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L U P I Ă N
Cantos de medianoche
ArteSanoDigital
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Cantos de medianoche
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Ana, siempre Ana
Preludio Las siguientes historias, sin excepción, me fueron tarareadas al oído por ti, durante las cincuenta madrugadas que me poseíste.
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1 Todos mis amigos estรกn muertos. Unos enterrados bajo una cruz. Otros, bajo la capa mรกs purulenta de mi desprecio.โ ฉ
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2 En el 煤ltimo caj贸n del gabinete guardo los fetos de todos los hombres que nunca fui.
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3 Cuando todos duermen, emerjo del pantano de la desidia para enmendar mis aletas rotas.
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4 Sangre, semen y recuerdos mutilados escurren por mis muslos, estancándose en los pies de tu cripta. Feliz aniversario, cariño.
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5 Mientras me besas, los gusanos abandonan mis muelas cariadas y se filtran hacia tu coraz贸n, marchitando todo a su paso.
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6 Todas las noches un color me abandona. El final estรก cerca, ya sรณlo puedo verte en blanco y negro.โ ฉ
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7 Cuando tengo insomnio armo cajas de cart贸n y las relleno con mis peores momentos. Luego las desarmo y vuelvo a comenzar hasta extraviarme.
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8 Sé que no existes, que sólo eres una de las proyecciones de este sueño deletéreo en el que me encuentro sumergido desde el accidente.
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9 Convencido de que el desapego sosegaría la angustia, eliminé a todos mis amigos… excepto a ti, querido doppelgänger.
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10 ¿Para qué devanarme los sesos buscando el orden preciso de las palabras si cuando se duerma la luz sólo seré el rastro baboso de un caracol?
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11 Cuando las letras se desmoronan regreso a la soledad de mi cama para soĂąar las historias que nunca escribirĂŠ.
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12 Abandono, maldita ave de rapi単a que se alimenta de mis proyectos inconclusos, de mis letras imprecisas, de mis relaciones fallidas.
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13 Te desvaneces poco a poco. Un brazo, una pierna‌ Ahora sólo quedan tus ojos, que me observan mientras escribo.
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14 La ventana se abre y el viento me dice que todo estará bien. Salto… Antes del impacto despierto. Escribo el sueño, la ventana se abre.
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15 Desconecto el arbolito, termino la copa de vino y, murmurando «nos vemos el año que entra, corazón», coloco tus restos en la nevera.
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16 Arrojé mi último apéndice a la pira donde arden tus restos, sabiendo que, al apagarse, el frío y la noche me sepultarán.
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17 Antes de dormir reviso mis muñecas, para saber si lo que estoy por soñar serán los recuerdos de un muerto o las fantasías de un vivo.
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18 Por las noches escribo tu nombre en la pared para no olvidarte al despertar. Mas no te recuerdo: la pared estรก llena de otros nombres.
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19 Desde el incidente estoy atrapado en un flujo infinito de letras, buscando la combinaci贸n que me muestre la salida y me revele lo que soy.
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20 Todas las noches descubro los espejos, para que los que viven detrรกs del azogue salgan y me susurren sus secretos.
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21 A veces pienso que soy simplemente la vida imaginaria de alguno de mis mortinatos. 
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22 Cuando mi cuerpo comienza a desdibujarse y los sonidos me abandonan, sĂŠ que estĂĄs a punto de despertar.
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23 Provocarme el v贸mito ingiriendo tinta negra se ha convertido en la soluci贸n para liberarme de los monstruos que me poseen por las noches.
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24 Acomodé las letras de tu nombre en el orden preciso y un arcoíris negro nació a mis pies. ¿Te encontraré del otro lado?
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25 La angustiosa inevitabilidad de pensar en la muerte al escuchar el llanto de un reciĂŠn nacido.
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26 Jaqueca, cuerpo cortado, escurrimientos, escalofríos, alucinaciones… Sólo estoy volviendo a mi forma original.
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27 Por la maĂąana rompĂ un espejo y de cada fragmento surgieron otros yo, que se pasean sonrientes por la ciudad, rompiendo otros espejos.
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28 Subí al techo para aullarle a la luna y un polvo grisáceo me cubrió los ojos. Desde entonces puedo verte tal cual eres… Tengo miedo.
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29 Cada vez que te sue帽o, mis ap茅ndices se marchitan, mis pr贸tesis se desprenden y el engranaje de mi coraz贸n colapsa.
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30 Todas las noches reviso los peri贸dicos y todas las noches me desilusiono al no encontrar mi nombre en los obituarios.
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31 Anoche asaltaron mi casa. Obviaron las m谩quinas y los artificios, las p贸cimas y mis palabras: s贸lo se llevaron tus recuerdos.
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32 Tres c谩psulas de ibuprofeno yacen sobre el bur贸, por si decides regresar.
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33 De nuevo la opresiĂłn en el pecho, los gritos que astillan dientes y ventanas, el pĂĄnico al despertar sabiĂŠndome una marioneta.
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34 Apago las luces, pero en el techo se ilumina tu rostro, que gira y gira, deformĂĄndose, escurriĂŠndose, ahogĂĄndome...
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35 SĂłlo me dejo ver por las noches para evitarte la repulsiĂłn de saberme sin sombra.
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36 Los cuervos despellejados que son mis dedos colapsan al no poder traducir las oscuras imรกgenes que me provocas.
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37 Los tentĂĄculos de la desesperanza se enredan en mi cuello, apretando hasta despojarme de la palabra que habĂa inventado para llamarte.
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38 Existen palabras que por sĂ solas provocan pesadillas. A esas las entierro bajo la buganvilia, junto a tus cartas.
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39 Conforme amanece, el anfiteatro se llena de presencias. Diferentes dimensiones y colores, pero todas con tu mismo rostro espectral.
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40 En el interior de la palabra que inventé para invocarte existe otra más precisa con la que tú me invocas todas las noches.
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41 Tu nombre, que tatué en mi antebrazo el día que te conocí, se ha ido desvaneciendo… Sólo queda un par de símbolos que no logro descifrar.
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42 Hay días donde soy capaz de señalar todo lo visible y lo invisible. Pero en noches como ésta sólo puedo nombrarte.
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43 Al principio imaginaba que vivía en un continuo déjà vu. Ahora sé que sólo me estoy repitiendo.
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44 Cada a単o mis hijos nonatos me visitan. Me solazan con sus dulces gorjeos y se llevan un fragmento de mi nombre.
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45 Mi crรกneo de neรณn titila cada vez que te encuentro detrรกs del papel tapiz.โ ฉ
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46 La espina ponzoñosa que tengo clavada en el corazón se adentra un milímetro más cada vez que te veo morir.
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47 Cuando llegas me gusta tocarte para comprobar que no eres s贸lo una de la presencias que suelen atormentarme.
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48 Hay noches que ni los libros ni el cafĂŠ logran disuadirme de abrir la ventana y dejarme engullir por el abismo.
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49 Tu voz suena detrĂĄs de la pantalla. Sugerente. Fatal. Me abandono, una vez mĂĄs, y beso tus labios de cristal lĂquido hasta desaparecer.
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50 Los cantos de medianoche me conducen hasta la pira ancestral. Me desnudo, te ofrezco mi carne estropeada. Las voces se apagan, por fin.
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(Ciudad de México, 1977) Cursó el diplomado de “Literatura fantástica y ciencia ficción” en la Universidad del Claustro de Sor Juana. Ex alumno de Sogem, de la EME y de la Universidad de Miskatonic. Sus cuentos han sido traducidos al inglés, francés e italiano, y publicados en revistas literarias y en diversas antologías. Autor de Efímera, Mortinatos, Trilogía Cthulhu, La muerte chiquita, El visitante, La maniobra de Heimlich, Los niños de Arkham, El empalme de los gnomos y El libro de agua. Es cofundador y director de Penumbria, revista fantástica para leer en el ocaso. mortinatos.tumblr.com
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ArteSanoDigital Este libro se realizó con la amistosa colaboración de: Penumbria Revista fantástica para leer en el ocaso • @RPenumbria • facebook.com/Penumbria • Miguel Lupián 2©15 @mortinatos ArteSanoDigital • Lía Romero @zolilokio • Andrés Galindo Licencia • Creative Commons
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Cantos de medianoche Se termina de editar este libro y se publica en los formatos PDF y ePub en el mes de noviembre del aĂąo 2015
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