¿cómo lo hago? ¿Qué puedo tomar de referencia? ¿Y todo esto porqué?

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01. ¿Quién soy? Me presento, soy Álvaro Bernabeu, arquitecto y actualmente estudiante del Máster en Arquitectura en la Universidad de Alicante para poder habilitarme en el mundo de la profesión liberal. Este capítulo pretende ser un viaje por mi trayectoria académica de los últimos años que pone de manifiesto mis intereses de cara a la elaboración de mi Proyecto Fin de Carrera.

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Acceso a Portfolio

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Como punto de partida, a la izquierda se puede observar un pequeño compendio que muestra algunos de los trabajos desarrollados durante los últimos 5 años en el Grado en Fundamentos de la Arquitectura donde he intentado inclir aquellos proyectos que han representado mi modo de ver y entender la arquitectura durante la carrera y en los que he puesto la mayor de mis ilusiones. Estos proyectos no solo ayudan a saber de dónde vengo, sino también a dónde me quiero dirigir, un ejercicio de retrospección del pasado y de proyección hacia el futuro, y que incluyen desde trabajar desde la escala urbana y el paisaje, a trabajar con el patrimonio edificado, pasando por la regeneración urbana o la implementación de nuevos usos o programas en áreas obsoletas de las ciudades. En definitiva, aquellos proyectos que puedan tener vínculos con el Proyecto Fin de Carrera que quiero desarrollar y que complementan, de una forma u otra, las referencias de las que parto para llevarlo a cabo, aunque esta visión se haya ido clarificando y canalizando hacia una propuesta definitiva con el transcurso del Máster. Este ejercicio primigenio de retrospección e introspección para saber qué arquitecto era, y en qué arquitecto me quería convertir con este proceso ha ido evolucionando con el desarrollo del curso, cuando además he ido averiguando qué parte de mi bagaje me va a servir más en relación a mi visión de mi futuro profesional a largo plazo y a mis intereses y motivaciones personales volcadas en el desarrollo del PFC. Por eso, analizando todo este trabajo desarrollado durante los últimos cinco años de carrera, me dado cuenta que hay proyectos que se relacionan de forma más directa con mi proyecto que otros y con mi forma de entender y ver la arquitectura y el urbanismo en la actualidad. Algunas de las ideas que quería destacar mostrando estos trabajos son: - El proyecto arquitectónico en relación al entorno, el medioambiente, el territorio, la cultura local y la sociedad. (Desarrollo tipológico residencial en Lorca [Tutor: Vicente Iborra]) - El proyecto urbano y masterplan a nivel paisajístico y territorial en entornos locales. (Circuito natural litoral de Alicante [Tutora: Clara García]) - La intervención a nivel urbano, relacionado con el ocio y el turismo a través de nuevas infraestructuras que se conectan con el paisaje y con la trama urbana. (Adoc [Tutor: Francisco Leiva]) - La intervención en patrimonio arquitectónico local, con propuestas de nuevo uso en relación a la tipología, pero manteniendo la esencia del edificio original. (Iglesia de la Resurrección [Tutor: Andrés Martínez-Medina]) - La intervención en espacio público en relación con el turismo y los procesos de regeneración urbana. (DRM-MACA [Tutor: Enrique Nieto])

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02. La construcción del relato Mi relación directa con la arquitectura parte de la experiencia no solo a través de viajes o visitas a otros lugares sino también a una cara menos conocida que es el contacto personal con aquellas arquitecturas abandonadas, que pueden ser consideradas como ruina a través del denominado urbex o exploración urbana como concepto. Como ya hemos comentado esto comprende la exploración de lugares abandonados en el que muchas veces las arquitecturas se encuentran dentro de la misma ciudad, ocultas, aisladas de las miradas de la gente; otras tantas se localizan alejadas de los núcleos urbanos, perdidas en su entorno, teniendo que hacer un esfuerzo previo para poder encontrarlas. La otra vertiente de la exploración urbana juega con la idea de límite, los límites que muchas veces imponemos los propios arquitectos y que son traspasados en el momento en que saltamos una valla, abrimos una puerta, nos adentramos en un túnel o abrimos una trampilla en el suelo. En ambos casos, el respeto por el lugar y la seguridad son los condicionantes principales para llevar a cabo este tipo de prácticas, desde el momento que accedemos hasta que volvemos al exterior dejándolo vacío, solitario, en silencio, como antes de entrar. Ahondando más sobre estos últimos, llegué a la noticia que aparece a continuación que trata sobre el concepto del haikyo. Haikyo significa simplemente “ruina” en japonés, aunque también es una palabra que se utiliza para describir aquel turismo vinculado a la exploración de lugares abandonados que van desde edificios residenciales, fábricas u hospitales a parques de atracciones o grandes complejos urbanos, y que en las últimas décadas se ha convertido en una actividad turística en alza para los nipones.

Enlace a noticia

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Acceso a Vídeo

Siguiendo esta línea de trabajo descubrí que en Japón hay más de 150 áreas o arquitecturas que fueron construidas o consolidadas y posteriormente abandonadas dentro el siglo XX y que actualmente son áreas susceptibles de ser visitadas por turistas que practican este tipo de experiencias. Precisamente para la asignatura de Herramientas Gráficas para el Urbanismo mi trabajo, titulado “Cartografiando lo invisible”, tenía como objetivo mapear aquellos asentamientos, ciudades o complejos urbanos que han proliferado y posteriormente han sido abandonados en Japón durante el siglo XX, estableciendo una diferenciación entre tipologías o programas, así como una componente dinámica a través de los años de creación y abandono para visualizar como han ido apareciendo/desapareciendo en el territorio a través de un vídeo que se puede visualizar en el enlace superior.

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Quizá uno de los casos más paradigmáticos sea el de la isla de Hashima, que fue una antigua ciudad insular que surgió y fue creciendo a raíz de los recursos mineros que poseía, más concretamente el carbón. Podríamos establecer que la historia de la isla de Hashima va en paralelo a la cronología de cambios en las políticas energéticas de Japón en los siglos XIX y XX. Se dice que ya durante siglos los habitantes de la isla cercana de Takashima habían utilizado el carbón como combustible casero para la calefacción de sus hogares, pero no fue hasta mediados del siglo XIX cuando con la mejora de la red de transporte marítimo, la extracción y la venta de este mineral supuso un cambio en la economía local de los isleños, llegando a expandirse hacia otros islotes cercanos, entre ellos el de Hashima en el año 1887. Tres años más tarde la compañía Mitsubishi, aprovechando el filón que este tipo de energía estaba teniendo, compró la mina al clan familiar que hasta ese momento había tenido el monopolio de extracción del carbón en la zona.

Tras la compra, la empresa Mitsubishi llevó a cabo un proyecto para aprovechar los recursos de carbón, no solo de la superficie sino también aquellos por debajo del fondo del mar con la excavación de dos túneles de gran profundidad además de aprovechar el material extraído para ganar terreno al mar y crear una superficie plana de tierra donde poder construir instalaciones industriales. Este proceso sumado a la construcción de un muro de hormigón perimetral en toda la isla culminaría hacia 1930 dotando a la isla de la apariencia que ha llegado hasta nuestros días y que le valió el sobrenombre de Gunkanjima (traducido como “barco de guerra”). El crecimiento exponencial de la demanda de carbón llevó consigo también un crecimiento de la población en la isla que hacia el año 1955 alcanzó un máximo de 5.300 habitantes, haciendo que fuera uno de los lugares con mayor densidad de población de la historia.

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Sin embargo, hacia 1965 el cambio en la política energética promovido por el Gobierno Japonés a favor del petróleo hizo que la isla redujera su producción, obligando a la compañía Mitsubishi a trasladar a sus trabajadores a otras fábricas hasta que en 1974 la mina se clausuró definitivamente dando comienzo al éxodo de todos los habitantes y dejando a la isla de Hashima en el abandono. Una vez abandonada, el paso del tiempo y la falta de mantenimiento han hecho que la ciudad haya quedado en un estado de ruina parcial, con gran parte de los edificios de la zona industrial perdidos y otra gran parte de la zona residencial derruida y en proceso de desaparición. Aún en los edificios se pueden encontrar los objetos de las personas que una vez los habitaron y también como la vegetación que una vez fue plantada ha crecido colonizando la isla por encima incluso de la roca. Ahora mismo la ciudad es un documento material e inmueble con un gran valor histórico que cuenta mucho de cómo surgió, como creció y como se vivía en ella. Convertida hoy en uno de los reclamos turísticos de la zona, con visitas guiadas a las áreas en mejor estado e incluso como escenario de películas de cine muy conocidas, el futuro de la isla es aún incierto. Sin planes a largo plazo para la conservación o reconstrucción de la ciudad, parece ser que como hasta ahora su destino estará en manos del tiempo, a pesar de haber sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2015.

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Acceso a Paneles

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[Realizado para la asignatura de Ciudad y Territorio en el Siglo XXI]


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03. Y ahora, ¿qué hago? Al inicio de este curso mi investigación acerca de la temática de mi Proyecto Final de Carrera estaba vinculada a conocer un poco más acerca de los modos de vida y las tradiciones intrínsecas que formaban parte del día a día de la población de la isla abandonada de Hashima. En este caso el tema atravesaba todos aquellos espacios relacionados con la vida pública (calles, espacios comunitarios, mercado, colegio, hospital, trabajo, etc.) y con la vida privada (principalmente lo doméstico), todo ello como una narrativa que explicaba de forma temporal como eran las formas de vida que se desarrollaban diariamente, así como los valores identitarios que se establecían tanto a nivel social, cultural o arquitectónico.

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Ahora, a modo de encarar mi Proyecto Fin de Carrera, esta narrativa ya no mira hacia el pasado, sino al presente con una perspectiva de futuro, intentando hacer un repaso de todos aquellos espacios (en este caso urbanos) que son atravesados por la temática de mi PFC, la regeneración de la ruina, tratando todos aquellos aspectos a nivel multiescalar que van desde el propio territorio de la isla, el espacio público, la vivienda y los objetos que suponen una nueva capa sobre la propia arquitectura. La idea es intervenir a través de una ciudad híbrida entre la ruina y lo proyectado, donde la ruina es el escenario de diversas situaciones que ponen de manifiesto los modos de vida tradicionales que se desarrollaban en ella. Así pues, los espacios abandonados vuelven a cobrar vida, la vida que un día tuvieron, pero dejando claro que el espacio no es un espacio cualquiera, sino que es ruina y que, por tanto, refleja aquellas situaciones que un día se generaron entre sus paredes.

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Al trabajar a nivel urbano no solo nos centramos en un espacio doméstico, sino también en aquellos que formaban parte de la vida pública como pueden ser los baños, los huertos urbanos, las calles, el mercado, etc. Pero no solo los espacios existentes pueden ser intervenidos o modificados para permitir esta nueva relación usuario-ruina, sino que también algunos hallazgos inesperados son objeto de proyecto. Así el paso del tiempo ha transformado los espacios de forma completamente inusual para dar cabida a una serie de nuevas situaciones alejadas del uso habitual que se les daba a esos espacios. Considero que mi proyecto debe incidir de lleno en la ruina, evitando la visión melancólica y romántica que se le da habitualmente y haciéndola partícipe y protagonista de la nueva vida urbana que se ve a generar y que va a permitir la exploración por parte de los turistas que se acercan cada año para redescubrir lo que un día fue la isla de Hashima y como se vivía en ella, a modo de valorar su patrimonio. Esta visión de trabajo multiescalar también se ajusta al bagaje arquitectónico y urbanístico y a la mirada y motivaciones personales que comentaba en el primer capítulo de este dossier y que son mi forma de entender estas disciplinas desde una visión contemporánea.

En cuanto a los objetos de estudio, las ideas iniciales han ido cambiando y ya no interesa tanto para mi proyecto la materialidad como proceso o como conocimiento técnico aplicable a la intervención, sino como escenario de trabajo, como un telón de fondo donde se desarrolla el proyecto.

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Esas capas que habitualmente se conocen como estratigrafía arqueológica no son parte de un proceso, sino más bien son un lienzo donde la ruina, lo abandonado, lo olvidado se encuentra con el presente y con los futuros posibles que podamos imaginar. Me interesa sobre todo, la tradición y los modos de vida que se desarrollaban en mi entorno de trabajo, y como poder implementarlos en una nueva ciudad híbrida con una mirada más actual, pero sin perder de vista el pasado, principalmente las actividades que se desarrollaban y como la arquitectura o la tipología formaban parte de esos procesos. En cuanto a las escalas de trabajo me interesa todo lo vinculado al ámbito urbano y paisajístico ya que considero que mi intervención no puede ceñirse a únicamente un espacio, sino que deber crecer y nutrirse de los entornos próximos (idea de territorio) en busca de un nuevo modelo de ciudad. Toda esta experiencia adquirida es la que debo poner en práctica a la hora de proyectar, pasar a la acción con mi PFC y entrar de lleno a plasmar e intervenir con mis ideas en mi ámbito de trabajo desde la propia arquitectura y el urbanismo. En ese sentido, las investigaciones que pueda hacer tienen que ver con estilos de vida, las tipologías arquitectónicas y todo aquello que me ayude a conocer un poco más dónde voy a proyectar.

[Realizado para la asignatura de Ciudad y Territorio en el Siglo XXI]

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04. Vale pero, ¿cómo lo hago? Llegados a este punto, cabe preguntarse cómo yo, desde la perspectiva de un arquitecto, puedo abordar estas ideas a través de un proyecto arquitectónico. En este momento en el que paso de ser un mero arquitecto a ser un arquitecto productor empiezo a adquirir una mirada crítica sobre lo que se proyecta, sobre todo si se considera patrimonio arquitectónico o sobre algo que ya está consolidado pero aportando una visión propia a través de las ideas contemporáneas a partir del bagaje que pueda tenga y que he adquirido a lo largo de los años. Si me pongo a pensar en qué situación yo mismo me vería retratado como productor y que tendría que pasar para que esto ocurriera sería sin duda una experiencia en la ruina. El hecho de llegar a visitar una ciudad abandonada, no como turista, sino como arquitecto y experto que va a explorar la propia ruina y a documentarla para llevar a cabo su intervención en ella, recorriendo sus calles, sus edificios, sus espacios ocultos, descubriendo sus objetos, lo que se esconde detrás de cada muro, en cada esquina e imaginándome como era la vida allí, hace apenas 40 años. Todo esto influye de forma determinante en la visión que puedo llegar a tener de la ruina y es en ese momento al nutrirme de lo que me rodea, de experimentar cada espacio y vivirlo cuando de verdad me siento preparado para, conociendo el pasado y experimentando el presente, proyectar hacia el futuro. Además en esta experiencia no estoy solo, sino que cuento con otros expertos cuyo trabajo ayuda a redescubrir la ruina, aportando su mirada, su punto de vista a través de cada fotografía. Los conocidos exploradores urbanos no son meros turistas, sino que al igual que yo ven en la experiencia dentro de la propia ruina una experiencia para conocer y descubrir la arquitectura oculta; una forma de cartografiar lo invisible y compartirlo con la sociedad.

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También es importante destacar que todo arquitecto productor necesita de una serie de herramientas que le ayuden a realizar su trabajo en función de sus intereses a la hora de llevar a cabo su proyecto. Aunque estas herramientas pueden ir variando en función de las necesidades de cada momento considero que hay una serie de invariantes de los cuales voy a echar mano durante el tiempo que dure la elaboración de mi PFC y que son: Ordenador portátil: hoy en día para cualquier profesión, y sobre todo para un arquitecto es muy difícil trabajar sin un ordenador, nuestra extremidad tecnológica-digital más allá de las manos que nos permite realizar diferentes tareas, desde la búsqueda de información a dibujar, pasando por escribir un texto, manipular fotografías o estar en contacto con otros usuarios, entre otras. El ordenador no solo me servirá para la búsqueda de información, acceso a bases de datos o a redes sociales, sino también con todas las herramientas de dibujo, modelado y postproducción a las que estamos acostumbrados para conseguir un proyecto con una gran carga gráfica. Cuaderno y material de dibujo: desde lo digital que supone el ordenador y otros dispositivos móviles a lo analógico. Un cuaderno y un bolígrafo siempre a mano resultan muy útiles cuando queremos tomar anotaciones o dibujar algún detalle in situ de forma rápida y sencilla. Considero que la parte de ideación del proyecto es interesante y te puede dar nuevos imputs que implementar en el proyecto a través de bocetos rápidos. Bibliografía específica: muchas veces encontramos referencias, textos o respuestas a nuestras preguntas, no solo en la red, sino también en libros o revistas que pueden ser nuestra lectura de cabecera. Lecturas sobre ruina, intervención en patrimonio, trabajos de arquitectos que ya han estudiado este tema, etc. pueden ser lecturas muy útiles para ayudarme en mi PFC. Cartografías digitales y el trabajo con sistemas de información geográfica: como método y base para indagar en ámbitos de trabajo lejanos y desconocidos como contraposición a los entornos locales, con la información que éstos aportan, y además como herramienta de representación. Redes sociales: como fruto de una experiencia previa, que pueden servir como un aporte de información, como una nueva mirada que responde a la percepción que tienes los propios usuarios de la ruina y lo abandonado, a través de lo que comparten y que puede ser algo fundamental en zonas que no se conocen a través de la experiencia propia. La propia arquitectura: la tipología sobre la que intervenir, la distribución, el programa, el año en que se construyó, la superficie… son factores que influyen de forma determinante en una intervención sobre elementos ya consolidados.

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Por último, en cuanto a cuestiones de organización es también relevante establecer un calendario en el que ir marcando de forma muy primigenia unos objetivos marcados y establecidos por mi mismo para llevar un control propio de lo que quiero hacer y el tiempo en el que lo quiero hacer. A priori, a estas alturas aún es un poco complicado definir unas tareas concretas, porque dependerá en cierta medida del desarrollo del PFC y de los avances que pueda ir realizando en clase con los tutores, pero si que se pueden ir concretando unas fases en las que se puede dividir el trabajo conforme al esquema que aparece a continuación:

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Tutorías

Fase Análisis

Propuesta

Materializar

Maquetación Final


05. ¿Qué puedo tomar de referencia? Los arquitectos, desde la perspectiva del proyecto, estamos en un continuo proceso de diseño en un entorno concreto; la arquitectura no se entiende si no hay diseño de por medio. En este sentido para mi un buen diseño ya no es solo aquel que cumple la función para el que ha sido proyectado, sino que tiene que saber transmitir un mensaje, impactar sobre el usuario y sobre todo mantener una esencia y una identidad subjetiva como resultado del trabajo de su autor/diseñador/arquitecto, sin perder de vista la calidad de lo que se diseña y respondiendo en cierto modo al entorno donde se inserta y a la función que tiene que cumplir. Esta definición puede ser perfectamente transescalar y sirve tanto para un objeto como es el caso de esta pieza de mobiliario como para un edificio a través del diseño arquitectónico, como para una ciudad a través del diseño urbano. Independientemente de esto, en el Proyecto Fin de Carrera, lo proyectado, lo intervenido, podrá ser evaluado en función de estos parámetros y en el cual, al final, no solo se podrá detectar lo diseñado, sino también mi propia experiencia e identidad volcadas sobre el diseño. Pero, ¿cuáles son las escalas del diseño sobre la ruina? ¿Se puede intervenir en la ruina a través de un objeto o de un artefacto? ¿O a través de pequeñas arquitecturas? ¿O más bien desde una escala más territorial?

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Desde el principio de este proceso, además, había estado jugando con una serie de referencias gráficas, proyectuales y bibliográficas, que actualmente se han desmaterializado, repensado y ampliado, que trabajan precisamente sobre intervenciones a distintas escalas sobre áreas obsoletas. Clandestine Canyon de Eldo Mathew es un ejemplo de ecosistema urbano a través de la construcción de una ciudad en altura, resiliente, que crece paulatinamente, creando interacciones entre diversos niveles sobre áreas que han sido abandonadas y posteriormente colonizadas con nuevos programas vinculados a los propios de una ciudad que van desde museos, viviendas, bibliotecas, fábricas, etc. todo en una misma superficie que va creciendo en vertical. De esta referencia me interesaba también la idea de jugar con la sección y los diferentes niveles que se generan con mi intervención. New Babylon, un proyecto del artista holandés Constant Nieuwenhuys presenta una visión utópica de las ciudades a partir de una nueva capa superpuesta sobre la trama urbana original formada por una serie de infraestructuras que albergaban todo el programa urbano, como respuesta a la ruina de las ciudades europeas que había sido producida por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Esta idea pretendía mantener los vestigios que quedaron de los edificios para dejar constancia de los desastres que producie la guerra y concienciar a la humanidad de lo que supone la pérdida de la identidad y los valores personales.

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El libro Echar a perder. Un análisis del deterioro de Kevin Lynch también ha sido una referencia básica para mi trabajo ya que habla de la experiencia del deterioro humano, ambiental y urbano. La descripción general habla de los procesos de deterioro en la ciudad, en la vida diaria, y de los objetos. Este libro genera una nueva base teórica para comprender y gestionar los desechos, el abandono de lugares y espacios en las ciudades o centros urbanos además de introducir una nueva visión para el reciclaje de objetos que cumplieron su vida útil. En este marco teórico se sitúa la propuesta de mi PFC en el que lo que se considera deteriorado alcanza una nueva dimensión que trasciende los límites.

En los últimos meses en las charlas con los tutores también he descubierto y me he interesado por el trabajo del arquitecto François Roche, en el que a través de las formas orgánicas y del diseño paramétrico se consiguen crear escenarios y espacios con reminiscencias a lo natural que no difieren tanto de la visión que se tiene hoy en día de la isla de Hashima ya que parte de la vegetación de la isla que se implantó en los años 60 ha ido creciendo desmesuradamente colonizando los edificios y las calles de las ciudades, generando una percepción de la ruina similar a la que presenta Roche con su trabajo. Quizá no de forma análoga, pero si como concepto me gustaría que mi intervención jugara con este tipo de espacios que se mimeticen con lo existente para dotar de verdadero protagonismo a la ruina e intentar que lo proyectado sea lo más sútil y ligero posible.

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Por último, otras de las referencias que han surgido durante estos últimos meses tiene que ver con la idea de que mi proyecto no solo se basa en la intervención sobre la ruina sino también en una nueva forma de expresar gráficamente la ruina, alejada de la imagen típica que nos llega a partir de fotografías o planos arqueológicos. Una mirada distinta sobre la importancia de los restos del pasado. La referencia del plano de Roma de Nolli y los proyectos de Roma Interrota reflejan este tipo de mirada que me interesa, como cartografiar la ciudad patrimonial, que se grafía, que interesa, etc. y además como proyectar sobre ella, que elementos aparecen, como se relacionan, como se conectan, etc. Al igual que hizo Nolli, uno de mis primeros objetivos es ser capaz de dibujar la ciudad en ruinas para poner sobre la mesa e interpelar a los demás, mostrando el verdadero valor que la ruina tiene.

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Alejándose de referencias más tradicionales como son proyectos, obras artísticas o material bibliográfico, desde el primer momento he tenido claro que una de mis referencias tenía que ser las situaciones urbanas que se creaban en la ciudad, es decir, todo lo vinculado a los modos de vida que se desarrollaban en ella para poder implementarlos con una nueva mirada en mi intervención. También me baso en la experiencia de otros exploradores urbanos de estas ruinas, de cómo documentan y como lo comparten de modo que pueda llegar a un amplio sector de la sociedad que pueda conocer el entorno, aún sin haber estado. Considero que desde este punto de vista, mi proyecto no solo puede interesar a este colectivo, sino que además ayuda a que su trabajo, a veces en un segundo plano salga a la luz y ponga de manifiesto que lo desconocido aún tiene mucho que contar y que la arquitectura no es una excepción. Por último, también me interesan todas estas capas que se generan en torno a la ruina, la materialidad tradicional y moderna, la domesticidad a través de los objetos abandonados que son reflejo de las formas de vida de la ciudad en aquellos años y que ya he empezado a trabajar en mi PFC con la creación de este tipo de escenarios que ponen sobre la mesa el valor de la ruina más allá de lo que puede mostrar una fotografía o un plano.

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Por último, y ante la imposibilidad de poder conocer el entorno de la isla desde la propia experiencia, otra de mis referencias se basa en analizar la visión que se tiene de la ciudad y de la ruina a través de lo que los usuarios comparten en las redes sociales, en concreto de Instagram, desde la cual se pueden establecer una serie de patrones según la jerarquía de las imágenes que la gente comparte. En el esquema inferior vemos una gran área de tonos azules que se corresponde principalmente con imágenes de la isla tomadas desde la lejanía donde se pueda observar el skyline de la ciudad con el mar y el cielo de fondo, y que a priori supone una de las fotografías más icónicas y repetidas por los usuarios. Por otro lado, encontramos las imágenes con tonalidades rojizas, naranjas o marrones que se corresponde con imágenes al atardecer o del interior de los edificios, sobre todo de mobiliario. También encontramos otro grupo con imágenes de poca saturación o de tonos grisáceos que se suelen corresponder a fotografías con filtro blanco y negro o del exterior de los edificios con su característico acabado en hormigón. En menor medida encontramos un grupo de tonos verdes en las que aparece la vegetación que con el paso del tiempo ha ido colonizando la isla. En este sentido podemos decir que los elementos que más destacan los usuarios para fotografiar y que son los que identifican la isla de Hashima desde una perspectiva virtual a través de las redes sociales son el skyline que se genera desde el mar cuando se llega en barco, los edificios abandonados y en ruina, el interior de las viviendas abandonadas y la vegetación que coloniza la isla.

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Un análisis más exhaustivo de las fotografías descargadas para detectar aquellas más recurrentes tomadas por los usuarios nos ayuda a establecer, a través de su superposición, como hay elementos que se repiten a lo largo de todas las publicaciones, ya sea el perfil de la isla a lo lejos, la vegetación o edificios característicos de las áreas en mejor estado que se pueden visitar. Así pues, como se puede comprobar en los cuatro ejemplos inferiores, aunque cambia la perspectiva, el ángulo o los elementos que aparecen alrededor como personas o edificaciones anexas, podemos encontrar una base que es común a todas ellas para determinar las áreas más relevantes para intervenir.

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06. ¿Y todo esto porqué? Desde mi punto de vista la arquitectura y el urbanismo actuales ya no pasan solo por la construcción de nueva edificación para cumplir unas ciertas necesidades o el planeamiento de las ciudades sino que su rol en la sociedad pasa también por garantizar unos valores a aquellas arquitecturas/ complejos urbanos que muchas veces no se sitúan en un primer plano, a aquellas arquitecturas/complejos urbanos que caen en el olvido pero que sin embargo encierran entre sus muros una gran carga social, histórica y personal vinculada a unos usos y unos modos de vida concretos que eran la respuesta de una determinada cultura o tradición materializada a través de una construcción y que por diversos motivos ha sido abandonada a su suerte. Puede ser que no tengan el potencial y la carga histórica que desprenden las ruinas de la Antigüedad o ciertas ruinas modernas, ni que la sociedad les otorgue el mismo reconocimiento, pero, en un sentido amplio de patrimonio, todas esas arquitecturas/complejos urbanos, en mayor o menor medida, son el reflejo de una sociedad, de un momento histórico, de una técnica, etc. En definitiva, el modo en que nos relacionamos con la ruina puede cambiar la percepción que tengamos de ella, y solo entonces seremos capaces de pasar del olvido a la puesta en valor, pasar de la observación a la experiencia o pasar del derribo a la regeneración, como estrategias para revelar aquello que aún es invisible a nuestros ojos. Con mi Proyecto Fin de Carrera quiero no solo intervenir sobre un espacio urbano en un contexto cultural lejano de mis entornos locales y conocidos, sino también poner en valor todas aquellas arquitecturas que han sido abandonadas, no desde una visión romántica que se pueda tener de la ruina sino a través de la exploración y la experiencia directa con ella, buscando nichos de actuación diferentes, novedosos y radicales con las concepciones y prácticas que se desarrollan actualmente. Por último y desde una perspectiva más personal de futuro, considero que este proyecto no solo es el cierre de un ciclo que comenzó hace cinco años, sino que también me puede ayudar a entrar a trabajar en contextos urbanos ajenos a mis entornos habituales para conocer y dar a conocer mi trabajo a una cultura diferente obligándome a proyectar sobre lo desconocido. También me gustaría encontrar durante este proceso nuevas maneras de abordar el proyecto urbano desde una perspectiva más actual y con las problemáticas de las ciudades contemporáneas como base, buscando nuevos modelos de ciudad extrapolables a otros contextos que pueden estar vinculados o no a la ruina. Además, el hecho de trabajar con metodologías de análisis de las ciudades contemporáneas y del territorio a través de datos web me puede permitir adquirir un bagaje en herramientas proyectuales contemporáneas vinculadas a las nuevas tecnologías para posteriormente entrar en ámbitos de investigación en esta materia durante mi trayectoria profesional.

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Termino este dossier con una imagen en la que se puede ver un graffitti que un turista hizo sobre el hormigón de uno de los edificios en ruina en el que se pregunta cuántas décadas han pasado desde que la isla fue abandonada al deterioro, a la ruina y a la desintegración, alegando que la vida nunca volvería a la isla. Yo quiero darle la vuelta y demostrar que estaba equivocado y que una segunda vida para Hashima es posible.

“How many decades could have passed since Hashima was left to rot; left to spoil, rot, disintegrate? Life will never return to this island.”

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HAIKYO CITY

El turismo de la ruina moderna

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Continuarรก... 31



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