EL DECLIVE DEL IMPERIO ROMANO
ACUEDUCTO DE LOS MILAGROS DE MÉRIDA.
La crisis desembocó en el abandono de numerosos edificios públicos y la reutilización de otros espacios, como los foros, para construir viviendas.
C O LAP S O M E RC A
LA CRISIS QUE A R LA POBREZA Y LA DEPRESIÓN MARCARON EL SIGLO III, PERO ESPECIALMENTE EN LA ESPAÑA PROVOCARON EL CIERRE MASIVO DE MINAS, PESQUERÍAS Y NEGOCIOS Y EL REGRESO DE LA ESDE HACE DÉCADAS, los
historiadores de la Antigüedad vienen D preguntándose por las razones que llevaron a que el siglo III equivaliera a un período de crisis, y de modo especialmente marcado en la Hispania romana. Además de algunas noticias disperJULIO MANGAS. CATEDRÁTICO DE HISTORIA ANTIGUA, UNIVERSIDAD COMPLUTENSE.
sas de los autores antiguos, se impone la realidad de los restos arqueológicos de muchas ciudades, en los que se manifiesta el abandono de un número considerable de edificios públicos, así como foros reutilizados para viviendas privadas y humildes. En algunos casos, las condiciones extremas obligaron al abandono total de la urbe. No sucedió lo mismo en la cabecera de las ciudades, cuyo centro administrativo se limitaba a dos o tres edificios, las que fueron siempre “ciudaLA AVENTURA DE LA
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des sin urbe”, más de la mitad de las 500 ciudades de Hispania. En la gran crisis económica del siglo III intervinieron factores muy diversos. Los más significativos fueron los que exponemos a continuación. OCASO DE LA MINERÍA TRADICIONAL.
Elogiar la riqueza minera de Hispania, un tópico de los autores antiguos, respondía a una realidad. Además de los grandes centros mineros (áreas de Cartagena, Sierra Morena, Río Tinto, sur
LAS CLAVES FALTA DE MANO DE OBRA.
La paz altoimperial interrumpió el flujo de prisioneros de guerra como esclavos mineros. COMPETENCIA. Un posible
envenenamiento con pescado hispano, el cambio de gustos y la pujanza africana causaron el abandono de las pesquerías. Y H U I D A . La oligarquía ur-
bana abandonó las ciudades para controlar mejor sus posesiones y evadir impuestos.
N TI L Y U RB AN O
RRUINÓ HISPANIA ROMANA. LOS HISTORIADORES INDAGAN DESDE HACE TIEMPO EN LAS RAZONES QUE POBLACIÓN AL CAMPO. JULIO
MANGAS EXPLICA LAS CAUSAS Y CÓMO SE SALIÓ DE LA RECESIÓN
de Portugal, noroeste peninsular, Las Médulas), abundaban otras pequeñas explotaciones, dispersas por el territorio peninsular. De los muchos metales extraídos durante los siglos anteriores, bastantes podían reciclarse y el bajo nivel de desarrollo técnico, así como los problemas de la mano de obra, contribuyeron a agravar esa crisis de la minería. Baste el ejemplo de las minas de Cartagena, en las que el aprovechamiento de la galena argentífera exigía nuevas técni-
cas para hacer galerías a mayor profundidad. Las minas del noroeste hispano sufrieron las consecuencias de la mayor integración de su población en la ciudadanía romana: hasta los inicios del siglo III, el Estado exigía a las poblaciones libres, no ciudadanas, que aportaran jornadas de trabajo gratuitas para las actividades de las minas imperiales. Afectó a toda la minería la dificultad para aprovisionarse de mano de obra esclava; la paz romana del período altoimperial había impedido que miles de priLA AVENTURA DE LA
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sioneros de guerra se convirtieran en esclavos, destinados a trabajos mineros. Tal disminución de las explotaciones mineras repercutió en las ciudades cercanas a las minas, reduciendo su población y las actividades comerciales. AUGE Y CAÍDA DE LAS PESQUERÍAS. An-
tes de los inicios del período imperial, Hispania era ya famosa por la exportación de pescados en conserva a todo el Occidente del imperio. Las ciudades cercanas al Estrecho tuvieron la ¸
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¸ oportunidad especial de capturar atunes en las grandes manadas que entraban periódicamente desde el Atlántico, pero también otras de la costa levantina, incluida la propia Barcelona, se apuntaron al desarrollo de las pesquerías, de atunes o de otras especies. El consumo de pescado fue creciendo tanto que, durante los dos primeros siglos del Imperio, fueron creándose pesquerías en la costa portuguesa e incluso en algunos centros de la costa cantábrica (Lugo, Gijón...). Del nombre latino cetaria, pesquería, deriva el topónimo vasco Getaria. Desde inicios del siglo III, muchas de esas pesquerías fueron cerrando. ¿Hubo envenenamientos por comer pescados en mal estado? No es imposible que fuera una de las causas de las llamadas pestes que azotaron a la centuria. También se justifica el cierre de pesquerías por el simple cambio de gustos alimentarios, o bien por el desarrollo paralelo de muchas pesquerías en las costas del norte de África, más cercanas para abastecer el mercado mediterráneo. La realidad fue que disminuyó considerablemente la actividad pesquera. Pero hablar del cierre de muchas pesquerías lleva consigo el referirse al cierre de las alfarerías y de muchos centros salineros que se encontraban
pero repercutió igualmente en todo el tráfico interior, el destinado a llevar pescado en conserva a comunidades alejadas de la costa. MÁS PRESIÓN FISCAL... PERO NO PARA TODOS. El Estado ro-
Para poder atender a una mayor burocracia y a un incremento de las tropas que hicieran frente a las invasiones bárbaras, EL
contiguos o cercanos a las pesquerías. Envases cerá- ESTADO SUBIÓ LOS IMPUESTOS. micos de distinto tipo se empleaban para la conserva y el transporte del pescado, y la sal era el conservante básico, al margen de que, para el aliño de algunos pescados, se emplearan hierbas diversas. Fuera de los centros conserveros, se siguió necesitando de 28 a 30 kilogramos de sal por persona y año (conservas de carnes y verduras, aliño de alimentos, necesidades de animales y usos veterinarios o médicos), pero esa sal podía obtenerse también de las muchas salinas que había en el interior de la Península. La crisis de las pesquerías costeras incidió directamente en la disminución del mercado exterior, así como en todas las actividades portuarias,
mano venía obteniendo ingresos de Hispania de los impuestos a las ciudades y del arrendamiento de muchos bienes públicos como las minas, las salinas, las canteras, así como otras grandes extensiones de terreno, entre ellas muchos pinares destinados a la producción de madera y de resina, de la que se extraía la pez, imprescindible para impermeabilizar recipientes. Todas esas explotaciones de dominios del Estado eran arrendadas a particulares o a sociedades. Las necesidades económicas del Estado durante el siglo III se incrementaron para poder atender a una mayor burocracia y a un incremento de tropas militares, necesarias para frenar la presión de los pueblos bárbaros sobre las fronteras. En ese marco de necesidades, el Estado fue elevando paulatinamente la presión fiscal. Más aún, cada vez que el Estado hacía una excepción concediendo la inmunidad fiscal a algunas ciudades importantes para que pudieran seguir manteniendo la imagen pública de ciudades urbanizadas, esa carga recaía sobre otras. Es LOS TRABAJOS DEL CAMPO, detalle del mosaico
romano de Cherchell (Argelia). Muchos campesinos cedieron sus tierras a grandes propietarios para trabajarlas por una renta.
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go superior de los ecuestres, que desempeñaban cargos en la administración central con mayores posibilidades de incrementar su patrimonio. Y muchos libertos enriquecidos imitaron ese comportamiento de sus antiguos dueños. Cuando se empezaron a cerrar las vías de promoción al rango ecuestre porque aspiraban demasiados a estar en él, se perdió una parte del estímulo de esas oligarquías locales para desempeñar magistraturas locales. Muchos optaron por librarse de compromisos con la ciudad invirtiendo una parte de sus bienes en incrementar su patrimonio rural. Se abrió así la vía para que muchos oligarcas locales se fueran a vivir a grandes villas o mansiones rurales, desde las que controlaban mejor sus cada vez más extensas propiedades rústicas. Esa huida de las ciudades contribuyó al empobrecimiento paulatino de muchas de ellas. Además, vivir alejados del centro urbano les permitía no sólo librarse del desempeño de cargos sino también poder evadirse de la presión fiscal. Tal fue la respuesta de quienes aprovecharon la crisis para enriquecerse más.
FACTORÍA DE buir al pago de los gastos de significativo comprobar SALAZONES Y las fiestas públicas, civiles o cómo desde fines del siglo II GARUM de Baelo comenzó a ser frecuente la Claudia (Bolonia, religiosas de la ciudad. Más Cádiz). El cierre aún, antes de ser magistrados, figura del corrector civitatis, de pesquerías conllevó la debían hacer una declaración un personaje impuesto por clausura de el Estado para poner orden alfarerías, salinas pública de bienes y presentar y transportistas. avales que garantizaran el en la economía pública de alpago de multas ante casos de gunas ciudades. Ese mayor control fiscal del Estado incumplimiento o robos. Ni ellos ni comenzó a ser agobiante para muchos los miembros allegados de su familia propietarios o arrendatarios. Ya antes, podían concursar al alquiler de la exploalgunos campesinos habían preferido tación de ningún bien público de la ciuceder sus tierras a un gran propietario a dad. Yseguían sometidos a posibles inscambio de figurar como colonos del pecciones fiscales durante un quinquemismo; de ese modo, garantizaban un nio, incluso si emigraban a otra ciumínimo de ingresos y se libraban de los dad. Esas exigencias quedan muy clariesgos de las malas cosechas y de la ras en las leyes de las ciudades romanas HOMBRES Y MUJERES, AL BAÑO POR presión fiscal del Estado. En esas cir- de Hispania (lex Ursonensis, Irnitana, Ma- SEPARADO. Desde fines de la Repúcunstancias, con el añadido de la menor lacitana, Salpensana...). blica y durante los dos primeros siglos Si era tan gravoso el ser magistrado del Imperio, muchas ciudades de Hismano de obra esclava, más barata, los colonos, hombres libres sometidos a un de una ciudad, ¿por qué se aspiraba a pania habían competido por imitar el compromiso de trabajo con el gran pro- serlo? Ante todo, por tres razones bá- modelo de Roma construyendo, adepietario, fueron creciendo en número sicas: por el honor del cargo que apor- más de foros y templos, teatros, antaba cierta gloria en los medios socia- fiteatros, circos y grandes baños púdesde el siglo III. les de la ciudad, porque el desem- blicos. A eso llegaron no sólo las capeño de una magistratura les abría la pitales provinciales (Tarragona, CórdoLOS RICOS SE ENRIQUECEN MÁS. Pertenecer al sector de las oligarquías urba- vía para formar parte de modo vita- ba, Mérida), sino otras de menor entinas había conllevado siempre un com- licio del senado local y, en tercer lugar, dad (Zaragoza, Cartagena, Astorga, Sepromiso con su ciudad. Los magistra- porque muchos podían acceder al ran- góbriga, Termes) y otras. ¸ dos de las ciudades, además de no percibir ninguA FINALES DEL SIGLO II ECLOSIONÓ LA FIGURA DEL na remuneración por el CORRECTOR CIVITATIS, UN INTERMEDIARIO ESTATAL PARA desempeño de su cargo, ORDENAR LA ECONOMÍA PÚBLICA DE ALGUNAS CIUDADES estaban obligados a contri-
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des explotaciones mineras abandonadas por el Estado mantuvieron algunas actividades a cargo de particulares. Las minas de hierro, dispersas por el territorio de Hispania, pudieron seguir ofreciendo los resultados de una producción necesaria. Y lo mismo sucedió con las canteras. Igualmente, las salinas de interior siguieron manteniendo una actividad necesaria. – La salida de la crisis en muchas ciudades del interior hacia un cambio de modelo implicó que desaparecieran muchos pequeños propietarios que se convirtieron en asalariados o en colonos de los grandes terratenientes. Puede decirse que el sistema dejó de ser un sistema esclavista: no desapareció la esclavitud, pero decreció la mano de obra esclava, reducida en muchos casos a esclavos domésticos. Naturalmente, ello trajo consigo una mejora de las condiciones de vida del esclavo, a lo que no fue ajeno el peso de los cambios ideológicos, traídos por el estoicismo y el neoplatonismo, para cuyas ideologías el esclavo tenía también alma como los libres. No puede olvidarse nunca que, aunque el cambio de modelo fue lento, pudo hacerse con más facilidad al deber atender a un volumen de población de unos 5-6 millones de personas que poblaban el ámbito de la Hispania romana. Además de las llamadas pestes, la elevada mortandad infantil, así como las frecuentes muertes de madres en los partos y las pérdidas de vidas humanas de soldados, contribuyeron a que los niveles demográficos no cambiaran mucho durante toda la Antigüedad. I
ALGUNOS MARGINADOS FORMARON BANDAS ARMADAS COMO MEDIO DE SUBSISTENCIA, LO QUE MOTIVÓ QUE MUCHAS VILLAS RÚSTICAS SE AMURALLARAN
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Las ideas morales del estoicismo y del neoplatonismo fueron ganando adeptos. Ya el emperador Marco Aurelio, reconocido estoico, había hecho una valoración negativa de los juegos gladiatorios, indicando además que el fisco imperial se desentendía de tales horrores. Disponemos también de datos arqueológicos que testimonian que los baños públicos de varias ciudades se cerraron no sólo por razones económicas sino porque muchos veían una fuente de inmoralidad en los baños colectivos por más que los de hombres y mujeres se hicieran en estancias separadas o, cuando no era posible, en horarios distintos. Un poco más tarde, tras el triunfo del cristianismo, fueron prohibidos. INCURSIONES BÁRBARAS Y BAGAUDAS.
La historiografía moderna atribuyó una gran importancia a las incursiones de pueblos bárbaros como factor decisivo de la crisis del siglo III. Ahora se puede matizar mejor su incidencia, ya que tales incursiones de francos y alamanes tuvieron lugar en la segunda mitad de la centuria, cuando ya se habían manifestado los síntomas más importantes de la crisis. Por otra parte, no resultó militarmente difícil resolver ese problema de los bárbaros. Algunos pudieron ser incorporados fácilmente entre la población local, otros murieron en los enfrentamientos y otros fueron expulsados de Hispania. Más peligroso resultaba el conjunto de marginados, de bagaudas, que llegaron a formar bandas armadas como medio de subsistencia, pero también éstos, que siguieron aflorando en el siglo IV, terminaron siendo asumidos por el sistema. Ese movimiento fue sin duda uno de los factores que contribuyeron a que algunas villas rústicas, las situadas en zonas más peligrosas, terminaran dotándose de recintos murados. LA NUEVA SOCIEDAD QUE ALUMBRÓ LA CRISIS. La salida de la crisis condujo a la creación de un nuevo modelo económi-
El estoicismo impulsado por MARCO AURELIO ganó adeptos. El fisco abandonó el patrocinio de los juegos gladiatorios y se cerraron baños públicos.
co y social que estuvo marcado por los siguientes rasgos: – Como la presión fiscal del Estado no disminuyó, los grandes propietarios siguieron abandonando las ciudades para evitar el excesivo control del fisco, incrementando así el número de las grandes villas rústicas. – El Estado no dudó en librar del pago de impuestos a algunas ciudades que servían de referencia para mantener la imagen de una civilización urbana. A veces tuvo que obligar a esos oligarcas locales a que desempeñaran los cargos político-administrativos de sus ciudades. – Algunas ciudades de la costa mediterránea (Málaga, Elche, Barcelona...) recuperaron sus tradicionales actividades pesqueras y salineras. Muchas granLA AVENTURA DE LA
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