ESPIGA DE PAPEL
LA LITERATURA FANTASTICA No. 14 1
espigadepapel@yahoo.com.mx SNTE Sección 16, mayo de 2011
Colegiado de Desarrollo Educativo y Cultural Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte Francisco Sarabia 240, colonia Progreso Sec. Libertad. Guadalajara, Jal. Méx. Tel. 38 83 11 00 ext. 215
Director General: Fleury Eduardo Carrasquedo Monjarás Secretario de Cultura: Alfredo Gutiérrez Astorga Secretario de Prensa y Propaganda: Javier Romero López Coordinadora del proyecto: Ma. Justina Santana Tejeda Corrección de estilo: Hugo Salvador Bautista Campos Diseño gráfico: Ana Paola López Santana Prólogo y portada: Manuel Brambila
Impreso en México
Estos poemas podrán ser reproducidos y difundidos respetando los créditos y solicitando el consentimiento de los autores por escrito 2
PRÓLOGO
Como si perteneciéramos a una generación privilegiada de creadores de literatura, así nos hace sentirnos el que se nos denomine con un calificativo enaltecedor. Como si perteneciéramos a Los Contemporáneos de Xavier Villaurrutia y Salvador Novo; así de orgullosos, que no así de soberbios, nos sentimos los colaboradores de Espiga de Papel cuando la espiga más entusiasta, la compañera Guty nos llama "Espigos". Pues sí, somos espigos que aportamos nuestros granos de anhelo, nuestras semillas literarias, nuestros granos que desean convertirse en plantas, en caminos amplios de producción alimentaria, en alimento para el espíritu. Estas espigas que somos los "Espigos" tenemos el honor de ser tomados en cuenta como seres productivos, creadores, innovadores. A veces se nos ponen retos que nos cuesta trabajo superar por las limitaciones que tenemos como conocedores de las letras. Y cuántas veces aceptamos los retos porque el grupo de los "Espigos" nos genera la confianza y nos tiende la mano y nos abre los oídos, (los suyos), para escuchar nuestras voces, y nos ofrece sus ojos para mirar nuestras letras. Los retos corresponden a los temas, los retos corresponden a los estilos, los retos son de enseñanza y, por lo tanto, también de aprendizaje. Hablemos "Espigos" reticentes que por las inercias que cargamos no logramos entrar pronto al ejercicio del reto planteado. Sin embargo, honor obliga y, generalmente, luego nos encontramos creando y aprendiendo. Esto es lo que Espiga de Papel provoca en sus colaboradores. Para este número catorce el tema ha sido lo maravilloso en la literatura, el pensamiento mágico, la expresión de lo fantástico que es tan amplio, que es tan variado como los distintos pensamientos, como las diversas formas de crear, así es que, dispongámonos a introducirnos por los espacios misteriosos de la mente de cada uno de los literatos que aportamos palabras en esta Espiga de Papel que los "Espigos" coordinadores, que nuestra querida sección 16 del SNTE pone en nuestras manos para que se recreen nuestros sentidos de la vista y del oído y para que nuestro pensamiento se enriquezca con las voces nuevas.
Manuel Brambila
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Índice
1.-Aguayo Álvarez José Moisés………………………………….05 2.-Bautista Campos Hugo Salvador……………………………..06 3.-Brambila Manuel………………………………………………..07 4.-Camarena Ramos Rita…………………………………………08 5.-Cerda Vidal Gabriel……………………………………………..09 6.-Covarrubias Dueñas Javier…………………………………....10 7.- De la Torre Vega Martín……………………………………….11 8.- Delgado Guerrero Isidro………………………………………13 9.-Fuentes Fuentes Juan Carlos………………………………....14 10.-González Ibarra David………………………………………...15 11.-Huerta Hernández Epifanio…………………………………..16 12.-López Morales Ramón…………………………………….….17 13.-Lupercio Figueroa Daniel…………………………………….18 14.-Luquin Álvaro…………………………………………………..19 15.- Melendres Martín Fernando…………………………………20 16.-Paredes Santana Accio Arturo……………………………….21 17.-Reynoso Miguel Ángel………………………………………..22 18.- Santana Tejeda Justina……………………………...………23
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Chozno de Xipe Tótec
Onésimo Coral tenía el extraño hábito de mudar de piel todos los días. A veces, incluso, dos o tres ocasiones por jornada; un problema de familia.
Aunque no dejaban de subrayar lo peculiar del asunto, a sus compañeros de trabajo no siempre les resultaba incómodo mirarlo. Cuando estaba de buen humor, el cambio sucedía con tal sutileza que se podía observar a Onésimo descubrirse con la suavidad de un plátano, y con toda educación, depositar el zurrón en el cesto de la basura. No fueron pocas las oportunidades en que tal transmutación fue coronada con un buen aplauso. Los inconvenientes surgían cuando la presión laboral mellaba el ánimo de este esdrújulo burócrata. Eran trances en que había que verlo descarapelarse entre rascadas horrorosas, amontonando en el escritorio los trozos endurecidos de la suplida cáscara y emerger debajo de ésta un rostro parco de reptil.
Sin embargo, había aprendido a dominarse, y eventualmente podía cambiar a voluntad. Frente al jefe, podía forzar el asomo de una epidermis tersa y peludita; a la competencia profesional sabía mostrar los pinchos del puercoespín hechos brotar a base de espeluznantes pujidos. Hay que decir que gracias a su habilidad pudo mantenerse a flote en los momentos más críticos.
Lo que nunca pudo comprender fue por qué, en el tráfago de las lizas hogareñas, sólo podía ofrecer en el rostro una lánguida piel de ratón recién nacido y en la espalda la textura de una piel auténtica de burro.
José Moisés Aguayo Álvarez
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No lo sabes, pero guardo esta mañana. Me falta práctica con las tardes y las noches, sin embargo, con los amaneceres – en especial los tuyos- no olvido cada símbolo, cada símbolo, cada señal que los resguarde por si un día no vinieras, por si no pudiera verte. Al principio intenté cerrarles las ventanas, meterlos en el clóset pero… de forma irremediable perdí muchos de ellos. Ahora están en otra habitación y cuando abro la puerta… la casa se llena de tus pájaros, del sol en tus cabellos, del oro de tu risa. Atesoro tus mañanas. Voy a enseñarles: mandarlas una por una a ti ante cualquier distancia y buscarme en tu memoria a su regreso.
Hugo Salvador Bautista
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La trasnochada Seguí a la trasnochada luminosa, la trasnochada que se miraba transparente de tan blanca, la trasnochada misteriosa del color de una luna que en la noche se nos muestra con cara deslavada. Muy pegada a los altos, viejos muros la pálida mujer no me miraba; y, sin embargo, parecía llamarme para que la siguiera a su morada. ¿De qué sitio vendrá, o irá a qué sitio? ¿Qué buscará en la noche entre la nada? Si a nadie busca, a mí ya me ha atrapado. La seguiré despacio a su resguardo. Dio la vuelta en la esquina de las tapias. Apresuré mis pasos afligido. No la quería perder, quería tenerla, investigar el misterio de su ronda y saber si era luz o sombra era, acabar mi inquietud con su presencia. Al volver de la esquina había una puerta entreabierta, y pude entrar ahí. era un cementerio, yo ya no supe dónde aquella mujer se había quedado. Pero yo estaba ahí junto a una tumba que entre flores tenía un retrato de una dama que ayer hubiera sido depositada, envuelta en un sudario. Me cubrí de sudor y de temblores, me encaminé a la calle solitaria. No supe cómo me encontré en mi casa. No sé cómo contar esta aventura; sólo sé que le rezo a aquel misterio, sólo sé que le rezo a una difunta.
Manuel Brambila
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La leyenda ancestral
…se cuenta que… cuando algún anciano muere y deja de hacer ofrendas a los dioses: el séptimo día de su fallecimiento, hay que poner siete velas en el patio: seis formando un círculo y una en el centro. Tendrás que esperar hasta las dos de la madrugada a que lleguen los siete búhos de la noche, para que llamen al gran gato negro que emergerá del abismo, del inframundo y de un salto, tomará con su boca y su cola todas las velas que están prendidas para la ocasión; de otro salto se meterá en el pozo de donde no saldrá, hasta que otro anciano muera y lo haga regresar. -¡¡No me digas abuelita, me da mucho miedo!!. -¡Que no te de miedo! Si es la purititita verda´: aquí en nuestro pueblo… las almas descansan en paz.
Rita Camarena Ramos
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Cosmonauta uterino
Gustav Ilich Ivanóvic, junto con otros seis tripulantes del U-R345, está en órbita. Para una reparación mecánica ha salido de la nave. En la inmensidad se hunde lentamente como grano que se cierne. Poco a poco, se disuelve entre la oscuridad espesa como grasa. De pronto, el cordón que lo unía a la cabina se desprende; la nave lo pierde irremediablemente. Gustav tiembla; ha quedado infinito y solo, errático. Otro cordón lo liga entonces. El astronauta se ovilla. El abismo se hiende. Gustav Ilich Ivanóvic se acobarda... ha comenzado a nacer.
Gabriel Cerda Vidal
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El Payaso Gus Escuchaba la canción “payaso” interpretada por José José, acostado, observando su vestuario, pensaba. “Uno no es lo que quiere, sino lo que puede ser”, repetía esa frase constantemente en su cabeza; nunca tuvo otra opción, es la cuarta generación en su familia que se dedica al oficio de entretener y divertir a los infames infantes, como él decía. Gus el payaso era su nombre artístico. Se levantó y comenzó a vestirse para ir a trabajar, “es verdad, soy un payaso” entonado se lo dijo al espejo mientras se maquillaba; después comenzó la canción de “payaso” cantada por Javier Solís, “ante la gente oculto mi derrota” cantaba Gus a todo pulmón. Lo que más odiaba Gustavo era que la gente se riera de él, más si los malignos mocosos se aprovechaban para burlarse y, en ocasiones, le arrojaban objetos, eso no lo toleraba, pero era el trabajo que su familia le había predestinado. “Payaso, soy un triste payaso”, cantaba y repasaba mentalmente la interpretación que haría en la fiesta infantil. No tuvo opción de cambiar de oficio o de estudiar, así que simplemente aguantaba y toleraba su gran desdicha, hasta ese día. Siempre se maquillaba con la imagen del payaso triste, pero hoy no, hoy decidió colocar una gran sonrisa y expresar una inmensa alegría en el rostro maquillado, pensaba que hoy sería “su” fiesta. Revisó la maleta donde guardaba todos los trucos y sorpresas para el show, aunque, verdaderamente, no quería olvidar las nuevas “sorpresas” que adquirió semanas antes; cerró la maleta y salió de su departamento. Ya en su actuación observaba cómo los pequeños infames demonios se burlaban de él; a la distancia escuchó un “¡ah, qué payaso!” en tono despectivo, no lo soportó más, se dirigió al diabólico público y dijo, “jugaremos a los narcos”, eufóricos los pequeños gritaron “¡sí!” El payaso Gus comenzó a arrojar objetos redondos pintados de colores por todo el lugar, algunos niños los agarraron sin saber qué eran; todos los presentes de la fiesta murieron por varias explosiones producidas por las granadas que había arrojado el payaso Gus, también fue su última presentación. Javier Covarrubias Dueñas
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POR LA SENDA
La densa neblina lentamente abrió sus brazos para dejar ver al espejo que había guardado por siglos. Mis ojos solo registraban espacios confusos… por primera vez me enfrentaba con mi imagen, siempre veía hacia delante, pero hoy el espejo me confronto. En esencia el proceso de ver y de sentir era cíclico, casi una costumbre repetitiva: un torbellino, la urgencia por llegar, un destello, una luminosidad acuosa, el paso estrujarte por un túnel, la demasiada luz, el ruido estentóreo y un frío sorpresivo al salir, miedo y deseo de regresar y el movimiento convulso entre manchones cansa mis ojos… La oscuridad vino de nuevo como auxilio para olvidar. No sé cuántos siglos he tenido que pasar por ese ritual. La primera vez, no fue así… Yo flotaba en la eternidad, en un vaivén acompasado, cálido, construyendo y reconstruyendo, en un juego interminable. En cierta ocasión, parte de mi, brillo de mas y nos distrajimos… Las creaciones se fugaron y ocuparon a otros espacios de la oscuridad, de su manto surgieron esferas de sentimiento, de gases, de partículas, de agua, fuego, tierra, aire; en algunas se instalaron células, y estas aprendieron a auto reproducirse. Parte de mi se instalaba en todas los espacios y al mismo tiempo seguía en el eterno vaivén, Mi origen jugaba para no perder la eternidad; un día se le ocurrió hacer un vehículo especial; Pensó o dijo, -no recuerdo-, “hagamos un ente que se parezca a mí, pero que tenga forma y medida, que tenga la capacidad de nombrar, para que juegue conmigo” Entonces que me incrusta en el vehículo hecho a su imagen, ¡sí!, así nada más, como quien sopla; de improviso entre en aquel cuerpo de barro y tuve que aprender a manejar un compiladísimo manual de operatividad. Aprendí hacer que se moviera por sí solo, que se cubriera, que consiguiera alimentos, que distinguiera el frío del calor, el peligro, el hambre, los sonidos, los colores, las texturas, el miedo, la alegría, que pensara… Y a que le pusiera nombre a todo lo que lo rodeaba, al igual que a las partes de sí mismo hasta que el vehículo comenzó a sentir tedio. Ahí tuve que enseñarle lo que era dormir, o descansar… Yo aproveche para hacer un recuento de lo ocurrido, descubrí que había aprendido mucho y que aquello era bueno, por lo menos era un juego nuevo que si tenía fin y que cada vez que comenzara este sería diferente.
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Pasado un lapso de tiempo que llamamos horas, enseñe a mi vehículo a despertar y a retomar su vida; hizo el inventario de todo lo creado y ante cada especie o clasificación, en su cerebro surgió algo que yo no pode controlar… -Quien soy y porque no tengo otro igual a mi- pensaba y lo gritaba A mí se me hizo algo extraordinario, pero me dio miedo, se me estaba saliendo de control, que iba hacer, entonces me dirigí al origen, en un intenso trabajo de meditación comunicativa, logre que mi origen, accediera a creara con partes de mi vehículo otro con características similares pero más revolucionado—claro, seria de nueva generaciónNuevamente mi origen soplo como lo había hecho cuando me inserto y también yo tuve una compañera o eso creí… Se me complico la existencia, ahora tenía que sugerirle a mi vehículo que enseñara a su compañera hacer todo lo que yo le había enseñado, pero mi doble tenía otros planes y se hizo responsable de guiar a su vehículo, revelándose a lo que yo le sugería al mío. Apenas pasaron algunos lustros el vehículo de nueva generación comenzó a seducir a ni vehículo para que fuera responsable de sí mismo, hablaban de manzanas, de serpientes, y en sus mentes nació la diferencia entre bien y mal, se vieron desnudos y aprendieron a jugar el juego de la re-creación, fueron meses de tomas de decisión. El origen nos llamó a sus espacios, --¡a partir de ahora!, tendrán que compartir parte de su existencia para crear las almas de los nuevos vehículos, con las combinaciones perderán su esencialidad con migo, y si quieren seguir siendo parte de mi tendrán que pasar los tiempos en tantos cuerpos sean necesarios, para que recuperen las esencias de pureza que nos reintegren – Desde entonces vivo en muchos cuerpos -vehículo, y con frecuencia la convivencia con ellos hace que me apegue a sus realidades, los nexos con el origen me dicen que me humanizo, que me materializo o que me ato al pecado, a la sombra, y es cierto, con frecuencia me entusiasmo con el juego del poder, del éxito, del sexo, del comer, de viajar, de ver, de gozar y hasta del disfrute de morir… Me olvido del origen y de mi regreso, quisiera que la eternidad fuera en este espacio de caducidad. Pero se agota el tiempo útil de mi vehículo y tengo que emigrar a otro para seguir buscando la perfección que he perdido entre tanto compartirme.
Martorrev
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Superhéroe
Por: Isidro Delgado Guerrero
para mi padre
En la luna encerrado está un conejo
Si pudiera volar hasta ella Si pudiera saltar alto Si fuera grande como mi papá no estaría preso ese conejo.
Cómo asaltar a la razón
1. Siéntese 2. Cruce una de sus piernas sobre la otra 3. No quite la pierna de debajo de la que se cruza 4. Coloque el codo sobre la rodilla 5. Empuñe el puño bajo su mentón 6. Diga: ¡Éste es un asalto! 7. Levante las manos 8. Saque todo lo que trae en sus bolsillos 9. Retome su posición 10. Siga pensando dónde dejó el dinero. Antes de sentarse lo llevaba encima.
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Ninfa 04 marzo 2011.
Surges de los pétalos Brillante como la estrella Suave como espuma.
Brota del aire tu risa Soñadora de liras y cantos Torbellino… amoroso
Entre arbolada te escondes Niña traviesa… Nínfula, amorosa Como lágrimas de ensueño… Brotas del océano Embriagas mis pensamientos
Te escondes en las grutas Fugaz como el viento Brisa... que cubre mi cuerpo
Caricias y voces Eco silencioso, Al fauno a… la Ninfa
JCfuentes
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Descubro en tus muslos abiertos
Descubro en tus muslos abiertos mi vocaciรณn de anfibio. El epicentro de un temblor. La fragilidad del silencio que se doblega ante un gemido desnudo en el umbral de tus labios y en la bendita ausencia de la muchedumbre siembro mi cuerpo en el tuyo con la imagen fiel de los espejos. Cierro los ojos mientras firmas la noche en mi espalda y haces de mi cuello el blanco de tus dientes. Lluevo desde mi nueve oscura en un triรกngulo que me consume, mariposa ardiente, y expongo la carne sin miedo a las cenizas.
David Gonzรกlez Ibarra
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Las ranas son verdes como los ojos de mi Lola ojos que me alumbran desde la punta del zaguán cuando bajo del cerro con tercio de leña para atizar el fogón y envolvernos en su calor en estas noches de fríos madrugadores donde los grillos desde sus cuevas empiezan con su ruidero a mí me gusta oírlos aunque me quiten el sueño dicen que es mejor oír grillos que oír los gritos de los animales en pena. Tirados en la cama envueltos en las cobijas paramos bien las orejas para oír los pasos del viento que pasa entre las hojas con su silbido de siempre entonces mi Lola me acurruca entre sus pechos y poco a poco con su calor nos adentramos.. Camino al sueño.
Epifanio Huerta Hernández
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Mañana
Amanece y sale el sol, trayendo consigo el dorado tintineo de las nubes. Las aves comienzan el vuelo desplegando sus alas, esas alas que relucen como espejo bajo la luz y que silban melodías cuando el aire las acaricia. Las flores despiertan y juegan a reconocer el mundo, los arboles sacuden las últimas gotas de hielo de sus hojas multicolor El mar vuelve a encontrar su calma entre los puentes helados que perpetúan su transparencia, mientras los peces, con su suave piel, juegan a atravesarlos haciendo que el agua lance millones de chispas de un extraño fulgor. Y yo sigo sentado en la arena, aquella tan fina y brillante como perlas de oro y plata entre mis dedos. Todo el día quedo ahí, observando cada parte de la naturaleza, sin importarme nada más. Pero las horas pasan como siempre, como cada día o como cada minuto; como brisa cálida y fresca que se alternan cada vez. Y ya no queda más que añorar. El aire huele a rosas otra vez, señal que pronto vendrá la noche, y con ella saldrá la luna; una esfera tan grande que pareciera que la puedo tocar tan sólo con estirar la mano, y junto a ella se asoma otra mucho más grande, un inmenso globo, azul como el mar y lleno de sombras blancas que lo cubren como un techo suave. Vuelve a caer la nieve, tan violeta o azul, que no puedo evitar que me gane una sonrisa mientras disuelvo los copos en mi boca. Siento que el mar pronto despertará, se cubrirá de olas de cristal, y yo encenderé una fogata para admirar el más bello cielo nocturno, y tratar de tocar la luna, como alguna vez lo hice, desde lo más alto de mi casa.
Ramón López Morales
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Loada
Me tienes que recordar algo, me recuerdas a un aliento del cielo y en cada suspiro con aroma a nostalgia, te tengo atrapada, įnima bendita, en el frasco de mi colección donde guardo tus fragmentos: errantes de tiempo , įnima esparcida en la tierra; fįcil y disuelta, eres mi fantasma envuelta para llevar en tul de niebla, frķa e intangible adorable y siniestra. Tanto te adoré, que de mis calcios brotaron ramas y de mis cansadas ramas la infinita sensación de no ser yo quien se va, de fundirme entre tus carnes como lo hacen los que burlan a la muerte. Me recuerdas; que no suelo ya salir por donde andabas, me pierdo, y no intento seguir buscando por que el frio me hace venir a ti æme recuerdas? æO es solo la sensación? CAHENSY Profr. Daniel Lupercio Figueroa
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Encuentro Una niña enferma sale de su casa contempla su palidez en el agua. Voltea hacia mi ventana para imponerme su triste medianoche.
Autocuestión I Quizá la permanencia sea extenuante asido al frente de los lapsos estar en una y todas partes clarificando un orden en lo inapelable donde los fragmentos pertenecen al hombre que huye sin motivo. A través de las generaciones huye no de la quietud sino de la angustia que le inspira emerger como silencio de los mares para negar la noción de su naufragio.
II Hay un naufragio y vidas que lo buscan. Nacen constantemente y suben bajan como sombras lentamente y se pierden en el tiempo como el fuego en su constancia. Insignes de lo interminable regresan en los ciclos, se sublevan, no se rinden ignoran que han sido siempre evocaciones divinamente simuladas. Cuando los niños… Los párvulos han roto el áncora de nuevo para dejarnos solos, a la deriva, en los mares del misterio original. Luquín Álvaro 19
Que pasa cuando solo te quieres divertir? Que pasa cuando solo te quieres divertir? Tu sabes que no era nada Y te tendré que advertir que ella no era solo una Ada. Todos nosotros hemos hecho una cosa de las que ellas no se sentiría alagadas; sexo a escondidas, arrepentimientos y todo hecho en prosa, a veces quiero ver que hay alguna cosa, aunque sea un salvavidas porque esto me hace sentir ahogado, no se como lo goza.
El teléfono suena a mitad de la noche, o dime tu que quieres hacer con tu vida; Porque lo que hice anoche lo borraría enseguida. Algunos hombres toman una chica hermosa Y la rompen como frágil mariposa. Quisiera caminar hacia el sol, en contrapartida de lo me han dado, tu sabes que sigues siendo semidiosa Yo se que esta mas haya de lo físico Y que tu respiras en mi como abanico. No necesito tocarte porque ya estoy inerte solo pon tus labios juntos en mi zona norte. Y hazme fuerte, para así ya no velarte respira, respira, respira y hecha cantos.
Martín Fernando Melendres
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Exclusivo para ti
Tres muñecas Vudú hablan por la noche en la tienda esotérica, cada una pelea por ser la más perversa, les aburre de bostezo pensar en que podrían terminar ser usadas por una tontería como el dinero, el trabajo, o por el amor de algún tipo que no reconoce su fealdad en el espejo. Ellas en verdad anhelan ser excepcionales, caer en las manos perfectas de un alma dolida en extremo que sea capaz de hacer una posesión inversa y ser el vehículo ideal para ahogar, incendiar, hacer tomar la soga y ganar más puntos en el infierno para volver a empezar. Accio Arturo
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El regreso de un fantasma
Llegó por la tarde, cuando menos eso dijo. El viento soplaba fuerte y el cielo pardeaba esa tarde de junio. Llegó por la tarde —cuando menos eso dijo— aunque nadie lo vio llegar. Con el tiempo la casa toda quedó volteada, todo perdió su lugar, las cosas ya no estaban donde estaban siempre. No sólo llegó por la tarde, también llegó iracundo, resentido con la vida de su vida. Destruyó muebles, destrozó platos, ollas, tazas, cucharas… aventó cuánto tuvo cerca; sin embargo la recámara —su recámara— quedó intacta. Nadie lo vio llegar ni marcharse. Huyó perseguido por sus fantasmas, por sus recuerdos. Huyó lejos de sí. Meses después encontraron un cadáver en el campo, pegado a un árbol viejo, más de alguno afirma que se trataba del cuerpo de Camilo Armenta, pero hubo muchos que afirmaron lo contrario. Nadie lo vio llegar, ni huir… Miguel Ángel Reynoso
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El espejo tiene una puerta profunda por donde se escapa la noche como lunas pequeñas. Tiempo en que desvestimos el día debajo del tejado. Tiempo en que la puerta es abierta por un fluido mágico. Tiempo cuando el miedo se cubre de sábanas. Cuando cantan los gatos suplicando a las gatas un beso. Resplandecen esferas vagabundas que convierten en gritos mudos a la asustada garganta. Esto sucede noche a noche. Salen del espejo. Crecen como esferas. Son Orbs vueltos ángeles que cuidan nuestra espalda. Dentro del sueño nocturno hay puertas que se abren a otras realidades.
Guty Santana Tejeda
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