TIC TAC

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T ic Tac R e a l i da de s e n e l t ie m p o

Núm. 1 Mayo 2018 I San Cristóbal de Las Casas, Chiapas

De esas abuelas que curan el corazón...

Las abuelas son las sabias de la familia, son aquellas quienes de distintas maneras nos apapachan el alma y curan, desde el amor, los golpes de la vida... Pág. 3

ëDeMente abierta ëNo es normal ëLas cosas cambian ë Sch’ulel j-loletik ta jun Columna Pág. 2

Fotoreportaje Pág. 4

Crónica Pág. 6

slumal tsotsil Reportaje Pág. 7


Columna

E d i t o r i a l DeMente Abierta Por Karen Icó Tic tac nace de la necesidad de hacer algo diferente en los géneros periodísticos, así como reconocer otras fuentes de información. Nos referimos a las personas claves que forman parte de nuestra sociedad, esas que compartimos en nuestra calle, en la combi, en la escuela. Realidades en el tiempo hace referencia a las distintas miradas y sentires que suceden y son captados en la vida cotidiana, estos momentos importantes de aquellas personas que les marca la vida de alguna manera. Quienes integramos el grupo editorial, pensamos que desde la crónica y la columna hasta el reportaje, foto-reportaje y la entrevista de semblanza podemos visibilizar otras realidades. Problematizar estas realidades es la base de nuestro trabajo colectivo. Por lo tanto, este número se realizó a partir de inquietudes e historias que son propias y, a la vez, compartidas: curanderas y abuelas, quienes con gestos muy suyos, comparten la mística de cuidar el cuerpo, también de sanar males del alma; hablar sobre la violencia, de cómo se vive y reconocerlo en lo personal y en lo colectivo; de las mujeres que migran y la historia que las acompaña. Mujeres que conocemos, queremos y admiramos, son ellas las protagonistas de estas realidades, que suceden muy cerca. Este primer número está dedicado a ellas y a todas las mujeres, las queremos vivas y libres; a todas las personas que fueron privadas de su libertad, por “estar en el momento y lugar equivocado”; a las familias saboteadas por la violencia. A los que por sentir diferente tienen menos derechos y se justifica su asesinato. A todos nosotros y nosotras que queremos un futuro inclusivo, seguro y libre. D i r ec to r io Dirección de Diseño Ana Terrazas

Corrección de Estilo Karen Icó

Periodistas

Cristhián Geovani Susana Arias Estefani Rodríguez Miguel Gómez

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hiapas, un estado fronterizo del sur de México con Guatemala, es el estado con mayores rezagos sociales y menor grado de desarrollo económico, presenta el grado de marginación social más alto del país y los niveles de pobreza alcanzan porciones similares a los de algunos países de África, como lo describen los datos del CONEVAL en el año 2010.

en el que sufren de violencia laboral, exclusión, maltrato verbal y físico, robos, amenazas, acosos, secuestros, violaciones e incluso feminicidios.

La violencia, la pobreza, las ganas de seguir estudiando, la falta de dinero, sueños por cumplir y la inseguridad son los factores por las cuales las mujeres han migrado. Chiapas es considerado uno de los estados con mayor actividad migratoria ya sea de origen, destino, transito o retorno.

Pocos defienden los derechos de estas mujeres que son violentadas por triple partida: el ser migrante, mujer e indígena; y a pesar de ello, siguen con la frente en alto, trabajando, luchando por un mejor futuro, compartiendo sus historias, sus logros y sobre todo brindándose ayuda entre ellas, eso es lo que las hace felices, el no rendirse y cuidarse entre todas.

¿Por qué decidí hablar de ellas? porque pocos conocen sus historias dentro del proceso migratorio. Se arriesgan, corren peligro, no hay seguridad para ninguna. Toda una experiencia, con días difíciles y pesados, días llenos de soledad y discriminación les han tocado. No es fácil migrar, emprender un viaje a un lugar desconocido en el que tienes la esperanza de que te vaya mejor, pero no sabes cuál será tu realidad, si podrás cumplir tus objetivos, ganar dinero, seguir estudiando, cuidar de la integridad y vida de tus hijos. Al llegar a su destino, frecuentemente muchas se encuentran con un contexto negativo

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Estas mujeres son de distintos puntos geográficos; mujeres indígenas de Chiapas y Guatemala, hay mujeres centroamericanas, todas con el único deseo de tener un mejor futuro para ellas y su familia.

Es por eso que he decidido compartir un poco de los motivos por los que las mujeres migran, porque no conocemos las causas y las etiquetamos. Mi intención es reconstruir y valorizar su experiencia como mujer indígena contextos migratorios, exigiendo la práctica de sus derechos a la participación, decisión, expresión, educación, salud y calidad de vida. Las mujeres debemos tener el derecho a desarrollar nuestras vidas en lo laboral, emocional y social en los lugares que favorezcan el bienestar y la seguridad para nosotras y nuestras familias.


Entrevista

De esas abuelas que curan el corazón... Por Cristhián Geovani

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uando la vi a lo lejos recordé a mi abuela, sus cabellos blancos como el algodón, la sonrisa en su rostro que siempre la ha caracterizado, esas pequeñas líneas que adornan su piel de terciopelo.

“Mi familia, cuando empecé a curar, pensaban que no lo podía hacer, pero la gente confiaba en mí. Me llevaban a sus casas para sanar a sus hijos, y así mi trabajo era satisfactorio para ellos”. Comentó la ko’ (abuela) Josefa.

Cuando me acerqué, sentí el calor humano que Doña Josefa irradia, como el de mi abuela. Su mirada refleja amor, experiencia y al mismo tiempo el cansancio de los años. Cuando pregunté por ella me dijeron koñ la’ yik’oty lajk ko’ (vamos con la abuela) a San Martín, Chamizal, municipio Ch’ol de Palenque.

Muchas personas han acudido a pedir los consejos sabios de la ko’ (abuela), desde preparar algunos remedios que curen los dolores del cuerpo, hasta pedirle que esté presente cuando algún familiar dé a luz y así darle recomendaciones de cómo cuidar la salud de la madre y su bebé.

En su juventud, ayudó a las madres de muchos jóvenes a dar a luz, por eso la quieren y la respetan llamándole ko’ (abuela), siendo una señora muy cariñosa con las personas que acuden a ella. Mencionó en la entrevista que “Cuando las personas me vienen visitar, yo las recibo con gusto, hablamos de diferentes cosas: de nuestras familias, de la comunidad y de sus hijos, que ahora son mis nietos. La verdad es que me lleno de

alegría cuando los vuelvo a ver”. Cuando era joven, se dio cuenta que no habían médicos en la comunidad que pudiera tratar las enfermedades de sus familiares. En un principio, solo conocía las propiedades curativas de algunas plantas de la localidad que podía usar para sanar ciertos malestares, y con la intención de querer ayudar y curar a sus nietos, comenzó a asistir a diversos cursos que ampliaron sus conocimientos en la medicina tradicional.

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Josefa Jiménez es una médica tradicional ch’ol muy orgullosa y comprometida con su labor, concluyó la entrevista esbozando una sonrisa discreta diciendo: “Por amor a mis hijos y nietos tuve que aprender a curar desde lo más simple hasta los complicado, doy gracias a Dios que me ha dado todos estos conocimientos y a las personas por confiar en mí. Ahora disfruto de la compañía y el amor de mis nietos, que me hacen olvidar mis malestares cuando están conmigo”.


Fotoreportaje

No es normal Por Susana Arias

Sentir miedo, depresión, desconfianza, desesperanza…

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lgunos comienzan con insultos y empujones, unos más con gritos, chantajes y humillaciones; sin importar el orden, son formas en que inicia la violencia en cualquier relación y, en algunos casos, terminan en el asesinato. No es normal escuchar frecuentemente frases hirientes: ¡No sirves para nada! ¡Arréglate! ¡Sólo sabes llorar! ¡Te voy a quitar los niños! ¡Apúrate, quiero comer!. Se escuchan tan seguido que nos parecen normales, esto hace que la mujer se sienta débil ante el hombre. Baja autoestima, poca participación y la incapacidad para relacionarse con las demás personas, son comportamientos que afectada a las mujeres, hijos e hijas, pues los padres suelen ser ejemplo para ellos. El hecho de que una mujer sea violentada no es motivo para que sienta vergüenza, si no al contrario, tener la seguridad de levantar la voz ante tipo de abuso y buscar ayuda con alguien de confianza para encontrar una solución. Mujer, no estás sola.

Tanto mujeres como hombres tienen derecho a ser tratados con consideración, respeto, a tener voz y participación en las decisiones relacionadas con el grupo familiar, a vivir sin violencia, pero sobretodo, tienen el derecho de ser felices.

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Mujer, Rompe el silencio #YoTeCreo 5


Crónica

Las Cosas Cambian Por Estefani Rodríguez

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n el recorrido de la vida, una se va topando con mucha gente, ya sea en la escuela, en el trabajo, en los lugares a los que nos gusta acudir e incluso de camino a casa. En ocasiones, esa gente se vuelve cercana y nace una amistad, generando confianza y acompañamiento mutuo. Con el tiempo, se acercan a ti para compartir cosas que les suceden en ese momento o lo que les paso tiempo atrás. Con las amigas compartimos momentos, secretos e historias de amor: platicamos de cómo nos ha ido con nuestros pretendientes para darnos consejos, porque cada una tiene una idea propia de lo que es el amor y el noviazgo. Y es que en la realidad, pensamos que todas nuestras relaciones estarán llenas de amor, alegría y complicidad. Sin embargo, hay en ocasiones en las que nos equivocamos. Un día, en un café con mis amigas, comenzamos a contarnos cosas, de plática en plática, una de ellas empezó a relatar de cómo era la relación con su ex-pareja. Comentó que al principio, como en todo inicio de una relación, sentía una gran emoción al gustarle a la persona que a ella le llamaba la atención: “Comenzamos por ser amigos, a platicar

de las cosas que ambos nos gustan, a conocernos más. Hasta que llegó el día de que él me pidió que fuera su novia, me sentía muy emocionada en ese momento. Obviamente le dije que sí, no les puedo explicar la emoción que sentí”. Ella nos contó que desde ese momento, de ese gran momento, todo era muy bonito: que los cariñitos aquí y allá, juntos hacían las cosas que les gustaban, incluso, compartían momentos con la familia de ambos. En todo momento se sentían felices. Con el paso del tiempo, estos bonitos momentos se hicieron una rutina, los juegos ya no eran tan divertidos, eran más agresivos. Luego, empezaron los celos: “comenzó a ser muy posesivo, incluso llegó a prohibirme cosas”. Pero en ese momento, ella no le daba tanta importancia a lo que él le decía y le hacía: “Varias veces pensé que era porque me quería y le daba miedo perderme, y por lo mismo, me decía que no hiciera ciertas cosas por mi bien”. “Pensé que estaba sucediendo algo malo en mi relación, por eso me decía que no usará el vestido que tanto me gustaba, que fuera más discreta con mi maquillaje, para no llamar tanto la atención de quienes nos rodeaban. Un día, me pidió que

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ya no hablará más con uno de mis amigos, porque probablemente quería arruinar nuestra relación” nos dijo. “Una queriendo arreglar las cosas, no nos ponemos a pensar si realmente está bien o mal lo que está pasando en mi relación, o si lo hace porque soy importante en su vida y no me quiere perder”, siguió contando. Pero llega el momento que realmente una se da cuenta que esa situación sentimental no estaba bien, ella se dio cuenta que podía empeorar su relación si continuaban en lo mismo y sin hacer nada, así que decidió terminar su noviazgo con quien le hacía daño. Este tipo de situaciones le suele ocurrir a muchas chicas y pensamos que estas actitudes son muy normales, porque pasamos por alto muchas señales de violencia como son las agresiones verbales o físicas, el hecho de que nos empiezan a prohibir cosas, a controlar nuestras redes sociales. No nos damos cuenta que somos violentadas. El reconocer lo que vivimos, desde el noviazgo, nos dará la sabia decisión de relacionarnos con los otros de manera más sana. Ya no justifiquemos las violencias “porque nos quieren”. Las cosas no son así. Cuidado amigas, las relaciones sentimentales no deben ser agobiantes.


Sch’ulel

Reportaje

j-iloletik ta jun slumal tsotsil

Almas de curanderas en un pueblo tsotsil Por Miguel Gómez Pérez

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l ilol también se le conoce como chaman, brujo, curandero o rezador. La curandera xMal dice que el ilol es quien se dedican a sanar el cuerpo y cuidar el ch’ulel (alma), mientras que el ak’ chamel es la persona que se dedica al mal y se pone de acuerdo con los malos espíritus, para vender las almas de las personas por la envidia que les causa a sus prójimos y se les llaman brujos.

Me dicen bruja o curandera

“Son prácticas tradicionales de quienes pertenecemos a una comunidad indígena, por lo tanto ser Ilol es considerado como un don, se revela a través de los sueños o por herencia de algún familiar” reitera xMal durante la entrevista. La sanadora del pueblo Narváez Conocida por su nombre xMal ta Lomch’entik, María quien vive en las faldas de las montañas, hablante de lengua tsotsil, con 30 años de servicio en la curandería tradicional, mujer divorciada, actualmente tiene 65 años de vida, con dos hijas, una de ellas es quien le hace compañía en casa. Vive en una casa humilde, hecha de materiales sencillos: de block y techo de lámina. A lado derecho, se ve una casa que se ha conservado durante muchos años, le sirve para guardar sus pertenencias como su maíz y frijol. Cuenta con una cocina humilde de madera, para la elaboración de su comida. Ocupa la fogata que está en el centro de la cocina y en los alrededores se encuentran sillas y mesas para tortear. En su pared están colgados sus trastes, platos, cucharas, ollas.

En sus servicios de sanación, es reconocida por las personas de la comunidad, ya que su principal actividad es preservar la salud de las personas que se enferman, pero no solo se dedica a salvar vidas (almas), también participa como ayudante en la partería, conoce algunas plantas medicinales, es pulsadora y da rituales para ayunar. ¿Cómo aprender a ser ilol? Dice xMal que “La sanación del alma es un conocimiento del antecesor, del totil-meiletikes (padres - madres) que fueron adaptándose de gene

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ración en generación”. La curandera xMal menciona cómo aprendió a ser ilol; “Creo en el vayichil (sueños), cuando tenía 20 años de edad, apareció un anciano blanco y con bigotes largos, me dijo que recibiera el regalo que Dios me ha mandado, la primera vez no le hice caso, en la segunda le avisé a mis padres, y no esperaba sus respuestas, me acuerdo que acudimos a un ilol que hizo seis rituales como apoyo en mi formación y fue ahí donde aprendí ser ilol”. A veces el ser ilol se aprende a través del sueño, mientras en otras partes, se cree que es una herencia de algún familiar. Ch’ulel y Vayijel En cada ser individuo habita el ch’ulel (alma), está dentro del cuerpo y es el que permite interactuar en cada momento con los sentimientos, está conectada a la vida y vive en el fondo de nuestros corazones. Cuando alguien de la comunidad cae a la cama, recuren al Ilol para que descifre el acontecimiento; la pérdida de las conciencias o por la captura de su Chon Bolom (animal guardian) o Vayijel, (nahual). La curandera xMal describe al Vayijel como un espíritu que a la vez es un animal vivo, este anda en las montañas en busca de alimentos.

una gallina, y el ofrecimiento de los elementos que se usa en el ritual: pox (trago), Coca-Cola, velas y el rezo. El ilol en riesgo En muchas comunidades tsotsiles han manifestado cambios ante la transformación de la cultura, de los usos y costumbres así como en las tradiciones. En la población Narváez si hay iloletikes, sin embargo, la mayoría es de edad avanzada; cinco son mujeres iloles de edad avanzada y una ilol aprendiz de 25 años de edad. Mientras los iloles hombres son cuatro mayores de edad y uno de 40 años. “Sigo pensando cuando no había

Todas las personas está acompañadas por un Vayijel; el compañero de los buenos y los malos m o m e n t o s Los Vayijel corren el riesgo de ser matados por cazadores, que a veces sin saber, matan al animal guardián de su prójimo y asi tanto el Vayijel como la persona se enferma o muere, a menos que acudan al ilol para cambiar su nahual. Al realizar un cambio de Vayijel, el ilol prepara un ritual donde le aclama a los santos, en especial a Dios para que lo alivie o le cambie el Vayijel, a través del sacrificio de

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distracciones de las nuevas tecnologías como televisión, computadora y celular, mis padres me decían la importancia de darle ritual a todo lugar sagrado, cuando íbamos a labrar la tierra se le tenía que pedir permiso al dueño de la tierra, era a fuerza tener que hacer una ceremonia o ritual. Sin duda estas tradiciones no deberían terminarse.” Termina de explicarnos a curandera xMal. “Hay preocupación de perder este conocimiento a veces uno se pone a pensar. ¿Qué harán los jóvenes, que ya no le interesa este conocimiento? Y ¿quién protegerá la salud de la comunidad y el ch’ulel de la población?” se pregunta xMal la curandera con un gesto de tristeza.


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