Margaret Atwood

Page 1

Ernest Lluch Kultur Etxeko Liburutegia Biblioteca del Centro Cultural Ernest Lluch Literatur Solasaldia Maiatza 2014 Mayo

Margaret Atwood (Otawa, Canadá, 1939)

Margaret Eleanor Atwood es una prolífica poetisa, novelista, crítica literaria y activista política canadiense. Es miembro del organismo de derechos humanos Amnistía Internacional y una de las personas que presiden BirdLife International, en defensa de las aves. En la actualidad divide su tiempo entre Toronto y Pelee Island, en Ontario. Nacida en 1939, la escritora alcanzó su primer gran éxito internacional en 1985 con la novela El cuento de la criada (The Handmaid's Tale). Desde entonces aparecieron más de 50 obras: poesía, relatos breves, ensayos, novelas y libros para niños que se tradujeron a más de 20 lenguas. También en Alemania sus obras llegaron repetidamente a las listas de libros más vendidos. Hija de un entomólogo, Margaret Atwood creció en una zona muy agreste de Canadá, y debió vivir con su familia durante algunos meses al año sin electricidad ni agua corriente. Esa época marcó a la escritora, y sus experiencias de la niñez se condensaron en varias de sus obras. Tras estudiar Inglés y Literatura en Toronto y en Harvard, ejerció la docencia como investigadora literaria en diversas universidades en Canadá y Estados Unidos. Al mismo tiempo publicaba sus primeros libros. Su obra está signada por el papel de la mujer en la sociedad, pero también por el tratamiento de los problemas sociales y de la destrucción del medio ambiente. Margaret Atwood ha sido distinguida con numerosos doctorados honoris causa, así como con diversos y renombrados premios nacionales e internacionales, entre otros los principales premios literarios de Canadá y Gran Bretaña, así como el premio español Príncipe de Asturias (2008).

açåçëíá~=hìäíìê~ açåçëíá~=hìäíìê~ 1 bêåÉëí=iäìÅÜ=hìäíìê=bíñÉâç=iáÄìêìíÉÖá~=√=_áÄäáçíÉÅ~=`Éåíêç=`ìäíìê~ä=bêåÉëí=iäìÅÜ ^åçÉí~I=T=√=OMMNQ=açåçëíá~=J=p~å=pÉÄ~ëíá•å íÉä=EMMPQF=VQP=QU=NU=ST=√=~ã~ê~äáÄìêìíÉÖá~]Ççåçëíá~KçêÖ


Un día es un día Una vida… muchas vidas de mujeres contadas a través del tiempo. Los doce relatos que conforman Un día es un día siguen a distintas mujeres en el devenir de los años, empezando por la infancia, siguiendo con la madurez y acabando con la vejez. Sus protagonistas se llaman a veces Betty, otras Ronette o Sally, y no podrían ser más distintas la una de la otra, pero ahí están, hablando de sí mismas y de su relación con los hombres como si fueran un cuerpo solo, que desfila por los primeros sinsabores de la adolescencia y luego camina vacilando por los años del matrimonio, de la maternidad y del divorcio, para descansar finalmente en la mirada irónica de esas espléndidas señoras de cabello blanco, que saben muy bien qué han perdido, aunque ya poco les importe porque… un día es un día, y lo que antes nos pareció capricho o locura, ahora, después de tantos años, solo merece una sonrisa piadosa.

Margaret Atwooden idazlanak · Obra de Margaret Atwood Novelas The Edible Woman (1969) La mujer comestible (1969) N ATW Surfacing (1972) N ATW Resurgir (1972) N ATW Lady Oracle (1976) Doña Oráculo (1976) N ATW Life Before Man (1979) Bodily Harm (1981) The Handmaid's Tale (1985) El cuento de la criada (1985) N ATW Cat's Eye (1988) Ojo de gato (1988) N ATW The Robber Bride (1993) N ATW La novia ladrona (1993) N ATW Alias Grace (1996) N ATW The Blind Assassin (2000) N ATW El asesino ciego (2000) N ATW Oryx and Crake (2003) Oryx y Crake (2003) N ATW The Penelopiad (2005) N ATW Penélope y las doce criadas (2005) N ATW The Year Of The Flood (2009) N ATW El año del diluvio (2009) N ATW Maddadam (2013) açåçëíá~=hìäíìê~ açåçëíá~=hìäíìê~ 2 bêåÉëí=iäìÅÜ=hìäíìê=bíñÉâç=iáÄìêìíÉÖá~=√=_áÄäáçíÉÅ~=`Éåíêç=`ìäíìê~ä=bêåÉëí=iäìÅÜ ^åçÉí~I=T=√=OMMNQ=açåçëíá~=J=p~å=pÉÄ~ëíá•å íÉä=EMMPQF=VQP=QU=NU=ST=√=~ã~ê~äáÄìêìíÉÖá~]Ççåçëíá~KçêÖ


Poesía Double Persephone (1961) The Circle Game (1964) Expeditions (1965) Speeches for Doctor Frankenstein (1966) The Animals in That Country (1968) The Journals of Susanna Moodie (1970) Procedures for Underground (1970) Power Politics (1971) You Are Happy (1974) Selected Poems (1976) Two-Headed Poems (1978) True Stories (1981) Historias reales (1981) Consulta Love songs of a Terminator (1983) Interlunar (1984) Morning in the Burned House (1996) Eating Fire: Selected Poems, 1965-1995 (1998) The Door (2007) Relatos cortos, cuentos y ensayos Dancing Girls (1977) Chicas bailarinas (1977) N ATW Murder in the Dark (1983) Asesinato en la oscuridad (1983) N ATW Bluebeard's Egg (1983) Through the One-Way Mirror (1986) Wilderness Tips (1991) Good Bones (1992) Good Bones and Simple Murders (1994) The Tent (2006) Moral Disorder (2006) Desorden moral (2006) N ATW La maldición de Eva (2006) 820-8 ATW Érase una vez (2007) N ATW Payback (2009) Pagar (con la misma moneda) (2009) 820-4 ATW Un día es un día (2013) N ATW Libros infantiles Up in the tree (1978) Arriba en el árbol (1978) I-82-3 A HAURTXO

Signatura dauzkatenak Donostiako Udal Liburutegi Sarean aurki ditzakezu / Encontrarás en la Red Municipal de Bilbiotecas de Donostia-San Sebastián las obras marcadas con signatura

açåçëíá~=hìäíìê~ açåçëíá~=hìäíìê~ 3 bêåÉëí=iäìÅÜ=hìäíìê=bíñÉâç=iáÄìêìíÉÖá~=√=_áÄäáçíÉÅ~=`Éåíêç=`ìäíìê~ä=bêåÉëí=iäìÅÜ ^åçÉí~I=T=√=OMMNQ=açåçëíá~=J=p~å=pÉÄ~ëíá•å íÉä=EMMPQF=VQP=QU=NU=ST=√=~ã~ê~äáÄìêìíÉÖá~]Ççåçëíá~KçêÖ


Margaret Atwoodekin elkarrizketa · Entrevista con Margaret Atwood "Nadie me dijo lo que era normal para una mujer" 15 jun 2013 MUJER HOY - ISABEL NAVARRO “Mi arma secreta es un lápiz”, dice la premio Príncipe de Asturias y eterna candidata al Nobel. Hiperactiva a sus 73 años, la autora de “El cuento de la criada” es una feminista precoz, con una infancia salvaje, que solo podía nacer en un país como Canadá. De joven tuvo que ser fibrosa y espigada, porque es muy alta, pero los años la han encorvado, fragilizando sus articulaciones. Sin embargo, su rostro vivaz –y el movimiento teatral de sus cejas– desmienten cualquier señal de decrepitud. ¿Está cansada? En absoluto. Nos encontramos en la Alhóndiga de Bilbao, a donde ha acudido para la inauguración del festival literario Gutun Zuria, y cuenta que en el avión ha escrito un artículo para The New Yorker y por la noche en el hotel ha revisado 15 páginas de su novela por entregas Positron (solo para “e-books”). Mientras tanto, no ha dejado de interactuar con alguno de sus 403.000 seguidores en Twitter, un medio que le fascina. “Cuando mi hermano era un joven científico, metía el brazo en una caja para alimentar a los mosquitos, y la verdad es que yo me siento igual: a esta edad, si me pican, me da igual”. En el mundo de la cultura, donde los tecnófobos son mayoría, su actitud no deja de ser desafiante, pero ella lo dice todo con una sonrisa tan dulce que a nadie se le ocurre llamarla transgresora. Y lo es. -¿Cómo definiría su infancia? Inusual. Crecí en el norte de Canadá y tres cuartas partes del año vivíamos en cabañas de los bosques porque mi padre era zoólogo. Hasta los 12 no pasé un curso completo en el colegio. Fui una lectora y escritora precoz, sobre todo porque no había ninguna otra forma de entretenimiento. Ni radio, ni tele, ni electricidad, ni cine, ni teatro. Así que mi hermano y yo leíamos y escribíamos cómics. -¿Fue un shock cuando por fin, a los 12 años, tuvo que integrarse en una vida más ordinaria? La gente me parecía muy extraña. -¿Nunca pensó que tal vez la rara era usted…? [Risas] No, no, estoy segura de que eran ellos... Me sorprendía mucho que la gente se interesara por cosas tan extrañas como los sofás. Cuando nosotros necesitábamos un mueble, sencillamente cortábamos un árbol y nos lo hacíamos. Así que crecí manejando peligrosas herramientas. Antes de que todo fuera electrónico, era capaz de arreglar cualquier motor. -Cuando vivía en los bosques, ¿qué le daba miedo? Los incendios, los relámpagos de las tormentas (que provocan incendios), los osos y los alces en celo. Hay que evitarlos. -Y en la ciudad, ¿qué la asustaba? Las cisternas y las aspiradoras: no entendía por qué las cosas desaparecían y a dónde se marchaban. Pero, en general, creo que cuando éramos pequeños nos pasábamos la vida haciendo cosas peligrosas y teníamos muy poco miedo. Ahora los niños no hacen nada porque no les dejan, pero nosotros caminábamos por los barrancos y las tuberías gigantes constantemente. -¿Fue una infancia feliz? açåçëíá~=hìäíìê~ açåçëíá~=hìäíìê~ 4 bêåÉëí=iäìÅÜ=hìäíìê=bíñÉâç=iáÄìêìíÉÖá~=√=_áÄäáçíÉÅ~=`Éåíêç=`ìäíìê~ä=bêåÉëí=iäìÅÜ ^åçÉí~I=T=√=OMMNQ=açåçëíá~=J=p~å=pÉÄ~ëíá•å íÉä=EMMPQF=VQP=QU=NU=ST=√=~ã~ê~äáÄìêìíÉÖá~]Ççåçëíá~KçêÖ


En general sí, pero no teníamos arraigo y cambiar de escuela es un gran reto. Para mí era muy peculiar la manera en que se relacionaban las niñas en grupo. En el mundo de los chicos el estatus lo determina quién es el más fuerte o es un as del videojuego, pero las relaciones de las niñas se alimentan de rumores y cotilleos, así que son lo más parecido a una corte del Renacimiento. Normalmente, si una niña tiene una posición jerárquica superior a la de las demás es por su capacidad de manipular a las otras. -¿Cuándo tomó conciencia de que era una escritora? Con 16 años. -En los años 50 ser escritora no era un plan habitual para una mujer. Pero como crecí en los bosques, nunca me enteré de lo que era o no era normal para una mujer. -¿De dónde viene esa confianza? De la ignorancia. Entonces yo no tenía ni idea de lo duro que podía llegar a ser. Además, Jane Austen, Emily Brönte y Emily Dickinson (a las que estudié en el colegio) eran mujeres. Muertas, pero mujeres al fin y al cabo. Para mí, la cuestión no era de género sino de país. En ese momento no había muchos escritores masculinos o femeninos en Canadá. Así que era posible ser una escritora canadiense porque era una categoría muy poco concurrida. -Pero estoy segura de que tuvo que luchar para abrirse camino... Claro, pero yo no sentía que estaba luchando. Más bien lo vivía como trabajo. Mi generación ha sido una “workaholic generation”, una generación adicta al trabajo. Nuestros padres vivieron la Depresión y nosotros crecimos en la posguerra, así que lo único que se esperaba era que trabajáramos duro. Tuve mi primer trabajo con ocho años, como niñera de los hijos de la vecina a 25 céntimos la hora, y seguí haciendo todo tipo de trabajos hasta que pude vivir solamente de la literatura. -¿Y qué pensaban sus padres de sus libros? Querían que fuera bióloga porque nunca consideraron la mía una profesión estable. Seguramente estaban muy sorprendidos por mi elección, pero eran muy discretos y nunca me lo dijeron. -¿Pero les gustaban sus libros? No tengo ni idea. Los tenían todos y eran cultos, pero no sabían nada de literatura, así que supongo que lo mejor que pudo pasarme es que no me dieran nunca su opinión. Uno de los consejos que siempre le doy a los jóvenes es que no les enseñen lo que escriben a sus parejas. Lo que esperas de tu esposo es que te diga: “Qué tal el día, cariño. ¿Quieres una taza de té? Te quiero”. Y no: “Bueno, de hecho quería comentarte que el capítulo dos es bastante flojo”. Porque eso causaría fricciones. Si no te dicen la verdad te crea resentimiento y, si te dicen lo que piensan, acabas resentida. Es una situación en la que nadie gana. -Usted ha dicho muchas veces que es una prefeminista. Claro, porque tenía 29 años en el 69. Mi periodo de formación ya se había acabado cuando surgió la primera ola feminista, y yo hacía tiempo que publicaba poesía y relatos. -Pero usted se divorció en los años 60, lo cual parece muy feminista para aquella época. Oh, pero eso no tiene nada de particular. Muchísima gente se divorció antes del feminismo, sobre todo en Canadá. Estados Unidos tiene una historia mucho más desagradable con las mujeres que la que yo he vivido en primera persona. A mí nadie me dijo que tenía que ir a la universidad para cazar un marido o para adquirir cierta cultura que entretuviera a ese marido. De hecho, mi madre era muy incompetente en las tareas del hogar, no le interesaban cosas como comprar o cocinar y sus actividades favoritas eran nadar en el río o navegar en canoa. açåçëíá~=hìäíìê~ açåçëíá~=hìäíìê~ 5 bêåÉëí=iäìÅÜ=hìäíìê=bíñÉâç=iáÄìêìíÉÖá~=√=_áÄäáçíÉÅ~=`Éåíêç=`ìäíìê~ä=bêåÉëí=iäìÅÜ ^åçÉí~I=T=√=OMMNQ=açåçëíá~=J=p~å=pÉÄ~ëíá•å íÉä=EMMPQF=VQP=QU=NU=ST=√=~ã~ê~äáÄìêìíÉÖá~]Ççåçëíá~KçêÖ


Incluso en el periodo colonial, en Canadá muchas de las mujeres que eran raptadas por indios preferían quedarse con ellos porque sabían que su vida iba a ser mejor en la tribu que en la conservadora Nueva Inglaterra. La actitud de las estadounidenses tuvo que ser muy explosiva porque tenían mucho con lo que romper. Pero, en mi país, el feminismo fue solo explosivo en Quebec, porque venían de una tradición nacionalista y católica mucho más asfixiante que en el resto del país. -Y en los 70 se convierte en madre. Sí, ¿verdad que es divertido? Durante un par de años se te cae el pelo y dejas de tener cerebro, pero te da exactamente igual. Tener hijos fue muy divertido y todavía lo es... En los 70 nos mudamos a una granja con ovejas, gallinas, burros, perros, gatos, ovejas... Además, he sido muy buena preparando fiestas de cumpleaños. Una vez hice una fiesta con asesinato. Yo era la criminal y contraté a algunos amigos actores para que hicieran de extras. ¡Me lo pasé tan bien! En el instituto tenía un negocio con una amiga que consistía en montar fiestas de cumpleaños con guiñoles. Lo hacíamos todo: desde recibir a la gente y distribuir los sándwiches hasta organizar los regalos y montar los teatros de marionetas. -¿Con qué historias? Siempre las más simples y caníbales: “Caperucita roja”, “Los tres cerditos” y “Hansel y Gretel”. -En aquellos cuentos, el terror lo encarnaban lobos y brujas, pero ahora incluso los niños de cuatro años juegan a zombis. ¿Qué significado cultural cree que tiene esta tendencia? Los tiempos de prosperidad producen fantasías vampíricas y los tiempos duros provocan el retorno de los muertos. Los zombis son siempre un fenómeno de masas, visten mal, no son atractivos y se mueven en multitudes, como una especie de masa de aflicción. A los vampiros, sin embargo, les gusta la ropa, son individualistas y tienen capas, castillos, pasado y la capacidad de organizar su vida en el mundo físico porque han acumulado dinero para comprar y sobornar. Los zombis, sin embargo, no tienen nada ni están interesados en el mundo material. En realidad, toda la iconografía con la que están conectados tiene que ver con la danza de la muerte y la época de la peste en Europa. -Pero, ¿por qué están de moda los zombis ahora? Creo que por la misma razón por la que han surgido movimientos como Occupy Wall Street. Son muchos los que se han sentido excluidos de la prosperidad y la opulencia, no tienen nada que perder y se mueven en grupos de protesta –sin líderes y sin plan– con la sensación de que no pueden hacer nada por transformar su realidad. Si somos zombis, no tenemos por qué preocuparnos por la hipoteca porque no tenemos casa, ni futuro, ni cerebro, ni vínculos afectivos. Hace 50 años surgieron muchas historias de este tipo como una fábula postnazi, pero ahora los zombis que ocupan nuestro imaginario son una fábula económica. - Da miedo. Tal vez, pero ¿sabes? [Dice bajando la voz en una pausa dramática] En realidad, no existen... www.mujerhoy.com/hoy/mujeres-hoy/margaret-atwood-nadie-dijo-730766062013.html [23-042014]

Erabilitako iturriak · Fuentes utilizadas http://www.lecturalia.com/libro/79850/un-dia-es-un-dia http://es.wikipedia.org/wiki/Margaret_Atwood https://www.daad.de/alumni/netzwerke/vip-galerie/nordamerika/16918.es.html http://funcionlenguaje.com/actualidad-literaria/entrevista-a-margaret-atwood.html açåçëíá~=hìäíìê~ açåçëíá~=hìäíìê~ 6 bêåÉëí=iäìÅÜ=hìäíìê=bíñÉâç=iáÄìêìíÉÖá~=√=_áÄäáçíÉÅ~=`Éåíêç=`ìäíìê~ä=bêåÉëí=iäìÅÜ ^åçÉí~I=T=√=OMMNQ=açåçëíá~=J=p~å=pÉÄ~ëíá•å íÉä=EMMPQF=VQP=QU=NU=ST=√=~ã~ê~äáÄìêìíÉÖá~]Ççåçëíá~KçêÖ


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.