Rithy Panh

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Ernest Lluch Kultur Etxeko Liburutegia Biblioteca del Centro Cultural Ernest Lluch Literatur Solasaldia Martxoa 2014 Marzo

Rithy Panh (Nom Pen, Camboya, 1964)

El director de cine Rithy Panh nació el 18 de abril de 1964 en Nom Pen, Camboya. Su infancia la vivió en un tiempo de gran convulsión política para su país: en 1970 Camboya se ve involucrada en la Guerra de Vietnam. En 1975, los jemeres rojos, guerrilla comunista, abandonaron las montañas y se hicieron con el poder en todo el país fundando Kampuchea Democrática. En su ideal, el “nuevo pueblo” debía ser reeducado, convertido a los valores del antiguo pueblo (es decir, los campesinos, el pasado). Evacuaron las ciudades y sus habitantes fueron reubicados en los pueblos, como una vuelta al campesinado. Toda forma de vida que escapase a eso fue abolida, incluida la enseñanza. Las familias fueron dispersadas y Panh, de once años, fue internado en un "campo de rehabilitación", uno de los sistemas de concienciación que se aplicaban a los muchachos que habían crecido en las ciudades para "rehabilitarlos de los vicios de la burguesía". Toda su familia pereció en las largas caminatas que los jemeres rojos obligaron a hacer a los habitantes de las ciudades. La invasión vietnamita de enero de 1979 le dio la oportunidad al joven Panh de escapar y llegó a los campos de refugiados de Mairut, (Tailandia) con 15 años. Como muchos menores de edad que estaban solos, el muchacho fue acogido en Francia y llegó a París en 1980. Fue allí en donde hizo sus estudios de cine en la Escuela Nacional de Cine de Francia. Con su primer documental "Site II" ganó el "Grand Prix du Documentaire" en el Festival de Amiens. Desde entonces, ha dedicado sus creaciones cinematográficas a la temática histórica de la Kampuchea Democrática y sus consecuencias en Camboya de hoy, convirtiendo sus películas en documentos de primera mano acerca del tema. Donostia Kultura Ernest Lluch Kultur Etxeko Liburutegia • Biblioteca Centro Cultural Ernest Lluch Anoeta, 7 • 20014 Donostia - San Sebastián tel (0034) 943 48 18 67 • amaraliburutegia@donostia.org

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La eliminación «A los trece años –dice Rithy Panh–, perdí a toda mi familia en pocas semanas... Todos ellos barridos por la crueldad y la locura de los jemeres rojos. Me quedé sin familia. Me quedé sin nombre. Me quedé sin rostro. Y fue así como seguí con vida, porque me había quedado sin nada.» Treinta años después del fin del régimen de Pol Pot, que causó la muerte de 1.7000.000 personas, el niño se ha convertido en un cineasta de prestigio. Decide entrevistar a uno de los grandes responsables de ese genocidio: Duch. La eliminación es el relato de esta confrontación fuera de lo común. Este libro, escrito con la colaboración de Christophe Bataille, ha recibido entre otros los siguientes premios: Prix Joseph Kessel, Prix Essai France Télévisions y Prix Aujourd'hui.

Rithy Panh-en idazlanak · Obra de Rithy Panh La eliminación (2013) 840-8 PAN Filmografía: Sitio II (1989) Camboya: entre la guerra y la paz (1991) La gente del arrozal (1994) Bophana: una tragedia camboyana (1996) Una tarde después de la guerra (1998) La tierra de las ánimas errantes (2000) S-21: La máquina de matar de los jemeres rojos (2003) La gente de Angkor (2003) El teatro incendiado (2005) El papel no puede envolver la brasa (2007) Un barrage contre le Pacifique (2008) Duch, Master of the Forges of Hell (2011) L’image manquante (2013) •

Signatura dauzkatenak Donostiako Udal Liburutegi Sarean aurkitu ditzazkezu / Encontrarás en la Red Municipal de Bilbiotecas de Donostia-San Sebastián las obras marcadas con signatura

Rithy Panhekin elkarrizketa · Entrevista con Rithy Panh “S-21: La máquina roja de matar” ¿Por qué hizo esta película? Hice “S-21: La máquina roja de matar", por convencimiento y porque lo creía necesario. Rodar significa estar con otras personas, tanto en cuerpo como en alma. Debo mi vida a aquellos que murieron, tengo una deuda que pagar. Es mi deber entregarme a Donostia Kultura Ernest Lluch Kultur Etxeko Liburutegia • Biblioteca Centro Cultural Ernest Lluch Anoeta, 7 • 20014 Donostia - San Sebastián tel (0034) 943 48 18 67 • amaraliburutegia@donostia.org

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aquellos que aún siguen con vida. Mi manera de compartir el trabajo de recordar es hablar y ofrecer a los testigos del genocidio, tanto a las víctimas como a los torturadores, una plataforma de expresión. Me encantaría pensar que cada testimonio es una pequeña piedra que ayude a construir una muralla contra una amenaza aún vigente, tanto aquí como en otro sitio: el retorno de la barbarie. ¿Cómo convenció a los verdugos para que hablasen? Les expliqué que yo no era abogado ni fiscal y que mi película no era un tribunal. Que si ellos venían al rodaje en son de paz, que ellos también saldrían de allí en paz. Que hablar les ayudaría a sentirse más aliviados y a gusto consigo mismos. Pero que esto no supondría, por respeto a las víctimas y a sus familias, que mi trabajo sirviera para lavar sus manos de los crímenes cometidos. Esta película es un espacio para el diálogo en el que cada uno acepta sus responsabilidades históricas. ¿Tiene algún método de trabajo? Todo el trabajo documental está basado en lo que me han contado. Creo una situación (en este caso, volviendo al S-21, convertido hoy en el Museo de Genocidio Tuol Sleng) donde se reflejan las acciones de los Jemeres Rojos y así las víctimas puedan contar por lo que han pasado. He intentado estructurar la historia en términos humanos, día a día, y al nivel de lo experimentado por cada persona. Con Houy y sus primeros camaradas del S-21, intenté encontrar si aún quedaba algo de humanidad dentro de ellos cuando llevaron a cabo estos actos: ¿Qué pensaban en el momento de matar? ¿Qué había sido de sus sentimientos y de su educación? ¿Qué tipo de condicionantes hacen que el odio triunfe y la compasión se contenga? Reniego de la idea de que en cada ser humano hay un asesino dormido. Admito que el bien y el mal conviven dentro de nosotros, pero no todos nosotros nos convertimos en asesinos. ¿Les fue fácil hablar a Houy y a los otros? Houy, el Jefe de Seguridad, Khân el torturador, y Thi quien guardaba los registros en el centro del S-21, son capaces de explicar cómo funcionaba la máquina de eliminación. En cuanto les pregunté cuál era su rol en el mecanismo, no fueron capaces de encontrar las palabras para explicarlo. Uno no se olvida de sí mismo por casualidad; es muy duro hablar de los asesinatos que uno ha cometido. Estuve discutiendo con ellos los temas que quería tratar en la película y en ese momento les enfrenté a las pruebas: la fotografía de un prisionero que se había suicidado, el registro de la enfermería o el registro de ejecuciones, el testimonio de antiguos camaradas, o las palabras de aquellos que consiguieron escapar. Pero cada vez, se convertía en una batalla. Tuve que alternar efectos sorpresa con periodos de reflexión, y evitar la rutina para que no pudieran reconstruir su sistema de defensa. Cuando uno de ellos no admitía sus acciones o intentaba limitar su ámbito, sabía que estaba arriesgándose a enfrentarse con sus propias contradicciones. También ha rodado escenas en las que algunos hombres repiten gestos que realizaron hace 25 años. Al inicio del rodaje, el día que estábamos en la casa de Poeuv, en el pueblo, él me enseñó cómo cerraba la puerta del cuarto que él custodiaba en el S-21. En un solo vistazo pude ver cómo sus gestos eran una prolongación de lo que estaba diciendo y descubrí que existía otra memoria: la memoria del cuerpo, mucho más precisa y afilada, que no conllevaba ningún tipo de mentira. Bajo el régimen de los Jemeres Rojos, las palabras perdieron todo su significado convirtiéndose en armas. No había comunicación alguna, solo ideología. Cuando esto ocurre, cuando ya no hay lenguaje que utilizar, la violencia gana y se convierte en el arma de trabajo. Donostia Kultura Ernest Lluch Kultur Etxeko Liburutegia • Biblioteca Centro Cultural Ernest Lluch Anoeta, 7 • 20014 Donostia - San Sebastián tel (0034) 943 48 18 67 • amaraliburutegia@donostia.org

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Poeuv tenía 12 ó 13 años cuando se convirtió en guardia del S-21. No tenía ningún tipo de doctrina o educación, únicamente su educación era golpear a los prisioneros. Cuando estuvo rodando en Tuol Sleng, algo hizo clik en su interior como si un mecanismo automático ya olvidado se pusiera de nuevo en marcha, y en ese momento comenzó a repetir los gestos que hacía en el pasado. Poeuv es como un niño que ha sido maltratado y cuando reconstruye estos gestos, todo el dolor contenido en su interior salen a la superficie y le ahoga. Pero no es teatro. Todo ocurre en un orden concreto: llama al prisionero por su número, le tapa los ojos y le esposa antes de liberar sus pies. Si lo hubiese hecho de otra manera, el "enemigo del pueblo" podría haber peleado o haberse tirado por la ventana. Los mecanismos de sus gestos y actos fueron meticulosamente establecidos y enseñados. Poeuv los había aprendido; se convirtió en una pieza más de la máquina. Y qué me puede decir de Nath, uno de los supervivientes del S-21. ¿Cuáles fueron sus sentimientos en el rodaje? Para Nath, el esfuerzo que le pedimos fue doloroso y violento, tanto físico como psicológico, antes de cada reunión e incluso después. Admiro la dignidad de este hombre. No encuentro palabras que puedan describir adecuadamente su coraje. Su presencia, frente a sus torturadores, hizo posible determinar quién había sido la víctima, quién era el responsable, quién había ejecutado las órdenes. No hay nada peor que un torturador que sigue creyendo que ha actuado de acuerdo con la ley, un torturador que no reconoce la barbarie de sus actos. Los carceleros no podían mentir enfrente de Nath; incluso, cuando se quedaban callados, él actuaba como "revelador" de los secretos de sus almas. Nath, con quien comencé a rodar en 1991, nunca ha cesado de exigir un juicio contra los Jemeres Rojos, incluso cuando algunos hablaban de correr un velo sobre el pasado en interés de la reconciliación. Pero la reconciliación no puede ser tenida como una vacuna. Nath nunca ha sabido por qué crimen fue arrestado ni por qué el sobrevivió en vez de otro. Le acechan estas preguntas. Pero ¿cómo puede decirle a sus nietos que él es inocente? ¿que él no es una reliquia de la masacre? Un día, el juicio contra los Jemeres Rojos tendrá lugar. ¿Qué piensa de ello? Juzgar a los Jemeres Rojos es esencial. Significa afirmar la voluntad de justicia. Nadie puede cometer genocidio y no ser juzgado por ello. Pero la justicia es sólo un paso del proceso. El juicio debe ir acompañado de un esfuerzo de la memoria para proteger a futuras generaciones. ¿Qué ha aprendido en estos tres años de trabajo? "Comprender todo es casi lo mismo que olvidarlo ", dijo Primo Lévi, quien ha sido mi guía durante todo el rodaje. Pero nadie puede comprender todo. Intentarlo me ha permitido comenzar mi propio duelo. Hacer una película es algo subjetivo y para mí rodar "S21: la máquina roja de matar" no fue una "misión". Pero tenemos que aceptar la historia si no queremos dejar esta carga a nuestros hijos. Un tiempo vendrá cuando ellos puedan pasar página y confiar en el mundo que les rodea. Entonces, los fantasmas dejarán de perseguir a los vivos. Fuente: cine.estamosrodando.com

Erabilitako iturriak · Fuentes utilizadas http://www.anagrama-ed.es/titulo/CR_99 http://diarios.detour.es/?p=3584 Donostia Kultura Ernest Lluch Kultur Etxeko Liburutegia • Biblioteca Centro Cultural Ernest Lluch Anoeta, 7 • 20014 Donostia - San Sebastián tel (0034) 943 48 18 67 • amaraliburutegia@donostia.org

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http://es.wikipedia.org/wiki/Rithy_Panh http://www.filmaffinity.com/es/search.php?stext=rithy+panh&stype=all http://cine.estamosrodando.com/filmoteca/s-21--la-maquina-roja-de-matar/entrevista-con-eldirector-rithy-panh/

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