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Una soledad con alas

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#NoTodoEsCine UNA SOLEDAD CON ALAS

texto ANDREI MALDONADO

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De pronto, la habitación se fue llenandodepolillas.Lashabíadetodo tipo, de todos los tamaños. Las pequeñassehabíanancladoalinterior delropero,devorandosuguardarropa. Las más grandes se paseaban entre los libros, alimentándose por igual de CortázarquedeJoyce.

Recordaba cuando empezaron a proliferar. Primero no les dio importancia, achacabasu presencia a unas bolsas de harina sin usar en la despensa o al pan viejo, el cual carecía de trascendencia. Poco a poco fueron ganando terreno, empujándolahaciasu habitación.

Comenzaron apoderándose por completo de la cocina. Le siguió la sala, de donde parecían emerger del acojinado del sillón. Revoloteaban de aquíparaallá,desdeelvestíbulohacia las habitaciones de la planta alta, subiendo por la escalera de c aracol, cubriendolasparedes.

Inútilintentarexterminarlas.Entremás las mataba, más aparecían. Terminó por encerrarse en su alcoba, pero llegaron ahí también. Se filtraban por entreloshuecosquedejabalapuerta, a través de la cerradura. Parecía qu e las polillas venían con el polvo que se colabaporlaventana.

Una noche ellas triunfaron, se irguieron victoriosas como dueñas de la casa. No había rincón que no estuviera tapizado por miles de alas grises y blancas, millones de antenas y patas. Manchas revoloteando, agitándose, revolviendo el ambiente, sonandoalunísonocomohimnotriste.

Se cansó de luchar, pues habían llegado hasta su cabeza. Ocupaban sus pensamientos, dominaban sus sueños. Decidió cerrar los ojos. Cuando se descalzó sus pies no tocaron el piso: una alfombra cálida y vibrante impidió que sus plantas chocaran con el frío suelo. Al desvestirse y echarse a dormir un cosquilleo móvil le recorrió la espina dorsal.

Cuando la encontraron estaba desnuda en la cama. Tenía dos mariposas negras sobre sus pechos, sus ojos eran dos hadas blancas que volaron asustadas ante la presencia de extraños y se desvanecieron en el aire. Su cabello parecía una red de pescador, donde estaban atrapadas decenasdeellas,sinpodervolar.

Porque ella misma había sido una mariposa nocturna, algo de su interior había volado ya lejos, muy lejos, desde hace tiempo. En su aislamiento sólo consiguió la compañía de las polillas.

Alimentándonos del séptimo arte

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