Espiga 19

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ESPIGA DE PAPEL

CONSTELACIÓN DE PALABRAS

No. 19 1


espigadepapel@yahoo.com.mx SNTE Sección 16, diciembre de 2012

Colegiado de Desarrollo Educativo y Cultural Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte Francisco Sarabia 240, colonia Progreso Sec. Libertad Guadalajara, Jal. Mex. Tel. 38 83 11 00 ext. 215

Director General: Flavio Humberto Bernal Quezada Coordinadora del proyecto: Ma. Justina Santana Tejeda Corrección de Estilo: Hugo Salvador Bautista. Diseño Editorial: Ana Paola López Santana, Rita Camarena Ramos Portada: Esferas Autor: Cecilia Rodríguez

Impreso en México

Estos poemas podrán ser reproducidos y difundidos respetando los créditos y solicitando el consentimiento de los autores por escrito

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Editorial

El tiempo pasa y cada vez parece que lo hace más rápido, sin piedad alguna de los pobres habitantes de este bello planeta azul. Y de esta manera el implacable Arenero nos trae una vez más la Navidad. La natividad vuelve y con ella un mundo de diversos sentidos: religiosos, consumistas, sociales… Pero yo, particularmente, la Navidad la siento en la panza; esa sensación rara de que algo mágico va a pasar, el recuerdo cada vez más lejano, y por lo mismo más añorado, de desear que los días sean pequeños, tan cortos para poderlos pasar de un salto para que así llegase el ansiado momento de despertar, con un latido del corazón, y salir corriendo ansioso de encontrar el deseado juguete bajo el árbol. Y aunque a veces la sorpresa era no encontrar lo que se esperaba, no por eso las risas y la alegría mermaban ni un poco. Todo eso me hace suspirar profundo y tener una cálida sensación en el cuerpo. Pero hoy, pasado el tiempo, la realidad me golpea muy simple: cada vez siento menos lo de antaño. Hoy me veo a distancia y descubro las prisas de lo cotidiano, el abismo mecánico de la rutina, el absorto desinterés del ser humano por el ser humano, incluyéndome. Un día comencé a ver las luces adornando las calles de la ciudad, de mi colonia; pero pasaron las fiestas y no noté cuando esas luces se apagaron; no hubo en mí un cambio ni la tristeza del niño que ve cómo la magia se evapora con aquellas chispas multicolores que adornaban el ambiente. Mi infancia se durmió con las luces del árbol y aún sigo esperando su despertar.

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La Navidad nos pega a todos, eso no se discute, pero lo hace de distintas formas: La soledad del amor que se adelantó en el camino, la tristeza de la persona ausente, la alegría en la cara de los hijos, la tristeza en los ojos de los más necesitados; y aunque, de estos últimos, la mirada es la misma por todo el año, en estos días lloran una lágrima de hiel. Hoy, Espiga de papel, nos trae un número dedicado a la Navidad, no por la festividad en sí, sino por los sentimientos que evoca y que hace aflorar en nosotros, buenos o malos. Es innegable que la nostalgia es participe activa de estas fiestas, y de esta revista. Te invito, amig@ lector, a disfrutar del viaje que nos trae hoy cada verso y cada párrafo de nuestra Espiga, a emocionarte, a reír, llorar, a vivir la nostalgia de las historias, la ilusión que sus hojas encierran. Yo, por lo pronto, me prepararé un chocolate calientito y me acurrucaré en mi sillón para disfrutar del frío de la noche y degustar a sorbos el calor de mi bebida, mientras leo las palabras que nos brinda la espiga, nuestra Espiga de papel. ¡Felices fiestas y feliz lectura!

Ramón López Morales

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Índice

Una vez el cielo (Bautista Campos Hugo Salvador)………………..….07 Espero siempre esa mañana de diciembre (Bautista Campos Hugo Salvador)…………………....08 Navidad (Camarena Ramos Rita)……………………………..…09 Rayito de navidad (Campechano Varela Lucía Carolina)….……………..10 Navidad (Carbajal Ibarra Lulú)…………………………………...11 Carta a mi hermano (fragmento) (Clavellina Víctor)………………………………..………12 A propósito de navidad (Martorrev)……………………………………………….13 A casa nunca vino Santa (Delgado Guerrero Isidro)…….………………………..14 Navidad (Domínguez Angélica)………………………………….16 El tiempo (Figueroa Iñiguez Mayra Lizeth)……………………….17 Diciembre (Figueroa Iñiguez Mayra Lizeth)………………….…...18 Niño Dios (Fuentes Fuentes Juan Carlos)……………..…………19 En estos días (García Suárez Austre)…………………………………20

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Amarga Navidad (Gómez Castillón Cynthia Marlene)………………......21 En diciembre se despide el otoño (Huerta Hernández Epifanio)…………………………..23 Ella (López Morales Ramón)…………………………….….24 ¿Qué pienso hoy de navidad? (López Santana Ana Paola)………………….……..…27 Qué triste navidad estoy pasando (Luna Marcelo José Antonio)………………………….28 Sueño de Navidad (Lupercio Figueroa Daniel)……………………………..29 Mexicana (Martha Beatriz Meza Rojas)…………………..…..…..30 Ayeres y mañanas navideños (Morales Alejo Guillermina)….…………………….….. 31 Mi canto (Orozco Rosario)………………………………………...32 Por si volvieras (Santana Tejeda Ma. Justina)………………………....33 La esperada Navidad (Vázquez Arreola Tomás)…….…………………….….34

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Una vez el cielo las armas que terminan, la paz, las nochebuenas… Una vez la gente dispuesta a dar, a olvidarse un poco de su casa de egoísmos. Una vez más la Tierra de Jauja en la Tierra; la Utopía que florece, que sugiere el mundo de otro modo. Pasa y los focos que se apagan las escarchas… dejan ver de nuevo el abismo. Aunque a veces, algunas estrellas germinan en la constelación de la gente.

Hugo Salvador Bautista

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Espero siempre esa mañana de diciembre de juguetes nuevos de niños que sonríen y saben que el cielo estuvo cerca mientras dormían. No es la respuesta a un mail no a un in box, sino el resultado de enderezar palabras por todo un año, corregir ortografía para una sola carta testimonio: haberse portado bien ya no meter una olla embrocada sobre la cabeza del hermano, cumplir con los deberes de la escuela.

Y una vez más creer, tener la certeza de los milagros, de que sí: la Tierra es un brizna de polvo que lleva el Universo -dicta la clase de ciencias-, pero éste regalo… demuestra por mucho… -en tanto llegan otros milagrosque Dios no la olvida…

Hugo Salvador Bautista

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Víspera de navidad

Me despierta el olor a nixtamal que desde la madrugada puso mi ma’ para hacer el rico pozole en víspera de navidad.

Limpiar tejocote, picar guayaba y un poco de manzana, hervir Jamaica, cacahuates y pasas al gusto para el ponche preparar.

20, 30,50 o quizá 70, según se disponga ese día serán los buñuelos que se harán para, en la gran noche degustar

Todo listo está solo nos queda esperar llenos de entusiasmo a la familia que pronto llegará

Rita Camarena R.

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Rayito de navidad

Fue entonces cuando me despedí de mi rayito de navidad. Parece que fue apenas ayer cuando lo conocí. Pero no es así. Han pasado tantos años desde la última vez que lo vi. Han pasado ya 9 años. Yo tenía 6 años y mi mamá no me dejaba salir a jugar, porque podía enfermarme, y eso me ponía muy triste, ya que además había perdido mi última esperanza de volver a ver a mi padre y más aun siendo casi navidad. –¡Orita vengo Toñita! No me tardo. Voy a ir a comprar unas cosas que me hacen falta -me gritó mi madre desde la puerta, antes de salirse. Yo quería ir al parque, a jugar en la nieve, pero mi mamá había cerrado la puerta con llave; así que me salí por la ventana. Estaba muy tranquila jugando en la nieve, cuando de repente vi una luz brillante que resplandecía en la copa de un árbol. Me acerqué con cautela, me subí al árbol para verla más de cerca. Algo raro, pero real. Era un niño. Un niño apenas un año más joven que yo. Su piel brillaba por todas partes. Estaba dormidito el pobre. Me dio curiosidad, así que trate de cargarlo; pero al hacer el intento desapareció. Fue lo más hermoso que había visto. Ver al niño me hizo recobrar esperanzas de ver a mi padre otra vez. Nos había abandonado a mamá y a mí hacía tiempo. Desde ese día siempre vuelvo a ese árbol, donde vi un rayito de esperanza,

cuando

el cielo estaba oscuro. Vuelvo por el recuerdo que me dejó, con la ilusión de ver a aquel niño. Llegó el día en que tuvimos que cambiarnos de casa. Antes de marcharnos fui por última vez al árbol y me subí a la copa. Para mi sorpresa, ahí estaba él: el niño que me alegró mi navidad y mi vida desde aquel momento. Fue entonces cuando me despedí de mi rayito de navidad. Parece que fue apenas ayer cuando lo conocí. Pero no es así. Han pasado tantos años desde la última vez que lo vi. Han pasado ya 9 años.

Lucía Carolina Campechano Varela (13 años)

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Navidad

La ilusión más esperada por todos los que te rodean a ti, si la magia inesperada que habita en nuestros corazones un ser imaginario, querido ¿Que damos o recibimos? con una ilusión o la magia de nuestro ser, hacemos de una noche cualquiera una, maravillosa noche inesperada para cada uno de nosotros ese gusto de ver las luces que día a día se prenden mostrando un sueño, una esperanza, un sentimiento y todo por tener un corazón cálido y sincero extender mí mano y decir este diciembre que te quiero.

Lulú Carbajal Ibarra

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Cartas a mi hermano (fragmento) XIX Hola, como ha sido tu navidad lejos de casa, la mía fue extraña, me estoy haciendo vieja. Me recuerdas cuando llegamos a Jalisco, en esos días disfrutaba mucho estar rodeada de gente, la navidad era coros acompañados de adornos por todo el departamento. Con los años la gente es más molesta, los coros cantan siempre las mismas canciones y ya no tengo tiempo para decorar; compre un árbol que se está muriendo sin focos en la sala. Esta noche buena la pase con Jorge y su familia, pero a la mañana siguiente regrese al departamento y desaparecí, tres días escuche el disco que me regalaste, me gustó muchísimo, no sé cómo encuentras esta música, tampoco como coincides con lo que necesito, lo acompañe con rompope, rayuela y fotos viejas. Sabes porque regrese al departamento, fue por despertar exhausta en navidad, no sé si has tenido ese sentimiento de cuando corres mucho y el corazón duele y por fin te detienes, ese de cuando se calma el corazón de apoco y decrece la agitación y quedas tranquilo, exhausto. Hace cinco años me imaginaba distinta, otra, eso cansa, por eso necesite tres días para decirme "estas envejeciendo, pero eres buena y te estás bien en el silencio del departamento". Ahora que reviso esta carta antes de enviarla parece que estoy triste pero no es así, estoy arremolinada bajo la cobija, tibia, y no quiero estar en otro lugar, me siento circular, imagíname sonriendo y adormilada, tranquila con las luces apagadas. Le regale a Jorge una bufanda gris, espero se la ponga. ¿Te gusto el libro que te envié? Víctor Clavellina 12


A propósito de navidad

En esta soledad acompañada, bajo este manto de luciérnagas eternas… los años luz, se muestran en cíclicos retornos, para los ojos, de instantes imprevistos.

Cada diciembre se siembra en mis jardines la nueva mies de la esperanza… de la esperanza que luego deshilvano ebrio de temor, ciego de distancias… suicida de codicia. Año con año, en la cumbre más alta de mi espacio… me encuentro con la incógnita del hombre. con la sinrazón de mis anhelos… que en cada paso se vuelven solipsismos. Hoy como ayer y así hasta el infinito… quiero creer que renazco con la estrella. que junto a la humildad del marginado. creceré como la espiga, la vid o los encinos, en nuevos mundos… con nuevos sueños… y en paz contigo.

Martorrev

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A casa nunca vino santa

A casa nunca vino Santa. Sí, Santa, ese señor regordete con pijama roja y gorro de duende grande, nunca vino en Nochebuena. A casa venía el Niñito Dios y siempre dejaba algo. Un veinticuatro, Manuel dijo que Santa no existía, y yo le creí; ya lo sabía. Pero lo que no sabes, dijo, es que tampoco el Niño Jesús. Yo no le creí. Son tus papás quienes traen los regalos. Los compran en las tiendas con mucho tiempo y a las escondidas. Yo no le creí, pero tampoco discutí con Manuel. A un amigo se le perdonaba eso y más. Pero Roberto también lo dijo: No existe el niño Dios. Son tus papás los que traen los regalos. Y lo dijo Paco y Rosa, y Leti y Lula. Mira y lo verás, dijo Manuel, que estaba empecinado en perder mi amistad. No te duermas y lo descubres con tus propios ojos. Mas yo no lo creí. Por la noche, a la vuelta del templo, posterior a la Misa de Gallo, ya yo estaba más dormido que en mis cuatro sentidos (digo cuatro, porque los ojos prácticamente se me habían cerrado). Caminaba de la mano de mamá. No te duermas, me dijo, que todavía falta que acostemos al Niño, la cena y que acomodes tu zapato para que el Niño deje tu regalo. Desperté de inmediato, porque recordé las palabras de todos en la tarde. También Kari lo dijo: Tus papás son los del regalo, ya deja de ser un niñito. Pero de ella no importaba, era la niña más linda de mi cuadra y de la escuela (y mi novia, aunque ella no lo supo nunca). Entonces desperté. Y acostamos al niño en el enorme “Nacimientos” de mamá (que siempre tiene más de dos San José y María y hasta más de dos diablitos, dice que no importa, que ni modo que tire los anteriores). Y cené poquito, repartí mil abrazos y no salí a las piñatas. Y puse mi zapato por delante del de mi hermana Fer, que era más grande.

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Me acosté y me tapé hasta los ojos. Busqué un hoyo en la cobija, empecé a mirar por ahí y esperé y esperé. Y después de mucho tiempo me quedé dormido. Pero sólo un poco, porque un ruido me hizo despertar a medias. Busqué el hoyo nuevamente y entre sombras, contra todos los pronósticos, no pude descubrir al Niñito Jesús, pero sé que fue él quien trajo mis regalos y los de mi hermana. Contrario a todos, mamá y papá sólo le indicaron los zapatos de uno y otro. Bueno, también colocaron cada regalo junto de ellos, porque el niñito era muy pequeño para hacerlo. No hay niñito más lindo que aquel que papá y mamá guiaban en penumbras para colocar la muñeca de Fer y mis minicarritos de carreras con llantas de goma y mi pelota roja y mi enorme carro de pedales. Que el Niñito no existe, yo no lo creo, todavía. Que no existe Santa, sí. A casa nunca vino en Nochebuena; a casa venía el Niño Jesús.

Isidro Delgado Guerrero

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Navidad El espíritu de la Navidad habita en mí, me entrega en hilos de amor momentos inolvidables, alegrías permanentes, deseos cumplidos, porque recibo lo que doy. Mi corazón contempla agradecido tantas grandezas y bendiciones que no puedo más que entregar amor porque amor es lo que respiro. Una gran familia unida, amigos, hermanos y un amanecer cada día. Tengo todo lo que necesito y ese es mi mejor regalo no el que la mercadotecnia dicta. Hagamos un mundo mejor cada día mira tu entorno y agradece los regalos que se te otorgan sin pedir. No esperemos el 1° de Enero, ¡Feliz Año Nuevo! ¡Vida Nueva! A partir de hoy. Angélica Domínguez

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El tiempo

El tiempo es oro. No lo desperdicies. Date cuenta que no vivirás para siempre.

Diles a tus seres queridos todo lo que piensas y sientes. No te quedes con las ganas, porque llegará el día que no los vuelvas a ver.

Nadie tiene la vida comprada. Así que se sincero y generoso con todos los que viven a tu alrededor.

Vive cada día de tu vida como si fuera el último. No te arrepientas demasiado tarde: sonríele a la vida.

Mayra Lizeth Figueroa Íñiguez (14 años)

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Diciembre Enséñame a estar sin ti… Sin tus besos… Enséñame a no extrañarte.

Enséñame a olvidar los malos recuerdos, mis sueños rotos, mis esperanzas contigo.

Enséñame a dejar de hablar tanto tiempo de ti. Enséñame.

Enséñame a ser feliz sin ti… para que cuando te vuelva a ver no sufra yo.

Enséñame a respirar sin tu amor fingido sin tu maldad y tus sentimientos falsos.

Mayra Lizeth Figueroa Íñiguez (14 años)

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Niño Dios La navidad llegará soñando con los regalos los niños sin dormir están. Cientos de bombones como almohada tendrán y de cobija algodón de azúcar disfrutaran. Los regalos llegaran dulces y colaciones por montones tendrán. Esperan las sorpresas a dormir para madrugar y con una sonrisa el niño como escarcha soñará. Risas y sorpresas en sus sueños tendrá montañas de dulces de colores tendrán. Una noche estrellada anuncia el nacimiento del niño de la esperanza. Felices las familias en su regazo recibirán las bendiciones de aquel niño Dios que ha nacido. + J.C.Fuentes.

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En estos días

En este mes, en estos días el ambiente, la sonrisa se maquilla con abrazos, con palabras unas llenas, la mayoría son vacías se invita solo el contraste la nostalgia, la alegría laQue ausencia, la nos presencia también ennoblece la amistad, hastaesperanza el coraje El añorarla encendidas las estrellas De un manojo de creyentes de manufactura Sostenida enchina su gran fe las Que esferas, las su piñatas añoran creencia. pues la fecha se aproxima villancicos como incienso divina Dejemos que una voluntad aromatizan el frio climadeseo Nos mitigue el gran unos corren obsequios Saturando lapor ansiedad humana que obligan Que enpor su tradición Mundo pueda ayudarnos otros por fedeenmerecerlo. milagro Por que la forma solo logran la comida y donde el invitado? Algo paraestá recordar muy obligado que lo regular olvidan Elpor mundo de la sinceridad todos piensan conseguir La inocencia de los niños la música, la bebida La esperada Navidad en finloasí son las fiestas Que sostienen en su gran fe enPensando este mes,su entierno estosanhelo días noQue importa el significado les dará cumplimiento solo, sean decembrinas. A suque desbordada inocencia. Austre García Suarez Tomás Vázquez Arreola 20


Amarga navidad

Nunca pensé que llegaría este día. Todo el tiempo que esperé valió la pena: aquí están todos mis familiares, muy felices, parece que todos la están pasando bien. Y yo, aquí, sentado esperando la deliciosa cena de navidad… Pues sí, hoy es Noche Buena, aún no lo creo, ver a mamá, mi abuelita, mis primos, tíos, sobrinos, sonriendo, esperando que den las doce para abrir aquellos regalos debajo del árbol. Todos estaban alrededor de él, revisando qué regalo era de cada quien y repartiéndolos, estaban más que listos, yo sólo los miraba, cuando en ese momento se acercó mi madre y me entregó un pequeño obsequio, después siguió sirviendo la cena. Observé el regalo imaginando qué era, pero tenía que esperar como todos, hasta las doce. Por un momento recordé a papá. ¿Dónde estará? ¿En qué parte de Estados Unidos? ¿Habrá conseguido empleo? ¿Tendrá una casa? Guardé silencio, mientras ponía la mirada en el suelo, ahí observe una sombra pequeña, era la de mi primo, brincando de un lado a otro, gritando: “¡Ya es Navidad! ¡Ya es Navidad, abran sus regalos!”. Yo sonreí, vi de nuevo mi regalo. Mi madre se acercó, tocó mi hombro y dijo: “Vamos, ábrelo”. De inmediato abrí ese pequeño regalo y sólo vi un sobre, lo abrí muy rápido. Fue tanta mi desesperación que no vi quién lo mandó. Comencé a leer, era una letra fabulosa, pronto la reconocí. ¡Era de mi padre! Me decía que pronto estaría con nosotros, muy emocionado busqué a mi mamá para darle la buena noticia. No la encontré. Entonces salí de casa y la vi con un hombre vestido de Santa. ¡Qué ridículo! Me dije, y entre a casa. Vi a mamá entrando con él.

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Yo lo veía fijamente, y con mucho cuidado me acerqué a él, quité su barba falsa y me sonrió. ¡Es mi padre!, exclamé. No lo podía creer, lo abracé muy fuerte, tenía mucho sin hacerlo. “Te amo hijo, no sabes cómo te extrañé”, me dijo al oído en pleno abrazo. Se me salió una lágrima. De pronto, todo aquel escenario se fue esfumando poco a poco. Abrí los ojos, estaba en una cama, en mi cama. Salí corriendo y pregunté: “¿Y papá?” Mamá se quedó callada un momento y sólo atinó a decir: “Feliz navidad, te amo mucho, mi pequeño”. Me dio un abrazo y la escuché llorar. Me dijo: “Papá está en un lugar mejor ahora, saldremos adelante, mi hombrecito”. “¿O sea que él no está con nosotros?”, pregunté, sin esperar respuesta. ¡Todo fue un sueño! Y a diferencia de éste, la realidad fue “mi amarga Navidad”.

Cynthia Marlene Gómez Castillón (13 años)

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En diciembre se despide el otoño después de haberse tomado toda la savia verde de los campos transformándolos en parajes dorados. Diciembre recibe y saluda al invierno con una mano fría desde su balcón con esto, se despide con una canción desafinada por voces hambrientas de pan y de bebida tibia que no encontraron en el año. De la mano del invierno llega navidad con sus luces multicolores y aparadores llenos de tentaciones que incitan a comprar hasta lo que no necesitas. Lo hermoso de estos días es la felicidad que retoña en los corazones de las familias que poco convivieron y la esperanza se renueva para tratar de lograr en el nuevo año las cosas no alcanzadas en el año que termina. Epifanio Huerta Hernández

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Ella

Camino por una vieja avenida alumbrada por miles de luces que titilan como luciérnagas multicolor. No hay nadie ya, todos los negocios han cerrado temprano, sus propietarios seguro se fueron a festejar con sus familias, con sus seres amados, justo como yo lo hago caminando rumbo a ella, a su hogar, quien seguro ya me espera con ese traje rojo traslucido que bien sabe que me vuelve loco. De pronto, mi celular enciende una tonada; es un mensaje que remite mi mejor amigo. “¿Por qué no vienes? Deja lo que estés haciendo. Mira que nada hay más importante que la fiesta de hoy”. Presiono un botón y el mensaje se esfuma. Nada es más importante, dice. ¿Y ella? ¿Qué tal ella, amigo? Su sonrisa siempre presente, sus ojos que me acarician con su luz. Ella es lo más importante, ella y sólo ella quien me aguarda con los brazos abiertos, dispuesta a tomarme en su regazo. Camino unas cuadras más apartando sus palabras de mi mente. No quiero llegar con ella y que me vea triste. Pero apenas doblo una cuadra cuando suena de nuevo la alerta de mensaje. “¡Viejo! ¿Dónde estás? ¡La fiesta está en su punto! Acaba de llegar Paulo, ya sabes cómo se las gasta. ¡Vente! Deja todo atrás”. —Jamás la dejaré. ¿Por qué me pides eso? ¿Qué, no eres mi amigo? Le reclamó al aparato y con indiferencia lo guardo una vez más en mi blazer. Acelero el paso. Arde en mi cuerpo el deseo de estar cerca de ella, de volverle a decir lo que la extraño, de escuchar su voz. Apenas un par de minutos pasan y ahora es el tono de llamada lo que me alerta. Contesto y una vez más es mi amigo, mi amigo de la infancia, el mejor de todos, el que está al otro lado de la línea. —¿Qué pasó, viejo? ¿Por qué no estás aquí? —Tengo cosas que hacer. —Nada puede ser más importante… —Claro que sí. Ella. —Ella… Dios —susurra con desgano— ¿Sabes? Está aquí Lorena, pregunta mucho por ti. Deberías venir a saludarla. Viejo, sabemos muy bien que le gustas y créeme, hoy viene dispuesta a todo. —Pero Lorena no me gusta a mí.

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—Tan sólo con verla cambiarás de opinión; está guapísima y tiene un cuerpazo… —Sabes que no me importa, sabes que ella lo es todo para mí, sabes que la amo. —¿Estás bien? ¿Bebiste? —guardo silencio. ¿Para qué responderle esa pregunta? ¿Para qué decirle que sí, que estaba sólo en casa, que dos botellas se me hicieron poco? Que me entró la tristeza de este día, de este preciso día—. ¿Dónde estás? Dime. No respondo, no tiene caso, en lugar de eso decido acabar la llamada. —Ya no tardo en llegar, bonita; ya no tardo, ya no tardo. Acelero mi marcha pero mis pasos vacilan, mis pies se golpean entre sí y caigo torpemente. Trato de levantarme, pero tardo mucho en lograrlo. El sonido una vez más anuncia un mensaje. Lo leo. “Voy por ti”. —No. Viene a alejarme de ella. —No quiero que vengas. A apartarme de sus brazos, de su sonrisa. —¡No vengas! Aviento el aparato con fuerza, lo veo estrellarse contra el pavimento creando una chispa de blanca luz y un ruido extraño. Con avidez retomo mi camino. Tengo que llegar con ella, mi amada. En sus brazos estaré bien, ya no habrá más dolor. Siento el palpitar enloquecido de mi corazón que quiere estallar por el esfuerzo, pero no me importa, nada importa. —No dejaré… que nos separen, bonita. Casi lo logro, sólo una cuadra más, la última, la más solitaria, donde sólo las lámparas iluminan el lugar con su mortecina candela. Me alegro, ya casi siento estar con ella. Hace tanto que no la veo. Pero estoy exhausto. —Sólo un segundo, sólo descansaré un momento. Mis pulmones duelen en cada respiración, el frio me atraviesa, y al exhalar un vaho blanco sale por mi boca. —Ya pronto besaré tus labios. Un carro rechina sus llantas atrás de mí. El cansancio me impide moverme. —¿Por qué? —me cuestiono sabiendo quién es el dueño de ese vehículo.

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Aun antes de sentir sus brazos tratar de sostener mi deshilado cuerpo, sé que mi amigo viene a hacer lo prohibido, a separarme de ella. —Vete, por favor, vete —le ruego mientras él me recarga en la pared para evitar mi caída. —Viejo, mírate nomás. No puedes ya ni caminar. Estás empapado en sudor. ¿Cuánto bebiste? —¿Por qué viniste? —Viejo, estás mal. Y todo por ella. ¡Ya olvídala! ¡Déjala atrás! —La amo. —Eres mi mejor amigo, Viejo, pero estás mal… ¡Sabes que estás mal! Nuestras miradas se cruzan en un ruego. Sin decir palabras nos entendemos. Apelo a nuestra amistad, a lo más sagrado de ella. Él comprende y me da un fuerte abrazo. —Pero aun así te llevaré con ella… una vez más. Me toma del brazo y lo apoya en su hombro, juntos caminamos el último trecho a su morada. La puerta está abierta, como cada año en estos días. Caminamos a través del umbral sin problemas, atravesamos los blancos muebles despacio. Miles de ojos nos observan pero callan. Nadie le avisará que estamos aquí. Al fin llegamos a su lecho. Él me ayuda a sentarme en la orilla. Soy feliz, ya estoy con ella. —Ya estoy aquí, bonita, ya llegué. Extiendo mis manos buscando su rostro, pero éste se esfuma como un sueño al alba, y sólo queda una pálida cruz donde debería estar su pecho. Caigo sobre su tumba, recuerdo que ya no está conmigo, y que jamás volverá. —Bonita, bonita —digo una y otra vez mientras mis ojos no parecen cansarse de llorar el agrio mar. Mi amigo se mantiene ahí, estoico, sin decir palabra; con sólo su presencia me regala tanto. Recorro mi cuerpo a la cabecera, abrazo el ángel que guarda su tumba. Mi llanto lava su cuerpo. Mi amigo se sienta a los pies de mi amada, y junto a mí, en silencio aguarda paciente a que llegue la mañana, a que el sol nos ilumine pobremente y el frío nos cale hasta los huesos. Pero él está ahí, conmigo, mientras yo me aferro a ella y sueño con volverla a ver algún día, quizás en poco tiempo, quizás en otra Navidad, en la que viene, en otro aniversario de su adiós.

Ramón López Morales 26


¿Qué pienso hoy de navidad?

Amor, alegría, fiesta, paz, abrazos, júbilo amistad, sentimiento, serenidad, festín despilfarro, mercadotecnia, egoísmo tristeza, dolor, angustia, desesperación soledad, hambre, … palabras que se evocan con énfasis en la época de los cielos grises y las noches frías.

Cuando Dios Sol e hijo de Dios se amalgaman en una constelación de imágenes, que a fuerza de exterminio y control nos inculcan los conquistadores de otros mundos.

No quiero pensar.

Quiero que pasen todos los días así Igual que siempre con mi familia y los amigos sin que falten los problemas o las necesidades cotidianas solo así.

Ana Paola López Santana

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Qué triste navidad estoy pasando

Estos tiempos, estas fechas, cuanta nostalgia señor, recordando el nacimiento de quien nos trajo fe, paz y amor. Nació pobre en un pesebre como ejemplo de humildad. Cuantas luces, cuantas fiestas, dedicadas en su honor, pero me entristece la falta del perdón predicamos tu palabra y seguimos indolentes, vemos que alguien sufre e ignoramos su dolor. ¿Será que los tiempos cambian y se va acabando el amor? Solo vemos trampas, engaños y se acrecienta el rencor .De tus santas enseñanzas ya solo la letra queda, las canciones navideñas se escuchan en todas las fiestas sin sentir su contenido y prometemos amor por decirlo, y así va pasando el tiempo, todo se lo lleva el viento. Rezamos el padre nuestro con mucha devoción, pero no damos pan al hambriento como él lo predico. Compramos regalos caros para llenar nuestro ego y nos importa muy poco si los pobres ya comieron. Señor estoy lleno de tristeza, por favor regresa ya, a completar tu promesa que todos seamos iguales, que se acabe la pobreza y exista la fraternidad, señor yo quiero de navidad: que seamos felices todos, que haya paz en la tierra y no sufra la humanidad.

José Antonio Luna Marcelo

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Sueño de navidad

Me gustaría ser por un tiempo aquel niño sin navidad, para visitar a la miseria de vez en cuando, no tener ni un céntimo para comer, y sentir mi entrañas retorcerse de hambre, mirar a la gente pasar contenta, ver sus rostros, desear lo comprado, anhelar lo saboreado.

Me gustaría ser aquel niño harapiento, triste, solo, para deambular a las doce de la noche, con frio, con las narices atiborrada de mocos, asomarme a las casa y vehículos, ver las sonrisas los abrazos y las calidez que me será ajena.

Yo quiero ser aquel chiquillo abandonado, lo necesito, para no tener a quién decir te quiero, gracias o hasta pronto, y no confiar en Dios, ni en nadie, solo en mi suerte, en lo que venga, en lo que tenga que sortear.

Quiero pedir lo que sobre, lo que nadie quiera, el juguete inservible, el pan mordido, la botella usada, el zapato roto, la camisa sucia, la caricia ajena, la compañía cálida e inalcanzable de una mamá. Necesito ser ese niño, para entender quién soy, para saber qué tanto he dejado de dar, y qué tanto me falta para ser eterno.

Necesito ser aquel a quien nadie quiere, para querer, ser innecesario, para necesitar, ser nada para tener todo, y dar sentido a lo que se extingue continuamente; me gustaría por un tiempo, ser un niño sin navidad.

Daniel Lupercio Figueroa (Cahensy) 29


Mexicana

Es mujer la navidad, esa llamada flor de pascua, hermosa pastora que engalana mi espíritu y fortalece mi alma.

Estrella federal o poinsetia roja, roja, tan roja que se antoja quemarme en tu lumbrera por la confusión de la fiesta que anuncias

Elegante flor de pascua, por qué lloro y rio cuando te veo, será mi encantado pascuero, que me retornas al tiempo que no puedo olvidar porque quiero recordar.

Pequeño arbusto convertido en hembra, hoja radiante y altiva, florecilla amarilla orgullosa de ser mexicana, mi flor de noche buena.

Martha Beatriz Meza Roja

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Ayeres y mañanas navideños

En el camino de los ayeres muchas navidades se han perdido. Paganismo cristianismo fechas extraviadas en tiempos de ensueño, finales de siglos, principios de vida. Tus ayeres y los míos, los nuestros o los vuestros navegando entre mares de olvidos y recuerdos. Ayeres navideños con mañanas sorprendentes, calurosas en el sur del continente, gélidas en el norte. Desgarrantes para algunos abrazadoras para otros. Añoradas por los niños, ilusas para los viejos. Figuras navideñas que se agigantan o disminuyen

en el tiempo se escapan y

enriquecen o empobrecen. El recuerdo las matiza, las suaviza, endurecen sin olvido. Papá Noel, Dionisio, Santa, Santa Claus, San Nicolás, Niño Jesús, Navidad, Noche Buena, Noche de Paz, Noche de regalos. Principio sin fin ayeres y mañanas. ¿Y tu Hoy? Navidades del mañana, mercado de ideas, vaivenes de luces, enmarañas tecnológicas, redes que dicen sociales en verdad solo aislantes, mañanas navideñas ilusiones o alucinaciones. Ayeres y Mañanas Navideñas que siempre las vislumbras como mejores tiempos. ¿Y tú hoy? ¿Dónde está tu navidad presente? Niño que nace en tu vientre, en tu navidad de hoy. ¡Alegría que inunda el alma solo concebida en tu Navidad de hoy! ¡Milagro de Navidad! Sin engaños ni regalos solo la magia escondida en tu risa contagiosa. Milagro en tu Navidad de Hoy 2012 no de ayeres ni mañanas.

Guillermina Morales Alejo.

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Mi canto …al menos flores…al menos cantos Nezahualcóyotl

Hoy mi canto es para ellas, trae consigo la impotencia de tantas muertas, de tantas rabias de miles de injusticias, ante la indiferencia, ante los olvidos, las sorderas permanentes, las cegueras. Este canto no le canta a la belleza, no le canta a la vida no le canta al amor, le canta a la muerte, que alcanzó tu flor en el afán de todos los días, construyendo mundos posibles, cargando mitos ancestrales, de los años, de la historia con su andar en su macho, te llevas contigo la tristeza de tus días, la apatía de los siglos, por tu muerte, canto por el canto de tu risa, canto por el sino de tu ausencia… nuestro llanto.

Rosario Orozco 32


Por si volvieras

Está es tu casa, cubierta de navidad y ausencia. La cama solitaria los rosales desnudos las bellotas exiliadas las luces borrosas 2

la planta de noche-buena La esperada enrojece en tuNavidad mirada. La puerta y la ventana Todo el cariñoso ambiente seDe abren ¡por si voluntad volvieras!. una buena NosMientras invita a compartir tanto La total esencia del sabor humano en la calle De una alegría muy desbordada. unas manos ancianas extendidas Se nota una cierta diferencia suplican navidades. De un cambio muy mañanero La escarcha gélida es el principio Que provoca una blanca niebla Que al ambiente lo humedece Guty Santana Esa misma tenue nieve 33


La esperada navidad

Todo el cariñoso ambiente de buena voluntad nos invita a compartir la total esencia del sabor humano de una alegría muy desbordada.

Se nota una cierta diferencia de un cambio muy mañanero la escarcha gélida es el principio que provoca una blanca niebla que el ambiente lo humedece

Esa misma tenue nieve nos provoca escalofrió el invierno ha comenzado la flor de noche buena se une a los encantos.

Que nos ofrece la pregunta que es la esperada navidad en que se afloran los tiernos sentimientos de esas costumbres muy añejas

Que nos hace sentir toda nostalgia y a las familias muy unidas será la creencia cristiana o el modo de pensar muy diferente de nuestro muy querido prójimo 34


Que también nos ennoblece el añorar la esperanza de un manojo de creyentes sostenida en su gran fe que añoran su creencia.

Dejemos que una voluntad divina nos mitigue el gran deseo saturando la ansiedad humana que en su mundo pueda ayudarnos por la forma de merecerlo.

Algo para poder recordar muy obligado el mundo de la sinceridad la inocencia de los niños la esperada navidad que lo sostiene en su gran fe pensando su tierno anhelo que le dará cumplimiento a su desbordada inocencia.

Tomás Vázquez Arreola

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