Dimensión
Místico-Religiosa de la Castidad
Noviciado Paulino Iberoamericano Medellín, Colombia Presentan:
Ángel Arias Farud Bríñez Didier Rojas
“Quien ha recibido el carisma de la virginidad se siente motivado a vivir sólo para Dios”. El célibe se encuentra solo ante Dios, ya que no comparte su existencia con otra persona, como sucede en el matrimonio.
El amor célibe es la donación de sí, pero en un carácter universal, está dispuesto a hacerse extensible con toda persona que entra en su horizonte.
El célibe o la virgen se encuentran ante Dios “solos”. Él es para ellos su “todo”. Pertenecen exclusivamente a Dios quien es su “única familia” (su Padre y madre, su esposa e hijos).
Esta relación de exclusividad para con Dios se produce dentro del contexto del Reino, por eso el célibe/la virgen están apasionados por el Dios del Reino o el Reino de Dios.
La raz贸n de la virginidad es el Reino de Dios. Es amor 煤nico y exclusivo al mismo tiempo universal y omni-inclusivo.
Conclusi贸n Esta pasi贸n por el Reino es la fuente que calma la sed natural de afecto, familia, hombre o mujer, de aquellos que han optado por la virginidad por el Reino de los Cielos.
Dimensi贸n
Antropol贸gico-Teol贸gica de la Castidad
Para los santos padres de la Iglesia, la virginidad es como el camino y la expresión de la suprema perfección del hombre… A) Porque permite el ejercicio de la contemplación de Dios. B) Porque identifica con Jesús y María, los prototipos de la perfección humana.
Los padres de la Iglesia, en un contexto de excesos sexuales por parte del mundo pagano, propone una vida virginal como reacci贸n prof茅tica y novedosa. La virginidad al igual que la uni贸n matrimonial goza de gran dignidad, ya que ambas comparten actos eminentemente humanos destinados a todo el bien de la persona. (65- 79).
La virginidad es una cruz
A) La virginidad aparece y se constituye como una renuncia…
Al matrimonio A una familia Es desposeimiento Es sentir la soledad del Cristo crucificado Es pobreza Es no tener un hogar donde reclinar la cabeza Es cruz por la vida, donación de la vida.
B) La virginidad es la Resurrección del amor
Quien ha sabido quedarse sólo y morir es como el grano de trigo que produce mucho fruto (Jn 12, 24- 25). El célibe se convierte en fuente inagotable de amor, donde el “eros” azuzado por el pecado se convierte en fuerza destructora del amor oblativo. La castidad religiosa integra la sexualidad en el amor a toda la humanidad.
La virginidad concentra y lanza todos los dinamismos de la persona hacia el servicio de la humanización y de comunión entre los hombres.
“El vacío sexual que comporta la virginidad queda superabundantemente sublimado y absorbido en plenitud superior que gratifica, compensa y reestructura a la persona”.
Gracias Bibliografía Ángel Aparicio Rodríguez cord; Diccionario Teológico de la Vida Religiosa 2ª edición; publicaciones Claretianas; Madrid; 1992.