Revista cultural gitana / #2 / Primavera de 2015
Buñoleras en la Feria de Sevilla
«Mi padre era tratante de bestias y hacía canastos, mi madre iba a venderlos y nos íbamos al campo»
Amarí #2 - Primavera de 2015
Asociación Cultural Amarí
-------------------------------------A Manuel Molina, por ser un poeta de lo andaluz y por creer
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en nuevas formas de expresión en el flamenco. Él se ha ido cuando esta revista ha vuelto a ver la luz. Aprendamos de los creadores para seguir creando. Arriesguémonos.
Editada en Sevilla / ISSN: 2386-7302 / Depósito Legal: SE-19982014
-------------------------------------∑ www.amarirevista.com ∑ amarirevista@gmail.com
Colaboran
-------------------------------------Idea original y coordinación: Mariola Cobo Cuenca. Diseño editorial: Ricardo Barquín Molero / ricardo@cosmonauta.org Colaboradores: Luismi Zapata, fotógrafo - Los Santos de Maimona. Fernando Jiménez Carpio, historiador y antropólogo - Sevilla. José Luis Anta, antropólogo - Universidad de Jaén. Mª Fernanda Muñoz Fernández - Granada. Javier Arza, catedrático de Trabajo Social - Universidad de Navarra. Asociación Gitana Anaquerando - Granada. Ricardo Pachón, productor musical y compositor - Sevilla.
-------------------------------------Agradecimientos: A mi familia. A los gitanos que luchan por mantener lo que son, frente a la deriva constante. A Reme, por su aportación diaria. A Fernando, por su entrega. A Jose Luis Anta, por su ayuda. A Javier Arza, por su confianza. A las mujeres de la Asociación Gitana Anaquerando, por su gran interés. A Ricardo Pachón, por abrir las puertas de lo andaluz.
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Apoyan
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EDITORIAL
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La integración invisible Amarí
«Una vida sin matices solo conduce a los grises»
¿Qué significado tiene pertenecer a un mundo global?, ¿qué connotaciones conlleva que las personas alcancemos la integración?
Solemos escuchar que la diversidad cultural en el mundo está abocada a desaparecer, pero ¿para convertirnos en qué?, y ¿para quién es positivo?
Me gustaría que nos respondiéramos a dos preguntas. La primera es, ¿la mayoría de las personas se comportan con maldad? Y la otra es, ¿la mayoría de los gitanos se comportan con maldad?
Aunque sea evidente que tendemos a absorver valores impuestos, el intercambio cultural tendría que ser más bien un enriquecimiento mutuo con el diálogo como base.
Muchas personas consideran que el hecho de pertenecer a esta etnia conlleva unos prejuicios que han sido construidos durante siglos. Entre todos tratamos de buscar culpables y victimizar al resto, de este modo se criminaliza al gitano como un único responsable, pero ¿de qué?
Convivir con gitanos sin haber nacido en su seno, supone apreciar la heterogeneidad entre nosotros, descifrar cuestiones e indagar franqueando barreras que todos hemos construido durante siglos. Esos muros edificados desde la ignorancia, a veces caen, pero también siguen creciendo, lo extraño es que no sabemos quién los sigue construyendo.
Generalmente, cuando la pobreza ha alcanzado de lleno a las familias, es más fácil que todos nos planteemos quebrantar alguna ley. Por otra parte, en nuestra sociedad muchos gitanos han vivido integrados, con normalidad, aunque para algunos de ellos haya supuesto renunciar a casi todo lo que supone el mero hecho de sentirse gitano (no pretendemos referimos a ritos o prototipos anclados en el machismo). Simplemente han renunciado a manifestar su identidad por temor a ser encuadrados. Llegar a integrarse no significa alcanzar la uniformidad como si se tratara de una línea recta. Este hecho supone la pérdida de una identidad en un mundo cada vez más homogéneo y globalizado (aunque no suponga una uniformidad en la adquisición de derechos humanos). Los gitanos plenamente integrados no tendrían por qué ocultar su identidad por temor a ser juzgados, ¿a qué exactamente?, ¿ello supone alcanzar la plena integración?, pareciera más bien un acto de confusión monótono o uniforme que va ligado a la desaparición entre «mayorías absolutas».
Muchos individuos tenemos un temor infundado sin saber exactamente a qué, esta línea invisible y potente nos sigue dividiendo a pesar del tiempo transcurrido. Hemos confundido la igualdad entre personas con el hecho de «convertirlos» a un bando, absorbiendo la cultura hasta dejarla sin matices. La pobreza no es identidad, tampoco representa a nadie cual bandera, hemos de entenderlo y los que viven en la desigualdad también. Las diferencias culturales son un hecho, existen por razones obvias y se han constituido con el paso del tiempo, ¿no podríamos respetarlas en lugar de rechazarlas? Quizá lograran enriquecernos. Las familias gitanas que han adquirido una educación no están obligadas a abandonar lo que les une, ya que seguir perteneciendo a esta etnia no significa rechazar «a esos otros» con los que conviven. Si realmente lo pretendemos, podremos avanzar creando vínculos de unión a través de actitudes conciliadoras, de aprendizaje, de diálogo, de escucha, así como con propuestas reales de acercamiento sin la desconfianza como base.
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ENTREVISTA
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María Dolores Flores García Buñoleras en la Feria de Abril de Sevilla Mariola Cobo Cuenca
∑ ¿Cómo llegó a dedicarse al arte de los buñuelos? Mi padre era tratante de bestias, pelaba bestias, hacía canastas, mi madre iba a venderlas, nos íbamos al campo, etc. Él trabajaba en el campo y nosotros nos íbamos con él a arrancar rastrojos y malas hierbas. Cuando me quedé viuda, siendo vendedora ambulante, compré una furgoneta y me llevaba a mis hijos porque no tenía con
quien dejarlos. Mi madre lo hacía todo por nosotros, así montó el puesto en la Feria de Sevilla, en el Prado de San Sebastián. Antes de que cambiaran la Feria de lugar, mi madre murió. Allí nos dieron una caseta y llevamos más de cuarenta años preparando buñuelos.
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∑ ¿Les agrada preparar los buñuelos en los puestos de la Feria de Abril? Sí. Empezamos dos semanas antes, a colocar el agua, la luz, las cortinas. Es algo que nos gusta. Es un trabajo, pero tenemos nuestros momentos buenos en los que cantamos, bailamos y estamos con tíos y primos que se acercan desde otros puestos. Se trabaja entre las tres de la tarde hasta las nueve de la mañana del día siguiente, después dormimos un rato y las niñas vuelven a prepararlos. Es un trabajo muy duro, pero llevamos muchos años. Todo el mundo entra a comer pasando un rato muy bueno, nosotras bailamos y cantamos y les ponemos copitas de anís. Se trabaja agustito, lo llevamos bien. Estamos acostumbradas, sabemos lo que tenemos que hacer y formamos una cadena. Los puestos son seis, al entrar, a la izquierda, tenemos el nuestro.
• ∑ ¿Podría describirnos su trabajo el resto del año? Tenemos muchas bodas en las que trabajar, celebraciones, bautizos, comuniones, etc., también somos vendedores para vender a los mercadillos; yo cojo mi carro de la compra y les vendo cuatro cosas; lo que tenemos nos lo trabajamos, del sudor de nuestra frente. He educado a mis hijos para ser buenas personas. A mis niños no los cambio por nada, se han criado sin su padre y he sido madre y padre, me parece que todo ha ido por buen camino. Mis hijos han sido buenos y trabajadores y en eso siguen, trabajando. Yo me encargo de todo el tinglao de la feria sin ver muy bien, pero debo hacerlo. Coso las cortinas y las telas desde hace meses, estoy cansada; les digo a mis hijas que deben aprender, ellas me dicen «mama, tienes que estarte quieta», yo les digo «¿y si no lo hago yo, quién lo hará?». Me gusta lo que hago, si me pongo a hacer un traje, lo mismo hasta lo consigo, pero ¿para qué me voy a poner a ello? Me gusta hacer los delantales, ¡míralos! Si los encargara, ¡un dineral!, así que los hago y ahorramos.
• ∑ ¿Puede contarnos a qué se dedican otros miembros de su familia? ¿Hay alguien más que realice este trabajo? Yo tengo a mi hijo, Manuel, que también prepara buñuelos cuando se encarta. Ahora mismo cuando empiece la Feria, todos se vienen conmigo a prepararlos. Mi hijo Manuel a veces compra motos y las vende, buscándose la vida. Y Antonio se dedica a preparar buñuelos y comidas en los colegios, bodas, etc., él vive de eso. Siempre. Aunque la verdad es que no para y yo siempre le digo que no para: «niño esto, niño lo otro». Además también nos dedicamos a los buñuelos para la Romería del Rocío en
Huelva, para las grandes hermandades. Tenemos una fama muy grande en el tema de la limpieza, quiero que se tomen unos buñuelos como si los tomáramos nosotros, lo que quiero para los míos los quiero para los demás, los paños que se quedan sucios o mojados, son para lavarlos. Como dice el refrán: pobre pero limpia. Yo quiero limpieza porque es muy importante. Desde mi bisabuela, se hacen los buñuelos, después mi madre. Los buñuelos se han hecho en mi familia desde siempre. Ahora los hacemos con carbón y antes con leña, porque no podíamos comprar carbón. Así metíamos los palitos en el fogón y los ricos se sentaban a comer buñuelos. Ellos pedían botellas de vino rico y de fino y se bebían tres botellas, después pedían aguardiente, en fin, no como ahora que tenemos una caseta en condiciones; antes solo teníamos cuatro palitos y cuatro telitas que eran nuestras casetas blancas, muy chiquetitas pero siempre muy limpias. Ahí se ponían las viejas a hacer los buñuelos en un perolito chico.
• ∑ ¿En qué otros lugares han vivido aparte del pueblo de Benacazón? Cuando yo me casé vivía en Zalamea la Real y de Zalamea me vine a Almonte, mi marido era de allí, nacido y criado; como él era tratante, en este pueblecito era muy bien tratao. Después nos vinimos a Benacazón porque hacía muy buenas migas con todo el mundo. Aquí nos acogieron muy bien, la gente sabe como somos, gracias a Dios. Mi marido murió pronto y estuvo poco tiempo en el pueblo, a mí me han tratado siempre bien. En Almonte nacieron 4 de mis hijos y aquí me vine con 25 años, siendo una chiquilla. Me quedé sola, con una mano delante y otra detrás. Cuando hoy las mujeres se quedan viudas con un hijo, dicen dicen que no saben qué hacer, yo les digo que se pongan en mi lugar.
• ∑ ¿Cómo describiría el hecho de ser gitana?, ¿qué valores resaltaría del pueblo gitano? Estoy muy orgullosa de ser gitana porque mis padres me han enseñado una enseñanza muy en condiciones, muy pobre, pero muy en condiciones. Mi padre era tratante, después de eso, fue corredor de casas, de fincas y de todo lo que podía hacer. Cuando no tenía trato, se iba a los cortijos, un cortijo es una hacienda, donde tienen una casa muy grande donde tienen a las bestias y al ganado, allí él pelaba a las bestias, burros, mulos, etc., y cuando no tenía para pelar, hacía canastos. Mi madre vendía esos canastos por los pueblos. Cuando no teníamos nada más, los señoritos nos daban una casa para ponernos a trabajar arrancando matas y dejábamos el campo limpio. Hambre no hemos pasado, pero sí necesidad. Nos pasábamos los
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zapatos de los mayores a los pequeños para no comprarlos. Cuando yo vivía en Zalamea, me iba a hacer camas y a limpiar, mis padres se iban a las ferias, a los tratos y yo me quedaba cuidando de todos mis hermanos pequeños, hasta que llegaba mi madre de trabajar en las ferias. Yo era la que iba a trabajar a esas casas para dar de comer a mis hermanos. Ahora vivimos repartidos por muchas zonas, tengo un hijo en Hinojos, otro en Villamanrique, otro en Umbrete y otro en Sevilla.
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imagen acertada de los gitanos? A veces sí y a veces no. Antes, el casamiento de una gitana era una celebración con dos copas de vino y un potaje de garbanzos, eso es todo lo que había. Como no había otra posibilidad eso es lo que teníamos. Ahora los casamientos son diferentes. Nosotros no éramos así.
• ∑ ¿Considera que los propios gitanos pueden cam-
∑ ¿Cree que los gitanos han alcanzado mayor igualdad desde que usted era niña hasta la actualidad? Sí, ha variado muchísimo, aunque la verdad es que las costumbres de los gitanos de mi época me gustan más que las de los gitanos de ahora. En el pasado, los gitanos que iban a la escuela eran contaos, porque los padres nos llevaban a trabajar con ellos. Hoy en día es diferente porque hay más de todo, abogados, médicos, maestros, estudiantes, etc. Yo tengo una nieta que es maestra y todos los demás están escolarizados, saben leer y escribir. Ahora todos tenemos una casita y antes no. De mi tiempo me quedo con que éramos más auténticos. Mi madre preparaba un potaje y todos compartíamos los platos porque no había platos para todos. Ahora, gitanos y no gitanos podemos elegir entre lo que queremos y no queremos comer.
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∑ ¿Cree que los medios de comunicación ofrecen una
biar estereotipos, imágenes y comportamientos para integrarse? Una gitana no puede enseñar tanta honradez, hablo a mi manera, lo siento.
• ∑ ¿Qué destacaría de su experiencia como mujer y como gitana? La vida ya es de otra manera. Antiguamente no había posibilidad de llevar la casa, las mujeres mayores eran muy importantes; nosotras juntamos la noche y el día si nos lo proponemos. Los hombres de ahora son diferentes a los hombres del pasado, antes eran más formales. Lo que los hombres se proponían se hacía, ahora las decisiones no se cumplen. Antes se compartía mucho más que ahora, ahora lo que se gana es para uno, no para los demás: entre nosotros y entre ustedes también.
∑ Fotografías: Luismi Zapata. proyectos@luismizapata.com
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LOS GITANOS Y SU HISTORIA
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Las gitanas y la Inquisición Fernando Jiménez Carpio
Amarí busca analizar el funcionamiento de las instituciones de
canismos de dominación suponen una temática muy trabajada
poder como instrumento de homogeneización social. En este
dentro de la investigación histórica. Nuestra intención es apli-
sentido, los artículos sobre minorías y su relación con los me-
carlo al caso de la Inquisición en relación a las mujeres gitanas.
sados de prácticas El Tribunal de la «judaizantes» y Santa Inquisición «mahometizanfue instituido por tes» respectivael Papa Lucio III mente. Es decir, en 1183 para deaquellos bautizafender los delitos dos que de forma contra la fe catósecreta practicalica. En él se deban otra fe. Por nominaba herejes otra parte, para a aquellos que los gitanos los depracticaran doclitos solían estar trinas contrarias englobados dena las enseñanzas tro de las llamade la Iglesia. En Castillo de San Jorge, Triana, sede del Tribunal de la Inquisición. S. XVII das supersticioprincipio esto nes, que deriva de la palabra latina de los objetivos de los inquisidosólo debería afectar al ámbito de superstitio o creencia extraña a res generales puesto que suponían lo religioso, sin embargo cualquier la fe religiosa. Entre las condenas una desviación de la doctrina que costumbre que se desviase de lo que se imponían por este delito esmarcaba la Iglesia. En consecuenque era entendido como «forma de taban los 100 azotes o vergüenza cia, en los reinos cristianos de vida cristiana» podría ser juzgado pública, los destierros de tres meEuropa se fue desarrollando un como herejía. ses a diez años de duración o las proceso de homogeneización de la multas. Dentro de las supersticiosociedad mediante una persecuA lo largo de la Edad Media la Innes existían dos tipos de delito: la ción sistemática de aquellos colecquisición se extendió a todos los brujería y la adivinación. tivos que se salían de las formas de reinos cristianos europeos. Así, vida dominantes o mayoritarias. para 1249 se estableció en AraEn primer lugar nos centraremos De este modo, diversos grupos gón y serían los Reyes Católicos en la brujería. Bajo esta denomicomo judeoconversos, moriscos y quienes en 1478 lo implantaran nación se acusó a numerosas mugitanos sufrieron el acoso del Estambién en Castilla. Este tribunal jeres en toda Europa, seguramentado y de la Iglesia a través de diestuvo bajo control monárquico y te entre ellas mujeres gitanas. En versos tipos de acusaciones. duró en España hasta su abolición España durante los siglos XVI y en 1834 bajo el reinado de Isabel II. XVII las mujeres eran sacadas por Los delitos posibles para recién la calle para una condena social convertidos al cristianismo, como Durante la Edad Media y Moderna, y azotadas públicamente. Adejudíos y musulmanes, era ser aculas minorías sociales fueron uno
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más, algunas de ellas terminaron siendo echadas a la hoguera injustamente por no mostrar arrepentimiento del delito que se les imputaba. En segundo lugar, trataremos la adivinación o predicción del futuro y cosas ocultas mediante actos sobrenaturales o mágicos sin recurrir a Dios. En ella se diferenciaban dos situaciones, por un lado los sortilegios o adivinación de suertes supersticiosas. y por otro lado, los augurios o adivinación a través de la ubicación y movimiento de los astros.
Escudo de la Santa Inquisición
Desde un punto de vista antropológico, la construcción de estos delitos fue la herramienta que la sociedad androcentrista dominante usaba para controlar que las mujeres no se salieran del rol que la moral cristiana les asignaba.
na como una rival. De este modo, el Tribunal de la Santa Inquisición fue un instrumento al servicio de una sociedad patriarcal que no permitía a las mujeres gitanas poder ejercer determinados oficios que desafiaban el status quo.
La Iglesia y el Estado, como instituciones jerárquicas de poder dirigidas por hombres, no podían tolerar que las mujeres gitanas ejercieran ciertas prácticas que se saltaban su autoridad.
Este tipo de «conductas desvíadas» según los tratadistas inquisitoriales debían ser perseguidas, así las mujeres gitanas quirománticas fueron equiparadas a brujas. Es difícil saber si eran gitanas o no, sin embargo gracias a la labor investigadora basada en el estudio de los apellidos de los acusados se ha podido saber que son más de las que se creía. A modo de ejemplo citaremos varias denuncias.
El hecho de que la mujer recibiera la admiración de sus vecinos, bien por desarrollar una sabiduría o conocimientos que al resto se les escapaban, o bien por curar enfermedades, hizo que la Iglesia y el Estado como instituciones de dominación viesen a la mujer gita-
En la sección del archivo del Santo Oficio toledano se dieron casos
de adivinas como son el de dos gitanas llamadas María y Magdalena para el año 1623; Isabel Cortés entre 1624 y 1625; María Hernández en 1635, que fue encarcelada y estaba embarazada mientras se produjo el proceso; o Catalina de Osses y Orobio ya en 1721. Por otro lado, en el tribunal de Valencia existen también casos como el de Isabel M.ª Montoya en 1671 y María Montoya en 1711; Josefa del Cabello para 1721; Generosa Vicente en 1725; Vicenta Eugenio ya en 1730; y finalmente, la denuncia contra Antonia Díaz en 1794. Por último, el Santo Oficio en Córdoba procesó a Sebastiana Gratiniana en 1684, condenada a 4 años de destierro; Sebastiana Fernández en 1747; o Juana Alonso Álvarez que en 1781 fue sentenciada a Sanbenito y destierro por ocho años. Al observar detenidamente los datos, los investigadores han llegado a la conclusión de que el número total de procesos es bajo si lo comparamos con otras minorías, como judíos o musulmanes conversos. Ello se debe a que la etnia gitana era escasa desde un punto de vista demográfico. Sin embargo, entre el total de las acusaciones a gitanos cabe destacar que la mayoría fueron mujeres. Así, de los 168 procesamientos de gitanos detectados en los autos de la Inquisición española, 115 de ellos fueron a mujeres.
Díaz de la Guardia, Luís. Un proceso inquisitorial del siglo
Contreras Contreras, Jaime. Estructura de la actividad
XVIII. Archivo Histórico Diocesano de Jaén. 1997.
procesal del Santo Oficio. 1993. www.unirioja.es
Caro Baroja, Julio.
Montoya, Víctor. Las hogueras de la Inquisición. 2009. www.bolpress.com
Las Brujas y su mundo. Madrid, Alianza, 2003. Sánchez Ortega, M.ª Helena. Vidas Mágicas e Inquisición. 1992. www.books.google.es Hechizos y conjuros entre los gitanos y los no gitanos. 1984. La Inquisición y los gitanos. Madrid, 1988.
www.revistas.ucm.es
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EN PRIMERA PERSONA
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Tamara Serrano Amarí
Mi nombre es Tamara, soy una chica gitana, tengo 21 años y vivo en el Polígono Sur, en las Tres Mil Viviendas de Sevilla. Me gustaría hablar de mi vida, de mis estudios y de mi experiencia en el barrio. Desde que llegué al barrio con cinco años, conocí a mucha gente, tanto payos como gitanos ya que, siempre me he relacionado con todos, sin importarme de qué cultura es, a qué religión pertenece, etc. Siempre me ha importado estar rodeada de personas con buenos sentimientos y que aporten cosas positivas a mi vida. Además, todos mis estudios desde primaria hasta bachillerato los he realizado en centros educativos de las Tres Mil Viviendas. Durante el transcurso de mi etapa educativa, experimenté diversas dificultades en los procesos de aprendizaje, ya que no me sentía capaz de llegar tan lejos, ¿llegar a bachiller?, ¿yo?. Pero sí, lo logré, y ahora estudio mi segundo ciclo superior, sintiéndome muy orgullosa de mí misma, no sólo por haber alcanzado mis metas, sino por superarme a mi misma y todas las barreras que me he ido encontrando durante todo el camino. Todo ello lo logré con esfuerzo, paciencia y con el apoyo de mi familia, que siempre me ha alentado a seguir por este camino. Además, hubo un periodo en el que combiné mis estudios con ir de voluntaria a la parroquia Jesús Obrero, ayudando a los niños del barrio, evitando así que no estuvieran tantas horas en la calle y aprovecharan el tiempo para jugar y aprender a relacionarse con los demás, con unas pautas de comportamiento necesarias para convivir en este barrio, donde existe una alta tasa de diversidad cultural y conflictividad.
Mi familia siempre me apoyó para que siguiera con mis estudios, animándome a que estudiara lo que quisiera y lo que me hiciera feliz, gracias a ellos y a mis amigos lo he conseguido. Hoy día tengo un grado superior de higiene bucodental, el cual me ayudó a darme cuenta de que soy capaz de hacer todo lo que me proponga, de valerme por mí misma y no depender de nadie, ya que tengo las mismas capacidades que cualquier otro; realicé las prácticas cerca del barrio, las cuales me fueron estupendamente porque me enseñaron muchas cosas nuevas; tanto me gustó sentirme emprendedora, que ahora realizo otro grado superior, el de prótesis dental. Estos dos grados los hice fuera del barrio, lo que me ha aportado otros conocimientos y otras formas de ver la vida, pero lo más importante es darme cuenta de que soy capaz de estudiar lo que me proponga, como cualquier otra persona. Soy consciente de que la familia en la que he crecido es de gran peso a la hora de ser como soy; me han inculcado valores como el cuidado, la amistad, la ayuda a los demás, el cariño, la unión o el valor de las tradiciones. Mi madre nació y se crió en el barrio del Saladillo, en Algeciras. Mis abuelos, mis tíos y mis primos siguen viviendo allí, por eso todos los veranos nos marchamos de vacaciones a esa zona para estar juntos. Nos encanta el mar, así que nos alquilamos una casa con lo que ahorramos durante todo el año con el trabajo de mi madre y otras ayudas que recibimos mis hermanas y yo al avanzar en nuestros estudios. Me gustaría añadir que por el hecho de haber estudiado, no me siento menos gitana, ya que cualquier persona que estudia, sea de donde sea, no deja atrás sus creencias y sus costumbres.
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DENUNCIA SOCIAL
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Intervención en salud en la comunidad gitana Javier Arza
∑ Condiciones y es-
buenos hábitos alitilos de vida. menticios y el acceso Hablar de salud sua tratamientos. pone hablar de las – Los problemas recondiciones en las lacionados con la que viven las pervivienda, reduce los sonas. La evidencia buenos hábitos precientífica expone ventivos. – El estado de ansieque a peor situación dad que provocan las de empleo, de vivienamenazas de desahuda y de educación, cio, las deudas o las peor salud. Los gitaprestaciones que se nos en situaciones demoran, etc, influde exclusión, han Gitanos navarros celebrando el 8 de abril, Día Internacional del Pueblo Gitano yen en la aparición de padecido peor salud problemas psicológicos o psicosomáticos. desde hace muchos años. Hablar de salud, supone referirse a los estilos de vida. En la tradición gitana, existen determinadas costumbres que les han protegido de las ∑ Sin participación no hay cambio. enfermedades. Actualmente existen otras costumbres Para lograr el desarrollo de una comunidad es impresmuy extendidas y negativas como el tabaco, el exceso cindible su participación en la planificación, desarrollo de grasas y dulces en la alimentación, la falta de ejery evaluación de los programas. No lograremos el cambio cicio físico, etc. Estos hábitos están presentes en toda sin la participación de las personas. la población, pero su extensión en la comunidad gitana también es preocupante. El asociacionismo es una herramienta muy importante de participación, por eso es imprescindible que las aso∑ Pueblo gitano y Sistema Sanitario. ciaciones gitanas se impliquen en los programas dirigiLa relación de la población gitana con el Sistema Sanitados a mejorar su salud. rio no empezó a normalizarse hasta el final de los años 80, cuando se produjo la universalización de la sanidad. ∑ ¿Qué pueden hacer las asociaciones? Hasta entonces, un importante sector de esta población, Las condiciones de vida están muy relacionadas con la no tenía cobertura sanitaria y se limitaba a la atención salud. El asociacionismo debe contribuir a reivindicar el hospitalaria de urgencia y a la beneficencia. Hoy en día desarrollo de políticas dirigidas a mejorar la vivienda, la existen problemas de adaptación de muchas familias gieducación, el empleo, o la imagen social de los gitanos. tanas al Sistema Sanitario y una falta de adaptación por Algunas asociaciones llevan años desarrollando prograparte de éste a determinadas características y necesidamas específicos de salud. Una de las claves consiste en des de las familias. que personas gitanas formadas trabajan en ellas como agentes o promotores de salud. Así existe una mejor coordinación con los/as profesionales socio-sanitarios. ∑ Crisis económica y salud. Las asociaciones pueden facilitar una mejor adaptación y La salud debe ser una prioridad para el avance de las faaprovechamiento del Sistema Sanitario y de los servicios milias gitanas, pero la crisis multiplica los problemas: por parte de la población gitana. – La escasez de ingresos dificulta el mantenimiento de
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MIRANDO ATRÁS
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La gitanería de Triana Ricardo Pachón
Las tribus gitanas aparecieron por España a finales del siglo XIV, entrando por el Condado de Barcelona. En 1740 llegan a Sevilla y se asientan en la margen derecha del río, en un arrabal llamado Triana. Allí fueron herreros, la aristocracia del pueblo gitano; tratantes de ganado, poseedores del don de la palabra; alfareros, matarifes o carniceros. Pronto se hicieron indispensables para el Gobierno y el Ejercito, en una época de guerras permanentes, fabricando herraduras, ruedas para los carros y hasta balas para los cañones; suministrando caballos y animales de trabajo o atendiendo al reposo del guerrero. Destruidas la morería y la judería de Sevilla por motivos religiosos, la gitanería de Triana sufrió en 1749 la Prisión General de Gitanos decretada por Fernando VI. En esa fecha se apresaron a todos los gitanos del barrio. Los hombres y niños mayores de siete años fueron conducidos hasta los puertos de Cádiz para remar en las galeras reales o trabajar en los arsenales. Las mujeres y niños pequeños fueron confinados en recintos amurallados, como la alcazaba de Málaga o la ciudad amurallada de Carmona, en un intento nazi de impedir la expansión demográfica de la raza gitana. De nuevo, tras la bonanza de las leyes de Carlos III, todo parecía tranquilo en una Triana, convertida en el crisol del arte flamenco a lo largo de todo el siglo XIX y parte del XX, con míticas dinastías de toreros y cantaores gitanos como los Cagancho y los Pelaos. Esta tregua duró hasta finales de los cincuenta del pasado siglo cuando un nuevo Torquemada, el Gobernador Civil D. Hermenegildo Altozano y Moraleda, destacado miembro del Opus Dei, en connivencia con el Ayuntamiento de la ciudad, ejecutó la más cruel y miserable destrucción de la gitanería de Triana para especular con el va-
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lor urbanístico de la margen derecha del río. La justificación ideológica de esta maniobra fue la creencia de que dispersando a las familias gitanas estas se integrarían más fácilmente. El efecto fue justamente el contrario. Los gitanos exiliados de su barrio se hicieron más endogámicos y etnocéntricos. Y Sevilla perdió su compás flamenco. Las familias gitanas fueron conducidas a barracones y casas prefabricadas, sin agua ni sanitarios, dispersas por el extrarradio de la ciudad: la Cochera de los Tranvías en la Puerta Osario, La Corchuela, Laffite, Los Merinales, las casitas de Uralita —sin sanitarios—, del Polígono de San Pablo, etc. Allí se mezclaron con gitanos canasteros y andarríos de una cultura muy diferente, y con los marginados de toda la vida, hasta que se agruparon en ese disparate urbanístico llamado las Tres Mil Viviendas. La gitanería de Triana, con la Cava de los Gitanos, la calle San Juan Evangelista, etc., por no citarlas todas, era un pueblo perfectamente integrado con los gachés con los que compartían los corrales de vecinos. Todos se conocían y se respetaban. Reinaba la solidaridad como actitud diaria, junto con el desinterés por la posesión y la propiedad. Esta desaparición ha tenido una repercusión inevitable en el ambiente flamenco de Sevilla. Se acabaron las madrugadas morenas al otro lado del río. Los corrales de vecinos. Las reuniones de vino blanco y pan para celebrar la vida. Se perdió una auténtica integración madurada durante cinco siglos. Desaparecieron esas dinastías de gitanos trianeros que caracterizaban al barrio con su elegancia, sus valores tradicionales y su alegría dentro de la pobreza.
∑
Imágenes extraídas del documental "Triana pura
y pura", de Ricardo Pachón, 2013.
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ANTROPOLOGÍA
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La relación del gitano y el Estado Una construcción compleja y desmedida José Luis Anta
Más allá de los procesos, hechos y miradas que se dan en otros grupos, es obvio que los gitanos son un grupo complejo, lleno de tópicos cuando se miran desde la distancia, y con múltiples matices en una mirada cercana. En definitiva, son un grupo escurridizo para el investigador. Por ello, es patente que gran parte de la dinámica interna del grupo está permanentemente escondida y a su vez una porción de lo que muestran es una estrategia —a su vez— de ocultamiento y miradas en escorzo. Años de marginación han moldeado esta actitud, pero también siglos de indefinición. Hay casos en que contraponer gitano y payo, como grupos diferentes, es francamente difícil; de hecho, el gitano andaluz de los enclaves rurales ha sido, hasta los años cuarenta, un andaluz más, ya que no han existido elementos exógenos (visibles y constatables) que los diferenciaran del resto. Por otro lado, la marginación es moneda corriente en el Estado español desde, cuando menos, los Reyes Católicos, y no sólo sobre los gitanos (aunque con ellos se diera de manera especial y continuada).
tado español. El problema es que hemos reconocido al gitano como portador de marginación y lo asociamos directamente a ello. Es decir, los gitanos son construidos como grupo diferenciado desde la aparición del Estado moderno, y con el hecho de fantasmear con ellos, los convertimos en lo que se pretende. Este proceso, estudiado ya por Michel Foucault, es prototípico del control y poder del Estado contemporáneo y, en el caso de los gitanos, es inicio de un largo devenir hacia el racismo, la marginación y la pobreza.
«Contraponer gitano y payo como grupos diferentes es difícil; el gitano andaluz de los enclaves rurales ha sido, hasta los años 40, un andaluz más»
Así, pues, el concepto de payo, que «tradicionalmente» utilizan los gitanos, tiene más de metáfora que de concreción en la realidad. De hecho, el uso extensivo de payo a todo aquel que no es gitano es reciente, y ellos mismos reconocen que «no todos los payos son iguales». Consecuentemente, el payo es metáfora de un grupo que les ha perseguido y marginado, pero nunca como una negación de la no-gitaneidad. Es obvio que el gitano ha existido «desde siempre», al menos desde el momento en que reconocemos un Es-
Frente a la idea generalizada de que los gitanos son un grupo original, diferente y altamente auto-organizado, me gustaría proponer una visión diferente: son un grupo con el que se ha cebado el campo de las prácticas políticas; lugar donde el continuum teoría-práctica, realidad-metáfora, y estrategias propias-actuaciones ajenas, toma un nuevo sentido. En este espacio concreto toma forma la historia que ellos cuentan de sí mismos: su relación con lo policial como represión y control, la enorme separación y diferenciación, por parentesco, género y edad, o el respeto o consenso hacia los mayores.
Los gitanos, como otros grupos sociales diferenciados y marginables, han sido, hasta el siglo XVII, parte de un constante ejercicio de bio-poder, es decir, esa serie constante de tecnologías políticas que actúan y trabajan sobre el cuerpo, la salud, las formas de alimentarse, alojarse, residir, relacionarse, mantener unas determinadas condiciones de vida, y, sobre todo, la definición del espacio dedicado a la cotidianidad. Las estrategias individuales son, desde este punto de vista, procesos de maximización-minimización de dichas tecnologías.
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Quizás, por todo ello, el verdadero estudio de los gitanos se encuentra por hacer, un estudio que observe cómo han sido reificados, un trabajo que los mire a la luz de cómo han sido construidos. De este modo, el problema no es tanto la descripción y conocimiento del parentesco, la religión o la salud de los gitanos sino más bien las disciplinas, controles y ejercicios que el poder ha impuesto sobre ellos. La ingenuidad radica en creer que este proceso es lo que les hace originales, cuando su originalidad es un replanteamiento no de ellos, «que de por sí son diversos, pero sólo diversos», sino del poder, que piensa en los grupos en términos de adscripción marginación. Y, así, después de «etiquetar» a los gitanos como tales se aplican mecanismos policiales de control, normalización y disciplinamiento. Esta paradoja, entre lo dicho y lo no dicho, es producto directo de un giro con respecto al mundo gitano, que aunque revela mucho de las estructuras mentales del positivismo decimonónico, tiene como principal elemento definitorio lo ocurrido a partir de los años 50 con la aparición, primero, de los centros de investigación gitana (publicitados a través de Etudes Tziganes, Lacio Drom, Monde Gitane o el Newsletter de la Gypsy Lore Society). Segundo, de las asociaciones de
carácter gitano (que se popularizan a lo largo de los años 70). Y por último, con la envoltura, el amparo y la conceptualización del llamado Estado del Bienestar. Quizás en Andalucía el proceso ha sido más lento y tardío pero igualmente detectable. Lo interesante de todo ello es la nueva actitud que el Estado (a través de las Administraciones locales y los órganos de la Junta) ha tomado con respecto a los gitanos y el no menos significativo papel que éstos tienen desde entonces, hasta el punto de que en la actualidad existe un gran consenso entre los estudiosos, los implicados y los colaboradores, en donde lo menos significativo del mundo gitano no es su diferente lenguaje, religión o costumbres, sino su apariencia étnica y el acuerdo general de su dinámica de marginación, enfrentamiento y circunstancialidad. Esta relación novedosa, dialéctica, dinámica y paradójica entre el Estado y los gitanos, tiene una multiplicidad de niveles y estratos que enmarañan cualquier simplificación del tema; de hecho, la aparición de nuevos actores (trabajadores sociales, asociaciones, instituciones, evangelistas, grupos de presión, colectivos gays, feministas, artesanales...), así como la toma de nuevos papeles por algunos ya existentes, no hace otra cosa que complicar aún más el tema. Hasta el punto en que en los aspectos más emic de su «cultu-
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ra», el gitano no es más que una suerte de laboratorio donde observar, validar y concretar las viejas preguntas de las ciencias sociales positivistas y funcionalistas, puestas de nuevo en el candelero por los neo-estructuralistas y que dejan de lado los intereses y problemas del grupo gitano para reducirlos a las tendencias (paradigmas) de los investigadores. Sin embargo, la atención de que ciertas actuaciones racistas contra los gitanos ocurridas en Andalucía de manera continua desde los años 90, han despertado en todos los colectivos implicados, la idea de que las cosas no sólo tienen que ser de otra manera, sino que tienen que empezar a darse otras políticas con respecto a los gitanos. En cualquier caso, el grupo gitano tiene niveles diferentes que han de tenerse en cuenta, donde las negociaciones de la identidad, los recursos y los imaginarios no pueden ser simplificadas. Es, por lo tanto, el alcance de la implicación política del Estado en el mundo gitano el que ha dado al tema mayor complicación y dispersión. En última instancia, el cambio definitivo ha sido el reducir la problemática a lo municipal/autonómico y el diálogo a lo nacional, incluso, como ya apuntaran muchas federaciones gitanas, a lo europeo. Bajo este esquema
no es raro que muchos científicos sociales busquen en los viejos temas del romanticismo gitano la esencia del grupo y, por extensión, de sus trabajos. El regreso al parentesco, el folclore o la música gitana ha sido en los últimos años un despertar no sólo en Andalucía, sino también en Aragón o Cataluña. Es obvio que bajo este esquema, la larga sombra del colectivo imaginario contra-gitano, o el sueño de unidad y colectividad pangitana, tienen cuerda para muchos años. El paralelismo con lo ocurrido cuando se creaban las bases del Estado de bienestar, en los lejanos 60, no podría ser más evidente: la búsqueda de un Estado de derecho no corre a la misma velocidad que los sistemas de identificación social del y con el mercado. Mientras que los grupos musicales de jóvenes gitanos están en la televisión y las radiofórmulas, los problemas cotidianos de marginación siguen presentes, acuciando aún más, la brecha entre los diferentes grupos gitanos y remarcando que los valores de sensibilidad, incluso los de solidaridad o de tolerancia, se mueven en el espejo cóncavo del mercado, las políticas paraestatales y las asociaciones de patio de vecinos.
∑ Fotografías mercadillo de Jaén: José Luis Anta.
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ESCENARIOS
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Miradas sin respuesta Mariola Cobo Cuenca
La Feria de Abril de Sevilla posee multitud de aspectos que merecen destacarse: su historia, que se amolda a nuevas necesidades, su música alegre y constante, los caballos esbeltos, las casetas en las que reunirse, una gastronomía a deshora, o una economía de gran peso en la ciudad. Cerca de la portada, que abre el paso a miles de personas cada año, se enclavan seis puestos enmarcados por cortinajes, en los que se preparan buñuelos en grandes sartenes humeantes. Los buñuelos son dulces compuestos de masa de harina que se fríen en abundante aceite. Se consumen en la cultura mediterránea y en diversos países latinoamericanos. Hace siglos, los moriscos ya los preparaban, siendo los gitanos los que adoptaron esta especialidad tras la expulsión de los mismos. En la actualidad continúan elaborándolos. Esta tradición culinaria nos sirve como nexo de unión entre las familias gitanas que los elaboran y los que acuden a consumirlos. A simple vista, podemos describir esta escena como la de un trabajo duro y agotador para las buñoleras y muy bien pagado para los consumidores. A medida que el día transcurre, nos percatamos de que no hay ningún tipo de comunicación o trato (salvo el comercial) entre gitanos y no gitanos. Con ello pretendemos subrayar que existe una línea invisible entre «unos y otros», en los que podemos vislumbrar actitudes y comportamientos que merecen ser descritos. Hoy en día, nos parece repetitivo subrayar los prejuicios hacia las personas de etnia gitana; bien es cierto que el racismo sigue existiendo, pero siempre disminuirá a través de la educación, el acercamiento y el conocimiento mutuo. Centrándonos en el recinto ferial, descubrimos que mientras los buñuelos son degustados, las miradas sutiles y curiosas son más de las que podríamos sospechar. Como muestran las imágenes, la
curiosidad ante un mundo desconocido e impenetrable es evidente. Siglos de rechazo por parte de una sociedad no gitana, no han conseguido más que reforzar actitudes hostiles en ambos casos, sería un error considerar que el prejuicio hacia «el otro» no causa huella en «ese otro hombre». Si observamos los rostros retratados, veremos que las mujeres gitanas realizan su tarea con seguridad tras años de experiencia entre peroles; algunas jóvenes, muestran unos rostros hastiados, soportando un calor increíble durante horas. Lo cierto es que algunas de ellas no tienen más opción, ya que no han continuado con sus estudios y este oficio familiar está bien remunerado. En el caso de las personas no gitanas, algunos rostros despiertan curiosidad, a pesar de la hora intempestiva, como si trataran de entender dónde se halla la diferencia de la que tanto se habla, pero dicha mirada no atisba prejuicio, sino pura indagación. En este escenario, personas de diversa nacionalidad se acercan a las buñoleras para fotografiarlas, sin pedir permiso para ello. Acostumbradas a ese trasiego constante, las gitanas no levantan su rostro serio y fijo, pareciendo algo molestas. De repente, descubrimos a otros individuos que muestran miradas de rechazo e indiferencia hacia las familias gitanas. Mientras éstos comen buñuelos, las miran como si remarcaran la diferencia turbadora que aún persiste. Esas miradas son un hecho y se describen por sí mismas, la línea divisoria es evidente entre «unos y otros», existiendo un espectador que visita un escenario circense y enigmático. Lo triste es que el gitano lo presiente, trabajando en «esa función», pero también bailando, al compás de un flamenco que sigue latiendo desde lo más hondo.
∑ Fotografías: Luismi Zapata. proyectos@luismizapata.com
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ASOCIACIONISMO
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Asociación Gitana Anaquerando Alcanzando ilusiones desde los barrios
Entrevista a Mª Dolores Fernández Fernández, socia fundadora y miembro de la dirección de Anaquerando (Granada).
∑ ¿Por qué decidisteis constituir la Asociación Gitana Anaquerando? En la década de los 90 y en la zona norte de Granada, existían muchas necesidades sociales y el nivel de formación era muy bajo, con un altísimo índice de analfabetismo y absentismo escolar. Era necesario que los niños terminaran como mínimo los estudios primarios y los jóvenes pudieran conseguir formación para tener acceso a un empleo digno. Junto a estos problemas, había mucha pobreza y aunque existían entidades de tipo asistencial y altruista, no daban abasto para remediar sus causas. Un grupo de adultos y jóvenes sensibilizados decidimos organizarnos para poder afrontar estos problemas.
• ∑ ¿Cómo describirías a la población gitana en la provincia de Granada? Este es un tema bastante delicado y que llevaría más tiempo matizar. Describir a la población gitana es difícil porque fácilmente se nos estigmatiza y señala, muchas veces sin mala voluntad, está claro, pero corren demasiados estereotipos interiorizados por la sociedad mayoritaria. La población gitana de Granada es diversa, desde personas con estudios y «normalizados», hasta perfiles de marginación y exclusión.
• ∑ ¿Por qué motivos acuden las familias a vosotras? Atendemos a todos, gitanos y no gitanos, desde el principio y nos ubicamos junto a los vecinos. Las puertas abiertas y el intento de dar una atención adecuada, respetuosa y cordial nos ha facilitado ganarnos
la confianza. Siempre se ofrece apoyo escolar y actividades lúdicas y formativas para los niños, y al encontrarnos casi «en la misma calle», las madres, que en su mayoría eran las encargadas de la crianza, sentían que podían descansar un poco del cuidado e irse «a buscarse la vida»: venta ambulante, recogida de cartones y chatarra.., con la tranquilidad de que sus hijos estaban atendidos por personas de confianza y al mismo tiempo, aprendiendo. Junto a los pequeños, nuestro objetivo fue favorecer la formación de los jóvenes y adultos mediante la inclusión en planes de formación-empleo como escuelas taller, casas de oficios, dotándoles de herramientas para que supieran desenvolverse mejor en el mundo laboral y en la sociedad. En la actualidad los vecinos acuden aquí, tanto para hacer una llamada, como para que les ayudemos a pedir citas, a renovar la cartilla del paro, o a tomar un café. Demandan servicios de formación, orientación y búsqueda de empleo, actividades de ocio y tiempo libre, etc.
• ∑ ¿Consideráis que la sociedad mayoritaria sigue teniendo prejuicios sobre los gitanos? Sí, aunque hemos avanzado, muchos de los gitanos ocultan su identidad porque saben que así, tendrán más credibilidad y confianza para acceder a ofertas de empleo. Fácilmente se les acusa de que ellos mismos se aíslan, y es muy difícil para ellos entrar en un mundo hostil, donde los etiquetan de sucios, ladrones y mentirosos. Recientemente se ha iniciado una campaña de mentalización en la sociedad protestando por la definición de gitano como persona trapacera admitida en la 4ª edición del Diccionario digital de la R.A.E.
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∑ ¿Dais respuesta a las necesi-
les muy profundos que están afectando a todo y a todos.
dades de las familias que acuden en busca de recursos? En la medida de nuestras posibilidades. Desde hace tiempo no tenemos labor asistencial; no distribuimos alimentos, ropa o dinero; damos respuesta a la búsqueda de recursos no materiales y cuando procede, los orientamos hacia aquellas instancias que los procuran.
Nuestros objetivos son que la familia gitana siga manteniendo su identidad sin necesidad de perderla para ser aceptada por la mayoría de la sociedad. Como cualquier grupo, debemos modernizarnos y al mismo tiempo, preservar nuestros valores.
• ∑ ¿Cuáles son los avances que las jóvenes gitanas han logrado? Las jóvenes gitanas sufren lo mismo, o más, que las no gitanas; la educación machista prevalece, pero ellas están cada vez más concienciadas de la necesidad de su formación y de ser independientes. En las parejas se van repartiendo las tareas del hogar y del cuidado de los hijos. Aún existen múltiples embarazos tempranos, aunque se van reduciendo.
• ∑ ¿Cuáles son los problemas que las mujeres gitanas se están encontrando en la actualidad? Muchas jóvenes de la zona Norte de Granada (no de toda la población gitana de Granada) tienen poca formación y esto condiciona mucho el acceso al trabajo. Por otro lado, el índice del paro familiar es muy alto y es la mujer la que aglutina y sustenta a la familia, reduciendo el tiempo para la búsqueda de empleo. Las más jóvenes van siendo poco a poco protagonistas de su propio proceso, pero cuesta mucho en determinados ámbitos, donde aún la mujer está considerada únicamente como madre que debe vivir para criar a sus hijos y atender al hombre. No es muy distinto a una gran parte de la sociedad no gitana. Existe un gran número de mujeres jóvenes que ya han terminado o terminan la E.S.O., pero el peso de «lo doméstico» recae sobre ellas y dificulta el avance.
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En nuestro barrio de Granada todavía encontramos gran cantidad de niños y niñas jugando en la calle, con las rodillas llenas de cicatrices. Pero ellos también saben manejar ordenadores y móviles. Creemos que la infancia debería poder conservar esta condición de «libres, alegres, creativos y actuales».
• ∑ ¿Consideráis que algunas asociaciones gitanas se encuentran con problemas a la hora de ser efectivos en su trabajo? Depende de los fines de cada asociación. En la crisis actual, las que procuramos la inserción laboral de gitanos que viven en zonas marginales, lo tenemos más difícil por las razones comentadas anteriormente.
• ∑ ¿Los medios de comunicación ofrecen una imagen distorsionada de la población gitana? Sin duda. Se habla de la población gitana únicamente como un colectivo de personas marginadas, olvidando la diversidad de estatus y la situación social que pueda vivir cada familia; se los define a todos únicamente bajo umbrales de pobreza y como los culpables de su situación.
• ∑ ¿A qué problemática se enfrentan los gitanos en
∑ ¿Qué valores podrían resaltarse (para no desaparecer) de las familias gitanas? Tal y como se encuentra la sociedad actual, aún no lo tenemos claro. Estamos viviendo unos cambios socia-
algunos países de Europa? No hay gran diferencia con España. Exclusión, marginación y escasas (o nulas) posibilidades de movilidad social. En algunos países van más allá, con discriminación abierta y guetización.
Más información: www.anaquerando.com
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MUJERES Y EDUCACIÓN
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Mujer gitana con trabajo y formación Mª Fernanda Muñoz Fernández
Mi nombre es Mª Fernanda Muñoz Fernández y nací en 1966, en Atarfe, Granada. Soy Licenciada en Antropología Social y Cultural, Diplomada en Educación Infantil, Experta en Estudios Romaníes y Experta Universitaria en Estudios Romaníes Internacionales. Esta formación la adquirí en la Universidad de Granada. Actualmente coordino el Plan Integral de Desarrollo Gitano, en el Consorcio para el desarrollo de la Vega-Sierra Elvira. Es un programa de intervención en la comunidad con las familias gitanas, en los pueblos de Atarfe, Colomera, Illora, Santa Fé, Fuentevaqueros y Pinos Puente. Lo que más aporta mi trabajo es la relación con las familias y el contacto con la gente: de la gente no te olvidas. Nosotros podemos hacer mucho con las personas, aportando recursos para alcanzar su integración. La integración no es «desintegración», ese término está demasiado utilizado y más bien pareciera que «desaparecemos para convertirnos en otra cosa». Ninguna cultura es más que otra. Quiero manifestar que existe más población gitana integrada en la sociedad, sin embargo tienen más eco los gitanos que viven en la marginación.
tudios universitarios, pero podrían ocupar puestos que ellos quieran ocupar. En Europa los gitanos podrían adquirir unos puestos de importancia para tomar decisiones hacia ellos mismos, hoy no los ocupan. Los estereotipos no desaparecerán en dos días, los gitanos no somos flamenco, ni noticias de casas quemadas en pueblos, como sucedió en Estepa.
En cuanto a las aportaciones, las mujeres gitanas son un pilar fundamental sobre la que se sustenta la familia: sus costumbres, sus valores dentro del grupo son una idea, y fuera de este grupo son otra. Pare«La integración no ciera más bien que, de cara a la sociedad, ellas no tiene tanta voz, que es desintegración, estuvieran supeditadas, secundadas un término demasiado y reservadas; pero no, no es así, sin la mujer no se podría continuar en multitud de aspectos. utilizado. Más bien
parece que desaparece-
Mi madre me inculcó muchos valores, uno de ellos, el respeto hacia mi padre, mos para convertirnos que no significa machismo, sino respeto. Cuando fui a echar la matrícula a la Universidad fue mi padre quien me en lo que no somos» acompañó; no lo hizo por protegerme, sino por orgullo hacia mí. Este hecho significó un halago, no una situación de agobio. Reivindico que se proyectaran más ideas positivas acerca del mundo gitano y que se alcanzara una igualdad más En nuestro trabajo no apartamos a los hombres de las real, menos politizada y menos vista, ya que únicamente actividades, vienen con sus familias, vienen de nuestra se destaca el estereotipo. mano, les hemos concedido su espacio y ellos lo han ido encontrado: «vamos con las niñas» dicen cuando se inAndalucía es la comunidad de las «cuatro culturas» y no corporan a las actividades junto a su familia. Aunque las de las tres culturas. Me gustaría reivindicar la no desaponencias y las jornadas las imparten mujeres, ellos pueparición de la lengua caló, todos la hemos utilizado en el den asistir y participar. castellano y muchas personas lo desconocen. ¿Por qué no buscamos alternativas para la no desaparición del Queda mucho por hacer, aunque se ha avanzado muchícaló? La lengua es un vehículo muy importante para un simo. Todos estamos en la misma isla, esperamos que pueblo. Me gustaría que los gitanos ocuparan puestos esa isla no se hunda. importantes, no todos tienen por qué alcanzar los es-
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Pueblos andaluces
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Gitanos de Aznalcázar Mariola Cobo Cuenca
A orillas del río Guadiamar nos encontramos con Aznalcázar, un pequeño pueblo enclavado en terrenos fértiles a sesenta metros sobre el nivel del mar. En la época romana su nombre fue Olontigi y el actual procede del término árabe Hazn-Al-Kazar, «fortaleza del alcázar». Gran parte de sus habitantes se dedican temporalmente a la agricultura, especialmente al olivar. En la década de los años 50, algunas personas de etnia gitana se trasladaron a este municipio y actualmente, residen siete familias en la calle Buena Vista, junto a otras ocho familias distribuidas en la barriada de Los Naranjos. Los años han ido pasando y todos viven humildemente, aunque no encontramos una imagen decadente de ciertos barrios periféricos de Sevilla, a pesar de que alguno de sus miembros haya fallecido debido a la pobreza. Esto se debe a las características propias del espacio en el que se encuentran: una pequeña localidad andaluza, con casas bajas, de callejas cortas y estrechas, con espacios abiertos, enmarcados por naranjos y olivares, donde las carreteras están más limitadas que en la ciudad. De esta forma, apreciamos que el contacto vecinal y familiar es posible, facilitando las relaciones y una vida más llevadera; aunque los recursos sean escasos, este espacio es más saludable y favorece vivir con más dignidad. En el mes de mayo, al atardecer, algunas mujeres gitanas refrescan con una manguera la calle Buena Vista, desahogándose así de un calor pegajoso que se adelanta en el tiempo. Es aquí, entre olores a comino y especias, donde preparan en una gran olla los caracoles que ellos mismos han recogido del campo. Niños y mayores acuden a comerlos directamente con sus manos, disfrutándolos, en chanclas o descalzos. Aparentemente podríamos decir que en este entorno
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rural no ha transcurrido el tiempo, ya que podemos trasladarnos 40 o 50 años atrás por sus rostros y ropajes o sencillamente, por el hecho de vivir humildemente y sin prisas en un entorno rural. Bajo un toldo, tienen a dos perros atados para la caza de conejos, liebres y perdices, y tras la valla poseen gallos y gallinas; también dedican pequeños espacios de tierra para el cultivo de verduras del tiempo. Los niños se encuentran escolarizados en el colegio Nuestro Padre Jesús, sin embargo, muchos de ellos van abandonando sus estudios en el Instituto. Estas familias se dedican anualmente a la venta ambulante en otros pueblos de la zona, a trabajos eventuales en el campo como la recogida de la aceituna, la recolección de frutas, o percibiendo ayudas económicas en los meses de no recogida. Estas circunstancias se han dado desde hace décadas en Andalucía, promoviendo que muchos jóvenes, al cumplir la mayoría de edad, no se sientan obligados y alentados a seguir recibiendo una educación. Las familias deben responsabilizarse. El abuelo de la familia, nacido en la década de los años 20 en un solar del barrio de la Macarena, en Sevilla, se sienta frente a la floreciente vega. Él es un viejo tranquilo apoyado en su bastón, recordando que cuando nació, pellizcó a su madre en el momento de ver la luz. Durante años, su padre le contó esa historia que él vuelve a contar a los suyos. Ellos sonríen en silencio, mientras elaboran artesanalmente canastos que venderán por los pueblos, tras recoger caña y mimbre a la orilla del río.
∑ Fotografías: Mariola Cobo Cuenca.
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GASTRONOMÍA
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Cazuela de arroz con alcauciles El arte de cocinar con poco y para muchos
Desde Amarí queremos resaltar algunas recetas tradicionales para ponerlas sobre el mantel. Platos que probablemente todos hemos disfrutado desde nuestra infancia. Como en cualquier hogar, es básico tener nociones sobre esta forma de arte que nos lleva a disfrutar
Preparación
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En primer lugar, sofreír a fuego medio los trozos de pollo junto con los ajos troceados.
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degustando. Es más que evidente que en esta tierra se elaboran comidas sanas, deliciosas y variadas. Muchas familias gitanas también lo han hecho desde la más absoluta normalidad, compartiendo con los que han tenido la suerte de ser invitados a su mesa.
Receta tradicional de más de cincuenta años de antigüedad, preparada tradicionalmente por Vicente Soto Gómez y su familia, vecinos de Algeciras, provincia de Cádiz.
• Ingredientes
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- Un kilo de arroz, - cuatro tomates, - pimientos verdes y rojos, - una cebolla, - una cabeza de ajo, - azafrán, - una hojita de laurel, - pimentón, - un pollo troceado, - habas, - guisantes, - alcauciles, - y un vaso de vino blanco.
A los cinco minutos, añadir los pimientos cortados a tiras, los alcauciles, la hoja de laurel y un chorreón de vino blanco.
• Cuando los pimientos estén algo más tiernos, añadiremos la cebolla cortada en trozos medianos junto con las habas.
• Cuando veamos que todas las verduras estén más hechas, añadiremos el tomate muy cortado, el pimentón dulce y el azafrán.
• Cuando el tomate ya se encuentre muy disuelto entre las verduras, agregaremos bastante agua y un poco de sal.
• Finalmente, agregar un poco de vino al gusto y cuando todo comience a hervir, añadir el arroz a la cazuela (aproximadamente dos puñados generosos por persona).
RETRATOS
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Sara
Nacida en Lucena, Córdoba, ha vivido con su familia en Granada y Sevilla. Vive el día a día junto a su marido y sus dos hijas, entre cariño constante y una buena educación. Pronto retomará sus estudios para trabajar como diseñadora de moda.
∑ Fotografía: Ricardo Barquín Molero.