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El rol del azar y un antídoto

Por Erick Melgar de Progreso X.

Los últimos tres años han estado plagados de incertidumbre, la pandemia, crisis mundiales, la inestabilidad económica, entre otros, nos hacen cuestionar si estamos o no en manos del azar y sobre todo, cuál es el rol de la innovación en este ambiente tan ambiguo.

Hace alrededor de un año la vacuna para COVID 19 empezaba a ganar tracción, sobre todo en países industrializados; en Guatemala, estábamos a la espera de lotes de distintas farmacéuticas para iniciar el proceso de vacunación, la esperanza de un mundo sin pandemia empezaba a vislumbrar, finalmente terminaba este período de incertidumbre y de temores... o al menos eso creíamos.

Los últimos doce meses han sido no menos complejos que la pandemia; hemos sido testigos de eventos inesperados como el conflicto de Rusia y Ucrania, la crisis de supply chain, un crecimiento acelerado de la tasa inflacionaria, la escasez de chips que afectó a más de 169 industrias (Yahoo Finance, 2021), la sombra de la pandemia, entre otros. Probablemente, nos hemos acostumbrado a vivir en un ambiente incierto que, aunque incómodo, nos mantiene alertas a cualquier noticia. Esto último da lugar a generar un cuestionamiento central: ¿estará el futuro a merced del azar? o ¿podemos anticiparnos y prepararnos para el mismo?

Para reconciliar ambas posturas quiero proponer a dos autores. El primero, Nassim Nicholas Taleb quien sugiere un mundo en el que el azar tiene un rol protagónico y muchas veces subestimado por los seres humanos, sobre todo por nuestra natural tendencia a ser optimistas y a dejarnos conducir por prejuicios, además de la inclinación a engancharnos con historias y a encontrarle un sentido a todo (Taleb, 2004). Considerando que estamos hablando del mismo escritor de “The Black Swan”, su teoría raya en el pesimismo y se debe tener particular precaución al acercarse a su obra que bien entendida, invita a integrar el azar en la toma de decisiones y preparar su impredecibilidad.

El segundo autor es Morgan Housel, escritor de uno de los libros que más me ha impactado en los últimos dos años: “The Psychology of Money”; su propuesta es muy congruente con la de Taleb, partiendo de la teoría del libanés, la abraza de tal forma en que propone una serie de pasos para preparar la llegada del azar (o imprevistos) y en palabras del propio autor: lograr dormir en paz. El libro está enfocado en finanzas personales, apero es fácilmente aplicable a empresas pequeñas, medianas y grandes; la historia es el mejor respaldo, pues las compañías que han ignorado el rol del azar, quizás siendo excesivamente optimistas con respecto al futuro (y acaso arrogantes) han dejado de existir.

Traduciendo estas reflexiones a la innovación corporativa, la conciliación del azar y predictibilidad del futuro se concentran fácilmente en el concepto de la “Organización Ambidiestra” (HBR, 2004); por un lado, se protege y desarrolla el negocio tradicional y por otro se anticipa el futuro a través de la innovación disruptiva. Aunque este concepto tiene casi 20 años, el mundo de hoy lo hace más vigente que nunca.

The role of chance and an antidote

The last three years have been plagued with uncertainty, the pandemic, world crises and economic instability, among others, which makes us wonder whether or not we are at the mercy of chance and above all, what is the role of innovation in such an ambiguous environment.

About a year ago, the COVID-19 vaccine was gainingtraction mostly in industrialized countries. InGuatemala, we were waiting for vaccine batchesfrom different pharmaceutical companies to initiatethe vaccination process, in the hope of a pandemicfreeworld, finally bringing to an end that period ofuncertainty and fear, or at least, that was what webelieved.

The last twelve months have not been less complicated than the pandemic as we have witnessed unexpected events such as the Russia-Ukraine conflict, the supply chain crisis, an accelerated growth of the inflation rate, the chip shortage that affected more than 169 industries (Yahoo Finance, 2021) and the dark shadow of the pandemic, among others. We have probably gotten accustomed to living in an uncertain environment that although uncertain keeps us alert to any news development. The latter leads to a basic question: Will the future be at the mercy of chance, or can we stay ahead and be prepared for it?

In order to reconcile both positions I would like to propose two authors. The first is Nassim Nicholas Taleb, who suggests a world in which chance plays a major role and is underestimated by human beings many times, mainly due to our natural tendency to be optimistic and to let ourselves be led by prejudice, in addition to the inclination of getting hooked on stories and finding meaning for everything (Taleb, 2004). Taking into account that we are talking about the author of “The Black Swan”, his theory borders on pessimism and particular caution should be taken when approaching his work, which properly understood, invites the integration of chance in decision making and prepare its unpredictability.

The second author is Morgan Housel, who wrote one of the books that have impacted me the most in the last two years: “The Psychology of Money”; his proposal is very consistent with Taleb’s as it starts from the Lebanese author’s theory, it embraces it in such a way that it proposes a series of steps to prepare for the arrival of chance (or unforeseen events) and in the author’s own words: To be able to sleep in peace. The book is focused on personal finances but is easily applied to small, medium and large enterprises. History is the best backup since companies that ignored the role of chance, maybe by being optimistic in excess about the future (and perhaps arrogant), have ceased to exist.

Translating these reflections to corporate innovation, the reconciliation of chance and the future’s predictability are easily concentrated in the concept of “Ambidextrous Organization” (HBR, 2004). On the one hand traditional business is protected and developed and on the other hand the future is anticipated through disruptive innovation. Although this concept is almost 20 years old, today’s world makes it more valid than ever.

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