DOR Ana Topoleanu
Desde que me convertí en madre la relación con mis raíces, mi país de origen y en especial con mis padres ha sufrido una metamorfosis. Finalmente pude ver a mi mamá y mi papá no solamente como hija, sino desde una perspectiva sin jerarquías, con empatía y amor. Los ultimos años han dejado marcas exponencialmente más profundas en sus cuerpos y mentes. La poca frecuencia de mis viajes a casa hace que estas marcas aparezcan abruptamente y parezcan más agresivas. Si bien este proceso es natural,
también es doloroso y dificil de abrazar, el envejecimiento es una parte intrínseca de la vida que presagia la muerte. ¿Y al final cuánto vive la gente? ¿Hasta que mueran o hasta que todos los olviden? Yo quiero que mis padres vivan para siempre y esta es mi manera de honrarlos. Retratando esta vulnerabilidad nos acercó más que nunca para así contar juntos esta historia intima, y a la vez universal, sobre el pasado nostálgico, el presente caótico y el futuro incierto.
para mis padres que vivirán para siempre