2
Ricardo Castro, testimonio de lo que somos “Aunque fue el pianista y compositor mexicano más importante del siglo XIX y principios del XX, Ricardo Castro ‘aún está en espera de ser descubierto, escuchado y valorado’ en el país. “Así lo sostiene el pianista Armando Merino, quien considera que el 150 aniversario del natalicio del músico duranguense –7 de febrero de 1864– es ocasión propicia
para valorar su obra, a la cual define como patrimonio intangible de los mexicanos. “Su música es testimonio singular de lo que fue México en esa época (el Porfiriato). Escucharla es conocer nuestra historia, de dónde venimos y por qué somos como somos. Tiene esa importancia, la misma que si escuchamos a Carlos Chávez, Silvestre Revueltas y Manuel M. Ponce.
“Como intérprete su carrera de pianista fue notable, ya que según lo atestigua la historia, él fue el primer concertista mexicano del que se tiene evidencia en el país, así como el primer solista nacional en realizar una gira de conciertos a lo largo de la República, hazaña que concretó en 1902. “Es un punto de referencia por partida doble: por un
lado, su figura representa el momento de culminación –y declive– del gran periodo iniciado con el México independiente y finalizado un siglo después, con la Revolución Mexicana”. (Ricardo Castro murió el 28 de noviembre de 1907. Tomado de La Jornada, “Se cumplen 150 años del natalicio del compositor Ricardo Castro”, Ángel Vargas; 7 de febrero de 2014).
“La angustia es el precio de ser uno mismo”, Silvio Rodríguez. (Nació el 29 de noviembre de 1946).
(Foto: Laura Alemán)
La Efeméride Nomás por hablar de algo… El 29 de noviembre de 2001 murió el “Beatle Bueno”, George Harrison. “Empecé a cuestionarme si era tan bueno ser famoso y ser solicitado (…) desde entonces, nunca disfruté la fama. Cuando desapareció la novedad -cerca de 1966-, se convirtió en un trabajo pesado. Era difícil ser capaz de manejar el hecho de que toda esa gente pensaba que uno era algo maravilloso. Era difícil lidiar con el ego. Yo sentía una especie de nada”. Editor / Ricardo Bonilla
El 28 de noviembre es el Día Mundial de las Personas sin Hogar. Se creó para generar conciencia y propuestas de ayuda a las personas que no poseen un lugar en donde vivir. Algunos les llaman “vagabundos”, pero el término es erróneo porque una persona sin hogar, fundamentalmente, es aquella que sufrió una ruptura encadenada, brusca y traumática de sus lazos familiares, sociales y laborales. (universia.net).
Editor / Daniel Azdar
VIERNES 28 DE NOVIEMBRE DE 2014
Diseño / Grupo Editorial HADEC
VIERNES 28 DE NOVIEMBRE DE 2014
4
“Estamos en un mundo cada vez más comercializado, y una de las p
Lasse Söderberg Otra vez Durango abrió el corazón a Lasse y Ángela, ahora en la presentación de “Apuntes para el ejecutante”
¿Qué preguntarle a un nominado al Premio Nobel de Literatura cuando se es un novel reportero, amante de la Poesía, y gustoso del Surrealismo? Me preguntaba la mañana del 10 de julio de 2013 mientras caminaba rumbo a la inauguración del Encuentro Internacional de Escritores “José Revueltas”, aquí, sí, aquí en Durango, y donde estaría presente Lasse, sí, Lasse Söderberg, el poeta, y a quien pronto descubrí como gran ser humano. Primero, la barrera del lenguaje. No hablo sueco, o no sé qué lengua hablarán los suecos, pero seguro no la hablo, me dije. El inglés no me alcanza más que para no morir de hambre
si alguna vez viajo a Estados Unidos, pensaba en ese momento, y cabe aclarar, hace unos días, ya en este 2014, Socorro Soto, quien en ese Encuentro fue la organizadora, me platicó que en la gran mayoría de los lugares de aquel país, se habla español. Lamento no haberle preguntado a Socorro en ese momento, me habría ayudado a reducir la ansiedad. Al verlo, de lejos primero, por unos instantes, me encontré con otra barrera: se ve grande de edad; seguramente, siendo viejo, poeta y nominado al Nobel, ha de ser muy sangrón. Quería decir ha de ser muy mamón, pero el respeto a su edad no me lo permitió,
VIERNES 28 DE NOVIEMBRE DE 2014
aunque la palabra sangrón siempre me ha parecido muy mamona. Ahí estaba al fin, rondando, acechando, esperando la oportunidad de acercarme, convencido de que en inglés, o mejor dicho, en mi versión del inglés, yo hablaría con Lasse Söderberg; y es que, no siempre se tiene la oportunidad de entrevistar a un nominado al Premio Nobel, aunque al periódico para el que trabajaba le importara un carajo la nota, y cuando realmente el Nobel no me dice mucho, pero qué importaba, era un novel encontrándose con un Nobel, o cuasi, en ambos casos.
5
pocas escapatorias que hay, que no está comercializada, es la poesía”
g, el niño gigante Por: Carlos Yescas Alvarado
De pronto, no sé cómo, frente al Maestro, lancé la primera pregunta: ¿Para qué hacer Poesía? “Porque estamos en un mundo cada vez más comercializado, y una de las pocas escapatorias que hay, que no está comercializada es la Poesía; la novela es menos, pero la Poesía es una cosa muy privada; privada pero al mismo tiempo es una manera de comunicarse”. Le digo: la Poesía es privada pero no está privatizada. Me mira y dice: “muy buena frase, ¿por qué no la he dicho yo primero?”, y echamos a reír. En ese momento redescubrí a Lasse Söderberg. No es un viejo sangrón, ni tiene un lenguaje incomprensible, dicho esto en el sentido más amplio. Es en realidad un niño gigante, lleno de un inmenso corazón que no duda en mostrar en sus textos o en un pedacito de papel que cuelga de su pecho para dar fin a su lectura, o leyendo su Testamento, donde le dice a Ángela, su amada, “te dejo mi cuerpo”, para que haga lo que quiera, aunque a Ángela no le guste escuchar testamentos. Esto sucedió en el reencuentro, hace unos días. Otra vez Durango abrió el corazón para los corazones de Lasse y Ángela, ahora, en la presentación de “Apuntes para el ejecutante”, editado por La Otra, del hijo pródigo, o mejor dicho, hijo prodigio
de Durango, José Ángel Leyva, puente inagotable de arte en este olvidado y olvidadizo desierto alacránico. Este es un reencuentro de almas, donde ya no importa si somos colombianos, suecos, mexicanos, duranguraños, como dice Socorro; aquí, y a través de la Poesía, somos hermanos, al menos unos instantes, y eso basta para respirar ante el sofocante aire de los momentos que vive el país, y el mundo, y como en aquella primera ocasión, la sonrisa, el arte de Lasse, vuelve a traer el mensaje de paz, de que es posible transformarse a sí mismo, ser feliz, a través del arte. Luego la charla, el vino tinto para los mayores y el chocolate caliente para los jóvenes, aunque luzca extraño. Los proyectos, el cariño, los viajes, el corazón, los libros, el alma, las historias, la unidad, el dolor de los acontecimientos, el abrazo, la historia, el periodismo cultural, la revolución. Esto es vivir, esto es acercarse a ser feliz; lo dicen las caras, los gestos y una despedida que no es más que un siempre, siempre nos volveremos a encontrar, pues no estamos perdidos, estamos a la vuelta de página de un libro. Nosotros somos la Poesía.
Nació en Estocolmo en 1931. Poeta surrealista, editor y traductor de diversas lenguas, ha vivido en Malmö donde ha sido el organizador y director artístico de los Días Internacionales de Poesía.
• Ha publicado más de veinte libros de poesía, así como otra buena cantidad de traducciones y relatos. • Sus más recientes libros de poemas son Stenarna i Jerusalem, 2002 y Breven från Artur, 2007. • Recientemente tradujo al sueco una antología de Gonzalo Rojas.
1. Soy el barro. Viejo y arrugado, los lustrosos músculos hinchándoseme bajo tierra. Si conocieseis mi sed prodigiosa, mi largo afán de ser cielo. Pero me veo atraído siempre al fondo bajo mi propio peso.
2. Sudo en mis grutas, camino pesadamente bajo la lluvia, me vuelvo de espaldas al sol estirando los mil dedos de mis pies. Las uñas se quiebran, los tendones se endurecen y rompen, los lagartos hacen sus guaridas debajo de mi lengua tiesa. En cien años he avanzado un sólo centímetro.
Poeta surrealista
• Tradujo antes a Federico García Lorca, Jorge Luis Borges y Octavio Paz, entre otros. • Entre los premios que ha recibido se encuentran el Bellmanpriset, 1996. Editor de la revista Tärningskast (Golpe de Dados).
Biografía del barro
VIERNES 28 DE NOVIEMBRE DE 2014
3 Y me alzo entre dos manos. Los dioses me alimentan de fuego y me dan forma. Loza, fayenza, terracota, mayólica, azulejo: soy oscuro, mi historia resplandece. Soy el barro. De mi pesadez me levanto.
6 La Revolución le convirtió en silencio
El Oso Negro Juan L. Simental
@juanlosimental
Capitán Tomás Núñez, un coloso, uno de los que, junto a Villa, tomó Zacatecas
L
e decían el “Oso Negro” y fue el papá de las memorias que guardaba en una especie de Tomás, de Elsa, del Márgaro, el Jimmy y tapanco umbrío. Allí estaban sus carrilleras, su de Hortensia. Para nosotros, simplemente sombrero de fieltro, sus grados militares imniños, era enorme y de una corpulencia desco- puestos por el mismísimo Villa, algunas fundas munal. Jamás le escuché un regaño y aunque para pistola y, entre todo aquello, un viejo Winsu mirada era seca y taladrante, sus modos eran chester de repetición, la reliquia más preciada finos y correctos. por todos, que se convertía en el objeto de culto Era un hombre cercado de silencio. Solo en que nos montaba en trapeadores y escobas y dos ocasiones le oí el habla: cuando todo él se jugábamos también a la Revolución. hacía un murmullo de ojos cerrados, con aquel Había otros días en los que el capitán rosario largo en medio de las manos. Rezaba to- Núñez, silencioso de por sí, era un fantasma dos los días “por él y por todos los que había quebrantado. Rezaba entonces apretando los matado en la Revolución”, decían sus hijos. Otra puños, y las plegarias brotaban de la angustia vez fue cuando le hacía cariños, con las masas de visiones repetidas que le removían las dolenformidables que eran sus cias guardadas. Con la tarmanos, a su diminuto de, se extinguía su ruego Uno de aquellos periquito verde que nos atormentado y su rostro vigilaba desde los anchos se convertía en piedra. desposeídos que un día hombros de aquel coloso. Quizá recordaba el laSe llamaba Tomás se cansaron de tener nada mento de los caídos, de los Núñez, fue uno de los muque se quedaron mirando chos capitanes de Pancho Villa, uno de aquellos el cielo y evocando su infancia mientras se les desposeídos que un día se cansaron de tener vaciaba la vida; tal vez era la añoranza de cuernada y cambiaron la miseria por balas y la suer- das que lloraban en las pocas quietudes: “Adiós, te irremediable de andar en medio de la sierra adiós, lucero de mis noches, dijo un soldado matando “pelones”. al pie de una ventana...”, a lo mejor aún no se Doña Rosa fue la esposa que le dio la calma, tragaba el nudo de la garganta por aquel 10 de sus veinte años menos daban a sus ojos casta- abril de 1919 o el 20 de julio de 1923, cuando Zaños y benévolos el contraste que apaciguaba pata y Villa, los dos por una traición, se fueron a nuestras inquietudes cuando entrábamos en los pelear otras guerras. dominios del “Oso Negro”. La frente de doña Tal vez el capitán Tomás Núñez extrañaba el Rosa llegaba apenas a los hombros de aquel guerrero que la eligió para desgranar la última paz de su vida, pero él siempre la respetó. Ella fue la quietud que le aplacó las pesadillas. Cuando Tomás Núñez no estaba, aprovechábamos y hurgábamos entre
trueno de su carabina y el relincho de su caballo, y a sus hombres fieles y el rigor de las balas como avispas queriendo picar, cuando tomar el Cerro de La Bufa significó ganar Zacatecas. Tal vez, simplemente, el dolor le había tomado cariño y dejarlo atrás hubiera sido como dejar de amar a la mujer a la que se jura querencia para siempre, y el “Oso Negro” pudo haber matado muchos hombres, muchos –decían sus hijos-, pero jamás rompió su promesa de ser fiel. Pero el tiempo siempre cobra las facturas y un día Tomás Núñez, aquel gigante férreo, no pudo andar más: los pasos se le secaron cuando sus pies no pudieron dar más lucha; se le volvieron verdes y luego perdieron el ánima. “Es la diabetes”, dijo doña Rosa. Entrando por el pasillo, una silla de madera lo recluyó en un rezo que duraba las horas de sol enteras. Con el silencio de sonidos y ademanes, Tomás Núñez se volvió una efigie entre los helechos, se fue haciendo un recuerdo que mirábamos con los ojos azorados y una mezcla de reverencia y un leve resto de temor. Un día, la silla de madera amaneció sin rezos y, junto a los helechos, la descubrimos sola una mañana. El capitán Núñez se fue como lo conocimos: sin alzar la voz ni hacer alarde, sin romper el murmullo piadoso de su vida purgativa y sin quebrar la quietud de la esposa que le dio la paz. Tiempo después, muy poco, aquel diminuto cotorrito verde perdió la voz y pidió una tregua para seguirle los pasos. Así se fue aquel hombre, el de modos finos y mirada seca, el que anduvo junto a Villa y tomó Zacatecas; el hombre aquel a quien, la Revolución, le convirtió en silencio.
Pudo haber matado muchos hombres, pero jamás rompió su promesa de ser fiel
VIERNES 28 DE NOVIEMBRE DE 2014
7 “Cínico: un hombre que sabe el precio de todo y el valor de nada”
Redacción Comunicante
“Escribí cuando no conocía la vida. Ahora que entiendo su significado, ya no tengo que escribir. La vida no puede escribirse; solo puede vivirse”
Hijo de exitosos intelectuales de Dublín, mostró su inteligencia desde edad temprana al adquirir fluidez en el francés y el alemán. En Oxford estudió en el curso de clásicos, llamado Greats. Dio pruebas de ser un prominente clasicista, primero en Dublín y luego en Oxford. “Guiado por dos de sus tutores, Walter Pater y John Ruskin, se dio a conocer por su implicación en la creciente filosofía del esteticismo. También exploró profundamente el catolicismo −religión a la que se convirtió en su lecho de muerte. Tras su paso por la universidad se trasladó a Londres, donde se movió en los círculos culturales y sociales de moda. (…) Murió indigente en París, a la edad de cuarenta y seis años”. (Wikipedia). Ese tal fue Oscar Wilde, y aunque la historia le llama “uno de los dramaturgos más destacados del Londres victoriano tardío”, la verdad es que aún hoy sigue siendo uno de los más grandes dramaturgos de todos los tiempos. Sus obras están a la vista y hablan por él. Sin embargo, Oscar Wilde ha sido también uno de los más grandes cínicos y en ello tuvo que ver, tal vez, la orientación de sus preferencias sexuales, motivo de escándalo en el tiempo en el que le tocó vivir. Frente al rechazo de la sociedad de su tiempo, Wilde respondió dando la cara y con palabras de una agudeza refinada y elegante. Ya lo dice el dicho: si la vida te da la espalda… Murió el 30 de noviembre de 1900.
Una noche de un invierno adelantado
Semillitas
Para unos, la vida llega envuelta en celofán; para otros, es la suerte de existir anónimos
Juan L. Simental
H
@juanlosimental
oy la intención era el hartazgo –así lo dijo- de ese al que desestabilizan las palabras que no significan adulación, eso y un tanto la mercadotecnia política que tiene años exhibiéndole como el mejor producto que se pudo comprar en 2012. La idea era hablar del personaje envuelto en el celofán de la sonrisa televisiva y fácil, y del peinado impecable; el del matrimonio famoso y de la familia multiplicada y bonita, y
su casa blanca, como debe ser la conciencia del que hace el deber por la sola convicción de hacerlo. Era el bochorno de los tres libros errados… cuatro, pues también cuenta ese que mandó escribir y firmó con su nombre... Ese era el plan, pero no lo será. Que su propia inopia cultural hable por él. Cambio de dirección. Hoy las semillitas serán el motivo.
Algunas de las frases que hablan por él… “Ser natural es la más difícil de las poses”. “No voy a dejar de hablarle solo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo”. “No hay nada como el amor de una mujer casada. Es una cosa de la que ningún marido tiene la menor idea”. “Uno debería estar siempre enamorado. Por eso jamás deberíamos casarnos”. “La mejor base para un matrimonio feliz es la mutua incomprensión”. “Perdona siempre a tu enemigo. No hay nada que le enfurezca más”. “La mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella”. “Solo hay una cosa en el mundo peor que estar en boca de los demás, y es no estar en boca de nadie”.
La noche de hace dos días era oscura, negra noche arrullada en el fluir de un vientecillo frío; el estacionamiento de un gran almacén. Mi paso apresurado por dejar atrás el aliento gélido nacido en el invierno adelantado. Entonces ella se acercó, una niña pobre, pobre y delgadita y de ojos grandes. Llevaba una caja de cartón. “¡Semillitas!”, dijo al tiempo que alargaba su mano. “Semillitas a cinco pesos”, era la oferta nocturna de una niña pobre y anónima. No me pude resistir. Hoy la intención era otra: la farsa de un producto que se vende caro y en cadena nacional y a ocho columnas. Pero es pecata minuta. La vida es más que la ilusión mediática de promesas cuajadas al vapor y libros por encargo. La vida es semillitas de a cinco pesos que se ofrecen con los ojos grandes y la mano extendida, cuando la noche es fría, y cala. A veces la vida es una palabra que deja llagas abiertas en el corazón.
28 de noviembre, Día Mundial de las Personas Sin Hogar VIERNES 28 DE NOVIEMBRE DE 2014
8
Acúsome de haber leído a… Un llamado a los maestros de secundaria: si encargaran leer a José Emilio Pacheco en vez de a Carlos Cuauhtémoc Sánchez, se lograría una generación de jóvenes con mejores exigencias literarias Por: Daniel Azdar
–Dime tus pecados, hijo. –Acúsome, padre, de haber leído ‘La fuerza de Sheccid’. –¿Cuántas veces? – …dos. –¿No sabes el daño que te hace tan solo una?
Y
o no sabía que el libro llamado ‘Los ojos de mi princesa’ es una versión larga (¿y mejorada?) de otro titulado ‘La fuerza de Sheccid’, ambos de Carlos Cuauhtémoc Sánchez. Por lo tanto, me llamó la atención la reseña: “Una de las historias de amor más originales y conmovedoras de la literatura actual”. Bueno, claro que tienen que vender, pero tampoco hay que ser… La historia es la de un chavito teto que se asusta porque le muestran fotos de mujeres desnudas (seamos honestos: los de secundaria no se asustan por eso) y porque la chavita que le gusta baila, toma y fuma, así que se encierra en su cuarto y se inventa –escribe, de grande quiere ser escritor– una historia más ‘bonita’ y más ‘rosita’ en la que la chavita no baila ni toma ni fuma, pero sí tiene una grave enfermedad que le quita la vida, dejando una trágica historia de amor que haría temblar a los escritores de ‘La rosa de Guadalupe’. Me salta de la reseña lo siguiente: “una de las historias de amor más originales”. ¿Será? No. El cuento ‘El principio del placer’, de José Emilio Pacheco, trata el mismo tema pero con menos idealización, menos
historia de los ‘Flanders’, más precisión de cómo es realmente la vida de un adolescente y, por supuesto, con mejor calidad literaria: un chavito de secundaria que se enamora de una jovencita con reputación dudosa. Todos se lo dicen, pero él no lo cree o no lo quiere creer. Emilio Pacheco retrata la situación del México que estaba por dirigir Ruiz Cortines, a la vez que el adolescente –hijo de un militar– descubre las primeras sensaciones de la sexualidad en medio de una sociedad altamente moralista. Todo, escrito en forma de diario. Carlos Cuauhtémoc, por otro lado, no sale de su insoportable maniqueísmo y su incansable ultraderechismo de la moralidad. En sus novelas las buenas personas son guapas y fornidas, y los ‘malos’ y ‘viciosos’ son feos, gordos, calvos y de dientes manchados. Subestima a sus jóvenes lectores. Su inocente fórmula me recuerda aquella conversación entre un padre y su hijo: “hijo, hablemos de sexo”, “sí, papá, ¿qué quieres saber?”. ‘La fuerza de Sheccid’ termina con una puesta de sol en bicicleta y una familia feliz; ‘El principio del placer’
El círculo vicioso: adolescente lee a Cuauhtémoc Sánchez en secundaria, se vuelve maestro de secundaria y encarga la misma lectura a sus alumnos
termina con una palabra: “carajo”, que es la resignación del protagonista a los infortunios de la adolescencia. ¿Qué es más real? Mire, no me malinterprete: no soy un policía de lo que hay que leer. Sólo digo que si en secundaria encargaran lecturas de José Emilio Pacheco en vez de las de Carlos Cuauhtémoc Sánchez, se lograría una generación de jóvenes lectores con mejores exigencias literarias.
¡Adolescentes del mundo: alejaos de los best seller!