MALTRATO Y ABANDONO
consecuencias de no tener derechos
El problema de que las mascotas y los animales en general sean percibidos como un objeto, es decir como un ‘algo’ y no como un ‘alguien’ (y que por ende no posean leyes que los defiendan) ocasiona que los animales sean abandonados y maltratados en proporciones exorbitantes.
El abandono de mascotas, la sobre población de animales callejeros y y el maltrato que reciben estos tanto en la calle como en hogares irresponsables e inescrupulosos son problemas cotidianos.
Establecer leyes que protejan a los animales ayudaría a minimizar el número de abandonos y maltratos de mascotas ya que se implementarían sanciones y un mayor control en la tenencia de mascotas.
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Consecuencias
La tenencia irresponsable de mascotas
Causas más comunes del abandono
Consecuencias de no tener derechos
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¿POR QUÉ DEBERÍAN TENER DERECHOS ?
Promueve que muchas personas sean irresponsables al tener una mascota o decidir adquirir una, por no tener que someterse a ninguna penalización en caso de agredir o abandonar a su mascota y por no tener que someterse a ningún escrutinio al adquirir una. Como no hay una conciencia de los derechos de los animales, las mascotas son abandonas cuando les resultan inconvenientes a sus dueños tenerlos, son sometidas a agresiones cuando sus dueños desean darles un escarmiento o sin ninguna razón (son golpeados con palo, les infligen heridas, les tiran agua hirviendo, los amarran a postes por años, los ahorcan, etc.) Los animales callejeros sufren agresiones por los transeúntes, vecinos y drogadictos, son quemados, torturados, golpeados, e incluso cuando son atropellados nadie se siente obligado de llevarlos a que sean atendidos por un veterinario. Muchas camadas de perros y gatos tanto callejeros como con dueño son aniquilados porque representan un inconveniente o molestia para los dueños o vecinos.
¿por qué deberían tener derechos los animales?
Los animales no son inferiores al ser humano como muchos creen, si bien no tienen la facultad del habla, poseen un sistema nervioso igual al nuestro, que les permite sentir igual y con la misma intensidad con que nosotros lo hacemos. Son capaces de sentir dolor, placer, miedo, frustración, soledad, amor maternal y cariño. Por estas razones estamos en el deber ético y moral de tomarlos en consideración y de velar por su sanidad física y psicológica.