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¿ Es Ético Emplear Prácticas Fiscales Elusivas Cuando Existe Desconfianza en las Instituciones de Gobierno?

Una importante fuente de financiación de cualquier nación en el mundo nace de las aportaciones que sus gobernados realizan a través del pago de contribuciones, razón por la que sus mecanismos recaudatorios deben ser eficientes. No obstante, en mayor o menor medida, sin importar la zona geográfica, el Estado enfrenta resistencia a su pago y con ello, el origen de prácticas relacionadas con la evasión y elusión fiscal.

Gran parte de la explicación empírica acerca del fenómeno de la antipatía por el pago de impuestos de los contribuyentes nace de la percepción que este tenga con respecto al uso que el

Estado hace de ese dinero que, como sujeto pasivo en la relación tributaria, se vio obligado a entregarle so pretexto de ser utilizado para cubrir, preponderantemente, servicios y satisfactores diversos en necesidades de la sociedad en su conjunto.

Dada la pluralidad de percepciones respecto de lo que es correcto o incorrecto hacer, de lo que es moral o inmoral, debido a las ideas e intereses particulares que convergen en algún momento económico, son factor que impacta en el cumplimiento del marco normativo tributario, momento en donde las personas pueden asumir, según el propósito que persigan, niveles de riesgo generando acciones audaces para evitar cubrir, total o parcialmente, sus obligaciones fiscales.

La moral implica valores o costumbres que una sociedad comparte ordinariamente, la ética se diferencia de ello por abordar de manera reflexiva, la construcción de prácticas que han de guiar la conducta o comportamiento de las personas con respecto a la moral, ergo, cuando los ciudadanos ven como algo cotidiano y justificado burlar a la autoridad tributaria basados en percepciones compartidas de inoperancia del Estado en la administración de los recursos que obtienen de ellos, es entonces cuando es imperativo establecer, más que un tema moral, un alcance étic o de índole fiscal , pues es a partir de la reflexión, que logre aclararse que la conducta ética tributaria no debe condicionarse a lo que se considere como acción inmoral del Estado en el manejo de los recursos.

Por lo tanto, la percepción colectiva acerca de un mal aprovechamiento de los recursos públicos, sin beneficio de la sociedad puede propiciar prácticas que no necesariamente se consideren inmorales en una sociedad, ya que la colectividad podría percibir que, el encontrar formas para evitar cubrir alguna contribución considerada incosteable, excesiva o sin sentido, es algo justificado o correcto.

Recordemos que, si bien, contribuir al gasto público no necesariamente es algo popular y, si, además, se combina con desconfianza hacia el gobierno y con la clase política, la idea de moralidad puede comenzar a apuntar a que, es más inmoral entregar el fruto del esfuerzo al Estado que el encontrar prácticas que disminuyan o desparezcan el impacto de alguna obligación fiscal que dañe su calidad de vida.

De pronto, pensar en que existan prácticas fiscales agresivas para evitar alguna contribución, puede parecer irresponsable para una sociedad que ha crecido con la idea de lo nocivo que resultan tanto la elusión como la evasión fiscal, y que, en consecuencia, estas prácticas implican degradación de la misma sociedad, al normalizarlas o considerarlas como algo común sin más reacción, pero, no hay que dejar pasar que, su normalización puede ser reflejo de aceptación por considerarlo justo.

(Rosembuj. T, 1999, como se citó en Ochoa, M. 2007) “elusión fiscal es esquivar la aplicación de la norma tributaria para obtener una ventaja patrimonial por parte del contribuyente que no se realizaría si no se pusieran en práctica por su parte hechos y actos jurídicos o procedimientos contractuales con la finalidad dominante de evitarla”

El gobierno y el parlamento son los principales referentes que tienen los ciudadanos en un país, instituciones que transmiten confianza o desconfianza y que, en un momento dado, exhiben la forma en que se lleva a cabo el gasto público; si a criterio de la colectividad, este se realiza de manera eficiente, y además, considera razonables las obligaciones fiscales que marcan las leyes, no habrá conflicto sobre si vale la pena cumplir con sus contribuciones; por esta razón me cuestiono ¿ es la desconfianza en las instituciones del estado y en el parlamento, como emisor de las leyes, un factor para justificar la elusión y la evasión fiscal?

Revisando datos de encuestas concentrados en la World Values Survey, y haciendo un ejercicio con tres naciones consideradas de primer mundo y que en especial, no tuvieran una evidente correlación con la cultura mexicana, de forma que, una vez que se obtuvieran sus resultados acerca de la confianza en el gobierno y el parlamento, pudieran contrastarse con algunos países latinoamericanos parecidos a México y poder, a partir de ello, establecer que la confianza en un factor relevante para evitar la elusión y/o la evasión fiscal. Las naciones seleccionadas mostraron una tendencia de crecimiento en la confianza tanto en el gobierno como en el parlamento, incluso Alemania que, de las tres, fue la que mostró los niveles más bajos, los cuales se reflejan en los siguientes gráficos:

Fuente: Elaboración propia con datos de World Values Survey.

En contraste, las naciones latinoamericanas, hicieron evidente una tendencia a la baja de 1995 a 2020, en el nivel de confianza depositada en el parlamento y en el gobierno, siendo nuestro país junto con Perú, los que mostraron las caídas más notables.

Fuente: Elaboración propia con datos de World Values Survey.

Para responder el cuestionamiento acerca del impacto de la confianza en las instituciones con la permisividad de justificar la elusión y la evasión fiscal, se seleccionaron para inferir, tanto México como Perú, para ser contrastadas con China, Alemania y Nueva Zelanda, con resultados totalmente opuestos en esa fase de confianza en gobierno y parlamento. Los resultados específicos de permisividad de la evasión fiscal (que porcentaje de ciudadanos consideran que no es justificado evadir) fueron los siguientes, por un periodo comprendido de año 2000 al 2020:

Fuente: Elaboración propia con datos de World Values Survey.

De acuerdo con los datos, Perú y México fueron los países con la postura más tendiente a la evasión de impuestos, destacando nuestro país con la caída más fuerte y, por lo tanto, con el nivel más alto de justificación a esta visión del incumplimiento fiscal que se relacionan totalmente con el bajo nivel de confianza en gobierno y parlamento.

Se infiere que, tanto la evasión como la elusión crecen de manera inversamente proporcional al nivel de confianza en las instituciones, y que, en ambos casos, más que un tema de moralidad será siempre un tema de ética fiscal. (Neumark 1994 como se citó en Danza, M., Sanchez, A. y Lemus, M. (2020)) “estableció en la ética tributaria o fiscal es una dimensión de la ética pública, es decir, es el conjunto de estudio conformado por la moral institucional y ciudadana. Su campo de estudio depende de la moral institucional del Estado-fiscal e, igualmente, de la moralidad del ciudadano contribuyente.”

Ilustrando lo comentado a manera de ejemplo, en el caso mexicano, hablemos de gobiernos subnacionales, Ciudad de México ¿Es ética una práctica de elusión fiscal en perjuicio de leyes que, además de onerosas, no son respetadas por algunos miembros del Estado?

La tenencia, impuesto por el uso de automóviles no es popular y es, por mucho, evadido por la aplicación de esquemas de elusión simples, promovidos desde las propias agencias que los venden, cuando estos superan los $250,000 de valor.

Desde que dejó de ser un impuesto federal en 2012, dejando a libre decisión de los gobiernos subnacionales cobrarlo, surge el fenómeno de elusión que es algo tan común que, ya parte de la sociedad no lo percibe como algo necesariamente incorrecto, y, por lo tanto, es dable evitar pagarlo; siendo Morelos la entidad federativa más cercana de la CDMX que no cobra ese impuesto, es notablemente usada para emplacar automóviles que superan el precio para pagar dicha tenencia, destacando aquellos de gama alta, basta con poner atención, mientras circulamos en las principales vialidades de la ciudad, como durante este año 2023, son más notables las placas de aquella entidad por su color guinda, en autos de múltiples marcas.

Adicional a lo anterior, el apetito de evitar el pago de manera “legal” crece, especialmente cuando la confianza en las instituciones es baja o inexistente, como ha sido señalado párrafos atrás y cuando son los propios estacionamientos de funcionarios públicos en donde se retrata la realidad de que, ser sujeto del pago de este impuesto es opcional.

González, C. (2017) realizó una investigación acerca de la evasión de este impuesto, evidenciando y documentando las formas en que se ofrecen desde las agencias de automóviles hasta el aprovechamiento que hacen funcionarios públicos que tienen a su servicio autos de gama alta:

[…] “En visita al estacionamiento del Senado de la República el pasado 14 de junio, se pudo observar que las y los senadores también han recurrido a las placas morelenses. En los tres pisos de estacionamiento que utilizan los senadores y sus equipos, MCCI pudo observar un par de placas de Sinaloa, de Nayarit, y de Zacatecas, así como coloridas placas de varios otros estados - nunca más de tres o cuatro de cada uno”

[…] “En una visita a la Suprema Corte de Justicia de la Nación el 8 de junio, MCCI pudo observar que en el estacionamiento reservado para los ministros y sus colaboradores más cercanos había por lo menos once coches de lujo con placas de Morelos.”

Derivado del análisis, se infiere que la confianza en las instituciones es un factor decisivo para minimizar la justificación de acciones que persiguen la elusión y la evasión fiscal, los países que mayor nivel de confianza mostraron, en especial los de primer mundo, se correspondieron con una menor aceptación de la elusión y de la evasión fiscal. Las leyes fiscales que no son respetadas, que además carecen de un esquema de consecuencias efectivas para quienes las evaden, y que, son notablemente ignoradas por funcionarios públicos, normalizan la elusión, sin despertar sensación de inmoralidad, pero éticamente muy cuestionables en materia tributaria.

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