Elías y su amigo el ángel

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Cierta ocasión caminaba el profeta Elías con su amigo Eliseo por la orilla del río y Elías le pregunta a su amigo Eliseo <¿me amas?> Y éste admirado le contesta -¡Claro que te amo!- Elías le dice: <dime qué es lo que me pone triste?> -No lo sé, ¿cómo quieres que lo sepa?-

Contesta asombrado Eliseo...

Elías le dice <entonces, ¿cómo puedes decir que me amas si no sabes que es lo que me pone triste?>


TE LLEVARÉ AL DESIERTO Y AL CORAZON YO TE HABLARÉ.

Jezabel mandó decir a Elías: “que los dioses me castiguen si mañana no hago contigo lo mismo que tú hiciste con esos profetas” y Elías huyó a Bersebá donde dejó a su muchacho, luego se fue hacia el desierto y caminó un dia entero, finalmente se sentó bajo un árbol de retama, sintió deseos de morir y dijo <basta ya, Señor. Quítame la vida, pues yo no valgo mas que mis padres> después se recostó y se quedo dormido. En sus sueños escuchaba: “has caminado mucho en muy poco tiempo, no vas solo, yo te sigo como sombra y con mi mano de nube te protejo. Siempre te acompañan gentes como yo, cambiadas por tu silencio en un “nosotros”. Por tu pensamiento, tu sentimiento, siempre seremos nosotros los que vayamos contigo en el dia que termina y en la noche que se avecina, en un año más de vida.


Pero un ángel del señor llegó a despertarlo y le dijo: “levántate y come”. Elías abrió los ojos y vio a su cabecera un pan cocido en las brasas y un jarro de agua. Después de comer y beber, se volvió a recostar y antes de volverse a dormir su ángel le dijo: “por el momento no te apresures a llegar a donde Yahvé te espera, descansa y ten bellos sueños que se presentan aun en medio de este desierto. Ahora yo seré tu compañía, si así lo quieres. Recompensa y castigo, abrazo y sonrisa a la vez. Te protegeré cuando el destino te haga sufrir. Con estos sueños limpio tu alma de rencores y profundas decepciones y la lleno de íntimas ternuras que los ayeres no descomponen. Te he visto en la actitud más vergonzosa, el deseo de morir, pero este tiempo no es tu tiempo de partir y te veo renacer en la flor más bella. Solamente para ti brilla la amistad de estrellas lejanas y las dulces caricias de un sol que se esconde, eco de risas infantiles en huecos de roca que al viento responden. Atrás ha quedado el verde camino en flores fundido.


Ahora has de descubrir los beneficios que este desierto te regala un “nuevo proyecto” tu vida encara: oración, estudio y cercanía, harán que vuelva a ti la alegría de un niño, la sonrisa escondida de la luna y la luminosidad de las estrellas. En este lugar no existe el engaño sutil de las flores, el canto alegre de los seres pequeños que luego se van y en el cielo se oyen.

Por segunda vez el ángel del Señor lo despertó y le dijo: -levántate y come, porque aun te queda un largo camino-. Elías le dice al ángel –deja que llore a tus pies abrazado, no sé como explicarlo, siento una enorme tristeza. Disculpa estas mis lagrimas, son la primeras junto a ti, a solas; déjame llorar que con esto mi merito no se desvalora. Sabes, nunca pensé que tendría que huir de mi propio pensamiento, asumir las decisiones, anular mis motivaciones y llorar las convicciones, es irónico ahora he de alegrarme con mis tristezas y aceptarte a ti como compañía en estas horas de soledad ¿para qué me haces soñar si contigo mis sueños están destinados a morir? Quiero morir


con ellos. Entiéndeme, tú

no tienes nada para mí.

Hasta el sol que me acompañaba se ha ido y solo viene conmigo el recuerdo del calor de sus rayos. El ángel le contesta: Te conozco, Elías, y sé que tu vida ha sido una vida herida en sus días y en sus noches, herida en inmensas alegrías y en profundas desolaciones. Quiero que mantengas la esperanza aún a pesar de que las circunstancias condicionen tus decisiones y reten tus convicciones... pero tienes una misión de la que debes dar cuenta. Morirás si no sigues caminando. <Tienes razón –afirma, Elías, este año ha sido para mi un año herido, he dado muerte a todos los que el camino de Dios obstruían...en nombre de Yahvé he acabado con todos; Pero te confiaré algo ¿sabes por qué huí al desierto?...no fue por miedo a Jezabel, fue por miedo a mí. Huyo del Yahvé que me incita a la justicia y a la venganza, el que me invita a cultivar en mi corazon la ira y el rencor, descubro que mi amor y misericordia están a punto de sucumbir. Quiero pensar


en mí, en mi futuro, quizá soy egoísta pero ahora veo que el relámpago ya brilla muy lejos y vuelven a mi otros sentimientos de amor y ternura. Es como morir y volver a nacer y ser nuevamente yo en mi mejor momento. Pero dime, ¿tú vendrás conmigo? - Le pregunta Elías al ángel.<Claro que sí! Te hablaré de mí, quizá eso te produzca confianza. Hace muchos años que vivo como persona exiliada de mi personalidad mas profunda. En continuo éxodo desde mi primer amanecer, no contengo en mi persona el sello que dan los años por habitar en un solo lugar, los continuos despojos me han ido afianzando en lo único necesario... he caminado erguido, sintiéndome superior a los hombres, al mas mínimo desdén gustaba en alejarme y si percibía el rechazo...mucho mejor. Me he hospedado en palacios y templos de gran dignidad, me alejaba de los males humanos y no sabía mirar atrás. Afortunadamente ocurrió algo y aquí estoy tratando de escribir mi historia a tu lado. Una historia que desde siempre he evitado. Aunque intentes rechazarme no me iré y si


acaso me quisieras hacer morir ignorándome renaceré en la flor más bella. Ahora puedo decir que he hallado mi lugar en el mundo; a lo largo de tantos años he pretendido ser solo

una

persona,

eso

me

entusiasmaba,

me

esforzaba sobremanera para conseguirlo, no me avergüenza decirlo y siempre con dolor me daba cuenta que en lo mas mínimo lo lograba, lo perdía, se esfumaba. No te miento iré contigo como tu ángel, pero soy eso y mucho más. En algún momento tendré que borrar mis huellas para que otras resplandezcan y en ese momento seré ese “más”. Así como las de la virgen María que en el futuro será elegida, abandonará su protagonismo

para

que

resplandezca

llevando

sea

sobre

su sus

Hijo

el

hombros

que los

sufrimientos del mundo, sanando y consolando como nuestro Padre desea consolar, será todo para él: su madre, su hermana, su amiga, su confidente, su bastón de apoyo... aunque con ello no cumpla lo que


de ella se espera, será considerada una persona aparte, se quedará sola...bendecida y afligida a la vez. Anda, levántate, en medio de esta noche que ya se hace mas oscura dame generoso tu mano, queda mucho trecho por andar y la oscuridad no es buena motivación para caminar a tientas. Al principio iremos con paso vacilante y dando tumbos, dejemos que el misterio de la noche disfrace cualquier gesto de reproche. No me guardes resentimiento pues este acaba con lo más bello del alma y te deja sin palabras, poco a poco sin que te des cuenta. -Elías:- veo que te has sincerado conmigo y que los dos caminaremos por el desierto, el lugar de las inseguridades; asi que por favor, no afirmes que vendrás siempre conmigo, Esa afirmación no te toca a ti hacerla, siempre es mucho tiempo y solo tenemos el dia de hoy. Se levantó Elías. Comió y bebió. Y con la fuerza de aquel alimento, caminaron cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el Monte de Dios.


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