Patrimonio de la Araucania - Chile

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PATRIMONIO DE LA ARAUCANÍA - CHILE

MANUEL GEDDA ORTÍZ

1 SERVICIO DE COOPERACIÓN TÉCNICA REGIÓN DE LA ARAUCANÍA PROGRAMA TERRITORIAL INTEGRADO DE TURISMO CORFO ARAUCANÍA


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PATRIMONIO DE LA ARAUCANÍA - CHILE

MANUEL GEDDA ORTÍZ

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Autor: Manuel Gedda Ortíz © Inscripción Propiedad Intelectual N° 193.888 ISBN: 978–956–19–1132–6 Derechos Reservados 1ª Edición: Agosto 2010. Tiraje: 1.000 ejemplares EDICIONES SEDE REGIONAL VILLARRICA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

PATRIMONIO DE LA ARAUCANÍA - CHILE MANUAL DE INTERPRETACIÓN Y PUESTA EN VALOR

Diseño, Investigación, Texto y Fotografía MANUEL GEDDA ORTÍZ Colaboración

FRANCISCA DE LA MAZA MARIELA CARIMÁN HUGO ALISTER BERNARDA ESPINOZA MARCO GUTIÉRREZ GABRIEL GONZÁLEZ ALEJANDRO BUSTAMANTE

Fotografía Adicional

JUAN CARLOS GEDDA ALVARO MARÍN JAIME JIMÉNEZ VÍCTOR HAZELDINE

Revisión de Estilo

HUGO ALISTER MATILDE RIOSECO RICARDO ROJAS

Diseño Gráfico e Ilustraciones ANDREA SAAVEDRA AGUILAR Ilustración de Portada

VALENTINA DÍAZ LEYTON

Administración y Logística

MARY HERRERA FRANCISCA MANQUI

Impresión

IMPRENTA AMÉRICA PUBLICADO CON EL APORTE DE:

4 SERVICIO DE COOPERACIÓN TÉCNICA REGIÓN DE LA ARAUCANÍA PROGRAMA TERRITORIAL INTEGRADO DE TURISMO CORFO ARAUCANÍA


PATRIMONIO DE LA ARAUCANÍA - CHILE

MANUEL GEDDA ORTÍZ Profesor Sede Regional Villarrica Pontificia Universidad Católica de Chile

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Dedico este libro a mi esposa Matilde, por comprender mis pasiones y aceptar mis ausencias; a mis hijos Edmundo, Catalina y Nicolás, por su cariño y apoyo incondicional; a mis padres, Máximo y Olympia, por concebirme en esta tierra hermosa y única de la Araucanía; y a mi hermano Máximo Antonio, por mostrarme un camino a pesar de su temprana ausencia.

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ÍNDICE DE CONTENIDOS PRÓLOGOS

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INTRODUCCIÓN AL PATRIMONIO

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CAPÍTULO I IDENTIDAD TERRITORIAL DE LA ARAUCANÍA

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CAPÍTULO II PATRIMONIO DE BIODIVERSIDAD

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CAPÍTULO III PATRIMONIO CULTURAL MAPUCHE

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CAPÍTULO IV PATRIMONIO DEL TERRITORIO ANDINO-LACUSTRE

104

CAPÍTULO V PATRIMONIO DEL TERRITORIO VALLE DE LA ARAUCANÍA

185

CAPÍTULO VI PATRIMONIO DEL TERRITORIO COSTERO

200

CAPÍTULO VII PATRIMONIO DEL TERRITORIO NAHUELBUTA

224

CAPÍTULO VIII GESTIÓN Y CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO

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ANEXOS PATRIMONIO BOTÁNICO PATRIMONIO FAUNÍSTICO

258 292

BIBLIOGRAFÍA

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PRÓLOGOS

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Fernando Burrows Galán Director Sede Regional Villarrica Pontificia Universidad Católica de Chile

Este libro, que recoge el minucioso trabajo realizado por Manuel Gedda Ortíz sobre el Patrimonio de la Araucanía, es un gran aporte a la puesta en valor del potencial que tiene esta región en su diversidad cultural y su riqueza natural, elemento básico a considerar en los procesos de desarrollo y fortalecimiento de la identidad de los territorios, del sentido de pertenencia de quienes los habitan y de respeto de quienes los visitan. En un lenguaje muy directo, sencillo pero sólido, de fácil lectura, contiene un aporte multidisciplinario de antropólogos, educadores y especialistas en temas relacionados con la biodiversidad, que es digno de destacar. Desarrolla el concepto de patrimonio, asignándole una dimensión que va mucho más allá de su simple consideración económica, asumiendo en él la diversidad de necesidades de la persona humana que están íntimamente ligadas a la historia, cultura y realidad natural. Enfatiza el significado del patrimonio como elemento básico en la identidad de los territorios y describe en detalle los componentes específicos del patrimonio regional a través de la descripción y fotos de sus paisajes, de notable diversidad y particularidad; describe también el origen y evolución de sus características geográficas, dedicando especial atención a los volcanes, elementos que se presentan en la región en número altísimo y con características peculiares por tener una actividad destacada entre los volcanes de América. Destaca también la información sobre la biodiversidad de la región, caracterizada por la tipología de sus bosques nativos de gran valor, que sólo se presentan en determinadas latitudes y reducidas zonas de la Tierra, con climas bien definidos de influencia oceánica. Además de la detallada descripción del patrimonio natural, el Profesor Gedda aporta antecedentes interesantes de la realidad cultural de la Araucanía, especialmente de la cultura mapuche, de la cual surge su nombre y la división territorial que se propone, definida a partir de las identidades territoriales tradicionales del pueblo mapuche. La publicación de este libro, con la calidad que tiene, es una expresión más de lo que se puede hacer por el desarrollo del país cuando se da una adecuada articulación entre organismos públicos y entidades privadas, como ha sido en este caso, en que se ha unido el esfuerzo de Sercotec, Corfo y la Pontificia Universidad Católica de Chile. Indudablemente que este libro cumple con su objetivo: constituirse en un aporte al desarrollo turístico de la región a partir de la puesta en valor de su patrimonio, con originalidad y con un enfoque integral, basado en sus características y potencialidades propias e identitarias.

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Carmen Gloria Aravena Directora Regional SERCOTEC Araucanía

El ámbito turístico tiene una especial relevancia para nuestra institución, el Servicio de Cooperación Técnica, ya que gran parte de la actividad productiva microempresarial de la región proviene de este rubro. Es por ello que, como una manera de aportar a la profesionalización de este sector, hemos realizado una alianza estratégica con CORFO, que nos ha permitido editar y publicar este Manual del Patrimonio de la Araucanía, una iniciativa especialmente pensada para entregar un sustento técnico al diseño y desarrollo de una oferta turística con identidad regional. En la Región de la Araucanía se hace necesario fortalecer la oferta de servicios y experiencias turísticas basadas en rutas patrimoniales de índole histórica, cultural y natural, que combinen conocimiento de artesanía, tradiciones y costumbres locales, con actividades al aire libre, gastronomía típica y descanso. Todo ello, comenzando por conocer de manera más amplia y profunda nuestra zona y sus recursos. Quienes visitan la región, buscan conocer, descubrir y aprender más sobre nuestra historia, naturaleza y patrimonio cultural, y esta guía pretende ser un instrumento que acompañe lo que el turista va descubriendo, relevando las condiciones únicas o singulares que posee la Araucanía en distintos aspectos. El presente libro tiene la particularidad de concentrar en un solo texto gran parte de la riqueza histórica, cultural y natural de nuestra región, lo que sin duda lo hace un material de gran atractivo, tanto para quienes nos visiten desde otros lugares de nuestro país o desde el extranjero, como también para los empresarios y operadores turísticos que deseen dar un valor agregado a sus productos y servicios. Esperamos que esta guía se convierta en un instrumento de lectura que aporte al fortalecimiento del turismo en la región, y que a través de él se pueda conocer un poco más sobre el valioso y enorme patrimonio que poseen los distintos territorios que componen la Araucanía.

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Jorge Retamal Rubio Director Regional CORFO Araucanía

En la actualidad, un factor importante en el diseño y desarrollo de actividades turísticas es la interpretación y valoración del patrimonio de un país y sus regiones, entendiendo éste como las diversas expresiones de su cultura, historia y naturaleza. En este sentido, para avanzar en el desarrollo del turismo en la Araucanía, es necesario que todos sus habitantes -y quienes nos visiten- cultivemos un medio ambiente limpio, pleno y bien conservado, además de trabajar de forma mancomunada entre el sector público y privado para potenciar una gestión turística sostenible, que incorpore los valores propios de nuestra cultura, tan presentes en la cotidianeidad del quehacer regional. Para prosperar en este intento, es fundamental conocer nuestro patrimonio natural y cultural, constituidos por el territorio, su flora, fauna, paisajes y legado histórico, formado por los bienes culturales que la historia nos ha dejado, incluyendo la cosmovisión de nuestros pueblos originarios. El presente Manual, elaborado por un profesional comprometido con la Araucanía y su desarrollo, será sin duda un aporte importante para la elaboración de políticas públicas que se generen en torno a la planificación y gestión turística de la región, ya que entrega en su contenido información específica tanto sobre nuestra geografía, origen, evolución, identidad y rasgos distintivos, como también sobre su biodiversidad territorial y enorme potencial en lo que a recursos naturales se refiere. CORFO al igual que los servicios públicos involucrados en el desarrollo productivo de la Araucanía, ven a la actividad turística como un eje importante para el desarrollo económico de comunas y localidades de la Región, la que con adecuados criterios de interpretación y valoración por parte de las autoridades y el empresariado, respecto de sus recursos, potencialidades y dinamismo, podrá llegar a constituir a nuestra Araucanía como el destino turístico obligado del Sur de Chile. Por esta razón es relevante el material registrado en este libro, ya que se constituye en lectura obligada para quienes somos partícipes del desarrollo de nuestro territorio y para quienes estamos preocupados de mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

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INTRODUCCIÓN AL PATRIMONIO

“ Al final, conservamos sólo aquello que amamos, amamos sólo aquello que entendemos y entendemos sólo aquello que se nos enseña“ Baba Dioum

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CONCEPTO

cia a las personas –individual y socialmente– respecto de una comunidad y un espacio geográfico. Finalmente, puede afirmarse que –en menor o mayor grado– toda persona y/o sociedad tiene un patrimonio que le es propio y singular, con el cual se identifica y desarrolla material y espiritualmente.

De acuerdo a la Real Academia Española de la Lengua, el término proviene del latín Patrimoniun: “Perteneciente a uno por razón de su patria, nación, padre o antepasados”. Patrimonio es, por tanto, la herencia o legado natural y cultural que recibimos por nacer y vivir en un territorio, una sociedad y una época determinada, y todo lo que heredamos de nuestra familia y sus antepasados en el plano material y espiritual.

ÁMBITOS

De acuerdo a la naturaleza de sus componentes, el patrimonio puede dividirse en dos grandes tipos: patrimonio natural y patrimonio cultural. A su vez, el patrimonio natural puede separarse en patrimonio físico: geología, relieve y clima, y patrimonio biótico: flora, fauna y vegetación, cuya expresión conjunta es la diversidad de paisajes y ecosistemas naturales que presentan los distintos territorios como resultado de la combinación de ambos componentes. Por su parte, el patrimonio cultural puede dividirse en patrimonio tangible o material: objetos, construcciones y creaciones materiales de todo tipo realizadas por la actividad humana y, patrimonio intangible o espiritual: ideas, creencias, valores, tradiciones y costumbres en su más amplia extensión; expresadas tanto en el ámbito de la existencia y el quehacer individual de las personas como en el de la vida y actividad social que ellas desarrollan.

Detallando el concepto en función del contenido de este libro, el patrimonio de una nación, región o comunidad lo conforman el territorio biofísico que ocupa: relieve, clima, geología, flora y fauna, más todas las creaciones y expresiones tangibles e intangibles de las personas que lo habitan o lo han habitado: instituciones sociales, políticas, jurídicas y religiosas; lenguaje, ideas, tradiciones y creencias; la forma de ver el mundo y adaptarse a él; sus obras, construcciones y creaciones materiales de todo tipo. Patrimonio es lo que define e identifica a una persona o comunidad. Es el sello o característica que singulariza y diferencia a un grupo humano, pueblo o territorio de otros pueblos y zonas geográficas; de otras culturas e identidades sociales o étnicas. Es el componente cultural y ambiental que da sentido de pertenen-

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VALORACIÓN DEL PATRIMONIO

Se sabe que gran parte del patrimonio natural del planeta ha sido destruido o deteriorado gravemente por la actividad humana moderna, y que la realidad del patrimonio cultural es muy semejante. Sin embargo, nos es la idea de esta publicación lamentarse una vez más por los errores ya cometidos a este respecto; lo importante y urgente hoy es: ¿cómo se puede cambiar esta realidad y darle a nuestro patrimonio natural y cultural otra valoración, otra posibilidad de uso?; sobre todo desde la perspectiva turística y educacional que constituyen la óptica principal que motivó este proyecto. Un eje central en esta nueva valoración –y paso previo insustituible– es el conocimiento del patrimonio; ¿conocemos realmente nuestro patrimonio natural y cultural?; ¿cómo podemos poner en valor algo que realmente no conocemos bien? En el caso de la Araucanía, ¿cuáles son los componentes más relevantes de su patrimonio natural y cultural?; ¿qué valor tienen ellos, y cuál es su potencial de uso recreativo, turístico y educacional? El presente libro busca entregar algunos antecedentes esenciales del Patrimonio de la Araucanía, pero sobre todo busca motivar a la comunidad regional a estudiarlo y conocerlo, pues son muchas las interrogantes y la falta de información que aún tenemos sobre su naturaleza y múltiples dimensiones.

“Sólo un necio confunde valor con precio”, dice Antonio Machado. Sólo tiene precio aquello que regula el mercado, y muchos de los beneficios que entrega el patrimonio natural y cultural todavía –afortunadamente– no entran en este sistema. En la economía clásica (lineal), los recursos del patrimonio natural son valorados exclusivamente como materias primas para elaborar productos destinados a satisfacer las necesidades materiales de las personas (valor productivo). En los nuevos enfoques de la economía (circular), los componentes del patrimonio natural cumplen también otras funciones y satisfacen diversas necesidades humanas. Hoy se sabe que los seres humanos también satisfacen necesidades contemplando un paisaje o disfrutando de la naturaleza en un bosque, etc. (valor recreativo-espiritual). Se reconoce también que los ecosistemas naturales son capaces de ofrecer gratuitamente servicios muy importantes como la fijación de carbono que regula el efecto invernadero; la protección del suelo contra la erosión; la producción y regulación de la calidad del agua por los bosques; el papel de los insectos polinizadores en la producción frutícola, etc. (valor ambiental). Dentro de este nuevo concepto económico, el medio ambiente es un capital que ofrece rendimientos en forma de bienes de distinta naturaleza tanto públicos como privados. Elorrieta (1999).

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Fig.1: El patrimonio natural representa hoy distintas formas de valoración y uso para la sociedad moderna: productivas, turísticas, recreativas, educativas, espirituales y ambientales. Foto: Manuel Gedda.

Fig.2: Muchos componentes del patrimonio natural de la Araucanía son poco conocidos por la mayoría de las personas, y por ello, escasamente valorados. En la foto, “Gallina Ciega”, Caprimulgus longirrostris, ave nocturna propia de los bosques nativos del sur de Chile. Foto: Jaime Jiménez Hott.

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PUESTA EN VALOR

patrimonio resultan fundamentales para lograr este conocimiento y puesta en valor, orientados tanto a la comunidad local como a las personas que llegan a conocerlo como parte de actividades educativas y/o turísticas.

Un tema central relacionado con la valoración del patrimonio es su reconocimiento como tal por la comunidad en que está inserto y también por aquellas personas que vienen a conocerlo. Esto puede parecer una obviedad, pero es de una lógica y validez esencial, ya que si no se cumple este principio, el patrimonio se pierde o deteriora, y normalmente desaparece, porque no alcanza a constituirse en un bien o legado de valor para quienes son sus depositarios. Esta es una realidad bastante generalizada en Chile y muchos países del mundo, donde la falta de conocimiento y valoración del patrimonio natural y cultural por las comunidades locales representa uno de los principales componentes de su progresiva desaparición y deterioro, sin por ello dejar de considerar el importante rol que las necesidades de subsistencia y la aplicación de modelos económicos insustentables juegan también en esta situación. Precisamente, esta adecuada y oportuna puesta en valor del patrimonio local es una de las medidas que contribuye a frenar la realidad anterior, ya que permite el desarrollo de una conciencia social e incentiva la búsqueda de nuevos caminos en torno al uso y gestión del patrimonio; entre los cuales, el llamado turismo sostenible/turismo responsable adquiere cada día más relevancia. En este sentido, la implementación de procesos educativos y de comunicación en torno al

La perspectiva que presentamos considera el patrimonio cultural (aplicable también, en gran medida, al patrimonio natural) como algo dinámico que se construye y “conquista” a medida que se explicita y visualiza no en una “vitrina” sino en la vida cotidiana. El patrimonio cultural es diverso y dinámico, se transforma y se comparte de generación en generación, y por lo tanto, también es vulnerable a estas transformaciones dependiendo del contexto histórico en que se sitúa. Su valorización depende de su conocimiento y de puesta en valor, esto es otorgar un valor a algo que por diferentes motivos no lo tiene. Lo “valioso” desde esta perspectiva es que define al patrimonio como parte de la construcción de la sociedad y la nación, donde muchas veces lo antiguo y las “culturas originarias” constituyen un soporte histórico importante, pero no con proyección hacia el presente. Por esto, la discusión sobre quiénes definen y quiénes son los receptores del patrimonio cobra importancia. De esta forma, la incorporación del valor del patrimonio en la vida cotidiana de las personas, en las familias y en la escuela, aún es limitada. Predomina la visión de que lo patrimonial debe

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Fig.3: La Región de la Araucanía posee un rico y original patrimonio cultural conformado principalmente por la presencia histórica de la Cultura Mapuche en todos sus territorios. Foto: Archivo Municipalidad de Villarrica.

Fig.4: La Araucanía presenta también un patrimonio natural muy relevante y singular, destacando la presencia de numerosos volcanes activos y bosques únicos de Pewen o Pino Araucaria, Araucaria araucana. Foto: Manuel Gedda.

conservarse en una “vitrina”, es decir, intacta, aislada de su contexto y protegida de diferentes amenazas humanas y natu-

rales, profundizando esta idea de separar lo patrimonial de la vida cotidiana de las personas. De la Maza (2007).

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CAPÍTULO I

dentidad territorial de la Araucanía Su ubicación como espacio, histórico, cultural y geográfico, queda bien señalado en el territorio chileno por el gran río Bío-Bío, que no sólo marca un hito en el paisaje, sino que también señala el inicio de un espacio y clima diferentes, que en términos naturales puede definirse como el inicio en Chile del sur húmedo: tierra de lluvia, bosques milenarios, lagos preandinos y numerosos volcanes activos; también territorio ancestral del pueblo mapuche: la mayor cultura originaria del cono austral de Sudamérica. Conocida también históricamente como Región de La Frontera, esta zona presenta en muchos aspectos, una identidad geográfica e histórica particular, con un paisaje natural y cultural que muestra rasgos únicos, no sólo dentro de Chile sino también en el mundo.

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Fig.6: Paisajes de la Araucanía: arriba, Volcán Villarrica o Rukapillán en el Parque Nacional Villarrica; abajo, costa marina Sector Lobería al norte de Puerto Saavedra. Fotos: Manuel Gedda

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ARAUCANÍA Y PATAGONIA Un tema muy asociado al turismo, y estrechamente relacionado con la identidad territorial de la Araucanía, es su inclusión o no dentro de la gran zona geográfica llamada Patagonia. En opinión del autor –considerando diversas fuentes históricas, especialmente de cronistas españoles y viajeros de la época colonial– la Araucanía constituye una entidad cultural, histórica y territorial bien definida, diferenciable de lo que se reconoce habitualmente como Patagonia, espacio histórico-geográfico este último que abarca el territorio de Argentina ubicado al sur del Río Colorado, que corresponde denominar Patagonia Oriental, y el territorio de Chile ubicado al sur de la isla Grande de Chiloé, que corresponde llamar Patagonia Occidental, teniendo ambos territorios como límite sur el Estrecho de Magallanes. Avalan este razonamiento las diversas referencias históricas que vinculan estrechamente a las tierras de Arauco y sus habitantes con un territorio claramente delimitado entre el río Bío-Bío por el norte y el río Toltén por el sur. Esta diferenciación territorial con el resto de Chile queda también claramente establecida en los sucesivos parlamentos celebrados durante los siglos XVII y XVIII entre mapuches y españoles, en que ambas partes reconocen que estos límites marcaban un territorio independiente de la Colonia Española. Así también lo corrobora más tarde la propia República de

Chile, cuando en la segunda mitad del siglo XIX decide “ocupar” y “pacificar” el territorio de la Araucanía, al cual claramente denomina “Región de la Frontera” por su carácter independiente respecto de los demás territorios chilenos ubicados al norte o y al sur de los ríos nombrados. Sin embargo, el autor reconoce también que existe una diversidad de otros criterios para definir lo que es Patagonia y sus límites geográficos, dependiendo de si los enfoques utilizados son históricos o turísticos, o la combinación de ambos. Particularmente en este último caso, algunos operadores turísticos vinculan o incorporan a la Región de la Araucanía, especialmente a su zona andino-lacustre, como parte de la macrozona geográfica Patagonia (Fig.7). Un componente histórico que contribuyó a proyectar esta vinculación entre la Araucanía y la Patagonia se relaciona con un personaje de leyenda: Auriele Antoine de Tounens (1826-1878), aventurero francés que se autoproclamó Rey de la Araucanía y la Patagonia a fines de 1860, quien después de sucesivos y fracasados intentos de establecerse en la Araucanía, murió en Francia en 1878. Precisamente, el mismo episodio histórico viene a confirmar la clara distinción que ya en esa época existía entre ambos territorios, al titularse Oriele Antoine: “Rey de la Araucanía y la Patagonia”.

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BIO-BIO Río Bío-Bío Vn. Copahue

Río Colorado Las Lajas

Temuco

CHILE

CHILE

Neuquén Villa El Chocón

ARAUCANÍA Valdivia

Puerto Montt

ARGENTINA Puerto Madryn Trelew

Chiloé

OCÉANO PACÍFICO

Peninsula Valdés

PATAGONIA OCÉANO ALTÁNTICO

Coihaique Perito Moreno

Puerto Deseado

San Julián Puerto Santa Cruz Glaciar P. Moreno Puerto Natales

0 km

200

Punta Arenas

Río Gallegos Estrecho de Magallanes Tierra del Fuego Ushuaia

Canal Beagle

Cabo de Hornos

Fig.7: Región de la Araucanía y Patagonia. Fuente: National Geographic Society, 2007. Ilustración: Andrea Saavedra Aguilar.

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UNA ISLA AL SUR DEL MUNDO últimos”, Gabriela Mistral (1941) prólogo a Chile una loca geografía, de Benjamín Subercaseaux.

Para conocer y valorar en profundidad el patrimonio natural y cultural de Chile y La Araucanía, es imprescindible comprender primero el singular marco geográfico en que se encuentra el territorio chileno dentro de Sudamérica y el mundo. Por su ubicación y fisonomía territorial, Chile llama la atención en el contexto geográfico en que está situado. Es, comparativamente, el país más extenso y angosto de la tierra, con 4.337 km de largo y un ancho medio de 177 km (IGM, 2010); con una extensión geográfica excepcional, que va desde latitudes subtropicales en el norte hasta muy australes en el sur.

Chile es también una verdadera isla biogeográfica, confinada en el extremo austral del mundo y separada del resto de Sudamérica y otros continentes por formidables barreras naturales; por el este, la Cordillera de los Andes; por el oeste, el Océano Pacífico; por el norte, el Desierto de Atacama; y por el sur, el Mar de Drake y los hielos de la Antártica. Este marcado aislamiento, establecido hace ya varios millones de años por fenómenos geológicos y climáticos, es un factor fundamental para explicar la particular biodiversidad natural que presenta La Araucanía y el sur de Chile. Desde un punto

“Todo está allí: calvicie geológica, selva dura, largos vergeles, nieves y témpanos

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Fig.8: Arriba, paisaje en el Desierto de Atacama. En esta zona de Chile el promedio de precipitaciones sólo alcanza a 0,5 milímetros anuales; abajo, Sector Ojos del Caburgua en la Araucanía; aquí, el promedio de precipitaciones supera los 2.500 milímetros anuales. Fotos: Manuel Gedda.

espaldas a América; alejado de toda vía comercial que lo haga volver la mirada hacia Europa, se ha quedado ahí, contemplando el océano infinito como si en él hubiera perdido algo que en otros tiempos, y aún ahora, le fuera vital. Como naúfrago abandonado en una costa sin recursos, ha seguido con la mirada el barco que se alejaba sin verlo, y lo ha dejado perderse en el horizonte sin querer mudar de postura. Porque la verdad sería preciso recorrer la mitad del Globo si queremos toparnos con alguna tierra habitable, más allá del mar”. Subercaseaux (1941: p. 44)

de vista histórico y cultural, esta singular situación geográfica, ha sido también un factor muy importante en la evolución y conformación de los pueblos originarios y las comunidades humanas que han poblado Chile desde épocas prehistóricas hasta nuestros días. “Chilli, donde se acaba la tierra, decían los antiguos aimaraes. Y tenían razón: a menos que sea donde comienza. En una superficie de 750.000 kilómetros cuadrados, Chile extiende su territorio frente al mar como una ofrenda muda. Dando las

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ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL TERRITORIO Otro factor fundamental para valorar adecuadamente el singular patrimonio natural de Chile y la Araucanía, es conocer la historia de su evolución como parte del territorio que formó Sudamérica en el proceso de Deriva Continental, dinámica geológica de la corteza terrestre que tiene su origen en la llamada Tectónica Global de Placas. Según esta teoría –hoy completamente aceptada– hasta hace unos 200 millones de años, lo que sería Sudamérica formaba parte de un enorme continente llamado Pangea (toda la Tierra); más tarde, al dividirse éste en dos supercontinentes: Laurasia y Gondwana, la fracción sudamericana quedó formando parte de este último hasta hace unos 70 millones de años. Posteriormente, el Gondwana se fragmentó a su vez en diversos continentes menores: Sudamérica, Africa, Antártica, Australia y Nueva Zelandia, incluyendo la India que fue a unirse con Asia. Es interesante destacar que paralelo a este proceso de deriva de Sudamérica, ocurrían también otros procesos geomorfológicos de enorme importancia para la futura conformación geográfica de esta región del planeta. En el caso de Chile –hasta hace unos 120 millones de años– la mayoría del territorio estaba sumergido en extensas cuencas marinas llamadas geosinclinales, permaneciendo emergido sólo una reducida parte,

básicamente las zonas que hoy forman parte de la Cordillera de la Costa (fig.9). A partir de ese período, como consecuencias de los procesos de compresión e isostacia (compensación) provocados por la Tectónica de Placas, los fondos de estas grandes cuencas geosinclinales comienzan a levantarse gradualmente para formar la Cordillera de los Andes. Los abundantes fósiles marinos que aparecen en las montañas andinas son la evidencia de este colosal proceso geológico. Al terminar de fragmentarse completamente el Gondwana, hace unos 70 millones de años, lo que sería Chile siguió

Fig.9: Las grandes cuencas geosinclinales en el territorio chileno hace unos 120 millones de años. Fuente: National Geographic Society, 2002. Ilustración:Andrea Saavedra Aguilar.

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Placa Oceá nic a

Placa Continental

Manto Superior o Astenósfera

Fig.10: Zona de subducción entre las placas de Nazca y Sudamericana, proceso tectónico que genera grandes efectos geológicos y geomorfológicos en el territorio de Chile. Fuente: Elaboración propia. Ilustración: Andrea Saavedra Aguilar.

derivando como parte de Sudamérica hasta llegar a su actual posición, justo en el borde occidental de la Placa Sudamericana, en plena zona de convergencia con la Placa de Nazca (fig.10). Este encuentro de placas con subducción, donde la oceánica se sumerge bajo la continental, genera los ya mencionados procesos de tectónicos de compresión e isostacia, cuyas principales consecuencias son la formación de la Cordillera de los Andes y de la Costa (solevantamiento) y la Depresión Intermedia (hundimiento).

la presencia en el territorio chileno de los numerosos volcanes activos y frecuentes temblores que muestra la mayor parte de Chile, a excepción de la Región de Magallanes, incluyendo los violentos terremotos y tsunamis que cada cierto tiempo azotan esta parte del mundo. Naturalmente, la Región de la Araucanía comparte los rasgos geomorfológicos y biogeográficos del territorio chileno, particularmente de su zona sur, pero algunos de estos componentes se acentúan con características particulares y distintivas, confiriéndole ciertos rasgos geográficos de identidad propia.

Este proceso de subducción es también el componente geológico que explica

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RASGOS DISTINTIVOS DEL PAISAJE Un primer componente de la particular identidad territorial de la Araucanía es la conformación de su relieve o geografía física. La región marca el inicio en el paisaje chileno de la llamada “Zona Central Lacustre y del Llano Glacio-Volcánico”, unidad o región geomorfológica que se extiende desde el río Bío-Bío por el norte hasta el Canal de Chacao por el sur. Börgel (1983). Como su nombre lo indica, esta zona tiene entre sus geoformas más características la presencia de numerosos lagos de origen glaciar, que se ubican al pie de los Andes, y extensos valles forma-

dos por grandes depósitos de sedimentos glaciales y volcánicos que han bajado desde las montañas andinas en los últimos miles de años. Este último componente geomorfológico sigue teniendo un rol fundamental en la formación del paisaje en extensos sectores del sur de Chile. La región es un ejemplo relevante, ya que en su zona andina posee un numeroso conjunto de centros volcánicos, considerados entre los más activos de Chile y Sudamérica, lo que constituye uno de los rasgos físicos más sobresalientes y distintivos de su paisaje original (Fig.12).

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Fig.12: Relieve andino-lacustre de La Araucanía. En círculos, los principales grupos volcánicos de la región. Fuente: Imagen satelital Landsat.

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IDENTIDAD DEL PATRIMONIO GEOMORFOLÓGICO actividad, desde tiempos inmemoriales, los sitúa entre los centros volcánicos más activos de Sudamérica. Este último volcán, ubicado dentro del Parque Nacional Conguillío, tuvo durante los años 2008 y 2009 una importante actividad eruptiva. Los centros de volcanismo más importantes que posee la Araucanía serán presentados más adelante al describir el patrimonio natural del territorio andino-lacustre, zona donde se concentran todos ellos. La imagen satelital Landsat de la página anterior (Fig. 12) muestra su ubicación y relevancia en la geomorfología de la región.

Cordillera de volcanismo activo La Cordillera de Los Andes de la Araucanía es marcadamente volcánica, con varias decenas de conos y cráteres reconocidos, tanto de antigua como de moderna data eruptiva. Todas las mayores cumbres andinas de la región son en realidad volcanes, siendo en su gran mayoría considerados como potencialmente activos, ya que registran procesos eruptivos en los últimos 10.000 años. Posee volcanes como el Villarrica o Rukapillán y el Llaima, cuya permanente e intensa

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Fig.14: Llaima (arriba) y Villarrica o Rukapillán (abajo), considerados entre los volcanes más activos de Sudamérica. Fotos Manuel Gedda.

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Fig.15: Villlarrica, uno de los grandes lagos originados en el último período glacial. Foto: Manuel Gedda.

lelo 39 S– marca un verdadero hito en la fisonomía del sur de Chile, y es el motivo porque a la región se le conoce igualmente como la entrada norte del “Distrito de los Lagos”, zona que también incluye a las provincias chilenas de Valdivia, Osorno y Llanquihue, y a los sectores andinos aledaños de Argentina, que igualmente presentan numerosos lagos piemontanos de este origen. El paisaje andino de la Araucanía presenta también lagos de origen volcánico o mixtos glacial-volcánicos, como el Lago Caburgua, fruto de la gran importancia que la actividad volcánica tiene también como factor modelador de la geomorfología del sur de Chile.

Lagos morrénicos y otras huellas glaciales A partir de la Araucanía, las zonas andinas y preandinas del sur del Chile comienzan a mostrar más intensamente las profundas huellas que las últimas glaciaciones cuaternarias (terminadas hace uno 10.000 años atrás) excavaron en su relieve. Este gran proceso erosivo provocado por el hielo, se expresa en el actual paisaje en dos geoformas principales: los valles de erosión glacial y los lagos de origen morrénico ubicados a los pies del cordón andino. Precisamente, el surgimiento de estos lagos de origen glacial –a partir del para-

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Fig.16: (arriba) Las montañas que forman el cajón del Trancura muestran las huellas de la última glaciación terminada hace 10.000 años; (abajo) Calafquén, otro lago de origen glacial en la Araucanía. Fotos: Manuel Gedda.

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IDENTIDAD DEL PATRIMONIO BIOGEOGRÁFICO estos bosques lluvioso-templados del sur de Chile es el Bosque de Pewén o Pino Araucaria, una de las asociaciones arbóreas más singulares y exclusivas en su tipo, no sólo dentro del territorio chileno sino también en el mundo.

Un bosque único y exclusivo en el mundo Al sur del Bío-Bío surgen propiamente en Chile los llamados Bosques Templados Lluviosos de Costa, Earth Costal Temperate Rainforest en su denominación en inglés, un tipo de vegetación muy escasa y especial en la Tierra, y que en estas regiones australes de Sudamérica –por ubicación geográfica, composición y origen– alcanza características muy exclusivas y sobresalientes en cuanto a fisonomía y biodiversidad vegetal. Una forma especialmente notable y particular de

El Pewén o Araucaria, denominado científicamente Araucaria araucana, especie conífera de la familia Araucariáceas, es un árbol notablemente arcaico; un verdadero fósil viviente. Desde su origen en el Triásico, la familia Araucariaceas se expandió y diversificó en ambos hemisferios durante el Jurásico y el Cretáceo temprano, y perma-

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Fig.19: Araucarias en su nivel límite de crecimiento arbóreo (2.000 m de altitud). Sierra Nevada, Parque Nacional Conguillío. Foto: Manuel Gedda.

neció como un componente significativo de la vegetación del continente Gondwana hasta la parte más tardía del Cenozoico. Kershaw and Wagstaff (2001).

confinadas sólo a este último continente, extinguiéndose en el hemisferio norte. Al fragmentarse a su vez el continente gondwánico y derivar sus partes a nuevas latitudes y ubicaciones geográficas, las diversas especies gondwánicas de Araucaria fueron desapareciendo de la mayor parte de sus territorios originales al ser desplazadas por especies arbóreas más modernas que les aventajaban en adaptación a estos nuevos ambientes naturales. Hoy sobrevive poco más de una veintena de especies de este arcaico género botánico en contados lugares de la Tierra, y la especie Araucaria araucana, solamente habita en reducidos sectores montañosos de la Región de la Araucanía en Chile y áreas adyacentes de la provincia de Neuquén en Argentina.

Este remoto origen como grupo botánico sitúa a las Araucarias como el segundo género de especies leñosas más antiguas que vive actualmente sobre la Tierra; (el primero es el conocido Ginko, Ginko viloba). De hecho, el mayor esplendor de las Araucarias sobre la Tierra tuvo lugar en los lejanos tiempos del Jurásico, hace más de 100 millones de años atrás, en pleno apogeo de los grandes reptiles. Posteriormente, con la división del Pangea en dos: Laurasia (al norte) y Gondwana (al sur), las Araucarias y otras coníferas primitivas quedaron

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IDENTIDAD DEL PATRIMONIO PAISAJÍSTICO Región de la Araucanía, compartido solamente con reducidas áreas colindantes de Argentina de la Provincia de Neuquén (Moquehue, Aluminé, Lanin, Copahue y Caviahué). Este ambiente ha sido también el hábitat de pueblos originarios (especialmente los grupos mapuche-pewenche y mapuche-puelche) que han tenido una profunda y singular adaptación cultural a este particular ambiente montañoso de los Andes del Sur.

Una combinación exclusiva en el paisaje de la tierra La existencia de esta notable conífera, endémica y exclusiva de esta parte del mundo, unida a la presencia de los omnipresentes volcanes andinos y sus nieves eternas, dan lugar a un paisaje tan distintivo y original, que puede afirmarse con toda propiedad que no existe en otra parte del planeta un territorio con fisonomía igual, fruto de la singular combinación de estos tres elementos naturales: bosques de araucarias, volcanes y nieve. Este paisaje andino es, sin duda, el patrimonio natural más exclusivo y original que posee la

El valle central y la costa de la Araucanía comparten muchos rasgos con otras regiones de Chile. Sin embargo, hay dos ambientes geográficos de la zona coste-

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Fig.21: Otros dos ambientes y ecosistemas singulares de la Araucanía; arriba: Lago Budi en el litoral de la Araucanía; abajo: Altos de Nahuelbuta en la zona cordillerana de la costa. Fotos: Manuel Gedda.

ra que muestras características singulares y relevantes dentro del territorio chileno. Uno, al norte de la región, es la Cordillera de Nahuelbuta, cordón montañoso que alcanza una importante extensión y altitud, y rasgos de biodiversidad endémica de gran valor patrimonial (posee las únicas poblaciones no andinas de Araucaria

y también especies animales exclusivas); el otro, hacia al extremo sur, es el Lago Budi, enorme albufera de aguas semisaladas –una de las mayores de Sudamérica– que destaca por su diversidad de hábitat acuáticos y rica vida silvestre, y por la numerosa y antigua población mapuche que habita junto a sus riberas.

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IDENTIDAD DEL PATRIMONIO CULTURAL

Fig.23: Por su exclusividad como fruto regional e importancia cultural, el piñón, fruto del Pewen o Pino Araucaria es un componente ícono de la nueva oferta gastronómica que presenta la Araucanía. Fotos: Juan C. Gedda y Manuel Gedda.

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las comunidades andinas con las comunidades campesino-indígenas del valle central y sectores costeros. El piñón ha pasado a ser también un elemento de gran valor de aplicación en el desarrollo de productos culinarios que hoy constituyen la novedosa y original oferta gastronómica de la región.

La Gente del Pewén Asociado a esta presencia excepcional de los bosques de Pewén y a los bellos y exclusivos paisajes que estos conforman en la Araucanía, existió aquí también un notable proceso de adaptación cultural asociado a esta conífera autóctona, ya que un grupo numeroso de población indígena mapuche, conocida como Pewenche: “Gente del Pewén”, obtenía y sigue obteniendo su principal alimentación de las semillas del Pewén o Pino Araucaria. Esta vital y estrecha vinculación de la población originaria con este árbol conífero viene desde antiguas épocas, como lo atestigua Pedro Mariño de Lobera (1528-1594), uno de los primeros cronistas españoles que llegaron a a esta zona de Chile:

El antiguo pueblo Mapuche La Araucanía presenta también un origen y un devenir histórico-cultural bastante particular dentro de Chile y América. Desde remotas épocas precolombinas esta región ha sido el territorio principal del pueblo Mapuche, cultura originaria que a la llegada del conquistador hispano ocupaba extensamente y en forma numerosa todo el territorio chileno comprendido entre el río Illapel por el norte y las Islas de Chiloé por el sur. Precisamente, la zona de mayor población mapuche, y la que mayor independencia mantuvo de la dominación española en América, fue la que se ubicaba entre los ríos Bío-Bío por el norte y Toltén por el sur; territorio que corresponde básicamente a lo que es hoy la Región de la Araucanía, y que se mantuvo por varios siglos como un espacio fronterizo independiente entre la colonización española de Chile Central y las regiones de más al sur, que salvo la Isla Grande de Chiloé, permanecieron siempre fuera del dominio hispano, debido precisamente a esta frontera que los mapuches* lograron establecer y mantener durante todo el

“Es tan grande el número que hay de estos árboles en aquellos sotos y bosques, que basta para dar provisión a toda aquella gente que es innumerable, tanto que de ello hacen el pan, el vino y los guisados”. Es importante también destacar que aún en el presente, estas semillas, los piñones, llamados nguilliu en mapuche, siguen siendo un recurso de alimentación muy importante para las comunidades indígenas de origen mapuche que habitan en los sectores cordilleranos de la Araucanía y áreas colindantes de la Provincia de Neuquén en Argentina. Constituyen también un recurso tradicional de intercambio o trueque de productos de

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Fig.24: Machi tocando el kultrun al inicio de una ceremonia. Foto: Manuel Gedda.

período colonial. Esta misma población mapuche ofreció también fuerte oposición al avance de la República Chilena, y sólo al final del siglo XIX pudo ser ocupada y dominada militarmente.

arqueológicos, proponen para la cultura mapuche un origen chileno a partir de culturas tempranas del Norte Chico.

Sobre el origen del pueblo mapuche y su antigüedad en el territorio chileno, existen diversas teorías. Las más clásicas, como Latcham (1928), plantean que se trata de un pueblo guerrero proveniente de las pampas de Argentina, que entró al territorio chileno poco antes de la llegada del español, mezclándose con las culturas ya existentes; la más modernas, en cambio, como Dillehay (1990) basadas en datos

La Araucanía pasó a ser conocida también como Región de la Frontera, en alusión al claro límite que por casi tres siglos la mantuvo como territorio independiente del dominio colonial, constituyéndose en un espacio fronterizo de intercambio, combinado también con luchas y conflictos. Debido a ello fue el centro de muchos episodios históricos de carácter bélico y sociopolítico (parlamentos) que tuvieron tras-

La Región de la Frontera

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Fig.25: Esculturas en madera que resaltan la importancia histórico-cultural de la población mapuche en la zona costera de la Araucanía. Plazoleta en Puerto Domínguez a orillas del Lago Budi. Foto: Manuel Gedda.

región recibió el fuerte influjo de la ocupación y colonización moderna que impulsó el Estado de Chile, que se tradujo en la llegada de diversos núcleos de población chilena y europea (principalmente suiza, alemana e italiana) que se instalaron en las antiguas tierras mapuches, generando una convivencia sociocultural única dentro del territorio chileno, cuyos variados efectos históricos y sociales –algunos muy controversiales– aún proyectan sus sombras hasta nuestros días. En el presente, La Araucanía junto con la Región Metropolitana, son las zonas de Chile que presentan los mayores núcleos de población

cendencia en el desarrollo de la primera etapa de la Conquista y posterior proceso de colonización que España realizó en Chile. Fue igualmente una zona donde hubo intensos y prolongados períodos de intercambio económico y fuerte mestizaje racial y cultural entre las poblaciones mapuche y española, base fundamental del pueblo y la cultura criolla chilena que ocuparía posteriormente el territorio de la Araucanía y demás regiones del centro-sur del país. Más tarde con el establecimiento de la República, a partir de la refundación de Angol en 1862 y de Villarrica en 1883, la

* Para facilitar la lectura del texto, se usará en adelante la forma castellana de “mapuches” para referirse en plural a personas pertenecientes a este pueblo, dejando el término mapuche sólo para la denominación genérica original en mapudungun, su lengua.

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Fig.26: Símbolos y paisajes asociados a la identidad cultural mapuche de la Región de la Araucanía. Foto: Manuel Gedda.

Chile a la llegada de los españoles en 1541. Ya desde los inicios de la conquista hispana, los mapuches recibieron la denominación de “araucanos”, nombre popularizado por Alonso de Ercilla en su afamada obra “La Araucana” (1568). Luego, por extensión, todo el territorio principal habitado por los mapuches o “araucanos” –entre los ríos Bío-Bío y Toltén– pasó a denominarse Araucanía.

indígena de este origen. Es importante señalar que la población mapuche que vive en la capital corresponde a un fenómeno de migración tradicional que se ha acentuado en forma reciente, pues hasta hace una década atrás, la mayoría de la población mapuche vivía en la región. Origen del nombre Araucanía Se ha hecho referencia a la Araucanía como el territorio principal del pueblo Mapuche, la mayor población y cultura originaria que habitaba el territorio de

Sobre el origen del término Araucano ha habido, y seguramente seguirá habiendo, mucha polémica y controversia. No

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Fig.27: Nguillatun o Kamaricun, la expresión socio-religiosa más importante de los pueblos de cultura mapuche de Chile y Argentina. Foto: Manuel Gedda.

existe acuerdo entre los diversos estudiosos del tema acerca del significado y origen de tal denominación. Para algunos, deriva del término quechua “auca”, que significa “rebelde”, en alusión al carácter belicoso e indomable que mostraron los mapuches frente a las tropas del Imperio Inca, cuando estas trataron de conquistar sus tierras en el siglo XV. Para otros, deriva de “Rag-co”, que por deformación del uso en español quedó como “Arauco”, que en “mapuzungun”, la lengua mapuche significa zona de agua gredosa, en alusión a un sector habitado por los mapuches en el área noroccidental de lo que es hoy la Araucanía, pasando sus habitantes de esta zona a llamarse “araucanos”. Posteriormente, con el uso del tiempo, el término Araucano quedó

como sinónimo de mapuche, y por tanto, pasaron a ser araucanos todos aquellos pueblos que hablaban la lengua y practicaban la cultura mapuche, extendiéndose por tanto tal denominación no sólo a los habitantes indígenas de la Araucanía, propiamente tal, sino también a todos los grupos indígenas que habitaban el centro-sur de Chile. Finalmente, la denominación de Araucanos se extendió también a todos los pueblos indígenas cordilleranos del sur de Chile y la Pampa Argentina, que habían adquirido esta lengua y cultura en el contacto con grupos mapuches de la Araucanía, que en siglo XVIII comenzaron a incursionar en las pampas orientales en busca del ganado que abundaba en esas regiones de Argentina. Casamiquela (1985).

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TERRITORIOS DE LA ARAUCANĂ?A

Fig. 28: Diversidad de ambientes del paisaje regional. Fotos: Manuel Gedda.

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Como parte de una estructura geomorfológica transversal que es común a gran parte del territorio chileno, podemos dividir el relieve de la Araucanía en cuatro zonas o sectores geográficos que longitudinalmente la recorren de norte a sur. Estas grandes franjas o territorios del relieve son: Planicie Litoral, que comprende el borde marino propiamente tal; Cordillera de la Costa, que comprende el cordón montañoso costero aledaño a la planicie costera; Valle Central, que ocupa la llamada depresión intermedia que se extiende de norte a sur; y la Zona Andino-Lacustre, que va desde los cordones montañosos preandinos hasta las altas cumbres cordilleranas que forman la frontera con Argentina, territorio donde se intercalan diversos valles intermontanos y lagos de origen glacial y volcánico.

los faldeos de Nahuelbuta, cordón montañoso costero que se extiende entre los ríos Bío-Bío e Imperial. Lelfunmapu, las tierras del valle central. Inapiremapu, las tierras de la precordillera andina. Piremapu, las tierras altas de las montañas andinas. Puelmapu, las tierras al oriente de los Andes (Argentina) que hasta fines del siglo XIX eran también parte fundamental del territorio mapuche. Huillimapu, las tierras ubicadas al sur del río Toltén.

La división territorial Mapuche

Lafkenche: la gente que habita en el Lafkenmapu. Lelfunche: la gente que habita en el Lefunmapu. Wenteche: la gente que habita desde del valle hacia la pre-cordillera. Nagche: la gente que habita el Nagmapu. Pewenche: la gente del Inapiremapu, que toma su nombre del Pewen. Puelche: la gente del este (Argentina). Huilliche: la gente del sur. Pikunche: la gente del norte.

Los habitantes de cada territorio A estos espacios territoriales de la cultura mapuche le corresponden también en general identidades específicas distintivas para sus habitantes:

Esta división de los espacios geográficos de la región se corresponde en gran medida con la división que la cultura mapuche hace tradicionalmente de los diferentes territorios o ambientes que ocupa en el sur de Chile. Estos espacios territoriales son: Lafquenmapu, las tierras costeras junto al litoral marino. Nagmapu, las tierras ubicadas al pie y en

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Zona de Nahuelbuta Nagmapu

Zona de la Costa Lafquenmapu

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Zona del Valle Central Lelfunmapu


Zona Preandina Inapiremapu

Zona Andina Piremapu

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Fig. 29: Delimitación de las grandes zonas geográficas del paisaje de la Araucanía y los macroterritorios o zonas que a partir de ellas se definen para el desarrollo del presente manual. Para los efectos de representación de las zonas y su delimitación se han utilizado criterios geográficos aproximados. Mapa Base: SERNATUR.


CAPÍTULO II

atrimonio de biodiversidad de La Araucanía El paisaje natural de la Araucanía, como ocurre con todas la regiones del planeta, tiene dos grandes componentes: uno físico, configurado por los factores climáticos y geológicos presentes en el territorio, y otro biótico, constituido por los seres vivos que lo habitan. Ambos confluyen e interactúan para constituir los distintos ecosistemas presentes en la Tierra. Esta conformación ecológica es el resultado de un largo devenir histórico natural que incluye a su vez dos grandes procesos: uno, determinado por la historia geológica, vale decir, por el origen y evolución del territorio, y otro, biogeográfico, determinado por el origen, evolución y dispersión de las plantas y animales que se adaptaron a sus diversos ambientes. La historia geológica del territorio chileno, su antigua pertenencia al Gondwana, junto con su relieve y clima actuales, son los factores centrales que explican su particular biodiversidad, expresada en la biota (especies de flora y fauna) y en los ecosistemas naturales presentes en sus distintas zonas.

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Fig. 30: Algunas especies de la biota nativa presente en los ecosistemas de bosques de la AraucanĂ­a. Fotos: Manuel Gedda, Roger Rageot, Alvaro MarĂ­n.

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BOSQUES NATIVOS DE CHILE, PATRIMONIO BOTÁNICO EXCEPCIONAL La Araucanía es la puerta de entrada a la región de los grandes bosques australes de Sudamérica. Si bien los primeros bosques nativos surgen en Chile en los sectores cordilleranos de las regiones del centro (alrededor de los 34º S), es al sur del río Bío-Bío (37º S) donde alcanzan su verdadero desarrollo e importancia en el paisaje, debido al surgimiento de condiciones ambientales muy favorables para su crecimiento (clima lluvioso-templado). Se debe considerar en esta visión el desarrollo que tenían los grandes bosques y selvas en las regiones del centro-sur del país a la llegada de los colonizadores hispanos, ya que en la actualidad estos ecosistemas naturales se encuentran muy reducidos respecto de su extensión original.

turismo y otras formas de turismo especializado que el país y la región aspiran a ofrecer en los próximos años. Bosques templados de lluvia Los bosques del sur de Chile pertenecen, dentro de la vegetación natural de la Tierra, al tipo denominado “Bosque Lluvioso-Templado de Costa” (Coastal Temperate Rain Forest); una asociación vegetal de fisonomía similar a las selvas tropicales, pero que sólo crece en zonas de latitudes altas que presentan climas templados a templado-fríos (temperaturas medias anuales entre 4 y 12° C) con influencia oceánica y precipitaciones superiores a 1.400 milímetros anuales. Alaback (1991).

Ya, por esta última razón, los bosques nativos que aún se conservan en la zona sur-austral de Chile son muy valiosos; si además, se examina su ubicación, origen y composición botánica y faunística, se puede concluir que son ecosistemas únicos en Sudamérica y muy escasos en el mundo. Por el extraordinario endemismo y origen de su biota (flora y fauna), estos bosques son el patrimonio natural de biodiversidad más singular y relevante que posee el sur de Chile y la Araucanía, y constituyen uno de los activos más valiosos y originales para la oferta de eco-

Representan un tipo de selva fría de poca extensión y de carácter relictual, vale decir, son pequeños remanentes de una vegetación que en épocas pasadas de la Tierra tuvo un desarrollo mucho mayor, pero que con las últimas glaciaciones y otros cambios climáticos experimentaron un gran retroceso; hoy, los bosques lluvioso-templados de costa sólo representan un 0,2% de la vegetación actual de la Tierra, estimándose que la mitad de estos bosques ya han sido eliminados por el hombre. David Suzuki Foundation (2009).

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Fig. 31: Arriba: Bosque mixto de “Pewén”, Araucaria araucana, y “Lenga”, Nothofagus pumilio, en el sector Sierra Nevada del Parque Nacional Conguillío. Abajo: Bosque puro de “Lenga” en el sector Puesco del Parque Nacional Villarrica. Fotos: Manuel Gedda.

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Fig.32: Actual distribución mundial de los Bosques Lluvioso-Templados de Costa en el mundo. Destaca la importancia de los bosques chilenos que representan el 35% de este tipo de vegetación en la Tierra. Alaback & Weigand (1991), con la notable particularidad, además, de que ellos poseen una diversidad y un endemismo de especies vegetales mucho mayor que los bosques lluvioso-templados del hemisferio norte. Ilustración: Andrea Saavedra Aguilar.

En contraposición a esta baja presencia actual, son ecosistemas de alta productividad, debido a las condiciones climáticas de temperatura y humedad, muy favorables y constantes para el desarrollo vegetal durante la mayor parte del año. Esto se traduce en que la biomasa (cantidad de tejido vivo) acumulada por unidad de superficie en los bosques templados de lluvia, como ocurre en el sur de Chile, llegue a ser una de las más altas del mundo, alcanzando hasta 100 toneladas por metro cuadrado, como ocurre con los gigantes árboles de los géneros Sequoia en Norteamérica y Fitzroya (Alerces) en el sur de Chile, que están entre

las especies arbóreas con mayor biomasa de la Tierra. Wikipedia (2010) El singular legado del antiguo Gondwana Los bosques lluvioso-templados de costa del hemisferio sur, que sólo están presentes en la región sur-austral de Sudamérica (principalmente en Chile y en menor proporción en Argentina) y en territorios de Oceanía (Nueva Zelandia, Tasmania y Nueva Guinea), tienen características botánicas aún más sobresalientes comparados con sus homólogos del hemisferio norte (costa oeste de Estados Unidos

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Fig.33: La vegetación que dominó las últimas etapas del antiguo Gondwana se conservó sólo en Chile y regiones de Oceanía. Foto: Manuel Gedda.

y enorme continente llamado Pangea. A inicios del Jurásico (200 millones años atrás), debido a procesos de fragmentación de la corteza terrestre provocados por la Tectónica de Placas, el Pangea se dividió en dos supercontinentes: al norte, Laurasia (Norteamérica y Europa y Asia); al sur, el Gondwana (Sudamérica, Africa, Madagascar, India, Nueva Zelandia, Australia y Antártica).

y Canadá y reducidos sectores de Europa), ya que tienen un origen y composición botánicas muy diferentes. Por otra parte, y debido a condiciones de evolución geológica y climática, estos bosques australes presentan un endemismo (exclusividad de especies) y diversidad vegetal mayor que sus equivalentes de Norteamérica y Europa. La causa principal de esta diferente composición de los bosques templados del hemisferio sur y su carácter de verdadera reliquia vegetal hay que buscarla en remotas épocas de la historia terrestre. Hace 250 millones de años, el planeta estaba formado por un solo

Unos 170 millones de años transcurrieron desde la formación del Gondwana hasta su fragmentación completa, período durante el cual este se mantuvo en gran parte aislado de otras tierras emergidas, dando como resultado un largo

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India

Antártica Sudamérica

Australia

Nueva Zelandia

Madagascar

África

Fig.34: El dibujo muestra los territorios que formaban parte del antiguo supercontinente Gondwana, que el proceso tectónico de deriva continental llevó a sus actuales posiciones y formas en la superficie terrestre. Esta conección permite explicar la singular flora nativa que presenta Chile y la notable afinidad que ella presenta con Nueva Zelandia, Tasmania y otras zonas de Oceanía. Fuente: Manuel Gedda. Ilustración: Andrea Saavedra Aguilar.

proceso de evolución independiente que se tradujo en el surgimiento de una flora y fauna particular, distinta a la presente en otras zonas la Tierra durante tal período. Hace unos 200 millones de años, en los inicios del período Jurásico, emergió en las tierras gondwánicas una flora arbórea dominada por coníferas gigantes del género Araucaria (primos de nuestro Pewén o Pino Araucaria), algunas de los cuales, hoy fosilizadas, se estima llegaron a tener 7 metros de diámetro y 120 metros de altura: ¡los árboles

más grandes que jamás hayan existido sobre la Tierra!; más grandes, incluso, que las afamadas especies del género Sequoia, los gigantes de Norteamérica, y que cualquier otro árbol del mundo. Los restos de estas enormes Araucarias se encuentran en el Monumento Nacional Bosques Petrificados de Santa Cruz, Argentina. Cuneo (1996). Con la llegada del período Terciario, hace unos 65 millones de años, los territorios gondwánicos ya presentaban

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Fig.35: En los bosques chilenos predominan los árboles del género Nothofagus, grupo botánico de antiguo origen gondwánico. Foto: Manuel Gedda.

una biota (flora y fauna) distinta a las anteriormente descrita, la que se desarrollaba bajo condiciones climáticas subtropicales. Para entonces, ya existía un avanzado proceso de fragmentación de las partes que habían formado el Gondwana, permaneciendo sólo el extremo austral de Sudamérica y parte de Australia y Nueva Zelandia aún conectados a través del territorio antártico. Para esa época geológica, la vegetación dominante del Gondwana estaba formada por grandes Palmeras y Cycas, junto con especies arbóreas del género

Nothofagus, los ancestros inmediatos de

nuestros actuales coigües, robles, raulíes, lengas y ñires. Gradualmente, se fueron haciendo también dominantes en este paisaje diversos otros géneros botánicos que habían surgido y evolucionado dentro de los territorios del Gondwana. Cuneo (1996). Herederos de un patrimonio único Pero lo que representa un patrimonio natural de gran valor y exclusividad es que muchas de estas especies vegetales

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que dominaron en los remotos paisajes del Gondwana, o sus descendientes cercanos, son también los principales componentes de la actual flora nativa de las zonas centro-sur y austral de Chile.

Son muchos los grupos botánicos originados en el Gondwana que tienen gran presencia en la flora nativa chilena, pero si consideramos, además, la importancia que tienen en la composición de su vegetación, no cabe duda que el grupo más relevante es el género Nothofagus o Hayas Australes, cuyas especies arbóreas son dominantes en la composición de la gran mayoría de los bosques de Chile. Otros grupos menos numerosos, pero relevantes por su carácter endémico y antiguo son las coníferas de las familias Podocarpáceas (Mañíos y Lleuques), Cupresáceas (Cipreses y Alerces) y Araucariáceas (Pewenes o Araucarias), estas últimas de gran significado natural y cultural para la región por su exclusividad territorial. Un número importante de especies de nuestra fauna tiene origen gondwánico; especialmente, invertebrados como moluscos y diversas clases de artrópodos (insectos, crustáceos, etc.) y numerosos vertebrados inferiores, como peces, anfibios y reptiles. En cuanto a mamíferos y aves, la mayoría de las especies gondwánicas se extinguieron al producirse la unión continental con Centro y Norteamérica por la competencia con especies más modernas, pero se conservaron algunos representantes singulares como el Ñandú, Pterocnemia pennata, y tres pequeños y antiquísimos mamíferos marsupiales: el “Monito del Monte”, Dromiciops gliroides; la “Yaca”, Thylamys elegans; y la “Comadreja Trompuda”, Rhyncholestes raphanurus.

Los que vinieron del antiguo Gondwana Extensa y privilegiada fue la herencia botánica que nos dejó el antiguo Gondawna, la que hoy se encuentra principalmente en el sur de Chile y en menor medida en la región andino-patagónica de Argentina, y que en la actualidad sólo tiene parientes en las lejanas tierras de Oceanía, principalmente en Nueva Zelandia, Tasmania y Nueva Guinea. Son diversos los grupos botánicos que forman la flora nativa de Chile, a nivel de familias y géneros, cuyo origen es claramente gondwánico, y constituyen por ello uno de los rasgos distintivos y exclusivos del patrimonio natural chileno a nivel de Sudamérica y del mundo. Su presencia en este lejano y aislado rincón del mundo apasionó a numerosos científicos y naturalistas que visitaron Chile en los siglos XVIII y XIX, pues generó información acerca de temas de gran trascendencia para la época. Se estima que parte de los elementos que utilizó Darwin para formular su afamada Teoría de la Evolución y Selección Natural de las Especies, las obtuvo de observaciones que realizó en sus prolongadas expediciones por el territorio chileno.

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Fig.36: Representantes de la numerosa biota chilena que tuvo su origen en el antiguo continente Gondwana. Arriba: “Pewén o Araucaria”, Araucaria araucana; en la mitad, “Monito del Monte”, Dromicipos gliroides; abajo: “Digüeñe del Roble o Hualle”, Cyttaria spinosae. Fotos: Manuel Gedda y Roger Rageot.

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PATRIMONIO DE ENDEMISMO EN LA FLORA DE LOS BOSQUES TEMPLADOS DE CHILE leñosa de la zona centro-sur de Chile en la que se encuentra la Región de la Araucanía. Este valor de endemismo es muy elevado con respecto a la mayoría de las zonas de la Tierra, sólo comparable con la flora que presentan apartados territorios insulares (fig.37).

Dentro de la flora chilena existe un alto grado de endemismo. Si se consideran estrictamente los límites político-geográficos del país, aproximadamente un 50 % de las especies son endémicas y exclusivas (no existen en otra parte del mundo), lo cual ya constituye un porcentaje importante; sin embargo, este es un valor promedio para todo el territorio y no refleja por tanto las particularidades y los valores de endemismo vegetal para cada zona o región. Así por ejemplo, si se revisa la distribución geográfica natural más actualizada de 65 especies arbóreas o arborescentes nativas del centro-sur de Chile, Donoso et al. (2006), se puede establecer que aproximadamente 45 de ellas son exclusivas o sólo tienen una presencia significativa dentro de sus límites; lo que da un valor de un 70% de endemismo para la flora

Pero un criterio aún más acertado y representativo de valoración del gran endemismo de la flora nativa chilena, en la perspectiva de generar una oferta de productos de ecoturismo relacionada con esta temática, debe estar basado en el concepto natural de las grandes ecorregiones o biomas de la Tierra, que han sido definidas exclusivamente por parámetros climáticos, biogeográficos y de biodiversidad, y no por criterios de índole histórico o político-administrativo. Bajo este concepto, la Araucanía se

REGION Nº ESPECIES % ENDEMISMO Hawai 980 89.2 Nueva Zelandia 2.066 81.9 Madagascar 10.000 (estimado) 80.0 Nueva Caledonia 3.250 76.4 El Cabo (Sudáfrica) 8.493 68.0 Juan Fernández (Chile) 168 67.9 Islas Fiji 1.302 61.4 Perú 17.119 31.3 Taiwan 3.350 25.40

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Fig.37: Cuadro comparativo de endemismos de flora de territorios insulares, referido sólo a especies de angiospermas o plantas con flores. Porter (1996).


encuentra en la llamada Eco-Región de los Bosques Lluvioso-Templados, región ecológica que incluye a todos los ambientes naturales de las zonas centro-sur y sur-austral de Chile y de la reducida franja andina colindante de Argentina que presenta características similares. Definido en este contexto, el patrimonio de biodiversidad para la flora leñosa nativa (árboles y arbustos) de la Ecorregión Valdiviana alcanza valores de

un 90% de endemismo en especies, lo que representa un porcentaje altísimo, poco común a nivel mundial, como puede inferirse al comparar este valor con los porcentajes que se presentan en el cuadro antes citado (Fig.37), que muestra distintas zonas de la Tierra que presentan una alta proporción de especies endémicas de flora, considerando para esta comparación sólo a las angiospermas o plantas con flores.

Fig.38: Cuatro especies arbóreas endémicas y exclusivas de los bosques lluvioso-templados de Chile. A) “Tiaca o Triaca”, Caldcluvia paniculata; B) ”Ulmo o Muermo”, Eucryphia cordifolia; C) “Tineo o Palo Santo”, Weimannia trichoesperma; D) “Pitao”, Pitavia punctata. Fotos: Manuel Gedda.

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ECORREGIÓN DE LOS BOSQUES TEMPLADOS DE CHILE: PATRIMONIO MUNDIAL DE BIODIVERSIDAD la zonas centro-sur y austral, especialmente en aquellos que se ubican entre el Río Bio-Bío y la Isla Grande de Chiloé (37º a 44º S), zona conocida como Ecorregión Valdiviana de los Bosques LluviosoTemplados, en atención a sus exclusivas condiciones ecológicas y de biodiversidad, que la hacen única en Sudamérica y el mundo. Myers, Mittermeier, Da Fonseca & Kent (2000).

La presencia de un clima templado predominante y el gran aislamiento geográfico del territorio chileno, no sólo favoreció la conservación de un número importante de géneros de la antigua biota gondwánica, sino que también contribuyó a que la flora y fauna de otro origen que llegó (como la neotropical, por ejemplo), quedara igualmente aislada de sus parientes más cercanos. Como resultado de esta larga evolución natural separada se crearon condiciones muy favorables para la generación de una gran biodiversidad endémica en los bosques lluvioso-templados de

La denominación valdiviana alude a que su forma típica y principal se encuentra en la zona chilena de Valdivia. En realidad,

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Fig. 39: La Ecorregión de los Bosques Templados de Chile y Argentina destaca por las asociaciones forestales que presenta, formadas casi es su totalidad por especies leñosas endémicas y exclusivas. Fotos: Manuel Gedda.

Sur de Chile. Una forma de clasificar estos bosques está basada en las especies arbóreas dominantes en cuanto a cobertura y número, tal como se muestra en el inventario más reciente realizado de los bosques templados de la Ecorregión Valdiviana. Sin embargo, esta clasificación de uso forestal no refleja en forma completa a los bosques nativos de Chile considerando su composición, fisonomía y adaptación a los distintos ambientes físicos que estos ocupan. En consideración a ello, se presenta en las páginas siguientes una tipología más representativa y sencilla –más paisajística– para caracterizar a los bosques nativos de la Araucanía y el sur de Chile.

esta ecorregión corresponde a un bioma, amplio espacio geográfico que comparte condiciones climáticas y ecológicas similares y está constituido por ecosistemas forestales predominantes de un mismo tipo. En este caso, corresponde al llamado Bioma de Selva o Bosque Templado de Sudamérica Austral, formado por diversos tipos de bosques lluvioso-templados, que crecen aquí gracias al permanente clima húmedo y sin extremos térmicos que genera la influencia oceánica. Dependiendo de las condiciones ecológicas y el grado de adaptación de las especies a ellas, podemos distinguir distintos tipos de bosques dentro del territorio de la Araucanía y el

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vasculares, como líquenes, musgos, algas y hongos que pueblan los ambientes de esta ecorregión chilena, cuyo grado de endemismo es también muy alto. Esta elevada diversidad biológica endémica constituye hoy un valioso patrimonio a nivel mundial; lo que unido a la crítica realidad de conservación que enfrentan muchas de sus especies, han llevado a clasificar a la Ecorregión Valdiviana de los Bosques Lluvioso Templados del sur de Chile, incluyendo la franja andinopatagónica de Argentina que comparte estos ecosistemas, entre las 25 zonas prioritarias de conservación de la biodiversidad en el mundo (Fig.41).

Es importante destacar que estos bosques lluvioso-templados de Chile son los más australes del planeta, y que a igual latitud, están entre los ecosistemas forestales de mayor biodiversidad en la Tierra. Además, por la particular evolución natural que hemos descrito, que hacen de esta zona del mundo una verdadera isla biogeográfica, un porcentaje muy grande de sus especies vegetales y animales son endémicas y exclusivas. (Fig.40). Así por ejemplo, si se considera el conjunto de hábitat asociados a la llamada Eco-Región Valdiviana de los Bosques Lluvioso-Templados, vale decir, se incluyen los diversos tipos de bosques y las áreas de matorral, humedales y otros ambientes naturales del sur de Chile y la zona andino-patagónica colindante de Argentina de esta ecorregión, tenemos los siguiente valores de endemismo para su flora y fauna:

Diversidad de los bosques templados en la Araucanía Las formas o tipos de bosques lluviosos templados en el sur de Chile son muy variadas, dependiendo de factores ambientales como altitud, exposición, topografía y tipo de suelo. La marcada gradiente de altitud entre el Pacífico y los Andes, crea condiciones climáticas muy diversas de

Esta valoración no incluye fauna de invertebrados, como moluscos, crustáceos, insectos, arácnidos, anélidos y otros; ni tampoco las diversas clases de plantas herbáceas y los grupos de plantas no

Biota ecorRegiÓn de los bosques templados FLORA LEÑOSA (árboles y arbustos) MAMIFEROS AVES (excluyendo marinas) REPTILES ANFIBIOS PECES (sólo continentales)

spp. endém. 90% (aprox.) 33% 66% 36% 80% 84% (aprox.)

Fig. 40: Endemismo de la biota de la Ecorregión de los Bosques Templados de Chile y Argentina. Basado en Rozzi et Al (2003); modificado.

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humedad y temperatura en cortas distancias, favoreciendo el desarrollo de distintas asociaciones de vegetación, según la aptitud y adaptación que las especies tengan a las distintas condiciones ambientales. Igual ocurre con los suelos, que presentan una estructura y composición diversas, generando también condiciones diferentes para la vegetación.

La Araucanía son los que se listan más abajo; sin embargo, es necesario precisar que existen muy diversas categorías y formas para clasificar las asociaciones vegetales y los tipos de bosques nativos de Chile; en consideración a ello y para facilitar la comprensión del lector, se utilizó un esquema simplificado tomando como referencia a las clasificaciones de Smithüsen (1956) y Gajardo (1994).

Considerando estos componentes ambientales y los rasgos generales más distintivos de estructura, fisonomía y composición botánica, los grandes tipos o formas de bosque templado presentes en

- Bosque de Araucaria Araucana. - Bosque Siempreverde Laurifolio - Bosque Andino Caducifolio - Bosque Pantanoso de Mirtáceas 5

20 18

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6 27

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1

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Hotspots de Los hotspots de biodiversidad son los Biodiversidad lugares biológicamente Los hotspots de más ricos y a la vez biodiversidad son más los amenazados de nuestro lugares biológicamente planeta. Por CI más los ha más ricos y aesto, la vez elegido como prioridad amenazados de nuestro para la conservación. planeta. Por esto, CI los ha elegido como prioridad para la conservación.

1 2 31 42 53 64 75 6

87 8

Mata Atlántica Provincia Florística de California Región Florística del Cabo Mata Atlántica ElProvincia Caribe Florística de California ElRegión Cáucaso Florística del Cabo Caribe Brasileño ElElCerrado Bosques Chilenos de Lluvias El Cáucaso ElInvernales/Valdavia Cerrado Brasileño Bosques Costeros Chilenos de Bosques deLluvias África Invernales/Valdavia Oriental Bosques Costeros de África Oriental

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Hotspots de Biodiversidad

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Islas de Melanesia Oriental Afromontañas Orientales Bosques Guineanos de África Islas de Melanesia Oriental Occidental Orientales Afromontañas El Himalaya Bosques Guineanos de África Cuerno de Africa Occidental El Himalaya Indo-Birmania Cuerno Irano–Anatólica de Africa Región Indo-Birmania Japón Región Irano–Anatólica Madagascar y las Islas del Japón Océano Indico Madagascar y las Islas del Hotspots Nuevos Océano Indico

18 19 18 20 19 21 22 20 23 21 22

24 23 25 24 25

Bosques Pino-Encino de la Sierra Madre Maputalandia-PondolandiaBosques Pino-Encino de la Albany Sierra Madre Cuenca Mediterránea Maputalandia-PondolandiaMesoamérica Albany Montañas de Asia Central Cuenca Mediterránea Montañas de China SurocMesoamérica Montañas de cidental Asia Central Montañas de China SurocNueva Caledonia cidental Nueva Zelandia Nueva Caledonia Nueva Zelandia

Fig. 41: Hotspots: sitios prioritarios para la conservación Hotspots Nuevosde la biodiversidad en el mundo.

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24

19

Filipinas Polinesia y Micronesia Suroccidente de Australia 26 Filipinas El Karoo yde Suculentos 2729 Polinesia Micronesia 2830 Suroccidente Región de la de Sonda Australia 2931 ElAndes KarooTropicales de Suculentos 3032 Región Regiónde delaTumbes-ChocóSonda Magdalena 31 Andes Tropicales La Wallacea 3233 Región de Tumbes-ChocóOccidentales y Sri Magdalena 34 Ghats 33 La Wallacea Lanka 26

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28

34

Ghats Occidentales y Sri Lanka


bargo, y como si estos atributos fueran pocos, la Araucaria tiene muchos otros características biológicas que le confieren el carácter de especie reina de los ecosistemas andinos de esta región. Una de ellas radica en su gran capacidad de adaptación a los ambientes más fríos y de suelo más pobres; otra tiene que ver con su lenta velocidad de crecimiento, que se compensa con su gran longevidad, con ejemplares que superan los 1.500 años de edad; o con su imponente figura de troncos perfectos y cilíndricos que pueden superar los 45 metros de altura y los 2 metros de diámetro. Otro elemento fundamental de su gran valoración tiene que ver con sus especiales frutos o semillas, los piñones, muy apetecidos como alimento y base de la nutrición de una numerosa población indígena de origen mapuche-pewenche, como se mencionó al tratar la identidad territorial de la Araucanía. Finalmente, el gran atractivo y exclusividad que representa esta especie, como forma de vegetación arcaíca y relictual de la Tierra, le confiere especial valor para actividades de ecoturismo e interpretación ambiental.

Bosque de Araucaria Araucana Los bosques nativos de los sectores montañosos andinos, por razones de acceso, topografía y clima, han sido proporcionalmente menos destruidos por la acción humana que los bosques de las zonas más bajas. Gracias a ello, muchas de estas de áreas naturales no fueron explotadas –o sólo en escasa medida– y hoy forman parte de las diversas reservas y parques nacionales que tiene la Araucanía en los sectores andinos. Esto permitió conservar una parte importante de lo que es el mayor y más original patrimonio natural de toda esta región de Chile: los Bosques de Pino Araucaria o Pewén. · Pocos son lugares del paisaje terrestre que ostentan un sello natural tan distintivo y exclusivo, fruto de la concurrencia de elementos naturales que se combinan en forma única. Este es el caso del paisaje montañoso andino de la Araucanía y los sectores colindantes de Argentina, donde la presencia de este singular árbol conífero endémico, asociado a volcanes activos y montañas nevadas, confieren un sello tan propio e inconfundible, que se puede afirmar con propiedad que no existe otro paisaje de la Tierra con el que pudiera confundirse. · Los especiales sitios donde crece la Araucaria o Pewén es una de las razones fundamentales de este atractivo; sin em-

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Fig. 42: Bosque de Pewén, Araucaria araucana en la Cordillera de Nahuelbuta, la única zona fuera de los Andes donde se presentan bosques de esta notable conífera endémica de la Araucanía (Chile ) y de Neuquén (Argentina). Foto: Manuel Gedda.

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Fig. 43: Monumento Natural Cerro Ñielol de Temuco, uno de los escasos sitios que conserva parte de la fisonomía y riqueza original del bosque laurifolio que antiguamente ocupaba el valle central de la Araucanía. Foto: Manuel Gedda.

cies arbóreas y arbustivas de hábitos muy variados, entre las que se incluyen numerosas plantas trepadores (lianas y enredaderas) y epífitas (plantas que crecen sobre otras plantas, generalmente sobre troncos en los estratos o niveles superiores del bosque), incluyendo también arbustos de vida parásita y gran diversidad de plantas menores que crecen en el piso del bosque, especialmente geófitas (plantas de bulbos y rizomas que anualmente rebrotan con su tallos o partes aéreas). Completa esta riqueza vegetal un numeroso conjunto de hongos, musgos, líquenes y helechos. Este bosque nativo no sólo posee la mayor biodiversidad florística y faunística dentro de

Bosque Siempreverde Laurifolio · El Bosque Siempreverde Laurifolio, también denominado Selva Valdiviana por su exhuberante desarrollo vegetal y porque su tierra más típica es la zona de Valdivia, es, sin duda, el bosque más rico en biodiversidad del territorio chileno y toda la región austral de Sudamérica; con seguridad, es igualmente uno de los bosques lluvioso-templados más biodiversos de la Tierra. Se le denomina Bosque Siempreverde Laurifolio en alusión a que predominan en su composición árboles de hoja grande y follaje perenne o permanente. Está formado por una diversidad de espe-

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Fig. 44: La riqueza del Bosque Laurifolio Siempreverde se expresa en la diversidad de especies y pisos de vegetación que forman su estructura, incluyendo las plantas epífitas que crecen sobre ramas y troncos. Foto: Manuel Gedda.

los sectores donde aún se puede conocer el otrora magnífico Bosque Siempreverde Valdiviano. Ellos se encuentran sólo dentro de algunas áreas silvestres protegidas de la región, siendo las más importantes el Monumento Natural Cerro Ñielol, junto a la ciudad de Temuco; y el Monumento Natural Contulmo, ubicado a pocos kilómetros de la ciudad del mismo nombre y en el límite entre las regiones del Bío-Bío y la Araucanía. Otro relicto notable de Bosque Laurifolio Siempreverde que antiguamente ocupa el valle central es el que se conserva en el Predio Rukamanque de la Universidad de la Frontera, ubicado próximo a Temuco, pero que no está habilitado al acceso público.

los bosques chilenos, sino que también, como se mencionó en forma reciente, presenta niveles de endemismos considerados de importancia a nivel mundial. · Lamentablemente, esta hermosa y exhuberante selva ha desaparecido de casi todas las zonas que ocupaba originalmente en la cordillera de la costa, el llano central y la precordillera andina de la región (donde crece hasta los 700 metros de altitud sobre el nivel del mar, aproximadamente). No por casualidad, estas son las áreas más intensamente transformadas por el hombre moderno que llegó a colonizar la Araucanía apenas hace 120 años. Hoy son muy contados y pequeños

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Fig. 45: Bosque mixto andino-caducifolio de especies del género Nothofagus: integrado por “Ñire”(N. antarctica); “Roble”(N. obliqua) “Raulí”(N.nervosa); “Coigue”(N. dombeyi) y “Araucaria”(Araucaria araucana). Foto: Manuel Gedda.

Este tipo de bosque se extiende en Chile desde los sectores andinos de Curicó hasta el extremo austral, presentando variaciones en su composición de acuerdo a la distribución que presentan las diferentes especies del género Nothofagus. En la zona centro-sur del territorio, que incluye a la Araucanía, el bosque andino caducifolio está formado por “Nire”, Nothofagus antartica, “Lenga”, Nothofagus pumilio, “Roble”, Nothofagus obliqua, “Raulí”, Nothofagus procera; especies de follaje caduco acompañadas por el “Coigüe”, Nothofagus dombeyi, de follaje perenne. Como

Bosque Andino Caducifolio Este hermoso y característico bosque de la región andino-patagónica chileno-argentina está formado casi exclusivamente por especies del género Nothofagus, en su mayoría de follaje caducifolio (que cae en otoño y brota nuevamente en primavera), a excepción de los llamados “Coigües” que son de follaje perenne. En los sectores andinos de la Araucanía en Chile y Neuquén en Argentina, se da la particularidad de que en estos bosques las especies de Nothofagus se asocian con el Pewén o Pino Araucaria, Araucaria araucana.

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Fig. 46: Bosque puro de Ñire, Nothofagus antarctica; especie típica de los bosques andino-caducifolios que se presentan sobre los 1.000 m de altitud. Foto: Manuel Gedda.

año. Sectores de los Parques Nacionales Conguillío y Villarrica (Puesco) son exponentes destacados de estos incomparables paisajes.

su nombre lo sugiere, este bosque se presenta sólo en las zonas montañosas andinas a partir de aproximadamente los 800 m, llegando hasta los 2000 m de altitud, el nivel máximo que alcanza el crecimiento de la vegetación arbórea en el sur de Chile.

Hacia la zona sur-austral, los bosques andino-caducifolios están formados casi exclusivamente por “Lenga” y “Ñire”, acompañados en ciertas áreas por el “Coigüe de Magallanes”, Nothofagus betuloides. Por su mayor proximidad a las zonas sub-polares de Sudamérica y por ser los bosques más australes del planeta, se le denomina también en estas zonas como Bosques Caducifolios Subantárticos.

Cada especie caducifolia de Nothofagus tiene colores diferentes antes de caer, lo que combinado con el verde oscuro del Coigüe y en ciertas áreas con el verde de la Araucaría, da como resultado un bellísima e incomparable sinfonía otoñal de colores en el paisaje andino cada

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Fig. 47: Por su ubicación, fisonomía y composición, los bosques inundados de Mirtáceas son uno de los tipos de vegetación autóctona más inconfundibles y singulares que presenta el sur de Chile. Foto: Manuel Gedda.

presiones o terrenos de mal drenaje, áreas ribereñas de ríos y lagunas y en general en todos aquellos sectores de terrenos de inundación permanente. Esta adaptación sobresaliente y única en la flora nativa que tiene la mayoría de las mirtáceas chilenas para vivir en ambientes anegados se debe al desarrollo de estructuras especializadas de tejidos conductores que le permiten llevar oxígeno a las raíces desde las partes áreas o superiores de la planta.

Bosque Pantanoso de Mirtáceas Bosque siempreverde de poca altura pero de alta densidad de árboles y arbustos, con predominio casi completo de especies de la familia Mirtáceas, cuyo follaje de diversos tonos de verdes, es en general de aspecto distinto y más oscuro que el resto de las especies arbóreas nativas, le confiere un sello fácilmente reconocible en el paisaje de las zonas centro-sur y austral de Chile. Otra característica distintiva de este especial tipo de bosque nativo es que crece siempre en suelos inundados o pantanosos, por lo que suele ubicarse en de-

Este tipo de bosque templado siempreverde es conocido también en términos populares como “Hualve” por el terreno

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Fig. 48: Pitra, Myrceugenia exsucca, junto al Temo, Blepharocalyx divaricatun, la especie predominante en los bosques pantanosos del sur de Chile formados mayoritariamente por especies de la familia Mirtáceas. Foto: Manuel Gedda.

Este especial tipo de bosque nativo, en general poco apreciado por el campesino por considerarlo un estorbo o obstáculo para disponer de más terrenos agrícolas, ha ido desapareciendo cada vez más rápidamente del paisaje de nuestra región. Lamentablemente, no se valora su rica diversidad de especies vegetales ni su función de hábitat para muchas especies valiosas de fauna, ni la importante función que cumplen como centros de acumulación de agua, que luego drenan hacia otros sectores como esteros y vertientes.

pantanoso donde se encuentra, o como “Pitranto” por la importante presencia dominante en su composición de la “Pitra” (Myrceugenia exsuca), junto con el “Temu”, Blepharocalyx cruckshanksii; y otras especies de la familia Mirtáceas como: “Luma”, Amomyrtus luma; “Picha-Picha”, Myrceugenia planipes; “Chequén”, Luma chequen, y “Tepú”, Tepualia stipularis. Otro componente importante característico de esta asociación vegetal es el Canelo, Drymis winteri, especie igualmente higrófila y bien adaptada a vivir en ambientes inundados o pantanosos. Figueroa, Ferriere (1983).

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CAPÍTULO III

atrimonio cultural Mapuche No podemos describir del Patrimonio de la Araucanía, ni conocer su devenir histórico-cultural como región, sin tener un acercamiento a la historia y cultura Mapuche, pueblo originario que, a la llegada del conquistador español en el siglo XVI, ocupaba extensamente su territorio y también el de otras regiones chilenas ubicadas al norte y el sur de la Araucanía actual. Su influencia e importancia históricocultural ha sido fundamental en la constitución de la cultura mestiza y criolla que formó la sociedad chilena a partir del encuentro y la fusión con el colonizador ibérico que llegó a estas lejanas y aisladas tierras australes de América a comienzos del siglo XVI.

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Fig. 50: El pueblo mapuche es –desde antiguas épocas precolombinas– la mayor cultura originaria de Chile, siendo la Región de la Araucanía su centro histórico de población más importante. Fotos: Manuel Gedda.

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HISTORIA Y CULTURA MAPUCHE agua, y los que pudieron salvarse bajaron el cerro y poblaron la tierra. Así nacieron los mapuches.” Relato oral citado en Bengoa (1985, p.10).

La epoca pre-hispánica Desde la cosmovisión tradicional mapuche existen diferentes concepciones acerca del origen del territorio y su propio nacimiento como pueblo, incluyendo los grandes cambios climático-ambientales que acontecieron en el sur de Chile durante los últimos 10.000 años. Uno de los más conocidos se encuentra en el mito de Tren-Tren y Cai-Cai, batalla donde las fuerzas naturales se expresan a través del enfrentamiento del bien y el mal, pero que simbolizan un acontecimiento real, omnipresente en la mayoría de las culturas humanas: el diluvio universal.

Esta mitología recoge probablemente la memoria de un período aún no tan lejano en la historia de la humanidad: la época de las grandes inundaciones ocurridas hace unos 8.000 años (el diluvio universal de la civilización cristiana), cuando un aumento de las temperaturas medias de la Tierra derritió los hielos en forma acelerada y produjo una gran evaporación con el consiguiente incremento en la intensidad y frecuencia de las lluvias, trayendo un aumento notorio en el nivel de los mares y demás cuerpos de agua, generándose la inundación de muchos territorios habitados por el hombre con gran destrucción y pérdida de vidas humanas. Es posible también que esta explicación mitológica esté asociada a grandes terremotos y tsunamis; como ya es muy sabido, el territorio de Chile ha tenido desde tiempos remotos numerosos eventos telúricos de este tipo.

“Allá en el mar, en lo más profundo vivía una gran culebra que se llamaba Cai-Cai. Las aguas obedecían las órdenes del culebrón y un día empezaron a cubrir la tierra. Había otra culebra tan poderosa como la anterior, llamada Tren-Tren, que vivía en la cumbre de los cerros. Tren-Tren aconsejó a los mapuches que se subieran a un cerro cuando comenzaran a subir las aguas. Muchos mapuches no lograron subir al cerro y murieron ahogados transformándose en peces. El agua subía y subía, y el cerro flotaba y también subía y subía; los mapuche se ponían cantaritos sobre las cabezas para protegerse de la lluvia y el sol; y decían: Cai-Cai, y respondían: Tren-Tren, hicieron sacrificios y se calmó el

Las huellas más antiguas de la Araucanía Si queremos remontarnos a las huellas humanas más antiguas conocidas para

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la Araucanía, debemos mencionar el hallazgo realizado en 1975 por el arqueólogo Tom Dillehay, en el sector costero de Queule, de flechas de tipo paleoindio, cuya data aproximada de antigüedad sería de 8.000 a 6.000 años AC. El mismo Dillehay (1990) señala que en la precordillera, cerca de Villarrica y Pucón, se encontraron puntas de proyectiles que datan entre 6.000 a 4.000 años, cuyo tipo de punta se caracteriza por su forma de hoja de laurel. A estos descubrimientos del poblamiento temprano de Villarrica y sus alrededores, se les suma uno más reciente, ocurrido en 1999; realizado por los arqueólogos Leonor Adán y Rodrigo Mera en el sector de Pucura Alto, ubicado entre Licán Ray y Coñaripe, donde el estudio de antiguos restos culturales arrojaron una data aproximada que supera los 9.500 años, siendo por ello el registro científico de ocupación humana prehistórica más antigua en toda el área precordillerana de las comunas de Villarrica y Panguipulli, y también de toda la Región de la Araucanía.

bitantes originales. Para el historiador José Bengoa (1985): “Eran culturas que tenían su base económica en la recolección de moluscos; de frutos, como el piñón, el algarrobo y otros; cazadores de guanacos, huemules, y todo tipo de animal que poblaba abundantemente el territorio; eran pescadores de ríos y lagos en algunos casos, y muchas veces osados marinos que salían a pescar en balsas y botes de cueros. Estos grupos de recolectores no tenían asentamiento fijo, pero sí ocupaban ciertas áreas de manera estable. Se podría plantear hipotéticamente que ellos fueron la base del asentamiento mapuche. Unos de estos grupos se erigió sobre el resto, les impuso su lenguaje, sus creencias, etc. Ese grupo pudo ser externo al área chilena o que vivía desde mucho antes a esta región. No lo sabemos. Sólo hay una cierta evidencia de que alrededor de los años 500 a 600 AC. ya existía una cultura que se puede denominar mapuche”. Arqueólogos como Mostny (1971), y Dillehay, (1990), plantean que su origen más probable estaría en Chile en algunas culturas tempranas del Norte Chico.

La procedencia y origen de los mapuches son variadas, según sea el historiador o arqueólogo que haga la interpretación. Ricardo Latcham (1927) plantea que era un pueblo proveniente de las pampas argentinas, y que desde allí –poco antes de la llegada de los conquistadores españoles– había penetrado en el territorio chileno dominando a sus ha-

Se estima que a la llegada del conquistador hispano a mediados del siglo XVI, la población mapuche alcanzaba aproximadamente a un millón y medio de habitantes entre los ríos Itata por el norte y Cruces por el sur. Dentro de este gran espacio geográfico se reconocían

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Fig. 51: Plano de la antigua Villa Rica fundada en 1553 por Gerónimo de Alderete como parte del plan de Conquista de Arauco que realizó el Gobernador Pedro de Valdivia. Fue completamente destruida por los ejércitos mapuches en 1602.

diferentes nombres o denominaciones territoriales para los grupos de población, dependiendo de la zona en que habitaban; así, Pikunche era la gente del norte; Pewenche era la gente de la cordillera andina; Lafkenche era la gente de la costa marina; Huilliche era la gente del sur; y Puelche, era la gente del este que vivía al oriente de los Andes (pampas de Argentina). Conquista Española y Guerra de Arauco

anidaban entre los piñoneros. Una mañana los sintieron bajar con su bullicio. Se le consultó a la machi, la que tomando a uno de los animalitos en sus manos dijo las grandes desgracias que iba a vivir el pueblo mapuche. Dijo que las familias iban a llorar mucho, que iban a sufrir mucho a causa de una gran guerra que iba a venir. Eso lo dijo claramente la machi, porque los choroyes anunciaron la llegada de los españoles”. Relato oral en Bengoa, (1985).

“Fue después cuando los mapuches escucharon el ruido de los choroyes. Nunca habían bajado de la cordillera, donde

Teniendo ya los españoles cierto dominio de los valles centrales de Chile, deciden seguir su conquista hacia el sur. El

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Fig. 52: Ilustración de combates entre mapuches y españoles durante la Guerra de Arauco, realizada en el siglo XVII por Gerónimo de Bibar en su “Crónica y Relación Copiosa y Verdadera de los Reynos de Chile”. Fuente: Wikipedia

Concepción, en la batalla de Andalién, siendo éste uno de los mayores enfrentamientos del período. Como señala Bengoa (1985) la derrota mapuche en Andalién fue un breve paréntesis que Valdivia ocupó para cruzar el Bío Bío e internarse en su territorio. Fundó fuertes y ciudades como Tucapel, Purén, Angol, Imperial; luego continuó hacia el sur y fundó las ciudades de Villarrica, Valdivia, Osorno.

11 de febrero de 1546 parten de Santiago 60 jinetes y un grupo de indígenas auxiliares. Luego de unas semanas de viaje los españoles se enfrentan con los mapuches en el sector de Quilacura, dando origen a la Guerra de Arauco. Sólo 4 años más tarde se organiza otra expedición, al mando de Pedro de Valdivia, quien contaba con más de 200 hombres montados. Los mapuches se enteraron de la situación y convocaron nuevamente a la guerra contra el invasor. Se continúan las batallas, como la ocurrida junto al río Itata. Luego cruzan el Bío-Bío y se enfrentan cerca de

El avance hacia el sur de los españoles, a mediados del siglo XVI, los lleva a las cercanías del río Toltén, partiendo desde la

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Fig. 53: El Toqui Lautaro, uno de los mรกs brillantes jefes y estrategas militares del pueblo mapuche durante la Guerra de Arauco; pintura de Fray Pedro Subercaseaux de comienzos del siglo XX. Fuente: Wikipedia.

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costa para recorrer diferentes lugares en dirección a la Cordillera de los Andes.

chando contra la conquista española, dirigida ahora por el Gobernador García Hurtado de Mendoza. La muerte de Caupolicán en Cañete a comienzos de 1598 permitió la refundación de los fuertes españoles al interior de la Araucanía. Sin embargo, los mapuches demostraron nuevamente su capacidad militar a fines de 1598, cuando las huestes de Pelantaro y Anganamón derrotaron a los españoles en la batalla de Curalaba, donde resultó muerto el Gobernador Martín García Oñez de Loyola. Luego de ello, fueron destruidas todas las ciudades fundadas al sur del río Bío Bío, como Purén, Arauco, Angol, La Imperial, Villa Rica, Valdivia y Osorno. El desastre de 1598 constituía el mayor revés en tierras americanas de las armas españolas.

“Y cuando llega al nacimiento del Toltén, Gerónimo de Alderete se propone levantar un fuerte, baluarte que ha de demostrar a los naturales que por ahí pasarán los españoles en demanda de la cordillera, cuando así lo deseen y que toda la zona queda desde ese instante, sujeta a las leyes de España y a las voluntades de sus representantes en América. En el mes de abril del mismo año 1552, visita el fuerte el señor Gobernador del Reino de Chile. Y convencido de las bellezas de la región y de las bondades de sus tierras, funda en los terrenos próximos al cuartel que dejara Alderete, el pueblo de Santa María de Magdalena de Villarrica, cuando se insinuaba ya el comienzo de las prolongadas temporadas de lluvia”. Guarda (1968, p.197).

“La destrucción de las ciudades de la Araucanía (después del Desastre de Curalaba) fue el hecho más importante de la historia mapuche y española de este período. El triunfo militar mapuche cambió el sentido de la guerra: fue necesario constituir un ejército profesional y mantenerlo con fondos del rey (Real Situado); se eliminaron los lavaderos de oro más importantes del sur y la colonia española en Chile se empobreció enormemente; muchos indígenas del norte se refugiaron en la Araucanía, despoblándose el valle central.” Bengoa (1985, p.32).

En la batalla de Tucapel, que tuvo lugar cerca de Cañete en 1553, perdió la vida el conquistador español, veterano de la Guerra de Flandes y primer Gobernador del Reyno de Chile, Pedro de Valdivia, a manos de las huestes del afamado Toqui Lautaro, uno de los más grandes estrategas militares del pueblo mapuche y que había sido sirviente del mismo Valdivia. Luego vinieron otros grandes toquis, como Galvarino y Caupolicán, quienes continuaron lu-

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Después de estos sucesos vinieron intentos de paz, materializados en distintos parlamentos entre mapuches y españoles. Este proceso se vio influenciado por la presencia de jesuitas como el Padre Luis de Valdivia, quien intentó hacer las paces con los indígenas e impulsar sólo una “guerra defensiva” contra ellos. Sin embargo, sus esfuerzos no tuvieron éxito y la guerra continuó su desarrollo, destacando la batalla de Cangrejeras, donde resultó vencedor el Toqui Lientur y la batalla de Albanada, donde fue derrotado el toqui Butapichón.

mapuches y representantes de la colonia española. La primera etapa se caracterizó por las constantes batallas y porque no hubo intentos de lograr entendimiento entre las partes, mientras que en la segunda etapa los distintos parlamentos abrieron espacios que permitieron llegar a ciertos acuerdos. En el primer parlamento de Negrete de 1726 se establecieron varios puntos clave para los mapuches, destacando los que hacen referencia a reconocerse como “vasallos del rey,” y por lo tanto, “enemigos de los enemigos de éste”, cuestión que sería fundamental posteriormente, ya que estos se verían forzados a luchar contra los chilenos criollos en caso que éstos se rebelaran contra el rey de España para no vulnerar el tratado. Otro punto de vital importancia en este parlamento fue el comercio; este quedó regulado por ciertas cláusulas para evitar conflictos. Se le denominaba el comercio entre las dos naciones con lo que quedaba claramente reconocida por el gobierno colonial español la soberanía de los mapuches al sur del Bío-Bío.

“Fue así que el 6 de enero de 1641 se reunieron españoles y mapuches por primera vez en el parlamento de Quilín. Allí se reconoció la soberanía del pueblo mapuche al sur del Bío-Bío. Además, se estableció que los españoles debían despoblar Angol. Por su parte, los mapuches se comprometieron a devolver prisioneros, no vulnerar la frontera y dejar predicar a los misioneros en sus tierras. Este parlamento fue de vital relevancia para los mapuches, puesto que los demás parlamentos se basarían en lo acordado allí, aunque en la práctica, poco cambió con esta reunión.” (Bengoa, 1985). La Guerra de Arauco se puede dividir en dos etapas: la Guerra Ofensiva y la Guerra Defensiva.; la primera antes del Parlamento de Quilín (1641) y la segunda, después de esta negociación oficial entre

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Fig. 54: García Hurtado de Mendoza, Pedro de Villagra y Rodrigo de Quiroga, tres de los gobernadores españoles que continuaron la Guerra de Arauco después de la muerte del gobernador Pedro de Valdivia en 1553. Fuente: Wikipedia.

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Grandes cambios en la sociedad mapuche: el Siglo XIX A fines del siglo XVIII y principios del XIX se producen grandes cambios en la sociedad mapuche, comparados con el modo de vida que tenían antes. De una sociedad y economía agraria y mercantil incipientes se pasa a una sociedad ganadera y comercial, como resultado de la influencia de los diversos componentes económicos y culturales que trae el largo período de convivencia e intercambio con la población española y criolla. Así por ejemplo, las agrupaciones emplazadas en la Cuenca del Río Toltén concebían un desarrollo basado en la acumulación de ganado; lo que a su vez producía poder económico, de territorio y derechos de comercialización en grandes cantidades; entre ellos estaba la familia Paillalef de Pitrufquén, que poseían relaciones de comercio con los mapuches de las pampas argentinas:

Fig. 55: José Santos Kilapan, ultimo ñidol longko (jefe principal) y toqui mapuche (jefe militar) de origen wenteche (arribano). Hijo de Mañín Bueno, poderoso e influyente cacique de la Araucanía a mediados del siglo XIX. Fuente: Wikipedia.

amos y señores de un extenso territorio, que en términos de parentesco se inicia en las orillas del Océano Pacífico y prosigue hacia el oriente, orillando el río Toltén, hasta los contrafuertes de la cordillera, como lo señala las crónicas que tratan sobre el área y la documentación de la época.” Bello (2002, p. 89)

“Las agrupaciones del Toltén, particularmente las de Pitrufquén, Donguil, Villarrica y Boroa, territorios distribuidos a lo largo del río y sus adyacencias y relacionados entre sí por lazos de parentescos, se convirtieron en una de las identidades territoriales más beneficiadas con el tráfico ganadero. El origen de esto era más o menos simple: controlaban la principal ruta de entrada y salida hacia las pampas, ya que desde fines del siglo XVIII se habían transformado en verdaderos

Asociado con este comercio ganadero, se comerciaba también tejidos a telar, platería, cueros, sal, charqui, etc., que se distribuían tanto local como regionalmente, incluyendo a comunidades mapuches y puelches que vivían al otro lado de la cordillera. Por otra parte, los cambios políticos surgidos a raíz de la Guerra de Arauco fueron igualmente notorios. Se ne-

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cesitaba cierta capacidad de diplomacia al momento de parlamentar; fue así como surgieron los ñidol longkos, es decir, jefes con un cierto liderazgo por sobre los demás, y que actuaban como representantes en las distintas asambleas. Esto derivó en una estratificación del poder político, con caciques principales, caciquillos, capitanes, capitanejos, conas o soldados, etc. La guerra fomentó también procesos de cacicazgo hereditario, con la consecuente permanencia en el poder de un grupo reducido de personas. Muchos mapuches expulsados de sus tierras buscaron refugio en los dominios de un longko o cacique principal, poniéndose al servicio de éste.

La llamada Pacificación de la Araucanía La invasión militar, conocida como “Pacificación de La Araucanía”, no estuvo exenta de abusos y latrocinios; hay constancia documental donde el Ejército de la Frontera informa sin descaro del robo de animales y de la quema de cosechas como una práctica común. En 1883, mediante el Parlamento de Putúe, las tropas chilenas dirigidas por el Coronel Gregorio Urrutia obligan a capitular a las últimas agrupaciones mapuches de la zona de Villarrica dirigidas por los longkos Leandro Penchulef, Saturnino Epulef y Aburto Aquiñanco. Este acto marca el inicio de la incorporación definitiva del territorio araucano a la República Chilena; el otro hito que precedió a este proceso fue la refundación de Angol en 1869. A partir de entonces la reducción de las tierras se transformará en una constante de lo que habría de venir en esta etapa de la historia del pueblo mapuche. Una ley estableció (1866) que los indígenas recibirían un título de merced sobre las tierras que ocupaban (entregados entre 1884 y 1929). De esta forma se obligó a los mapuches a vivir en espacios muy reducidos, alterando su sistema comunitario de uso de la tierra y cambiando drásticamente su economía, que de una próspera ganadería extensiva pasó a una agricultura precaria de subsistencia.

Fig.56: Aurelie Antoine de Tounens: aventurero francés que se proclamó Rey de Araucanía y Patagonia en 1860. Apresado por el Gobierno Chileno en 1862, fue enjuiciado, declarado demente y repatriado a Francia. Fuente: Wikipedia.

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Fig. 57: El Coronel Cornelio Saavedra en reuni贸n con jefes mapuches durante la campa帽a de ocupaci贸n de la Araucan铆a en 1869. Pintura de autor desconocido. Fuente: Wikepia.

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CULTURA Y SOCIEDAD MAPUCHE CONTEPORÁNEAS “Una cosa diré: estoy viejo ya; creo que tengo más de 80 años. Durante esta larga vida llegué a conocer bien los modales de la gente de antaño; todas las diversas fases de su vida tengo presentes; tenían buenas costumbres, pero también malas. De esas cosas voy a hablar ahora: contaré el desarrollo de mi propia existencia y también el modo de vivir de los antepasados. En nuestros días la vida ha cambiado; la generación nueva se ha chilenizado mucho; poco a poco ha ido olvidándose del designio y de la índole de nuestra raza; que pasen unos cuantos años y casi ni sabrán ya hablar su propia lengua nativa. Entonces que lean alguna vez este libro. He dicho.” Coña (2002, p.25)

de decretos posteriores que dividieron la mayoría de las propiedades comunitarias, con la consecuente entrega de títulos de dominio individual a cada miembro de la comunidad. Paralelo a este proceso de atomización de la propiedad comunitaria, se inició la formación de la gran propiedad de las empresas forestales que fueron beneficiadas con la dictación del Decreto 701 de 1974 de fomento a la actividad forestal en las regiones del Bío-Bío y la Araucanía, en pleno territorio ancestral mapuche. La reducción de las tierras, sin duda tuvo repercusión en los modos de vida y en la economía familiar; de una sociedad cazadora-recolectora que se transforma en una sociedad ganadera-comercial en el siglo XVIII, se pasa a una sociedad agrícola de pequeños campesinos en el siglo XX, la que se caracteriza por cultivos agrícolas de subsistencia y ganadería en pequeña escala, cuyas prácticas productivas que se mantienen hasta el día de hoy en los sectores rurales de la Araucanía. En el ámbito social también hubo cambios; la poligamia y la familia extensa se consideraban símbolo de riqueza y poder. Actualmente, gran parte de los hogares están integrados por familias nucleares y matrimonios monógamos debido a razones económicas y a influencias de la cultura cristiana.

La transformación de la sociedad mapuche y de su cultura es indiscutible. En primer lugar, de su amplio territorio original de 10.000.000 hectáreas, sólo le fueron adjudicadas unas 500.000 durante el proceso de radicación de las comunidades indígenas que impulsó la República de Chile entre 1881 y 1929 como parte de su política de ocupación militar y colonización moderna de la Araucanía; superficie que se fue reduciendo gradualmente en las décadas siguientes por dudosos procesos de venta, arriendo y traspasos a propietarios no mapuches. Esta reducción de la propiedad mapuche fue acompañada de la implementación

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ción mapuche a las principales ciudades del país y en tiempos de bonanza económica a las ciudades de la Patagonia Argentina (principalmente a las provincias de Neuquén, Chubut y Río Negro). Según el Censo de Chile de 2002, existen 604.349 mapuches que representan el 4% de la población total del país y el 87,3% de la población indígena (cifras que seguramente son mayores, ya que la forma de censar en este aspecto indujo a que no todas las personas de este origen declarasen esta condición). La población mapuche se encuentra actualmente concentrada en zonas rurales de la Región de la Araucanía (33,6%), Región Metropolitana (30,3%) y Región de Los Lagos

El jefe de hogar es por lo general el hombre que en el sector rural se dedica a las labores agrícolas y ganaderas, en tanto la mujer se ocupa de la elaboración de artesanías, especialmente textil, de las tareas domésticas y el cuidado de los hijos, y con frecuencia de la producción hortícola. Ella es, además, la principal trasmisora de su cultura; es quien enseña a sus hijos la lengua materna –el mapudungun– y los contenidos y valores de su sociedad; entre ellos: el ser una buena persona, educada, respetuosa y trabajadora. Durante el siglo XX y lo que va del siglo XXI, la reducción de las tierras produjo altas tasas de emigración de la pobla-

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Fig. 58: En muchos sectores de la Araucanía, la autoridad de los longkos o jefes tradicionales sigue siendo reconocida por los miembros de sus comunidades, signo de la vigencia que la cultura mapuche aún mantiene en la región. Fotos: Archivo Municipalidad de Villarrica (arriba); Archivo: PTI Corfo Araucanía (página opuesta).

en asuntos de interés comunitario y principalmente, dándole calidad de representante en espacios extra-comunitarios o de relación con la institucionalidad vigente en el país.

(16,7%). En las ciudades, hombres y mujeres mapuches se ven forzados a acceder a oficios o profesiones de acuerdo a oportunidades de empleo según capacidades e instrucción. Sin duda, la inserción en el ambiente citadino implica un abandono de gran parte de las costumbres ancestrales, las cuales sólo a fines del siglo pasado han sido valoradas y reconocidas como patrimonio cultural y recientemente relevadas en las políticas públicas. En épocas pasadas, la base de la autoridad en la familia extensa tradicional era el Iongko; la unidad social giraba en torno a este jefe, que era generalmente el miembro de mayor prestigio y riqueza. Algunas comunidades han rescatado la imagen del longko otorgándole autoridad

Las demandas reivindicativas culturales y territoriales mapuches han tenido cierto eco en las políticas públicas; entre ellas: la enseñanza del mapudungun en escuelas rurales, la recuperación de manifestaciones culturales como el palin o juego de chueca, y el wetripantu o año nuevo mapuche. Resulta relevante el rol de los jóvenes en estos procesos de reivindicación, quienes en distintos puntos de la Araucanía comenzaron a reconstituir la historia del pueblo mapuche, su cosmovi-

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que ocupan el llano central y precordillera andina; Nagche (abajinos), que viven en las estribaciones y valles de la Cordillera de Nahuelbuta; Lafquenche (costinos), que habitan en el litoral marino; Pewenche (habitantes de los sectores andinos); Puelche (que viven en el lado oriental de los Andes); y en el sur, Huilliche (gente del sur). Si bien se reconocen diferencias territoriales, además de las ambientales entre estas parcialidades, hay que señalar la existencia de un patrón cultural que es común a todos ellos, que se manifiesta en mayor o menor grado en los saberes y en el quehacer cotidiano, religioso y

sión, espacios e identidades territoriales; a valorar su lengua y tradiciones; y a recuperar su patrimonio cultural y natural. Cada identidad territorial, que no tiene fronteras fijas, posee múltiples dimensiones (cultural, económica, ambiental, social, política, etc.). A través de la memoria colectiva, expresada mediante la oralidad, se ha reconstruido el Wall Mapu, territorio donde habita el pueblo mapuche en lo que hoy es parte de Chile y Argentina. En él se ubican las grandes parcialidades geográficas en que suele situarse tradicionalmente la población mapuche: Pikunche (la gente del norte); Wenteche (arribanos),

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Fig. 59: Pese a los grandes cambios ocurridos en la cultura mapuche, a partir de la incorporación de la Araucanía a la República Chilena, aún se mantiene el uso importante de elementos y símbolos tradicionales. Arriba: ruka, casa tradicional mapuche de origen prehispánico. Página opuesta: atuendos habituales de la mujer mapuche para celebraciones. Fotos: Manuel Gedda.

machi, o chamán, está aún presente en la religiosidad mapuche, en los mitos y en los ritos, cuya función fundamental es ser mediadora entre el mundo natural y el sobrenatural, ocupando un rol de agente de salud al interior de las comunidades y en redes de apoyo de salud intercultural validados en algunos centros médicos de la región.

festivo de sus portadores. Un ejemplo es la subsistencia de la ruka, vivienda familiar tradicional, que si bien fue perdiendo espacio y funcionalidad por la implementación de políticas nacionales de vivienda en los sectores rurales durante las últimas décadas del siglo XX; ha sido hoy revalorizada por diversas comunidades locales como espacio público orientado a la educación y/o al turismo. Otro elemento de continuidad y cambio ha sido la religiosidad; la presencia de múltiples religiones en la vida actual de los mapuches evidencia una nueva dimensión de lo religioso: un sincretismo que involucra creencias tanto de la religión católica como los cultos evangélicos protestantes. No obstante este hecho, el rol de la

Uno de los aspectos que se manifiesta fuertemente en la cosmovisión mapuche es la ubicación de las personas en el cosmos. Ellas se sitúan en el centro del universo, donde convergen los cuatro puntos cardinales o Meli Witran Mapu. En este universo existen tres dimensiones: el Wenu Mapu o la tierra de arriba,

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rales propios ponen a la Araucanía en un sitio favorable para la actividad turística, ya que en distintos localidades de la región existen portadores de la cultura tradicional que pueden realizar un aporte importante en la continuidad del patrimonio cultural mapuche. Ejemplos en este sentido son los grupos de mujeres lafkenches, nagches y pehuenches, que iniciaron hace pocos años el camino de rescate de la gastronomía local para el turismo, incorporando en su variedad de platos tradicionales, frutos y hongos silvestres, cereales y legumbres originarias y diversas otras plantas de uso culinario tradicional. Cada plato implica el trabajo de varias personas: está el recolector/a que rescata las semillas y las cuida, el que las siembra, el que vende los productos locales, el que cocina, el que difunde los conocimientos.

el Nag Mapu, la tierra del centro o punto de equilibrio, y el Minche Mapu, la tierra de abajo. Cada una de estas dimensiones es habitada por seres vinculados al bien o al mal, espacios que amenazan la estabilidad del hombre o la fortalecen. La dicotomía bien y mal, siempre está presente en todos loas aspectos de la vida en la cosmovisión mapuche. La concepción del universo y sus deidades están claramente representadas en el kultrung, tambor ceremonial utilizado por la machi en rogativas o ceremonias de sanación tradicionales en las cuales se requiere de una intervención mayor por las características de la enfermedad. En estas ceremonias se trata de restablecer los equilibrios necesarios para el bienestar de la comunidad o del enfermo y su familia. Entre las ceremonias más conocidas están el ngillatun, ceremonia de rogativa y el machitun, ritual de sanación. La primera es una ceremonia comunitaria, y el segundo es un rito que involucra a la familia del enfermo y sus relaciones sociales más directas. El reconocimiento de la pérdida cultural en los distintos espacios territoriales ha generado en ciertos sectores acciones tendientes a rescatar la lengua y la cultura tradicional y a conservar los recursos naturales autóctonos. El rescate de los conocimientos propios, en los ámbitos de la gastronomía, la artesanía, la medicina, la música, las danzas y la validación de agentes cultu-

Situación similar ocurre en el caso de las artesanías, que además del rescate y conservación de las materias primas pone en valor la iconografía con significado cultural. En otra perspectiva, la recuperación de mitos, leyendas y la recreación de la cultura mapuche a través de la poesía, la música, el teatro y la danza y han sido altamente valoradas y algunos de sus cultores han logrado reconocimientos nacionales e internacionales a la calidad de su arte. Entre los representantes de esta nueva generación de escritores, artistas y creadores mapuches podemos citar a Leonel Lienlaf, Elicura Chihuailaf, María Luisa Lara Millapán, José Luis Huenún y Lorenzo Aillapán.

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Fig. 60: La gastronomía con raíces mapuches, junto con los diversos productos naturales y agrícolas tradicionales que la sustentan, es uno de los componentes recuperados y puestos en valor hoy en la Araucanía. Fotos: Archivo PTI Corfo.

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COMPONENTES DE LA CULTURA MAPUCHE

desempeñan, como el Ñidol Longko, que tiene más sabiduría y es el encargado de guiar a los demás lonkos; o el Wempife (orador) que es la persona que tiene capacidades de relatar historias, descendencias y hacer uso de la palabra en actos de la comunidad.

Cuando hablamos de cultura integramos un conjunto de elementos, los cuales son propios de cada persona y cada comunidad humana; desde la cultura mapuche encontramos muchas características, pensamientos, estilos de vida de ayer y de hoy que nacen desde el relato en mapudungun, la lengua de los mapuches, que permite conocer la cultura en profundidad pero con un componente especial, ya que siendo un idioma hablado y no escrito, significa que todos los conocimientos son traspasados oralmente, por lo que desde la lengua castellana no es posible comprenderlos por completo.

En aspectos médico-religiosos la institución es el o la Machi, persona ligada íntimamente con Ngenechen (Dios) y con capacidad para ayudar a la gente de males físicos y espirituales. Pueden ser hombre o mujer la persona que ocupe el cargo de Machi, pero debe ser escogida por el espíritu de Genechen; su misión será ayudar y sanar por medio de su sabiduría, hierbas y oraciones. Mediante consultas que realiza la gente y por medio del Machitún (ceremonia de curación) la machi procede en varias etapas a curar enfermedades y maleficios. La machi utiliza en los diversos actos religiosos y sociales el Kultrung, tambor confeccionado con cuero y un tronco ovalado y ahuecado. Los dibujos del kultrún representan la creación del mundo, junto con otras expresiones de la cosmovisión mapuche, como los planos de la existencia humana, los puntos cardinales, los ciclos del sol y la luna que muestran los cambios de estaciones, el día y la noche, entre otros.

Organización y cosmovisión La principal organización tradicional de la cultura mapuche son las comunidades, también llamadas Lof, integradas por grupos de personas con lazos de parentescos; en ella se encuentra un guía o Longko (cabeza), quien desempeña un rol de representante en actos sociales, religiosos y cotidianos. Existen otras formas de organización como los Ayllarewe (nueve rewes), que corresponden a un espacio territorial en tiempos de guerra, o Butalmapu (gran territorio), denominación que se daba a una extensa alianza territorial. Hay también personas que se distinguen por el rol que

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Fig. 61: Símbolos tradicionales de la cultura mapuche. Arriba: clava y toquicura: símbolos de mando y adorno pectoral del Toqui o máximo jefe militar. Abajo: cultrún, tambor de la machi (Chamán); sus dibujos representan diversos componentes de la cosmovisión mapuche. Fotos: Colección Museo Leandro Penchulef Universidad Católica de Chile Sede Villarrica, y Archivo PTI Corfo

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Coña hace al Padre Ernesto; desde componente astronómicos, climáticos y mineralógicos hasta los animales y plantas en sus más diversos tipos. Sólo a modo de ejemplo del variado e interesante contenido de esta obra y para dar una visión del detallado conocimiento de ciertos elementos del mundo natural que tenían los mapuches antiguos, se transcribe el siguiente párrafo de la obra citada:

Conocimiento del mundo natural en la cultura mapuche “Los antiguos mapuches tenían buenos conocimientos de todas las cosas existentes. Sabían nombrar las estrellas que brillan en el cielo; los pájaros y aves que vuelan en el aire; los animales que andan sobre la tierra y las diversas clases de insectos; hasta los peces que nadan en los ríos y en el mar. Además, conocían los árboles y plantas, hasta las piedras tenían su nombre.” Coña (2002, p. 95).

“En la cordillera crecen muy altos los pewenes o pinos araucarias; son de dos tipos: unos producen solamente conos pequeños (machos), otros producen frutos (hembras), dispuestos en globos o conos redondos grandes y se llaman piñones. Otras coníferas son el lahuén o alerce, el len o ciprés, el mañiu y el lleuque, cuyos frutos son muy sabrosos. Muy alto se elevan los coyam o robles; cuando crecen todavía se llaman hualles; ya adultos tienen madera dura y se llaman pellínes; del mismo género son el raulí, el coigüe y el ñire. En las montañas se encuentran también grandes triwes o laureles y wawanes o tepas, además el ulmo o muermo, el lingue, el tique u olivilllo y el tinel o palo santo. Antiguamente, se veían gruesos boldos, pero se han ido volteando por su valiosa madera; sus frutos son bien dulces. Semejante cosa pasó con los grandes nefis o avellanos, cuyas semillas se comen asadas. También el keule produce un fruto comestible, pero ya es muy raro este árbol. Árboles de porte menor son el foye o canelo,

Así testimonia Pascual Coña, en el excepcional relato oral “Memorias de una Cacique Mapuche”, el conocimiento que los antiguos mapuches tenían del ambiente y el entorno natural en que vivían hasta fines del siglo 19. En esta singular obra –única en su genero en Chile y seguramente en Sudamérica–, recogida por el misionero capuchino Padre Ernesto Wilhelm de Moesbach entre 1924 y 1927, fue publicada por primera vez en 1930. En ella, el Cacique Pascual Coña, oriundo del sector de Piedra Alta, zona del Lago Budi en la Araucanía, hace un relato pormenorizado del conocimiento que él, como mapuche antiguo, tiene de la vida y costumbres tradicionales de su pueblo, y del mundo natural que ha conocido en su larga y dilatada existencia. Extensa y variada es la descripción de aspectos del entorno ambiental que Pascual

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árbol sagrado de nuestro pueblo; el piñol o avellanillo, el raral o radal, la quiaca o tiaca, el maitén, el notro o ciruelillo, el quillay, el treike o sauce chileno, el pedwe o corcolén, el pelú, el tayu o trevo, el

lun o ñipa, y el peumo. Otros árboles son los parientes del collimamel o arrayán de la familia de las mirtos): la luma, cuyo fruto es el cauchau, el temo, la pitra, la pitra-pitra o patagua y el tepú.”

Fig. 62: El conocimiento de la flora nativa y sus diversos usos muestra la estrecha vinculación de la cultura tradicional mapuche con la biodiversidad natural del territorio que habita. Fotos: Manuel Gedda.

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acuerdo de la pareja), donde luego mediante una conversación entre los padres de ambas familias, se acordaba el costo de la mujer, valor que será posteriormente pagado. El día que se realiza el pago es también de festejo, llegan los invitados del novio a la casa de los padres de la novia donde se realiza el pago (dinero, animales, joyas o especies), luego comienza la ceremonia revisando que los animales, al igual que el dinero y elementos solicitados estén en perfectas condiciones. Existen variadas costumbres dentro de esta ceremonia: durante el día el carneo del animal, limpieza de la guata del animal por la novia, entrega de regalos de la familia de la novia; ambas familias no tienen intercambio de conversación en esta ocasión.

Expresiones de la vida social Las manifestaciones culturales se encuentran presente en el desarrollo de la vida social donde participan los integrantes de la comunidad; desde la niñez se ven celebraciones como el lakutun, donde se reúnen para celebrar y buscar nombre a un niño pequeño, el que puede ser dado por un adulto, abuelo o autoridad de la comunidad; otro acto es el katan donde se colocan los chaway (aros) en las orejas a las niñas y es un símbolo del paso de la niñez a la adolescencia. Para unir una pareja está el mafün (matrimonio); antiguamente la mujer era robada de su casa (hoy en día se realiza con

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Fig. 63: En la cultural mapuche las expresiones de la vida social asumen gran importancia para la comunidad. Ellas se expresan en diversas celebraciones tradicionales que sus miembros realizan regularmente. Fotos: Manuel Gedda.

Las invitadas del novio tienen que cocinar, cada acto tiene su justificación y el fin de la ceremonia es cuando la familia del novio se retira con la novia ya pagada, a su casa donde continúan el festejo sólo con la familia y amigos del novio.

llatún son el purrün (danza de la gente), el choique pürrun (imitación baile del treile), el uso de signos como colores, banderas, joyas, vestimentas, instrumentos musicales como pifülka y trutruka (instrumentos de viento), kaskawilla (parecidos a un cascabel). Por regla general los guillatunes se realizan cada cuatro años, pero pueden existir uno fuera de la fecha habitual por algún problema o circunstancia extraordinaria, como catástrofes naturales, malas cosechas u otros; el lugar o cancha donde se realiza la rogativa es el guillatuwe, que es consagrado para genechen y reconocido por los miembros de la comunidad.

Otro evento social y religioso, seguramente el más importante, es el ngillatun y tiene relación con la palabra ngenechen (dios); es una rogativa que tiene una variedad de formas de celebración y tradiciones, que se diferencian entre sí por las costumbres y la naturaleza de la zona donde se celebra. Algunos de los componentes del gui-

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Fig. 64: Las rogativas a Genechén (Dios), cuya forma principal es el guillatún o kamaricun, son un componente básico en las diversas celebraciones socio-religiosas que se mantienen vigentes en la cultura mapuche. Foto: Tomás Mera.

Los nombres de las rogativas dependerán de la intención o motivo de la rogativa: ngillatun o kamarrükun llamada a la rogativa que se realiza cada cuatro años, dando gracias a genechen; ngillatun gellipün, llamada a dios por causa de desgracias en la comunidad o de problemas climáticos: sequías, exceso de lluvias; pichi ngillatun, rogativa provisoria por alguna calamidad, terremotos, erupciones volcánicas.

ses en tiempo de tukun (siembra) que es la acción de sembrar productos para la alimentación como papas, arvejas, porotos, cereales, entre otros; también existe el mingako (la ayuda o apoyo en trabajo colectivo) en el desarrollo de actividades como el rukan, donde se reúnen amigos, vecinos y parientes para la construcción de una ruka o vivienda, o para ayudar en periodos de cosechas.

Otro encuentro de la gente es el trafkintun, intercambio de cosas como artesanías y objetos diversos, pero muy especialmente el intercambio de semillas de toda cla-

Wetripantu: el nuevo año En tiempos de descanso de la tierra, fertilidad y renovación de la naturaleza,

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Fig. 65: Las artesanías son un componente importante para la economía de las comunidades mapuches. Junto con entregar productos necesarios para la vida cotidiana, son también una fuente importante de dinero. Foto: Tomás Mera.

que corresponde al inicio del pukem (invierno), se celebra el wetripantu (nueva salida del sol), que además implica la renovación del espíritu de las personas como parte de la naturaleza. Se festeja a través de costumbres como las comidas y se cuentan epew (relatos tradicionales) en la espera de la llegada del wetripantu; al amanecer se realiza una rogativa junto con la costumbre de darse un baño de madrugada en el río. Hay también encuentros como el misawün, signo de unión y confianza entre personas donde se reúnen a comer; la tradición es comer y tomar de un solo plato y vaso.

Artesanías En la región encontramos gran variedad de materias primas de la naturaleza, como madera, junquillo, mimbre, greda y otros, que las personas dan forma a un arte. Entre ellos encontramos: wizün, el arte de la alfarería, donde se utiliza la greda como material para la fabricación de los metawe (cántaros de greda) y los iwe (platos) que poseen formas antropomorfas, zoomorfas (formas de animal), especialmente del tipo ornitomorfas (forma de ave) de color negro, siendo la más común la forma de pato o quetrumetawe.

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El término zamin, deriva del significado tejer en cestería con diferentes productos; con la totora y el junquillo crean los chaywe (canastos) y enseres de la casa, y con mimbre y pita-ñocha y se tejen artículos como el Jepü (gran bandeja redonda que permite aventar el trigo), tejido de sillas, canastos y otros de elementos de artesanía utilitaria. El kulken es un trabajo con materiales de cuero y partes interiores del vacuno o cuero de chancho viejo; con ellos se confeccionan las ojotas (calzado); el xog-xog (recipiente para el aguja o para guardar semillas); el meñkulwe, cuero largo utilizado para unir la carreta al yugo, el pali que es la pelotita para jugar chueca o palin, el kulkezef (lazos) y el witrantulume (riendas). El trabajo del labrado de la madera recibe el nombre de maychün donde se dibuja y forma de troncos de diferentes maderas elementos como los wanko (asientos); trutruka y pifülka (instrumentos musicales); elementos de la cocina: platos, cucharas, fuentes. También encontramos las ngürekafe, artesanas tejedoras que trabajan con lana de oveja desde la esquila, desde la confección del hilo por medio del huso, hasta convertirlo en un witral (tejido de telar) y que al realizar un ñimiñ (tejido) dan forma a mantas, pontros (frazadas), etc. Para teñir el hilo se utilizan diferentes productos

naturales como el corteza de hualle, raíz de michay, betarraga, nalca, hollín, etc. Existe un epew (cuento tradicional) referido a la forma de iniciación al tejido que cuentan en algunos sectores: “Hace ya tiempo un hombre se robo a una niña, se la llevó a vivir a sus tierras, y la hizo su mujer, ella tuvo que aprender las cosas de la casa… un día el hombre tuvo que salir al otro lado de la cordillera por un largo tiempo y antes de partir pidió a su mujer que con la lana que le pasaba tenia que tener listo un poncho y se fue. La niña de miedo y al no saber tejer lloró mucho, y una de esas tarde alguien le habló, fue una araña que le enseño a hilar y tejer y la niña aprendió”. (Relato de Isabel Puñalef). Como en este relato, encontramos personas que tienen la sabiduría de contar y expresar cuentos e historias de la cultura mapuche, a quienes llaman epewkantufe, y también hay personas que pueden relatar este tipo de historias ulkantufe a través del arte de la música, el romanceo, ülkantun expresa sentimientos en momentos cotidianos o situaciones especiales en forma poética y coherente. Estas son algunas de las formas y métodos para enseñar a los niños y niñas las actividades cotidianas, trabajo dentro y fuera de la casa, costumbres y artesanía, valores y respeto hacia las personas, principalmente de avanzada edad y a la naturaleza.

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Fig. 66: Dentro de las diversas actividades artesanales, a煤n vigentes en la cultura mapuche, destacan los tejidos en lana y fibra vegetal, el tallado en madera y la producci贸n de medicamentos naturales. Fotos: Manuel Gedda.

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Platería mapuche: arte espléndido y esfímero La fabricación de joyas de plata para diversos atuendos femeninos y objetos de uso masculino fue una expresión de gran riqueza y singularidad en la cultura mapuche, ya que se trató de un fenómeno que surgió y se desarrolló con gran esplendor en un corto lapso de tiempo y con posterioridad a la llegada del conquistador hispano. Adornos femeninos como trapelakucha, prendedor akucha, tupu, sikil, llol-llol, chaway y trarilongko

son algunas de las piezas típicas abricadas en gran número por orfebres que se especializaban en la artesanía en plata –retrafes– y que solían estar al servicio de lonkos o jefes importantes. A través de las joyas que portaban sus mujeres e hijas, en ceremonias y eventos sociales, estos expresaban el poder económico alcanzado; también lo hacían a través de los diversos aperos y arreos de plata que los hombres usaban en sus cabalgaduras y en atuendos personales como cinturones, empuñaduras y vainas de cuchillos. Así lo atestigua Reuel Smith (1853), cuando visita al gran ülmen o jefe mapuche Mañin Bueno: “Me fijé que en la ramada había colgada una brida, con freno, cabezadas y riendas, cubiertas de plata maciza, y aunque Mañín se consideraba pobre, 200 pesos fuertes no habrán pagado todo el metal que vi en los aperos que usaba para montar a caballo”. También por esta misma épo-

ca, Paul Treutler, refiriéndose a Paillalef, jefe de las parcialidades de Pitrufquén: “Vestía un uniforme militar, seguramente obtenido en una incursión de saqueo; junto con el gorro engalanado, el sable con la vaina de plata maciza y las botas altas; pesadas espuelas de plata completaban su atuendo. Estaba montado en un hermoso potro negro cubierto casi totalmente con adorno de plata.” Esta es la razón porque el auge de la platería mapuche está en directa relación con el auge ganadero y el surgimiento de jerarquías de poder y acumulación de riqueza que éste provoca en la sociedad mapuche entre los siglos XVIII y XIX; fenómeno estrechamente asociado a su vez al proceso de “araucanización” de la pampa argentina que ya se mencionó anteriormente. La ocupación militar de la Araucanía tanto Chilena como Argentina a fines del siglo XIX trae como consecuencia la pérdida del auge ganadero y la consiguiente decadencia económica en la sociedad mapuche; con ello, la platería mapuche pierde su sentido y justificación y desaparece rápidamente; ya a comienzos del siglo 20 se ha perdido casi por completo. Hoy sólo queda el esplendor de los museos y las colecciones públicas y privadas de este esfímero pero sobresaliente arte metalúrgico, que nació en la Araucanía fruto del encuentro de la cultura mapuche con la cultura del colonizador español.

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Fig. 67: Arriba, mujeres adornadas con joyas de plata según usanza de mediados del siglo XIX, época de mayor esplendor en la orfebrería mapuche. Foto J. Carlos Gedda. Abajo: Piezas antiguas de platería mapuche, Colección Museo Leandro Penchulef de la Sede Regional Villarrica de la Universidad Católica de Chile.

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CAPÍTULO IV

atrimonio del territorio andino-lacustre El territorio andino-lacustre de la Araucanía, en su sentido histórico y cultural más amplio, excedía en extensión a la actual configuración que la división administrativa del país hoy le asigna. Estos límites actuales dejan fuera zonas vecinas que comparten su singular identidad biogeográfica y cultural, dada por la presencia exclusiva dentro de Chile de los bosques del árbol conífero llamado Pewén o Pino Araucaria y de comunidades indígenas asociadas ancestralmente a estos ecosistemas cordilleranos. En este contexto, el territorio andino-lacustre comprendía originalmente, en forma aproximada, desde el Volcán Choshuenco por el sur hasta el Volcán Antuco por el norte, incluyendo las múltiples conexiones, vínculos y actividades que el pueblo mapuche extendió hacia la vertiente oriental de los Andes y las pampas norpatagónicas de Argentina, especialmente entre los siglos XVIII y XIX.

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Fig. 68: Los volcanes son el marco geográfico dominante del patrimonio natural del territorio andino de la Araucanía; también recursos valiosos para la creación de una oferta especializada en geoturismo. Foto: Manuel Gedda.

Fig. 69: Desde lejanos tiempos precolombinos, el pueblo mapuche encontró en el territorio andinolacustre de la Araucanía un ambiente ecológico propicio y singular para la expresión de su cultura. Foto: Manuel Gedda.

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ZONAS Y COMPONENTES RELEVANTES EN EL PAISAJE ANDINO-LACUSTRE DE LA ARAUCANÍA Si hacemos una aproximación más detallada al territorio andino-lacustre de la región para conocer sus características geográficas más relevantes, se pueden distinguir en el tres zonas, correspondientes en gran medida a las grandes cuencas hidrográficas de origen andino que recorren la Araucanía (que veremos en detalle más adelante en este capítulo), en cuyo contexto se presentan tres volcanes que constituyen verdaderos hitos o centros del paisaje geográfico de cada una de esta zonas. De sur a norte estas zonas del territorio andino-lacustre son las siguientes (Fig.70): 1. Zona del Volcán Villarrica: Delimitada al sur por el cordón volcánico Lanín-Quetrupillán-Villarrica y al norte por los Nevados de Sollipulli; corresponde en gran medida a la zona de la SubCuenca del Lago Villarrica (parte a su vez de la Cuenca del Toltén) y que tradicionalmente acostumbra a denominarse zona propiamente lacustre, ya que concentra el mayor número de lagos y los más grandes de la Araucanía. Para esta zona, el volcán Villarrica o Rukapillán es el hito o centro distintivo de su paisaje. 2. Zona del Volcán Llaima: Delimitada al sur por los Nevados de Sollipulli y al norte por la Sierra Nevada, in-

cluyendo en su sector norte al conocido Parque Nacional Conguillío y en su parte sur a una sección de la Reserva Nacional Villarrica; corresponde en gran medida a la zona de la Sub-Cuenca del Río Allipén (parte a su vez también de la Cuenca del Río Toltén). El activo y omnipresente Volcán Llaima es el centro indiscutido del paisaje en esta zona andina de la región. 3. Zona del Volcán Lonquimay: Delimitada al sur por la Sierra Nevada y al norte por el Volcán Tolhuaca; corresponde mayoritariamente a la SubCuenca del Río Cautín (parte a su vez de la Cuenca del Río Imperial); e incluye también a sectores que forman parte del Cuenca del Río Bío-Bío, correspondientes al nacimiento de este en los lagos altoandinos Galletué e Icalma). El Volcán Mocho o Lonquimay es el hito geográfico y referente principal del paisaje de esta zona de la Araucanía. Naturalmente, estas tres zonas del territorio andino comparten muchas características comunes en temas geomorfológicos, biogeográficos, geotérmicos y también paisajísticos; sin embargo, tienen igualmente algunas diferencias, fruto de singularidades propias que pueden aportar un componente de diferenciación e identidad local y ser aprovechadas como

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Fig.70: Zonas geogrĂĄficas propuestas para caracterizar el territorio andino lacustre de la AraucanĂ­a . Fuente: Imagen Satelital Landsat.

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por quienes realizan actividades de turismo basadas en el patrimonio natural de cada una de ellas. De igual modo, por algunas particularidades geográficas y formas de ocupación de estas tres zonas, existen también componentes históricoculturales que les confieren ciertos rasgos de identidad y diferenciación que pueden ser de interés para los visitantes. En este sentido, los componentes naturales y culturales más relevantes que presentan las distintas zonas del territorio andino-lacustre, y que constituyen un factor importante de identidad y diferenciación para el desarrollo de la macro-oferta turística Araucanía, son: 1. Los Centros Volcánicos y otras Manifestaciones Geotérmicas: Sin ser un rasgo exclusivo de la Araucanía, sobresale entre las regiones de Chile por su gran concentración, alto nivel de actividad y por los singulares y extensos paisajes que ha creado en todas las zonas andinas de la región. Por estas características y buenas condiciones de accesibilidad, este recurso ofrece sin duda un gran potencial –aún inexplorado– para la creación de una oferta original, amplia y diferenciada de experiencias de geoturismo, nicho que en Chile no tiene actualmente ningún desarrollo, pese a la numerosa cantidad de recursos volcánicos de gran atractivo que su territorio posee; de allí que generar esta oferta especializada sea hoy un claro factor de innovación y diversificación de la actual oferta turística de la región.

En tal sentido, el desarrollo del Proyecto Geoparque Conguillío es una valiosa experiencia pionera para la región. 2. Los Bosques de Pewén o Pino Araucaria: Este es el rasgo y recurso natural más relevante y exclusivo de la Región de la Araucanía, ya que en otras regiones de Chile no se presenta este tipo de bosques (salvo una pequeña cantidad en las regiones limítrofes y en una reducida franja andina contigua de Argentina). Este patrimonio natural, de alto valor botánico y originalidad en el mundo, no ha sido aún suficientemente valorado y considerado por la región para crear una oferta identitaria y singular de ecoturismo, de características prácticamente únicas, considerando el especial paisaje andino donde se insertan estos bosques y su extraordinario valor como forma de vegetación primitiva y relictual: ¡los bosques de Araucaria representan un paisaje que dominó la Tierra durante el Período Jurásico, en pleno apogeo de los grandes dinosaurios hace más de 130 millones de años! 3. Las Comunidades Mapuche-Pewenche: Junto con la presencia de numerosos y activos volcanes y grandes bosques de Araucaria en toda la zona andinolacustre, la existencia de diversas comunidades de origen mapuche-pewenche, estrechamente asociadas a estos ambientes y con una singular economía

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Fig.71: Algunos componentes biofĂ­sicos que caracterizan el patrimonio natural del territorio andino de la AraucanĂ­a. Fotos: Manuel Gedda, Victor Hazeldine.

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Fig.72: Las comunidades mapuche-pewenches son un componente central del patrimonio cultural del territorio andino de la Araucanía debido a su antigua y fuerte vinculación con los bosques de Pewén o Araucaria . Fotos: Manuel Gedda.

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Fig.73: Cono de Pewén oon semillas o piñones maduros, apreciado recurso alimentario de las comunidades andinas originarias: Foto: Manuel Gedda

Fig.73: Cono de Pewén oon semillas o piñones maduros, apreciado recurso alimentario de las comunidades andinas originarias: Foto: Manuel Gedda.

ancestral vinculada a los bosques del Pewén, constituye otro factor único y diferenciador que puede potenciar la creación de una oferta exclusiva de ecoturismo comunitario, capaz de vincular íntimamente el patrimonio ambiental con la cosmovisión ancestral que estas comunidades han desarrollado desde remotas épocas de adaptación a estos ecosistemas de los Andes del Sur. Otros componentes importantes del patrimonio natural del territorio andinolacustre, como ríos y lagos, son también recursos atractivos para el desarrollo del turismo; de hecho, son la base de la actual de la oferta mayoritaria de la Araucanía;

sin embargo, su potencial para generar por sí solos una ampliación e innovación en la oferta es mucho menor comparada con los recursos analizados anteriormente, ya que carecen de la singularidad y/o exclusividad de ellos, y tienen la desventaja de competir con numerosos destinos de Chile y el mundo que tienen ofertas similares. La identidad y diferenciación son hoy componentes fundamentales para ser más competitivo en todos los mercados del turismo, y en el caso de los nichos de mercado especializados como el ecoturismo y otras forma de turismo vinculados al patrimonio local, constituyen un valor agregado muy importante respecto de otros destinos emergentes.

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PATRIMONIO NATURAL DEL TERRITORIO ANDINO LACUSTRE La Araucanía tiene entre sus rasgos naturales más distintivos y sobresalientes un relieve montañoso andino dominado por numerosas manifestaciones de actividad volcánica e intensos procesos de erosión glacial. Numerosos conos y calderas, depósitos de lavas, cenizas y lahares (aluviones), junto con profundos valles y lagos de origen glacial, dominan la zona oriental del paisaje araucano, dando al visitante la oportunidad de conocer muy de cerca la historia geomorfólogica de esta zona de los Andes del Sur, donde las glaciaciones y el volcanismo han tenido un papel muy importante en su relieve o conformación geográfica. Esta franja montañosa andino-lacustre constituye uno de los componentes más relevantes e identitarios del patrimonio natural de la región, y sin duda, es uno de los recursos más atractivos y de mayor valor potencial para el desarrollo de una variada oferta de experiencias turísticas de intereses especiales, particularmente vinculadas al geoturismo. La acción glacial que modeló el paisaje andino Dos son las grandes manifestaciones de la acción glacial que podemos apreciar claramente en el paisaje actual de la Araucanía: los cajones y valles de sedimentación glacial y los profundos lagos de barrera o

represamiento morrénico que adornan el pie de monte andino y ocupan parte de la depresión intermedia del territorio. Ambas manifestaciones son las huellas indelebles de un extenso proceso geomorfológico que ha tenido en el tiempo diversos episodios inducidos por los cambios climáticos de la tierra, que en ciertos períodos fríos (de miles de años), han provocado enormes acumulaciones de hielo y nieve en las zonas más elevadas, y en otros más cálidos, su posterior retirada (derretimiento). La última época glacial en el planeta se inició hace unos 56.000 años antes del presente y alcanzó su más alto nivel hace unos 18.000 años; período durante el cual, grandes extensiones del territorio chileno al sur del paralelo 38 (Fig. 74) permanecieron cubiertas por grandes masas de hielo. A partir de este último máximo de glaciación, los hielos comenzaron su derretimiento al volverse el clima terrestre más cálido, retirándose gradualmente del paisaje hasta llegar a sus posiciones actuales hace unos 10.000 años. Los glaciares al derretirse se comportan como verdaderos ríos de hielo que fluyen por miles de años desde las zonas altas a las zonas piemontanas. El flujo de hielo provoca una gran erosión por donde pasa; la superficie en contacto con el hielo es demolida y arrastrada como sedimentos hacia los sectores más bajos del relieve.

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35º

70º

65º

CHILE CENTRAL

75º

40º

REGIÓN DE LOS LAGOS

CHILE

50º

REGIÓN DE LOS CANALES

45º

Margen hielo UMG Hielo actual 0

300 Km

55º

Fig.74: Máxima extensión de los hielos en el sur de Chile durante el último periodo glacial (18.000 años A.P.). En negro las zonas del Campo de Hielo Patagónico, la mayor masa de hielo que aún se conserva. Fuente: IGM. Ilustración: Andrea Saavedra Aguilar.

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Fig. 75: El movimiento del hielo erosiona las rocas y excava profundamente el suelo (arriba), dejando en su retirada valles en forma de U y lagos de represamiento (abajo) generados por la morrena o material que el avance glacial empuja y deposita en su parte frontal. Fuente: elaboraci贸n propia. Ilustraci贸n: Andrea Saavedra Aguilar.

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Fig. 76: Lago Villarrica o Mallolafquén, formado durante la última glaciación, finalizada hace unos 10.000 años. Foto: Manuel Gedda.

Los grandes lagos de represamiento glacial Por este proceso de desglaciación o de retirada de los hielos –en especial partir del paralelo 39– quedaron en el paisaje andino de la Araucanía profundas excavaciones, las que podemos ver hoy bajo la forma de extensos valles glaciales con su característica forma de U y sus paredes casi verticales (fig.74) y diversos lagos morrénicos que se ubican al pie de los cordones andinos en gran parte de la región. La formación de estos lagos y su tipificación de morrénicos alude precisamente a la causal básica de su formación, derivada de la acción erosiva glacial; las enormes masas de hielos al descender de las montañas y excavar profundamente los valles van arrastrando

enormes depósitos de sedimentos, particularmente en su parte frontal. Este material empujado y acumulado por los glaciares se conoce como morrena y actúa como un dique de contención que posteriormente cierra el paso del agua cuando los hielos se derriten por completo, dando origen a un lago (ver Fig. 75). Un caso muy claro para observar este proceso es el Lago Mallolafquén o Villarrica (Fig. 76), donde gran parte de la ciudad del mismo nombre está edificada, precisamente, sobre la morrena que formó el dique de contención o represamiento. Existen numerosos otros lagos de origen morrénico glacial en la Araucanía: Calafquén, Colico, Huilipilún, Pullinque, Tinquilco, Quillelhue Galletúe e Icalma. Otros como Caburgua y Conguillío son de origen volcánico o mixto glacial-volcánico.

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PATRIMONIO VOLCÁNICO DEL TERRITORIO ANDINO-LACUSTRE

Son muchos los sectores andinos de esta región de Chile donde se pueden observar procesos geomorfológicos y geotérmicos mediados por la intensa y permanente actividad volcánica desarrollada durante el Período Cuaternario (desde hace un millón y medio de años). Los volcanes y sus diversas manifestaciones son un constituyente inseparable y fundamental de la vida y el paisaje de esta parte del mundo. Sería imposible concebir el paisaje de la Araucanía, y particularmente del territorio andino-lacustre, sin su presencia, influencia y significado en todos los ámbitos. El volcanismo no sólo ha sido un fundamental modelador del paisaje natural, sino también un influyente factor en el desarrollo ambiental y cultural del territorio y sus habitantes. Desde remotas épocas prehistóricas hasta nuestros días, los volcanes con su periódica y poderosa actividad han marcado la vida del paisaje regional y de todos los seres vivos que en el habitan; desde el perturbador efecto de sus violentas manifestaciones eruptivas hasta los ricos componentes minerales que han aportado para construir nuestros fértiles suelos, llamado “trumaos”, pasando por su magnífica y particular presencia escénica que contribuye a formar, junto con los inseparables bosques de Araucaria, un paisaje único,

no sólo en Chile, sino también en el mundo por su original composición. ¿Qué es un volcán? Es el edificio o estructura formada al solidificarse el material magmático emitido por las erupciones provenientes desde el interior de la Tierra. Se puede considerar como una verdadera válvula de escape de la energía térmica que el planeta almacena en sus capas profundas desde su formación junto al sistema solar hace unos 5.000 millones de años. Hay muchas formas de construcciones volcánicas: fisurales o meseta, conos, calderas, domos, estrato-volcanes, maares, o mixtos. Su tamaño varía desde algunas decenas hasta muchos miles de metros cúbicos de volumen. La forma, tamaño y estructura de un edificio volcánico depende de los tipos de erupción que ha tenido, en cuanto a composición física y química de los materiales eyectados, y a la forma de emisión de éstos a la atmósfera desde las zonas en que se han producido. En el caso de Chile, una forma predominante es el estratovolcán o volcán compuesto (Fig.78), llamado así, porque su edificación se ha estructurado por el depósito de sucesivas capas o estratos de los diversos materiales emitidos por las erupciones (similar a una torta de mil hojas).

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Fig.78: Desde su última erupción (1984-1985) el Villarrica mantiene activo un pozo de lava al interior del cráter; fenómeno poco frecuente entre los volcanes del mundo. Fuente: POVI (2010). Foto: Manuel Gedda. Ceniza y gases Pirocláticos

Flujo piroclático

Crater Precipitación de cenizas Lavas antiguas Cono piroclástico adventicio

Lahar

Magma Lava nueva

Estratos geológicos plegados antiguos

Estratos geológicos plegados antiguos

Fig.77: Volcán compuesto o estrato-volcán: forma predominante en los edificios volcánicos que presenta el territorio chileno. Fuente: Revista Naturaleza (1985). Ilustración: Andrea Saavedra Aguilar.

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¿De dónde surge el volcanismo? Uno de los aspectos fundamentales y apasionantes del volcanismo es conocer los componentes geológicos y geotérmicos que provocan este fenómeno natural de energía tan poderosa, que desde siempre ha cautivado a los seres humanos por su poder impredecible e incontrolable, incluyendo los trascendentales efectos que su actividad ha tenido y seguirá teniendo sobre el ambiente físico y la vida de nuestro planeta. De hecho, el conocimiento que tenemos sobre este fenómeno es aún muy escaso y superficial; el hombre conoce más de otros planetas y sus satélites que del interior de la Tierra misma, lugar donde nace la actividad volcánica. Sólo en las últimas cuatro décadas se ha podido ir vislumbrando la estructura y dinámica que tiene lugar bajo la superficie terrestre, responsable de fenómenos tan notables como los sismos, las erupciones, los tsunamis, la formación de las montañas, la deriva de los continentes, etc. Tectónica de placas: una teoría fundamental La causa básica de estos grandes fenómenos geológicos se explica hoy a través de la Tectónica Global de Placas, teoría sólo validada en forma reciente por la ciencia, cuyo fundamento inicial fue otra teoría, conocida como Deriva Continental, formulada por Al-

fred Wagener en 1912. Ambas teorías se fundamentan en el concepto de que la corteza terrestre o litósfera no es una estructura rígida y continua, concepto que hasta recién la década de los 60 se dada como un supuesto básico, sino que en realidad está formada por diversas placas o secciones que se desplazan y flotan sobre el manto o capa interna de la Tierra, que se ubica a continuación bajo la corteza; y que la forma de encuentro y movimiento relativo de estas placas, genera procesos geomorfológicos y geotérmicos enormes y diversos, incluyendo la formación de volcanes y otros fenómenos de gran trascendencia para la dinámica de todo nuestro planeta. El mapa (Fig. 79) muestra las placas tectónicas actualmente conocidas que forman la corteza terrestre y los tres tipos de movimiento relativo en que ellas se desplazan unas de otras. En el caso de Chile y todo el borde occidental de Sudamérica, se genera una amplia zona de convergencia entre la Placa Sudamericana (continental) y la Placa de Nazca (oceánica), convergencia que al sur de la Península de Taitao continúa entre la Placa Antártica. Esta convergencia del tipo subducción –proceso tectónico donde una placa se hunde bajo otra– es determinante para la estructura y dinámica geológica del territorio chileno por los grandes efectos telúricos, geomorfológicos y geotérmicos que provoca.

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Placa Euroasiática Placa Norteamericana

Placa de Juan de Fuca

Placa de Cocos

Placa Caribeña Placa Africana

Placa del Pacífico PlacaCONVERGENCIA de Nazca

Placa Sudamericana

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CONVERGENCIA

3

Placa

Placa

Placa de Scotia

Astenosfera

Placa

Placa

Placa Antártica

Astenosfera

DIVERGENCIA

CONVERGENCIA

DIVERGENCIA

Placa Placa Placa

Placa

Placa Placa

Astenosfera

TRANSFORMACION

TRANSFORMACION DIVERGENCIA

Placa Placa Placa Placa

Placa Placa

Fig.79: Mapa de las placas tectónicas de la corteza terrestre y formas de encuentro y movimiento relativo entre ellas. Basado en Tarbuck, Lutgens y Kasa, 2005. Ilustración: Andrea Saavedra Aguilar. TRANSFORMACION

119 Placa


Corteza océanica

Crecimiento de batolitos

Litósfera oceánica e n su bdu cci ón 100 Km

Cuerpos magmáticos ascendentes

Fusión parcial

Astenósfera ZONA DE FORMACIÓN DEL MAGMA

200 Km

Fig.80: Zona de fusión parcial donde se origina el magma. Al penetrar la corteza oceánica en el manto superior, éste se funde por el descenso en su punto de fusión que genera el aporte de agua y gases de la corteza en subducción. Basado en Tarbuck, Lutgens y Kasa (2005). Ilustración: Andrea Saavedra Aguilar.

Subducción y volcanismo: causa y efecto Cuando en la convergencia de placas, una de ellas, más densa, se introduce bajo la otra, se denomina subducción; tal como ocurre en el borde occidental de Sudamérica y Chile. Sobre estos bordes de subducción es donde se produce uno de los volcanismos más activos y abundantes de la Tierra; también una alta sismicidad, procesos de solevantamiento o formación de montañas (caso de la Cordillera de los Andes y de la Costa) y la formación de una fosa marina muy profunda. En el caso del volcanismo, la explicación está en el llamado proceso de fusión parcial que ocurre cuando la corteza oceánica se hunde pro-

fundamente en el Manto Superior o Astenósfera, capa interior de la Tierra que se ubica a continuación bajo ella en condiciones de temperatura (superiores a 1.300 °C) y de presión muy altas (Fig. 80). Las teorías geotérmicas más modernas apuntan a que precisamente esta situación hace que el material del manto superior se encuentre muy cercano a su punto de fusión, y que al recibir el aporte de humedad que trae la corteza oceánica en subducción, se produzca un descenso en el punto de fusión de éste, generándose el derretimiento de las rocas del manto superior, proceso que incluye también el derretimiento –en un bajo porcentaje– de la corteza marina que se hunde. Conforme esta fusión parcial del manto aumenta, el magma o roca fundida se expande y asciende, ya que adquiere

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O CÉ A NO PACÍ F I C O

CINTURÓN DE FUEGO DEL OCÉANO PACÍFICO

Volcanes Límite de Placas

Fig.81: En la mayor parte de los bordes del Oceáno Pacífico ocurren activos procesos tectónicos de subducción, responsables del intenso volcanismo y la frecuente sismicidad en estos territorios. Fuente: Elaboración propia. Ilustración: Andrea Saavedra Aguilar.

menos densidad y se vuelve más rico en gases, fruto también de la descompresión que se va produciendo. Dependiendo de la estructura de la corteza (grosor y presencia de fallas geológicas) el magma saldrá a la superficie en la forma de erupciones volcánicas de diverso tipo; pero si no logra ascender y queda bloqueado en la profundidad de la corteza, enfriará lentamente y dará origen a una formación especial de rocas llamadas batolitos, conocidas también como rocas intrusivas o plutónicas. Cinturón de Fuego del Pacífico De acuerdo a la tectónica de placas, todo el borde del Oceáno Pacífico se encuentra en zona de subducción, con-

cordando plenamente con los frecuentes sismos y numerosos volcanes que se presentan en este borde oceánico. Es aquí donde se concentran las áreas de mayor actividad volcánica de la Tierra, como ocurre con Chile, que presenta cerca del 10 % de la totalidad de los volcanes activos del planeta. Como veremos en las páginas siguientes, esta particular ubicación de territorio chileno no sólo contribuye a que seamos el segundo país del mundo con mayor concentración de volcanes, sino también a que tengamos una singular geomorfología montañosa y una sismología muy intensa, incluyendo el mayor terremoto hasta ahora registrado por el hombre (Mayo de 1960), que alcanzó 9.5 grados en la Escala de Richter, cuyo máximo son 10.

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Fig.82 : Principales volcanes presentes en el territorio chileno. Se distinguen tres zonas geogrรกficas en su distribuciรณn en los Andes: Zona Volcรกnica Central (ZVC), Zona Volcรกnica Sur (ZVS) y Zona Volcรกnica Austral (ZVA). Fuente: SERNAGEOMIN.

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Fig.83: Chaitén, en la zona de Chiloé Continental, uno de los centenares de volcanes activos que presenta el territorio chileno; su último ciclo eruptivo (2008) tuvo efectos trascendentales sobre la vida y el paisaje circundantes. Foto: Aldo Oviedo Tejo.

Fig.84: La zona andina sur en que se encuentra la Araucanía presenta una de las mayores concentraciones de volcanes activos de Chile y el mundo; entre ellos, destaca el Llaima por su frecuencia y potencia eruptiva. Foto: Manuel Gedda.

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Viento predominante

Pluma de cenizas Caída de ceniza

Columna eruptiva Cráter principal

Bombas

Lluvia ácida

Flujo piroclástico Colapso de domo

Flujo piroclástico

Domo

Avalancha volcánica Fumarolas

Lahar Flujo de lava Fisura Cono adventicio

Agua subterránea Contenido de sílice (SiO2)

70 63 52

Tipo de Magma

Riolita Dacita Andesita Basalto

Grieta o Fractura

Cámara de Magma

0

Fig.85: Representación esquemática de la estructura de un volcán tipo y las principales formas de manifestación que presenta su actividad eruptiva. Fuente: Servicio Geológico de los Estados Unidos. Ilustración: Andrea Saavedra Aguilar.

Manifestaciones de la actividad volcánica La actividad eruptiva de un volcán se expresa en la emisión de distintos materiales

procedentes del magma y en los diversos procesos geofísicos que éstos generan en el ambiente. El esquema muestra las diversas manifestaciones y procesos que genera la actividad de un volcán, depen-

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diendo de la composición y forma del material emitido y de la estructura o edificio que este tiene.

- Tipo Pahoe Hoe: superficie lisa o rugosa sin aristas (caminable) - Tipo Cordada: como cordones o cordadas superpuestas.

¿Qué es el magma volcánico? Una pasta fundida formada por la fusión parcial de rocas del manto superior que ocurre entre 30 y 300 km de profundidad, compuesto por una mezcla de silicatos líquidos y sólidos (cristales), rica en gases disueltos a altas temperaturas y presiones. Incluye también un 5% de agua y porcentajes menores de gases como CO2, SO2, Co, H2 y SH2. Análisis químicos muestran que el sílice (SiO2) es el componente principal del magma (40-80%). En rigor, corresponde llamar magma al material resultante de la fusión parcial del manto (como se muestra en la figura 89); y cuando este magma sale a la superficie por una erupción y se despresuriza perdiendo los gases, se trata propiamente de lava (fig. 94).

Fragmentarios (partículas) o piroclastos: - Cenizas (hasta 2 mm) - Lapillis (hasta 64 mm) - Bombas Volcánicas (sobre 64 mm) redondeadas, emitidas líquidas - Bloques (sobre 64 mm) angulares, emitidos sólidos Clasificación química del material volcánico Las rocas volcánicas se clasifican en tres tipos, dependiendo del porcentaje de Silice (SIO2) que participa en su composición química: Rocas ácidas: más ricas en sílice, lavas más viscosas.

Clasificación física del material volcánico

- Riolitas (sobre 68% de sílice) - Dacitas (sobre 63% de sílice)

Las rocas o materiales emitidos por una erupción volcánica se clasifican físicamente en varios tipos, dependiendo de su tamaño y forma de emisión:

Rocas intermedias: - Andesitas (aprox.60% de sílice) Rocas básicas:

Masivos (fluidos) o lavas: - Tipo A A: con aristas o ángulos agudos (no caminable)

más pobres en sílice, lavas más fluidas.

- Basaltos (aprox. menos de 50% de sílice)

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Tipos de erupciones volcánicas 1. Fisural (Hawiana) Lava muy fluida, alta temperatura (10001200 ºC); escasos piroclastos. Típica de volcanes de forma de escudo y mesetas fisulares; como la lava fluye con facilidad, no logra formar mayores estructuras o acumulaciones de material. 2. Estromboliana Lava moderadamente fluida, rica en gases; temperaturas intermedias (900-1100 ºC), eyección de piroclastos. Asociada generalmente a estratovolcanes o volcanes compuestos y conos de piroclastos (del tipo que formaron el Cono Navidad en Lonquimay en 1989 y las últimas erupciones del Volcán Llaima en su ciclo eruptivo 2008-2009). Su nombre proviene de las erupciones del volcán Estromboli de Italia. 3. Vulcaniana Lava moderadamente fluida a viscosa, temperaturas intermedias a bajas (8001000 ºC), hongos de piroclastos. Asociada a estrato volcanes o volcanes compuestos y conos de piroclastos. 4. Peleana Lava viscosa, aludes de piroclastos incandescentes; temperaturas interme-

dias a bajas (700-1000 ºC). Asociada a domos y estrato volcanes o volcanes compuestos. Su nombre proviene de la famosa erupción del volcán Mont Pelée, ocurrida en 1908 en una isla de las Antillas Francesas. 5. Pliniana Lava viscosa, explosiones extremadamente violentas con grandes hongos de piroclastos (hasta 40.000 m de altura). Asociada con frecuencia a estratovolcanes y formación de calderas; también a domos, como es el caso del Volcán Chaitén. Su nombre proviene del relato que el joven Plinio hizo de la gran erupción que tuvo el volcán Vesubio el año 73 de la era cristiana. 6. Freatomagmática Lava viscosa, explosiones violentas, hongos de piroclastos; estas erupciones, como su nombre lo sugiere, están asociadas a la penetración de agua (freato) en las cámaras magmáticas; típica de pequeños maares, pero se presentan también con frecuencia en otras formas de volcanes. Los volcanes presentan con frecuencia en su historia estos diversos tipos de erupciones, como ocurre con muchos volcanes chilenos; e incluso, dentro de un mismo ciclo eruptivo suelen alternar estas distintas formas.

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5 Fig.86: Tipos de erupciones volc谩nicas. Fuente: Revista Naturaleza (1985). Ilustraci贸n: Andrea Saavedra Aguilar.

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Fig. 87: El Volcán Villarrica muestra una actividad constante en tiempos históricos con más de 80 episodios eruptivos registrados. Foto: Manuel Gedda.

Cordón volcánico Villarrica-Quetrupillán-Lanín En un viaje de sur a norte por las tierras andinas de la Araucanía, el primer grupo volcánico importante que surge en el paisaje, justo en la zona límite meridional de la región, es un conjunto de tres grandes volcanes que se alínean en un claro eje noroeste-sureste, equidistantes entre sí a una distancia aproximada de 30 a 40 kilómetros. En el sentido geográfico señalado, el orden entre ellos es Lanín. Quetrupillán, Villarrica (o Rukapillán). En cuanto a su estructura o edificio, estos tres volcanes presentan similitudes, pero también diferencias importantes debido al particular historial eruptivo de cada uno de ellos, proceso que

alcanza su apogeo en el Holoceno (últimos 10.000 años). Es importante también destacar que estos 3 volcanes se ubican dentro del Parque Nacional Villarrica y que existe un interesante sendero de trekking que permite conocer de cerca las manifestaciones de su actividad y el paisaje asociado a ellas, el llamado Villarrica Traverse, un recorrido de 3 a 4 días de duración. Volcán Villarrica o Rukapillán De estos tres volcanes, el que tienen mayor proximidad a varios centros poblados es el Villarrica o Rukapillán. Corresponde a un complejo centro eruptivo compuesto inicialmente por dos estructuras caldéricas traslapadas (una sobre otra), ambas con

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Fig. 88: La constante actividad del volcán Villarrica se expresa en el permanente pozo de lava que presenta al interior de su cráter, cuya luminosidad se ve reflejada en las fumarolas nocturnas. Foto: Manuel Gedda.

cráteres elongados de unos 6 km en el eje mayor. Las lavas y proclastos de estas calderas son de composición andesíticobasáltico (52.49 a 56.69 de SiO2: Óxido de Silicio), de edad Pleistocena a Holocena (1.800.000 a 10.000 años). Sobre estas estructuras y conservando, aparentemente, el mismo conducto alimentador se erigió el actual estratocono que culmina con un cráter de 1,5 km de diámetro, cuyas lavas y piroclastos son basálticas y andesíto-basálticas (51.47 a 55.38% de SiO2) de edad reciente: últimos 10.000 años. González-Ferrán (1995). El volcán Villarrica o Rukapillán es también el que presenta la mayor y más constante actividad eruptiva de los tres, con

permanentes emisiones de gases, lava y piroclastos en su cráter. Por esta situación es también el volcán que presenta el mayor potencial de riesgo para esta zona de la Araucanía. De hecho, por su registro histórico de actividad, el Villarrica está considerado, junto con el Llaima, entre los tres volcanes más activos de Sudamérica, con más de 86 erupciones de distinta intensidad registradas desde el siglo 16 en adelante. Las erupciones ocurridas en los años 1948, 1964 y 1971 fueron muy significativas, ya que los aluviones o lahares producidos por el derretimiento del hielo que provaca la lava, arrasaron con pequeños poblados de sus alrededores, causando la muerte de decenas de personas y graves daños materiales.

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Fig.89: Volcanes Quetrupillán y Lanín; vista desde la cima del volcán Villarrica o Rukapillán. Foto: Cristián Rojas Berkoff.

Volcán Quetrupillán A unos 25 km al SE del Villarrica se encuentra el Quetrupillán, complejo volcánico que no tiene actividad eruptiva registrada o conocida en tiempos históricos. Por los estudios geológicos se sabe que está formado por una doble estructura caldérica y una serie de conos parásitos monogenéticos ubicados a lo largo de su vertiente sur. La estructura caldérica más antigua presenta un cráter elíptico de 10 x 7 km, con una edad estimada Pleistocena-Holocena y está formado principalmente por abundantes flujos de lavas andesíticas (56% de SiO2). Sobre dicha caldera, aparentemente en el Holoceno (últimos 10.000 años), se edificó

un estratocono con un cráter caldérico de 3,5 km de diámetro, cuyas lavas andesítico-dacíticas (64.57% de SiO2) y dacitas (64.33% de SiO2) fluyeron principalmente hacia el noroeste y recubrieron parcialmente la caldera primitiva. La actividad eruptiva más reciente, probablemente en tiempos históricos, ¿600 a 700 años atrás?, corresponde a más de una docena de centros parásitos monogenéticos de lavas y piroclastos basáltico-andesíticos, emplazados, tanto en el margen superior sur como en la base de la caldera primitiva. Los más australes, casi en el fondo del valle y a unos 15 kilómetros de la caldera principal, se les conoce como Volcanes de Reyehueico. González-Ferrán (1995).

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Fig.90: Parte superior del volcán Lanín. Su cima, que alcanza los 3.740 m de altitud, es la mayor cumbre montañosa de la Araucanía. Foto: Manuel Gedda.

Volcán Lanín En el extremo sureste del cordón volcánico, a unos 20 km del Quetrupillán y a unos 45 km del Villarrica, se levanta el Lanín, volcán compartido por Chile y Argentina y cuya cima alcanza la mayor altitud entre los estratovolcanes al sur del paralelo 36° S (3.746 msnm). Corresponde a un típico estrato volcán que ha alcanzado su máximo desarrollo, levantándose más de 2.000 m sobre el terreno. Su cuerpo principal está constituido por lavas y piroclastos de composición andesítico-basálticas y andesítico-dacíticas de edad estimada Pleistocénica-Holocénica (1.800.000 a 10.000 años). Su

cráter tiene poco más de 1 km de diámetro y se encuentra coronado por un potente glaciar, presentando en su borde norte otro pequeño centro efusivo, por el cual han escurrido hacia la vertiente norte numeroso flujos de lava de composición andesítico-dacíticas. En su vertiente occidental surge un centro eruptivo parásito denominado Cráter Puesco, cuyas lavas basáltico-andesíticas escurren hacia las nacientes del río Trancura. GonzálezFerrán (1995). Sin actividad histórica conocida, se estima que su última actividad eruptiva ocurrió hace unos 1.700 años. A pesar de ello se considera al Lanín –al igual que al Quetrupillán– como un volcán plenamente activo.

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Fig.91: Imágen satelital del área Sollipulli que muestra la enorme caldera volcánica y el extenso glaciar que esta almacena. Fuente: Imágen Landsat.

Volcán Caldera Sollipulli Siguiendo hacia el norte por el territorio andino-lacustre de la Araucanía en busca de la fuentes de la intensa y prolongada actividad volcánica que ha moldeado su paisaje, se encuentra un segundo centro de volcanismo importante, aunque todavía muy poco conocido y visitado, pero que es, sin duda, uno de los más interesantes y notables que podamos observar, no sólo dentro de la región, sino que también de todo el sur de Chile. Se trata del área conocida como Los Nevados de Sollipulli, ubicada al noreste del Lago Caburgua y perteneciente a la Reserva Nacional Villarrica; una zona de cumbres montañosas

que no tiene acceso directo y expedito de caminos, y que por ello es muy poco conocida y visitada, incluso por lugareños del área; razones por las cuales, está aún muy poco integrada dentro de los circuitos turísticos de trekking y observación de la naturaleza en el área andina de la Araucanía, pese a ser, indiscutiblemente, uno de los más interesantes y singulares de toda la región, ya que presenta recursos naturales de gran originalidad y pristinidad, entre los que destacan bosques, termas y hielos milenarios, junto con paisajes volcánicos exclusivos. El complejo volcánico Sollipulli está formado por una doble caldera de grandes

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Fig.92: Paisaje montañoso de la Caldera Sollipulli en el área situada frente al tramo Reigolil-Termas de Río Blanco de la Ruta Interlagos. Foto: Manuel Gedda.

dimensiones: 4 x 5 km de diámetro, en cuya cavidad se cobija actualmente un extenso glaciar, con una superficie aproximada de 12,5 km y un grosor promedio de 200 metros, que en su parte central alcanza la sorprendente cifra de 600 metros de profundidad; dimensiones que sitúan hoy al Glaciar Sollipulli como una de las mayores masas de hielo continental del mundo más cercanas al Ecuador. La edad de la caldera más antigua se estima en 500.000 años; con una fase post-caldera de cráteres de explosión, flujos ignimbríticos y lavas domos, controlados por una fractura en semi-arco, emplazada al sureste de las calderas y una serie de centros parásitos emplaza-

das en la vertiente norte de edad postholocénica reciente. González-Ferrán (1995), citando a Naranjo et al. (1993). Entre estos centros eruptivos, los cráteres Alpehue y el Chufquén son los más destacados, ya que por ellos se produjeron las dos últimas grandes erupciones conocidas de este complejo volcánico. La primera de ella ocurrió hace unos 2.900 años y fue una erupción extraordinariamente violenta del tipo pliniano, (ponga mucha atención el lector a las cifras) que formó una columna de 44 km de altura estimada, eyectando unos 8 km de piedra pómez (73.43 a 67,19 % de Si O2); su posterior colapso, mayormente hacia el lado argentino, empujada por

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Fig.93: Caldera y Glaciar Sollipulli en verano. Foto: Víctor Hazeldine

los vientos predominantes del oeste, cubrió una extensa zona entre el Paso Pino Hachado y Villa Pehuenía, incluyendo la Cuenca del Lago Aluminé, con capas de 1 a 2,5 metros de espesor. Naranjo et al (1993). Siguiendo las palabras del vulcanólogo chileno Hugo Moreno, si hoy se produjera una erupción similar, con seguridad sus consecuencias no sólo serían catastróficas para la Araucanía y la parte colindante de Argentina, sino que su impacto se sentiría también a nivel sudamericano, ya que la potencia equivaldría a la famosa erupción que tuvo el volcán Vesubio, en Italia el año 79 de la era cristiana, cuando una explosión equivalente a 100 bombas atómicas del

tipo Hiroshima sepultó a las ciudades de Pompeya y Herculano. Pero la actividad eruptiva del Complejo Sollipulli no termina con esta gran erupción ocurrida hace 2.900 años; más tarde, hace ya unos 700 años atrás, exactamente en el siglo 13 de la Era Cristiana, ocurre una nueva erupción; esta vez por otro cráter parásito, el Chufquén, demostrando que este centro volcánico sigue activo y que potencialmente podría ocurrir una nueva gran erupción en el área, con las catastróficas consecuencias que podemos imaginar. Pero el imponente glaciar y la gran caldera que lo alberga no son los únicos atractivos naturales que ofrece el sector

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Fig 94: La cabalgata a Sollipulli desde Flor del Valle (Reigolil) que realiza la familia Quintonahuel recorre imponentes paisajes y bosques andinos. Foto: Manuel Gedda.

de los Nevados de Sollipulli en la Reserva Nacional Villarrica; milenarios bosques de pewén, hermosas lagunas pristinas, géyseres y ríos de aguas termales, son ingredientes adicionales que hacen de este desconocido paraje andino de la región, un sector privilegiado para la práctica del trekking y la observación de la naturaleza primigenia. El Grupo Ñuke Mapu de Guías de Ecoturismo de Melipeuco y la empresa pionera en turismo de naturaleza y aventura de esta zona, Nevados de Sollipulli, ofrecen servicios de guiado, interpretación ambiental y excursionismo mediante atractivas rutas en este original lugar de la Araucanía. Otras vías de acceso a la zona de Sollipulli son las sendas que ingresan por

el sur desde Reigolil en la Comuna de Curarrehue; una sale desde la Ruta Interlagos hasta laguna Cochor y desde allí hasta los Nevados, pero tiene problemas de acceso al ingresar por un predio privado y no tener un operador conocido; la otra, en cambio, parte en el sector de Flor del Valle desde la Comunidad Quintonahuel y se interna por el camino de la reserva nacional hasta el sector de la caldera y el glaciar, siendo una ruta guiada directamente por miembros de esta familia mapuche. Sollipulli tiene un gran potencial ecoturístico como parte de la Senda Hielos y Bosques Milenarios, propuesta para esta zona del Sendero de Chile, integrante de un futuro eje ecoturístico andino Melipeuco-Curarrehue.

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Volcán Llaima, poderoso e impredecible Siguiendo el avance de sur a norte por la impresionante geografía volcánica del territorio andino-lacustre de la Araucanía, y a poca distancia de los Nevados de Sollipulli, aparece otro centro de volcanismo de gran importancia en el paisaje regional: el volcán Llaima. Se trata en realidad de un complejo volcánico de amplias dimensiones e importante actividad eruptiva. El Llaima es un volcán compuesto (estratovolcán), mixto y de escudo, vale decir, en su formación han tenido, aparte de la construcción de un cono por sucesivos depósitos o estratos de material eruptivo, un rol importante también las erupciones fisurales, donde las eyecciones de lava y piroclastos han surgido a lo largo de una extensa línea de fisura o falla, con más de 40 cráteres parásitos o adventicios y una notable actividad eruptiva; el volcán Llaima registra en tiempos históricos, desde 1650 a la fecha, más de 50 erupciones documentadas, ocurriendo el último ciclo eruptivo entre los años 2008 y 2009, con numerosos y espectaculares episodios de tipo estromboliano y moderados flujos de lava, que se han intercalado con períodos de mínima actividad o aparente calma absoluta Esto sitúa al Llaíma, junto al Villarrica, entre los tres volcanes más activos de Sudamérica.

La actividad del volcán Llaima se ha desarrollado durante el Pleistoceno Superior y el Holoceno. Los productos emitidos descansan, en discordancia, esencialmente sobre granitoides terciarios y sobre los complejos volcánicos pleistocénicos de Hirrampe-Melo y Sierra Nevada. El inicio de la actividad volcánica es incierto, aunque la secuencia mas antigua muestra los efectos de la ultima glaciación. Este hecho sugiere que los productos primigenios se habrían generado con posterioridad a la penúltima glaciación, es decir, tendrían una antigüedad máxima de 250.000 años. Considerando criterios morfológicos y estructurales, estratigráficos, geoquímicos y litológicos, se han reconocido tres unidades evolutivas: una antigua, otra fisural y el edificio o cono volcánico principal, además de los sucesivos depósitos de piroclástos. Inmediatamente sobre las lavas postglaciales tempranas de la unidad antigua se dispone un extenso depósito de flujo piroclástico andesítico-basáltico que marcó el comienzo de la unidad fisural. Este depósito encierra restos de madera carbonizada de unos 13.200 años AP, según el método de radiodatación de C14. Considerando el gigantesco volumen de este depósito, lo más probable que se haya generado una caldera como producto del colapso del edificio volcánico. (SERNAGEOMIN, 2010).

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Fig. 95: Volcán Llaima al inicio del ciclo eruptivo 2008-2009: día 1 de enero de 2008. Fotos: Víctor Hazeldine y Manuel Gedda.

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Fig. 96: La peri贸dica actividad eruptiva del Llaima genera la formaci贸n de grandes escoriales por dep贸sitos de lava, cenizas y otros piroclastos, los que son gradualmente colonizados por la microflora. Fotos: Manuel Gedda.

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Fig. 97: Parte del cordón volcánico de Sierra Nevada junto al lago Conguillío visto al inicio del sendero del mismo nombre: una de las excursiones más atractivas dentro de este afamado parque nacional. Foto: Manuel Gedda.

Cordón volcánico Sierra Nevada Frente al Llaima, unos kilómetros al noreste, se extiende el macizo montañoso de Sierra Nevada; en realidad, se trata de un antiguo complejo volcánico formado por un estratovolcán con estructura caldérica y un cordón eruptivo fisural que se extiende por unos 10 km en un eje sureste-noreste. Su edad se estima Pleistoceno Superior a Holoceno. González-Ferrrán (1995). Hoy está extinguido, pero por sus grandes dimensiones debió tener una importante actividad eruptiva en el pasado. La erosión glacial e hídrica se han encargado de modificar en forma profunda su edificación

volcánica original, transformándolo en un extenso cordón montañoso de abruptas quebradas, en cuyo pie se formó, fruto del represamiento de las aguas que provocaron las erupciones del Llaima, el lago Conguillío (fig. 97), cuerpo lacustre que da nombre a este afamado parque nacional de la Araucanía. Precisamente, el Sendero a Sierra Nevada es una de las excursiones más interesantes y apreciadas por quienes visitan esta área protegida, pues brinda una visión panorámica inmejorable de la geomorfología del área y de la diversidad de bosques que va presentando el paisaje debido a los cambios ambientales que produce la variación de altitud y topografía.

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Fig. 98: Volcán Lonquimay, vista desde el camino a Lolco; en primer plano el Cono Navidad, formado en su más reciente actividad eruptiva. Foto: Manuel Gedda.

Complejo volcánico Lonquimay - Navidad Al norte del cordón Sierra Nevada surge en el macizo andino otro importante centro de volcanismo de importante actividad. Es el Complejo Lonquimay-Navidad, formado por un estrato-cono principal y un conjunto de conos adventicios o parásitos alineados en dirección noreste a lo largo de una fisura de 8 km de longitud. Moreno y Gardeweg (1998). Se trata de un complejo volcánico en pleno proceso de edificación y por ello con una actividad eruptiva histórica importante. Los piroclastos y coladas de lavas son de composición basáltica (alcalina) a dacítica (ácida); pero en las últimas erupciones predominan las

andesitas (de composición intermedia). La actividad explosiva de este volcán ha sido frecuente y relativamente continua en el Holoceno, y está representada a lo menos por 19 unidades de depósitos piroclásticos de entre 10.200 y 190 años antes del presente. Polanco (1998); Polanco et al. (2000). Presenta también antecedentes de cinco erupciones históricas. Petit-Breuihl (1996); la última más importante corresponde a la formación del cono piroclástico Navidad, llamado así por surgir en diciembre de 1988, cuya actividad eruptiva se prolongó hasta enero de 1990, en cuyo transcurso emitió una enorme colada lávica de 12 km hacia el curso del río Lolco. Moreno y Gardeweg (1989); Gardeweg et al. (1990); Naranjo et al. (1991).

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Fig. 99: Inicio de la erupciรณn que formรณ el cono adventicio Navidad en la base del Lonquimay a 3,5 km de distancia de su crรกter. Foto: Manuel Gedda.

Fig. 100: Fase de tipo estromboliano durante la erupciรณn que formรณ el Cono Navidad entre Diciembre de 1988 y Enero de 1990. Foto: Pepe Rey.

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Fig.101: Vista actual del Cono Navidad, cráter adventicio formado en la base del Volcán Lonquimay durante la erupción del período1988-1990. Foto: Manuel Gedda.

La formación del Cono Navidad La más reciente y novedosa de estas erupciones ocurrió en 1988, cuando se formó un nuevo centro de emisión: el Cono o Cráter Navidad, llamado así por haber surgido un 25 de Diciembre por fisuras en la base del terreno a 3.5 kilómetros al sureste del Volcán Lonquimay. El ciclo eruptivo duró 13 meses y tuvo diferentes fases en las que alternaron diversos tipos de erupciones, incluyendo espectaculares fases estrombolianas con expulsión de variados tipos de piroclastos. El total de material eyectado se calcula en un volumen de 1 km entre lavas, cenizas, piroclastos, polvo volcánico y gases, sobresaliendo

entre estos últimos el flúor, por primera vez registrado en una erupción volcánica en Chile. La cantidad de material y lo prolongado de la erupción generó un alto impacto en el ambiente tanto natural como cultural de la zona; bosques destruidos, praderas cubiertas por la ceniza, animales muertos y daño a la salud de las personas, fueron algunos de los efectos importantes que tuvo la actividad eruptiva que formó el Navidad. Una interesante excursión es llegar hasta el cono y recorrer la parte superior de su cráter; o seguir el curso de la extensa lengua de lava de 11 kilómetros vertida hacia el oriente, que represó los cursos de agua y formó diversas lagunas junto al camino a Lolco.

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Fig.102: Vista superior del Cono Navidad. Este sector del Complejo Lonquimay es uno de los sectores más interesantes y accesibles para realizar actividades de ecoturismo vulcanológico en la Araucanía. Fotos: Manuel Gedda.

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Fig. 103: Volcán Tolhuaca; vista desde sector Laguna Blanca. Foto: Manuel Gedda.

Volcán Tolhuaca Próximo al Complejo Volcánico Lonquimay-Navidad, unos pocos kilometros al noroeste, surge el Tolhuaca (2.806 m), un volcán del tipo estratocono o compuesto, formado por una sucesión de tres cráteres que han emigrado hacia el noroeste, seguidos por al menos tres conos eruptivos parásitos monogenéticos (formados por sólo una erupción); todos controlados por una fractura de rumbo N W. Su cráter principal, al igual que los otros que lo traslapan hacia el noroeste, presenta un vertedero de derrame lávico abierto hacia el noroeste. La vertiente norte presenta un anfiteatro de colapso de unos 5 km de diámetro abierto hacia el norte. El edificio volcánico o cuerpo principal se presenta cubierto por el hie-

lo y parcialmente erosionado por las acción glacial, lo que sugiere que no ha tenido una actividad volcánica importante en períodos recientes; aunque por otra parte, sus lavas andesitico-basálticas se conservan muy frescas y son de edad Holocénica a Reciente (últimos 10.000 años), siendo muy probable que muchas de ellas hayan escurrido en tiempos históricos. Presenta, además, fumarolas en las cercanías de su cumbre; lo que unido a los elementos anteriormente mencionados, obliga a considerarlo como un volcán potencialmente activo. Por las características de su evolución geológico-volcánica, y el largo tiempo que no registra actividad, podría esperarse en el futuro una erupción altamente explosiva, con emisión de tefra y lahares. Gonzáles-Ferrán (1995).

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Fig. 104: La actividad geotĂŠrmica que da origen al volcanismo genera tambiĂŠn las aguas termales. Surgimiento de fuente termal en Tolhuaca. Foto: Manuel Gedda.

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PATRIMONIO HIDROLÓGICO DEL TERRITORIO ANDINO-LACUSTRE Debido a la topografía montañosa y los procesos geomorfológicos que hemos descrito, más el clima húmedo y lluvioso propio del sur de Chile, la Araucanía posee numerosos y atractivos ambientes acuáticos en su territorio, particularmente presentes en sus sectores cordilleranos andinos y preandinos. Como ya señalamos anteriormente, la presencia de grandes lagos morrénicos de origen glacial, alimentados por turbulentos ríos que precipitan raudos desde las montañas y volcanes, contribuyen a formar una extensa y bien nutrida red hidrográfica, muy atractiva para la práctica de diversas actividades de turismo aventura, propias de las aguas blancas o aguas rápidas, como rafting o descenso en balsas, kayaking o canotaje extremo, canyonig o descenso por cascadas, hidrospeed (una suerte de rafting individual), etc. Otras actividades turísticas tradicionales ligadas a estos cuerpos de aguas, particularmente a los lagos de la región y todo el sur de Chile en época estival, son el ski acuático, el velerismo, la natación y la pesca, está última también muy practicada en los diversos ríos y lagos de la Araucanía, y otrora, uno de los recursos y atractivos turísticos más importantes y distintivos, especialmente de la llamada zona lacustre (VillarricaPucón-Licán-Ray).

Las grandes cuencas hidrográficas Para conocer la conformación y dinámica natural de ríos y lagos de la Araucanía en necesario primero revisar algunos datos básicos que dan una visión general de su presencia y vinculación con el territorio. Un primer aspecto es la compleja red que constituyen ríos y lagos al articularse entre sí formando cuencas hidrográficas o cauces de escurrimiento por donde las aguas confluyen y finalmente drenan al mar. Un esquema (Fig.105) muestra las diversas cuencas hidrográficas presentes en la Araucanía, donde se insertan los principales ríos y lagos que las integran y las respectivas superficies territoriales que encierran cada una de ellas. Las dos cuencas más grandes e interesantes, ambas vinculadas a los territorios turísticos más relevantes de la zona andina de la Araucanía, son la cuenca superior del río Toltén y la cuenca superior del río Imperial. La Cuenca del Toltén es una extensa hoya hidrográfica que parte desde los cordones andinos próximos al volcán Lanín, en la frontera con Argentina, y comprende a la subcuenca del Lago Villarrica, cuyos principales componentes son el río Trancura, la laguna Quillehue, los lagos Colico, Caburgua y Villarrica,

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Cuenca Río Bío-Bío 853.611 ha. Cuenca Est-Paicaví 75.515 ha. Cuenca Río Imperial 1.207.313 ha

Cuenca Río Bío-Bío

Cuenca Río Budi 49.895 ha. Cuenca Est.Chelle 66.651 ha.

Cuenca Río Toltén 853.611 ha.

Cuenca Río Cruces 104.824 ha. Cuenca Río Queule 853.611 ha

Fig. 105: Cuencas hidrográficas de la Región de la Araucanía y sus respectivas superficies territoriales. Gentileza LPT Universidad Católica de Temuco.

desde donde nace el río Toltén que le da su nombre; y a la subcuenca del Allipén, depositaria a su vez de las hoyas hidrográficas de los territorios andinos de la zona andina Volcán Llaima – Lago Conguillío – Sierra Nevada, por el norte, y los Nevados de Sollipulli, por el sur; subcuencas que se unen finalmente en el valle central para drenar al Oceáno Pacífico. La otra cuenca importante de la

Araucanía –y la mayor en extensión geográfica– es la del río Imperial, que drena las aguas de la gran hoya hidrográfica configurada por la SubCuenca del Río Cautín, que incluye los sectores andinos de Malalcahuello, Sierra Nevada y volcán Lonquimay; y la SubCuenca del Río Chol-Chol, que drena una hoya hidrográfica que nace en la vertiente oriental de la Cordillera de Nahuelbuta.

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Fig. 106: Lago Villarrica, Mallolafken en lengua mapuche, el cuerpo lacustre de origen glacial de mayor tamaño en la Araucanía. Foto: Manuel Gedda.

llo geomorfológico que marca el paisaje sureño de Chile a partir de la Araucanía.

Profundos lagos de origen glacial Una característica relevante de los sistemas hidrográficos de la Araucanía y el sur de Chile, particularmente de los sectores andinos y preandinos, es la presencia de ríos de aguas frías, claras y correntosas, que nacen y cruzan por estrechos cajones rocosos en rápido descenso hacia los valles, para alimentar hermosos lagos piemontanos de origen morrénico (represamiento por material acumulado en el avance de un glaciar), como se describió al inicio de este capítulo al explicar la acción glacial en el paisaje cordillerano, se-

Esta formación lacustre provocada por acción glacial morrénica, tiene varios ejemplos en la región aparte del Villarrica, en lagos como Colico y Calafquén, entre los mayores, y lagos como Huilipilún, Icalma y Galletúe, entre los menores. Otros lagos de la región, como Conguillío, Caburgua y Pellaifa, son de origen volcánico, ya que el represamiento fue provocado por materiales de erupciones volcánicas que obstruyeron cursos de agua, existiendo casos de formación mixta por efecto combinado

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150-350 m

Fig. 106: Perfil batimétrico (topografía) característico de un lago tipo de origen glacial del sur chileno. Fuente: Elaboración propia. Ilustración: Andrea Saavedra Aguilar.

de ambos procesos geomorfológicos (glaciación y volcanismo). Estos cuerpos lacustres formados por acción erosiva glacial tienen, debido a este origen geomorfológico, una estructura física y una dinámica ecológica particular. Como la acción glacial en el sur de Chile fue intensa y prolongada en el tiempo (varios miles de años), dio como resultado una profunda excavación del terreno por donde los hielos se desplazaron. La magnitud de tal proceso se traduce en las particulares características morfológicas y batimétricas (topografía y niveles de pro-

fundidad del fondo) que presentan estos cuerpos lacustres, ya que son proporcionalmente muy profundos en relación al tamaño de la superficie o espejo de agua (Fig.106). A su vez, esta conformación geomorfológica, ayudada por condiciones climáticas, incide notablemente en sus características físicas y ecológicas, ya que genera una marcada estratificación térmica y una baja circulación de aguas la mayor parte del año, régimen que incide a su vez en la oligotrofía o baja productividad biológica natural que estos lagos presentan y también en la alta sensibilidad que ofrecen a la contaminación.

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Fig. 108: Río Trancura, sector Saltos de Marimán, área fluvial tradicionalmente usadas para el descenso en balsa o rafting en Pucón. Foto: Manuel Gedda.

Ríos de aguas turbulentas Los ríos de la Araucanía –particularmente de los sectores andinos y preandinos– se caracterizan por presentar cursos de aguas rápidos o del tipo torrentes, con aguas generalmente muy oxigenadas y transparentes. Esta condición, unida a los importantes aportes de materias vegetales que reciben de los bosques vecinos, les da una condición de un mayor productividad biológica que los grandes lagos de la zona; sin embargo, si se les compara con ríos de latitudes similares del hemisferio norte, los cursos fluviales de la Araucanía, y de Chile en general, presentan una muy baja diversidad de

especies animales, como peces, crustáceos y moluscos. En compensación, los ríos del sur tienen su riqueza en los hermosos paisajes y atractivas entornos geomorfológicos y de vegetación natural por donde escurren sus cauces. Afortunadamente, en su gran mayoría, estos cursos acuáticos nacen en territorios que forman parte del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE), razón fundamental, porque estos sectores andinos aún conservan importantes ecosistemas y especies nativas de la flora y fauna originarias, tema que se tratará en las guías anexas de flora y fauna presentadas al final de este manual.

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Fig. 109: Saltos del río Truful (tributario Río Allipén y Cuenca del Toltén); al sur del Parque Nacional Conguillío, Comuna de Melipeuco Foto: Manuel Gedda.

Fig. 110: Salto Ojos del Caburgua que originan al Río Quetruleufu, curso fluvial que constituye uno de los desagües del Lago Caburgua. Foto: Manuel Gedda.

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LOS EXCLUSIVOS BOSQUES DEL TERRITORIO ANDINO Aunque ya hemos descrito en el primer capítulo de la identidad territorial de la Araucanía, el valor botánico y biogeográfico excepcional que representan sus bosques lluvioso-templados, no podemos dejar de volver a destacarlos al terminar esta revisión del patrimonio natural andino-lacustre, ya que es en este ambiente geográfico donde se presentan hoy los últimos grandes bosques nativos originales de la región, incluyendo algunos tipos que sólo crecen en esta zona de Chile. Ellos constituyen, junto con volcanes y lagos, los elementos naturales más relevantes y distintivos del paisaje andino de la Araucanía, y sin duda son los recursos más valiosos para el desarrollo de una oferta diferenciada y con identidad local para la región en el ámbito del ecoturismo. Dos son los tipos de bosques nativos andinos (aquellos que crecen sobre los 800 m.s.n.m.) que la Araucanía posee como patrimonio natural: el Bosque de Coníferas de Araucaria Araucana y el Bosque Andino-Caducifolio de Nothofagus. Como ya hemos mencionado, el primero de ellos es el más exclusivo y original, no sólo dentro de Chille sino en el mundo entero, ya que se trata de una especie endémica y exclusiva (un fósil viviente) que sólo crece, en esta región de Chile y en una reducida franja colindante de Neuquén en Argentina.

El extraordinario valor patrimonial que representan los bosques de Araucaria radica en el notable valor botánico y de exclusividad en el mundo que representa esta especie. Su presencia en el territorio andino-lacustre de la Araucanía –junto a volcanes y nieve– contribuye a conformar una paisaje que es único en la Tierra por esta combinación de elementos. Aspiramos a que esta valoración se posesione con fuerza en la visión regional, considerando que estos bosques son un recurso esencial para la identidad y el desarrollo de la oferta turística que la región aspira a posesionar en los mercados nacionales e internacionales, ya que de acuerdo a una realidad histórica innegable, los bosques de Araucaria han sufrido un proceso de deterioro y destrucción de tal magnitud por explotación irracional e incendios, que en apenas 100 años de ocupación de las tierras andinas hoy sólo subsiste un 50% de lo que fue su presencia original. WWF (2000). El otro tipo de bosque característico y de gran belleza en el territorio andino-lacustre es el Bosque Caducifolio de Nothofagus, que si bién no exclusivo de la Araucanía, no deja de ser un recurso original valioso para el ecoturísmo: ya que este género de árboles, es endémico y exclusivo de la región austral de Sudamérica y sólo tiene parientes próximos en Oceanía, siendo además un verdadero relicto botánico por su antiguo origen gondwánico.

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Fig. 111: El bosque mixto de Pewén, Araucaria araucana, y especies caducifolias del género Nothofagus, es una hermosa y exclusiva formación vegetal de la Araucanía Chilena y sectores colindantes de Argentina Foto: Manuel Gedda.

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PATRIMONIO HISTÓRICO-CULTURAL DEL TERRITORIO ANDINO-LACUSTRE La zona que se acostumbra a llamar propiamente lacustre de la Araucanía (el área Licanray, Villarrica, Pucón, Caburgua, Curarrehue) se caracteriza por tener una población con orígenes culturalmente bastante diferentes. Por un lado está la población de origen mapuche, habitantes históricos del territorio y prácticamente exclusivos hasta 1883. La zona lacustre y la pre-cordillerana eran zonas estratégicas para los mapuches, porque constituían la puerta de entrada a diversos pasos cordilleranos importantes que los vinculaban con los recursos y la población de la vertiente oriental de los Andes; especialmente, desde mediados del siglo 18 hasta fines del siglo 19, el territorio andino lacustre era una zona de tráfico muy importante de ganado y de comercio entre las comunidades mapuches y las diversas parcialidades tehuelches que entonces habitaban las pampas orientales (como puelches, pampas y ranqueles). Por otro lado, a partir de la ocupación definitiva del territorio por el ejército chileno en 1883, comienzan a llegar colonos nacionales y de origen europeo (alemanes, franceses, suizos, etc.), en especial a principios de siglo XX; posteriormente, llegan colonos de origen libanés y palestino. Se constituye así una interacción de personas con muy distintos orígenes

y culturas, en que cada una aporta un sello multicultural y multiétnico que ha marcado el desarrollo de esta zona de la Araucanía hasta nuestros días. La ocupación prehispánica Los datos arqueológicos muestran que el poblamiento humano en la zona andinolacustre data de hace unos 10.000 años. Se trata de cazadores recolectores que habitaban en aleros cercanos a los cursos de agua, donde se han encontrado evidencias de industria lítica simple, artefactos de huesos de animales, así como también semillas y frutos comestibles. Entre los años 300 y 1.200 DC se encuentran pequeñas agrupaciones familiares asentadas en las cercanías de los ríos y lagos, con un modo de vida recolector y cazador, complementado con una incipiente horticultura y el inicio de la domesticación de animales. El territorio lacustre muestra un sustrato cultural común homogéneo, el llamado Complejo Pitrén por su cerámica, grupos de recolectores con pequeños cultivos agrícolaS, que se realizan en claros de bosques desmontados en base a la técnica de tala y roce. Sin embargo, esta influencia no alcanza propiamente a las zonas precordilleranas.

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Fig. 112: Panel interpretativo para visitas guiadas al Sitio Histórico de Villarrica. Iniciativa Universidad Católica de Chile Sede Villarrica – Ilustre Municipalidad de Villarrica – Corporación de Desarrollo de Villarrica. Ilustración: Valentina Díaz L.

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La flora y fauna que caracterizó en tiempos pasados este territorio era abundante, por lo que es fácil suponer un modo de vida más nómade, con énfasis en una economía de cazadores-recolectores. Al respecto, hay variadas hipótesis acerca de los grupos que habitaban entonces las zonas próximas al territorio andino-lacustre y cual era su forma de vida. Se habla de intercambios entre cazadores costeros con cordilleranos, o la trashumancia de grupos que pasan por la costa, valle y cordillera, pero, lamentablemente, no pasan de ser hipótesis, pues no hay suficientes evidencias arqueológicas para describir la cultura y formas de vida y sociedad de quienes habitan este territorio en aquellos tiempos prehispánicos. No obstante, podemos deducir ciertas características que son comunes a la región, como la predominancia de grupos humanos nómades de cazadores recolectores con poca agricultura. El período hispano Las fuentes históricas señalan que originalmente, antes de la colonización española, las tierras que comprendían la Araucanía y, particularmente, la zona lacustre (Villarrica), se caracterizaban por tener una abundante vegetación. El cronista español Jerónimo de Vibar, en el siglo XVI, señala: “Es muy cenagosa toda esta tierra. Desde el río Toltén es montuosa, y estos árboles son robles y arrayanes y de ellos avellanos que tengo dicho. Hay gran

cantidad de cañas macizas. Estos montes en alguna parte son ralos y en otras muy espesos. Hay zarzarrilla y de la frutilla tira a trébol, salvo que es mayor”. También se señala para aquella época, la particular riqueza natural de productos de alimentación de origen vegetal y animal, destacando en este sentido la riqueza dada principalmente por la existencia de bosques del Pino Araucaria o Pewén, que en todo el territorio andino brindaba a sus habitantes gran provisión de alimento; como lo señala el Padre Diego de Rosales: “… goza del regalo de los piñones, que como está cercana a la cordillera, los halla más a la mano y en tan grande abundancia, que los indios pegüenches que habitan en medio de la cordillera, no cuidan de sembrar por haberles proveído el Autor de la naturaleza en aquellas partes de tanta suma de pinares y de piñones que con ellos se sustentan suficientemente.” Sólo a partir de la llegada de los españoles a los alrededores del lago Mallolafkén (nombre original mapuche del Lago Villarrica) en 1552, hay información más específica de esta zona de la Araucanía. Santa María Magadalena de la Villa Rica Fue fundada en el año 1552 con el nombre de Santa María Magdalena de la Villa Rica por Jerónimo de Alderete, lugarteniente de Pedro de Valdivia. Su fundación

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Fig. 113: Lago Mallolafquén; en su ribera, P. de Valdivia mandó a construir en 1552 La Villa Rica, una de las primeras ciudades españolas en Chile. Foto: Manuel Gedda.

era producto del plan de poblamiento y conquista organizado por éste para la zona centro-sur de Chile a mediados del siglo XVI, que incluyó la fundación de las ciudades de Concepción, Imperial y Valdivia. La fundación de Villarrica era una estrategia político-militar y económica, destinada a controlar a la población mapuche y a organizar la explotación de recursos mineros, especialmente oro, que se creía abundante en toda la Araucanía. Villarrica adquirió importancia estratégica, al ser parte de la ruta natural hacia los territorios ubicados al oriente de la cordillera. De hecho, durante los primeros años de su fundación, el fuerte de Villarrica sirvió de punto de partida para

las exploraciones hispanas hacia el pampas orientales, aprovechando las rutas utilizadas por los mapuches, siguiendo el curso superior del río Trancura y el Boquete Trancura (actual Curarrehue). Un dato interesante de la ocupación hispánica de esa época, es el sitio excavado por el arqueólogo Américo Gordon, cercano a San Pedro en la Comuna de Pucón, llamado “Casa Fuerte Santa Sylvia”, que se estima corresponde a la residencia de un encomendero español de fines del siglo XVI, con evidencias de construcciones y fortificaciones, erigidas por la necesidad de protegerse de ataques indígenas y por el aislamiento que tenía con respecto de otros encomenderos y de Villarrica.

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Fig. 114: Tras una larga resistencia al ataque mapuche, la ciudad española de La Villa Rica fue totalmente destruida en 1602. Sólo tres siglos después pudo ser reconstruida, ahora por la colonización chilena. Foto: Manuel Gedda.

La Villa Rica no resistió el ataque del pueblo mapuche, que se inició a fines del siglo XVI y terminó a comienzos del siglo XVII; fue destruida luego de una larga resistencia de tres años que la distinguió de otras ciudades españolas del sur de Chile que corrieron la misma suerte después del Desastre de Curalaba, ocurrido a fines del año 1598. Luego de su destrucción, la resistencia mapuche en ese sector se mantuvo firme, impidiendo el avance español y chileno hasta el siglo XVIII. Al respecto, Bengoa (1991, p: 237) relata: “Villarrica había sido arrasada en el siglo XVII y nunca más fue recons-

truida. Era el corazón de la Araucanía y se había transformado en un símbolo de la resistencia mapuche, guardándose con celo el lugar donde estaba ubicada, cuyas ruinas había cubierto la selva”. A partir de ese momento y durante los tres siglos siguientes, la zona de Villarrica se transformará en una de las más impenetrables para hispanos y chilenos, controlada en sus márgenes por las agrupaciones mapuches; sólo será visitada ocasionalmente por algunos misioneros jesuitas de paso hacia las pampas orientales, motivados por la búsqueda de la mítica “Ciudad de los Césares”.

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Fig. 115: El paso Mamuil-Malal, a los pies del Volcán Lanín, fue durante los siglos XVIII y XIX la ruta principal de los mapuches para su expansión hacia las pampas orientales en busca de la riqueza ganadera allí existente. Foto: Manuel Gedda.

Comercio ganadero con las pampas de Argentina Los mapuches del territorio andinolacustre de la Araucanía, tenían un intercambio permanente con otras agrupaciones mapuches del valle y la costa. Esto se manifestaba por medio de las alianzas con los diferentes linajes de esos territorios. La importancia estratégica de controlar los pasos cordilleranos, dio un importante dinamismo a la zona precordillerana lacustre, especialmente por el tránsito de ganado hacia y desde las pampas argentinas. Durante los

siglos XVIII y XIX la zona de Villarrica se transformó en un territorio mapuche de linajes importantes, enriquecidos por el intercambio ganadero con las agrupaciones indígenas de las pampas argentinas. De hecho, el paso cordillerano llamado Mamuil Malal, a los pies del Volcán Lanín se transformó en la ruta principal dentro de la geopolítica mapuche de expansión hacia las tierras orientales. Más al norte en el territorio andino de la Araucanía, en la zona del Volcán Llaima, hubo también importantes movimientos de grupos mapuches hacia Argentina en busca del ganado salvaje allí

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existente. El caso más famoso fue Calfukura, cacique originario de este sector precordillerano de la Araucanía, que se instaló en la zona de Salinas Grandes a mediados del siglo XIX y desde allí controló todo el comercio de un vasto territorio, llegando a ser reconocido como el jefe indígena más poderoso de las pampas argentinas. El interés por la zona lacustre resurge a mediados del siglo XIX. Durante ese período se realizan diversas expediciones de reconocimiento para organizar su posterior ocupación, pero ésta no se concreta hasta 1883, cuando el coronel Gregorio Urrutia toma posesión de ella a nombre del Estado de Chile. Ocupación militar chilena y colonización del territorio mapuche andino-lacustre Con la ocupación definitiva de la Araucanía por el ejército chileno, simbolizada con la refundación de Angol en 1862, la fundación de Temuco en 1881 y luego la refundación de Villarrica en 1883, comienza a gestarse la nueva distribución del espacio territorial entre mapuches y chilenos. La refundación de Villarrica contó con la resistencia pasiva de los mapuches en el Parlamento de Putúe, quienes, por intermedio del longko Leandro Penchulef, manifestaron su descontento con la ocupación por la fuerza de la República Chilena. Con la toma de posesión de

Villarrica, se abre paso al poblamiento y la colonización nacional y europea de la Región de la Frontera. También es importante la ocupación de tierras que se produce por parte de chilenos reingresados desde Argentina, después de la fijación de límites con el vecino país en 1881. A partir de esta nueva organización política y social, se aplica una política de organización de la propiedad de la tierra y se destinan los sectores para el establecimiento de zonas pobladas o urbanas. Se inicia así un proceso de entrega diferenciada de títulos a colonos nacionales, extranjeros y mapuches. Todo ello con el sesgo propio de la época sobre la población mapuche que habita la Araucanía: “Es perjudicial que un pueblo en estado primitivo ocupe en parte el estrecho, pero fértil valle central de nuestro país, los mejores retazos de suelo, manteniéndolos improductivos y lo que es peor, dificultando grandemente la constitución de la propiedad que, en un país agrícola, es de necesidad absoluta para su progreso. La radicación o entrega de suelo que se ha hecho a los indígenas en algunas provincias de la antigua frontera, no ha conseguido el fin principal que debe perseguirse, cual es la incorporación de la raza al elemento nacional”. Torrealba (1906). El pueblo mapuche es el “gran problema” para el progreso nacional; es necesario

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Fig.117: Primeras casas de la colonización de la zona de Villarrica al inicio del siglo XX. Foto: Museo L.eandro Penchulef. UC Sede Villarrica.

Fig.116: Ocupación de la ruinas de la antigua Villa Rica por las tropas del Ejército de la Frontera en 1883, símbolo de la incorporación definitiva de la Araucanía a la República de Chile. Foto: Enrique Valck.

“sacarlo” de las tierras fértiles para convertir a Chile en un país agrícola. Con las leyes de 1866 y las posteriores, los terre-

nos de la Araucanía se abrieron a la colonización tanto extranjera como nacional que fue ocupando el territorio mapuche.

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Colonización de la zona lacustre Entre los años 1883 y 1895, llegan a la Comuna de Villarrica colonos franceses, y entre 1896 y 1905, colonos nacionales; al mismo tiempo llegan italianos a la Comuna de Loncoche, alemanes y suizos a la Comuna de Pucón, y españoles, vascos y alemanes a la Comuna de Cunco. A este respecto, la legislación chilena de colonización disponía de dos modalidades para traer los colonos extranjeros: una, radicados por el Estado, y otra, radicados por empresas. La segunda forma consistía en que empresas o sociedades se encargaban de traer un número determinado de familias de colonos extranjeros para poblar los “terrenos baldíos”, a cambio de la concesión de una superficie de tierras. En el territorio andino lacustre, destaca la concesión otorgada a la Sociedad Agrícola Lanín en 1912, por un total de 15.000 hás. De esta superficie, le corresponderá otorgar 1.500 hás. a 20 familias de colonos. En realidad, ésta ya se había constituido desde 1905, pues aparece mencionada en la Memoria de Colonización de este año con los siguientes límites: “Zona que abarca el río Trancura por ambas riberas comprendiendo el alto de Wampoe, cajones del río Machín y valles tributarios del Trancura y norte del lago Villarrica, desde los límites con la República de Argentina por el oriente, hasta el río Turbio por el po-

niente”. Las 20 familias que requíeren la concesión son colonos agricultores del Norte de Alemania o de Escocia; la lista menciona los siguientes nombres: Bernando Tager, Cristian Schroeder, Alberto Bramer, Carlos Kubs, Leopoldo Drause, Guillermo Dunkler, Martín Schulltz, Fedrico Stertz, P. Appel, Guillermo Tonk, Fernando Braatz, Roberto Geis, Gaspar Bathos, Enrique Biesterfeldt, Federico Tesch, Bernardo Schlegel, Florian Salewsky, Juan Racheya, Augusto Ludera, y Federico Galdamme. A cada familia le correspondió 75 hectáreas. Por otro lado, la colonización de propiedades individuales, principalmente para chilenos, se inicia a fines del siglo XIX con la llegada de los primeros colonos; sin embargo, la legislación y la medición de terrenos que hizo posible la entrega de títulos fue lenta, sólo constituyéndose a partir de 1930. Finalmente, la entrega de títulos a los mapuches se realizó mediante la llamada radicación indígena, que consistía en la entrega de títulos de merced a nombre generalmente de un longko o jefe indígena de un sector, la que comprendía una propiedad para su familia y otras personas emparentadas. La mayoría de estos títulos, comunitarios en su inicio, se fue dividiendo por diversas leyes en títulos individuales, pero también un número no determinado de ellas se ha perdido como tierra

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Fig.119: Primeros misioneros capuchinos llegados a la zona de Villarrica. Foto: Colecci贸n Museo Leandro Penchulef UC Sede Villarrica.

Fig.118: Familia Lucas Pittef; inmigrantes suizo-franceses llegados a la zona de Villarrica; foto a帽o 1908. Colecci贸n Museo Leandro Penchulef UC Sede Villarrica.

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Fig.120: Imágenes de Villarrica entre las décadas del 20 y el 60. 1-Antigua casa en Calle Camilo Henríquez. 2- Calle Urrutia. 3- Vapor navegando en el lago. 4) Frontis Estación de Ferrocarriles. 5) Vista de la ciudad desde la estación. 6) Sector centro (Camilo Henríquez). Colección Museo Leandro Penchulef, UC Sede Villarrica.

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indígena por diversos medios legales y no legales. Hay que considerar la enorme presión que tienen las tierras mapuches por el turismo, considerando que muchas de ellas tienen una ubicación y paisaje privilegiados. La población mapuche de estas tres comunas, se compone tanto de familias originarias de la zona como de grupos familiares que fueron desplazados desde el valle central de la Araucanía, por la ocupación del Estado Chileno. Desarrollo económico del territorio En 1910 se crea el Departamento de Villarrica con Pitrufquén como capital. Para esa época ya estaban en operaciones las vías y rutas más importantes que conectan a Villarrica con la zona de Valdivia, Loncoche, Gorbea, Pitrufquén, Temuco, Pucón y el paso cordillerano de Tromen. El lago también era una vía de transporte ya que a través de él circulaban vapores y lanchones que transportaban a los nuevos pobladores de la región. El lago Villarrica fue una vía expedita para trasladar la madera y los gigantescos troncos del bosque milenario de la zona; la explotación forestal se transformó en la principal actividad de Villarrica y las comunas vecinas durante todo el siglo 20, agregándose también la producción de cereales. A partir de la década del 40 comienza el

desarrollo del turismo en el territorio. Otro aspecto importante fue la creación de la Misión Capuchina de Villarrica en 1901, y desde 1948, esta ciudad es la sede del Vicariato Apostólico de la Araucanía. Los padres Capuchinos junto con las Hermanas de la Santa Cruz ejercieron una enorme influencia en la educación de la zona y en la integración de la población mapuche. Gradualmente, el turismo comenzó a ser una de las actividades principales y característica del territorio. Su impulso se debió en gran medida al Estado, que creó en esta región el Primer Parque Nacional con el nombre de Villarrica. Este parque abarca una superficie de 63.000 hectáreas y cubre la totalidad del volcán y su zona adyacente. Asimismo, Ferrocarriles del Estado edificó en 1934 el Gran Hotel Pucón, como una manera de incentivar el turismo aprovechando las vías férreas como medio de transporte y el arreglo del camino entre Villarrica y Pucón. En esta primera fase del turismo, la pesca deportiva fue uno de los atractivos principales, adquiriendo incluso fama internacional. Hoy día, la zona es uno de los puntos principales de la actividad turística nacional y regional, y Villarrica es el punto de enlace por donde atraviesan los flujos turísticos de toda la zona, incluidas las comunas de Pucón, Curarrehue y Panguipulli.

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Fig. 121: La pesca en el lago Villarrica y ríos asociados fue el primer recurso que impulsó el desarrollo turístico en la zona lacustre. Foto: Mario Alarcón.

Fig. 122: Los variados recursos naturales, como las aguas termales, son algunos de los componentes básicos en el desarrollo turístico del área. Foto: Manuel Gedda.

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Fig. 123: El cráter del Volcán Villarrica, con su activo y permanente pozo de lava, es hoy uno de los recursos turísticos más atractivos. Foto: Manuel Gedda.

Fig. 124: El Volcán Villarrica es símbolo del paisaje lacustre y también centro de actividades deportivas vinculadas a la nieve. Foto: Manuel Gedda.

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La comuna de Curarrehue La zona cordillerana de Curarrehue recibe una oleada migratoria en las décadas del 20 al 30 provenientes del norte y centro del país, como consecuencia de la crisis económica imperante en esa época. El Estado Chileno, como una forma de generar mayores actividades laborales, construyó primero la ruta de Villarrica a Pucón y luego el camino de esta última localidad al paso Mamuil Malal, lo que facilitó el ingreso de empresas madereras, el incremento de la actividad económica y la movilidad de grupos humanos. En el año 1980 se declaró a Curarrehue como comuna independiente de Pucón. Esta comuna fronteriza con Argentina, destaca en el contexto regional por tener la mayor parte de su territorio formando parte de áreas silvestres protegidas del Estado (parques y reservas nacionales), y porque su población es mayoritariamente rural y de origen mapuche, características que le confieren hoy gran valor para el desarrollo de una oferta turística identitaria, basada en el patrimonio local. Museos y sitios culturales en la zona lacustre Aldea Intercultural Trawepeyün de Curarrehue: Muestra de carácter histórico etnográfico

que describe el ocupamiento del territorio cordillerano de Curarrehue, por las comunidades mapuches y los diversos aspectos de su cultura tradicional; se complementa con una galería de productos artesanales y una sala fogón siempre abierta al visitante. Museo Municipal de Villarrica: Ubicado en calle Pedro de Valdivia, junto a la Biblioteca Pública y la Oficina Municipal de Informaciones Turísticas; presenta una interesante muestra de diversos componentes materiales de la cultura mapuche de épocas prehispánicas. Museo Arqueológico de Pucón: Ubicado en calle Caupolicán junto al Hotel Araucarias, a cuyos propietarios, la familia Ulloa-Metzger, pertenece esta iniciativa museográfica privada que posee una valiosa muestra de objetos, especialmente líticos de la cultura mapuche prehispánica. Museo Educativo Leandro Penchulef de Villarrica: Ubicado en O´Higgins 501, perteneciente a la Sede Villarrica de la Universidad Católica de Chile; propone un espacio educativo de reflexión sobre la historia y cultura mapuche prehispánica y contemporánea, desde la perspectiva de la recuperación de la memoria histórica y la valoración del patrimonio cultural de la zona.

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Fig. 125: Frontis de la Aldea Intercultural de Curarrehue. Foto: Manuel Gedda.

Fig. 126: Diversas piezas líticas y elementos de artesanía tradicional mapuche. Museo Leandro Penchulef de la Universidad Católica de Chile, Sede Villarrica.

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Fig. 127: Diversos productos culinarios basados en la gastronomĂ­a tradicional mapuche elaborados por Ana Epulef de Curarrehue. Fotos: Manuel Gedda.

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Gastronomía con identidad local en Curarrehue: En los últimos años, fruto de diversas iniciativas público-privadas de rescate y puesta en valor del patrimonio cultural de la Araucanía, especialmente vinculadas con la historia y cultura mapuche de la región, comienzan a surgir diversos proyectos y emprendimientos que se relacionan con la recuperación de saberes tradicionales y la creación a partir de ellos, de diversos productos de carácter artesanal, donde el sello identitario local es un componente central. Surgen así, ofertas de productos de artesanía mapuche con recuperación de técnicas y diseños tradicionales como los tejidos en lana a telar; la elaboración de productos medicinales a partir de la utilización de la herbolaria tradicional mapuche, la recuperación de productos naturales y agrícolas de usos culinario tradicional, basados en la recolección y/o producción orgánica. Ello como resultado de la motivación de las propias comunidades mapuches por recuperar y mantener su cultura tradicional, junto con el surgimiento de las nuevas tendencias de turismo cultural que valoran las experiencias vinculadas a la historia, vida y cultura de las comunidades originarias.

Uno de los resultados más interesantes, ha sido el surgimiento de una gastronomía con raíz mapuche e identidad local, que incluye también la fusión con elementos de la cultura criolla y campesina tradicional de la región. Gradualmente, se ha ido consolidando esta expresión, y hoy ya es un componente reconocido en la oferta turística regional, en especial de ciertos territorios como Curarrehue, donde gracias al conocimiento, la pasión y el espíritu de emprendimiento de algunas personas, la gastronomía con raíz mapuche e identidad local, es ya un producto consolidado y reconocido. Entre las pequeñas empresarias que más destacan en este ámbito se encuentran Ana Epulef y Elisa Cea, que cuentan con locales propios de atención al público, donde junto con servicios de comida, se puede adquirir diversos tipos de productos culinarios preparados y conservas basadas en elementos naturales y agrícolas de la zona, como diversos tipos de frutas, cereales, aliños, semillas, hierbas y hongos del bosque nativo. Junto con ellos, existen también en esta comuna diversos otros pequeños emprendimientos de turismo que trabajan con la oferta de productos de gastronomía con raíz mapuche.

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Fig. 128: Plaza de Armas de Curacautín; ciudad fundada en 1882 como Fuerte Curacautín por el Coronel Gregorio Urrutia..Foto: Manuel Gedda.

Zona Curacautín Manzanar - Malacahuello - Lonquimay El territorio andino de la Araucanía termina por el norte en zona de Curacautín-Malacahuello-Lonquimay, en cuya geografía destaca la presencia de los volcanes Tolhuaca y Lonquimay, este último un complejo volcánico de importante actividad reciente, como se mencionó al describir el patrimonio volcanológico del territorio andino-lacustre. Por su ubicación geográfica colindante con Argentina, y por tratarse de una zona de contacto entre diversos grupos indígenas (mapuches, pewenches y tehuelches), este territorio tuvo también entre los siglos XVIII y XIX,

un importante intercambio económico con las tierras orientales de los Andes, principalmente dedicado al comercio de ganado desde Argentina a Chile. Así muy bien, lo atestigua el nombre de una localidad importante de la zona, Malalcahuello, que significa “Corral de Caballos”. También –como se verá en las páginas siguientes– diversos hitos geográficos y leyendas tradicionales, sugieren una antigua e importante historia indígena en esta zona andina de la Araucanía. Curacahuín: Piedra de Reunión En marzo de 1882, el Coronel del Ejército de la Frontera, Gregorio Urrutia, después

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Fig. 129: La famosa Piedra Cautín o Curacahuín, lugar de reunión histórico para las comunidades mapuches y origen del nombre de esta localidad de la zona andina de la Araucanía. Foto: Manuel Gedda.

de reunirse con los caciques del sector: Cheuque, Huenuhueque, Illay, Cheuquepán y otros, funda el Fuerte de Curacautín sobre una meseta donde confluyen los ríos Blanco y Cautín. El lugar toma su nombre de un hito tradicional mapuche del área, la “Piedra de Reunión”, que es la traducción del término “Cura-cautín”, cuya última parte, “cautín”, fue deformada por la chilenización del toponímico, ya que en lengua mapuche reunión es “cahuín”, debiendo por ello denominarse correctamente a este lugar –hoy la ciudad– como Curacahuín. Se le llamaba así antiguamente, porque era el lugar tradicional de reunión de los mapuche para hacer rogativas a Ngenechén, el Dios Creador.

Asimismo, era un sitio para reuniones sociales y comerciales, especialmente para intercambiar productos con otros grupos indígenas como los “Pewenches” (Gente del Pewén o de los Piñones), que bajaban desde las montañas andinas donde abundaban los bosques de esta conífera autóctona, cuyas semillas –los piñones– eran elementos muy apreciados de intercambio por su importante valor alimenticio. La piedra se encuentra actualmente instalada en la Plaza de Armas de Curacautín y una de sus caras tiene una serie de petroglifos grabados, lo que constituye un rasgo relevante, considerando que en la Araucanía existen muy pocos lugares con este tipo de manifestaciones.

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Tierra de historias y leyendas En el área de Curacautín, ligado a sitios que son muy conocidos como atractivos naturales del territorio, existen diversas leyendas con sugerentes nombres que se vinculan con la mitología y la percepción del entorno de sus habitantes originarios mapuches. Será una tarea interesante para quien llega a este sector, averiguar el significado que hoy le atribuyen los actuales habitantes de la zona, a cada una de estas leyendas. Entre las más conocidas, y en orden geográfico, saliendo desde Curacautín hacia Malalcahuello, encontramos en el km 14, la Leyenda del Salto del Indio y luego, en el km 20 la Leyenda del Salto de la Princesa; ambas basadas en la interpretación de las cascadas homónimas y que según la tradición local, se encuentran relacionadas y surgen de un drama de amor que ocurrió a una princesa mapuche en tiempos remotos. En el Km 28, en una estrecha angostura rocosa del camino, encontramos la Leyenda de la Piedra Santa, o Petricura en lengua mapuche, enorme roca que según la tradición local era un lugar de rogativas de los viajeros que subían hacia la cordillera en busca de piñones, o para ir a las pampas de Argentina a visitar a sus parientes. Estación de Manzanar El camino de Curacautín a Malalcahuello, antes de pasar por los saltos ya nombra-

dos, pasa primeramente por Manzanar, pequeño pueblo originado por la actividad ferroviaria, cuya presencia suele pasar desapercibida a orillas de esta transitada ruta que conduce a Lonquimay y Argentina. Este sector, conocido tradicionalmente por las termas del mismo nombre, conserva un interesante patrimonio histórico vinculado a la llegada del ferrocarril a la zona en la década del 40; la Estación de Manzanar, cuya edificación todavía se conserva, y que ha sido declarada Monumento Nacional, gracias a la gestión de la comunidad local y el apoyo de las entidades gubernamentales respectivas, que valoran el significado histórico del sitio y su interesante potencial como recurso tangible, para desarrollar en torno a él una oferta turística vinculada al patrimonio natural y cultural del territorio, basada principalmente en actividades guiadas de excursionismo y productos de gastronomía y artesanía local. Malalcahuello: Corral de Caballos El camino sigue hasta Malalcahuello, que en lengua mapuche significa “corral de caballos”, localidad fundada en 1953, con motivo del avance del ferrocarril y el camino carretero hacia Argentina. Desde muy antiguo era también un paso obligado –de allí su nombre– en la ruta hacia las pampas orientales de los grupos mapuches y pewenches que traficaban entre ambas bandas de la cordillera, en un proceso de intercambio de diversos productos, siendo

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Fig. 130: Edificio de la Estaci贸n de Manzanar en la localidad del mismo nombre; declarada Monumento Nacional por su valor hist贸rico. Foto: Manuel Gedda.

Fig. 131: Locomotora de tren a vapor en la Estaci贸n de Manzanar durante el invierno de 1971. Foto: Gentileza Termas de Manzanar.

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Fig. 132: Como en otras áreas andinas de la Araucanía, la zona Curacautín-Malalcahuello presenta numerosas fuentes termales. Foto: Manuel Gedda.

el más importante el ganado bovino y caballar. Hoy Malalcahuello es un pequeño pueblo de montaña que se haya ubicado estratégicamente en un punto de conección, cercano a diversas áreas naturales de interés turístico, como la Reserva Nacional Malalcahuello, en cuyo entorno destacan diversos atractivos y recursos turísticos relacionados con centros termales y de ski, y muy particularmente por su proximidad al Volcán Lonquimay, donde sobresale el Cráter Navidad, de reciente formación. Túnel Las Raíces En la década del 30, pensando en la posible instalación de un ferrocarril transandino

que uniera puertos del Pacífico y del Atlántico, se proyecta un túnel que atraviese la Cordillera de la Raíces. Tras una ardua y prolongada faena, que tomó mucho tiempo y también muchas vidas humanas, se terminó la inmensa obra en 1939, 10 años después de iniciadas las faenas. Se construyó así el túnel ferroviario más largo de Chile, y en su época también de Sudamérica, con 4.528 metros de longitud y unos 4 metros de alto y ancho promedio. Se le llama Las Raíces porque antes colgaban en su interior las raíces de los árboles ubicados en la cima exterior. Revista Turistel (2007). Hoy está transformado en un túnel carretero y se encuentra completamente revestido de cemento, pavimentado e iluminado.

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Fig. 133: Salto del Indio en el Camino Curacautín–Malalcahuello; atractivo turístico y origen de una tradicional leyenda de la zona. Foto: Manuel Gedda.

Fig. 134: Túnel Las Raíces, extraordinaria obra de ingeniería y punto obligado de pasada en el camino de Curacautín hacia Argentina. Foto: Manuel Gedda.

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Fig. 135: Frontis del Museo Antropológico de Cunco. Foto: Manuel Gedda.

maderera que se desarrollaba entonces, en esta zona preandina.

Sector Cunco - Melipeuco Sobre este sector precordillerano, del territorio andino de la Araucanía, no hay información muy clara ni detallada acerca de la historia de la colonización moderna del territorio; más bien, se trata de relatos locales que con frecuencia han sido transformados en leyendas o muy folklorizados, como parte de versiones de uso más bien turístico. En el caso del sector de Cunco, la historia es más clara, ya que el pueblo se origina por la fundación del Fuerte Cunco en 1883 por el Coronel Gregorio Urrutia, como parte de la “Pacificación de la Araucanía”, aunque su verdadero desarrollo sólo se da muy posteriormente con la llegada del ferrocarril en la década del 40, motivado por la intensa explotación

Distinta es la historia de origen del pueblo Melipeuco, ubicado más al interior y no conectado al ferrocarril, cuyo origen parece tener mucho de leyenda y mito, aunque lógicamente sobre un fondo histórico de verdad, como ocurre con frecuencia en los relatos fundacionales de muchas localidades. Al respecto, se cita un relato tradicional recogido por el escritor Luis Wuilliamy (1971): “Se cuenta que entre los que pasaban por esta tierra, un día acertó a pasar un mapuche afuerino llamado Juan Meli, que se hizo muy amigo de Antonio Relmucao y éste siempre le invitaba a que se quedara, ya que había tanta tierra y bonitas mujeres, y que nada le faltaría. Pasó el

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Fig. 136: Vista desde la Plaza de Melipeuco; al fondo el volcán Llaima, siempre omnipresente en la vida de esta localidad de la Araucanía. Foto: Manuel Gedda.

tiempo, y volvió Meli a cobrarle la palabra un día; se casó con Carmen Relmucao y de ellos nacieron Manuel, Tránsito y José Cruz Meli Relmucao. Se cuenta que desde ahí se fue poblando el valle y empezó a llegar gente de otros sectores; a veces, perseguidos, huyendo de la justicia; otros, comerciantes buscando una mejor vida; también contrabandistas, malandrines y cuatreros que mataban, saqueaban y quemaban las casas de los mapuches llevándose enseres y animales. Llegaron, además, colonos y explotadores de la madera como Cruzato en Tracura, Landa en el Escorial, Padilla en Casas de Agua, Migueles en Coyanco, Brothers Cooper en Alpewe y Cabeza de Indio. Así fue como la población fue aumentando, y la venta de madera y la hechura de durmientes para el ferrocarril,

fueron dando auge al comercio y a este valle. Así fueron conversando el tema los caciques en una reunión, el tema de hacer un pueblo y los beneficios que obtendrían como escuelas, salud, caminos y negocios. El que hacia de secretario en dicha reunión era don Juan Antonio Osorio; lograron convencer a los Meli y Relmucao de ceder terrenos para la fundación del pueblo de Melipeuco.”. Curiosamente, pese a que este origen de Melipeuco se sitúa en las primeras décadas del siglo XX, sólo pasó a tener categoría de comuna en 1981. En los últimos años, Melipeuco ha cobrado importancia por la actividad turística, ya que es la puerta de entrada a un vasto territorio con un rico patrimonio natural, siendo el Parque Nacional Conguillío, su atractivo más afamado y relevante.

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Sector Icalma-Cruzaco-Batea Mahuida Desde Melipeuco, subiendo unos 40 km por el abrupto camino montañoso que conduce hacia la frontera con Argentina, y ya traspuesto el lago Icalma, el territorio andino se abre a un paisaje distinto, dominado por extensas planicies de pastos duros llamados coirones, bosques abiertos de araucarias y matorrales de ñires; todos indicadores naturales de un clima más frío y extremo que las otras zonas de la Araucanía, con abundante nieve en los meses invernales, debido al mayor ascenso en altitud y distanciamiento del océano y su influencia benigna. En compensación, esta zona ofrece interesantes aspectos vinculados a las particularidades de su patrimonio natural y cultural, de gran potencial para el desarrollo de atractivas y originales experiencias turísticas . Sin duda que uno de los componentes más valiosos de su patrimonio cultural, está dado por la presencia en esta zona –y demás sectores de la Comuna de Lonquimay– de diversas comunidades mapuche-pewenches, que comparten una cosmovisión y adaptación común a estos ecosistemas andinos desde tiempos inmemoriales, donde el “Pewén” o Araucaria, es sin duda la especie arbórea reina, considerando que sus frutos, los “Piñones”, han sido históricamente la base alimentaria humana y también en grado importante, de la fauna silvestre, e incluso, del ganado doméstico cuando

escasean otras fuentes. Gran parte de la vida y la cultura local, gira en torno a esta conífera, especialmente durante los meses de otoño, cuando los miembros de las comunidades locales se dedican a colectar y almacenar sus frutos, en forma abundante para los meses de invierno. Junto con ello, un nuevo recurso derivado de la Araucaria, ha venido a potenciar esta ancestral relación: la artesanía del “Pikoyo”, una madera especial que se obtiene de los árboles muertos, específicamente de la parte de las ramas que se inserta en los troncos, cuya dureza y características son notables. Con ella, se hacen diversas y originales piezas de artesanía de pequeño tamaño pero de alto valor agregado, considerando la exclusividad del material y el gran trabajo que demanda su elaboración. Un eximio artesano del “pikoyo “ y destacado guía local de ecoturismo es Héctor Nahuelcura, que vive en la Comunidad de Cruzaco, a unos 10 km de Icalma por el camino a Liucura. Allí, junto con conocer su puesto de artesanía y productos locales, existe la posibilidad de hacer una atractiva excursión guiada por él al Cerro Batea Mahuida, desde cuya cima se obtiene un vista imponente de todos los volcanes de la zona y de los lagos Moquehue y Aluminé, del sector argentino colindante. Hay también en la parte superior diversos materiales y formas de origen volcánico; sin embargo, la geomorfología general del cerro no corresponde propiamente a

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Fig. 137: Junto con los “piñones”, las araucarias proveen de un valioso material: el “pikoyo”. Héctor Nahuelcura, artesano y guía local muestra de donde se extrae esta afamada madera. Fotos: Manuel Gedda.

una edificación volcánica, sino más bien a una modelación glacial, presentado así lavas de antigua data eruptiva y piroclas-

tos del tipo pómez, que proceden en realidad, de una gran erupción de la vecina Caldera Sollipulli.

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Fig. 138 A: Cerro Batea Mahuida, una singular y poco común geoforma en los Andes del Sur, modelada por la última glaciación. Está cubierta por extensos depósitos de pómez provenientes del Volcán Sollipulli. Fotos: Manuel Gedda.

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Fig. 138 B: Hay también huellas de una antigua actividad volcánica, como un cráter –hoy laguna– y lavas muy fracturadas. Una excursión con guías locales a su cima, brinda extraordinarias vistas panorámicas del área. Fotos: Manuel Gedda.

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CAPÍTULO V

atrimonio del territorio valle de La Araucanía La zona del Valle Central o Depresión Intermedia de la Araucanía se formó, primariamente, por la acción de las fuerzas tectónicas que hundieron el territorio ubicado entre ambas cordilleras y, secundariamente, por la acción sedimentaria de las glaciaciones que arrastró grandes depósitos de materiales erosionados desde las montañas andinas, incluyendo importantes cantidades de material volcánico, el que también llegó en parte depositado directamente por erupciones (cenizas). Esta sedimentación en la depresión intermedia, fue posteriormente completada por la acción erosiva de las aguas que, a través de procesos aluviales y fluviales, fueron rellenando el valle central con gruesos depósitos de materiales, que hoy conforman la mayor parte de los suelos sobre los que vivimos y cultivamos. Completa el relieve de este valle central de la Araucanía, un conjunto de pequeños cordones de cerros que cruzan la depresión intermedia transversalmente, y diversos cerros-islas que jalonan con frecuencia el paisaje.

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Fig. 139: La agricultura, especialmente triguera y el avance del ferrocarril fueron factores claves en la colonizaci贸n y desarrollo econ贸mico del Valle Central de la Araucan铆a. Fotos: Juan C. Gedda y Manuel Gedda.

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PATRIMONIO NATURAL DEL TERRITORIO Desde el punto de vista de la biodiversidad original, referido a ecosistemas, flora, fauna y vegetación, el Valle Central de la Araucanía conserva un patrimonio natural bastante escaso, debido a la gran transformación que ha experimentado prácticamente todo el territorio, por la acción colonizadora moderna en los últimos 100 años. Su paisaje actual puede definirse mejor como un paisaje netamente agrocultural, con un importante componente de urbanización, dado por la presencia de numerosos pueblos y ciudades que concentran el grueso de la población regional. Debido a ello los ambientes, que mantienen un a composición paisajística natural, son muy reducidos en extensión y poco representativos de su conformación original; constituyendo verdaderas reliquias o relictos de la otrora exuberante selva original que cubría la zona. En este sentido, el Valle Central tiene hoy muy poco que ofrecer al visitante, y son contados los sitios que pueden recomendarse, para quienes desean conocer algo de este paisaje ya desaparecido. Entre estos escasos sitios, destaca sin duda el Monumento Natural Cerro Ñielol, vecino a la ciudad de Temuco; un área protegida del Estado y uno de los paseos más tradicionales y obligados, para quienes visitan la ciudad capital de la Araucanía. Aquí se conservan algunos retazos de las espléndidas selvas siempreverdes que

poblaban la mayor parte de la Depresión Intermedia de la Región, hasta menos de 100 años atrás, siendo además, un lugar afamado por la abundante presencia del Copihue, Lapageria rosea, la Flor Nacional de Chile y uno de lo símbolos de la etnia mapuche, planta de tallos volubles que crece profusamente en el estrato medio del bosque, y cuyas hermosas y grandes flores de intenso color rojo tienen la particularidad de nacer en plenos meses de otoño e invierno, El bosque del Monumento Natural del Cerro Ñielol corresponde al denominado Bosque Siempreverde Laurifolio, formado por especies como: “Olivillo”, Aextoxicum punctatun; “Laurel”, Laurelia sempervirens; “Lingue”, Persea lingue; “Peumo”, Cryptocaria alba; y “Roble Pellín”, Nothofagus obliqua. Otro lugar relevante, que conserva un pequeño relicto de lo que fueron las ricas y originales selvas del Valle Central, y que se encuentra próximo a Temuco, es el Bosque Cayumanqui, predio de la Universidad de la Frontera. Es un sitio que impresiona, pues al conocerlo, resulta inevitable hacer la comparación entre sus espléndidos bosques y los numerosos sitios de la zona que tuvieron esta misma vegetación, y hoy están desnudos y erosionados, o se encuentran cubiertos de plantaciones de pinos o eucaliptos.

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Fig. 140: Cerro Ñielol de Temuco; último vestigio del rico bosque siempreverde que poblaba originalmente el Valle Central. Las especies arbóreas dominantes son: Olivillo, Lingue, Laurel, Roble y Peumo. Aquí crece el afamado Copihue, la Flor Nacional de Chile. Fotos: Manuel Gedda.

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PATRIMONIO HISTÓRICO-CULTURAL La zona del valle central de la Araucanía representa, junto a la zona costera del Pacífico, el mayor y más antiguo espacio geográfico de ocupación humana en la historia regional. Como ya se mencionó, al tratar el tema de la cultura originaria de la región, desde remotas épocas prehistóricas, el hombre que arribó a estas tierras, ocupó de preferencia las zonas de la depresión intermedia y la costa marina como sitios de habitación; merced a las favorables condiciones de clima, suelo y vegetación que estos territorios ofrecían para la agricultura y la ganadería, y a los variados recursos de pesca, caza y recolección que también poseían en abundancia. A la llegada del conquistador hispano, la población indígena de origen mapuche en esta zona de la Araucanía, era numerosa y poseía un buen sustento, como lo atestiguan diversas referencias de los mismos cronistas españoles. Esta condición, fue también la base de la colonización moderna que el Estado Chileno impulsó en la Región de la Frontera a fines del siglo de 19, después de la llamada “Pacificación de la Araucanía”; fue en el valle central de la Araucanía y parte de la zona costera, donde se concentró el mayor desarrollo agrícola de la región, resultado de los cultivos de trigo que se establecieron en los fértiles terrenos, donde antes habían crecido los

grandes bosques nativos por miles de años. Los promisorios resultados llevaron a que estos territorios de la Araucanía, fueran conocidos por algunas décadas como “El Granero de Chile”; luego de lo cual, los suelos terminaron por agotarse y finalmente perdieron su productividad. Por estas condiciones originales y su mayor facilidad de acceso, el Valle Central de la Araucanía fue también el territorio donde se concentró la mayor parte de la colonización moderna de la región, merced a la llegada de diversos grupos de colonos europeos, que si bien no fueron contingentes tan numerosos, tuvieron gran impacto en el desarrollo de la Araucanía durante la primera mitad del siglo 20, y sus descendientes tienen hasta hoy una posición importante en la economía y la sociedad regional. También debemos mencionar el papel jugado por los colonos de origen chileno, en general campesinos de pocos recursos, que llegaron desde la provincias centrales en busca de tierras y mejores oportunidades de vida. Tampoco pueden quedar al margen de este proceso de colonización y poblamiento moderno del valle central, las comunidades mapuches que permanecieron en estos territorios bajo el régimen de reducciones o mercedes de tierras otorgadas por el Estado chileno.

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Fig. 141: Cuadro que muestra la fundación del Fuerte Temuco en Febrero de 1881, presidida por el Ministro Manuel Recabarren, con la participación del Ingeniero Teodoro Schmidt y el Cacique Venancio Coñoepán. Pintura: Héctor Robles Acuña.

Fig. 142: Las fértiles tierras mapuches del Valle Central, fueron el verdadero objetivo de la ocupación de la Araucanía impulsada por el Estado chileno a fines del siglo XIX. Foto: Juan Carlos Gedda.

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Verniory: testigo excepcional en la frontera Precisamente, un relato testimonial muy interesante y esclarecedor de lo que fue esa época legendaria y salvaje de la zona fronteriza araucana, es el libro: “Diez años en Araucanía” (1889-1899), escrito por Gustave Verniory, ingeniero belga que tuvo a su cargo diversas obras de construcción del ferrocarril en la región, especialmente en el tramo Victoria-Temuco. Sus impresiones y relatos, basados en vivencias directas con la naturaleza, y la condición socio-cultural de entonces, es probablemente uno de los testimonios más cercanos y certeros de esta singular y dura etapa que se dio en la historia moderna de la Araucanía, entre las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX. Así, por ejemplo, refiriéndose al surgimiento de la ciudad de Victoria que le toca presenciar, Verniory (2001, p.82) señala: “Su emplazamiento está en plena selva. Se ven en las calles y en las plazas vestigios enormes de troncos cortados a un metro del suelo. Como monumentos se pueden señalar: la casa del subdelegado alcalde, quien tiene una tienda de zinc con mucha clientela; la del capitán de policía, delante de la cual montan guardia dos centinelas a caballo, sable en mano, fumando cigarrillos; la habitación del señor Letrange, un francés ingeniero al servicio de la colonización. Es un chalet de madera, de aspecto muy

agradable, de dos pisos, lujo desconocido a dos leguas a la redonda, lo que hace que los victorienses estén muy orgullos de el. El viajero puede además admirar la gran plaza, inmensa planicie que continuamente recorren jinetes europeos, chilenos e indios, lo que le da una gran animación y un aspecto muy pintoresco. Es en esta plaza donde encuentran el Gran Hotel Alemán, y la principal tienda o almacén, la Casa Francesa, cuyo propietario es un vasco, Pedro Tihista. El suelo de las calles es de terreno natural; como en invierno las calzadas se convierten en verdaderos pantanos, se las ha bordeado de aceras elevadas de tierra apisonada, mantenidas por estacas enterradas profundamente en el suelo y revestidas de una pared de tablas. Especies de diques de tierra atraviesan aquí y allá la calzada, para permitir la pasada de una acera a otra, durante la estación lluviosa. La población es cosmopolita. Se oye hablar en español, francés, alemán, inglés, italiano, irlandés, ruso y todas las leguas imaginables.” El relato de Verniory nos retrotrae a una imagen que fue común en los comienzos de todas las ciudades de la Frontera, surgidas en el marco de un medio natural indómito y exigente, y una mezcla cultural cosmopolita, con frecuencia conflictiva, combinación que configuró un verdadero “farwest” chileno, con todos los vicios y virtudes que ello implica.

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Fig. 143: Temuco a fines del siglo XIX. Como otras ciudades que surgieron en La Frontera, sus primeras décadas recuerdan al antiguo farwest norteamericano. Restrospectiva de Temuco; Diario Austral de Temuco (1999).

Fig. 144: Al igual que en el viejo oeste de E.E.U.U., el ferrocarril fue el motor de avance de la colonización de la Araucanía y todo el sur de Chile; junto a él surgieron muchos pueblos y actividades económicas. Foto: Manuel Gedda.

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Colonización moderna del territorio La colonización moderna de los territorios del Valle Central de la Araucanía, se inicia propiamente al final del siglo 19, y es también la que inicia el proceso de incorporación definitiva de la región al país, ya que hasta entonces sólo había sido una tierra “indómita” y de frontera, independiente en términos reales tanto del dominio colonial de España como de la República Chilena que le sucedió. Como ya mencionamos al tratar de la ocupación del territorio andino-lacustre, esta colonización formal se inicia a continuación de la campaña de “Pacificación de la Araucanía” que realiza el Ejército, y la posterior entrega que hace el Estado de las antiguas tierras mapuches a colonos chilenos y extranjeros. A partir de esta fase inicial, se comienza a ocupar gradualmente las distintas zonas del valle central y comienzan a edificarse los primeros poblados de la región. Un papel fundamental tuvo en este proceso, la llegada del ferrocarril que fue extendiéndose como columna vertebral de esta colonización moderna, base de la mayoría de las ciudades y pueblos que ocupan hoy los distintos sectores del territorio. Sector Pitrufquén A comienzos del siglo XX Pitrufquén era sólo una aldea donde se encontraban los Paillalef, familia mapuche de con-

siderable poder económico y social en la comunidad. Se habla de don Ambrosio Paillalef como un cacique civilizado, que sabía leer y escribir y relataba la historia de su familia en estos términos (1902): “Hace muchos años vivía el Cacique Pailleguñ (Paillalef), el jefe más antiguo que se recuerda de la familia; después Ambrosio, hijo de Pailleguñ, vino a establecerse en los hermosos y desocupados campos de Pitrufquén. Cuando murió en este lugar, le sucedió su hijo Felipe Paillalef. Mi abuelo, que fue muy rico agricultor ganadero, tenía animales en todo Pitrufquén y llanos de Osorno. Había traído de Argentina la base de su ganado”. Según el relato del explorador alemán Paul Treutler, a mediados del siglo XIX, la población de esta aldea era más de 400 personas, con un gran intercambio comercial entre alemanes, mestizos e indígenas, destacando que entonces el dinero no tenía una relación de valor exacto, por lo que habitualmente no se usaba en las transacciones; normalmente, la mayoría de los intercambios se hacían en esta época en base al trueque o canje de productos, incluyendo también productos por servicios. Una modalidad de pago asociado a esto último también usada –que aún se practica en la región– es la “maquila”, consistente en pagar un servicio con una parte o cuota del producto obtenido en la actividad contratada, como por ejemplo cuando se hace una cose-

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cha o una molienda, o la explotación de un bosque para sacar madera. Junto con la fundación oficial de la aldea en el año 1898, y el primer alcalde Federico Altamirano, se produce la llegada de los colonos de Italia, Suiza, Alemania, España, Francia e Israel, que dan forma al sector de Faja Maisan. Se construye también el primer tramo del ferrocarril Temuco – Pitrufquén y el puente sobre el rio Toltén en el año 1890, a cargo del joven ingeniero belga Gustavo Verniory, cuyas vivencias en la Araucanía (18891899), se trasformarían en uno de los mejores testimonios históricos de esta particular época de la Frontera. Sector Gorbea En el sector del río Donguil, con una gran riqueza maderera, habitaban familias mapuches como Inalef, Millamán. A este lugar llegaron trabajadores de la línea del ferrocarril y de la estación ferroviaria, los cuales dieron vida a un pequeño villorrio. Así como a la localidad de Pitrufquén, llegaron también a este sector colonos holandeses, llamados Boers, pero que en realidad procedían de Sudáfrica, de allí el nombre que dieron a la colonia fundada, Nueva Transvaal, en alusión a la zona de la región sudafricana de donde procedían. El sector Donguil pasa a llamarse Gorbea, según Avello (1987) por el matemático español Andrés Antonio de Gorbea, quién

fue decano de la Facultad de Matemáticas de la Universidad de Chile en el año 1852, y que era muy amigo del ingeniero Cristián Cormely, encargado de la construcción de la estación de ferrocarril del lugar. Con el paso del tiempo Gorbea, agotada su riqueza de bosques cercanos, pierde su auge maderero y da inicio a una producción agrícola basada en trigo y hortalizas, la que logra dar sustento a un porcentaje importante de sus habitantes, que en su mayoría viven en sectores rurales. Sector Freire En este sector en los años 1880, se construyó un fuerte militar, el que posteriormente dió paso a la formación de un villorrio; las tierras pertenecían entonces al colono alemán Juan Schleyer, quien cedió las tierras para formar el pueblo de Freire. La llegada del ferrocarril fue un gran incentivo para el crecimiento del poblado, la construcción de viviendas y la creación de actividades comerciales y de servicios, incluyendo la construcción de una oficina de correos. En este sentido, uno de los primeros colonos que da inicio a las actividades de trabajo y comercio agrícola es Cristóbal Weber, que desarrolló importantes plantaciones y ventas de frutas. La primera escuela fue fundada en 1907, siendo esto un gran apoyo para los niños de la zona. En 1936 se funda la Primera Compañía de Bomberos.

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Sector Temuco Siguiendo la línea de ocupación de la Araucanía, que a fines del siglo XIX emprende el Gobierno de la República Chilena, las tropas del Ejército de la Frontera fundan en febrero de 1881 junto al río Cautín, el Fuerte Temuco. En forma rápida, el fuerte pasó a categoría de pueblo y luego a ciudad, gracias a la llegada del ferrocarril y al arribo a la zona de un contingente numeroso de colonos europeos, principalmente alemanes, españoles, suizos, franceses, ingleses e italianos, que junto a colonos nacionales, dieron impulso a un rápido crecimiento a través de la agricultura, la industria y el comercio derivado de ellas. En pocas décadas, Temuco pasó a ser el centro más importante de población y actividad económica de toda la antigua Región de la Frontera, condición que se ha acrecentado en las últimas décadas al expandirse aún más, como un centro urbano de gran actividad comercial y de servicios, merced no sólo a su propio crecimiento, sino también al importante flujo de migración que este desarrollo ha provocado desde otros regiones del país, y desde otras localidades de la misma Araucanía. Este crecimiento moderno, rápido y desmesurado en muchos aspectos, que no tiene tampoco tradición e identidad propia reconocibles, ha provocado tam-

bién una pérdida enorme del patrimonio histórico-cultural, particularmente referida a la edificación y arquitectura que la ciudad ostentaba en sus diversos barrios tradicionales hasta hace unos 25 años, fruto de la época de oro de su desarrollo y que tenía el sello de las familias colonizadoras que habían surgido en la zona, particularmente las edificaciones del sector central levantadas entre las décadas del 20 y el 40, que comprendían tanto los edificios públicos y de comercio, como las casas de habitación. Hoy, prácticamente, salvo pocas y honrosas excepciones, quedan poquísimas casas y edificios de ese valioso e interesante patrimonio arquitectónico de Temuco. Como ocurre en todo Chile, no existen normas que protejan en forma efectiva las edificaciones que representan una época y estilo en la vida de nuestras ciudades, y Temuco es un ejemplo notable, ya que su “moderno” crecimiento de las últimas dos décadas ,ha arrasado con la gran mayoría de las casas y edificaciones que marcaron gran parte de la historia de la ciudad. Precisamente, al mencionar a continuación algunos de los sitios patrimoniales de interés de la zona, se dan los nombres de algunos de estas edificaciones que hasta ahora han logrado salvarse. Hay que decir también -como parte de este mal nacional- que un factor importante en esta situación es la falta de interés de la ciudadanía en su valoración y conservación.

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Fig. 145: Calle Bulnes frente a la Plaza Pinto a comienzos del siglo XX. La ciudad muestra un rápido crecimiento a sólo dos décadas de su fundación. Fuente: Retrospectiva de Temuco, Diario Austral de Temuco (1999).

Fig. 146: Calles Vicuña Mackenna y Antonio Varas, con tranvías de tracción animal, carretas y jinetes. Fotografía de 1910. Fuente: Retrospectiva de Temuco, Diario Austral de Temuco (1999).

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Fig. 147 (pĂĄginas anteriores): Fotos que muestran el estilo y nivel alcanzado por las edificaciones del centro de Temuco, entre las dĂŠcadas del 20 y 50. De

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este valioso patrimonio arquitect贸nico casi no queda vestigio alguno. Fuente: Retrospectiva de Temuco. Diario Austral de Temuco (1999).

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Sitios de patrimonio histórico y cultural Son pocos los sitios de la Araucanía que han conservado el patrimonio histórico de la colonización moderna. Del período anterior, colonial hispano, no hay casi vestigios, en parte porque fue muy poco lo que logró edificarse antes que estos asentamientos españoles fueran arrasados por los mapuches, y porque los pocos restos fueron absorbidos pronto por la selva sureña. Hoy, parte de esta historia y su cultura material, sólo puede ser conocida en algunos museos y en sitios de patrimonio histórico y/o cultural de la región. Sector Temuco Mercado Municipal: ubicado en el sector céntrico de la ciudad, con numerosos puestos de artesanías tradicionales de origen mapuche con maderas talladas, cestería, textiles y piezas de platería. Es también un conocido sitio para degustar comida criolla y platos marinos. Feria Libre Pinto: en el sector Estación se encuentra esta feria tradicional de Temuco, donde llega todo tipo de productos hortícolas, agropecuarios, marinos y naturales propios de la región y también de otras zonas del país, incluyendo artesanías y otros productos típicos de origen mapuche.

Museo Regional de la Araucanía: Al inicio de la conocida avenida Alemania, se encuentra este museo especializado en la cultura mapuche y la historia regional. Posee modernos y bien diseñados dioramas y vitrinas con múltiples piezas arqueológicas, fotografías e ilustraciones didácticas. Se ubica en una gran casona antigua –construida por la familia Thiers en 1924–, precedida por un amplio parque de enormes coníferas. Monumento Natural Cerro Ñielol: hacia el norte y contiguo a la ciudad, se encuentra este último relicto de la exuberante selva sureña que cubría gran parte del valle central de la Araucanía, a inicio de la colonización moderna del territorio. En el se encuentra un Centro de Información Ambiental que entrega datos sobre las áreas silvestres protegidas de la Araucanía, senderos para conocer el bosque, y miradores que dan una amplia panorámica de la ciudad. Museo Nacional Ferroviario Pablo Neruda: interesante museo temático ubicado en lo que fue la antigua e imponente Casa de Máquinas del ferrocarril; este museo recoge la mayor muestra de locomotoras a vapor que se conserva en el país, incluyendo máquinas restauradas y en funcionamiento; también carros especiales muy bien conservados como el Coche Presidencial y un automóvil adaptado para andar sobre la línea férrea.

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Fig. 148: Dos escasos ejemplos de construcciones antiguas de Temuco que se han conservado. Arriba: Casa Malmus (1910); hoy restaurada y sede de la Universidad Católica de Temuco. Abajo: Casa Thiers (1920); Sede del Museo Regional de la Araucanía. Fotos: Manuel Gedda Ortíz.

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CAPÍTULO VI

atrimonio del territorio costero El territorio costero o litoral del Pacífico de la Araucanía, se extiende como una delgada faja que se configura entre el borde marino y el cordón montañoso costero, que se levanta paralelo unos pocos kilómetros hacia el este del bordemar. Históricamente, corresponde al antiguo Lafkenmapu, el espacio o Tierra del Mar, de la división geográfico-territorial de la Cultura Mapuche. Es también por esencia, una tierra marcada por la historia de la antigua ocupación indígena desde remotas épocas precolombinas, y por haber sido la ruta obligada de tráfico durante el período de la Conquista y la Colonia Española entre los siglos XVI y XVIII. Destaca también, como singularidad geográfica en este borde litoral de la Araucanía, la presencia del Lago Budi, un gran albúfera de aguas semisaladas, ambiente único en su tipo dentro de Chile y en el borde occidental de Sudamérica, por su extensión y características ecológicas.

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Fig. 149: Desde antiguas épocas prehispánicas, el Lafkenmapu ha sido el hábitat de una numerosa población mapuche. Los variados recursos del borde marino son el sustento principal de esta ocupación. Fotos: Juan C. Gedda y Manuel Gedda.

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PATRIMONIO NATURAL DEL TERRITORIO COSTERO Desde el punto de vista de su geografía física, el paisaje de la zona costera de la Araucanía se caracteriza por presentar una Cordillera de la Costa baja en altitud, cruzada por ríos y valles fluviales que se extienden de norte a sur, intercalándose en las zonas próximas al oceáno con zonas de humedales y ambientes estuarinos, propios del encuentro de las aguas marinas con las fluviales. Esta línea litoral tiene también como característica la presencia de extensas y rectas playas arenosas, combinadas en ciertos sectores con zonas de cerros y acantilados costeros, que se forman por la acción erosiva del mar sobre el litoral, proceso que surge a su vez del efecto combinado de dos factores geológicos, derivados de los procesos tectónicos que genera en el territorio chileno la activa zona de subducción, que ocurre entre la Placa Continental o Sudamericana y la Placa Oceánica o de Nazca; uno, es el continuo avance hacia el oeste del borde costero como parte de la Placa Sudamericana; otro, es el constante descenso del piso litoral provocado por los movimientos tectónicos que genera la subducción. Estrechamente asociado a lo anterior, la geografía y la historia del territorio costero de la Araucanía, como otras zonas litorales del sur de Chile, esta indisolu-

blemente ligada e improntada por los grandes terremotos y maremotos ocurridos periódicamente en este activo proceso de tectonismo que ocurre en el borde occidental del Pacífico. En particular, el último de ellos –ocurrido en 1960– está considerado como el terremoto más violento registrado por el hombre hasta hoy en la Tierra, con 9.5 grados en la Escala de Richter, y cuyo maremoto o tsunami, ha sido también uno de los más violentos registrados en la historia humana, afectando no sólo las costas chilenas sino también las lejanas costas del Pacífico Oriental. Los catastróficos efectos de este megaevento telúrico, todavía están grabados la memoria de muchos de sus habitantes; también existen muchas evidencias físicas de los grandes cambios que el sismo y maremoto de 1960, trajo en el paisaje y la vida de los habitantes del Lafkenmapu. Otro rasgo singular del lafkénmapu o territorio litoral de la Araucanía, es la existencia del Lago Budi, una gran albúfera o lago costero formado por una cuenca endorreíca o cerrada que se sitúa muy próximo al borde marino, cuya extensión, hidrología y características ecológicas, lo sitúan como un ambiente excepcional dentro del territorio chileno, y muy probablemente también, a nivel del borde occidental de Sudamérica.

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Fig. 150: Desde el Cerro Maule se observa la actual desembocadura del Imperial (flecha azul). A la derecha (flecha amarilla) la Poza, el antiguo lecho del río que hasta 1960, salía a los pies del Cerro Maule (flecha verde). Foto: Manuel Gedda.

Fig. 151: Lago Budi, gran albúfera o lago salado que se extiende hacia el sur de Puerto Saavedra, un ambiente con características ecológicas especiales que lo distinguen dentro de la región y el país. Foto: Manuel Gedda.

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Fig. 152: Playas al sur del Río Imperial en Puerto Saavedra en la costa de La Araucanía. Playa Boca Budi (arriba); Playa Maule y Sector La Poza (abajo). Fotos: Manuel Gedda.

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Fig. 153: El litoral de La Araucanía se caracteriza por extensas playas y cerros que caen al mar. Lobería (arriba) y Coi-Coi (abajo); ubicadas al norte de Puerto Saavedra. Fotos: Manuel Gedda.

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Fig. 154: Ruinas de lo que hasta 1960 fue la Casa Comercial Duhalde, conocida por una escena filmada allí de la película La Frontera. Foto: Manuel Gedda.

Escenario de un gran evento natural que marcó la historia Es indudable que el primer atractivo natural que ofrece el litoral de la Araucanía, cuando se llega a la zona de Puerto Saavedra-Lago Budi, es la gran playa arenosa que marca el horizonte marino frente de la ciudad, que nace a los pies del conocido Cerro Maule y se extiende interminable hacia el norte por muchos kilómetros hasta la Punta Cautén, más allá incluso de la llegada al mar del Río Moncul. Desde la ciudad, mirando en dirección oeste, esta playa muestra la actual y siempre brumosa desembocadura del gran río Imperial en el Oceáno Pacífico, un verdadero hito y referente geográ-

fico de la historia humana y geológica, que esta zona costera de la Araucanía encierra, insospechada a los ojos del visitante que no conoce la historia natural y cultural de estas tierras litorales del Pacífico al sur del mundo. Aquí, como parte de una extensa franja del territorio chileno, que va desde el río Bío-Bío hasta el Archipiélago de Chiloé, extraordinarios y periódicos eventos telúricos han transformado el paisaje y generado cambios profundos en la historia y la cultura de muchas comunidades humanas que escogieron el borde marino como espacio vital. El más grande ocurrió un día domingo 22 de mayo de 1960, a las 3 de la tarde, cuando un

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Fig. 155: Foto aérea de Puerto Saavedra 3 días después del maremoto del 22 de mayo de 1960. La mayoría de las edificaciones resultaron destruidas por completo y el número de muertos y desaparecidos nunca precisado. Fuente: Agrupación Cultural Traytrayco de Puerto Saavedra.

terremoto grado 9.5 en la Escala de Richter, asoló el territorio sur chileno desde Concepción, hasta la Península de Taitao en Aysén –una franja de más de 1.000 kms de extensión– generando posteriormente un gran tsunami o maremoto que no sólo azotó las costas chilenas sino también las costas de Japón, Nueva Zelanda y numerosos islas y territorios del Pacífico Oriental. Los efectos destructivos de ambos eventos, en pueblos y ciudades de toda esta extensa zona chilena afectada fueron devastadores e inconmensurables, con graves pérdidas materiales y de vidas humanas. Para Puerto Saavedra y demás localidades costeras de la Araucanía como Nehuentúe, Toltén y Queule, que fueron completamente arrasadas

por las sucesivas olas del gran tsunami, la historia marca un antes y un después de mayo de 1960; la vida y el entorno cambió profundamente y el recuerdo de lo ocurrido permanecerá en la memoria colectiva por muchas generaciones. Sin información previa, es difícil imaginar en la vida y el paisaje actual de Puerto Saavedra –como ocurre al visitar Playa Maule o el Mirador del Cerro Maule– los grandes efectos y cambios que este fenómeno telúrico provocó en el borde costero de la región. Pero sin duda, a partir de lo ocurrido, hay también un patrimonio natural e histórico cultural de gran valor y originalidad que puede ser utilizado para el futuro desarrollo turístico de la zona.

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Budi: el lago de los misterios Al sur de Puerto Saavedra, detrás del cerro Maule, la boca del llamado río Budi asoma al mar, gran parte del año en forma inclusiva, sin llegar a conectarse con las aguas del Pacífico. En realidad, este cauce es sólo la conexión temporal de una albúfera o lago costero de gran tamaño que se extiende hacia el sur paralelo al litoral, escondido tras las colinas costeras muy cerca del borde oceánico de este sector de la Araucanía. En muchos aspectos físicos y biológicos, es un lago con características únicas en Chile y Sudamérica; también en aspectos histórico y culturales, vinculados con la antigua y numerosa presencia de población indígena que habita en todo su contorno, desde remotas épocas prehispánicas. Indudablemente, el Lago Budi es el patrimonio natural más relevante y original que presenta la zona litoral de la Araucanía, el antiguo Lafkenmapu (la Tierra del Mar) de la nación originaria mapuche. Entre los componentes ambientales del Lago Budi que destacan por sus rasgos singulares, está la composición de sus aguas, que presenta zonas de distinta salinidad dependiendo de la época año y de la ubicación de ellas. Este componente se vincula con otro elemento particular que presenta la geomorfología de este extenso cuerpo

acuático, que se conecta al océano al inicio de la primavera y se desconecta de el a fines del verano (hoy el hombre lo hace a voluntad mediante el uso de maquinarias con la finalidad de permitir el desagüe y con ello el descenso de las aguas en las tierras ribereñas que se usan para la agricultura). También, se estima que existe un intercambio de aguas en forma subterránea entre el océano y este cuerpo lacustre, debido a la proximidad, los niveles y los suelos mayoritariamente arenosos que presentan ambos ambientes. Hacia el interior del lago existen pequeños afluentes, que junto con las lluvias aportan agua dulce al sistema. Como resultado de esta variada combinación de fuentes hídricas y el régimen de mareas, este lago presenta sectores de salinidad alta, media y baja, siguiendo en general una gradiente dada por la proximidad del océano. Este factor, unida a la variada topografía del área, contribuye a formar ambientes acuáticos muy diversos dentro del Budi, con zonas de vegas y pajonales que se alternan con espejos de agua de pocos metros de profundidad. Estos factores contribuyen a generar una gran diversidad de hábitats distintos, que permiten la existencia de una rica y variada fauna acuática, compuesta por una gran diversidad de aves y abundantes poblaciones de peces.

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Fig. 156: El litoral de la Araucanía presenta un rasgo geográfico singular, el Lago Budi, enorme albúfera de 56 km2 de superficie al sur del Río Imperial, que se extiende paralela a la costa como parte de una cuenca cerrada, que en algunos periodos del año se conecta con el mar. Fuente: Imagen NASA.

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La fuga de los cisnes

Puerto Saavedra (1927) que menciona este episodio:

La riqueza de vida silvestre que presenta esta gran albúfera o lago costero de la Araucanía, se expresa en las 160 especies de aves que han sido registradas en sus diversos ambientes, siendo una de las más relevantes por su tamaño, elegancia, y notoria presencia en el paisaje, el Cisne de Cuello Negro, Cygnus melancorhyphus, especie que tiene además una especial simbología histórica para la zona, ya que por varias décadas desaparecieron del lago a causa de la acción persecutoria del hombre. Hay un poema, La Fuga de los Cisnes, escrito por Augusto Winter en

Reina en el lago de los misterios tristeza suma: los bellos cisnes de cuello negro de terciopelo y de plumaje de seda blanca como la espuma, se han ido lejos porque del hombre tienen recelo. Eran del lago la nota alegre, la nota clara que al panorama prestaba vida y animación, ya fuera un grupo que en la ribera se acurrucara ya una pareja de enamorados en un rincón. El lago amaban donde vivían como señores los nobles cisnes de regias alas; pero al sentir como implacables los perseguían los cazadores, buscaron, tristes, donde ignorados ir a vivir.

Fig. 157: Cisne de Cuello Negro, Cygnus melancorhyphus, la mayor ave acuática de Chile y especie símbolo del Lago Budí en la Araucanía. Foto:Manuel Gedda.

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Afortunadamente, si Agusto Winter pudiera hoy verlo, tendría motivo de gran alegría; los cisnes han vuelto en forma numerosa, y hoy son nuevamente, símbolo y motivo de orgullo de quienes habitan junto al Lago Budi; sus elegantes figuras y suaves graznidos son otras vez los inconfundibles adornos del lago de los misterios. El pez roncador Dentro de las singularidades y enigmas naturales que adornan al Budi está la presencia de un pez exclusivo del lago, el “Hauiquil o Roncador”, Micropogon fournieri, uno de los pocos casos de endemismo faunístico extremo que se presenta entre animales vertebrados del extenso territorio chileno, ya que se trata de una especie de agua dulce que tiene una antigua historia evolutiva sobre el planeta y constituye una verdadera reliquia zoológica y biogeográfica, que hoy se encuentra confinada exclusivamente a este lago costero de la Araucanía y a las lagunas costeras de Torca y Vichuquén en Curicó), planteando un verdadero enigma acerca de su origen y distribución, que debió ser mucho más amplia en remotas épocas de la Tierra, cuando nuestro territorio aún no colindaba con el mar Pacífico. El Huaiquil, en la denominación mapuche, recibe también el nombre de Roncador, aludiendo a su costumbre de

emitir un suave ronroneo cuando se le saca del agua. Aparte del citado Huaiquil, Micropogon fournieri, completan la riqueza piscícola del Budi, varias especies de peces típicamente estuarinos, vale decir, propios de aguas de salinidad intermedia resultantes de la mezcla de aguas marinas con aguas dulces que se produce regularmente en las desembocaduras de los ríos, situación que ocurre con el Lago Budi en determinados períodos del año. Entre ellos están el “Robálo”, Eleginops maclovinus, la “Lisa”, Mugil celaphus, y el “Pejerrey”, Odonthestes mauleanum. En sectores más cenagosos del interior del lago, con menor salinidad, se encuentra en abundancia la “Carpa”, Cyprinus carpio, llamada localmente “Jarpa”, pez introducido en Chile a fines del siglo XIX. Todas estas especies, han sido tradicionalmente capturadas en forma intensiva con diversas artes de pesca bajo la forma de dos tipos de pesca: una, comercial de tipo artesanal semejante a la que se practica habitualmente en las caletas pesqueras marinas del país; la otra, de subsistencia y consumos familiar practicada por lo lugareños. Ambas sumadas, configuran un esfuerzo de pesca sobredimensionado para la capacidad productiva del lago, en la actualidad, especies como la Lisa y el Huaquil están en franca disminución.

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Fig. 158: El litoral de la Araucanía presenta varias caletas pesqueras con rubros especializados, como Caleta La Barra, cuyo producto central es la “Corvina” que se captura con redes en el estuario del Río Toltén. Foto: Manuel Gedda.

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Fig. 159: La variada geomorfología da belleza y diversidad paisajística al litoral de la Araucanía. Arriba: Playa Cheuque al norte de Queule. Abajo: Sector Nigue Norte al sur del Río Toltén. Fotos: Manuel Gedda. .

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PATRIMONIO HISTÓRICO-CULTURAL DEL TERRITORIO COSTERO DE LA ARAUCANIA El territorio costero de la Araucanía, el antiguo Lafkenmapu de la nación mapuche, tiene registros de ocupación humana bastante antiguos dentro de la cronología prehistórica conocida hasta ahora para la región, aunque también se debe señalar que los estudios al respecto, han sido muy pocos. Uno de los escasos datos los proporciona el arqueólogo norteamericano Tom Dillehay (1975), quien explorando un sitio en el sector costero de Queule encontró fogones, flechas de tipo paleoindio y otros elementos líticos de poblaciones cazadoras-recolectoras, cuya data aproximada de antigüedad va de 8.000 a 6.000 años AC. Estos datos arqueológicos confirman una lógica de ocupación que se da en general, en la mayoría de los sectores del territorio chileno, donde las áreas costeras muestran los sitios más arcaicos de ocupación y actividad humana, debido seguramente a las favorables condiciones ecológicas que posee la zona litoral marina, desde el punto de vista climático y de la abundancia de recursos de diverso tipo que ofrece para el desarrollo de los asentamientos humanos. Se debe considerar también, que la zona costera oceánica del territorio sur chileno disponía entonces, además de la riqueza propiamente marina, de abundantes y variados recursos que le proveían los exuberantes y cercanos bosques de la Cordillera de la

Costa, presentes en aquella época en una dimensión y abundancia que hoy es difícil imaginar, considerando la gigantesca transformación ambiental ocurrida en estas zonas del país en tiempos modernos. En concordancia con lo anterior, la ocupación humana en el sector costero de la Araucanía -el antiguo Lafkenmapu de la cultura mapuche- se ha continuado ininterrumpidamente en el transcurso de los tiempos, desde aquellas remotas épocas prehispánicas hasta nuestro días, pasando por los períodos de la Conquista y la Colonización Hispánica hasta llegar a la actual República. Una historia que ha tenido episodios variados de lucha y convivencia, entre las diversas comunidades y culturas humanas que han confluido en este vasto territorio litoral de la Araucanía, particularmente en estos últimos 150 años, período en el que con mayor fuerza, se marca una interrupción de lo que hasta entonces había sido una historia humana relativamente tranquila y favorable para las numerosas comunidades de origen mapuche que habitaban el antiguo y generoso Lakfkenmapu. Se debe recordar que este terrirorio, así como los demás territorios de la Araucanía, fueron incorporados en forma definitiva a la República de Chile por una ocupación militar en tiempos re-

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cientes, apenas hace 130 años, lo que por ambos motivos constituye una realidad excepcional dentro de la historia moderna de nuestro país, situación que no parece ser dimensionada y considerada correctamente en muchos aspectos por la historia y la vida cotidiana de la sociedad chilena contemporánea, tanto a nivel nacional como regional. Muchos de estos aspectos y su impacto sobre la sociedad y la cultura mapuche, fueron analizados más en detalle en el Capítulo II del presente Manual. Su importancia en este punto, radica en el hecho de que prácticamente todos los pueblos y localidades del sector costero de la Araucanía –como también de muchos otros territorios de la Araucanía– se erigieron sobre la base de la existencia previa de comunidades mapuches que estaban allí desde tiempos muy anteriores al advenimiento de la República Chilena; un componente importante que la memoria histórica de sus habitantes actuales no suele recordar; o bien desconoce, pues nada o nadie lo hace recordar. Sector Teodoro Schmidt El desarrollo principal de asentamientos colonizadores modernos hacia el sector costero de la Araucanía, se dio con la construcción del ferrocarril del tramo Freire-Punta de Riel (Hualpín), cuyos trabajos comenzaron en 1938 y culminaron en 1952. Este avance de la línea férrea

incentivó la creación de nuevas aldeas alrededor de cada estación, como es el caso de Teodoro Schmidt y otras como Hualpín, Barros Arana y Martínez de Rozas. En el lugar donde está hoy Teodoro Schmidt, residían las familias mapuches Antileo y Millaleo, quienes cedieron los terrenos para la construcción de la futura villa. Don José Millaleo, oriundo de la comuna, recuerda las primeras familias y el nombre originario del lugar: “Este era un pueblecito en que se juntaron toda la gente que estaba desparramada aquí; fueron formándose mas bien dicho, de a poco; paulatinamente hicieron sus chozas, sus casas hasta que un buen día se hicieron más poblaciones en mejores condiciones y entonces se tiró a formar como un pueblo; una población con hartos habitantes, y así como iba creciendo se iba limpiando todo este sector que hoy es Teodoro Schmidt”. Al respecto, Jimena Vidal, encargada del Centro Cultural de la Comuna, señala: “Esto era Peñehue, no se le llamaba todavía Teodoro; a este le decían el Pueblo Nuevo; la estructura del centro del pueblo era la boletería de la estación de ferrocarriles y es actualmente uno de los puntos céntricos de la comuna. El tren llegó acá por el interés en sacar la madera nativa que antes existía. EL pueblo de Teñahue, como se designaba entonces a Teodoro Schmidt, pertenecía a la comuna de Puerto Saavedra. Para realizar diferentes tipos de trámites, la gente debía dirigirse a este lugar, a caballo o a pie.”

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Otro factor que influyó en que los mismos habitantes buscarán transformar rápidamente este pueblo en comuna, fue la cantidad de gente que llegaba al lugar, lo que trajo problemas de convivencia. “El pueblo ya cambió y llegó más gente y con el tiempo se formó, y con toda esta gente que había, como pasa en todas las poblaciones, surgen necesidades de alguna u otra forma, y se necesita una autoridad, porque había peleas, de todo en la población, y Puerto Saavedra estaba harto lejos, a 17 leguas de aquí ”. (José Millaleo) Aproximadamente en el año 1960 se procede a tramitar la formación de la comuna y buscar un nombre para el nuevo pueblo, encabezada por cuatro dirigentes de diferente color político, entre ellos don José Millaleo. La instalación oficial de la comuna ocurrió sólo en enero de 1981, siendo su primer alcalde don Jaime Guajardo; es entonces cuando la localidad pasa a tomar su nombre definitivo, en honor al ingeniero alemán Teodoro Schmidt, que hizo el trazado la línea férrea de Freire a Toltén en 1938. A partir de 1956 comienzan los adelantos en la comuna con la instalación de una posta de primeros auxilios; la inauguración de la primera escuela; el cuartel de bomberos, y posteriormente en 1966, la construcción del puente sobre el río Toltén, permitiendo conexión con la localidad del mismo nombre. Entre los colonos de origen europeo que llegaron a estas

tierras hubo italianos, alemanes y españoles; entre ellos se reconoce especialmente a la familia Sabugal, que fueron pioneros en negocios de mercadería que aún están vigentes en la comuna. Sector Toltén La antigua Toltén, ubicada en la desembocadura del río del mismo nombre, tiene la particularidad de haber sido una de las zonas con mayor población mapuche de la Araucanía a la llegada del conquistador español. En 1683 llegan los primeros misioneros de la Congregación de los Padres Jesuitas, provenientes de la misión establecida más al sur en San José de la Mariquina. Por las características del lugar se establece una guarnición militar permanente, siendo a partir de entonces escenario de grandes y periódicos parlamentos entre españoles y mapuches, pero también de ataques persistentes de estos últimos contra los campamentos de los misioneros y otros establecimientos hispanos del área. Con el avance de la República Chilena, la zona de Toltén, pasa ser un importante centro de ocupación y control del Lafkenmapu, por parte del Ejército Chileno de la Frontera. El 13 de octubre de 1875 se creó el Departamento de la Imperial, bajo la administración militar de Orozimbo Barbosa; período en que se creó el Cabildo de Toltén, cuya primera sesión fue el 7 de mayo de 1876. Este comandante militar tendría posteriormente una trágica e im-

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portante figuración posterior en la historia nacional, ya que fue uno de los generales que dirigió el ejército balmacedista durante la Guerra Civil de 1891, siendo derrotado y muerto en la Batalla de Placilla. La ciudad misma de Toltén (antigua) data de 1866, y fue fundada por el Coronel Cornelio Saavedra. Durante los primeros años de su vida se caracterizó por poseer un gran dinamismo, unido al numeroso contingente militar asentado en la comuna; pero posteriormente, este grupo debió desplazarse al norte debido a la Guerra del Pacífico, y luego a la Guerra Civil de 1891, empobreciendo la actividad de la zona. Es también durante este primer período en la vida de Toltén, cuando ocurren trágicos hechos derivados del último levantamiento mapuche ocurrido en la Araucanía en el año 1881, donde parte de los mismos mapuches de la zona costera, fueron usados por el Ejército Chileno para perseguir y castigar a otros grupos indígenas locales que se habían plegado a este último y gran levantamiento general, que protagonizaron las distintas parcialidades araucanas de Chile y Argentina. Pascual Coña, que participó directamente en estos episodios de la historia regional, hace referencia a ellos en su relato “Memorias de un Cacique Mapuche”; eventos que revelan, además, la funesta división existente entre los jefes mapuches de la época: “A caballo volvimos a Toltén y encontramos al Cacique Painemilla empeñado

en reunir gran número de hombres; lo hizo por orden del Gobernador Pascual López de Toltén. La concentración tuvo lugar a este lado (norte) del río Toltén; llegó allí la gente de Queule, atravesaron el río los habitantes de Toltén, y nosotros también habíamos ido en buen número. Todos esos los juntó Painemilla, obedeciendo las órdenes del Gobernador que había encargado el contramalón para castigar a los caciques alzados. Ciento y tantos nos juntamos allí, el número preciso no lo sé; todos armados con lanzas, además diez chilenos con armas de fuego; yo también manejaba una escopeta”. Pasados estos trágicos episodios y con el advenimiento del nuevo siglo, la zona de Toltén comenzó a ser gradualmente colonizada. El desarrollo paulatino de este lugar dio origen a un centro urbano y comercial de relativa importancia en el sector costero de la Araucanía, siendo significativo el trabajo que realizaron las diferentes misiones capuchinas y anglicanas que prestaban servicio a la comunidad, especialmente orientados a la educación de los hijos de las familias mapuches del lugar. En 1932 llegaron los anglicanos, quienes disponían de grandes recursos materiales, logrando así seducir a varios católicos. Ellos levantaron una hermosa casa con colegio, botica, juegos, biógrafo e instalación de luz eléctrica, y en 1933 construyeron un internado y una capilla.

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Fig. 160: Plaza de Toltén Viejo, pueblo completamente arrasado por el gran maremoto de Mayo de 1960; sólo los cipreses y un monumento a las víctimas recuerdan que allí hubo una plaza y un pueblo: Manuel Gedda.

1960, un año que Toltén nunca olvidará El domingo 22 de mayo de 1960, recién pasada las tres de la tarde, un mega terremoto sacude al sur de Chile; luego le sucede un maremoto o tsunami de enormes proporciones que barre toda la zona costera. Toltén sufre un impacto devastador. Entre los relatos recogidos de la tragedia, algunas personas señalan: “Yo estaba en mi casa y luego fui a la plaza con los demás y me quedé amarrando un bote; en eso venía la mar como una oleada en segundos con mucho ruido; venía muy fuerte, fuerte, y ahí en esos momentos tomé mi señora y nos fuimos para donde los demás; íbamos pasando el puente y como iba rápido me eché

para atrás y me caí, y me llevó el agua -¿y cómo se salvó?-; bueno, me tomé de un árbol toda la noche, me amarré y después amaneció y me fui a ver mi casa y no estaba. (Hilma Munro). “Las casas de maderas arrancadas, parecían barcos sin timón; los muebles yéndose al garete se estrellaban con personas que habían quedado rezagados; los árboles ofrecían sus ramas como salvavidas; a ellas se aferraban hombres, mujeres y niños, hasta los animales luchaban por sobrevivir”. Luego vino la ayuda de diferentes puntos del país, como también del extranjero, que dieron esperanza a los sobrevivientes para poder continuar con un nuevo proyecto de vida y la construcción de una Nueva Toltén. “Al día siguiente veíamos aviones haciendo

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Fig. 161: Placa recordatoria de las personas que murieron en Toltén durante el gran maremoto de 1960. Foto: Manuel Gedda.

vuelos de reconocimiento, pero cómo salir a hacerles señales si el agua nos lo impedía. Sólo después de dos días vinieron militares a Toltén, nos trajeron alimentos y nos sacaron en botes”. “Ante la desgracia que aquejaba a esta comuna, el pueblo de Holanda ofreció construir una población donde el gobierno chileno lo estimara conveniente. A la entrada del pueblo, está la Población Holandesa, que por su estilo imprime carácter europeo a la localidad. Con ayuda de vecinos y autoridades, Nueva Toltén se construyó a 16 km. del antiguo pueblo devastado.” (Ríos, 1985) Las huellas que subsisten El devastador maremoto, que barrió

con el antiguo Toltén el dìa 22 de mayo de 1960, dejó profundas huellas espirituales y materiales que han perdurado hasta nuestros días. Son numerosos y dramáticos los relatos de quienes vivieron directamente la tragedia de este cataclismo en toda la zona costera de la Araucanía; y son también diversos e impresionantes las evidencias materiales que aún se conservan de ello. En el caso del antiguo Toltén, se conserva la plaza, o mejor dicho, los árboles que ella tenía, donde un monumento recuerda a las víctimas; también hay pequeños rótulos de donde estuvieron ubicados algunos servicios públicos, hoy transformados en potreros. Se conserva también el antiguo cementerio de la localidad.

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TERRITORIO COSTERO Y PATRIMONIO LITERARIO En el ámbito cultural-literario, la región y en particular la zona del litoral marino, está definida por tres características que le dan identidad. Posee una gran población de origen mapuche; una tradición reconocida en el terreno de la literatura por todos aquellos relacionados a esta expresión del arte y la cultura en general; y una historia asociada directamente a la ocupación del territorio por parte del conquistador español entre los siglos XVI y el XVIII, la que se continúa posteriormente con la presencia de los soldados de la República Chilena que ratifican el proceso final de ocupación, con un reconocimiento de las vías marítimas de toda la zona. Por otra parte, ésta es una geografía con frecuencia inhóspita, delicada, húmeda, con un clima cambiante, asolado con frecuencia por las inclementes lluvias que trae el viento norte. A ello se le suma un mar iracundo que hace notar su constante ir y venir, más allá de las dunas y la arena, dejando entrever su rol de proveedor y de castigador en algunas oportunidades. Un bosque que le dio protección y cobijo, no sólo a aquellos que habitaron allí entre las variadas especies de árboles, sino que además a las distintas especies de la fauna que habitó debajo de su techo. Por esta razón, la zona costera es un lugar propicio para la reflexión y la creatividad.

Desde el proceso de descubrimiento de Chile y en particular de este sector, se le ha reconocido como un espacio geográfico que facilita la creación artística y entrega elementos que ayudan en la construcción de un discurso artísco-cultural con un alto contenido de identidad y dolor. Cuando en el año 1557 ingresa a la región el Gobernador de Chile don García Hurtado de Mendoza, lo acompaña el soldado y escribiente don Alonso de Ercilla. De su encuentro con una geografía iracunda y un mundo indígena altivo y belicoso, surge La Araucana, texto que abre el discurso poético en Chile y es la primera referencia histórica sobre esta tierra del sur del continente y del mundo, cuya capital por esos años era la ciudad de La Imperial (ubicada en lo que hoy es la ciudad de Carahue). Editada en España en 1569, es el descubrir a través de la imagen poética, la ficción-realidad de esta región que es Chile, su gente y su geografía, a través de la literatura. Es la señal clara de la confluencia de una constante del desencuentro de dos culturas, disponiendo para ello de un paisaje de fondo en la colosal batalla, donde la descripción de las acciones de los hombres logra superponerse por sobre la interioridad de quienes participan en estas gestas tan violentas.

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Fig. 162: Desde los inicios de la Conquista Española, la Araucanía ha tenido una estrecha vinculación con la literatura; importantes autores y obras han tenido su inspiración creadora en la naturaleza, historia y cultura de la Región de la Frontera. Fotos: Manuel Gedda y Hugo Alister.

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El proceso de escritura de este libro que el mismo poeta señala dificultoso (“…ora la pluma, ora la lanza”), por las situaciones de la guerra en la que como soldado y escribiente se encontraba involucrado, finaliza a su regreso a España, realizándose posteriormente su edición y publicación. En el siglo siguiente, en el año 1629, un joven capitán español, Francisco de Pineda y Bascuñán, escribe la obra El Cautiverio Feliz, donde narra su estadía como prisionero entre los mapuches. Allí se tiene un primer inédito acercamiento a esta cultura a través de un soldado del ejército conquistador que vivió entre ellos durante un período de seis años. Describe por lo tanto su vivencia más inmediata: la vida cotidiana con todas sus alegrías y dolores, la intensidad de la lluvia constante y del bosque que se asocia a ella; los esfuerzos de esas personas por entender, conocer y hacer más humana la vida de este prisionero. Todo ello ocurre en un espacio geográfico muy cercano como es el sector de Repocura en la comuna de Chol Chol. Así también, la primera obra editada de un escritor nacional, corresponde al libro El Arauco Domado (1596) del poeta Pedro de Oña, nacido en una ciudad ubicada en la parte norte de la región, los Confines de Angol, hecho ocurrido el año 1570. Don Pedro de Oña, es por lo mismo el primer poeta chileno; todo el entorno y paisaje de ésta y otras obras suyas están asociados a la Araucanía.

Los primeros de ellos son soldados escritores, los que luego dan paso a un nuevo modelo de narrador, el sacerdote. Sin duda que entre los más destacados se encuentra el padre Diego de Rosales, con su obra Historia General del Reyno de Chile o el Flandes Indiano, terminada de escribir el año de 1666, y que da cuenta no sólo de los hechos bélicos en toda la zona, ya que radicó durante varios años en el fuerte y ciudad de Boroa, sino que describe la geografía, la flora y su rol dentro de la vida de los habitantes de esta tierra, describiéndolos también a ellos mismos en su condición de personas. Es en esta misma geografía donde muchos años después Pascual Coña entrega a los lectores de nuestra lengua uno de los más amplios, bellos y descriptivos relatos de toda la cultura mapuche Lafkenche: Vida y costumbres de los indígenas araucanos en la segunda mitad del siglo XIX. Es allí donde descubrimos la historia de un hombre que nos describe a través de su tránsito por la vida, cada uno de los instantes que le van convirtiendo en un ser con una percepción y sensibilidad, que le permiten describir cada uno de los hechos que le correspondió vivir o se acercó a ellos a través de otras voces fidedignas como la de él. Están ahí las distintas maneras de observar, entender y sentir la tierra, el cielo y la vida en todas sus dimensiones humanas: alegría, dolor y esperanza. Con el advenimiento del siglo XX llega a la Frontera, Juvencio Valle, nacido en

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Nueva Imperial el año 1900 y reconocido con el Premio Nacional de Literatura el año 1966, quien a través de toda su obra, describe y da vida a la maravilla del bosque nativo, con un lenguaje que permite descubrir en cada uno de los matices y aromas de las hojas, la riqueza de vida que éstos han llevado. En Juvencio Valle la palabra bosque permite escuchar a través de su sonido y ritmos el canto de sus hojas en el crudo y húmedo invierno. Junto a él y muy cercano a la costa marina, Augusto Winter nos adentra a un paisaje muy húmedo y vegetal: el lago Budi, donde aún se puede escuchar el sonido del vuelo de los cisnes, que parecieran rasgar una fina tela de raso al momento de elevar el vuelo. Asimismo, se puede percibir aún el canto de los pájaros del bosque, el aleteo de otros sobre las aguas del lago y disfrutar de la imagen de aquéllos que alguna vez lo habitaron. Esta descripción, finamente trazada a través de una poesía que busca marcar el rol moralizador de la partida y la pérdida irremediable de nuestro espacio más vegetal y humano. Es en Puerto Saavedra donde el joven Neftalí Reyes (Pablo Neruda), descubre entre los cerros Huilque y Maule el iracundo mar que inundaría para siempre su vida de aguas, bosques y barcos entrando o saliendo de éste y otros puertos. Sus primeros versos están empapados del agua salina de esta

costa, del ir y venir de las olas sobre la playa y de la intensidad del cielo azul que va dejando una huella en toda su obra. Es por otra parte, el bosque de todo este litoral el que se mueve con el viento que transita por las hojas de cada uno de sus libros. Sobre todo en uno de ellos: El habitante y su esperanza, lugar geográfico al que llama Cantalao y que tiene todas las marcas, huellas, alegrías y dolores de cualquier puerto pequeño de nuestro litoral siendo, además la única novela escrita por el Premio Nóbel y que nunca dejó de reconocer a la costa de La Araucanía como uno de los primeros espacio que nutrió y marcó su obra. De alguna manera, estas experiencias creadoras tienen su memoria más inmediata, en el proceso de llegada de los conquistadores españoles con sus soldados-poetas y sacerdotes-escribientes letrados, hasta desembocar en el Chile independiente, donde se mantienen y cultivan los discursos literarios con su mirada hacia el interior del individuo, como una de las constantes de país; todo ello mecido por el oleaje de los años que logra reunir y macerar a estas distintas experiencias culturales y de vida; donde cada situación señalada responde a la búsqueda que hace un individuo en esta parte del planeta, tratando de situar su discurso y obra literaria como un elemento más de lo que es su entorno, realidad social y percepción del mundo.

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CAPÍTULO VII

atrimonio del territorio Nahuelbuta Este territorio toma nombre del gran cordón montañoso costero que nace al sur del Río Bío-Bío y se extiende hasta la ribera norte del Río Imperial en la Araucanía, constituyendo el punto más elevado de la Cordillera de la Costa en el sur de Chile con los Altos de Nahuelbuta (1.540 msnm). Es también una de las áreas más interesantes del territorio chileno desde el punto de vista geomorfológico y biogeográfico, ya que ha permanecido emergida, libre de glaciaciones y erupciones volcánicas por muchos millones de año, constituyendo una verdadera isla y uno de los testimonios más antiguos de la evolución natural del sur de Chile. Históricamente, la zona de la Cordillera de Nahuelbuta –el Nagmapu de las antiguas entidades territoriales del pueblo mapuche–, ha tenido también una especial significación para la Araucanía; en particular durante el periodo de la Conquista, ya que en torno a ella tuvieron lugar grandes episodios de lucha y convivencia entre mapuches e invasores hispánicos entre fines del siglo 16 y comienzos del siglos 18. De esta zona son precisamente los afamados toquis o jefes guerreros mapuches: Anganamón; Palentaro, Caupolicán y Lautaro. Con la ocupación militar de la Araucanía por la República a fines del siglo XIX, las tierras circundantes a Nahuelbuta recibieron el influjo de colonos chilenos y europeos; entre estos últimos, especialmente franceses, suizos, alemanes e italianos, cuya impronta permanece aún en ciertas localidades.

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Fig. 163: Mirador Piedra del Ă guila en la Cordillera de Nahuelbuta, lugar de vista obligada del parque nacional del mismo nombre que se encuentra frente a la ciudad de Angol. Foto: Manuel Gedda.

Fig. 164: Vista panorĂĄmica de la Ciudad de Angol subiendo por el camino que conduce a la Cordillera de Nahuelbuta. Foto: Manuel Gedda.

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EL PATRIMONIO NATURAL DE NAHUELBUTA El patrimonio natural de la Cordillera de Nahuelbuta ha desaparecido casi en su totalidad. Lamentablemente, la gran mayoría de sus territorios ya no conservan la flora y fauna original, y su magnífica vegetación de bosques templados, que hasta hace un siglo eran impenetrables y exhuberantes selvas, está hoy reducida a una fracción tan insignificante que prácticamente ya no aparece dentro de su extenso paisaje, salvo dos pequeñas excepciones que se presentarán a continuación. En toda la Araucanía no hay probablemente una zona que haya cambiado tan rápido y drásticamente su biogeografía y biodiversidad, como la zona de Nahuelbuta; la eliminación del bosque nativo y su reemplazo por especies exóticas como el Pino Insigne, han sido los principales factores de transformación y pérdida de su rica biota natural; patrimonio este último insertado en uno de los ambientes más ricos y originales de toda la Araucanía y el sur de Chile . Parque Nacional Nahuelbuta: ecosistema único y mayor patrimonio natural del territorio En la cima de la Cordillera de la Costa de la Región de la Araucanía, a 40 km al noroeste de la ciudad de Angol, se encuentra este parque nacional que permanece oculto y desconocido para

la mayoría de los turistas nacionales y extranjeros, pero que al mismo tiempo goza de gran fama entre científicos y naturalistas de Chile y el mundo. Nahuelbuta representa hoy una verdadera reliquia de la naturaleza para la región y el país, ya que posee diversos atributos de valor científico, educacional y ecoturístico de carácter único. Entre ellos, ser la última muestra de un ecosistema originado en remotas épocas en la historia de la Tierra, que ha evolucionado en gran medida en forma independiente de otras zonas del territorio chileno, generándose una flora y fauna con características singulares, incluyendo la existencia de especies y sub-especies que son endémicas y exclusivas de su territorio. Nahuelbuta fue declarado parque nacional en 1939, como una forma de salvar de la destrucción los últimos resabios de la exuberante y variada vegetación boscosa que cubría este cordón costero, hasta las primeras décadas del siglo XX. Posee una superficie de 6.832 hectáreas y se ubica en la porción mas elevada de la Cordillera de Nahuelbuta, en un territorio compartido por las regiones de la Araucanía y el Bío-Bío. Sus cumbres más altas son: Piedra del Aguila (1.460 msnm), Cerro Anay (1.450 msnm) y Altos de Nahuelbuta (1.530 msnm); al primero de

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Fig. 165: Los bosques de Araucaria araucana de Nahuelbuta son las únicas formaciones de esta especie presentes en la Cordillera de la Costa en Chile. Foto: Manuel Gedda.

Fig. 166: El Parque Nacional Nahuelbuta, es una de las áreas más exclusivas del patrimonio de biodiversidad de la Araucanía por la particular composición de especies de flora y fauna que presenta. Foto: Manuel Gedda.

ellos, en particular, se puede acceder por el interesante Sendero Piedra del Águila, de 4 km de extensión, a un mi-

rador rocoso que ofrece una excepcional vista de la Cordillera de los Andes y del sector costero del Pacífico.

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La particular ubicación y evolución geográfica de la zona montañosa de Nahuelbuta, ha convertido a este territorio en una verdadera isla biogeográfica, y un área patrimonial de biodiversidad única en muchos aspectos, dentro la zona centro-sur de Chile, con tipos de vegetación y endemismos de flora y fauna que son excepcionales incluso no sólo dentro de la región sino de todo el territorio chileno. Algunos ejemplos son el bosque de Pewén o Araucaria, Araucaría araucana, asociados con especies de Nothofagus, como Lenga y Ñire, único lugar fuera de los Andes donde se presenta esta asociación arbórea en Chile; la fauna endémica o exclusiva, como el Sapo de Bullock, Telmatobufo bullocki; el Bagre de Bullock, Dyplomistes bullocki, una subespecie del Pato Correntino, Merganetta armatta, al parecer ya extinta, y el Zorro de Darwin o Zorro Chilote, Pseudalopex darwini, especie que aparte de la Isla Grande de Chiloé sólo existe en este reducido sector de Nahuelbuta, a más de 400 km de distancia. A nivel de animales invertebrados ocurre algo similar, en especial insectos, ya que son numerosas las especies descritas como endémicas y exclusivas de esta área cordillerana costera de la Araucanía. Monumento Natural Contulmo Dentro de los escasísimos componentes del patrimonio natural original de Nahuelbuta que aún subsisten en el territo-

rio, aparte del parque nacional del mismo nombre recién visto, el Monumento Natural Contulmo es, sin duda, el otro referente patrimonial obligado de conocer, ya que pese a su pequeño tamaño (82 hectáreas.), aún conserva una muestra representativa de lo que fueran las exhuberantes selvas siempreverdes que cubrían gran parte del Valle Central, Nahuelbuta y demás sectores de la Cordillera de la Costa en la Araucanía. Hermosos senderos permiten recorrer sus siempre húmedos y fragantes bosques, donde dominan especies arbóreas como Olivillo, Ulmo, Laurel y Roble, bajo cuyo dosel crecen numerosas enredaderas como el hermoso y conocido Copihue, Lapageria rosea, plantas epífitas como la Chupalla o Poe, Fascicularia bicolor, que crecen sobre los troncos y abundantes helechos que tapizan el piso del bosques. Pese a la pequeña superficie de esta área protegida, encuentran aquí refugio efectivo diversas especies de la fauna autóctona que también han desaparecido de la mayor parte de los territorios de Nahuelbuta; entre los mamíferos, el Puma, Felis concolor; el Pudu o Venado, Pudu pudu; el Culpeo, Pseudalopex culpaeus; la Chilla, Pseudalopex griseus; entre las aves, la Torcaza, Columba araucana y el Concón, Strix rufipes; entre los reptiles, el Lagarto Matuasto, Pristidactylus torquatus; entre los anfibios, la Ranita de Darwin, Rhinoderma darwinii; el Sapito Cuatro Ojos, Pleurodema thaul; y el Sapo Eusofo de Contulmo, Eusophus contulmoensis.

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Fig. 167: La fauna nativa del territorio tienen su último refugio en las áreas protegidas de Contulmo y Nahuelbuta: “Zorro de Darwin”, “Carpintero Negro”, “Orquídea”, “Ranita de Darwin”, “Caracol Gigante”, “Urisia”. Fotos: M. Gedda, J. C. Gedda, A. Marin.

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PATRIMONIO HISTÓRICO-CULTURAL DE NAHUELBUTA Si la historia natural de la zona de Nahuelbuta ofrece variados y singulares aspectos de evolución y biodiversidad que son únicos para Chile y la Araucanía, la historia cultural de este territorio ofrece igualmente facetas singulares que son parte también de su amplio y particular patrimonio. Este patrimonio histórico-cultural puede dividirse en dos grandes temáticas: uno, referido propiamente a lo histórico –más lejano si se quiere– centrado en relatos y episodios que se mencionan habitualmente en conocidos libros de la Historia de Chile, y otro, más próximo, vinculado a la vida y cultura que nace de la colonización moderna y que se proyecta en los diversos componentes sociales, económicas y culturales hoy presentes en el territorio. El primero, está lógicamente referido al patrimonio histórico que arranca desde los tiempos de la Conquista Española de Arauco, que en torno a la Cordillera de Nahuelbuta tuvo muchos episodios duros e importantes, en especial bélicos, como se describen en el Capítulo III de este Manual del Patrimonio de la Araucanía, relacionados con la cruenta y prolongada “Guerra de Arauco”. Es la época de la fundación de los fuertes españoles en torno a Nahuelbuta, como Tucapel, Cañete y Angol, y los episodios épicos que se recuerdan asociados a los grandes toquis o jefes guerreros mapuches, como

Anganamón, Pelantaro, Guaiquimilla, Lientur, Caupolicán y Lautaro, originarios precisamente de este territorio y portadores de una gran tradición de lucha por su tierra y libertad. En la época actual, este patrimonio histórico-cultural de la Araucanía está lejana en la memoria de los habitantes de Nahuelbuta y de toda la región, y es sólo recordado en discursos conmemorativos de ciertos episodios de la historia oficial de Chile, que paradójicamente, resultan muy distantes y discordantes con la conflictiva y compleja historia contemporánea que en nuestros días involucra, precisamente a los herederos de esa cultura y tradición originarias del territorio mapuche nahuelbutense. Para conocer y recordar aspectos de esa lejana historia, están sólo algunos museos y sitios históricos reconstruidos, o lejanos relatos de ciertos cronistas españoles que testimoniaron la historia de la Conquista Española en Arauco, en general, poco objetivos y con escasa amplitud de criterio frente a la cultura aborigen de la época. Una excepción notable –muy valiosa para quienes se interesen en el tema– es el libro “Cautiverio Feliz”, de Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán, capitán español que fue tomado prisionero en 1629 en la Batalla de las Cangrejeras y que permaneció cautivo en territorio mapuche por

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varios años en Repocura, sector de Nueva Imperial en la Araucanía. Durante los períodos de la Conquista y la Colonia (entre los siglos XVII y XVIII), las tierras de Nahuelbuta fueron parte de la Frontera que el dominio hispánico se vio obligado a establecer con la nación mapuche, como una forma de acuerdo político, que por una parte hiciera viable la existencia del asentamiento español en las regiones ubicadas al norte del Bío-Bío y que por otra respetase la autonomía del territorio mapuche ubicado hacia el sur de este río, frontera que más allá de periódicos parlamentos y episodios bélicos de quiebre temporal, se mantuvo vigente hasta la llegada de la Guerra de la Independencia, a comienzos del siglo XIX. Con la nueva República Chilena, la Región de la Frontera se mantuvo hasta bien avanzado el siglo, y sólo a partir de la segunda mitad de este se produce la pérdida de este estatus, al avanzar militarmente el Estado Chileno y poner en acción la llamada “Pacificación de la Araucanía. Al completarse este proceso en 1882 con la ocupación de Villarrica por el Ejército de la Frontera y el avance del ferrocarril hacia el sur, se inicia el proceso de colonización moderna de la Araucanía, incluyendo también las tierras ubicadas en torno a la Cordillera de Nahuelbuta, que reciben un fuerte contingente de inmigrantes europeos de diversas nacionalidades impulsado por el Estado Chileno, y también de chilenos de las provincias centrales.

El Granero de Chile Las primeras décadas de la colonización de la Araucanía se caracterizó por la fuerte expansión de la frontera agrícola, hasta entonces definida por el río BíoBío. Con la ocupación militar de la Araucanía surgió una gran disponibilidad de tierras, y con la llegada de un numeroso contingente de colonos chilenos y europeos, se dieron condiciones favorables para desarrollo de una agricultura orientada a la producción de trigo. La frontera agrícola de la Araucanía se extendió entonces hasta las riberas del Cautín por el Valle Central y hasta el río Imperial por la Cordillera de la Costa. Se inició con ello la eliminación de los bosques nativos y los cultivos trigueros se extendieron con fuerza; los antiguos y ricos suelos forestales entregaban una productividad nunca vista en el país; la antigua Frontera se transformó en el Granero de Chile. Con este auge surgieron pueblos y ciudades como Traiguén, Angol, Galvarino, Imperial y Carahue; y también algunos nombres y familias que fueron los grandes artífices y beneficiarios de este auge agrícola. Seguramente, el más connotado de ellos fue José Bunster, que llegó como mercader y proveedor del Ejército de la Frontera y se estableció en Angol al refundarse este en 1862. Intuyendo el potencial agrícola de la zona, compró grandes extensiones de tierras e instaló cultivos de trigo después de haber talado los bosques.

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Con el avance de la Pacificación de la Araucanía, Bunster compró nuevas tierras e instaló más cultivos de trigo, llegando a producir miles de toneladas anuales; junto con ello, instaló molinos en Traiguén, Collipulli, Angol y Nueva Imperial, dominando el mercado triguero hasta su muerte en 1903. La Ciudad de los Confines A los pies del flanco occidental de la Cordillera de Nahuelbuta y junto al río Vergara se levanta Angol, la Ciudad de los Confines, como se llamó inicialmente al ser fundada la primera vez por orden de Pedro de Valdivia en 1553. Su posición considerada estratégica durante la Guerra de Arauco, explica que fuera destruida y refundada en seis ocasiones por mapuches y españoles, respectivamente. También lo fue para la República en la campaña de la llamada Pacificación de la Araucanía, que la refundó como fuerte en 1869. Desde entonces Angol se consolidó como el punto de avanzada de la colonización de la antigua Región de la Frontera; junto con la conexión por ferrocarril a Santiago en 1876, surgió como un activo centro comercial y administrativo y fue el punto de irradiación de numeroso colonos chilenos y extranjeros que llegaron a ocupar las tierras de la Araucanía. Aquí también –como lo recuerdan calles y plazas– desarrolló importantes actividades comerciales e industriales la familia Bunster durante las últimas décadas del siglo XIX, siendo

para Angol los grandes molinos trigueros la primera y más trascendentes de estas iniciativas. Colonos de toda Europa El territorio mapuche ocupado con la Pacificación de la Araucanía se estima en unos 5.000.000 de hectáreas, de las cuales, unas 500.000 fueron destinadas a las reducciones indígenas; de las restantes, un porcentaje mayoritario fue entregado mediantes subastas en Santiago a sociedades y personas chilenas, y un porcentaje menor a colonos traídos de Europa por el Gobierno Chileno. Entre 1883 y 1887, ingresaron a la Araucanía unos 4.000 colonos de origen europeo, siendo los grupos mas importantes los suizos, alemanes, vasco-franceses y españoles. De ellos, un porcentaje importante se instaló en torno a Nahuelbuta y sectores próximos a este territorio, como Los Sauces, Traiguén, Galvarino y Victoria. En 1905 llegó un conjunto numeroso de familias italianas, que fundó el pueblo de Capitán Pastene. El influjo de esta colonización europea se hizo sentir en la Araucanía y su aporte al desarrollo de la agricultura y la industria es innegable y se percibe aún en muchos lugares de la región. Un número importante de las generaciones actuales de estas familias pioneras todavía continúan con las actividades productivas que iniciaron sus ancestros; otras, en cambio, han emigrados a otras zonas del país y se han orientado a distintos rubros económi-

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Fig. 168: Primera casa de la familia de colonos suizos Schifferle-Staub entre los a単os 1899 -1900, aprox.. Foto: Gentileza Patricia Schifferli.

Fig. 169: Paseo de la Sociedad Suiza de Victoria al Fundo Helvetia de Johann Schifferle Lang en el a単o 1914. Foto: Gentileza Patricia Schifferli.

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La Colonia Nueva Italia de Capitán Pastene Uno de los episodios de colonización moderna más singulares que ha tenido la Araucanía y todo el país, considerando la forma y dimensión que tuvo, fue el protagonizado por un grupo numeroso de familias italianas –procedentes de la Región Emilia-Romagna–, que entre 1904 y 1905 se establecieron en las estribaciones surorientales de la Cordillera de Nahuelbuta para fundar la Colonia Nuova Italia. Esta iniciativa colonizadora tuvo la particularidad de ser impulsada por el Gobierno Chileno de la época, quién logró que un agente privado de colonización, la sociedad formada por los hermanos Ricchi y Salvatore Nicosia, consiguiera los permisos del Gobierno Italiano para reclutar a 30 familias de Módena y 70 de Boloña, para la futura colonia en Chile. Apenas iniciada la colonia con la llegada de las primeras familias, se comenzó la construcción del poblado que sería el corazón de la Nuova Itallia y se le bautizó con el nombre de Capitán Pastene, en honor al marino genovés Juan Bautista Pastene que llegó a Chile a mediados del siglo XVI al servicio del Gobernador General Pedro de Valdivia, y que se considera el primer italiano que tuvo un rol importante en el Reino de Chile. Gradualmente, la colonia fue creciendo y progresando, ligada principalmente a actividades agrícolas, y llegó a tener un peso importante en el desarro-

llo económico y social de esta apartada zona montañosa de la Araucanía, alcanzando Pastene para 1910 una población de 800 personas, número sin duda importante para la época (Díaz y Cancino, 1988). Como ha ocurrido con otras tantos núcleos colonizadores europeos en Chile, con el tiempo diversas familias o parte de su miembros fueron emigrando hacia otras ciudades y regiones del país, emprendiendo otras actividades y profesiones. Algunos de los apellidos de esas familias italianas que se establecieron en 1904 junto a la Cordillera de Nahuelbuta, como parte de la Colonia Nueva Italia son: Balocchi, Fulgeri, Rosatti, Venturelli, Barbieri, Leonelli, Cortesi, Cavallieri, Covili, Ricci, Ghisellini, Giusti, Cantergiani, Luvini, Risso, Guidotti, Castagnoli, Linfati, Sacca, Zanetti, Tonioni, y tantos otros que sería muy largo de nombrar. En la actualidad, Capitán Pastene es un pueblo de poco más de 2.500 habitantes, rodeado de plantaciones forestales por los cuatro puntos cardinales. A pesar de que la mayoría de los descendientes de las familias italianas fundadoras ya no están viviendo aquí, el pueblo ha mantenido su estilo y sello propio que lo diferencia de otras localidades. El trazado de calles y arquitectura de las casas son algunos de estos elementos distintivos; también lo es el pujante desarrollo de una atractiva oferta turística vinculada a la gastronomía tradicional heredada de los colonos italianos que fundaron Capitán Pastene.

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Fig. 170: Familias de colonos italianos, Lerzi y Castagnoli, de la zona de Capitรกn Pastene en 1910. Fuente: Internet; autor: desconocido.

Fig. 171: Vista general del pueblo de Capitรกn Pastene. Foto: Gentileza Familia Flores-Fulgeri.

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Fig. 172: La gastronomía y los diversos productos culinarios con identidad local, son los grandes atractivos de la oferta turística de Pastene. Fotos: Manuel Gedda.

Gastronomía y productos culinarios de Capitán Pastene Esta colonia italiana, surgida en un apartado territorio de la Araucanía, aislada de centros urbanos, forjó en sus habitantes una identidad y tradición cultural que hasta hoy se distingue en el contexto regional y nacional; patrimonio que se ha conservado en gran medida pese al tiempo transcurrido, y al hecho de que una parte importante de las familias originales y sus descendientes emigraron de la colonia por la dificultades iniciales encontradas. Los que permanecieron en la zona y conservaron la herencia cultural de sus ancestros italianos, han sabido proyectarse en el presente,

compatibilizando esa identidad y tradición heredada, con sus necesidades de subsistencia en la época actual. Esta ecuación ha sido posible por la actividad turística, vinculada precisamente a la puesta en valor esa identidad propia y el singular patrimonio histórico-cultural que esta lleva consigo. En forma gradual pero sostenida, un pequeño grupo de emprendedores de Capitán Pastene, orgullos de esa tradición cultural identitaria y sabedores de su potencialidad diferenciadora, han ido generando una oferta creciente de servicios turísticos en torno a la gastronomía y los productos culinarios propios y tradicionales de la localidad; oferta que se da, además, en un entorno histórico y de tradición pio-

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Fig. 173: La gastronomía y los diversos productos culinarios con identidad local, son los grandes atractivos de la oferta turística de Pastene. Fotos: Manuel Gedda.

nera que cautiva a los visitantes, que en creciente número llegan a este apartado y apacible rincón “italiano” de la Araucanía en pleno Nahuelbuta. Historia y tradición en torno a la pasta y el prosciutto Una visita a Capitán Pastene lleva implícito disfrutar de su exquisita gastronomía, en torno a las pastas y cecinas artesanales. En este rubro destacan: “Restaurant El Emiliano”, de la familia Flores-Fulgeri; “Pastas Covili”, de la familia del mismo nombre; y “Trattoria Don Primo”, de la familia Cortesi. Un componente fundamental son los afamados “prosciuttos”, jamones de cerdo, cuya compleja y prolongada elaboración -que toma 2 años

antes de su consumo- lo sitúan como un refinado y exclusivo producto artesanal, no sólo a nivel regional sino en todo el país. En este rubro, destaca Angelo Lubini, con sus excelentes productos Montecorone, que pueden ser adquiridos en la tienda del mismo nombre, situada junto al antiguo Molino Rosati. Esta tienda es, además, un verdadero museo, ya que está adornada con diversos objetos de los “nonos” (abuelos), como llaman a sus ancestros italianos. Al otro costado del molino se encuentra el “Albergo Nueva Italia de Genny Fulgeri”, que brinda un acogedor y confortable alojamiento junto a la refinada gastronomía del mencionado restaurant “El Emiliano”, también integrante de este complejo turístico familiar.

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Fig. 174: Las grandes casas de madera destacan en esta localidad fundada por colonos italianos en 1904. Fotos: Manuel Gedda.

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Fig. 175: Tienda Montecorone; junto a los afamados jamones exhibe una valiosa muestra de la colonizaci贸n italiana. Foto: Manuel Gedda.

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Fig. 176: Molino fundado en 1916 en CapitĂĄn Pastene por la familia Rosati; todavĂ­a en pleno funcionamiento. Fotos: Manuel Gedda.

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Fig. 177: Galer铆a de maduraci贸n de jamones y muestra hist贸rica de la Trattor铆a Don Primo de la familia Cortesi. Fotos: Manuel Gedda.

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Museos y sitios de interés histórico y cultural Angol - Museo Histórico de Angol: posee una muestra miscelánea de objetos y documentos de la historia de esta ciudad refundada y destruida numerosas veces durante la Guerra de Arauco. - Museo Dillman Bullock: fundado en 1961 por el misionero y científico norteamericano metodista Dillman Samuel Bullock. Está dividido en tres secciones: biología, historial natural y arqueología e historia, con diversas colecciones de flora y fauna, arqueología mapuche y otras. - Parque y Vivero El Vergel: Originalmente formado por Manuel Bunster a fines del siglo XIX, y adquirido después por la Corporación Metodista, este parque y vivero posee una colección de las más diversas especies florales, árboles frutales y arbustos ornamentales, incluyendo más de una docena de variedades cultivares de Copihue. - Plaza de las Siete Fundaciones: Nombre que recibe la Plaza de Armas en alusión a las siete refundaciones que ha debido enfrentar esta ciudad desde su fundación en 1553. Tiene un perímetro de árboles de tilo y en su centro un espejo de agua rodeado de cuatro esculturas de mármol que representan a cuatro continentes, Purén - Fuerte San Carlos de Purén: Es una

reconstrucción del original destruido en el ataque mapuche de 1881. Está formado por una empalizada y cuatro torres de vigilancia. Una casa a la entrada, que ejerce como oficina de informaciones turísticas, tiene también un muestra etnográfica y arqueológica de cultura mapuche. - Museo Histórico de Purén: Este museo está centrado en el recordatorio de familias locales a través de objetos y fotografías, y dos de sus tres salas están dedicadas a la actriz Malú Gatica, nacida en Purén y al escritor Tulio Mora. Capitán Pastene - Molino Rosati: Construido en 1916 por la familia Rosati. Este molino de trigo ha provisto de harina a diversas generaciones de Capitán Pastene, su antigua estructura y maquinaria funcionando bien vale una visita. - Tienda Montecorone: Junto al Molino Rosati, esta tienda se dedica a la venta de los afamados proschiuttos del mismo nombre; es un antiguo almacén que ha sido refaccionado y decorado con muebles y objetos históricos, que fueron parte de la vida de las primeras generaciones de colonos italianos que llegaron en 1904. y 1905 a esta zona de Nahuelbuta. - Galería de Maduración: frente a la Trattoría Don Primo, se ubica una extensa bodega de maduración de jamones de la familia Cortesi, junto con una graciosa galería de ilustraciones que cuentan la vida e historia de Capitán Pastene.

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Fig. 178: Museo Dillman Bullock de Angol; entre sus diversas secciones destaca la muestra arqueol贸gica de una fase cultural pre-mapuche descubierta en la zona: la Cultura Kofkeche, con sus grandes vasijas funerarias. Foto: Manuel Gedda.

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CAPÍTULO VIII

estión y conservación del patrimonio de la Araucanía De acuerdo a su naturaleza y componentes, el patrimonio de un territorio tiene en general, claras potencialidades y vocaciones de uso; asimismo, de acuerdo a la historia y cultura local imperantes, suele tener también una clara tradición de uso predominante. Lamentablemente, ambas realidades no suelen ir de la mano, y con frecuencia son contradictorias, como ocurre con Chile y la Región de la Araucanía, donde la relación vocación/uso, ha sido normalmente negativa para la conservación y aprovechamiento óptimo del patrimonio natural y cultural. En otras palabras, el uso y goce tradicional contradice, generalmente, la vocación y potencialidad real del patrimonio de un territorios, generando una constante pérdida, deterioro y/o desaprovechamiento de éste. Tal situación se aplica a los más diversos aspectos o componentes naturales y culturales del patrimonio nacional, regional y local, donde se aprecia una clara realidad negativa referente

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Fig. 179: El patrimonio histórico-cultural de la Araucanía, y del país en general, experimenta una constante pérdida –entre otras causas– por la falta de una política pública de conservación. Dos ejemplos conocidos son la arquitectura tradicional y el patrimonio ferroviario. Fotos: Manuel Gedda.

a su conservación y uso sustentable. Veamos algunas situaciones -ya tratadas en capítulos previos- que grafican esta situación a modo de ejemplos; una de ellas está referida al patrimonio cultural tangible o material, como sitios arqueológicos, edificaciones históricas, arquitectura tradicional, etc., cuya pérdida, deterioro y/o abandono, es una realidad permanente e indiscutible en toda la región y el país; la otra está relacionada con la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas originales, donde la sobreexplotación, mal uso, o simplemente la eliminación de sus diversos componentes, suelen ser las prácticas más habituales en pos de un modelo de desarrollo económico mal entendido y francamente insustentable.

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Conservación del patrimonio Desde el punto de vista de la concepción central que anima la realización del presente manual: conservación y uso sostenible del patrimonio local para el desarrollo turístico, uno de los principales factores que gravitan en el logro de este propósito, es la puesta en valor del patrimonio, fundamentalmente para la propia comunidad del territorio; cuestión que implica –necesariamente– desarrollar la capacidad para identificar y valorar sus características, potencialidades y formas de uso sostenibles. Como ya es un aserto de amplia validación universal, los principales componentes conductuales humanos asociados a la pérdida y deterioro del patrimonio natural y cultural son básicamente tres: ignorancia, necesidad y codicia. La primera –aunque también compleja y lenta de subsanar– es tal vez la más abordable y en cierto modo, la primera en la secuencia o cadena de acción que debe ejecutarse para corregir la situación descrita. El conocimiento y valoración del patrimonio local debe ser el primer paso; luego, ya iniciado este proceso -y en parte como consecuencia de éste- vendrá la búsqueda de alternativas nuevas y más sustentables de uso del patrimonio territorial; finalmente, y como consecuencia de los dos pasos anteriores, vendrá el empoderamiento y el compromiso político de las comunidades locales para frenar y/o cambiar las acciones y políticas que propenden o amparan las prácticas económicas inspiradas sólo

en ganancias desproporcionadas y sin límites, que no respetan el bien común y el usos sostenibles de los recursos naturales y culturales de un territorio. Puesta en valor: el primer paso Como un primer paso de este proceso virtuoso que se propone realizar para revertir la crítica situación del patrimonio en Chile, el presente manual tiene como objetivo central identificar y valorar los principales componentes del patrimonio natural y cultural de la Araucanía, el que tiene a su vez, dos objetivos específicos: el primero, busca orientar un esfuerzo público-privado de protección y preservación del patrimonio de los distintos territorios de la región; y el segundo, busca potenciar su utilización como un recurso central, para que la Araucanía pueda generar una oferta diversificada, identitaria y competitiva de productos turísticos de intereses especiales, especialmente centrada en los nichos del ecoturismo, que le permita posicionarse con éxito en los mercados nacionales e internacionales del rubro; propósito este último en que la región posee una clara potencialidad y oportunidad, considerando la riqueza y singularidad de su patrimonio natural y cultural. La puesta en valor del patrimonio de un territorio, implica necesariamente el reconocimiento y apropiación de ese patrimonio por la comunidad local deposita-

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Fig. 180: El patrimonio de un territorio se destruye por ignorancia, pobreza o codicia de quienes son sus depositarios. Los incendios de bosques nativos son un ejemplo de ello en todo el sur de Chile. Foto: Manuel Gedda.

Fig. 181: Las actividades de puesta en valor entre los miembros de la comunidad local, aporta eficazmente a la conservaci贸n y uso sostenible del patrimonio natural y cultural de un territorio . Foto: Manuel Gedda.

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ria que se identifica con él y lo considera propio, atribuyéndole, además, un valor de uso material y espiritual básico para su desarrollo ambiental, económico, social y cultural. Como podrá verse, salvo contadas excepciones, ésta no es la realidad de la gran mayoría de los territorios y regiones del país, donde en la mayoría de los casos no existe una política pública cabal ni una disposición social masiva, en pro de una valoración integral y de la necesidad de conservación del patrimonio local y/o regional. “En este sentido, proponemos una visión del patrimonio desde abajo, desde el núcleo familiar y local, que permita visualizar la diversidad de culturas y su interacción y que además, pueda contribuir a crear competencias de valorización de la diversidad cultural desde los niños y niñas pequeños, pero no sólo con el “patrimonio en vitrinas” sino más bien, con aquél que se valora desde el contexto local y que al ponerlo en valor, se transforma en patrimonio local e incluso nacional. Por esto, la puesta en valor es fundamental para el trabajo patrimonial y su relación con la convivencia cultural. Con diversas estrategias educativas, es posible evidenciar la relevancia de la historia familiar, particularmente de las personas mayores, y de diversos objetivos que se heredaron de generación en generación, y descubrir lo que encierran detrás de sí, una historia digna de ser rescatada y preservada, que además fortalezca la identidad y el

reconocimiento de la diversidad y de su riqueza.” (De la Maza, 2008) La puesta en valor del patrimonio natural tiene, lógicamente, particularidades propias; sin embargo, comparte también valores y componentes comunes con la puesta en valor del patrimonio cultural recién analizado, donde la educación y apropiación social, son factores fundamentales para lograr su conservación y gestión sustentable. Otro eje fundamental de esta puesta en valor del patrimonio de un territorio –parte esencial de la tesis que propone el presente manual– se vincula con el rol del turismo; específicamente donde el turismo juega un rol relevante en el desarrollo económico local. Esta realidad emergente de conservación y valoración social del patrimonio impulsada por el turismo, presenta ya varios casos en Chile, como Isla de Pascua, Géyseres del Tátio (San Pedro de Atacama), Aysén Reserva de Vida (Proyecto Represas), Tierra del Fuego (Proyecto Trillium), Palena (Parque Pumalín), Santuario Río Cruces y Caleta Mehuín (Celulosa Celco), Parque Pewenche (Quinquén) o Red Mapu Lahual (Osorno), entre otros. En estos casos y similares, las comunidades han comprendido la importancia de conservar el patrimonio territorial, tanto por el sentido de identidad y pertenencia cultural que éste le otorga, como también por el gran valor que ese patrimonio tiene hoy para

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generar bienes y servicios vinculados al turismo de intereses especiales. Interpretación del patrimonio: herramienta fundamental Resulta evidente y obvio, que el patrimonio en sus variadas formas -salvo un conjunto pequeño de excepciones- no provoca por sí mismo en las personas, necesariamente, una valoración o conocimiento inmediato de sus características esenciales; con frecuencia, se requiere de un proceso de acercamiento o “mediación” entre las personas y el objeto patrimonial que se desea valorar, consistente en el diseño y desarrollo de actividades de comunicación didáctica propias para este fin. Para tal propósito, existe un enfoque y una metodología especializada: la Interpretación del Patrimonio; arte y técnica que en los países anglosajones cuenta ya con una larga tradición de práctica, pero que en los países latinoamericanos es todavía una actividad joven y con poco desarrollo, considerando el importante rol que le corresponde jugar en el proceso de conocimiento y puesta en valor del patrimonio; no sólo para su conservación y uso sostenible, sino también para recoger los desafíos que los nichos emergentes del turismo especializado hoy demandan. Hay muchas definiciones para lo que es Interpretación del Patrimonio, dependiendo de las diferentes escuelas y entidades que sean consideradas. La Asociación

para la Interpretación del Patrimonio de España (1996) señala que la interpretación del patrimonio, es el arte de revelar in situ el significado del legado natural, cultural e histórico, al público que visita estos lugares; Bob Peart (1977) la define como un proceso de comunicación diseñado para revelar al público, significados e interrelaciones de nuestro patrimonio natural y cultural, a través de su participación en experiencias de primera mano con un objeto, paisaje o sitio; y Paul Risk (1982), aportando una faceta complementaria, sostiene que la interpretación es la traducción de un lenguaje habitualmente técnico y complejo, a una forma no técnica –sin por ello perder su significado y precisión– con el fin de crear en el visitante una sensibilidad, conciencia, entendimiento, entusiasmo y compromiso hacia el recurso que es interpretado. Como puede verse, el gran hincapié en los diferentes autores citados está en que la interpretación del patrimonio debe hacerse en lo posible in situ, vale decir, mediante una experiencia directa en presencia misma del objeto o recurso en cuestión, y a través de un diseño comunicacional didáctico que facilite la comprensión para la mayoría de las personas. Para el logro de este proceso, la Interpretación del Patrimonio se fundamenta en la aplicación de un conjunto de principios de comunicación y pedagogía, y en la utilización de diversos recursos y medios interpretativos.

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Naturalmente, por razones de espacio y finalidad, no está considerado para el presente manual tratar estos diversos e interesantes aspectos de la disciplina interpretativa, sin duda de gran utilidad para quienes se motivan por trabajar en el campo de la educación, y puesta en valor del patrimonio natural y cultural de Chile y la Araucanía, y muy especialmente, para quienes trabajan o proyectan trabajar en el diseño y conducción de actividades de ecoturismo y turismo cultural, donde la interpretación del patrimonio juega un rol fundamental en la construcción de experiencias. Para quienes deseen ahondar en estas materias, recomendamos dos libros de gran utilidad: “Guía Práctica para la Interpretación del Patrimonio: el arte de acercar el legado natural y cultural al público visitante”, de Jorge Morales Miranda (1998), editado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, España; e “Interpretación Ambiental, una Guía Práctica para Gentes con Grandes Ideas y Presupuestos Pequeños”, de Sam H. Ham (1992), editado por North American Press en Colorado, Estados Unidos. Medios para la interpretación del patrimonio Las actividades de interpretación del patrimonio son desarrolladas en base a diversos medios y recursos interpretativos. Medio es la forma o tipo de actividad interpretativa planificada; recurso es la oferta específica de temas para interpretar de acuerdo

al sitio y los objetivos propuestos. Los medios de interpretación del patrimonio se clasifican en dos grandes grupos o tipos, dependiendo de si en su aplicación son conducidos por una persona o guía intérprete (medios guiados), o si las personas destinatarias los desarrollan por sí mismas (autoguiados). A continuación se presenta una tipología de medios interpretativos (actividades) tomado de Ham (1992): Medios guiados: son las actividades de interpretación del patrimonio que siempre son conducidas por guías-intérpretes (Medios Personalizados): 1. Charlas: Según lugar y oportunidad en que se efectúen, se clasifican en charlas de orientación, de sitio histórico, de exhibiciones (en centros y museos), nocturnas (al aire libre) y en salas de clases. 2. Excursiones: Caminatas en senderos y áreas naturales, sitios arqueológicos y centros históricos, instalaciones fabriles (procesos productivos); excursiones en bote, auto o bus, bicicletas o cabalgatas. 3. Dramatizaciones y actividades recreativas: Representaciones teatrales de temas naturales y culturales; personificación de figuras históricas; sesiones de títeres para niños; trabajos artísticos y juegos para niños y jóvenes relacionados con el medio ambiente y la cultura local, etc. Medios no guiados: son las actividades de interpretación que la personas realizan por sí mismas, sin intervención de un guía (Medios Autónomos):

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Fig. 182: Los medios principales que utiliza la interpretación del patrimonio son charlas, excursiones, senderos guiados y exhibiciones interpretativas. Foto: Manuel Gedda.0

1. Excursiones: similares en su trazado y contenido con las excursiones anteriores, con la diferencia de que los participantes realizan un circuito o trayecto en base a folletos y paneles que les señalan los puntos relevantes, y entregan la información interpretativa de cada uno de ellos. Como en el caso anterior, estas excursiones auto-guiadas se hacen también en senderos interpretativos de áreas naturales, sitios históricos, museos y centros de información, instalaciones fabriles y centros productivos, etc.

2. Exhibiciones: son muestras interpretativas de patrimonio diseñadas en base a objetos, paneles, dibujos y dioramas que se montan en centros de información permanentes y museos al aire libre; también incluye a muestras temporales como exposiciones y muestras educativas, y a las exhibiciones ambulantes que pueden instalarse en sitios variables o rotativos dentro de una misma área, y en general a todos los tableros, lienzos y letreros usados con fines interpretativos.

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Principios básicos del modelo de interpretación del patrimonio Mas allá de cual sea el medio que se utilice para desarrollar actividades de interpretación del patrimonio, el modelo de comunicación didáctica utilizado para llegar a la audiencia, deberá siempre cumplir con ciertos principios básicos en el diseño y la entrega de la información; ésta debe ser: 1. Pertinente: Los conceptos entregados deben tener siempre una clara correspondencia y relación con el tema central propuesto y anunciado para la actividad interpretativa, de lo contrario se generará confusión en la audiencia. 2. Significativa: Los conceptos utilizados deben estar siempre relacionados con algún elemento que esté dentro de la experiencia o conocimiento de las personas participantes, de lo contrario, la información entregada carecerá de significación e importancia para ellas. 3. Entretenida: La información debe entregarse en base a conceptos que sean originales, amenos y atractivos para la audiencia, si queremos mantener su atención. En estas actividades, las personas participan en forma libre y en tiempos de ocio, por lo que nada los obliga a escuchar lo que no les gusta o no les motiva. 4. Didáctica: Todos los contenidos deben ser diseñados con un lenguaje y una

conceptualización que resulten de fácil comprensión para la audiencia a los que son dirigidos y esté en armonía con sus códigos culturales. 5. Organizada: Para lograr los principios anteriores y facilitar, tanto el proceso de aprendizaje como el de preparación de la actividad, es fundamental que tengamos claramente definido en forma previa su estructura y desarrollo, con métodos y recursos adecuados para su ejecución. 6. Temática: Debe tener un mensaje/idea central por desarrollar. Este es un principio básico de toda actividad interpretativa y de comunicación, ya que nos permite diseñar presentaciones que tengan unidad, coherencia y calidad, y objetivos claros en sus contenidos; ayuda también a la audiencia a comprender la información entregada al tener claro cuál es el tema central de la experiencia interpretativa. 7. Provocativa: La actividad interpretativa debe provocar al usuario para que se sienta involucrado y participe física y mentalmente en el proceso interpretativo; la interpretación debe buscar involucrar y conmover, más que entregar información. 8. Apasionada: La pasión es un ingrediente poderoso y efectivo de toda actividad interpretativa; acentúa el valor del patrimonio interpretado y convence a la audiencia de la importancia de su acción al venir a conocerlo.

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Fig. 183: La Interpretación del Patrimonio utiliza un modelo de comunicación entretenida, didáctica y significativa para la audiencia. Foto: Manuel Gedda.

Fig. 184: Para lograr experiencias que sean educativas y memorables, la Interpretación del Patrimonio realiza actividades in situ, en contacto directo con el recurso que es interpretado. Foto: Katherine Hermosilla.

9.Multisensorial: La experiencia interpretativa será más rica y profunda para las personas, mientras más sentidos estén involucrados en su desarrollo.

10.Holística: La interpretación debe procurar siempre presentar el todo (sus múltiples relaciones), y no sólo algunas de sus partes aisladas.

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Las nuevas formas del turismo y el valor del patrimonio Durante la última década, hemos escuchado en forma creciente el término “turismo de intereses especiales”, en oposición al turismo tradicional o masivo, de intereses generales, habitualmente ligado a las actividades de sol, playa y grandes urbes. Es importante destacar que este ámbito del turismo, conocido también hoy como "turismo de nichos", por la especialización creciente de sus productos (turismo aventura, agroturismo, turismo rural, turismo ecológico, etnoturismo, turismo científico, turismo histórico-cultural, etc.), es el sector de la actividad turística que más crece hoy en el mundo, reflejando la importancia y el nuevo sentido que el turismo tiene en la sociedad moderna, donde más que una opción por la recreación y el descanso, ha pasado a ser una oportunidad ideal y planificada para ocupar el tiempo libre con nuevas experiencias físicas y espirituales de conocimiento y desarrollo personal. El hombre moderno, en su incesante proceso de desarrollo económico y de globalización socio-cultural, ha ido perdiendo una parte fundamental de su patrimonio natural y cultural. La pérdida de esta biodiversidad original se debe, principalmente, a las grandes transformaciones ambientales y culturales que la misma sociedad humana moderna ha provocado. Ante este empobrecedor panorama, las personas de hoy buscan en el turismo esa biodiversidad ecológica y cultural que han perdido en

gran parte de su vida cotidiana. Por esta razón, el conocimiento y disfrute de la naturaleza y la cultura son hoy objetivos centrales al momento de tomar la decisión de concretar un viaje de turismo, dejando de lado destinos tradicionales como las playas o los grandes centros urbanos. Surge así el turismo de intereses especiales, cuyos productos se nutren directamente de las experiencias que puede brindar el patrimonio natural y cultural, que poseen los diversos territorios-destinos en el mundo. La gestión turística del patrimonio en La Araucanía La Región de la Araucanía y gran parte de la zona sur de Chile tienen un claro potencial de desarrollo en el emergente y prometedor campo del turismo de intereses especiales, debido a que aún conserva una amplia y original gama de recursos de su patrimonio natural y cultural. Sin embargo, es todavía un campo de actividad incipiente y difuso que no tiene mayor presencia en la actual oferta turística regional; la razón: el escaso conocimiento y valoración que los propios habitantes tienen de su patrimonio ambiental y cultural, y por ende, su casi nula gestión como recurso turístico. Resulta fundamental por tanto, generar un proceso de conocimiento y puesta en valor del patrimonio natural y cultural de la Araucanía como condición previa para el desarrollo de una oferta de productos turísticos de intereses especiales o de nichos especializados, que es precisamente

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Fig. 185: La valoraci贸n y disfrute del patrimonio natural y cultural tienen cada vez mayor importancia en el desarrollo de actividades de ocio y tiempo libre para la sociedad moderna. Foto: Manuel Gedda.

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la parte medular de la imagen destino que la región declara y busca proyectar, tanto desde la esfera pública como de la privada, hacia los mercados nacionales e internacionales, siendo el turismo aventura, el ecoturismo y el turismo etno-cultural, los campos a los que se asigna la mayor potencialidad en este sentido. Sin embargo, las brechas y debilidades que en este ámbito presenta la Araucanía saltan a la vista; y por citar a las más importantes, se debe mencionar en primer lugar, precisamente, la falta de una oferta amplia, diversa y calificada de productos de turismo especializado en los campos antes señalados; en segundo lugar, la falta de una visión de modelo de desarrollo turístico y una imagen objetivo identitaria como destino, que sea representativa y compartida por los diversos actores de la actividad turística y que se proyecte claramente hacia los mercados; y en tercer lugar, la falta de capital humano calificado en los diversos ámbitos del diseño y gestión integral de servicios y experiencias vinculadas al turismo de intereses especiales, particularmente, al ecoturismo y el turismo etno-cultural. Patrimonio, turismo y desarrollo sostenible El primer paso en este camino de lograr una gestión más integral y sustentable del Patrimonio de la Araucanía, asociada estrechamente al desarrollo de un turismo especializado, pasa necesariamente por la implementación de un proceso socio-

cultural de valoración y puesta en valor de los activos patrimoniales de los distintos territorios de la región, como un primer paso para lograr su conservación y uso sostenible. Resulta también evidente, que uno de los factores más negativos en este sentido, es la aplicación de modelos de desarrollo socio-económicos que afectan la conservación del patrimonio natural y cultural en toda la región y el país, contra los cuales –en primera instancia– parece muy difícil lograr cambios; sin embargo, debe recordarse –y como ya fue planteado en la introducción– que un primer paso fundamental en la puesta en valor del patrimonio, radica en el conocimiento y valoración que la propia comunidad depositaria haga de éste. Sólo logrado este propósito se tendrá el respaldo socio-cultural necesario, para lograr cambios en políticas y planes de desarrollo que afectan la conservación y gestión sostenible del patrimonio territorial; proceso que indudablemente se verá fortalecido en la medida de que la actividad turística, basada en la gestión de dicho patrimonio, vaya demostrando que su utilización con este propósito es también una alternativa sostenible y rentable de desarrollo para el territorio. Finalmente, este primer paso en el proceso de gestión y puesta en valor del patrimonio, se refleja en plenitud en aquella sentencia puesta al inicio del presente manual: “Al final, sólo conservamos lo que amamos, sólo amamos lo que entendemos y sólo entendemos lo que nos enseñan”.

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Fig. 186: La riqueza y originalidad de los recursos del patrimonio natural y cultural son la principal fortaleza de la Regi贸n de la Araucan铆a, para crear una amplia oferta identitaria y competitiva de productos de ecoturismo Foto: Manuel Gedda.

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ANEXO

PATRIMONIO BOTÁNICO

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FLORA NATIVA DE LOS BOSQUES LLUVIOSO TEMPLADOS DEL SUR DE CHILE La flora nativa de la Araucanía y del sur de Chile, en particular la flora que forma los bosques lluvioso-templados y otros ambientes asociados a estos ecosistemas, muestra una alta composición de especies endémicas que son exclusivas de su territorio, o sólo crecen poco más allá de sus límites en reducidos sectores de la región andino-patagónica de Argentina. Este alto endemismo florístico se da a nivel de especies, géneros e incluso de familias botánicas completas, debido a las particulares condiciones de origen y aislamiento geográfico que tuvo la evolución geo-climática de su territorio, acentuando el notable carácter arcaico y relictual de una parte significativa de la flora nativa de las zonas centro-sur y austral de Chile. En esta sección describiremos algunas de las especies más relevantes de los grupos botánicos (a nivel de familia y géneros) que componen la flora autóctona de la Araucanía, parte fundamental del valioso y original patrimonio natural de esta región, compartido también en gran parte con otras regiones del sur de Chile.

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Familia Nothofágaceas: Robles, Coigües, Raulìes, Lengas y Ñires Familia formada por un sólo género, Nothofagus, el grupo botánico más importante y notable de la flora arbórea de Chile, cuyas especies son dominantes en la mayor parte de los bosques originales del país; y uno de los rasgos más distintivos y singulares de la vegetación chilena por su origen, evolución y distribución actual en el mundo. Se trata de un grupo botánico de antiguo origen gondwánico (estimado en unos 75 a 80 millones de años); con 35 especies actuales en el mundo, de las cuales, 10 son nativas y endémicas de la región andino-patagónica de Sudamérica (principalmente de Chile y en menor medida de Argentina); un género de árboles hoy sólo presente en el extremo austral de América y ciertas zonas de Oceanía: Australia, Nueva Zelandia, Nueva Guinea y Nueva Caledonia. (fig.185); se estima que antiguamente tuvieron un distribución más amplia en el hemisferio sur, pero que experimentaron un fuerte retroceso con las últimas glaciaciones.

atributos biológicos que estas especies han desarrollado, en un largo proceso de millones de años de evolución, adaptación y selección, para sobrevivir exitósamente en los distintos ambientes naturales del sur de Chile. ESPECIES CHILENAS DE NOTHOFAGUS Nothofagus macrocarpa ROBLE DEL NORTE * Nothofagus obliqua ROBLE, PELLIN, HUALLE Nothofagus glauca ROBLE MAULINO, ROBLE HUALO* Nothofagus alesandrii HUALO, RUIL * Nothofagus pumilio LENGA, ROBLE DE MAGALLANES Nothofagus antartica NIRE, NIRRE Nothofagus nervosa RAULI, REULI Nothofagus dombeyi COIHUE COMUN Nothofagus betuloides COIGUE DE MAGALLANES Nothofagus nitida COIGUE DE CHILOE * * Especies endémicas y exclusivas de Chile; las otras 6 especies endémicas y exclusivas de la región andinopatagónica compartida por chileno-argentina.

Especies de Nothofagus presentes en La Araucanía De las diez especies chilenas de árboles del género Nothofagus, cinco están presentes en el territorio de la Araucanía, teniendo cada una de ellas una distribución altitudinal propia y distintiva, relacionada con los distintos

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Fig.187: Distribución actual en el mundo de las especies del género Nothofagus.

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3 Fig. 188: Hojas de las cinco especies de Nothofagus presentes en la Araucanía; se distinguen por las diferentes formas del aserrado de sus bordes y nervaduras: 1. Nothofagus obliqua, 2. Nothofagus dombeyi, 3. Nothofagus nervosa, 4. Nothofagus pumilio, 5. Nothofagus antarctica

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ROBLE, HUALLE, ROBLE PELLÍN, COYAM Nombre Científico: Nothofagus obligua

Descripción: El Roble o Coyam es uno de los mayores árboles nativos de Chile, capaz de alcanzar 40 m de alto, y 2 m de diámetro en su tronco. Presenta hojas caducas (caen a fines de otoño), de tamaño variable (2 a 5 cm), asimétricas y algo onduladas, de borde aserrado y base oblicua, de allí su nombre científico específico. Especie de carácter monoico; las flores masculinas y femenina se presentan en un mismo árbol; son de pequeño tamaño y crecen en las axilas de la hojas, al igual que sus frutos, con forma de cúpula, con 3 nueces aladas en su interior. Especie de rápido crecimiento y gran capacidad de regeneración en diversos ambientes; de hecho, gran parte de los bosques de reemplazo que se observan en la mayoría de los territorios de la Araucanía y toda la zona centro-sur de Chile, están formados por renovales de Nothofagus obliqua. A estos árboles jóvenes se les denomina “Hualles”, en contraposición al término “Pellín”, usado para nombrar a los robles adultos, siguiendo la forma tradicional de la lengua mapuche para diferenciar un árbol nuevo de uno viejo. Junto con el Coigüe, Nothofagus dombeyi, el Roble es el árbol nativo más numeroso y difundido en toda la Araucanía.

Distribución: Crece entre las provincias de Colchagua y Llanquihue, pero no en forma continua, desde la Cordillera de la Costa a Los Andes; alcanza los 2.000 msnm en su límite norte, pero decreciendo en altitud en su límite sur (500 m). También presente en Argentina, pero sólo en la vertiente andina oriental entre el norte de la Provincia de Neuquén y la Cuenca del Lago Lácar. En la Araucanía se presenta desde el nivel del mar hasta los 1.000 m en ambas cordilleras. Usos Culturales: La madera del Roble Pellín (árbol viejo), de fuerte color rojizo, es muy afamada por su extraordinaria durabilidad y ha sido tradicionalmente ocupada en todo tipo de obras y construcciones, en especial para vigas y estacas. Esta especie presenta, como parte de una característica exclusiva del género Nothofagus, un hongo parásito específico del género Cyttaria, el “Dihueñe”, un tradicional producto de uso culinario en primavera en el sur de Chile, hoy uno de los componentes naturales más incorporados a la oferta gastronómica con identidad local que ha desarrollado la Araucanía.

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Fig. 188: Roble Pellín en máximo desarrollo; diámetro aproximado 1,5 m; edad estimada 300-400 años; abajo: detalle tronco y hojas. Fotos: Manuel Gedda.

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COIHUE, COIGÜE Nombre Científico: Nothofagus dombeyi

Descripción: Es la mayor especie del género Nothofagus y también uno de los mayores árboles nativos de Chile; puede superar los 50 m de altura y alcanzar un diámetro de hasta 4 metros en la base del tronco; es igualmente la especie arbórea más abundante en los todos los bosques nativos chilenos, destacando por su gran rapidez de crecimiento y su capacidad para colonizar sectores abiertos o desforestados por tala, incendios o derrumbes. El Coigüe es un hermoso árbol siempreverde (no pierde el follaje en invierno), que presenta un tronco recto y cilíndrico, libre de ramas en su parte inferior, con un follaje estratificado horizontalmente. Sus hojas son relativamente coriáces (duras y lustrosas) y de pequeño tamaño (2 a 4 cm); lanceoladas (forma de lanza) o acorazonadas (forma de corazón) y de borde aserrado, de un color más oscuro comparado con los otros Nothofagus existentes en la Araucanía, (Lenga, Ñire, Raulí y Roble). Su nombre científico específico está dedicado a José Dombey (1742-96), botánico francés que contribuyó al conocimiento de la flora chilena.

na, entre los paralelos 38°y 44°S. En la Araucanía está presente desde la Cordillera de la Costa a la Cordillera de los Andes, hasta aproximadamente los 1.200 m de altitud, aunque en el sector costero y el valle central ha desaparecido casi por completo, debido a la eliminación de los bosques nativos. Crece generalmente en sectores de mayor humedad comparado con el Roble, Nothofagus obliqua, especie con la que suele coexistir en muchas áreas de su distribución; forma también bosques casi puros, o mixtos, con otras especies como la Araucaria o Pewén, Araucaria araucana, en los sectores andinos, o Laurel, Lingue, Ulmo y Avellano en sectores de menor altitud. Usos Culturales: Su madera, de buena calidad, tiene un amplio uso en construcción y carpintería. Su rápido crecimiento, hermoso aspecto y capacidad de adaptación a diversos climas y suelos, le dan al Coigüe un gran valor de uso ornamental, un alto potencial para reforestación y un alto valor forestal para la producción de madera.

Distribución: Crece en Chile entre las provincias de Colchagua y Aysén. También en Argenti-

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Fig. 189: Ă rboles de CoigĂźe; abajo: detalle corteza del tronco adulto y ramillas con hojas. Fotos: Manuel Gedda.

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RAULÍ Nombre Científico: Nothofagus nervosa

Sinónimos: Nothofagus alpina, Nothofagus procera

Descripción: Árbol que puede alcanzar hasta 40 m de altura y 2 m de diámetro en su base. El tronco es cilíndrico, limpio de ramas en su parte inferior, de corteza gris y marcadas grietas longitudinales, característica, que lo distingue de los demás Nothofagus. Presenta follaje caduco de hojas aovadas y borde aserrado, con nervaduras paralelas muy marcadas y gran tamaño, alcanzando hasta 15 cm de largo por 8 cm de ancho, siendo las hojas más grandes y hermosas entre todas las especies chilenas de la familia Nothofagáceas. Distribución: Se presenta en la Cordillera de los Andes, sobre los 500 m de altitud, entre el sector Los Queñes (35°13’ S), hasta el lago Maihue (40°22’) en Valdivia. En la Cordillera de la Costa se presenta desde el río Itata hasta el sector de Purranque (41°15´’). También está presente en Argentina en forma fragmentada y en reducidos sectores entre los 39°25’ y 40°35’ S. Comparada con otras especies chilenas Nothofagus, como Coihue, Roble, Lenga y Ñire, el Raulí presenta una franja

más acotada y reducida de distribución geográfica, debido seguramente a una mayor exigencia de condiciones ambientales específicas que le son favorables. Usos Culturales: El Raulí posee una de las maderas más finas y hermosas entre las especies nativas chilenas, muy apreciada para su uso en todo tipo de obras de construcción y mueblería; también muy apreciada para la producción de variadas artesanías. Precisamente, su alto valor maderero generó tanta sobreexplotación de la especie, que hoy es muy difícil encontrar rodales o bosques de raulíes adultos en la mayor parte del sur de Chile. Por su valor de utilidad y rápido crecimiento, es una especie muy apta para la reforestación, que podría ser recuperada para una producción futura, considerando, además, que se trata de una especie que es endémica y exclusiva de una reducida zona de la Ecorregión Valdiviana de Chile y Argentina. A modo de referencia, se debe señalar que el Raulí y el Coigüe son especies cultivadas forestalmente desde hace varias décadas en zonas del Reino Unido.

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Fig. 190: Raulí con follaje de otoño; detalle de tronco de árbol adulto con estrías longitudinales características, al igual que la marcada nervadura de sus hojas, a la que precisamente alude su nombre científico: N. nervosa. Fotos: Manuel Gedda.

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LENGA, ROBLE DE MAGALLANES Nombre Científico: Nothofagus pumilio

Descripción: La Lenga es una especie de follaje caduco que en sectores de mayor altitud, más fríos y expuestos, crece como un arbusto achaparrado, y que en sectores más protegidos alcanza carácter de árbol de 30 a 40 metros de altura. Es junto con el Ñire, Nothofagus antactica, la especie arbórea que alcanza los mayores niveles de altitud de crecimiento en toda la zona sur de Chile (2.000 msnm). Presenta hojas de estructura redondeada o elíptica, de borde almenado-aserrado; de 2 a 4 cm de largo (fig. 191).

Uso Cultural: Su madera es muy empleada por su buena calidad para construcciones y carpintería , especialmente en Aysén y Magallanes, donde en muchos sectores es el árbol dominante.

Distribución: Por su gran adaptación a los climas fríos, la Lenga crece, habitualmente, en el límite altitudinal del crecimiento arbóreo, a excepción de Aysén y Magallanes, donde también se presenta a nivel del mar. Tiene también una gran distribución latitudinal que va desde Curicó al Cabo de Hornos por la Cordillera de los Andes; sólo en Nahuelbuta crece en la Cordillera de la Costa en la zona centro-sur. También está presente en la franja andino-patagónica de Argentina.

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Fig. 191: Ă rbol adulto de Lenga; detalle tronco y hojas. Fotos: Manuel Gedda.

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ÑIRE, NIRRE Nombre Científico: Nothofagus antartcica

Descripción: Es el más pequeño de los árboles del género Nothofagus, presentándose generalmente como un arbolito o arbusto achaparrado; sólo en algunos sectores alcanza talla de árbol, pero nunca sobrepasa los 15 m de alto y los 60 cm de diámetro en su tronco. Corteza gris, áspera y muy agrietada en sentido longitudinal y de forma irregular. Presenta follaje caduco, con hojas pequeñas de 0,5 a 3,5 de largo, de base acorazonada y bordes finamente dentados y ondulados (fig.192); antes de caer en otoño toman coloración rojiza. Especie monoica como las demás Nothofagus, lo que significa que cada individuo es hermafrodita, vale decir, poses flores femeninas y masculinas, las que lógicamente, maduran en momentos distintos para evitar la autofecundación.

tina desde el paralelo 38 al sur hasta el extremo sur continental. Presenta el mayor rango de amplitud de adaptación a ambientes distintos dentro de las especies de Nothofagus, ya se le encuentra habitando desde el nivel del mar hasta la zona límite de crecimiento arbóreo (2.000 msnm), tanto en suelos húmedos y de mal drenaje (ñadis) hasta suelos de escoria volcánica con alto drenaje. También es conocida su presencia asociada a sectores o “bolsones de frío”. Uso Cultural: Su madera es de buena calidad, pero por tener fustes de escasas dimensiones y con frecuencia poco rectos, no se le explota con estos fines; se utiliza principalmente para leña. Por su fuerte colorido en otoño es apreciado como árbol ornamental en países como Dinamarca, Noruega y Alemania.

Distribución: Crece en los Andes entre Talca y Tierra del Fuego hasta el último confín de Sudamérica; usualmente sobre los 1.000 m de altitud en la zona centro-sur del país; en el valle central o depresión intermedia aparece en formaciones discontinuas sólo a partir de la Araucanía hacia el sur; también presente en la Cordillera de la Costa de Nahuelbuta y en Argen-

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Fig. 192: Ă rboles de Ă‘ire; detalle de hojas y tronco. Fotos: Manuel Gedda.

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Familia Araucariáceas: Pewenes o Araucarias

Como ya destacamos anteriormente, es tal vez la familia botánica más notable y singular de toda la flora nativa chilena, con un sólo género y especie en nuestro país, Araucaria araucana, conífera que además presenta la particularidad de habitar sólo en la Araucanía, de allí su nombre científico, ya que los bosques de esta especie se encuentran casi en su totalidad circunscritos a esta región del país y al sector andino colindante de la Provincia de Neuquén en Argentina. Los notables atributos botánicos de esta especie son numerosos:

Actualmente, las especies del género Araucaria, se encuentran relegadas a reducidos territorios del hemisferio sur, con dos especies en Sudamérica y unas 20 especies en sectores de Oceanía. Entre las especies más conocidas por su amplio uso ornamental destacan: Araucaria angustifolia (Brasil, Argentina y Paraguay), Araucaria araucana (Chile y Argentina), Araucaria bidwillii (Australia), Araucaria cunninghamii (Australia y Nueva Guinea), Araucaria heterophylla (Isla de Norfolk), Araucaria rulei (Nueva Caledonia).

Es el género de árboles vivientes más arcaicos (antiguos de origen) sobre la Tierra, sólo superado por el género del conocido Ginko, estimándose que surgieron en el Triásico, hace unos 240 millones de años, período geológico en que fueron especies dominantes en el paisaje de toda la Tierra (Pangea), extendiendo su reinado hasta el Jurásico, en pleno auge de los grandes reptiles hace unos 140 millones de años atrás. Posteriormente, quedaron relegadas al Continente Gondwana y fueron extinguiéndose de la mayor parte de los territorios que habían dominado (como lo atestigua el abundante número de fósiles que se han encontrado en diversas partes del mundo) debido al surgimiento de especies arbóreas más modernas, con las cuales la competencia les fue siendo desfavorable.

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Fig. 194: Exclusivos paisajes forman los bosques de Araucaria araucana en las áreas montañosas de Araucanía (Chile) y Neuquén (Argentina). Foto: Manuel Gedda.

Fig. 195: Las Araucarias forman parte de un relicto de flora notablemente arcaIco y exclusivo en la historia de la Tierra. Foto: Manuel Gedda.

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ARAUCARIA, PEWEN, PINO ARAUCARIA Nombre Científico: Araucaria araucana

Descripción:

Araucaría araucana es una conífera de

gran tamaño y hermoso aspecto, que puede superar los 45 m de altura y llegar a los 2 m de diámetro en su base. Es una especie extraordinariamente bien adaptada a la duras y exigentes condiciones de los territorios andinos en que habita, con varios meses de frío y nieve invernal y suelos rocosos y volcánicos que otras especies no pueden ocupar. Es una especie de lento crecimiento pero de gran longevidad, con individuos que sobrepasan los 2.000 años de edad, alcanzando su madurez sobre los 500 años. Constituye un relicto arcaico único dentro de la vegetación chilena y el mundo, ya que se trata de un grupo de árboles de origen notablemente antiguo (surgido hace unos 230 millones de años) que dominó la vegetación del antiguo Gondwana en tiempos del Cretácico (hace unos 130 millones de años), siendo uno de los primeros tipos de árboles, propiamente dichos, que habitaron el planeta. Distribución: Especie endémica y exclusiva de la Araucanía chileno-argentina, que crece en los Andes a partir de los 800 m de altitud sólamente entre los volcanes Copahue

y Lanín, siendo por tanto una especie prácticamente exclusiva de la Región de la Araucanía y de la franja andina colindante de la Provincia de Neuquén, Argentina, y aún más excepcional y reducida su presencia en el cordón costero de Nahuelbuta a partir de los 600 m.s.n.m. en dos sectores separados: uno, el más meridional, al norte de Carahue en el sector de Villa Araucaria (La Cabaña); y otro, más septentrional, en los Altos de Nahuelbuta, correspondiente a la porción más elevada del macizo. Usos Culturales: Especie de extraordinaria importancia para los pueblos originarios de la Araucanía desde antiguas épocas prehispánicas; sus semillas, conocidas como piñones -guilliu en lengua mapuche- han sido fuente fundamental de alimentación para las comunidades mapuche-pewenches y mapuche-puelches desde remotas épocas prehispánicas. Por esta razón, su colecta, procesamiento y guarda, representa una actividad muy importante y característica para estas comunidades a comienzos de otoño, período en el cual las semillas maduras comienzan a caer, o son cosechadas mediante diversas técnicas, guardando cada familia una gran provisión de ellas.

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A

B

C

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Fig. 196: Las Araucarias forman parte de un relicto de flora notablemente arcaico en la historia de la Tierra. Fotos: A) รกrbol adulto; B) รกrbol juvenil; C) corteza; D) hojas; E) cono hembra maduro; F) conos machos. Manuel Gedda.

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Familia Podocarpáceas: Mañíos y Lleuques Las especies de la clase Coníferas presentes en la flora nativa de Chile son muy pocas, comparadas con las decenas de especies que existen en el hemisferio norte a igual latitud. Seguramente, la particular evolución biogeográfica del territorio chileno (la antigua conexión gondwánica y el gran aislamiento del territorio), que ya hemos comentado con anterioridad, y las condiciones ambientales de clima templado que fueron imperando, no favoreció la llegada de especies de coníferas más modernas, en general propias de los climas fríos del hemisferio norte. En compensación, estas mismas condiciones ayudaron a que las coníferas que lograron adaptarse y evolucionar en esta parte del mundo, sean especies endémicas y exclusivas del territorio chileno, o su presencia se expanda muy poco más allá de sus límites geográficos, como ocurre con ciertos sectores vecinos de la región andino-patagónica de Argentina. La familia de coníferas con más especies en Chile y de origen evolutivo más antiguo -a excepción de las Araucariáceas- son las Podocarpáceas, representadas en los bosques templados del sur de nuestro país, por cinco especies. Esta familia fue parte de la vegetación dominante que tuvo el Gondwana durante el Período Cretácico, hace unos 130 millones de años. Posteriormente, con la fragmentación del super-

continente, las Podocarpáceas lograron sobrevivir en gran parte de los territorios originales y en algunos casos, lograron expandirse a territorios nuevos (regiones de Asia y Centroamérica, por ejemplo). La razón fundamental de ello está en el antiguo origen y evolución de esta familia de coníferas en los climas subtropicales y templados del antiguo Gondwana. En Sudamérica, aparte de Chile y Argentina, esta familia de coníferas tiene representantes en zonas altoandinas de Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia y Venezuela: En Oceanía esta presente en Nueva Zelandia, Tasmania, Australia, Nueva Guinea y Nueva Caledonia. También presente en Sudáfrica. ESPECIES CHILENAS DE PODOCARPÁCEAS Promnupytis andinus Podocarpus nubigenus Podocarpus salignus Saxegothaea conspicua Lepidothamnus fonkii

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LLEUQUE MAÑÍO, MAÑÍO MACHO MAÑÍO DE HOJAS LARGAS MAÑÍO, MAÑÍO HEMBRA CIPRÉS ENANO


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H

Fig. 197: Podocarpáceas, una de los grupos botánicos más antiguos de la flora chilena de origen gondwánico: A, B y C) conos machos, cono hembra y tronco de Mañío; D) hojas de Mañío Macho; E y F) conos hembra maduros y tronco de Lleuque; G y H) tronco y conos hembra maduros de Mañío de Hojas Largas. Fotos: Manuel Gedda.

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especies de los géneros Gevuina y Macadamia son cultivadas en diversas partes del

Familia Proteáceas: Notros, Avellanos, Radales y Fuinques Otra familia botánica muy interesante de la flora nativa de Chile, y componente característico de muchos bosques del sur, son las Proteáceas. Con varios centenares de especies conocidas, agrupadas en 80 géneros distintos, esta gran familia de plantas se haya claramente restringida al hemisferio sur, en aquellos territorios que formaron parte del Gondwana y sus fragmentos, siendo Sudáfrica y Australia, las zonas con mayor cantidad de especies, Las Proteáceas se conservaron igualmente en las zonas alto-andinas de Sudamérica, con diversas especies en Bolivia, Perú, Ecuador y Brasil, llegando hasta Centroamérica y México. En Chile, esta familia esta representada por seis especies, de las cuales cinco son endémicas y exclusivas de Chile o de la región andino-patagónica chileno-argentina.

mundo por sus sabrosos frutos. El nombre de la familia alude a una características muy particular de estas plantas, que es la presencia de raíces superiores de forma proteoide (forma de hidra), destinada a la captación y movilización de fosfatos cuando hay un déficit de este nutriente en períodos de inundación. Las Proteáceas despertaron también mucha atención de científicos y naturalistas por su particular evolución y distribución geográfica, incluyendo a Darwin. Géneros con especies afines sólo presentes en territorios tan lejanos entre si como Chile y Nueva Zelandia, provocó mucha discusión acerca de los mecanismos que lo hicieron posible. Sólo las modernas Teorías de la Tectónica de Placas y la Deriva Continental pudieron resolver con el tiempo esta incógnita biológica. ESPECIES CHILENAS DE PROTEACEAS

Las Proteáceas se caracterizan por presentar en general, hermosas flores y atractivos follajes, razón por la cual son plantas muy apreciadas y cultivadas como especies ornamentales, como ocurre con las especies chilenas, muy conocidas en Europa y Estados Unidos para estos fines. Algunas

Embotrhium coccineum Gevuina avellana Lomatia hirsuta Lomatia ferruginea Lomatia dentata Orites myrtoidea

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NOTRO, CIRUELILLO AVELLANO CHILENO RADAL FUINQUE, PALMILLA PIÑOL, AVELLANILL RADAL ENANO


A

B

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Fig. 198: Las Proteáceas destacan por las hermosas formas de sus hojas, flores y frutos: A y B) Notro o Ciruelillo; C, D y E) Fuinque o Palmilla; F)Radal; G) Piñol o Avellanillo; y H) Gewén o Avellano Chileno. Fotos: Manuel Gedda.

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Familia Mirtáceas: Lumas, Arrayanes, Pitras,Tepúes y Pataguas Las Mirtáceas son una de las familia botánicas de árboles y arbustos más numerosas y ampliamente difundida en la Tierra, propios de regiones tropicales y subtropicales, con 130 géneros y casi 3.000 especies, siendo el género Eucalyptus, nativo de Australia, uno de los más conocidos en el mundo por su importancia forestal. Presentan varias rasgos biológicos y ecológicos que las destacan dentro de la flora chilena y sudamericana. En Chile, las Mirtáceas están representadas por unas 23 especies diferentes, difíciles de distinguir por las características muy similares que presentan en cuanto a hojas, flores y frutos. Dentro de la flora arbórea y arbustiva de Chile, es la familia más grande en cuanto a especies, siendo un componente importante y característico de la mayoría de los bosques húmedos del sur; precisamente, relacionado con esto último, una característica singular de las Mirtáceas chilenas es que son las especies más higrófilas (amigas del agua) de la flora chilena, habitando la gran mayoría en suelos muy húmedos o completamente inundados en forma permanente; de hecho, como veremos más adelante, debido a esta adaptación constituyen un tipo de bosques muy característico y propio en los ambientes pantanosos en nuestro país.

Algunos géneros chilenos de Mirtáceas presentan también especies en zonas tropicales y sub-tropicales de Sudamérica, pero la gran mayoría de las especies de nuestro país son endémicas y exclusivas; otro ejemplo de la particular evolución de la flora chilena, ALGUNAS ESPECIES CHILENAS DE MIRTACEAS Luma apiculata ARRAYÁN Luma chequen CHEQUÉN Luma gayana HUILLIPETA Blepharocalyx cruckshanksii TEMU Amomyrtus luma LUMA Amomyrtus meli ESPECIES CHILENAS DE PROTEAÁEAS Embotrhium coccineum NOTRO, CIRUELILLO Gevuina avellana AVELLANO CHILENO Lomatia hirsuta RADAL Lomatia ferruginea FUINQUE, PALMILLA Lomatia dentata PIÑOL, AVELLANILL Orites myrtoidea RADAL ENANO MELI Myrceugenia exsucca PITRA Myrceugenia obtusa RARÁN Myrceugenia rufa ARRAYÁN Myrceugenia lanceolata ARRAYANCILLO Myrceugenia parvifolia PATAGUILLA Myrceugenia planiples PICHA-PICHA Myrceugenia ovata PATAGUILLA Myrceugenia chrysocarpa LUMA BLANCA Myrceugenia correifolia PETRILLA Tepualia stipularis TEPU Ugni molinae MURTILLA Ugni candollei MURTILLA BLANCA

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A

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G

H

Fig. 199: Mirtáceas, la familia con más especies en la flora leñosa chilena. A y B) Arrayán; C) Lumilla; D) Pitra; E y F) Murta (flores y frutos); F) Meli (hojas y frutos) G) Tepú (flores). Fotos: Manuel Gedda.

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Fig.200: Otras especies arbóreas o arborescentes nativas presentes en la Región de la Araucanía y el sur de Chile. Fotos: Manuel Gedda. Nombre Común 1. TIACA, TRIACA,, 2. LAUREL, HUAHUÁN 3. TEPA 4. ULMO, MUERMO 5. TINEO, PALO SANTO 6. CIPRES DE LA CORDILLERA

Nombre Científico Caldcluvia paniculata Laurelia sempervirens Laureliopsis phillipiana Eucryphia cordifolia Weinmannia trichosperma Austrocedrus chilensis

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Familia Botánica Cunoniáceas Monimiáceas Monimiáceas Eucrifáceas Cunoniáceas Cupresáceas


1

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6

Fig.201: Otras especies arbóreas o arborescentes nativas presentes en la Región de la Araucanía y el sur de Chile. Fotos: Manuel Gedda. Nombre Común 1. TREVO, TAYU 2. BOLDO 3. LINGUE 4. CANELO, FOYE 5. MAITÉN 6. OLIVILLO, TIQUE

Nombre Científico Dasyphillum diacanthoides Peumus boldus Persea lingue Drymis winteri Maytenus boaria Aextoxicon punctatum

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Familia Botánica Compuestas Monimiáceas Lauráceas Winteráceas Celastráceas Aextoxicáceas


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Fig.202: Otras especies nativas arbóreas o arborescentes presentes en la Región de la Araucanía y el sur de Chile. Fotos: Manuel Gedda. Nombre Común 1. PITAO, CANELILLO 2. MAQUI 3. PEUMO 4. PILLO - PILLO 5. ARRAYAN MACHO, GUAYUL 6. PILO-PILO, PELU

Nombre Científico Pitavia punctata Aristotelia chilensis Criptocarya alba Ovidia andina Rhaphitamnus spinosus Sophora microphylla

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Familia Botánica Rutáceas Eleocarpáceas Lauráceas Timeleáceas Verbenáceas Papilonáceas


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Fig.203: Otras especies nativas arborescentes o arbustivas presentes en la Región de la Araucanía y el sur de Chile. Fotos: Manuel Gedda. Nombre Común 1. CORCOLEN, CHINCHIN 2. CORCOLÉN, AROMO 3. MATICO, PAÑIL 4. QUEBRACHO, MAYU 5. CORONTILLO, MADROÑO 6. AROMO, CHINCHIN

Nombre Científico Azara lanceoiata Azara microphylla Bluddleja globosa Cassia stipulacea Escallonia pulverulenta Azara integrifolia

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Familia Botánica Flacurtiáceas Flacurtiáceas Budlejáceas Cesalpináceas Escaloniáceas Flacurtiáceas


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Fig.204: Especies arbustivas autóctonas presentes en zonas de bosques en la Región de la Araucanía y el sur de Chile. Fotos: Manuel Gedda. Nombre Común 1. MICHAI, CALAFATE 2. MICHAI 3. TAIQUE, TRAUCO 4. CALAFATE, MICHAI 5. SIETACAMISAS, ÑIPA 6. CHILCO, FUCSIA

Nombre Científico Berberis darwini Berberis linearifolia Desfontainea spinosa Berberis buxifolia Escallonia rubra Fuchsia magellanica

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Familia Botánica Berberidáceas Berberidáceas Desfontaináceas Berberidáceas Escaloniáceas Onagráceas


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Fig.205: Especies arbustivas autóctonas presentes en zonas de bosques en la Región de la Araucanía y el sur de Chile. Fotos: Manuel Gedda. Nombre Común 1. CLAVEL, MUTISIA ROSADA 2. CLAVEL, MUTISIA NARANJA 3. QUILINEJA, AZAHAR 4. COPIHUE, COPIÚ 5. VOQUI PILPIL 6. BOTELLITA

Nombre Científico Mutisia spinosa Mutisia decurrens Luzuriaga radicans Lapageria rosea Boquila trifoliata Mitraria coccinea

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Familia Botánica Compuestas Compuestas Filesiáceas Filesiáceas Lardizabaláceas Gesneriáceas


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Fig.206: Especies arbustivas autóctonas presentes en zonas de bosques en la Región de la Araucanía y el sur de Chile. Fotos: Manuel Gedda. Nombre Común 1. QUINTRAL DEL BOLDO 2. QUINTRAL DEL ROBLE 3. INJERTO 4. ESTRELLITA DEL MONTE 5. PAJARITO 6. ZARZAPARRILLA

Nombre Científico Berberis darwini Berberis linearifolia Mysodendrum sp. Asterranthera ovata Tropaelum sp. Ribes sp.

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Familia Botánica Berberidáceas Berberidáceas Misodendráceas Gesneriáceas Tropeoláceas Grosulariáceas


1

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6

Fig.207: Especies arbustivas autóctonas presentes en zonas de bosques en la Región de la Araucanía y el sur de Chile. Fotos: Manuel Gedda. Nombre Común 1. AMPE,PALMILLA 2. CHAURA 3. OROCOIPO, CODOCOIPO 4. COLIHUE 5. CANELO ANDINO 6. DEDALERA, CARTUCHO

Nombre Científico Lophosoria quadripinnata Pernettya sp. Myoschilos oblongum Chusquea coleu Drymis andina Digitalis sp

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Familia Botánica Dicksoniáceas Ericáceas Santaláceas Gramineas Winteráceas Escrofularáceas


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Fig.208: Géneros de orquídeas nativas y endémicas de los bosques del centro-sur de Chile. Fotos: Manuel Gedda y Alvaro Marín. Nombre Común 1. ORQUÍDEA PICO DE LORO 2. ORQUÍDEA 3. ORQUÍDEA 4. ORQUÍDEA 5. PALOMITA 6. ORQUÍDEA

Nombre Científico Chloraea Chloraea Chloraea Azarca Codonorchis Chloraea

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Familia Botánica Orquidáceas Orquidáceas Orquidáceas Orquidáceas Orquidáceas Orquidáceas


1

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3

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5

6

Fig.209: Géneros de plantas con numerosas especies en la flora nativa de Chile. Fotos: Manuel Gedda. Nombre Común 1. AÑAÑUCA 2. MIMULO, BERRO 3. LIRIO, LIUTO 4. CALLE-CALLE 5. ORTIGA 6. CAPACHITO

Nombre Científico Rodophiala Mimulus Alstroemeria Libertia Loasa Calceolaria

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Familia Botánica Amarilidáceas Escrofulariáceas Alstromeriáceas Iridáceas Loasáceas Escrofuraliáceas


ANEXO

PATRIMONIO FAUNÍSTICO

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LA FAUNA SILVESTRE DEL SUR DE CHILE La fauna que habita en la Araucanía, como ocurre con la mayor parte del territorio chileno, es en general poco numerosa en especies, pero presenta un grado importante de endemismo o exclusividad. Esto es particularmente aplicable para los animales vertebrados (peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos), ya que si tomamos a los animales invertebrados (como moluscos, insectos, crustáceos, arácnidos, anélidos, nemátodos, etc.), la diversidad de especies es mucho mayor y aún poco conocida. MAMÍFEROS: Dentro de la fauna de vertebrados son el grupo más llamativo; sin embargo, son pocas especies y con bajo número de población, lo que unido a sus hábitos sigilosos y con frecuencia nocturnos, los hace muy poco observables. Es importante destacar la existencia de varias especies Introducidas, de gran impacto ecológico como: el Ciervo Rojo, Cervus elaphus; el Jabalí, Sus scrofa; la Liebre, Lepus europeus; el Conejo, Oryctolagus cuniculus; y el Visón, Mustela vison. AVES: Es el grupo más numeroso y diverso de la fauna de vertebrados de la Araucanía y el sur de Chile, siendo todas sus especies nativas o naturales del territorio, a excepción de la “Codorniz”, Lophortyx californica, introducida en Chile hace un siglo. Su gran diversidad de formas y costumbres les ha permitido ocupar todos los hábitats que le ofrecen los territorios de la región, incluyendo los ambientes modificados por el hombre. REPTILES: como ocurre en todo el territorio chileno, la fauna de reptiles en la Araucanía es muy escasa, siendo las bajas temperaturas el principal factor limitante para el establecimiento de esta clase de vertebrados. Las especies existentes son de pequeño tamaño y presentan baja diversidad en cuanto a géneros y familias. ANFÍBIOS: la fauna de anfibios es también bastante reducida en Chile, ya sea por razones de humedad o de temperatura, según la zona considerada, presentando la zona centro-sur condiciones algo mas favorables para este tipo de animales. Entre las especies de anfibios registradas para la Araucanía se consideran vulnerables: al Sapito de Darwin, Rhinoderma darwini, o escasamente conocida al Sapo de Bullock, Telmatobufo bullocki, endémico de la zona de NahuelbutaPECES (continentales): un rasgo particular de la fauna chilena es la baja cantidad de especies de peces continentales, que se atribuye al marcado y temprano aislamiento del territorio. La Araucanía -como la mayoría de las zonas del país- presenta en la actualidad una íctiofauna dominante en ríos y lagos formada por especies salmonídeas introducidas o exóticas.

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6

Fig.210: Aves nativas asociadas a los bosques de la Araucanía y el sur de Chile. Fotos: Jaime Jiménez (1); Aldo Oviedo (2); Alvaro Marín (4); Juan C. Gedda (3,5,6) Nombre Común 1. GALLINA CIEGA/PINTRIUKE 2. CHUCAO/CHUKAU 3. CARPINTERO CHICO/PICHI RERE 4. CARPINTERO NEGRO/RERE 5. COMESEBO/PIZOÑ KELU 6. RAYADITO, TINTICA/PISH-PISH

Nombre Científico Caprimulgus longirostris Scelorchilus rubeocola Picoides lignarius Campephilus magellanica Pygarrichas albogularis Aphrastura spinicauda

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Familia Zoológica Caprimúlgidos Rinocríptidos Pícidos Pícidos Furnáridos Furnáridos


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Fig.211: Aves nativas asociadas a bosques y ambientes arbolados de la Araucanía y el sur de Chile. Fotos: Juan C.Gedda (1,3,4,5); Alvaro Marin (2,6). Nombre Común 1. CHINCOl/CHINKOL 2. PICAFLOR, COLIBRI/PINDA 3. PITIO, PITIGUE/PITIU 4. CACHAÑA/RAWILMA 5. FÍO-FÍO,WIO/WIYU 6. COMETOCINO/KICHAN

Nombre Científico Zonotrichia capensis Sephanoides galeritus Colaptes pitio Enicognathus ferruginea Elaenia albiceps Phrygilus patagonicus

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Familia Zoológica Emberízidos Troquílidos Pícidos Psitácidos Tiránidos Fringílidos


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6

Fig.212: Aves nativas asociadas a bordes de bosques y zonas de matorral de la Araucanía y el sur de Chile. Fotos: Juan C. Gedda (1,2,3,6); Manuel Gedda (3,4). Nombre Común 1. TIJERAL/TIJERRA UNÜM 2. ZORZAL/WILKE, HUILQUI 3. CHOROY/CHOROY, RAWILMA 4. JILGUERO/ZIWI 5. DIUCÓN/URKO 6. DIUCA/ZIUKA

Nombre Científico Leptasthenura aegithaloides Turdus falklandii Enicognathus leptorhynchus Carduelis barbatus Xolmis pyrope Diuca diuca

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Familia Zoológica Furnáridos Muscicápidos Sitácidos Fringílidos Tiránidos Fringílidos


1

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6

Fig.213: Aves nativas asociadas a espacios abiertos y ambientes de pradera de la Araucanía y el sur de Chile. Fotos: Juan C. Gedda (2,4,5); Manuel Gedda (1,3,6). Nombre (español /mapuche) 1. TENCA/TENKA, TRENKA 2. CHINCOL/MEÑKUTOKI 3. BANDURRIA/RAKIÑ 4. TREILE, QUELTEHUE/TREGÜL 5. LOICA/LLOYKA 6. CHURRETA

Nombre Científico Mimus thenca Zonotrichia capensisc Theristicus melanopsis Vanellus chilensis Sturnella loyca Cinclodes patagonica

297

Familia Zoológica Mímidos Emberízidos Treskionitidos Carádridos Emberízidos Furnáridos


1

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5

6

Fig.214: Aves de humedales de la Araucanía y zona centro-sur de Chile. Fotos: Juan C. Gedda (1,2); Manuel Gedda (2,3); Jaime Jiménez (5); Alvaro Marín (6). Nombre Común 1. PICURIO/PIKURIO 2. GARZA CHICA 3. SIETECOLORES 4. TAGÜITA/KUTIMACHI 5. PERRITO 6. PATO RANA/WEN-WEN

Nombre Científico Podylimbus podiceps Egretta thula Tachuris rubrigastra Porphyriops melanops Himantopus mexicanus Oxyura jamaicensis

298

Familia Zoológica Podicépidos Ardeidos Tiránidos Rálidos Recurviróstridos Anátidos


1

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6

Fig.215: Aves de humedales de la Araucanía y sur de Chile. Fotos: Alvaro Marín (1); Jaime Jiménez (2); Manuel Gedda (3,6): Juan C. Gedda (4,5). Nombre Común 1. AVUTARDA, KANKEN 2. PATO REAL/GUIRIWIL 3. CISNE CUELLO NEGRO 4. TAGUA/TAWA 5. HUALA/WALA 6. PATO CORRENTINO

Nombre Científico Chloephaga melanoptera Anas sibilatrix Cygnus melancorhyphus Fullica armillata Podiceps major Merganetta armata

299

Familia Zoológica Anátidos Anátidos Anátidos Rálidos Podicépidos Anátidos


1

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A

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6

B

Fig.216: Aves rapaces presentes en diversos ambientes de la Araucanía y el sur de Chile. Fotos: Jorge Contreras (1); Juan C. Gedda (2,3,4); Jaime Jiménez (5,6). Nombre Común 1. TIUQUE CORDILLERANO 2. BAILARÍN, PEUCO BLANCO 3. TIUQUE, CHIMANGO/TRIWKI 4. AGUILUCHO/ÑAMKU 5. CERNICALO/OKORI 6. ÁGUILA/CALQUIN

Nombre Científico Phalcoboenus albogularis Elanus leucurus Milvago chimango Buteo polyosoma Falco sparverius Geranoaeutus melanoleucus

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Familia Zoológica Falcónidos Falcónidos Falcónidos Accipítridos Falcónidos Accipítridos


1A

!B

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6

Fig.217: Aves rapaces presentes en diversos ambientes de la Araucanía y el sur de Chile. Fotos: Alvaro Marín (1,5); Manuel Gedda (3,4): Juan C. Gedda (5): Jaime Jimenez (6). Nombre Común 1. CONDOR/MANQUE 2. JOTE/CANIN KURREU LONKO 3. GALLINAZO 4. AGUILUCHO CHICO 5. NUCO, LECHUZON/NUKO 6. TUCUQUERE/TOU-TOU

Nombre Científico Vultur gryphus Coragyps atratus Cathartes aura Buteo albigula Asio flameus Buho magellanicus

301

Familia Zoológica Catártidos Catártidos Catártidos Accipítridos Estrígidos Estrígidos


1

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Fig.218: Algunas mamíferos presentes en los ambientes de la Araucanía. Fotos: J.C. Gedda (1,3); M. Gedda (4,6); V. Hazeldine (5); R. Rageot (4). Nombre Común 1. PUMA, LEÓN, PANGUI 2. PUDÚ, VENADO CHILENO 3. ZORRO DE DARWIN, ZORRO CHILOTE 4. MONITO DEL MONTE, KOD-KOD 5. CULPEO, ZORRO COLORADO 6. COIPO

Nombre Científico Puma concolor Pudu pudu Lycalopex darwini

Dromiciops gliroides Lycalopex culpaeus Myocastor coipus

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Familia Zoológica Félidos Cérvidos Cánidos Microbiotéridos Cánidos Miocastóridos


1

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6

Fig.219: Algunos anfibios y reptiles presentes en la Araucanía. Fotos: M. Gedda (2,4,5); J. C. Gedda (3); J. Jiménez (1); R. Rageot (8). Nombre Común 1. SAPITO DE DARWIN 2. SAPO CUATRO OJOS 3. RANA ARBÓREA 4. LAGARTIJA 5. LAGARTIJA 6. LAGARTO

Nombre Científico Rhinoderma darwini Pleurodema bibroni Hylorina sylvatica Liolaemus sp. Liolaemus sp. Pristidactylus torquatus

303

Familia Zoológica Dendrobátidos Leptodactílidos Leptodactílidos Iguánidos Iguánidos Iguánidos


BIBLIOGRAFÍA

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304


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305


PUBLICADO CON 306 EL APORTE DE: SERVICIO DE COOPERACIÓN TÉCNICA REGIÓN DE LA ARAUCANÍA PROGRAMA TERRITORIAL INTEGRADO DE TURISMO CORFO ARAUCANÍA Ediciones Sede Regional Villarrica Pontificia Universidad Católica de Chile


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