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Eneas, el peregrino
from El Sacro Bosco
by 안나 마리아코보스
El recorrido
El nombre del viajero que recorre este camino bien podría ser Ulises, Eneas, Dante o Polífi lo. Todos ellos hicieron un viaje, en diferentes lugares y tiempos, pero el mismo. Todo viaje es peregrinación, es búsqueda, es cambio. Aquellos que quieran iniciarse en este viaje que propone develar los misterios de la vida, la muerte y el arte, deben estar dispuestos, como los visitantes al antiguo Oráculo de Delfos, a conocerse a sí mismos.
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La epopeya Virgiliana comienza al modo clásico con una invocación a la Musa. El camino lo inicia la inspiración. Todo poeta debe tomarse una pausa antes de emprender el viaje y esperar a que la Musa apropiada venga a aligerarle el camino, a recordarle las cosas que deben ser dichas, que deben ser vistas. Así abre el sendero Virgilio:
Musa, recuérdame las causas, por qué voluntad herida o qué dolorosa reina de los dioses, hizo vagar tanto al insigne varón y lo llevó a emprender tantos trabajos.
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En Bomarzo, dos esfi nges reciben al viajero. Tal vez Melpómene no aparezca en el Monte Cimini, pero cada una de las mujeres con cuerpo de león tienen una interrogante para el paseante:
QUIEN NO VA POR ESTE LUGAR CON LAS CEJAS ALZADAS Y LOS LABIOS APRETADOS,
TAMPOCO SABRÁ ADMIRAR LAS FAMOSAS SIETE MARAVILLAS DEL MUNDO. 8
La advertencia está hecha: este peregrinaje requiere de toda la atención del viajero. El ignorante no sabrá reconocer los símbolos que tienen por mostrar los habitantes de este parque. Recordemos que su lenguaje está cifrado, al modo del libro de Polífi lo, su verdadera esencia está velada a fi n de que sólo aquellos que están destinados a comprenderlo, lo hagan. Las Musas no descenderán a los parajes de Bomarzo, las esfi nges ya se encuentran aquí con sus enigmas. Estos acertijos no hay que resolverlos para entrar, pero hace falta comprenderlos para salir victoriosos de esta empresa:
TÚ QUE ENTRAS AQUÍ,
OBSERVA TODO CON DETENIMIENTO
Y DIME LUEGO SI TANTAS MARAVILLAS
HAN SIDO HECHAS POR ENGAÑO O BIEN POR ARTE. 9
Figura 3.2 Esfi nge
El Infi erno
La antigüedad no conoció ciudad más fuerte que Troya, tras diez años en pugna con los aqueos, sus murallas se mantenían inexpugnables. Sólo bajo un engaño pudieron caer. Ulises, el de las mil astucias, inventó el caballo, que preñado de guerreros consiguió engañar a los troyanos, y lo recibieron en sus puertas, lo condujeron al centro de su ciudad, sin saber que encerraba el fi n de la amurallada Troya. Entonces Héctor alertó a Eneas, su deber era salvar a los penates y el fuego de su raza. En ese momento, entre sueños, Eneas por primera vez escucha sobre su destino: él fundará una nueva Troya.
Así da comienzo el peregrinar de Eneas, este héroe debe comenzar de cero en un nuevo lugar. Antes de llegar a la costa mira por última vez su ciudad, todo lo que queda es destrucción y ruinas: todo es imagen de la muerte. 10 La ciudad de Troya nunca recuperará la antigua gloria. Con el rey Priamo muerto y la ciudad devastada no queda nada para Eneas en Troya, apenas y los restos de su amada Creúsa, a quien no le fue dado contemplar el renacer de su raza11 y debió haber sido abandonada. Las ruinas de Troya, de la gran cuidad derrotada, se asemejan a las que contempla Polífi lo en su travesía. Son la huella de civilizaciones aun mayores que las actuales, de las que no quedan más que ruinas,
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Figura 3.3 Polífi lo observando las ruinas
tan destruidas que es prácticamente imposible reconstruirlas íntegramente, casi reducidas como están a su materia primitiva apenas desbastada, caídas y esparcidas por el suelo de aquí y allá. 12
A modo de las ruinas troyanas encuentra el visitante de Bomarzo los restos de una tumba etrusca. Un edifi cio abatido por el tiempo, en el que se adivinan los rasgos del esplendor pasado. Dos grandes columnas y una fachada se encuentran casi completamente cubiertas por la tierra, son apenas la huella del brillante asentamiento etrusco que fl oreció en estos valles al principio de la historia.