Publicación 1era Edición: julio 2017 Por Laurence King Publishing Ltd 361 - 373 City Road London EC1V 1LR enquieries@laurenceking.com www.laurenceking.com ISBN: 978-84-606-7978-3 Diseño portada: Amanda Kuniyoshi Fotografía: Rory Payne Maquetación: Peter Wu Corrección: Anna Yang Revisión: Issa Miró Quesada Ilustración: Amanda Kuniyoshi Impresión y encuadernado: Printcolor Editor de texto: Alejandro Pastorelli Impreso en Londres / Printed in London 4
Amanda Kuniyoshi
Carolina Enriquez
Editoras
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C ontenido Prólogo - 8
N o .1 Lee Alexander Mcqueen El verdadero Mcqueen - 15 Entre la vida y la muerte - 22
N o .2 Colecciones Alexander Mcqueen - 28 Plato’s Atlantis - 34 The Horn of plenty - 44
N o .3 Colaboraciones Mcqueen y Lady Gaga - 56 Colaboración con Bjork - 58 Fashion Films - 60
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PRÓLOGO
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e nombre verdadero Lee Alexander McQueen, nació en el Est End of Londres, el más joven hijo de los seis de un taxista. Dejó el colegio a los 16 años, ya que desde pequeño había comenzado a diseñar ropa para sus tres hermanas y ya entonces tenía clara intención de convertirse en diseñador. Alexander McQueen se graduó (1994) en la prestigiosa escuela St. Martins College of Art & Design de Londres formando parte de la más brillante generación británica surgida de allí junto a John Galliano o Stella McCartney. Su talento no pasó desapercibido para los sastres Anderson & Sheppard de la tradicional calle Savile Row, que le ofrecieron incorporarse a la firma como aprendiz. De ahí pasó a trabajar para Gieves y Hawkes y luego para Romeo Gigli y Koji Tatsuno, antes de abrir su estudio en East London. Tras crear su propia marca, McQueen comenzó a hacerse conocido en los tabloides británicos gracias a unos diseños rompedores respaldados por una pequeña pero fiel clientela entre la que se incluían figuras destacadas del mundo de la moda, como la estilista Isabella Blow, que fue su mentora. En octubre de 1996, McQueen ganó el premio al mejor diseñador del año (Best British Designer of the Year). Unos días más tarde fue nombrado sucesor de John Galliano al frente del equipo de diseño de la casa Givenchy, gracias a su “brillante creatividad y maestría técnica”. En 1997, año en el que creó cuatro colecciones para Givenchy y dos para su propia marca, McQueen compartió el galardón al mejor diseñador británico del año con John Galliano. En diciembre de 2000, la prestigiosa marca Gucci adquirió las acciones mayoritarias de la firma Alexander McQueen. Esto le permitió desvincularse de la marca Givenchy y LVMH que, en sus palabras, limitaba su creatividad en algunas líneas de su propia marca, con algunas accesibles como McQ. Ese mismo año se casó con el cineasta George Forsyth. Su imagen de enfant terrible, junto a su creatividad transgresora y maestría en el corte, le convirtieron en uno de los más grandes y polémicos diseñadores de la historia de la moda. Su subida al poder fue un cuento
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de hadas por méritos propios; en 2003 fue condecorado por la reina Isabel II con el título de Comandante de la Orden del Imperio británico, que recibió de sus propias manos en el palacio de Buckingham, sólo porque le hacía ilusión a sus padres, ya que era anarquista y antimonárquico. El estilo de McQueen se caracterizaba por una brutalidad atemperada con lirismo. La sensibilidad gótica de un cuento de los Hermanos Grimm está más cerca del espíritu de la ropa de McQueen que el fetichismo, el gore y la misoginia de los que le acusan sus detractores. Por muy oscuros que fuesen sus diseños, siempre poseían una feminidad por la que se dejaron seducir desde Björk hasta la actual Duquesa de Westminster. La influencia de cortes angulares y agresivos tiene su origen en el figurinista de la MGM Adrian, Christian Dior y Thierry Mugler. En 2003 lanzó al mercado su primer perfume, Kingdom y una colección de ropa para hombre hecha a medida producida por la sastrería Huntsman, de la londinense Savile Row. En 2004, se dio a conocer por primera vez en la pasarela de Milán su colección prêt-à-porter masculina. McQueen presentó sus colecciones en la Semana de la moda de París y cuenta con tiendas en las principales ciudades del mundo. Sarah Burton, mano derecha suya durante doce años, tomó las riendas del diseño de su firma McQueen era abiertamente homosexual, y se dio cuenta de su orientación cuando era muy joven. Asi se lo dijo a su familia cuando tenía 18 años, sobre esto comentó “Estaba seguro de mí mismo y de mi sexualidad, y no tengo nada que ocultar. Me fui directamente del vientre de mi madre al desfile del orgullo gay.”En el verano de 2000, McQueen se casó extraoficialmente con su compañero George Forsyth, director de documentales, en un yate en Ibiza. La relación termino un año después y McQueen y Forsyth formaron una estrecha amistad. El 11 de febrero de 2010 fue encontrado muerto en su domicilio londinense a los 40 años de edad. La policía fue llamada a las 10.20 am y su
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Boceto de Mcqueen sobre el famoso zapato “Alien” de la colección “Plato’s Atlantis”.q
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cuerpo retirado a las 4.30pm. La oficina de McQueen confirmó la noticia: “Es una trágica perdida. No haremos comentarios en este momento por respeto a la familia McQueen”. La autopsia confirmó que se ahorcó después de haber consumido cocaína, somníferos y tranquilizantes. Su suicidio fue motivado al parecer por la depresión que había estado pasando desde la muerte de su madre, solo 10 días antes de su propia muerte. En su página de Twitter, que fue cerrada poco después, McQueen había demostrado su tristeza por la muerte de su madre y también sufría por ella desde hacía unos meses. Paradójicamente, su mentora, el icono de la moda Isabella Blow, se suicidó tres años atrás también en vísperas de la Semana de la Moda de Londres, dato que coincidía con la muerte de McQueen. Me cuentan por teléfono que la versión online de un tabloide inglés acaba de anunciar la muerte de Alexander McQueen (nacido en 1969), y entro a mirar, aunque no me lo creo hasta que lo leo en la BBC. Entonces sé que es cierto. McQueen, de 40 años, ha sido encontrado muerto en su casa de Londres en lo que, según los medios británicos, parece un suicidio. McQueen cumplía en 2010 su mayoría de edad, 18 años desde que presentara su proyecto de licenciatura en la Saint Martins School: una colección inspirada en Jack El Destripador, que fue adquirida en su integridad por la editora de moda Isabella Blow, quien haría de McQueen uno de sus protegidos y amigo. Según algunos medios británicos, McQueen tendría razones para el suicidio. Entre otras, la reciente muerte de su madre o el suicidio de la propia Isabella Blow hace tres años. Incluso recurren y bucean es su cuenta de Twiter, donde la semana pasada había escrito: “¡La vida debe seguir!”. Pero de McQueen sólo sabemos hoy lo que él quiso mostrar sobre la pasarela. La misma en la que, con los años, ha ido dejando diluir su rabia de joven airado que empezó como sastre de aristócratas y ricos de la City en Saville Row, mucho antes de escuelas de moda y colecciones. Entre sus primeras creaciones estuvieron los forros de los trajes del príncipe de Gales, en cuyo interior escribía barbaridades. Después vendría Saint Martin, la presencia de Isabella Blow en su carrera y en su vida; y esa capacidad para deslumbrar al público con colecciones rudas, siniestras, poéticas, construidas a conciencia con cortes duros y ampulosos; hombros anchos y cinturas constreñidas con corsés inspirados en la obra del figurinista de la época dorada de la Metro, Adrian, y en las creaciones ochenteras de Mugler o en las siluetas de Christian Dior.
ba peores intenciones. Una necesidad de seguirse burlando de un mundo establecido en el que no se sentía cómodo, y menos aun después de su paso por Givenchy como director creativo, una etapa de la que renegaría tiempo después. En los últimos años, sus creaciones alternaron la búsqueda de elementos fantásticos –tradicional o extraterrestre: así se evadía de un ánimo oscuro– con otras colecciones capaces de caricaturizar con tremenda crueldad el letargo de una moda autorreferencial y claustrofóbica que le asfixiaba.McQueen murió ayer, con 40 años, en Londres. Mientras en Nueva York sus colegas se preparaban para la Semana de la Moda, que está a punto de empezar. “He aprendido mucho de su muerte. He aprendido que merece la pena vivir. Para luchar contra el sistema”, declaró a la revista de moda W, un año después del suicidio de su amiga Isabella. McQueen se ahorcó en su casa londinense un día antes del funeral de su madre. Su muerte fue un terremoto no sólo para su familia sino para toda la industria de la moda, que convirtió su funeral, con más de 1.500 personas reunidas en la catedral londinense de San Pablo, en toda una oda a un creador atípico que desde sus orígenes humildes consiguió construirse un nombre que le sobrevivirá muchos años y que de momento defiende Sarah Burton, la mujer que vistió a la duquesa de Cambridge en su boda con un vestido que llevaba precisamente la firma de McQueen. La actual directora creativa de la marca es una de las personas a las que la hermana del diseñador más alaba en la entrevista. “Sarah trabajó con Lee durante 14 años y es una mujer maravillosa. Sólo tengo buenas palabras para ella” algo que sin embargo, no puede decir del resto del entorno de la marca, donde ella misma se define como “el enemigo número uno de todos ellos”. Estos días Londres continúa celebrando a este artista a través de la exposición Savage Beauty, en el Victoria & Albert Museum, y también a través de una obra de teatro que se estrenó la semana pasada titulada simplemente McQueen y en la que se explora la vida del artista. Según Janet, la obra escrita por James Philips “captura la personalidad y la vulnerabilidad de Lee. Estoy segura de que la gente saldrá del teatro pensando que era un genio pero también conociendo su lado más delicado. Toda la familia está muy agradecida y emocionada por este tributo tan cariñoso”.
McQueen nunca perdió su fascinación por interpretar el clasicismo inglés con ironía y un punto de rabia desclasada. Supo transformar con maestría la moda en un elemento dramático y hacer de sus desfiles acontecimientos teatrales donde la puesta en escena iba más allá de lo espectacular y en los que el diseñador siempre dejó muy claro que su concepto de la moda sobrepasaba lo comercial o lo vendible. Avisaba que alberga-
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L E E A L E XA N D E R M C Q U E E N
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E L V E R DA D E R O M C Q U E E N “El enfant terrible y hooligan de la moda inglesa”
“Quiero ser el creador de cierta silueta, o de un determinado tipo de corte, así cuando muera la gente sabrá que el siglo XXI lo comenzó Alexander McQueen.”
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ee Alexander McQueen sufrió la incomprensión propia de los que se adelantan a su tiempo. Aunque puede que, precisamente, nacer en los setenta y crecer bajo los designios del thatcherismo fuera lo que le impulsó, al igual que otros colegas de generación como la dramaturga Sarah Kane (1971-1999) o el artista Damien Hirst (1965), a mostrar una actitud provocadora, contestataria, irreverente y, sobre todo, única frente al sistema. Lee Alexander fue el más pequeño de sus seis hermanos, tres chicas y tres chicos. Su padre, taxista y su madre, Joyce, que se dedicó al cuidado de su hogar y de sus hijos hasta que Lee tuvo dieciséis años, era profesora de genealogía. La familia de su padre era originaria de Isle of Skye (Escocia), por lo que siempre ha tenido muy presente sus antecedentes escoceses. En su trayectoria fueron expresadas en dos colecciones Highland Rape y, en 2006, The Widow of the Culloden. Por otro lado, fue por su madre que el asunto de los ancestros fue algo que lo “obsesionó” durante toda su vida. Sus colecciones, según decía el propio diseñador, tenían mucho de biografía. Londres era su inspiración y sus prendas recogían una narrativa compleja que expresaba su identidad. Él era capaz de sentir cosas que el resto de la gente no suele percibir, por eso a lo largo de sus
creaciones buscaba la conexión con el público. Para compartir sus apreciaciones. Otro asunto recurrente en su obra y, por ende, en su vida fueron las aves. Alexander fue, desde niño, miembro del Club de Jóvenes Ornitólogos de Gran Bretaña. Cada tarde, después de clase, se subía al tejado de un apartamento cercano a su casa para ver sobrevolar y admirar la libertad de movimiento de estos animales. Pero si había algo que ocupaba de manera recurrente la mente del pequeño Lee Alexander era la idea de ser, en sus propias palabras, “algo en el mundo de la moda”. Siempre lo tuvo claro y por eso se recordaba a sí mismo dibujando desde siempre y leyendo, con tan sólo doce años, todos los libros de moda que caían en sus manos. Puesto que sus intereses estaban en otra parte, dejó los estudios en 1985, a los dieciséis años, y entró a trabajar como aprendiz en una de las sastrerías más importantes de Savile Row, Anderson & tSheppard. Fue un periodo formativo de tres años allí. Después, trabajó dos años como un cortador junior en la satrería Gieves & Hawkes. Tras trabajar más de dos años allí y pasar por varios talleres, Lee Alexander viajó a Milán para ponerse a las órdenes, durante un breve periodo de tiempo,
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del diseñador Romeo Gili, una temporada que el propio McQueen calificó de “brillante”. De vuelta en Londres, se matriculó en un postgrado de moda en la prestigiosa Central Saint Martins, porque escuchó que había un puesto libre para trabaja, ya que estaba desempleado. Allí Bobby Hillson, entonces director de CSM, impresionado por su trayectoria y sus conocimientos le ofreció un hueco, pero como alumno, en el máster de moda (MA Fashion Design). La tía de McQueen accedió a pagarle los estudios; él le devolvió el favor en 1996, cuando se convirtió en el diseñador creativo de Givenchy. Durante su experiencia en CSM, McQueen sintió que pertenecía al mundo de la moda. Y así lo expresó en numerosas ocasiones: “Estudiar en CSM me mostró que había más gente como yo en el mundo”. No en vano conoció a Hussein Chalayan como compañero, donde comenzó su admiración profesional mutua. Pero, sobre todo, en CSM perfeccionó sus conocimientos y amplió sus límites de expresión.
Imagen de la histórica calle de Savile Row en Londres, en la década de los 50.
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Por lo tanto, es en CSM donde Mcqueen se graduaría en 1992 con una colección basada en la figura de Jack El Destripador. Fue una unión perfecta entre el estilo victoriano y la historia de su familia. Al graduarse en 1992, la escena de la moda de Londres estaba sedienta de nuevos rostros, ya que Galliano y Vivienne presentaban sus colecciones en París. Junto con Simon Ungess y un grupo de compañeros que trabajan por voluntad, crearían bellas colecciones sin apenas dinero. No quedan testimonios de esta estapa tan libre e cinoclástica. Para ellos lo primero era el mensaje, por lo que no prestaban atención suficiente a lo que pasaba con las prendas después de su presentación. Aquella colección se presentó en un pequeño teatro por Kensington Olympia y, por fortuna para Alexander y para todos nosotros, entre el público asistente se encontraba Isabella Blow, en aquel momento editora de Vogue UK. Isabella será, junto a su madre, una de las mujeres más importantes en la vida del diseñador. Fue ella la que, tras ver el desfile y quedar arrebatada, se decidió a comprar la colección íntegra, lo que sutpuso el espaldarazo definitivo para la carrera del modisto británico que se decidió, poco tiempo después, a lanzar su propia marca.
Su primera colección postgraduación llevaba por nombre de Taxi Driver y correspondía al otoño-invierno 1993-1994, seguida por Nihilism (primavera-verano 1994). Sin embargo, no fue hasta su quinta colección, Highland Rape, cuando comenzó a perseguirle la polémica –y con ella la atención de la prensa–, una polémica que le ha acompañado hasta sus últimos desfiles. Con Highland rape (otoño-invierno 1995-1996) consolidó su fama del ‘chico malo británico’, en ésta trataba la relación histórica entre Escocia e Inglaterra.A mediados de los años noventa, con el britpop y el arte británico -gracias a los Young British Artists-, en pleno apogeo, McQueen ofrecía una revolución parecida desde el mundo de la moda. Durante un tiempo el diseñador se mostró reacio a aparecer en prensa, su identidad era enigmática y su vida social muy reducida. Sin embargo, su nombre seguía sonando con fuerza y el 14 de octubre de 1996 es nombrado director creativo de Givenchy. Sucedía entonces a John Galliano -que pasaba a Dior- al frente de la marca propiedad de la todopoderosa LVMH. Allí Mcqueen aprendió a trabajar en un atelier: “Para mí fue fundamental. Yo era un sastre hasta ese momento, no entendía del todo la suavidad o la luminosidad de los tejidos. Lo aprendí en Givenchy”, explicó en alguna ocasión. Trabajó con un equipo exigente y británico que no tenía miedo a equivocarse (entre los que se encontraban la estilista Katy England). Durante esta etapa, en la icónica casa francesa, jugó con los exótico, mientras conservaba la estética oscura de McQueen. Sus desfiles fueron eclécticos debido a las infinitas posibilidades que les ofrecía la marca. “Nunca sabíamos cuándo parar”, comentó en diferentes ocasiones. Allí su mente gótica no tenía limitaciones y,
La famosa modelo Naomi Campbell luciendo un traje de la colección de Alexander Mcqueen para Givenchy Haute Couture (primavera 1997).
como el personaje LaChappelle (Edgar Allan Poe), “quemó” la consolidada maison para crear algo nuevo. Gracias al dinero que ganó, pudo mantener su firma homónima.
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En ambas casas consiguió capturar la dura agresividad del Britpop de la época con una estética romántica. La combinación de antagónicos como duro/suave, salones/ calles, ingleses/franceses... fue el comienzo de su época de esplendor. Mientras, la firma Givenchy volvió a estar en el punto de mira. En diciembre del año 2000, McQueen vende el 51 por ciento de su negocio al grupo Gucci y decide dejar Givenchy para centrarse en el desarrollo de su propia etiqueta. En el verano de ese mismo año, Lee Alexander se casa con su pareja, George Forsyth, en Ibiza. Al enlace, celebrado en la más estricta intimidad, acudió la top model Kate Moss, otra de sus grandes musas/amigas. Sin embargo, en mayo de 2007 Isabella Blow, su gran amiga y mentora, se quita la vida en su apartamento londinense. Alexander declina hacer declaraciones al respecto pero le homenajea de la mejor manera que conoce, con una colección. El show de primavera/verano 2008 lleva por título La Dame Bleue y está dedicado a ella. Será otra muerte la que desencadenará, con toda probabilidad, la suya propia. El 2 de febrero del 2010, muere Joyce McQueen, la madre de Alexander. Una semana después, el 11 de febrero, a los 40 años, el británico decide quitarse la vida. Muchos diseñadores y famosos de Hollywood se vieron impactados fuertemente por este inesperado suceso, ya que nunca se esperó que un genio que revolucinó al mundo terminaría por suicidarse. McQueen se quitó la vida en 2010. El disteñador apareció muerto en su casa de Londres un día antes del funeral de su madre y hasta el momento se desconocían los motivos que habrían llevado al diseñador a acabar con su vida. Ahora acaba de salir a la luz un libro en el que su autora, Maureen Callahal, asegura que el modisto sufría el virus de VIH. En este nuevo libro Maureen asegura que el diseñador le habría contado a su amigo Chris Bird que había dado positivo en la prueba del virus del Sida, en una fiesta días antes de producirse su muerte. Según el libro Chris dijo esto al enterarse: “Eso es una tontería de la sangre, ¿no lo es?”, para quitar importancia al asunto y McQueen recibió estas palabras con ánimo. Cabe la posibilidad de que el diseñador, que dejó un gran vacío en el mundo de la moda tras su muerte, se suicidara al consumir drogas de forma desmesurada movido por una posible depresión. Tras su muerte sus amigos le rindieron un homenaje en la Catedral de St.Paul, entre los que estaban Kate Moss, Sarah Jessica Parker, Naomi Campbell y Stella McCartney. 20
Derecha Una de las últimas fotografías de Mcqueen meses antes de su muerte.
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ENTRE L A VIDA Y L A MUERTE “Un suicidio inesperado y trágico”
“Hay algo siniestro sobre lo que hago. Creo que hay un montón de romance, la melancolía. Hay una tristeza, pero no hay romance en tristeza. Supongo que soy una persona muy melancólica.”
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l diseñador Alexander McQueen se quitó la vida en 2010. Apareció muerto en su casa de Londres un día antes del funeral de su madre y hasta el momento se desconocían los motivos que habrían llevado al diseñador a acabar con su vida. Cabe la posibilidad de que el diseñador, que dejó un gran vacío en el mundo de la moda tras su muerte, se suicidara al consumir drogas de forma desmesurada movido por una posible depresión. Tras su muerte sus amigos le rindieron un homenaje en la Catedral de St.Paul, entre los que estaban Kate Moss, Sarah Jessica Parker, Naomi Campbell y Stella McCartney. En una entrevista con el diario The Times, la hermana mayor del diseñador cuenta cómo su primer marido, Terence Hulyer, no sólo la maltrataba, sino que además abusó sexualmente de su hermano, a quien llevaba 15 años. Él tenía nueve o 10 por entonces. Lee -que era como la familia llamaba cariñosamente al diseñador- no se lo contaría a su hermana hasta 2006. Alexander también fue testigo de cómo Hulyer golpeaba a su hermana, lo que a juicio Janet inspiró al diseñador. McQueen señaló en una oca-
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sión que quería que la gente “temiese” a las mujeres que lucían su ropa. “No quiero parecer pretenciosa, pero si voy a ser honesta, creo que sí [le inspiró], es cierto”. McQueen, que apareció ahorcado a los 40 años en su domicilio londinense, llegó a planear su propio suicidio en la pasarela, según revelaba una nueva biografía, firmada por Andrew Wilson, que sería publicada en el Reino Unido a finales de febrero del año 2015 (“Alexander McQueen: Blood Beneath the Skin”). La revelación la hizo el diseñador español Sebastián Pons, que recuerda una conversación que mantuvo con él en Mallorca en el 2009, un año antes de su trágica muerte. “Ya he diseñado mi última colección”, anticipó McQueen. “¿A qué te refieres como la última?”, preguntó su ex colaborador y amigo mallorquín. “Querrás decir la próxima colección”. “No, ésta va a ser la última”, replicó el diseñador británico. “Lo tengo en mi cabeza. Cuando muestre mi última colección, me voy a matar. Voy a acabar con todo esto”. Su plan consistía en convertir el suicidio en una especie de “performance”. La idea de McQueen era salir a escena al final del “show”, envuelto en una
caja trasparente de metacrilato. Y pegarse un tiro en la cabeza delante de la audiencia, de modo que su cerebro quedara estampado a la vista de todos contra el plástico. El macabro plan disparó las alarmas. Pons llamó a la casa madre en Londres y expresó su preocupación por la salud mental de McQueen. “Está perfectamente bien, no te preocupes”, intentaron tranquilizarle. “No está bien”, replicó Pons. “Está muy mal”. Semanas después, McQueen intentó suicidarse por primera vez de una sobredosis. El julio del 2009 volvió a intentarlo. La puntilla la puso la enfermedad terminal y la agonía de su madre, Joyce, con quien tenía una relación muy estrecha. Su hermana Jacqui recuerda sus últimos días con “la vulnerabilidad de un niño, como si estuviera totalmente perdido”. El 11 de febrero del 2010 -nueve días después de la muerte de su madre, tres años después del suicidio de su mentora, Isabella Blown, y en la antesala de la Semana de la Moda de Londres- Alexander McQueen se quitaba la vida ahorcándose en su propia casa, ayudado por una combinación letal de cocaína, somníferos y tranquilizantes. Entonces, ¿Por qué se quitó la vida un hombre que a los 40 años ya estaba a la altura de los grandes renovadores de la moda y tenía una fortuna valorada en 20 millones de libras? Aparentemente, y en una trágica paradoja, semejante éxito fue hijo del mismo exceso de sensibilidad que lo llevó al autoexterminio.
Alexander en su taller en la ciudad de Londrés. Fotografía tomada por Mario Testino.
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“Del cielo al infierno y vuelta atrás, la vida es una cosa muy curiosa. La belleza puede provenir de los lugares más extraños, pero también de los más desagradables. ¿Por qué la gente ignora las cosas repugnantes de la vida? No se dan cuenta de que con esto se pierden de la belleza que yace debajo de la fruta podrida.”
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COLECCIONES
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A L E XA N D E R M C Q U E E N “Entre lo sublime y lo salvaje”
“La moda debería ser una forma de escapar, no una forma de esclavizar.”
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a colección primavera/verano 2002 de Alexander McQueen para su propia marca, la primera tras la adquisición de la mitad más uno de la firma por parte del todopoderoso grupo PPR, tuvo lugar pocos días después de los atentados del 11 de septiembre del 2001. En ese clima de malestar, rabia y confusión, The Dance of the Twisted Bull –ese fue el nombre de la colección– se presentó en París entre humo y gemidos. La polémica, compañera del creador durante toda su carrera, estaba servida. “La moda nunca debe ser políticamente correcta, de lo contario nunca sería revolucionaria”, puntualizaría. Y ese adjetivo, el de revolucionario, es uno de los que mejor le sientan a Alexander McQueen y, por ende, a su marca, indisociable de su epatante, compleja y arrolladora identidad. De alguna forma este bad boy británico parecía estar llamado a convertirse en una gran leyenda. Todo comenzó en 1992, en la escuela Central St. Martins de Londres. Un jovencito llamado Lee Alexander McQueen presenta su colección de tesis bajo el nombre de Jack the Ripper Stalks His Victims. Isabella Blow, en aquel momento editora de Vogue UK,
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quedó maravillada con la propuesta y compró todas las prendas poniendo a aquel joven en el punto de mira del mundo de la moda. Poco después, y gracias al apoyo de la Blow, Alexander presentó su primera colección postgraduación, la de otoño/invierno 1993-94, denominada Taxi Driver. Sus cuatro primeras temporadas serán definidas por él mismo como “no comerciales” . A partir de su quinto show, Highland Rape, otoño/invierno 1994-95, y en un momento algo descafeinado para el mundo de la moda “tras el bombazo Galliano y la oleada minimalista germano-americana”, la marca empezó a sonar fuerte. En 1996, McQueen despertó el interés de Bernard Arnault, uno de los responsables de LVMH, y en octubre de ese mismo año fue el británico quien sucedió a John Galliano como diseñador de Givenchy. Desde ese momento, McQueen tuvo que compaginar el trabajo en la maison francesa con el de diseñador de su propia marca. Tras abandonar la dirección creativa de Givenchy, en diciembre de 2000, el grupo PPR compra el 51 de McQueen. Es entonces cuando
comienza la expansión de la marca. Alexander McQueen abre tienda en Nueva York, Londres, Milán, Las Vegas y Los Ángeles; lanza una segunda línea; comienzan las colaboraciones y se introduce en el mercado de la moda masculina, en el de los accesorios, las gafas y los perfumes. Entre las características marcas de la casa, una búsqueda constante de individualidad y prendas destinadas a mujeres de marcada personalidad. Las brujas de Salem, la estética militar, la taxidermia y la violencia fueron para McQueen referentes esenciales para lograr esa independencia estética. Esta frase del propio Alexander define a la perfección su irrefrenable búsqueda de libertad: “La moda debería ser una forma de escapismo, no de aprisionamiento”. Uno de los puntos fuertes del británico ha sido siempre su puesta en escena. En Untitled, su colección de primavera/verano 1998, las modelos caminaban con sugerentes y futuristas corsés con hiperdesarrolladas columnas vertebrales sobre una pasarela de plexiglás salpicada de charcos. Por otra parte, en la colección otoño/invierno 1998-99 llamada Joan, McQueen llenó el catwalk de fuego convirtiéndolo en un auténtico infierno. Junto a su inseparable Sarah Burton, a la que conoció mientras estudiaban juntos en la Central Saint Martins y con la que formó equipo creativo desde 1996, McQueen elevó la moda, con su manera de entender la puesta en escena y lo narrativo de sus prendas, a la categoría de arte contemporáneo. Una de las cimas de la maison fue la colección primavera/verano 2010 Plato’s Atlantis, su último desfile, en octubre de 2009. En ella se podía apreciar una evolución de la figura femenina, con diseños entre alienígenas y reptiles, y una fusión de moda y tecnología nunca vista hasta entonces. Fue en aquella colección donde se presentaron los ya míticos zapatos armadillo que posteriormente Lady Gaga –una de las principales fans de la firma– inmortalizaría en su vídeo Bad Romance. El 11 de febrero del 2010, muere Alexander McQueen mientras trabajaba en las prendas para la temporada de otoño/invierno 2010-11. Su equipo creativo, encabezado por Sarah Burton, acaban el trabajo y lo presentan, ante reducidos grupos de personas, en un hotel parisino del siglo XIX. Las plumas, símbolo de ligereza y libertad, son las protagonistas de los fascinantes y complejos diseños. Según la propia Burton, Alexander “creaba mundos para él mismo en los que poder hacer lo que quisiera”.
La famosa creación de Mcqueen, los zapatos “Armadillo” que Lady Gaga usó en su vídeo Bad Romance.
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“I came to terms with not fitting in a long time ago. I never really fitted in. I don’t want to fit in. And now people are buying into that.”
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Izquierda Alexander Mcqueen en el backstage de la pasarela de la colección “The Horn of plenty” del año 2009. Izquierda al lado La modelo inglesa Anna Delevingne en un vestido de la colección “Ensemble” del año 2001. El vestido fue hecho a manoy expuesto en la exhibición de “Savage Beauty” en el Met. Abajo Backstage de la pasarela de la colección “Plato’s Atlantis” del año 2010. Más de 10 costureras se encargaron de arreglar los últimos detalles del vestido de apertura.
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La modelo inglesa, Roos Abels, fotografiada en el backstage de las pasarelas de “The Horn of Plenty�.
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Backstage de la pasarela de la colección “Plato’s Atlantis del año 2010. 35
PL ATO`S ATL ANTIS “Anatomía de una colección”
“Es una nueva era en la moda. No hay reglas. Debo desafiarla y romper esquemas.”
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cQueen fusionó las teorías de Darwin de la evolución del siglo XIX con las preocupaciones del siglo XXI sobre el calentamiento global. La Atlántida de Platón - una referencia a la isla legendaria descrita por el filósofo griego, que se hundió en el mar - profetizó un mundo futuro en el que las capas de hielo se derretirían, los mares se elevarían y la humanidad tendría que evolucionar para sobrevivir. Era pura fantasía. Esta vez McQueen entregó sus modelos como un ejército andrógino de otros seres mundanos -humano-animal-híbridos alienígenas. Dos cámaras de gigantescos brazos robotizados se movieron a lo largo de la pasarela, escudriñando estos especímenes y proyectando sus imágenes sobre un telón de fondo blanco que parecía un laboratorio clínico. Modelo Raquel Zimmermann apareció en una pantalla de LED, retorciéndose en la arena y cubierto por las serpientes de colores vibrantes. A medida que avanzaba la evolución y cada modelo trazaba la progresión de la vida en la tierra a la vida bajo el mar, sus características cambiaron. El cabello estaba trenzado en la cabeza en montículos o esculpido en picos de aleta, mientras que los contornos de las caras de los modelos
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estaban distorsionados con mejoras protésicas, ambas características que connotan la adaptación biológica. Colores y texturas cambian con la transición de especies a especies. Las estampas camufladas de rosas y los jacquards que representan las polillas en tonos verdes y marrones, hacen referencia a la vida sobre el mar; Las impresiones anfibias de la serpiente sugirieron una transición al agua; Y los diseños en azules y púrpuras incorporaron imágenes de criaturas del océano, tales como rayas y medusas. Aquí McQueen perfeccionó el uso de técnicas de impresión digital con cada diseño diseñado específicamente para prendas individuales. McQueen desarrolló una serie de nuevas formas, diseñadas para imitar características marinas: pronunciadas caderas y hombros dieron paso a formas amorfas; fueron dobladas y plisadas para connote branquias. Los modelos acechaban la pasarela en tacones de 25 cm, el diseño 3D ‘Alien’ inspirado en la obra de H.R. Giger (miembro del equipo de efectos especiales de Alien). La bota de ‘Armadillo’ creó una forma completamente sin referencia aparente a la anatomía natural del pie, la superficie escamosa de diseños hechos en piel de pitón invocando la concha blindada del animal después de la cual el zapato fue nombrado.
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“I find beauty in the grotesque, like most artists.�
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Las plataformas “Armadillo” de la colección Plato’s Atlantis (otoño primavera 2010) que posteriomento los usó la cantante Lady Gaga.
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Vestido con patrón de serpiente de la colección Plato’s Atlantis (primavera - verano 2010.
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“I want people to be afraid of the women I dress.”
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“I come from a different era and I design clothes for our era. I think of people I want to dress when I design.�
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THE HORN OF PLENTY “La belleza salvaje y excéntrica de Mcqueen”
“La muerte es una cosa triste, melancólica pero romántica al mismo tiempo. Es el final de un ciclo, todo tiene que terminar. El ciclo de la vida es positivo porque
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da lugar a cosas nuevas.”
n artista auténtico, talentoso, extravagante y adelantado. Sus obras tienen el equilibrio justo entre la elegancia, la excentricidad y la teatralidad. El detritus de la civilización contemporánea. En el centro del espacio un enorme montón de basura, compuesta de restos de coches, neumáticos usados, destrozaron computadoras, televisores muertos y varios accesorios de antigüos espectáculos. El tocado consistía en latas de cerveza vacías atadas con cinta de plástico, macetas, lámparas, una bolsa de compras de supermercado y paraguas decorativos. Uno de los ítems más convincentes de esta colección en particular es un conjunto que está hecho de plumas de pato teñidas de negro, lo que da la impresión de un cuervo. Un cuervo era un símbolo romántico de la muerte. Es un artículo que es muy melancólico pero también muy romántico al mismo tiempo. Proviene de una colección llamada El cuerno de la abundancia. Y El cuerno de la abundancia era una colección que fue inspirada muy mucho por la alta costura de los años 50. Y usted incluso ve la silueta aquí; Usted ve la cintura muy pellizcada, los hombros enormes. A McQueen le encantaba un hombro muy duro y una cintura muy pequeña. Así que incluso en esta prenda en particular -aunque parezca tan extremo- todavía está haciendo referencia a la costura de los años
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cincuenta. Sigue jugando con las proporciones que tanto amaba. Y las plumas juegan un papel tan importante en el trabajo de McQueen. Amaba a los pájaros. Y las plumas eran un material que él volvería a revisar una y otra vez en su trabajo. Alexander McQueen puede ser el último diseñador de pie que es valiente o temerario lo suficiente como para presentar una colección que es un pedazo sin adulterar de showmanship duro y ballsy. Los acalorados argumentos que estallaron después eran testimonio de ello. Había quienes encontraron su retrato de mujeres con labios sexuales y, a veces, con trajes dolorosamente teatrales, feos y misóginos. Otros, principalmente jóvenes espectadores, que no han estado entusiasmados con los muchos momentos sensatos de la temporada con mujeres de mediana edad, se vieron excitados por el espectáculo, así como por el drama de alta costura en la ejecución de la ropa. Ciertamente se trataba de una explosión de fin de siglo contra la situación en la que se encuentra la moda, y posiblemente el consumismo en su conjunto. El conjunto era un montón de basura de los escombros de las etapas de las demostraciones pasadas de McQueen, rodeado por una pista de cristal quebrada.
Vestido de la colecciĂłn otoĂąo-invierno 2009 -2010, llamada The Horn of Plenty. 53
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“I think theres is beauty in everything. What normal people will perceive as ugly, I can usually see something of beauty on it.�
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Las plumas juegan un papel tan importante en el trabajo de McQueen.
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Vestido Voss de la colecciĂłn Horn of plenty hecha con plumas de avestruz rojos y negros y diapositivas mĂŠdicas de cristal pintadas de rojo.
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El diseñador que se quitó la vida a los 40 años, llamó la atención de muchos diseñadores de la alta costura y hasta la famosa Anna Wintour y artistas como Lady Gaga y Bjork. Con gran potencial, talento y creatividad, la vida de Mcqueen no fue nada fácil, ya que sufrió de abusos sexuales de niño y tuvo una fuerte adicción a las drogas hasta su muerte. El libro relata la biografía del diseñador inglés, Lee Alexander Mcqueen y se mencionan detalles de su vida privada abarcando sucesos importantes de su infancia y su carrera profesional como diseñador de modas. El tema de su suicidio, un suceso que impactó al mundo. Su ausencia marcó a muchos y dejó lo mejor de si mismo, su arte y cada una de sus colecciones de gran inspiración que como siempre deslumbraron al público. Sus encuentros con los diseñadores más conocidos con Romeo Gili, los lugares donde trabajó en sus años de juventud como en las sastrerías más importantes de Savile Row, Anderson & Sheppard y su carrera profesional como diseñador de modas en la Central Saint Martins son relatados detalladamente con el fin de comprender la vida de Mcqueen. También se menciona el impacto de Isabella Blow, editora de Vogue, en su carrera y se describen los hechos más importantes como cuando fue nombrado director creativo de Givenchy en 1996 y por último, detalles de sus relaciones con famosos como Lady Gaga, Bjork y Kate Moss, su musa preferida. Una gran recopilación de la vida y obra del diseñador, sumergiendo al lector en el misterioso e inspirador mundo de Mcqueen, quien con su creatividad ha logrado impactar al muchas personas con su estilo original e innovador.
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