Dossier Castellano

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ÍNDICE PRÓLOGO

1-2-3

INTRODUCCIÓN AL DOSSIER 4-5 ALIMENTACIÓN

6-7

LIMPIEZA

8-9

HIGIENE

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GESTIÓN DE RESIDUOS

10-11

MEDICAMENTOS

12-13

BOLSAS Y ENVASES

12-13

AGUA

12-13

ELECTRICIDAD

14

CALEFACCIÓN

15

TRANSPORTE

15

PAPEL, IMPRESIONES Y MATERIAL ESCOLAR

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OCIO Y JUGUETES

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ELECTRÓNICA

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ROPA

18-19

COMPRAS

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COMERCIO JUSTO

21-23

CUIDADO DE LOS OBJETOS

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FINANZAS

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Prólogo Este Dossier de buenas prácticas nace en el contexto del trabajo que el Consorcio Comercio Justo (formado por las ONGD Medicus Mundi Araba, Intermon Oxfam y Setem Hego Haizea) viene realizando en la línea de sensibilización sobre el COMERCIO JUSTO y el CONSUMO CONSCIENTE, RESPONSABLE Y TRANSFORMADOR. A lo largo de septiembre y noviembre de 2013 el equipo técnico del Servicio de Infancia del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz y los equipos contratados para la gestión de los diferentes recursos y servicios recibieron una formación en torno a esta temática, y fue en estos talleres donde se identificó la necesidad de realizar este dossier. A decir verdad, el comercio justo y el consumo responsable no son algo nuevo para estos trabajadores y trabajadoras ya que, como ellas mismas comentaron en estos espacios, día a día realizan prácticas que se encuadran en este enfoque. A pesar de todo, en muchas ocasiones estos gestos cotidianos no son identificados o reconocidos como deberían. Es por ello que desde el Consorcio Comercio Justo se propuso recopilar y publicar estas acciones concretas para, de esta forma, ponerlas en valor y dar la oportunidad a los trabajadores y trabajadoras de tomar ideas y aprender unas de otras. Pero, antes de nada, conviene recordar a qué nos referimos cuando hablamos de Consumo Consciente, Responsable y Transformador (CCRT).

¿CUAL ES LA SITUACIÓN ACTUAL RESPECTO AL CONSUMO? Nuestra cultura consumista soporta y justifica en buena parte nuestro actual modelo de sociedad. Así, en este modelo social se considera que una mayor oferta de bienes de consumo puestos al alcance de la ciudadanía es fundamental para lograr un mayor bienestar, y que un nivel de consumo más elevado nos reporta, a su vez, un grado superior de felicidad individual y colectiva. La condición que se antoja necesaria para conseguir satisfacer nuestras ingentes necesidades de consumo es el crecimiento económico. Y con la crisis también al revés (razonamiento en círculo): el modelo económico capitalista se presenta como el único viable, y para hacerlo funcionar (y crear empleo remunerado, que es la única manera de satisfacer necesidades) es necesario consumir más. Sólo una actividad económica en continua expansión será capaz de satisfacer esa ilusión de conseguir el bienestar a base de consumir cada vez más. Estas creencias y valores están muy arraigados entre nosotras y nosotros, hasta tal punto que uno de los indicadores clave para medir nuestro estado de bienestar suele ser el incremento del consumo. De todos modos, hay que tener en cuenta que la capacidad de consumo no está distribuida equitativamente en el mundo, ni en términos globales ni de género. Las prácticas de consumo están modeladas por factores estructurales como la distribución de los ingresos o la participación tanto el mercado laboral como en el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado.

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A nivel mundial está demostrado que tanto la pobreza como los problemas ambientales, directamente relacionados con el consumo, afectan en mayor medida a las mujeres y a las niñas. Además, existen distintos tipos de consumo asociados tradicionalmente a hombres y a mujeres que contribuyen a mantener las relaciones de poder y las desigualdades, como en el caso de la separación histórica de las esferas pública y privada.

¿CÓMO NOS AYUDA EL CCRT A CAMBIAR LAS COSAS? Consumir no es sólo satisfacer una necesidad o un deseo individual o compartido, aunque ésta es la percepción que tenemos habitualmente. Al consumir estamos colaborando en todos los procesos que hacen posible el bien o servicio consumido, seamos o no conscientes de ello. Estos procesos tienen implicaciones de carácter económico, social y medioambiental. Pero también es cierto que el avance hacia un consumo más consciente y responsable y por tanto, transformador, no pasa necesariamente por un gran análisis, debate y puesta en marcha de estrategias complejas, sino que a veces parte de ideas y pautas bien sencillas, evidentes e incluso personales, que con ilusión y convencimiento pueden acabar impregnando a todo un colectivo que ya porta una clara sensibilidad y voluntad de compromiso. Lo fundamental es que las personas entiendan el poder que tenemos como consumidoras y que alcanzamos niveles trascendentes de consumo, como para tomar en cuenta el impacto del mismo.

¿QUÉ PODEMOS HACER? Si queremos establecer criterios más responsables y solidarios en nuestras compras y consumos, es importante hacer una reflexión acerca del impacto real de nuestras actuaciones, tareas, metodologías y hábitos de trabajo, así como invertir tiempo en la búsqueda y selección de las alternativas existentes. Es importante tener claro que no hay una receta, que cada uno y cada una parte de su conciencia y capacidades. El consumo responsable no se debe ver como un deber. Se trata de una forma de comportamiento que nos parece positiva y necesaria y por tanto, hacia la que tender. Algunas premisas a tener en cuenta a la hora de consumir son: Considerar el impacto ambiental y social, desde el punto de vista del ciclo de vida del producto que compramos, teniendo en cuenta el conjunto del proceso desde la producción, transporte, distribución, consumo y los

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residuos que genera al final de su vida. Plantear qué tipo de comercio y sistema económico favorecemos. Asegurar la calidad de lo que compramos, de cara a adquirir bienes más útiles, saludables y duraderos. Aún y todo, debemos recordar que a la hora de construir nuevos modelos de consumo será fundamental analizar la división sexual del trabajo y la toma de decisiones en el hogar, ya que al ser aún las mujeres mayoritariamente responsables de las tareas domésticas, prácticas como la separación de residuos para reciclar y la compra con criterios de sostenibilidad pueden suponer una mayor carga de trabajo y una reducción de su tiempo. Es importante, por tanto, evitar que el cambio de hábitos en el hogar hacia un consumo responsable, consciente y transformador recaiga mayoritariamente en las mujeres.

¿ESTO SIGNIFICA QUE TODA LA RESPONSABILIDAD RECAE EN LAS PERSONAS CONSUMIDORAS? En absoluto. Hacer frente a los retos actuales del consumo obliga a todos los sectores sociales a comprometerse: los gobiernos, las instituciones, las personas productora y consumidoras, los sindicatos, las ONGs y la sociedad en general. Todos y todas debemos ejercer el principio de la responsabilidad compartida en el tránsito hacia el consumo responsable, formando lo que llamamos el Mercado Social. No hablamos, por tanto, de cambios exclusivamente en el consumo, sino de transformar toda la cadena incluyendo las fases de producción y distribución. Por Mercado Social entendemos una red de producción, distribución y consumo de bienes y servicios y aprendizaje común que funciona con criterios éticos, democráticos, ecológicos y solidarios, en un territorio determinado, constituida tanto por empresas y entidades de la economía solidaria y social como por consumidores y consumidoras individuales y colectivos. De esta manera, el Mercado Social nos ofrece a los y las ciudadanas la posibilidad de cubrir nuestras necesidades de consumo a través de bienes y servicios socialmente útiles, ecológicamente sostenibles y producidos con equidad y democracia. Si cada componente (nodo), sea empresa social o consumidor individual, prioriza a los demás en sus compras y consumos conseguiremos generar una alternativa real al modelo económico imperante, siendo el Mercado Social un instrumento de transformación social y justicia que fomenta un desarrollo sostenible y participativo.

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Introducción al Dossier A continuación se presenta la recopilación de prácticas concretas que, dentro de lo que comúnmente se conoce como Consumo Consciente, Responsable y Transformador y Comercio Justo, se llevan a cabo en la actualidad en uno o varios de los recursos del Servicio de Infancia del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. Para su recogida se han realizado once entrevistas a trabajadores y trabajadoras, una por cada recurso participante. Los recursos que han tomado parte en esta iniciativa son los Centros Socioeducativos Paula Montal, Cantón de Santa María, Correría, Landaburu y Zabalgana, el Centro socioeducativo Prelaboral Huetos, el Programa Salburua, el Programa Bidatu y los Hogares Txalaparta, Pablo Uranga y Fuente de la Salud. Como se verá, las prácticas recogidas se han organizado en torno a diferentes áreas temáticas: alimentación, limpieza o gestión de residuos, por ejemplo, con el único objetivo de facilitar la lectura y agilizar la búsqueda o consulta de prácticas concretas. Además, hemos completado varias de estas secciones con pequeños apartados dedicados en algunos casos a ampliar los conocimientos sobre el tema en particular (mediante información o enlaces a páginas web) y, en otros, a proponer pequeñas prácticas que añadir, si se quiere, a lo que ya se viene haciendo en el día a día. Antes de comenzar nos gustaría destacar algunos aspectos que consideramos importantes a la hora de afrontar la lectura del dossier. P a r a empezar, hay que tomar en consideración que las circunstancias y características de cada recurso pueden ser muy diferentes entre sí. En primer lugar, no es lo mismo trabajar con niños y niñas pequeñas que con adolescentes o con mujeres adultas. Además, los grupos van cambiando con el tiempo, cada persona tiene unos rasgos y una historia diferentes, y es necesario adaptar el enfoque a cada situación. En segundo lugar, las actividades y prácticas serán diferentes dependiendo de si el centro funciona las 24 horas (hogares) o sólo durante el día (centros socioeducativos). Tercero, en algunos recursos la responsabilidad de cocinar, limpiar y hacer las compras recae en personal específico contratado (amas de casa) y en otros, en cambio, en la población a la que está dirigido el servicio (adolescentes o madres). Por último, las condiciones materiales de los locales o viviendas donde se ubican los recursos condicionan parte de sus prácticas, y cambiarlas no está en mano de los y las trabajadoras: calefacción central o individual, calidad de las ventanas, ausencia de persianas, cercanía de negocios donde hacer las compras, etc.

Por lo tanto, está en manos de cada equipo de trabajo decidir cuales de las

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prácticas aquí recogidas son las apropiadas en su recurso, teniendo en cuenta sus circunstancias. Que en este dossier aparezcan todas juntas no significa que todos los centros deban hacerlo todo y de igual manera. Segundo, queremos señalar que dentro del dossier hay tanto prácticas concretas que ya se realizan como otras que, a pesar de no cumplirse al 100% (ni mucho menos), se procura inculcar o transmitir y se contemplan como objetivos deseables. Consideramos que el hecho de esforzarse en intentarlo es, en sí, algo que celebrar y valorar. Cuestionarse hábitos, tomar conciencia, proponerse metas... Ese es el camino a seguir. En tercer lugar, es conveniente recordar que para trabajar el CCRT con los niños, niñas y adolescentes no es necesario poner en marcha proyectos educativos específicos o concretos. Aunque a veces puedan resultar útiles, a juicio de los educadores y educadoras la metodología más eficaz (y también la que más se utiliza en los diferentes recursos) es la pedagogía de la vida cotidiana, es decir, hacer de la vida cotidiana un instrumento educativo. Todo tipo de temas se pueden trabajar de forma transversal e informal. Como hemos recogido en la mayoría de entrevistas, los y las educadoras aprovechan los momentos y oportunidades que surgen para hablar de diferentes temas de forma natural: cuando alguien pregunta, cuando algo que las y los chavales han ojeado en el periódico les ha llamado la atención, etc. En palabras de las propias trabajadoras, hay que “cazar las oportunidades al vuelo”, “estar al quite” o “con la caña de pescar”. Es de esta manera que los mensajes les llegan mucho más, a través de situaciones prácticas y del día a día. Si se utiliza correctamente, la mejor herramienta puede ser el ejemplo que los y las trabajadoras ofrecen con sus propias acciones, por eso es tan importante que ellas mismas reflexionen sobre cual es este ejemplo. Si efectivamente utilizan la bicicleta, reutilizan el papel o cierran el grifo, conseguirán que el mensaje llegue con mucha más facilidad que si sólo hablan de la importancia de hacerlo. Cuando los y las trabajadoras consideran que estas prácticas son importantes y las incorporan en su día a día, se transmiten con mucha más facilidad y naturalidad. Eso sí, siempre teniendo en cuenta que inculcar este tipo de valores es una tarea complicada, y mucho más cuando hablamos de colectivos con problemáticas tan amplias y variadas. En cuarto lugar, nos gustaría insistir en que nadie puede llegar a ser un consumidor o consumidora responsable al cien por cien. No sólo porque todos y todas estamos llenas de contradicciones, que también, sino porque, como ya hemos mencionado más arriba, hay circunstancias que no podemos controlar a nivel individual y limitaciones que no está en nuestra mano combatir. Es importante no culpabilizarse ni desanimarse por no poder hacerlo todo, y recordar que cada paso y cada gesto suman. Para terminar, sólo nos queda agradecer la buena disposición de todas y cada una de las personas trabajadoras que han colaborado en la realización de este dossier, recibiéndonos en sus lugares de trabajo y dedicando parte de su tiempo a las entrevistas. Queremos animar a todas ellas a continuar con el estupendo trabajo que vienen realizando, en el que día a día demuestran un alto grado de compromiso y dedicación.

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Alimentación La alimentación es un tema al que en todos los centros y hogares se le da gran importancia. En palabras de uno de los educadores entrevistados, “el tema de la alimentación para nosotros es un tema educativo”. El principal objetivo de los esfuerzos de trabajadores y trabajadoras es que niños, niñas y adolescentes reciban una alimentación sana, equilibrada y nutritiva y que aprendan a “comer de todo”. De acuerdo a este y otros criterios, en los diferentes recursos se aplica una gran variedad de prácticas y pautas en relación al diseño de menús, elección de productos y elaboración de comidas, que se pueden identificar como prácticas de consumo responsable. En los menús predominan los productos frescos, saludables y nutritivos, evitando en la medida de lo posible los fritos y precocinados. A la hora de elegir qué productos adquirir además del criterio económico, se tiene en cuenta que estos sean locales o cercanos, de temporada (en el caso de frutas y verduras) y, a ser posible, ecológicos. Esta decisión, además de repercutir de manera favorable en la calidad de la alimentación, sirve como estímulo del tejido económico de la zona (importante en época de crisis) y reduce en gran medida el impacto medioambiental derivado de la utilización de pesticidas y productos químicos y el transporte de larga distancia. Aunque no todo el mundo tiene la posibilidad, la compra de productos como legumbres y cereales a granel minimiza el gasto en envases y permite comprar de acuerdo a la necesidad, evitando que el producto se estropee y se desperdicie. En algunos centros han tenido la oportunidad de instalar huertos urbanos, lo que les permite cultivar parte de los alimentos que consumen: fresas, pepinos, lechugas, tomates, pimientos, acelgas, etc. Este elemento, además, sirve como herramienta didáctica para niños, niñas y adolescentes, quienes se reparten las tareas de cuidado del huerto. La elaboración de pan en casa (con la ayuda de una panificadora) es una buena estrategia de ahorro y además permite conocer y controlar los ingredientes de este alimento tan cotidiano. Lo mismo ocurre con galletas, bizcochos y otros productos que en su elaboración industrial pueden incluir grandes cantidades de grasas, azúcares y otros elementos añadidos poco saludables o nutritivos.

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“La comida no sobra” es un lema que comparten diferentes recursos del Servicio. Por un lado, es importante calcular las cantidades a la hora de comprar y cocinar, habilidad que se adquiere con el tiempo y la experiencia. Esto no siempre es posible ya que muchas veces es difícil prever cuántas personas van a sentarse finalmente a la mesa. Por esta razón también es importante saber cómo aprovechar estas sobras y que no se desperdicien. En algunos casos es tan sencillo como congelarlas o volver a servirlas a la hora de la merienda o en la siguiente comida. En otros, estas sobras se pueden “reciclar” y convertirlas en un plato nuevo: las verduras y legumbres se pueden transformar en puré, las sobras de carne o pollo en croquetas, la fruta se aprovecha para hacer un flan o un batido, el pan duro para hacer pan rallado, etc. Aunque no siempre se consiga, enseñar a apreciar el valor de la comida es algo sumamente importante. Si hay algo que no gusta, a los niños y niñas se les pide que coman al menos una “ración simbólica”, ya que ha habido muchas personas que se han tomado el trabajo de cultivar la tierra, traer la comida, prepararla o cocinarla, etc.

PARA SABER MÁS: AGRICULTURA ECOLÓGICA Cuando compramos un producto procedente de la Agricultura Ecológica, debemos saber que estamos contribuyendo al único método que busca armonizar el funcionamiento de los sistemas naturales con los intereses del ser humano consiguiendo alimentos saludables con rendimientos sostenibles y asegurando la conservación de los recursos naturales, la salud de las personas y contribuye a paliar los efectos del calentamiento global. Se basa, entre otros, en la promoción de la biodiversidad y la no utilización de insumos químicos. En la actualidad, cerca del 40% de la población mundial son pequeños agricultores y agricultoras que practican la agricultura ecológica y producen la mayor parte de los alimentos que se consumen en el planeta. Fuente: www.greenpeace.org

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Limpieza La limpieza del hogar es otro ámbito cotidiano en el que podemos incidir para que nuestros hábitos tengan un menor impacto tanto a nivel medioambiental como social. Los productos de limpieza industriales (desinfectantes, blanqueadores, ambientadores, quitamanchas, abrillantadores, desatascadores, etc.) contienen una gran cantidad de sustancias químicas que en la mayoría de los casos resultan perjudiciales para la salud, provocando irritaciones, eccemas y alergias, entre otros. Además, buena cantidad de estas sustancias llegan a los ríos y mares a través de los desagües y siguen impactando en el medio ambiente. Es por ello que en algunos centros y hogares se han propuesto empezar a utilizar limpiadores naturales y tradicionales que, siendo igual de efectivos que los industriales, son mucho menos tóxicos y también más baratos: vinagre, limón, alcohol etílico, bicarbonato de sodio, etc. En el mismo sentido, en la mayoría de los recursos han dejado de utilizar suavizante para la ropa, otro producto que resulta polémico debido a los ingredientes que contiene, así como aerosoles, amoníacos o ambientadores. En los casos en que se utilizan productos industriales, es reseñable que se toman las debidas precauciones a la hora de almacenarlos lejos del alcance de niños y niñas, y que se da importancia también a la hora de consultar las etiquetas para ser consciente de la posible peligrosidad de ciertos ingredientes o productos (por corrosivos, irritantes o inflamables). Otra medida que se intenta tomar, siempre que se puede, es reducir el consumo de productos de usar y tirar, priorizando los trapos y bayetas reutilizables antes que el papel absorbente, por ejemplo. A la hora de elegir qué producto de limpieza comprar, a veces resulta más conveniente invertir en productos de mayor calidad que cunden más y limpian mejor. Por último, queremos destacar que cuando hablamos de limpieza no sólo debemos preocuparnos por los productos que utilizamos, sino también por el reparto de roles y tareas y la corresponsabilidad en el hogar. Es muy positivo que los niños, niñas y adolescentes se repartan las tareas de limpieza y que lleguen a asumir que ésta es una responsabilidad de todas y todos. Incluso que comprendan que esta responsabilidad no sólo implica limpiar sino también cuidar de no ensuciar.

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PARA SABER MÁS: EL VINAGRE EN LA LIMPIEZA DEL HOGAR El vinagre, presente en todos los hogares, es también un potente y eficaz limpiador. Entre otras bondades, al contener compuestos con propiedades antibacterianas, asegura la desinfección natural y el brillo de todo tipo de superficies. Mezclado a partes iguales con agua puede utilizarse como limpiador general en baños y cocinas, ya que elimina los depósitos minerales y conserva el brillo de los materiales. En el caso de la grasa de parrillas y bandejas de horno, basta con verter el vinagre encima y frotar con un estropajo. El vinagre sirve también para eliminar malos olores. En el caso del lavavajillas, basta con verter una taza de vinagre en el fondo y ponerlo, vacío, en funcionamiento. Para coches o habitaciones, dejar una taza de vinagre dentro, durante la noche, y ventilar el olor a vinagre por la mañana. Para limpiar cristales, se puede pulverizar una mezcla de una parte de vinagre con cinco partes de agua tibia sobre los mismos, y pasar a continuación una escobilla de goma. Para eliminar el óxido de las piezas de metal se colocan en un recipiente con vinagre durante dos horas y, a continuación, se enjuagan con agua. Fuente: www.elcorreo.com

Higiene El consumo excesivo de jabón, champú y pasta de dientes, entre otros, es un tema que se intenta trabajar en los centros y hogares. Aunque resulte complicado, hay estrategias que pueden ayudar a gastar menos como la instalación de dosificadores en los envases. Además, es importante insistir en que los tubos de dentífrico o botes de jabón no se desechan hasta no haberlos acabado del todo. Así como hemos visto en el caso de los limpiadores del hogar, los productos de belleza también pueden prepararse en casa con unos pocos ingredientes naturales: exfoliantes hechos a base de azúcar, mascarillas faciales con yogur, etc. Esto puede convertirse en una idea para un taller con adolescentes. Dentro del mundo de la higiene femenina existe una gran cantidad de productos más respetuosos con el medioambiente, así como con el cuerpo y la salud de las mujeres: compresas de tela o algodón en vez del plástico de las compresas tradicionales, copas de silicona, etc. Aunque resulte difícil que las adolescentes empiecen a utilizarlos, se puede trabajar al menos dándoselos a conocer y aprovechando la oportunidad para reflexionar sobre el cuidado de su cuerpo y su higiene.

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Gestión de residuos

La separación de los residuos en diferentes contenedores para su posterior reciclaje es una de las prácticas de consumo responsable más extendidas. Aunque a veces es costoso transmitir a niños, niñas y adolescentes la importancia de esta tarea y muchas veces haya que “estar encima” para hacerla efectiva, los trabajadores y trabajadoras lo tienen completamente integrado en su día a día. Separar para reciclar: orgánico, envases, papel y cartón, restos, aceite, pilas, etc. En la mayoría de recursos cuentan con cubos específicos para cada tipo de desecho. Es importante trabajar con todas las personas del centro para que sepan qué hay que echar en cada uno y qué no, a veces con la ayuda de carteles explicativos. Una buena manera de inculcar esta responsabilidad es la distribución de tareas entre chavales y chavalas a la hora de depositar estas bolsas en los contenedores de la calle. Además de los contenedores habituales, buena parte de los recursos hacen uso del camión del punto verde móvil (aceite, bombillas, productos de limpieza, etc.) así como del Garbigune, aunque con menor frecuencia (electrodomésticos pequeños, por ejemplo). Aunque lo primero que se intenta hacer con la ropa es buscarle un nuevo dueño o dueña, en los casos en que esto no es posible se deposita en los contenedores específicos que el ayuntamiento ha colocado en diversos puntos de la ciudad. Los tapones de plástico duro, aunque pueden depositarse junto a los envases, en varios recursos han decidido separarlos para destinarlos a algún proyecto solidario (si conocen un lugar cercano donde los recojan). Otra buena práctica consiste en evitar tirar por los desagües productos tóxicos o restos de alimentos. Además de la separación y el reciclaje, muchos de nuestros desechos pueden tener otro vida si los destinamos a la realización de manualidades. Aunque no en todos los recursos es una práctica habitual, en algunos de ellos (sobre todo si hay niños y niñas pequeñas) demuestran una enorme creatividad a la hora de aprovechar todo tipo de materiales. Lo importante no es tanto hacer muchos talleres (las características de cada grupo marcarán la necesidad) sino plantearse que, en el momento en que queramos organizar uno, podemos aprovechar lo que tenemos por casa y no necesitamos comprar nuevos materiales que generen más residuos. Algunas ideas para estas manualidades son: Marcos para fotos a base de cartones, tetrabriks o hueveras pintadas. Maracas o catalejos con rollos de papel de cocina. Las cápsulas de café pueden dar mucho juego, tanto para hacer abalorios como para adornar otras manualidades. A base de cartón y papel se pueden hacer todo tipo de adornos para las habitaciones o para fiestas, máscaras, figuras, lapiceros, etc. Por ejemplo, con un guante de goma lleno de papel, cubierto de papel de periódico con pegamento y agua y pintado de varios colores, podemos hacer una “mano de Halloween”. Carpetas o carteras hechas a base de tetrabriks. Talleres de papiroflexia.

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PARA SABER MÁS: EL RECICLAJE El reciclaje de envases conlleva considerables beneficios ambientales en cuanto a ahorro de materias primas, energía, agua y reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Asimismo, esta actividad contribuye al desarrollo económico y social a través de la generación de empleo y tejido industrial. En la página web de la sociedad sin ánimo de lucro Ecoembes se pueden encontrar varios recursos educativos sobre reciclaje, incluyendo la descarga de materiales como carteles, folletos u actividades. http://www.ecoembes.com/es/ciudadanos/educacion-ambiental/recursos-educativos


, Fármacos En el ámbito de las medicinas, una buena práctica consiste en tener organizado el botiquín de manera que siempre sepamos con lo que contamos en casa. De esta manera, si el médico o la médica nos dan una receta de paracetamol, por ejemplo, tal vez no sea necesario comprar una nueva caja.

Bolsas y envases Además de reciclar, es importante intentar generar la menor cantidad de desechos posible. Una buena estrategia para ello es reducir el número de bolsas y envases que utilizamos. Cuando hay que salir a comprar, predomina el uso de carrito de la compra o de bolsas reutilizables. En algunos casos, el centro dispone de una “bolsa del pan” que los niños o niñas cogen cuando les toca salir a comprarlo. El uso de bolsas de plástico resulta, en muchas ocasiones, inevitable. En estos casos, se procura darles varios usos o reutilizarlas para el reciclaje de plásticos. En uno de los centros se ha llegado a un acuerdo con una de las tiendas del barrio a la que acuden regularmente, y es que una vez a la semana le devuelven las bolsas que han utilizado en sus compras, limpias y dobladas

Agua Todos y todas sabemos que el agua potable es un bien preciado y que debemos hacer lo posible para no malgastarla. En este camino, hay varias medidas que ya se están tomando en los recursos del Servicio. Lo primero de todo, cada día se hace un gran trabajo tratando de inculcar a niños, niñas y mayores la importancia del agua y enseñarles a utilizar sólo lo imprescindible. En este sentido, se hace especial hincapié a la hora de cerrar el grifo (“¡Ese griiifooo!”), mientras se enjabonan o se lavan los dientes, mientras limpian los platos o los meten al lavavajillas, etc. También se intenta vigilar el tiempo que se invierte en la ducha, tocándoles la puerta del baño o insistiendo, “¡Venga! ¡En cinco minutos fuera!”. Si se considera apropiado, pueden colocarse carteles en baños y cocinas que ayuden a tomar conciencia o a recordar estas pautas. Además es importante que las instalaciones funcionen correctamente y arreglar grifos y cisternas que gotean para evitar una pérdida innecesaria de agua. A la hora de usar el lavavajillas o la lavadora, siempre que sea posible se procura utilizarlos al máximo de capacidad para no desperdiciar agua ni energía.

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Electricidad

Al igual que el agua, la electricidad es otro recurso importante cuyo gasto se debe vigilar, más aún en época de crisis. Y es que además del grave impacto medioambiental que tienen la mayoría de fuentes de energía eléctrica (quema de combustibles, reacciones nucleares, etc.), la factura a final de mes es un factor a tener en cuenta. Al igual que con el agua, en los centros también se procura enseñar la importancia de este recurso con el objetivo de no malgastarlo. En este caso, se insiste fundamentalmente en apagar la luz al salir de las habitaciones y en apagar los aparatos como pantallas de televisor u ordenadores, ya que dejarlos en modo standby supone un gasto considerable del que normalmente no somos conscientes. En palabras de una educadora, esto implica estar constantemente “¡Apaga la luz! ¡Apaga la tele!”. Otras medidas para reducir el gasto de luz son aprovechar al máximo la luz solar e implementar en la medida de lo posible bombillas de bajo consumo y leds. En este sentido, hay que tener en cuenta que hay que llegar a un equilibrio entre la reducción del gasto y las condiciones de luz mínimas necesarias para trabajar. En el caso de los electrodomésticos, en los recursos donde es posible se evita el uso de la secadora y se aprovecha el calor residual de la vitrocerámica o el horno después de haberlos apagado. Otro elemento en el que se puede incidir es en el gasto derivado de la carga de pequeños aparatos, sobre todo teléfonos móviles, reproductores de música y consolas. Una medida útil puede ser establecer un lugar de carga controlado por los y las educadoras para evitar que los aparatos continúen enchufados una vez se hayan cargado por completo. Una actividad que puede contribuir al objetivo de inculcar el valor y la importancia de la electricidad consiste en cortar el suministro durante varias horas, fingiendo una avería, y generar una reflexión. Esto puede ayudar a tomar conciencia de cómo dependemos de este recurso y a apreciarlo en mayor medida. Lo mismo puede valer para el agua.

PARA SABER MÁS: LÁMPARAS FLUORESCENTES, ¿APAGARLAS O DEJARLAS ENCENDIDAS? Según un estudio del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), es especialmente recomendable no apagar la luz si se va a retornar a la habitación antes de 5 minutos. De esta manera, se reduciré el coste económico y las emisiones de gases invernadero y de mercurio. Más allá de este tiempo, mantener las luces encendidas supone un gasto innecesario. Fuente: www.ciemat.es

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ES INTERESANTE QUE LOS TEMAS DEL RECICLAJE, LA GESTIÓN DE LOS RESIDUOS Y EL CONSUMO RESPONSABLE DE LOS RECURSOS DEL CENTRO (AGUA Y ELECTRICIDAD, ESPECIALMENTE) SEAN TRATADOS DE MANERA PLANIFICADA, ORGANIZADA Y ESTABLECIDA, COMO YA SE VIENE HACIENDO EN VARIOS CENTROS. PARA QUE ESTOS TEMAS LLEGUEN DE VERDAD A LAS POBLACIONES CON LAS QUE SE TRABAJA DESDE EL SERVICIO DE INFANCIA, ES IMPORTANTE QUE ESTAS PRÁCTICAS ESTÉN INTEGRADAS EN EL FUNCIONAMIENTO COTIDIANO DE LOS RECURSOS.

Calefacción El tema de la calefacción es bastante problemático dependiendo del edificio o local donde se encuentre el recurso. Sólo en aquellas viviendas con calefacción individual se puede tratar de controlar este consumo. Existen, además, cuestiones de infraestructura o de mantenimiento que no son responsabilidad de los trabajadores y trabajadoras (ventanas que no aíslan bien, falta de persianas, ventanales de suelo a techo, orientación de la vivienda, etc.) y que no ayudan a la eficiencia energética. De todos modos, dentro de las posibilidades de cada uno y cada una, hay algunas medidas que se pueden tomar para reducir el consumo. El criterio básico siempre es limitar el consumo, sin llegar a pasar frío. Quienes pueden controlar el termostato lo mantienen en 20 o 21º. Hay que tener en cuenta que en el caso de viviendas muy grandes, hay que garantizar que las habitaciones más lejanas también lleguen a caldearse. Limitar el tiempo de ventilación también es importante para no desperdiciar el calor generado.

Transporte Las directrices a la hora de desplazarse por la ciudad están claras en todos y cada uno de los recursos: Se procura que todo el mundo vaya a pie, en bici, patinete o transporte público. El vehículo propio se evita salvo en emergencias o situaciones excepcionales. Disponer de cuarto de bicis es importante para facilitar esta tarea. Es interesante trabajar con los niños, niñas y adolescentes el conocimiento de la ciudad y de las líneas de transporte público. Así, cuando haya que desplazarse a algún lugar nuevo, se puede buscar con ellos el trayecto más corto o la línea de autobús que nos lleve más directamente. Con este objetivo, en uno de los centros se ha puesto en marcha un plan al que han llamado “Localiza(te)”.

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Papel, impresiones y material escolar Siempre se procura imprimir lo imprescindible, en blanco y negro y a doble cara. En el caso del personal laboral, la mayoría de informes y documentos con los que se trabaja están informatizados. Cuando los y las estudiantes tienen que imprimir trabajos para clase, se cuida de que también se consuma lo mínimo. Para todo esto, es importante que los equipos estén en buen estado y sean de calidad, para que no haya errores y no tener que repetir la impresión varias veces. Las hojas impresas o escritas por una sola cara se almacenan para darles nuevos usos, como papel sucio para los deberes o para que los más pequeños hagan sus dibujos. Lo mismo se hace con las hojas de cuaderno que a final de curso quedan sin usar. Muchos y muchas estudiantes hacen uso del “Libro Solidario”, sistema gestionado por el Departamento de Educación para que el alumnado pueda disponer de libros de texto pagando una cuota de 30€. Estos libros pasan de unas manos a otras durante varios cursos. Los educadores y educadoras procuran enseñarles a cuidarlos y a apreciar esta oportunidad haciendo, por ejemplo, que aprendan a forrarlos a principio de curso.

Ocio y juegos Tratar de inculcar un modelo de ocio y tiempo libre menos consumista no es tarea fácil, aunque muchas veces la falta de recursos económicos estimula la imaginación a la hora de buscar alternativas. De todos modos, el ahorro no es en absoluto el único criterio detrás de las prácticas que se realizan en los diferentes recursos. Comprar una entrada de cine no está al alcance de todas y todos, pero ver en casa una película alquilada o traída de casa de algún educador o educadora, puede ser una alternativa interesante. Cuando se realizan talleres de manualidades hay que recordar que, como hemos visto más arriba, los residuos domésticos pueden darnos mucho juego. Y si hay algo que queremos comprar como abalorios, por ejemplo, tenemos la opción de hacerlo al por mayor, ahorrando tanto dinero como envases. Los libros y los juguetes, si se cuidan y tratan bien pueden pasar de unos a otras durante años. Muchas veces, los y las educadoras llevan al recurso aquellos que sus propios hijos e hijas han dejado de utilizar. Siempre que es posible, se intenta que los niños, niñas y adolescentes participen en actividades fuera del centro, como la Azoka Txiki Solidaria, organizada por el Ayuntamiento. Hay que recordar que en nuestra ciudad los parques y zonas verdes suponen un gran recurso de ocio, sobre todo cuando el tiempo acompaña.

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Electrónica El mundo de la electrónica, cada vez más complejo y avanzado, es también a día de hoy uno de los que más residuos tóxicos genera, además de que cada vez se tiene mayor conocimiento de las terribles condiciones en las que trabajan la mayoría de personas que producen nuestros teléfonos, ordenadores y demás aparatos. Aunque hay muchas cosas que no podemos controlar, sí que podemos tomar medidas para que el consumo que hacemos de estas herramientas sea un poco más responsable. Estas son las que ya se están aplicando en los recursos del Servicio de Infancia. Aprovechar equipos informáticos retirados de otros recursos o servicios (siempre que estén en buen estado), dándoles segundas o terceras vidas. Como ya hemos mencionado más arriba, es importante que a la hora de desechar estos aparatos no vayan a parar al vertedero, sino a plantas donde sus componentes puedan ser reciclados o almacenados de manera segura, a través del punto verde móvil o el Garbigune. Hay que recordar que los equipos y aplicaciones informáticas pueden resultar de gran utilidad para trabajar con niños y niñas con dificultades aprendizaje. Hacer un uso responsable de los equipos también incluye medir el tiempo de utilización, supervisar la conexión a internet de los más pequeños y, sobre todo, la alfabetización digital para aprender a utilizarlos correctamente. En sintonía con el punto anterior, el uso del teléfono móvil es un tema de total actualidad en todas partes. La realidad es que estos aparatos han pasado en muy poco tiempo a formar parte imprescindible de nuestra vida, especialmente de los y las jóvenes que no han conocido otra realidad. Ya que no se puede luchar contra esto, lo fundamental es que aprendan a gestionar esta herramienta, para que no se obsesionen ni terminen dependiendo de ella y, sobre todo, que aprendan a comunicarse y relacionarse de otras maneras. Deben entender que hay momentos y espacios en los que no se debe utilizar: en las comidas, en el estudio, mientras ven la tele, cuando hablan con alguien o por la noche, que es cuando se los dan a los y las educadoras para que los guarden. El móvil da pie a trabajar temas como la comunicación, el lenguaje (verbal y no verbal), la ortografía, las expresiones, las limitaciones del chat o la mensajería, etc. También se le puede sacar partido para hablar de los propios móviles, de sus componentes, del coltán o de qué hacer cuando ya no funciona. También hay que sacar lo positivo, y entender cómo puede facilitarnos la comunicación en algunos casos. Los móviles pueden dar mucho juego para que educadores y educadoras hablen de diferentes temas con los y las adolescentes, y también pueden servir para que se comuniquen entre ellos en algunos momentos.

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PARA SABER MÁS: RANKING VERDE DE ELECTRÓNICOS DE GREENPEACE La basura electrónica representa actualmente el 5% de los residuos sólidos urbanos de todo el mundo, casi la misma cantidad que todos los envases de plástico, pero mucho más peligrosa. Esta fracción, además, es la que crece con mayor rapidez. El ranking verde de electrónicos de Greenpeace presenta la clasificación de los 18 principales fabricantes de ordenadores personales, teléfonos móviles, televisores y videoconsolas en función de sus políticas sobre productos químicos, recogida y reciclaje de los productos desechados y el cambio climático. Los tres objetivos de este ranking son lograr que las empresas: Eliminen las sustancias químicas peligrosas de sus productos. Recuperen y reciclen sus productos de manera responsable una vez que se vuelven obsoletos. Reduzcan el impacto climático de sus operaciones y productos. Fuente: www.greenpeace.org/espana/es/Trabajamos-en/Parar-lacontaminacion/Electronicos

Ropa La compra y gestión de la ropa es una tarea presente en todos los recursos, aunque sólo en los hogares sea algo central. En cualquier circunstancia, lo importante es que este consu mo se haga de forma responsable y, en la medida de lo posible, bajo criterios no exclusivamente económicos. La tarea más difícil, seguramente, consistirá en inculcar estos criterios a la población con la que se trabaja. La mayoría de educadores y educadoras reconocen guiarse, sobre todo, por la relación calidad precio. Por muy barata que salga una camiseta, si a la tercera lavada ya no se puede utilizar, no sale a cuenta. Aunque se respeta la decisión de los y las adolescentes, se procura que sigan otros criterios que no sean el del precio bajo, en algunos casos, o la marca, en otros. En la medida de lo posible, se les aconseja que compren aquello que necesitan, y de una calidad suficiente para que les dure. El presupuesto no es ilimitado. Por tanto, si los chavales y chavalas tienen un capricho y quieren comprarse algo de marca (y por tanto, caro), deben esperar a su cumpleaños o Navidad, o ganárselo de alguna manera.

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Es importante que vean que, además de la compra, existen otras alternativas para conseguir ropa, sobre todo las tiendas de segunda mano o el trueque. En los hogares la ropa pasa de unas manos a otras y, en algunos casos, los y las educadoras traen de casa aquello que ya no se utiliza. Es interesante que los y las más mayores compartan o intercambien aquello que ya no usan, desde ropa y complementos hasta maquillaje. Siempre que se puede y merece la pena, la ropa se arregla o remienda, tanto en el hogar como en pequeños comercios destinados a arreglos. Para saber lo que no tenemos o nos hace falta, es importante mantener el orden y la organización en el armario, y así saber lo que tenemos y lo que no. Cuando surge en la conversación, se habla de quién hace la ropa, en qué condiciones, por qué las marcas tienen tanto beneficio, etc.

PARA SABER MÁS: CAMPAÑA ROPA LIMPIA La Campaña Ropa Limpia (CRL) es una red internacional de ONGs, sindicatos y organizaciones de personas consumidoras que trabajan activamente para conseguir, entre otros objetivos, mejorar las condiciones laborales en la industria textil y de material deportivo, empoderar a las personas trabajadoras de este sector y minimizar el impacto de la producción textil sobre el medioambiente. Para ello, la CRL realiza investigaciones sobre la situación de las personas trabajadoras del sector, denuncia casos de abuso, presiona a las empresas y conciencia y moviliza a las personas consumidoras. Para apoyar su trabajo, las personas consumidoras pueden apoyar sus campañas y acciones puntuales, exigir información y transparencia a las empresas distribuidoras, convertirse en consumidores y consumidoras críticas y unirse a la red a través de los grupos que ya forman parte.

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Compras Es importante ser conscientes de que a través del dinero de nuestras compras estamos apoyando un tipo determinado de negocio o de modelo económico. No es lo mismo invertir en una tienda de barrio que en una gran cadena trasnacional, en una empresa que deslocaliza sus fábricas o en una que cuida las condiciones en las que trabajan sus empleados y empleadas. En el caso de los recursos del Servicio de Infancia, en algunos de ellos las compras se decidan entre todos y todas las trabajadoras, en otros es competencia exclusiva del ama de casa, y en otros las trabajadoras sólo pueden aconsejar. También hay que tener en cuenta que en algunos de los centros no tienen poder de decisión sobre el lugar donde hacer sus compras debido a la política de la empresa. En la mayoría de recursos los productos frescos se compran en el mercado o en pequeños comercios del barrio: el pan, la fruta y la verdura, la carne y el pescado. Los productos de papelería pueden comprarse en Amaya Digital, empresa de inserción social. En algunos centros procuran hacer las compras de ropa o regalos en tiendas de barrio. Los recursos que dependen del IRSE consiguen frutas y verduras ecológicas a través de la empresa de inserción Garbinguru, que les hacen llegar cada semana.

PARA SABER MÁS: GRUPOS DE CONSUMO Los grupos de consumo son grupos integrados por una o varias personas productoras que preparan cada semana una cesta con alimentos, y las unidades de convivencia que las reciben. De esta manera se minimizan los intermediarios, y las personas consumidoras pueden conocer quién y de qué manera produce sus alimentos. Los productos son locales, en la mayoría de los casos ecológicos, de temporada. Esto significa que la composición de la cesta cambia semanalmente, en función de la época del año y del resultado de la cosecha. En muchas ocasiones también se incluyen productos de Comercio Justo. Encontraréis más información en la página web de la Asociación Alavesa de Agricultura y Ganadería, Bionekazaritza.

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Comercio Justo A día de hoy, el Comercio Justo sigue siendo una opción de compra minoritaria, aunque en crecimiento constante. Cada día abarca una mayor cantidad y variedad de productos: artesanía, textil, limpieza del hogar e higiene personal y, sobre todo, alimentación, desde los productos más tradicionales como la panela, el café y el cacao hasta snacks y gominolas, bebidas alcohólicas, zumos e infusiones. También son cada vez más los comercios que deciden poner a la venta algunos de estos productos facilitando así la compra a las personas consumidoras. A pesar de todo, la falta de una tienda de Comercio Justo cerca de casa sigue siendo el principal obstáculo que comunican la mayoría de personas interesadas en apoyar este tipo de comercio, incluyendo a los y las trabajadoras del Servicio de Infancia. La mayoría de ellos conocen estos productos y los han llegado a probar, algunos y algunas incluso los consumen habitualmente en sus hogares. Para facilitar este primer contacto con el Comercio Justo, una de las empresas encargadas de gestionar algunos de los recursos puso en marcha durante varios años un proyecto gracias al cual varios centros y hogares tuvieron la oportunidad de probar productos ofertados por una de las principales organizaciones de Comercio Justo de Vitoria-Gasteiz. Por mucho que puedan gustar, la dificultad que supone desplazarse hasta alguna de estas tiendas para comprar unos pocos productos supone, en muchos casos, no repetir la compra. De todos modos, hay que poner en valor el esfuerzo que hacen algunas de las personas trabajadoras por seguir apoyando el Comercio Justo, a pesar de los obstáculos. Está claro que para seguir avanzando en este sentido es necesario hacer una reflexión acerca de cómo acercar y facilitar el acceso a la compra de estos productos, tanto desde las propias organizaciones de Comercio Justo como por parte de las empresas que gestionan el servicio y del Ayuntamiento, por si pudieran poner en marcha alguna medida que facilitara esta relación comercial.

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PARA SABER MÁS: CRITERIOS DE COMERCIO JUSTO El comercio justo es una alternativa comercial para los pequeños productores y productoras del Sur que han visto su desarrollo económico y social restringido por las condiciones del mercado. Es una alternativa económica que contribuye a un desarrollo sostenible ofreciéndoles a los y las productoras mejores condiciones comerciales y por ende una mejora de calidad de vida. Está basado en el diálogo, la transparencia y el respeto y busca una mayor equidad que el comercio internacional, asegurando los derechos de las personas productoras y trabajadoras. Las organizaciones de comercio justo, apoyadas por los y las consumidoras, están implicadas activamente en apoyar a los productores, sensibilizar y desarrollar campañas para conseguir cambios en las reglas y prácticas del comercio internacional convencional. El comercio justo es una relación comercial que debe cumplir con unas normas mínimas como son: Garantizar a los productores y productoras un salario y unas condiciones laborables justas. Asegurar que los niños y niñas no sean explotados; éstos pueden ayudar a sus familias, pero en ningún momento se pondrá en riesgo su desarrollo y se asegurará su educación, descanso y el ocio propio de su edad. Las organizaciones productoras deben destinar una parte de sus beneficios a las necesidades básicas de sus comunidades: sanidad, educación, agua, saneamiento y seguridad alimentaria. El comercio justo debe contribuir al desarrollo de toda la comunidad. El funcionamiento de las organizaciones productoras debe estar basado en la participación y la democracia y velará por la igualdad entre hombres y mujeres. Las relaciones comerciales se basarán en el diálogo, la transparencia y el respeto mutuo, asegurando que estas relaciones sean a largo plazo y garanticen el pago una vez formalizado el contrato. La producción se realizará garantizando la protección del medio ambiente. Los productos de comercio justo serán elaborados bajo normas de calidad.

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Cuidado de los objetos Una parte importante del Consumo Consciente, Responsable y Transformador consiste en reducir el consumo excesivo que hacemos en los países del Norte. Al fin y al cabo, si todas las personas del mundo consumiésemos al ritmo en que lo hacemos aquí, el planeta no daría abasto para satisfacernos a todas y todos. Por eso es tan importante el uso que hagamos de los objetos ya que, cuanto mejor los tratemos, más nos durarán y necesitaremos comprar o consumir cada vez menos. En todos los recursos se hace especial hincapié en la importancia de respetar y cuidar los objetos, tanto los del centro u hogar como los propios: muebles, libros y material escolar, juguetes, ropa, utensilios, etc. “Tienes que hacer que las cosas te duren”. Mantener el orden y la limpieza también es un valor que se intenta inculcar, y todos y todas tienen responsabilidades asignadas en este sentido. También se intenta reparar todo lo que se pueda, desde sartenes a los juguetes de los más pequeños. En varios centros, el cuidado del material del propio centro es uno de los apartados que se valoran entre todos y todas al final del día.

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Finanzas Los niños, niñas y adolescentes reciben una asignación que varía dependiendo de su edad. Como forma de que aprendan a administrar su dinero de manera responsable, los centros y hogares disponen de un “plan de ahorro” en el que se guarda una parte del dinero asignado a cada uno y cada una. De esta manera, el día que salen del recurso disponen de una cantidad que les permite afrontar algunos gastos, desde el carnet de conducir a los libros de texto del año siguiente.

PARA SABER MÁS: FINANZAS ÉTICAS La banca tradicional opera con un único objetivo, el económico, dirigiendo sus inversiones hacia aquellas operaciones especulativas que permitan obtener el mayor margen de beneficios en el menor tiempo posible. Esto da lugar a que las entidades financieras, en demasiadas ocasiones, se vean envueltas directa e indirectamente en la fabricación y el comercio de armas, blanqueo de dinero, industrias contaminantes y empresas de gestión poco ética… con la complicidad o gracias al desconocimiento de las personas ahorradoras que en estas entidades depositan sus ahorros. Como alternativa a este modelo existen las Finanzas Éticas que hacen compatible la rentabilidad económica con el respeto de los derechos humanos y el medio ambiente, poniendo el dinero al servicio de las personas, y no al revés. La Banca Ética invierte únicamente en proyectos con valor añadido para la sociedad desde el punto de vista social, medioambiental, cultural, educativo, etc. garantizando a sus clientes que puedan saber dónde se invierten sus ahorros. A día de hoy funcionan diferentes entidades de Banca Ética en nuestro territorio: Fiare, Triodos, Oikocredit o Coop57, entre otras.

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