Kronos Design. Boutique Maria Isabel 2017

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© Grupo María Isabel

www.mariaisabelboutique.com Edición: Ámbar Diseño, S.C. y Kronos Design

www.kronosdesign.com

Textos: Guadalupe Ochoa, Esperanza Bustillo Puente, Andrea Clemente,

y María del Carmen Bernal

Corrección de estilo: Ediciones Ruz Fotografía: Gabriela Lavalle

Reproducción fotográfica páginas 24, 30, 68, 71, 72, 75, 122, 180 y 181: Jaime Ovalle

Diseño: Adriana Sánchez-Mejorada y Andrea Clemente Se prohibe la reproducción total o parcial de esta obra sin permiso por escrito del titular de los derechos. Impreso en México


Prólogos Sergio Raimond-Kedihac Navarro Anna Fusoni María del Carmen Bernal Ilustraciones María Guadalupe Ochoa



Ayer… el inicio.

Creación de una marca. Aventura, riesgo, compromiso. Primera selección de moda de sello inconfundible. Hoy… continuamos.

Sabiduría tradicional y fascinación por lo nuevo.

Constante creación de gran moda para la mujer con clase. Mañana … nuevas generaciones.

Seguirá el estilo, la idea que transforma, la pasión por la moda. Compartimos nuestro ayer, nuestro hoy y nuestro mañana; nuestro más alto valor de crear belleza y arte en el vestir.

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EL VESTIDO ES COMO UNA SEGUNDA PIEL

QUE PROLONGA LA BELLEZA DEL ALMA.




CONTENIDO 11 Una mujer que deja huella... Sergio Raimond-Kedilhac Navarro 15 María Isabel…un recuerdo gris perla Anna Fusoni

19 Reflexiones sobre la mujer y la moda María del Carmen Bernal G. 25 Orígenes de la fundadora y de la marca 51 Creación del Atelier 67 Desarrollo de una nueva época 87 Expansión en tiendas 121 Nuevo siglo 159 Accesorios y complementos 177 Desfiles de María Isabel 195 El sello de una marca 223 Futuro de María Isabel 227 Apéndice: Antropología de la moda 237 El equipo de María Isabel 239 Agradecimientos



UNA MUJER QUE DEJA HUELLA...

Ante la pregunta de qué secretos hay detrás de una prestigiada marca de ropa para dama, se puede descubrir la historia de una gran mujer quien gracias a sus valores familiares, convicciones, capacidad de riesgo y determinación, ha colocado su nombre en los escaparates de la moda, una imagen que refleja un refinado estilo de vida... María Isabel. Mi primer contacto con María Isabel Valdés de Ares fue en 1997, cuando siendo empresaria exitosa se convirtió en alumna del IPADE, escuela de negocios en México, buscando perfeccionar sus conocimientos profesionales, compartir sus inquietudes sociales y fortalecer los valores humanos. Se caracterizó en el aula por un natural trato humano; hábil para las finanzas y los números; una combinación de mente abierta, trato amable y juicio maduro. Lo que no resolvía por arduo estudio que le representaba preparar los casos, llenos de problemas y números, lo resolvía escuchando a los demás con genuino interés, intuición femenina y sentido común. A lo largo de treinta semanas de programa, las personas se conocen y algunas dejan huella. María Isabel es una de ellas, por su modo personal de sentir y vivir su “preocupación por la miseria”, que para ella no solo se alivia con programas asistenciales, sino promoviendo todo aquello que dignifica a la persona, todo lo que uno pueda hacer, desde el imperativo de erradicar los niveles de indigencia y miseria material, empezando por dar más empleo, y vivir un trato digno en el trabajo, cosas que se resuelven con dinero; pero además y con mayor importancia, las miserias en costumbres, que deben resolverse dignificando el propio comportamiento y elevando la moral, sobre todo de la mujer en el trato, la cultura, el arte y la moda. Este libro transmite con amenidad sus vivencias, en distintas épocas, testimoniando que enfrentar en los tiempos actuales de globalización, requiere estilo y convicciones, que a veces es ir a contracorriente. Una nota característica de este libro es que cabe en distintos géneros literarios: biográfico, contemporáneo, aventuras, drama, cultura, negocios, filosofía, arte... Consiste en una presentación ágil y entretenida de distintas facetas de la vida de María Isabel, artífice de la moda, empresaria, trabajadora social y amiga.

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Las guerras y conflictos sociales llevaron a su familia a pasar de épocas de bonanza a épocas de desprendimiento. Esto le ocurrió en España en 1936 y Cuba en 1959; y en México las circunstancias que se vivían en septiembre de 1982… Pero lejos de dejarse vencer alentó a sus colaboradores a resurgir con nuevas ideas y planteamientos con actitud desafiante y optimista. De ahí surgió su atelier. Así fue aprendiendo a ir por la vida con realismo y señorío, actitud alegre y carácter a decir las cosas importantes de la vida tal como las veía, comunicándolas en diálogo abierto y elegancia. La idea generadora en su negocio es que con relativamente pocos recursos se logra hacer un guardarropa bien coordinado que permita hacer lucir atractivas a las mujeres, con elegancia y dignidad. La moda es la cultura de los pueblos. María Isabel vive para dignificarla. ¡Cuántos, pertenecen a un país por la circunstancia de haber nacido en él! María Isabel es mexicana por decisión, amor y compromiso, sin que ello represente renegar de sus orígenes, sino todo lo contrario, con profundo sentido de solidaridad y ensanchamiento universal, al estilo de Pablo de Tarso, procurando hacerse todo con todos. Le preocupan los pobres de México y España, de pobreza material, intelectual, cultural y espiritual; participando de iniciativas –unas sociales y otras muy personales– invirtiendo dinero, tiempo y consejos oportunos y pertinentes, con cariño y determinación, de manera directa a personas particulares con la intención de que mejoren su vida personal y eviten el error y el escándalo. “No tengas miedo…” nos propone a cada uno de sus amigos a quienes nos invita edificar una cultura de verdad y de libertad y compromiso; a decir las cosas como son y no callar todo aquello que dignifica, tanto en las reuniones profesionales como en las relaciones jefe-subordinado, clientes-proveedores, y familiares. Que cada quien –nos dice– profundice en las verdades de la propia profesión y las promueva, solo así se da sentido trascendente a la vida y se mejora a la sociedad. Apoyada en el cimiento de sus convicciones, edifica una moral de triunfo que no es engreimiento ni ingenuidad, sino la firmeza alegre de una mujer que, asume como propia la frase de José Ortega y Gasset “La elegancia es una faceta esencial de la especie humana; como la verdad, la belleza, la justicia”. Sergio Raimond-Kedilhac Navarro

Ex Director del Insituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE) 1980-2002 Profesor del mismo 1972-2009

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MARÍA

PERLA

ISABEL…UN

RECUERDO

GRIS

María Isabel como marca y como boutique siempre ha estado en nuestra memoria colectiva de la moda mexicana. Su elegante logo y aparadores enjoyados han sido por más de cuatro décadas referente de lo que nos quisiéramos poner para un momento especial. En lo personal, en mi enfocada preferencia por el negro y el anonimato, no puedo pronunciarme clienta asidua de María Isabel, aunque si una adicta a su muy particular tipo de glamour, proyectado en las boutiques, en sus aparadores y en sus desfiles de alta moda, donde mi fascinación por el manejo de las telas, los colores y los botones fue absoluta. Recuerdo que compré una falda negra larga de vuelo y una sedosa blusa gris perla, deliciosa al tacto, de manga larga rematada en plisado, mismo que se repetía en el cuello como una moderna y discreta gorguera. Los botones en forma de perla hacían juego exacto con el color de la blusa. De esto han pasado casi 30 años y es una de mis experiencias de moda que recuerdo con deleite. Fue todo un proceso que, me imagino, muchas mujeres repiten con cierta frecuencia: ir en busca de algo especial para un fin de año. ¿Dónde más sino en María Isabel? La nerviosa aventura no solo de buscar, sino de encontrar algo totalmente “yo”…la atención de la vendedora…los ajustes hechos a la perfección. Me sentí como reina. No me acuerdo del año pero me recuerdo perfectamente con mi falda negra y mi blusa gris perla. Hasta me acuerdo de la cena en el University Club y claramente de los comensales que ahí estuvieron. Fue una experiencia de moda perfecta. La blusa y la falda han desaparecido, pero no la emoción de sentirse extraordinariamente bien con lo puesto, misma que me regresa cada vez que paso frente una boutique María Isabel. En los ochentas, cuando Guadalupe Ochoa, con quien interactué con frecuencia en el Fashion Group, entró a trabajar como diseñadora en el negocio

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de María Isabel, tuve una percepción mayor de la persona detrás de mi felicidad de aquel fin de año. Una mujer rubia, guapa y asertiva. Siempre impecable, dominando la escena de sus desfiles, empresaria y anfitriona a la vez, interactuando con sus invitadas-clientas como si las conociera en lo más intimo. Y si, efectivamente así las conocía y las conoce porque no hay nada más intimo para una mujer que la sensación de sentirse bien con lo que lleva puesto. Por eso, cuando María Isabel me pidió que escribiera un prólogo para este libro, me encantó la idea porque iba a ser una manera de agradecer las emociones de aquel fin de año. Además, la invitación me permitió un acercamiento mayor con esta exitosa empresaria y en ella he encontrado a una persona sensible, con valores y preocupaciones. Se dice que un hombre debe tener un hijo, María Isabel ha tenido y forjado a tres; escribir un libro, este que hoy se convierte en testimonio de esfuerzos y logros, privados y públicos.Y plantar un árbol. María Isabel, en este momento de su vida, ejerce una jardinería muy especial sembrando para que menos favorecidos tengan las herramientas que les permitan superación y vida digna. Para que sean los árboles rectos y frondosos que el México de hoy tanto necesita.¿Quién iba a decir que la moda podría tener tantas facetas? Anna Fusoni

Observadora y analista de moda

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REFLEXIONES SOBRE LA MUJER Y LA

Haber MODA trabajado con María Isabel Ares en este libro, fue para mí una lección de vida. Compartir con ella sus inquietudes, sus logros, sus dolores y su necesidad de dejar por escrito la experiencia de su vida como mujer, esposa, madre y empresaria ha confirmado mis reflexiones sobre la mujer y la moda. Si tuviera que describir en pocas palabras la historia de María Isabel Ares, lo haría parafraseando a Francisco de Asis: “empieza por hacer lo necesario, luego lo que es posible, y de pronto te encontraras haciendo lo imposible”. Estoy segura que María Isabel nunca imaginó lo que haría en su vida, sin embargo, a lo largo de todo el libro se descubre el rostro de una mujer con una misión concreta, enamorada por la vida, con una gran fe y que hizo todo lo que estuvo a su alcance para obtener los mejores resultados posibles. Varios son los aprendizajes que me llevo de la vida de María Isabel Ares: • Su fe en Dios y su amor a la familia fueron los motores que la llevaron a la creación de esta empresa. A lo largo de todo el libro, puede leerse con qué gratitud, delicadeza y admiración se refiere a sus padres, a su abuela, a sus hermanas, a su esposo y a sus hijos, siendo estos últimos quienes la han sostenido y animado durante los últimos años. • Sobra decir que para María Isabel su visión y actitud sobre el sufrimiento la han transformado en la mujer que es hoy, ha sabido cómo sacar el mejor provecho posible a esta experiencia haciendo de su vida y de su trabajo toda una obra de arte.

• Me parece que María Isabel expresa en sus diseños un concepto de belleza que resalta y pone en alto los atributos de ser mujer. Su forma de concebir la moda y el estilo reflejan su calidad humana y su interioridad. Me llama la atención cómo siendo el núcleo de la intimidad algo tan personal y en su

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mayor hondura incomunicable, María Isabel logra con este libro abrirnos las puertas de su corazón. Los diseños de su firma nos muestran cómo las mujeres que más atraen son las que encierran en su biografía, en su presencia corporal y en su belleza, una mayor riqueza, una acumulación de realidad humana femenina que no se puede improvisar. En el estilo María Isabel la belleza física aparece como un proyecto vital ligado a la corporalidad, en donde la mujer es la responsable de su elección y de su reflejo.

Quiero agradecer a mi querida amiga María Isabel la oportunidad que me dio para mirar a través de la ventana de su corazón este apasionante mundo de la moda. Concluyo con estas palabras de Enrique Loewe que retratan sin lugar a dudas a esta gran empresaria de moda: María Isabel Ares. “Las personas que tienen un poco de carisma, que tienen un concepto de misión, que tienen una idea clara de lo que es su vida y a qué se dedican, tienen ya por añadidura una cuota de elegancia que es evidente.” María del Carmen Bernal G.

Ex Directora de Pedagogía, Universidad Panaméricana Directora del Centro de Investigación para la mujer en la Alta Dirección, IPADE

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LA RIQUEZA DEL AYER ES LA JOYA DEL MAÑANA




ORÍGENES DE LA FUNDADORA

Y DE LA MARCA

ESPAÑA Para un niño, el vivir en la sencillez y la naturalidad que produce el contacto con una vida desprovista de complicaciones, es una experiencia que le marca para siempre.

María Isabel Valdés Sampedro nació en el asturiano pueblo de Quintueles, pequeña población perteneciente al Concejo de Villaviciosa, que significa villa fértil. Su río es el mayor del Principado de Asturias, y el área que lo rodea es conocida por la calidad de su sidra y la abundancia en pumaraes, nombre con el que se le conoce a las arboledas de manzanos, fruta con la que se elabora esta bebida. “Mi abuelo elaboraba sidra embotellada, conocida como Sidra Sampedro, por lo que en la familia se criaba a los niños con sidra y no con leche y yo no fui la excepción durante mi crianza”. Árboles centenarios, playas de impresionante belleza, hondas cuevas, bosques autóctonos, grandes cascadas, viento que resopla frente al mar, olas que truenan en grandes rocas, acantilados que reciben el vuelo de las gaviotas, son sólo algunos de los elementos naturales con carácter extraordinario que definen su lugar de origen. A pesar de esta excepcional belleza natural, los primeros años de María Isabel se desarrollaron en una época en la que España sufrió los sinsabores de una situación tan lamentable como lo fue la Guerra Civil, que dio comienzo en el año de 1936. Debido a esto, muchas familias huyeron de las grandes ciudades en busca de la protección que brindaban las pequeñas aldeas. La familia Valdés Sampedro se desplazó desde Gijón, ciudad asturiana de gran importancia –debido a su considerable tamaño–, a la seguridad de Villaviciosa, pequeña población en

Acuarela de Alonso. Paisaje asturiano de Tazones.

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donde era posible abastecerse de comida fresca gracias a la cercanía con el campo y el mar. Al igual que otros que tuvieron la fortuna de escapar de los horrores de la guerra a tiempo, María Isabel disfrutó de una niñez en contacto directo con la naturaleza, la lluvia, los prados, los árboles, los animales, la nieve, el mar, el silencio de los campos y la armonía de la sencillez. “Yo tuve esa suerte, a pesar de haber pasado por una época muy difícil tanto para mí como para el resto del mundo, que estaba por entrar a la Segunda Guerra Mundial. Recuerdo ese tiempo al aire libre, sin complicaciones, en el que estaba rodeada de naturaleza, aquel tiempo en el que me sentí amada por mi familia y aprendí a amar a los demás.”. A María Isabel le gustaba jugar y desarrollaba su creatividad para suplir lo material. “Tal vez carecí de cosas, pero ninguna indispensable para mi crecimiento como persona.” Observadora, pronto se percató de la forma en que los adultos a su alrededor enfrentaban las dificultades apoyándose unos a otros en colaboración constante y desinteresada; “fui testigo de la forma en que se despertó la bondad del hombre ante la adversidad.” Esta época de crisis llevó a su familia a emplearse a fondo en las labores cotidianas con la única finalidad de subsistir. “En tiempos de guerra, lo inmediato es lo importante”, aprendí la forma en que los adultos a mi alrededor enfrentaban sus problemas, buscando soluciones a los mismos y encontrando así el verdadero significado de la vida. El camino hacia la felicidad lo construían diariamente, siempre con una actitud positiva, gran aprendizaje de mis años de niña, es saber que podemos dirigir nuestros pensamientos para que trabajen a nuestro favor, convirtiéndolos en verdaderos aliados.” Se confirma con esta experiencia de vida que el dolor es inevitable pero la desdicha es opcional. Las dificultades de aquellos tiempos llevaron a la familia completa a unirse en un fuerte vínculo como refugio seguro. “El saberme parte de una familia grande y unida, marcó mi vida para siempre. Esta era, además de entrañable, divertida, pues la integrábamos muchos, todos bajo la protección de mi abuela, quien era una mujer extraordinaria, con un innegable sentido de lo estético y las buenas maneras, que nos enseñó el gusto por lo femenino, lo artístico y lo

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Don Prudencio y doña Benigna Valdés Sampedro padres de María Isabel. La familia Sampedro dueños de la Sidra Sampedro.

María Isabel el día de su Primera Comunión en España a los 5 años.


María Isabel y Maruchy, su hermana, con unas amigas en el barco de España a Cuba.

Don Prudencio y doña Benigna Valdés Sampedro.

bello. A pesar de que mi abuela materna era un verdadero gendarme, con el paso del tiempo los recuerdos que me vienen a la memoria de esa mujer tan estricta, son muy hermosos. De ella aprendí a ser delicada y dedicada, exigente y laboriosa, con ella se forjó parte de mi carácter y los atributos esenciales de ser mujer.” Puede parecer excesivamente sentimental, pero su recuerdo todavía me transmite energía y siempre que estoy necesitada de fortaleza, recuerdo aquella fe en mi abuela hacia sus nietos. “Si ustedes hacen lo mejor que puedan con lo que tienen, llegarán a tener éxito”, nos decía. Las dificultades causadas por la guerra se amortiguaban también bajo la protección de la fe en Dios, por medio de una gran espiritualidad familiar. “Gracias a esas circunstancias, aprendí que las personas que te rodean son el reflejo del amor de Dios, por lo que desarrollé una fe operante y activa que hasta el día de hoy me acompaña.” A mediados de los años cuarenta, el futuro le depararía a María Isabel un nuevo destino en Cuba, sitio al que su padre ya había viajado con anterioridad por diversos motivos personales y al que ella llegó tiempo después, junto con su familia.

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MarĂ­a Isabel con su familia y amigos en el barco Marques de Comillas en camino a Cuba.

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CUBA Para mí, la alegría es un don extraordinario... algo que viene desde lo más profundo. La gente más inteligente, es aquella que sabe cómo ser feliz... y eso encontré en Cuba.

María Isabel llegó a la isla al entrar en la adolescencia. “Cuba está en mi corazón como el recuerdo de un pueblo alegre, sincero, entusiasta, divertido y positivo; un paraíso lleno de personas encantadoras.” Instalada la familia, María Isabel y sus hermanas ingresaron en un colegio dirigido por religiosas españolas, encontrando en aquella institución a verdaderas educadoras. “Realmente nos dieron una formación en valores y virtudes que influyeron en mi personalidad; recuerdo aquellos años como un tiempo en el que conocí a personas muy valiosas que dejaron huella en mi y hasta el día de hoy conservo su amistad.” Al finalizar su educación básica, María Isabel ingresó a la Universidad de la Habana en cuyas aulas estudió Ciencias Comerciales. Fueron años en los que pocas mujeres continuaban su educación. “Éramos sólo dos mujeres en un salón de estudiantes varones, por lo que pronto aprendí a abrirme paso en su mundo, circunstancia que se ha repetido a lo largo de toda mi trayectoria profesional, pues siempre he pertenecido a consejos y agrupaciones de variada envergadura empresarial en los que la mayor parte de sus integrantes son hombres.” La huella más fuerte que dejó el pueblo cubano en el recuerdo de María Isabel fue la alegría de su gente. “Para mí, la alegría es un don extraordinario que Dios concede, es algo que viene desde lo más profundo. La gente inteligente es la que sabe cómo ser feliz… y yo la admiro por ello, pues nos enseña que hay que vivir la vida y no dejar que ésta nos viva a nosotros. Si no comprendemos y aceptamos la vida tal como es, seguiremos deseando otra cosa y nunca lo conseguiremos. Dar lo mejor de cada uno en cada momento es lo acertado.” En aquellos primeros años de juventud, la vida le depararía un nuevo y definitivo cambio de residencia. Ella, en compañía de sus hermanas y una amiga, había pasado unas cortas vacaciones en México conociendo durante aquel viaje al que se convertiría en su esposo, el señor Tomé Ares.

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1. María Isabel el día de su graduación.

2. En su despedida de soltera.

3. En una exhibición en su colegio.

4. En un evento en La Habana, Cuba.

5. María Isabel en una despedida de soltera.

6. De paseo por la finca.

7. En una fiesta de quince años.

8. Benigna Sampedro de Valdés con sus hijas.

María Isabel, Olga y Maruchy.

9. Exhibiendo en un desfile de modas.

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María Isabel con Tomé, fotos de noviazgo.

MÉXICO Elegir qué tipo de persona queremos ser, qué tipo de familia formar, y en un futuro qué tipo de empresa queremos tener y conservar. La vida mejora cuando asumimos la responsabilidad de vivir mejor. Nuestra libertad es nuestra mayor fortaleza.

María Isabel se instaló en México luego de su matrimonio y formó una familia con la llegada de sus hijos Maribel,Tomé y Francisco. Con el tiempo, afianzó aquí sus raíces y con una vida familiar plena, sintió la inquietud de explorar nuevos caminos que complementaran su existencia, aquellos que pudiesen desarrollar su potencial como mujer profesionista. “Creo que cuando Dios nos da la vida, nos provoca el compromiso de buscar nuestra felicidad con los recursos que tengamos a la mano. Para mí, había llegado el momento de vivir por elección, tener un plan de vida integral y desarrollar lo. Generar varias opciones y sobre ellas elegir lo que pensaba era lo mejor.”

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María Isabel el día de su boda con un vestido de Fernando Pena.



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1. 2. y 3. Boda de María Isabel y Tomé.

4. María Isabel y Tomé de luna de miel.

5. Los primeros años de matrimonio. 6. María Isabel y Tomé con Maribel.

7. Con sus tres hijos a la salida del colegio.

8. Maribel con su madrina Tere Prado de Rivera Torres.

9. María Isabel y Tere con sus hijas Maribel y Tere.

10. Con María Ares de Ponton.

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11. La familia Valdés Sampedro.

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María Isabel y Tere Prado de Rivera Torres.

FUNDACIÓN DE MARÍA ISABEL Solamente quien persigue la realización de un sueño, puede alcanzarlo.

De la mano de su amiga Teresa Prado de Rivera Torres, la historia dio comienzo en la década de los sesenta. A ambas les divertía vestir a sus amigas, por lo que, impulsadas por el creciente reconocimiento entre su grupo social aprovecharon la oportunidad para dar rienda suelta a la facilidad con que lo hacían. La posibilidad de María Isabel para viajar al extranjero, facilito el comienzo de esta aventura, pues tenía la oportunidad de adquirir en España ropa de muy alto nivel en estilo y calidad como prendas clásicas, trajes sastre, conjuntos y vestidos de corte impecable, que posteriormente ambas socias ofrecían a su exclusiva clientela en amenas reuniones. El estilo con sombrero píldora, bolsa pequeña a juego y guantes como complemento a un vestido de corte lápiz, complementado con chaqueta de manga corta, fue la pauta de entonces para comenzar a seleccionar lo más moderno en la moda de aquella época, en la que Jackie Kennedy y Audrey Hepburn eran la mejor referencia en cuanto a estilo y elegancia se refiere. “Nos encantaba la ropa y pensábamos que contábamos con el buen gusto para elegir lo apropiado, por lo que nos fuimos haciendo de un nombre entre nuestro círculo más íntimo.”

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Tere Pado de Rivera Torres.

Olga, su hermana, y María Isabel.

Una tarde, paseando por el Centro Comercial Tecamachalco, localizado en el Estado de México, ambas amigas se sentaron a tomar un café en el entonces concurrido café Lecrin. La buena suerte les hizo ver que el local frente a su mesa se rentaba e inmediatamente comenzaron a gestar un plan. “A determinada edad es muy importante dejar que tu mente sueñe,” recuerda María Isabel, con la convicción de que fue entonces cuando todo comenzó. “Nació en nosotras dos aquella inquietud de la mujer emprendedora y empresaria que la lleva a poner sus planes en acción. Tere y yo éramos mujeres casadas, amas de casa dedicadas a nuestras actividades y a pesar de que nuestra vida familiar era amplia, buscamos desarrollarnos también dentro del mundo laboral, en el que la mujer comenzaba a destacar visiblemente.” Fue así como en el año de 1967 se inauguró la primera boutique María Isabel en el Centro Comercial Tecamachalco. Este primer logro fue un par teaguas en la historia de la firma, pues trajo consigo el nacimiento de la marca María Isabel y, con ello, el inicio de una prometedora carrera empresarial para ambas mujeres. Lo que había comenzado como un pasatiempo fue tomando un cariz más formal. Movidas por el entusiasmo de los logros alcanzados, nacieron nuevas metas. “Sin lugar a dudas, existe un mayor rendimiento en todos los aspectos cuando se goza con lo que se hace. Prueba de ello es que, antes de cumplir nuestro primer aniversario, habíamos ampliado la boutique de Tecamachalco con la anexión de siete locales, y conseguimos abrir la segunda boutique María Isabel, ubicada en el Pedregal, al sur de la ciudad de México.”

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Primeros desfiles de María Isabel. Tere Prado, Male Prado –modelo estrella de la marca en los primeros años– y Mónica Rivera Torres.



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Al mismo tiempo, se afianzaba la mancuerna empresarial entre ambas mujeres. “Contrario a todo lo negativo que se dice en una amistad, que corre el riesgo de romperse cuando hay intereses económicos de por medio, yo quiero mencionar, a manera de homenaje póstumo, que Tere fue la mejor socia que pude tener además de convertirse en una amiga queridísima e invaluable compañera. Nació entre nosotras una verdadera hermandad y nos quisimos como amigas entrañables.Yo encontré un tesoro en ella, en paz descanse, quien fue para mi la mejor prueba de que la amistad multiplica los goces y divide las penas.” Nuevas y mayores responsabilidades hicieron que tomaran con seriedad y profesionalismo aquella primera ilusión por vestir a la mujer mexicana de sociedad. María Isabel siguió creciendo frente a la sorpresa de los más cercanos, quienes fueron testigos del éxito alcanzado en tan poco tiempo. María Isabel y Tere mantuvieron y acrecentaron el entusiasmo y el compromiso del primer día. “Algunas personas nos dijeron que tuvimos suerte. Yo estoy convencida de que trabajamos mucho para lograr nuestras metas. Para mí, el triunfo no es una donación, es una conquista y así lo fue, pues conservamos intacto el compromiso con que habíamos iniciado y le añadimos disciplina, planeación y entusiasmo por nuestra actividad.” María Isabel fue dándose a conocer como una línea de ropa completa, dirigida a la mujer distinguida en sociedad. Sus prendas se exhibían sobre los llamativos escaparates de sus boutiques, y eran muestra del estilo elegante y lucidor con toques clásicos que ya identificaba a la firma como su sello personal. “En aquellos primeros años nos movía el entusiasmo por lo logrado, y el proceso de crecimiento de ambas como empresarias fue algo maravilloso.” A mediados de la década de los setenta se unió a la sociedad Olga Valdés de Vallés, hermana de María Isabel, quien vino de España y trajo con ella el espíritu trabajador y formal característico de la gente de aquel país. El futuro se antojaba prometedor, pues la apertura de dos nuevas boutiques María Isabel, ubicadas en los centros comerciales de Perisur y Bosques de las Lomas –ambos en la ciudad de México– ayudaron a consolidar la firma en una de las pocas marcas que ofrecía buen gusto y estilo para la mujer mexicana. Las vitrinas de sus exitosas boutiques, mostraban exclusivas prendas que, por aquel entonces, era imposible encontrar en otro lugar. Se trataba de moda importada, con un estilo elegante y moderno. Ejemplo de ello fueron los conjuntos de vestido y saco a juego con toques de vanguardia, los kaftanes hechos de algodones estampados y las piezas sueltas que complementaban la vestimenta de la mujer que buscaba un estilo impecable de vestir. Concretamos un sueño Iniciamos un mañana.

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1. María Isabel con su mamá y sus hermanas. 2. Con sus hijos Tomé y Francisco.

3. María Isabel con Tomé.

4. Cuatro generaciones: abuela, hija, nieta

y biznietos.

5. La abuelita Valdés Sampedro con sus nietos y biznietos.

6. y 7. María Isabel en la boda civil

de Maribel.

8. En la boda religiosa de Maribel.

9. María Isabel y Maribel con Javier, su nieto,

en su boda.

10. María Isabel con sus nietos.

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María Isabel en su ambiente

familiar con su esposo, hijos

y nietos:

Tomé su esposo;

sus hijos Maribel y Mario,

Tomé; y Francisco y Lorena;

y sus nietos: Javier, Isabel, Santiago,

Alexa, Marito, Andrea y Tomesitos.


TU GUARDAROPA ES TU TARJETA DE PRESENTACIÓN




CREACIÓN

DEL ATELIER

Sólo acierta a alcanzar el éxito quien ha llegado a comprender que toda adversidad lleva en su entraña la semilla de un beneficio.

A lo largo de la década de los setentas, las fronteras de nuestro país se cerraron a la posibilidad de adquirir una gran diversidad de productos de origen extranjero, lo que significó un grave problema para María Isabel quien tenía como norma ofrecer exclusiva moda importada a sus clientes. “Estas circunstancias nos obligaron, a los pocos propietarios de boutiques en México en aquel momento a comprar nuestros productos en los mismos lugares de la capital, lo que nos impedía ofrecer la exclusividad acostumbrada y demeritaba en la ventaja competitiva que siempre había distinguido hasta entonces a María Isabel.” El personal de la firma contaba con pocos productos para ofrecer a una clientela acostumbrada a adquirir en sus boutiques, prendas que aportaban refinamiento y buen gusto a su guardarropa. No obstante, es en los momentos de crisis es cuando se dan las verdaderas oportunidades, siempre que se sepan reconocer. “Puede parecer una banalidad, pero pienso que las mejores ideas surgen en los momentos más inesperados y así me sucedió. Una mañana me levanté, pasé por la boutique y me encontré a las vendedoras con el alma en el suelo por las dificultades de aquel momento y recuerdo que no supe qué decirles. Me dirigí al salón de belleza, me cambié el color de cabello, me arreglé como si fuera a asistir a un evento impor tante y entonces lo supe con claridad: fundaríamos el Atelier María Isabel, al que nombramos Aressa. Lo importante no son las circunstancias que afrontamos, sino las decisiones que tomamos. El modo de cómo se enfrentan los acontecimientos es más im-

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portante que los mismos acontecimientos. Ciertamente las crisis son momentos para crecer. Todos los problemas son una oportunidad de aprender. El contar con su propia fábrica, significó para María Isabel la posibilidad de confeccionar una exclusiva línea de moda, así como un crecimiento exponencial puesto que, a partir de ese momento, la creatividad de los diseñadores, que contrató de inmediato, contó desde entonces con el lugar ideal para materializar sus proyectos. María Isabel comenzó a confeccionar prendas acordes a la moda del momento y mantuvo el estilo elegante al que tenía acostumbrada a su clientela. Parte del éxito que tiene la firma hasta la fecha, se debe al concepto de moda que maneja María Isabel, “la moda es el reflejo de la sociedad por un lado, y de nuestra personalidad por el otro… como fenómeno sociológico, debe estar sometida a nuestro espíritu crítico, el que nos asegura que nuestro concepto de la belleza, del buen gusto, no sean traicionados por opiniones ajenas que tal vez no sintonizan con nuestra forma de ser.” La firma ofrecía en sus creaciones aquel estilo impecable que lucían las celebridades internacionales, como el vestido recto con cinturón y los elegantes trajes de noche. En contraposición, se elaboraron también conjuntos de pantalón y chaleco de clara influencia setentera, aunque con el gusto refinado que distinguía a sus diseños. Una vez más, las mujeres de la sociedad mexicana confiaron en las propuestas de María Isabel que les ofrecía las tendencias imperantes de cada momento y un estilo distinguido de ser mujer. Esto confirmaba que “quien ama su tarea encuentra su realización”.

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SIGNO DE LOS TIEMPOS: LA TRANSFORMACIÓN CONSTANTE DE LA MODA

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DESARROLLO

DE UNA NUEVA ÉPOCA

Ayer, hoy y mañana: en la creación de moda, el tiempo se conjuga.

Durante la década de los ochenta se integraron a María Isabel,Tomé, Francisco, y Maribel, hijos de María Isabel, ocupando todos ellos importantes puestos directivos dentro de la firma. “Reconozco que mis hijos se prepararon a conciencia para asumir cada uno sus nuevas responsabilidades dentro de la empresa, haciéndola crecer y aportando ideas frescas, propias de su generación. Al igual que Juan Pablo II, pienso que la gratitud hace maravillas con el alma, por ello, siempre he vivido agradecida con mis hijos por el apoyo incondicional que me brindaron para que la empresa siguiera adelante. Años más tarde mi hija Maribel regresaría a atender a su familia de tiempo completo y la empresa quedaría a cargo de Francisco y Tomé.” Edna Woolman comenta:“la moda puede comprarse, el estilo es algo que uno debe poseer”, y en esta nueva etapa, María Isabel comienza a crear colecciones por temporadas para primavera-verano y otoño-invierno con un distintivo de la empresa. Las presentaciones privadas a las clientas de la firma, se convirtieron en una asesoría integral sobre moda, compartiendo con ellas una guía de estilo que les permitiría formarse una imagen completa de sí mismas. Así fue creándose una complicidad entre María Isabel y sus clientas, quienes comenzaron a retroalimentar a la firma haciéndole saber sus necesidades como mujeres mexicanas en busca de un estilo elegante y moderno. Diseños apropiados para actividades diurnas como blusas, sacos y pantalones en piezas sueltas o conjuntados, así como seductores vestidos para la vida nocturna e importantes compromisos sociales, conformaron paulatinamente la propuesta de María Isabel, quien comenzó a despejar un horizonte más amplio dentro de la moda y terminó por definir su camino.

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Fue aquella, que va desde mediados de los años ochenta y hasta principios de los años noventa, la época de bisutería fina y vistosa. También por entonces se apreciaban los grandes detalles de botones, hombreras, pasamanerías, escudos, flecos y alamares, una línea un tanto masculinizada que María Isabel elaboró compaginándola con la tendencia de prendas sueltas, que dejaban libre al cuerpo. Nació un estilo propio en la firma. La fascinación provocada por los tejidos con caídas sutiles o las texturas de otomanes lustrosos, se tradujo en los primeros diseños en su atelier. Se estudiaban las complejas estructuras de la sastrería para lograr una silueta llena de armonía en los primeros conjuntos inspirados en la línea Chanel, con novedosas y artesanales pasamanerías y bouclés multicolores. Esta tendencia universal, con sus conjuntos de dos piezas cuya chaqueta ornamentada fue la estrella y el seductor vestido negro elaborado en finísimo crepé se impuso como un clásico que signó una etapa en María Isabel, en la que se estableció como norma la calidad en sus creaciones, presente desde el boceto original, hasta la presentación de la prenda final. Durante estos años, se dieron a conocer las primeras colecciones privadas, destacadas por las tendencias elegidas, como la línea Mediterránea, inspirada en el mar, con sacos (blazers) cruzados, con botones dorados elaborados por la propia firma María Isabel y el blanco seductor de linos o algodones para amplios pantalones o bermudas boggie. Sobresalía en estas colecciones de verano la novedosa aparición de un top con varilla, prenda con la que dio inicio la tendencia del bustier, acompañado de bolero y falda tableada conjugándose así la nueva tendencia con la clásica elegancia de una falda atemporal.

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Para sus primeras exhibiciones de otoño-invierno, María Isabel apostó por mostrar la influencia del lujo conseguido en pasarelas europeas de alta costura. Las sargas de aspecto satinado aparecieron en los trajes sastres de cortes geométricos con botones de strass o pedrería, así como el conjunto smoking de coctel, en el que destacaba el llamativo contraste en tejidos mates y brillantes. Para la noche la opulencia era primordial. En los vestidos de gran gala, el quiebre sinuoso de la tafeta, los rasos trenzados con terciopelo, los talles con corseletes internos afianzando la cintura y el gran volumen en las faldas, lograban la majestuosidad de la imagen que María Isabel quería proyectar en la mujer, con coloridos que recordaban la majestuosidad de las piedras preciosas. A finales de la década de los ochenta, con la reapertura de los permisos para la importación en México, María Isabel sentó un nuevo precedente al ser de las primeras empresas en nuestro país en conseguir una nueva licencia para la importación de telas, incrementando así sus propuestas, pues además de contar con su propia producción, las boutiques María Isabel ofrecían la última moda en ropa proveniente de Inglaterra, España, Italia, Hong Kong y Estados Unidos de Norteamérica. Paulatinamente, Francisco Ares y María Guadalupe Ochoa diseñadora regiomontana que cuenta con toda una exitosa carrera dentro de la firma, consiguieron convertir al atelier María Isabel en una empresa especializada en la producción de múltiples diseños, en especial de gran gala y cóctel.

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EL MEJOR MOMENTO DE LA MODA ES CUANDO DESCUBRIMOS SU BELLEZA

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EXPANSIÓN

EN TIENDAS

Un nombre, una marca, un prestigio... y un solo compromiso: crear e innovar un estilo en la moda.

Con los años noventa llegó el reto de ampliar la cadena de boutiques María Isabel con el mismo prestigio que el obtenido por la original. Por recomendación de Tomé, María Isabel entra a estudiar el programa AD2 en el IPADE. Este hecho significó un parteaguas en su visión como empresaria. “En el IPADE me sentí apoyada en mis ideas, me sentí muy bien con los profesores y con la mentalidad de la institución. Me sentí en mi casa. Aprendí a tomar decisiones, a hacer nuevas amistades, a hacer redes y despertó en mí la inquietud de ayudar a aquellas mujeres que quieren ser mejores empresarias.” Esta nueva década trajo consigo para María Isabel la consolidación en cuanto al diseño y la confección propia de vestidos de diseños exclusivos en telas de la más alta calidad. Con este impulso a la empresa, en los años subsecuentes se inaugurarían nuevos locales en la Avenida Masaryk, lugar en el que convergen las mejores boutiques del mundo, mostrando la nueva cultura del lujo y la sofisticación, así como la del Centro Comercial Interlomas. De la mano de estas creaciones, se pusieron a la venta completas colecciones de prendas de hechura minimalista, para compromisos casuales, como pantalones de coctel y sacos con detalles vanguardistas, cuya imagen se complementaba con fina bisutería. Durante los primeros años de esta década en la que se afianzó el estilo de la firma, las tendencias fueron contextualizadas en varias líneas de ropa, configurados principalmente por vestidos y prendas sueltas, en los que la mayoría de las ocasiones interpretaban propuestas impactantes, pero al ser creadas y pensadas para necesidades específicas, fueron dando la pauta para la imagen de la mujer vestida por María Isabel. Su atelier se hizo eco de las nuevas tendencias impulsadas a través de las series televisivas que arraigaron en el gusto de la nueva mujer, emprendedora y de gran poder. Nació la silueta de grandes hombreras en sacos que llegaban casi a

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la mitad del muslo, acompañados de cortísimas faldas o pantalones amplios y María Isabel suavizó esta imagen en una airosa visión de la feminidad. Notable aspecto de los conjuntos para el día, fue el uso de múltiples botones de concha o metálicos, con el colorido de tonos pastel, aunque la versión de contrastes fuertes fue más notable en los vestidos cortos para jóvenes, en los que se utilizó la tela que con el tiempo se ha convertido en un elemento esencial de la elegancia en la firma, la cual se trabajaba en formas múltiples de piezas superpuestas y en el diseño de blusas con mangas abullonadas o faldas de estructura dos volantes, en forma de pétalos. La fuerza adquirida por el éxito de las principales modelos en pasarelas extranjeras como Claudia Schiffer, logró revitalizar la moda al estilo Chanel de Lagerfeld. El estilo italiano de la provocación en escotes, ornamentación y uso del satín en Versace o la entronización del color rojo por Valentino. Esto y más se filtró en las creaciones de María Isabel adecuándolas a la realidad de la mujer mexicana que elegía lo nuevo, pero manteniendo un estilo más personal. Dentro de la gama espectacular de las tendencias, surgió con fuerza el bustier, que sin lugar a dudas fue el gran protagonista en María Isabel durante gran parte de la década de fin de siglo. Esta prenda, que mezcló con éxito la imagen atrevida del espectáculo con el estilo elegante de los diseñadores clásicos, alcanzo su clímax en la firma durante 1992, año en el que se confeccionaron cerca de mil de ellos, de distintos estilos y con diversos materiales, transformándolo en una propuesta más conservadora acorde para la mujer mexicana. La llamada reina del pop, Madonna, popularizó un bustier diseño de Jean Paul Gaultier, con el que se sentó un histórico precedente en el mundo de la moda y este fenómeno se tradujo en una pieza que, en María Isabel exaltó la seducción de la mujer a través de infinitas versiones en telas y coloridos. Lo mismo se confeccionó en raso contrastando con otomanes, en terciopelos y lanas lurex, o en poquetines que jugaban con trenzados de organza. El éxito fue total cuando se acompañaron de

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amplísimos pantalones en gasa, o voluminosas faldas de tafeta. El bustier se transformó adecuadamente, con el fin de enfatizar la presencia juvenil dentro de la firma. Hoy en día, esta prenda se ha diversificado, formando parte de un vestido largo o como detalle complementario de un traje sastre clásico y favorecedor. A pesar de haber sido múltiples las tendencias de estos años, fueron los vestidos para compromisos importantes del día –o las exclusivas creaciones de noche para la anfitriona de una fiesta o una gala– aquellos que mostraron la singular y venturosa aventura de la moda. Las damas elegantes asiduas a las propuestas de María Isabel, mujeres con plena presencia social que necesitaban el accesorio o complemento para esa ocasión inolvidable, se hacían cada vez más presentes. Fue así como surgió Memorias, colección de los noventa en María Isabel que introdujo de nuevo en escena la tendencia del encaje, utilizado en la creación de sacos de noche rebordados en pedrería plateada, dorada o multicolor, combinándose con la sinuosidad lograda por chiffones de seda en tonos degradé. La organza, se entronizó en los modelos de día, como blusas de alforzados espectaculares o de famosos vestidos con talle bustier totalmente plisado, que ha quedado como uno de los clásicos de esta casa de moda. Punto y aparte fueron los sombreros, elaborados con una sofisticación extrema en diseños que combinaban en color con los trajes de lino o seda, siempre con lo más novedoso en estampados, como los florales, el colorido de imagen modernista y la incursión de tonos turquesa. Al cierre de los años noventa, fue determinante la influencia de los diseñadores norteamericanos por la tendencia minimalista, misma que apareció en algunos trajes clásicos de María Isabel. Los cortes fueron simplificados y se redujo considerablemente la ornamentación. Ante la sobriedad, surgieron los elementos que dieron toques de brillo a los diseños y los accesorios se volvieron más llamativos. Destacó en María Isabel la enorme bisutería de collares, prendedores, cinturones y bolsas del clásico estilo

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Chanel, además de que se diseñaron chalinas espectaculares en forma y color, así como prendas sueltas que retaban lo austero, pues no olvidaban la necesidad femenina de atracción y gusto por lo nuevo en la moda. Notable en los noventa fue la fuerza cada vez más extendida en la firma de la línea juvenil. También destacó la tendencia española influenciada por lo étnico y lo bohemio, lo que impulsó la tendencia de los volantes de escarolas que crearon el movimiento romántico en los vestidos de fiesta cortos o los vestidos largos que comenzaban a pedirse para las fiestas de fin de cursos. Al mismo tiempo gracias al dinamismo de la nueva generación, al análisis de las tendencias de la moda del momento, desde sus oficinas localizadas en Miami y Barcelona y a la experiencia de sus fundadoras, ha sido posible la apertura de varias boutiques María Isabel en la ciudad de México, localizadas en el Centro Coyoacán, Plaza Satélite, Plaza Moliere y Centro Comercial Santa Fe, donde se abriría una segunda tienda para satisfacer la demanda de una clientela que había consolidado a la firma como la más grande de México en cuanto a boutiques de moda y que cuenta con más de una decena de boutiques localizadas en las mejores zonas de la ciudad. Asimismo, la presencia de la firma en provincia no tardó en llegar, la inauguración de boutiques en Querétaro y en Guadalajara ha expandido su potencialidad llegando incluso a la apertura de varios outlets. Para María Isabel, la última década del siglo veinte ha sido toda una aventura acompañada por sus hijos y por un sólido equipo de trabajo, comenzando así una nueva era dentro de la empresa.

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HAY QUE FUSIONAR LA POESÍA DE LA CREACIÓN CON LA PROSA DE LA EMPRESA

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EXCLUSIVIDAD, DISTINCIÓN Y SOLERA

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NUEVO SIGLO El gran salto del siglo XX al XXI, es unir el talento creativo con la gestión empresarial.

En el nuevo siglo, los creativos de María Isabel descubren que los elementos del pasado han sido puestos al servicio de la vanguardia, por lo que los han retomado, combinado, recreado; actualizando esos elementos que en el siglo pasado configuraron el desarrollo exitoso de la moda, como fueron las siluetas de look Dior de los cincuenta; las líneas sideral o étnica de los sesentas y setentas; sin olvidar el poder de los años ochenta y el minimalismo de la década de los noventa. Al inicio del siglo XXI, sin duda alguna, el éxito imparable de las tecnologías de la información, de los espectáculos artísticos masivos, y, sobre todo, la mezcla enriquecedora de múltiples culturas, han provocado una fascinante y compleja diversidad de propuestas en la moda, mismas que constituyen un reto para producir diseños que mantengan lo práctico para su uso y al mismo tiempo se insertan en los avances más notables de las vanguardias. Con el espíritu emprendedor de siempre, María Isabel continúa su crecimiento, abriéndose paso en el competitivo mundo de la moda con dos grandes verdades como estandarte: exclusividad y calidad.

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QUIEN COMPRENDE LA ESENCIA DE LA MODA, ENRIQUECE SU BUEN GUSTO

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LOGRAMOS EL ESTILO INNOVANDO LAS IDEAS

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COMO UNA JOYA... LA LÍNEA CLÁSICA DE MARÍA ISABEL




ACCESORIOS Y COMPLEMENTOS

El uso adecuado de los accesorios, complementa tu estilo.

Actualmente, los accesorios tienen una gran demanda en María Isabel, pues han pasado a ser el complemento ideal de una apariencia, completando la imagen, el “look” de la mujer que los porta. En la línea de bolsos y zapatos para fiesta, se han multiplicado diseños y colores para fusionar comodidad y estilo. Los zapatos se convierten en elemento calve para lucir los vestidos cortos de coctel, evolucionando su diseño al delicado trabajo de pieles texturizadas, y, como dicta la moda, con tacones hasta de diez centimetros; tendencias similares a la de los bolsos que adquieren un lugar destacado gracias a su gran abanico de opciones. En el rango de lo suntuoso, el elemento clave lo constituye una capa de zorro. En lanas 100% importadas con aspectos sedosos de cashemire o de texturas labradas, este complemento lujoso, con franjas de auténtica piel de zorro, se ha convertido en uno de los accesorios clave de las boutiques María Isabel. De igual forma, collares, pulseras, anillos, prendedores y aretes, son una apuesta muy femenina que alegra y destaca cualquier atuendo. Por último, y como un excelente acompañante de la personalidad de la mujer, se creó la fragancia María Isabel que refleja la forma de ser y de vivir de la mujer identificada con el estilo de la firma.

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EN LA MODA EL TIEMPO NO SE PUEDE DETENER, SÓLO SE TRANSFORMA POR LOS SUEÑOS

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LA BÚSQUEDA DE LA BELLEZA ES NUESTRA TRADICIÓN




DESFILES

DE MARÍA ISABEL

Nuestro objetivo: transformar una imagen con la belleza de la moda.

La importancia del estilo, es que no se limita únicamente a reflejar el exterior, sino que se convierte en la expresión de un mundo auténticamente personal. De un pequeño atelier, Aressa fue transformándose en un centro de fabricación altamente especializado. Los diseñadores contratados por la firma, comprendieron la visión empresarial de María Isabel, así como su determinación de que, no obstante las innovaciones surgidas en los recientes años, debía mantenerse el compromiso de ofrecer una excelente calidad, arropada en un estilo de clásica elegancia. Surgió entonces el diseño propio, en principio provocador, innovador, siempre con el paradigma de mantener la tradición de crear belleza y arte en el vestir, y aún cuando las nuevas colecciones siguieron presentándose en forma privada a una exclusiva clientela, la expansión de la firma dio como resultado la realización de magnos desfiles, siempre rompedores, sorprendentes y altamente concurridos.

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Para María Isabel, no se trataba sólo de hacer una pasarela sino de utilizar todos los medios disponibles a su alcance para crear un concepto único e innovador. María Guadalupe Ochoa y Francisco Ares, se consolidaron como el dueto creativo por excelencia y cuando se trata de rememorar aquellos desfiles que dejaron huella, los recuerdos son la muestra del éxito obtenido. “En una ocasión presentamos a una novia vestida de negro. Se trataba de un vestido de noche, muy elegante, al que le añadimos un velo negro y una tiara de brillantes; y la modelo desfilo con un ramo de tulipanes naranjas en sus manos. No se trató de mostrar efectos góticos, sino de recrear el color negro como un elemento clave en la elegancia de la mujer. El vestido, no obstante que sorprendió al público, tuvo un éxito notable de ventas.” Para los desfiles de María Isabel el concepto es básico, pues es lo que hace de una pasarela un evento inolvidable. Se han vestido a las modelos con capas, como si se trataran de espadachines, se han cubierto con finos abrigos de piel que al quitárselo, mostraban los más modernos trajes de baño. Se han creado escenografías que rememoran lugares tan lejanos como una playa haitiana o un desierto en el Sahara. Es interesante hacer notar que, a partir de la primera pasarela, se tuvo por costumbre realizar todas y cada una de ellas en apoyo a una causa social en particular, premisa que continúa hasta la actualidad. Estos grandes desfiles, celebrados una o dos veces por año y con la afluencia de más de 500 invitados, se llevan a cabo para ayudar a la solvencia de diversas obras sociales. Al respecto María Isabel comenta: “me apasiona ayudar a la mujer, ayudarla a un cambio de actitud, un cambio por dentro, mostrarle el cómo se afrontan los acontecimientos. En lo personal pienso que siguen existiendo un millón de razones para decirle que sí a la vida.”

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CADA CASA DE MODA, TIENE UNA IDEOLOGÍA DETRAS




EL SELLO

DE UNA MARCA

Lograr una elegancia perdurable al innovar un estilo.

La línea María Isabel, ha sabido redefinir la palabra elegancia, no como una forma de ser acartonada o rígida, sino como un estilo obra del buen gusto y la inteligencia creativa, que se refiere a las virtudes interiores de la mujer quien, tomando en cuenta la moda, asume lo que le sienta bien, y se atreve a ser diferente. Sus finas versiones engloban todos aquellos aspectos que se exigen dentro del guardarropa de una mujer actualizada con buen gusto. “En estos tiempos, tal parece que está muy devaluada la palabra elegancia, pero es necesario retomarla”, menciona María Isabel, quien añade que para que ésta sea verdadera, “requiere cuando menos, que cada persona se conozca perfectamente a sí misma, tanto en lo físico como en lo social y profesional y tenga el conocimiento de las circunstancias y ocasiones adecuadas.” Ante esta visión, en la que estilo y elegancia se fusionan en el guardarropa femenino, la firma ha sabido mantener una misma identidad a través del tiempo, no sólo como una imitación a la moda exterior, sino como la expresión de un mundo auténticamente personal. Según el diccionario, la elegancia y el estilo son la gracia, la distinción en el porte, la vestimenta y los modales. En el vestir, son una cualidad humana que consiste en elegir lo mejor, esa elección es fruto de la inteligencia, del conocimiento. En el porte, requieren de una cultura física y moral. En el trato requieren de una preparación intelectual y espiritual. Ahondemos un poco en algunos de los elementos que componen la elegancia y el estilo:

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• Gusto estético: discernimiento y sentido de la belleza o fealdad de las cosas. Armonía y proporción. • Distinción: sitúa a la persona por encima de la vulgaridad y dentro del señorío. Le gusta volar, soñar y subir. • Naturalidad: responde a lo auténtico, al fondo a la interioridad. Carece de afectación y fingimiento. • Irrepetible: hace alusión a sujetos concretos, distintos y singulares. Como decía Coco Chanel: “para ser irremplazable, uno siempre debe ser diferente.” • Personalidad fuerte: la columna vertebral de la elegancia es la personalidad. • Vanguardista: se adelanta a los acontecimientos, tiene visión prospectiva.

El estilo y la elegancia hacen que el vestido sea una segunda piel que prolongue la belleza del alma y la solidez de los valores y creencias, de ahí que pueda afirmarse que cuando la mujer se viste con estilo, descubre su alma.Ya lo decía una de las creadoras que han dejado una huella definitiva en la evolución de la moda Coco Chanel: “la verdadera elegancia solo se puede conseguir con sencillez y libertad de movimientos… no hay mujeres feas, sino mujeres descuidadas.” Todo esto aunado a la calidad de materiales, diseños exclusivos y originales, detalles en corte y confección, selección oportuna de la mejor moda del extranjero, la atención personalizada de asesoras profesionales en cada una de sus boutiques, son sólo algunos de los muchos motivos que distinguen a esta marca de las demás. Así, la mujer que porta un diseño María Isabel, sabe que la hará sentirse única, pues fue hecho pensando en ella. Una de las mayores ventajas competitivas de María Isabel, es que cuenta con una línea propia de exclusivos modelos en un estilo plural, cuyos diseños predominantes son los atuendos de gala para las ocasiones relevantes, los cuales se pueden solicitar en otra talla, tela o color, de acuerdo al gusto y las necesidades de cada clienta, particularidad que se ha convertido en un sello de oro para la firma. María Isabel además de ser pionera en su ramo en México, aporta una solera y un prestigio indiscutibles, pues gran parte del éxito de esta firma es que ha sabido acompañar a la mujer en su propia evolución, en su búsqueda personal al encuentro de un estilo, entendiendo que éste no debe nunca ajustarse a una fórmula estricta, sino que depende en gran medida de la sociedad en que se vive, así como de sus gustos, circunstancias, valores e incluso estados de ánimo.

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La mujer que se identifica con lo que María Isabel ofrece, es aquella que ama la vida, busca ser auténtica y logra combinar una elegancia personal, aquella que responde a las últimas tendencias, que equilibra en armonía su vida familiar con su faceta profesional e incluso encuentra la forma de desarrollarse personalmente. Aunque nunca está justificado emitir juicios de valor, sobre una mujer y un hombre por su apariencia, si de alguna manera, el vestido define al usuario en una determinada dirección. La elegancia no se refiere a la exhibición de poderío y dinero, ni a la acumulación de lo excesivo y costoso sobre el cuerpo, es exclusivamente la obra del buen gusto y de la inteligencia selectiva. “La forma en que vistes dice mucho de cómo eres en realidad, comenta María Isabel, pues el guardarropa es en cierto sentido un reflejo de nuestro interior, por lo que es muy importante vestirse como una verdadera mujer, reflejarlo y estar contenta de serlo.” Al respecto Muccia Prada comenta: “siempre he encontrado que las mujeres con un estilo personal sorprendente son poderosas, interesantes y sí hasta inteligentes. Muy inteligentes. Saben quiénes son y qué quieren proyectar al mundo. Estas mujeres comprenden que lo que se ponen en la mañana es lo primero que la gente ve de ellas. Le cuenta al mundo un poquito de su historia. Y más importante, sus ropas afectan la forma en que se sienten a lo largo del día.” Para lograr este cometido, es necesaria la creación de una moda especial, basada en una fórmula infalible que permita el despertar de la mujer a su propio estilo. Hay que unir el talento creativo de la moda actual, el aspecto cultural con la estrategia empresarial para convertir el arte en industria. Hay que fusionar “la poesía de la creación con la prosa de la empresa.” Esta creación, esta búsqueda de la ropa que la mujer elige para destacar su personalidad, es el punto medular en el trabajo de quienes conforman María Isabel. La idea de reflejar mediante el vestido la expresión de un mundo auténticamente personal, sin olvidar que las modas cambian y que lo que permanece es el estilo, es lo que ha dado a María Isabel ese toque distinguido y característico. Es por esto que cada temporada se estudian con detenimiento las tendencias que surgen en los principales mercados de la moda en el mundo; colores, telas, siluetas y accesorios, y se transforman en el diseño apropiado. Soñar, imaginar y crear la moda ha sido nuestro sello y mayor compromiso; de aquí la afiramción ¡María Isabel más que moda es clase!

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MARÍA ISABEL MAS QUE MODA ES CLASE

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UNA MARCA QUE CRUZA FRONTERAS




PASARELAS MUNDIALES

MARÍA ISABEL VISTE REINAS DE BELLEZA

Boutique María Isabel está al tanto de las tendencias de la moda y para ello,Tomé Ares y Francisco Ares viajan frecuentemente a las capitales de la moda como LParis. Milán, Düsseldorf , Londres, Nueva York, Los Angeles, Las Vegas, Atlanta. Es una labor constante conocer lo que los grandes diseñadores europeos, asiáticos y americanos realizan, así como descubrir nuevos talentos.

Boutique María Isabel desarrollo su propia línes de ropa mexicana, Aressa, en el Artelier hubicado en Naucalpan, donde se confeccionaron vestidos de Alta Costura bajo el líderazgo de la diseñadora regiomontana Lupita Ochoa y como Director de la Fabrica Francisco Ares. Durante más de 37 años se especiañizo en alta costura. Se creaban trajes a la medida, donde las clientas podían seleccionar las telas y se les diseñaban modelos exclusivos.

Boutique María Isabel ha hecho desfiles de moda en la Casa de la Bola, Centro Libanés, con Rotarios y otros recintos, nuestro compromiso social se demuestra al invitar a alguna fundación o grupo de damas voluntarias a participar en el proyecto y donar la venta de los boletos a obras beneficas. esto nos ha posicionado como una empresa con responsabilidad social a punto de obtener un reconocimiento por la obra realizada.

El Lic.Tomé Ares fue el primero en obtener un permiso de importación en la década de los 80´s lo que posicionó a la marca en un sitio privilegiado, ya que se podían traer ricas telas de Asia para añadir señorio a la confección de moda mexicana y también importar marcas reconocidas de diseñadores europeos.

Se tienen 3 centros de distribución: Barcelona con Ropa Habitares, se consiguió el permiso de exportación autorizado para avalar que los productos son hechos en la Unión Europea. En Miami está Inmobiliares LLC, que funge como el centro de distribución de EUA y Canadá. La ciudad de México, que ayuda a la exportación de la colección Aressa.

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LAS 4 P´S

LOCATION, LOCATION, LOCATION

Boutique María Isabel inicia la expansión a los Centros Comerciales principales de la Capital Mexicana y Estado de México, como Paseo Interlomas, un Outlet en Punta Norte.

Se inicia la expansión a provincia con dos Boutiques, una de ellas en Galerías Guadalajara y la otra en Galerías Querétaro.

Cada día tenemos mayor presencia en la mente del consumidor y nos identifican como una marca exclusiva, de gran calidad y a un precio accesible.

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UNA MARCA RECONOCIDA EN EL MEDIO ARTISTICO




EN EL MEDIO ARTISTICO

MARÍA ISABEL VISTE REINAS DE BELLEZA

Boutique María Isabel se ha destacado por su estilo y marcar tendencia dentro del mundo de la moda, por ello reconocidas artístas del mundo del espéctaculo y reinas de belleza acuden a nuestras Boutiques para adquirir vestidos de gran gala para las alfombras rojas. Hemos vestido varias telenovelas, como “El Privilegio de Amar”, donde Adela Noriega la protágonista, una bella modelo que lucha por crear un nombre en el mundo de la moda, fue vestida durante toda la novela. En esa misma producción Boutique María Isabel vistió a Elena Rojo, una reconocida diseñadora de modas que era el papel antagónico en la telenovela.

Más adelante, nos invitaron a participar en la novela “La Madrastra” donde la bella Victoria Ruffo lució algunas de nuestras prendas y Jaqueline Anderé que era su cuñada en esa telenovela, luce durante todo el rodaje vestidos de María Isabel.

Silvia Pinal adquirió varios modelos de nuestras Boutiques, que la hicieron ver espectacular durante los programas “Casos de la Vida Real”.

Durante el certamen de Belleza “Nuestra Belleza”, Lupita Jones fue la imagen de nuestra Boutique y vistió a las reinas de belleza que representaban sus estados. Ximena Navarrete durante su trayectoria para coronarse Miss Universo, lució algunos de nuestros vestidos. La Revista “Hola” hizo un reportaje a Lupita Jones y Tomé Ares, el Director General de María Isabel.

Por esta trayectoria vestuarios Televisa nos tiene contemplados como una opción de elegancia cuando necesita vestir a sus artístas.

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CREAR E INNOVAR ESTILOS DE LA MODA... HA SIDO NUESTRO MAYOR COMPROMISO




PUBLICIDAD

DE MARÍA ISABEL

A lo largo de estos 50 años, Boutique María Isabel ha estado vigente en de sociedad, diferentes medios de publicidad, desde nuestros aparadores, revistas, periódicos, y entrevistas en televisión, Hemos lanzado diferentes campañas, a cargo del departamento de publicidad esta Andrea Clemente, que ha colaborado con la marca en diferentes ocasiones. Hemos realizado numerosos desfiles, algunos en la Casa de la Bola, donde se dieron a conocer los modelos de nuestra colección. Instalamos pantallas en nuestras Boutiques, donde se pueden apreciar con detalle los vestidos de coctel, gran gala y casual de nuestras Boutiques. Con la era digital hemos realizado correos masivos, presencia en nuestra Fan Page de Boutique Maria Isabel, en instagram y tweeter. Continuamos innnovando y participando en diferentes actividades. Recientemente fuimos invitados a participar a la Cumbre de la Moda 2017. Nuestro objetivo es vestir a las mujeres con estilo y elegancia y que cada uno de ellas brille en los eventos sociales, hacerlas destacar por su belleza y sofisticación. Lucir un vestido Maria Isabel, es una extensión del espiritu.

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CREAR E INNOVAR ESTILOS DE LA MODA... HA SIDO NUESTRO MAYOR COMPROMISO




FUTURO

DE MARÍA ISABEL

Aventura sin fin que, en el futuro, germinaran en nuevas ideas y conceptos. María Isabel apuesta por el ingreso al mundo de la moda no sólo de cientos de nuevos diseñadores, sino de la entrada en escena de estrellas de cine o televisión como creadores de un estilo. Es debido a la explosión de ideas así como a la aparición de nuevos materiales en este siglo XXI y el fenómeno de la globalización, que la moda ha caído en un eclecticismo singular. Se da la aparición de lo “vintage”, de lo “retro”, de la mezcla de estilos tribales, de lo notorio de la influencia del espectáculo y de tantos fenómenos más que se convertirán en todo un reto para producir diseños que, por otra parte, se insertan ya en el futuro inmediato de la firma. La innovación en las creaciones de María Isabel irá de la mano con su propuesta clásica con toques vanguardistas y en la búsqueda por continuar alentando a la mujer en el desarrollo de su personalidad. Una nueva era se presenta para la firma, y la solera que otorgan el trabajo y la experiencia, mantendrán el espíritu de su historia. María Isabel seguirá rodeándose de gente valiosa y de gran talento, además de contar con el intenso profesionalismo de sus hijos, Tomé, director general y Francisco, director creativo, con quienes ha conformado un grupo donde prevalece el elemento: compromiso, homologando ideas, conceptos e innovaciones, induciendo a la constante transformación de la imagen, característica esencial de la moda. “La vida es una sucesión de lecciones que deben ser vividas para comprenderlas” decía Emerson, el pasado, pasado está y hay que aprender de él. El futuro no lo tenemos asegurado, solamente el tiempo nuestro, es el presente y nos ofrece la oportunidad de tener éxito y alcanzar la felicidad, haciendo lo mejor que podemos con lo que tenemos.

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LA MODA REFLEJA LA VISIÓN DEL HOMBRE EN CADA ÉPOCA




APÉNDICE

ANTROPOLOGíA DE LA MODA

UN PASEO POR LA MODA A TRAVÉS DE LOS TIEMPOS Es un signo de los tiempos, la transformación constante de la moda.

Pronunciarse sobre la historia de la moda, es reconocer una idea y su realización; equivale a definir la historia del ser humano a través del tiempo, pues cada época ha estado marcada por un estilo en el vestir que refleja no sólo las necesidades del momento, sino también la cultura y el arte que lo envuelve. Protegerse de los cambios climáticos con pieles de animales fue la primera motivación del hombre y la mujer primitivos para cubrirse, a lo que pronto se sumó un instinto de resguardo para no exhibir su cuerpo. Paulatinamente, la vestimenta constituyó, además de un uso práctico, una forma de demostrar su cultura y su estatus social. Así, la moda debe su extraordinario desarrollo a la importancia que para el hombre ha tenido su apariencia exterior, reflejo de su propia vida y mundo interior. Hacia el año 3000 a.C., la civilización egipcia marcó la pauta en lo que se refiere a la elaboración de un vestuario, en particular con la invención del schenti, tela de lino en forma rectangular amarrada sobre la cadera con un cinturón de cuero, siendo el de rayas horizontales azules y blancas aquel que estaba reservado al faraón. Aproximadamente a partir del año 1200 a.C., la civilización hebrea creó prendas con las que pudiesen soportar las elevadas temperaturas de Canáan, como el kaftán, un manto suelto que les permitía, tanto a hombres como a mujeres, permanecer frescos. En aquellos tiempos de David y Salomón, los hebreos varones tenían por costumbre adornar sus ropas con visibles accesorios y complementos tales como bastones y coronas, mientras que las mujeres se cubrían con mantas de colores y rizaban su cabello, resaltándolo con hermosas diademas. Caso distinto fueron los griegos, quienes desde el siglo siete y hasta el anterior a la era cristiana, hicieron de su vestimenta un sello muy particular. La prenda básica

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era el chitón, pedazo de tela de lana en forma rectangular que se recogía en los hombros con la ayuda de un broche y, mientras a las mujeres les cubría hasta los tobillos, en los hombres apenas les llegaba a las rodillas. Aunado a esta especie de túnica, tanto hombres como mujeres portaron el himation, pieza característica por cubrir sólo un hombro. Como accesorios, esta civilización impuso los brazaletes de varias vueltas sujetos al antebrazo, elaborados con notables diseños. A partir del siglo primero antes de Cristo, la toga fue la vestimenta principal para los romanos. Esta prenda, se acomodaba al cuerpo formando pliegues, de tal forma que un extremo se colocaba sobre el pecho y, atravesándose por encima del hombro izquierdo, rodeaba la espalda y volvía hacia adelante, pasando por debajo del brazo derecho.Vistosas eran las togas de los emperadores, elaboradas en tela color púrpura y bordadas con hilo de oro. Con estos ejemplos, está claro que la moda ha constituido una firme referencia para el ser humano y su contexto, como lo fue también durante la época medieval, en la que príncipes y cortesanos se definieron unos a otros a través de sus ropajes, confeccionados en seda asiática para la realeza o en terciopelo para los súbditos. Tiempo después, en Bélgica se creó el encaje, delicado bordado hecho a mano de suave textura que cobró una extraordinaria popularidad en los siglos XVI y XVII en el viejo continente, con él se elaboraron vistosos detalles en mangas, cuellos, escotes e incluso medias, abriéndose la moda a la luz de la época del Renacimiento. Fue entonces que la moda se convirtió en un sello de opulencia tanto para la burguesía como para la aristocracia e incluso los intelectuales, quienes la hicieron crecer como un instrumento definitorio de identidades, crearon el paraíso de ver y ser visto. Fue a partir del siglo XVIII, en que las mujeres campesinas europeas comenzaron a utilizar una especie de corsé o faja que ciñera su cuerpo para mantenerlo erguido durante las faenas diarias. Originalmente, esta prenda se abrochaba por delante, sin representar nada más que un complemento al vestido largo de lana o algodón que se estilaba por aquel entonces entre la clase femenina trabajadora. Con el pasar de los años, las mujeres acaudaladas lo adoptaron como un elemento básico en su atuendo, pues éste les permitía delinear a la perfección su figura, empujando el busto hacia arriba y marcando suavemente la cintura. Así fue como dio comienzo la historia de una de las prendas más románticas y sensuales en el guardarropa de la mujer: el bustier, cuyo nombre proviene de una expresión francesa que designa a un corpiño ajustado. Por otra parte, María Antonieta representó todo un hito en la historia de la moda del siglo XVIII. Listones con hilos de plata, brocados, pronunciados escotes y altos tacones fueron algunas de las aportaciones de la última reina de Francia, quien

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lució grandes y costosos vestidos, elaborados peinados y espectaculares joyas que escandalizaron al pueblo francés, provocando una revolución en la que, junto con las pelucas de los nobles cayeron también sus cabezas, como símbolo de una época marcada por la desigualdad social. Guerras y enfrentamientos trajeron cambios definitivos en la industria de la moda. El más importante quizás, haya sido la lucha de la mujer contra las restricciones políticas y sociales, lo que se manifestó en su vestuario, más práctico y con libertad de movimiento. Ella aligeró y liberó su cuerpo de pesadas ataduras y amarres que le impidiesen formar parte de la lucha por sus derechos e ideales y comenzó una nueva etapa en el mundo de la moda. A mediados del siglo XIX nació una de las prendas más famosas de toda la historia de la moda: el blue jean, de manos de Levi Strauss, visionario hombre de negocios proveniente de Alemania, quien llegó a los Estados Unidos en plena fiebre del oro, abriendo su propia fábrica de ropa en la que se elaboraban resistentes pantalones para los mineros, confeccionados en denim color café, material del que se hacían las carpas de las carretas. El éxito rotundo de esta producción y la consecuente demanda de una tela cada vez más escasa, llevó a Levi a reemplazarla por otra de color azul, muy similar a la que actualmente se le conoce como mezclilla. En los albores del siglo XIX y hasta los primeros años del siguiente siglo, se amplió la base social de la moda gracias a la invención de la alta costura, consolidando su poder de persuasión así como su capacidad para mezclar imagen y realidad, convirtiéndose en fuente inagotable de deseos. La mujer se abría paso en el mundo y un nuevo protagonista irrumpió con fuerza en la indumentaria femenina durante su camino a la transición: el sombrero, que constituyó un complemento muy importante para la transformación de su atuendo. La década de los años veinte colocó a Estados Unidos de Norteamérica en el clímax de la opulencia y a la cabeza de la economía mundial, y no tardó en seducir a los europeos especialmente acomodados, pues se trataba de una apertura franca hacia el consumismo. Autos, ropa, joyas, viajes, casas, electrodomésticos; todo era posible gracias al crédito. A mediados de esta década, la falda, posiblemente el atuendo más famoso del guardarropa femenino, se acortó hasta llegar a la rodilla, hecho que marcó un hito en la moda de aquel tiempo, siendo las mujeres más elegantes de entonces las impulsoras de un cambio impuesto sin pausa, pero sin prisa. Las mujeres bailaron jazz, charleston y blues, enfundadas en vestidos de alta costura fotografiados en las primeras revistas publicadas para ellas, que retrataban a relevantes personajes femeninos de aquella época, como una francesa de

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mediana edad quien se convertiría en un ícono de la moda a nivel mundial: Gabrielle Coco Chanel, mejor conocida como Chanel, quien aportó al mundo una moda elegante y cómoda con su lema: libertad al moverse, creando el infalible vestido negro así como el traje de dos piezas para la mujer. Europa entró a la década de los treinta como líder de la elegancia en el vestir, posición que ocupó hasta 1939, año en que dio inicio la Segunda Guerra Mundial, truncando así los planes de muchos nuevos creadores que limitaron su producción debido a la mala situación económica, lo que dio como resultado una moda de los años cuarenta, opaca y basada en el estilo militar. La elaboración de peinados y maquillajes excesivos, así como una gran cantidad de complementos como guantes, pañuelos y bolsillos falsos en los sacos tanto de hombres como de mujeres, suplió la escasez de recursos. París se encontraba bajo la ocupación nazi y Londres se defendía con sus tropas aliadas, por lo que Estados Unidos se vio en la necesidad de crear su propia moda sin la ayuda del talento europeo. Una nostalgia por los tiempos pasados llenó de elegancia y sofisticación la década de los cincuenta, con pieles finas, cachemiras y diamantes engarzados, que Marylin Monroe propagó desde América dentro y fuera de las pantallas de cine, hasta convertirse en toda una leyenda. Pasados los tiempos difíciles, Europa comenzó a despertar en busca del trono perdido con jóvenes talentos como Christian Dior, quien en 1946 abrió en Paris el primer atelier de alta costura y fue el creador del denominado “new look”, moda que apostaba por reducir la cintura de la mujer a su mínima expresión, creando con ello una extrema feminidad. Entrados los años cincuenta, apareció en América la moda estudiantil utilizada por la nueva generación, así como el estilo “beatnik”, cuyo comienzo callejero y popular estuvo directamente ligado a la música rock con íconos como Elvis Presley. Poco a poco, Europa volvió a encontrar su sitio, impulsada con nuevas propuestas artísticas como los Beatles, cuarteto musical inglés que revolucionó la moda con su vestimenta un tanto lúgubre, largas melenas y botas puntiagudas. A partir de este momento, la moda dirigió su atención hacia el gusto de los adolescentes de todo el mundo, pues ellos representaban un mercado potencialmente importante y, sin duda, prometedor. En los sesenta, la diseñadora Mary Quant, cambió por completo la industria del vestir imponiendo la minifalda, prenda que se reducía a un pequeño trozo de tela que llegaba a cubrir hasta medio muslo, siendo ésta una consecuencia de la liberación juvenil representada por Twiggy, una de las primeras top model reconocidas a nivel mundial.

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El estilo femenino se definió en dos esquemas: por un lado, la moda little girl que mezclaba inocencia y sensualidad y por el otro, aquel inspirado en la creciente competencia entre Estados Unidos y la Unión Soviética por la conquista del territorio espacial durante la llamada Guerra Fría, lo que dio como resultado un movimiento social fundamentado en la idea de amor y paz. Por aquellos años, el diseñador italiano Emilio Pucci desbordó su creatividad en incontables estampados tribiales, muy acorde a la época que se estaba viviendo en la que se veneraba a la naturaleza en oposición a la guerra y creó también el llamado vestido tubo, diseño que continúa vigente hasta nuestros días. En contraposición, el plástico y el charol, resultado de los avances tecnológicos, comenzaron a usarse no sólo en prendas de vestir sino también en todo tipo de accesorios como aretes, collares, botas, zapatos y bolsas y en detalles como botones y ribetes. Ives Saint Laurent, conocido como el más aventajado alumno de Dior, causó gran revuelo al presentar su primera colección de alta costura en esta década con conceptos tan novedosos como sus vestidos de línea trapecio, así como el smoking femenino que posicionó el uso del pantalón en la mujer, quien lo adoptó sin reservas. En el otro extremo, este genio de la alta costura se decantó por el diseño de blusas muy femeninas, así como vestidos de noche con transparencias. La década de los años setenta comenzó sin muchos cambios, siendo el más significativo el regreso a la naturaleza con la utilización de materiales como el algodón y la lana, definiéndose la moda retro en sus diseños y estampados. Los jóvenes se involucraron en la guerra de Vietnam y explotó el “flower power” así como el culto a lo místico. Las nuevas generaciones miraron hacia el oriente y profesaron el hippismo. Bajo esa forma de vida, nacieron los pantalones con la clásica pata de elefante, las camisas estilo hindú y un pacifismo sumado a la creciente popularidad del feminismo que se tradujo, paradójicamente, en una masculinización de la vestimenta, ya que las mujeres anteponían la comodidad a la belleza, comenzando a crearse las denominadas prendas unisex o lo que es lo mismo, ropa para ambos sexos. Al mismo tiempo, el diseñador Pierre Cardin comenzó a darse a conocer como una marca completa para armar el “total look”, introduciendo en los centros comerciales desde prendas de ropa hasta complementos y accesorios con su nombre. Por aquellos años, desde Japón desembarcaba la moda de Issey Miyake al nuevo continente, que fue testigo de las verdaderas artesanías en tela elaboradas por este diseñador oriental, creando asombrosas texturas en distintos y variados tejidos de fina confección en el detalle.

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En la música, comenzaban a gestarse los grupos de rock y con ellos, diseñadores como la inglesa Vivienne Westwood, quien fue la primera en definir un estilo “punk” en su ropa, decorada con tachuelas, cueros y otros elementos similares, que los cantantes de aquella época impusieron entre la juventud. Tuvieron que pasar algunos años para que la moda cambiara una vez más. El algodón dio paso a la lycra, se elaboraron botas de diferentes estilos y largos, así como zapatos tipo sueco con una altura exagerada. La sencillez en las formas desapareció, mientras que los peinados y maquillajes se exageraron hasta el límite. Con la llegada de los años ochenta, comenzó la época disco, una de las más desenfrenadas y llamativas en cuanto al vestir se refiere. El italiano Gianni Versace explotó la sensualidad de estos excesos en la moda, creando una línea de ropa inspirada en la ornamentación griega y la hizo llegar a todo el mundo por medio de una marca global. Por otra parte, el Chanel de principios de siglo 20 tuvo un segundo aire con el alemán Karl Lagerfeld al mando de la firma, quien impulsó el estilo primario de Coco hasta hacerlo un clásico que se distinguió por el uso de pasamanerías, perlas y aplicaciones en bolsos y zapatos, así como el diseño de ropa con un sello imposible de igualar que en ocasiones remataba con una camelia en el costado izquierdo de la chaqueta. A finales de esta década, la música disco dio paso al pop, ritmo suave en el que lo etéreo primó sobre lo cargado. Aunado a esta nueva cadencia, el japonés Yohi Yamamoto introdujo al mundo de la alta costura el volumen en sus prendas, jugando con piezas de ropa superpuestas, a la vez que reivindicó el uso del color negro en la vestimenta de la juventud como un símbolo de elegancia. Los medios masivos de comunicación fueron un excelente escaparate para la moda. La televisión norteamericana se convirtió en la reina del entretenimiento con exitosas series de ricos hacendados, poderosos petroleros y rancias familias vitivinicultoras que lucieron en pantalla su poder económico, proyectado por hermosas protagonistas femeninas que vestían minifalda y saco triangular rematado con grandes hombreras, look del diseñador francés Thierry Mugler. La entrada a los años noventa representó una especie de depuración de todo el exceso anterior en lo que se refiere a una moda sobrecargada, con el lema “less is more”. La calidad de los materiales primó sobre otras consideraciones y diseñadores como Giorgio Armani propusieron el minimalismo en el vestir, mientras que la afamada creadora Prada apostó por un estilo citadino, elegante y funcional. En contraposición a la década pasada, la mujer depuró su estilo, haciendo caso a la norma de que, cuanto más elegante quisiera estar menos debía ponerse, ya fuera en prendas de ropa o en complementos para redondear su imagen.

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Volver a lo básico fue un cambio que llegó con este nuevo siglo y alcanzó incluso a la ropa interior femenina. El genio de la alta costura, Jean Paul Gaultier, inmortalizó su arte gracias a su particular reinvención del corsé, con la cantante Madonna como su musa y mayor exponente a nivel mundial. El siglo XXI está marcado, sin lugar a dudas, por muchas de las anteriores tendencias que la moda ha tenido a través del tiempo, lo que se le conoce como el revival. La búsqueda de nuevos materiales enfocados hacia lo básico y ecológico, va de la mano con la sencillez de la sofisticación natural que diseñadores como Donna Karan, Ralph Lauren y Carolina Herrera recrean en sus colecciones. En la actualidad, la moda se decanta por retomar lo bello, se apuesta por la globalización, se busca un estilo adaptable al común denominador de las mujeres que cada vez con mayor frecuencia pueden darse el lujo de acceder a sus propuestas y seguir las tendencias de temporada con las que se dicta la moda, siendo esto un sinónimo de accesibilidad. Al día de hoy, una marca determinada ya no es sólo su arte y su ingenio, pues su nombre se ha convertido en todo un concepto que se diversifica en múltiples opciones, desde la ropa hasta los accesorios, complementos e incluso un perfume. Se vive una época de las mil opciones en el vestir, donde cada mujer puede recrear su propio estilo de acuerdo a su conocimiento por la moda, así como a su personalidad, estilo de vida y experiencias. Así, la moda se ha convertido en el reflejo de una actitud, de un ser humano. En los albores de este siglo impera la moda fusión, un eclecticismo en todo caso, pues hablar sobre tendencias en la moda es poner sobre la mesa infinidad de propuestas, fenómeno que continúa sin que aparezca aquella prenda que otorgue una plena identificación a la época actual. Se evocan éxitos pasados de una forma más estilizada y si se habla de innovación, la tecnología se lleva el reconocimiento gracias a las avanzadas técnicas al servicio de nuevos tejidos, colores y materiales. Quienes conocen esta industria concuerdan en que la llave del éxito consiste en reconocer el talento creativo de la moda actual, así como el aspecto cultural y la estrategia empresarial, convirtiendo el arte de la moda en una industria seria, importante y con permanencia. La marca María Isabel, de la mano con las tendencias que han imperado a través del tiempo, ha sabido seleccionar lo más representativo de cada época, adecuar lo clásico en el vestir con detalles vanguardistas de la moda y fusionar la poesía de la creación, con la prosa de la empresa.

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EL EQUIPO

DE MARÍA ISABEL

María Isabel es un ejemplo elocuente, de cómo las cosas que valen la pena no llegan de manera rápida o fácil. Es una empresa que refleja con sus logros que lo importante no son las condiciones sino las decisiones. María Isabel Ares aprendió a vivir por elección, con pasión, amor, esfuerzo, sacrificio y tiempo. Supo elegir qué tipo de persona quería ser, qué tipo de familia formar y qué tipo de empresa construir y conservar. Aunada a esta fe y a la determinación con que ha creado su proyecto profesional, María Isabel ha sabido rodearse de gente valiosa y de gran talento. “Valoro tremendamente la importancia que ha tenido el equipo de trabajo que sostiene y hace crecer a la firma, pues sin él a mi lado, el resultado no hubiera sido posible.” Y ese equipo de trabajo logró potenciarse gracias a dos eslabones esenciales de la firma. En el lado de la fabricación exclusiva, es Francisco Ares quien, en forma ascendente, destaca como Director General de la fábrica Aressa de México, lugar donde, con su talento y en unión de ejecutivos creativos e innovadores, enfrenta el reto de lograr el diseño y la producción de las líneas de moda más exclusivas que han producido el sello de María Isabel. El otro elemento clave del éxito empresarial de la firma es Tomé Ares quien al frente del Corporativo, ha sabido detectar oportunidades en el amplio espectro de la moda mexicana, no sólo planeando, sino realizando acciones en el dificil manejo financiero de una amplia y exitosa cadena de tiendas. Adolfo Seemann de León, como Director del Grupo María Isabel hasta el 2011. Gabriela Sotes de la Garza ha sido la supervisora de Boutiques María Isabel durante más de 25 años, se ha destacado por su responsabilidad y lealtad a la empresa. Felipe Sánchez Navarro se integra a la firma como asesor desde 2012. Pini Escalante trabajo por más de 20 años siendo una excelente asesora de moda, su cariño por la empresa fue tal que cuando partio pidio que en su ataud vistiera una flor emblemática de Boutique María Isabel. Otra jovén integrante de la familia es Alexa Ares quien colaboró como modelo y en publicidad durante 2 años. Su compromiso y profesionalismo, junto con los integrantes del equipo, han llevando a la firma al éxito.

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AGRADECIMIENTOS A mis hijos Francisco, Maribel y Tomé, porque gracias a su inmenso cariño, apoyo y guía he llegado a alcanzar este gran sueño. Sólo deseo expresarles que este libro ha sido inspirado en ustedes, a quienes saben cuanto los quiero. A mis nietos, quienes diariamente me inspiran a ser feliz.

Quiero expresar un profundo agradecimiento a Lupita Ochoa ya, que con su ayuda, apoyo y comprensión me alentaron a lograr esta hermosa realidad.

A Ary Kahan, quien me alentó y motivó para realizar este proyecto.

No es fácil llegar se necesita ahínco, lucha y deseo, pero sobre todo apoyo como el que he recibido durante el desarrollo de este libro; gracias a Sergio Raimond, Mary Carmen Bernal y Anna Fusoni.

A familiares, amigos, equipo de María Isabel, en especial Leticia Gutiérrez, Rosa María Murillo y Jovita López, por todo el apoyo brindado a través de la realización de este libro; quiero que sientan que el objetivo logrado también es de ustedes y que la fuerza que me ayudo a conseguirlo fue sin duda toda su colaboración.

A Adriana Sánchez-Mejorada por su paciencia y profesionalismo en la elaboración de este libro.

A Heberto Ruz, por su sabiduría, paciencia, generosidad y tiempo, ya que hizo que siempre me sintiera acompañada y fuerte para lograr lo planeado.

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CUANDO FUE UN SUEÑO, ARRIESGAMOS...

CUANDO SE HIZO REALIDAD, PERSISTIMOS

El libro se termino de realizar en Octubre del 2017


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