Libro virtual rlb pasion eterna

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Pasiรณn eterna Ronny levy benlabrat Israel

2016


Biografía


Ronny levy benlabrat

Israel


Lingüista, matemático, escritor y poeta. Nació en la ciudad de Tánger, ex provincia de España, hoy Marruecos. Hijo del ilustre escritor y periodista Moses Levy Benlabrat que colaboró con Federico García Lorca en la Guerra Civil de España. Dejó Tánger a los 20 años y se instaló en el Estado de Israel en los años setenta. Hoy es profesor de lenguas latinas y de matemáticas en varios colegios y centros académicos en el sur de Israel, en la capital de la región Neguev, Beersheva.


Entre sus obras literarias publicadas figuran ‘ Hojas Muertas ‘, ‘ El hijo del viento’, ‘ La fragancia del jazmín’ , ‘Solica’, ‘ Haber vivido’ ,’ Poemas del alma’, ‘ Los últimos días de Alberto Franklin’ ‘ El silencio de las voces’,’ Himno a mi gitana’ y ‘ Oasis de delirios vagabundos’ editado en Ecuador y ‘Alma Gitana’ en coautoría editado en Argentina. Autor de dos libros virtuales ‘Magma sobre las flores’ , ‘Esta noche te sueño ’ y el presente ‘Pasión Eterna’ Posee varios videopoemas de su vasta obra poética entre ellos ‘Evangelio Poético ‘ Participó en las Antologías de Parnassus Patria de Artistas de los años 2014.2015 y 2016 ‘Memorial de Barro y Fuego’ , ‘ Periplo de las Mariposas ‘ y ‘ Alquimia en el Telar de las Palabras’


Lingüista, matemático, escritor y poeta. Nació en la ciudad de Tánger, ex provincia de España, hoy Marruecos. Hijo del ilustre escritor y periodista Moses Levy Benlabrat que colaboró con Escribo en elen olvido Federico García Lorca la Guerra Civil de España. en cada fuego de la noche Actualmente reside en Beersheva. cada rostro de ti. Entre sus obras ‘ Hojas Hayliterarias una piedra publicadas entonces dondefiguran te acuesto mía, Muertas ‘, ‘ El ninguno la conoce, hedel fundado pueblos en tu dulzura, hijo del viento’, ‘ La fragancia jazmín’ , ‘Solica’, ‘ Haber vivido’ sufrido esas cosas, eres fuera de mí, ,’ Poemas del he alma’, ‘ Los últimos días de Alberto Franklin’ ‘ El me perteneces extranjera. silencio de las voces’,’ Himno a mi gitana’. Juan Gelman, poeta argentino


EL HÉROE DE TU POEMA




Yo soy tú, el héroe de tu poema, el goce nupcial de tu sueño, ...la espuma brindada al imperio vespertino de tu enigma, una ráfaga de besos y misterios en dulces pecados destilados. Yo soy tú, solamente tú, un querubín de vuelos en besos de melodías, espigas doradas que mecen los soplos de tus divinos vientos, rosales florecidos en luceros de crepúsculos de gracia y pasión. Yo soy tú, una antorcha erguida de emblemas y estrellas, soy tu cabellera negra que ilumina el llanto de tus brisas, el influjo caluroso del topacio temblando en tus caderas


Yo soy tú, el héroe de tu poema, el goce nupcial de tu sueño, ...la espuma brindada al imperio vespertino de tu enigma, una ráfaga de besos y misterios en dulces pecados destilados. Yo soy tú, solamente tú, un querubín de vuelos en besos de melodías, espigas doradas que mecen los soplos de tus divinos vientos, rosales florecidos en luceros de crepúsculos de gracia y pasión. Yo soy tú, una antorcha erguida de emblemas y estrellas, soy tu cabellera negra que ilumina el llanto de tus brisas, el influjo caluroso del topacio temblando en tus caderas


Yo soy tĂş, un pĂĄjaro volando entre tus profusos tirabuzones, un ĂĄngel fluyendo en tu cielo como las luces recĂłnditas del alba, esa furia tempestuosa entre los miles de espejos de tu sombra. Ya es hora de amarnos bajo los laureles de los ocultos vicios, ya es hora de amarnos entre las umbras de las remotas estrellas, tras el velo irisado de los llantos de la noche y los suspiros del alma.


Ven alfombra de orquídeas para florecer en mis pastos, ven corola violácea a emerger en los tallos de mis reflejos, yo soy tú, esa sombra que atisba las orillas de tus azules aguas, una regia gota de aliento alcanzándote en tu sutileza y alteza, un río que regresa en tormenta y se funde en tus mares, una estrella que copula la virginidad silenciosa de tu espacio.


Amor de primavera



Hoy he vuelto a la vida y a la dulzura obstinada de tu cielo y tu tierra, hoy he vuelto a tus pozos plateados donde todo renace y germina, hoy he vuelto a tu topacio desnudo y a la recta claridad de tu aroma, hoy he vuelto a la firme promesa de tu ser y a tu fugacidad silvestre, he vuelto como el viento a la tierna pulpa vegetal de tu cuerpo regio, al Ăştero sedoso de tus labios de rocĂ­o y tu mĂĄgico estuche de espuma.


Hoy he vuelto a tu llaga rosa en su cueva ardiente de racimos astrales, hoy he vuelto a la vida y a la presencia eterna de tu alma reencontrada, toqué tu cuerpo con mis manos de nubes y con mis dedos de sed y canto, perseguí el gran secreto descifrado de tus infinitos símbolos ocultos, coloqué tu belleza en el espacio de mis ojos y el rumbo de mi sangre, me quedé aromado con tus labios tricolores y su aguacero de dulzura.


Hoy has vuelto a mí como un relámpago distraído por la brisa de tu beso, hoy he vuelto a tu cintura de coronas y cristales y a la alfombra de tu himno, hemos vuelto juntos a la armonía de las campanas y a las corolas de las flores, hoy he vuelto a tus húmedas arenas en tus ávidas llanuras de encanto, he vuelto a tu túnel de rocío y a la sonrisa fantasmal de tus dulces almendros, he vuelto al sabor de tus llamas y a la sangre de tus claveles resucitados.


Hoy me emerjo en tu mundo de ensueĂąo entre las lunas de tus pechos, hoy te cubro con mis versos de silencio y de vino y las copas de mi trigo, hoy te desnudo de los copos de la nieve para llenarte de poesĂ­a y girasoles, hoy pongo mil besos de estrellas en el tedioso sabor de tu lengua perfumada, hoy recorro las avenidas de tu aurora soberana y tu follaje renacido, hoy te edifico con la poesĂ­a de mi beso en la resbaladiza humedad de tu fuente.


Mujer de mil orillas



Tú, mujer mía de mil orillas, inefable orquídea de pétalos divinos, Luciérnaga de bienvenida, mar de anhelo en la fiel respuesta del deseo, Impulso de llamas calentando las frías estrellas del firmamento, Tú, mujer luna de labios rojos hinchando mi vara en su desvarío, Cuerpo remoto pero tan mío opuesto a la nada de la piedra inerte, Presencia frágil e invisible en la flotante oscuridad del sosiego, Tú, mujer estrella en su candor agridulce de fiebre y entrega, Estancia infinita en la armonía de sus montes y sus remotas islas, Profundo espejo vibrando bajo el pulso deleitoso de sus frescas tapias, Melodía de lluvia y goce enmascarada en el curso de su gloria.


Tú, mujer de sol ardiente transfigurado bajo el viento de este otoño, Espuma de blancas nubes con voces de altos cielos y mares salados, Desenfrenada ola de vertiginosa dulzura en la longevidad del silencio, Alondra divina creada entre los pilares vivientes de sus ropas vegetales, Tú, pozo de fuego, pozo de secretas aguas de las primeras lluvias, Umbral luciente donde estalla mi copa embriagada de luz y poesía, Tú, árbol de prodigiosa sombra lastrado en los campos del sueño tangente, En mi boca se derrama el espiral infinito de tu rosada lengua melosa, Tú, cavidad sedosa de jugos fluidos, perfecto engranaje de tenaz aliento, Ese amable delirar de ardientes fragancias entre flores de paraíso.

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Mientras duermen los astros tus llamas seducen el humo del sueño Y tus pieles reviven en el infinito aliento de una lila y su sombra nocturna. Eres mi barca en un estrecho de aguas violentas y poderosos remos, Eres las llaves de la noche que abren las melodías de mis heridas, Eres mi hiel de dulzura, mi lucha y mi conflicto, mi furia de locura, Ahora arranco la hierba de tu sonrisa desde tu boca drogada de inciensos, Ahora mis latidos estallan sobre el ansia húmeda de tus labios entreabiertos, Y yo me dejo morir en la alcoba desértica de tu viento y tu corriente, Un destello de ardor retenido y furtivo en el largo curso de tu río, Una luz que se enciende como una canción en su himno consumido.


SÉ QUE UN DÍA DE TANTOS OTROS



Sé que un día de tantos otros me dormiré bajo tu tierra para cruzar el follaje de tu alma y tu torre soberana, para perderme extraviado en tu viento de reliquias y poesía, sé que un día de tantos otros volveré a amarte en tu cumbre, allí encontraré tu gozo de belleza y tu luz de noche y oro. Mira como lucen plácidas las finas lámparas del ocaso, mira como mis besos matinales cubren tus senos nupciales, mira como ardo en tu sombra y el territorio rojo de tus llamas.


¡Ah! eres siempre esa que adoro , esa que me destierra con sus huellas de fragancia tan cerca del secreto mundo de las flores, esa de cabellos negros, esa mujer aguda y perfecta de sonidos, esa quimérica y pródiga diosa de tantas luces y nubes de deseo, esa, mi beso encendido en la fresca hierba de tus colores, esa, la brisa de la danza hecha de astucias de fuego y humo, esa que me baña en los infinitos juegos de su vertiente catarata, esa de desnudez carnal y fragor de frescura y amor silvestre.


¡Ah! eres tú esa que me sacude como las hojas muertas del otoño, esa que me envuelve en sus truenos y sus genios de noche y aurora, una mujer hecha de barro y rocío descalza en las piedras del ensueño. No sé si alejarme de tus sortilegios o acercarme al torbellino de tu magia, quizás llegaré a ti como un rey declarado a su divina reina de diademas, quizás llegaré a entregarte el beso mojado de mi sombra y mi aurora, quizás llegaré hasta el ruido de tu sombra y los dones de tu sueño.


Quizás arderé confuso con el fuego de tus labios y mi fiebre de angustia, quizás me detendré ante tu ventana deshecho en los ecos de tu silencio, me acercaré a ti con la ausencia de las flores y la última luz de la luna hasta que caiga preso y herido entre las ramas talladas de tus blancos senos. Quizás me obstinaré en tus sendas para poner mi frente en tus cenizas y ceñir mis ojos cerrados en tus brasas ardientes y tus diamantes lucientes, quizás llegaré a ti desde ese mar inmenso que nos rodea y nos agobia para llenar tu copa de semen marino y algas de claveles y silencio.


Mira amor, llego a tu cita poderosa que nunca conocí y siempre fue mía, mira blanca nieve como tiemblo moviendo el velo virgen de tu cuerpo, mira como despliego tus femeninos colores y la desnudez de sus banderas, mírame ciego y sollozante desatado como un río ante tu cuerpo de sirena, siénteme bailando sobre las olas de tu vientre y las escamas de tu luna, siénteme como un pez vertiginoso en tu lago de metales y cristales, ese relámpago volando y soplando en el torbellino de tus olas, un amante que se hunde como una preciosa perla en el fondo de tu estanque.


Los versos del otoĂąo



Los versos del otoño se ciñen y se fruncen en vientos vertiginosos, son como sombras desgranadas que brotan de las cenizas del verano, semillas de sueños y metales que gimen sobra la cal y el mármol, huellas despiertas de hondos sollozos y negras alas de desamparo, son como fríos panes cocidos en los bruscos relámpagos del cielo, ráfagas de polvo y piedra soplando entre negras estatuas mortuorias.


Los versos del otoño son sombras sanguinarias en solemnes truenos, racimos de hojas muertas caídos bajo miles de árboles heridos, son sílabas de pena y ceguera como débiles arañas en oscuras esquinas, altos huracanes que vuelan con la nostalgia derramada de la noche, versos desahuciados de razón escritos con la tinta amarga de las cenizas, versos de silencio sin las caricias del sol y su fuego silvestre.


Los versos del otoño son coros de sombras solitarias detenidas en el oscuro, substancias confundidas en la nada incesante y su caos imprevisto, sílabas inmoladas que emigran en olas de distantes adioses, son como océanos de desnudos paisajes en ramos de rosas apagadas, escalofríos de veneno en austeros túneles de hogueras desveladas, síntomas de sin razón en un inacabable luto de temor y tristeza.


Los versos del otoño son ruidosos disparos de tempestad nocturna, coronas de espinas clavadas en la sombría mutable del alma abrumada, una rumorosa materia que llora en el duro dominio y su eterno martirio, rotos espejos que yacen en la errante cáscara de su fruto marchito, versos que sepultan los castaños amores en sus colores decadentes, un áspero gemido de lágrimas glaciales en el estambre herido del alma.


Cuando te fuiste



Cuando te fuiste el viento me devolvió los ecos de tus voces, lejos de ti me transfiguré aplastado en mi sueño de noche y cenizas, perdí mi calma ante la brújula extraviada de tu blanco cuerpo. Cuando te fuiste ahogué mi desvelo en tu sombra de latientes vibraciones, el viento borró el ritmo doliente de la luna en las avenidas de tus playas, era algo como un suave giro de una danza perdida en tu vacío y tu lejanía, tu ida me derrumbó, me sacudió, me arrasó con la tempestad de tus olas, mas me quedé acunado en las redes de tus espumas y la sed de tus algas.


Cuando te fuiste, se iba el eco de tus pasos con la humedad de tu rocío, a veces me despertaba con una rabia negra y un agrio sabor a besos inventados, me despertaba suspendido en la niebla de tu pecho y las espinas de tu aire, a veces era un velero en un puerto silencioso, un lamento ante tu rostro sin colores, ante tu pródigo cuerpo en su nido sin perfume, sin flores y sin nada, conmigo palpitaba el oro de la luna, una sombra que vagaba en un sueño de insomnio, y yo me derretía como la cera de tu recuerdo, me derretía en una fálica pasión mojando tus labios blancos con los sones del silencio y los dones de la noche.


Y eras de color de nácar, una alta ola descargando en mi alma el peso de su sombra, y yo era una aguja perdida en un mar de sales y secretos muriéndome en tus islas, me fui muriendo y muriendo enterrando mis palabras con el terremoto de tu silencio, y tú te ibas en el diablo del olvido, te ibas bajo la pesada noche del destino, y yo me quedaba buscando tu estrella y la luz tumbada de tu relámpago ardiente, seguía tus pasos apoyado en tu sombra hasta tus abismos más profundos, y yo no era más que un narciso solitario, un siervo naufragando en el vacío de su sueño, alguien sumergido en su deseo ahogado al claro azul de los roces de tu río.


Esta luz abierta que eres me habla con versos de lágrimas y fantasía, Si algún día te encontraría sería para esconderme en las trincheras de tus pechos, Viéndote navegando con mi cuerpo en una oleada de entrañable victoria, Dejándome morder los fragmentos de tu alma en los resquicios del vacío, Un camino encendido para siempre calmando el llanto de mis heridas, Un perenne instante en ese tren que sigue su curso en un bosque de encanto, Tu cuerpo con mi cuerpo, un gemido que comienza y termina en trechos de luces, Algo que agita el ramaje de nuestra alma y el fuerte tronco de su móvil sombra, Una espada y una cítara rogando amores y agotando el aliento de la noche.


Novia y diosa



Voy a dejar mis huellas en las ondas de tu belleza y su trigo infinito, ya no temo el lago de tu encanto y tus ojos de recĂłnditas miradas, me quedarĂŠ reinando sobre las arenas ardientes de tus playas, una ola azorada en tu vasto universo de espumas y amores en galope. Esta noche me mutilas, me decapitas con tus manos, me estiras, me ensanchas y no pongo resistencia ante el ritmo ligero de tus caderas y el arpĂłn de tu presa, esta noche llenas mi cuarto de espesos perfumes en un espacio devorante, y te amo en la dulce penumbra con el caos silente de tus labios legendarios.


Esta noche te amo entre los rayos adormecidos del sueño y sus faroles delirantes, asciendo a tu cuerpo con mi luna creciente hasta el indeciso crepúsculo de tu lirio, inmolo mi alma en tu divina estrella y los filamentos ávidos de tus labios victoriosos. ¡Ah! Atalaya de titanes ungida de vinos y espigas, hija secreta de brumas y de sales, un vértigo que me lanza hasta tu fantástico desnudo enredado en mis ojos, una dulzura hechizadora y marina que invita a crear eternidades sin fronteras. Ah!¡ novia y diosa , primavera de gracia y gloria, vaporosa amante de sabores tediosos, dame tu mano, condúceme hasta las blancas espumas de tus olas poderosas.


¡Ah! átame a tu cintura en una sinfonía de preludios infinitos y llamas evocadas, dame tus besos de oro y poesía, revélame tu sutil secreto tatuado de espejos y armonía, déjame derretirme mortal en tu cueva con la blanca laca derramada de tus labios ovales, ¡ah! novia y diosa de gélidos ojos perfilada en tu alba y el escudo de tus mareas, déjame agrietarme como una luna en los cristales de tu río y sus vapores azulinos, te invadiré como un umbral donde tu mar se haga llama y tu vientre un infierno de delirio, te conquistaré sacra y casta con mi grito de plegaria y mi meticuloso oficio de amante, me precipitaré a tu vacío con los brazos abiertos hasta el laberinto de tus leyendas.


Ya llego a tu nido sonrosado, te penetro hasta las esquinas inéditas de tu templo, llego con la voz de mi alma y el mensaje traducido de mi boca en los arrecifes de tu isla, llego a ti como en un sueño de felicidad adivinada atado a la aurora rumorosa de tu beso, tu cuerpo con mi cuerpo unidos en un incendio aullando caricias y tambores de armonía, una noche convertida en día, insoluble y predispuesta entre azules de estrellas. ¡Ah! novia y diosa, mi luna en tu navío, dos almas dilatadas por la brujería del delirio, gitana morena de crepúsculo con tonos de bronce y oro en tormentas de viento y arena, musgosa cabellera de bucles incitantes donde me hundo en cascadas de verde rocío.


El puente de los sueĂąos



No sé por qué adonde quise ir llegué tan tarde tocando tus intangibles sombras de olas y humo, corté tantas rosas amor mío, no te encontré en mi espacio, te las mandé con las corrientes errantes de mis labios, yo sé que nunca las recibiste, se marchitaron buscándote, llegaron hasta los altos cielos y tampoco allí estabas, parece que el viento robó mis rosas y así pasó mi vida descifrando tus enigmas en los puentes de tus ríos.


Tuve que sacar tantas aguas de tus pozos, tuve que germinarte para que nacieras, estabas en todas las partes, en todas las remotas tierras, y así pasó mi vida, buscándote, inventándote con poesía brumosa y llorona agobiada en sus llamas, siempre era oscuro cuando estabas desnuda, el cielo estaba tan cargado, la tierra destapada, el mar no era más que un solo punto entre tu dominio y mi lucha.


Me era tan fácil hablar de ti cuando hablaba del invierno en sus largas sombras vespertinas que sacudían los gritos de la lluvia. Ayer soñé que yacías en mi lecho, y yo flotaba sobre la luz de tus estrellas aspirando tus aromas de tilos y cipreses, sentía que ese amor tuvo que haber sido, un resplandor en el rostro de la noche, algo que se detuvo sin lograr tomar lo que quiso, se encontraron nuestras miradas, parecían como sombras quemantes, llamas de dulzura e insignes de fuegos.


Quise tocar tus alas para anhelar mi sueño, un ramo de suaves plumas, una ventana de viento y tormenta, Eras tú, esa que habría poder amado más que a mi propia vida, fuiste uno de esos claveles rojos, más rojos que la verdad de tus labios, una llama que me cegó dejándome arrodillado a tu oscuridad. toda mi dignidad mundana se moría con sus razones y dolores, fue todo un espacio lleno de luces y hojas muertas, un tiempo sin regreso ni paradas, un vacío de áridas soledades, una pequeña luz enrojeciendo mis ojos con los rumores de tu silencio, e hice de ti una leyenda de vana felicidad, una rabia negra escrita con el ansia de mi poesía, un lento destello de vida y muerte con los algodones de tus nubes.


Pasiรณn eterna



"Ponme como un sello sobre tu corazรณn, como una marca sobre tu brazo: Porque fuerte como la muerte es el amor; duros como el sepulcro los celos; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama". (cantar de los cantares, 8:6)


Fue una pasión más eterna que el tiempo, más duradera que el oro y el polen, fue una pasión que despedía sólo fuego en los ecos del sueño y sus lejanos astros, sólo mis ojos recuerdan los confines brumosos del tormentoso idioma de la sombra, fue una pasión de fulgor en un alba recién nacida aleteando angélicas miradas, fue una pasión de promesas y sonrisas, una profecía de presagios y tatuajes. Ahora ponme como un sello en tu alma, ponme en tus ojos y la luz de sus almendros, ponme en la corteza de tus pestañas, húndeme en tus olas de estrellas y silencio, roza mi sueño acantilado con el mar de tus espumas y sus infinitas caricias, soy yo el viento que te mece y te sopla y te alza hasta los misterios de tus orillas, en ti me estiro, tú tan quieta y tan dulce, tú luna que sangraba destellada en tu vino, tú esencial fragancia sagrada y hermosa, siempre oculta en tus confines azules.


Dime si vendrás con tus astros de altos cielos de pie como la luz desgranada del día, ¡ah! ponme en tus ojos, hazme a tu imagen como un poema de violines y primaveras, sé mía, sólo mía, sé mi sobresalto, mi revelación, mi júbilo, mi bella danza de sueños, sé mi viento y mi lluvia, una ávida hoguera de titánicos fuegos y salvajes combates, ¡ah! ponme en tus ojos con tu pelo de espigas y las suaves arenas de tus orillas, tú cántaro de mi sed, mi isla de fuertes huracanes, mi batalla, mi derrota, mi victoria y mi perdón, mi fuego en tu cumbre, mi destino con sus llaves de sosiego, ¡ah! ponme en tus ojos , llévame a tus costas, desvísteme en tu muelle de alivio, extiéndeme tus brazos hacia el sinfín de tus labios, prepárame al brote de tu savia, inflama mi vela con la lava y los humos rosados de tu majestad marina, ¡ah! dime mar de azules estanques, dime con qué corrientes llegaré a tus costas, cuándo viajaré hasta tus metálicas colinas y tus lejanas mareas de adioses y raíces.


ALGUIEN VIVE EN MI NOCHE




Alguien vive en mi noche, me mira con sus ojos y me separa del miedo, eres tú, siempre tú, una mujer tenaz que me canta y me recrea, el mar de pronto se calma como suspendido en sus olas invencibles, tú apareces susurrándome metáforas de rayos estelares y besos de volcanes, una columna de blancas espumas más dulce que un cielo de luces nupciales, alguien vive en mi noche, tu mirada y la mía se hacen alondras enamoradas, aves que se posan sobre un espejo de insensata belleza y azules horizontes, una inalterable blancura que brilla sobre tu bella sombra y su gesto encendido.


Alguien vive en mi noche, eres tú, siempre tú, una nube de grácil gracia, una lluvia de besos y espejos, un brote de brisa ante la fresca morada de tu vientre, un polvo de estrellas, un inmenso mar de imanes que me inclinan a tu penumbra, un calor húmedo y fluvial nacido desde la bóveda ardiente del sueño adivinado, y yo no soy más que un ángel que penetra arrodillado entre tus luces suculentas, un alma soluble perversamente seducida por la ansiedad y la terapia del gozo, la gracia verdadera de la vida en el desvarío de la ofrenda y la lágrima del encanto, las llaves de la dicha que abren el incierto destino del vino y sus delicias.


Alguien vive en mi, eres tú, siempre tú, alguien que me mira desde tu fondo solar, un arpa tensa en su grito alucinado, el espíritu guardián de mi cincel encrespado en tu nido, una fuerza que me hace flotar en tus olas oscilatorias y los falaces elogios de tus senos, una suave esponja en su cortesía de reflejos y las ligeras ondas de sus arenas. Alguien vive en mi, ésa que me conduce hasta el muelle incendiado de sus labios, esa dulce sustancia voraz de trinos y preludios que me atrapa en sus olas desatadas, la fiebre de tu sangre y tu carne, la sed de tus labios y sus danzas de espectros lucientes, caricias de crepitantes gemidos renovando las tibias fronteras de tu bosque imperioso.


Te quise desnuda



Te quise desnuda intensa en tu paisaje de cielo y aurora, te quise con la luz de tu niebla y la sombra de tu nada, un divino rostro de violín y gaviota, medallas y castillos, un mar sin tiempo y sin espacio en su celeste sueño de zafiros. Te quise desnuda como un poema que sólo tu ausencia habita, una lluvia de palabras caída, un temblor unánime de estrellas, un gesto dibujado con la metálica sangre de tu luz renaciente.


Te quise desnuda como la alegría húmeda de la primavera, rocé tu mirada y el sabor vegetal de tus vastos valles verdes, en tu lecho marino brillaban mis versos, avisaban al viento para sacudir el polvo acumulado de olvido y recuerdo, te quise desnuda emergiendo del polen esparcido del lenguaje, una diosa libre y ávida cabalgando sobre la ansia y el delirio, una reina de pura poesía compartiendo su miel y su veneno.


Te quise desnuda, sol y luna, lágrima y sonrisa, agua y fuego, te quise desnuda como un grano de sal disuelto en su naufragio, un estado de posesión profundamente divino en íntima poesía, praderas de topacios, mar de cristales, ramilletes de rosas y violetas, una imparable tormenta de prodigios reflejados en el brillo de tus senos, un pozo de luz y aire cavado en fértiles temporales de amores inventados, un vino de otoño derramado en el cráter espumoso de tus volcanes.


Mujer de aire




Te pensé alta y noble, rostro de diosa, pechos de sirena, te pensé en paz y guerra corriendo con tu sombra huraña y evasiva, me acuerdo que la blanca luna se escondía cuando nos acercamos, yo era tu avispa y tú mi rosa, yo era el mar y tú un dique de olas y espumas, yo era el ave fénix y tú mi más profunda hoguera bajo el suave desorden del viento, fui tu narciso y tú mi fuente, fui tus altas olas y tú mi puente de belleza y banderas, alondra y cielo, sol y sal, la miel espesa de las flores, el dulce manto de una primavera, una violeta inviolada brotando secreta entre las llamas tibias del rocío.


Te pensé entre mis rosas y mis llantos, te pensé en mi danza de silencio, te amé demasiado tiempo hasta que me pasé de tiempo y moda, algo como una vieja canción que se olvida como un corto sueño, te pensé como la juventud que se fue en un destello de orgullo y pasiones, tomé tu corona de hebras de oro que reyes veneraron en honores y banquetes, un cuerpo de nubes de inciensos donde aprendí las sacras leyes de los besos, un emblema de gran misterio, un poder de luna hechizadora errando en los cielos, algo solitario y sangrante mientras tantas estrellas una a una se apagaban.


Y temblaba la lluvia y gemía el silencio como un chorro de luz de luna desnuda, y todo ya era una lúgubre ausencia consumiendo el tiempo desolado, ya nada nacía, sólo se escuchaba el llanto del viento y su errante aullido, y la noche se desnudaba con ojos de estatuas ignorando su náufrago destino, llegaba el reino de la ansia clavado en un derroche de amarga incertidumbre, se hundía detenido en la eternidad de su viaje entre los surcos de los mares, y eras una mujer de aire alumbrando el poema inefable de tu esfinge, una columna de viento y fuego, un horizonte transparente de pasión y desvelo.


Pensé en ti como un pájaro herido sometido a las ramas de tu sombra, y eras inaccesibles nubes de encajes, un rostro virginal de celestes recuerdos, y el sol declinaba y yo me hundía en el trasfondo transparente de tus raíces, me llegabas del sueño como las olas y el viento en rayos de tormentas desatadas, me perdía rebelde y ambicioso entre los álamos atardecidos de tus paisajes, un avatar de dolores y pesares, tanta lumbre ciega en la extinta luz de tu mirada, una fugitiva eternidad inmersándose en la cumbre grácil de tus orillas, una fiera llama que me guiaba con sus alas generosas hasta el sostén de mi vacío.


Voy a llenarte De ramos nupciales




"Cuando sientas un pesar por haber perdido la ilusión primera, recuerda que cada flor marchita abre paso a una nueva primavera." Voy a llenarte de ramos nupciales en noches de luces secretas, voy a traerte mis furias floridas inclinado sobre tu precipicio desnudo, siempre busqué mi semejanza en la promesa de tus ojos solares vagando con tu sombra y la dulce luz de los rayos de tus tesoros, ya eres mi orgullo, mi arte poético, mi verde bosque y sus taludes, paso noches enteras mirándote dormir en tu lecho de alta lujuria, es tu silencio quien hace surgir mi sueño y mi mundo imaginario, me lanzo a rienda invadido por tus olas y los pliegues sedosos de tus labios, ese amante tuyo reprendido musitando poesía con el limbo de su alma.


Voy a llenarte de aurora, de versos recién impresos en los hogares de la noche, serás siempre digna del tiempo y la tierra y la música nacida de los violines, serás el aroma del pan, las flores salpicadas de suaves vientos legendarios, entraré por tus puertas para hallar albergue en tu lecho de seda y espigas, serás mi lenguaje con su tacto omnipotente y el cante ambulante de mi musa, un meandro de esplendor fluyendo en el centro palpitante de tu vientre, un vuelo y un trayecto en el blando espacio del sosiego y su vacío de armonía, un lento aprendizaje de amor quemante en su ánimo y su suspiro de deseo, algo que volquea el delirio y su vehemencia contenida en la aura de su fragancia.


Voy a llenarte de mis aguas encendidas con el frágil viento que me lleva a tu vida, arrancaré tus raíces desde el fondo de tu pozo y el itinerario de su espuma, te haré alma y ritmo con las entradas de las caricias y las salidas de las delicias, me perderé como un ave en las furtivas luces de tu mojado y maduro desnudo, seré tu delfín jugando con tus olas y tú mi madona de alma serena y labios de fuego. ¡Ah! si pudiera parar los relojes del tiempo encendería todas las estrellas de tu cielo, convertiría todas tus leyendas en verdades indesmentibles y decretos de belleza, un amor en su régimen de soles y jardines, un campanario de suprema pureza, algo dulce y vociferante lejos de la vanidad del tiempo y el misterio de su enigma.


TU CUERPO ES UNA ENREDADERA EN MI ALMA



Vengo a ti porque me atraes, bello nido ebrio con tu latido y ternura translĂşcidos con mis besos, somos dos almas confundidas en un solo ritmo, ĂŠse que emite el canto azul de las ballenas. Dame las llaves de tu noche y abrirĂŠ tus murallas, esas enredadoras ramas, ese lazo serpentino que nos ata.


Te espero esta noche con la fiebre de mis ojos desnudos, cuídame con tu mirada y la aura de tu despierto cuerpo, cuídame que soy mas frágil que el sabor de tus labios, llévame con tu viento, imprímeme en tu boca marina, esa boca sedienta, dulce de mares y medialuna, boca de canela, boca de lluvias y arenas y gaviotas, boca que tiembla en mi boca como un girón de viento, boca de lino y cielo, boca de almíbar y saliva somnolienta.


Ya me muero afilado en la orfandad de tu cariño desbordándome como un volcán en los cálices de tus pechos, hoy te riego con mi río como un clavel de primavera, embarcado en tus sacros muslos para un gran oficio, hundiendo mi lengua de seda en tu sótano sudoroso. Ya llego a tus estrellas y a tu flotante luna, lejana y virtual te quiero coronada angelita.


Vengo a ti con mi sello infinito y eterno en tus mares de deseos, de nueces y almendras, miel de frescos berros, miel de algas, pelo argento, guirnaldas de vastas alas, húmedas y dulces, labios de sirena, boca sanguínea de cálidas compuertas mírame, mira ese ángel que se mueve en tu cuerpo, ése que te cubre y gotea su savia con tu savia, ése que bebe tu luna con el canto de los grillos, tan dentro de tu astro en su vuelo con tus alas y mis alas.


Laberintos



Quise hacer un poema con los laberintos confusos de tu cuerpo, con esa sedosa cabellera tuya esparcida en tu nuca nacarada, con esos dos ojos de cristal que seducen el vino tinto de las quimeras. Quise hacer un poema con tu cuerpo en un sólo y unísono destello, un poema tejido con las ramas de tus venas y las raíces de tus flores, un poema trazado por la quieta geometría de tus senos silvestres, tuve que detener el tiempo para escuchar la mágica caricia de tu viento y tocar la suave seda de tu esencia amarrado a tu pureza, tuve que escuchar el mutismo de las campanas de tu alma y la noche se durmió en tu cabellera y yo me dormí sobre tus lilas.


Quise hacer un poema con el viento químico de tu orgullosa floresta, un poema tejido con la orquesta de tu pelo y el concierto de tu arpa, me hallé de súbito galopando en la húmeda selva de tu vientre, en las ventosas de tus labios hundía el miedo exótico de mi aliento, y tú desplegabas en tus curvas un rumor de hechizos femeninos, perversas convulsiones de interminables lúbricos espasmos. Yo me arrojaba como un río sobre tu lago estancado de belleza y eras un viento que soplaba en la sacra melodía de los versos, un celeste prodigio de marinos fulgores y milagros de dulzura.


Quise hacer un poema con las mieles rebosadas de tus rosas carnales, y sonó de pronto el erótico llanto de tu desnudo encarnizado, una visión que se esfumaba como altas nubes y musgos encendidos, algo que temblaba como el luminoso temblor de una lejana estrella, una mariposa de vellos dorados y alas labradas de seda y alba. Como un demente pasajero alzaba mis manos para alcanzar tus pechos, y sólo veía una orquesta de rosadas adelfas y de pétalos abiertos, mujer y esfinge consagrados al apolíneo rito de la armonía amorosa, una rítmica danza de estandartes bajo la inmensa lontananza de la noche.


Besos de oro



Anoche inventamos nuestro beso en su tormenta voluptuosa, juntos llegamos a cruzar las sombras claras de la sonrisa recobrada para saciar la sed azul del cielo y el mar y el canto de su destino. Anoche inventamos el presagio de nuestro beso en su ceniza, inventamos su fuerza con nuestra voluntad divina e indomable, fuimos los amantes del viento y la lluvia en sus hĂşmedos espirales, fuimos un sabroso vino de fantasmas imaginados y deleite venerado, busquĂŠ tus hondos ojos en la caricia de tu beso y su oro lejano, fue como un viento en su nido, un claro fervor con una voz de seda, diamantes de brujerĂ­a en su transparencia de fuego y sueĂąo.


¡Ah! lirio de mi fuente, guardo tu recuerdo desnudo en la urna de mi alma, fuiste la jugadora de los sueños en noches de fiebre y placeres, una rosa ungida bajo el dulce opio de tu espesa bruma encantadora, un crepúsculo abismado ardiendo con tonos de infinita nostalgia, esa alba de tus labios macerados con la fragancia musgosa de tu savia, un licor de astros enamorados en su senda de glorias viajeras. ¡Ah! viajera de sueño y encanto, plácida diosa en tu copa de festines, caravana añorada en su ágil ámbar de pezones translucientes, sólo busqué la seda de tu beso entre las espigas doradas de tu boca, una espuma de río derramada como el oro en las llanuras de tu luna.


Anoche inventamos la estrella devoradora y sus sortijas sanguinarias en ese parque de delirio entre cisnes legendarios y azules verbenas, anoche tus ojos de gitana se encendieron en salobres llamas de silencio, nadĂŠ bajo tu falda en olas y tormentas, germinĂŠ tus labios con caricias de deseo, una loca llamarada de diamantes aplastados en madrigueras vertiginosas, esa boca tuya de amores y angustia, de languidez sollozante y dulzura alucinante. ÂĄAh! aquella noche tan grande y solemne en su eterno trueno insondable, aquella noche estrellada enredando mi poema con tu humo y tu espuma, esa llama viva, esa brisa azul brillando en su oro y mi estandarte victorioso.


En el huerto del paraĂ­so



Yo te soñé impetuosa como una perla sacrosanto, una corona de guirnaldas, una sarta de relicarios, una hebra de luceros, una luz escondida en la noche, un abanico de estrellas en un jardín encantado, un celeste paraíso de aromas de mirra y violetas. Yo te soñé en los profundos cráteres de tu boca, eras luces, sombras, murmullos de ríos y espuma, el himno ferviente que me mecía en mi tormenta, un tesoro de olores, de violetas y frescura. Eras más alma y aliento que cuerpo de cimiento, un blanco cisne de alas fugaces talladas de diamantes, pechos que eran aureolas en las resinas del alba, una sirena de escamas en sus violáceas olas


Yo te soñé, gracia silvestre en un huerto de paraíso, tenías un cuerpo rosado mas tierno que el ruego, una majestad perfumada de luna de nácar, un puerto de luces en un crepúsculo vespertino. Eras el velo tremendo del lenguaje de mi torrente, un ídolo eterno con broches de nata y leche, un sereno manantial de la tibia luz de la luna. Y yo era un cóndor herido rechazado de tu cielo, un rampante viajero fascinado e inflamado, un infierno en llamas quemado de fantasmas, una llaga de veneno en su vacío cuerpo resonante, tú te quedabas en mi sueño como una brillante mariposa, un astro tan lejano en el horizonte de tu ausencia.


¡Ah! blanca y maravillosa musa de ojos de medusa, ondulado cuerpo de miles de senderos y misterios, surco de fuego saciado, joya de miel y de sangre, delicia y delirio en tu estuche de terciopelo, lluvia de colores en sus crujidas blancas sedas, diosa serena de ceniza negra y de silencio inenarrable. Ya suenan mis campanas en las fuentes de las penas, penetro en tu cuerpo como un puñal de copioso silencio, entro en tu alma imantada donde me ato de polvo y misterio, un mar violento que se abre en sombras cristalinas, un sueño de estrellas, un trémulo sueño de lamentos y de rayos donde tu cuerpo con el mío forman un vacío sórdido, el dolor de la muerte en la agonía de su viento ineluctable.


Soy tan solo un sueĂąo




Soy tan sólo un sueño que juega al escondite con los pétalos de tus rosas, soy sólo una imagen con sonrisa marina de agua salada y quieta espuma , rondo en tus mares entre las lenguas de tus olas y tus escamas plateadas, rondo entre tus contornos como rondan las nubes con el jugo de los cielos, excavo un poema y en él encuentro mi derrota como un mendigo rechazado, soy tan sólo un sueño de envidia y fe, el hijo de tu mar y el padre de tu viento, un espejo añejo donde veo mi rostro incrustado en tu manto de truenos y fuego.


Soy tan sólo un sueño de pánico sombrío en tiempos de frío y destierro, alguien que derrama una noble poesía sobre los dominios invisibles de tus ojos, soy el huérfano del tiempo apartado del éxtasis de tus fresas salvajes, sin ti llevo una doble vida de sombras acumuladas y luces difuminadas, soy paz y guerra, sol y luna, una brújula extraviada en la llamarada de tu alma, alguien que vaga, desaparece y regresa callado ante el cuadro del silencio, una flauta solitaria, una sombra adormecida en las brumas de sus pasiones.


¡Ah! ya no tengo miedo al peligro, soy el astro que se enciende en tu boca masticada, un amante arrodillado que se alimenta de tu hierba en las olas lascivas de tu vientre, pero antes debo quebrar tu espejo resignado y volcar el pasado de tus huellas desnudas, debo llegar hasta el hondo gemido de los mares para desencadenarte de tu roca, debo llegar al puente de tu río y romper tus cadenas y liberarte Andrómeda mía, ya no serás mi luna herida retumbando sus ecos con mi sordo grito desvaído, ciñendo mi quebranto en tus tesoros ocultos y la plata opaca de mis sueños.


Éxtasis



Ahora lo sé, eres la tierra verdadera, la inmensa existencia afirmada, y es la hora de hundirnos juntos en este mar tumultuoso de deseo, en la destilación de sus altas olas y su vocación salina de promesas. Ah! bésame hasta que sea de suaves luces el reflector de tus labios con la sedienta urdimbre de tu frágil cuerpo y el ritmo de sus crisoles. Ya es la hora que todo ciña y circunde el bello aroma de tus reflejos, tú, nácares de carmines, diosa Afrodita en su hermosa túnica de rosas donde nacen los ávidos goces en los rojos enjambres de tus estrellas.


Vente a mí como una hoja desprendida por las visiones de los vientos, vente a ese hambriento felino que demarca el territorio de tu vientre, vente a transpirar como una luna y jugar con sus eróticas consignas en este acechado laberinto de vértigo acariciado con la cópula de su sueño. Dime que serás tú ese grito sordo de luz y alivio en sus íntimos pudores, esa famélica hembra y silvestre pantera en sus lúbricos fantasmas cuando ensaye en tu himen enamorado mi cósmica simiente derramada con mi pasión imanada en los infinitos boscajes de tu aliento.


Ya es la hora del fuego con su fuego en el erótico linaje de la sangre, ya es la hora para cumplir el deseo del festejo en las llanuras de tus delicias y destilar en tus surcos las ansiosas semillas de los dioses. Ah! dame tu luz y tu risa, dame el aire que escuda la esencia de tu alma, dame tu enigma para que escale en certeza la hermosa flauta de tu boca en un altamar de éxtasis y de angélica armonía en tu volcán fecundado, déjame habitar en tu estrella en un paraíso de pecados inviolables, tú, paloma mensajera que presagia los caprichos extraviados del encanto, vente a mí en tus pieles anudadas de mil ritos masticados de insomnio, tú y yo desnudos como el primer eco de una larga aurora invulnerable, una bella y suave primavera nacida en la inmutable estrella de su alba.



PASION ETERNA Poemario

Ronny levy benlabrat Israel Código de registro: 1607288467144 Fecha de registro: 28-jul-2016 21:30 UTC Todos los derechos reservados Todos los poemas están registrados en el Registro de la Propiedad Intelectual y en Creative Commons Queda prohibida la reproducción total o parcial, y/o transformación de esta publicación o re-publicación, sin contar con previa autorización de la titular de la propiedad intelectual y/o copyright.


Idea y Realización

Tikvah Ediciones Digitales Marisa Aragón Willner Poeta, editora, correctora de estilo Diseño registrado en el Registro de la Propiedad Intelectual y en Creative Commons Queda prohibida la reproducción total o parcial, y/o transformación de esta publicación


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