Andrés Cerón Diseño
Felipe Huerta Hernández Editor
Ilustración de portada: Fotografía por Felipe Huerta Henández modificada con IA.
Con la colaboración de: Manuel Mörbius, José Gaona Medina, Loreto Soledad, Ángel Linares González, Rosa Villena Ríos, Carlos Enrique Saldívar, Emiliano Coria López, E. Alan Hernández, Paula Aldana Vite, Samantha Rojas, Emilian Grozerovsky, Juan Ignacio Ortega, Marti Lelis, Vlad Martínez Cruz, Cristopher López Álvarez, Jair Antonio Herrnández Quintero, Víctor Eduardo Díaz Jiménez.
Todos los textos e ilustraciones publicados por Anapoyesis: Literatura, Arte y Cultura, son propiedad de su autora o autor y ellos poseen los derechos reservados de los mismos.
Quiénes somos
Anapoyeisis: Literatura, Arte y Cultura es una revista literaria que surgió en junio del año 2021, primero en su formato digital. Ha sido distribuida en la red de forma libre y gratuita. Posteriormente, hemos decidido trabajar en la edición y el diseño del formato físico, que ahora tienen en sus manos. Nuestro proyecto editorial, está enfocado en publicar textos que corresponden a la ficción especulativa (ciencia ficción, terror, fantasía, ucronía, mundos de lo extraño (weird) , cyberpunk entre otros subgéneros literarios que expresan posibilidades sorprendentes). De esta manera, proponemos un espacio para quienes deseen escapar entre letras a la configuración de mundos posibles y reflexionar sobre la realidad social siempre adversa, siempre vital.
El nombre de la revista lo hemos tomado de un relato del escritor mexicano Salvador Elizondo que forma parte de su libro "Camera Lucida" (1983). En “Anapoyesis” , el autor nos inquieta por medio de elementos lúdicos, presentes a lo largo del texto, sobre cómo concebimos la relectura ideal. El argumento central del cuento consiste en mostrar lo que se desencadena por el invento del Profesor Pierre Emile Aubanel, descendiente de Théodore Aubanel, amigo del poeta Stéphane Mallarmé. Una máquina, constituida a partir de complejos procesos termodinámicos, capaz de medir los niveles de energía liberados debido a la relectura de los versos de los poemas del Maestro Mallarmé. En este sentido, para nosotros, el nombre de Anapoyesis representa un homenaje a la metáfora creada por Elizondo. Si bien, no hemos inventado una máquina que pueda medir los niveles energéticos al leer los versos de un poema o los párrafos de una narración, en cambio, sí podemos invitarles a invertir su energía lectora en los textos inquietantes, extraños, imaginativos que componen cada número. De esa forma, estos no desaparecerán.
Sobre las colaboraciones
La revista Anapoyesis: Literatura, Arte y Cultura tiene cuatro secciones: a.1. Cuento , a.2. Minificción, b. Poesía, c. Reflexiones y d. Ilustraciones. Cada convocatoria se anuncia de manera anticipada para que las personas interesadas en publicar con nosotros, puedan trabajar en sus textos correspondientes. Dichas convocatorias, se comunican a través de nuestras redes sociales y de nuestra página oficial: www.anapoyesisrevista.wordpress.com.
Las autoras y los autores que deseen participar, deberán enviar sus propuestas al correo electrónico anapoyesisrev@gmail.com en formato Word, con letra Times New Roman número 12 e interlineado de 1.5. Los textos pertenecientes a las categorías de (a.1) Cuento y (c) Reflexiones no excederán las 1,200 palabras. Para las minificciones (a.2) la extensión será un máximo de 300 palabras. En la categoría de (b) Poema aceptamos un máximo de 40 versos. Finalmente, las ilustraciones deberán enviarse en formato JPG o PNG con una resolución de al menos 300dpi y en una proporción retrato 3:4.
Al finalizar la revisión de cada propuesta, notificaremos a los autores y autoras el fallo del filtro editorial de acuerdo al siguiente criterio: 1) Aceptado, 2) Aceptado bajo condiciones de corrección y 3) No aceptado. La opción dependerá de los criterios mencionados anteriormente. Contamos con un equipo profesional que revisará de manera detallada cada propuesta.
En México es conocida la festividad del Día de muertos de los días 1 y 2 de noviembre; dicha celebración no solo tiene una relevancia histórica heredada por los pueblos indígenas de la región centro sur del país, además toca la fibra de identidad de las comunidades y es expresión de su cosmovisión. Los altares a los difuntos se realizan para recordarlos desde la tradición española católica. En esta última, se extendió la creencia de que las almas solicitan permiso a Dios para visitar a los vivos. Cada año, las mexicanas y los mexicanos se reúnen con sus muertos: asisten a los panteones donde descansan sus difuntos, alegran el momento de ese reencuentro por medio de canciones, caminos de cempasúchil y degustaciones culinarias que ellos disfrutaron en vida.
Este número especial, Fantástica muerte, surgió con la intención de hacer un homenaje al Día de muertos a través de la literatura especulativa. Se convocó a escritoras y escritores de habla hispana a enviar minificciones y calaveritas literarias que abordaran la muerte como tema principal: la incertidumbre que nos provoca y la rememoración de los difuntos.
En la sección de minificciones, Manuel Mörbius nos inquieta con su breve relato: el terror se manifiesta cuando no hay una separación clara entre réplicas humanas y el hambre que las acecha; José Gaona Medina, Loreto Soledad y Ángel Linares González muestran la riqueza del imaginario colectivo alrededor de esta celebración que puede dar giros insólitos. Rosa Villena Ríos, Carlos Enrique Saldívar, Emiliano Coria López, E. Alan Hernández y Paula Aldana Vite nos encaminan por reencuentros y cavilaciones sobre la muerte, esta llega inesperadamente y sacude la realidad. Samantha Rojas, Emilian Grozerovsky, Juan Ignacio Ortega, Marti Lelis y Vlad Martínez Cruz nos agitan con finales que nos llevan de súbito a posibilidades insospechadas. En las calaveritas literarias, Cristopher López Álvarez dedica una calaverita literaria a un escritor atormentado que escuchó al cuervo decir: “¡Nunca más!”; José Antonio Hernández Quintero y Víctor Eduardo Díaz Jiménez ironizan la figura de “la flaca” , ella se alegra de causar temor a los que siguen vivos. El diseño de este número especial estuvo a cargo de Andrés Cerón, quien nos invita a recordar la atmósfera de las películas de terror mexicanas de finales de los años sesenta y principios de los setenta: El escapulario, Hasta el viento tiene miedo y El libro de piedra, entre otras.
¡Anímense a adentrase en estas historias pues la muerte, esa canalla, un día nos llevará con ella!
MMiinniiffiicccciioonnees s
D Diiggeerriir r lla a vveerrddaad d
M Mi i ffeerrooz z h heerrmmaanna a g grriittaa: : —¡¡MMe e lloos s ccoommíí! ! T Trrooppiieezzo o ccoon n e el l e essttóómmaaggo o d de e m maammá á y y m miirro o lla a ccaarra a d de e p paappá á e en n lla a p paarrrriillllaa. . E Elllla a iinnssiissttee: : ¡¡TTooddo o e es s ffaallssoo, , h haasstta a lla a ccaarrnnee! ! M Me e a ammeennaazza a ccoon n u un n tteenneeddoor r q quue e g gootteea a ssaannggrree. . E Essttooy y a arrrriinnccoonnaaddoo. . S Se e a abbaallaannzza a h haacciia a m míí. . T Tiieemmbbllo o p poor r u un n m moommeenntto o y y ssiieenntto o ssu u a abbrraazzoo. . A Accaarriicciio o ssu u ccaabbeellllo o e e iinntteenntto o ttrraannqquuiilliizzaarrllaa. . C Coon n ssu u vvooz z ttiieerrnna a m me e o orrddeennaa: : —C Caanntta a ccoonnmmiiggoo: : ““N Niiñña a e errees s ttaan n ttiieerrnnaa, , q quue e d daan n g gaannaas s d de e m moorrddeerrtte e u unna a p piieerrnna a”” .. L La a ccaanncciióón n n no o e essttaabba a e en n e el l a arrcchhiivvoo, , n ni i ccooiinncciidde e ccoon n a allgguunna a o ottrra a ccoonnoocciiddaa. .
V Vaammooss. . C Caannttaa. . ¡¡CCaannttaa! ! E Ennttrro o e en n p páánniiccoo. . M Me e o ollvviiddo o d de e lloos s p prroottooccoolloos s e e iinntteenntto o h huuiir r fflloottaannddoo, , p peerro o e elllla a vvuueellvve e a a g grriittaar r y y m me e ccllaavva a e el l tteenneeddoor r e ennttrre e llaas s ccoossttiillllaass. . C Coommiieennzza a a a m moorrddeerrmme e e el l b brraazzo o a annttees s d de e q quue e p puueedda a iinntteennttaar r lleevviittaar r h haasstta a e el l tteecchhoo. . D Deessggaarrrra a m miis s n neerrvviioos s y y ssiieenntto o ssu u lleenngguua a m moovviiéénnddoosse e e ennttrre e m miis s m múússccuullooss. . E En n a allggúún n m moommeenntto o lllleeggaarrá á a a m mi i n núúcclleeo o y y ttooddo o tteerrmmiinnaarráá. . N No o h haabbrríía a m máás s ccoonnttrraattiieemmppooss. . S Soollaammeenntte e tteennííaammoos s q quue e ttrraannssppoorrttaarrllaas s y y e ennggaaññaarrllaas s d duurraanntte e e el l v viiaajjee. . É Érraammoos s ccooppiiaas s p peerrffeeccttaass, , e exxcceepptto o p poor r e el l ssaabboor r d de e n nuueessttrra a ccaarrnnee. . ¿¿CCóómmo o ííbbaammoos s a a ssaabbeer r q quue e h haabbíía a u unna a ccaannííbbaal l e en n e el l lloottee? ?
P Pa
an n
d de
e m muueerrtto o
Mientras mamá y papá seguían durmiendo en su cuarto, el niño aprovechó la oscuridad para escabullirse hasta la mesa rebosante de comida. Bajo la luz trémula de las veladoras, sus pequeños ojos buscaron entre la fruta, los vasos de atole, los dulces de amaranto y las calaveritas de azúcar hasta detenerse en el pan de muerto. Sintió que una vez más la boca se le hacía agua. Alargó la mano, pero un fuerte manotazo le impidió alcanzar la pieza de pan.
¡No! la mirada de su hermana era intimidante bajo aquella luminosidad plagada de sombras danzantes Ya fue suficiente. Ese se queda para nuestros abuelos, que vendrán mañana. lo tomó de la mano y tiró de él de regreso a la oscuridad . Es hora de irnos, nuestra noche ha terminado.
“
Se inicia la sesión. Somos almas liberadas, nos convocan para participar del cenáculo. Ondas vibrantes llegan hacia nosotros y nos atraen, cada participante toma su posición siempre resonando la muerte que nos custodia, un poco de ella está en cada uno. Todo llamado es con un fin distinto: retornar al lugar del que partimos, responder consultas o bien, poseer cuerpos débiles, endebles y sentir durante ese instante, lo que es ser parte de un recipiente, un organismo. Pero nunca encajamos. Los demonios pugnan con nosotros para ascender y usurpar las almas inmoladas y prometidas. Cuando logran dominar y someter, solo resta observar… sentir cómo cada vez ese espectro en sacrificio traspasa el umbral y su hilo conector con la existencia, es cercenado por la aterradora parca que acecha, impaciente, la venida de un nuevo peregrino. Su cuerpo se retuerce, sus huesos crepitan y su piel se desfigura. Finaliza la sesión, nos marchamos a nuestra tierra del olvido y todo se torna a la naturalidad. Pero el demonio está ahí, no hay nada que pueda contenerlo...”
A Azzúúccaar r
El pan de muerto era bueno este año, tenía mantequilla y chispas de chocolate. En la muerte los sabores no conocían límites, el gusto azucarado y dulce permanecería en su boca a lo largo de la eternidad. Aunque solo había oscuridad allá donde ahora ¿vivía? quedaría la calidez de los alimentos, de la mano que los eligió y puso con cuidado sobre el altar. No tenía indigestión, podría degustar lo que quisiera.
Todos los muertos se atascaban de comida y los senderos de la noche se llenaban de alegría y canciones que recordaban cuando el calor del sol acariciaba sus rostros y el mundo era una promesa, a veces rota, pero una promesa, a fin de cuentas. Promesas, ni en la muerte uno se libra de ellas. El muerto bebió y comió de todo, ya no tenía que cuidar la línea, estaba tan feliz que casi podía recordar los latidos de su corazón.
Se dirigió escaleras arriba, donde dormían aquellos que pusieron la ofrenda. Y mientras caminaba cantaba, no había palabras, solo susurros y sonidos. Era una canción llena de vida que contaba el andar sobre el entierro del difunto. Era su canción, la canción que no le pertenecía a nadie más, su testimonio, y la cantaba para aquellos que aún vivían, porque incluso en la muerte hay promesas; la de reencontrarse algún día, la de volver a sonreír y luchar juntos.
Pero los ojos y los rostros serían distintos, podrían no reconocerse, pero, tal vez la canción perduraría más allá de la noche y podrían reencontrarse para cantar una vez más con voces de carne y sangre.
Sin embargo, el difunto acarició los rostros de las personas amadas, comió del pan y, con el sabor azucarado en la boca, cantó toda la noche.
E El l ttrraatto o
—Hola, ¿me recuerdas? —preguntó aquella mujer de rostro pálido, labios rojos como la sangre, pelo largo y ojos negros como la noche, alta, delgada, de manos finas y dedos largos.
—No, debes estar confundiéndome con alguien más. No, tú eres Alejandra. Te gustan las mañanas soleadas, las tardes lluviosas y noches estrelladas. Disfrutas cuando el viento acaricia tu pelo o la lluvia moja tu cara. Te fascinan los dulces de leche, la cajeta, el dulce de tejocote y de calabaza, pero sobre todo el pinole que prepara tu abuela… ¿Cómo sabes tanto de mí?
—Tú me lo contaste cuando eras pequeña. Aquella tarde cuando tu madre enfermó gravemente por la mordedura de una serpiente de cascabel. Llegué por ella, me pediste que no me la llevara, también me contaste todo lo que deseabas realizar a su lado. A cambio de perdonarla me prometiste hacerla inmensamente feliz, dejar de quejarte por todo. Me juraste que la cuidarías siempre, dijiste que jamás la abandonarías, mucho menos permitirías que derramara lágrimas de tristeza o sufrimiento. También me pediste que si en algún momento te convertías en la causa de sus lágrimas viniera por ti, porque siempre sería mejor que causarle dolor. Por eso hoy estoy aquí, he venido por ti, no eres más la niña buena de corazón puro que yo conocí. Ahora ¿ya sabes quien soy, verdad?
Sabía que me habías escuchado, aunque te imaginé muy diferente. Eres muy hermosa y noble, comprendiste mi tristeza en ese momento, y hoy entiendes el dolor de mi madre. Con gusto iré contigo, después de todo estoy consciente de que un trato siempre fue.
H Haay y
q
ue e rreeíírrsse e d
qu
de
e lla a m muueerrtte e
Yo nunca me río de la muerte. Es ella quien se ríe de mí cada vez que le ruego llevarme hacia su reino. Se refocila de placer encima de mis asquerosos huesos, se burla diciéndome que soy un inútil, que nunca seré digno de cruzar al otro lado. Quiero reírme de ella, y no puedo, esta extraña incapacidad es mi maldición. Desearía aprender a burlarme de su poder, como ella hace escarnio de mi sobrenatural estado, y me es imposible. Tengo cientos de años, vivo lejos de toda civilización, pues la gente se horrorizaría al verme. No como, no hablo, mi única actividad es dormir; al despertar me encuentro con vida y sufriendo. Habito una cueva en una montaña, algunas criaturas viscosas residen en mi cuerpo, el cual se pudre y huele horrible, mas no fallece: duele mucho, no soporto el sufrimiento. De vez en cuando la muerte viene, me observa y se mofa de mi actual estado; eso me irrita, y de inmediato me entristece. Todo este suplicio se acabaría en un santiamén si yo me riera de la muerte, pero no puedo conseguirlo, es una virtud de la que carezco. Ahora he de purgar esta inacabable condena. ¿Por qué diablos no puedo reírme de la muerte? ¿Por qué rayos no puedo actuar como el resto de las personas? Hace mucho tiempo pensé que mi actitud era correcta, especial; y tarde me entero de que solo quienes alguna vez se rieron de la muerte tienen acceso a ella.
U Unna a h hiijja a ssiin n m miieeddo o
Papá, el último sentimiento que tenía de ti era miedo, miedo a tus gritos, a tus golpes, a tus burlas, a que me lastimaras pero sobre todo a acabar como mamá acabó en la calle cuando huyó de casa. Incluso en este momento recuerdo las fotos que nos mostró la policía: sin ojos, sin cabello, y una cara que ya no era la de mi madre. Fue un recuerdo horrible. Aunque esa fue mi última memoria de ella: una noche, mientras contemplaba su ofrenda, aquella mujer atravesó la ventana, sin la mitad del torso, descarnada de la cara y con esa mirada negra, sentí que volví a verla: era mamá. Ni siquiera me asustó como para gritar como tú lo hiciste, sé que es un monstruo, un ser venido de una advertencia profética del pasado que nadie quería recordar, pero cuando la vi no pude evitar sentirme aliviada porque a pesar de su apariencia, apenas humana y el titilar de su quijada, no parece temerle a nada. Ahora que me ha mordido ya no me aterroriza pensar en que me lastimes o me humilles, en este momento lo único que veo, papá, es que eres tú quien expresa un terrible horror en la mirada.
L La a vveerrddaaddeerra a
m
muue
er
rtte e e es s e el l o ollvviiddo o
Los yermos de estos parajes solitarios, conducen a lugares donde los muertos yacen. Las lápidas sin nombre aparecen como los fantasmas del pasado, tras el paso del extraño caminante. Tan solo, unos días atrás había perdido su humanidad, su esencia se esfumó como el tiempo que lo precedía.
Tal vez fueron años, o unos cuantos siglos; y en ese lapso, olvidó cómo era su aspecto, y también lo que significa soñar.
Vagando siempre entre los mausoleos, inofensivo y asustado, siempre triste. Se detuvo en una tumba acariciando la placa marmoleada, lleno de tristeza reconoció su nombre. Donde se citaba un epitafio de letras herrumbrosas: “Ipsa mors est oblivio” La quietud de la atmósfera, lo olvidado de ese páramo, hizo que el desconsuelo oprimiera ese muerto corazón. Ya no se reconocía a sí mismo. La vida más allá de ultratumba era solitaria. Quiso recordar cuando sonreía, cuando era feliz. Ahora parece invisible, no se siente vivo, pero tampoco muerto. ¿Qué era ese sentir? Su grito desahogó el silencio, la culpa lo retenía en ese lugar, no podía avanzar a la oscuridad, o a la luz, solo desaparecía momentáneamente, pero el tiempo como juez y verdugo, de nuevo lo regresaba a ese sitio, escoltado por los cuervos.
Nunca nadie viene por estos terrenos sin cultivar en donde habita la soledad, los seres humanos quieren olvidar la muerte, aunque ella siempre está cerca, siempre está a nuestro lado.
L Loos s n niiññoos s ccoorrrreetteeaabbaan n e ennttrre e e el l cceemmppaassúúcchhiill, , d deejjaannddo o u un n rreegguueerro o d de e p pééttaalloos s a ammaarriilllloos s y y rriissiillllaas s ttrraavviieessaass, , ““T Teennggaan n ccuuiiddaaddo o”” d deeccíía a A Annggeelliinnaa, , ccuuaannddo o vvoollccaabbaan n u un n vvaassoo, , rroommppííaan n e el l p paappeel l p piiccaaddoo, , a appaaggaabbaan n u unna a vveellaaddoorraa, , ttiirraabbaan n m miiggaajjaas s o o m moovvííaan n llaas s vviieejjaas s ffoottooggrraaffííaass, , ú únniicco o ccoommpprroobbaanntte e d de e q quue e e essa a o ottrra a vviidda a n no o h haabbíía a ssiiddo o u un n ssuueeññoo. . ““
¡¡MMeemmoo, , e essa a ttooss! !”” L Laas s vveellaaddoorraas s a appeennaas s ttrraassppaassaabbaan n lla a p peennuummbbrra a d de e lla a m meessa a ccoonnvveerrttiidda a e en n u unna a o offrreennddaa, , d de e lla a q quue e p peeqquueeññaas s m maannoos s ttoommaabbaan n lloos s d duullcceess, , ffrruutta a y y p paann. . ““
¡¡QQuué é n niiññoos s ttaan n iinnqquuiieettooss! ! M Miirreen n q quue e y ya a m me e ccaannsso o”” ssu u m maaddrre e lloos s d deejjaabbaa, , h haabbíía a m máás s ttiieemmppo o p paarra a e essttaar r e en n p paazz, , ““¡¡CCaarrmmeelliittaa, , d dééjjaatte e e essaas s rroonncchhaass! !””
E El l a ammbbiieenntte e e emmbbrriiaaggaabba a ccoon n ssu u o olloor r a a ccooppaal l y y cchhooccoollaattee, , d de e p prroonntto o lloos s n niiññoos s p peelleeaabbaan n p poor r a allggoo. . ““
¡¡FFeellii, , d deejja a e en n p paaz z a a ttuus s h heerrmmaannooss! ! H Hooy y n no o q quuiieerro o rreeggaaññaarrlloos s”” .. L La a m maaddrre e ttrrooppeezzaabba a p paacciieenntteemmeenntte e ccoon n jjuugguueettees s rreeggaaddoos s p poor r ttooddoos s llaaddooss. . ““L Luuiissiittoo, , ccoommppaarrtte e ccoon n lloos s o ottrroos s”” ..
A Annggeelliinna a lloos s ccoorrrreetteeaabba a jjuuggaannddoo, , lloos s b beessaabbaa, , a abbrraazzaabbaa, , rreeíía a ccoon n e ellllooss, , lloos s lllleennaabba a ccoon n m miimmoos s q quue e lle e d deevvoollvvííaan n y y ccaannttaabbaan n jjuunnttoos s llaas s rroonnddaas s iinnffaannttiilleess. .
E El l rreellooj j m maarrccó ó 5 5 m miinnuuttoos s p paarra a lla a m meeddiia a n noocchhee, , h hoorra a d de e iirrsse e a a d deessccaannssaarr, , p peennssó ó ttrriissttee, , lla a ffiieesstta a d de e ttooddoos s lloos s ssaannttoos s tteerrmmiinnaabbaa. .
A Abbrriió ó lloos s b brraazzoos s q quue e lloos s n niiññoos s lllleennaarroon n d de e iinnmmeeddiiaattoo. . L Loos s a accoommppaaññó ó h haasstta a e el l p paattiioo, , M Meemmo o lllloorraabbaa, , n no o q quueerríía a iirrsse e ttooddaavvííaa, , A Annggeelliinna a ssiinnttiió ó u unna a d doolloorroossa a p puunnzzaadda a e en n e el l ccoorraazzóónn. . S Suus s n niiññoos s a avvaannzzaabbaan n d deessvvaanneecciiéénnddoosse e e en n e el l ffoonnddoo, , jjuusstto o d doonndde e h haabbiittaabbaan n ssuus s p peeqquueeññaas s ttuummbbaass. . A Annggeelliinna a vviio o q quue e E Errnneesstto o sse e a acceerrccaabba a d de e llaas s ssoommbbrraass, , ““¡¡HHaasstta a q quue e lllleeggaas s… …!!”” ,, lle e d diijjo o ccoon n cciieerrtto o rreepprroocchhe e e en n lla a vvoozz. . E Errnneesstto o lle e ssuussuurrrraa: : ““Y Ya a n no o vvaas s a a e essttaar r ssoollaa, , p poor r ffiin n n noos s vvaammoos s jjuunnttoos s”” .. A Al l o ottrro o d dííaa, , ccuuaannddo o lla a e ennccoonnttrraarroonn, , A Annggeelliinna a p paarreeccíía a e essttaar r d doorrmmiidda a ssoobbrre e lla a ttuummbba a d de e ssu u q quueerriiddo o E Errnneessttoo. .
2 2 d de e n noovviieemmbbrre e
Frente al altar estaban mamá y papá. Mamá encendió la veladora y papá dejó el vaso con agua, rezamos. El papel picado se movía cual serpiente en el aire. Trompetas y tambores se escucharon. Eran ellos, caminaban desde sus tumbas. El olor del copal, del aserrín y del pan flotó en la habitación. Sobre la cruz de sal unas huellas como de dedos pequeños surgieron. Al agua le salió burbujas, y las flamas de las velas se agitaron. El abuelo y la abuela comían, parecían dos rayos, tocaban el agua de la jícara y se lavaban con el jabón de al lado. Hablaban sobre los familiares vivos y los vecinos muertos. ¿Cuándo dices que vamos a visitar a Javier?
En quince días. El año pasado, el abuelo mencionó que visitaría a la abuela en cuatro meses, y ahora ella estaba con él. Cuando ellos dejaron la comida, tomados de la mano se despidieron de mis padres, caminaron por el sendero naranja de los cempasúchiles. Mis padres miraron las fotos. A mamá le brotaron lágrimas y se las secó con las palmas de las manos. Los abuelos se disolvieron y unas luces desaparecieron por la puerta. Dentro de un año, ellos regresarían a casa con un acompañante más.
C Ceemmeenntteerriio o
N No o q quueerrííaammoos s q quue e tteerrmmiinnaarra a lla a n noocchhe e y y p peeddiimmoos s o ottrraas s cceerrvveezzaas s m miieennttrraas s e essppeerráábbaammoos s e el l ttaaxxi i d de e a applliiccaacciióónn. .
L La a v veellaadda a e en n ““L La a b buurrrra a b bllaanncca a”” h haabbíía a ssiiddo o u un n p paasseeo o d de e ssoonnees s h huuaasstteeccooss, , h hiixxttlleeccooss, , d de e ttiieerrrra a ttaalliieenntte e y y e el l zzaappaatteeo o n noos s d deejjaabba a ccoonntteennttoos s p peerro o a addoolloorriiddoos s d de e lloos s p piieess. . C Cuuaannddo o a appaarreecciió ó e el l a auutto o e erraan n llaas s d doos s d de e lla a m maaddrruuggaaddaa. .
–C Caaiiggo o d de e ssuueeñño o y y m me e ssiieenntto o m maarreeaadda a –d diijjoo, , M Maarriisseellaa, , a al l a abboorrddaarr. .
Con la cabeza sobre mi hombro, tuve ganas de imitarla, el automóvil encaminó sobre República de Cuba para tomar el eje Lázaro Cárdenas. Esa pulquería presentaba relajante ambiente campirano.
Pasábamos frente a las rejas del panteón de San Fernando cuando el conductor desvió la máquina.
Hey, hey, compa, creo que vas en sentido contrario. Es que necesito gasolina respondió y detuvo el auto Una motocicleta frenó a un costado y descendió un hombre.
–Saquen todo lo que traigan –dijo, el tipo de la moto brillando una pistola. Sonrió al ver a Marisela dormida.
Bájate me ordenó.
Marisela, despierta grité, con un jaloneo en sus hombros.
Mi brusquedad le pasó inadvertida. Bájate o te bajas como bulto repitió y con la culata me cegó momentáneamente.
El del taxi, con voz chillona gritó: Obedece, pendejo, órale, a la chingada. Marisela, Marisela Cállate, cabrón gritó, el de la pistola y recibí varios cachazos, me echaron fuera del auto, tirado en la calle continuaron con patadas en mi cabeza.
Cuando abrí los ojos el frío mordía como la oscuridad. Me dejé guiar hacia la verja metálica por el crujir de las bisagras. Marisela desnuda. En el intercambio de miradas comprendimos y atravesamos la puerta del cementerio.
R Reessuurrggiimmiieenntto o
El día termina y la oscuridad envuelve a la procesión. La lluvia cae como llanto. No hay truenos ni rayos, solo sollozos. La gente camina despacio, hundiendo su tristeza en lodo; los hombres avanzan, con sombrero en mano. Las mujeres rezan: santa madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Llegan al camposanto. No hay tumba para el féretro. Bajan la caja con el difunto. El sacerdote le pide a la gente que se arrodille. Que se arrepientan por sus pecados. Sin velas ni luna, los pobladores no distinguen cuando el ataúd se abre, el muerto se levanta, con ojos blancos, hocico de perro y garras en vez de manos.
Ahora y en la hora de nuestra muerte…amén.
L La a m maanno o d de e G Glloorriia a
Cuando despertó, encontró entre sus sábanas la mano cercenada. Al escuchar un ruido en su panza y pensar en el desayuno, confirmó su genialidad: la complejidad debe expresarse de manera simple. La momificación, dice Google, es un proceso delicado. A las víctimas les diría que la compró en Amazon. Acunó la mano, cerró los ojos e imaginó una colina llena de margaritas. ¿Aquí comienza la felicidad?, se preguntó incrédula, pues la simplicidad le parecía desde niña cosa de magia.
C Coommo o ssooyy, , p poor r a assí í d deecciirr, , e el l p peerrrro o m máás s ffllaacco o d de e e esstte e cchhaannggaarrrro o ((¡¡ccoonnsseerrjje e y y vviiggiillaannttee, , n naadda a m meennooss!!)), , ssiieemmpprre e m me e o obblliiggaan n a a p paaggaar r lloos s p pllaattoos s rroottooss, , a auunnqquue e sseeaan n d de e o ottrroo. . A Ahhí í ttiieenneen n e el l ccaasso o d deel l n niiñño o p peerrddiiddoo: : n noommáás s p poor r h haabbeerrlle e sseerrvviiddo o d de e p piillmmaammaa* * ,, h hooy y q quuiieerreen n ccrruucciiffiiccaarrmmee. .
L La a a ammbbuullaanncciia a llo o ttrraajjo o d diissccrreettaammeennttee. . E Erra a u un n cclliieenntte e V VIIP P, , d de e m mooddo o q quue e e el l p paattrróón n o orrddeennó ó p prroocceessaarrllo o b baajjo o e el l p pllaan n R Reessuurrggeennttiia a P Plluuss: : n nuueessttrra a e essppeecciiaalliiddaadd. . R Roonnddaarríía a lloos s ssiieette e a aññoos s e e iibba a vveessttiiddo o d de e p paayyaassoo. . H Haasstta a lluuccíía a u unna a g grraan n ssoonnrriissaa, , n neeggrra a y y rroojjaa. . L Le e p prreegguunntté é a a lla a d dooccttoorra a ssi i llo o iibbaan n a a rreessuucciittaar r d diissffrraazzaaddoo. . E Elllla a d diijjo o q quue e ssíí, , p puuees s lloos s p paappáás s e essppeerraabbaan n q quue e rreeggrreessaarra a a a ccaassa a y ya a lliisstto o p paarra a cceelleebbrraarr. . –¿¿QQuué é ccoossaa? ? –,, q quuiisse e ssaabbeerr. . –H Haalllloowweeeen n o o e el l D Díía a d de e M Muueerrttooss: : a a e elllloos s llees s d da a iigguuaal l–,, rreessppoonnddiióó. . S Soolltté é u un n ssuussppiirro o y y sseegguuí í ttrraappeeaannddoo. . ¡¡HHeerreejjííaas s d de e rriiccooss! ! L Laas s b boommbbaas s a auuttoommááttiiccaas s tteerrmmiinnaarroon n ssu u ttrraabbaajjo o a a m meeddiiaannoocchhee. . M Me e d deessppeerrttó ó u un n rruuiiddo o y y vvi i q quue e e el l p paayyaassiitto o y ya a e essttaabba a d de e p piiee. . S Suus s o ojjoos s a arrddííaan n e en n lla a o ossccuurriiddaadd. .
V Vuueellvve e a al l llaabboorraattoorriio o lle e d diijje e .. R Reeiinnssttáállaatte e lloos s e elleeccttrrooddooss. . D Deebbees s h hoorrnneeaarrtte e b biieen n p paarra a q quue e tte e d deejjeen n ssaalliirr. . C Coon n vvooz z ccaavveerrnnoossaa, , e el l e essccuuiinncclle e a annuunncciió ó q quue e d deesseeaabba a h haacceer r d deel l d dooss. . L Lo o lllleevvé é a al l b baañño o y y e essppeerréé. . Q Quuiizzá á d doorrmmí í u un n p pooccoo. . E El l p puunntto o e es s q quue e rreeaacccciioonné é ttaarrddee: : e ennccoonnttrré é e el l ccuubbííccuullo o vvaaccíío o y y ccoon n lla a vveennttaanna a a abbiieerrttaa. . A Ahhoorra a e el l p paattrróón n m me e g grriitta a q quue e lleea a e essa a n noottiicciia a p puubblliiccaadda a e en n p prriimmeerra a p pllaannaa. . Q Quue e o obbsseerrvve e a atteennttaammeenntte e llaas s ffoottoos s cceennssuurraaddaas s d de e llo o q quue e p paassó ó a al l a ammaanneecceer r e en n e el l d doommiicciilliio o d deel l ffuuggiittiivvoo. . Y Y ttooddo o p poor r m mi i ccuullppaa. . ¿¿CCóómmo o p puueedde e a accuussaarrmmee? ? A Accttuué é ccoon n á ánniimmo o ssoolliiddaarriioo. . S Si i e el l cceerreebbrro o d deel l p piinncchhe e e ennaanno o n no o h haabbíía a ccoommpplleettaaddo o ssu u rreehhaabbiilliittaacciióón n ,, ssi i a aúún n p prriimmaabbaan n e en n ssu u ttáállaammo o llaas s a appeetteenncciiaas s d de e u un n ccaannííbbaall, , ¿¿a a m mí í q quuéé? ? A A n naaddiie e sse e lle e n niieegga a e el l u usso o d deel l rreettrreettee. .
CCaallaavveerriittaas s LLiitteerraarriiaas s
L La a m meettááffoorra a d de e E Eddggaar r
Por las noches el poeta visitaba el panteón ennegrecido Las tumbas abiertas mirando hacia el cielo oscuro La luna azulada reflejaba el ambiente frío Y los esqueletos danzaban en un baile mudo
Una voz chillante y repetida le zumbaba en el oído Era la muerte que se acercaba con pico y con alas Era su creación poética, un animal resentido Una pesadilla estremecedora que el aliento le quitaba
El surrealismo de la escena a sus cuentos le recordó No era un gato, sino un ave grande, certera y rapaz Que respiraba el miedo del hombre que moverse no logró Las últimas palabras escuchadas fueron NUNCA MÁS
A su cuerpo un fuerte frío desde dentro le llega Solo siente el picotear de aquella bestia feroz En la demencia el cuervo al poeta picotea Antes del final solo un grito de Edgar se escuchó.
L La a ccaallaavveerriitta a d de e J Juuaan n
La muerte venía cantando Cantaba en el camposanto Y Juan que estaba escuchando Corrió por el cementerio Como alma que lleva el diablo...
Una calavera lo seguía Por todo el panteón Detente Juan le decía Que no te voy a llevar Y a lo lejos sonreía...
Mas Juan del carrerón Nada podía escuchar Se le salía el corazón
Cuando hablaba la huesuda Con su gran vozarrón
Que corría detrás de él Con otra calaverita Envuelta en un papel Para que nadie le viera Que había perdido la piel...
¡Ay! calavera amiga No me vayas a llevar Yo quiero seguir la vida Pintando calaveritas En las noches de San Juan...
Yo soy tu calaverita Y tengo los huesos rotos De perseguir como loca Al que me voy a llevar. A ese que llaman Juan...
L La a m muueerrtte e e ennvviinnaadda a
P Paasseeaabba a p poor r lla a C Ciiuuddaad d
H Haaccíía a ttiieemmppo o q quue e n no o vveenníía a
R Reeqquueerríía a d de e ssoolleeddaad d
P Paarra a rreettoommaar r lla a ““vviidda a”” ..
““¡¡AAddiivviinneen n p poor r d dóónndde e a annddoo! !””
P Puubblliiccó ó e en n lla a rreed d ssoocciiaall, , ““S Soollo o llees s q quuiieerro o d deecciir r
Q Quue e a annddo o ““M Meezzccaallttuurriisstteeaannddo o””
F Fuue e ttoommaannddo o vvaarriiaas s sseellffiis s
P Prreessuummíía a ssu u vveessttiimmeenntta a
T Taammbbiiéén n ffoottooggrraaffiió ó ssuus s p pllaattoos s C Coon n ccoommiidda a m muuy y d diivveerrssaa. .
R Reefflleexxiioonnó ó e en n lla a m maaññaannaa: : ““M Meejjoor r m me e vvooy y a a g guuaarrddaar r M Mi i a affiillaadda a g guuaaddaaññaa. . ””
““
T Teennggo o u un n ttrraabbaajjo o m muuy y ccrruueell, , L La a g geenntte e ccrreee e q quue e ssooy y m maalla a C Cuuaannddo o y yo o tteennggo o q quue e vveer r A A ccaadda a u unno o e en n lla a rraayya a”” ..
P Paarra a o ollvviiddaar r ssu u p peennssaar r S Soolliicciittó ó u un n ““ttrraagguuiitto o”” P Puuees s d deesseeaabba a ccoommpprroobbaar r E Esso o q quue e d diicce e e el l d diicchhoo: :
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P Paarra a ttooddo o m maall, , m meezzccaal l”” Y Y e ennttrró ó e ecchháánnddoosse e u un n g grriittoo. .
L Le e ssiirrvviieerroon n ““a arrrrooqquueeñño o”” ,,
D De e e esse e q quue e ssí í ““p paatteea a””
C Coon n d doos s y ya a a annddaabba a ccoonntteenntta a Y Y a al l tteerrcceerro o ccaannttuurrrreeaa. .
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Q Quueerríía a b baajjaar r e el l m maarreeo o
L Le e ssiirrvviieerroon n m meemmeelliittaas s
C Coon n u unna a ssaallssa a m muuy y b buueennaa. .
A Ahhoorra a e essttaabba a e enncchhiillaadda a
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““P Prroobbaarré é u un n p paappaalloommeettl l Y Y m me e d daas s ttaassaajjo o a assaaddo o T Taammbbiiéén n u un n p poocco o d de e p puurré é D Deel l q quue e e el l iissttmmo o h ha a g geenneerraaddo o““ ..
““D Daamme e m meeddiio o ““jjaabbaallí í”” P Poorrqquue e d diicceen n q quue e e es s ffuueerrtte e N No o q quuiieerro o iirrmme e d de e a aqquuí í P Prroovvooccáánnddoollees s lla a m muueerrtte e””
Y Y a ahhí í ssaalliió ó lla a ccaallaacca a R Reebbootta a d de e llaaddo o a a llaaddo o S Saalluudda a a a llaas s p peerrssoonnaas s Q Quue e vva a e ennccoonnttrraannddo o a a ssu u p paassoo. .
A Al l m meennoos s p poor r e esstta a n noocchhe e D Doorrmmiirreemmoos s m muuy y ttrraannqquuiilloos s S Saabbiieennddo o q quue e e esstta a ffllaacca a A Anndda a m meettiidda a e en n e el l vviinnoo. .
SSeemmbbllaannzzaas s
Ángel Linares González
Profesor de idiomas, escritor aficionado Carlos
Enrique Saldívar
(Lima, Perú, 1982) Publicó: Historias de ciencia ficción (2008, 2018), Horizontes de fantasía (2010), El otro engendro y algunos cuentos oscuros (2019) Compiló: Ciencia Ficción Peruana 2 (2016), Tenebra: muestra de cuentos peruanos de terror (2017, 2018, 2021, 2022), Constelación: muestra de cuentos peruanos de ciencia ficción (2021), Vislumbra: muestra de cuentos peruanos de fantasía (2021), entre otros.
Cristopher López Alvarez
Nació en la ciudad de Tehuacán, Puebla, hace 27 años. Escribe poco y borra mucho
E. Alan Hernández
Estudió guion en la facultad de cine, amante de las leyendas, historias, anécdotas populares y mitología prehispánica de México, ama la trinidad sci fi, terror, fantasía y su sueño es poder hacer en cortometraje, largometraje, cuento o cualquier otro formato, diversas historias con elementos propios de su país
Emilian Grozerovsky
Estudió música y antropología, ha asistido a cursos y talleres literarios, le han publicado en revistas:, Teresa Magazine, Brevilla, Melancolía desenchufada, La tinta del silencio, Crisálida Escribe género policiaco y fantástico
Emiliano Coria López
Es miembro y fundador del Consejo Nocturno, un grupo literario mexicano con sede en Guadalajara Jalisco, que alberga a miembros de toda Latinoamérica Busca divulgar la fantasía oscura, el terror y el horror en todas sus manifestaciones: podcast, canales literarios en YouTube, convocatorias etc Ha creado dos antologías de cuentos dedicados al horror cósmico y la locura, participando en la maquetación, escritura y edición de estos, buscando siempre cómo dar a conocer sus letras y las de sus camaradas
Jair Antonio Hernández Quintero
Río de Oro, departamento del Cesar, Colombia. Estudios: Abogado especializado en derecho público, egresado de la Universidad Autónoma de Colombia, Bogotá, alcalde y concejal del pueblo. Colabora con varias páginas poéticas a través de redes sociales como Facebook, con poemas publicados en varias revistas nacionales e internacionales
José Gaona
(Ciudad de México, 1987). Ha participado en diversas revistas orientadas a la ficción especulativa, así como en antologías de cuento y minificción. Ganador del Concurso de Cuento de Ciencia Ficción del Festival Semillas, segunda edición 2021, organizado por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, y del segundo lugar en el Concurso de Cuento de Terror, La Cabra Negra y sus Mil Relatos, séptima edición
Juan Ignacio Ortega
Fotógrafo profesional. Escritor aficionado. Estudió la Licenciatura en periodismo en la Escuela Carlos Septién García. Estudió en el Curso de Creación Literaria del maestro Mauricio Molina.
Loreto Soledad
Nació en Santiago de Chile en año 1993 interés por la fotografía y la escritura com herramienta para exteriorizar emociones año 2012 comenzó sus estudios de Fo Profesional ARCOS, mientras continuó en para complementar sus obras fotográficas
Manuel Mörbius
Ciudadano de composta biomecánica, lic UAM Xochimilco. Escritor de ciencia ficc independiente en los tiempos muerto Clandestina en el barrio de Santa María la digitales. Integrante del Seminario de Esté
Marti Lelis
Autor del libro de microrrelatos A propó (2016) y la novela corta La noche fragm Estatal de Cuento “Beatriz Espejo” 2015 “Dolores Castro” 2016, Tlaxcala Ha pu Penumbria y Anapoyesis; sus textos est digitales.
Paula Aldana Vite
México (CDMX). Aficionada a la lectura y admiradora de la hermosa cultura mexi pretende nada más que compartir un mu tiempo tan parecido. La inspiración de su ser humano, de los que no hablamos, p dejan vivir con normalidad y permanecen
Rosa Villena Ríos
Rosa Villena Ríos es originaria de San Pedro T Santiago Tianguistenco, Estado de México Estu UAEM Escribe desde los 10 años, solo por placer liberar el estrés generado por la pandemia Enco el terror y el suspenso
Samantha Rojas
(Guadalajara, Jal. 1996). De profesión enfermera, Su obra ha sido publicada los años 2014 y 2015 la edición especial, Escrituras en juego. Actualme de literatura en la SOGEM, Guadalajara
Victor Eduardo Díaz Jiménez
Escritor por costumbre, tradición heredada de m México, pienso que, al vivir en este lugar, la in premios en diversos concursos, especialmente po
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(El Salvador, 1970) Últimamente en lun Lafferty, Margaret St Clair y T E D K mediante una accidentada afición por la de noche, las calles están vacías y “Esta todos los edificios