Enredados en la escuela 2.0
La red que está aquí. La red ha abierto un campo de prestaciones para la comunicación entre sujetos con intereses comunes. Y los docentes no se quedan al margen. Muchos profesionales se ponen en contacto, comparten ideas y trafican, como nunca, con las propuestas. Con sus limitaciones, la creatividad y la percepción es ahora mucho más participativa. Los creadores descubrimos con asombro como “mi genial idea” ya la había puesto en práctica otro compañero en el otro extremo del mundo. Por lo que cada vez, se hace más significativa la máxima que en educación, sea en el ámbito que sea, que crecemos y aprendemos más, cuánto más compartimos. El uso de las redes sociales, en dónde no sólo compartimos aspectos profesionales, ha supuesto un avance en la misma línea que comentábamos en el párrafo anterior: encontramos viejos conocidos, rehabilitamos relaciones, hallamos recursos que creíamos perdidos, iniciamos proyectos, nos unimos a otros que tengan intereses parecidos a los nuestros, etc. No toda mi generación es nativa en el uso de las nuevas tecnologías para la comunicación y el reconocimiento de la información. Esto supone que aún exista cierta resistencia en la utilización de las herramientas que configuran la Web 2.0, pero nuestros alumnos y alumnas, no tienen ninguna dificultad, y obviar esta circunstancia, sería arrojarnos al vacío, nuevamente, como ya hicimos los docentes en otras revoluciones pasadas. No en vano, considero que muchos docentes han encontrado en Internet una fuente ilimitada de conocimiento y de encuentro y un espacio donde exponer propuestas didácticas y proyectos de trabajo. En la escuela, con los nativos. El alumnado no se plantea las disyuntivas que le surgen a muchos docentes que se han incorporado a los nuevos medios de comunicación. Y quizás esta despreocupación y desconocimiento del funcionamiento de la red, no, obliga en el aula a desenredar y focalizar los caminos, que no siempre conducen a Roma, y que en ocasiones empujan a los menores a callejones oscuros en el mundo digital. Es relativamente fácil acceder a medicamentos milagrosos en Internet, páginas con violencia o pornografía explícita y otras con un mensaje que roza lo inmoral, sin ética y que deja los derechos humanos a la altura del betún.
Daniel Martín Castellano
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No es mi intención sugerir aquí la utilización de la redes sociales en el aula. Éstas plantean dificultades en cuanto a la privacidad y veracidad de la información que un menor de edad, un niño en determinadas ocasiones, maneja. Aunque ya ciertos países europeos ha incluido en los cursos superiores de secundaria, contenidos en sus clases para que sus jóvenes sepan protegerse y manejarse por los muros del Facebook o los mensajes del Tuenti. Pero sí desearía aportar algunas herramientas, que nos ayudan a compartir información, organizarla, mostrarla y ofrecer la oportunidad de generar conocimiento compartido, dejando espacio para que otros aporten a la idea original. Y, ¿no es eso capacitar al alumnado para que desarrollen la competencia necesaria a aprender aquellos aspectos que le facilitarán su integración y participación en la sociedad actual? No son todas las que están, pero sí las imprescindibles para empezar a construir entre todos un espacio de crecimiento curricular. El soporte. Considero que el blog es la herramienta natural, el soporte, donde vamos a mostrar y organizar los contenidos. Además, en él se integran perfectamente otros recursos externos, elaborados por nosotros mismos o terceros. Y aquí vuelve a aparecer la palabra mágica: compartir. El blog nos da la posibilidad de compartir, y además de abrir la posibilidad de otros usuarios, conocidos o no, aporten y generen nuevos contenidos. También el blog integra aportaciones del grupo de trabajo, donde varios colaboradores construyen un espacio común. La facilidad de uso, la gratuidad en la mayoría de los casos y la integración en diferentes plataformas y sistemas operativos, han convertido al diario digital, en un cuaderno, un portafolios, esencial. Blogger y WordPress son ejemplos concretos. Los documentos. Los documentos son la clave. La calidad de los mismos dan madurez al proyecto. En los documentos ofrecemos los contenidos, las ideas, las propuestas. Existe una herramienta que nos da la posibilidad de construir documentos de manera conjunta y organizar los contenidos: Google Wave. Con el chat (a través de las redes sociales, del Messenger, Skype o similar) podemos compartir información, pero difícilmente crearla. Una vez que tenemos el documento, ya sea en formato audio, infográfico, vídeo o texto con hipervínculos o enlazados, necesitamos colocarlo en el universo digital para que luego, cualquiera que lo desee o cualquiera que tenga nuestro permiso, dependiendo de la licencia, pueda mostrarlo en su bitácora y sea accesible para todos. Comenzando de nuevo el proceso, surgiendo nuevas ideas y transformando la idea original con las aportaciones de los usuarios. Daniel Martín Castellano
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Enredados en la escuela 2.0
Situaciones de enredos en el aula. SITUACIÓN 1. Con una compañera acordamos en el centro realizar juntos un proyecto de mejora. Establecemos las líneas de trabajo, los objetivos y la metodología que vamos a utilizar para crearlo. En casa, en el Google Wave, vamos aportando ideas, adjuntando documentación, subrayando lo importante, etc. Llega un momento, que tenemos elementos suficientes para que, una vez organizado, podamos tener la primera versión del documento. Cuando ha sido así, lo colocamos en el blog, y avisamos a nuestros compañeros por correo electrónico y le invitamos a que lean y hagan aportaciones al proyecto. Una vez recogidas estas aportaciones, se elabora el documento definitivo, que aprobamos en claustro. Se sube a la red a través de Slideshare que posibilita la integración en diferentes espacios. Se avisa a través del Facebook a la comunidad educativa y amigos que el documento está disponible e invitamos a que sea leído y reflexionado, recogiendo nuevas aportaciones, apareciendo por lo tanto nuevas versiones del documento original, enriquecidas y democratizadas. SITUACIÓN 2. Voy caminando una tarde. Me encuentro con un letrero, pegado en una ventana, anunciando la venta de un apartamento. Me doy cuenta que hay errores ortográficos, así que fotografío la imagen con el teléfono móvil y la envío al blog del aula, añadiendo el enunciado del ejercicio (“Mira este cartel que encontré. Busca las faltas de ortografías. Luego haz un cartel igual o parecido en la libreta de lengua.Si tienes dudas, puedes utilizar el diccionario.”) Ya en casa, subo la imagen en Slideshare, para que otro compañero pueda utilizarla. SITUACIÓN 3. Recibimos la visita de un educador de un centro de menores. Da una charla en el aula sobre su trabajo. Es de Sevilla y el centro está en un pueblo de esta provincia andaluza. Antes de la conferencia utilizamos Google Earth para situar el municipio en donde se encuentra el centro y comprobar la distancia que hay entre Gran Canaria y Sevilla. Aprovechamos las imágenes que nos ofrece Street View, en Google Maps. A la pregunta de un alumno de cuánto se tarde en avión y en barco desde las islas hasta la península, buscamos la información en diferentes compañías de transportes. Incluso buscamos los datos necesarios para calcular el gasto de combustible de la Airbus y el precio del mismo. Durante la conferencia, se proyecta un video alojado en YouTube. Una vez tenido el encuentro con el educador, el alumnado realiza un artículo en pareja que luego añadirán al blog del centro, como noticia. Además le envían por correo electrónico unas preguntas que quedaron sin resolver durante la charla por falta de tiempo. Se tomaron unas fotografías que son almacenadas (Picassa Web o Flick) para luego poderlas utilizar en cualquier medio.
Daniel Martín Castellano
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SITUACIÓN 4. Después de la lectura de un libro; realizamos la búsqueda en algunas enciclopedias online (Wikis) y en la propia página Web de la editorial sobre el autor y su obra. Hacemos lo mismo con la ilustradora, de la que encontramos un blog con diferentes trabajos realizados. La tarea consiste en producir un postcast comentando el libro que se ha leído y grabar una entrevista en donde el alumnado habla sobre el texto leído, para luego subirlo a los servidores de YouTube. Para almacenar el audio y poderlo usar en cualquier blog o red social, utilizamos la herramienta AudioBoo. Como se decide que los postcast tengan una sintonía común, la localizamos en el Instituto de Tecnologías Educativas. Al finalizar la tarea, realizaremos entre todos una revista con ilustraciones y fotografías que muestren el proyecto y el desarrollo de las actividades. Para presentarlo en nuestro blog, utilizamos Issuu, que está especializado en la publicación de revistas digitales. Para acabar con este enredo. En definitiva, no utilizar las posibilidades que nos ofrece el aula 2.0. para la enseñanza y no darles las herramientas al alumnado para que aprendan, es colocar nuestro modelo de escuela en desventaja, con un agravante: nadie nos impide acceder a ellas, sólo es cuestión de voluntad y esfuerzo. Es por lo que no podemos ser cómplices de aumentar la brecha digital entre generaciones, y que además imposibilita la compensación educativa y social entre los que tienen acceso a la información que aporta Internet y los que, en cambio, tienen limitada la comunicación digital. Que nosotros seamos analfabetos digitales, no significa que nuestro alumnado lo sea. Pero no es cuestión y tarea exclusiva de los educadores y docentes. Las administraciones deben aportar los recursos necesarios y las soluciones técnicas, para que ninguna escuela se quede aislada digitalmente. Irresponsabilidad solventada en muchas ocasiones, gracias a la creatividad docente. En el año 2000, accedían a Internet cerca de 370 millones de personas en el mundo. En enero del 2010, se calcula que alrededor de 1.734 millones usan la red. Un 75% de la población mundial nunca han buscado a un amigo en Facebook, publicado una noticia en Twitter o preguntado a San Google cuánto vive una mosca. Si uno de los principios educativos que rigen nuestros proyectos en centros es compensar las desigualdades sociales, debemos preguntarnos entonces en qué medida el acceso al conocimiento y a la información constituyen un elemento de desigualdad social. En las respuestas, podría estar algunas de las claves.
Daniel Martín Castellano
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