Ejercicios de estilo | Raymond Queneau

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EJERCICIOS DE ESTIL O

RAYMOND QUENEAU TRADUCCIÓN: IDEA VILARIÑO





EJERCICIOS DE ESTILO



EJERCICIOS DE ESTIL O

RAYMOND QUENEAU TRADUCCIÓN: IDEA VILARIÑO


Raymond Queneau Traducci贸n: Idea Vilari帽o WOLKOWICZ EDITORES wolkowiczeditores.com.ar ISBN: 223-9345-8123-1-5 Impresi贸n: 4 tintas | Soriano 2462 |


ÍN

- Anotación -

-

S -

U

E

Ñ

O

P

R

E

C

S O R P R E S A S -

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I

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T

I

N

- OVITEJBUS OTCEPSA LE

B

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E

DI S

- DISTINGOS

- A

- Interrogatorio

PA R T A D O S -

C

T O R P E

- INJURIOSO | -

I N T E R J E C C I O N E S

E


Anotación En el S, a la hora de mayor afluencia. Un tipo de unos veintiséis años, que lleva un sombrero de fieltro con un cordón en lugar de la cinta, con un cuello demasiado largo, como si se lo hubieran estirado. La gente desciende. El tipo en cuestión se irrita con un vecino. Le reprocha que lo empuje cada vez que pasa alguno. Tono lacrimógeno que quiere ser avieso. Al ver un asiento vacío se precipita sobre él. Dos horas más tarde lo encuentro en la plaza de Roma, delante de la estación Saint-Lazare. Está con un camarada que le dice: “Deberías hacer poner un botón suplementario a tu sobretodo”.Le muestra dónde (en el cuello) y por qué.



¡Mire que estábamos apretados sobre aquella plataforma del autobús! ¡Y qué aspecto tan estúpido y ridículo tenía aquel tipo! ¿Y qué hace? ¡No se pone a buscar camorra a un señor que —¡eso decía! ¡el hijo de papá!— lo empujaba! ¡Y en seguida no se le ocurre nada mejor que arrojarse sobre un asiento que quedó libre! ¡En vez de cedérselo a una dama! ¿Adivinan a quién me encuentro, dos horas después, en la estación Saint-Lazare? ¡Al mismo pitucón! ¡Y haciéndose dar consejos modisteriles! ¡Por otro como él! ¡SI ES PARA NO CREER!


S O R P R E S A S


S

U

M E A D O B R C A P R M Ú D I T R N O S E S O C O D E Z V E N L L L A A N P O E L L A D E D E J E D E

E

Ñ P M

A I

O R

E

C

U E R T O D O R U M O S O Y A R A D O , O E S E N C I A L T I P L E S E I N S T I N T A S , E N E L A S C U A L E S O B S T A N T E D I B U J A B L A M E N T E , N B A S T A N T E N I T I , L A F I G U R A D E U N J O C U Y O C U E O D E M A S I A D R G O P A R E C Í U N C I A R Y R S Í S O L C A R Á C T E R V E Z C O B A R Y G R U Ñ Ó L P E R S O N A . L A C I N T S U S O M B R E R A

Í

L

A R

E

Q D E N C

E A N S , , A Y O A A O A N A O


H P C A C C V Y D S H D S L U O M N C Z U Q “ C B B

A B Í A S I D O R E E M L A Z A D A P O R U N C O R D O N I T O T R E N Z A D O C O N T I N U A I Ó N D I S C U T Í O N U N I N D I I D U O A L Q U O N O V E Í A , E S P U É S , C O M I E L M I E D O S U B I E S E A P O E R A D O D E É L E A R R O J A B A A S O M B R A D N P A S I L L O . T R A P A R T E D E L S U E Ñ O M E L U E S T R A C A M I N A N D O A P L E O S O L A N T E L A E S T A I Ó N S A I N T L A A R E . E S T Á C O N C O M P A Ñ E R U E L E D I C E D E B E R Í A S H A E R A G R E G A R U O T Ó N A T U S O R E T O D O ” .

E N

E S O

M E

D E S P E R T É .

. A E Y O E , A E O N O : N -


T

I

B

E

No sé muy bien dónde sucedió... ¿en una iglesia, en un tacho de basura, en un osario? ¿Tal vez en un autobús? Había... ¿pero qué diablos había? ¿Rábanos, perdices, tapices? ¿Esqueletos? Sí, pero que tenían todavía la carne en torno de ellos, y vivos. Sí, estoy seguro de que era eso. Gente en un autobús. Pero había uno (¿o dos?) que se hacía notar, ya no sé muy bien por qué. ¿Por su megalomanía? ¿Por su adiposidad? ¿Por su melancolía? mejor dicho... más exactamente... por su juventud adornada por un largo... ¿naso? ¿mentón? ¿pulgar? no: cuello, y por un sombrero raro, raro, raro. Se puso a discutir —sí, eso es—, con otro pasajero (¿hombre o mujer? ¿niño o viejo?). Eso se acabó, eso al fin y al cabo se terminó de alguna manera, probablemente por la huida de uno de los dos adversarios. Estoy casi seguro de que fue ese mismo personaje el que me volví a encontrar, ¿pero dónde? ¿frente a una iglesia? ¿frente a un osario? ¿frente a un tacho de basura? Con un camarada que debía estar hablándole de alguna cosa, pero ¿de qué? ¿de qué? ¿de qué?


T

U

O

S

No sé muy bien dónde sucedió... ¿en una iglesia, en un tacho de basura, en un osario? ¿Tal vez en un autobús? Había... ¿pero qué diablos había? ¿Rábanos, perdices, tapices? ¿Esqueletos? Sí, pero que tenían todavía la carne en torno de ellos, y vivos. Sí, estoy seguro de que era eso. Gente en un autobús. Pero había uno (¿o dos?) que se hacía notar, ya no sé muy bien por qué. ¿Por su megalomanía? ¿Por su adiposidad? ¿Por su melancolía? mejor dicho... más exactamente... por su juventud adornada por un largo... ¿naso? ¿mentón? ¿pulgar? no: cuello, y por un sombrero raro, raro, raro. Se puso a discutir —sí, eso es—, con otro pasajero (¿hombre o mujer? ¿niño o viejo?). Eso se acabó, eso al fin y al cabo se terminó de alguna manera, probablemente por la huida de uno de los dos adversarios. Estoy casi seguro de que fue ese mismo personaje el que me volví a encontrar, ¿pero dónde? ¿frente a una iglesia? ¿frente a un osario? ¿frente a un tacho de basura? Con un camarada que debía estar hablándole de alguna cosa, pero ¿de qué? ¿de qué? ¿de qué?


12

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S

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P

R

E

C

I

S

I

O

N

E

S

A las _ _ y _ _ , en un ómnibus de la línea _ , de _ _ metros de largo, _ , _ de ancho y _ , _ de altura, a _ kilómetros de su punto de partida, en momentos en que cargaba _ _ personas, un individuo de sexo masculino, de _ _ años, _ meses y _ días, de _ , _ _ de altura, que pesaba _ _ kilos y llevaba sobre la cabeza un sombrero de _ _ centímetros de alto cuya copa estaba rodeada por un cordón de _ _ centímetros de largo, interpeló a un hombre de _ _ años, _ meses y _ días, de _ , _ _ de estatura, y que pesaba _ _ kilos, valiéndose de _ _ palabras cuya emisión duró _ segundos y que hacían alusión a desplazamientos involuntarios de _ _ a _ _ milímetros. Va enseguida a sentarse a unos _ metros _ _ de allí. _ _ _ minutos más tarde, se encontraba a _ _ metros de la estación Saint-Lazare, por la entrada del este, y se paseaba de un lado a otro sobre un trayecto de _ _ metros con un camarada de _ _ años de edad, de _ metro _ _ de altura y que pesaba _ _ kilos, quién le aconsejaba en _ _ palabras que desplazara _ centímetros en la dirección del cenit, un botón de _ centímetros de diámetro.


OVITEJBUS OTCEPSA LE


Aquel día yo no estaba desconforme con mi vestimenta. Inauguraba un sombrero nuevo, bastante coquetón, y un sobretodo que yo tenía en mucho. Me encontré en la estación Saint-Lazare con X, que trató de arruinarme el día buscando demostrarme que ese sobretodo tiene el cuello demasiado desbocado y que yo debería agregarle un botón suplementario. Con todo, no se animó a meterse con mi cubresesera. Un poco antes le canté cuatro frescas bien cantadas a un pedazo de bruto que me empujaba groseramente, por gusto, cada vez que pasaba gente que subía o bajaba. Esto sucedía en uno de esos inmundos buses que se llenan de populacho precisamente a la hora en que yo debo consentir en utilizarlos.


En un autobús En un autobús (que no hay que tomar por un otroobús), yo vi (no quiere decir que yo lloviera) un individuo (no vi un dúo indio) que llevaba puesto un sombrero (no que estaba a la sombra de un puestero) circundado

circundado

por un cordón por un cordón (no acordonado por un circón). Lucía un larguísimo cogote (no hablo del coquísimo largote de Lucía). Como la gente (no quiere decir que me comiera a la gente) comenzó a dar empujones (no que empujó a dar comezones) vi que otro pasajero (no que un potro viajero) desplazó

vi que otro pasajero


al susodicho

al susodicho (no desdichó al suplazado). Aqueste se puso a protestar (no que este pero al ver un asiento libre se propuso testear) pero al ver un asiento libre (no pero siento verla libre) se precipitó sobre él (no se cipresó sobre el pito).

Lo divisé un pocoLo más tarde divisé un poco más tarde (no más lo icé un poco tarde) ante la estación Saint-Lazare (que no es un santón al azar) conversando con un amigo (no amigando con un converso) a propósito de un botón de su tapado

tapado (que no hay que confundir con un bocado de su tapón). DISTINGOS

conver -


Interrogatorio — A las 12 y 38. — Montones. — A un particular que tenía el cuello muy largo y una trencilla alrededor del sombrero. — Al principio, no; era normal. Pero terminó por revelarse como el de un ciclotímico paranoico ligeramente hipotenso en un estado de irritabilidad hipergástrica. — El particular en cuestión interpeló a su vecino en un tono quejicoso preguntándole si acaso le estaba pisando los pies a propósito cada vez que subían o bajaban pasajeros. — Lo ignoro. —¿Cómo terminó ese incidente? — Por la fuga precipitada del joven que fue a ocupar un asiento libre. — Menos de dos hora después. — En la reaparición de ese individuo en mi camino. — Cuando pasaba en autobús ante la plaza de Roma. — Estaba haciendo una consulta sobre cuestiones de elegancia.


Interrogatorio —¿A que hora pasó ese día el autobús de la línea S de las 12 y 20 en dirección a la puerta de Champerret? —¿Había mucha gente en el autobús de la línea S arriba mencionado? —¿Qué notó usted de particular? —¿Era su comportamiento tan singular como su atavío y su anatomía?

—¿Cómo se traducía todo eso? —¿Era fundado tal reproche? —¿Cómo terminó ese incidente? —¿Tuvo ese incidente alguna secuela? —¿En qué consistió dicha secuela? —¿Dónde y cómo lo volvió a ver usted? —¿Qué estaba haciendo esa persona?


El ómnibus llegó abarrotado de pasajeros. Con tal que no lo pierda, qué suerte todavía hay un lugar para mí.

A

Uno de ellos

PA

llevaba un sombrero de fieltro rodeado por una especie de cuerdecita qué pretencioso resulta eso

y de repente se puso

R

a vituperar a un vecino

el otro no hace caso de sus historias

haciéndole reproches porque lo pisaba a propósito

los pies. Pero en cuanto quedó un asiento libre dentro del coche

que decía yo,

se dio vuelta y corrió a sentarse.

Alrededor de dos horas más tarde

se encontraba en la plaza de Roma en compañía de un amigo

un papanatas de su misma clase

que le señalaba con el índice un botón de su sobretodo.


tiene una facha ridícula con un pescuezo desmesurado

pero qué le ha dado ahora

T A las coincidencias son curiosas,

parece que quiere pelea pero se va a desinflar

D

O S ¿Qué bobadas le estará diciendo?


detenerme aquí.

plicado. La transición. Tanto más cuando no hay transición. Prefiero

Me pregunto cómo hice. Pero aún falta lo más difícil. Lo más com-

miedo a los golpes. Pues bien, ya he contado la mitad de mi historia.

quedaba un asiento libre en el interior del coche, como si tuviera

testado de ese modo, fue a sentarse rápidamente en cuanto vio que

o bajar a otros pasajeros. Tanto más cuando, después de haber pro-

que este último lo pisaba cada vez que se apretaba para dejar subir

no la tuvo cuando se puso a injuriar a su vecino con el pretexto de

T O R P E


todo, hay que tener mesura. Aquel tipo de la plataforma del ómnibus

escribiendo que uno se vuelve escribidor. Esta me salió bien. Con

Sébastien-Bottin. Por qué no iba yo a prosperar después de todo. Es

cer por los señores de la Academia Francesa, del Flora y de la calle

posible que eso fuera original. Podría ser que eso me hiciera cono-

trenza de su sombrero de fieltro enhastado su largo pescuezo, es

Mire usted, eso no está mal. Si escribiera: tomemos al pituco por la

nuevo un lugar común. Y además aquel tipo no tenía nada de toro.

de ahí. Qué se le va a hacer. Tomemos al toro por las guampas. De

ta que estoy de nuevo en el punto de partida. No voy a salir nunca

tengo la costumbre de escribir. Mierda, no sé cómo hice pero resul-

inhiben las reglas de la tragedia, del soneto o de la oda porque no

con algo que vi hoy aunque yo no sea más que un aficionado al que

de “poner por escrito” que es sin embargo lo que yo quería hacer

leídos por los lectores a los que repelen las fórmulas hechas del tipo

en los manuscritos que los editores publican una vez que han sido

para los editores que buscan la originalidad que les parece necesaria

una de esas expresiones hechas que repelen a los lectores que leen

por escrito. Poner por escrito no me parece muy brillante. Debe ser

escrito. En fin. En todo caso, hoy vi algo que tengo ganas de poner

me inhibe. No es cosa para aficionados. Todo eso ya está bien mal

bir una tragedia o un soneto o una oda, pero están las reglas. Eso

No tengo costumbre de escribir. No sé hacerlo. Me gustaría escri-


INJURIOSO | Después de una espera asquerosa bajo un sol infame, terminé por subir a un autobús inmundo donde se apretaba unabandadeimbéciles.Elmás imbécil entre aquellos imbéciles era un granujiento de cogote desmesurado que llevaba sobre la piojera un sombrerete ridículo que tenía un cordoncito en vez de la cinta. Ese pretenciósico se puso a rezongar porque un viejo imbécil le pisoteaba los de abajo con un furor senil; pero no tardó en desinflarse


y se largó en dirección de

un asiento vacío húmedo aún del sudor de las nalgas de anterior ocupante. Dos horas más tarde, mala suerte, me topo con el mismo IMBÉCIL mientras este peroraba con otro imbécil delante de ese monumento vomitivo que llaman estación Saint-Lazare. Charlaban acerca de un botón. Me dije entonces: por más que haga bajar o subir su forúnculo, ese imbécil de porquería va a seguir siempre siendo un asco.


I N T E R J E C C I O N E S


¡Pst!

¡eh!

¡ah!

¡oh!

¡hum!

¡ay!

¡uf!

¡ja!

¡mire!

¡oh!

¡bah!

¡ufa!

¡Oiga!

¡epa!

¡ay!

¡ah!

¡vamos!

¡dale!

¡úii!

¡Ah, sí!

¡ah!

¡bah!

¡oh!

¡ahá!

¡bue!









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