ISSN 1519-7727
JULHO_DEZEMBRO 2015
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POSURB PUC-CAMPINAS | JULHO_DEZEMBRO 2015
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SUMÁRIO |CONTENTS 191
EDITORIAL | EDITORIAL NOVOS DESAFIOS DO URBANISMO NO CONTEXTO INTERNACIONAL: ALGUMAS CONTRIBUIÇÕES SEGUNDO UMA PERSPECTIVA EUROPEIA | NEW INTERNATIONAL URBAN CHALLENGES: CONTRIBUTIONS FROM AN EUROPEAN PERSPECTIVE | NUEVOS RETOS DEL URBANISMO EN EL CONTEXTO INTERNACIONAL: ALGUNAS APORTACIONES DESDE LA ORILLA EUROPEA | María Teresa Pérez Cano, Eduardo Mosquera Adell
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ENSAIO VISUAL | VISUAL ESSAY | ENSAYO VISUAL A MÃO PENSANTE | THE THINKING HAND | LA MANO PENSANTE | Fabiola Guzmán Rivera DESENHOS | DRAWINGS | DISEÑOS | Bruno Campos ARTIGO DE PESQUISA | ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN | RESEARCH ARTICLE
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CONTINUIDADE E MUDANÇA EM BRASÍLIA | CONTINUITY AND CHANGE IN BRASÍLIA | CONTINUIDAD Y CAMBIO EN BRASÍLIA | Frederico de Holanda, Manuela Souza Ribeiro
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O TIPO PALAFITA AMAZÔNICO: CONTRIBUIÇÕES AO PROCESSO DE PROJETO DE ARQUITETURA | THE STILT HOUSE TYPE OF THE AMAZON: CONTRIBUTIONS TO THE ARCHITECTURE DESIGN PROCESS | EL TIPO PALAFITO DE AMAZON: CONTRIBUCIONES AL PROCESO DE DISEÑO DE LA ARQUITECTURA | Tainá Marçal dos Santos Menezes, Ana Klaudia de Almeida Viana Perdigão, Anja Pratschke
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NARRATIVA E EXPERIÊNCIA DO OUTRO: UM ROLÊ AFETIVO NO COMPLEXO DO ALEMÃO | NARRATIVES AND EXPERIENCES OF THE OTHERNESS: UM ROLÊ AFETIVO NO COMPLEXO DO ALEMÃO | NARRATIVAS Y EXPERIENCIAS DE ALTERIDAD: UNA VUELTA AFECTIVA EN EL COMPLEXO DO ALEMÃO | Carlos Henrique Magalhães de Lima
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RESISTÊNCIAS À AUTONOMIZAÇÃO ENTRE OS GÊNEROS ARTÍSTICOS E ARQUITETURA NO PROJETO MODERNO | RESISTANCE TO AUTONOMIZATION AMONG ARTISTIC GENRES AND ARCHITECTURE IN MODERN PROJECTS | RESISTENCIAS A LA EMANCIPACIÓN ENTRE LOS GÉNEROS ARTÍSTICOS Y LA ARQUITECTURA EN EL PROYECTO MODERNO | Diogo Cardoso Barretto, Fernando Diniz Moreira
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JOHN RUSKIN E AS PEDRAS DE VENEZA | JOHN RUSKIN AND THE STONES OF VENICE | JOHN RUSKIN Y LAS PEIDRAS DE VENECIA | Claudio Silveira Amaral
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REDES E POLOS: UM OLHAR SOBRE A INFRAESTRUTURA TERRITORIAL NO ESTADO DE SÃO PAULO NA PRIMEIRA REPÚBLICA | NETWORKS AND POLES: A VIEW OF THE TERRITORIAL INFRASTRUCTURE IN THE STATE OF SÃO PAULO DURING THE FIRST REPUBLIC | REDES Y POLOS: UNA MIRADA SOBRE LA INFRAESTRUCTURA TERRITORIAL EN EL ESTADO DE SÃO PAULO EN LA PRIMERA REPUBLICA | Sidney Piochi Bernardini
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O DEPARTAMENTO NACIONAL DE URBANISMO E A INSTITUCIONALIZAÇÃO DO SETOR DE URBANISMO NO GOVERNO FEDERAL BRASILEIRO: UM CONTÍNUO PROCESSO HISTÓRICO | THE NACIONAL DEPARTMENT OF URBANISM AND THE INSTITUTIONALIZATION OF THE URBANISM SECTOR IN BRAZILIAN FEDERAL GOVERNMENT: A CONTINUOUS HISTORICAL PROCESS | EL DEPARTAMENTO NACIONAL DE URBANISMO Y LA INSTUCIONALIZACIÓN DEL SECTOR DE URBANISMO EN EL GOBIERNO FEDERAL BRASILEÑO: UN CONTÍNUO PROCESO HISTORICO | Rodrigo Santos de Faria
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QUAL O LUGAR DAS CIDADES NO MERCADO IMOBILIÁRIO FINANCEIRIZADO? REVISITANDO CONCEITOS CRÍTICOS A PARTIR DO CASO BRASILEIRO | WHAT IS THE PLACE FOR CITIES IN A FINANCIALIZED REAL ESTATE? REVISITING CRITICAL CONCEPTS FROM THE BRAZILIAN CASE | ¿CUÁL ES EL LUGAR DE LAS CIUDADES EN EL MERCADO INMOBILIARIO FINANCIARIZADO? REVISANDO LOS CONCEPTOS FUNDAMENTALES A PARTIR DEL CASO BRASILEÑO | Telma Hoyler
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RESENHA | BOOK REVIEW | RESEÑA ESCRITOS SOBRE ESPAÇO E HISTÓRIA | Dirceu Piccinato Junior
O C U L U M E NS A IOS 1 2 ( 2 ) R e v i s t a d o P r ogr am a d e P ós‑ Gr ad u ação em U rbani smo J u l h o ‑ Dezem b r o 2 0 1 5 p.191‑348
EDITORIAL
NUEVOS RETOS DEL URBANISMO EN EL CONTEXTO INTERNACIONAL: ALGUNAS APORTACIONES DESDE LA ORILLA EUROPEA MARÍA TERESA PÉREZ CANO, EDUARDO MOSQUERA ADELL
En los últimos años, el tema de la política urbana y la gestión de las ciudades ha ocupado un lugar destacado en el debate político, en las discusiones académicas y en las acciones que involucran a los órganos públicos, principalmente aquellos relacionados con la planificación territorial. La intensiva urbanización, la transformación del papel del Estado y el modelo predominante de desarrollo urbano, ocurridos a lo largo de los últimos treinta años, alteró el proceso de planificación y de gestión de las ciudades. Si en los años 1970, el modelo de desarrollo estaba asociado a un Estado centralizado, en un contexto histórico de prevalencia de las políticas keynesianas, preocupadas por garantizar el mantenimiento de un orden económico mundial, a partir del inicio de la década de 1980 y, con más intensidad en el inicio de los años 1990, la globalización de la economía influencia directamente los procesos socioeconómicos, fragilizando el Estado-nación y fraccionando de forma gradual el núcleo del poder central institucionalizado. Los cambios en la estructura productiva repercuten en las ciudades, principalmente en las metrópolis, acentuando los problemas urbanos de los grandes centros. El Estado-nación pasó a enfrentar una profunda crisis fiscal que, aliada a los objetivos de las políticas de estabilización redujo drásticamente su capacidad de inversión y, en consecuencia su capacidad de contribuir decisivamente a la recuperación de las grandes crisis económicas. Desde los años 80, por tanto, fueron muchas las innovaciones introducidas en la planificación y en la gestión urbana que merecen estudio. Planes y proyectos urbanos pasaron a involucrar un sistema de relaciones sociales y espaciales, resultado de un proceso de múltiples articulaciones, como parte de políticas urbanas amplias y complejas. En una Europa profundamente urbana, cuya singularidad es inseparable de sus ciudades, se reflexiona cada vez más sobre el papel director de las ciudades en la economía y en la innovación1. Una reflexión acompañada de la percepción de que los cambios sociales y económicos son más evidentes en las ciudades, donde se acentúan los problemas medioambientales, de eficiencia energética y consumo de recursos, o sociales, como el desempleo y la exclusión social (ATKINSON, 2001).
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Una vez formulada la estrategia Europa 2020 surge con fuerza la pregunta sobre cómo las ciudades han de participar en sus objetivos. No es sólo una cuestión de gobernanza o de participación de los municipios en la toma de decisiones, como algunos alcaldes proponen sin apenas autocrítica (GOBIERNOS LOCALES EN RED PARA UNA NUEVA EUROPA, 2010). Las sinergias provocadas entre el tejido histórico urbano y el social de la ciudad, entendida desde la perspectiva del Horizonte 2020, junto con la profundización en este proceso, nos permitirán reconocer las pautas que se han utilizado para la generación de los diferentes modelos urbanos, valorando su sostenibilidad, adecuación, impacto ambiental o paisajístico. Pero también la apreciación de la ciudad como patrimonio (material e inmaterial), la imagen proyectada y la cualidad que se traslada a los modos de vida, incluyendo especialmente la experiencia cultural y turística. La definición de nuevos instrumentos de ordenación y gestión por los que la componente patrimonial adquiere un papel estructural mayor es una tendencia cierta en la que se debe profundizar. Todo ello en un escenario donde a la idea convencional de competitividad se le puede agregar la de configuración de alianzas estratégicas para la gestión urbana y territorial, dentro de territorios múltiples, pero globalmente condicionados en un extenso mapa por la economía y las relaciones internacionales y culturales establecidas. Si bien el modelo e imagen de ciudad y estructura del territorio presente ha sido estudiado profusa e intensamente desde muy diversos puntos de vista y por distintas disciplinas, lo cierto es que su grado de complejidad hace que aún sea un campo inagotable de conocimientos por explorar. La investigación urbanística, a día de hoy, está enfocada a la resolución de cuestiones relacionadas con la generación de estructuras urbanas que han surgido como consecuencia de la gestión de sus espacios, pero nunca ha sido una línea prioritaria de investigación en cuanto factor de identidad patrimonial. Si tomamos como referencia las exposiciones internacionales, los grandes eventos globales, etc., éstos pueden verse como laboratorios urbanos y como expresión de diferentes paradigmas urbanísticos. Un catalizador de cambios sociales, de sus relaciones con las correspondientes transformaciones urbanas, que ha prestado poca atención a los rasgos definitorios del diseño urbano de las mismas. Por otro lado, la excesiva generalización ha impedido una apreciación del grado de correspondencia con la cultura arquitectónica y urbanística de cada momento, así como del papel eventualmente innovador de los sistemas de ordenación urbana adoptados en los que intervienen de manera directa comportamientos de respeto hacia la sostenibilidad, el paisaje y el patrimonio. Falta definir y consensuar los temas clave que, en dicho contexto y considerando los objetivos de Europa 2020, se manifiestan de modo particular en las ciudades –cambio climático, cambio social, innovación tecnológica, transformación del espacio construido y de sus infraestructuras, etc.-, estableciendo un programa específico. Walter Deffaa2
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plantea un primer perfil de las dimensiones de este programa al servicio de la red urbana europea3, destinado a facilitar tanto un debate de futuro como a definir proyectos comunes, y para ello insiste en la importancia de desarrollar una amplia investigación sobre la situación actual de las ciudades. Investigación que enlaza con los objetivos del Horizonte 2020, cuyos cimientos están en la propia estrategia Europa 2020, ofreciendo un objeto específico de estudio. Sin saberlo, se sigue el viejo principio defendido por Patrick Geddes en los orígenes del urbanismo científico, ‘para planificar primero comprender’. La necesidad de desarrollar una “Agenda Urbana Europea” (EUROPEAN COMMISSION, 2014) no es algo nuevo, sin embargo se plantea con mayor urgencia a partir de la ‘Estrategia 2020 para un desarrollo inteligente, sostenible e inclusivo’ y en particular de la ‘Agenda Territorial de la Unión Europea’, donde las ciudades adquieren un papel central, mucho mayor que en la precedente Estrategia Territorial Europea4. Sin duda este retraso se debe a que la Unión Europea proyecta sus competencias sobre los Estados y las Regiones, siendo los temas urbanos políticas locales responsabilidad de cada uno de los Estados miembros. Una limitación competencial que trata de ser superada con la convicción consolidada de que en Europa las ciudades son actores clave. Mientras se demandan por un lado una investigación más profunda sobre los fenómenos urbanos actuales en Europa y, por otro, una aproximación ‘integrada’ a su planificación y gestión, se priorizan enfoques que priman lógicas sectoriales. Son enfoques que, además, se formulan desde los intereses de las áreas urbanas europeas de mayor tamaño, más influyentes – las grandes ciudades y sus entornos metropolitanos, que concentran más población y más influencia –, con el riesgo de minusvalorar algo que pertenece a la singular naturaleza de la Europa urbana: su rica red de ciudades medias y pequeñas, cuya complejidad y diversidad son extraordinarias. En el campo de la Arquitectura, el Urbanismo y la Ordenación del Territorio confluyen muy diversas disciplinas: la geografía, la historia, la antropología, las ciencias medioambientales… y el derecho. Existe una interacción entre todas ellas, pues o son previas a la Arquitectura y la condicionan enriqueciéndola, o bien es el Planeamiento como actividad o la Arquitectura quien puede marcar su desarrollo. Este es el reto.
NOTAS 1. “[...] the importance of the contribution that cities can and do make to the economic, environmental and social success of Europe” (EUROPEAN COMMISSION, 2004, p.1), la cuestión fue reconocida literalmente en ‘The Urban Acquis’ de 2004. 2. Director General de Política Regional y Urbana de la Unión Europea. 3. La propia Agenda Urbana de la UE, ver ‘Cities of Tomorrow: Investing in Europe’, 2014, p.6. 4. Unión Européa 2010, Unión Européa 2011 y Unión Européa 1999, respectivamente. Disponibles en: <http://ec.europa.eu/europe2020/index_es.htm> y <http://www.magrama.gob.es/es/ desarrollo-rural/temas/desarrollo-territorial/el-desarrollo-territorial-en-el-ambito-europeo/unioneuropea/>. Acceso en: 12 nov. 2015.
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REFERENCIAS ATKINSON, R. The emerging urban agenda and the european spatial development perspective:
Towards an EU urban policy? European Planning Studies, v.9, n.3, 2001. Disponible en: <http:// www.tandfonline.com/doi/pdf/10.1080/713666487>. Acceso en: 16 nov. 2015. EUROPEAN COMMISSION. Ministerial Meeting Urban Policy Cities Empower Europe. Conclusions dutch presidency 2004. Ministry of Interior and Kingdom Relations, The Netherlands, 2005. Disponible en: <http://ec.europa.eu/regional_policy/archive/urban2/pdf/112004_rotterdam_conclusion.pdf>. Acceso en: 10 nov. 2015. EUROPEAN COMMISSION. Cities of tomorrow: Investing in Europe. Bruselas, 2014. Disponible en: <http://ec.europa.eu/regional_policy/sources/conferences/urban2014/doc/report_ cities_of_ tomorrow_2014.pdf>. Acceso en: 16 nov. 2015. GOBIERNOS LOCALES EN RED PARA UNA NUEVA EUROPA. Agenda de Barcelona: hacia una Agenda Local Europea. Barcelona: Cumbre Europea de Gobiernos Locales, 2010.
MARÍA TERESA PÉREZ CANO | Universidad de Sevilla | Escuela Técnica Superior de Arquitectura | Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio | Sevilla, España. EDUARDO MOSQUERA ADELL | Universidad de Sevilla | Escuela Técnica Superior de Arquitectura | Departamento de Historia, Teoría y Composición Arquitectónicas | C/S. Fernando, 4, C.P. 41004, Sevilla, España | Correspondencia a nombre de/ Correspondence to: E.M. ADELL | E-mail: <emosquera@us.es>.
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NEW INTERNATIONAL URBAN CHALLENGES: CONTRIBUTIONS FROM AN EUROPEAN PERSPECTIVE MARÍA TERESA PÉREZ CANO, EDUARDO MOSQUERA ADELL
In recent years, the discussion on urban policy and administration of cities has been prominent in the political debate, academic discussions, and actions involving public agencies, particularly those related to territorial planning. Intensive urbanization, changes in the state’s role and the predominant model of urban development that has taken place over the last 30 years have changed the process of planning and managing cities. If in the 1970s the development model was associated with a centralized state due to the prevalence of Keynesian policies, which were focused on preserving the global economic order, the beginning of the 1980s and, more significantly, in the early 1990s, economic globalization has directly influenced the socio-economic processes, weakening the nation-state and gradually fragmenting the core of the institutionalized central government. Changes in the productive structure affect the cities, especially in metropolitan areas, intensifying the problems of large urban centers. The nation-state began to face a serious fiscal crisis which, combined with the objectives of stabilization policies, drastically reduced their investment capacity and, consequently, their ability to help recover from major economic crisis. Since the 1980s, however, the development of many innovations in urban planning and management should be studied. Urban plans and projects began to include a system of social and spatial relationships, the result of a process of multiple strategies for large and complex urban policies. In urban Europe, whose uniqueness is not inseparable from their cities, the role of the manager of cities for the economy and innovation has been pondered1. Social and economic changes have become more evident in cities due to environmental problems such as energy efficiency and consumption, or social problems, such as unemployment and social exclusion (ATKINSON, 2001). Once the Europe 2020 strategy was developed, the question now is how cities can participate to reach the goals. It is not just a matter of governance or participation of municipalities in the decision-making, as some mayors suggest without self-criticism (GOBIERNOS LOCALES EN RED PARA UNA NUEVA EUROPA, 2010).
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The synergies produced between the urban and social-historical setting of the city, understood from the point of view of the program Horizon 2020 along with a deeper understanding of the process, will allow us to recognize the guidelines that are being used to create the various urban models, enhancing their sustainability, suitability, and environmental and landscape impact. They will also allow us to appreciate the city as patrimony (tangible and intangible), the idealized image and quality that is transferred to the ways of life, including a particular cultural and touristic experience. The definition of new planning and managing instruments through which patrimony takes on a more structural role is certainly a trend that must be enhanced. All this in a scenario in which the conventional idea of competitiveness can be included to the definition of strategic alliances for urban and territorial management within multiple territories, but globally influenced by the large map of economics and established international and cultural relationships. Although the model, image and territorial structure of the modern city have been deeply and intensely studied from different points of views and involving different disciplines, its degree of complexity is certainly an inexhaustible field of knowledge to be explored. Nowadays, urban research is focused on solving issues related to the development of urban structures that have arisen as a result of the management of spaces, but the patrimonial identity has never been a priority. If we consider international exhibitions, large global events, etc., they can be seen as urban laboratories and the expression of different urban paradigms. They are catalysts of social changes and their relations with the relevant urban transformations have paid little attention to defining features of urban design. On the other hand, excessive generalization prevents an assessment of the degree of correspondence with the architectural and urban culture of the time, as well as a possible innovative role of urban planning systems that directly intervene in actions related to sustainability, landscape and patrimony. Taking into account the Europe 2020 objectives, key issues in this context need to be established and discussed (climate change, social change, technological innovation, transformation of the built environment and infrastructures, etc.) to define a specific program. Walter Deffaa2 defines the first profile of the dimension of this program at the service of the European urban network3, designed to mediate future debates and define common projects and, therefore, he stresses the importance of developing a comprehensive survey on the current situation of cities. Research that corroborates the objectives of Horizon 2020, whose foundation is the Europe 2020 strategy, offers a specific object of study. Unknowingly, the old principle advocated by Patrick Geddes at the beginning of scientific urbanism is being followed: â&#x20AC;&#x153;in order to plan, first understandâ&#x20AC;?.
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The need to develop a European Urban Agenda (EUROPEAN COMMISSION, 2014) is not new. However, the more urgent matter according to the “2020 Strategy for intelligent, sustainable and inclusive development” and, in particular, the “Territorial Agenda of the European Union” and even more than in the previous European Territorial Strategy, is that cities should take on a central role4. Undoubtedly, the delay is because the European Union passes on its responsibilities to the states and regions, making the urban issues a local political responsibility of individual member states. Limited competence is becoming overcome by the conviction that European cities are key players. While on the one hand, a deeper investigation of current urban phenomena in Europe and an “integrated” approach to planning and management is required, on the other, approaches that focus on the sectoral logic are prioritized. Furthermore, approaches focused on the interests of larger, more influential European urban areas - the big cities and their metropolitan surroundings, which have a denser population and more influence - risk underestimating something that belongs to the unique nature of urban Europe: a rich network of small and medium cities whose complexity and diversity are extraordinary. In the field of architecture, urbanism and territorial planning, different subjects converge: geography, history, anthropology, environmental sciences and law. All these subjects interact with each other because either they are prior to architecture and thus influence and enrich it; or planning as an activity or architecture can shape their development. This is the challenge.
NOTES 1. “[...] the importance of the contribution that cities can and do make to the economic, environmental and social success of Europe” (EUROPEAN COMMISSION, 2004, p.1), the issue was literally recognized in ‘The Urban Acquis’ de 2004. 2. Director General de Política Regional y Urbana de la Unión Europea. 3. The own Urban Agenda of the EU, see ‘Cities of Tomorrow: Investing in Europe’, 2014, p.6. 4. Unión Européa 2010, Unión Européa 2011 y Unión Européa 1999, respectively. Availables from: <http://ec.europa.eu/europe2020/index_es.htm> e <http://www.magrama.gob.es/es/ desarrollo-rural/temas/desarrollo-territorial/el-desarrollo-territorial-en-el-ambito-europeo/unioneuropea/>. Cited: Nov. 12, 2015.
REFERENCES ATKINSON, R. The emerging urban agenda and the european spatial development perspective:
Towards an EU urban policy? European Planning Studies, v.9, n.3, 2001. Available from: <http:// www.tandfonline.com/doi/pdf/10.1080/713666487>. Cited: Nov. 16, 2015. EUROPEAN COMMISSION. Ministerial Meeting Urban Policy Cities Empower Europe. Conclusions dutch presidency 2004. Ministry of Interior and Kingdom Relations, The Netherlands, 2005. Available from: <http://ec.europa.eu/regional_policy/archive/urban2/pdf/112004_rotterdam_conclusion.pdf>. Cited: Nov. 10, 2015.
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EUROPEAN COMMISSION. Cities of tomorrow: Investing in Europe. Bruselas, 2014. Available from: <http://ec.europa.eu/regional_policy/sources/conferences/urban2014/doc/report_ cities_ of_tomorrow_2014.pdf>. Cited: Nov. 16, 2015. GOBIERNOS LOCALES EN RED PARA UNA NUEVA EUROPA. Agenda de Barcelona: hacia una Agenda Local Europea. Barcelona: Cumbre Europea de Gobiernos Locales, 2010.
MARÍA TERESA PÉREZ CANO | Universidad de Sevilla | Escuela Técnica Superior de Arquitectura | Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio | Sevilla, España. EDUARDO MOSQUERA ADELL | Universidad de Sevilla | Escuela Técnica Superior de Arquitectura | Departamento de Historia, Teoría y Composición Arquitectónicas | C/S. Fernando, 4, C.P. 41004, Sevilla, España | Correspondencia a nombre de/ Correspondence to: E.M. ADELL | E-mail: <emosquera@us.es>.
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NOVOS DESAFIOS DO URBANISMO NO CONTEXTO INTERNACIONAL: ALGUMAS CONTRIBUIÇÕES SEGUNDO UMA PERSPECTIVA EUROPEIA MARÍA TERESA PÉREZ CANO, EDUARDO MOSQUERA ADELL
Nos últimos anos, a discussão sobre política urbana e administração das cidades vem ocupando um lugar de destaque no debate político, nas discussões acadêmicas e nas ações que envolvem órgãos públicos, principalmente os relacionados com o planejamento territorial. A urbanização intensiva, a transformação do papel do Estado e o modelo predominante de desenvolvimento urbano, ocorridos ao longo dos últimos 30 anos alteraram o processo de planejamento e administração das cidades. Se nos anos 1970 o modelo de desenvolvimento estava associado a um Estado centralizado, no contexto histórico de prevalência das políticas keynesianas, preocupadas em garantir a preservação da ordem econômica mundial, a partir do início da década de 1980 e, com mais intensidade no início dos anos 1990, a globalização da economia influenciou diretamente os processos socioeconômicos, fragilizando o Estado-nação e fragmentando, de forma gradual, o núcleo do poder central institucionalizado. As mudanças na estrutura produtiva repercutem nas cidades, principalmente nas metrópoles, acentuando os problemas urbanos dos grandes centros. O Estado-nação passou a enfrentar uma profunda crise fiscal que, aliada aos objetivos das políticas de estabilização, reduziu drasticamente sua capacidade de investimento e, como consequência, sua capacidade de contribuir, decisivamente, para a recuperação das grandes crises econômicas. Desde os anos 1980, portanto, são muitas as inovações introduzidas no planejamento e gestão urbana que merecem ser estudadas. Planos e projetos urbanos passaram a envolver um sistema de relações sociais e espaciais, resultado de um processo de várias articulações como parte de políticas urbanas amplas e complexas. Em uma Europa profundamente urbana, cuja singularidade não é inseparável de suas cidades, se reflete cada vez mais sobre o papel diretor das cidades na economia e na inovação1. Uma reflexão acompanhada da percepção de que as mudanças sociais e econômicas se tornam mais evidentes nas cidades, onde se acentuam os problemas ambientais, de eficiência energética e consumo, ou sociais, como o desemprego e a exclusão social (ATKINSON, 2001).
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Uma vez formulada a estratégia Europa 2020, surge com força a pergunta sobre como as cidades terão que participar dos seus objetivos. Não é apenas uma questão de governança ou de participação dos municípios na tomada de decisões, como alguns prefeitos propõem quase sem autocrítica (GOBIERNOS LOCALES EN RED PARA UNA NUEVA EUROPA, 2010). As sinergias produzidas entre o cenário histórico urbano e social da cidade, entendidas a partir do ponto de vista do Horizonte 2020, junto com o aprofundamento nesse processo, nos permitirão reconhecer as pautas que estão sendo utilizadas para a geração dos diferentes modelos urbanos, valorizando sua sustentabilidade, adequação, e impacto ambiental ou paisagístico. E também nos permitirão apreciar a cidade como patrimônio (material e imaterial), a imagem projetada e a qualidade que se transfere aos modos de vida, incluindo, especialmente, a experiência cultural e turística. A definição de novos instrumentos de planejamento e gestão através dos quais o componente patrimonial adquire um papel estrutural maior é certamente uma tendência que se deve aprofundar. Tudo isso em um cenário no qual, à ideia convencional de competitividade, se pode agregar a definição de alianças estratégicas para a gestão urbana e territorial, dentro de territórios múltiplos, mas globalmente condicionados, no amplo mapa da economia e das relações internacionais e culturais estabelecidas. Embora o modelo e a imagem e estrutura territorial da cidade atual tenham sido estudados profusa e intensamente a partir de pontos de vistas muito diversos e envolvendo disciplinas distintas, é certo que seu grau de complexidade faz com que ainda sejam um campo inesgotável de conhecimentos a serem explorados. A pesquisa urbanística hoje em dia está focada na resolução de questões relacionadas com a geração de estruturas urbanas que surgiram como consequência da gestão de seus espaços, mas nunca foi uma linha prioritária de investigação enquanto fator de identidade patrimonial. Se tomarmos como referência as exposições internacionais, os grandes eventos globais, etc., eles podem ser vistos como laboratórios urbanos e expressão de diferentes paradigmas urbanísticos. São catalisadores de mudanças sociais, de suas relações com as transformações urbanas correspondentes, que têm prestado pouca atenção aos traços definidores do desenho urbano das mesmas. Por outro lado, a excessiva generalização impede uma apreciação do grau de correspondência com a cultura arquitetônica e urbanística de cada momento, assim como do papel eventualmente inovador dos sistemas de ordenação urbana adotados, nos quais intervêm de maneira direta posturas de respeito à sustentabilidade, à paisagem e ao patrimônio. Falta definir e consensuar quanto a temas-chave que, nesse contexto e considerando os objetivos de Europa 2020, se manifestam de modo particular nas cidades (mudança climática, mudança social, inovação tecnológica, transformação do espaço construído e suas infraestruturas, etc.), estabelecendo um programa específico. Walter Deffaa2 define um primeiro perfil das dimensões desse programa a serviço da rede urbana
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europeia3, destinado tanto a facilitar um debate futuro quanto a definir projetos comuns e, para isso, insiste na importância de desenvolver uma ampla pesquisa sobre a situação atual das cidades. Pesquisa que se une aos objetivos do Horizonte 2020, cujo alicerce está na própria estratégia “Europa 2020”, oferecendo um objeto específico de estudo. Sem saber, segue-se o velho princípio defendido por Patrick Geddes no início do urbanismo científico, “para planejar, primeiro compreender”. A necessidade de desenvolver uma Agenda Urbana Europeia (EUROPEAN COMMISSION, 2014) não é algo novo. No entanto, se coloca com maior urgência a partir da “Estratégia 2020 para um desenvolvimento inteligente, sustentável e inclusivo” e, em particular, da “Agenda Territorial da União Europeia”, onde as cidades adquirem um papel central, muito maior que na Estratégia Territorial Europeia anterior4. Sem dúvida, esse atraso se deve ao fato de que a União Europeia projeta suas atribuições sobre os Estados e as regiões, tornando os temas urbanos uma responsabilidade política local de cada um dos Estados-membros. Uma limitação de competências que está sendo superada pela convicção consolidada de que na Europa as cidades são atores-chave. Enquanto de um lado, se demanda uma investigação mais profunda sobre os fenômenos urbanos atuais na Europa e uma aproximação “integrada” com seu planejamento e gestão, por outro, se priorizam enfoques que favorecem lógicas setoriais. Além disso, são enfoques formulados a partir dos interesses das áreas urbanas europeias de maior dimensão, mais influentes - as grandes cidades e seus entornos metropolitanos, que concentram mais população e mais influência - com o risco de subestimar algo que pertence à natureza singular da Europa urbana: sua rica rede de cidades médias e pequenas, cuja complexidade e diversidade são extraordinárias. No campo da arquitetura, do urbanismo e do planejamento territorial convergem disciplinas muito diversas: a geografia, a história, a antropologia, as ciências ambientais e o direito. Existe uma interação entre todas elas, pois ou são anteriores à arquitetura e a condicionam, enriquecendo-a, ou bem é o planejamento como atividade ou a arquitetura que pode marcar seu desenvolvimento. Este é o desafio.
NOTAS 1. “[...] the importance of the contribution that cities can and do make to the economic, environmental and social success of Europe” (EUROPEAN COMMISSION, 2004, p.1), a questão foi reconhecida literalmente em ‘The Urban Acquis’ de 2004. 2. Director General de Política Regional y Urbana de la Unión Europea. 3. A própria Agenda Urbana da UE, ver ‘Cities of Tomorrow: Investing in Europe’, 2014, p.6. 4. Unión Européa 2010, Unión Européa 2011 y Unión Européa 1999, respectivamente. Disponíveis em: <http://ec.europa.eu/europe2020/index_es.htm> e <http://www.magrama.gob.es/es/ desarrollo-rural/temas/desarrollo-territorial/el-desarrollo-territorial-en-el-ambito-europeo/union-europea/>. Acesso em: 12 nov. 2015.
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EDITORIAL
REFERÊNCIAS ATKINSON, R. The emerging urban agenda and the european spatial development perspective:
Towards an EU urban policy? European Planning Studies, v.9, n.3, 2001. Disponível em: <http:// www.tandfonline.com/doi/pdf/10.1080/713666487>. Acesso em: 16 nov. 2015. EUROPEAN COMMISSION. Ministerial Meeting Urban Policy Cities Empower Europe. Conclusions dutch presidency 2004. Ministry of Interior and Kingdom Relations, The Netherlands, 2005. Disponível em: <http://ec.europa.eu/regional_policy/archive/urban2/pdf/112004_rotterdam_conclusion.pdf>. Acesso em: 10 nov. 2015. EUROPEAN COMMISSION. Cities of tomorrow: Investing in Europe. Bruselas, 2014. Disponível em: <http://ec.europa.eu/regional_policy/sources/conferences/urban2014/doc/report_ cities_of_ tomorrow_2014.pdf>. Acesso em: 16 nov. 2015. GOBIERNOS LOCALES EN RED PARA UNA NUEVA EUROPA. Agenda de Barcelona: hacia una Agenda Local Europea. Barcelona: Cumbre Europea de Gobiernos Locales, 2010.
MARÍA TERESA PÉREZ CANO | Universidad de Sevilla | Escuela Técnica Superior de Arquitectura | Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio | Sevilla, España. EDUARDO MOSQUERA ADELL | Universidad de Sevilla | Escuela Técnica Superior de Arquitectura | Departamento de Historia, Teoría y Composición Arquitectónicas | C/S. Fernando, 4, C.P. 41004, Sevilla, España | Correspondencia a nombre de/ Correspondence to: E.M. ADELL | E-mail: <emosquera@us.es>.
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A MÃO PENSANTE FABIOLA GUZMÁN RIVERA
A habilidade de representar o espaço tridimensional usando um meio bidimensional pode se entender como o princípio canônico da ilustração da profundidade espacial. Apesar do atual foco da área da arquitetura em processos contemporâneos e computação gráfica, não podemos negar que a mão e a mente seguem sendo extensão uma da outra e por isso o par perfeito para ilustrar uma idéia. O bombardeio de ferramentas para otimizar o processo de desenho nos está obrigando a repensar a forma de representar nossas intenções espaciais, mas eu não posso deixar de pensar que aquele meio ótimo que sonhamos seja talvez o mais primitivo: o lápis e a folha de papel em branco. Este repertório de desenhos mostra o completo espectro da representação arquitetônica, desde esboços intuitivos que podem se entender como respostas imediatas a problemas concretos, até representações meticulosas do resultado final do projeto. Todos e cada um deles explora o ato de desenhar; não como meio para um fim, senão como um fim em si mesmo. Alguns deles impressionam a simples vista, são quase um fluxo de consciência, elementos brutos dos projetos e idéias que configuram fragmentos de um processo despretensioso. A qualidade abstrata de algumas das ilustrações fala de uma liberdade que resiste a urgência de ser totalitária. Tratando o desenho como um meio especulativo, como uma ferramenta para a descoberta, Bruno Campos é capaz de insinuar possibilidades ao mesmo tempo que proporciona respostas definidas a problemas espaciais. Escutava curiosa à narração das histórias atrás de cada ilustração porque ter acesso ao desenvolvimento de uma idéia é fascinante. A maioria dos arquitetos ocultam seus passos no esforço de proteger seu íntimo e precioso procedimento. Diferentemente, Bruno Campos não hesitou em revelar seus métodos. Seus desenhos servem de prova tangível de como o processo de criação se realiza; relatam transparência de pensamento e expõem as múltiples fases na vida de um arquiteto. A palpável qualidade de cada imagem está sempre latente, as idéias são fortes e seus traços oscilam desde o impulsivo até o delicado. Ter acesso aos bastidores de um processo criativo converte o espectador no voyeur de uma realidade alternativa. Há um aspecto físico na criação de desenhos que está se dissolvendo em uma série de clicks de mouse e comandos que só perseguem a otimização. Mas a nostalgia do ritmo da iteração de idéias através do desenho à mão, por pensar mais detidamente e produzir à base de observações precisas, também não pode ser negada. Não devemos perder essa sensibilidade ou a emoção que este processo provoca, em especial quando o desenho à mão vai se tornando uma relíquia, muito admirada ainda que não mais necessária. Não é minha intenção desvalorizar os atributos da representação digital, mas dar as boas vindas nova-
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mente à possibilidade de agregar o papel, caneta e a mão sem pretensões. O conjunto de collages, desenhos e composições do Bruno Campos fala sobre o potencial dos meios que logo serão esquecidos, mas também é um manifesto da urgência para estimular o pensamento por trás do traço manual. Seja utilizando meios digitais ou tradicionais, devemos relembrar que desenhar é pensar, desenhar é representar. É a linguagem que adotamos há muito tempo para comunicar idéias, e neste caso particular, para enquadrar uma discussão. FABIOLA GUZMÁN RIVERA | Harvard University | School of Design | Department of Architecture | Cambridge, MA, United States.
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THE THINKING HAND FABIOLA GUZMÁN RIVERA
To render tridimensional space in a two-dimensional medium can be understood as the canonical principle for illustrating spatial depth. Despite the current focus on contemporary process and computer-aided design in the field of architecture we cannot deny that the hand and the mind continue to be an extension of one another and as a result the perfect couple to render an idea. The bombardment of optimized drawing tools force us to rethink the way in which we deploy spatial intentions, nonetheless I cannot help but to think that the optimal medium we strive for is perhaps the most primitive one: the pencil and a blank sheet of paper. This repertoire of drawings shows the whole spectrum of architectural representation, ranging from the intuitive sketches that can be understood as immediate responses to problems, to meticulous final representations. Every single one of them explores the act of drawing not as means to an end, rather as an end itself. Some of them are poignant, almost like a stream of consciousness, raw data of projects and ideas that are fragments of an unpretentious process. The abstract quality of some of the examples speaks of a freedom that resists the urge to be final. Treating the drawing as a speculative medium, a process of making discoveries, Bruno Campos is able to hint possibilities while providing definite answers to spatial inquiries. I listened with curiosity while he narrated the stories behind each illustration because to have access to the assembly process of an abstract idea is quite fascinating. Most architects cover their tracks in an effort to protect this precious and intimate procedure. Bruno Campos did not hesitate to disclose his methods. His drawings serve as the physical proof of how the process of creating unfolds; they speak about transparency of thought and expose the multiple phases in the life of an architect. The palpable quality of each item is latent, the ideas are poignant and the strokes range from impulsive to delicate. Having access to the “back stage” turns the viewer into the voyeur of an alternate reality. There is a physicality that is dissolving into a series of mouse clicks and commands just for the sake of optimization. The nostalgia for the slowness of iterating through hand drawings, for the slowness of thinking and producing based on accurate observations cannot be denied. We should not loose the sensibility or the excitement that this process provokes especially when the hand drawing is turning into a relic, highly admired but no longer required. It is not my intent to undermine the attributes of digital representation but to welcome once again the possibility of putting together paper, pen and an unbiased hand. Bruno’s collages, sketches and compositions speaks about the potential of these “soon to be forgotten” mediums, furthermore they are a manifesto of the urgency to stim-
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ulate the thinking hand. Either digitally or by hand we should remember that to draw is to think, to draw is to represent. It is the language we adopted a long time ago to communicate ideas and in this particular case to frame a discussion. FABIOLA GUZMĂ N RIVERA | Harvard University | School of Design | Department of Architecture | Cambridge, MA, United States.
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LA MANO PENSANTE FABIOLA GUZMÁN RIVERA
La habilidad de utilizar un medio bidimensional para elaborar espacio tridimensional se puede entender como el principio canónico para ilustrar profundidad. A pesar del enfoque actual en procesos contemporáneo y en el diseño asistido por herramientas digitales en el campo de la arquitectura, no podemos negar que la mano y la mente siguen siendo una extensión el uno del otro y como resultado la pareja perfecta para ilustrar una idea. El bombardeo de herramientas para optimizar el proceso de dibujar nos obligan a repensar la forma en que representamos intenciones espaciales, sin embargo, no puedo dejar de pensar que el medio óptimo que tanto anhelamos es quizás el más primitivo: el lápiz y una hoja de papel en blanco . Este repertorio de dibujos demuestra el espectro de la representación arquitectónica, que recorre desde bocetos intuitivos, los cuales son respuestas inmediata a un problema, a representaciones meticulosas del diseño final de un proyecto. Todos y cada uno de ellos explora el acto de dibujar; no como medio para un fin sino como un fin en sí mismo. Algunos de ellos conmueven a simple vista, son casi un monólogo de conciencia, datos en bruto de proyectos e ideas que configuran fragmentos de un proceso sin pretensiones. La cualidad abstracta de algunas ilustraciones habla de una libertad que resiste la urgencia de ser totalitaria. Tratando el dibujo como un medio especulativo, como una herramienta para descubrir, Bruno Campos es capaz de insinuar posibilidades a la vez que provee respuestas a preguntas espaciales. Escuchaba con curiosidad mientras él narraba las historias detrás de cada ilustración porque tener acceso al desarrollo de una idea es fascinante. La mayoría de los arquitectos tratan de cubrir sus pistas en un esfuerzo por proteger la intimidad de tal procedimiento. En cambio Bruno Campos no dudó en revelar sus métodos. Sus dibujos sirven como prueba tangible de cómo el proceso de creación se despliega; relatan transparencia de pensamiento y exponen las múltiples fases en la vida de un arquitecto. La cualidad física de cada imagen siempre está latente, las ideas son conmovedores y sus trazos oscilan desde lo impulsivo hasta lo delicado. Tener acceso a la trastienda de un proceso creativo convierte al espectador en el voyeur de una realidad alterna. Hay un aspecto físico en la creación de dibujos que se está disolviendo en una serie de “mouse clicks” y comandos que sólo persiguen la optimización. Hay cierta nostalgia por la iteración de ideas a través de dibujos a mano, por pensar detenidamente y producir a base de observaciones precisas. No debemos perder esa sensibilidad o la emoción que este proceso provoca, en especial cuando el dibujo a mano se va tornando en una reliquia admirada pero sin embargo no requerida. No es mi intención menospreciar los atributos
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de la representación digital, sino de dar la bienvenida una vez más a la posibilidad de juntar papel, bolígrafo y una mano sin pretensiones. El conjunto de collages, dibujos y composiciones de Bruno Campos habla sobre el potencial de medios que pronto serán olvidados, sobretodo es un manifiesto para estimular la sabiduría detrás del trazo manual. Ya sea utilizando medios digitales o tradicionales, debemos recordar que dibujar es pensar, dibujar es representar. Es el lenguaje que adoptamos hace mucho tiempo para comunicar ideas y en este caso en particular, para enmarcar una discusión. FABIOLA GUZMÁN RIVERA | Harvard University | School of Design | Department of Architecture | Cambridge, MA, United States.
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Anexo para o Chrysler Building, NY – Hidrográfica sobre papel manteiga (20x40cm), Bruno Campos (1994). Annex to the Chrysler Building, NY – Water-based ink pen on tracing paper (20x40cm), Bruno Campos (1994). Adjunto para Chrysler Building, NY – Hidrográfica sobre papel manteca (20x40cm), Bruno Campos (1994).
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Anexo para o Chrysler Building, NY – Hidrográfica sobre guardanapo (7x10cm), Bruno Campos (1994). Annex to the Chrysler Building, NY – Water-based ink pen on paper napkin (7x10cm), Bruno Campos (1994). Adjunto para Chrysler Building, NY – Hidrográfica sobre servilleta de papel (7x10cm), Bruno Campos (1994).
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Anexo para o Chrysler Building, NY – Nanquim e hidrográfica sobre papel vegetal (60x85cm), Bruno Campos (1994). Annex to the Chrysler Building, NY – India ink and water-based ink pen on drafting paper (60x85cm), Bruno Campos (1994). Adjunto para Chrysler Building, NY – Tinta china e hidrográfica sobre papel vegetal (60x85cm), Bruno Campos (1994).
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Anexo para o Chrysler Building, NY – Lápis, nanquim e hidrográfica sobre papel vegetal (40x30cm), Bruno Campos (1994). Annex to the Chrysler Building, NY – Pencil, India ink and water-based ink pen on drafting paper (40x30cm), Bruno Campos (1994). Adjunto para Chrysler Building, NY – Lápiz, tinta china e hidrográfica sobre papel vegetal (40x30cm), Bruno Campos (1994)
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Mosteiro Taquaraçu de Minas – Nanquim e hidrográfica sobre papel vegetal (85x60cm), Bruno Campos (1992). Tauqraçu de Minas Monastery – India ink and water-based ink pen on drafting paper (85x60cm), Bruno Campos (1992). Monasterio Taquaraçu de Minas – Tinta china e hidrográfica sobre papel vegetal (85x60cm), Bruno Campos (1992).
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Showroom Fórum/Triton, São Paulo – Lápis, nanquim e hidrográfica sobre papel vegetal (40x30cm), Bruno Campos (1999). Fórum/Triton showroom, São Paulo – pencil, India ink and water-based ink pen on drafting paper (40x30cm), Bruno Campos (1999). Showroom Fórum/Triton, San Pablo – Lápiz, tinta china e hidrográfica sobre papel vegetal (40x30cm), Bruno Campos (1999).
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Centro de Convivência Campus da Universidade Federal de Minas Gerais – Lápis, Nanquim e Hidrográfica sobre papel vegetal (40x30cm), Bruno Campos (1992). Universidade Federal de Minas Gerais Campus Facility Center – Pencil, India ink and water-based ink pen on drafting paper (40x30cm), Bruno Campos (1992). Centro de Convivencia Campus de la Universidade Federal de Minas Gerais – Lápiz, tinta china e Hidrográfica sobre papel vegetal (40x30cm), Bruno Campos (1992).
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Pavilhão do Brasil, Expo Sevilha – Lápis 2B e grafite 6B sobre papel manteiga (60x85cm), Bruno Campos (1990). Brazilian Pavillion, Expo Sevilha – 2B pencil and 6B graphite pencil on tracing paper (60x85cm), Bruno Campos (1990). Pabellón de Brasil, Expo Sevilla – Lápiz 2B y carboncillo 6B sobre papel manteca (60x85cm), Bruno Campos (1990).
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Renovação Estádio Mineirão para a Copa do Mundo 2014 – Hidrográfica sobre papel sulfite (20 x 20 cm), Bruno Campos (2011). Mineirão Stadium Renovation for the 2014 FIFA World Cup – Water-based ink pen on printing paper (20x20cm), Bruno Campos (2011). Renovación Estadio Mineirão para la Copa delo Mundo 2014 – Hidrográfica sobre papel sulfito (20 x 20 cm), Bruno Campos (2011).
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Maharishi, “O Condomínio Absoluto” – Lápis 2B, grafite 6B, nanquim, hidrográfica e corretivo (“Liquid Paper”) sobre papel manteiga (vários tamanhos), Bruno Campos (2006). Maharishi, “The Absolute Condominium” – 2B pencil, 6B graphite pencil, India ink, water-based ink pen and correction fluid (“Liquid Paper”) on tracing paper (various sizes), Bruno Campos (2006). Maharishi, “O Condomínio Absoluto” (El Condominio Absoluto) – Lápiz 2B, carboncillo 6B, tinta china, hidrográfica y corrector (“Liquid Paper”) sobre papel manteca (varios tamaños), Bruno Campos (2006).
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“Brunos” – Hidrográfica sobre papel sulfite (30X20cm), Bruno Campos (2007). “Brunos” – Water-based ink pen on printing paper (30x20), Bruno Campos (2007). “Brunos” – Hidrográfica sobre papel sulfito (30X20cm), Bruno Campos (2007).
BRUNO CAMPOS | BCMF Arquitetos | R. Raul Pompéia, 225, São Pedro, 30330-080, Belo Horizonte, MG, Brasil. E-mail: <bruno@bcmfarquitetos.com>.
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CONTINUIDADE E MUDANÇA EM BRASÍLIA
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CONTINUITY AND CHANGE IN BRASÍLIA | CONTINUIDAD Y CAMBIO EN BRASÍLIA FREDERICO DE HOLANDA, MANUELA SOUZA RIBEIRO
RESUMO A primeira parte do artigo concerne as áreas residenciais de Brasília. A segunda parte trata das “superquadras” brasilienses, a maior parte do tecido urbano. Uma superquadra consiste numa área de 240m x 240m, com 2.500 a 3.500 habitantes, a depender dos tipos de apartamentos. O discurso tradicional preza a generosa permeabilidade para os pedestres, considerando que os apartamentos são sobre pilotis corbuseanos. Isso é mais mítico que real, dadas as inúmeras barreiras ao movimento. Relações com os principais pontos de atração do entorno — parada de ônibus, comércio local, escolas-parque etc. —, também são mal definidas. Há uma estrita divisão entre o espaço para o carro e o espaço para o pedestre — o primeiro sem vegetação e fachadas frontais, o segundo em partes menos acessíveis e visíveis no interior das superquadras. A terceira parte do texto concerne a análise de um projeto de superquadra realizado por um dos autores: a SQN 109. Ela está sendo implantada desde 1995. A aplicação de técnicas de análise morfológica revela a medida que este projeto reproduz experiências anteriores ou se, ao contrário, inova, e em que aspectos. A análise focará o projeto, mais que os resultados do espaço real, dada sua incompletude. Mesmo assim, algo já é possível dizer a partir do que já está pronto, sugerindo que há aqui um grau de inovação, apesar da estrita obediência às rigorosas normativas urbanísticas vigentes na Brasília Patrimônio Cultural da Humanidade. PALAVRAS-CHAVE: Brasília. Espaço residencial moderno. Inovação. Superquadras.
ABSTRACT The first part of the article is related to the residential areas in Brasília. The second part refers to the “superquadras” (superblocks), the major part of the urban tissue. A superblock consists of an area of 240m x 240m, with approximately 2,500 to 3,500 inhabitants, depending on the type of apartments. Traditional discourse praises the generous permeability for pedestrians as the apartments are raised on pilotis. This is more a myth than a reality given the many barriers to movement. The relations with the surrounding places that attract people — bus stops, local shopping, schools etc. —, are ill-defined. There is also a strict division between the space for the cars and pedestrians — the former without vegetation and front façades, the latter in areas that are less accessible and visible in the superblocks. The third part of the article is an analysis of the superblock project designed by one of the authors: the SQN 109 (109
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North Superblock). It has been under construction since 1995. The application of morphological analysis techniques reveals to what extent this project is a reproduction of previous experiences or if, on the contrary, it is innovative and in which aspect. The analysis will focus on the project rather on the real space, as it is not yet complete. Anyhow, from what can be seen of the construction, it is innovative, despite the strict observance of the urban regulations in Brasília, declared a World Cultural Heritage Site by Unesco. KEYWORDS: Brasília. Modern residential space. Innovation. Superblocks.
RESUMEN La primera parte del artículo se refiere a las áreas residenciales de Brasília. La segunda parte se refiere a las “superquadras”, la mayor parte del tejido urbano. Una superquadra está formada por un área de 240 m x 240 m, con una población que varía entre 2.500 y 3.500 habitantes, dependiendo de los tipos de departamentos. El discurso tradicional valora una permeabilidad generosa para los peatones, considerando el hecho de que los departamentos se asientan sobre pilotis corbuseanos. Esto es más mítico que real, debido a las inúmeras barreras al movimiento. Relaciones con los elementos generadores de movimiento de la vecindad — parada de autobuses, comercio de vecindad, escuelas etc. — también son mal definidas. Hay una estricta división entre el espacio para los automóviles y el espacio para los peatones — el primero sin vegetación y fachadas de frente, el segundo en partes poco accesibles y visibles en el interior de la superquadra. La tercera parte del texto se refiere al análisis de un proyecto de superquadra diseñado por uno de los autores: la SQN 109 (Superquadra Norte 109), la cual está siendo implementada desde 1995. La aplicación de técnicas de análisis morfológico revela la medida en que este proyecto reproduce experiencias previas o si, al contrario, innova, y en qué aspectos. El análisis concentra su atención en el proyecto, más que en los resultados del espacio real, ya que se queda incompleto. Asimismo, algo ya puede ser dicho a partir de lo que está listo, sugiriendo que la existencia de un cierto grado de innovación, a pesar de la estricta obediencia a las rígidas normas urbanísticas vigentes en la Brasília Patrimonio Cultural da la Humanidad. PALABRAS CLAVE: Brasília. Espacio residencial moderno. Innovación. Superquadras.
INTRODUÇÃO Tornou-se lugar comum dizer que o núcleo fundador de Brasília, projetado por Lucio Costa, é constituído por quatro tipos morfológicos urbanos: o monumental, o gregário, o residencial e o bucólico (COSTA, 1995). Cada tipo é relacionado com uma função básica da cidade, respectivamente: o Governo Federal e as funções cerimoniais e culturais cen-
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trais (o “centro do Estado”); o centro urbano de escritórios, comércio e serviços em geral (o “centro da sociedade civil”); as áreas residenciais; e o entorno esparsamente ocupado, mais relacionado com lazer e hotéis de turismo. Este ensaio trata do tipo morfológico residencial, constituído por uma variedade de tipos edilícios, dentre os quais as superquadras, uma área de 240m x 240m, constituída, em média, por onze edifícios de apartamentos, nos quais residem entre 2.500 e 3.500 pessoas, dependendo do tipo do imóvel. Os edifícios, com seis pavimentos de altura, são construídos sobre pilotis. Em 1995, o primeiro autor deste estudo, Frederico de Holanda, projetou uma nova superquadra na Asa Norte do Plano Piloto: a Superquadra Norte 109 (doravante 109N). Algumas questões se impunham: seria possível conciliar a obediência às normas e a inovação? o que a experiência anterior teria a dizer sobre o desempenho das superquadras como áreas residenciais? como evitar problemas e melhorar as reconhecidas qualidades do tipo morfológico? Atualmente (2015), a 109N encontra-se em fase de implantação. Somente dez dos quinze edifícios propostos estão prontos e ocupados, assim como não é ainda possível avaliar o desempenho do espaço relativo ao uso dos lugares públicos. No entanto, talvez seja possível simular seu desempenho futuro, empregando técnicas de análise morfológica, em alguns casos lidando com procedimentos inéditos a partir dos programas de computador especiais — softwares especialistas. Este estudo apresenta uma breve revisão dos tipos de espaços domésticos em Brasília e, a seguir, uma crítica às experiências anteriores das superquadras. Após, discute-se o projeto da 109N por meio das variáveis analíticas da Teoria da Sintaxe Espacial, comparando o projeto da 109N com as superquadras preexistentes. Finalmente, projeta-se o desempenho hipotético da 109N quando totalmente implantada, seguido de uma discussão conclusiva.
TIPOS MORFOLÓGICOS RESIDENCIAIS DE BRASÍLIA: UMA REVISÃO Dois tipos de espaço doméstico foram originalmente propostos por Lucio Costa para Brasília: apartamentos em blocos e casas individuais. As residências unifamiliares, em densidade muito mais baixa que os blocos de apartamento, localizam-se próximas à orla do Lago Paranoá, importante elemento paisagístico da cidade. No desenvolvimento do Plano, elas foram realocadas para a margem oposta do lago. Por outro lado, as superquadras, tema deste artigo, são o elemento predominante do tecido residencial do Plano Piloto. Embora a ideia tenha sido brevemente apresentada no projeto original, os princípios de desenho estão claros: uma faixa verde cercando o conjunto construído; o tráfego de veículos concentrado na área central, deixando as laterais para passeios e jardins; apenas uma entrada veicular e um sistema viário “em árvore”,
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prevenindo o fluxo de passagem; edifícios sobre pilotis, com altura máxima “de talvez seis pavimentos”, como Lucio Costa escreveu e que findou sendo a regra; jardim de infância e a antiga escola primária nas posições mais distantes da entrada veicular. As superquadras, em fileiras paralelas, formam um “colar” que constitui as “asas residenciais”, tendo como espinha dorsal a via expressa que corta a cidade de norte a sul — o Eixo Rodoviário, com 6,2km de extensão em cada direção, a partir do centro. No projeto original eram três fileiras, mas a cidade “engordou” e perdeu um pouco seu caráter linear: hoje são oito fileiras paralelas de quadras, e não só para uso residencial. A altura dos edifícios das superquadras evoca os gabaritos médios de cidades europeias em que Lucio Costa morou na infância e adolescência, e pelas quais ele sempre demonstrou grande afeto: Paris, Copenhague, Berlim e Barcelona, no seu tecido pré-moderno. Os moradores apreciam as qualidades das superquadras. O uso do espaço público varia de acordo com os atributos da população envolvida e com as características morfológicas dos lugares (RIBEIRO, 2013). Crianças e jovens usam mais o espaço público durante o dia; adultos, mais à noite e nos fins de semana e feriados, fora dos horários de trabalho, quando as quadras de esportes estão lotadas. A projeção dos edifícios residenciais sobre o chão ocupa cerca de 10% da área total da quadra, o que deixa generosos espaços para forrações vegetais e espécies arbustivas e arbóreas, o que contribui para a atmosfera bucólica da cidade. Seu bom desempenho bioclimático resulta dos extensos jardins e da porosidade do tecido urbano, advinda dos pilotis e do distanciamento entre os prédios. Solicitadas a avaliar a cidade, todas as classes sociais a aprovaram, por razões essencialmente relacionadas à atmosfera do lugar: “tranquilidade”, “paisagismo”, “vastidão espacial” e “sociabilidade”, esta última em contradição com muitas avaliações negativas da cidade por parte de vários críticos. Tal resultado afasta os clichês sobre o isolamento das pessoas, endossados, por exemplo, por Holston: “[a superquadra] não tem vida própria”, “não tem senso de comunidade”, “as pessoas se isolam”, “afastam-se umas das outras”, “têm dificuldade em fazer amigos”, “morrem sozinhas” etc. (HOLSTON, 1993, p.182). Acredita-se que, se assim fosse, a cidade teria altos índices de suicídio, quando, ao contrário, Brasília está abaixo da média das cidades brasileiras. No quesito “suicídio masculino por 100.000 habitantes”, Brasília está mais classificada do que cidades com maior Índice de Desenvolvimento Humano (IDH), Organização das Nações Unidas — Florianópolis = 0.875, Porto Alegre = 0.865, Curitiba = 0.856, Brasília = 0.844 (SCHNITMAN et al., 2010). Pesquisa sistemática e observações empíricas contradizem as conclusões de Holston (1993) e outros sobre o modo de vida em Brasília. Há atributos no projeto que permitem intensa sociabilidade nos espaços públicos. Nos comércios de vizinhança, há pontos de grande vitalidade quase a varar a noite — algumas quadras são particularmente conhecidas por sua vida boêmia, como a 408 Norte. Como em outras cidades, há interações
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sociais fora do âmbito público — clubes, shopping centers, casas de amigos etc. —, mas isso é mais típico das elites, e menos frequente na classe média e nas classes populares. A configuração da urbe pode impor custos — decerto os impõe — mas não são esses (HOLANDA, 2010). Assim, deve-se avaliar a experiência das superquadras e identificar problemas a serem evitados em projetos futuros; foi o que se tentou com o projeto da 109N. Seguem alguns dos elementos problemáticos da experiência anterior, lembrando que o projeto foi comentado, embora de maneira diferente, em Holanda e Barcellos (2011).
SUPERQUADRAS PREEXISTENTES As relações da superquadra com o entorno, especialmente com o comércio local e com as paradas de ônibus, são inadequadas: a posição dos prédios frequentemente impede o acesso fácil a esses destinos. Os espaços internos das superquadras são pouco diferenciados entre si e mal definidos, danificando sua legibilidade e a orientação através deles. Por essas razões, o fluxo de pedestres para trabalho, serviços ou lazer concentra-se na periferia, não nos espaços do miolo da quadra. O que deveria, em princípio, acolher moradores e estranhos indiscriminadamente, acaba penalizando particularmente a estes últimos: reverte-se uma estrutura espacial moderna não ortodoxa e aberta (uma contribuição de Lucio Costa ao conceito de “unidade de vizinhança”), num esquema introvertido. Para o motorista, a situação é diferente. O sistema viário dentro das superquadras faz-se “em árvore”: as ruas bifurcam-se sucessivamente até terminarem em pontos sem saída. Encontrar um endereço pode ser uma aventura. A configuração das vias é responsável pela baixa acessibilidade interpartes do Plano Piloto. Muito embora a periferia das superquadras tenha equipamentos variados — clubes de vizinhança, cinemas, igrejas, comércio local — a posição dos prédios não favorece sua percepção: os vazios definidos pelos edifícios não marcam os caminhos para os equipamentos circunvizinhos de maneira legível. Por outro lado, os edifícios não criam “vestíbulos” ou “halls de entrada” que assinalem o acesso às superquadras a partir das paradas dos ônibus ou do acesso de veículos. Na experiência prévia, não há relações claras entre as funções de circular e os atributos morfológicos que as assinalam. A localização de escolas, longe da entrada, é inapropriada, dado o desconforto provocado nos moradores pelo fluxo veicular no início e término dos turnos escolares (como sempre, as escolas “de vizinhança” servem a uma maior clientela que a da vizinhança). Barreiras proliferam no espaço interno da superquadra, prejudicando o fluxo de pedestres e ciclistas. O piso dos pilotis, com o tempo, passou a ser elevado quase um metro acima do chão para ventilar garagens subterrâneas. Cercas vivas ao redor dos edifícios semiprivatizam o espaço, às vezes compostas por variedades arbustivas com espinhos, jocosamente referidas como “verde nocivo”. Além disso, muitas rampas de garagens consomem boa parte do espaço livre, na medida em que cada prédio tem duas
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rampas, cada uma de mão única, quando poderia ter apenas uma, de mão dupla. Taludes ou diferenças de nível provocam desvios desconfortáveis no trajeto dos pedestres e afetam visualmente a paisagem. A decantada permeabilidade física e visual através dos pilotis é mais mítica que real. Normalmente não há distinção entre espaços principais e espaços secundários, espaços mais acessíveis e outros menos acessíveis ao conjunto, espaços maiores e menores, ensolarados e sombreados. Para capturar esses aspectos utilizaram-se neste estudo algumas medidas sintáticas: mapas axiais e Visual Graph Analysis (VGA, Análise Gráfica Visual). O mapa axial captura o movimento potencial de pedestres, e o de visibilidade, a abrangência visual. Ambos consideram o espaço público aberto. Na Figura 1 e seguintes, em conformidade com a Teoria da Sintaxe Espacial, os tons mais claros, tendentes ao branco, representam os percursos mais acessíveis ou as áreas mais visíveis do conjunto do sistema, enquanto os tons mais escuros indicam os percursos menos acessíveis ou as áreas menos visíveis. A Figura 1 analisa o mapa axial de todas as linhas da superquadra 113N. O mapa mostra a estrutura de permeabilidades das superquadras — todos os ângulos possíveis de visão e movimento, definidos pelas quinas dos volumes edificados — mas não considera a permeabilidade através dos pilotis, por causa das barreiras comentadas. A quadra 113N, por exemplo, tem um esquema pouco acessível interpartes, com os eixos mais acessíveis e visíveis concentrados numa área que não é espacialmente importante. Embora a estrutura espacial da 113N seja semelhante a diversas superquadras, há algumas diferenças. Pode haver uma diferenciação entre “centro” e “periferia”, particularmente em superquadras mais recentes. Edifícios residenciais concentram-se próximos da borda limítrofe da quadra e deixam uma grande porção de espaço desocupado no miolo. Equipamentos escolares e de lazer geralmente se concentram aqui. Espaços periféricos não estão articulados FIGURA 1 – Mapa axial de todas as linhas da superquadra 113N. Fonte: Elaborada pelos autores (2013). FIGURA 2 – Mapa axial de todas as linhas da superquadra 207S. Fonte: Elaborada pelos autores (2013).
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a esses espaços centrais, excepcionalmente amplos e pouco utilizados. É o caso da 207S (Figura 2), na qual há um núcleo central muito “integrado”, como mostram as linhas claras que o atravessam. No entanto, tal “campo de possibilidades” ou de acessibilidade potencial não é explorado. Esse é um dos exemplos em que uma área central vasta resta completamente deserta, enquanto as pessoas preferem circular pela periferia, ao longo de eixos mais segregados. Para a análise VGA, foi feita uma representação referente à estrutura de visibilidade, que leva em conta os edifícios como volumes fechados, e não os cones visuais que atravessam os pilotis, mais míticos que reais, considerando a quantidade de barreiras visuais comentadas. Isso é importante por várias razões: (1) revela mais acuradamente a percepção visual, pois muitos elementos que bloqueiam a visão não são representados nos mapas axiais tradicionais, que registram as permeabilidades através dos pilotis; e (2) as linhas de visão que consideram os volumes edificados em toda a sua altura acentuam as conexões visuais (ou sua ausência) entre espaços internos públicos das superquadras, e entre espaços internos e externos que circundam a área. As Figuras 3 e 4 mostram que o “núcleo de integração” — isto é, os espaços mais visíveis do sistema — concentra-se no entorno, não nas áreas centrais. Praticamente não há coincidência entre as áreas mais acessíveis (Figuras 1 e 2) e as de maior visibilidade. Acredita-se que isso interfira fortemente na apreensão da estrutura do lugar e explique melhor que o movimento de pedestres se localize predominantemente na periferia.
FIGURA 3 – Análise gráfica visual da superquadra 113N, considerando os volumes construídos em toda a sua altura como barreiras. Fonte: Elaborada pelos autores (2013). FIGURA 4 – Análise gráfica visual da superquadra 207S, considerando os volumes construídos em toda a sua altura como barreiras. Fonte: Elaborada pelos autores (2013).
É possível distinguir os espaços de “serviço”, destinados à circulação e estacionamento de veículos, dos espaços “sociais”, destinados à circulação e lazer de pedestres, configurando a clássica separação dos dois tipos de domínio do urbanismo moderno. Frequentemente, crianças preferem os espaços de serviço para jogos que demandam superfícies duras. O sistema viário “em árvore” impõe longas jornadas para veículos de serviço (coleta de lixo, correios etc.), assim como vias asfaltadas mais largas
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— todas têm de ser de duas mãos. No esquema, não é fácil encontrar um endereço. De outro lado, poucos usam os espaços “sociais”, mais expressivos do que instrumentais, ou seja, mais para serem vistos do que para serem apropriados fisicamente pelos habitantes. Além dos edifícios residenciais, as primeiras superquadras tinham um jardim de infância, a então escola primária (hoje ensino fundamental), um parque infantil e uma quadra de esportes multiuso. Hoje há também uma banca de jornais e revistas, um ponto de táxi e a previsão de um lote para a administração da quadra. Na lógica da unidade de vizinhança há supostas relações predominantes entre os equipamentos locais e os próprios habitantes da quadra. Os equipamentos educacionais ficavam, assim, na posição mais afastada da entrada, pois seriam acessados pelos habitantes a pé. Por isso, quem chega de ônibus ou de carro é obrigado a desconfortável zigue-zague até a porta desses prédios. Naturalmente, a predominância de uso pelos moradores locais nunca aconteceu, e a incômoda interferência veicular ocorre em razão de muitos pais utilizarem o carro para levar as crianças à escola. Não há uma sinergia pela qual equipamentos usados por diferentes pessoas possam ser mutuamente visíveis. Relações entre parque infantil, quadras de esportes, áreas de lazer e escolas são aleatórias. Assim, é desperdiçada a oportunidade de usar a localização dos diferentes equipamentos para criar um ambiente urbano diversificado.
O PROJETO DA 109N O projeto tem como elementos principais
Parada de ônibus
dois eixos retilíneos que se cruzam perpendicularmente e funcionam como for-
Eixo leste-oeste
tes âncoras dos elementos fundamentais
Espaços axiais secundários
do entorno: comércio local ao norte, parada de ônibus a leste, clube de vizinhança ao sul (previsto), entrada de veícu-
Quadra de esporte
los a oeste. O eixo sul-norte — promenade Playground
Eixo norte-sul
— vaza a quadra e perpassa dois blocos do comércio local. Blocos comerciais e edifí-
Comércio local
cios residenciais intraquadra formam um cone visual progressivamente estreitado Espaços segregados Escola
ao norte. Os dois eixos estabelecem uma continuidade com elementos externos que somente ocorrem por acaso em super-
Entrada da quadra
quadras preexistentes (Figura 5). O estreitamento da promenade para o norte contribui para perceber os sentidos da direção
FIGURA 5 – Esquema geral da 109N. Fonte: Elaborada pelos autores (2013).
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Tendo como uma das extremidades o local da parada de ônibus, o eixo leste-oeste favorece o percurso de pedestres ao longo da quadra e dos equipamentos mais importantes. Insere-se interessante elemento de urbanidade pela covisibilidade e copresença de moradores e estranhos. Espaços mais reclusos serão predominantemente utilizados pelos moradores. O relevo caracteriza-se por suave declive, de cerca de 5%, de sudoeste a nordeste. A solução de implantação dos blocos residenciais negou obediência mais rigorosa às curvas de nível e à posição bioclimática ideal, pela qual a melhor orientação da maior dimensão dos blocos seria de noroeste a sudeste. Opta-se por paralelismo ante blocos residenciais de superquadras vizinhas e de comércio local. Privilegia-se a unidade perceptiva com o entorno. A boa legibilidade interna da quadra depende de diferenciação quanto a cheios (edifícios) e a vazios (espaços livres de uso coletivo). Espaços livres diferenciam-se por (1) tratamento paisagístico, constituído por vegetação, pisos e distribuição do mobiliário urbano e por (2) atributos morfológicos, definidos pela implantação das edificações (tamanho, forma, localização relativa dos vazios). Com variações, a SQN-109 apresenta os seguintes espaços: 1) axial oeste-leste 2) axial norte-sul 3) axiais secundários, definidos como ruas de circulação local 4) reclusos entre as edificações 5) cordão verde Os atributos das edificações e da vegetação definem “salas” ou “corredores urbanos”. Ao cruzarem-se perpendicularmente e vazarem a quadra, os espaços axiais oeste-leste e norte-sul polarizam o uso do espaço público, já que os eixos foram criados em função dos elementos do entorno (“magnetos”), geradores de movimento. Enquanto as soluções preexistentes frequentemente ignoram fluxos de pedestres gerados em pontos de ônibus, na 109N, valorizam-se espaços de circulação, legíveis de fora para dentro, ou no interior da quadra. Não basta a permeabilidade dos pilotis. O espaço axial oeste-leste tem por extremidades: a oeste, a entrada de veículos a partir da via W-1; a leste, o ponto de ônibus no Eixinho Oeste, parte do elemento rodoviário estrutural de Brasília, o Eixo Rodoviário. Nesse espaço axial localizam-se equipamentos de uso coletivo (jardim de infância, escola de ensino fundamental, parque de vizinhança) e o mobiliário urbano mais importante (ponto de táxi, banca de revista, administração da quadra, quadra poliesportiva, abrigo de passageiro de transporte coletivo), fortalecendo o sentido de lugar. As escolas localizam-se à entrada da quadra, facilitando o acesso à clientela exterior e evitando o intenso tráfego provocado por esse equipamento. O espaço axial norte-sul, a promenade, liga o comércio local à área prevista para o clube de vizinhança. Pela localização central na quadra e pelo tratamento paisagístico, o
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espaço há de ser bastante utilizado pelos pedestres, seja como caminho para o comércio local, seja como local de lazer contemplativo. É marcado por um renque de palmeiras reais, com piso em pedra portuguesa. Devem ser instalados bancos para descanso e socialização. Uma escultura próxima ao cruzamento do eixo norte-sul com o oeste-leste haverá de ser um marco visual para a identidade e a orientabilidade do lugar. Os espaços axiais secundários definidos na extensão das ruas de circulação local são nitidamente constituídos de edificações e contêm faixas de rolamento para veículos e calçadas de pedestres. A superposição evita a aridez de espaços só ocupados por veículos estacionados ou em movimento, para os quais dão fundos os edifícios. Foram projetados fundos para espaços mais reclusos, bem como incorporadas lições da história de Brasília e de outras cidades, que aclaram ser a circulação de veículos importante atrator para a presença da população, particularmente a jovem. As dimensões desses lugares permitem incorporar calçadas e faixas de amenização entre as edificações, faixas de rolamento e estacionamentos arborizados. As calçadas não são interrompidas pelos acessos às garagens, e os veículos as cruzam em nível mais elevado que as vias, sendo o asfalto interrompido pelo cimentado da calçada, determinando prioridade ao pedestre. Os espaços reclusos situam-se entre as edificações, fechados à circulação de pedestres e veículos. São quintais semiprivados para os edifícios do entorno imediato, relativamente reclusos, mas sem barreiras de acesso. Podem-se plantar árvores frutíferas, compatíveis com práticas esportivas informais e brincadeiras de crianças pequenas. O cordão verde da quadra é formado por árvores, que sombreiam a calçada. Nos espaços mais reclusos, a posição segregada relativa aos eixos polarizadores implica menos utilização. Noutras quadras, usam-se calçadas periféricas por inexistirem eixos de circulação que conectem magnetos (eixo oeste-leste = parada de ônibus que se liga à entrada de veículos da quadra e alimenta os principais equipamentos internos). No projeto, legibilidade e acessibilidade de eixos que interligam magnetos potencializam a sua utilização, em detrimento de espaços mais segregados. Considerados tais atributos, observa-se o contraste entre o projeto da 109N e as experiências anteriores. Exceto as soluções que implicam grande espaço aberto central (mas que não têm bom desempenho), nesta superquadra as unidades de espaço aberto são bem definidas e se diferenciam claramente. As Figuras 6 e 7 revelam os atributos morfológicos da superquadra como um todo e o desempenho sistêmico dos vários tipos de unidades espaciais. O mapa axial de todas as linhas (Figura 6) mostra a importância dos eixos norte-sul e leste-oeste: as linhas mais acessíveis passam por esse lugar. Isso faz a parada de ônibus e a entrada de veículos muito acessíveis a partir do sistema como um todo. A Figura 6 também revela a alta acessibilidade para todos os equipamentos de uso coletivo dentro da superquadra, em contraste com projetos anteriores.
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A análise VGA (Figura 7) indica uma forte área central, ao contrário do caso da 207S (Figura 4), onde os lugares mais visíveis estavam deslocados para a periferia, revelando a baixa força do espaço central. Na 109N, os eixos norte-sul e leste-oeste compreendem as áreas de maior visibilidade, destacando-se as localizações da parada de ônibus e da entrada da quadra (Figura 5). Mas o ponto de cruzamento dos dois eixos — elementos estruturantes do partido — também é visualmente privilegiado.
CONCLUSÃO O projeto para a 109N está em execução desde 1995. Sete dos quinze prédios já estão habitados, mas os equipamentos de uso coletivo da quadra ainda não estão implantados. Assim, o uso pretendido para o espaço ainda não é muito visível, sendo prematuro confrontar a distribuição das pessoas no espaço, hoje, com a hipótese que baseou a proposta. Além disso, o sistema viário não está completo, particularmente os dois anéis entrelaçados (nenhuma superquadra tinha anéis antes). Um problema diz respeito ao mau monitoramento do projeto por parte do governo local, problema recorrente em Brasília. Na 109N, os espaços entre edifícios, mais amplos que na prática anterior — 30m, contra os 20m de antes — foram projetados de forma que não parecessem espaços de “serviço”, mas não estão sendo implementados de acordo com a proposta. Também estão sendo ignoradas as generosas áreas verdes previstas no projeto e as calçadas para pedestres, assim como a área asfáltica está sendo superdimensionada. Mas há também o caso oposto: a
FIGURA 6 – Mapa axial de todas as linhas da superquadra 109N. Fonte: Elaborada pelos autores (2013). FIGURA 7 – Mapa da análise gráfica visual da superquadra 109N, considerando os volumes edificados em toda a sua altura como barreiras visuais. Fonte: Elaborada pelos autores (2013).
extensão da promenade que leva à entrada entre dois prédios do comércio local foi transformada em área verde, danificando o passeio de pedestre definido no projeto. Nada indica que as escolas na entrada da superquadra venham a ser construídas em um futuro próximo. Isso era sabido de antemão, dada a política do atual sistema público de educação. Em todo caso, elas foram colocadas na entrada da superquadra,
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considerando usuários não locais e visibilidade sistêmica mais generosa dos equipamentos, entre outros fatores. Como em outros casos, é provável que essas parcelas não construídas sejam transformadas em campos de futebol de pequeno porte. Sua elevada acessibilidade irá favorecê-los, acabando por torna-los mais uma atração no eixo leste-oeste “urbano” do esquema — eixo altamente integrado física e visualmente, por isso com alto potencial para uso intenso. No futuro, seria interessante refinar a análise, considerando, por exemplo, a importância das árvores na definição da estrutura de espaço aberto. Aqui, consideram-se apenas os volumes construídos, a fim de capturar o ponto de vista do pedestre. Será interessante considerar a vegetação, particularmente nas superquadras mais antigas, com árvores de mais de sessenta anos de idade e altura que ultrapassa os edifícios de seis andares. Finalmente, o projeto para a 109N amolda-se às estritas regras de projeto que norteiam o modelo das superquadras em Brasília. Essencialmente, essas regras dizem respeito aos tipos edilícios: número de pavimentos (seis, sobre pilotis), dimensões do que pode ou não ser ocupado nos pilotis, usos possíveis dos pilotis (guarita, apartamento de porteiro etc.), ocupação das coberturas e outras regras. Do ponto de vista urbanístico, cada quadra tem aprovada a área total a ser ocupada pelos edifícios, distância mínima de 20m interfachadas, e uma única entrada para veículos. Nada mais há quanto à configuração do espaço público, de modo que as regras são mais tácitas do que explícitas. Neste projeto, procurou-se demonstrar que, dentro da normativa existente, é possível inovar quanto à experiência pregressa. Podem ser citados os seguintes aspectos de inovação: (1) sistema viário anelar, e não “em árvore”; (2) definição dos espaços abertos, configurando claras unidades morfológicas, não como “sobras” na paisagem; (3) sinergia quanto à presença humana nos espaços abertos, pela proximidade de equipamentos que atraem uma diversidade de sujeitos — crianças, adolescente, adultos; (4) favorecimento da interface entre o morador da superquadra e o passante, pela posição dos eixos de circulação a conectarem importantes pontos de geração de movimento, como a parada de ônibus (a leste) e a entrada da quadra (a oeste); (5) clareza na relação com o entorno, como a promenade que liga o interior da quadra ao comércio local. Os efeitos das inovações poderão ser avaliados no futuro próximo.
NOTAS 1. Artigo elaborado a partir da dissertação de mestrado de M.S. Ribeiro, intitulada “Habitar, trabalhar, recrear e circular: possibilidades e limitações nas superquadras de Brasília”, Universidade de Brasília, 2013.
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REFERÊNCIAS COSTA, L. Lucio Costa: registro de uma vivência. São Paulo: Empresa das Artes, 1995. HOLANDA, F. Brasília: cidade moderna, cidade eterna. Brasília: UnB, 2010. HOLANDA, F.; BARCELLOS, V. Permanência e inovação: SQN-109, Brasília. In: HOLANDA, F. (Org.). Arquitetura e urbanidade. 2.ed. Brasília: FRBH, 2011. p.120-139. HOLSTON, J. A cidade modernista: uma crítica de Brasília e sua utopia. São Paulo: Companhia das
Letras, 1993. RIBEIRO, M.S. Habitar, trabalhar, recrear e circular: possibilidades e limitações nas superquadras de
Brasília. 2013. Dissertação (Mestrado em Arquitetura e Urbanismo) — Faculdade de Arquitetura e Urbanismo, Universidade de Brasília, Brasília, 2013. Disponível em: <http://www.fredericodeholanda.com.br/>. Acesso em: 3 maio 2015. SCHNITMAN, G. et al. Taxa de mortalidade por suicídio e indicadores socioeconômicos nas capitais brasileiras. Revista Baiana de Saúde Pública, v.34, n.1, p.44-59, 2010. Disponível em: <http://inseer. ibict.br/rbsp/index.php/rbsp/search/advancedResults>. Acesso em: 2 maio 2015.
FREDERICO DE HOLANDA | Universidade de Brasília | Faculdade de Arquitetura e Urbanismo | Departamento de Teoria e História da Arquitetura e do Urbanismo | Campus Universitário Darcy Ribeiro, Asa Norte, 70910-900, Brasília, DF, Brasil | Correspondência para/Correspondence to: F. HOLANDA | E-mail: <fredholanda44@gmail.com>.
MANUELA SOUZA RIBEIRO | Ímpar Serviços Hospitalares S/A | Setor de Projeto | Brasília, DF, Brasil.
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Recebido em 30/9/2013, reapresentado em 14/5/2014 e aprovado em 10/9/2014.
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O TIPO PALAFITA AMAZÔNICO: CONTRIBUIÇÕES AO PROCESSO DE PROJETO DE ARQUITETURA THE STILT HOUSE TYPE OF THE AMAZON: CONTRIBUTIONS TO THE ARCHITECTURE DESIGN PROCESS | EL TIPO PALAFITO DE AMAZON: CONTRIBUCIONES AL PROCESO DE DISEÑO DE LA ARQUITECTURA TAINÁ MARÇAL DOS SANTOS MENEZES, ANA KLAUDIA DE ALMEIDA VIANA PERDIGÃO, ANJA PRATSCHKE
RESUMO Apresenta-se um estudo realizado em área de intervenção governamental de reassentamento habitacional denominada Vila da Barca, na cidade de Belém (PA). A pesquisa relaciona teoria e prática da arquitetura no âmbito do projeto do edifício através de categorias analíticas de natureza topológica, descritas e caracterizadas pelo tipo palafita, a fim de destacar a importância do ato de projetar a habitação social pelo significado da tradição amazônica. Discute-se a incorporação do tipo como ponto de partida do projeto e como parte de um processo projetual sistêmico. A estratégia metodológica adotada centra-se na relação entre espaço físico e vivência dos usuários avaliada no contexto da produção informal da habitação na Comunidade Vila da Barca e da produção formal da habitação na ação governamental Projeto Vila da Barca. Os resultados encontrados na área de produção informal de habitação evidenciaram a forte identificação dos moradores com os elementos de base topológica do tipo palafita, demonstrando o significado das relações espaciais investigadas referentes à tradição do habitar ribeirinho na Amazônia. A mesma relação foi observada nas unidades habitacionais do Projeto Vila da Barca que sofreram modificações pelos moradores ao longo do seu processo de adaptação ao reassentamento habitacional. Conclui-se que a discussão do processo projetual sistêmico, com apoio teórico da Cibernética, tem no tipo um importante indicador de qualidade arquitetônica. PALAVRAS-CHAVE: Amazônia. Habitação. Processo de projeto. Projeto sistêmico. Tipo palafita.
ABSTRACT This paper presents a study carried out in an area of government policy for housing resettlement called Vila da Barca, in Belém (PA). The research links theory and architectural practices in the extent of building design by means of analytical categories of topological nature, described and characterized by the stilt house type, in order to highlight the importance of the act of designing social housing by the meaning of the Amazonian tradition. The study addresses the incorporation of this type as a starting
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point for designing and how it is part of a systemic design process. The methodological strategy adopted focuses on the relationship between physical space and the residents’ experience evaluated in the context of informal housing construction in the Vila da Barca community and of formal housing construction in a government action called Vila da Barca’s Project. The results found in the area of informal housing construction revealed the strong identification of the dwellers with the elements of topological basis of the stilt house type, which demonstrates the significance of the spatial relationships investigated referring to the tradition of riverside dwelling in the Amazon. The same relationship was observed in housing units of the Vila da Barca’s Project that have been modified by residents throughout their process of adaptation to the resettlement. The conclusion reached is that the discussion of systemic design process, with theoretical support of cybernetics, has in the stilt house type an important indicator of architectural quality. KEYWORDS: Amazônia. Housing. Systemic project. Design process. Stilt house type.
RESUMEN En el presente artículo se presenta un estudio en un área de intervención gubernamental para un proyecto habitacional de reasentamiento, llamado Vila da Barca, en Belém (PA). La investigación tiene como objetivo relacionar la teoría y la práctica de la arquitectura en el ámbito del diseño del edificio a través de categorías de análisis de naturaleza topológica, descritas y caracterizadas por el tipo palafito, para resaltar la importancia de diseñar viviendas sociales siguiendo las costumbres/cultura amazónicas. Seguidamente se debate la inclusión del tipo como el punto de partida del proyecto y como parte de un proceso de diseño sistémico. La metodología utilizada se basa en la relación entre el espacio físico y la experiencia de los aldeanos encuestados evaluados en el contexto de la producción informal de viviendas en la Comunidad Vila da Barca y la producción formal de viviendas dentro de la acción gubernamental Proyecto Vila da Barca. Los resultados hallados en el área de la producción informal de viviendas muestran la fuerte identificación de los residentes con las características topológicas del tipo palafito, lo cual demuestra la importancia de las relaciones espaciales investigadas en relación con las tradiciones de la gente ribereña del Amazonas. Asimismo, se observó la misma relación en las unidades habitacionales del Proyecto Vila da Barca ya modificados por los residentes durante el largo proceso de adaptación al reasentamiento. Se concluye que el debate de la utilización de un proceso de diseño sistémico con el apoyo de la Teoría Cibernética tiene en el tipo un buen indicador de la calidad arquitectónica. PALABRAS CLAVE: Amazônia. Vivienda. Proyecto sistémico. Proceso de diseño. Tipo palafito.
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INTRODUÇÃO A ocupação de áreas informais marca historicamente a produção do espaço urbano na cidade de Belém (PA) e cria demandas de intervenção para melhorias de infraestrutura e qualidade ambiental que busquem levar a formalidade aos espaços da cidade para qualificá-los aos interesses diversos de seus cidadãos. Contudo, em meio a ações de melhorias urbanas, cresce também o número de projetos habitacionais destinados a comunidades tradicionais da Amazônia que rompem com um padrão espacial habitual, manifestado pela cultura ribeirinha. O projeto de reassentamento habitacional da Comunidade da Vila da Barca, na cidade de Belém (PA), reflete essa problemática, tornando-se um caso intrigante e desafiador para gestores e profissionais que atuam no setor habitacional. Quando o arquiteto atua em ambientes de ocupação informal, confronta-se com inúmeras variáveis, muitas ainda pouco associadas à natureza projetual, e, na tentativa de processá-las, via de regra, a prioridade vem sendo por aspectos construtivos e econômicos, o que tem se mostrado pouco adequado ao atendimento de necessidades e expectativas do usuário final. O fato é que decifrar o padrão de uso espacial para apoio ao projeto nem sempre faz parte dos códigos profissionais vigentes, e, com isso, o modo de morar ribeirinho da Amazônia é levado ao desuso na cidade formal e no interior da própria cultura que o originou. Dessa maneira, o trabalho do arquiteto não alcança a proposta de atendimento à dimensão humana. Os remanejamentos e reassentamentos habitacionais realizados pelo poder público podem ser incrementados com outros mecanismos de produção do espaço de maneira que assegure a qualidade arquitetônica: um caminho possível é o estudo do tipo palafita. Nessa direção, a pesquisa de natureza exploratória busca dar continuidade a outros trabalhos, como de Silva (2013) e de Sampaio (2013), no que concerne à investigação do padrão espacial dos assentamentos informais na cidade de Belém (PA). Os conflitos arquitetônicos gerados pós-reassentamento, devido à ruptura desse padrão, também chamam atenção e merecem acompanhamento sistemático por meio da análise das respostas de formulários sobre a casa — aplicados na Comunidade da Vila da Barca (produção informal) e no Projeto Vila da Barca (produção formal) nos anos de 2012 e 2014 —, além de levantamento físico e fotográfico das unidades habitacionais e registro das modificações realizadas pelos moradores na produção formal, para com isso sistematizá-los como lógica de projeto e contribuir ao entendimento sobre limitações e imposições próprias de códigos profissionais da arquitetura. Admite-se que o tipo palafita amazônico possa ser aprimorado para uso em novos projetos habitacionais através da decifração das relações espaciais socialmente produzidas no habitar ribeirinho, observando qualidades topológicas como proximidade, continuidade, sucessão e clausura (NORBERG-SCHULZ, 1975) a fim de resgatar uma linguagem do espaço que é própria ao morador e ao seu ambiente físico. Tais qualidades estão presentes no sistema amazônico mata-rio-roça-quintal (LOUREIRO, 2001), que serve como
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base para compreensão de modos de vida ribeirinho para apoiar o processo de projeto, seja em áreas habitacionais de comunidades ribeirinhas, que são alvo de remanejamento e reassentamento em áreas urbanas, seja em projetos com fins não habitacionais, a exemplo do Instituto de Tecnologia Vale (ITV), concebido pelo arquiteto Paulo Mendes da Rocha. Adota-se a premissa de que o projeto de arquitetura baseado no tipo como ponto de partida de processo projetual sistêmico conduz ao estabelecimento de inter-relações necessárias para um desempenho de propostas mais flexíveis e adequadas ao uso espacial. Desse modo, as aproximações da teoria da Cibernética se alinham naturalmente com teorias que abordam relações espaciais, como as de natureza topológica, visando a fomentar a discussão sobre o processo de projeto que objetiva investigar padrões espaciais em soluções tradicionalmente adotadas nos espaços socialmente produzidos, decifradas pelo uso espacial e, nesse caso, abordando as habitações ribeirinhas do tipo palafita da Amazônia. Assim sendo, objetiva-se aproximar teoria e prática de arquitetura no âmbito do projeto do edifício por meio de categorias analíticas de natureza topológica e o tipo como ponto de partida pode atuar para melhor adaptação do usuário em situações de remanejamento habitacional. Com os dados empíricos levantados, busca-se problematizar as situações de remanejamento e reassentamento habitacional na Comunidade Vila da Barca, evidenciando as referências relacionadas ao assentamento informal de origem das famílias e que podem ser contempladas na elaboração de projeto de arquitetura para habitação social na Amazônia.
O TIPO ARQUITETÔNICO A palavra tipo apresenta menos a imagem de uma coisa a copiar ou imitar por completo que a ideia de um elemento que devia ele mesmo servir de regra para o modelo (QUATREMÉRE DE QUINCY, 1825, apud PEREIRA, 2008 p.324)1.
A noção de tipo como uma construção abstrata de repertório por meio de relações espaciais e programáticas surge no texto Type do terceiro volume da Encyclopédie Métodhique — Architecture publicada por Quatremère de Quincy em 1825, desvinculando-se da ideia de um modelo geométrico a ser copiado (PEREIRA, 2008; OLIVEIRA, 2010). Essa abordagem ganhou expressão em diversas áreas da arquitetura, como o enfoque urbano tratado por Carlo Aymonino e Vittorio Gregotti, as pesquisas históricas de antecedentes arquitetônicos de Giulio Carlo Argan e as discussões voltadas para o edifício de Aldo Rossi (BARDA, 2009). O tipo é o princípio elementar que rege o espaço; como ponto de partida e fio condutor do processo projetual, tem sido o interesse de pesquisas para dar conta das questões operativas do projeto de arquitetura (ARÍS, 1993; PERDIGÃO & BRUNA, 2009; VOORDT & WEGEN, 2013). O tipo arquitetônico deve ser entendido como um “esquema de
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articulação espacial” formado por relações determinadas por questões práticas e ideológicas da existência (ARGAN, 2000, p.69), o que Rossi (1995) denomina causa primitiva ou essência da arquitetura. Referenciado no estruturalismo de Piaget, Aris (1993) descreve o tipo moderno2 como uma estrutura que coordena os elementos que compõem o projeto, afirmando que o mais importante não são os elementos, nem o todo, mas as relações que o estruturam. Destaca ainda que o tipo abrange a complexidade do meio ao manifestar os modos de vida e as relações do homem com o ambiente, e compara-o a uma estrutura que passa constantemente por um processo de autorregulação para assegurar que as leis e as propriedades que o caracterizam sejam mantidas e, portanto, comportem a existência de processos generativos. Seguindo a mesma direção, Quiroga (2009) define tipo como um princípio que parte de relações espaciais, visto que a ideia implica ‘relação’ e não ‘imagem’. Perdigão (2009) e Perdigão e Bruna (2009) discutem caminhos para vincular o tipo às relações espaciais de natureza topológica no ato de projetar a fim de se levarem em conta interações que agreguem valores culturais, evocando efeitos no uso espacial. Daí vem a possibilidade de se discutirem tipo e qualidades topológicas por meio de relações espaciais. No que tange às relações espaciais, Norberg-Schulz (1975) define o espaço arquitetônico como a concretização de relações espaciais necessárias para a orientação do homem no mundo a partir da aproximação com espaço existencial, o qual é constituído por três elementos — lugar, caminho e região — que se materializam no espaço arquitetônico por meio de qualidades topológicas classificadas como: clausura ou sucessão, continuidade ou separação e proximidade (NORBERG-SCHULZ, 1975, grifo nosso). Clausura ou sucessão espacializa a relação entre o interior e o exterior de um lugar e o grau de continuidade entre os ambientes. Continuidade ou separação delimita direções e caminhos a partir de noções como acima ou abaixo, vertical ou horizontal, direita ou esquerda, horizonte ou perspectiva. Já a proximidade diz respeito à distância entre uma região e outra, e espacializa relações como longe, perto e centro (NORBERG-SCHULZ, 1975, grifo nosso). As qualidades topológicas materializam relações espaciais primordiais para a identificação do homem no espaço arquitetônico.
O TIPO PALAFITA DA AMAZÔNIA O tipo palafita contempla relações espaciais que apontam as qualidades topológicas mencionadas anteriormente; trata-se de um padrão espacial que pode ser descrito pelo sistema mata-rio-roça-quintal (LOUREIRO, 2001), presente às margens de igarapés, rios e furos, indicando a resistência de uma cultura que se adaptou às terras baixas e alagáveis, ao ciclo das águas, a uma floresta densa e ao clima úmido com chuvas frequentes, firmando-se como comunidades tradicionais em palafitas ao optarem por casas elevadas do chão, dependência ao rio e grande permanência na paisagem amazônica, além do forte laço comu-
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nitário, registrando hábitos remanescentes do processo histórico de origem e colonização do território amazônico com seu modo de habitar peculiar (TRINDADE JÚNIOR, 2002; SIMONIAN, 2010). Da cultura indígena, o tipo palafita absorve relações de proximidade e de continuidade com a natureza, principalmente com o rio e com espaços de várzea, evidente na maneira como o ribeirinho habita ao estabelecer sua casa em cima da água, como tira seu sustento através da pesca e como transita diariamente. A floresta e o rio agem como uma extensão da casa, o que gera uma relação de sucessão entre esses espaços, muitas vezes a partir de um jirau na cozinha que tem vista para um quintal, atuando como espaço de transição entre a casa e a floresta ou o rio, conforme descrito pelo sistema mata-rio-roça-quintal (LOUREIRO, 2001; OLIVEIRA JUNIOR, 2009; SIMONIAN, 2010). Da cultura nordestina3, o tipo palafita busca relações de continuidade no interior da casa através de uma circulação linear favorecida pela planta retangular, com os cômodos muitas vezes demarcados pelas atividades domésticas visto que os espaços de uso, normalmente, não apresentam limites físicos. A sucessão ao espaço externo ocorre pelo uso dos avarandados e trapiches como espaços de transição e circulação. A relação de clausura ocorre no espaço geométrico a partir dos fechamentos que demarcam o que faz parte do interior e do exterior da casa, apesar das aberturas também favorecerem a sucessão ao entorno conforme sua localização e seu dimensionamento (RAZEIRA, 2008; OLIVEIRA JUNIOR, 2009; SILVA, 2013). O Quadro 1 apresenta a correspondência entre qualidades QUADRO 1 – Relações de proximidade, continuidade, sucessão e clausura no tipo palafita amazônico.
Qualidades topológicas
Relações e elementos
(NORBERG-SHULZ, 1975) Proximidade
Com o ambiente natural → massas d’água e floresta.
(longe ou perto) Continuidade
Relação interior/exterior → sistema mata-rio-roça-quintal.
(direções e caminhos)
Integração entre os espaços internos → a circulação condiciona.
Sucessão
Aberturas → portas, janelas e jiraus.
(espaços de transição)
Avarandados, trapiches e estivas.
Clausura
Obstruções entre os espaços internos e externos.
(limite entre interior e exterior) Fonte: Elaborado pela autora Tainá Menezes (2015).
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FIGURA 1 – Sucessão (palafita rural) e Clausura (palafita urbana) ao ambiente externo em vista aérea. Fonte: Google Maps. Disponível em: <https://www.google.com.br/maps/@-1.4264864,-48.4904179,368m/data=!3m1!1e3>. Acesso em: 10 jan. 2005. FIGURA 2 – Sucessão (palafita rural) e Clausura (palafita urbana) ao ambiente externo no plano do observador7. Fonte: Laboratório de Espaço e Desenvolvimento Humano, Universidade Federal do Pará, 2014. Fotos: Tainá Menezes (2014) e Danielli Felisbino (2014).
topológicas e elementos do vocabulário arquitetônico em casas ribeirinhas para caracterização do tipo palafita amazônico. Em síntese, as qualidades topológicas do tipo palafita apresentadas são evidentes no espaço físico a partir de dois aspectos: a relação interna da casa, através da circulação, e a relação interior/exterior, que apresenta variações entre o meio rural e o meio urbano. Na produção informal do tipo palafita em áreas rurais, observa-se que as relações mencionadas encontram-se estreitamente vinculadas ao meio natural, mantendo maior distância entre as casas e preservando o deslocamento pelo rio. Em áreas urbanas, a limitação no acesso à terra e a busca por uma localização próxima aos centros comerciais comprometem a reprodução do sistema e o contato com o ambiente natural, observando-se um menor distanciamento entre as casas. As Figuras 1 e 2 ilustram o arranjo comunitário do
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tipo palafita no meio rural por meio da sucessão ao ambiente natural, e no meio urbano através da clausura provocada pelo superadensamento. Dessa maneira, nota-se que a habitação produzida informalmente na cidade de Belém (PA) manifesta parcialmente o tipo palafita ao atender apenas as relações internas à casa, a relação interior/exterior sofre modificação, apesar de tentar-se resgatar as qualidades topológicas perdidas com a proliferação urbana da casa ribeirinha. Observa-se a busca da continuidade interior/exterior por espaços de transição, como as varandas no segundo pavimento também, para manter, através da verticalidade, o contato visual com o rio, perdido pelo adensamento territorial urbano. Essas comunidades tornam-se assim “sociedades parciais com culturas parciais”, pois, ao longo dos anos, adaptam-se à dinâmica urbana, a qual, inevitavelmente, torna-se referência, mas ainda mantendo as relações que fazem sentido para o seu habitar (BRANDÃO, 2012).
PROCESSO DE PROJETO SISTÊMICO: CONTRIBUIÇÕES DA CIBERNÉTICA A Cibernética caracteriza-se como um campo teórico transdisciplinar que absorve domínios de outras teorias, como a Teoria Geral dos Sistemas, e interdisciplinar, por surgir da aproximação entre diversas áreas como a Engenharia, a Biologia, a Química e a Sociologia, introduzida no contexto moderno por Norbert Wiener (1894-1964), em 1948, a partir de uma teoria de relações sistêmicas. Essa ciência busca estimular o convívio de situações e ambientes complexos através da comunicação e da organização de sistemas, atuando basicamente em dois grupos: em sistemas cibernéticos de primeira ordem, nos quais as interações ocorrem em um único sistema, e sobre sistemas cibernéticos de segunda ordem, nos quais há a aproximação entre sistema e observador (BROADBENT, 1973; PRATSCHKE & PASCHOALIN, 2011). Um sistema cibernético estrutura-se por meio de interações entre sistemas e/ou subsistemas e age de maneira circular, não obedecendo a uma hierarquia linear de ações quando visa a um objetivo. Para isso, adota processos de “feedback loop” (realimentação) e autorregulação para “reparar” as interferências causadas pelo ambiente e pelos sistemas circunvizinhos através da análise do estado atual e o objetivo do sistema (BROADBENT, 1973; GLANVILLE, 2007). Na Cibernética de segunda ordem, ocorre uma “segunda volta ao sistema”, ou “duplo feedback”: o observador conduz o processo à resolução do problema através do primeiro feedback, depois refaz o percurso para confirmar se o sistema atingiu o equilíbrio. Esse processo aproxima-se de temas como a autonomia, auto-organização e cognição, aprendendo como suas ações afetam o ambiente (DUBBERLY, 2008; PRATSCHKE & PASCHOALIN, 2011). Essa teoria traz subsídios aos projetos de arquitetura, discutidos não só por ciberneticistas como Pask (1969) e Glanville (2007), mas também por arquitetos que utilizam seus princípios visando avanços ao processo de projeto como Alexander (1971) e Broadbent (1973). A adoção do enfoque sistêmico por meio do manejo da
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informação4, pondera Villac (2010), assemelha-se ao próprio processo de projeto, o qual detém um grande número de variáveis díspares que devem atuar de maneira articulada e com alto grau de influência mútua. Indica ainda a relação homem-edifício-entorno como os três principais sistemas na elaboração do projeto, que pode se articular a outros sistemas para solução da proposta arquitetônica. Esta tríade pode ser relacionada ao sistema denominado mata-rio-roça-quintal (LOUREIRO, 2001), condicionado por aspectos físico-ambientais e pelos próprios usuários em espaços socialmente produzidos na Amazônia. A atuação de maneira circular do sistema também traz avanços para o raciocínio projetual ao romper com a tradição linear das etapas do processo projetual. O feedback-loop e a autorregulação permitem regressar ao partido sem que as correções impliquem um retorno à estaca zero, possibilitando a superação e a transformação de forma e conteúdo (VILLAC, 2010). Como sistemas que interferem em outros, o repertório e os fatores externos não determinam mas influenciam o processo de projeto a partir de múltiplas relações, liberando-o da linearidade analógica e compondo um sistema de encaixe das partes em um todo (OLIVEIRA, 2010). Dessa forma, o raciocínio sistêmico age como principio regulador (VILLAC, 2010).
O TIPO PALAFITA NA VILA DA BARCA: SUBSÍDIOS AO PROCESSO DE PROJETO A Vila da Barca é uma comunidade tradicional existente no município de Belém (PA) desde, aproximadamente, a década de 1920, sendo conhecida como “comunidade flutuante” (DIOGO, 2002, p.4). Está localizada no centro da cidade, em área de baixada, com uma composição, em menor proporção, de casas de alvenaria, nas áreas de terra firme, e a maior parte, mais de 80%, de palafitas que adentram a Baía do Guajará. Pela ótica urbana, a comunidade é conhecida por um cenário problemático devido à falta de saneamento, motivo que levou a Prefeitura, através da Secretaria Municipal de Habitação (SEHAB), a apresentar um projeto de erradicação das palafitas através da implantação de 634 unidades habitacionais em sobrados, além de saneamento, drenagem, aterramento, pavimentação e infraestrutura urbana na mesma área, iniciados em 2006. Essa comunidade torna-se um estudo de caso de interesse na cidade de Belém (PA) por ser um assentamento antigo que ainda apresenta traços da cultura ribeirinha amazônica pelo tipo palafita em área urbana. As ações de melhoria habitacional envolvem processo de reassentamento habitacional, o qual vem desencadeando diversos conflitos arquitetônicos pela falta de adaptação entre o morador e as habitações implantadas com o Projeto Vila da Barca, além do fato de sua proposta arquitetônica ser a reprodução de um modelo geométrico adotado em outras cidades, como Manaus e São Paulo. Portanto, uma solução que não busca reproduzir relações espaciais consolidadas pela população, ou seja, que esteja comprometida com a reprodução do tipo palafita, mesmo que parcialmente.
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Evidências sobre conflitos arquitetônicos originados no projeto de reassentamento da Vila da Barca são apontados por Silva (2013) e Sampaio (2013) pela investigação comparativa entre aspectos geométricos e topológicos e entre a configuração espacial socialmente produzida (palafita) e a solução adotada por arquitetos (sobrado), proposta por Silva (2013), através da análise das respostas de 40 formulários não estruturados, aplicados no ano de 2012: 29 na Comunidade Vila da Barca (produção informal) e 11 no Projeto Vila da Barca (produção formal). No ano de 2014, foram aplicados 97 formulários estruturados sobre a adaptação do morador em situação de pós reassentamento habitacional no Projeto Vila da Barca (em sobrados)5 e 7 formulários de pesquisa qualitativa referente à relação do ser humano com o espaço habitacional na Comunidade Vila da Barca (em palafitas)6, ambos fruto da pesquisa “O PAC urbanização de assentamentos precários em cidades amazônicas: proposta metodológica para avaliação da produção e ocupação humana na política habitacional em Belém e Macapá”. A aplicação dos formulários visa a investigar a presença do tipo palafita na habitação informal e os conflitos arquitetônicos ocasionados pela ruptura desse padrão espacial na produção formal, no caso o Projeto Vila da Barca. O Quadro 2 apresenta algumas falas dos moradores coletadas dos formulários das pesquisas de 2012 e 2014. As respostas dos moradores na produção informal evidenciam a busca pelo padrão espacial do tipo palafita na relação interior/exterior da casa, como a necessidade de proximidade com o rio e áreas verdes, mesmo separados fisicamente, e no interior da casa a partir da sensação de amplitude, originada pela continuidade dos ambientes, pela circulação linear e aberturas. Na produção formal do Projeto Vila da Barca, os moradores ratificam nas falas a ruptura com esse padrão espacial através da sensação de clausura e dimensão reduzida da casa provocada pela separação dos ambientes e circulação compacta, além do distanciamento do ambiente natural e consequente contato com o rio, bem como da ausência de espaços de transição, como a varanda e o quintal, os quais são responsáveis pela sucessão ao ambiente externo. Evidencia-se que as falas dos moradores manifestam um cotidiano de necessidades e expectativas relacionadas ao espaço habitacional que merecem discussão no escopo da concepção arquitetônica para projetos de habitação social na Amazônia. Com apoio dos registros fotográficos e levantamento físico das unidades habitacionais, observa-se que na Comunidade Vila da Barca há um processo de adaptação do tipo palafita ao meio urbano; o contato com o rio é mantido entre as casas que adentram a baía, inclusive com a utilização de embarcações, mas nos perímetros mais adensados busca-se a visão deste a partir da verticalização de algumas casas (Figura 3), já que o adensamento dificulta a proximidade e a sucessão ao ambiente natural. A varanda atua como o elemento de transição entre o interior e o exterior da casa, aparecendo também no segundo pavimento, em casas verticalizadas, para buscar a sucessão ao ambiente natural (Figura 4). A continuidade, que contribui para a sensação
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QUADRO 2 – Falas dos moradores da produção formal e da produção informal de moradia na Vila da Barca (PA).
Fala dos moradores sobre a sua casa Produção informal
Produção formal
“Moro aqui desde que nasci e não quero sair [...]
“Eles nem pediram opinião como a gente queria a
tenho medo das casas do projeto, elas são tão
casa [...]” (Morador 1, pesquisa de 2012).
frágeis” (Morador 1, pesquisa de 2012).
“Eu prefiro morar na minha casa de madeira, em cima
“Não gosto dessa casa, preferia ta morando na minha
da palafita, aqui da para mim andar e armar rede pra
antiga casa, lá era do meu jeito, eu podia mexer e
toda família [...] eu não vou trocar a minha casa por
ninguém reclamava” (Morador 1, pesquisa de 2012).
aquela casa de pombo” (Morador 2, pesquisa de 2012).
“Eu adoro morar aqui, não tem lugar melhor, eu
“Prefiro minha casa antiga, era de madeira, mas era
estendo a minha roupa, eu armo minha rede, aqui é
grande” (Morador 2, pesquisa de 2012).
grande, aí dá!” (Morador 3, pesquisa de 2012). “Gosto daqui, próximo do rio, bate um vento [...]”
“Aqui eu perdi a visão do rio, falta espaço e o apartamento
(Morador 1, pesquisa 2014).
não veio pronto” (Morador 1, pesquisa 2014).
“Gosto da varanda da minha casa que vejo a
“A minha casa tinha quintal e varanda” (Morador 2,
natureza de perto” (Morador 2, pesquisa de 2014).
pesquisa 2014).
“Gosto de tudo da minha casa” (Morador 3, pesquisa
“É pequena, não pode alterar e não tem espaço para
2014).
criar animais” (Morador 3, pesquisa 2014).
Fonte: Elaborado pela autora Tainá Menezes (2015).
de amplitude, ainda é estabelecida no interior da casa com ambientes multiusos, ora como sala, ora como dormitório e banheiros nos fundos ou fora das dependências, onde a circulação linear não se separa do espaço de uso, e nas estivas que direcionam o caminho a ser percorrido (Figura 5). Nas adaptações feitas pelos moradores ao Projeto Vila da Barca, percebe-se o resgate do tipo palafita a partir da construção de avarandados por meio do prolongamento da cobertura até as sacadas e das circulações externas para delimitar os espaços de transição responsáveis pela sucessão ao espaço externo, demarcação de área de serviço e “quintal” para estender roupa e ampliações de cômodos, de maneira que haja maior continuidade entre os ambientes e com isso se estabeleçam usos espaciais consolidados, como a mesa
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FIGURA 3 – Proximidade com o ambiente natural na Comunidade Vila da Barca (PA). Fonte: Laboratório Espaço e Desenvolvimento Humano, Universidade Federal do Pará, 2014. Fotos: Danielli Felisbino (2014) e Rogério Maués (2014).
Varanda
Quarto
Quarto
Quarto
Escada
Planta baixa – 1º Pavimento Banheiro Varanda
Sala
Sala
Cozinha
Escada A. Serviço
Quintal
Planta baixa – Térreo
Escada Quarto Planta baixa – 1º Pavimento Escada Varanda
Sala
Quarto
Cozinha
Planta baixa – Térreo
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Banheiro
FIGURA 4 – Sucessão ao espaço externo na Comunidade Vila da Barca (PA) (2014). Fonte: Laboratório Espaço e Desenvolvimento Humano, Universidade Federal do Pará, 2014. Fotos: Fábio Garcia (2014).
FIGURA 5 – Continuidade no caminho percorrido pela estiva e no interior da casa com ambientes multiusos, na Comunidade Vila da Barca (PA) (2014). Fonte: Laboratório Espaço e Desenvolvimento Humano, Universidade Federal do Pará, 2014. Fotos: Fábio Garcia (2014).
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de jantar na cozinha (Figura 6). Ainda assim, é evidente a ruptura de algumas relações espaciais com o modo de vida anterior, como espaços públicos abandonados, diferente da vitalidade presente nas estivas; perda de amplitude no espaço interior da casa devido à configuração da planta e do sistema construtivo, que não permitem grandes alterações internas; e a constante mudança de moradores insatisfeitos com esse novo modo de habitar. A restrição do debate, somente ao caráter ambiental, sobre a questão da salubridade nas áreas informais tem intensificado a produção de projetos habitacionais padronizados construtivamente e descontextualizados de padrões espaciais familiares aos moradores. Portanto, abordam-se apenas de forma superficial os possíveis danos causados a esses grupos sociais, traba-
Ampliação da área de serviço A. Serv.
Quarto
Varanda Cozinha
Quarto
Quarto
Ampliação do quarto
lhando apenas com aspectos geométricos. Observa-se que a Vila da Barca apresenta
Banheiro Quarto
uma identidade cultural persistente, com um tipo enraizado em relações espaciais
Sala
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fundamentais para sua convivência, e que as qualidades topológicas podem oferecer elementos como estratégia de adaptação habitacional em casos de reassentamento habitacional. Por isso, resultados sobre o efeito no usuário final, a partir do padrão arquitetônico adotado, fazem-se urgentes. Pelo raciocínio de um sistema de
Varanda a construir
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Cozinha Banho Ampliação da cozinha
Pátio
Planta baixa – Modelo P
Planta baixa – Modelo A
Reforma e ampliação
Sucessão por espaços de transição
Sucessão por aberturas
Continuidade pela circulação
FIGURA 6 – Adaptações ao tipo palafita no Projeto Vila da Barca (PA) (2014). Fonte: Laboratório Espaço e Desenvolvimento Humano, Universidade Federal do Pará, 2014. Fotos: Danielli Felisbino (2014).
segunda ordem, o processo de projeto do arquiteto deve dialogar com o tipo palafita em áreas de reassentamento habitacional de comunidades ribeirinhas, agindo pelas adaptações e atendendo as particularidades de cada grupo de usuários. O segundo feedback afere se o resultado atendeu ao objetivo pela interpretação de novos pontos de vista: o olhar do usuário pode ser um deles. Com aproximações sucessivas ao ribeirinho, incorporam-se, no processo de projeto, soluções cabíveis que em comum acordo podem culminar em ambientes mais flexíveis. Desse modo, a adoção de referências ao modo de vida amazônico para atender as necessidades e expectativas do usuário final torna-se uma prática pertinente e comprometida com as peculiaridades locais. O diálogo ocorre de maneira reativa: o arquiteto observa o entorno e interpreta as relações existentes para seu funcionamento, assumindo relações de continuidade no interior da casa e de proximidade e sucessão ao ambiente natural e atuando nas estruturas
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básicas que conduzem à tradição dos padrões espaciais, mas não de maneira estática. A tradição mantém-se em constante movimentação, cabendo ao arquiteto compreender as adaptações ao meio sem romper com as relações espaciais consolidadas. Com as soluções de projeto, o arquiteto descobre que as estruturas só fazem sentido se pertencerem a um sistema maior, em que haja a atuação do ambiente e do comportamento humano e em que ele seja responsável pelo controle desse sistema, ou seja, pelo domínio de seu processo projetual. Através do projeto, ele conversa consigo mesmo, e, a partir das consequências não intencionais advindas com a tradição, ele repensa novas ações (PASK, 1969). Para enriquecer e valorizar a discussão em curso, apresenta-se um projeto arquitetônico que incorporou o tipo palafita da Amazônia: o Instituto de Tecnologia Vale (ITV), projetado pelo arquiteto Paulo Mendes da Rocha, em conjunto com o escritório Piratininga Arquitetos, a ser implantado no Parque de Ciência e Tecnologia da Universidade Federal do Pará, na cidade de Belém. O projeto resgata algumas características desse modo de vida amazônico pelo tipo palafita, mesmo não sendo de caráter habitacional. O prédio do ITV, sobre o Rio Guamá, busca a interação com o ambiente natural, com o regime das águas e com a floresta, interferindo minimamente no entorno vegetado. A configuração longitudinal do bloco principal cria circulações lineares muito semelhantes à disposição dos cômodos em habitações em palafitas na Amazônia, destacadas FIGURA 7 – Instituto de Tecnologia Vale (2014). Fonte: Paulaodorcyk. Disponível em: <http:// paulaodorcyk.com.br/ novo-site/?p=2951>. Acesso: 14 out. 2015.
por Silva (2013). Observa-se a continuidade, que manifesta fisicamente o sistema mata-rio-roça-quintal, já que o contato entre os blocos se dá por longos caminhos que também podem ser comparados às estivas. Portanto, ambos os caminhos exprimem relações de continuidade, presentes no tipo palafita, além da relação de proximidade com o ambiente natural e a sucessão provocada por inúmeras aberturas que permitem o contato visual com o exterior da edificação (Figura 7).
Corte transversal
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Outras possibilidades de produção da imagem do ambiente construído no atual contexto urbano de Belém, tendo em vista as formas de sociabilidade e a construção de múltiplas identidades urbanas, podem incluir a cultura ribeirinha de habitar. A permanência do tipo palafita justifica-se por ser um padrão espacial familiar e socialmente construído pela relação dos ribeirinhos com suas casas. Apesar da precariedade física, há um grande empenho na manutenção da parte interna da habitação, demonstrando que não é só de miséria e violência a vida nas palafitas (GAYOSO DA COSTA, 1998; SIMONIAN, 2010).
CONCLUSÃO A Vila da Barca é um caso exemplar para abordagem de relação existente entre produção formal e informal do espaço construído a partir da qual pode se revelar o quanto é importante estabelecer um elo com a cultura ribeirinha. Os resultados levantados referentes às consultas aos moradores da Vila da Barca, tanto da produção formal quanto da área de produção informal, somados aos registros fotográficos e ao levantamento físico das unidades habitacionais e às modificações realizadas no reassentamento evidenciam a presença do tipo palafita na comunidade informal em área urbana consolidada e também a ruptura de relações espaciais fundamentais para a vivência desses moradores na unidade habitacional ofertada pelo poder público. O registro das modificações desejadas e algumas já executadas pelos moradores na etapa de reassentamento no Projeto Vila da Barca em sobrados indica a tentativa de resgate do padrão espacial do tipo palafita, apesar das dificuldades ocasionadas pelo sistema construtivo em alvenaria estrutural, bem como a tipologia em blocos de dois pavimentos. A inclusão de referências espaciais da produção de habitação ribeirinha é uma variável técnica de projeto, uma decisão que atribui qualidade arquitetônica mesmo em edifícios não residenciais, como pode ser observado no projeto do ITV-Vale. O tipo palafita se caracteriza pela adoção de qualidades com proximidade, continuidade e sucessão no interior da habitação e também na relação interior/exterior da produção informal de habitação. No Projeto Vila da Barca, manifestam-se o contraste e a oposição ao tipo palafita por meio do distanciamento do ambiente natural, a separação entre interior e exterior devido à ausência de espaços de transição e a clausura provocada pela compartimentação dos ambientes, rupturas estas responsáveis por parte dos conflitos arquitetônicos ocasionados entre morador e produção formal. O levantamento das modificações habitacionais realizadas pelos moradores nos sobrados (produção formal) identifica o retorno ao tipo palafita por meio da busca de relações espaciais preconizadas nas qualidades topológicas de sucessão entre o interior e o exterior e continuidade no interior da casa. Dessa forma, fica evidente, com base no uso espacial, que a sistematização do tipo palafita como lógica de projeto apresenta referências não geométricas ligadas ao modo de vida do usuário que permanecem constantes na vivência
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e na cultura ribeirinha, e que assim decifradas podem contribuir com a produção formal de moradia e culminar em práticas e interações locais mais adaptáveis pelos moradores. A investigação dos conflitos que demonstram a falta de adaptação espacial pelos moradores em processos de remanejamento e reassentamento habitacional contribui para que as reais necessidades de seus moradores não se tornem ocultas nas propostas arquitetônicas em situações de remanejamento habitacional, seja pela precariedade construtiva da casa de origem, seja pela solução do saneamento na casa destino, evidenciando a importância da espacialidade do habitar amazônico no atendimento do programa de necessidades em situações nas quais o cliente não é o usuário final. O papel do uso de tipos no projeto do edifício é uma possibilidade de interação entre teoria e prática da arquitetura, além de o tipo como ponto de partida de um processo de projeto sistêmico atender a tríade do sistema projetual, homem-edifício-entorno, pois a relação do arquiteto com o contexto amazônico, como dois sistemas que dialogam na Cibernética de segunda ordem, também inclui o conhecimento técnico e científico na sugestão de soluções que visem ao desempenho do ambiente construído com plena adaptação pelo usuário. Assim sendo, investigações científicas no campo da teoria no projeto de arquitetura abrem grandes oportunidades para discussões mais amplas dentro do pensamento arquitetônico não tradicional, apontando caminhos para a inserção dos significados e tipos na habitação amazônica na produção formal de habitação, além de revigorar as estratégias projetuais para habitação social pelo avanço do conhecimento no campo da disciplina de arquitetura para além de abordagens geométricas e também com a indução da abordagem sistêmica do projeto de arquitetura por meio da Cibernética.
NOTAS 1. “Le mot type presente moins l’image d’une chose à copier ou à imiter complêtement, que l’idée d’un élément qui doit lui-même servir de règle au modele”. Quatremère de Quincy. “Type”. Encyclopédie Métodhique: Architecture. Op. Eit, Tomo III, 1825, p.543. 2. Aris (1993) faz uma distinção entre tipo histórico, que contém um princípio mais estático, e tipo moderno, que atua como um equilíbrio dinâmico entre a estrutura resistente, o esquema distributivo, a organização espacial, a relação com o meio e diversos outros aspectos que se fizerem necessários. 3. Oliveira Junior (2009) justifica a similaridade entre a casa ribeirinha e um tipo de casa popular nordestina devido ao grande povoamento da Amazônia, ocorrido durante os Ciclos da Borracha, em larga escala por nordestinos que fugiram da seca em busca de trabalho. 4. Como propõe o ciberneticista Gordon Pask por meio da Teoria da Conversação em “The architectural relevance of cybernetics” (PASK, 1969). 5. O formulário de adaptação habitacional contém perguntas sobre dados sociodemográficos, comparação entre casa destino e casa anterior, situação referente à residência e a áreas comuns e avaliação e perspectiva dos moradores em relação à nova moradia.
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6. Formulário de consulta verbal e não verbal (desenhos) referente à casa da infância, casa atual e casa dos sonhos (PERDIGÂO, 2005). 7. As imagens das Figuras 2, 3, 4, 5 e 6 fazem parte do acervo de pesquisa do Laboratório Espaço e Desenvolvimento Humano (LEDH) da Universidade Federal do Pará, não publicadas anteriormente.
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TAINÁ MARÇAL DOS SANTOS MENEZES | Universidade Federal do Pará | Faculdade de Arquitetura e Urbanismo | Programa de Pós-Graduação em Arquitetura e Urbanismo | Belém, Pará, Brasil.
ANA KLAUDIA DE ALMEIDA VIANA PERDIGÃO | Universidade Federal do Pará | Laboratório Espaço e Desenvolvimento Humano | Programa de Pós-Graduação em Arquitetura e Urbanismo | R. Augusto Correa, 1, Guamá, 66075-110, Belém, PA, Brasil. | Correspondência para/Correspondence to: A.K.A.V. PERDIGÃO | E-mail: <ledhufpa@gmail.com>.
Recebido em 5/3/2015, reapresentado em 8/9/2015 e aprovado em 8/10/2015.
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ANJA PRATSCHKE | Universidade de São Paulo | Instituto de Arquitetura e Urbanismo | Programa de Pós-Graduação em Arquitetura e Urbanismo | São Carlos, SP, Brasil.
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NARRATIVA E EXPERIÊNCIA DO OUTRO: UM ROLÊ AFETIVO NO COMPLEXO DO ALEMÃO NARRATIVES AND EXPERIENCES OF THE OTHERNESS: UM ROLÊ AFETIVO NO COMPLEXO DO ALEMÃO| NARRATIVAS Y EXPERIENCIAS DE ALTERIDAD: UNA VUELTA AFECTIVA EN EL COMPLEXO DO ALEMÃO CARLOS HENRIQUE MAGALHÃES DE LIMA
RESUMO Este trabalho tem o propósito de pensar os métodos de pesquisa no espaço urbano formulados diante das questões relativas à alteridade. Trata-se aqui de encarar os problemas e procedimentos metodológicos a partir das interações com os atores situados, com ênfase nas narrativas cotidianas e nos aspectos amplamente compartilhados de uma dada forma de sociabilidade. Sugere-se aqui que essa forma de conceber a prática de pesquisa e de projeto seja mais relevante em situações em que as transformações se processem rapidamente, como em áreas urbanas instáveis onde a precariedade impõe transversalidades de toda ordem. O artigo recorre aos coletivos urbanos do Complexo do Alemão que, em tempos recentes, adotaram práticas e atividades capazes de revelar aquilo que escapa às concepções generalizantes e, portanto, redutoras sobre a área. Como caso exemplar, propõe-se analisar o “rolezinho afetivo do Complexo do Alemão”, organizado em 2013 por coletivos e instituições que atuam no complexo com o objetivo de mapear e compreender espaços importantes da favela. Como pano de fundo, espera-se que este trabalho ofereça pistas para pensar as diferenças e assimetrias que permeiam territórios da pobreza nas grandes metrópoles. PALAVRAS-CHAVE: Coletivos urbanos. Complexo do Alemão. Metodologia em urbanismo.
ABSTRACT This paper aims at reflecting on research methods of urban spaces which were created because of alterity issues. There is a need to face the problems and methodological procedures through the interactions with actors situated locally, emphasizing daily narratives and widely-shared aspects of a certain kind of sociability. Study suggests that this manner of conceiving research practice and project is more relevant in situations where changes are processed quickly, such as the unstable urban areas where the precariousness imposes transversalities of all kinds. Therefore, the article this paper turns to the urban collectives of the Complexo do Alemão, which in recent times have adopted actions and activities that can reveal what escapes to the generalizing and diminish-
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ing conceptions of slums. The analysis of the Um rolezinho afetivo no Complexo do Alemão, organized in 2013 by collectives and institutions working in the complex, is an important case study of the ways people are learning and understanding important spaces within the favela. It is also expected that this paper can provide some clues on how to rethink the differences and asymmetries that are spread through the poor areas of huge metropolis. KEYWORDS: Urban collectives. Complexo do Alemão. Methodology in urbanism.
RESUMEN Este artículo tiene como objetivo reflexionar sobre los métodos de investigación en el espacio urbano en relación al tema de la alteridad, confrontando los problemas y procedimientos metodológicos desde las interacciones con los actores y haciendo hincapié en las narraciones cotidianas y en aspectos ampliamente compartidos sobre una determinada forma de sociabilidad. Se sugiere aquí que esta manera de concebir la práctica de la investigación y el diseño es más relevante en situaciones donde los cambios se procesan rápidamente, como en las áreas urbanas inestables, donde la inseguridad impone transversalidades de todo tipo. Por lo tanto, el artículo analiza los colectivos situados en el Complexo do Alemão que, en los últimos tiempos, han adoptado prácticas y actividades que pueden revelar lo que escapa a los conceptos generalizadores y, por lo tanto, reductores sobre el área. Como ejemplo se propone un análisis del evento denominado Rolezinho afetivo do Complexo do Alemão, organizado en 2013 por colectivos e instituciones que trabajan para conocer y entender los espacios importantes de las favelas. También se espera que este artículo ofrezca pistas para pensar las diferencias y asimetrías que permean los territorios de la pobreza en las grandes ciudades. PALABRAS CLAVE: Colectivos urbanos. Complexo do Alemão. Metodología en urbanismo.
INTRODUÇÃO Na última década, as metrópoles brasileiras têm passado por um processo de acelerada transformação nas formas de produção urbana. Uma das causas desse fenômeno é a agenda desenvolvimentista protagonizada pelo Programa de Aceleração do Crescimento (PAC). Tal agenda proporciona a realização de grandes empreendimentos em parcerias público-privadas por meio da total articulação institucional entre as três esferas de governo: federal, estadual e municipal. Ao pautar o desenvolvimento urbano e ampliar o investimento em grandes obras — como as de infraestrutura e mobilidade —, essa forma de produção urbana é marcada então pela padronização e celeridade, a qual destaca o caráter unívoco e pouco adaptável de planos e projetos. Em consequência, nos diversos contextos em que tais obras/processos/ações foram implementados, observa-se contradições radicais nas dimensões da vida urbana.
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Tais contradições apresentam seus efeitos com maior evidência em zonas periféricas e precárias, ocupadas por populações vulneráveis, situadas em áreas de risco ou em franjas distantes do perímetro urbano. A ausência de consultas prévias por parte do poder público — ou a ineficiência na condução desse processo —, somada à incapacidade de articulação que se observa em muitos territórios da pobreza, produz um cenário de obras que proporcionam transformações limitadas. Esse é o caso de grandes conjuntos de favelas como o Complexo do Alemão, na zona norte do Rio de Janeiro, um lugar historicamente marcado pela exclusão e violência e que recentemente recebeu investimentos do PAC para obras de infraestrutura, habitação e mobilidade. Foi destinado mais de um bilhão de reais para o Complexo do Alemão, Pavão-Pavãozinho, Rocinha e Manguinhos através do PAC em 2011. A obra mais vultosa construída no Complexo do Alemão foi um teleférico conectando os topos dos morros à Estação de Trens de Bonsucesso, bairro contíguo ao conjunto de favelas. Inaugurado em junho de 2011, o teleférico do Alemão é um caso exemplar do modo homogêneo e consensual pelo qual são pensados muitos projetos urbanos no Brasil contemporâneo. Sua implantação proporcionou reconfigurações em diversas escalas, mas, paradoxalmente, trouxe alguns problemas. Se, por um lado, ampliou a mobilidade local — ainda que de forma restrita, como veremos —, por outro, resultou em remoções, afetou a estabilidade de casas próximas às estações, deixou espaços residuais em torno dos pilares e casas desapropriadas para a abertura de vias. Essas contradições mobilizaram diversos atores, como instituições, coletivos e ativistas que questionaram a efetividade da obra e denunciaram o descaso das autoridades na condução do processo. O não atendimento a demandas coletivas fez com que fossem reunidas motivações compartilhadas de maneira ampla pelas favelas do complexo. Compreender as tensões sociais que se processam nesse território — ou ao menos detectar fontes de indagação a partir de suas manifestações —, requer uma prática de pesquisa e análise específicas. Essa prática alinha-se à vicissitude das formas associativas em suas menores dimensões e perscruta fatores e questões que escapam ao dado amplo, à vista de sobrevoo, às plantas e ao próprio teleférico. Uma prática “pedestre” de pesquisa, feita ao rés-do-chão, seria a contribuição que o trabalho de campo traria ao urbanismo. Deve-se assinalar que não se trata apenas de ouvir as demandas por soluções imediatas de determinado grupo ou comunidade, mas de percorrer a cidade com uma postura ao mesmo tempo crítica e flexível. É dar atenção a práticas capazes de relativizar a posição do urbanista e do pesquisador em campo e que apontam para as forças estruturantes da vida urbana. Este trabalho tem a finalidade de pensar sobre a prática pedestre como uma possível forma de pesquisar o espaço urbano. Trata-se aqui de encarar os problemas e procedimentos metodológicos a partir das interações com os atores situados, com ênfase nas narrativas cotidianas e nos aspectos amplamente compartilhados em uma comunidade. Nesse sentido,
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o trabalho de autores como Foster (2014) sobre a etnografia e o mapeamento apontam para horizontes que talvez possam delimitar ou reconfigurar algumas questões. Sugere-se aqui que essa forma de conceber a prática de pesquisa e de projeto é mais relevante em situações em que as transformações se processam rapidamente, bem como em área urbanas onde a precariedade impõe transversalidades de toda ordem e cria territórios instáveis. Por isso, o artigo recorre ao caso dos coletivos do Complexo do Alemão que, em tempos recentes, adotaram práticas e atividades capazes de revelar o que não se aprende pelo número, ou seja, aquilo que escapa às concepções generalizantes e, por isso, redutoras. A experiência e a reflexão dos coletivos com sede no Complexo do Alemão protagonizam as questões discutidas aqui. Diversas iniciativas de movimentos sociais, coletivos e ativistas colocam questões importantes para pensar a cidade a partir dos deslocamentos sucessivos que ela proporciona. Termos como “derivas”, “ocupações”, “cartografias” e “rolês” são gradativamente assimilados a seus repertórios de estratégias e ações. Como caso exemplar dessa experiência e reflexão, propõe-se analisar aqui o “Rolezinho afetivo do Complexo do Alemão” — organizado em 2013 por coletivos e instituições que atuam no complexo —, com o objetivo de mapear e compreender espaços importantes da favela. Espera-se que o presente artigo possa contribuir para se pensar a pesquisa de campo pedestre como uma metodologia eficaz na aproximação e revelação das dimensões subjetivas em disputa quando se trata do urbanismo.
TRANSFORMAÇÕES URBANAS NO COMPLEXO DO ALEMÃO O Complexo do Alemão, situado entre a Serra da Misericórdia e os bairros da Penha, Bonsucesso, Ramos, Olaria e Inhaúma, é um dos maiores conjuntos de favelas do Rio de Janeiro. O número de habitantes e de comunidades é impreciso1, mas no geral considera-se um conjunto de doze favelas: Morro do Alemão, Grota, Alvorada, Nova Brasília, Alto Florestal, Itararé, Baiana, Joaquim Queiroz, Esperança, Cruzeiro, Palmeiras e Adeus. Em 1993, o Complexo do Alemão passou a ser considerado um bairro pela prefeitura, sendo o seu Índice de Desenvolvimento Humano (IDH) um dos menores do município. Até 2011, quando foram feitos os investimentos do PAC — mais especificamente, do PAC Comunidades —, o Complexo do Alemão nunca havia recebido um projeto urbano compatível com sua dimensão e importância. Seus moradores não foram contemplados em experiências anteriores como o Favela-Bairro2. Apesar de seu aspecto reformista e processual — oposto a grandes intervenções —, o Favela-Bairro não logrou alterar, em essência, o modo de reprodução das favelas. Observa-se que o crescimento das favelas no Rio de Janeiro na última década foi considerável, mesmo com um crescimento populacional muito baixo. Para Botelho (2013), as favelas foram consideradas uma solução para a ausência de políticas habitacionais de baixa renda no Rio de Janeiro, uma forma de habitação que garante o acesso a serviços básicos como água e energia, a partir do esforço dos
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moradores. Desse modo, “[…] as ‘comunidades’ servem para fugir dos efeitos sociais da decadência econômica, […]” (BOTELHO, 2013, p.177) diante tanto da crise estrutural do Estado em constituir um programa público eficiente para reverter o défice habitacional, quanto da incapacidade da economia de mercado em integrar seus moradores em determinados padrões de consumo. As propostas do PAC reiteram o modo predominante de intervir em favelas, normalmente assentado em diretrizes como manter as moradias existentes em lugares e regiões precárias, e melhorar as condições de saneamento e circulação nas áreas densas. O PAC levou a cabo a reinserção produtiva de territórios como o Alemão ao adotar tais diretrizes aliadas à implantação de um grande equipamento de mobilidade. O teleférico, nesse sentido, é o elemento capaz de garantir acesso e circulação de pessoas em um território há muito apartado da continuidade urbana; cabe entender em que medida e por que se tornou motivo de controvérsia. Para isso, é preciso dar um passo atrás na análise dessa “reinserção” proporcionada pelo teleférico. Tal estruturação só foi possível com a retomada simbólica promovida pela “pacificação armada”, que, no Alemão, inicia-se em 2007 com uma missão de diversos agentes de segurança — pacificação que ainda hoje é violenta e conflituosa. Ainda que não haja garantia de que essa política perdure, ela já mostra sinais no território das favelas e nas regiões adjacentes, impondo a necessidade de se refletir sobre seu alcance e limitações. Essa realidade complexa permeada por descasos de toda ordem coloca aporias e disjunções para qualquer intervenção urbana. Nesse sentido, os métodos e técnicas de abordagem e pesquisa realizados em campo que buscam os elementos de sua construção nas menores tensões sociais podem contribuir para a discussão sobre as possibilidades de se considerar as experiências associativas e as práticas comuns da comunidade para a prática urbanística.
O ROLEZINHO AFETIVO: MAPEANDO ESPAÇOS DO ALEMÃO No sábado do dia 15 de Junho de 2013, um grupo de Jovens do Ocupa Alemão organizou o “Rolê afetivo no Complexo do Alemão”, com o intuito de perambular pelas ruas e vielas das favelas da Grota, Morro dos Mineiros e Morro do Alemão. O evento reuniu cerca de vinte pessoas de diversas áreas da cidade, dentre as quais integrantes de outras associações do Complexo, como o “Instituto Raízes em Movimento”. O Ocupa Alemão é um coletivo de ativistas fundado em 2012 com o propósito de percorrer as ruas da favela para denunciar descasos do poder público e abusos de autoridade, além de pensar no quadro de precariedade da favela. Suas táticas de disputa vão do registro audiovisual — uso de celulares e câmeras para registrar a violência —, à articulação de reuniões, derivas, oficinas e outras atividades. O Instituto Raízes em Movimento, Organizações não Governamentais (ONG) formada por estudantes universitários moradores da área ou envolvidos em trabalhos sociais na região, foi fundado em 2001 no Morro do Alemão.
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Os coletivos e ativistas fazem uso amplo das redes sociais para convocar, dialogar e manifestar ideias a respeito da favela. O convite para o “rolezinho afetivo” foi feito publicamente e divulgado na página do Ocupa Alemão nas redes sociais, o que possibilitou não apenas a participação de moradores e pessoas próximas aos coletivos, como também a de pesquisadores e outros interessados em conhecer o conjunto de favelas. A maioria dos participantes do rolezinho era de jovens entre 20 e 25 anos, e a possibilidade de perambular pela favela era, para muitos, uma “experiência, uma forma de conhecer os lugares da favela, conhecer sua história e dar nome aos seus espaços”, diz um ativista do Ocupa Alemão3. As manifestações de junho entravam em sua segunda semana e os jovens ativistas mal conseguiam conter a euforia de estar nas ruas. As chamadas manifestações de junho de 2013 se iniciaram com mobilizações em São Paulo e logo se espalharam por todo o país. Num primeiro momento, os movimentos eram contra o aumento da tarifa dos transportes públicos, mas logo foram adotadas outras bandeiras, como o combate à corrupção do Estado e as prioridades dos gastos públicos — como a construção de estádios para a Copa do Mundo de 2014 e, no caso específico do Alemão, a construção de um imenso teleférico. Nesse contexto, o “rolezinho afetivo” se configurou como uma nova forma de tomar os espaços da cidade num revide simbólico silenciado por toda forma de opressão a que estiveram (e estão) sujeitos aqueles jovens. De celular e câmera em punho, discorriam com desenvoltura sobre problemas do complexo: ausência de áreas livres públicas, falta de lazer e oportunidades para todos, violência da polícia mesmo após a chegada das Unidades de Polícia Pacificadora (UPP). A polícia tem enorme presença nessa narrativa. Está no centro de praticamente todos os debates no Alemão. Contra ela é que se consegue mobilizar os recursos mais expressivos nas diversas disputas que se sucedem nesse território. Sua presença ostensiva e algo ameaçadora é uma constante no relato de moradores, que afirmam que a polícia determina onde se pode estar, onde se deve ir e em qual horário, e impõe a disciplina das negociações e das trocas, sejam elas materiais ou não. “Tudo agora é filmado! A gente grava tudo o tempo todo”, diz um jovem morador que participa do evento. Com a difusão de máquinas fotográficas digitais e celulares equipados com câmera, o cotidiano desses lugares ganhou nova forma de registro. “As gravações ajudam bastante! Se fizerem coisa errada, vai tá lá pra todo mundo ver!”, diz um jovem de camisa larga apoiado num skate. A centralização excessiva e a autoridade são as formas mais bem acabadas da sociabilidade ali imposta. Para o filósofo Jacques Rancière, essa lógica do “estar junto” gera um “estado policial”, ou seja “[…] conjunto dos processos pelos quais se operam a agregação e o consentimento das coletividades, a organização dos poderes, a distribuição dos lugares e funções e os sistemas de legitimação dessa distribuição” (RANCIÈRE, 1996, p.41).
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Nessa versão de “estado policial”, o Estado regulamenta em que momentos é permitida a presença dos sujeitos nos espaços livres e silencia diante da violência que pratica. As marcas da violência estão por toda parte. As paredes crivadas de bala mostram que os conflitos ainda ressoam no cotidiano do lugar. Em todo caso, a preocupação comum dos guias era sempre a de tentar tratar de outros temas. O trajeto se iniciou na entrada da Favela da Grota, situada na Estrada de Itararé, local de confrontos violentos entre policiais e quadrilhas de traficantes. O trajeto ocorreu em áreas mais acessíveis da favela onde não existem, hoje, conflitos entre quadrilhas. Logo no ponto de partida, um morador recorda: “Antes aqui era complicado, do lado do [Morro do] Adeus”. Ele fazia menção ao fato de que a favela era antes dividida em territórios de poder entre os chefes do tráfico, o que impunha linhas imaginárias que traçavam uma geografia própria, marcada pelo medo e pela rivalidade. Atravessar para a área do “inimigo” em tempos de conflito não era permitido. “Ficava ruim até pra visitar parente!”, recorda uma jovem. Logo na entrada da Rua Joaquim Queiroz localiza-se o Largo do Bulhufa, primeira parada para conversa. Segundo um ativista, pouco se sabe sobre a história do lugar, e a origem do nome é desconhecida. É lá que se realizam apresentações culturais, como as “batalhas do passinho”, um concurso de dança em que jovens se desafiam amigavelmente numa performance ao ritmo de um subgênero do funk carioca. Na rua Joaquim Queiroz, que é por onde o trajeto segue, há várias casas marcadas com as iniciais da Secretaria Municipal de Habitação (SMH), o que indica que a casa será removida em breve. Os empreendimentos do PAC desapropriaram diversas casas sob o argumento de que estavam em áreas de risco ou em trechos destinados à abertura de vias. No entanto, os relatos de moradores é outro: muitas casas foram desocupadas sem critério e não tiveram nenhuma destinação posterior. “O problema é que as casas ficam fechadas e ninguém toma conta. Nada! Aí acumula lixo, junta rato e traz doença”. Afirma um líder comunitário do Morro dos Mineiros. Mais um ponto de parada, a Biblioteca Mini Mineirinhos foi organizada em 2013 na garagem de um morador do Largo dos Mineiros: a iniciativa nasce diante da carência de equipamentos públicos na região. Só há uma escola em todo o Complexo do Alemão, o Centro Integral a Criança e Adolescente (CAIC) Theophilo de Souza Pinto, localizado na favela Nova Brasília. O desejo que se manifesta e que é amplamente compartilhado aqui é a democracia urbana e suas definições mais amplas de igualdade, mas, ao se identificar o lugar da transformação política nas práticas menores — vividas diariamente ou compartilhadas em momentos como o “rolezinho” —, surgem elementos que se manifestam diante de adversidades locais. A rede de práticas menores e solidárias se situa nas zonas de conflito que surgem nesse contexto de extrema precariedade e depreciação ao qual os moradores estão sujeitos. Tais ações podem oferecer sinais para se pensarem diferenças e assimetrias que
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permeiam territórios da pobreza nas grandes metrópoles por se repetirem com diferentes variações e intensidades em outros contextos. O conjunto das narrativas de moradores mostra que a flexibilidade é um dos denominadores comuns referentes às demandas. Nesse sentido, a implantação do teleférico se mostra pouco eficiente na fala dos moradores, razão de crítica constante ao longo do percurso. “Como que uma criança que mora aqui vai andar até a [Morro da] Baiana pra pegar esse teleférico? Como que alguém vai subir aquele Morro todo pra pegar o teleférico? Fazer o que em Bonsucesso? Como que entra lá com compras, e carrinho de bebê?” São perguntas ouvidas ao longo da caminhada ao se abordar o tema. A única conexão do teleférico com outros modais se dá por meio do ramal de trens Saracuruna (também operado pela empresa SuperVia). Por um lado, isso privilegia e reforça o deslocamento em direção a um trecho urbano com maior oferta de empregos formais; por outro, restringe a possibilidade de conexão para quem vem dos demais trechos da cidade. Sendo assim, a conexão com o sistema de metrô continua precária, efetuada por meio da estação de Inhaúma, que normalmente é acessada por vans. O mesmo acontece com relação aos ônibus que cruzam o Complexo pela Estrada de Itararé em direção à Penha ou ao Centro, já que as estações ficam no topo dos morros e bem distantes da principal via do bairro. Os mototáxis poderiam ser fundamentais nessa integração, permitindo que áreas descobertas pelo sistema fossem acessadas, ou realizando fretes pequenos, como de botijões de gás, mas a ausência de uma política pública voltada para esses trabalhadores os relega a conviver com todos os problemas que a informalidade acarreta. “O teleférico tem um tempo próprio, um trajeto próprio e vive parando”. Diz um líder comunitário, um senhor que endossa as reclamações constantes. É possível ainda identificar áreas fragmentadas e ociosas, espaços residuais resultantes das demolições, remoções e desapropriações decorrentes da obra e da implantação dos pilares e das estações. A falta de agenciamento dos espaços se reflete na ausência de uma política efetiva de infraestrutura de saneamento, que é uma luta longa e constante de organizações que atuam na área. Além disso, diversos espaços, como o campo de futebol da Pedra do Sapo, ou o trecho da Pedreira, permanecem sem qualquer tipo de intervenção urbanística, mesmo sendo áreas com grande potencial para lazer e usufruto da população. A Pedra do Sapo é o local onde foi encontrada a ossada do Jornalista Tim Lopes, brutalmente assassinado a mando do traficante Elias Maluco, em 2002. Entende-se a conotação negativa associada ao lugar diante dessa enorme tragédia — e de tantas outras que não foram solucionadas, já que, segundo relatos de moradores, outros restos mortais foram encontrados no topo do morro durante a busca por Tim, mas a área possui potencial para ser revertida em lugar de memória e usufruto. Para dar exemplo, é no topo desse morro que se realiza o campeonato de futebol do Complexo do Alemão.
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EXPERIÊNCIAS DO OUTRO NA CIDADE Nos trechos percorridos ao longo do “rolezinho afetivo”, foi possível perceber um desacordo considerável entre as experiências dos sujeitos em suas práticas cotidianas e a narrativa oficial de concepção e implantação dos projetos urbanos. Esse desacordo foi explorado por Paola Berenstein Jacques, na figura dos “errantes urbanos” capazes de “compartilhar experiências ao abrir outras possibilidades narrativas e, em particular, de narrativas de experiência urbana em grandes cidades, o que chamamos de narrativas urbanas” (JACQUES, 2012, p.55). Com suas práticas relacionadas à ideia de percurso, de deslocamento e movimentos, errantes urbanos abrem espaço para a transmissão da experiência do outro, da experiência coletiva que se acumula. O percurso com os grupos mobilizados do Complexo do Alemão confere força a alguns elementos capazes de expandir essa experiência acumulada. A elaboração desse outro ajuda a refletir sobre os modos pelos quais as coletividades realizam práticas menores, cotidianas, bem como reúnem energias em momentos específicos como o “rolezinho”. Sugere-se aqui que as práticas de pesquisa efetuadas em campo ajudam a colocar no centro do debate uma forma mais complexa de entendimento do outro, uma espécie de “alteridade transformadora” (FOSTER, 2014, p.161), baseada em princípios e práticas que colocam em constante tensão as experiências vividas no espaço público. As metodologias no urbanismo muitas vezes assimilam práticas e questões advindas de outros campos, o que leva a refletir sobre seus processos disciplinares. O entrosamento do urbanismo com demais disciplinas fez surgir uma diversidade de aproximações capazes de diluir fronteiras e reposicionar termos e questões de seu estatuto epistemológico. No Rio, certas experiências permitiram “[…] fazer convergir arquitetura, urbanismo e, ainda, antropologia, como, por exemplo, na urbanização da favela de Brás de Pina com a visão reflexiva sobre o urbanismo, altamente atualizada, de Carlos Nelson Ferreira dos Santos” (PEREIRA, 2014, p.213). A esse respeito, além do trabalho de Carlos Nelson F. dos Santos, deve-se ter em perspectiva a ampla contribuição da antropologia urbana que se desenvolveu no Rio de Janeiro e em São Paulo, configurada em torno de autores como Gilberto Velho, que traz reflexões preciosas do que o campo revela sobre a experiência das ruas como elemento estruturador da subjetividade e das relações entre indivíduos. Sublinha-se ainda que esses estudos se situam diante do desafio metodológico de pensar a complexidade das metrópoles em dimensões que, nos contextos aqui delimitados, como o Complexo do Alemão, apresentam-se de forma expressiva. Para Magnani (2003, p.83), pensar a “[…] dinâmica cultural e das formas de sociabilidade nas grandes cidades contemporâneas […], e enfrentar novos objetos de estudo e questões mais atuais” é um dos grandes desafios da antropologia urbana. Nesse sentido, a posição do pesquisador em campo e seu papel como ator capaz de articular essas questões devem ser considerados, podendo-se pensar a partir daí em
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modos de investigação com o intuito de ampliar o campo teórico e as possibilidades de abordagem do urbano. Tal situação não permite que o pesquisador esteja em posição de neutralidade e indiferença. Para Rizek (2013, p.20), coletar e interpretar representações simbólicas, estéticas e políticas — entrever a disputa e o desentendimento nas cidades —, “[…] implica uma reflexão sobre o lugar e a inserção do próprio pesquisador em campo”. Rizek (2013) propõe uma etnografia urbana como um meio de pesquisar as práticas e experiências na cidade. Seu pensamento é tributário da enorme contribuição da etnógrafa Favret-Saada (2005), que situa o reconhecimento por meio da noção de “ser afetado”. Para a etnógrafa, essa noção não corresponde a manter relações de empatia com o outro, pelo contrário: é exatamente por não estarmos na situação do outro que precisamos imaginar e representar o que é estar naquele lugar. Trata-se de um distanciamento mais do que aproximação, “ser afetado” é estar nessa posição permanentemente instável. Essa dimensão afetiva como prática reflexiva evoca o lugar de não passividade, podendo ser uma forma de mobilizar as energias em favor de uma práxis transformadora por cenários mais amplos de um futuro compartilhado. As incursões em cenários instáveis por meio de “deambulações” e “derivas” ajudam a refletir sobre modos de pesquisar em campo, sobre uma prática pedestre de pesquisa. Em O artista como etnógrafo, o professor Foster (2014) propõe pensar essa “alterização” no campo da arte a partir de um novo paradigma de identificação. Partindo do engajamento conclamado por Walter Benjamim em sua análise sobre os movimentos proletkult e produtivista, Foster propõe um modo de codificar os termos para modular a relação da arte com culturas reprimidas e subjacentes. Por analogia, pode-se pensar que essas dimensões minoritárias também se manifestam nos espaços urbanos, entendidos como campo de relações produtivas. Desse modo, a relação com o outro importa na medida em que se pode conhecer suas possibilidades, imaginar e representar as formas mais particulares de prática social, o que demanda um modo de fazer pesquisa. O deslocamento por territórios complexos, instáveis e vulneráveis, como o conjunto de favelas do Alemão, revela as transversalidades que se processam em território aparentemente regular e homogêneo. Em conjuntos favelados semelhantes existem as situações mais diversas de fluxos e fronteiras, de práticas e ações que podem ser coletadas e mapeadas em favor de uma produção urbana mais horizontal. Sendo assim, a ação que mobiliza energias reunidas pode contribuir para uma prática do urbanismo pela alteridade. Para Ribeiro (2012), a ação é o elemento que desestabiliza os modos automáticos de assimilação da vida urbana. Segundo a autora, a atividade reitera o presente, a ação descobre possibilidades e se situa na contramão da “passividade frente à torrente das representações dominantes da vida coletiva que alimentam o senso comum” (p.62). A ação é entendida aqui menos como categoria e mais como “[…] uma práxis, um procedimento e até uma estratégia” (DELEUZE & GUATARRI, 2011, p.196). A ação é a narrativa que configura uma cartografia do presente. É um modo de não sucumbir
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às representações dadas e aos modelos, colocar em primeiro plano a ação e os deslocamentos como meio de assimilar a porção irredutível do outro. A ação é também “leitura” e “escritura” do território. A essa altura é possível abordar os termos de autoridade que podem ser atribuídos a quem está no campo, ao urbanista e a quem produz e se relaciona com a cidade. Ainda que esse método de pesquisa questione incisivamente a autoridade institucional e social, não estaria de alguma maneira afirmando uma autoridade urbanística? A esse respeito pode-se argumentar que essas práticas de pesquisa não visam a um objetivo concreto específico e fixado no tempo (produzir uma intervenção), mas sim a despertar um horizonte reflexivo que se refere mais ao arranjo dos agentes diante das instâncias mobilizadoras. Portanto, essas não são ações de cunho personalista ou meramente criativo, e não se reduzem a um modo de instituir uma forma de operar no nível segmentar, das transformações graduais. Trata-se de produzir um modelo no qual as hierarquias são repensadas, uma forma de produzir cidade em que “[…] o enquadrador é também enquadrado, imerso numa paralaxe, complexificando, assim, a antiga oposição de um nós-aqui-e-agora versus um eles-lá-e-outrora” (FOSTER, 2014, p.178). Desse modo, a ênfase dessa forma de pesquisa recai sobre processos de constituição dos lugares, das ideias e práticas que se manifestam no espaço/tempo configuradas em torno de ferramentas e representações e estratégias de mobilização. Nesse sentido, importa pensar a posição dos sujeitos nesses arranjos que resultam da disputa constante entre diferentes formas de discurso e concepções.
SER AFETADO: PRÁTICA DO URBANISMO PEDESTRE NO ALEMÃO. A partir da atualidade da contribuição etnográfica na reflexão sobre os problemas da metrópole, busca-se efetuar aqui uma convergência problematizadora com a prática do urbanismo. Para Secchi (2006, p.42), a prática do urbanismo e o exercício de sua imaginação dependem das condições dadas e “[…] de possíveis itinerários partilhados e desejados pela maioria”. A ideia de urbanismo proposta pelo autor é aquela de “um saber mais do que uma ciência; um saber relativo aos modos de construção e contínua mudança e melhoramento do espaço habitável e, em particular, da cidade” (SECCHI, 2006, p.42). Esse saber não possui a unidade de uma ciência, mas carrega em seu interior conhecimentos dos quais não está desvinculado. Esse universo articulado pela prática urbanística permite diversas aproximações ao contexto de pesquisa ou intervenção. A incursão em campo no Complexo do Alemão mostra que a perspectiva da etnografia urbana talvez seja um meio de “recolocar em cena — pelo menos numa cena urbana —, as dimensões de novos núcleos e modos de governabilidade que se espalham pelas periferias das metrópoles e cidades brasileiras” (RIZEK, 2014, p.67). “Ser afetado”, na prática urbanística, é um modo de deixar-se impregnar pela atmosfera do lugar, pelo conjunto de experiências e das narrativas que se constituem diante
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das contradições que permeiam certa situação ou contexto. O procedimento em campo a partir da experiência pedestre permite um deslocamento que parece concebível na medida em que é capaz de assimilar esse conjunto de percepções do outro, fazendo o pesquisador urbanista refletir sobre o próprio inventário e as formas de alterização. De uma perspectiva particular, a partir do caso específico do Complexo do Alemão, pode-se situar algumas questões que afetam a percepção de conjunto que se pode ter sobre as favelas. A partir da experiência do “rolezinho” foi possível perceber que há uma imensa heterogeneidade entre as favelas do Alemão. A perspectiva do teleférico — como qualquer visão “do alto” —, não permite compreender as singularidades que se manifestam em seus becos e vielas, espaços onde a vida pulsa por meio de práticas sociais e espaciais imprevistas. As comunidades do complexo possuem histórias e identidades próprias que se refletem no modo como se relacionam no conjunto urbano, nas formas associativas e nas disputas urbanas. O conjunto das situações particulares revela que as intervenções urbanísticas no território devem ser pautadas por uma prática reflexiva e constante, atenta às alterações sucessivas e velozes que se processam ali. Ser afetado, nesse caso, exige que se alternem constantemente as posições de enquadramento, compreendendo que distância e proximidade são estágios de relação com o outro na cidade. A experiência do “rolezinho” possibilitou uma incursão particular em um território pouco compreendido, onde ainda existem muitas carências materiais e relacionais no que tange às categorias mais imediatas de estruturação da vida urbana. Sendo assim, soluções unívocas e centralizadoras como a construção do teleférico acabam por enfraquecer algumas práticas sociais que há muito se processam no território, não só no que se refere à mobilidade, mas também ao que diz respeito à própria ocupação dos espaços — uma vez que o projeto não foi implantado como previsto. Por outro lado, interessa analisar de forma mais aguçada as redes de mobilização e solidariedade que possam emergir dessas situações conflituosas. A “prática pedestre”, aqui discutida, ajuda a compreender as tensões que permeiam a almejada alteridade urbana. Essa prática do urbanismo aqui refletida se coloca em favor da pluralidade de narrativas. É uma maneira de tentar compreender o conjunto das ideias e inclinações que permeiam as práticas urbanas do cotidiano e do homem comum. Essas questões colocam a cidade num horizonte complexo de problematização, caracterizado por uma miríade de fragmentos e sobras que resultam das tentativas fracassadas de conciliação — como é o projeto do teleférico e tantos outros. Cabe, por isso, pensar o urbanismo como propõe Secchi (2006): um saber que está sujeito a mudanças contínuas, transformações de convergências feitas de acréscimos e subtrações. Nesse sentido, a possível reorientação de métodos de pesquisa em urbanismo em favor de modos horizontais, simétricos e abrangentes de concepção urbana é um tema que está longe de ser apaziguado.
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CONSIDERAÇÕES FINAIS O estudo de territórios complexos como as favelas do Alemão demanda reflexão sobre métodos e procedimentos do urbanismo e demais saberes sobre a cidade. As análises quantitativas podem ser pouco efetivas para que se possa compreender todas as tensões que se processam nesses lugares. Grandes complexos de favelas como o Alemão apresentam características que podem ser observadas em outros assentamentos semelhantes; no entanto, analisar, pesquisar e intervir em contextos dessa natureza exige que se compreendam particularidades que serão mais bem analisadas numa relação de proximidade, por meio, dentre outros, da pesquisa de campo. Essas pesquisas podem se mostrar produtivas para a constituição de novos procedimentos e metodologias desenvolvidos em contextos vulneráveis e fragilizados, em áreas urbanas marcadas pela transformação acelerada, pela informalidade, onde práticas cotidianas são determinantes no modo de reprodução urbana. As análises a partir dessas perspectivas podem se mostrar importantes também para se pensar em formas horizontais, simétricas e solidárias da prática do urbanismo em suas diversas dimensões, baseadas na equivalência como pressuposto e na experiência do outro como forma de refletir sobre a vida urbana.
AGRADECIMENTOS O presente trabalho foi realizado com apoio do Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico.
NOTAS 1. Os dados do último censo do Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística (2010) apontam para 70 mil pessoas (69 143), mas dependendo da abrangência considerada, esse numero pode ser muito maior. De acordo com estimativa apresentada por Felipe Brito, o Complexo possui cerca de 400 mil moradores (BRITO, 2013). 2. Programa da Prefeitura do Rio de Janeiro iniciado em 1995 e financiado pelo Banco Interamericano de Desenvolvimento (BID), em que se promovia o investimento em infraestrutura e serviços como forma de integrar as áreas de favela ao tecido urbano. As áreas mais próximas em que houve projeto estão situadas na Penha e Inhaúma, como o Parque proletário do Grotão e Parque proletário Àguia de Ouro. Ver mapa de intervenções do Favela-Bairro. Disponível em: <http://www0.rio.rj.gov. br/habitacao/mapas.htm#>. Acesso em: 8 abr. 2015. 3. Por questões éticas, os nomes dos participantes não foram mencionados neste trabalho. Optou-se por citar apenas “quem fala”, ou seja: ativista, morador, líder comunitário etc.
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Recebido em 22/4/2015, reapresentado em 6/7/2015 e aprovado em 31/8/2015.
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CARLOS HENRIQUE MAGALHÃES DE LIMA | Universidade Federal do Rio de Janeiro | Faculdade de Arquitetura e Urbanismo | Programa de Pós-Graduação em Urbanismo | Av. Reitor Pedro Calmon, 550, Prédio da Reitoria, 5º andar, Sala 521, Cidade Universitária, Ilha do Fundão, Rio de Janeiro, RJ, Brasil | E-mail: <carlos.lima@ufrj.br>.
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RESISTÊNCIAS À AUTONOMIZAÇÃO ENTRE OS GÊNEROS ARTÍSTICOS E ARQUITETURA NO PROJETO MODERNO RESISTANCE TO AUTONOMIZATION AMONG ARTISTIC GENRES AND ARCHITECTURE IN MODERN PROJECTS | RESISTENCIAS A LA EMANCIPACIÓN ENTRE LOS GÉNEROS ARTÍSTICOS Y LA ARQUITECTURA EN EL PROYECTO MODERNO DIOGO CARDOSO BARRETTO, FERNANDO DINIZ MOREIRA
RESUMO A ideia de arquitetura como arte e gênero artístico autônomo é relativamente nova, começando a tomar forma a partir do Renascimento. Anteriormente, na Idade Média, não existiam grêmios exclusivos de arquitetos — construtores —, mas sim de canteiros, marceneiros, pintores, todos agrupados sob a mesma irmandade. Mais tarde, com o nascimento da crítica de arte moderna, especialmente com a ideia de autonomia das diferentes expressões artísticas de Lessing, no século XVIII, e a estética de gêneros autônomos de Hegel, no século seguinte, formalizou-se a ideia da produção artística como gêneros autônomos. Contudo, movimentos artísticos de final do século XIX — como o Arts-& Crafts, o Pré-Rafaelismo e as manifestações artístico-decorativas como o Art Nouveau Franco-Belga, a Sessezion Austríaca, o Jungendstill Alemão e o Modernismo Catalão — representam reações a essa esquematização da arte. Este artigo objetiva compreender os processos de autonomização da arte em relação à realidade e de autonomização entre gêneros artísticos advindos com a modernidade para logo após estudar reações a esses fenômenos que tiveram lugar nas ultimas décadas do século XIX, notadamente o ideário Arts & Crafts e o Art Nouveau. PALAVRAS-CHAVE: Arquitetura. Arte. Autonomia. Fin-de-siècle. Modernidade.
ABSTRACT The idea of architecture as art and autonomous artistic genre is relatively new, flourishing in the Renaissance. Before, in the Middle Ages, there were no exclusive guilds of Architects –constructors — but rather construction sites, carpenters, painters, all working together in the same fellowship. Later, with the birth of modern art criticism, particularly with Lessing’s ideas of autonomy of the different artistic expressions in the eighteenth century and the Hegel’s aesthetics of autonomous genres in the following century, the idea of artistic production as autonomous genres was formalized. However, artistic movements in the late nineteenth century — such as the Arts and Crafts, PreRaphaelism and artistic and decorative manifestations such as the Belgian-French Art
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Nouveau, the Austrian Sessezion, the German Jungendstill or the Catalan Modernism — were reactions against the schematization of art. The aim of this article was to understand the processes of autonomization of art in relation to reality and the arising autonomization between artistic genres with modernity. Next, we studied the reactions to these phenomena that took place in the last decades of the nineteenth century, notably the ideals of Arts & Crafts and Art Nouveau. KEYWORDS: Architecture. Art. Autonomy. Fin-de-siècle. Modernity.
RESUMEN La idea de la arquitectura como arte y género artístico autónomo es relativamente nueva, y empieza a tomar forma a partir del Renacimiento. Antes, en la Edad Media, no había gremios exclusivos de arquitectos — constructores — aunque sí los había de albañiles, carpinteros y pintores, agrupados bajo la misma hermandad. Más tarde, con el nacimiento de la crítica del arte moderna, sobre todo con la idea de autonomía de las diferentes expresiones artísticas de Lessing en el siglo XVIII y la estética de los géneros autónomos de Hegel, en el siglo siguiente, se formalizó la idea de la producción artística de como género autónomo. Sin embargo, los movimientos artísticos de finales del siglo XIX como el Arts-and-Crafts, el Pre-rafaelismo y las manifestaciones artísticodecorativas como el Art Nouveau franco-belga, la Sessezion austriaca, el Jungendstill alemán o el Modernisme catalán, representan reacciones a esta esquematización del arte. Este artículo tiene como objetivo comprender los procesos de emancipación del arte en relación a la realidad y la surgida entre los géneros artísticos a través de la modernidad, para después estudiar las reacciones a estos fenómenos que tuvieron lugar en las últimas décadas del siglo XIX, sobre todo los ideales del Arts & Crafts y Art Nouveau. PALABRAS CLAVE: Arquitectura. Arte. Autonomia. Fin-de-siècle. Modernidad.
INTRODUÇÃO A partir das últimas décadas do século XVIII, um processo de especialização, racionalização e secularização que vinha tomando corpo desde o Renascimento provocou dois efeitos sobre a arte: o primeiro foi uma autonomização entre os gêneros artísticos e o segundo uma autonomização da representação artística em relação à realidade. Esses dois processos de autonomização se relacionam pela abstração que provocam nos objetos artísticos, dessacralizando-os e diminuindo sua importância significativa. A faceta simbólica da arquitetura foi perdendo sentido diante das necessidades funcionais e dos novos materiais e das técnicas construtivas (PÉREZ-GOMÉZ, 1983). Além disso, o processo de autonomização dos gêneros artísticos acontece em paralelo ao de autonomização da arte em relação à sociedade (HEGEL, 2008; ORTEGA Y GASSET, 2009). Esse processo de desencantamento e dessacralização não foi livre de críticas. A dimensão racional, universal e intelectual, defendida pelas ciências e instituições mo-
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dernas (Zivilization) encontrou resistências na dimensão instintiva, sentimental, autóctone, orgânica e enraizada no solo (Kultur) (COLQUHOUN, 2006). Esta última dimensão foi absorvida por autores como John Ruskin e William Morris que, inspirados pela Idade Média, defendiam a revalorização do trabalho artesanal em todas as instâncias da vida moderna por um ponto de vista ético e moral. Esses autores foram fundamentais para a eclosão de movimentos artísticos como o Art-Nouveau franco-belga, o Jugendstill alemão, o Liberty italiano, a Sessezion austríaca ou o Modernismo catalão, que, por sua vez, foram instrumentais para o surgimento da arquitetura moderna Este artigo pretende estudar os processos de autonomização da arte em relação à realidade e de autonomização entre gêneros artísticos advindos com a modernidade e as reações a esses fenômenos que tiveram lugar nas ultimas décadas do século XIX, notadamente o ideário Arts & Crafts e o Art Nouveau. O artigo nasceu da necessidade de embasar um estudo mais amprofundado sobre o mito, catalanismo e integração das artes no Parque Guell de Antoni Gaudí, realizado pelo autor em sua dissertação de mestrado (BARRETTO, 2012). Ao longo daquele estudo, ficou evidente que representações imagéticas, oníricas e mitológicas foram retomadas para reafirmar determinados valores ligados às culturas locais. Essas representações foram um claro exemplo de resistência cultural ao processo de autonomização dos gêneros artísticos advindo com a modernidade a partir do século XVI e cristalizado com o nascimento da crítica moderna nos séculos XVIII e XIX. Desejava-se, portanto compreender,como no seio da modernidade persistiu uma vivência mitológica sacralizada, que resistiu ao processo de racionalização e standardização introduzido pela modernidade industrial. O artigo está dividido em duas partes. Na primeira parte analisa-se processo histórico de desintegração dos gêneros artísticos e do afastamento da arte em relação a aspectos externos à disciplina, que tem seu início no Renascimento e chega ao seu ápice com o nascimento das modernas crítica e da historiografia da arte, nos séculos XVIII e XIX. Em paralelo, a linguagem artística se torna autorreferente e esse processo determina uma fronteira artificial entre a própria arte e a realidade. Na segunda parte, analisam-se as diferentes reações a essa desintegração na arquitetura. Os movimentos derivados ou aparentados ao Arts & Crafts resgataram elementos mitológicos de uma hermenêutica mais complexa, que se contrapunha aos significados alegóricos estáticos, do classicismo em voga durante o século XIX. Essa reação não foi só de apropriação desses novos valores, incluiu também a resistência aos processos introduzidos pelas mudanças socioeconômicas e à desprofissionalização dos artesãos por causa da máquina da produção fabril.
A DESINTEGRAÇÃO DAS ARTES A PARTIR DA REVOLUÇÃO CIENTÍFICA A autonomização da arquitetura, em relação aos outros gêneros artísticos, é também reflexo da autonomização da própria arte em relação à sociedade, que ocorre com a modernidade. Três são os estágios desse processo (DURAND, 2007). O primeiro estágio
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da autonomização da arte se deu por meio do conceitualismo aristotélico medieval, que, ao contrário do platonismo, priorizava o “pensamento direto” em detrimento da imaginação simbólica. O segundo consistiu na atitude dogmática da contra-reforma que fez com, que a arte ocidental passasse a ser essencialmente alegórica. A concepção artística católica passou a ser ditada por fórmulas e conceitos oriundos dos dogmas religiosos, autônomos em relação à sociedade, cultura e realidade e não mais buscava conduzir a uma iluminação, como ocorria com a arte e arquitetura bizantina, proto-cristã ou românica. Por fim, o terceiro período foi o positivismo da modernidade industrial, quando o mundo ficou passível de explicação científica, na qual apenas a investigação científica se tornou digna do direito ao título de conhecimento. Finalmente, essas três etapas da transição do simbolismo à esfera do consciente implicam uma gradual redução do campo simbólico. A ascensão do pensamento científico e racional a partir de meados do século XVIII levou a um processo inexorável de desencantamento e de dessacralização do mundo, que foi perdendo gradativamente sua riqueza simbólica, mítica e poética para ser transformado em uma coleção de objetos e seres a serem esquadrinhados pelo pensamento científico e racional. Isso se refletiu em um processo de autonomização dos gêneros artísticos entre si, e das artes, que passariam a ser cada vez mais autorreferentes em relação à humanidade.
ARTE E ARQUITETURA NÃO AUTÔNOMAS Alberto Peréz-Goméz procura mostrar que, nesse processo de desencantamento e secularização, a arquitetura foi perdendo sua aura sacra e sendo gradativamente dominada por metodologias advindas de regras formais, funcionais, estilísticas, ou seja, elementos com seus próprios valores e significados, os quais transformaram a arquitetura em um jogo de regras operacionais dominadas pela tecnologia, desprovida de qualquer conteúdo simbólico ou transcendental (PEREZ-GOMÉZ, 1983). Para Azara (2005) e Rykwert (2006), as artes que envolviam a manufatura e a arquitetura seriam indissociáveis e o arquiteto era essencialmente um construtor, um chefe de atelier, um capataz e um diretor de obras, e não apenas um projetista. Sua obra tinha direta incidência na vida cotidiana, e ele era um inventor que facilitava a vida do homem na terra. Não era, portanto, a arquitetura uma arte autônoma em relação à sociedade. Os grêmios dos canteiros da Idade Média, onde se reuniam pedreiros, talhadores, escultores e construtores, eram um exemplo dessa unidade. Apesar de suas tentativas de adaptaremse ao mundo moderno, o golpe definitivo no movimento gremial foi dado pelos absolutismos modernos, em um longo processo que se consumou no século XIX. Analisando o caso espanhol de transição da ordem gremial para as academia de Belas Artes, Chapapria (1983) mostra que essa transição, ao mesmo tempo em que atendia o desejo da coroa em diminuir o poder dos grêmios, alterou os tradicionais sistemas de aprendizagem, de exercício profissional e de gosto estético.
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Assim, um primeiro movimento de articulação autonômica das funções artísticas tomou corpo. A arte passou a permitir menos deslizamentos do significado em relação ao significante — impedindo interpretações simbólicas do público — autonomizando a arte em relação à sociedade. Esse processo vai chegar a sua maturidade na arquitetura renascentista e maneirista.
A SEPARAÇÃO ENTRE A ESCULTURA E A ARQUITETURA A PARTIR DO RENASCIMENTO O conceito moderno de arquitetura enquanto disciplina, defendido por Alberti em De Re Aedificatoria — que envolveria uma concepção espacial, mas também uma expressividade plástica — é resultado desse ambiente pós-escolástico. No Livro primeiro, Alberti (1988) trata do conceito de Lineamenti, uma série de princípios a serem seguidos para chegar a uma composição mais harmoniosa, mas na verdade reintroduz na arquitetura a abstração da composição. É o primeiro gesto, ao menos do ponto de vista da teoria da arquitetura, que leva esse processo de autonomização. Partindo dessa conceituação albertiniana, a decomposição da unidade entre as facetas construtiva e significante da arquitetura entrou em trajetória exponencial a partir da tratadística maneirista. Pode-se afirmar que autores como Serlio (1982), Palladio (1987) e Vignola (2014) passaram a privilegiar o aspecto compositivo da arquitetura e cujo objetivo artístico, autônomo, repousa sobre suas próprias qualidades e não mais sobre a relação simbólica com a realidade. Segundo Caturla (1944), as demais artes foram sendo submetidas à arquitetura. Após incorporar a influência escolástica, a arquitetura iniciou seu processo de separação das demais artes, assumindo uma posição de preponderância. A arquitetura foi cada vez mais prescindindo do ornamento, e mostrando-se como uma disciplina autônoma, na qual o elemento plástico-escultórico e seus significados vão perdendo importância Essa tendência terminou por redundar na postura de Palladio em assumir as formas puras e eleger as proporções como os elementos de composição da arquitetura. Já sem se importar com os significados que podem ser aderidos a essas formas-significantes, a arquitetura não só se separa de outros gêneros artísticos como também se distancia da própria sociedade, uma vez que não permite a participação do espectador na significação (Figura 1).
FIGURA 1 – Villa Rotonda de Paládio. Fonte: Diogo Cardoso Barretto (Autor), 2009.
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O NASCIMENTO DA CRÍTICA NA MODERNIDADE E A IDÉIA DE GÊNEROS AUTÔNOMOS O ponto máximo do processo de autonomia dos gêneros ocorreu com o nascimento da crítica de arte enquanto disciplina. A necessidade positivista e enciclopédica de categorizar levou a uma automática tendência em se abarcar sobre diferentes guarda-chuvas diversas manifestações artísticas. Em 1766, Gotthold Ephraim Lessing (1985) publicou Laoconte ou os Limites entre a Poesia e a Pintura em resposta a um texto de Johann Joachin Winckelmann (2008) intitulado Pensamento sobre a Imitação, de 1755. Nele, pela primeira vez, é dito textualmente que existem conteúdos significantes adequados para serem significados em diferentes gêneros artísticos. Lessing separou os campos da poesia e da escultura, respondendo a questão levantada por Winkelmann sobre como o Laoconte do poema de Virgílio e da estátua grega atribuída a Agesandro de Rodes são distintos, por não poderem forçosamente dizer o mesmo, uma vez que são representados em matérias artísticas distintas — a palavra e a pedra. Em outras palavras, falando da autonomia dos gêneros artísticos, diz que há coisas diferentes a serem ditas por meios diferentes — a música, a poesia etc. — e que resultados expressivos poderiam ser alcançados se se respeitam as condições especificas de cada gênero artístico, levando em conta suas matérias inerentes (LESSING, 1985). Lessing dá partida, ainda que de forma parcial e incompleta, ao processo de autonomização da arte que mais tarde será aprofundado por Georg Wilhelm Friedrich Hegel. No apartado A Arquitetura dos Cursos de Estética de Hegel (2008) se aprofunda a tendência apontada pela teoria de Lessing. A arquitetura, diferentemente do que ocorreu em Lessing, é tema discutido no Curso de Estética. Mais do que isso, é colocada como a primeira das artes, depois sucedida pela escultura, pela pintura, a música, e, por fim, pela arte do discurso, a poesia em geral (HEGEL, 2008). A arquitetura seria a arte mais próxima da matéria, enquanto a poesia a mais distante. A análise da arquitetura como gênero artístico autônomo é a primeira seção do Sistema de Artes Particulares, terceira e última parte dos Cursos de Estética — a que concretamente fala em gêneros artísticos autônomos. São os órgãos dos sentidos os que determinam essa divisão. As artes plásticas são as artes da visão, a música é a arte da audição, e a poesia é uma arte sensível desde um plano interior. Este modo de concepção tripartite dá à arte a conhecida divisão em artes plásticas, as quais elaboram o seu conteúdo visivelmente para a forma e cor objetivas exteriores, em segundo lugar em artes sonoras, a música, e em terceiro lugar na poesia, a qual, como arte discursiva, emprega o som meramente como signo, a fim de se voltar por meio dele ao interior da intuição, do sentido e da representação espirituais (HEGEL, 2008). Na seção do curso destinada à arquitetura, Hegel realiza outra divisão, na qual fala de arquitetura Simbólica, Clássica e Romântica. É dessa divisão que ele vai desenvolver seu argumento sobre o processo de autonomização da arquitetura enquanto arte autônoma em relação à realidade, não apenas como gênero artístico autônomo. Em comparação com outras artes particulares é a arquitetura a que mais resistência oferece a ser caracterizada como um gênero particular: arquitetura não deixa de ser uma arte total por excelência.
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Para Hegel (2008), a primeira arquitetura simbólica é a representada mitologicamente pela Torre de Babel. Essa arquitetura simbólica é depois superada por uma arquitetura clássica — que configura para si o espiritual individual que despe, ao contrário, a arquitetura de sua autonomia e a rebaixa com isso à produção de um ambiente inorgânico formado artisticamente para os significados espirituais — e finalmente por uma romântica — na qual casas, igrejas e palácios não são apenas as moradias e locais de reunião para as necessidades cívicas e religiosas, mas inversamente também se configuram e se elevam, sem preocupação com esta finalidade, de modo autônomo por si mesmo. Em cada um desses momentos, a arquitetura iria perdendo substância para esses novos gêneros artísticos, pintura, música e poesia. A arquitetura para Hegel vai se autonomizando como prática segundo vai abandonando os conteúdos simbólicos para dedicar-se a problemas internos à disciplina, como a funcionalidade. Em relação à sociedade, esses dois processos, a saber, a autonomização entre gêneros e a autonomização da arte — arquitetura —, são aqui postos como fenômenos não só paralelos, como relacionados.
NOVOS MATERIAIS E PRÁTICA ARQUITETÔNICA Graças às novas tecnologias surgidas no final do século XVIII e princípios do XIX, tanto a teoria da arquitetura como o próprio conceito espacial e estrutural dos edifícios passaram por transformações radicais. As pesadas estruturas de pedra anteriores foram substituídas por estruturas mais esbeltas de concreto armado ou aço, nas quais a necessidade estrutural de certos elementos ornamentais desapareceu, e com ela os próprios elementos plásticos/semânticos presentes na arquitetura pré-moderna. A partir do final do século XVIII, com a difusão da modernidade industrial, o edifício passava a ser visto mais como um bem econômico, projetado dentro de uma série de critérios funcionais e financeiros. Era projetado para ter existência comparativamente curta, em relação aos edifícios de até então, seguindo os preceitos de economia e eficiência construtiva. Ao mesmo tempo, novas tipologias arquitetônicas surgiram em virtude tanto de novas necessidades, quanto das novas possibilidades dos materiais. A gare, o galpão industrial e o arranha-céu foram conquistas tipológicas permitidas pelas novas tecnologias construtivas e suscitadas pelas necessidades da nascente sociedade burguesa industrial. A crescente complexidade dessas estruturas tirou das mãos dos arquitetos e, principalmente, dos artífices, o papel de protagonistas dos canteiros de obras, entregando essa função nas mãos de engenheiros e politécnicos. Pode-se afirmar que ao arquiteto ficou relegada a função de “desenhista” do edifício, e ao artífice, a de executor do desenho do arquiteto. Ao mesmo tempo, a sociedade do século XIX e início do século XX não estava preparada para os câmbios formais/significativos inerentes a essa nova arquitetura e o arquiteto, em sua nova posição: apressou-se em recobrir essas novas estruturas com elementos ornamentais baseados na cultura anterior. Lançando mão da nova cultura indus-
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trial, esses elementos passaram a ser fabricados em série e figurar em catálogos de onde foram tirados para compor um quebra cabeça com outros elementos, tirados de outros catálogos, para recobrir as novas estruturas arquitetônicas (Figura 2). A faceta plástica da arquitetura perdeu sua integridade em relação ao sentido geral expressado pelo edifício e sua função passou a ser o disfarce da presumida preFIGURA 2 – Estaciò de Francia, Barcelona. Fonte: Fotografia de Diogo Cardoso Barretto (Autor), 2011.
cariedade e pobreza das estruturas modernas. Dessa forma, o senti-
mento de choque e inadequação da sociedade com as novas formas construtivas foi aplacado e o edifício ganhou uma suposta aura de nobreza, perdida com as novas técnicas construtivas. Mas não foi só o sentido tectônico do ornamento arquitetônico que se perdeu, também o caráter simbólico/semântico de representação cultural do espaço — e de seus elementos de composição plástica — foi eclipsado pelas exigências civilizatórias universalizantes da modernidade. A arquitetura se tornou efetivamente um gênero artístico autônomo — afastado de outras expressões que não a espacial — e também uma arte autônoma, autoreferente — onde a metáfora e o símbolo perdem sua importância. Essa dissociação se deu, por exemplo, no uso de elementos decorativos pré-fabricados, tirados de catálogos e adotados indistintamente em diferentes edifícios, sem levar em conta os significados intrínsecos ao artefato. À medida que a arquitetura foi se autonomizando em relação à cultura/realidade (DURAND, 2007) como vai fazendo a “nova arte” (ORTEGA Y GASSET, 2009), ela se tornou autorreferente, autônoma como arte e como gênero. Portanto, a faceta simbólica/ mitológica da arquitetura do templo foi perdendo sentido diante das necessidades funcionais de uma arquitetura abstrata, autorreferente e autônoma (PERÉZ-GOMÉZ, 1983). Como mostrou Hegel e depois Ortega y Gasset, o resultado do processo de autonomização dos gêneros aconteceu em paralelo ao de autonomização da arte em relação à sociedade.
A REINTEGRAÇÃO ATRAVÉS DA OBRA DE ARTE TOTAL E DA CRIAÇÃO COLETIVA Em resposta a esse processo de racionalização advindo com a modernidade e o classicismo, que implicou em uma perda da unidade entre os gêneros artísticos, assim como um afastamento das expressões artísticas da realidade, surgiram movimentos de resistência. O movimento Arts &-Crafts é um exemplo dessa reação crítica, bem como o conceito de obra de arte total de Richard Wagner ou o modernismo catalão. Esses mo-
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vimentos resgataram elementos mitológicos de uma hermenêutica mais complexa, que se contrapunha aos significados alegóricos estáticos, do neoclassicismo ou do ecletismo em voga durante o século XIX Dentro da cultura arquitetônica não demoraram a aparecer posições discordantes em relação a essa nova postura artística — autônoma e não representativa — e em relação à suplantação do componente semântico da própria arquitetura. Vários arquitetos — como Gottfried Semper —, artistas e críticos — como John Ruskin e Alois Riegl — mostraram-se preocupados com os resultados dessa nova arquitetura. Estavam preocupados não apenas com os resultados sobre a própria evolução da arquitetura como ofício, mas também da arquitetura como arte. Eliade (2010) trata esse processo de racionalização e esquematização como uma progressiva dessacralização do mundo promovida pelo homem moderno e científico. Mesmo dentro da modernidade arquitetônica correntes como o Expressionismo Alemão, o Art Nouveau Francês ou o Modernismo Catalão — de Gaudí —, ou, mais adiante, a arte de inspirações étnicas presentes na cerâmica de Picasso ou de Miró, buscaram resistir às pressões excessivamente racionalizadoras da modernidade.
A CRÍTICA DE RUSKIN E MORRIS Um dos primeiros desses críticos ao processo iniciado com a modernidade nas artes é John Ruskin. Crítico contundente da arquitetura do século XIX, ele estava em desacordo, principalmente, com a degradação social e cultural provocada pela nova forma de construir. Ele defendia o retorno do antigo método de manufatura do ornamento, que seria uma forma de expiação social do homem/artesão castigado pela revolução industrial. Sua crítica era não só estética como também ética. Condenava a degradação e a alienação do trabalhador industrial, em relação ao produto do seu trabalho e aos processos construtivos. Tentava, portanto, encontrar uma forma de retorno — mesmo que parcial — às condições de trabalho, em sua visão mais dignas, pré-industriais. O ornamento aqui representaria o elemento plástico expressivo. O conceito de trabalho como elemento de transformação do mundo enseja a crítica de Ruskin à diminuição do papel do artesão. O inglês critica os processos descritos no capitulo anterior, a diminuição do papel do artesão, como uma decadência da arte e da sociedade. Para ele a indústria promovia a alienação, a fragmentação e a destruição do trabalho criativo. Era um grande admirador da arquitetura medieval principalmente pelo papel e autonomia do artesão, mas também pela natureza do ornamento da Idade Média, capaz de renovar-se e evoluir constantemente, não se prendendo a modelos, como o ornamento clássico. Com a popularização do ornamento feito industrialmente, Ruskin (1989) passou a defender a dignidade do ornamento como elemento artístico, reconhecendo as qualidades intrínsecas do ornamento manufaturado de forma artesanal para uma determinada situação. Ele defendeu a importância do elemento ornamental como algo nobre, que não deveria ser sobreposto ao edifício simplesmente como um elemento de colagem retirado de
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um catálogo, mas um ornamento como elemento plástico de valor artístico, que não deveria ter seu uso vulgarizado pela produção em série, sob risco de diluir e perder o seu valor expressivo. Ao final, o ornamento deveria ser usado com parcimônia, e em situações que exigissem o enobrecimento do ambiente construído. Ruskin era contra o uso indiscriminado do ornamento industrial em galpões e edifícios industriais, por exemplo. Para ele, os ornamentos são “elementos definidores de arquitetura como arte” (RUSKIN, 1989, p.15). O ornamento seria, em termos semióticos, um elemento carregado de significados que não poderia ser vulgarizado, sob pena de ter seu discurso banalizado e silenciado. Cabe esclarecer que Ruskin não era contra a modernização, mas sim ao uso indiscriminado e inconsequente do ornamento de origem industrial. Para ele, a mecanização não poderia tirar o papel criativo do homem/artesão e o ornamento deveria ser reservado para funções e espaços nobres, cuja semântica tenha utilidade e não seja eclipsada pelas necessidades funcionais mais prementes: “A peculiaridade do verdadeiro ornamento é que ele é belo no seu devido lugar” (RUSKIN, 1989, p.113). O grande herdeiro dessa crítica ruskiana foi Wiliam Morris. Sua grande contribuição é uma defesa da união entre a arquitetura, as artes e os ofícios. Como Ruskin, Morris não era arquiteto, mas poeta, pintor, crítico, empresário e político. Essa última carreira, a que chegou tardiamente, em torno dos 40 anos, teve início em partidos liberais, antes de tender cada vez mais para a esquerda. Uma herança recebida e o relativo sucesso de suas empresas lhe permitiram mover-se entre essas atividades. Morris desejou por toda a vida unir religião, arte, e política: uma união que estava presente no pensamento da época, seja por meio de supostos valores éticos da Idade Média, para Pugin ou Ruskin, seja por meio do resgate de uma mitolologia ancestral, para Wagner ou Gaudí. Esse mesmo desejo, unido ao desejo de recuperar as artes ditas menores (MORRIS, 1880) fez com que Morris abrisse uma sociedade para produzir papel de parede e outros artefatos. É a partir dessa experiência que ele chegou ao Arts and Crafts. Morris não é tão antimaquinista quanto Ruskin, é mais bem de uma geração intermediária, que não rechaça a máquina, mas deseja que ela esteja a serviço do homem, e não ao contrário. Esse desejo de retomar uma unidade perdida na Idade Média fez com que Morris, juntamente com Dante Rosseti e outros, formasse a Irmandade dos Pré-Rafaelitas. Essa Irmandade, que via Ruskin como um mestre, buscou encontrar numa arte pré-renascentista uma totalidade perdida na modernidade. O Arts and Crafts não se tratava apenas de unir artes e ofícios, mas também unir artes, ofícios e indústrias: isso fica claro na relação de Morris com a indústria cerâmica ou do ferro.
O ART NOUVEAU Um dos mais importantes resultados desses eventos críticos do século XIX foi o Art-Nouveau e seus congêneres como o Sezession Autríaca ou o Liberty Italiano. Se por um lado, ele buscava novas formas que se adequassem às novas técnicas construtivas, por outro buscava uma reintegração da totalidade artística entre diferentes gêneros e as artes maio-
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res e menores perdidas com a autonomia da modernidade. Foi uma busca de libertação da esquematização trazida pelo historicismo, uma reação à uniformidade e monotonia do academicismo, fazendo referências ao mundo natural e pré-moderno, mas com uso de novas tecnologias como o ferro e o vidro. O artista — e a expressão artística — passavam a ser revalorizados, o arquiteto não apenas projetava o edifício, mas todos os detalhes e objetos deste. Os artistas dessa tendência queriam restaurar a unidade entre vida e arte. A arte deveria deixar de ser adereço, para voltar a ser parte indispensável e ativa da vida, como, segundo se acreditava, haveria sido em épocas pré-modernas. Esse momento foi representado por artistas como Henri Van de Velde e Victor Horta na Bélgica, Joseph Maria Olbrich, Josef Hoffman e Otto Wagner na Áustria, Mackintosh na Grã-Bretanha ou Gaudí, Domenèch i Montaner, Puig i Cadalfach ou Jujol na Catalunha, e demais variantes regionais, que são parte integrante da luta pela independência política e/ ou cultural, e das tentativas de se criar uma arte autenticamente nacional. É um momento que tentou superar o dualismo artesanato-indústria e diminuir as distâncias entre as artes, unificando as artes ditas maiores e menores. Um momento em que pensadores europeus tentam restabelecer os valores espirituais em uma sociedade que consideravam muito materialista — voltam seu interesse à obsessão pela vida além túmulo egípcia; às corporações de ofícios, com sua unidade e base artesanal, medievais; e à cultura milenar e oriental do Japão.
CONCLUSÃO No final do século XIX, o processo de autonomização dos gêneros artísticos e da arte em relação à sociedade sofreu uma inflexão, quando o Sezession Austríaco, o Modernismo Catalão e o Art-Nouveau, entre outros, reabilitaram as artes ditas menores, aplicadas, reintegrando-as à arquitetura. Paralelamente, Richard Wagner propôs com sua ópera uma Obra de Arte Total, que se voltou a temas como o espírito de um povo através de uma abordagem simbólico-mitológica. A essa crítica Ruskin adicionou uma abordagem moral do trabalho artesanal e do ornamento, uma crítica à adoção gratuita de formas geradas industrialmente, que anulam a beleza e oprimem o artesão, reduzido à condição de operário. Seguindo essa linha, Morris pretendeu uma união entre a arte, a arquitetura e os ofícios — um nivelamento do papel do arquiteto, do artista e do artesão. Havia coincidências entre as preocupações éticas e morais, a recuperação da expressividade da estrutura e de sua relação com as formas naturais, da importância do artesão e da consequente síntese das artes e a superação de valores classicistas, estagnados e estáticos. Eram todas preocupações relativas à síntese entre as artes, e entre a arte e a realidade, através da reunificação com elementos externos à pura apreciação estética da arte pela arte. A questão sobre a compatibilidade entre a Arte Autônoma e a Arte Total voltou a ser formulada e outra vez ela foi respondida negativamente. O processo de autonomização dos gêneros artísticos entre si, que acontece em paralelo com a autonomização da arte provocada pela Escolástica, pela Contrarreforma e pelo Positivismo, nessa ordem, é respondido da mes-
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ma forma pelos movimentos do fim do século que buscam reunir o desenho, o projeto de arquitetura à sua execução e a todas as artes menores envolvidas, e pela busca em reunir todas as artes e ao mesmo tempo tratar de questões que vão além do próprio campo autônomo da arte.
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DIOGO CARDOSO BARRETTO | Universitat Politècnica da Catalunya | Escola Tècnica Superior d›Ar-
Recebido em 17/6/2014, reapresentado em 1/12/2014 e aprovado em 27/1/2015.
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quitectura de Barcelona | Departament de Composició Arquitectònica | Avinguda Diagonal, 649, Campus Sud, 08028, Barcelona, Espanha | Correspondencia a nombre de/Correspondence to: D.C. BARRETO | E-mail: <diobarretto@gmail.com>.
FERNANDO DINIZ MOREIRA | Universidade Federal de Pernambuco | Departamento de Arquitetura e Urbanismo | Programa de Pós-Gradução em Desenvolvimento Urbano | Recife, PE, Brasil.
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JOHN RUSKIN E AS PEDRAS DE VENEZA JOHN RUSKIN AND THE STONES OF VENICE | JOHN RUSKIN Y LAS PEIDRAS DE VENECIA CLAUDIO SILVEIRA AMARAL
RESUMO John Ruskin, crítico de arte inglês do século XIX, criou uma metodologia para o projeto de arquitetura com base em uma filosofia da Natureza, cuja ética é similar à de uma política da ajuda mútua, na qual cada elemento natural é dependente de outro na busca de uma situação de equilíbrio. Segundo essa lógica, Ruskin estruturou diversos temas, influenciando, com isso, intelectuais de sua época e de outras, como o escritor Marcel Proust, os arquitetos Frank Lloyd Wright e Le Corbusier, assim como o político intelectual brasileiro Rui Barbosa, que utilizou a lógica ruskiniana para compor sua Reforma do Ensino Primário, considerada o primeiro projeto de industrialização do Brasil. Ruskin, diferentemente do que atesta a historiografia da Arquitetura Moderna, foi um moderno e não um neogótico medievalista, pois seu trabalho se estruturou a partir de algumas das categorias da modernidade, como a lógica e a razão. PALAVRAS-CHAVE: Arquitetura. História. Metodologia.
ABSTRACT John Ruskin, an English art critic of the nineteenth century, created a methodology for the architectural design based on the philosophy of Nature, whose ethics is similar to the mutual aid policy in which each natural element is dependent on each other in the search for balance. According to this logic, Ruskin developed on various subjects, thereby influencing intellectuals of his time as well as others, such as the writer Marcel Proust, architects Frank Lloyd Wright and Le Corbusier and the Brazilian political intellectual Rui Barbosa, who used the Ruskin’s reasoning to develop his Reform on primary education, considered the first industrialization project in Brazil. Ruskin, contrary to what the historiography of modern architecture states, was a modernist rather than a neogothic medievalist, because his work was structured on some of the categories of modernity, such as, logic and reason. KEYWORDS: Architecture. History. Methodology.
RESUMEN John Ruskin, crítico de arte inglés del siglo XIX, creó una metodología para el diseño arquitectónico que se basa en una filosofía de la Naturaleza cuya ética es similar a una política de ayuda mutua, que afirma que los elementos naturales dependen unos de otros
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en la búsqueda del equilibrio. De acuerdo con esta lógica, Ruskin estructuró diversos temas que influyeron no sólo a los intelectuales de su tiempo como también de otros, como el escritor Marcel Proust, los arquitectos Frank Lloyd Wright y Le Corbusier y el brasileño político intelectual Rui Barbosa. Este último ha utilizado la lógica ruskiniana para componer la Reforma de la educación primaria, obra considerada el primer proyecto de industrialización en Brasil. Ruskin, al contrario de lo que afirma la historiografía de la arquitectura moderna, era un moderno y no un neogótico medievalista, ya que su trabajo se estructuró a partir de algunas de las categorías de la modernidad, tales como la lógica y la razón. PALABRAS CLAVE: Arquitectura. Historia. Metodología.
INTRODUÇÃO O objetivo deste ensaio é discutir o estigma lançado sobre John Ruskin pelos que o consideraram um neogótico adverso à Revolução Industrial. A intenção é mostrar um Ruskin mais eclético do que neogótico e dedicado a uma Revolução Industrial com fábricas com gestão cooperativa em vez de divisões hierárquicas do trabalho. Pretende-se mostrar um Ruskin filho da ideologia do Iluminismo e não da filosofia da Idade Média. Em As Pedras de Veneza, a base intelectual das teorias ruskinianas, sua Filosofia da Natureza é possuidora de uma Lógica Natural cuja dinâmica se assemelha a uma política de ajuda mútua. Essa dinâmica estruturou a lógica do raciocínio de Ruskin para tratar de assuntos díspares.
JOHN RUSKIN E AS PEDRAS DE VENEZA Por que será que John Ruskin se apaixonou por Veneza? Provavelmente porque a cidade de Veneza ilustrasse, como nenhuma outra, sua Teoria da Arquitetura, assim como sua Teoria da Pintura e, principalmente, sua Filosofia da Natureza. Veneza é movimento, é energia, é explosão de cores. Veneza é o pulsar de vidas, e a Teoria da Arquitetura de Ruskin trata do desenho das energias. Ruskin já havia sentido essa atmosfera na pintura de Joseph Turner, em que as cores da paisagem se interpenetram e criam a sensação da existência de um todo em estado de harmonia. Turner pintou a atmosfera de paisagens naturais, e Ruskin pintou a atmosfera de Veneza, uma composição do azul do céu com o branco das nuvens, a cada hora de um jeito, com as luzes coloridas difusas entre as brumas, o amarelo-avermelhado pelos raios solares e o verde das águas da lagoa, com sua arquitetura que parece flutuar, com o colorido dos mármores e o frescor dos terraços esculpidos por pilares e arcos góticos, com o movimento apressado das pessoas e o nervosismo das águas agitadas pelo intenso tráfico de barcos e os ventos selvagens. Ruskin misturou essas sensações e pintou a energia, uma sensação de embriaguez que o fez devanear, uma tontura que o levou ao êxtase. Sensações parecidas às que havia sentido ao admirar as paisagens dos Alpes suíços,
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uma mistura de montanhas, lagos, céus, nuvens que nunca descansam, árvores frondosas e animais na tranquilidade dos pastos, movimentando-se e misturando-se ao desenho de um todo em estado de equilíbrio instável. Ruskin buscou a explicação para o que sentiu com a Filosofia da Natureza. Essa filosofia teria por princípio uma ética na qual tudo se relaciona com tudo, todos a viver em estado de harmonia sob a égide da política da ajuda mútua. Sob essa concepção de ética, Ruskin criou sua noção de estética, cuja problemática foi: como sentimos essa ética no espaço? Foi pela visão da arquitetura bizantina e gótica de Veneza que ele conseguiu enxergar o desenho dos movimentos das energias que compõem o espaço. Para tratar de São Marcos e do Palácio Ducal, ele nos conduz em um passeio pelas ruas estreitas de Veneza até a Bocca de Piazza, quando, em um único instante, o olhar explode em mil cores diante do clarão das luzes vindas das aberturas proporcionadas pela Praça de São Marcos e, repentinamente, avista-se a fachada de arcos simétricos de São Marcos a contrastar, e, não obstante, compor com as irregularidades das vielas percorridas momentos antes. Apesar de majestosa, São Marcos parece flutuar: os inúmeros e esqueléticos pilares coloridos e arcos de sua fachada são de uma delicadeza extrema ao descansar sobre o chão, parecendo sequer tocá-lo. Do mesmo modo, o Palácio Ducal, com seus pilares e arcos sobrepostos, dá-nos a impressão de levitar sob a pesada caixa sustentada, criando uma sensação de instabilidade aos olhos do observador. Se fora de São Marcos tudo é movimento alucinado, dentro da Basílica a vida é movimento lento. Depois de a vista se acostumar com a escuridão inicial para quem adentra, percebe-se um silêncio assustador no interior do templo, interrompido apenas quando raios de luzes, com a intensidade de canhões de energia, despencam das aberturas das cúpulas anunciando um ornato. Em determinado instante, as luzes externas focam esse ornato para logo em seguida escondê-lo na penumbra, surgindo outro em seu lugar, e assim sucessivamente. Esse movimento lento segue o ritmo do caminhar da luz do sol. Dessa qualidade estética, Ruskin extraiu dois importantes conceitos para sua Teoria da Arquitetura: a Verdade das Estruturas e a Verdade dos Materiais. Para Ruskin, o fenômeno estético é a qualidade de sentir o espaço, mais precisamente o fluxo das energias circulantes no espaço. A estética arquitetônica seria o desenho dessas energias a compor a edificação. Para constituir o conceito, Ruskin considerou o desenho dos elementos estruturais que controlam esses fluxos, absorvem, conduzem, redirecionam e transmitem energia, traçando linhas de forças. A chuva, a neve, os ventos, o peso próprio da construção, o peso das pessoas, enfim, as forças naturais e artificiais materializam-se em desenhos de linhas de forças. Ruskin pesquisou o desenho dessas linhas de forças para as construções em pedra, definindo seus elementos estruturais: a fundação (base), a parede ou coluna, a cornija ou o capitel, os arabescos, e os contrafortes. Explicou o surgimento de colunas para não engrossar as
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paredes sob maiores solicitações de pressões verticais: a coluna seria a concentração da parede em um único ponto, assim como os capitéis derivados das cornijas concentradas em um único ponto. Os arabescos seriam desenhos delicados, transmissores de energias verticais e laterais, localizados geralmente nos vitrais ou no interior de arcos. Os desenhos de arcos servem para receber as forças verticais e logo direcioná-las às colunas que, por sua vez, conduzem essas forças para a base, que as distribui pelo chão. Os contrafortes são apoios para desviar as forças laterais. São esses os elementos estruturais das construções em pedra, desenhados para funcionar em conjunto: um transmitindo a força recebida ao outro e assim sucessivamente, até a energia tocar o chão e dissipar-se completamente. Ruskin chamou a atenção para o fato de esses elementos não serem, de forma alguma, ornamentais, e sim estruturais, podendo ser decorados após a definição de sua forma; e que a criação da coluna, do arco e do capitel, assim como da cornija, não serve a símbolos religiosos exclusivamente: estão em igrejas como poderiam estar em qualquer outra edificação, na qualidade de desenhos estruturais para a matéria pedra. Ruskin explicitou seu conceito de Verdade das Estruturas pelo desenho da arquitetura gótica, na qual a “ossatura” da edificação se expõe à visão do observador (Figura 1). O sistema estrutural é visto, sentido e compreendido, justamente o que dá sentido a sua concepção de estética.
FIGURA 1 – A verdade das estruturas (Igreja Gótica em Paris). Fonte: Claudio Silveira Amaral (Autor), 2013.
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O desenho do gótico exemplificou sua noção de estética arquitetônica, assim como sua Verdade das Estruturas. E por que arquitetura? A arquitetura, para Ruskin, faz parte da paisagem. Embora seja o desenho de uma segunda natureza, a arquitetura deverá compor com os demais elementos da paisagem natural sem se opor, nem se sobrepor, e sim conviver em harmonia com ela. A arquitetura, como a natureza, é para ele um livro aberto à consulta e à experimentação. Percebe-se uma metafísica por trás do raciocínio ruskiniano a emergir de sua Filosofia da Natureza: uma metafísica que entende a natureza como uma composição de elementos em movimento, como se fizessem parte de uma grande máquina cujas peças funcionam de acordo com certas leis (Leis da Natureza) em busca de um estado de harmonia e equilíbrio. Ora, isso não seria Bacon? Newton? A diferença talvez esteja na ética dessa Natureza, que para Ruskin é a lei da ajuda mútua, e para Bacon e Newton, motivo de conhecimento para dominar a Natureza. Ética que também difere da de Darwin, que vê a Natureza pela dinâmica da competição entre seus elementos, vencida pelo mais forte. Assim como o espaço a seu redor, a arquitetura é o resultado da composição de desenhos de campos energéticos. Dessa sua constatação, Ruskin extraiu um método para o projeto de arquitetura, um método cuja ‘intenção projetual’ seria integrar as linhas de forças do entorno às linhas de forças do projeto. Ruskin recomenda ao arquiteto deitar sobre o chão do lote para sentir suas energias e, em seguida, desenhar as linhas de forças de seu projeto em consonância com as do lote e seu entorno sentido. Ele queria, com isso, desenhar um campo de forças em estado de harmonia, ou seja, todas as energias atuando em comunhão, conectadas: a Ética da ajuda mútua. Outro conceito ruskiniano é o da Verdade dos Materiais, que, além de se referir às questões de resistência dos materiais, possui estreita relação com a noção de tempo. O conceito de Verdade dos Materiais diz respeito às particularidades idiossincráticas de cada material. Quando Ruskin se refere a uma pedra de mármore, por exemplo, indaga sobre sua constituição geológica, origem geográfica, quanto trabalho foi necessário para extraí-la, quanto trabalho para modificá-la, quem foi responsável por esses trabalhos, quais as técnicas utilizadas. Ruskin evoca e resgata um passado para o presente. Ele acredita que não existe espaço sem história, não existe espaço sem tempo. Quando o tempo é apagado, o presente se ressente, perde-se de seu vínculo com o futuro; passa-se a vivenciar apenas um agora sem passado e, por isso, sem futuro, restringindo-se às experiências de superfícies sem profundidades. Para Ruskin, isso empobrece a vida, desqualifica-a. Por isso, foi contrário à demolição de edifícios antigos, o que, segundo ele, seria um passar de borracha sobre a história. Do mesmo modo que o escritor francês Marcel Proust (seu admirador) reconheceu no mundo dos objetos externos a nós o local onde se encontra nossa memória, assim Ruskin também pensou sobre nossa relação histórica com a arquitetura. O tempo, para ele, é o movimento entre passado, presente e futuro, fluxo de energias que não deve ser
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interrompido. Ruskin acreditou não ser possível nem desejável parar o tempo, porque significaria a própria morte. Segundo ele, a energia da mente humana se alimenta de tempos. No que diz respeito à restauração de edifícios antigos, Ruskin primeiramente recomenda um processo de constante manutenção, para nunca ser preciso restaurar; porém, se a construção estiver comprometida, ele considera preferível a demolição para, em seguida, a construção de um projeto inteiramente novo. Se necessário, deve-se promover algumas alterações na configuração original da edificação, buscando aparentar algo novo, nunca imitar ou manter o desenho original. É nessa perspectiva que se encontra sua crítica ao arquiteto francês Viollet-le-Duc por ter participado da demolição das duas torres de St. Oven, França, substituindo-as por cópias das originais. Ruskin estudou o Dictionnaire Raisonné de l´Architecture Française du Siècle XI au XVI, de Viollet-le-Duc (1867), e registrou anotações e comentários em suas páginas. Le-Duc utilizou, para desenhar, a linguagem técnica apoiada na régua, compasso, esquadro, representada por desenhos de plantas, fachadas, cortes e perspectivas. Uma linguagem bastante diferente dos desenhos de Ruskin, feitos a mão livre e com o objetivo de apenas explicitar os detalhes que lhe interessavam no momento, muitas vezes coloridos com tons fortes de aquarela. A dureza dos desenhos de Le-Duc fez com que Ruskin, várias vezes, os pintasse de cor-de-rosa, azul, amarelo, provavelmente com a intenção de imprimir um pouco de vida à frieza do desenho técnico ilustrativo do Dictionnaire. Embora tenham discordâncias sobre o método, os dois arquitetos tratam do mesmo assunto — a arquitetura gótica —, e tanto Ruskin quanto Viollet-le-Duc trabalham com os mesmos conceitos de Verdade dos Materiais e Verdade das Estruturas. The studios of our architects are full of instructive appliances, books and drawings, but when called to desing even the unimportant edifice, though all materials means are in abundance, the artists intelligence is inert, and refuses to create anything new […]. Our public buildings appear to be bodies destitute of a soul, the relics of a lost civilization, a language incomprehenible even to those who use it. In the ninteenths century, destined to close without possessing an architecture of its own? […] Why then has not the nineteenth century its architecture? It is not simply method that is lacking? […]. Every tansitional period must have a limit. There are in architecture two indispensable modes in which truth must be adhered so we must be true in respect of the programme, and true in respect of the constructive process. To be true in respct of the programme is to fulfill exactely, scurpulously the conditions imposed by the requirements of the case. To be true in respect of the constructive process is to employ the materials according to their qualities and properties. It was all very well for indians to erect in stone stoupas representing piles of wood; for the greek of Asia minor, the Carinas, or the Lycians, to produce in marble monuments simulating wooden shrines, of the egytians to construct temples of enormous stones, whose form was evidently borrowed from structures of reeds
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or pise: these were traditions, deserving respect, of primitive arts replete with historic interest, and curious, but which it would be ridiculous to imitate […]. Our predecessor in the middle ages go still futher than the romans in this direction, they discard even that concrete architecture, they desire an architecture in which all the appliances for strenght are apparent, where every element in the construction originates a form, they adopt the principle af active ressistences; they introduce equilibrium into the structure, in fact they are already impelled by the genius of modern times, which love to assing to every individual product or object a distinct function, though tending to one comum end This continnous and logically consistenat labour of humanity ought to be followed up, why should we abondon it? Why do we of the ninteenth century proceed as the egyptians proceeded? And why should we reproduce architectural forms belonging to another civilization, or to comparatively primitive condition, with materials that are unsuitable to the reproduction of those forms? It is therefore of essential importance to apply a rigoruos method to this knowledge of the arts of the past; and I do not know that we can do better in this matter than to abide by the four principles of Descartes (VIOLLET-LE-DUC, 1987, p.449).
De modo parecido, Viollet-le-Duc e Ruskin buscam definir uma arquitetura para o século XIX com base na Verdade dos Materiais e na Verdade das Estruturas. O que os diferencia é o método: Le-Duc utilizou o método cartesiano, no qual o desenho arquitetônico é a síntese cartesiana entre as técnicas construtivas e o programa arquitetônico; e Ruskin, o método extraído de sua Filosofia da Natureza. Ruskin atribuiu a criação da Natureza a um deus: ele fora educado segundo os princípios da religião Protestante. Contudo, em determinado momento de sua vida, ele perdeu a crença em toda e qualquer religião, passando a depositar sua fé única e exclusivamente no trabalho. Revoltou-se contra o cristianismo depois de admitir a possibilidade da existência do paraíso na vida e não apenas no post mortem. Ruskin não aceitava as injustiças sociais, muito menos entendia o sofrimento humano como motivo de orgulho e humildade. Sua Filosofia da Natureza enxergou um mundo em harmonia, e, assim, um possível paraíso na Terra, a ser construído pelo trabalho do homem. Ruskin jamais utilizou a arquitetura gótica para exaltar o modo de produção artesanal do passado. Ele se apropriou do gótico, assim como da história de Veneza, para ilustrar o que imaginou ser possível no futuro, uma vez que é duvidoso que as relações no trabalho ilustradas por ele tenham de fato ocorrido. Ele criticou o presente voltando-se ao passado, como tantos outros o fizeram, embora um passado idealizado ou não necessariamente realizado, para logo propor um futuro diferente do presente. Foi nesse sentido que William Morris, aluno e seguidor de Ruskin, em seu prefácio para A Natureza do Gótico, capítulo de As Pedras de Veneza, publicado pela Kelmscott House (editora de Morris), em 1892, celebrou esta como uma das maiores obras já pu-
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blicadas naqueles tempos, indicadora de um futuro para o trabalho com prazer. Morris, nesse prefácio, defendeu o avanço tecnológico e previu um futuro no qual a máquina dispensaria o homem dos trabalhos mecânicos. Para Ruskin, o trabalho feito com prazer é o trabalho no qual o homem se envolve por completo, de corpo e alma, e nesse sentido ele criticou a moderna divisão do trabalho entre quem pensa e quem faz: We have much studied and much perfected, of late, the great civilized invention of the division of labour, only we give it a false name. It is not, truly speaking, the labour that was divided, but the man divided into mere segments of men, broken into small fragments and crumbs of life, so that all the little pieces of intelligence that is left in a man is not enough to make a pin, or a nail, but exahausts intself in making the point of a pin or the head of a nail (RUSKIN, 1853, p.196).
A divisão das artes em arte liberal e arte mecânica foi severamente criticada por Ruskin. Para ele, quem faz deve pensar e quem pensa deve fazer. Ao responder àqueles que o acusavam de ser contra as máquinas e a favor da volta ao modo de produção da Idade Média, respondeu dizendo que o trabalho com prazer nunca foi sinônimo de trabalho manual: […] so again, consider the large number of men whose lives are employed by civilized nations in cutting facets upon jewels. There is much dextrerity of hand, patience and ingenuity thus bestowed, which are simply burned out in the blaze of the tiara, without, so far as I see, bestowing any pleasure upon these who wear of hold behold, at all compensatory for the loss of life an mental power which are envolved in the employment of the workman (RUSKIN, 1890, p.265). We are always in these days endeavouring to separate the two, we want one man to be always thinking, and another to be always working, and we call one a gentelman, and the other an operative, where as the workman aught to be thinking and the thinker often to be working, and both should be gentelmen, in the best sense (RUSKIN, 1853, p.265).
O trabalho é, para Ruskin, a atividade mais importante do homem. Pensando assim, ele criticou a burguesia industrial de seu tempo por não trabalhar e viver às custas da exploração do trabalho da classe operária, o que considerou um roubo, pelo que qualificou a burguesia de ladra. À noção de trabalho com prazer, Ruskin associou a necessidade de haver relações sociais e econômicas propícias, e identificou essa situação no início da história de Veneza, o nascedouro do gótico veneziano. Assim como ele idealizou as relações de trabalho no
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passado, provavelmente foi também uma idealização sua a sociedade do bem-estar-social vista por ele em Veneza. Contudo, isso não era o mais importante para Ruskin, que propunha uma concepção de futuro e não um passado. Ruskin inventou um passado para criticar um presente e propor um futuro. É possível supor que os desenhos que vislumbrou na arquitetura de pedra, desenhos de linhas de forças, poderiam ser repensados para outros tipos de materiais. Entendeu que o trabalho criativo devesse ser regido pela imaginação, pela fantasia, inventando aquilo que nunca existiu. Na medida em que os desenhos estruturais da matéria pedra foram desenhados na forma de base, coluna, capitel, arabesco, cornija e contraforte, poder-se-ia então imaginar talvez outros desenhos para outros materiais, desde que se respeitassem a Verdade das Estruturas e a Verdade dos Materiais. Além de uma metodologia para a arquitetura, Ruskin propôs um modo particular de relacionamento no processo produtivo da arquitetura, no qual se insere o Arquiteto Participativo. Diferentemente do pensamento renascentista (que separa o pensar do fazer), no modelo de produção arquitetônica preconizado por Ruskin, o arquiteto convoca todos os participantes do processo produtivo para redesenharem suas primeiras ideias, seus primeiros croquis. Essa participação de pedreiros, azulejistas, eletricistas, engenheiros e demais envolvidos possibilita uma criação coletiva que, segundo Ruskin, é educativa: permite a troca de experiências e de saberes, engrandece o conhecimento de cada um e atribui maior qualidade ao trabalho final. Isso não quer dizer que o arquiteto seja dispensável e sim que coordene um processo de produção coletiva, pensado coletivamente. Esse tipo de arquiteto se encaixa perfeitamente nos princípios da Ética da ajuda mútua da Filosofia da Natureza ruskiniana. Voltando a Ruskin, o fato de não ser arquiteto e, no entanto, criar uma metodologia para a arquitetura despertou a antipatia de muitos arquitetos de sua época. Além disso, Ruskin conclamou todos a se revoltarem contra a arquitetura de então, segundo ele um bem público sobre o qual todos teriam o direito de opinar, não apenas os especialistas. É preciso lembrar que seus escritos nunca foram dirigidos a especialistas: sua obra é dedicada ao cidadão comum, de fácil leitura, apoiada em poucos termos técnicos (quando aparecem, são explicados à exaustão). Seus textos são conduzidos a partir de uma conversa com seu leitor, durante a qual ele muda de opinião. Por exemplo, em The Seven Lamps of Architecture, Ruskin (1921, p.xxviii) defende “The fact is, there are only two fine arts possible to the human race, sculpture and painting. What we call architecture is only the association of these in noble masses, or the placing them in fit places”, e em The Stones of Venice, v.2 muda de opinião ao dizer que a arquitetura é a maior das artes. […] and the english school of lansdcapre, culminating in Turner is in reality the destruction fo gothic architecture has left. But the void cannot be completely filled, no, nor filled in any considerable degree. The art of lanscape will never become
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thoroughly interesting or sufficing to the minds of men engaged in active life, or concerned principally with practical subjects. The sentiment and imagination necessary to enter fully into the romantic forms of art are chiefly the characteristic of youth; so that nearly all men as the advance in years must be appeable tobay the direct and substancial art, brought before their daily observation and connected with their daily life. No form of art answers these conditions so well as architecture” (RUSKIN, 1904, p.226).
Seu discurso é energético, tem movimento, respira, mostra vida. Quando ele trata do desenho das nuvens, por exemplo, admite não ter conhecimentos científicos para entender o fenômeno, deixando o assunto em aberto. A obra ruskiniana é, na verdade, uma só. Inicia-se com os quatro volumes de Modern Painters. nos quais apresenta sua Filosofia da Natureza para tratar da pintura de Joseph Turner. Sente necessidade de aprofundar a questão estética via arquitetura, e escreve The Seven Lamps of Architecture considerado por ele a introdução de The Stones of Venice (três volumes), que por sua vez serviu como introdução a Modern Painters (quinto e último volume). Destes, surgiram livros paralelos, muitos deles transcrições de palestras: Lectures on Art, On Art and Life; The Bibles of Amiens, Ethics of Dust, The King of the Golden River; The Poetry of Architecture; The Storm cloud of the nineteenth century; Love´s Meine; The Queen of the Air; Sesame and Lilies e The elements of drawing. Ruskin acreditou que a obra de Joseph Turner fosse também uma só. No fim da vida, o pintor pediu a Ruskin que nunca separasse seus quadros, para que fossem vistos em seu conjunto, como um todo. Toda a produção ruskiniana teve por mérito divulgar certa Filosofia da Natureza juntamente com sua noção de estética, ou seja, como se sente essa ética no espaço. A produção ruskiniana ocorreu como se tratasse de uma pesquisa em desenvolvimento, agregando diferentes áreas do conhecimento à medida que evoluía. Sua principal área de questionamento, entretanto, sempre foi a Estética. Ruskin entendeu que a produção poética não precisa de condições ideais para acontecer e admitiu que artistas como Shakespeare, Tintoreto, Veronese, Corregio, Turner, Miguel Ângel e Rubens possuíam certo instinto animal, diferentemente do que havia imaginado em suas análises anteriores, nas quais dizia ser necessário reunir caráter, integridade, pureza e tranquilidade para se fazer arte. Percebeu que esse lado animal, cuja força lateja e extrapola os limites do convencional, destruindo preconceitos, era o que de fato alimentava a criatividade do artista, assim como a fogueira que se consome ao queimar. Ele entendeu, também, não ser necessário haver condições ideais para surgir a arte, a qual, muitas vezes, nasce do lixo e do caos — caso de Turner —, fazendo emergir do inesperado a ordem, a beleza e a esperança.
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The english death was before his eyes […]. The life trampled out in the slime of the street, crushed to dust amidst the roaring of the wheel, tossed countlessly away into howling winter. Wind along five hundred leages of rock-fanged shore. Or worst of all, notted down to forgotten graves through years of ignorant patience, and vain seeking for help from man, for hope in God, infirm, imperfect yearning, as of motherless infants starving at the dawn; oppressed royalties of captive thought, vague ague-fits of bleak, amazed despair. A goodly lanscape this, for the lad to paint, and under a goodly light. Wide enough the light was, and clear, no more salvators lurid chams on jagged horizon, nor Durrer´s spotted rest of sunny gleam on hedgerow and field, but light over all the world […]. This was the sight which opened on the youngs eyes, this the watchword sounding within the heart of Turner in his youth. So thaught and prepared for his life´s labour,safe the boy at last alone among his fair english hills, and began to paint, with cautions toil, the rocks and the fields, and trickling brooks, and soft white clouds of heaven (RUSKIN, 1905, p.338).
Foi isso que Ruskin viu na pintura de Turner, cuja história se desenrolou na escuridão da Revolução Industrial, à margem de qualquer tipo de privilégio e, no entanto, produziu luz, cores, vida, energia e poesia para anunciar a possibilidade de futuros melhores.
JOHN RUSKIN MAL-DITO Os críticos da historiografía da Arquitetura Moderna classificaram John Ruskin de medievalista adverso ao progresso. O que aqui se pretende mostrar é que John Ruskin foi mal dito por eles, que devem ter pensado a obra ruskiniana sob a ótica cartesiana, dividindo sua produção e não enxergando sua lógica de composição e suas afinidades com a filosofía do Iluminismo. Homens como John Ruskin e William Morris sonhavam com a reforma completa das artes e dos ofícios, e a substituição da medíocre produção em massa por um artesanato consciencioso e significativo. A influência de suas críticas foi muito bem vista, se bem que os humildes ofícios manuais por elas defendidos provassem ser, sob condições modernas, o maior dos luxos. A propaganda de tais críticas não tinha possibilidade alguma de abolir a produção industrial em massa, embora ajudasse as pessoas a abrirem os olhos para os problemas que ela criara e a disseminar o gosto pelo genuíno, simples e “caseiro”. Ruskin e Morris ainda alimentavam a esperança de que a regeneração da arte pudesse suscitar um retorno às condições medievais (GOMBRICH, 1979, p.426). La idea del museo de Oxford fue de Henry Acland; Ruskin estaba muy interesado en ella, y el arquitecto fue Benjamín Woodward. Es enfáticamente gótico, pese a Ruskin, menos italiano que flamenco, y su interior tiene por centro un patio acristalado rodeado por un
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claustro simulado por arcadas. Es interesante que Ruskin no presentara ninguna objeción a todo este hierro, especialmente The Builder hacía comentarios sobre el empleo de “materiales de ferrocarril, y los ferrocarriles eran para Ruskin el más despreciable de todos los artilugios (PEVSNER, 1979, p.158). El gótico no era una elección muy adecuada para las bolsas y bancos, incluso si el gótico desde Pugin y Ruskin había tenido connotaciones religiosas y artísticas con el mejor arte medieval. Los buenos miembros del ayuntamiento de Bradford, habiéndose decidido por el gótico, se apresuraron a invitar Ruskin en 1859 para que les hablara sobre el edificio propuesto. Ruskin, desde 1849, y William Morris, desde 1877, recorrieran Inglaterra predicando su evangelio de verdad y honestidad en la arquitectura y sus diseños, tal como se habían practicado en las obras de la Edad Media (PEVSNER, 1979, p.254). Preconiza-se a técnica pura, sem artifícios nem seduções, como uma prática religiosa e, ao mesmo tempo, um retorno à condição social, ao ofício humilde, cuidadoso, moral e religiosamente saudável dos antigos artistas artesãos. Encontram seu defensor e teórico no maior crítico inglês do século, John Ruskin; o próprio Ruskin e depois dele — e com maior vigor — W. Morris, no final do século, revelou como essa técnica “religiosa” era a antítese da técnica ateia e materialista da indústria. O artista já não é apenas um visionário isolado do mundo, mas um homem em polêmica com a sociedade, a qual gostaria de reconduzir à solidariedade e ao empenho progressivo coletivo de todos os povos e todos os homens (ARGAN, 2001, p.31). John Ruskin (1819-1900), o maior crítico europeu do século, estreara em 1843 saudando Constable e Turner os “pintores modernos” por excelência, os únicos dignos entre os “primitivos”; a seguir, apercebe-se de que, naquela sociedade moderna, não podia existir uma arte moderna. Para que a arte pudesse sobreviver era preciso mudar a sociedade, e tal devia ser a missão dos artistas. Assim como defende o retorno do Gótico para a arquitetura, da mesma forma defende para a arte figurativa o retorno aos “primitivos”, aos artistas anteriores a Rafael e Michelangelo, isto é, antes do pecado do orgulho que transforma a arte numa atividade intelectual. Ruskin será o conselheiro e defensor da Irmandade dos Pré-Rafaelitas formada em 1848 por três jovens pintores: Holman Hunt (1827-1910), John Everett Millais (1829-1896), e Dante Gabrielle Rossetti (1828-1882) (ARGAN, 2001, p.175). E contrário sempre pode haver um componente regressivo, como no caso do medievalismo de Ruskin, por exemplo. Mas, não há dúvida, a arquitetura mais sintonizada com o espírito da modernidade, inclusive em sua aposta na racionalidade técnica, é o chamado Movimento Moderno (ARANTES, 1998, p.50).
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Muitos dos que falaram sobre John Ruskin — se não todos — o classificaram como um medievalista, um neogótico e contra a indústria. Neste ensaio, cogita-se ser possível entender a produção ruskiniana de forma diferente da entendida até hoje, com enfoque do principal assunto tratado por Ruskin, ou seja, a Teoria de Composição cujo conteúdo se expressa na sua política da ajuda mútua. Nesse sentido, Ruskin foi mais um eclético do que um neogótico, e mais a favor de uma indústria com gestão cooperativista e não uma gestão voltada à extrema divisão das etapas do trabalho, mais tarde desenvolvida como taylorista. Independentemente dessa tese, apesar de não ter sido cartesiano, John Ruskin foi produto do Iluminismo. Isso se verifica em sua noção de Natureza, na qual uma ordem metafísica criada por um Deus organizou as relações entre os elementos naturais, dando-lhes ordem, dando-lhes uma racionalidade. Ora, isso não seria a visão mecanicista de Newton, que via a Natureza como uma máquina cuja dinâmica estabelecia uma ordem e uma razão? E quanto à sociedade do trabalho preconizada por Ruskin? O trabalho feito com prazer denota uma sociedade voltada ao trabalho, isso não seria produto da era moderna? E o fato do homem poder sentir a lógica da Natureza em Ruskin, não seria a visão do cientista moderno que pode decifrar as leis da Natureza? A diferença talvez entre Ruskin e os demais modernos é que Ruskin não foi um cartesiano; ele admitiu a dissolução do sujeito no objeto através das sensações causadas pelo mundo dos sentidos de forma idiossincrática, no entanto sente-se sempre uma ordem, uma razão. Ruskin se aproximou de Herbert Spencer quanto à noção de ajuda mútua e de cooperativismo, mas é apenas uma aproximação porque para Spencer essa sua proposta é uma derivação da lógica da Natureza, que, para ele, é a evolução, e, para Ruskin, a lei da ajuda mútua é a própria lógica Natureza. A visão funcionalista e orgânica dos dois coincide em parte. Quanto a sua religiosidade, é preciso dizer que o Iluminismo não descartou Deus. Os intelectuais da Idade da Razão enfatizavam tudo o que estivesse alicerçado ou que resultasse da própria natureza das coisas. Segundo esse postulado, o universo é um reino ordenado e regido pelas leis da Natureza. A Natureza e a lei Natural tornaram-se lemas da busca intelectual durante a chamada Idade da Razão. Os pensadores do Iluminismo concederam um lugar central a Deus em sua cosmologia. Afirmavam eles que a obra do grande Arquiteto da Natureza fora responsável pela organização encontrada na própria natureza das coisas. Com base nessa crença, procuravam entender as leis de Deus quando investigam o livro da Natureza aberto a todos os que desejassem lê-lo. Os pensadores do Iluminismo supunham que o universo possuía uma ordenação superior racional e ordenada que lhe era inata. Alguns eram de opinião de que essa ordem inata, a despeito da manifesta atividade egoística e independente das pessoas ou das coisas existentes no universo, resultaria num todo bem resolvido, do mesmo jeito que Ruskin pensou um todo organizado em estado de equilíbrio. Para os pensadores do Iluminismo, a harmonia não era uma mera característica do reino natural, tratava-se, em seu entender, de um principio ético que deveria governar a
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ação humana. Acreditavam que os seres humanos deveriam agir em conformidade com a harmonia suprema da Natureza, assim como Ruskin acreditou que ao sentir a ordem natural estaríamos imersos nas leis da Natureza e, portanto, encontraríamos o equilíbrio social. A antropologia do Iluminismo integrou a humanidade à harmonia do cosmo, em parte, enfatizando o potencial inato do individuo humano e marginalizando a ênfase cristã tradicional da depravação humana. Os éticos do Iluminismo afastaram-se da crença de que todos os seres humanos nascem em pecado e são naturalmente inclinados à prática do mal. Em vez disso, acolheram a afirmação de John Locke (1632-1704) de que a mente humana, a principio, é uma tábula rasa. Baseando-se na noção de que essa mente originalmente flexível poderia ser moldada pela Natureza divinamente criada, concluíram que o emprego da razão poderia harmonizar a vida humana com a ordem natural do universo, assim como concluiu Ruskin. A nova mentalidade científica deu início a uma nova compreensão da natureza da Religião. Cada vez mais, os cientistas e os teólogos passavam a diferenciar dois tipos de religião, a natural e a revelada (GRENZ, 2008, p.107). A religião natural implicava a existência de um conjunto de verdades fundamentais (normalmente, acreditava-se na existência de Deus e num corpo de leis morais universalmente aceitas). A religião revelada, por outro lado, acarretava a existência de um conjunto de doutrinas especificamente cristãs derivadas da Bíblia e ensinadas na igreja ao longo do tempo. À medida que se desenrolava a Idade da Razão, a religião revelada era cada vez mais torpedeada, e, com isso, a religião natural ia ganhando status de religião verdadeira. Por fim, a religião natural ou religião da razão substituiu, entre os intelectuais, o enfoque no dogma e na doutrina que havia caracterizado a Idade Média e o período da Reforma. Para Ruskin, a lógica da Natureza criada por um Deus é uma racionalidade. John Locke, o empirista britânico, ajudou a preparar o caminho para a ascensão da religião natural em detrimento da revelada. Ele partilhava da tese de que, uma vez despido de sua roupagem dogmática, o cristianismo era a forma mais racional de religião. Com base na obra de Locke, os pensadores do Iluminismo construíram uma alternativa teológica à ortodoxia que veio a ser conhecida como deísmo. Os teólogos deístas procuravam reduzir a religião aos seus elementos mais básicos, os quais acreditavam serem universais e, portanto, racionais.
CONCLUSÃO O intuito de mostrar John Ruskin de forma diferente das apresentadas pela historiografia da Arquitetura Moderna se justifica por entender as ideias de John Ruskin como internas a ideologia do Iluminismo. O que se objetiva é que haja espaço para outras interpretações nessa mesma historiografia, pois os historiadores da arquitetura erraram ao classificar Ruskin de medievalista e neogótico. No entanto, esse equívoco foi político e não estético, pois Ruskin sendo crítico ao modo como a fábrica capitalista organizava o seu trabalho
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apontou para um futuro defensor de um trabalho feito com prazer. O trabalho seria interno a sua lógica da filosofia da Natureza entendido como um ato de prazer e não de lágrimas e sangue como se dava na fábrica de seu tempo. Uma divisão do trabalho onde quem faz também pensa, com base na cooperação e não na competição e exploração do homem pelo homem. Provavelmente foi essa sua crítica ao sistema fabril que o desqualificou frente a historiografia da arquitetura moderna que sentiu essa sua crítica como uma ameaça a noção de progresso, noção essa interna a ideologia do Iluminismo. A intolerância à críticas levou essa historiografia a difamar quem não reza conforme a sua cartilha, reservando a esses críticos o ostracismo e o desprezo da história. O que se tentou demonstrar aqui é que John Ruskin não foi um medievalista e nem um neogótico e nem adverso a Revolução Industrial, mas um adepto da ideologia do Iluminismo critico a divisão do trabalho taylorista propondo uma organização do trabalho sem divisão de quem pensa e de quem faz, de quem manda e de quem apenas obedece, o que foi suficiente para coloca-lo a margem da historiografia oficial.
REFERÊNCIAS ARGAN, G.C. Arte moderna. São Paulo: Companhia das Letras, 2001. ARANTES, O. Urbanismo em fim de linha. São Paulo: Edusp, 1998. GOMBRICH, E.H. A história da arte. 2.ed. Rio de Janeiro: Zahar, 1979. GRENZ, J.S. Pós modernismo, um guia para entender a filosofia de nosso tempo. São Paulo: Vida Nova, 2008. PEVSNER, N. Historia de lãs tipologias arquitectónicas. Barcelona: Gustavo Gili, 1979. RUSKIN, J. The stones of Venice. London: Library Edition, 1853. v.2. RUSKIN, J. The seven lamps of architectures. London: George Allen, 1890. RUSKIN, J. The stones of Venice. London: George Allen, 1904. v.1-3. RUSKIN, J. Modern painters. London: George Allen, 1905. v.5. RUSKIN, J. The seven lamps of architecture. London: JMDent & Sons Ltd., 1921. VIOLLET-LE-DUC, E.E. Dictionnaire Raisonné de l’architecture française du XI au XVI siècle. Paris:
A. Morel Éditeur, 1867. VIOLLET-LE-DUC, E.E. Lectures on architecture. New York: Dover Publications, 1987.
CLAUDIO SILVEIRA AMARAL | Universidade Estadual Paulista Júlio de Mesquita Filho | Faculdade de Arquitetura, Artes e Comunicação | Departamento de Arquitetura e Urbanismo | Av. Eng. Edmundo Carrijo Coube, 14-01, 17033-360, Bauru, SP, Brasil | E-mail: <cs.amaral@faac.unesp.br>.
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Recebido em 4/7/2014, reapresentado em 9/3/2015 e aprovado em 8/4/2015.
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REDES E POLOS: UM OLHAR SOBRE A INFRAESTRUTURA TERRITORIAL NO ESTADO DE SÃO PAULO NA PRIMEIRA REPÚBLICA 1
NETWORKS AND POLES: A VIEW OF THE TERRITORIAL INFRASTRUCTURE IN THE STATE OF SÃO PAULO DURING THE FIRST REPUBLIC | REDES Y POLOS: UNA MIRADA SOBRE LA INFRAESTRUCTURA TERRITORIAL EN EL ESTADO DE SÃO PAULO EN LA PRIMERA REPUBLICA SIDNEY PIOCHI BERNARDINI
RESUMO A constituição de uma rede urbana em São Paulo, com origem no período colonial a partir da fundação de algumas vilas e cidades, consolidou-se já na Primeira República com o desenvolvimento da economia agroexportadora do café e o estabelecimento de uma rede de infraestrutura territorial que promoveu maior articulação entre as diversas localidades do Estado de São Paulo. A análise sobre a estruturação do território paulista observada pela literatura que tratou da formação dos primeiros núcleos urbanos e da dinâmica promovida pela base econômica do café aponta para uma posição de centralidade da vila de São Paulo, condicionante para o seu desenvolvimento posterior. Com a atuação da Secretaria de Agricultura, Comércio e Obras Públicas, criada em 1892 pelo governo estadual republicano, um conjunto de políticas territoriais foi implementado, estabelecendo-se algumas bases para a configuração da rede urbana paulista atual, contribuindo, de um lado, para uma posição de maior centralidade de alguns polos (São Paulo, Santos e Campinas) e, de outro, para a criação de uma rede de cidades nas frentes expansionistas do oeste paulista. PALAVRAS-CHAVE: Políticas territoriais. Rede urbana. São Paulo. Urbanização.
ABSTRACT The constitution of an urban network in São Paulo, with its origins in the colonial period with the establishment of a few colonial villages and towns, became consolidated in the First Brazilian Republic. The development of the coffee export business and the establishment of a territorial infrastructure network promoted greater articulation between the many locations in the state. The analysis on the territorial structuring of São Paulo observed in the literature that deals with the development of the first urban settlements and the dynamics of the coffee business suggests the central position of colonial São Paulo town. The Secretaria de Agricultura, Comercio e Obras Públicas, established in 1892 by the state republican government, developed a set of territorial
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policies. These policies established a new development platform for the present urban network in São Paulo and contributed, on one hand, to the greater centrality position of some centers (São Paulo, Santos and Campinas) and, on the other, to the expansion of the network of cities to the western area of the state. KEYWORDS: Territorial politics. Urban network. São Paulo. Urbanization.
RESUMEN El establecimiento de una red urbana en São Paulo, originada durante el período colonial a partir de la fundación de varios poblados y ciudades, se ha consolidado desde la Primera República por medio del desarrollo de la economía agroexportadora del café y la instauración de una red de infraestructura territorial que ha promovido una mayor articulación entre las distintas localidades del Estado de São Paulo. El análisis de la estructura del territorio paulista observada en la literatura que se ocupó de la formación de los primeros núcleos urbanos y la dinámica promovida por la base económica del café señala una posición de centralidad de la localidad de São Paulo, condición para su posterior desarrollo. Con la actuación de la Secretaria de Agricultura, Comercio e Obras Públicas, creada en 1892 por el gobierno del estado republicano, se implementó una serie de políticas territoriales que dieron lugar al establecimiento de una base para la configuración de la actual red urbana paulista, contribuyendo, por un lado, a una posición de mayor centralidad de algunos polos (São Paulo, Campinas y Santos) y, por el otro, a crear una red de ciudades en las frentes de expansión del oeste de São Paulo. PALABRAS CLAVE: Políticas territoriales. Red urbana. São Paulo. Urbanización.
BREVES REFLEXÕES SOBRE A REDE URBANA PAULISTA Ao término da Primeira República, o Estado de São Paulo estava praticamente configurado em termos de rede urbana, com seus três polos principais bem demarcados e articulados: São Paulo, Santos e Campinas. A catalogação dos municípios feita por Egas (1925) demonstra a primazia desses três municípios em termos de receita e população. Da análise das fontes bibliográficas, vale ressaltar, no entanto, a dinâmica explosiva com a qual os municípios foram criados a partir de 1870 até o final da Primeira República. O fenômeno, geralmente explicado pela expansão da cultura cafeeira e articulado à implantação da rede ferroviária, apresenta características peculiares dentro do cenário brasileiro. O papel das capitanias de São Paulo e Santo Amaro (séculos XVII e XVIII) e posteriormente da província de São Paulo, nos idos do século XIX, é geralmente abordado em termos de uma desarticulação e estagnação econômica até o desenvolvimento da economia cafeeira a partir de 1850 (MATOS, 1974). De fato, durante o século XVII e XVIII, há um conjunto pequeno de vilas urbanas, que nos primórdios da colonização resumiam-se a cinco, sendo uma no planalto (São
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Paulo) e quatro no litoral (São Vicente, Santos, Itanhaém e Cananéia). Em cem anos, durante todo o século XVII, foram criadas apenas onze vilas, e as iniciativas tinham por base a política da Coroa de estimular o avanço ao sul e para o interior, visando à consolidação do domínio em áreas adjacentes às da colônia espanhola após a Restauração. A criação de algumas outras, principalmente nas faixas do litoral norte e Vale do Paraíba, foi apenas uma decorrência de ações dos donatários da capitania de Santo Amaro, após a pacificação dos tamoios. A fundação das vilas de Mogi das Cruzes (1611), Santana do Parnaíba (1625), São Sebastião (1636), Ubatuba (1637), Taubaté (1645), Jacareí (1653), Jundiaí (1655), Guaratinguetá (1657), Itu (1657), Sorocaba (1661) e Iguape (1665), está inserida nesse contexto. Configuradas em uma trama de proximidades e vinculadas às origens de ocupação do litoral, estas vilas eram fruto da articulação com as províncias produtivas ao norte e ao sul do país. Mogi, Jacareí, Taubaté e Guaratinguetá vinculavam-se às saídas para o norte, em direção a Minas; as do litoral, a serviço da defesa, sendo algumas, postos de exportação e importação e as outras quatro (Parnaíba, Jundiaí, Itu e Sorocaba), localidades em direção ao sul (REIS FILHO, 2001). A vila de São Paulo, já tinha uma posição de centralidade. Nota-se que há uma característica marcante de expansão territorial em São Paulo condicionada pelos movimentos de comunicação com outras regiões, o que a caracteriza como uma província de apoio e subsistência. Sua produção mais expressiva — milho, feijão, gado e algodão — sustentava a base econômica até a metade do século XVIII, quando os artigos de exportação foram se restringindo a ponto de se resumir ao açúcar produzido em Campinas, Mogi-Mirim, Itu, Porto Feliz e Piracicaba, o principal produto de exportação de São Paulo (ELLIS, 1950). O período de produção hegemônica do açúcar, entre 1740 e 1840, foi circunstanciado pelas relações que a Capitania estabelecia com as outras e serviu, a princípio, para abastecer a população de Minas Gerais, atravessando-se a serra da Mantiqueira, na região localizada ao sul e oeste da Capitania. Essa produção suplantava a da Baixada Fluminense, dada a proximidade da região produtora com a consumidora e foi considerada como uma fonte de riqueza e acumulação relevante para a expansão posterior da cultura cafeeira, como identifica Ellis (1950) ao apontar como razões dessa acumulação: “(1) a incidência da ‘indústria’ agrícola de açúcar com seu intenso comércio de muares, os quais, embora vindos do extremo sul, eram intercambiados em Sorocaba, nas suas feiras; (2) a possibilidade de estabelecer relações comerciais com regiões que não exigiam a chegada do produto até o porto de Santos, que representava ainda uma barreira difícil de transpor para a circulação de mercadorias” (ELLIS, 1950, p.79). Nesse momento, a formação da rede urbana estava especialmente inserida no polígono de produção, marcada por eixos de escoamento que condicionariam a formação de vilas e localidades. Os cinco principais mercados de consumo (Minas Gerais, Goiás, Mato Grosso, sul do Brasil e Europa) levariam à constituição dessa rede que gravitava em torno do polígono produtor (ELLIS, 1950).
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Essas análises são importantes sob dois aspectos. O comércio de muares, de escravos e o cultivo da cana foram decisivos para a acumulação de capital para a posterior produção de café, o que não quer dizer, contudo, que São Paulo inseria-se numa dinâmica econômica expressiva. Entretanto, apresentam-se como componentes importantes ao processo de urbanização das vilas e cidades a penetração da economia monetária na área rural, com a organização da agricultura da grande lavoura, divisão de trabalho mais complexa, ainda que não assalariada, e a introdução da noção de propriedade. Deve-se supor que a estabilidade econômica das regiões cobertas pelas ferrovias Mogiana e Paulista tem relação com essa organização produtiva introduzida já no século XVIII. Deve-se complementar a análise de Monbeig (1984), apontando para o progresso técnico e organização da mão de obra como componentes fundamentais ao desenvolvimento da economia cafeeira. Monbeig (1984) afirma que não se introduziria uma cultura nova sem que se fizesse uma revolução na sociedade rural paulista. Para ele, a produção do café realmente exigia uma reordenação produtiva de instrumental e trabalho, que encontraria seu apogeu no oeste paulista com a introdução do transporte e do trabalho assalariado, na mesma linha apontada por Szmrecsányi (1984): demanda externa, a oferta abundante de mão de obra, a capacidade de financiamento interno, a ausência de competição por esse financiamento e a disponibilidade de terras, para a expansão extensiva do cultivo. A análise de Monbeig (1984) sobre o percurso do café, no que ele denominou de marchas pioneiras, possui interesse sob dois aspectos principais: as ondas de desenvolvimento e crise que direcionaram a expansão dessas frentes em alguns momentos específicos e as manchas de povoamento resultantes da expansão do café nas duas marchas pioneiras: 1900/1905 e 1929. Na franja pioneira de 1900-1905, o mesmo autor identificou três zonas: a região do Vale do Paraíba (Taubaté, Pindamonhangaba, Jacareí, Bananal e São José dos Campos), que mantinha constante o número de cafeeiros, mas com produção em baixa contínua; uma segunda zona, formada por um arco de círculo que ia de Itu, ao sul, até Mococa, ao norte, passando por Campinas (contrafortes ocidentais da Mantiqueira), com limitações para sua expansão, em decorrência da altitude crescente do lado de Minas Gerais, e uma terceira, ao norte de Campinas, em Limeira, Araras, Rio Claro, Leme e Pirassununga, onde o café predominaria “incontrolavelmente”. A segunda marcha, a partir de 1929, estendia-se ao sul do Tietê, nas linhas formadas pelas ferrovias Noroeste e Alta Sorocabana, e encontrava a vantagem do desenvolvimento da rede ferroviária, mas ligada a outras condicionantes. O avanço além da terra roxa levava os pioneiros a instalar-se em estreitas faixas de terras boas, nos espigões, mas envolvidas por solos medíocres, apropriados para a criação de gado, induzindo a uma ocupação mais linear (MOMBEIG, 1984). Situando sua análise entre os aspectos físico-naturais, evidenciando a importância da “cuesta” no povoamento do café, e as condicionantes econômicas para o avanço das frentes, Monbeig ordena as crises cafeeiras no refreamento da marcha de povoamento,
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mas sua análise se destaca, sobretudo, por apresentar a evolução das manchas das áreas de cultivo do café entre a marcha pioneira de 1900 e de 1929, quando aquelas seguiram os vetores norte e oeste do estado, neste último, acompanhando estritamente as linhas das estradas de ferro em uma configuração marcada por menores unidades de cultivo. Os mapas com a fixação dos imigrantes que passaram pela Hospedaria dos Imigrantes traduzem outra face da questão: as localidades que tinham maior produtividade tiveram, por indução, um crescente aumento populacional. Nesse ponto, as análises de Milliet (1982) e Saes (1981) elucidam o percurso imigratório; Saes (1981), no entanto, relaciona o avanço das ferrovias e o aumento populacional nas regiões abrangidas pelas linhas entre 1874 e 1940 e Milliet (1982) faz uma análise semelhante, relacionando produção de café e aumento e decréscimo populacional nas localidades, entre 1836 e 1935, utilizando-se de marcos temporais diferentes. A Tabela 1 aponta para dois fenômenos principais. Primeiro, nota-se um grande salto populacional em todas as regiões a partir de 1900, coincidindo com o marco da frente pioneira definida por Monbeig (1984). Os municípios pertencentes às zonas Mogiana, Paulista e, principalmente, Araraquarense tiveram aumento populacional expressivo, que se confirma em 1920, enquanto que a Noroeste e Alta Sorocabana experimentaram aumento significativo somente a partir de 1934. Além disso, nota-se um aumento da chamada zona central, justamente onde se localizava a Capital. Em 1940, como se pode notar, as zonas ocupadas pela Araraquarense e Noroeste eram as mais populosas, abaixo da Zona Central, reflexos da marcha pioneira que efetivou, de fato, uma propulsão rápida de novas áreas que, até 1900, eram praticamente povoadas pelos índios. Entre 1900 e 1920, a extensão dos eixos ferroviários foi vigorosa, muitas vezes à frente do café. Milliet (1982) aproxima a sua investigação da escala das cidades. Além
TABELA 1 – População de São Paulo: número de habitantes por zona.
Zonas Central
1854
1874
1886
1900
1920
1934
1940
35 670
46 775
74 895
281 256
654 578
1 168 776
1 480 116
Norte
123 948
251 603
335 922
405 471
484 699
476 534
472 305
Santos-Jundiaí
128 257
228 203
295 782
412 741
752 524
843 335
848 659
Mogiana
57 092
122 057
178 795
464 091
811 974
871 389
843 148
Paulista
21 089
69 614
133 697
275 079
530 711
599 842
576 775
16 347
33 151
148 400
583 771
879 532
943 832
7 185
136 454
618 990
856 506
Araraquarense Noroeste Alta Sorocabana
30 370
71 903
118 905
341 754
599 661
724 017
Baixa Sorocabana
23 432
40 085
54 805
80 820
134 277
148 365
175 272
Sul
26 861
32 300
42 430
85 167
161 950
226 903
259 686
Fonte: (SAES, 1981).
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de mostrar o surgimento de vários núcleos urbanos que se desmembravam ao compasso da expansão ferroviária, mostrou o comportamento das ferrovias ao longo do período recortado. O desaparecimento da primazia do café e o abandono das fazendas de fraca produtividade, largadas pelos proprietários à busca de terras mais rendosas resultaram na subdivisão das terras e seu aproveitamento para a introdução da policultura. Muitas localidades podem ter surgido desta configuração. A fragmentação do latifúndio tinha a vantagem de trazer certa estabilidade, de comportar um coeficiente de fixação apreciável e a região se salvava. Onde as comunicações difíceis a impediam, a zona “morria” (MILLIET, 1982). Na região da Sorocabana, esta configuração foi flagrante, com a cultura do algodão e hortaliças. Estas diferenças, tanto em relação a algumas regiões como dos processos autônomos das cidades aí presentes, reafirmam aspectos contraditórios na formação da rede urbana podendo indicar uma transposição de forças econômicas e políticas nas intervenções e nos investimentos. Nesse sentido, enquanto muitas cidades tiveram suas populações em queda durante todo o período de auge do café e desenvolvimento ferroviário, outras cresceram com expressão. Dessa configuração, destacam-se os seguintes aspectos: 1) Na região abrangida pela Central do Brasil (Vale do Paraíba), que era denominada de Região Norte, a regra foi o decréscimo populacional em acompanhamento à queda da produção. Por outro lado, certas regiões não tiveram o mesmo comportamento, suplantando um ciclo de desenvolvimento econômico diferenciado, que nas palavras de Milliet (1982) significou terras férteis, proximidade dos grandes centros e entroncamento de caminhos. Assim se deu em Taubaté e Mogi das Cruzes, que se desenvolveram por sua proximidade com São Paulo. 2) A região abrangida pelo entroncamento das ferrovias foi extensivamente ocupada antes da expansão cafeeira, abrangida pela produção da cana de açúcar. Seu exclusivismo reside no fato de que a população e o café chegaram antes das estradas de ferro. O incremento pela imigração foi mais expressivo que em todas as outras regiões e o progresso contínuo a diferenciou. Em 1920, enquanto produzia quase três mil arrobas de café (praticamente decadente), colhia cerca de 2 milhões de arrobas de algodão. A essa riqueza corresponde um crescimento rapidíssimo da população: no geral, passou de 229 216 pessoas em 1886 para 769 902 em 1920 e 877 077 em 1934. Era uma das regiões mais tradicionais do ponto de vista da riqueza produzida e da consolidação da burguesia. 3) A região abrangida pela Mogiana e Paulista apresenta analogias, segundo Milliet (1982). A análise de Saes (1981), nesse ponto, é diferenciada, pois ao estudar especificamente as companhias, verificou que a Paulista teve mais sucesso empreendedor que a Mogiana. Nessas zonas, o café precedeu os meios de transporte: a estrada de ferro vai atrás, a serviço dos fazendeiros instalados. Essas zonas produziram café, até 1935, apresentando alguns sinais de decadência. No entanto, em ambas, a decadência do café teve por consequência não o abandono das terras, como na zona norte, mas o
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ensaio de outras culturas substitutivas. Nessa região, houve, no geral, um crescimento significativo da população entre 1886 e 1920. Os municípios mais ao sul, como Amparo, Socorro, São José do Rio Pardo, Araras, tiveram decréscimo populacional entre 1920 e 1934, mas, no geral, ou mantiveram o mesmo patamar ou tiveram elevação significativa, principalmente no quadrante norte, como Ribeirão Preto, Batatais e Franca, na Mogiana, e Araraquara, Barretos e Jaboticabal, na Paulista, além de terem sofrido um maior número de desmembramentos. 4) As zonas novas, percorridas pela Araraquarense, Alta Sorocabana e Noroeste, tiveram seu desenvolvimento acompanhado das estradas de ferro, atingindo seu maior vulto em 1935, em plena crise do café. O fenômeno de criação de cidades nessas regiões foi mais expressivo, principalmente na Araraquarense, que, em 1940, seria a zona mais ocupada em termos populacionais depois da capital. O fenômeno mais curioso nessa região é o de São José do Rio Preto: toda região circunvizinha, compreendendo os municípios de Cedral, Mirassol, Monte Aprazível, Tanabi, Nova Granada, Potirendaba, Inácio Uchoa, José Bonifácio e Ibirá, não passa de um vasto sertão em 1920. Em 1935, a produção do café aumenta em cinquenta vezes, e a população triplica, quando são criados 9 municípios (MILLIET, 1982). Esse fenômeno também se repetiu principalmente na Estrada de Ferro Noroeste, onde o crescimento populacional entre 1920 e 1935 foi significativo.
O PAPEL DA SECRETARIA DE AGRICULTURA, COMÉRCIO E OBRAS PÚBLICAS NO DESENVOLVIMENTO DA REDE URBANA EM SÃO PAULO A construção do “projeto modernizador” que estabeleceu a base para o desenvolvimento da rede urbana paulista com a instituição da República contou com a participação intensa da empresa capitalista, mas teve também a participação direta do Estado como agente fundamental na sua implementação. Considerar o território paulista nessa discussão exige elucidar dois componentes: o modelo de desenvolvimento econômico e a base técnico-científica sobre a qual esse modelo foi traçado. A centralização monárquica garantiu a continuidade da integração nacional, com o estabelecimento da unificação monetária e do livre comércio, que foram conquistas do Império. A passagem desse estado-nação para o modelo de república federativa não alterou seu papel econômico exportador. Restava à República consolidar o projeto liberal e criar a infraestrutura necessária, circunscrevendo o ideal republicano, que caracterizou o projeto dessa burguesia. A criação da Secretaria de Agricultura, Comércio e Obras Públicas em 1892, junto ao governo do estado de São Paulo, foi decisiva para estabelecer políticas abrangentes de territorialização, que atingiram um espectro amplo de ações voltadas para o desenvolvimento econômico, com o objetivo principal de colocar o estado numa situação privilegiada no comércio internacional. Nesse sentido, a Secretaria tanto articulou ações de promoção do desenvolvimento agrícola como determinou a caracterização do processo de urbanização através das obras de saneamento urbano. Essa dualidade está apresentada
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na adoção de políticas em dupla escala: uma para o território e outra para a cidade, contribuindo, assim, para o desenvolvimento da rede urbana em São Paulo. No campo da indústria agrícola, a Secretaria foi responsável por uma política de incentivo à produção em larga escala, na intenção de massificar as técnicas modernas, apoiadas em bases científicas e inspiradas nas práticas internacionais, sobretudo, em modelos norte-americanos que incluíam a expansão da policultura, a mecanização do campo, a exploração de novas espécies produtivas, a utilização de ferramentas de controle e manejo da produção (como a meteorologia e a microbiologia com a atuação da Comissão Geográfica e Geológica), a difusão do ensino agrícola, através de um conhecimento de cunho prático e a disseminação territorial da produção no estado, na tentativa de torná-lo um campo de produção voltado ao mercado externo e à indústria. Em síntese, a Secretaria de Agricultura, a partir de 1892, incorporaria a ciência à produção do campo (BERNARDINI, 2007). Nos seus primeiros anos de existência, as ações ainda eram tímidas, realizadas essencialmente pelo Instituto Agronômico de Campinas, que explorava cinco campos de experiências naquele município, mas ganharam peso ao longo das várias gestões, em especial, entre os anos de 1904 e 1908, com Carlos Botelho à sua frente, quando a Secretaria passou a controlar a produção de alguns produtos estratégicos para o consumo interno e para a exportação, como foi o caso do café, do algodão, do açúcar, da aguardente e do álcool, do trigo, do fumo, do feijão, do arroz e do milho, satisfazendo, com exceção do álcool e do algodão, as demandas internas. Três aspectos merecem ser destacados no modelo adotado pelo projeto de intensificação da indústria agrícola explicitado por Carlos Botelho em 1907 e aplicado nos anos posteriores: (1) a relação entre produção agrícola e industrialização, na atuação do Instituto Agronômico de Campinas e na pesquisa científica de novos produtos, através do Serviço Florestal e do Horto Botânico; (2) a atuação da Comissão Geográfica e Geológica, tanto em relação ao seu desempenho em relação ao serviço meteorológico, quanto aos serviços de topografia, demarcação e exploração geológica e econômica do estado, pesquisa de xistos betuminosos (para a produção de petróleo) a novas qualidades de carvão, além de fornecer dados para todos os outros órgãos do Governo; (3) o projeto de ensino agrícola concebido para servir como um meio de reproduzir e aplicar o conhecimento técnico sobre a indústria com a implantação de escolas de cunho prático, que formassem agrônomos capazes de aplicar os conhecimentos especializados. A primeira iniciativa foi a criação da “Escola Prática de Agricultura Luiz de Queiroz”. Para efetivar o projeto de implementação da indústria agrícola, era necessário desenvolver um eficiente sistema de transporte que desse suporte à distribuição da produção e servisse como meio de penetração para o estabelecimento de novas zonas de povoações. O projeto inicial de instalação da rede ferroviária e concebido ainda no Império chegaria à República como parte integrante das estratégias de infraestruturação. Se em 1889, com o início da República, a rede ferroviária contava com 2.172km, em
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1924, ela chegaria a 6.812km (SÃO PAULO, 1927). Além de estabelecer um controle regulatório sobre as companhias privadas, que procuravam monopolizar a exploração de determinadas regiões, alguns de seus governadores (como Bernardino de Campos e Fernando Prestes de Albuquerque) se esforçaram em implementar ligações em regiões pouco produtivas, no intuito de desenvolver novas zonas econômicas ou criar alternativas para o escoamento da produção agrícola em novas áreas portuárias ao norte (junto ao porto de São Sebastião) e ao sul (junto ao porto de Cananeia) (SÃO PAULO, 1903). Uma das Companhias mais importantes para o governo da Primeira República foi a Estrada de Ferro Sorocabana, no horizonte de desbravar, junto com a Noroeste (esta empreendida pelo governo federal), a região oeste do estado, com o desenvolvimento da policultura e da cultura do algodão, além do descortinamento de terras ainda não exploradas e que poderiam ser fonte de importantes recursos naturais e minerais para a indústria, pesquisados pela Comissão Geográfica e Geológica (SÃO PAULO, 1914). Em 1904, o governo comprou a ferrovia e em 1905 celebrava contrato de arrendamento com Percival Farquhar e Heitor Legru que sucatearam a estrada durante os anos de concessão. A Sorocabana chegava a 1920 servindo uma zona que apresentava grande desenvolvimento pela produção diversificada, com o impulso e estímulo da indústria pecuarista e a consequente criação de um novo centro de produção com a chegada dos trilhos a Porto Tibiriçá, em 1922, (atual município de Presidente Epitácio) às margens do rio Paraná. Associado ao plano de viação perseguido pelo governo paulista durante a Primeira República, estava o plano de demarcação de terras públicas e colonização. Por força do artigo 64 da Constituição Federal de 1891, que transferiu ao domínio dos estados todas as terras públicas devolutas, a Secretaria de Agricultura passou a se organizar para reconhecê-las e discriminá-las. No estado de São Paulo, a possibilidade de aproveitá-las criou uma política específica, em plena sintonia com a política de imigração. Tomar posse destas terras e legitimá-las foi uma tarefa árdua para o governo, mas conquistada timidamente e aos poucos com a criação de núcleos e implantação de infraestrutura de transporte. Para tanto, o Governo esforçou-se em exigir que os ocupantes legitimassem os seus títulos no intuito de discriminar as terras públicas. O esforço em levantar o conjunto de terras devolutas vinculava-se à realização do projeto de ocupação produtiva do estado. Entre os que defenderam um plano de colonização para elas estava Francisco Glicério, que, ao se tornar Ministro da Agricultura em 1890, instituiu o Decreto nº 528, de 28 de junho de 1890, (BRASIL, 1890), regulando os serviços de imigração e colonização. No projeto de Glicério, explicitavam-se alguns princípios aplicados, posteriormente, pelo governo estadual, como valorizar as terras já cansadas das grandes propriedades, utilizando-as na produção de cereais, uva e outras pequenas culturas; repovoar as grandes propriedades abandonadas após a extinção do trabalho escravo, tornando-as centros de atividades de produção e comércio; discriminar as terras públicas, tirando-as da posse ilegal de particulares e, por fim, povoá-las em territórios para a fixação de famílias, ligando-se esses núcleos
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coloniais aos portos, às estações ferroviárias federais e estaduais e às povoações urbanas, de modo a estabelecer-se continuidade entre as antigas cidades, vilas da União e essas novas povoações coloniais. Observam-se três momentos principais na formação e desenvolvimento dos núcleos coloniais em São Paulo sob condução do governo. O primeiro, entre 1892 e 1897, foi caracterizado pela continuidade da política do governo imperial, na administração dos núcleos que já haviam sido fundados. O segundo momento teve a participação direta da Secretaria de Agricultura na sua implantação, com a utilização das terras devolutas, a formalização de parcerias com a iniciativa privada e a introdução de campos de demonstração e experiência junto a cada núcleo e o terceiro, caracterizou-se, por um lado, pela expansão territorial com a conquista de novas terras a oeste do estado (com o desenvolvimento da Sorocabana e da Noroeste) e pelo aproveitamento de terras devolutas do Governo, que iam sendo discriminadas e por outro, pela emancipação progressiva dos núcleos anteriores e negociações com particulares para a implantação de novos, incentivando a vinda de imigrantes de origem japonesa (SÃO PAULO, 1908). De fato, esse momento marca a saída do governo estadual da atuação direta na implantação dos núcleos, incentivando as companhias particulares para que o fizessem. Uma quarta política voltada à implantação de obras de infraestrutura sanitária nas cidades paulistas não só se complementa com as anteriores, como contribui para explicar a configuração da rede urbana paulista durante a Primeira República, vista na perspectiva dessa articulação de políticas. Vinculando-se diretamente ao processo de urbanização, a atuação do Governo estadual neste sentido, demonstra a opção em desenvolver o território para as atividades produtivas, mas desestimular o desenvolvimento das cidades e de suas atividades urbanas. Tal discurso se acentuaria a partir da década de 1910, quando a política de imigração e trabalho voltou-se para a fixação dos trabalhadores no campo (SÃO PAULO, 1914). Enquanto a Secretaria do Interior executava um amplo programa de combate às doenças infectocontagiosas por todo o estado, institucionalizando a saúde pública, com a criação de vários órgãos como o Instituto Bacteriológico, o Instituto Vacinogênico, o Instituto Soroterápico, entre outros, intensificando a sua atuação por ações preventivas, intervencionistas e localizadas, executadas por inspetores sanitários, a Secretaria de Agricultura deixaria, já em 1905, de realizar obras de infraestrutura sanitária (redes de água e esgotos) nas cidades do interior. Longe de reduzir investimentos no campo do saneamento, o Governo estadual canalizou para a Capital e para Santos, a partir daquele ano, todos os recursos destinados ao saneamento, o que fica evidenciado quando são comparados os gastos com as obras de saneamento na Capital e em Santos e nas demais localidades (BERNARDINI, 2010). A instalação de infraestrutura que, nas cidades do interior, já vinha sendo pressionada pelos parlamentares estaduais só se efetivou após a aprovação da Lei nº 368, de 3 de setembro de 1895, (SÃO PAULO, 1895) (que autorizou o desembolso de mil contos de réis para as obras de saneamento no interior (na prática, utilizados apenas para o mu-
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nicípio de Araraquara). Nos anos posteriores, várias outras leis complementariam aquele recurso e permitiriam que os melhoramentos fossem implantados, ainda que de forma restrita, nas principais cidades do estado. A prática que se instituiu, após a promulgação destas leis, foi o fornecimento de materiais que as municipalidades buscavam nos depósitos do governo e realizavam as obras, muitas vezes sem assistência técnica. O desestímulo à urbanização demonstra-se não só pelo fato de o Governo deixar de investir recursos nas obras de saneamento, mas, sobretudo, por desaprovar, mesmo nas principais cidades, projetos de redes vinculadas a novas expansões urbanas ou projetos de novos loteamentos. Assim, o Chefe da Repartição de Águas e Esgotos entre 1898 e 1903, Teodoro Sampaio, barrava os pedidos que lhe chegavam. Em se tratando de infraestrutura sanitária, que mantinha uma relação estreita com a contenção das epidemias, pelos conhecimentos científicos ligados ao positivismo da época, é possível supor que a forma como o Estado atuou nas cidades do interior contribuiu também para o estabelecimento de uma dinâmica populacional específica por zonas na configuração da rede urbana como abordado acima até o final da Primeira República, diferentemente do que ocorreu na Capital, cujo crescimento foi maior. Nesse sentido, a instalação da infraestrutura de saneamento na cidade de Santos e na Capital não pode ser entendida apenas sob o ângulo da saúde pública, mas no esboço de todo o desenvolvimento econômico que se queria implementar, em conformidade com as outras políticas implementadas.
CONCLUSÃO O delineamento da rede urbana paulista pode ser entendido como parte da dinâmica que se estabeleceu originalmente entre vários núcleos produtivos localizados fora do Estado de São Paulo. Parte da literatura sobre essa questão demonstrou a posição de centralidade de São Paulo, como um nó no entroncamento das dinâmicas comerciais nos vários períodos econômicos. O estabelecimento desta rede urbana inicial foi notado com mais precisão nos trabalhos de Nestor Goulart Reis Filho ao observar a importância das vilas e cidades e o seu desenvolvimento posterior vinculado às suas funções de domínio do território. A dinâmica de expansão e crescimento que toma corpo com o desenvolvimento da cultura cafeeira, entretanto, relaciona-se profundamente com a implementação de infraestrutura em rede (ferrovias, saneamento, núcleos coloniais), permitindo que o avanço produtivo pudesse se efetivar. Nesse sentido, a atuação da Secretaria de Agricultura, Comércio e Obras Públicas como um órgão do governo estadual, foi decisiva já que estruturou um conjunto de políticas efetivas para abrir frentes ao desenvolvimento territorial do Estado. Demonstra-se, com isso, o papel do Estado de São Paulo na constituição da rede urbana e na definição de polos durante a Primeira República.
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AGRADECIMENTOS Pesquisa financiada pela Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo, Processo nº 04/11207-6.
NOTAS 1. Artigo elaborado a partir da tese de S.P. Bernardini, intitulada “Construindo infraestruturas, planejando territórios: a Secretaria de Agricultura, Comércio e Obras Públicas do Governo Estadual paulista (1892 - 1926)”, Universidade de São Paulo, 2007.
REFERÊNCIAS BERNARDINI, S.P. Construindo infraestruturas, planejando territórios: a Secretaria de Agricultura,
Comércio e Obras Públicas do Governo estadual Paulista (1892 – 1926). Tese (Doutorado) – Faculdade de Arquitetura e Urbanismo, Universidade de São Paulo, São Paulo, 2007. BERNARDINI, S.P. Cidades iluminadas e insalubres: saneamento e urbanização no Estado de São
Paulo (1892 – 1930). Oculum Ensaios, n.11-12, p.18-28, 2010. BRASIL. Senado Federal. Secretaria de Informação Legislativa. Decreto nº 528, de 28 de junho de
1890. Regularisa o serviço da introducção e localisação de immigrantes na Republica dos Estados Unidos do Brazil. Diário Oficial da União, Rio de Janeiro, RJ, 1890. Disponível em: <http://legis. senado.gov.br/legislacao/ListaTextoIntegral.action?id=75228>. Acesso em: 2 jun. 2014. ELLIS JUNIOR, A. A economia paulista no século XVIII. São Paulo: [s.n.], 1950. EGAS, E. Os municípios paulistas. São Paulo: Imprensa Oficial, 1925. MATOS, O. Café e ferrovias: a evolução ferroviária de São Paulo e o desenvolvimento da cultura cafeeira. São Paulo: Alfa Ômega, 1974. MILLIET, S. Roteiro do café e outros ensaios: contribuição para o estudo da história econômica e social do Brasil. São Paulo: Hucitec, 1982. MONBEIG, P. Pioneiros e fazendeiros de São Paulo. São Paulo: Hucitec, 1984. REIS FILHO, N.G. Vilas paulistas do século XVII. In: COLÓQUIO INTERNACIONAL UNIVERSO URBANÍSTICO PORTUGUÊS. Lisboa, 2001. Acta… Lisboa: CNCDP, 2001. p.555-566. SAES, F.A.M. As ferrovias de São Paulo (1870-1940). São Paulo: Hucitec, 1981. SÃO PAULO (Estado). Assembléia Legislativa do Estado de São Paulo. Secretaria Geral Parlamentar. Lei nº 368, de 3 de setembro de 1895. Auctoriza o Governo a abrir um credito no valor de 1.000:000$000, supplementar ao do artigo 7.º § 10 da lei n. 310 de 24 de Julho de 1894. Diário Oficial do Estado de São Paulo, São Paulo, SP, 1895. Disponível em: <http://www.al.sp.gov.br/repositorio/legislacao/lei/1895/lei-368-03.09.1895.html> Acesso em: 2 jun. 2014. SÃO PAULO (Estado). Secretaria dos Negócios da Agricultura, Comércio e Obras Públicas do Esta-
do de São Paulo. Relatório apresentado ao Dr. Bernardino de Campos pelo Dr. João Baptista de Mello Peixoto, secretário de Agricultura, ano de 1902. São Paulo: Typ. Do Diário Oficial, 1903. SÃO PAULO (Estado). Assembleia Legislativa do Estado de São Paulo. Secretaria Geral Parlamentar.
Lei nº 1.076, de 23 de agosto de 1907. Aprova o Contrato de Arrendamento da Estrada de Ferro Sorocabana. Diário Oficial do Estado de São Paulo, São Paulo, 1907. Disponível em: <http://dobus-
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cadireta.imprensaoficial.com.br/default.aspx?DataPublicacao= 19070827&Cader no=Diario%20 Oficial&NumeroPagina=2435>. Acesso em: 2 jun. 2014. SÃO PAULO (Estado). Secretaria de Agricultura, Comércio e Obras Públicas do Estado de São Paulo. Relatório apresentado ao Dr. Jorge Tibiriçá, presidente do Estado pelo Dr. Carlos Botelho, secretário de agricultura, ano de 1907. São Paulo: Typ. Brazil de Rothschild, 1908. SÃO PAULO (Estado). Secretaria dos Negócios da Agricultura, Comércio e Obras Públicas do Estado de São Paulo. Relatório apresentado ao Dr. Carlos Augusto Pereira Guimarães, vice-presidente do Estado em exercício pelo Dr. Paulo de Moraes Barros, secretário de Estado, anos de 1912-1913. São Paulo: Typ. Brasil de Rothschild& Cia, 1914. SÃO PAULO (Estado). Secretaria de Estado dos Negócios da Agricultura, Comércio e Obras Públicas do Estado de São Paulo. Relatório apresentado ao Dr. Carlos de Campos, presidente do Estado pelo Dr. Gabriel Ribeiro dos Santos, secretário da Agricultura, Comércio e Obras Públicas, ano de 1926. São Paulo, 1927. SZMERECSÀNYI, M.IQ.F. Produção, apropriação e organização do espaço na economia cafeeira:
contrastes entre o Vale do Paraíba e o Oeste Paulista (1800-1930). Sinopses, n.5, p.189-257, 1984.
SIDNEY PIOCHI BERNARDINI | Universidade Estadual de Campinas | Faculdade de Engenharia Civil, Arquitetura e Urbanismo | Departamento de Arquitetura e Construção | Av. Albert Einstein, 951, Cidade Universitária Zeferino Vaz, 13083-852, Campinas, SP, Brasil | E-mail: <sidpiochi@ fec.unicamp.br>.
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Recebido em 1/10/2014 e aprovado em 3/11/2014.
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O DEPARTAMENTO NACIONAL DE URBANISMO E A INSTITUCIONALIZAÇÃO DO SETOR DE URBANISMO NO GOVERNO FEDERAL BRASILEIRO: UM CONTÍNUO PROCESSO HISTÓRICO THE NACIONAL DEPARTMENT OF URBANISM AND THE INSTITUTIONALIZATION OF THE URBANISM SECTOR IN BRAZILIAN FEDERAL GOVERNMENT: A CONTINUOUS HISTORICAL PROCESS | EL DEPARTAMENTO NACIONAL DE URBANISMO Y LA INSTUCIONALIZACIÓN DEL SECTOR DE URBANISMO EN EL GOBIERNO FEDERAL BRASILEÑO: UN CONTÍNUO PROCESO HISTORICO RODRIGO SANTOS DE FARIA
RESUMO Qual a origem institucional de atuação do Governo Federal no Brasil na “questão urbana” a partir da prática profissional urbanística? Quais as ideias, as origens e os debates profissional-institucionais de construção da institucionalização do urbanismo e do planejamento urbano no Brasil no âmbito da União? Perguntas distintas, mas não excludentes entre si, explicitam o interesse no processo histórico de construção das instituições nacionais de urbanismo e planejamento urbano no Brasil, e, neste primeiro estudo, os processos ocorridos entre 1930 e 1964. O objetivo é interpretar as ideias apresentadas e debatidas ao longo do século XX sobre a necessidade de criação das instituições de urbanismo e planejamento urbano no governo federal, no caso deste primeiro estudo, particularmente o Departamento Nacional de Urbanismo apresentado como tese do I Congresso Brasileiro de Urbanismo em 1941. PALAVRAS-CHAVE: Brasil. Departamento Nacional de Urbanismo. Governo Federal. Institucionalização. Urbanismo.
ABSTRACT Which is the institutional origin of the federal government action of Brazil, regarding “urban issues” seen from the professional urbanistic practice? What are the ideas, origins and professional-institutional debates on creating an institutionalization of urbanism and urban planning in Brazil within a nationwide extent? Distinct questions but not mutually excluding, they show interest in the historical process of how national institutions of urbanism and urban planning in Brazil took place, and in this first study, the processes occurring between 1930 and 1964. The aim is to interpret the ideas presented and discussed over the twentieth century which formulated the need to create the
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institutions of urbanism and urban planning in the federal government, in particular, the National Department of Urbanism presented as the thesis of The First Brazilian Congress of Urbanism in 1941. KEYWORDS: Brazil. National Department of Urbanism. Federal Government. Institutionalization. Urbanism.
RESUMEN ¿Cuál es el origen institucional de actuación del gobierno federal en Brasil en la “cuestión urbana” a partir de la práctica profesional urbanística? ¿Cuáles son las ideas, orígenes y debates profesionales-institucionales de construcción de la institucionalización del urbanismo y de la planificación urbana en Brasil dentro del ámbito del Gobierno Central? Preguntas diferentes, pero no mutuamente excluyentes, señalan el interés en el proceso histórico de construcción de las instituciones nacionales de urbanismo y planificación urbana en Brasil y, en este primer estudio, en los procesos que ocurrieron entre los años 1930 y 1964. La propuesta es la de investigar las ideas presentadas y debatidas (en artículos o congresos) por los profesionales del urbanismo y que a lo largo del siglo XX formularon la necesidad de la creación de instituciones urbanísticas y de planificación urbana en el gobierno federal; en el caso de este primer estudio, en particular, el Departamento Nacional de Urbanismo presentado como tesis del Primer Congreso brasileño de Urbanismo que tuvo lugar en la ciudad de Rio de Janeiro en el año 1941. PALABRAS CLAVE: Brasil. Departamento Nacional del Urbanismo. Gobierno Federal. Institucionalización. Urbanismo.
URBANISMO BRASILEIRO E SUA GENEALOGIA: O LUGAR PROFISSIONAL DA ENGENHARIA Até que uma nova mudança ocorra e uma nova instituição seja criada, o Ministério das Cidades está na ponta final de um longo e contínuo processo histórico de debates e proposições que culminaram com a institucionalização do urbanismo no Governo Federal brasileiro em 1964/1965. Sendo assim, pode-se então perguntar: qual a origem — especialmente no campo das ideais e das proposições delas resultantes sobre a necessidade de um órgão nacional de urbanismo —, dessa que é a mais atual instância federal de atuação no campo do urbanismo-planejamento urbano no Brasil, o Ministério das Cidades? Como o principal interesse está no debate sobre as ideias que de alguma forma contribuíram com a proposição de um órgão nacional, portanto, com a própria institucionalização do urbanismo no Brasil no âmbito da União, é salutar indagar sobre a própria genealogia do urbanismo brasileiro. Uma indagação-problematização que parte de uma consideração: foi o lugar profissional da engenharia a base primeira dessa genealogia. Isso não significa desconsiderar o papel do lugar profissional da arquitetura na contínua construção do campo disciplinar urbanístico brasileiro, apenas que essa construção se deu
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num amplo e complexo processo de embates intelectuais entre os representantes desses lugares: os profissionais que atuaram como urbanistas. Antes de seguir na historicização desse processo de embates, outras duas e breves considerações: a primeira relacionada ao Serviço Federal de Habitação e Urbanismo (SERFHAU), a segunda sobre a importância da institucionalização do urbanismo, primeiro na administração municipal — já nas primeiras décadas do século XX —, e só depois no Governo Federal. Essas duas considerações estão na estrutura do argumento não sobre uma única origem, mas sobre um processo histórico diverso de ideias e práticas sobre o urbanismo no Brasil e no modo como ele, como campo de atividade profissional de intervenção urbana e de administração municipal, ocupou espaço na infraestrutura institucional do Estado Brasileiro. Do ponto de vista jurídico-institucional, o Serviço Federal de Habitação e Urbanismo foi a primeira instituição federal no campo do saber urbanístico. Sim, juridicamente tal entendimento está correto, mas no campo do pensamento urbanístico, construído ao longo de décadas em revistas, congressos, artigos, livros, planos urbanísticos, planos diretores, é possível afirmar que a ideia de um órgão nacional é bem anterior. Uma afirmativa está baseada em registros documentais já pesquisados, como a proposta do Departamento Nacional de Urbanismo apresentada no I Congresso Brasileiro de Urbanismo, realizado no Rio de Janeiro em 1941. Em relação à institucionalização do urbanismo na administração municipal nas primeiras décadas do século XX, o que está posto é que foi esse movimento local que construiu as bases institucionais, jurídicas, administrativas, políticas e intelectuais para a institucionalização do urbanismo no Governo Federal em 1964 (DE FARIA, 2013). Todo o conhecimento produzido e divulgado pelos profissionais urbanistas no Brasil ocorreu inicialmente pela sua ação na esfera local, em experiências que remontam ao século XIX, como a Comissão de Melhoramentos do Rio de Janeiro de 1875 (VILLAÇA, 1999). O arcabouço intelectual e as práticas no campo das intervenções urbanas, dos planos de melhoramentos e embelezamentos, os primeiros códigos urbanísticos, as Comissões de Planta Cadastral, as Comissões de Planos de Cidades nas décadas de 1930/1940 e os Departamentos de Urbanismo a partir da década de 1940 (por exemplo, no Rio de Janeiro, em 1945, e em São Paulo, em 1947) foram pensados inicialmente na esfera municipal (DE FARIA, 2007). Foi esse conhecimento construído e acumulado desde as primeiras ações urbanísticas no século XIX que referenciou a institucionalização no governo federal com a criação do SERFHAU na década de 1960, e com ele os profissionais que de alguma forma estiveram presentes nesse processo, incluindo Henry Cole. Ou seja, o saber, os profissionais e a institucionalização nas esferas governamentais, especialmente Municípios e União, estão intimamente imbricados. O saber urbanístico é um dos poucos e mais importantes campos de atuação das esferas governamentais que seguiu o caminho de baixo para cima, do município ao
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governo federal. É nesse ponto que entra o lugar profissional da engenharia, com os engenheiros militares, engenheiros politécnicos, engenheiros civis-geógrafos, e mais tarde os engenheiros-arquitetos, atuando como profissionais urbanistas. Muitos deles, como José de Oliveira Reis, não tiveram uma formação urbanística, mas se formaram urbanistas na própria prática profissional por dentro da administração municipal, no seu caso, a Prefeitura do Rio de Janeiro entre 1933 e 1965, como Chefe da Comissão do Plano da Cidade e Diretor do Departamento de Urbanismo (DE FARIA, 2007). Pela importância do Rio de Janeiro como Capital Federal, além das diversas intervenções urbanísticas pensadas e executadas para sua área urbana, é que se fará um percurso pelo debate intelectual em seu ambiente profissional ocorrido nas primeiras décadas do século XX. Teve especial relação com esse contexto as concepções e proposições de Alfred Agache e Le Corbusier, que, no Rio de Janeiro, estiveram no início do século XX, apresentando ideias e construindo interlocuções com aqueles dois lugares profissionais mencionados: o da engenharia e o da arquitetura. Em importante estudo sobre ambos profissionais e suas atuações no Rio de Janeiro, Margareth da Silva Pereira apresentou a seguinte consideração sobre a atuação do urbanista Alfred Agache: Seu plano de intervenção, criticável em muitos dos seus aspectos pelo seu esquematismo, pela rigidez que introduz no zoneamento, pela segregação dos grupos sociais que assume e fomenta, não deixa de ser um modelo metodológico na forma de abordar a cidade […]. As marcas do plano de Agache, como dissemos, são sensíveis ainda hoje na estruturação da metrópole e, vez por outra, suas propostas são retomadas e discutidas pelos planejadores (PEREIRA, 1996, p.363).
A autora traça uma série de argumentos explicativos sobre procedimentos teóricos e referências profissionais de ambos para finalizar com a afirmação de que os estudos de Le Corbusier, os “croquis futuristas e utópicos, não foram levados a sério e, como nos conta a historiografia oficial, sua interferência ficaria restrita à escala arquitetural” (PEREIRA, 1996, p.373). Ainda nesse texto, a autora apresenta o argumento da “velocidade da internacionalização das discussões”, o que significou a entrada de profissionais das mais diversas nacionalidades no debate sobre as questões do urbanismo no século XX. São debates presentes desde o primeiro congresso de town-planning na Inglaterra no final da década de 1910, que, no bojo do processo de circulação das ideias aí expostas, chegaram à América do Sul no Congresso de Montevidéu, estando o Brasil também representado, principalmente, pela figura do engenheiro Francisco Saturnino Brito. No entanto, mesmo concordando com Margareth Pereira em relação à velocidade das discussões, é possível apresentar outro caminho explicativo para o não entendimento dos “croquis futuristas e utópicos”, e sobre por que não foram “levados a sério”. Nesse ou-
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tro argumento explicativo, são necessariamente consideradas as especificidades delineadas nos próprios processos municipais do Rio de Janeiro, relacionados aos trabalhos desenvolvidos pelos engenheiros alocados, principalmente, na Diretoria de Viação e Obras da gestão Alaor Prata1. Explicação pautada pelas especificidades do lugar institucional de atuação dos engenheiros no Rio de Janeiro e estruturada na seguinte pergunta: o que interessava a profissionais como Armando de Godoy e outros atuantes na esfera pública e privada na institucionalização do urbanismo no Rio de Janeiro? Uma resposta está não só na cidade Rio de Janeiro, pela institucionalização do urbanismo na administração municipal da capital federal a partir da década de 1920. Essa institucionalização está também integrada a um processo amplo, inerente a outras importantes cidades brasileiras, como São Paulo, e de vários outros profissionais. Movimento que perpassa o entendimento de que todo o processo de estruturação pública municipal, no sentido da criação das primeiras seções de urbanismo, comissões de planta cadastral, entre outras, estava vinculado, naquele momento, aos profissionais advindos da engenharia em suas atividades profissionais, principalmente nas prefeituras municipais. O que esses profissionais pretendiam com o exercício do urbanismo no Brasil passava já pelo que seria denominado de planejamento urbano: pensar a cidade mediante estudos prévios, concebendo a partir desses estudos um plano geral de intervenção em áreas que necessitavam ações imediatas assim como de expansão da área urbana por uma previsão pautada nas informações coletadas, analisadas e aplicadas. Nesse sentido, para o grupo de engenheiros articulados à estrutura administrativa municipal e, portanto, ao próprio poder político, Le Corbusier não representava esse pensamento. Em nenhum momento seu nome passou pelas referências apresentadas, por exemplo, pelo engenheiro Armando de Godoy em sua atuação como interlocutor da contratação de Alfred Agache e como defensor da necessidade de elaboração de um plano urbanístico para a cidade do Rio de Janeiro: Antes de tudo, mister é que se organize um plano completo de remodelação, compreendendo o aperfeiçoamento de todos os órgãos urbanos, plano que só pode ser traçado por um urbanista com a competência técnica e o bom gosto de um Stübben, de um Bennet, de um Jaussely, de um Agache, o glorioso autor da capital da Austrália (GODOY, 1943, p.33).
Nesses anos iniciais do século XX, os arquitetos não estavam ainda inseridos na estruturação do urbanismo na esfera pública, ou seja, na institucionalização do urbanismo como setor da administração municipal. Tal inserção ocorreria com os arquitetos a partir da criação das faculdades de arquitetura e urbanismo no final de década de 1940 (LEME, 2004). Somente após essa década é que a atuação dos arquitetos ocorreria de forma mais incisiva, organizada, ainda assim em dois eixos de orientação: um deles, a própria conti-
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nuação da atuação dos engenheiros, e um segundo pela articulação com as ideias do movimento moderno em arquitetura, construídas no âmbito dos Congressos Internacionais de Arquitetura Moderna (CIAM). É nesse sentido que não se corrobora aqui a argumentação de que os croquis de Le Corbusier não foram levados a sério. Primeiramente, tanto foram levados a sério que Le Corbusier teve uma atuação importante na elaboração do Projeto do Ministério de Educação e Saúde (MES) no Rio de Janeiro — determinante na consolidação da arquitetura e do urbanismo modernos no Brasil a partir das escolas de arquitetura e urbanismo cujo interesse na formação passava pelo diálogo com as proposições dos CIAM. Esse era o lugar profissional dos arquitetos brasileiros, que substantivamente conduziram a construção do urbanismo no Brasil em sua interlocução com o modernismo arquitetônico. A inserção de Le Corbusier no debate internacional sobre urbanismo configurava-se pela construção de outra ordem urbana — demonstrada no plano Une Ville Contemporaine pour 3 Millions d´Habitants ou no Plan Voisin de 1925 —, formulada no Rio de Janeiro pela realização dos estudos que culminaram no desenho de uma megaestrutura, uma cidade-viaduto para o Distrito Federal. No caso do Plan Voisin, que poderia ter alguma aproximação com os planos reclamados pelos engenheiros cariocas por intervir em uma “cidade real”, a proposta formulada foi a de demolição de grande parte da área histórica de Paris. No entanto, esse tipo de concepção não estava na pauta do pensamento urbanístico dos engenheiros cariocas como forma de solução dos problemas urbanos da capital federal brasileira, ou, ainda, não estava presente nas discussões e concepções, como diria Armando de Godoy, sobre o que se denominava de ciência do urbanismo. Le Corbusier não era a referência intelectual dos engenheiros municipais (o que é diferente de dizer que não conheciam seus estudos urbanísticos), sobretudo os de maior representação profissional naquela época, como Armando de Godoy. Não era uma referência porque não atuava com o que interessava urbanisticamente aos engenheiros da Prefeitura do Distrito Federal, que era a prática do planejamento urbano, culminando com o desenvolvimento dos planos diretores a partir das décadas de 1930 e 1940, mediante a realização de […] um plano completo de remodelação, compreendendo todas as faces do nosso problema urbano, a reconstituição lenta e a expansão respectiva de todos os órgãos desta cidade, e visando o estabelecimento de sua harmonia, como já se fez para várias cidades dos Estados Unidos, Inglaterra, Alemanha, Espanha, França, Japão, etc (GODOY, 1943, p.39).
Assim, a escolha de Alfred Agache não recaiu simplesmente no reconhecimento do seu trabalho, já que outros urbanistas foram citados pelo próprio Armando de Godoy. A escolha recaiu no nome evidentemente, mas principalmente na própria prática do urbanismo que se caracterizava pelos planos de remodelação mediante estudo metódico
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de informações sobre a cidade para desenvolver um plano do conjunto da área urbana existente, não se furtando à previsão do crescimento e da expansão urbana. Por fim, e para reforçar o caminho argumentativo aqui delineado, salienta-se que as discussões, referências e interlocuções do urbanismo no Brasil naqueles anos de 1920 não se dariam com Le Corbusier, e sim pela linha de continuidade do lugar profissional da engenharia. Saturnino de Brito, Victor da Silva Freire, Aarão Reis, Armando de Godoy, Anhaia Mello e outros de alguma forma contribuíram e articularam-se pela institucionalização e legitimação do urbanismo na esfera pública municipal. Um movimento que vai dos planos de expansão e saneamento de Saturnino de Brito, passando pelas proposições dos planos de conjunto de Victor da Silva Freire, os planos diretores em Armando de Godoy, até culminar no planejamento como processo, o planning, em Anhaia Mello. Quando da atuação dos profissionais arquitetos — aqueles formados pelas escolas de arquitetura no Brasil —, no campo do urbanismo, esse campo disciplinar e profissional já estava consolidado no Brasil, seguindo importante caminho de institucionalização nas administrações municipais. É nesse sentido que a presença de Alfred Agache no Brasil está aqui considerada como decisiva ao urbanismo brasileiro. De certa forma, sua presença inaugura, institui e permite a propagação dos planos diretores municipais através da realização do seu plano para o Rio de Janeiro, mediante o qual realizou estudos de sistemas de abastecimento de água e esgoto, limpeza pública, legislação urbanística (gabaritos, loteamentos), edificações, habitações operárias. Todos pautados no longo tempo de análise levando em consideração a história e a geografia do lugar, da mesma forma, com o uso de estatísticas para a orientação das condições futuras (AGACHE, 1930). A entrada urbanística interessada na articulação com Le Corbusier no Brasil era outra. Como argumentou Margareth Pereira, no país essa entrada não se caracterizou pelo tipo de estudo que Agache inaugurou, mas pelo “gesto arquitetural que instaura, corrige, retoma ou potencializa uma qualidade plástica que sensibiliza o olhar do arquiteto” (PEREIRA, 1996, p.372). Ter-se-á que esperar o tempo de organização dos cursos de arquitetura e urbanismo na década de 1940 e, principalmente, segundo Cristina Leme, a década de 1950, com o concurso para o Plano Piloto de Brasília em 1956, para, enfim, delinear e consolidar essa orientação urbanística em interlocução com Le Corbusier. Uma interlocução iniciada nos trabalhos do MES, que certamente é o mais importante espaço institucional de atuação do lugar profissional da arquitetura (moderna) no Brasil nas décadas iniciais do século XX. O Plano de Remodelação, Extensão e Embelezamento do Rio de Janeiro desenvolvido por Alfred Agache é a resposta para a pergunta sobre o que interessava aos engenheiros brasileiros na institucionalização do urbanismo. Todo o procedimento metodológico desenvolvido no plano, suas interpretações e observações cientificamente determinadas, como a ciência do urbanismo exigia, vinham legitimar o trabalho em desenvolvimento nas administrações municipais. É esse trabalho, juntamente com as
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outras já citadas formas de produção do conhecimento e atividade profissional, o centro e a base intelectual de construção das ideias urbanísticas no Brasil, por onde a proposição de uma instituição nacional de urbanismo e planejamento urbano foi inicialmente delineada e debatida: um longo processo cuja resultante principal culminou com a institucionalização do urbanismo na administração pública brasileira, inicialmente nas administrações municipais e somente na década de 1960 na administração federal com o SERFHAU.
INSTITUCIONALIZAÇÃO DO URBANISMO: IDEIA E ORIGENS EM CONTÍNUA CONSTRUÇÃO É oportuno aqui retomar a pergunta inicial e também apresentar outras: qual a origem do mais recente órgão federal de urbanismo-planejamento urbano no Brasil, o Ministério das Cidades? Qual a origem institucional de atuação do Governo Federal no Brasil na questão urbana a partir da prática profissional urbanística? Quais as origens e os debates profissional-institucionais de construção da institucionalização do urbanismo e do planejamento urbano no Brasil no âmbito da União? Essas perguntas, ainda que distintas, não são excludentes entre si, e explicitam o interesse no processo histórico das ideias que fundamentaram a construção e a organização das instituições nacionais de urbanismo e planejamento urbano no Brasil. Para essa finalidade, o recorte temporal está inicialmente estruturado nos processos corridos a partir da década de 1930 (até o marco 1964/1965, quando o SERFHAU foi criado), sobretudo, mas não apenas, por uma particularidade historiográfica: a existência de vestígio documental que informa a proposição de uma instituição denominada de Departamento Nacional de Urbanismo. Essa proposta foi apresentada pelo engenheiro Mario de Souza Martins — na ocasião engenheiro da Prefeitura do Distrito Federal, Vice-Presidente da Comissão Organizadora do Congresso, representando o Clube de Engenharia do Rio de Janeiro e o Estado do Pará —, como Tese no Primeiro Congresso Brasileiro de Urbanismo de 1941. No entanto, poderão surgir vestígios datados historicamente como anteriores a esse e que informam a mesma proposição? Sim, e, se houver, enriquecerão a pesquisa, pois possibilitarão a ampliação não só do recorte histórico, mas da própria problematização-historicização do debate nacional no campo de pensamento urbanístico sobre uma instituição nacional. A partir dessas perguntas iniciais, o que se pretende é a investigação do debate nacional entre os profissionais engenheiros, geógrafos, urbanistas, juristas e arquitetos que, ao longo do século XX, problematizaram a necessidade de criação de instituições de urbanismo e planejamento urbano no governo federal. É um estudo com uma característica peculiar: poderá ser continuamente reescrito em função da localização em arquivos de vestígios documentais que informam a continuidade do debate sobre tal institucionalização. Portanto, um estudo aberto a reconsiderações e novas interpretações sobre os processos históricos dessa institucionalização. Abertura também para períodos posteriores ao ano de 1964, já no contexto da Ditadura Militar pós-1964, ou 1979, quando da extinção
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da Comissão Nacional de Regiões Metropolitanas e Política Urbana (CNPU), criada em 1974, no governo Ernesto Geisel. Ou seja, o documento histórico é o elemento estruturador da análise, matéria que orienta a construção dos possíveis e interessados caminhos e temporalidades, assim como de toda a narrativa histórica sequencial. Entretanto, além da própria materialidade documental, quais outros fatores seriam essenciais para a fundamentação do tempo histórico de entrada no tema — e dos caminhos que a narrativa poderia percorrer —, no caso, os dois recortes temporais entre a década de 1930 e os anos 1964/1965? A resposta está numa única palavra, que representa justamente todo o processo social inerente ao estudo: o contexto, pois inserido nele a materialidade documental consubstancia a escrita histórica. Nesse sentido, inicialmente, a década de 1930, por representar uma importante inflexão social, econômica e política nacional, até 1945, período marcado por rearranjos no jogo político com as estruturas agrárias oligárquicas nacionais, sobretudo em relação ao processo de industrialização da economia e infraestruturação institucional da gestão pública. Processo também associado à intensa urbanização brasileira no período e sua implicação na amplificação e diversificação dos chamados problemas urbanos: infraestrutura de abastecimento, sistema viário, habitação, periferização, entre tantos outros. No caso da infraestruturação institucional da administração pública, principalmente sua relação com a profissionalização e racionalização das atribuições inerentes às atividades governamentais instauradas no âmbito do Estado Novo. Como exemplo dos novos arranjos institucionais no jogo político nacional, é fundamental mencionar a criação, em 1938, do Departamento Administrativo do Serviço Público (DASP) como parte do projeto de racionalização da administração pública, sem desconsiderar o papel de controle centralizado desse órgão federal sobre as demais instâncias federadas. Salienta-se, todavia, que a entrada do estudo pela década de 1930 não significa desconsideração à atuação governamental em processos de planejamento para o desenvolvimento2 no país já no século XIX — aqui orientando o recorte temporal historiográfico pela independência brasileira. Essa abordagem pelo século XIX estaria fundamentada na ideia de empreender um deslocamento analítico (ou uma ampliação analítica) em relação a interpretações consideradas clássicas (TAVARES, 1972; IANNI, 1986; LAFER, 2003) e que formularam o argumento de que somente a partir da mudança estrutural da economia e da sociedade na década de 1930 pode-se considerar uma atuação planejada do Estado Brasileiro. No entanto, não significa oposição e crítica a esses e outros estudos já realizados no Brasil, cuja importância sobre a ação do Estado e o planejamento ao longo do século XX dispensam maiores considerações. O deslocamento analítico tem como mote o entendimento de que esses estudos e seus argumentos sobre o planejamento no Brasil (evidentemente não são estudos específicos sobre as problemáticas urbanas/urbanísticas, e sim sobre o planejamento nacional no âmbito da macroeconomia, mas que não deixam de ter relação com os pro-
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cessos de urbanização) foram conceitual e historicamente pautados pelas mudanças estruturais da economia brasileira a partir da década de 1930. Mudanças que representaram, segundo análise de Octavio Ianni, a derrota do Estado Oligárquico e a criação das “condições para o desenvolvimento do Estado Burguês” (IANNI, 1986, p.25). No entanto, são estudos que assumiram certa interpretação determinada economicamente e fundamentalmente pela inflexão na base produtiva nacional que o processo de industrialização representou: e de fato representou, isso é inegável e fator estrutural no desenvolvimento nacional durante o século XX. Por se reconhecer a importância desse fator estrutural, convém apresentar uma breve explicação: o propósito do deslocamento analítico não passaria pela desconsideração em relação ao que a década de 1930 representou para o Brasil no âmbito da modernização da administração pública, particularmente sobre o desenvolvimento urbano, assim como sobre o desenvolvimento da economia nacional em bases industriais. A década de 1930 é, inegavelmente, marco inicial de uma inflexão estrutural na atuação do Estado no que concerne ao planejamento tanto no governo federal como nos governos municipais, sobretudo pelas instituições criadas e pela institucionalização inicial do processo de planejamento como função de governo: Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística (IBGE), DASP, entre outras no governo federal, seções de cadastro-urbanismo e comissões de planos das cidades, estas nos governos municipais. Nesse sentido — e aqui o papel de uma análise externa ao que se está definindo como interpretação determinada economicamente —, faz-se necessário um argumento que tente dissolver a causalidade entre economia industrializada e planejamento. As interpretações caracterizadas por essa determinação econômica estão assentadas num lugar comum de partida (talvez) insolúvel, resultando numa explicação previamente definida. Ao mesmo tempo, evidencia-se certo “dualismo histórico estrutural” do processo interpretativo, que pode ser explicado mais objetivamente da seguinte forma: esse dualismo não identifica, no governo nacional brasileiro e na economia agrária durante o Império, lógicas inerentes ao planejamento para o desenvolvimento, identificando-as (e aqui o determinismo causal indústria-planejamento) somente a partir da organização do Estado e da economia industrial pós-República Velha. De fato, entre o período pós-1930 e até os dias atuais, o Estado brasileiro assumiu — com todas as suas contradições e complexidades —, o planejamento como imprescindível para o desenvolvimento nacional, inclusive com a criação de infraestruturas institucionais que orientaram e orientam os processos de desenvolvimento. Entretanto, esse reconhecimento não poderia ser assumido como pressuposto, pelo risco da insolvência do lugar comum de partida, pois produziria (e produziu) a desconsideração de que ao longo do ciclo histórico imperial brasileiro, mesmo que estruturalmente conduzido segundo os interesses políticos e econômicos das oligarquias agroexportadoras, existiram ações minimamente orientadas segundo algum tipo/concepção de planejamento. O que caberia
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aqui (mas não é o objetivo) é um debate histórico sobre o conceito de planejamento e as significações que essa palavra teve no século XIX e no século XX, inclusive para compreender como as ações governamentais se apropriaram das significações e representações do(s) conceito(s) de planejamento. A área dos transportes é um importante exemplificador de que ocorreram, já no século XIX, proposições no campo do planejamento para o desenvolvimento e a integração do país. Em 1838, José Silvestre Rebelo apresentou um plano nacional de três estradas reais partindo da capital do império: uma em direção ao nordeste até Belém, outra até Porto Alegre, e uma terceira em direção ao centro do Brasil, passando por Cuiabá (BRASIL, 1974). Na mesma área dos transportes, é possível fazer referência aos trabalhos de engenheiros como Antonio Francisco Paula Souza (CAMPOS, 2013) na construção de ferrovias, ainda que fossem ações cujas prioridades orientavam-se basicamente pelos interesses da economia agroexportadora, nesse caso, a partir da atuação dos governos provinciais (além de empresas privadas). Entendido, portanto, como claro indício de uma ação planejada para a integração nacional, a proposição de Rebelo no século XIX apontava também para a lógica da circulação-viária na construção dessa integração, uma concepção viária do planejamento nacional (viária no sentido mais amplo, de vias de circulação, sejam vias terrestres, como estradas/ferrovias, sejam vias fluviais). Concepção originária que se manteve ao longo dos séculos XIX e XX, consubstanciando-se numa das principais permanências na formulação do planejamento nacional brasileiro, até hoje estruturalmente pensado pela lógica da circulação para promoção do desenvolvimento com fins de redução dos desequilíbrios regionais e consolidação de uma economia moderna de mercado. Por tudo isso é que a compreensão — realizada em longa duração —, dos processos sobre a institucionalização do planejamento e do urbanismo no Brasil está/estará orientada por um caminho interpretativo não determinado economicamente na década de 1930, embora obviamente não se queira negligenciar a importância estrutural desse período, como já exposto. Nessa longa duração, está a possibilidade de construir metodológica e conceitualmente uma interpretação para a pergunta inicial sobre qual/quais a(s) origem(s) e ideias que fundamentaram a proposição e a criação do mais recente órgão federal de urbanismo no Brasil, o Ministério das Cidades, de tal forma que também evite outro (possível) determinismo causal, que é o de associar a sua concepção ao ato jurídico de criação no ano de 2003. Seria o mesmo que desconsiderar todo o processo de construção do próprio Estado, da atuação e negociação dos interesses contraditórios nos movimentos de institucionalização das mais diversas infraestruturas institucionais que ocorreram ao longo dos séculos XIX e XX. Ou seja, o Ministério das Cidades é ele próprio resultado do longo processo de institucionalização do urbanismo nas administrações municipal, estadual e federal, sobretudo das ideias e formulações que historicamente advogaram em defesa dessa institucionalização.
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Nesse cenário, tiveram relevância as proposições apresentadas pelos profissionais brasileiros em congressos e revistas, cujos registros estão localizados na primeira metade do século XX. Entre os congressos, estão o primeiro e o segundo Congressos Brasileiro de Urbanismo — respectivamente, 1941 no Rio de Janeiro, e 1961 em Recife —, o II Congresso Brasileiro de Engenharia e Indústria de 1946, promovido pelo Clube de Engenharia do Rio de Janeiro, os Congressos Nacionais de Municípios Brasileiros (1950/ Petrópolis; 1952/São Vicente; 1954/São Lourenço; 1957/Rio de Janeiro; 1959/Recife). No caso das revistas, particularmente as de engenharia e administração municipal, estão a Revista Municipal de Engenharia e a Revista Brasileira dos Municípios, ambas editadas no Rio de Janeiro. E como o interesse está no processo histórico longo que perfaz o debate sobre as instituições públicas de urbanismo e planejamento urbano no Brasil, convém explicitar que a abordagem analítica não está focada nas instituições legalmente criadas. Ela foi organizada principalmente pelo debate entre os profissionais e suas propostas de criação dessas instituições, por isso o foco central na concepção/proposição do Departamento Nacional de Urbanismo3, que, mesmo não tendo sido criado legalmente, tem uma relevância historiográfica fundamentada no campo das ideias profissionais sobre o urbanismo e sua institucionalização — é esse o principal interesse deste estudo. Adotando o recorte temporal pelo pressuposto das instituições criadas mediante legislação específica, todo o processo de interpretação estaria determinado pela criação do Serviço Federal de Habitação e Urbanismo, por ser a primeira instituição pública federal. Nesse sentido, o SERFHAU fecha o arco temporal deste estudo — conforme a segunda data, 1964/65 —, justamente pela premissa jurídica, que é a sua efetiva criação e institucionalização no governo federal. Ao mesmo tempo, esse recorte temporal 1964/1965 aponta para temporalidades históricas de investigações sobre os processos posteriores à sua criação e atuação institucional. Por isso, o que se pretende inicialmente é pensar o contexto profissional e as proposições que antecederam tal órgão, por representarem as bases teóricas, conceituais (ideológicas?) e profissionais que atuaram na sua construção e institucionalização. Portanto, assim como o SERFHAU, o Ministério das Cidades é produto desse longo processo de discussões no campo do pensamento urbanístico brasileiro, especialmente a partir da proposição feita pelo engenheiro Mario de Sousa Martins de criação do Departamento Nacional de Urbanismo. Nesse sentido, a estruturação do estudo em amplo recorte temporal (que considera não somente o ano de 1964, mas praticamente toda a primeira metade do século XX) está pautada não no ato legal, seja qual for o governo, mas justamente no que é todo o processo histórico nacional de debate sobre as questões urbanísticas ao longo do século XX, especialmente a partir de 1930. O próprio Ministério das Cidades não está aqui considerado como um ato isolado e pensado exclusivamente na primeira década do século XXI. Sua
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criação não é um “processo fechado” (que inclusive deve se manter em contínua construção em função dos “problemas urbanos” próprios dos seus tempos históricos), pois as origens e ideias que o fundamentam são múltiplas e estão no profundo e extenso debate profissional nas municipalidades brasileiras desde as primeiras décadas do século XX. Ele é parte do referido processo histórico de construção, legitimação e institucionalização nos setores públicos brasileiros do campo disciplinar do urbanismo. Mais ainda, sobretudo o campo disciplinar do urbanismo que passa pela genealogia da engenharia, incluindo as ações e deliberações do Movimento Nacional de Reforma Urbana até a criação do Estatuto da Cidade. Como são debates que ocorreram nas municipalidades pela infraestruturação institucional dos setores públicos de urbanismo, é possível recolocar aqui a seguinte problemática: a construção institucional federal ocorreu a partir e após a mesma construção nas esferas municipais, como já discutido no início do texto. Entretanto, e já indicando algumas ampliações interpretativas não restritas ao campo disciplinar urbanístico, seguem duas perguntas-problema. A primeira: é possível pensar, mediante interpretação política, que as origens estão constituídas nas bases do movimento republicano liberal de 1889, ao fundamentar juridicamente o Estado brasileiro pelo regime federalista, e o que esse projeto de Nação representava em relação ao controle sobre o território com sua inserção na lógica do modo de produção capitalista? A segunda: mais precisamente pelo corte, também político, dos eventos em 1930 até a instauração do Estado Novo em 1937, no que esse movimento representou a (des)construção da estrutura produtiva rural-exportadora do país, iniciando a montagem de uma estrutura econômica de caráter urbano e industrial pautada, sobretudo, pelo processo de substituição de importação? Nesse caso, ainda, e diferentemente do corte republicano de 1889, pelo caráter centralizador e de controle no governo Varguista até 1945? No caso do corte analítico pela república de 1889, aquele controle passou pela formação de uma elite profissional e política instruída nos quadros das Escolas Politécnicas, que, segundo Cristina Leme, (conforme sua análise para o caso da Escola Politécnica de São Paulo), devem ser pensadas como um produto da consolidação da República, da descentralização administrativa e do controle do território. Em outras palavras, o ensino da engenharia se faz em uma relação estreita entre uma nova classe política que se forma com a República, na constituição da estrutura político-adminitrativa municipal e na combinação do controle sobre o território com as formas de intervenção para a modernização das cidades (LEME, 2001, p.81).
As duas últimas perguntas também não são de todo excludentes, ou inarticuláveis, ainda que a primeira esteja mais diretamente relacionada ao contexto da descentralização,
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e a segunda ao contexto da (re)centralização. Por elas é possível transitar pelo processo de criação das instituições públicas de urbanismo no âmbito de dois entes da federação: os Municípios e a União, e, como acima propugnado, inicialmente a partir dos municípios e somente depois na esfera federal. O contexto republicano liberal de 1889 está mais amalgamado com a reestruturação da gestão pública nos municípios, sobretudo pela descentralização administrativa propugnada pelo pensamento municipalista liberal, produzindo ao mesmo tempo mais autonomia(s) e responsabilidade(s) aos poderes locais. Uma produção de autonomia construída nos termos do arcabouço liberal da constituição de 1891, como ocorreu, por exemplo, no Estado de São Paulo, conforme enunciado no Decreto n. 13, de 15 de janeiro de 1890, Sobre a Administração Municipal, publicado em Decretos e Resoluções do Governo Provisório do Estado de São Paulo de 18 de novembro de1889 a 17 de outubro de 1890: “a urgente necessidade de emancipar os municípios, confiando-lhes a faculdade de gerirem seus próprios negócios […] que só a descentralização, pelo estabelecimento da autonomia municipal, conseguirá despertar as energias locaes” (SÃO PAULO, 1913, p.17). Texto autonomista absolutamente contrário à legislação que determinou o entendimento sobre a administração local ao longo de praticamente todo o século XIX: a Lei de 1º de outubro de 1828 ou Regimento das Câmaras Municipais, à época do I Reinado, ao enunciar que as Câmaras Municipais seriam agentes meramente administrativos. Nesse contexto, talvez uma importante distinção entre o Império e a República em relação ao poder local na condução dos seus “peculiares interesses”, uma distinção entre centralização e descentralização, entre autonomia e ausência de autonomia. No entanto, novamente a década de 1930 apresenta particularidades complexas, quiçá contraditórias, impondo às interpretações cautela redobrada no trato dos vestígios documentais disponíveis e do contexto histórico geral. Nesse sentido, se se assumir a centralização como um eixo especificador e linear das conjunturas políticas que perfizeram o movimento golpista (ou revolucionário?) de 1930, passando pelo Estado Novo até 1945, então a explicação estaria (fragilmente) resolvida, por exemplo, da seguinte forma: tem-se ai um processo caracterizado pela criação de instâncias e instituições que atuaram como “coordenadores” do controle centralizador varguista, sobretudo em relação à construção e atuação da própria estrutura de gestão do Estado, a tecnoestrutura estatal, como denominado por Octavio Ianni (1986): é o caso do DASP. Todavia, apenas para apresentar um (explícito) contraponto, ou paradoxo, ao próprio governo varguista, principalmente durante o Estado Novo (1937-1945), não se deve desconsiderar a criação do IBGE, que teve entre seus quadros profissionais pessoas que estariam na base política e ideológica de (re) construção do Municipalismo (liberal e autonomista) no Brasil pós-1945, especialmente Rafael Xavier, tanto que é imediatamente após o final do Estado Novo, já no ano de 1946, que é criada a Associação Brasileira de Municípios (ABM).
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No entanto, talvez nem seja contraponto ou paradoxo considerar a inclusão de quadros intelectuais defensores do municipalismo num governo centralizador e controlador como foi todo o período Varguista. Muito mais que isso, e justamente uma estratégia política de construção do Estado Nacional que deveria absorver para dentro de suas projeções institucionais todos os campos ideológicos e programáticos, como foi o liberal municipalismo nesse centralizador nacional-desenvolvimentismo varguista. Assumindo tal consideração como mecanismo de controle e orientação centralizada do desenvolvimento nacional, no que isso passaria pelo desenvolvimento urbano das municipalidades, compreende-se que, nas “defesas” (ideologicamente comprometidas?) das ações do governo varguista em relação à autonomia municipal, está não a negação do municipalismo e desta autonomia, mas a explicitação dos “erros” que consubstanciaram esse mesmo municipalismo. Defesa feita, por exemplo, por Candido Duarte, à época Chefe da Divisão de Administração e Estatística do Departamento das Municipalidades do Estado do Rio de Janeiro. No livro A Organização Municipal no Governo Getúlio Vargas (1942), o autor apresentou a seguinte consideração: Confundia-se, frequentemente, a necessidade de descentralização administrativa e zelo local com as prerrogativas políticas e independência […] Não se fazendo a distinção entre o que fosse administração de interesse local e as normas gerais de procedimento, tudo parecia uma interferência descabida em interesses peculiares. O direito de legislar ou deliberar a respeito de exigências ou necessidades locais também se confundia com a liberdade de regular assuntos de competência geral […]. De fato, se há um ponto sobre o qual se possa dizer que o Estado Novo já conseguiu banir inteiramente o romantismo político que embalava a nação […] é esse que se aprecia a questão da organização municipal […]. Arrancar o Município da indolência causada pela politiquice, para atrai-lo a uma atividade intensamente produtora […] foi isso que o Governo do Presidente Getúlio Vargas conseguiu (DUARTE, 1942, p.14).
Considerando essa questão da organização municipal como construção da infraestrutura institucional, no nosso caso, dos setores de urbanismo, é importante explicitar que durante o Estado Novo ocorreu efetivamente essa organização nas prefeituras municipais, ainda que inicialmente dos maiores municípios como Rio de Janeiro, São Paulo e outros. Exemplo disso foi a Comissão do Plano da Cidade do Rio de Janeiro, criada pelo “Decreto nº 6092 de 8 de novembro de 1937” (DECRETO…, 1938, p.22). Portanto, não é possível desconsiderar que a criação das instâncias federais de urbanismo e planejamento urbano tenha passado também por essa conjuntura governamental centralizadora, mas responsável pela implantação e consolidação da chamada tecnoestrutura estatal, etapa fundamental da modernização da administração pública no Brasil.
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Conforme o interesse específico de toda a argumentação até aqui, o que por essa tecnoestrutura se entende é não apenas a inserção de profissionais para trabalhar nos setores municipais de urbanismo, mas de discussão e criação daquela organização municipal. Uma discussão que ocorreu tanto intragovernamentalmente como em outros lugares institucionais de circulação das ideias profissionais externos à estrutura administrativa pública, como foram as revistas ou congressos.
I CONGRESSO BRASILEIRO DE URBANISMO: UMA ORIGEM NO PROCESSO HISTÓRICO DE INSTITUCIONALIZAÇÃO DO URBANISMO O I Congresso Brasileiro de Urbanismo (organizado pelo Departamento de Urbanismo do Centro Carioca, foi realizado entre os dias 20 e 27 de janeiro de 1941) é historicamente o evento originário e fundamental para se compreender o processo de construção intelectual da institucionalização do urbanismo no Brasil no âmbito do Governo Federal. Entre as várias recomendações das suas diversas seções, algumas são especialmente importantes: a elaboração do estudo de um plano nacional de urbanismo, a criação de um Instituto Brasileiro de Urbanismo como órgão da Universidade do Brasil para formação de pós-graduandos e a criação de um Conselho Nacional de Urbanismo, este responsável pela análise “de todos os estudos urbanísticos que forem realizados pelas municipalidades brasileiras” (CONCLUSÕES…, 1941, p.395). A recomendação de criação de um órgão nacional foi enunciada na Primeira Seção do Congresso — denominada “História e Divulgação” —, presidida por Atílio Correia Lima. Inserida no documento Conclusões do I Congresso Brasileiro de Urbanismo, teve a seguinte redação: “que seja criado pelo Governo um Departamento Nacional de Urbanismo. Órgão destinado a orientar e a divulgar em todo o país os princípios e as iniciativas de caráter urbanístico bem como promover seu ensino especializado” (CONCLUSÕES…, 1941, p.395). Tal recomendação não surgiu ao acaso, mas, como já enunciado, na tese apresentada ao Congresso pelo engenheiro Mario de Souza Martins, denominada “Da Criação do Departamento Nacional de Urbanismo”, ainda que não tenha sido apresentada na Seção presidida por Atílio Correia Lima (PRIMEIRO…, 1941, p.128). A tese foi publicada na Revista Municipal de Engenharia (RME) em março de 1941, incluindo parecer do Arquiteto Nestor E. de Figueiredo (presidente da Segunda Seção, denominada “Legislação, Administração e Organização”, onde foi apresentada a tese) sugerindo inserir nas conclusões finais do Congresso a proposição apresentada pelo engenheiro Mario de Souza Martins4. E qual foi a proposta apresentada — seu desenho institucional, as atribuições e concepções —, por esse engenheiro para o órgão federal?
O DEPARTAMENTO NACIONAL DE URBANISMO Antes de propor o Decreto-Lei do Departamento Nacional de Urbanismo, o texto da tese apresenta um conjunto de considerações denominadas de “Exposição de Motivos”: de
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saída, já informa a necessidade de uma orientação urbanística para o desenvolvimento das cidades. Nessa exposição, reconhece-se uma série de particularidades do Brasil e das cidades brasileiras: a considerável extensão territorial das cidades, que surgem e se desenvolvem com rapidez surpreendente — ainda que um desenvolvimento ao acaso —, os problemas do congestionamento, as desapropriações compulsórias, demolições em massa de áreas edificadas. Como resposta para a essas questões, foi taxativo ao afirmar que a única alternativa seria a elaboração de um Plano Diretor. A elaboração obrigatória desse Plano Diretor seria definida para cidades com um limite populacional prefixado e estruturada em comissões especializadas para estudos de várias naturezas: aspectos topográficos, suas possibilidades industriais, turísticas, comerciais, portuárias, balnearias, cujas análises determinariam as diretrizes de expansão. Não deve ser um plano rígido, mantendo em avaliação futura as indicações iniciais que seriam adaptadas às novas necessidades do desenvolvimento, para isso necessitando da criação de uma “Comissão Permanente do Plano da Cidade” (PRIMEIRO…, 1941, p.128). Entretanto, foi mais interessante ainda que essas considerações sobre os Planos Diretores o encaminhamento apresentado na “Exposição de Motivos” para os Planos Regionais e para o Plano Nacional, antecipando, para o início da década de 1940, o que seria consolidado a partir da década de 1950, que é a problemática regional, e nisso o debate sobre a cooperação intermunicipal, como propugnado pelos Congressos Nacionais dos Municípios Brasileiros da Associação Brasileira de Municípios. Segundo a tese, os Planos Regionais e suas implementações estariam organizados em bases técnicas que favoreceriam “o controle do desenvolvimento econômico de todo país, permitindo prever meios de comunicação e de transportes mais eficientes” (PRIMEIRO…, 1941, p.129), criando condições para que cidades de uma mesma região pudessem estabelecer ligações de interesses para o desenvolvimento regional. Em relação à elaboração do Plano Nacional — momento em que os Planos Regionais seriam interligados, assumindo, portanto, o papel de plano coordenador geral —, este estabeleceria “uma rede de comunicações compreendendo linhas de penetração ligando as diversas regiões” (PRIMEIRO…, 1941, p.130). Segundo a tese, tais linhas seriam: ferroviárias, para transporte de carga pesada a grandes distancias; rodoviária, para transporte de carga pesada a distâncias curtas; fluvial e marítima e, por fim, linhas de transporte aéreo. O texto termina com a afirmação de que “O Plano Nacional prevê, pois, para a coordenação dos diferentes Planos Regionais o estabelecimento de campos de pouso […] portos fluviais e marítimos […] linhas tronco de estradas de rodagem e ferroviária sendo todos esses elementos estudados em conjunto e de modo a serem realizados de acordo e à medida que o desenvolvimento das diversas regiões assim exigir” (PRIMEIRO…, 1941, p.130). Para Mario de Souza Martins, o trabalho de realização de cada um dos planos — os Planos Diretores, os Planos Regionais e o Plano Nacional — demandaria assistência técnica de um corpo de técnicos especializados e com a realização de minuciosas pesqui-
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sas preliminares. Para tanto, apresenta como referência a elaboração do “Regional Plan of New York and its Environs” e os seus sete anos de pesquisas e investigações feitas por numerosa comissão de especialistas (PRIMEIRO…, 1941, p.130). Exemplos como esse justificariam a criação de um órgão central e autônomo, que na tese recebeu a denominação de Departamento Nacional de Urbanismo, sobre o qual apresentou um “anteprojeto de sua organização”. Claramente a proposição de uma infraestrutura institucional de caráter nacional para atuação profissional pelo campo disciplinar do urbanismo, como a que existe hoje (respeitando as suas historicidades) na pessoa jurídica do Ministério das Cidades, que só pode ser compreendido historiograficamente como parte desse longo processo de discussão profissional sobre a institucionalização do urbanismo. Retomando agora a consideração anteriormente formulada sobre o desenho institucional, as atribuições e as concepções que orientariam a criação-atuação do Departamento Nacional de Urbanismo, apresenta-se a parte principal da estrutura elaborada: Artigo 1 — Fica, pela presente, criado o Departamento Nacional de Urbanismo, que terá por finalidade: (a) Promover a divulgação dos princípios do urbanismo em todo país; (b) Preparar um corpo de técnicos especializados em Urbanismo; (c) Promover junto aos Departamentos de Municipalidades ou aos Governos de todos os Estados, a criação de Comissões dos Planos das Cidades, compostas de técnicos especializados; (d) Incentivar as Comissões dos Planos das Cidades a organizarem Planos Regionais de desenvolvimento e Planos Diretores para todas as cidades em população superior a 10.000 habitantes; (e) Prestar colaboração direta e auxílio técnico na elaboração desses planos sempre que se fizer necessário, auxiliando as comissões dos Planos; (f) Organizar um Plano Nacional Diretor, coordenando e abrangendo todos os Planos Regionais que foram elaborados. Artigo 2 — O Departamento Nacional de Urbanismo será constituído das seguintes Divisões: Divisão de Coordenação e Divulgação; Divulgação de Pesquisas de Dados; Divisão de Organização de Projetos; Divisão Legal (PRIMEIRO…, 1941, p.130).
Dessas divisões, neste momento convém ampliar muito genericamente — para fechar este primeiro estudo sobre as ideias, os debates e as origens do processo de institucionalização do urbanismo no Governo Federal —, as informações sobre duas delas: especialmente as atribuições da Divisão de Coordenação e Divulgação e da Divisão de Organização e Projetos. A primeira, basicamente em função da sua estrutura institucional interna organizada em dois Serviços, o de Especialização Técnica — responsável pelo curso de Urbanismo —, e o de Divulgação, responsável pela propaganda sobre a organização dos Planos Diretores, sobre as Comissões dos Planos e outras atividades do Departamento. Por fim, sobre a Divisão de Organização e Projeto, pela atuação de dois outros Serviços, ambos diretamente vinculados à elaboração dos planos, sejam os Diretores, os
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Regionais e o Nacional. O “Serviço de Execução do Plano Nacional e dos Planos Regionais destinados a projetar, de acordo com os dados obtidos pelos outros Serviços, o Plano Nacional Diretor e os Planos Regionais de Desenvolvimento” (PRIMEIRO…, 1941, p.130). O outro Serviço, de “Orientação dos Planos Diretores, destinado a colaborar com as Comissões dos Planos das Cidades sempre que se fizer necessário ou que lhe for solicitado” (PRIMEIRO…, 1941, p.130). Todas essas atribuições de ambos os serviços pautaram parte substantiva dos setores de urbanismo, porém inicialmente das administrações municipais brasileiras, por onde o processo de institucionalização no âmbito federal foi iniciado. É nesse sentido que a interpretação aqui delineada preconiza a ideia de que a institucionalização ocorrida primeiramente nas municipalidades criou as bases conceituais e institucionais que fundamentaram a criação do Ministério das Cidades. Porém, não sem percorrer o caminho da institucionalização federal a partir do primeiro órgão federal brasileiro, o Serviço Federal de Habitação e Urbanismo na década de 1960 —, e após sua extinção, com a criação da Comissão Nacional de Políticas Urbanas (CNPU) no âmbito do II Plano Nacional de Desenvolvimento, na década de 1970. A permanência desses encaminhamentos apresentados no I Congresso Brasileiro de Urbanismo de 1941 é constatada nas atividades do II Congresso Brasileiro de Engenharia e Indústria, realizado pelo Clube de Engenharia do Rio de Janeiro, em 1946. No texto das “Conclusões da 6ª Comissão — de Planejamento Urbano”, pode-se verificar a continuidade dos debates e propostas feitas por Mario de Souza Martins em 1941. No tópico II das Conclusões da Comissão de Planejamento Urbano, consta a seguinte recomendação: “que o Governo Federal promova o ensino especializado do Urbanismo e a criação de um Departamento Nacional de Urbanismo e de órgãos autônomos destinados a orientar e divulgar em todo o país os princípios e as iniciativas de caráter urbanístico” (SEGUNDO…, 1946, p.319). Pelos nomes dos profissionais que participaram dos trabalhos do Grupo de Estudos da 6ª Comissão, não deve causar estranhamento a manutenção das mesmas considerações do I Congresso Brasileiro de Urbanismo. Entre eles, José de Oliveira Reis (como presidente da 6ª comissão e vogal do Congresso Brasileiro de Urbanismo) e Francisco Baptista de Oliveira (como Presidente do I Congresso Brasileiro de Urbanismo). Nessa época, José de Oliveira Reis ocupava a Direção do Departamento de Urbanismo do Rio de Janeiro, tendo sido chefe da Comissão do Plano da Cidade entre 1937 e 1945. Ou seja, a interlocução entre os setores municipais de urbanismo e o debate profissional externo ao poder público é um aspecto irrefutável e fundamental para compreender as bases intelectuais e políticas que fundamentaram o processo inicial de institucionalização do urbanismo no Brasil pelas administrações municipais. Foram essas bases que alicerçaram e consolidaram a institucionalização no Governo Federal desde o SERFHAU até o Ministério das Cidades.
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CONCLUSÃO Um último aspecto importante, e que se pretende norteador da continuidade dos estudos sobre a institucionalização do urbanismo na administração pública, é o discurso técnico, pautado nas ideias e concepções urbanísticas que circulavam entre profissionais e entre as Nações. Um discurso que sempre justificou cada uma das decisões profissionais no campo do urbanismo e que perpassaram contextos políticos distintos. O I Congresso Brasileiro de Urbanismo ocorreu no contexto histórico do Estado Novo, o II Congresso Brasileiro de Engenharia e Indústria no mesmo ano da Carta Constitucional (fortemente municipalista) de 1946 — ambos inseridos no recorte temporal 19301964. Consideração breve sobre os contextos históricos de ambos os Congressos que possibilita apresentar uma pergunta-provocação para outras interpretações: Urbanismo e Política estão (estão, mas não deveriam estar?) em campos opostos na construção dos processos históricos que permearam o desenvolvimento das municipalidades brasileiras desde o século XIX? As interpretações sobre processo histórico de institucionalização do urbanismo no Governo Federal ao longo do século XX e até a criação do Ministério das Cidades devem incorporar cada vez mais essa relação Urbanismo-Política em suas análises, problematizando, por exemplo, as implicações do pacto federativo brasileiro nos processos de cooperação entre os entes federados na construção do planejamento para o desenvolvimento. Ao fazê-lo, questionar até que ponto a autonomismo neomunicipalista irrefutável da Constituição de 1988 não é hoje um dos grandes problemas-entraves para a efetivação dessa cooperação, conduzindo inclusive a gestão municipal pelos caminhos da competição e não dá cooperação. E mais: qual o papel que o ente federado estadual deveria assumir no planejamento urbano-regional para que os setores urbanísticos das administrações públicas efetivamente cumpram seus papéis no desenvolvimento urbano? O entrave não poderia estar no desenho organizacional e nas atribuições das infraestruturas institucionais Municipais, Estaduais e da União formuladas no atual pacto federativo? Afinal, pouco reverbera nas conservadoras estruturas sociais e políticas dos municípios o caráter progressista dos instrumentos do Estatuto da Cidade, que é, digamos, a parte federal institucional do jogo político-urbanístico brasileiro atual. Isso, pois, se segundo o vigente pacto federativo pós-1988 é no Município — onde estão os ativos fundiários das elites locais e por onde elas atuam segundo seus interesses na condução do planejamento urbano municipal —, que o Estatuto da Cidade necessariamente deveria ter vida, por ser o local da negociação e possível aplicação dos seus instrumentos, nessa atual conjuntura o Estatuto acaba (paradoxalmente) atuando em prol do conservadorismo neomunicipal das elites locais, que se defendem nas muralhas intransponíveis da autonomia para cuidar do peculiar interesse municipal. O problema é que esse peculiar interesse é geralmente o dos proprietários fundiários, afinal o solo urbano é um poderoso ativo no jogo capitalista imobiliário, quiçá o ativo estrutural. Um localismo sempre certo de que nada
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mudará, seja qual for o documento federal — em nosso atual tempo histórico o Estatuto da Cidade —, pois nas Câmaras Municipais, sabe esse localismo, e sabemos todos, quem são os donos do poder e quais são suas estratégias pela manutenção do imobilismo. Por outro lado, existe o risco dessa crítica ao autonomismo neomunicipalista ser entendida, especialmente pelos que de alguma forma atuam pela urgente mudança no padrão urbanístico e de urbanização das cidades brasileiras, como alguma proposta centralizadora e até autoritária no âmbito federal. Em sentido totalmente diverso disso, o que aqui se apresenta é a necessidade de se repensar o desenho e o campo-capacidade de atuação do que é até agora o último órgão federal criado no longo processo de institucionalização do urbanismo no Brasil, o Ministério das Cidades, para que, de alguma forma, possíveis estruturas centralizadoras existentes na outra ponta institucional dos entes federados (o município) — invariavelmente controladas pelos donos do poder local —, não impossibilitem a radical necessidade de mudança da profunda degradação da cidade no Brasil. O que interessa a esses donos do poder é preservar tudo como está, especialmente a excludente rentabilidade fundiária privada muitas vezes (ou sempre foi assim?) garantida e orientada pelo próprio poder público. No caso da muralha da autonomia, o problema não está na principal e histórica concepção programática do municipalismo, qual seja, a autonomia municipal, mas no processo que a transformou em instrumento legitimador do isolamento competitivo, da guerra fiscal, em nada colaborando com outra histórica categoria do municipalismo: a cooperação intermunicipal. Ainda assim, o melhor é acreditar que a institucionalização do urbanismo é realmente um processo em contínua (re)construção e que alguma mudança produzirá novas possibilidades, pois a repetição na história, dizem, não existe ou é uma farsa.
NOTAS 1. Alaor Prata foi prefeito da cidade do Rio de Janeiro entre os dias 16 de novembro de 1922 e 15 de novembro de 1926. Como paralelo dessa mesma institucionalização, na cidade de São Paulo, é importante ressaltar o trabalho de Victor da Silva Freire na Diretoria de Obras desde 1899. Em seu último ano à frente da Diretoria, 1925, é criada a Seção de Cadastro e Urbanismo com o objetivo de elaboração de um plano para São Paulo. 2. A noção de “processo de planejamento do desenvolvimento” aqui é o mais amplo possível, possibilitando ao trabalho historiográfico “capturar” dos mais diversos e mínimos vestígios das ações do Estado brasileiro: planos de viação, planos de abastecimento, ações no campo do desenvolvimento econômico etc. O reconhecimento da atuação governamental também está em texto que Cristina de Campos desenvolveu sobre a atuação profissional do engenheiro Antonio Francisco de Paula Souza. Segundo Campos, “no final do século XIX, um dos principais desafios enfrentados pelo governo brasileiro era a requalificação de suas redes de infraestrutura” (CAMPOS, 2013, p.25). 3. A proposta foi apresentada por Mario de Sousa Martins na segunda Seção do I Congresso Brasileiro de Urbanismo, denominada “Legislação — Administração e Organização”. A seção foi presidida por Nestor de Figueiredo.
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4. Uma especificidade desse debate esteve relacionada ao nome da instituição, ainda que desnecessário para o conjunto dos argumentos que estamos desenvolvendo. Surgiram dois nomes: o Instituto Brasileiro de Urbanismo e o próprio Departamento Nacional de Urbanismo, talvez prevalecendo o que foi publicado na Revista Acrópole em março de 1942 como “Conclusões do I Congresso Brasileiro de Urbanismo”. Cada um dos nomes foi divulgado como “Conclusões” de Sessões diferentes. As Sessões do Congresso foram assim organizadas: Aplicação e Execução, presidida por J.O. de Saboia Ribeiro; Urbanismo e Habitações, presidida por José Mariano Filho; Saneamento e Higiene, presidida por F. Saturnino de Brito Filho; Tráfego e Comunicações, presidida por Jeronymo Monteiro Filho; Exposição de Urbanismo, presidida por José de Oliveira Reis, por fim, Turismo e Coordenação, presidida por Luiz Rodolpho Cavalcanti de Albuquerque Filho.
REFERÊNCIAS AGACHE, D. Plano de remodelação, extensão e embelezamento do Rio de Janeiro. Rio de Janeiro: Ed.
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RODRIGO SANTOS DE FARIA | Universidade de Brasília | Faculdade de Arquitetura e Urbanismo | Departamento de Teoria e História em Arquitetura e Urbanismo | Campus Universitário Darcy Ribeiro, Asa Norte, Caixa Postal 04431, 70904-970, Brasília, DF, Brasil | E-mail: <rod.dfaria@gmail.com>.
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Recebido em 11/2/2015, reapresentado em 25/5/2015 e aprovado em 30/6/2015.
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QUAL O LUGAR DAS CIDADES NO MERCADO IMOBILIÁRIO FINANCEIRIZADO? REVISITANDO CONCEITOS CRÍTICOS A PARTIR DO CASO BRASILEIRO WHAT IS THE PLACE FOR CITIES IN A FINANCIALIZED REAL ESTATE? REVISITING CRITICAL CONCEPTS FROM THE BRAZILIAN CASE | ¿CUÁL ES EL LUGAR DE LAS CIUDADES EN EL MERCADO INMOBILIARIO FINANCIARIZADO? REVISANDO LOS CONCEPTOS FUNDAMENTALES A PARTIR DEL CASO BRASILEÑO TELMA HOYLER
RESUMO A partir de uma sucessão de reformas incrementais na política habitacional do país, a atividade imobiliária passou a ter forte intersecção com o mercado de capitais, como já vinha ocorrendo em outros países. Com isso, passou a incluir além da gestão de terrenos e encomenda da construção de imóveis, o agenciamento de crédito financeiro e a administração de suas garantias. Cabe então perguntar: diante de um contexto de crescente mistura do mercado imobiliário, por definição mundializado, com a atividade de incorporação imobiliária, ainda existe espaço para as cidades? Este artigo argumenta que sim, na medida em que a disputa travada pelo solo urbano, matéria prima da incorporação imobiliária, possui uma natureza local e, ademais, no caso brasileiro, pela fórmula federativa adotada, compete à municipalidade interferir nesse processo. Para lançar luz sobre esse argumento, o artigo analisa como ocorre o processo da incorporação imobiliária e expõe as formas pelas quais o poder público municipal pode interferir nesse processo conforme o regramento brasileiro. PALAVRAS-CHAVE: Incorporação imobiliária. Mercado financeiro. Regulação estatal. Solo urbano.
ABSTRACT From a recent increase in incremental reforms in the housing policy, a growing convergence of the Brazilian sectors of the real estate market with the financial market has been observed, as it has occurred in other countries. Now, in addition to managing urban land and construction of buildings, the Brazilian real estate activities include managing financial credit and administration of guarantees. In the context of increasing fusion of globalized financial market and real estate development, is there still space for cities? The authors of this article argue that there is, considering that competition for urban land and raw material for real estate development has a local nature and furthermore, in the Brazilian case, due to the federalist formula, the municipality intervenes actively in
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this process. To clarify this argument, we will show how the process of real estate development occurs and discuss the ways in which the municipal government can interfere in this activity according to the Brazilian laws. KEYWORDS: Real estate. Financial market. State regulation. Urban land.
RESUMEN A partir de una reciente serie de reformas incrementales en la política de vivienda del país, el mercado inmobiliario brasileño empezó a tener una fuerte intersección con el mercado de capitales, como ya estaba sucediendo en otros países. Con esto ahora incluye, además de la gestión de la tierra y la construcción de edificios, la intermediación del crédito financiero y la administración de sus garantías. Frente a la unión del mercado inmobiliario globalizado por definición con la actividad de incorporación inmobiliaria, ¿hay todavía espacio para las ciudades? En este artículo se argumenta que sí, en la medida en que la disputa entablada por el suelo urbano, materia prima de la incorporación, tiene carácter local; y, además, en el caso brasileño, debido a la fórmula federativa adoptada, el municipio interfiere en el proceso. Para arrojar luz sobre este argumento, el artículo enseña cómo ocurre el proceso de incorporación inmobiliaria y expone las formas por las que el gobierno municipal puede interferir en este proceso, de acuerdo con las leyes brasileñas. PALABRAS CLAVE: Incorporación inmobiliaria. Mercado financiero. Regulación estatal. Suelo urbano.
INTRODUÇÃO No Brasil, a incorporação é a atividade produtiva do mercado imobiliário, que abrange a gestão e operacionalização completa de um empreendimento imobiliário, residencial ou comercial, conforme o regramento da Lei Federal n°4.951/1964 Brasil (1964). Recentemente, a partir de uma sucessão de reformas incrementais na política habitacional do país essa atividade, sobretudo sua vertente residencial, passou a ter forte intersecção com o mercado de capitais, como já vinha ocorrendo em outros países. Com isso, passou a incluir além da gestão de terrenos e encomenda da construção de imóveis, o agenciamento de crédito financeiro e a administração de suas garantias conforme estudou Royer (2009). Na administração de Fernando Henrique Cardoso (PSDB, 1995-2002) começou a surgir um contexto amplamente favorável ao negócio da habitação, expandido posteriormente por Lula (PT, 2003-2010), como aponta a pesquisa conduzida por Dias (2012). Isso ocorreu principalmente a partir da instituição do Sistema Financeiro Imobiliário (SFI) em 1997, que constituiu um arcabouço regulatório do financiamento imobiliário e das operações de instituições financeiras no mercado de capitais. O SFI opera captando recursos no mercado secundário de títulos e canalizando-os para o setor
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imobiliário por meio de instrumentos de securitização de recebíveis, que aceleram o tempo de rotação do capital imobilizado no empreendimento. Qualquer pessoa física ou jurídica pode atuar como investidor ao comprar os títulos imobiliários securitizados, ganhando com o serviço da dívida. No governo Lula, com a sanção da Lei Federal nº 10.931/2004, Brasil (2004), reforçou-se o arcabouço jurídico do SFI, incentivando os bancos a aplicarem os recursos da poupança na habitação por meio de algumas garantias a eles concedidas, como a facilitação da retomada do bem imóvel em caso de não pagamento ou atraso das prestações e a criação do patrimônio de afetação, que aumenta a segurança jurídica do investidor e comprador do imóvel em caso de problemas financeiros da incorporadora. Contribuiu ainda com a melhoria do cenário para as empresas do setor, o aumento de recursos dos principais fundos públicos e semi públicos, tais como o Fundo de Garantia do Tempo de Serviço (FGTS) e o Sistema Brasileiro de Poupança e Empréstimo. A partir de meados de 2006, a relação entre política habitacional e produção privada de moradias ganhou ainda novos contornos com a entrada do capital financeiro nas incorporadoras que fizeram oferta primária de ações na BM&FBovespa, conforme estudado por Fix (2011) e Shimbo (2012). Junto a isso, houve crescimento e estabilização da economia brasileira e aumento do poder de consumo, fundamental para que a mescla de recursos públicos e privados em torno do mercado imobiliário pudesse se atrelar à demanda solvável, que passou a usufruir amplo acesso ao crédito habitacional. Nesse contexto de imbricamento da habitação com o mercado financeiro, a produção imobiliária precisa lastrear a garantia real de uma operação financeira complexa — como é a securitização dos títulos imobiliários, base do sistema de captação de recursos do SFI. Para tanto, passa a estruturar o empreendimento imobiliário desde o início para atender a um conjunto de requisitos necessários para que o investimento imobiliário seja atrativo ao investidor, dentre os quais figuram a geração de fluxo de caixa, a qualidade dos recebíveis, a periodicidade dos pagamentos, a homogeneidade no prazo, a forma de amortização, a facilidade de comercialização dos títulos, o tipo de imóvel, a capacidade de pagamento do adquirente. Grande parte desses requisitos está, por sua vez, direta ou indiretamente relacionada à com a qualidade do empreendimento imobiliário, com as regras de uso e ocupação do solo que permitem maior ou menor edificação sobre dado terreno e com sua localização na cidade. Assim, embora pressionados pelas exigências do mercado financeiro, o argumento desse artigo é que o sistema financeiro imobiliário exige garantias cujos meios de obtenção são disputados localmente. Isso significa que ainda que uma metrópole venha a ser tomada por investimentos estrangeiros no âmbito da financeirização globalizada como estudado dentre outros por Chesnais (1996) e aplicado ao mercado imobiliário paulistano por Fix (2007), o solo urbano continua sendo uma questão local, seja pela distribuição das incumbências de cada ente federativo — que no Brasil deixou a encargo dos municípios
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a regulação do uso e ocupação do solo e a arrecadação de impostos que passam pelo setor — seja pelo processo de disputa pelo terreno onde o imóvel será edificado. A esse último aspecto se dedica a próxima seção, para examinar-se na sequência, o espaço que compete ao poder público municipal na regulação do uso e ocupação do solo e como isso impacta o setor imobiliário.
INCORPORAÇÃO IMOBILIÁRIA, UMA DISPUTA LOCAL POR SOLO URBANO Para além da definição jurídica de incorporação imobiliária, de aspecto formal, existe uma definição sociológica, que inclui as disputas pelo solo urbano e pelo lucro que a localização do solo edificável proporciona. Para compreender o que está em disputa na atividade da incorporação imobiliária e em que medida trata-se de uma dimensão local, revisita-se a seguir um importante avanço feito da sociologia urbana francesa ainda na década de 1970 sobre a compreensão dessa atividade. A sociologia urbana francesa da década de 1970 identificou o Estado e sua atuação na cidade como um conjunto de aparatos sem interesse próprio que necessariamente realiza o interesse da classe dominante, no que Topalov chamou de processo cego sem sujeito. Ainda que esse artigo chegue a conclusões distintas em relação àquelas sobre a atuação estatal, apresentando adiante inúmeros elementos regulados pelo Estado, trata-se da teoria urbana que mais avançou em compreender a específica atividade da incorporação imobiliária. Enquanto os economistas de inspiração marginalista atribuem as disfunções da cidade capitalista tal como a hiperconcentração e segregação socioespacial ao encarecimento da terra urbana, Topalov (1979) observa que essa explicação está longe de tocar o essencial: o preço do terreno é o preço de uma mercadoria sem valor de produção. A partir dessa constatação o autor desvenda o micro funcionamento da incorporação imobiliária. Qualquer mercadoria produzida pelo capitalismo tem um preço, determinado pelo equilíbrio de um mercado, que oscila ao redor de um valor determinado fora da circulação, ou seja, na produção. Do lado da oferta, o preço é constituído pelos custos da produção, que envolve valor-trabalho e pela margem de lucro sobre o capital investido. No caso do solo urbano, matéria prima da incorporação imobiliária, não há custo privado de produção, pois não há envolvimento de trabalho humano. Portanto, se não há nada do lado da oferta que determine o preço, está tudo do lado da demanda, conclui o autor. A pergunta fundamental continua: como, então, se estabelece o preço do solo, se a lei da oferta é inoperante nesse caso? O preço do solo é determinado pelo preço da demanda capitalista por solo e pela hierarquia dos preços de demanda dos agentes que valorizam o capital ao transformar o uso do solo. O incorporador avalia a partir da observação do mercado o preço que vai poder cobrar para seu produto e a partir disso começa um cálculo “ao contrário” para se chegar no lucro líquido obtido com a atividade de incorporação. A somatória dos preços que o mercado pode pagar pelos imóveis em um empreendimento é chamado Valor Geral de Vendas (VGV).
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O primeiro elemento a ser deduzido do VGV na conta feita pelo incorporador é o custo de construção, que varia conforme o projeto arquitetônico, o tipo de tecnologia, a produtividade da empresa de construção, o material a ser empregado, dentre outros fatores. Na simplificação proposta, uma vez deduzido do faturamento o custo da construção e os custos operacionais e legais, o restante vai dividir-se em pagamento pelo terreno e lucro bruto da incorporação. É dentro dessa última quantidade, representada pela área pintada na figura a seguir, que vai começar um jogo com o proprietário do terreno em torno da formação do preço do solo. Valor geral de vendas Preço de mercado Custos de construção
Custos de produção
Custos legais e outros Lucro mínimo Sobrelucro
Lucros da operação
Preço do terreno
FIGURA 1 – O cálculo do incorporador. Fonte: Topalov (1979).
Em qualquer localidade, o incorporador não vai fazer a operação se não atingir a margem mínima interna de retorno do investimento, previamente estabelecida. Trata-se de uma quantidade mínima de lucro por unidade comercializada que é estabelecida por cada empresa e constitui-se uma exigência para que a transação seja efetuada, representada na Figura 1 por “lucro mínimo”. O que está em jogo entre incorporador e proprietário do terreno, portanto, é a repartição do sobre lucro, não a participação no conjunto do lucro interno da operação. A repartição do sobre lucro entre incorporador e o proprietário do terreno será o resultado da relação social entre capital da incorporação e propriedade do solo. A lógica dessa disputa faz com que os proprietários de terrenos aumentem a fatia que recebem pelo metro quadrado depois de certo tempo de aprendizado, encarecendo o preço dos terrenos. Isso anula a possibilidade de o incorporador ficar com o lucro máximo, mas ele segue construindo porque já têm assegurada a margem interna de retorno do investimento.
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Uma vez negociado um terreno, o incorporador vai transformar sua ocupação na medida em que empreende um novo tipo de edificação, distinta da casa, galpão, estacionamento ou pequeno comércio anteriormente nele existente. Trata-se de uma aposta de que pessoas com outros perfis de renda e estilo de vida migrem para a região e de que outros incorporadores nela empreendam, consolidando a novo uso ou ocupação urbana. Esse processo modifica os preços em geral praticados no lugar, a natureza do comércio e serviços e as relações sociais antes existentes. Com a mudança de ocupação e a atração de um novo patamar de renda, o preço geral de venda que se esperava obter a princípio — a partir do qual os demais custos serão descontados — aumenta, ocorrendo assim o que se tem chamado de “valorização imobiliária”. É, portanto, o mecanismo de mudança de ocupação do solo por meio de expectativa de futura de valorização que provoca o aumento no preço dos imóveis em determinada região. Note-se que a incorporação não se confunde com a especulação imobiliária, uma estratégia específica de atuação que consiste em guardar um terreno para valorização futura. Se o incorporador especula ou não, depende da estratégia adotada por cada empresa. O que é próprio à atividade do incorporador é o estabelecimento de uma taxa mínima de atratividade e a transformação da ocupação do solo para alcançá-la e é com base nesse interesse que irá atuar.
O QUE A NATUREZA DA ATIVIDADE DE INCORPORAÇÃO IMOBILIÁRIA INFORMA O funcionamento da atividade econômica da incorporação imobiliária leva a dois argumentos-chave para compreender a economia política do setor imobiliário e em que medida seu alicerce continua sendo local. O primeiro aspecto a ser destacado é que a dinâmica da valorização imobiliária sugere que um imóvel rentável ao investidor financeiro requer uma localização privilegiada na cidade. Isso ocorre porque o solo urbano tem características de não reprodutibilidade e confluência diversificada das amenidades urbanas, diferenciando o valor atribuído aos diferentes terrenos da cidade. O conjunto de requisitos necessários para que o investimento imobiliário seja atrativo ao investidor — tal que o incorporador possa transformar as dívidas do credor em recebíveis por meio do SFI — são mais exequíveis pelas incorporadoras que adquirem boa localização, pois essas custam mais e os imóveis são em geral adquiridos por pagantes com maior capacidade de amortização da dívida e regular periodicidade dos pagamentos, características essas fundamentais para a determinação do fluxo de renda futuro, que importa ao investidor. A localização do imóvel, por sua vez, vai depender da disputa pelo sobrelucro travada entre incorporador e proprietário de terreno. As incorporadoras que têm uma tolerância financeira maior para negociar com os proprietários de terreno, adquirem-no e tornam seus empreendimentos mais atrativos no mercado financeiro interessado em títulos imobiliários. É claro que se trata de uma forma linear de argumentação em que se mantêm todas as demais variáveis constantes, visto que o investidor imobiliário analisa financeiramente o conjunto de garantias.
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O segundo argumento é que a dinâmica de formação dos preços do solo explica substantiva parte do interesse que os incorporadores têm na regulação estatal desse mercado. O interesse do incorporador em dada localização e a intensidade da disputa que trava pela compra de um terreno é maior ou menor conforme o que poderá edificar nesse pedaço de terra. No Brasil, o que pode ou não ser construído em dada localização depende do que o poder público municipal estabelece a partir das principais leis municipais que organizam o espaço físico das cidades de grande porte (mais de 20 mil habitantes) no que toca ao seu uso, tipo de ocupação e parâmetros construtivos. A próxima seção se detém na análise do mecanismo pelo qual diversos instrumentos urbanísticos constantes nesses regramentos municipais e também o modo de tramitação municipal afetam a rentabilidade do incorporador e portanto, a habitação vista como um investimento financeiro.
COMO O PODER PÚBLICO MUNICIPAL PODE INTERFERIR NA INCORPORAÇÃO IMOBILIÁRIA Ao regular de um modo ou de outro qualquer um dos elementos abaixo elencados, o poder público altera as regras do jogo e obriga os incorporadores a refazerem suas contas e estabelecerem um novo patamar de negociação com os proprietários de terreno, compradores de imóveis e investidores. Parâmetros construtivos: tanto o Plano Diretor — que organiza de modo genérico o espaço, delimitando eixos estruturantes, macroáreas e os respectivos parâmetros e instrumentos urbanísticos que poderão ser aplicados em cada parte na cidade —, quanto o zoneamento — que determina a zona e o tipo de ocupação específica —, e o Código de Obras e Edificações — que define regras dos espaços internos aos lotes e construções — são objeto de influência dos incorporadores sobre o poder público. A conjunção do tipo de uso, de recuos, gabaritos, área computável e exigências adicionais são decisivas para que o incorporador calcule seu VGV, a partir do qual serão descontados os custos do empreendimento e negociado o terreno com o proprietário. Aumento da disponibilidade do solo criado: o Estatuto da Cidade e a Lei Municipal de Uso e Ocupação do Solo separam o direito de propriedade do direito de construir. Isso é, a posse de um pedaço de terra urbana não é garantia de que o proprietário possa construir nela até atingir o limite dos recursos financeiros ou tecnológicos. Essas leis reservam ao poder público municipal a possibilidade de regrar o potencial construtivo dos terrenos em seu coeficiente de aproveitamento máximo e mínimo, tal que garanta a função social da propriedade. Enquanto a disputa por solo urbano é diretamente relacionada à competitividade do mercado e um evento de disputa se concretiza na aquisição de um terreno de interesse, as disputas pelo “direito de construir” são travadas entre o órgão público regulador e os incorporadores, interessados em aumentar o aproveitamento do terreno. Os incorporadores alegam que o aumento da disponibilidade de solo criado ou ampliação dos perímetros urbanizáveis previstos na regulamentação urbanística tornaria os imóveis mais baratos, visto que em
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termos formais, para a economia neoclássica, quando a oferta aumenta, mantendo o resto constante, o preço diminui. Adaptando-se ao contexto institucional dos municípios brasileiros que adotam o instrumento do solo criado, bastaria aumentar o potencial construtivo dos terrenos e liberar o pagamento da contrapartida financeira pelo direito de construir para influenciar a redução dos preços. Enquanto Topalov (1979) escrevia sobre isso, Santiago do Chile insistiu nessa fórmula e os preços, ao contrário do que preveria a teoria neoclássica, subiram, como mostrou Sabatini (2000). Isso se baseia na própria lógica da incorporação apresentada anteriormente. O interesse pelo aumento do potencial construtivo dos terrenos se ampara no VGV do empreendimento, a partir do qual o incorporador poderá deduzir os demais custos e o lucro médio. Ou seja, se numa situação hipotética em que o incorporador poderia construir três vezes a área do terreno e por um novo regramento municipal agora não pode passar de duas vezes, o preço total que vai receber pelo empreendimento será reduzido, mantidas as demais condições constantes. Valor da contrapartida financeira pelo Direito de Construir: em diversas cidades brasileiras, pelo direito de construir do coeficiente de aproveitamento básico até o máximo, o interessado deve pagar à municipalidade uma contrapartida financeira, chamada pelo Estatuto da Cidade de Outorga Onerosa do Direito de Construir. O interesse pelo não pagamento ou manutenção em preços baixos do valor da outorga onerosa existe por parte dos incorporadores porque pagando a construção e reservando a sua margem interna pré-fixada, com a diminuição dos custos legais aumenta a fatia disputada pelo proprietário fundiário e o incorporador em torno do sobre lucro de localização, mantendo os demais fatores constantes. Em caso de elevação do valor da outorga onerosa, para assegurar o sobre lucro, o incorporador pode tentar aumentar o VGV, mas não necessariamente o mercado assimilará o novo preço. O incorporador pode também diminuir o quanto está disposto a pagar pelo terreno, correndo o risco de não o adquirir. Por outra parte, a redução do valor da outorga não se traduz em necessária diminuição no valor do imóvel final, como ocorrido no caso das Habitações de Interesse Social em São Paulo, em que os incorporadores recebem desconto de outorga onerosa para comercializá-las a preços populares. Apenas recentemente, com o aumento da demanda solvável, é que se constituiu um mercado imobiliário interessado em empreender esse padrão habitacional. Prazo de tramitação das aprovações na prefeitura: o que é próprio à atividade do incorporador é o estabelecimento de uma taxa mínima de atratividade e a transformação da ocupação do solo para alcançá-la. Para transformar a ocupação de dado terreno, o incorporador precisa desembolsar recursos. Quanto maior o tempo de tramitação de um projeto imobiliário protocolado até receber autorização da prefeitura mais o incorporador demora para vender, ter entrada no fluxo de caixa e portanto, capitalizar sobre a mudança de ocupação do solo, tendo que utilizar recursos de outro empreendimento para pagar os custos envolvidos no empreendimento em questão. Com isso, pela lógica da engenharia financeira do negócio, é como se o incorporador tivesse prejuízo. Além disso, o cálculo do
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investidor inclui a velocidade de circulação do capital no empreendimento, decrescendo a rentabilidade conforme aumenta o tempo de aprovação. Considerando que existe amplo espaço de atuação do poder público local sobre decisões que afetam a atividade da incorporação imobiliária, compreender o motivo específico pelo qual o incorporador tem determinados interesses importa para que os decisores públicos tenham mais informações sobre o que está em jogo para decidir sobre as consequências de alteração das regras para o conjunto da cidade.
CONCLUSÃO O sistema financeiro imobiliário exige garantias cujos meios de obtenção são disputados localmente, restando espaço para a agência local seja na disputa por terreno ou na regulação municipal. O solo urbano é o substrato sobre o qual a produção imobiliária toma forma. Suas características de não reprodutibilidade e confluência diferenciada das amenidades urbanas encerram a principal explicação da atividade de incorporação. Em torno de solos mais lucrativos — que no setor imobiliário passa pelo potencial de edificação, pela infraestrutura e valorização do entorno — os agentes que valorizam seu capital ao transformar o uso e ocupação do solo disputam o controle das condições urbanas que permitem o surgimento de sobre lucros de localização. Esse é o mecanismo original que caracteriza o aspecto local da incorporação imobiliária. A atividade econômica da incorporação imobiliária não se confunde, portanto, com a tática da especulação, contrariando a confusão semântica disseminada popularmente e por vezes em comunidades científicas. Enquanto a especulação imobiliária consiste em guardar um terreno para valorização futura, a incorporação tem seu lucro garantido na mudança de ocupação do solo urbano, que se realiza na produção e comercialização de um empreendimento. Quanto mais rápido for o giro de seu capital e o aproveitamento do terreno, tanto melhor para o incorporador e o investidor. Buscando atenuar ou mesmo corrigir disfunções urbanas decorrentes da atuação dos incorporadores na cidade, o poder público municipal pode interferir regulando a disponibilidade de solo criado, o valor da contrapartida financeira pelo direito de construir, o prazo de aprovação dos projetos imobiliários e as leis relativas ao planejamento urbano.
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Recebido em 23/7/2014 e aprovado em 1/10/2014.
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TELMA HOYLER | Universidade de São Paulo | Faculdade de Filosofia Letras e Ciências Humanas | Departamento de Ciência Política | Av. Prof. Luciano Gualberto, 315, 2º andar, Sala 2027, Cidade Universitária, 05508-900, São Paulo, SP, Brasil. E-mail: <telmahoyler@gmail.com>.
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ESCRITOS SOBRE ESPAÇO E HISTÓRIA De Fania Fridman; Rogério Haesbaert (Org.) Rio de Janeiro: Garamond, 2014
RESENHA | DIRCEU PICCINATO JUNIOR Festschrift1 Escritos sobre espaço e história, livro organizado por Fania Fridman, economista, professora do Instituto de Pesquisa e Planejamento Urbano e Regional da Universidade Federal do Rio de Janeiro, e por Rogério Haesbaert, geógrafo, professor do Departamento de Geografia da Universidade Federal Fluminense, é uma homenagem ao geógrafo Mauricio de Almeida Abreu (1948-2011), professor da Universidade Federal do Rio de Janeiro. Segundo os organizadores, a seleção de artigos apresentados neste exemplar foi um trabalho deveras difícil, pois Mauricio, durante sua vida acadêmica, produziu muito, porém com alta qualidade. Partiram da ideia de destacar novamente textos que trouxessem maior contribuição, tanto ao debate teórico quanto ao empírico, e que não estabelecessem relações diretas com suas investigações já divulgadas em livro2. A organização do livro procurou não seguir uma ordem cronológica ou quantitativa, mas buscou traçar eixos temáticos; os dois primeiros textos são de caráter teórico e discutem postulados geográficos; os seis textos seguintes, de abordagem mais empírica, tendo o Rio de Janeiro como cenário das interlocuções, estão mais diretamente ligados à Geografia Histórica e são apresentados do contexto mais geral para o particular. São textos consagrados aos pesquisadores que discutem projetos de cidades coloniais e imperiais, tendo como problemas a apropriação territorial nos primeiros séculos, a relação entre natureza e sociedade, a modernidade na capital carioca do império português, a habitação popular e a origem das favelas na cidade do Rio de Janeiro. Finalizando o livro, há um texto de Mauricio em que ele homenageia o geógrafo Milton Santos.
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Sobre a memória das cidades é o artigo que abre a livro. Nesse texto, de caráter essencialmente teórico, Mauricio procura traçar um raciocínio com o intuito de entender o real motivo, depois de um longo período em que só se cultuava o novo, de ataques constantes e sistemáticos às heranças do passado. Se na época esses ataques aconteciam com frequência, hoje a temática urbana brasileira vê-se invadida por um discurso de restauração, preservação e requalificação dos vestígios de nosso passado. A justificativa apresentada pelo autor é a necessidade de preservar a “memória urbana”. O segundo artigo, intitulado O estudo geográfico da cidade no Brasil: evolução e avaliação. Contribuição à história do pensamento geográfico brasileiro é também de caráter teórico, todavia, como consta no próprio título, é particular da ciência geográfica. Trata-se de um texto extenso que procura construir um balanço da formação e produção da geografia brasileira, destacando a influência dos pensamentos geográficos francês e americano até a formação de um discurso genuinamente nacional, enfatizando as questões sobre cidades, pois o espaço é a materialidade social. A partir do artigo Pensando a cidade do Brasil no passado, observa-se uma série de estudos empíricos que buscam analisar contextos pertinentes à história da urbanização no Brasil. Nesse terceiro artigo, o autor busca resgatar os agentes que pensaram a cidade brasileira no passado. O texto não esgota o tema, mas pode ser uma fonte de estudo na graduação como début no processo histórico de (re)constituição de cidades; temas como cidade colonial, engenheiros militares, higienismo, entre outros, contextualizam o panorama histórico urbano nacional do descobrimento até o início do século XX. A apropriação do território no Brasil colonial é o quarto artigo do livro em questão e procura discutir o peso da organização territorial em Portugal e seu desdobramento no Brasil no tocante à estruturação dos espaços urbanos. O sistema sesmarial, legislações, ordenações, patrimônios, apropriações e Igreja entre outros são considerados pelo autor como agentes modeladores que contribuíram diretamente para a produção do urbano, entretanto há indícios no território atual de que muitas dessas normas instituídas no passado ainda remanescem, carecendo de discussões e pesquisas mais aprofundadas para a intervenção com propriedade nesses espaços. O quinto artigo A cidade, a montanha e a floresta é uma análise da evolução urbana da cidade do Rio de Janeiro, que tem como balizadores desse processo os elementos naturais: os morros e as florestas. Para o autor, a presença marcante do Morro da Tijuca definiu uma forma linear para a cidade. Tal conjuntura favoreceu a constituição das mais diferentes formas, significados e funções no processo de expansão urbana do Rio, já que uma cidade tão espalhada como essa dificultava a resolução da equação: infraestrutura básica, evolução urbana e natureza. Paradoxo da Modernidade: o Rio de Janeiro do período joanino, 1808-1821, sexto artigo, analisa o impacto da chegada da família real portuguesa em março de 1808 na
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cidade do Rio de Janeiro. A comitiva real, segundo o pesquisador, era de aproximadamente 15.000 pessoas que necessitavam ser instaladas o quanto antes. Essa situação fez com que o Conde dos Arcos (Vice-Rei) instituísse que as melhores residências disponíveis deveriam ser desocupadas para que todos os recém-chegados fossem acomodados. Além disso, o porto do Rio de Janeiro passou a receber um fluxo constante de navios portugueses. É a perspectiva da relocação da corte no desdobramento do desenvolvimento da cidade. O sétimo artigo, cujo título é Da habitação ao habitat: a questão da habitação popular no Rio de Janeiro e sua evolução procura recuperar e discutir o processo de mudança entre habitação e habitat. A questão da habitação popular no Rio de Janeiro foi discutida, avaliada e reavaliada ao longo do Império e durante a República Velha. Resumidamente, a questão da habitação popular na virada do século, como indica o autor, deslocou sua órbita das formas de habitação, como os cortiços e as vilas operárias, para o espaço da habitação, ou seja, o habitat, entendido como os loteamentos, o subúrbio, a periferia e até mesmo a favela, o que significa que o problema da habitação popular não foi resolvido, apenas mudou de escala. Em Reconstruindo uma história esquecida: origem e expansão inicial das favelas no Rio de Janeiro, oitavo artigo, o autor relata que, apesar da longa presença no cenário carioca, muito pouco se sabe sobre a origem e o processo de expansão inicial da favela. O objetivo deste estudo é reconstituir os primeiros anos da favela, que se estende do final do século XIX a 1930, momento em que a favela se afirma como solução habitacional e se difunde pelo ambiente urbano. Como método de pesquisa para reconstituir esse contexto, Mauricio busca na imprensa periódica os argumentos para sua pesquisa, pois, para o autor, a imprensa da época, mesmo que de forma imperfeita, foi a única que acompanhou o processo de expansão da favela na cidade. Por fim, o último artigo, Sobre Milton Santos e sobre a crescente autoestima da geografia brasileira, é uma homenagem, ou um Festschrift – publicação festiva –, que Mauricio escreve para enaltecer o companheiro de jornada. É um texto entrelaçado por uma narrativa biográfica de Milton Santos e autobiográfica de Mauricio, as quais se confundem com a própria história da geografia nacional. Produzidos em períodos distintos, os artigos de Mauricio de Almeida Abreu organizados neste livro ainda nos permitem identificar novas e diferentes perspectivas e são um convite à leitura. Quais seriam essas perspectivas? Como apontaram os organizadores, os artigos selecionados foram contribuições aos debates e não tiveram relação direta com a produção de seus livros; tais textos constituem, portanto, possibilidades em aberto, caminhos a serem traçados, pesquisas a serem realizadas, métodos a serem experimentados e aperfeiçoados. O porvir de novos estudos.
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NOTAS 1. Festschrift é um termo alemão que se refere a uma publicação comemorativa que vem a público no formato de livro e que reúne artigos e ensaios escritos em homenagem a uma pessoa, neste livro o homenageado é Mauricio de Almeida Abreu, geógrafo brasileiro falecido em 2011. 2. Mauricio publicou individualmente três livros: Sistema urbano de conservação do ambiente (1972), Evolução urbana do Rio de Janeiro (1987) e Geografia histórica do Rio de Janeiro, 1502-1700 (2010).
Recebido em 28/10/2014 e aprovado em 28/11/2014.
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DIRCEU PICCINATO JUNIOR | Pontifica Universidade Católica de Campinas | Centro de Ciências Exatas, Ambientais e de Tecnologia | Programa de Pós-Graduação em Urbanismo | Campus I, Rod. Dom Pedro I, km 136, Pq. das Universidades, 13086-900, SP, Brasil | E-mail: <piccinato. jr@gmail.com>.
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Agradecimentos | Ackowledgements | Agradecimientos
A revista Oculum Ensaios contou com a colaboração de especialistas ad hoc para a avaliação dos trabalhos a ela submetidos em 2015.
A Adriana Capretz Borges da Silva Manhas
UFAL
Adriana Mara Vaz Oliveira
UFG
Alexandre Suarez de Oliveira
Unesp
Alina Gonçalves Santiago
UFSC
Ana Claudia Castilho Barone
USP
Ana Lúcia Goelzer Meira
Unisinos
Andrea da Costa Braga
UFRGS
Anna Paula Silva Gouveia
Unicamp
B Beatriz Santos de Oliveira
UFRJ
C Carlos Mello Garcias
PUC-PR
Carolina Maria Pozzi de Castro
UFSCar
Cristina Engel de Alvarez
UFES
Cristina Pereira de Araujo
UPFE
D Daniela Marzola Fialho
UFRGS
E Eduardo Rocha
UFPEL
F Francisco de Assis da Costa
UFBA
G George Alexandre Ferreira Dantas
UFRN
Geraldo Majela Gaudêncio Faria
UFAL
Gisela Cunha Leonelli
Unicamp
Gleice Virgínia Medeiros de Azambuja Elali
UFRN
Guilherme Carlos Lassance dos Santos Abreu
UFRJ
H Humberto Tetsuya Yamaki
UEL
J Jaime Gonçalves de Almeida
UnB
José Francisco Bernardino Freitas
UFES
José Luiz Faraco
UEL
L Lisiane Ilha Librelotto
UFSC
Lívia Izabel Bezerra de Miranda
UFCG
Liza Maria Souza de Andrade
UnB
Lizete Maria Rubano
Mackenzie
M Manoela Rossinetti Rufinoni
UNIFESP
Marcelo da Rocha Silveira
UFOP
Maria Angela Dias
UFRJ
Maria do Carmo de Lima Bezerra
UnB
Maria Fernanda Derntl
UnB
Maria Isabel Villac
Mackenzie
Marta Adriana Bustos Romero
UnB
N Nilton Ricoy Torres
USP
P Patricia Rodrigues Samora
PUC-Campinas
Pedro Manuel Rivaben de Sales
Associação Escola da Cidade
R Renato Leão Rego
UEM
Rômulo José da Costa Ribeiro
UnB
S Sylvia Ramos Leitão
PUC-PR
T Tales Bohrer Lobosco Gonzaga de Oliveira
UFMG
V Vera Santana Luz
PUC-Campinas
Ver么nica Robalinho Cavalcanti
UFAL
Ver么nica Sales Pereira
Belas Artes