Buscaba un diccionario en la biblioteca y mis manos toparon con un libro titulado:
“Poemas de karol Wojtyla” mmm, ¡poesías! Lo abrí, lo leí… ”Simón de Cirene” ¡Vaya, qué gran sorpresa, uno que le saca la vuelta a Dios y Él que te encuentra!” Me olvidé del diccionario para pasar parte de la noche saboreando esta poesía. Ojalá y te guste, momentos sublimes.
PERFILES DEL CIRINEO. “Y obligaron a un cierto Simón, de Cirine, que pasaba por ahí viniendo del campo, para que llevase la cruz” 1.- Ese perfil entre los árboles, ese otro entre las columnas y en la calle Aquél, difuminado en la empipada calzada. Uno más, de un hombre en el umbral de su casa y ese otro con perfil de vencedor: un semidios griego. Aquel que mejor conozco es el perfil del Cirineo, bajo todos sus aspectos concebibles. Su perfil se dibuja siempre al lado de otro Hombre: él cae de sus espaldas y se rompe precisamente ahí en donde el otro Hombre es mas Él mismo, el menos desarmado. De ese perfil y de ese otro Hombre la vida me habla sin cesar (y el perfil se vuelve intersección) 2.- ¡Ah, yo no quería tomar la cruz! Aunque desde hace mucho el dolor pesaba en mí. Primero, cuando lo acoges distraídamente… ella pesa en tu imaginación, ella pesa, zumba, como hipócrita insecto, una herrumbre que ataca el acero. ¿Cómo emerger de la deriva interior, sobrepasas ese gusto anticipado de sufrir? Existe la vida simple y grande, que no puede detenerse en mí. Resplandece la realidad, ella solo es sufrimiento. ¿Cómo equilibrar una y otra en un gesto adulto, resuelto? No siempre retornar sobre mis pasos, sino avanzar, llevar hora tras hora el peso de esta estructura tan delicada, tan delicada y tan presta a romperse, sin embargo más agobiante que dolorosa en sí. Es preciso quizá adherirse más a él que a mí mismo, intentar estar más con Él… rechazar de inmediato el horror por las cosas para que baste el acto cotidiano.