CONCURSO LITERARIO 5

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CONCURSO LITERARIO DE ESCRITURA RÁPIDA E ILUSTRACIÓN 1


2009/2010

Ilustración de la portada: Ganadora Segundo Ciclo de ESO. Natalia Carpio Lucas, 3º ESO B. 2


Textos premiados en el Concurso Literario de Escritura Rápida correspondiente al año académico 2009-2010, organizado por los Departamentos de Lengua Castellana y Literatura, de Francés y de Inglés del I.E.S. GalIlEo GalIlEI, de Alcorcón. Los jurados estuvieron constituidos por los profesores del Departamento de Lengua Castellana y Literatura: Dña. Catalina Buezo Canalejo, D. Rafael Fernández Díaz, D. Jesús Benigno González Gijón, Dña. Mª Asunción Martínez Martínez, Dña. María Socorro Perales Rodríguez de Viguri, Dña. Carmen Segovia Hernández y D. Carlos Tribaldo Sánchez. del Departamento de Francés: 3


D. Pedro Luis Fuertes Rebordinos y D. Carlos Mula Sánchez; y del Departamento de Inglés: Dña.Olga Bardio Suárez, Dña. Eva Galiano Martínez, Dña. Diana Labajos Miguel, Dña. Ana María Méndez Fernández, Dña. Raquel Pérez Díaz y Dña. Mayte Pinedo García. Los dibujos que acompañan al texto han sido seleccionados en un Concurso de ilustraciones, cuyo jurado estuvo constituido por los profesores D. Francisco Herrero de Mercado, Dña. Paula Iglesias Rois, Dña. Concepción Revuelta Sansegundo; y los alumnos Alba Arenal Britos, Diego Fernández García, Carlos Lucero Franganillo, Nerea Martínez Archiles, Juan F. Muñoz Gómez, Jennifer Paule Lorenzo, Cristina Soler Polo y Alejandra Ureña Gómez.

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Ganadores del Concurso Literario Modalidad: español Primer ciclo de ESO Ganadora: Carmen Moliz Pedrosa, 2.º A Accésits: Ana Díaz Molero, 1.º A, y Pedro Javier Velasco Lozano, 2.º A. Segundo Ciclo de ESO Ganador: Adrián Jiménez Román, 3.º B. Accésits: Ana Risque Molido, 4.º D, y Rafael Marina Castellano, 3.º A. Bachillerato Ganador: Diego Soler Polo, 2.ºA. Accésits: Irene Sánchez García, 1.º C, y Adrián Fdez Calero,1.ºA.

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Modalidad: francés Primer ciclo de ESO Ganadora: Malika Hmitch, 2.º A. Accésits: Amal Ben-Seghira Kitout, 2.º C, y Pablo Lebrato Arias, 2.º A. Segundo Ciclo de ESO Ganadora: Raquel Flores Martín, 4.ºA. Accésits: Fátima Arrogante Funes, 4.º A, y David Rubio Guijarro, 4.º B Bachillerato Ganador: Alejandro Palacios Rico, 1.º C. Accésits: Noelia Marcos Alonso, 2.º C, y Alejandro Escobar Usero, 1. º C

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Modalidad: inglés Primer ciclo de ESO Ganador: Manuel Juárez García, 2.ºA. Segundo Ciclo de ESO Ganador: Mauricio Afiuni García-Calvo, 4.ºA. Bachillerato Ganadora: Lorena Tejada García, 2.º A

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Ganadores del Concurso de ilustraciones Primer Ciclo de ESO Ganador: Sonia María Gallego Mora, 2.º C. Accésits: Ianire Gallego Amaro, 1.º C, y José Osado Carrasco, 1.º C. Segundo Ciclo de ESO Ganador: Natalia Carpio Lucas, 3.º B. Accésits: Vera Jiménez Egido, 3.º B, y Diego Fernández García, 3.º B. Mención especial Daniel Collado Arranz, 1.º B

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Alumnos par ticipantes en el Concurso Literario Acevedo, Juan David ▪ Afiuni, Mauricio ▪ Aguado, Alba ▪ Aguado, Jaime ▪ Álvarez de Lara, Rocío ▪ Arranz, Alex ▪ Arrogante, Fátima ▪ Aznarín, Cristian ▪ Azzollini, Ana ▪ Bachiller, Alfonso ▪ Balaguer, Paula ▪ Bárcena, Daniel ▪ Barrantes, Rocío ▪ Bautista, Alma de Deus ▪ Bautista, Oara ▪ Bea Seghira, Amal ▪ Ben Aman, Amal ▪ Berlanga, María ▪ Bueno, María ▪ Calderón, María ▪ Calvo, Rubén ▪ Cañizares, Deborah ▪ Caño, Sebastián ▪ Carpio, Natalia ▪ Carreño, Andrés ▪ Castellano, María ▪ Castellano, Raquel Marina ▪ Castro, Sara ▪ Ceballos, Ana Beatriz ▪ Cenamor, María ▪ Chairi, Adam ▪ Chytkowska, Natalia Paula ▪ Cimas, Guillermo ▪ Cruz de la Prida, Sergio ▪ Cuadrado, Rodrigo ▪ Damyanouski, Ivo ▪ De la Gala, Adrián ▪ De la Llave, Manuel ▪ De Lemos, Guilherme ▪ De Yzaguirre, Guillermo ▪ Del Real, Maite ▪ Díaz, Ana ▪ Díaz-Ufano, Laura ▪ Domínguez, Luis Antonio ▪ Drif, Elías ▪ Escobar, Alejandro ▪ Escribano, Alejandro ▪ Espejo, Miguel ▪ Fernández, Adrián ▪ Fernández, Diego ▪ Ferreras, Adrián ▪ Flores, Raquel ▪ Fuertes, Álvaro ▪ Gallego, Janire ▪ Gallego, Sonia María ▪ García, José Miguel ▪ García, Olaya ▪ García, Paula ▪ García, Henry ▪ García, Miguel García, Adrián García-Calvillo, Jesús Gestrudes, Inmaculada ▪ Gil, Alba ▪ González, Adrián ▪ González, Cristina ▪ González, Iván ▪ Hamoudi, Aman ▪ Hernández, Alejandra ▪ Hernández, Alejandro Hernández, Inés ▪ Hmitch, Malika ▪ 9


Iglesias, Inés ▪ Jiménez, Adrián ▪ Juárez, Manuel ▪ Larra, Diana ▪ Lebrato, Pablo ▪ Lebrato, Pablo ▪ López, Alba ▪ López, Marta ▪ López, Noelia ▪ Lorenzo, Daniel ▪ Lozano, María ▪ Luna, Rocío ▪ Madroñal, Alejandro ▪ Mangos, María ▪ Manso, Alba ▪ Marbán, Sara ▪ Marcos Juan Cabello ▪ Marcos, Noelia ▪ Marcos, Noelia ▪ Marina, Rafael ▪ Mejías, Álvaro ▪ Mercado, Adrián ▪ Mercado, Jorge ▪ Miatov, Alexandra ▪ Moliz, Carmen ▪ Mora, Raquel ▪ Muñoz, Juan Francisco ▪ Muñoz, Patricia ▪ Navarro, Víctor ▪ Novoa, Marco Antonio ▪ Núñez, Christopher ▪ Oliva, Jesús ▪ Ortega, Pablo ▪ Pacheco, Sara ▪ Palacio, Alejandro ▪ Palacios, Zoraida ▪ Paniagua, Jéssica ▪ Paredes, Laura ▪ Pascual, Irene ▪ Paz, Javier ▪ Pedraza, Jorge ▪ Peláez, Javier ▪ Pérez, Jaime ▪ Pérez, Raúl ▪ Peromingo, Sandra ▪ Poyato, M.ª del Carmen ▪ Prieto, Cristina ▪ Quintana, Noemi ▪ Quintana, Raúl ▪ Quintana, Serezade ▪ Rascón, Irene ▪ Reyes, María Jesús ▪ Risque, Ana ▪ Rubio, David ▪ Ruiz, María ▪ Sánchez, Álvaro ▪ Sánchez, Daniel ▪ Sánchez, Elena ▪ Sánchez, Helena ▪ Sánchez, Irene ▪ Sánchez, María ▪ Sánchez, Noemí ▪ Sánchez, Sandra ▪ Shmysol, Karina ▪ Sierra, Alejandro ▪ Soler Márquez, Diego ▪ Soler Polo, Diego ▪ Soler, Cristina ▪ Soler, María ▪ Soria, Sara ▪ Tejada, Lorena Torres, Sergio ▪ Torrijos, Daniel ▪ Torrijos, Débora ▪ Ureña, Alejandra ▪ Valero, Marta Judit ▪ Vaquero, Irene ▪ Velasco, Pedro Javier ▪ Ventura, Carlos ▪ Viejo, Manuel ▪ Yáñez, Raúl ▪ Zohory, Hanoa ▪ Zúñiga, Miguel Ángel.

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Alumnos par ticipantes en el Concurso de ilustraciones Alarcón, Isabel ▪ Carpio, Natalia ▪ Castellano, Mario ▪ Cenamor, Patricia ▪ Chytkwski, Miguel Ángel ▪ Collado, Daniel ▪ Díaz, Rocío ▪ Escribano, Alejandro ▪ Fernández, Diego ▪ Gallego, Diana ▪ Gallego, Ianire ▪ Gallego, Sonia M.ª ▪ Gómez, Ainoa ▪ Jiménez, Vera ▪ López, Raúl Álvaro ▪ Motila, Laura ▪ Muñoz, Patricia ▪ Osado, José ▪ Peña, Sergio ▪ Reino, Imanol ▪ Rodríguez, Javier.

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Accésits Primer Ciclo de ESO: Ianire Gallego Amaro, 1.º ESO C

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Carmen Moliz Pedrosa, 2.º de ESO A Ganadora. Primer Ciclo de ESO.

“En medio del tumulto de la estación se detuvo, al oír que alguien lo llamaba por su nombre.” Dejé de leer aquel libro y alcé la vista hacia el balcón. En el mar se veía el sol redondo, aunque aún no había salido del todo. Una gaviota aferró sus patas a la barandilla de mi ventana y, al verla, sentí cómo mi estómago tronaba y decidí ir a la cocina a tomar algo. Como cada mañana de verano, me puse el bañador y cogí las gafas de bucear. Cuando salí por la puerta de la terraza hacia la playa, oí en casa el sonido del teléfono, tan chirriante como siempre: muchas veces cuando estaba cerca me hacía polvo los oídos. Me despreocupé de cogerlo. Tan solo me importaba nadar mis kilómetros matutinos en el mar. Ese día me sentía con fuerzas, así que probé a nadar más de lo acostumbrado y, como era lógico, llegué a casa una hora más tarde de lo habitual. Me di una ducha a presión mientras escuchaba música. Al terminar, decidí llamar a Alberto; bueno, lo intenté, estaba apagado. Pasé a la televisión, a ver si me enteraba de algo de lo que pasaba en el mundo. Desde que Alberto había llegado a mi vida, había desconectado de ella bastante. Vi que había ocurrido un accidente en el centro comercial del polígono, desgraciadamente mi 13


favorito de Barcelona y el de todo el mundo que conocía. Por ello hice una llamada rápida a casa y a los amigos que más me importaban para comprobar que todos estaban bien. Volví a llamar a Alberto, pero me prometí a mi misma no preocuparme por el hecho de que lo tuviera apagado de nuevo. Pasó la mañana y, a mediodía, recibí la llamada de su madre que entre sollozos me dijo que su hijo había estado esa mañana en el centro comercial, y ahora estaba en el hospital. La verdad es que no sé cómo tuve fuerzas para coger el coche. En el volante las manos me temblaban y a veces frenaba sin motivo. Pensaba en cómo uno no se da ni cuenta cuando un ser querido está en peligro. Alberto lo era, y mucho. Sin embargo, pasé la mañana como si nada. Llegue a la habitación. Él tenía la cara rasgada, una pierna escayolada y había sufrido una hemorragia interna que le hacía sentirse débil. Cuando me vio, me mostró una sonrisa de labios prensados que, sin poderlo evitar, imité. —¿Cómo estás?—le pregunté firmemente. Quería mostrarme fuerte, sabía que si caía, él tendería a hacer lo mismo. — Mejor, no quiero que estés mal, ¿vale? —. Era la mejor persona que conocía pues, a pesar de estar en el cama del hospital, se preocupaba por cómo podía estar yo. — ¿Crees que puedes contarme lo que pasó?

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—Sí —su voz sonaba débil y cansada, pero respetaba su decisión—. Compraba comida cuando oí un “boom” enorme, me dijo, y vi cómo el techo se caía casi sobre mí. Me pareció algo inverosímil, y espero que nadie tenga que vivir esa situación nunca. El techo del supermercado era lo suficientemente alto como para que me diera tiempo a echarme el carrito encima. Me pareció un acción egoísta pero sabía que con el poco tiempo que tenía no podía hacer otra cosa. Oía gritos aterradores pero no sabía de dónde procedían. Después todo se volvió oscuro, hasta que a la hora vi una luz y de ahí a esta cama. Nada más. Hubo un momento en el que creí haber muerto y la sensación no era nada agradable… Pero ahora que estás aquí conmigo, tengo la seguridad de seguir vivo. Siguió hablándome, pero sus palabras se fueron debilitando hasta que se quedó dormido. Yo también estaba cansada, pero segura. Sabía que mientras tuviera su mano en la mía, no sentiría miedo y que mientras oyera los pitidos intermitentes de aquella máquina, lo tendría todo. Ahora tampoco sé cómo tengo fuerzas para contar esto. A las tres de la madrugada de aquel día el pitido se hizo continuo. Sin embargo, la hermosa melodía que sonaba en mí paró para siempre, cuando me dijeron que Alberto jamás volvería a abrir sus ojos. Tan solo volví a casa y seguí leyendo “… miró hacia atrás y no vio a nadie, todo el mundo desapareció ante él. Comenzó a andar de nuevo, sabía que aunque todo lo que importara desapareciese, debería seguir caminando sin mirar atrás…”

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Ana Díaz Molero, 1.º de ESO A Accésit. Primer Ciclo de ESO En medio del tumulto de la estación se detuvo, al oír que alguien lo llamaba por su nombre. La mujer que lo llamaba era alta, rubia y con los ojos azules, pero no la conocía. Jonathan quiso saber de quién se trataba, así que se quedó esperando a que llegara hasta él. Cuando la mujer llegó, se identificó. Decía que se llamaba Rocío. Me explicó que era una amiga de su difunta esposa. —Siento presentarme así, pero tenía una cosa de Emily, que en paz descanse, que creo quería que usted tuviera. —Gracias ―dijo, mientras ella le ponía en las manos una pequeña caja. —La compró antes de… —Que muriera —la cortó angustiado. ―Se lo iba a regalar por su cumpleaños y me pidió que lo guardase hasta la fecha de hoy, su cumpleaños. Felicidades… ―Gracias. Rocío se despidió y subió al tren que llegaba en ese momento. Intrigado, Jonathan abrió la cajita de madera y observó lo que contenía. De camino a casa, en el tren, estuvo observando su regalo. Lo examinó sin tocarlo. Cuando llegó a casa, se sentó en el sofá y cogió su regalo. Era un reloj antiguo de plata con 16


incrustaciones de aguamarina, el reloj más caro del mundo. A Jonathan se le saltaron las lágrimas al ver el mensaje que había grabado: NI LA MUERTE NOS SEPARARÁ.

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Pedro Javier Velasco Lozano, 2. º de ESO A Accésit. Primer Ciclo de ESO En medio del tumulto de la estación se detuvo, al oír que alguien lo llamaba por su nombre: ―¡Bruno!, ¡Bruno! A lo lejos se veía el contorno de una sombra. No se podía distinguir si era de alguien conocido o no. Decidido, empezó a avanzar con un paso intermitente e irregular. Cada vez se hacía más difícil el camino pues toda aquella gente empujaba sin ton ni son. Y aunque la voz y la sombra las notaba a pocos metros, el camino se iba haciendo más y más largo, pues la gente le echaba hacia atrás. ―¡Espérame! ¡Llegaré por mucho que me cueste!¡No te muevas! Gritó en vano, pues no obtuvo respuesta. Después de este pequeño accidente, Bruno no dejaba de hacerse preguntas. No sabía quién le llamaba, ni para qué ¿Cómo era posible que aquella sombra supiese su nombre? Y lo que era más inquietante: ¿cómo le había reconocido entre todo aquel tumulto? Tenía que encontrar a aquella persona, fuese como fuese, y eso le parecía fácil puesto que, pese a que solo había dicho dos míseras palabras, se le quedó la voz en la cabeza.

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Al día siguiente Bruno fue al instituto e intentó reconocer aquella sombra sin nombre, pero por más que escuchaba voces, ninguna coincidía. Además, el tiempo corría en su contra, ya que la voz se iba desvaneciendo minuto a minuto. Ya estaba a punto de desaparecer el recuerdo, cuando de repente volvió a escuchar la voz, esta vez más cerca. Pero no había nadie a su alrededor. Notaba que la voz se iba acercando cada vez más hasta el punto de creer escucharla en su oreja. La voz no paraba de repetir su nombre: ―Bruno, Bruno, Bruno, Bruno… Bruno, asustado, empezó a correr pero la voz le perseguía. ―¡Déjame en paz! ¿Qué quieres? ¿Qué eres? ¿Eres un fantasma? La voz fue desvaneciéndose mientras decía: ―A la salida del colegio te lo contaré todo. Sus compañeros se quedaron mirándole porque había gritado en medio de la clase de Lengua y el profesor le puso una amonestación leve. Y aunque él explicaba lo sucedido, nadie le creía. Al acabar las clases, Bruno fue corriendo a la puerta del instituto. Para su mala suerte, su padre le esperaba con el coche, así que no pudo esperar a la voz. De camino a casa, mientra su padre le hablaba escuchó la voz: ―No, no soy un fantasma. Tampoco te dejaré en paz. Quiero que me ayudes.

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A Bruno le recorrió un escalofrío desde la uña del pie hasta el último pelo de la cabeza. Aunque no había nadie, notaba el aliento cálido en su nuca. Y a regañadientes dijo: ―No puedo hablar ahora. La voz se calló pero su padre le malinterpretó y no dijo nada hasta que Bruno le explicó lo de la amonestación. Su padre habló solo para gritarle y castigarle. Cuando llegaron a casa, bruno se fue a su cuarto y llamó a la voz. De nuevo la escuchó junto a su oreja: ―No me llamo “Voz”, me llamo Lieldan ―Bueno, le dijo Bruno, tengo que decirte algunas cositas. No vuelvas a hacer eso. ¿Por qué no paras de repetir mi nombre? ¿Y por qué crees que te voy a ayudar después del susto que me has pegado? ―Bueno…eh, de acuerdo, soy una sombra. Te llamaba porque no me respondías. Y Te recompensaré. ―Ah… ¿Y qué son las sombras? ―Somos las sombras de las personas que van a morir dentro de 48 horas. ―¡Qué! ¡No serás mi sombra! ―No. Creía haberte dicho que me llamo Lieldan, no Bruno. Y soy mujer. ―¡Claro! ¿Y qué tengo que hacer? ―Es fácil. Tienes que ir a una casa de la calle Trestémere y desatarme ―¿Solo eso?¿Para eso tanto cuento? 20


―Sí, pero rápido. Bruno cogió su bici y se fue tan rápido como pudo, guiado por Lieldan. Entró en una casa muy vieja y desató a una chica que estaba allí. Ella le dio las gracias y se fue. Al día siguiente, sentado en clase, tuvo una extraña sensación. De repente oyó: ―Bruno, me llamo Rai. Tienes que ayudarme…

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Accésits Segundo Ciclo de ESO: Vera Jiménez Egido, 3.º ESO B.

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Adrián Jiménez Román, 3.º de ESO B Ganador. Segundo Ciclo de ESO La Estación de Paso era un lugar bello. Aunque nadie solía quedarse mucho tiempo en ella, las vidrieras, los ornamentos y la decoración del lugar eran exquisitos, para asegurar el mayor confort de sus pasajeros. Había tres andenes: el primero, el segundo y el misterioso tercer andén, del que contaban que nadie había cogido un tren desde hacía siglos. Lucas franqueó las puertas de entrada y se abrió paso entre la multitud. Tenía que coger el billete, de modo que se aproximó a las máquinas expendedoras. Se disponía a posar la mano sobre la pantalla, cuando, de repente, en medio del tumulto de la estación, se detuvo, al oír que alguien lo llamaba por su nombre. ―¡Lucas! ¡Oye! ―gritaba una chica agitando los brazos. ―¿Sandra? ―preguntó el chico al tiempo que retiraba su mano de la pantalla ―. ¿Qué haces tú aquí? –inquirió al ver que la chica llegaba a su altura. ―Seguirte ―contestó ella―. ¿Cogemos los billetes? ―Emm… Vale ―respondió Lucas, algo confuso. Ambos colocaron la mano sobre la pantalla, que mostró sus caras y una ficha con sus nombres y procedencia. Acto seguido, emergieron dos billetes. En uno ponía: “Sandra Pérez, andén 1”, mientras el otro rezaba: “Lucas Wilde, andén 3”. ―¿Andén 3? ―se sorprendió Lucas. 23


―¿Tienes el andén 3? ―preguntó Sandra, asombrada―. ¡Qué suerte! ― ¿Suerte? ¿Y eso? ―Está bien, no debería contártelo aún, pero… Esta estación es un lugar de tránsito. Todas las personas que ves aquí, incluidos tú y yo, estamos muertos ―explicó Sandra. ―¿Cómo? ―saltó Lucas―. ¿Estoy muerto? ―Sí, pero no hagas un melodrama, porque, al fin y al cabo, tienes el andén 3. ―¿Y qué más me da? Estoy muerto, joder, estoy muerto… ―¡Escúchame! ―gritó Sandra ―. Tienes el andén 3, vuelves a la vida. Tienes, por así decirlo, una segunda oportunidad. ―¿Cómo? ¿Y cómo sabes tú eso? ―Pues ―respondió Sandra ―porque a mí me tocó el andén 3 la última vez que estuve aquí ―y sonrió.

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Ana Risque Molido, 4.º de ESO D Accésit. Segundo Ciclo de ESO En medio del tumulto de la estación se detuvo, al oír que alguien lo llamaba por su nombre. ―¡Ela! ¡Ela! ―dijo aquel chico vestido tan elegante. Ella se paró a escucharle porque, al parecer, el tema del que iba a hablar era importante y urgente. Aquel chico empezó a hablar precipitadamente, en tono alto, y Ela creía que estaba loco. Pero él estaba exhausto de correr y nervioso por algo que aún Ela no podía comprender, ya que ni siquiera lo entendía. En al estación nadie los miraba. Cada persona se dirigía a su trabajo, a su casa, al hospital, a una fiesta, a un entierro…, tantas circunstancias. Pero ellos estaban allí, quién sabía para qué, hablando y hablando. Ela no entendía nada de lo que decía aquel chico hasta que le ayudó a tranquilizarse. Una vez más tranquilo, el chico pudo explicarlo todo mucho mejor. Dijo que era compañero de trabajo del padre de Ela, que se llamaba Carlos y que había presenciado una escena terrible referida a Marco, el padre de Ela. Ela no podía creer qué pasaba ¿Qué le había pasado a su padre? ¿Sería algo grave? Y ante tanta cavilación en su mente al final lo soltó: ―¿Me lo quieres decir ya o qué? 25


Estaba desesperada ante lo parado y callado que estaba ahora aquel chico que tenía enfrente. El tren ya se había marchado y llegaría tarde al trabajo, y el chico aún no le contestaba claramente. Volvió a repetirlo, hablándole en un tono bastante alto. Carlos reaccionó, ya que estaba dándole vueltas porque no sabía cómo explicarle lo ocurrido. Esperó, respiró hondo y volvió a suspirar como cada cinco minutos. Ela lo miró. Estaba muy nerviosa. Carlos miró a Ela a los ojos y comenzó a explicarlo todo muy clara y detenidamente. Su padre, Marco, que era policía, había entrado en una misión con la policía secreta. Había participado en una redada a unos terroristas y terminó herido gravemente. Ela quería, en ese mismo instante, pegar a aquel desconocido por no haberle hablado claro desde el principio, pero se contuvo y no lo hizo. Ela seguía nerviosa. Quería ver a su padre. Él ya era mayor, rondaba los setenta, y se había empeñado en seguir trabajando en la policía. Era muy cabezota, siempre tenía que llevar la razón, y ninguno de sus compañeros de toda la vida le entendía. Claro, Ela había nacido igual de testaruda que su padre e igual de hermosa que su madre, fallecida en un atentado terrorista. Ela temía perder a su padre, porque le ayudaba muchísimo en todo, era su plaza fuerte, en la que siempre confiaba desde que Elisabeth, su madre, había muerto. Cada segundo que pensaba en Marco le sobrevenía la tristeza y la ignorancia de no saber su estado de salud. Así que le preguntó a Carlos la dirección del hospital y se dirigieron hacia allí.

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No cruzaron ni una palabra en el camino. Todo el silencio se quedaba en pensamientos negativos; también surgían algunos más optimistas y, al mezclarlos, se sentía un ambiente de tristeza y esperanza que todo el mundo podía apreciar. Llegaron al hospital en muy poco tiempo y enseguida encontraron la habitación de Marco. Lo encontraron tendido en la cama con dolor y angustia, pero todos tenían esperanza. Cada persona que estaba a su alrededor estaba para cuidarle y darle ánimos, y eso influyó en Ela y dio un toque más de esperanza a aquel ambiente. Carlos y Ela estuvieron toda la mañana conversando con Marco y, desde ese momento, Ela vio de otra forma a su padre: no le consideraba tan cabezota ni tan egoísta ni terco. Lo veía renovado y, aunque estaba entre la vida y la muerte, lo sentía mucho más feliz. Es lo que suelen decir y puede que yo me equivoque, pero a la muerte no hay por qué temerla, porque nadie sabe ni sabrá si hay algo más de felicidad.

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Rafael Marina Castellano, 3.º de ESO A Accésit. Segundo Ciclo de ESO En medio del tumulto de la estación se detuvo, al oír que alguien lo llamaba por su nombre. ―¡John, John! ―creía oír, pero no sabía quién le estaba llamando. Instintivamente, subió a uno de los trenes. Dentro de aquel tren, azul por fuera e iluminado por luces naranjas en su interior, contempló que había gente de toda raza y edad. Desde el niño chino más pequeño del mundo hasta la pareja de abuelos africanos más ancianos de nuestro planeta. John estaba sorprendido a más no poder. Sin embargo, se quedó más asombrado al observar las mascotas que tenía la gente, como unas víboras venenosas que un chaval marroquí llevaba en el hombro, o el león que un cazador americano paseaba por los vagones sin que nadie, a excepción de Jonh, se asustara. Cuando el pobre hombre se iba a marchar, apareció por detrás un empleado del tren que le dijo: ―¡Uf…, señor Meyer, por fin le encuentro, señor Meyer. Llevo un rato llamándole, señor Meyer, aquí tiene su billete, señor Meyer. ―Llámeme John ―respondió sorprendido, al observar la tarjeta negra en la que estaba impreso su nombre en letras de oro. 28


John siguió al chico hasta su compartimiento, todavía preguntándose dónde se había metido. Cuando entró, se sentó y miró por la ventana intentando ver la ciudad de Londres, aunque lo único que contemplaba era una selva inmensa. ¿Seguiré en el planeta Tierra?, dijo para sí mismo. ―Hacia dónde vamos? ―preguntó en voz alta. ―Vamos a vivir la mayor aventura de nuestra vida ―respondió una voz tras de él. Cuando se dio la vuelta, se quedó asombrado al contemplar a Tracy, su mejor amigo de la infancia, con el que había vivido grandes aventuras y a quien no había vuelto a ver hasta aquel instante…

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Accésits Segundo Ciclo de ESO: Diego Fernández García, 3.º ESO B.

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Diego Soler Polo, 2.º de Bach. A Ganador. Bachillerato En medio del tumulto de la estación se detuvo, al oír que alguien lo llamaba por su nombre, uno de esos nombres ―entre tantos otros― que había estado parasitando a lo largo de esos años, esos años de insomnio atroz y constante sorpresa. Se volvió con agilidad: un giro de ciento ochenta grados perfectamente ejecutado, no demasiado pomposo ni demasiado mecánico. Ante su vista, hacía tanto deteriorada, se encontraba una figura que bien podía haber salido de una película de Orson Welles o de Hitchcock: larga gabardina, sombrero gris, semblante sereno y aire detectivesco. Parecía un islote del pasado ―en un nostálgico blanco y negro― entre un mundo de color y extraño, un mundo que había adelantado con vehemencia a su futuro. ―¿Dónde has estado todo este tiempo, en estos años, en estas eras donde el escapismo no produce más que risa? ―preguntó su viejo amigo. ―Estuve muerto ―contestó el escapista, notando con la respuesta que había olvidado cómo usar algunos músculos de la veintena que es necesario emplear para sonreír. ―¿Muerto?―El amigo de aire detectivesco enarcó una ceja, no tanto como gesto de impresión como de repentino desprecio y arrogancia. ―¿Muerto de cansancio, muerto de risa, amigo mío? ¿Muerto acaso de hambre y de sueño? 31


―Puede ser. El que esté muerto de cansancio de risa o de hambre es algo que aún debo determinar y emitir ahora un veredicto resultaría no ya insolente, sino también imprudente, ansioso, irreflexivo. Pero lo que yo quería decir, amigo de la memoria, es que estuve muerto en el sentido más literal y científico, en el sentido más horrible y desconocido. Aprendí cosas interesantes, olvidé otras cruciales y, sobre todo, comprendí la suerte que tienen los humanos al no tener que morir más de una vez, pues es tan aburrido… El tren ya se había marchado, sin tener la deferencia de esperar a aquellos que se retrasaban charlando sobre banalidades. Pero, ¿qué más daba?, ¿a dónde iba ese tren? Daba igual porque ya había pasado mucho tiempo y los eventos de la existencia eran tan triviales como la muerte de un microbio. ―De modo que… aburrido ―dijo el amigo del sombrero, mientras miraba un bloc de notas en el que había escrito algo ―Y dime, ¿hay algo más que puedas decirme sobre el proceso de morir? ―Oh, bueno, creo que podría decirte que no te lo recomiendo, y que si llegas lúcido a ese momento sufrirás tanto que creerás que toda tu vida anterior no ha valido la pena. Pero no quiero transmitirte pesimismo. Ánimo!

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Irene Sánchez García, 1.º de Bach. C Accésit. Bachillerato En medio del tumulto de la estación se detuvo, al oír que alguien lo llamaba por su nombre. Se giró y allí estaba ella. No era la primera vez que sentía algo parecido. Hacía poco más de dos años que sin ningún motivo aparente se había visto obligado a tomar la decisión más difícil de su vida. Ella se lo había pedido: tenía que olvidarla para siempre. A ella, que lo era todo para él. Pero sin saber cómo ni por qué, se dio cuenta de que la había perdido. Para siempre. Recuerdo cómo día tras día me contaba lo que sentía, sus dudas. ¿Estará bien?,―me decía―, ¿Se olvidó de mí sin más? Le aterraba la idea de que realmente sintiese todo lo que le había dicho aquel día. Para él significaba más que una simple amistad: era esa persona especial que todos soñamos encontrar y que solo algunos afortunados encuentran. Ella era su persona especial, aquella en la que pensaba en todos sus buenos momentos. Y, sobre todo, en los no tan buenos. Cuando la escuchó pronunciar aquellas palabras obligándole a tomar la decisión que cambiaría su vida, estaba convencido de que no era ella quien hablaba. Era imposible sentir eso después de todo lo vivido. Pero lo aceptó. Aunque dudase de que aquello fuese real, cumplió su petición: salió de su vida con la intención de hacerlo para siempre. 33


Cada día imaginaba cómo serían todos aquellos momentos que había planeado con ella, ahora tan cerca y a la vez tan lejos de esa persona por la que hubiese sido capaz de darlo todo. Poco a poco iba dándose cuenta, no aprendería a vivir así, sin ella. No cesaban las dudas, las preocupaciones, la intriga y, sobre todo, la impaciencia. Él esperaba que algún día recordase por un momento lo que habían sido y no dudase en volver, si era lo que sentía. Soñaba con ese momento Habían pasado más de dos años y no sabía nada de ella, pero sus sentimientos no habían cambiado. Se sentía cada día más lejos y no podía aceptar la idea de no volver a verla, ni oírla y, sobre todo, no volver a abrazarla. Sentía frío sin ella. Llegó a un punto en el que le superó la situación. No podía más con ese sentimiento que creía apagado con el tiempo. Y para acabar de una vez con esto, decidió marcharse lejos y solo. Era eso realmente lo que sentía. Era eso lo que ella quería y ya era tarde para esperar algún cambio. Y así, de la nada, en aquella estación, al escuchar su nombre, sintió algo que ya no recordaba, esa voz, su voz. Se giró y la reconoció a lo lejos. Era ella. Corría, lloraba. Nunca había sentido todo lo que le había dicho. Había sido su orgullo quien la había mantenido tan alejada de él y, al mismo tiempo, tan cerca. Pero era el momento de perder ese orgullo para siempre. Era ella, había vuelto y para quedarse.

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Adrián Fernández Calero, 1.º de Bach. A Accésit. Bachillerato En medio del tumulto de la estación se detuvo, al oír que alguien lo llamaba por su nombre. Hacía tiempo que nadie lo llamaba así, o que sencillamente no lo llamaban. La mujer gritaba desesperada como si la vida le fuera en ello; gritaba a un hombre acurrucado en una esquina de la estación y que parecía no preocuparle el ambiente agobiado y los empujones que se producían a diario, como si el mundo que lo rodeaba no fuera con él, como si el tiempo se hubiera parado, como si su mundo se hubiera derrumbado… Todos los días llevaba el paquete básico de infelicidad, su gabardina mugrienta, sus botas, sus pantalones rasgados y en su mano una larga flauta travesera. Sus dedos se cubrían con unos guantes de lana abiertos por los dedos para que no le impidieran tocar su flauta, que era lo único que le quedaba. Su pelo desaliñado y sucio, no solo en la cabeza sino también en la cara, hacían de él un hombre poco agradable de conocer. La mujer consiguió superar la barrera humana y se acercó al hombre. ―¿Tú sabes quién tiene el sueño dorado, sabes quién lo guarda, sabes quién ha de dármelo y dónde encontrarlo? El hombre levantó la mirada y habló por primera vez en mucho tiempo: ―Solo se lo diré a quién demuestre ser el siguiente portador. La mujer se quedó pensando y habló como si viera una imagen perdida y la describiera con todo detalle. 35


-Tuve un sueño: un hombre encapuchado se situaba en el fondo de un callejón bajo una telaraña de luz naranja; me acerqué. Él sostenía una bola blanca en sus manos, parecía fatigado. Me dijo: “Es el sueño dorado y es tuyo”. En ese instante me dio la bola que, pesaba considerablemente, y desapareció para no volver. El hombre, indiferente, dijo: ―Calle Melancolía. En ese instante su mirada se apagó y soltó su flauta en su último aliento. Tenía un nombre, un nombre que había andado buscando mucho tiempo y que por fin había conseguido. A la siguiente noche fue a ese callejón con un papel escrito con un mapa que goteaba tinta debido a la incesante lluvia. Era un callejón estrecho, sin salida, con una farola al fondo que destellaba luz naranja. Al fondo había una silueta negra, exhalaba aire fatigado, moría lentamente. Ella se acercó y el hombre sacó su bola blanca con sus últimas fuerzas. Se la entregó y, como en un sueño, el hombre desapareció. Pero en ese instante una luz blanca nubló su vista, como un destello que la cegó. Notó como aparecía en otro lugar, como si todo hubiera sido un sueño, y se percató de su estado: estaba tirada en una vieja estación con una flauta en la mano.

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Mención especial: Daniel Collado Arranz, 1.º ESO B Malika Hmitch, 2.º de ESO A Ganadora. Primer Ciclo de ESO

Le rêve de Joachim Joachim n’est pas venu hier à l’école parce qu’il était malade. Joachim a passé toute la journée au lit. Joachim a rêvé qu’il était un grand chevalier et qu’il avait sauvé une belle princesse qu’un dragon avait vole. Après avoir sauvé la princesse avec beaucoup d’effort et passé un certain temps, le chevalier demande en marriage la belle princesse parce qu’il l’aime beaucoup. La princesse, qui l’aimait aussi, accepte et se marie avec le courageu chevalier. C’est juste en ce moment que Joachim s’est reveillé de son rêve et il a vu sa mère qui avait rentré de son travail. Il raconte le rêve à sa mère et elle se moque de lui.

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Amal Ben Seghira, 2º de ESO C Accésit. Primer Ciclo de ESO Joachim n’est pas venu hier à l’école. Je ne savais pas pourquoi. J’étais très préocupée. Les classes ont fini et je suis allée à chez moi. J’ai téléphoné et personne n’a répondu. “Peut-être estil malade” j’ai dit “il est allé chez médecin”. J’ai attendu et attendu et attendu mais personne n’a téléphoné chez moi. Joachim est mon meilleur ami et il m’a toujours appelé chez moi. Comme la semaine dernièr, il n’est pas venu non plus. Après les cours, je suis allé chez Joachim. La porte était ouverte. Pourquoi? Je suis entré et j’ai trouvé Joachim et sa mère morts! C’était une tragédie! J’ai téléphoné à la police. C’était mon meilleur ami…

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Pablo Lebrato Arias, 2.º de ESO Accésit. Primer Ciclo de ESO

La quatrième position Joachim n’est pas venu hier à l’école. Il savait qu’aujourd’hui à la troisième heure, on célebrait le concours de rédactions de français. Il finissait toujours à la quatrième position dans les competitions sportives, dans les concours de brochures… c’est-à-dire, dans presque tout. Il détestait la quatrième position. Il a passé toute la nuit à penser à ça. À la fin, il a décidé de ne pas se présenter au concours. Ce matin, il s’est repentu et il est venu me parler et il m’a dit qu’il allait participer et c’est cela ce que je fais en ce moment.

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Raquel Flores Martín, 4.º de ESO A Ganadora. Segundo Ciclo de ESO Joachim n’est pas venu hier à l’école parce qu’il a eu une aventure. Hier matin, il s’est levé pour aller à l’école, mais sur le chemin il a trouvé une difficulté. Il n’y avait pas de pontlevis sur la rivière. Il ne pouvait pas passer par la rivière parce qu’elle était très profonde. Il a vu un chemin de sable. Il est allé à travers le bois. Deux heures après il a trouvé un village très étrange. Les gens étaient de toutes les hauteurs: grands, petits… il ne pouvait pas croire. Les maisons étaient faites avec des feuilles et des branches. Une fille très petite est allée et a parlé avec lui. Elle a parlé une langue très étrange mais le plus étrange était qu’il comprenait cette langue très bien. Le père de la fille était kidnappé par l’autre civilisation du bois. Comme il n’avait pas pu aller à l’école parce qu’il ne connaissait pas le chemin, il faisait un accord avec cette civilisation. Il a fait trois groupes de lutte. Quand les trois groupes ont été préparés pour lutter, ils sont partis à l’autre village. Une sorcière a fait un trou pour transporter les groupes de lutte. Le premier groupe est entré dans le château des mauvaises gens. Ils ont trouvé le père de la fille mais quand ils sont sortis du château l’autre civilisation a vu ses mouvements. Les autres groupes de lutte ont lutté contre les autres personnes et ils ont gagné.

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Les gens lui a indiqué le chemin de retour à sa maison. Mais RRRRRRRRING………..le réveil a sonné, c’était l’heure de déjeuner. Il avait raté l’école.Mais… Il avait la broche que la fille avait dans son sommeil.

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Fátima Arrogante Funes, 4.º de ESO A Accésit. Segundo Ciclo de ESO Joachim n’est pas venu hier à l’école parce qu’il a eu une belle aventure. Il est allé à l’autre monde. Il a été dans la maison de ses amies les Nymphes. Elles avaient un petit problème avec leurs animaux et elles ont fait un sortilège afin d’ obtenir une relique pour guérir ses amis les rennes. Elles ont dû visiter les ruines du Village Gelé; elles ont dû passer par une rivière, une fôret et finalement, elles sont arrivées dans une pyramide de glace pour prendre la relique. Alors, elles ont fait une sorte de jus avec la relique que leurs animaux, les rennes, ont bu et ensuite, ils se sont guéris et ils ont devenus heureux. C’est pour cela que Joachim n’est pas venu hier à l’école…

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David Rubio Guijarro, 4.º de ESO B Accésit. Segundo Ciclo de ESO 25/04/10 Joachim n’est pas venu hier à l’école parce qu’il était malade. Deux jours auparavant, il est allé à la montagne pour escalader avec son cousin Frank. Quant ils ont commencé à escalader, ils étaient bien, mais à la moitié du chemin, il a commencé à pleuvoir. Alors, ils ont décidé de retourner dans le camp. Joachim s’est tordu un pied et il est tombé. Heureusement, il n’a eu rien de grave, seulement il a eu un écart au pied et il a aussi attrapé un rhume. Je me souviens quand je suis allé, moi, aussi dans la montagne. J’étais un enfant, un petit enfant. Je suis allé avec mes parents. Nous sommes allés dans un lac. Nous avons nagé toute la journée et mon père est allé escalader avec mon frère ainé (mon frère a vingt ans aujourd’hui). Quand je finirai mes devoirs, j’irai visiter Joachim. Je vais aller avec Marianne. 26/04/10 Aujourd’hui, je suis allé visiter Joachim. Il va bien de son rhume, mais il n’ira pas encore au collège dans deux jours. Il a mal au pied. Après, je suis allé au supermarché parce que je voulais acheter une bouteille d’eau pour l’entraînement du football.

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Alejandro Palacios Rico, 1.º de Bach. C Ganador. Bachillerato Madame Butterfly s’est demandée pourquoi il n’était pas venu. Personne ne savait pourquoi il n’était pas venu. Quand la classe eut fini, Madame Butterfly a décidé de téléphoner chez Joachim. Personne n’y répondait. “C’est très bizarre!” a dit Madame Butterfly. Le lendemain matin, Joachim n’était pas non plus venu. Madame Butterfly s’est posée la même question: “Pourquoi Joachim n’est pas venu?” Il y avait quelque chose de très étrange. Personne n’a téléphoné à l’école pour expliquer la raison de l’absence de Joachim, La semaine d’après, Joachim n’était pas encore venu et personne ne répondait quand Madame Butterfly téléphonait chez Joachim. Elle a parlé avec le directeur de l’école parce qu’elle voulait appeler la police. Monsieur le directeur pensait qu’appeler la police était une folie! Madame Butterfly était une dame intelligente. Quand elle a parlé avec Monsieur Le Saoût, elle a observé qu’il était très nerveux. Il transpirait trop. Elle a pensé que le directeur était peut-être responsable de l’absence de Joachim. Elle a donc décidé de découvrir la raison pour laquelle Joachim ne venait pas à l’école. Madame Butterfly savait que le directeur, l’été d’avant, avait eu une affaire avec la mère de Joachim. Ils s’aimaient beaucoup mais à la fin de l’été, Madame Rose, la mère de Joachim, et le directeur ont eu une forte discussion. Le directeur était très fâché. Il était un peu fou. 45


Madame Butterfly est allée chez Joachim mais personne n’était dans la chambre. Tout était très bizarre. Elle a décidé de parler une autre fois avec le directeur. Cette fois, il était plus nerveux que la dernière. Il transpirait beaucoup. Elle lui a dit son hypothèse: elle pensait que le directeur était le responsable de l’absence de Joachim et de sa mère. Le directeur pleurait. Il a confessé: “- D’accord, Je sais où se trouve Joachim. Il est mort et Rose, aussi.” “- Mais, pourquoi ils sont morts? – a demandé Madame Butterfly” “-Parce que sa mère et moi, nous nous sommes disputés. Je suis très jaloux et Rose à la fin de l’été a commencé une relation avec mon frère Louis. J’étais très nerveux. Un jour, quand Rose et Joachim sont allés chez eux, je suis entré dans leurs chambres avec mon pistolet. Seulement deux décharges et ils sont morts.” Madame Butterfly a téléphoné à la police et finalement, Monsieur le Saoût a terminé en prison.

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Noelia Marcos Alonso, 2.º de Bach. C Accésit. Bachillerato

Joachim n’est pas venu hier à l’école parce qu’il s’était rencontré avec un garçon qui lui ressemblait beaucoup. Ils se sont rencontrés dans le chemin vers l’école. Joachim allait à son école qui est dans la rue Madrid et l’autre garçon, qui s’appelait Michel, se dirigeait aussi à son école qui est dans la rue d’à côté. Joachim a regardé fixement l’autre garçon qui avait le même visage, le même nez et les mêmes yeux que lui; la seule chose qui était différente, c’était les cheveux, lesquels Michel avait très longs. Joachim et Michel ont commencé à parler: Joachim: Comment tu t’appelles et quel âge tu as? Michel: Je m’appelle Michel et j’ai dix ans. Et toi? Joachim: Je m’appelle Joachim et j’ai dix ans aussi. As-tu remarqué quelque chose étrange au premier coup d’oeil? Michel: Oui, nous nous ressemblons beaucoup! À mon avis, nous sommes des jumeaux. Joachim: je pense la même chose. Quelle est ta date de naissance? Michel: je suis né le dix avril. Et toi? 47


Joachim: je suis né le même jour. Michel: Il est neuf heures trente et nous allons arriver tard à l’école… Joachim: Mais nous devons aller à la maison et parler avec nos parents pour ressoudre cette question! Michel: Tu as raison. Viens chez moi et après on va chez toi. Joachim: Ok, nous allons chez toi pour demander à ta mère si nous sommes des jumeaux. Alors, ils sont allés chez Michel et là-bas était la mère de Michel qui reconnaît pour fils à Joachim. Elle lui a expliqué qu’il avait été donné en adoption à ses parents parce qu’ils ne pouvaient pas avoir des enfants. Ensuite, la mère de Michel lui a accompagné chez lui et elle a parlé avec sa mère. Voilà la raison pour laquelle Joachim n’est pas allé à l’école hier…

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Alejandro Escobar Usero, 1.º de Bach C Accésit. Bachillerato Joaquim n’est pas venu hier à l’école… Il n’a parlé hier à personne, personne ne savait où il peut bien être et ses amis n’avaient pas de nouvelles de lui. Joachim est un garçon qui assiste toujours à l’école, il a d’excellentes notes et il n’est jamais malade.Tout le monde a un peu peur que quelque chose lui soit arrivée. Pour cette raison, ses amis sont allés chez lui cet après-midi, ils ont fixé le rendez-vous à quatre heures pour discuter les possibles raisons de l’absence de Joachim et se rendre chez lui. Quand ils sont arrivés chez Joachim, ils ont vu que tout était noir et ils en ont eu peur. Ils ont frappé à la porte mais il n’y avait personne.Ils avaient de plus en plus peur et ils voulaient savoir où se trouvait Joachim. C’est pour cela qu’ils ont ouvert la porte et qu’ils sont entrés dans la maison. Elle était très obscure et elle avait un air très mystérieux. Sur le réfrigérateur il y avait une note qui disait: “Bonjour mes amis, j’écris ce note pour dire que je ne veux plus vivre parce que ma vie n’a pas de sens. Je vous écris cette note parce que je sais que vous allez venir me chercher. Ma vie n’a pas de sens car mon père a tué ma mère et j’ai tout vu. Si vous allez dans leur chambre vous pourrez voir les cadavres. Je suis vraiment désolé mes amis, je voudrais que vous sachiez que je vous aime. Je vais me suicider dans les toilettes.Je vous aime. Joachim” 49


Ganadora Primer Ciclo de ESO: Sonia María Gallego Mora, 2.º ESO C 50


Manuel Juárez García, 2.º de ESO A Ganador. Primer Ciclo de ESO

All’s Well That Ends Well Charlie is a little child. He has got two sisters, Clara, she’s fourteen, and Lucia, she is sixteen years old. Charlie hasn’t got any friends because he never goes to school and hardly ever goes out. His only friends are his sisters, but he needs other friends. He was born with a very strange disease and he has a rare allergy. One day he decided to find a friend, but his mother never let him leave his house. When he was sleeping on the sofa, Charlie went out and walked to the most important park in the town. He didn’t know what he was doing. Suddenly the sun appeared and Charlie became ill. He fell down on the street and slept for many hours. When he opened his eyes, he saw his sisters. He was in a hospital. He didn’t know what happened and his sisters started to talk. “ Why did you leave the house? asked Clara. “The sun can kill you.” “I know it, but I need a friend. I’m alone in the world,” said Charlie. “Do you really need a friend?” asked Clara again. “Yes,” said Charlie.

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“Well, we will find a friend for you, only if you don’t leave the house again, ok?” said Lucía. “Ok, I’m going to be good” Charlie doesn’t know what is going to happen. He stayed at home for many weeks. He didn’t know what to do. Charlie found a new toy to play, it was a strange game. It was very dangerous, but he never started to play. The game was like Jumanji. When Christmas arrives, they are all having fun, but Charlie only thinks about a friend . He prays all night for his present. He thinks, “I’m never going to have a friend.” But on Christmas Eve Lucía and Clara give Charlie a surprise… The’ve got a medicine for Charlie. After this Charlie can go to school and have a lot of friends.

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Mauricio Afiuni, 4.º de ESO A Ganador. Segundo Ciclo de ESO

All’s Well That Ends Well “All’s well that ends well,” said Captain Jack when he saw a group of enemy ships far away. Martin, his partner, took the telescope and he found out that they were British boats. All the crew took their weapons and they prepared for the big battle. Meanwhile the boats were closing in. Ron, a sailor, was very scared because the British army were bigger than them, but Eric, a friend, told him to remember what captain Jack had said, “all is well that ends well,” and Ron thought about it and he went to the battle position. Jack told him to put up the red and yellow flag. The battle started and the British army hit first, sinking a Spanish unit. They were winning. Jack told Ron to keep firing with the main gun of the ship, a giant cannon. Ron ran as fast as he could and he started shooting. Jack saw the situation and he hid the ship in the fog to surprise the enemy. Ron was really scared because he couldn’t see anything in the fog. Suddenly Jack’s ship appeared from behind the British army surprising them. It was Ron’s time! The crew began shooting with all they had. Ron helped a lot, hitting and sinking many ships until they cleared all the area. The Spanish won the battle but there were only two boats left, Jack’s boat and another that was near it. Ron 53


was very happy, but at the same time, when he turned round he saw about ten of his friends dead, but at that moment he thought again, “all is well that ends well.”

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Accésit Primer Ciclo de ESO: José Osado Carrasco, 2.º ESO C 55


Lorena Tejada García, 2.º de Bach A Ganador. Bachillerato

All’s Well That Ends Well Mary turned the TV off. Her favourite film finished with that sentence and she was crying. It was a romantic film and she didn’t believe it, because it was too perfect to be real. She thought that everything was bad for her, she had very very bad luck! She hadn’t found love, she had bad marks, she was arguing with her parents all day…But sometimes some sentences can change our life, and some days later she understood it and felt it. One day she was walking to school when she saw her neighbor in the middle of the road. He was shouting because his car was broken (he had had an accident with another car). Then, the man in the other car went out and Mary couldn’t believe it, he was her favourite actor, the one that had appeared in the film she had seen some days before, the film with the sentence “All Is Well That Ends Well”. But then, her smile disappeared. He wasn’t the same as he was in the film. He had a lot of acne! He phoned the police, who arrived some minutes later. Her neighbor and the actor were arguing all the time, and then the actor said that he wanted something to eat. Mary told him that he could go to her house, she had some food (but she was horrible at cooking).

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The actor sat down on the sofa and Mary started to cook. She looked into the fridge and there were only vegetables, eggs and chips. She decided to make an omelette with vegetables and chips. As usual, she started to have bad luck (it was very strange for her to have a normal moment in her life). When she was cutting the vegetables, she cut her finger and it started to bleed. She was looking around the kitchen to find some paper, but then she put her foot on the cat’s food. Finally she found some paper and she put some oil to make the omelette. But as she didn’t know how to cook, the fire was very big and the kitchen started to burn. Shouting, she went to take some water, but she fell down on the floor because she went too quickly and there was some water on the floor. In that moment, the actor came into the kitchen and put water in the fire, while Mary was on the floor with her bleeding finger, cat’s food in her foot, her bottom hurting a lot because she had fallen down…And the worst of all, her favourite actor was with her and had seen her in these conditions. But then, something happened. The actor kissed her cheek and took her to the sofa to take care of her. Then, he signed some posters for her and took a photo with her. After an hour, the actor went away while Mary was standing at the door looking at him…. After all, she didn’t have such bad luck, did she? In that moment, she remembered the sentence and she thought it was true!

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Esta publicación se acabó de editar digitalmente el día 15 de junio de 2010, año en el que se conmemora el primer centenario del nacimiento del poeta Miguel Hernández

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IES GALILEO GALILEI

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